La reliquia sagrada [Trama nº 11]

El miembro 'Izaak K. Arliden' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Tirada Divina' : 1

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#2 'Tirada Rango 1' : 6

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#3 'Curación Mítico' : 5

La oscuridad retrocedía ante la intensa mirada de la luz, el elfo estaba algo herido, pero su espíritu aún se sentía completamente libre de las tenazas de la muerte, Sashenka, le había rozado apenas el hombro y había recibido algo de su esencia, recuperando algo de su fuerza. Cuando vio a su amado lobo, se mantenía en guardia, como debía ser y como era de esperar no tenía un solo rasguño, la agilidad salvaje de Hellfrost le había hecho esquivar las saetas letales.

La voz nuevamente apareció, los hombres del Lord no se amedrentarían pero actuarían con cuidado, al menos eso pensaba Fingon. Avanzo por el pasillo con suma cautela y cuando escucho la voz del mayordomo de la casa se reprimió para emitir comentarios pues ya se daba cuenta que el que los guiaba era un completo cobarde que se escondía en la oscuridad, se enfilo por el pasillo y pronto el grupo encontró una mesa llena de delicias, manjares y golosinas “ho el pecado de la gula, una vez más nos encontramos”.

*Lo más prudente es que consumamos nuestros propios víveres… que clase de imbéciles piensa que somos el dueño de este…. Pero qué demonios.* se detuvo Fingon con una expresión algo desencajada, algunos, entre ellos la terzo estaba comiendo derechamente lo que parecía ser un bistec o algo similar. Quiso acercarse a decir algo, pero entonces lo comprendió, bueno una parte de ella.

-Pensé que los conejos comían solo verduras…- exclamo quizás un poco alto para ser un pensamiento propio, inmediatamente su cabeza se abombo pues podría caer en algún tipo de comentario racista.

Pero entonces fue su lobo que lo salvo, traía entre sus dientes algo, estaba comiendo algo que parecía ser una manzana, Fingon de inmediato le ordeno que la soltara, el veneno podría estar en ella, sin embargo se agacho, la tomo entre sus dedos y la examino lo mejor que pudo y no pudo comprobar si estaba buena. Pero aun así no se la devolvió. Aunque era una irresponsabilidad el comer en medio de una misión, se acercó a la mesa. Al llegar detecto el hechizo que tenían, era irresistible y aunque sabía que podía correr el riesgo, toco las frutas, todas ellas exóticas con formas y colores que inundaron sus cuencas completamente, el deseo por consumirlas le embargo y le hizo agua la boca.

Pero entonces recordó su entrenamiento, arduo y sin fin, una prueba a las tentaciones que tantas veces enfrento, lleno de dolor y fracaso, mil y una veces cayo en la tentación, cuando fortalecía su mente su maestra le hizo castigos simples pero que hacían a Fingon sentirse la peor persona del mundo. El simple hecho de comer de pie junto al campamento mientras los demás aspirantes a paladines comían en la mesa, era un castigo mental terrible.

El elfo se abstuvo de ingerir algo, jamás se permitiría volver a caer en tentación, su mente era la más fuerte y aventajada del grupo que su maestra había entrenado y perder el camino en una misión tan importante sería imperdonable. Miro alrededor y vio como algunos comían y otros no, entre ellos, uno de los Custos, que lamentable, pero también Garnet de quien tenía una muy buena opinión vio cómo comía una manzana junto con otra de sus compañeras, Alexeyevna igual, si bien le tenía en estima, desde que entraron al castillo, creía que no era tan grande como los informes decían, incluso habían rumores de que la tiara ya no estaba con ella, y era evidente, quizás esa reliquia hubiera estado en mejores manos a cargo de algún Custos, Arliden o Usagi, serian buenísimos candidatos, personas que no se dejarían vencer y utilizarían todo su arsenal en pos del bien de sus aliados, gente capaz y con fuertes principios. Pero no estaba en él las decisiones de su Lord, solo obedecía y desde hace mucho que no emitía opiniones personales.

Entonces se escuchó un pequeñísimo clic, varias bestias salieron raudas, seres formados de oscuridad, fuego y carne palpitante con naturalezas deformadas y llenas de bilis putrefacta. Seres hambrientos de muerte y paganos sentimientos de malicia, perfectos contrincantes.

El primo Dei dio órdenes de inmediato, pero las acompaño de Gula y una pobre demostración de sus habilidades. Bueno un día malo lo tiene cualquiera, y eso le restaba algo de confianza en la balanza del elfo. Balanza que obviamente no significaba nada.

-Señores de la oscuridad nos envían a la muerte en pañales, Hijos de la luz, demuéstrenle a los oscuros terrores que somos los campeones del mundo… VENID BESTIAS y encontrareis vuestro fatídico y pronto final, pues no tenemos tiempo que perder con mayordomos encargados de la inmundicia.- provoco Fingon pues su objetivo, aunque no fueran pensantes era centrar sus ataques al menos en él para que el resto pudiera atacar más precisa o cómodamente. Pero al parecer las bestias o eran muy astutas como para caer en el juego o muy tontas para entender el lenguaje del elfo.

Era la hora de la pelea, lo que más apasionaba al elfo, aunque era un hombre de paz, sabía que llegar a una duradera implicaba mucha sangre y huesos perdidos. Sonrió algo embrujado por la lujuria del combate y sus ojos relampaguearon al son de su grito de batalla - Anar'alah belore- grito en su lenguaje secreto que usan los elfos para comunicarse, un lenguaje de batalla que los demás mortales conocen como elfico, más los mismo Elfos le llaman Thalassiano, la frase misma quiere decir “Por la luz del sol”, el Fenrir, que se acoplaba muy bien a él se echó para atrás cuando vio a una bestia encima y con un aullido le indico a su compañero que había otros en peligro. Vio como muchas de las bestias eran atacadas, principalmente con golpes contundentes que el mismo dudaría si aguantaría, una patada de Usagi, cargada con el poder del relámpago, hizo vibrar la antigua cámara. Una flecha resplandeciente surcó el ambiente e impacto a una bestia que parecía moriría, sin embargo su ira era superior pues se seguía moviendo con determinación. Aunque algo amedrentada hay que admitir.

Ambas esmeraldas del Custos se posaron en Mikaela, el árcangel, una bestia se dirigía a ella rauda y con hambre de malicia, su horrido hocico se lanzó con furiosa baba para intentar arrancarle un trozo, pero el elfo se posiciono con fuerza frente a las tinieblas. Ella le dijo que le debía una, y se la cobraría tal vez, su arma estaba enfundada, calculando de manera exacta el preciso momento le esquivo, apenas por milímetros. Rodeo el brazo de la bestia y halándola hacia él, tiro con todas sus fuerzas para intentar quebrar el codo de la misma y lanzarle al suelo para si era posible detener su furia y hacer que volviera a la oscuridad angustiante de la que procedía.

Fingon se levantó de inmediato y su semblante permanecía incorruptible. Busco a sus aliados y vio como Vermell golpeaba de manera brutal a un enemigo, eso sin duda se pondría morado el día de mañana y sin duda no se recuperaría con dos aspirinas. Un golpe seco, preciso y lleno de la ira justa. A su apresurada opinión una buena probada de justicia para la bestia.

Uno de los soldados en una especie de pelea de cantina lanzo una silla a una de las bestias, esta exploto literalmente en su inmenso cuerpo y lejos de nockearla la cabreo más. Algo inusual, pero quizás más efectivo para atraer la atención de las bestias hacia el que era su idea original, otro de los soldados de rango menor se metió en medio de una criatura y de Usagi para intentar rematar a la bestia con una extraña magia, una que hizo brotar espinas de la grotesca cabeza del golem de carne, algo peligroso era por cierto meter la mano en esa horrenda cabeza sin saber el poder de su mordida o si veneno era lo que había en su sangre.

Ärud que parecía un chico nuevo pero que tenía una especie de potencial escondido, aquel que tenía los profundos ojos azules escapaba del combate, quizás por la falta de confianza o algún otro motivo, el elfo no lo sabía, pero algo le decía a Sashenka, quizás alguna bravuconería de su parte o algo así. Le daba igual, pero la bestia que atrajo inicialmente murió desangrada en el camino, claro quien resistiría semejantes golpes. Ni siquiera un guardia del Lord podría salir ileso de eso.

Ahora bien, esa misma maldita mujer, aquella que había desentrenado a su amado Fenrir atacaba con rudeza y fuerza a una bestia, la que había sido atraída con la silla del soldado, esta aguanto de buena forma el ataque de la Custos, estaba gravemente herido pero continuaba con su cometido. Quizás faltaba un poco más de reprensión para ella. El elfo corrió a su encuentro tan rápido como pudo, y tomo una de las patas de la silla arrojada por el soldado y concentro sus energías para el ataque. Con ambas manos tomo la estaca y la hundió en el estómago de la misma con tanta fuerza que sintió como la sangre rociaba completamente sus manos, su rostro y las magníficas ropas de batalla que llevaba. Sangre podrida, nauseabunda y lleno de bilis mezclada con baba emponzoñada. El cuerpo de la bestia era pesado, pero Fingon aplicando cada ápice de fuerza retorció la estaca junto con una mueca de esfuerzo y cuando vio que la bestia retrocedía la soltó para patear con fuerza y meterla completamente hasta desaparecer. La bestia emitió un rugido imperceptible y lleno de amargura para finalmente caer de espaldas. Había esperado que la criatura le atacara con sus garras la espalda o la cabeza, pero nada de eso sucedió, quizás el ataque de Sashenka le había desorientado o él le había alcanzado algún órgano interno importante, la suerte suele acompañar a los más preparados. Esta vez lo había sido en exceso.

La sangre manchaba todo, y entonces el lobo se acercó con un pellejo con agua… Fingon rápidamente se lavó las manos, su espada podría resbalarse de ellas con esa asquerosa sangre, la cara, pues la sangre de la bestia podía escurrirse en sus ojos y era lo más importante en una batalla, y finalmente bebió un poco de agua mientras recuperaba algo de aliento. El combate no había terminado. Entonces se dio cuenta que el pellejo no era el suyo.

-Hellfrost…. De donde sacaste esta agua?- Interrogó el elfo mostrándole el pellejo a su amigo peludo. Pero este solo se agazapaba mientras se tapaba el hocico con sus patas delanteras. -Necesitas ser entrenado de nuevo, ya hablaremos si salimos de esta.- amenazo con una media sonrisa, pues al menos el agua estaba deliciosa, pero había abusado de un segundo golpe de suerte, tal vez no tendría más en el resto del día.

Desenfundo su sable revolver y miro alrededor. Tanto de donde elegir y tan poco tiempo. Fingon quería dar más batalla

Habilidades Utilizadas:

Spoiler:

(Bebiendo Agua purificada de montaña)

Interacción con…:

El miembro 'Fingon Sindar' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 49

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 63

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#3 'Tirada Rango 1' : 7

El miembro 'Auros' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Tirada Rango 2' : 4

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#2 'Dado Mítico' :

#2 Resultados : 24

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#3 'Dado Mítico' :

#3 Resultados : 30

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#4 'Dado Mítico' :

#4 Resultados : 18

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#5 'Dado Mítico' :

#5 Resultados : 29

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#6 'Dado Mítico' :

#6 Resultados : 34, 43, 30, 24

El miembro 'Orion Ärud' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Tirada Rango 3' : 9

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#2 'Tirada Rango 3' : 17

El miembro 'Garnet Vermell' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 10

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 28

Su espada se movía nerviosamente en su mano, otra tentación, la ira le podía dominar en cualquier momento los fuegos de la guerra volvieron a él y quiso matar, matar desenfrenadamente, llenarse de gloria fecundada con arrogancia y déspota fuerza, pero Fingon recordó una vez más las enseñanzas de su maestra, la fuerza sin mesura solo es barbarie, más la fuerza controlada es justicia, sus ojos se cerraron una minúscula fracción de segundo, respiro aliviado al ver que ya tres de las criaturas deformes estaban en el suelo ya muertas o convulsionando esperando su final. Las restantes dos seguían en sus embustes por lo cual se centró en ellas como primera tarea.

Levanto su mano al cielo abovedado y sus ojos lanzaron chispas esmeraldas que se difuminaron en la oscuridad que huía de ellas acosadas y perturbadas. Su semblante se volvió serio, y su cuerpo se ilumino, la magia sagrada le rondo y el murmullo de clamores como trompetas emergió de su garganta al tiempo que su mano en lo alto se agarrotaba. Para dar paso a una espectral forma similar a un martillo, un rumor de materialidad, una forma fugaz que escapaba de nuestro plano y se metía en los sueños del caminante de ojos esmeralda.

-Aquel que derrama sangre de su hermano por su hermano será enjuiciado…-comenzó el hechizo al tiempo que ráfagas eléctricas brillaban y se acumulaban en su mano izquierda como fantasmas enjuiciándola para ver si era merecedora de tales poderes. -Aquel que someta al débil por el justo será castigado. Sin hambre y sin descanso la sentencia cae sobre el culpable y la luz será su castigo!.- termino sentenciando y abriendo tanto las cuencas que parecía que se rasgarían.

Cuando su mano descendió hasta su cintura la luz se intensifico inundando todo a su alrededor y echándola hacia atrás lo lanzo con todas sus fueras directo hacia el enemigo más próximo con la esperanza de detener su avance, el martillo cargado de energía sagrada surco el aire impulsado por el poder de la justicia inquebrantable del elfo, e impacto con tanta fuerza que podría derribar a quien sea.

Ärud en un despliegue que dejaba en ridículo a su antiguo movimiento se movió de manera precisa, con elegancia y una técnica impecable cubrió el ataque de una de las bestias que se vio confundida al ver que otro cubría a su presa, quizás entre ellas una acción similar era impensable, con decisión y valentía el muchacho afronto a la bestia como un épico duelo entre las sombras, la bestia fue herida, pero no lo suficientemente duro, quizás con algo de entrenamiento y la correcta dirección Ärud sería un buen candidato a tomar un puesto de Custos.

-Yo te ayudare hermano!!, dejad esto en manos de la luz.- replico el elfo. Al ver que había sido algo herido.

Cerro el puño y toco su pecho, su armadura estaba algo mellada pero sus energías ya estaban completamente repuestas, vio alrededor a sus compañeros, todos eran poderosos guerreros de fiar, muy buenas elecciones, disciplinados y con un gran sentido del deber. Ameritaban un descanso y Fingon como pocas veces podría generarlo con un poco de concentración y magia elfica, con el fin de provocar solo con su voz una Murmuracion armoniosa que se elevó por todo alrededor, alcanzando a los aliados más heridos.

Cuando termino su canción, pudo notar a Aldara, la señora de la guerra, aquella mujer que se expresaba fríamente, con pocas y duras palabras reunía sus fuerzas para combatir a una más de las bestias había caído, así que la elección lógica era que ella atacara a la misma bestia que él, lo cual le hizo pensar en el pasado, cuando también combatieron demonios y rescataron soldados que estaban perdidos a su suerte.

Hellfrost, actuaba como debía, buscando puntos débiles, aullando para llamar la atención de los enemigos, olfateando trampas y esquivando los ataques de los enemigos y sus proyectiles, sin embargo olfateo algo en las escaleras, algo… muerto… miro a su compañero “Orejas”, a “Pétalo” y a “Botana” y aulló suavemente con un pequeño rugido, cosa que llamo la atención del Quinto Custos del Ejercito.

Al ver a las calacas levantarse Fingon hizo una seña religiosa, junto con una exclamación combinada de asco y furia… que pagano amo tendría el castillo como para obligar a los muertos a seguir defendiéndole, y pero aun, que amo tendría a bestias deformes bajo su mando. Quizás estaban tomando esta situación a la ligera y no era un paseo como pensaban al ingresar.

Habilidades Utilizadas:

Datos de Combate:

Interaccion:

El miembro 'Fingon Sindar' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 55

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#2 'Curación Cósmico' : 41

La herida de la espalda me dolía, obviamente tenía que admitirlo pero no iba a estar quejándome por ello. No era momento de estar quejándose por cosas mínimas, cuando teníamos a enemigos frente a nosotros. Me sentía algo tonta por el hecho de que nos invitaran a comer como si nada y yo fui corriendo la primera a probar bocado. ¿Cómo podría haber caído? Había resultado ser algo ingenua, a pesar de las propias advertencias que soltó pero era como si hubiera omitido tal cosa y lo único en lo que pensara era en el hecho de pegarme un buen banquete. Después de todo, era gratis. Encima había pasado de largo las advertencias del grupo, siendo que seguramente habían dicho que tuviéramos cuidado con la comida pero aun así yo seguí para delante como si nada. No sabía que pensarían de mi por ello, pero era evidente que me había dejado llevar por aquella personalidad propia y natural que aparecía solamente fuera de misiones. Por ello me golpee mentalmente.

Mi mirada seguía encima sobre aquella criatura extraña, que ahora cuando la observaba mejor me daba mal rollo. No solo mal rollo, sino hasta algo de temor. —¡No! No es momento de amedrentarte.— Dije en un susurro para mi misma. Pensé entonces en atacar de nuevo a la bestia pero un Militans Dei, conocido como Ivan se había puesto en frente mía. Parpadee un par de veces confundida, escuchando sus palabras. Viendo después como de su piel comenzaba a salir algo blanco, que hasta yo misma podía imaginarme que era. Obviamente no pude evitar dirigir más bien mi mirada hacia el chico, prefiriendo mejor ver su pelo desde atrás que el hueso. —No es molestia. Toda ayuda siempre es bienvenida.— Conteste cuando termino de hablar el contrario. Observe como ya fue a por la bestia para combatir contra esta. Siendo así que había acabado con la vida de este o al menos para mi había sido así al ver su ataque. Fue entonces que me acerque a Ivan, manteniendo la distancia. —Buen trabajo. Puedes decirme Kuro Usagi, no tienes porque decirme Madame Custos o o o cosas así.— Le dije. Pues yo no era de aceptar que me dijeran de tal modo, me hacia sentir extrañamente incómoda. Siempre prefería que me llamaran por mi nombre. Quizás no era digno, pero era algo propio de mi ser más de decir los nombres que el rango.

Aun quedaba una bestia de pie, mientras que Orion y Garnet habían defendido a Ivan y Mika. Cosa que hacia mirar a estos con orgullo. Orion había atacado una de esas bestias y también el Quinto Dei. —¡Bien hecho chicos! ¡Sigan así!— Anime a esos tres. ¿Por qué me iba a quedar yo quieta? Fue entonces cuando cerré los ojos por unos instantes y tome una gran bocanada de aire. Aprovechando a invocar mi Lunar Sword. Al abrir los ojos, comencé a correr a gran velocidad por el lugar, encontrándome en medio al Quinto. Me aproveche de este para usarlo de puente, siendo que cuando llegué hasta él, pegue un pequeño brinco para llegar sobre este y luego use sus hombros como zona de apoyo. De ahí pegué un gran brinco sin tardarme ni un segundo, esperando que el impulso que tome no le hiciera daño o algo así. El salto hizo que llegara al límite del techo de ese cuarto, apoyando mis piernas contra el techo de la habitación. Una vez mi vista se poso en el bicho restante, me impulse con mucha fuerza desde ahí y estando boca abajo, pegué otro gran salto hacia el enemigo con gran velocidad como si fuera un proyectil directo hacia el enemigo. Primero lance tajos a distancia gracias a luz de luna que baña mi espada, siendo así que cortara a mi enemigo al menos un poco en su zona central y luego dirigí mi espada hacia el frente, siendo así que atravesara al bicho cuando llegué hasta el por fin. Como lo había atravesado rápidamente, me libre de bañarme en su sangre, finalizando así mi ataque, des invoque la espada.

Quinto Dei comenzó a... ¿Murmurar una canción? Parpadee un par de veces, observando a este. Obviamente que podía escucharlo, por algo mis orejas estaban demasiado desarrolladas. Sentía que esa canción sanaba mis heridas, siendo así que nuevamente todas mis energías volvían. Lo mejor era que el arañazo con las garras que me había dedicado una de esas bestia se había sanado. Aunque mi vestido seguía semi roto por la espalda superior pero prefería estar curada realmente.

Escuchar la orden que dio el Primer Dei, me hizo querer reclamar. ¿Por qué? Porque quería ir al frente y poder ayudar en lo que pudiera, quizás siendo así sin darme cuenta el tanque pero... ¿Cómo iba a desobedecer una orden del primero? Es más, si lo decía, era por algo obviamente. Por ello es que obedecí sin rechistar mucho. Además de que estaban valorando mis artes curativas y eso debía de agradecerlo, en vez de estar pensando en quejarme o algo. Siendo así que finalmente asentí con la cabeza, como para confirmar o acatar la orden. Así fue como al final, me aleje del Militans Dei y fui yendo hasta el lado de Mika para ser nosotras dos las que estuviéramos en el centro. Tenía que estar bien atenta para curar a mis compañeros, aunque no solo eso. Era obvio que también no querría quedarme con las manos cruzadas curando, después de todo, era buena combatiendo.

Aquella voz volvió a resonar en mi cabeza, aunque esta vez parecía que resonaba en todo el lugar. Lo peor fue la parte cuando se encendió la chimenea, haciendo que yo diera un pequeño salto y diera un paso hacia atrás. Por primera vez, dejo entre ver la ''forma'' que tenía el tipo que no paraba a de hablar a la cabeza. Siendo que esta vez se presento a nosotros como ''Quatro'', además de sonreír de una manera que no me gusto para nada. Nuevamente tuvimos que seguir avanzando, siendo que teníamos que bajar por escaleras. Obviamente yo seguía en la formación que nos indico el primero, siendo que estaba en el centro junto con Mika. Mientras veía a los Custos y Bellator en frente mía, que cuando miraba por el rabillo del ojo, veía a los Militans Dei detrás mía. Sentía algo de miedo, pero se me daba perfectamente el hecho de ocultar tal cosa. Pues no era de amedrentarme durante este tipo de cosas.

Seguíamos avanzando, siendo que a nuestro paso nos interceptaron unos esqueletos. Obviamente no iba a quedarme de brazos cruzados, así que pegué un pequeño brinco desde mi sitio y utilice mi habilidad Lightning, concentrando así electricidad en mi mano para lanzar un rápido rayo directo a un par de esqueletos de los que estaban ahí. Siendo que cuando llegué al suelo, nuevamente me quede en posición de combate. Esperando para seguir avanzando con mis compañeros.

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'Dado Cósmico' :

Resultados : 66