• Expedición mortal — [Trama de Spirit Soul 8.1] — Rise in Tempus •

El miembro 'Kanu Doragon' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Tirada Divina' : 11

El viento era frio y una cabeza estaba en medio de la nada, sola y congelada, a su alrededor habían rastros de una masacre, los exploradores continuaron dejando atrás lo que parecía ser la primera resistencia del continente más helado del mundo y ya cinco vidas se habían perdido fugazmente.

-Luffieeeeeer!!!- Fue el estruendoso reclamo que llamo a la locura, el cual lejos de terminar la refriega inicio fugazmente un nuevo enfrentamiento a muerte, una cacería, la tierra tembló bajo su carrera y cuando se detuvo una neblina blanca cubrió todo alrededor de su gigantesca humanidad.

Solveig era una de las más aguerridas cazadoras Jotun, estaba jadeando y se había apresurado a llegar apenas escucho el doloroso alarido que después fue ahogado por el grito de guerra de Luffier. Ella andaba desnuda sin desmedro pues pensaba que los atavíos eran solo herramientas para debilitar la mente de los guerreros, creía firmemente que para templar sus corazones los guerreros más novatos debían enfrentar las inclemencias más violentas de la naturaleza y solo al vencerlas serían considerados un aporte en la horda Jotun. Cuando vio la congelada sangre de Luffier fluyendo como un rio se acercó hacia su cuerpo inerte, dejando un pequeño escudo a su lado se arrodillo, parecía tararear una dulce melodía a media voz mientras acariciaba el golpeado rostro del gigante.

Tras de ella, llegó el respaldo Jotun, dos enormes colosos de hielo le flanqueaban, los dos portaban grandes escudos y unas enormes varas, los escudos eran apenas más pequeño que el de Luffier, sus miradas eran feroces y sus rostros duros como la piedra.

-Hermana levántate, debemos encontrar a los invasores. Aquellos que han osado enfrentar a la fría furia de los Jotun… deben morir!- Reclamo Hemsder mientras inspeccionaba el terreno para buscar las huellas del enemigo que había desbaratado una partida de caza Jotun con relativa facilidad.

La titanide se levantó melancólicamente al tiempo que con la yema de sus frígidos dedos acariciaba los labios de Luffier, su pequeño escudo circular quedo abandonado en el suelo y sus ojos denotaban un lamento silencioso, con un movimiento que anunciaba una arremetida violenta, saltando con un pie y luego con el otro al estilo de los boxeadores, anuncio su decisión.

-El tiempo para llorar nuestras perdidas es otro, no creáis que han roto mi espíritu, porque yo soy la madre de los cazadores, la primigenia, la señora de la ventisca. No hermano, no son invasores… son sacrificio- Grito abriendo sus ojos tanto que aprecia que se desgarrarían.

El rastrear presas en la nieve es menos que nada para un Jotun, la titán criogénica los encontró en menos de un suspiro, sus huellas lejos de ser borradas, mostraban directamente hacia donde se dirigían, la venganza punzaba la mente de la Jotun y el tiempo entre las bocanadas que lanzaba se hacían más y más cortas, la furia emergía y los pies de la Jotun se lanzaron al encuentro sin esperar al resto de su comitiva.

Los Jotun con los escudos levantaron un murmullo y sus bastones comenzaron a brillar, en sus puntas se materializo un deformado gancho de hielo y el vapor que salía de estos era tan frio que cada movimiento dejaba estelas radiantes que flotaban unos segundos antes de desvanecerse, su poder era tal que el mismo aire parecía no soportar la intensidad de los hechizos Jotun. Sus armaduras solo protegían su corazón y garganta, ataviados con túnicas blancas amarradas a la cintura, parecían hacer honor a ejércitos disciplinados en tierras aún más agrestes que las que pisaban, corrieron al encuentro del enemigo detrás de su líder, la Jotun más valiente de la tribu.

La cazadora adelanto su mano derecha hacia una guerrera de cabellos de fuego y en la palma de ella se formó un frio tan intenso que la luz que le atravesaba parecía quedar atrapada para toda la eternidad, avanzando entre las filas enemigas como un verdadero ariete furioso se entregó al combate por los campos helados de Tempus y cuando llego cerca de su víctima golpeo con la esfera, esta al impactar creo una luz tan intensa que le ennegreció la piel y el suelo comenzó a volverse hielo puro avanzando como una enfermedad sin control a través de la nieve acosando a los exploradores que escapaban de su toque mortal.  

Justo en ese momento es cuando llega la tormenta perfecta. Tormas, el brujo de las estalactitas emergió como un espectro y sin mediar palabras levanto su mano y apenas un poco delante de los gigantes con las lanzas conjuro su magia helada. De sus manos emergieron verdaderos cuchillos tan grandes que los mortales los considerarían mandobles colosales, la ráfaga de afilados proyectiles se abalanzaron directo contra una mujer tan blanca que el brujo Jotun penso que estaba con hipotermia, y según lo que Tormas pensaba ese era el objetivo ideal por tener aparentemente una constitución más débil que el resto y todo Jotun sabe que primero mueren los débiles y se deja el honor de luchar contra el más fuerte al final.

Fue entonces que el compañero de Hemsder actuó y se adelantó delante de Tormas el Jotun de la Tormenta para con su lanza rajar la tierra frente a los exploradores. La violencia con la que lo hizo fue tal que la nieve y el hielo se abalanzo en contra de la avanzadilla de los enemigos y esta avanzaba tan fuertemente que amenazaba con enterrar vivo a un angelical hombre que parecia mayor en edad, Tulkas tenía la fama de ser el más fuerte entre todos los Jotun y su leyenda abarcaba casi doscientos años de antigüedad. Pero nunca jamás alardeo de ello, en cambio cuando era retado por pavor a su propia fuerza prefería resolver los conflictos con diplomacia y buen tino.

Hemsder, tardó en reaccionar  por la larga carrera que tuvo que recorrer, pero no por ello fue el más débil, agarro fuertemente su lanza y corrió al encuentro de un aparente herido, un hombre de dorados y resplandecientes cabellos que yacia inconsciente, su carrera era tan rápida que la nieve se espantó dejando un surco que perfectamente podría ser visible desde los estratos más altos de los cielos de Spirit Soul, el escudo era su mayor arma y aunque es un objeto para defender, él lo usaba para atacar, cuando estuvo frente a su enemigo desde este emergieron afiladas púas heladas que deseaban beber la sangre tibia de los extranjeros. La lanza se movió detrás de él y con una mirada confiada comprobó el estado del resto de sus compañeros.

Cuando todo parecía que se volvía contra los exploradores el tiempo cambio y se volvió aún más tenebroso, las sombras lamieron todos los cuerpos de los exploradores y paso a través de ellos sin que se diesen cuenta. Como por arte de magia salió tras las filas enemigas el más grande asesino del que Jotun tuviese registro Alana, la sombra de la muerte, eran tan veloz como el susurro del invierno y tan implacable como los rayos del sol queriendo marchitar al inefable poder del invierno, con maestría desplego una capa que se volvió vapor y de un salto giro sobre sí misma para lanzar una jabalina de hielo que rauda emergió de la nube. Esta pareció oscilar en el aire y un grito de la sombra de la muerte hizo explotar dicha lanza en innumerables esquirlas de plata que se abalanzaron en contra de una chica de cabello larguisimo y oscuro como la noche sin luna, solo para demostrarle que las tierras de Jotun no son un chiste, sino un lugar para obtener verdadero poder.

Spoiler:

El miembro 'Auros' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Legendario' :

#1 Resultados : 19

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#2 'Dado Legendario' :

#2 Resultados : 15

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#3 'Dado Legendario' :

#3 Resultados : 16

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#4 'Dado Legendario' :

#4 Resultados : 16

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#5 'Dado Legendario' :

#5 Resultados : 47

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Datos:

Interactue:

El miembro 'Yusuke Shishiken' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 2

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 6

El miembro 'Sasha Alexeyevna' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Dado Cósmico' :

Resultados : 65, 44

Por unos segundos mientras caminaba aquella dama carmesí, el agite de sus rojizos cabellos me recordó a mi madre. Durante esos instantes la observé con un gesto anonadado hasta que el perfume de ella me recordó que solo veía visiones.
Era admirable como manejaba la situación y sus palabras me alentaron e inclusive me hicieron reír leve. –Gracias… etto... señorita Gremory. –Agradecí con una de mis adorables sonrisas, intentando que fuera de las mejores solo para y por ella y al ver próximo a nuestra posición a mi padre, solo pude limpiar con las manos mis lágrimas e incorporarme.

Nunca llevé nada bien ver como los demás sufrían daños, menos si esos que sufrían eran de los mío. Sabía que mi tía lo estaría pasando mal así que dirigí mis ojos turquesas hacia ella notando como bajo aquella mascara de templanza se escondía el dolor real en su corazón.

Y hablando de dolor… Justo ese sentimiento se hizo dueño de mi entorno proveniente de la bella mujer de cabellos liláceo. Su sufrimiento hacia el daño que mi hermano recibió me recordó al de mi padre cuando vigilaba durante tanto tiempo el sueño eterno de mi madre. Por un momento la imagen de Allen me distrajo al pensar que me marchitaría por completo si le llegase a pasarle algo a él. Quise tener un gesto de agradecimiento con ella por tan puros sentimientos hacia mi hermano y también en cierto modo que le llegase mi comprensión, así que cree en mis manos una orquídea blanca tan hermosa como lo que estaba viendo entre ellos y adorné su cabello con ella sonriéndole suavemente.

Aquel lindo momento no duró mucho, pues volvíamos a estar mal acompañados en el lugar y aquellos gigantes parecían no terminarse jamás. Comenzaba a cansarme infinitamente de esta situación y poco a poco aquella inocencia interna se estaba cansando al igual que toda mi persona, quizás mi madre me deje actuar por mí misma o tal vez las palabras de aquella mujer hayan despertado ese yo interior que está oculto tras el escudo que produce el alma ajena en mi interior. Fuera como fuese la situación ya bastaba todo aquello.

El gesto de mis ojos dejaron la normal dulzura que acompaña a mis rasgos angelicales y una sombra de quizás madurez se reflejó en todo mi rostro. Con una expresión más propia de mi tía que de mi misma observe a los nuevos inoportunos que se presentaban como los anteriores, con gestos arcaicos y brutos por no decir subnormales. –La locura, el despecho… la desesperación nunca fueron una buena opción.
Observé con serenidad como la tierra se abría hacia mi padre con una amenazando con engullir a su persona pero obviamente no iba a dejar pasar aquello, estaba agotada de que los más perjudicados fueran los de mi sangre siempre. Un brillo verdoso como de luciérnagas acarició mi cuerpo y al alzar la mano derecha levantando el brazo a media altura en un gesto raudo y seco en el movimiento, de aquella tierra abierta comenzaron a salir enredaderas con un grosor y movimiento serpenteante que se avivaba cuando más longitud alcanzaba.

Aquellas enredaderas comenzaron a cubrir y cerrar la rotura de la tierra pero no era ese el cometido de las mismas en realidad. Mis ojos se movieron hacia la joven de cabello violeta oscuro y las enredaderas como si fueran serpientes que necesitaban alimento se movieron delante de ella cortándole el camino a aquellas esquirlas de plata evitando un daño en aquella joven. Algunas esquirlas por el impacto fueron devueltas por donde vinieron, quizás causando daño de vuelta al que las envió, otras simplemente caían a la nieve con aquellas extrañas enredaderas, desapareciendo la vegetación muerta en polvo brillante de ninfa.

Pero sin duda alguna las que aún quedaban oscilando en movimiento en alza, eran las más gruesas y estaban destinadas a otro propósito mayor. Desviada la atención nuevamente hacia el gigante que oso jugar con la tierra bajo sus pies y que aún más, quiso dañar lo más preciado de mi familia, decidí que era hora de que según algunas normas antiguas “a hierro matas… a hierro mueres”. –Sea pues tu voluntad gigante.  –indiqué antes de ondear mi mano dirigiendo una señal con el índice hacia su gigantesco ser y en cuestión de segundos las enredaderas se movieron en busca de atrapar al osado monstruo enredando todo su cuerpo con ellas como si fuera una anaconda que encerraba su presa. Las enredaderas una vez capturada su presa decidieron arrastras literalmente el cuerpo de aquel ser dentro de la misma zanja por donde nacieron, de ese modo siendo deseo del Jotun, la tierra se lo tragara vivo con la vida que ya le quedaba de un ataque anterior.

Me quedé parada sin más, esperando la resolución de aquellas bestias pues nunca se sabía por dónde podían salir y era mejor estar prevenida. La seriedad del momento o era costumbre en mí, pero quizás ya no era la misma de antes y poco a poco vestigios de ese ser, salían a flote para bailar un nuevo baile dentro del bosque.

Datos:

interactue con:

El miembro 'Alba Angelus' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 49

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 20

Mi cabeza bajo lentamente resultado del cansancio, por lo cual mis orejas bajaron también lentamente, tomando grandes bocanadas de aire. Siendo así un modo del que trataba de recuperar el aliento. Pues el hecho de haber usado de forma tan reciente la misma habilidad curativa, me había causado demasiado cansancio. Podría haber usado otra habilidad curativa, pero es que las palabras de Sasha fueron tales para mi, que no pude evitar tratar de ejercer de nuevo la misma, pensando que quizás podría curarle mucho para que Sasha estuviera tranquila, pero al final no fue así. Aunque eso no quería decir que me pusiera negativa, es más, aun seguía siendo optimista. Por lo menos Owen parecía ser que había recibido mucha ayuda curativa, así que con eso bastaba.

Temía que comenzaran a avanzar. Porque apenas me podía mantener en pie y no querría alentar a estos, sabiendo que trataría de avanzar aun así por mucho que me costara, aunque recordé que aun estaba la chica de cabellos blancos y de tez blanquecina que había acabado desmayada. Aunque comenzaron a resurgir más Jotus. ¿Acaso no se cansaban de aparecer? Ni si quiera me habían dado un respiro para poder recuperar el aliento al menos un poco.

Observe que el Vicealmirante Yusuke se propuso a defender a la chica desmayada, además de atacar a ese Jotun. A lo que yo trate de levantarme como pude, sintiendo como mis piernas me fallaban, haciendo que volviera al suelo otra vez. No pudiendo evitar apoyar las manos en la nieve. —¡Vamos!..— Me dije. Volviendo a repetirlo una y otra vez mentalmente. Después de unos segundos, me impulse con mucha fuerza sin querer en un intento de levantarme del suelo, haciendo que sin querer saliera despedida al cielo. Parpadee un par de veces antes de darme cuenta, pero cuando lo hice, trate de ''nadar'' en el aire en un intento en vano de tratar de seguir flotando pero enseguida la gravedad hizo del resto y comencé a caer al suelo, aunque realmente no es algo que me fuera a afectar. Ya que estaba acostumbrada de dar grandes saltos. Aproveche que estaba desde esa altura y invoque mi Spear of Indra en mi mano derecha. Es una lanza que posee una afinidad elemental de rayo bendecido. Esta lanza puede detonar en una enorme explosión de rayos cuando impacta contra algo o alguien. Cuando esta explota, desaparece pero puede volver a ser invocada. Moví entonces mi brazo desde atrás y busque con mi vista donde estaba el Jotun que había golpeado Yusuke. Cuando lo localice, lancé enseguida mi lanza después de tomar algo de impulso.

Al llegar al suelo mientras sujetaba mi falda con mis manos para que no se elevara. Enseguida fije mi vista alrededor y sorpresa fue la de ver a un anterior Custos Dei. Aunque apenas sabía de este, ya que después de todo, aun era algo reciente en este puesto, pero sabía que se llamaba Master Angelus. Me quede observando a este con cierta curiosidad. Hasta que me di cueta que uno de los Jotun empleo un ataque que se dirigía al ex Custos Dei. Por lo cual enseguida me puse en frente, a sabiendas de que seguro lo podía evitar con tranquilidad, pero quería tratar de ayudar a mis compañeros algo más. Cuando ya estaba en medio de esa avalancha de nieve y hielo, invoque mi Sun Armor. Una armadura que brilla como el sol. Esta le genera mayor o cierta resistencia contra todo tipo de ataques. Además de que como brilla como el sol, puede cegar de forma momentánea a los presentes. Cubriendo así todo mi cuerpo para recibir yo ese impacto, aunque la invocación acabo desapareciendo de repente por el gran desgaste de energía que realice por las otras habilidades, recibiendo algo de daño y siendo semi enterrada por la nieve. Por suerte no era tanta, así que pude salir de ahí excavando, aunque quemaba tocar la nieve con las manos desnudas. —A la próxima me lo pienso dos veces..— Susurre sentada entre la nieve. Sintiendo como en mi cabeza y mis orejas tenía algo de nieve, además de que si me fijaba, también en mi ropa. Comenzando a temblar.

Stats:

El miembro 'Kuro Usagi' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 44

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 8

Después de la horda de Jotun que le ataco hacia unos momentos y de haberse recuperado todos los integrantes de la expedición ( o casi todos) aunque ninguno al cien por cien, Christa HelleMond les comunico que debían alcanzar una cueva cercana cuanto antes mejor. Las tormentas de nieve añadidas a las bajas temperaturas que se esperaban al caer la noche no era lo ideal y debían refugiarse.
Avanzaban sin mayor problema cuando el capitán general recibió el impacto de un rayo que le dejo casi fuera de combate, Jade quiso ayudar pero ya eran muchas las personas que estaban sanando al rubio y uniéndose a tanta gente lo único que conseguiría seria agobiar al joven dolorido más aun si cabe.


Kanu Doragon haciendo gala de su gran decisión y liderazgo les confirmo a los marines que allí se encontraban que debían avanzar, levanto a la joven Lydia que aun estaba inconsciente y prosiguieron dejando ligeramente atrás a los que se quedaron cuidando de Owen.
Separarse no era una buena idea en aquellas montañas nevadas pero en realidad apenas les distanciaban unos metros.
Se posiciono a la altura del almirante Kishimura y de la propia Jade y emprendieron el camino sin saber muy bien que les deparaba en aquel lugar en el que cada vez el frio estaba más presente en los huesos de la semidragona.

Una nueva horda de Jotun les volvió a sorprender en el camino pero esta vez la azabache estaba preparada, el primero de ellos que parecía una mujer, lanzo un poderoso ataque hacia la pelirroja Gissel, Jade no se lo pensó dos veces y corrió hasta la valkyria para protegerla, aprovechando el hielo que había por todos los rincones del lugar murmuro; -Ice dagger- y de la nada un muro de hielo se interpuso entre el jotun y la joven guerrero gladius dejando a Jade fuera del mismo ya que solo tenia poder para proteger a una persona a la vez.
Una vez que se aseguro de que su muro tenia una base lo suficientemente sólida para que aguantara los ataques del gigante de hielo fue a atacar a los demás Jotun fijando su vista en el que estaba atacando en ese preciso instante a Master, el padre de Alba.
-Starbreeze-, gritó mientras jugaba con uno de los rayos que iba a caer cerca de ellos y convirtiendo este en un ataque eléctrico en forma de bolas diminutas que lanzo contra el jotun.
La descarga fue fulminante y el gigante helado que ya estaba en las ultimas termino cayendo al suelo. 

Datos:

El miembro 'Jade BloodMoon' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 45

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 61

El miembro 'Gissel Gremory' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Dado Cósmico' :

Resultados : 70, 43