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Categorías Chaos Spatium Tempus Revolucionarios & Anti gobierno
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Vehiculos 150 150 195 250
Armamento 90 21 21 45
Soldados 80 70 70 110
Prestigio 80 50 120 120
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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías Chaos Spatium Tempus Revolucionarios & Anti gobierno
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MEJORAS DE CHAOS
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Mejora de Armamento 1 Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) 26/5/2016
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Tipo Nivel Mejora Adquirida el día
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El Nacimiento de una estrella

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El Nacimiento de una estrella Empty El Nacimiento de una estrella

Mensaje por Fingon Sindar Dom Oct 18, 2015 12:00 pm

Fingon era un elfo de gustos particulares, es decir no tenía ninguno bien definido, salvo por la música, le gustaba mucho la música Rock su grupo favorito actualmente era CiberEdguy y Audioslave 3000, ambas bandas con miembros heredados y que se presentaban cada cierto tiempo. En fin, en Tempus no era una música muy apreciada por ser tan ruidosa y un poco irracional, por ello el elfo no se sentía particularmente atraído por los locales nocturnos, hace algunos días había entrado en servicio en la marina de Tempus como Teniente de Fragata, sin embargo al momento de presentarse al nuevo puesto sucedió que aún no tenían uniforme para él, y no se presentaría con ropas civiles en cubierta, por lo cual decidió posponer por unos días el reclutamiento y presentación del navío que manejaría,

Fingon era un elfo de casi un metro setenta y cinco de alto y ochenta kilos, su principal característica eran sus ojos sin pupila, tan relampagueantes que brillaban como si estuvieran en llamas y contrastaban completamente con sus cabellos largos y oscuros, tenía una pequeña barba en punta y vestía comúnmente traje negro con corbata y camisa blanca, parecía un oficinista cualquiera aunque un tanto desaliñado con la camisa afuera y la corbata desajustada, caminaba por las calles de ciudad Fedder despreocupado, despreocupado y desarmado con ansias de un poco de distracción, la noche de la ciudad era especial, hacia un poco de frio lo que indicaba una alta probabilidad de nieve, a Fingon le encantaba la nieve desde pequeño y el frio le agradaba aún más, una suave neblina apenas visible comenzaba a materializarse y entonces apuro un poco el paso.

Hace un buen tiempo, excelente, al menos podre ver nieve antes de partir—Dijo Fingon con algo de nostalgia.

Los grandiosos edificios de la ciudad a veces le dejaban sorprendido, era irreal la gran inteligencia de sus habitantes, como eran capaces de construir tales colosos era un misterio para constructores extranjeros e incluso para algunos de los habitantes de la misma ciudad. Se detuvo en un negocio que vendía alcohol, pringles virtuales y otras chucherías, compro unos cigarrillos y pago en efectivo, algo un poco tosco en estos días en Tempus, todos se volvían locos por las tarjetas de crédito y las trasferencias electrónicas, recibió el cambio y antes de salir del lugar vio un libro de música que le intereso, era un antiguo magazine de como tocar guitarra de hace muchísimos años, incluso la fotografía de la portada estaba algo borrosa, debía estar en el anaquel quien sabe por cuantos años, miro mucho mejor al dependiente y era un anciano que tenía la apariencia de haber nacido ahí y que moriría ahí. Se puso un cigarrillo en los labios y salió del lugar.

Había terminado de fumarse el cigarrillo cuando al fin llego al lugar, miro el gran anuncio virtual que flotaba sobre la puerta, “7th Heaven” el séptimo cielo, un bar tan antiguo como el tiempo en Fedder, Fingon saludo de mano a un gigantesco humano moreno, calvo y con una gran cicatriz en su garganta, Big B le llamaban, Barret era su nombre, charlo unos tres minutos con el de cosas triviales, el hombretón había terminado recientemente con su pareja pero había conocido a una chica en su trabajo anterior que le volvía a contactar, le dijo en sus palabras exactas, que era preciosa y aparentemente no estaba comprometida, frente a lo que Fingon le aclaro en forma de broma, —Si esta buena y soltera, debe estar loca, es una ley universal Big B jajjajajja, el hombre también rio pero a estrambóticas carcajadas, le abrió la gran puerta del lugar mientras le palmeo la espalda al Elfo, Fingon entro sonriendo de muy buen humor y trato de ver a alguien conocido, al parecer nadie, se acercó a la barra, pidió una Ginger Ale, jamás bebía alcohol solo.
Fingon Sindar
Fingon Sindar

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Mensaje por Invitado Lun Oct 26, 2015 8:30 pm

Estaba harta de tener esa estúpida sonrisa en la cara cada vez que debía dirigirse a alguien. Un día de estos iba a estallar y terminaría por aniquilar a cualquiera si no dejaban de interrumpirla mientras se concentraba dentro del camerino, si es que se le podía llamar así. No se quejaba, aquello realmente era más lujoso de lo que lo habían sido otros lugares donde había estado, pero no sabía cómo podían llamar a eso camerino solo por tener un espejo que llegaba hasta el suelo y un perchero con trajes. Era húmedo, tenía moho y olía a perro mojado. Entre eso y los desconchones de la pared realmente era como estar en casa por así decirlo. Volvió a mirarse de nuevo al espejo justo antes de tener que salir de una vez después de escuchar por quinta vez a la insistente técnica de sonido diciéndole que One la estaba esperando para poder cantar juntas y que la señoritinga se estaba hartando. ¿De verdad se creía tan buena? Ilusa…

Salió de allí y comenzó a caminar decidida, evitando a la mayor cantidad de gente posible hasta alcanzar su meta, que no era otra que el escenario. Dejó que el chico de siempre, del cual ni siquiera recordaba el nombre, pusiera sobre ella los distintos micros que debía usar para la actuación. Era un engorro tener que estar con esos cables por todo el cuerpo, así que agradecía en sobre manera que el jefe se hubiese estirado y hubiera comprado el último modelo de micrófono inalámbrico de Tempus. Aquello sí que era comodidad y le daba mayor libertad de movimiento, tanto para bailar como si sucedía cualquier otra cosa. Nunca se sabía.

Cuando finalmente se colocó en el centro del escenario del 7th Heaven, One no tardó en ponerse a su lado y mirarla con superioridad. Estaba intentando desconcentrar a Ia soltándole burradas tales como ‘Espero que esta vez no te equivoques’ o ‘No te pongas en mi camino en X paso’, a lo que la rubia le contestaba con una enorme sonrisa de amabilidad extrema y asintiendo ante todo, como si realmente le hiciera caso. No tardó en escuchar por el auricular que estaban a punto de comenzar, así que respiró hondo y se dispuso a comenzar con su actuación.

Canción interpretada (para los curiosos):

A los pocos minutos de que el telón se abriera y ella estuviese bailando, comenzó a fijarse en toda la gente que había. Solía hacerlo siempre en la primera actuación por si detectaba a alguien potencialmente peligroso o del que debiese encargarse más tarde. A pesar de no tener ningún encargo por parte de Benjamin, no dudaría en deshacerse de todo aquel que supiese que era del gobierno. Esos idiotas la alababan como si de una idol se tratase sin saber que realmente era una de las causantes de que el mundo de Spirit fuese de la forma tan decadente que iba. No reconoció a nadie por el momento, aunque varias personas le llamaron la atención, entre ellas un hombre de la barra con un ojo realmente extraño y brillante. Puede que fuese interesante el día después de todo, pero primero debía concentrarse en su trabajo.
Invitado
Anonymous

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Mensaje por Fingon Sindar Sáb Oct 31, 2015 10:34 am

La noche estaba tranquila, como le gustaba al Elfo. Pidió al camarero algo para picar mientras de pie bebía junto a la barra. La música suavemente comenzó como introducción y daba pie de inicio a las presentaciones de algunas bandas pequeñas hasta que anunciaron lo que parecía ser el evento principal, las que serían las cantantes estrellas del bar, Ia y One ponía en un afiche que encontró en la barra

*Ia y One? Jamás había escuchado esos nombres, al menos en Tempus, tal vez eran unas extranjeras* pensó.

Dejo el flyer a un lado y siguió bebiendo, una mujer con piel bronceada de pronto le sonrió desde una mesa casi al lado del escenario, el inclino la copa a modo de saludo y ella escondió una pequeña risita entre sus amigas, las luces se apagaron en todo el local y el anunciador apareció, un tipo regordete que luchaba contra el calor de las luces, endulzo la presentación con suaves palabras de exquisita brillantes y desapareció tras bambalinas.

La cortina se abrió y Fingon pudo apreciar un escenario del espacio proyectado en tercera dimensión, excelentes hologramas, trabajados y con mucha calidad, ciudad Fedder era una de las ciudades más avanzada del mundo y era cosa común en estos días encontrar presentaciones de este tipo. Aparecieron dos chicas, las más bellas que había visto Fingon en mucho tiempo, la coreografía era perfecta y los movimientos coordinados hicieron pensar que eran juegos de espejos sin duda eran artistas experimentadas, pero lo mejor eran sus voces, Ia debía ser la de cabello largo, y One la de cabello corto, según el Flyer, ambas eran algo bajas, y muy finas, esbeltas pero tenían algo que las mostraba despampanantes frente a las luces, algo realmente extraordinario, hechas para cantar sin duda. Los Ojos de Aria le llamaron la atención, dos pozos infinitamente profundos donde cualquiera se perdería, entonces a Fingon le dio la impresión de que eran sirenas o Ninfas, por su calidad vocal.

Fingon estaba absorto con la presentación impecable de ambas chicas, pero algo en Ia le llamo mucho más la atención, no supo decir si fue por las pequeñas trenzas a los lados de su cara lo cual le enmarca el rostro o los finos labios en su tersa y algo pálida piel.

Tomo un plato de quesos que había pedido y se acercó al escenario lo más que pudo, casi en segunda fila. Sentado escucho la música hasta el final y aunque es más amante de la música rock le agradaron los tonos que se evaporaban entre la electrónica del lugar. Simplemente sublime, sin duda serian un par de temer en los escenarios mayores.

Cuando termino la presentación Fingon aplaudió con energía y parecía que sus ojos se encendían como verdaderas ascuas verdes. De pronto apareció un camarero conocido, Charlie, un tipo delgado pero apuesto, aunque era malísimo sirviendo era un buen tipo, amable y bonachón, a Fingon le dieron ganas de preguntarle al tipo por ella, pero prefirió no hacerlo, de todas formas que conversaría con una diva como ella?, ciertamente a ella no le interesaría, pero aun así la siguió con sus misteriosos ojos por todo el escenario después de la canción. Tal vez habría una segunda. Saludo a Charlie cuando pasó junto a él y bebió otro sorbo largo de su vaso.
Fingon Sindar
Fingon Sindar

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Mensaje por Invitado Mar Nov 03, 2015 6:34 pm

En cuanto terminó no tardó ni medio segundo en salir del escenario hasta llegar al camerino —o cuartucho— y coger una toalla. Estaba exhausta después de todo aquello y lo que menos quería era oír a la imbécil de su compañera o cualquier palabra de halago o agradecimiento. No tenía un buen día para poner su falsa sonrisa y aparentar ser una niña buena, aunque sabía que terminaría por tener que hacerlo. Respiró hondo, con las manos apoyadas en el tocador, la cabeza hacia delante y la espalda ligeramente arqueada. Ni siquiera se había parado a sentarse, solo necesitaba un momento de tranquilidad. Abrió los ojos al cabo de varios minutos y levantó la cabeza lentamente para mirarse al espejo.

A pesar de todo no se veía tan mal como había pensado en un principio, cosa que la reconfortó. Se secó con la toalla todo lo que pudo y usó el pequeño baño que allí había para asearse. Necesitaba una copa. Se miró por última vez en el espejo para recogerse el cabello en un moño desaliñado pero que le quedaba perfectamente con su cara menuda y pálida. Sonrió de forma malvada al pensar en que mucha gente la subestimaba por su tamaño y aparente debilidad. «Ilusos» pensó justo antes de girar sobre sus pies para salir de allí y encaminarse hacia el local. El bullicio de la gente comenzó a llegarle nada más abrir la puerta, así que solo tuvo que seguirlo hasta dar con la cortina gruesa que separaba el lugar de los bastidores.

Fue a paso decidido hacia la barra, teniendo que pararse varias veces por el camino para dedicar sus mejores sonrisas y agradecimientos a la gente que le daba la enhorabuena por el espectáculo. Era agotador tener que hacer eso mientras la sangre le hervía por dentro solo de pensar lo bien que lo pasaban ellos mientras que había aldeas muriendo de hambre por la opresión de ese maldito viejo carnoso y egoísta. Al alcanzar por fin la barra hizo un gesto con la mano. Ni siquiera tuvo que abrir la boca, el camarero sabía de sobra lo que ella pedía normalmente y el vaso con ginebra no tardó en llegarle a las manos, acompañado de una enorme —y por supuesto fingida— sonrisa al chico que se la había entrado. Aquel muchacho pensaba que tenía posibilidades con ella cuando Ia ni siquiera había pensado en ello por un momento, aunque le gustase de forma física. Su mente no estaba para esas cosas ahora.

Se giró sobre el taburete mientras le daba un sorbo a la copa y se recostó ligeramente sobre la barra, observando el lugar con detenimiento. Dio con el hombre que antes le había llamado la atención, ahora sentado en una de las mesas cercanas al escenario. Durante la actuación le había visto acercarse y en cierto modo le dio algo de grima, pero no suponía que fuera alguien peligroso. Solo ante esa idea se reía a carcajadas. ¿Alguien peligroso para ella? Por favor… Si Adam la escuchase… Sonrió de forma divertida al imaginar la cara de cabreo de su jefe si se enterara de algo así antes de dar otro largo sorbo al vaso, que ya iba por la mitad. Aquel tipo le causaba curiosidad, pero no tanta como para acercarse, así que si quería algo supuso que él se movería. Era un momento de tranquilidad y lo que menos quería era un fingimiento demasiado duro, así que de acercarse esperaba que no se tratase de alguien del gobierno o terminaría explotándole la cabeza como una palomita de maíz.
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Mensaje por Fingon Sindar Sáb Nov 07, 2015 4:32 pm

Cuando el espectáculo termino todo se volvió lúgubre de nuevo, las luces estroboscópicas se encendieron y todo volvió a su aparente tranquilidad de siempre. Fingon apuró su bebida, se subió las mangas de su camisa, se arregló el cabello ligeramente pasando su mano derecha sobre él y se encamino al baño, se mojó un poco las manos y vio sus llameantes y espeluznantes ojos verdes frente a si, parecían dos llamas que se apagarían al contacto con el agua, nada de eso ocurrió, se lavó la cara y salió, se sintió un poco intoxicado por el humo del tabaco que era demasiado fuerte en el lugar, volvió a la mesa para pedir algo más. Quizá esta noche tendría suerte y podría conocer a alguien interesante. Entonces fue que apareció la mismísima cantante estrella de esta noche, estaba en un estado físico extraordinario pensó Fingon al fijarse mejor en su figura.

Muchos la acosaban cuando caminaba, algunos le pedían autógrafos, otros solo querían tocarla y los más depravados solo saber cómo olería, Fingon no se extrañó que fuera tan popular pues su rostro era un sol radiante en una ciudad de por su pusilánime donde casi todo es artificial.

Ella pidió algo apenas, pues solo hizo un gesto y el camarero le dio un vaso con lo que parecía aguardiente, cuando el cantinero paso a su lado Fingon pudo sentir un suave aroma a cardamomo, Ginebra, cuando la recibió le brindo una sonrisa sumamente cálida, debía ser una persona muy pero muy amable, una chica con la risa a flor de piel, tal vez sea una cabeza hueca como la mayoría de las personas ligadas al espectáculo, pocas de ellas realmente están enamoradas de la música.

De pronto ella le miro, aunque fuera un fugaz momento pareció que se fijó en él, no serían ideas suyas tal vez no había bebido nada y ya su ego había subido como la espuma. Cuando Charlie, el camarero apareció para preguntarle si quería algo, Fingon pensó en algo un poco más fuerte para prepararse

-Vodka-Dijo sin apartar la mirada de Ia la superestrella en ascenso

-Está acompañado señor Sindar?-Pregunto Charlie sabiendo que Fingon no bebía solo

-Esperemos que si- Respondió Fingon mientras se levantaba de la mesa

-Alguno en particular?- interrogo de inmediato el camarero.

-Spirytus- Respondió mientras se alejaba de la mesa en dirección a la barra.

-Está seguro? No es demasiado…-sus palabras quedaron en el aire pues Fingon ya se encaminaba hacia la barra.

Mientras caminaba comenzó a pensar la mejor forma de abordar a una estrella, pensó pensó y pensó, pero no se le ocurrió nada, anteriormente nunca había tenido problemas con las mujeres, pero ahora estaba sufriendo un extraño caso de pánico, su rostro por supuesto estaba esculpido en piedra, ni un milímetro de sus músculos faciales representaban el nerviosismo.

Paso uno, hacerla sentir cómoda e interesarla en la conversación.

-Disculpa que te moleste, sé que debes estar agotada con una presentación tan esplendida como la que acabas de realizar, pero quería decirte que tienes una voz espectacular, como es que la obtuviste? Debiste trabajarla mucho para llegar a este nivel, Mi nombre es Fingon, Fingon Sindar para servirle- Dijo El elfo mientras hizo un pequeño movimiento con su cabeza.

-Particularmente me gusta la música con una buena guitarra eléctrica, pero lo tuyo ha sido sublime, pocas personas hoy en día se atreven a cantar y bailar de verdad, usar playback hoy en día debería ser considerado para la pena de muerte- bromeo al final justo cuando Charlie se acercaba trayendo el legendario Vodka que había pedido el capitán.

El muchacho le dejo el vaso sobre una servilleta cuadrada que en el borde tenía el número siete grabado delicadamente, ciertamente era lo más refinado del lugar pero era un pequeño suvenir que se llevaban aquellos que viajaban a ciudad Fedder desde el campo.
Fingon Sindar
Fingon Sindar

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Mensaje por Invitado Sáb Nov 14, 2015 12:48 pm

Tras beber varios tragos largos de su copa, la ninfa terminó con todo el vaso sin haber transcurrido apenas unos quince minutos desde que lo pidió. Un enorme suspiro escapó de sus labios cuando dejó el cristal sobre la barra y cerró los ojos levemente, vislumbrando aun una fina línea borrosa de luces y sombras poco distinguibles. Tenía tantas ganas de poder terminar de trabajar y salir de allí que no veía la hora en la que el telón bajase del todo para no volver a alzarse en varios días. Gracias al cielo que tendría una semana de descanso por vacaciones del personal habitual o se pegaría un tiro ella misma de tener que seguir forzando aquella asquerosa sonrisa.

Estaba a punto de hacer una mueca cuando escuchó una voz grave cerca de su persona y abrió los ojos, sin prisas, con una lentitud digna de destacar. Como siempre, puso curvó la comisura de los labios ofreciendo una leve mueca de “felicidad” mientras escuchaba atentamente las palabras de aquel hombre. No se sorprendió en absoluto de que fuese el de los ojos brillantes y extraños. Después de todo, ese tipo se había pasado todo el espectáculo mirándola hasta el punto de ponerla de los nervios con tanta miradita indiscreta. Además de que no le había quitado el ojo de encima desde que salió de bastidores, y Aria lo sabía. El caso es que no le interesaba en absoluto una conversación con alguien así, pero era mejor darla. Puede que después de todo se enterase de algo que le sirviese en un futuro.

Como siempre me dijeron desde niña, mi madre es la naturaleza, así que debí obtenerla de su grandeza. Aria, Ia. Mucho gusto señor Sindar. Me alegro que le agradase nuestro espectáculo —la fémina hizo una breve pausa a sabiendas de que probablemente quisiera continuar con la charla y su sonrisa se amplió al ver que, como siempre, tenía razón —. Estoy segura de que a Sorrow, nuestro guitarrista, le alagarían sus palabras si usted mismo se las dijese. Cuando tenga la oportunidad claro está. ¿Una copa? Invita la casa —. Comentó al tiempo que le ofrecía asiento y levantaba la mano para que el camarero atendiese a aquel hombre con cara de pocos amigos pero que no paraba de alagarla.

Ia tuvo la sensación de que puede que el tipo quisiera algo más que hablar, cosa que la hizo entrar en náuseas que supo disimular a la perfección mientras el chico del interior de la barra rellenaba su copa y miraba al tal Fingon con algo de malestar por acabar en compañía de la mujer esa noche. Como al parecer el hombre de ojos centelleantes ya había pedido, solo ordenó su nuevo trago para que el chico siguiese con su camino de siempre. Aria bajó la mirada en un intento por parecer delicada y vergonzosa, algo que había tenido que perfeccionar con los años —Hará que me ruborice, señor Sindar. Pero no le negaré que nuestro trabajo nos cuesta. Tanto el resto del equipo como yo misma trabajamos todos los días para poder ofrecerles a ustedes, los clientes, una velada difícil de olvidar. Si conseguimos atraerles tanto como parecemos haberle atraído a usted esta noche, nos daremos por satisfechos.

La chica alargó la mano y tomó de nuevo el vaso, dando un pequeño trago a la bebida antes de pasar la lengua por su labio, relamiendo el líquido y dejando de nuevo el vidrio en la barra —Dígame, si no es indiscreción, ¿qué le ha traído por aquí? Tiene usted pinta de ser un hombre ocupado. ¿Quizás su día libre? —. Mientras hablaba se tomó la libertad de arrimarse ligeramente a la barra y apoyar uno de los brazos en ella, sin apartar la vista de Fingon para no perder detalles de sus reacciones al hablar o gesticular. Cuanto más supiese sobre él, mejor.
Invitado
Anonymous

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Mensaje por Fingon Sindar Mar Nov 17, 2015 3:58 pm

Ella parecía molesta por algo, o al menos eso le dio la impresión a Fingon en cuanto recibió los halagos, es probable que como muchos artistas de renombre este en un estado de fastidio? No, no era eso, tal vez era algún problema con lo monótono que debe ser el trabajo de una estrella. Bueno si realmente era una estrella.

Ella se sintió verdaderamente halagada con las siguientes palabras del elfo, o al menos eso le pareció. Esto le dio mucha más confianza así que pensó que ya se había roto el hielo con una de las mujeres más interesantes de Ciudad Fedder, según Fingon.

Claro que su espectáculo ha sido de un nivel superior, al menos para un lugar como este el cual no parece contar con mucho presupuesto—Respondió frente a la humildad de la chica al darle mucho crédito al resto de su equipo.

Fue entonces cuando la curiosidad al fin se apodero de ella, al menos un poco, pregunto a que se dedicaba, sería bueno mentir, de todas formas no se encontrarían nunca más, si era bueno decir que era un acaudalado señor de los elfos, un rico terrateniente que poseía un yate anclado en la bahía… si eso funcionaria ciertamente, de todas formas nadie le desmintiera, al menos no los muchachos que le conocían del Septimo Cielo.

Bueno, hoy estoy en mi día libre, soy un teniente de la marina de Tempus, Teniente de Fragata Fingon Sindar, para servirle nuevamente— Dijo inclinando suavemente su cabeza….

Maldición, que paso con la mentira, sin pensar dijo absolutamente toda la verdad de su cargo, rango y su nombre completo, solo le faltó decir el número de identificación de su placa. Ciertamente esta chica hacia actuar raro a Fingon. Que ocurriría si era un asesino de soldados, de esos que son llamados los revolucionarios?, estaría ciertamente en muchos problemas.

*Otra vez tu paranoia Fingon, ya deberías estar curado de ella* pensó para sí mismo

En todo caso el revelar información básica no era un delito, incluso había casos en que era bueno hacerlo, así se alejaban los criminales indeseados, los estafadores y charlatanes, pues meterse con un oficial de las fuerzas armadas era un demasiado problemático, además ella no tenía ni luces de ser más que una mera cantante, solo con esta lógica la paranoia de que habían oídos en todos lados ceso. Una paranoia que se le inculco en su entrenamiento de la escuela de oficiales náuticos de Tempus.

El resto del local siguió su curso, Charlie y un par de camareros más escucharon una orden del Jefe del local, Barril le llamaban, un tipo moreno con poco cabello y regordete pero con unos brazos muy fuertes, el ordeno un par de cosas, levantaron mesas, sillas y ceniceros despejando así una gran pista de baile donde se encontraban las mesas para apreciar el espectáculo en vivo. Debían ser las 1 A.M. hora en que el pub se convertía en una discoteque con música envasada, las parejas salieron en masa a disfrutar la música, habían muchas razas reunidas en el local muchas de ellas desconocidas aun para un lobo de mar como Fingon que presumía haber recorrido gran parte de los mares del mundo. La música subió mucho de volumen y se hacía un poco complicado platicar, las parejas debían acercarse mucho para comentar algo o se hablaban muy cerca de las orejas para hacerles pedidos a los camareros. Era habitual este tipo de estridentes locales en esta zona de la ciudad donde la noche era la principal fuente de ingresos.

Este lugar es muy ruidoso, sobre todo después de las una dijo—Fingon acercándose a la oreja de Ia con la esperanza de que ella no se enojara por violar su metro cuadrado—Tiene usted pensado algo después de sus presentaciones me imagino, alguna fiesta, alguna otra presentación o solo se dedica a descansar?—pregunto despreocupadamente.

Cuando se acercó capto el aroma de su cabello.
Fingon Sindar
Fingon Sindar

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Mensaje por Invitado Dom Nov 22, 2015 8:41 am

Ia no esperaba conseguir de manera tan rápida información, pero puede que hubiera sobrestimado el tal Fingon al pensar que sería lo suficientemente prudente por no dejarse llevar. Al parecer sus emociones se apoderaban de él, ese era un dato que Aria guardaría en la memoria para posibles ataques. Sonrió con cierto aire de superioridad, aunque a ojos de cualquiera era una sonrisa tierna e inocente, a la vez que asentía al escuchar sus palabras. Así que Teniente de Fragata, vaya. Eso era algo nuevo para ella realmente. No solía tratar con marineros porque sus inquietudes se habían centrado en el ejército de tierra, pero no era de despreciar obtener un trofeo marítimo después de todo.

Cuando la música aumentó el sonido fue como un bálsamo sanador para Ia. El tener que parecer doña perfección la agotaba, pero al menos era más soportable con música y más aún cuando estaba consiguiendo sus objetivos. Estuvo a punto de abrir la boca para preguntar algo cuando Sindar se le adelantó y se acercó a ella. Este movimiento la puso nerviosa y cerró los puños con fuerza, tensando su cuerpo casi sin querer. Odiaba tanta cercanía cuando no era en combate. Tener que aguantar aquello le daba ganas de vomitar, pero no podía hacer otra cosa si pretendía averiguar todo lo posible de futuros planes gubernamentales. Respiró hondo varias veces antes de coger el vaso para darle un trago largo y apurarlo al máximo.

Hoy solo descanso. Discúlpeme pero esto empieza a resultar violento. ¿Le importa si salimos fuera para poder conversar tranquilos? —. Apenas esperó una respuesta, simplemente se levantó y cogió su abrigo a tiempo que caminaba hacia la salida. Tenía la ligera certeza de que aquel tipo la seguiría aunque ella no quisiera, sobre todo cuando acababa de darle vía libre para ello. La calle sería mucho más segura y tranquila, sobre todo a aquellas horas de la noche. Si tenía que hacer algo en la persona de Sindar no tendría ni miradas indiscretas ni tampoco nada que explicar ante los dueños del local. Sí, sin duda Aria pensaba que eso era lo mejor.

Una vez fuera tomó una enorme bocanada de aire antes de seguir a paso rápido, alejándose del lugar. Alzó ligeramente la voz, sin siquiera voltearse. Si estaba sola aquello le serviría para despejarse. Si no lo estaba, obtendría respuestas, que era justo lo que ella buscaba —Nunca antes había conocido a nadie de la marina real. ¿Cómo es trabajar en ese entorno? Supongo que más agotador que el terráqueo, ¿no? Le admiro por ello —. Dijo en un tono dulce y cantarín que podría haber acariciado el oído de cualquiera que lo escuchaba. Después de todo, la voz de Aria era tan fina y peculiar que, si cantando cautivaba, hablando podía ser tan cautivadora como entonces.


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Mensaje por Fingon Sindar Vie Nov 27, 2015 9:00 am

Ella de pronto dijo que hoy descansaba, esto le pareció perfecto, las cosas marchaban viento en popa y ella era una preciosura, aunque era algo delgaducha tenía un ángel encantador. Fingon apuro su trago y este pareció marearlo más de lo normal, sin embargo cuando ella se encamino hacia la salida se palmeo la mejilla y salió un poco más despejado, aun así se dice que cuando uno bebe algo fuerte debe mantenerse en el interior pues al salir de pronto al aire libre la bebida suele embriagar el doble, esto se conoce como embriagarse con el aire. Pago su cuenta con el cantinero intercambio un par de palabras triviales y ajustándose el cuello de la camisa salió tras de la chica.

Ella al parecer estaba impresionada pues comenzó a hacer preguntas del puesto del Elfo.

-Por cierto mi señorita, es un trabajo mucho más duro que ser un simple soldado en tierra. Es un lugar estratégico con un poder difícil de superar, las olas no son como los montes y los arrecifes no son en nada parecido a los bosques, estos obstáculos cambian siempre y siempre son de temer. Es más, jamás he conocido a un soldado de tierra que haya muerto por que leyó mal un mapa o por que se cayó cuando caminaba, sin embargo he conocido muchos y muy buenos hombres y mujeres que por simplemente haber perdido un rastro en un mapa o haberse caído por la borda… jamás se les vuelve a ver.-Dijo con algo de melancolía- Otro punto fuerte es la emoción, la emoción de luchar con mil y una bestias que son imposibles de evitar, mientras se está en el mar estas son indetectables, al menos para los barcos menos equipados. El poder de la marina de Tempus hoy en día es un secreto, pero no hay secreto en que la mayor parte del globo es agua y por ende si se domina el mar se domina el mundo… no lo cree usted?...-Dijo finalmente Fingon mientras encendía un cigarrillo y le ofrecía uno a la cantante.

Las calles esa noche estaban algo desiertas y aunque eran bastante seguras en cualquier lugar podían atacar los resentidos, extremistas, terroristas y revolucionarios, todos ellos delincuentes a los ojos de un soldado de corazón como Fingon Sindar.

A medida que pasaban por las calles y callejones sentía que su cabeza se despejaba un poco pero con el aire se había mareado más de lo común aparte que había pedido un trago bastante fuerte y caro por cierto.

Cuando el elfo se guardó los cigarrillos quiso saber más de ella, sus  aficiones, aparte de la música obviamente, si tenía más familia si estaba de visita o si vivía en las cercanías, también comenzó a interesarse por sus gustos, pero por alguna extraña razón solo pregunto.

-Y usted qué hace aparte de cantar?, es un trabajo a tiempo completo o aparte de él se dedica a caminar sola por callejones oscuros?, no está enterada que esos sucios criminales revolucionarios podrían aparecer en cualquier lugar?- Sonrió Fingon en forma de broma -Menos mal que en esta ocasion esta escoltada por un Oficial, así no se acercan, es verdad que son sucios, tramposos y sobretodo maliciosos, pero no tienen nada que hacer contra un defensor de la paz como yo- Dijo finalmente mientras con su mano se echaba su algo largo el cabello hacia atrás
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Mensaje por Invitado Miér Dic 02, 2015 12:56 pm

Por lo que Ia era capaz de ver, el hombre se tenía como alguien mucho mejor que sus compañeros de tierra. Esto no hizo más que provocar un desagrado creciente en la chica, la cual no creía que ese tipo de comportamiento fuese precisamente digno de un compañero. Ella no se metía con el trabajo de los demás revolucionarios, es más, en alguna que otra ocasión había llegado a elogiar a alguien por su labor. Notó cómo las aletas de la nariz se le inflaban ligeramente al tener que aguantar la rabia y mantener la sonrisa, así que aprovechando que estaba de espaldas al tipo, respiró hondo para seguir escuchándole.

Al menos ahora sabía dos cosas: que los marines se creían los reyes de Spirit y que necesitaban mandar a gente urgentemente a destruir el supuesto “ejército del poder supremo” del que tanto alardeaba el tal Sindar. La parte buena es que parecía interesarse más por matar bestias marinas que por los revolucionarios en sí, eso estaba bien, quería decir que tendrían más oportunidades aún de poder hacerse con la flota. Ese pensamiento hizo que la chica sonriese de lado, bastante más animada. ¿Acababa de decir que el poder de la marina era un secreto? «Oh querido, ya no lo es», pensó Ia para sus adentros mientras asentía ante la pregunta con una enorme sonrisa en sus labios.

Aria miró el cigarrillo y negó con la cabeza a la par que ponía la palma de la mano en dirección a Fingon en señal de rechazo —No fumo, gracias. Debo tener cuidado con mi salud —. Estaba empezando a plantearse si debía atacarle y sacarle más información o si simplemente descuartizarle allí mismo cuando el varón la sacó de sus pensamientos, un tanto perturbadores, para bombardearla a preguntas. Obviamente tendría que contestarle. Esa era la primera regla para que confiasen en ella: responder a sus preguntas aunque fuese con burdas mentiras. Respiró hondo y se llevó el dedo a la barbilla, intentando ver que pensaba, mientras alzaba la vista al cielo —Muchas preguntas de golpe. Es usted curioso, señor Sindar.

Llevó las manos hacia atrás para cogerlas y poner una pose un tanto más inocente y menos amenazante o impasible como era el caminar con los brazos cruzados o algo por el estilo —Soy cantante a tiempo completo. Es cierto que solo hago sesiones de noche, pero durante el día tengo que practicar e ir a clase. No todo lo que sé hacer me venía de nacimiento. Este trabajo necesita ser pulido poco a poco y con cariño. No necesito otro trabajo, esta es mi vida —. Toda una absoluta mentira, pero una bastante convincente. En esos momentos pensó en Adam. Si la viese interpretar aquello posiblemente estaría entre orgulloso y con ganas de asesinarla. No pensaba reírse, pero terminó haciéndolo. Ya que estaba interpretando debería hacer parecer que lo de los callejones le había hecho gracia.

No suelo ir por ahí yo sola, por lo general espero a alguno de los camareros y ellos me acompañan. Pero esta noche, como usted bien dice, creo que tengo la suficiente protección como para poder ir sola por estos lugares. Al fin y al cabo, no creo que un oficial deje que una civil sea atacada por ese tipo de maleantes —. Estaba a punto de dar el golpe maestro y echarse sobre aquel idiota oficial para poder matarle cuando vio pasar a patrullas por la zona. Algo dentro de ella se revolvió. Hacía un tiempo que la seguridad parecía haber aumentado, probablemente por los últimos acontecimientos que el gremio de la muchacha había logrado hacer con éxito. Desde la toma de Revolutionary City los ánimos estaban demasiado candentes. Era mejor no arriesgarse, así que aprovecharía eso a su favor.

Vaya… Parece que es cierto que la ciudad se vuelve peligrosa. A veces temo que ocurra alguna desgracia cerca. ¿Cree que planean algún golpe fuerte por aquí? Si no, no entiendo por qué tanto guardia… —. Se encogió de hombros e intentó poner cara de preocupación, frunciendo ligeramente el ceño y mirando ligeramente al suelo con lo que podía parecerse a un pequeño puchero —. Oh. ¿No tiene miedo de sufrir un ataque de esa gente por mar? Nuestro jefe no para de decir que últimamente parecían mucho más fuertes y debe ser temeroso ser un soldado en estas condiciones. ¿No está asustado?
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Mensaje por Fingon Sindar Miér Dic 02, 2015 6:15 pm

La chica parecía una muchachita indefensa, como lo suponía Fingon, solo una artista enaltecida por su propio talento, aunque habían mejores de eso no había duda porque siempre hay alguien mejor que uno mismo, salvo para los marineros de Tempus, ellos son los mejores y deben creerlo sino no sirven para enfrentar al malvado mar.

Ella rechazo el cigarrillo lo cual le dio a entender al Elfo que sabía cuidarse al menos su voz y sus pulmones. De igual forma fumo y lanzo varias bocanadas al aire y cada una de ellas le recordó el cielo en el mar, el eterno cielo y el inmedible mar, mientras ella respondía a sus preguntas a las cuales apenas presto atención. Pensó porque le gustaba tanto el mar y luchar contra bestias de sus profundidades y se respondió a si mimo que era por que amaba enfrentarse a lo desconocido, amaba luchar contra cosas que nadie más imaginaba, entonces miro al cielo y quiso surcar aquello que está más allá del cielo en una nave que volase más allá de las nubes y el firmamento hacia… hacia… hacia donde ningún otro ser allá llegado jamás, navegar en la noche interminable y perderse en lo desconocido por siempre y para siempre. Su rostro parecía algo melancólico con apenas un brillo pequeño bailando en sus ojos

Por unos momentos Fingon parece vulnerable y lo es en verdad más aun con alcohol y sin armas en un callejón oscuro patrullado apenas por un par de oficiales de la fuerza policiaca, pero da lo mismo, de todas formas quien atacaría a un par de jóvenes en un callejón, solo algún tipo de criminal con el rostro blanco y una gran sonrisa roja… solo un loco que quiera ver el mundo arder.

Ella muy inocente pregunto si Fingon tenía miedo y entonces la expresión de su rostro cambio, se volvió una amplia sonrisa que representaba una gran autosatisfacción y respondió con gran energía.

-El único golpe que habrá mi señora, si me permite decirle, es aquel que la marina comenzara en conjunto con las ramas del ejercito de todas las naciones, tanto Chaos como Spatium comenzaran junto con Tempus movimientos tácticos y entrenamientos en diversos puntos para sofocar de una vez por todas a las rebeliones y amenazas que surgen en este mundo tan peligroso- Dijo Fingon con gran orgullo – Sin embargo no puedo darle más detalles pues eso es confidencial. Aunque quien sabe tal vez pueda contarle uno que otro secreto y así podría usted componer alguna canción de hazañas hechas por los más valientes soldados de todos los tiempos… no, no creo que podría, tal vez se vuelva famosa y no pueda volverla a ver- Dijo mientras movía la palma de la mano frente a su rostro  como sacando la idea de su cabeza.

Ella también menciono si no le daba miedo a Fingon pasear desarmado en un lugar como este, que aunque fuese un lugar protegido por la armada aún era peligroso. El puchero que hizo le hizo ver muy tierna y algo preocupada, así que decidió confortarla para que no se sintiera indefensa.

-Tu jefe tiene miedo… cierto, debería tenerlo, es mas todos deberían tenerlo porque si no existiera el miedo nunca habrían héroes, solo lunáticos, jamás los mortales nos enfrentaríamos a las dificultades, es más… me atrevería decir que el miedo es bueno, prepara a la gente y une los reinos, esa es mi opinión… sin embargo yo no sé nada al fin y al cabo solo soy un simple elfo, aunque muy guapo por cierto-bromeo con una carcajada.-Por mi parte no suelo tener miedo al menos por mí mismo, pero temo que los demás sean lastimados, especialmente personas que conozco y estimo. Como mis camaradas de armas y los civiles, sobre todo los civiles, por ello debemos detener todo acto de insurrección… Me repugna-Dijo El elfo con sus ojos ahora encendidos en llamas vivas y con una boca retorcida por la ira- Me repugna que esos disque salvadores de la ciudadanía que se ocultan bajo el nombre de revolucionarios crean traer orden, paz y libertad sin embargo solo se dedican a holgazanear y a sentarse en sus gordos traseros a esperar una guerra que los alimente, lo que yo haría… ho disculpe usted me deje llevar por mis sentimientos- se disculpó Fingon al darse cuenta que se estaba enfureciendo por el solo hecho de que existieran facciones contrarias al del Lord.

Se rasco la nuca algo avergonzado y prosiguió caminando, entonces quiso preguntar directamente si estaba sola, por simple curiosidad, pero le pareció algo atrevido preguntarle, ella se haría ideas equivocadas y todo tal vez terminaría mal.

-Usted se quedara en la ciudad o es alguna especie de gira la que realiza?, se queda con algún familiar, algún novio o algo parecido?- pregunto sutilmente para saber si ella debía rendirle cuentas a alguien de manera sentimental, pues Fingon pensaba tal vez salir a comer algo y bailar alguna otra noche antes de volver al servicio en la marina de Tempus y si era así por qué no hacerlo con una gran artista en ascenso.
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Mensaje por Invitado Sáb Dic 05, 2015 12:30 pm

Había varias cosas del teniente que no le gustaban. Una era esa necesidad de ser educado hacia ella que tenía cuando estaba claro que lo que quería era tener algo más que palabras con la muchacha. Ia lo sabía, no era idiota, y no era el primer hombre que intentaba hacer eso. Todos usaban una técnica diferente, pero todos terminaban igual. En el caso de Sindar, parecía que su táctica era enumerar sus enormes logros frente a la chica. Esto la ponía de los nervios. Las cosas no se demostraban diciéndolas, si no haciéndolas. Posiblemente aquel tipo no fuese capaz ni de distinguir la diferencia entre ambas cosas.

La parte buena era que acababa de decirle planes, planes muy valiosos. Aria sonrió para sí cuando escuchó esto, pensando ya en la alegría que iba a ocasionar esa noticia dentro de las tropas revolucionarias. ¿Esos ineptos creían que les vencerían? Ilusos, sin duda. Apenas prestó atención a su siguiente comentario de no volver a verla. Le parecía tan poco profesional y tan superficial lo que estaba haciendo que le repugnaba si quiera pensar en volver a encontrarse con él. La parte mala es que, si Fingon quería, siempre la encontraría en el 7th Heaven, muy a su pesar.

Ia contempló con admiración cómo su técnica había funcionado. Eso de dar pena siempre solía resultar ante los hombres como Fingon. Realmente patético. Desde luego que Aria no estaba de acuerdo con eso de que el miedo era necesario y les preparaba. El miedo era algo que solo los cobardes sentían. Ella no tenía miedo, nunca. Podía con todo y con todos, no veía el miedo algo necesario. Ella siempre estaba preparada para lo que fuera y no pensaba que eso de tenerle temor a algo fuera beneficioso en absoluto. ¿Qué había de beneficioso en palidecer, temblar o titubear? No entendía la mentalidad de aquel tipo.

Cada vez que Fingon abría la boca era para cabrear a la fémina. ¿Qué se sentaban en sus gordos traseros a esperar una guerra? Ella sí que le descuartizaría ese asqueroso pandero que usaba él para sentarse, tan cómodo, en su barquito, dedicándose a jugar a ser un hombre matando bichitos del mar. La chica tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no arrancarle la cabeza allí mismo y empezaba a cansarse de sus tonterías. La pregunta del moreno fue lo que le dio el pie a poder irse de una maldita vez.

Vivo con mi familia. Una bastante grande y que se estará preguntando dónde estoy, así que siento decirle que debo irme, señor Sindar. Ha sido un placer hablar con usted y perdone mis prisas. Puedo ir sola perfectamente, no se preocupe —. Dijo a la vez que empezaba a desviarse por otro lugar, sin prestar demasiada atención a la dirección que tomaba —. Al fin y al cabo, la ciudad está llena de guardias. Creo que estoy bastante segura —. Le sonrió de forma tranquila y, sin mediar mucha más palabra, la chica se dio la vuelta y desapareció por uno de los callejones sin dejar rastro. Ia tenía mucho que contar y en qué pensar. Además, tendría que desfogar todo su rencor en algo productivo. Puede que entrenase un poco después de todo.
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Mensaje por Fingon Sindar Sáb Dic 05, 2015 2:29 pm

Fingon con algo de alcohol en su cabeza no suele pensar bien y por supuesto esto lo volvía un boca floja. Más de alguna vez había tenido una pelea en alguna cantina de mala muerte por ella, sin embargo ahora en lugar de atraer problemas, los alejaba aunque no lo sabía.

El elfo se sintió frustrado al ver que la enana se marchaba por las oscuras calles y además le dio a entender que no quería su compañía pues ni siquiera quiso que le acompañase De todas formas no parecía el tipo de mujer que le agradaba a Fingon, a él le parecía atractivo las mujeres de mundo, aquellas que conocen los confines de la tierra y tienen hambre de más. En la mente del Teniente la imagino como una niña que vive de sus fans ansiosa de ser aclamada por el solo hecho de vestir poca ropa o cantar un par de temas arreglados con máquinas, en fin. Esta noche no conocería a nadie interesante, al menos por el momento.

Así fue que aun con la alegría que le caracteriza el elfo se encamino por las callejuelas de Ciudad Fedder tarareando una canción que le cantaba su nodriza cuando pequeña, con sus manos en los bolsillos y sus relampagueantes ojos en ascuas color esmeralda. Cada vez que encontraba una lata la pateaba hasta encontrar un basurero y la arrojaba en el interior, saco nuevamente un cigarrillo justo cuando estuvo por entrar a otro de los bares que frecuentaba. La Taberna del Fin del Mundo, este era su verdadero hogar, aquí había música estridente e incluso un gran toro antropomórfico tocaba una guitarra eléctrica al son de la música más pesada de la ciudad. Los hombres y mujeres vestido de negro y rojo se agolpaban en la puerta para entrar. Cuando se calmó un poco la muchedumbre y Fingon había terminado su cigarrillo vio a un par de muchachas que parecían unas colegialas a punto de entrar, esto le hizo pensar que tal vez ya estaba viejo para estar yendo de bar en bar.

En el interior, bebió un vodka algo fuerte, casi tanto como el que bebió en el séptimo cielo y luego de escuchar un par de canciones se dispuso a salir, extrañamente comenzó a pensar en si Ia habría llegado a salvo a casa, pero después recordó que la seguridad de la ciudad había aumentado considerablemente desde los últimos pleitos en los bares que organizaban los malditos ebrios como el Teniente de la Marina así que se tranquilizó, busco sus llaves y sus documentos y se encamino ahora si hacia su hogar.

Cuando llego, a la calle vio a un tipo algo sospechoso rondando por el vecindario pero cuando se acercó reconoció a un vecino que sacaba a pasear a una especie de rata con patas que él llamaba perro, le saludo y Fingon le correspondió el saludo con un movimiento de su mano y una gran sonrisa, subió las interminables escaleras que siempre subía en lugar de usar el elevador, aunque descanso en medio de una de ellas y busco las llaves para por fin descansar, cuando entro a su apartamento abrió las ventanas correderas de par en par, se quitó la camisa algo sudada y con una botella de tequila admiro la vista de la ciudad, mientras se apoyaba en la baranda bebió el tequila y quiso encender un nuevo cigarrillo, pero solo lo puso en su boca pues pensó que ya había fumado demasiado, tal vez un habano le sentaría mejor, sin embargo no le quedaban. Volvió a la cocina y asaltando la nevera comió queso en láminas una por una hasta acabarse un paquete y se recostó en el sillón… así descansaría hasta el día siguiente.

Temprano en la mañana despertó entumido de frio, había dejado la ventana abierta y le apetecía un café cargado, tomo sus llaves y antes de salir se dio cuenta torpemente que salía sin ropa, se calzo una camiseta de mangas cortas, tomo un par de gafas oscuras y bajo hasta el café Anteiku, se sentó cerca de la ventana y con gran placer disfruto una medialuna y una taza de café con algo de crema mientras leía las noticias en las páginas web de Tempus. Afortunadamente no tenía resaca pero sentía algo de escalofríos, tal vez se resfriaría.
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