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En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

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Privado En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Lavi Lun Ago 01, 2016 6:38 pm

Habían pasado ya siete años desde la desaparición del viejo panda, cada vez era más evidente que había muerto o se encontraba incapacitado para continuar sus labores de Bookman. No podía haberme abandonado así sin decirme nada, y no tenía motivos ni tiempo para cambiar de aprendiz, o eso creía.

No importaba. De igual manera sabía exactamente cuál era mi misión por aquellas tierras. Debía recopilar mucha más información sobre el mundo que nos rodeaba, el cual amparaba demasiadas incógnitas.

Parecía mentira que en un lugar tan tecnológicamente desarrollado como Tempus aún no fuésemos capaces de descubrir cosas tan importantes como todo lo que acontecía alrededor del Lord. Y lo que más me crispaba de todo aquello, es que parecía que nadie se planteaba este tipo de cuestiones… salvo los revolucionarios, supongo.

Y ahí estaba yo, en Tempus. Odiaba su clima, odiaba la nieve que seguía cayendo desde el cielo incansablemente como si el reino viviese en un constante invierno. El único lugar que me otorgaba algo de descanso en este sentido era la zona del sur, y aún así, todavía hacía uso de mi cálida bufanda.

Entonces, ¿por qué Tempus? Sencillo. Era el reino de la sabiduría y el conocimiento. El orden, la magia, el desarrollo, la paz…  Si, definitivamente merecía la pena pasar algo de frío en la calle. Además, ser profesor en la academia me permitía seguir entrenando y acceder a la enorme biblioteca que poseían sin necesidad de inmiscuirme en política. Para mí era algo así como un paraíso… unas pequeñas vacaciones.

Hoy había decidido dirigirme a la biblioteca, pues desde luego, parecía el sitio ideal para aprender un poco más de aquel lugar. Tenía tantos libros que resultaba imposible aburrirse, al tratarse de una biblioteca enfocada a la educación casi todos los ejemplares constituían una verdadera ayuda para la ampliación del conocimiento. Y eso nunca venía mal.  

En cuanto entré en el gran recinto, me dispuse a examinar la sala y para mi sorpresa, había muy pocas personas.
-Vaya, mucha academia y mucho desarrollo pero parece que aquí se lee poco… - dije en voz baja para mí mismo, ya que era imposible que alguien pudiese escucharme.

-Bueno, así nadie me molestará jajajaja- volví a decir para comenzar a reírme tontamente mientras me rascaba la cabeza de forma despreocupada. Me había auto-obligado (porque lo necesitaba) a intentar siempre ver el lado positivo de las cosas, aunque no lo tuviese.  Sonreí y saludando con la mano a una bibliotecaria con cara de pocos amigos me perdí entre las múltiples estanterías plagadas de libros dotados de todos los colores y tamaños.

Me puse a buscar de entre los infinitos estantes algunos ejemplares y obras que me podían resultar útiles. Cogí unos 10 tomos bastante gordos con títulos interesantes y los llevé a una mesa, donde los dejé reposar. Me senté en una de las sillas que rodeaban la enorme superficie de madera y sostuve uno de los libros entre mis manos.
Volví a sonreír, lo cierto es que había pocas cosas que me hiciesen disfrutar tanto como ampliar mi sabiduría gracias a dichos objetos de blancas o amarillentas páginas. Había cogido aquel hábito desde muy pequeño y me sentía afortunado de poder saciar mi voraz apetito con tanta facilidad.

Comencé a leer en silencio cruzando y apoyando los pies sobre la mesa, pues sin duda, para mí esa era una de las posturas más cómodas para hacerlo. En pocos segundos quedé totalmente ensimismado con la lectura.
Lavi
Lavi

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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Eyden Lun Ago 01, 2016 9:04 pm

Aquella mañana ya había realizado todas mis tareas, feliz y con una sonrisa complaciente abrí las ventanas de par en par, permitiendo que la suave brisa meciera mis cabellos azulados. Hacía un día magnífico, soleado y con una temperatura fresca a la par que agradable. Podía divisar muchas personas que habían aprovechado la oportunidad para salir de sus hogares, y lo cierto es que aquél animado panorama me dio la idea de ir a un lugar en especial. Sin embargo, no iba a ir ni a pasear por el parque ni a montar en barco, si no a uno de mis sitios favoritos, al cual no iba desde hacía días por tener demasiado trabajo. Últimamente, con las vacaciones de Agosto, se celebraban más eventos que de costumbre, y muchos necesitaban de mis servicios como cantante.  

Tempus era un lugar bastante insólito, tanto por sus innovaciones tecnológicas como por su gélido clima, mucho más acentuado en la capital del reino. Dicho y hecho, salí de casa esa misma mañana, poniéndome en camino con una tímida aura de felicidad. Había escogido un atuendo cómodo aunque coqueto, pues llevaba un sencillo vestido verde pastel con mangas de volantes acompañado por unos calcetines altos de color blanco y unos elegantes zapatos de tacón. Había adornado mi vestimenta con un collar que tenía como abalorio una flor rosada del mismo color que mi bolso, en el cual guardaba todo lo que podría necesitar.

VESTIMENTA:

Caminé despacio, contemplando la ciudad en todo su esplendor junto a sus magníficos y cristalinos canales. Decidí coger el tren de alta velocidad, un efectivo medio de transporte para llegar a cualquier punto de Tempus en un tiempo récord. Tras el viaje, finalmente llegué a aquél sitio de renombre, que derrochaba conocimiento y sabiduría: La gran Academia de Formación.

Años antes estuve en este mismo lugar formándome en Música, Interpretación y Danza, y lo cierto es que tenía agradables recuerdos de los profesores y sus clases, las cuales siempre me parecían que acababan demasiado rápido, quizás sería por mi creciente entusiasmo en las materias. Mi Simanéi me había sido de gran ayuda para alcanzar la matrícula de honor, y los académicos, que desconocían por completo la existencia del Elixirío, simplemente lo llamaban “un prodigioso y magistral talento”. Nunca me había sentido tan especial como en este gran templo del saber. En el escenario me sentía como en el océano, y parecía que sabía transmitírselo a mis espectadores. Recuerdo todavía los espectáculos que ofrecíamos a un público abierto, en los cuales solían visitarnos familiares y amigos de los artistas.
Y mis hermanas… Aún recuerdo la calidez de sus aplausos. Nunca se perdían ninguna obra, por pequeña que fuera, si actuaba yo en ella. Daría cualquier cosa por volver a repetir esos años, pero ya… habían quedado demasiado lejos.

Este edificio me hacía revivir dulces recuerdos que a su vez punzaban dolorosamente mi trémulo corazón. Decidí dejar de pensar en eso mientras recorría los pasillos, rebosantes de estudiantes que conversaban alegremente entre sí. Me dirigía a un punto específico, uno de los sitios que más había visitado durante mi formación aquí: la biblioteca.

Seguía siendo este mi rincón secreto, el cual compartía con millones de libros, tantos que se escapaban a la imaginación, pues sus estanterías parecían tocar el cielo. Tenía suerte de que aún me permitieran venir, pues era aquí dónde se encontraban los mejores ejemplares, ya sea de cualquier área del conocimiento o de literatura. Más no había venido precisamente a estudiar. Observé la existencia de la bibliotecaria que me miraba enarcando una ceja y, algo nerviosa, le sonreí como saludo, pues era consciente de que no le gustaba el ruido.

Me dirigí tímidamente a un lugar concreto, buscando aquél género novelístico que tanto me apasionaba. Por suerte la biblioteca parecía casi vacía, aunque era difícil de ver por sus grandes dimensiones. Me llevé una sorpresa cuando vi que habían reordenado los libros, y ahora no encontraba lo que había estado buscando tan concienzudamente. Oh, no… ¿Dónde están…? Bajé la cabeza suspirando con resignación y fui hacia la entrada de nuevo para preguntarle a la bibliotecaria.

- D-disculpe… ¿Podría indicarme dónde se encuentran... las novelas de amor? -Concluí en un susurro, como si fuera un secreto. Mis mejillas se mostraban coloreadas por el rubor, y era evidente mi nerviosismo, visible en el fulgor de mis ojos escarlata. Era una suerte que fuera mujer la encargada, pues si tratara de un hombre aún habría sido más vergonzoso.

Aquella señora de aspecto severo me miró de arriba a abajo y sin cambiar la seriedad de su expresión, me señaló el piso de arriba. Volví a sonreírle de nuevo con gratitud y subí las escaleras con cuidado. No me había cruzado con nadie más de momento, hasta que mi mirada divisó a un joven en una gran mesa con numerosos libros. Tragué saliva ante el descubrimiento y miré a otro lado. C-creía que iba a estar sola, los alumnos ahora tienen clase… Pensé para mis adentros con cierta sorpresa.

Y entonces las vi: aquellas hermosas novelas de amor. Busqué en las estanterías alguna cautivadora e interesante para leer. Entonces hubo un libro que llamó mi atención: "Violeta roja". Simple y encantador. Leí el dorso y comprobé por su sinopsis que relataba la historia de un príncipe y su sirvienta, la cual en realidad se trataba de la princesa del reino vecino que ocultaba su identidad bajo el nombre de Violeta para conocer así la verdadera personalidad del príncipe, el mismo que pronto se convertiría en su marido por orden del rey. La princesa poseía ojos de color rubí… al igual que yo. Asombrada ante este detalle, decidí llevármelo conmigo. Con él en las manos, me senté en la misma mesa que el joven, ya que no existía otra, intentando olvidar su presencia, puesto que mi mente ahora se centraba en leer el principio.
Eyden
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Lavi Mar Ago 02, 2016 11:24 am

El gran libro que sostenía entre mis manos se llamaba ''Ichi, la ciudad de los canales’’ y sin duda se trataba de una buena elección si de verdad quería conocer un poco más a fondo aquel lugar quizá demasiado húmedo para mi gusto. Aunque claro, estaba seguro de que no iba a descubrir nada realmente emocionante y nuevo ¿Por qué iba a encontrar secretos en un libro que estaba al alcance de tantos? Como mucho conseguiría algo de información que realmente no interesaba para mi misión, pero que sería útil para ubicarme y comprender mejor aquel reino, pues hasta ahora mis viajes se habían centrado en Spatium debido a los numerosos hechos históricos que allí acontecían.
Llevaba apenas un año asentado en Tempus, concretamente en la ciudad de Fedder. No es que me agradasen las nevadas que en Fedder solían abundar, pero me gustaban los altos edificios, su tecnología y la multitud de habitantes que poseía. Aunque, ¿por qué no? Lo mismo decidía mudarme a un sitio más tranquilo.
Por otro lado, sólo llevaba 6 meses en aquella academia, y la verdad es que me encantaba la idea de encontrarme gente llena de talento y con ansias de progreso. Resultaba algo interesante sin duda, algunos alumnos no dejaban de sorprenderme… y las apariencias siempre engañaban.

Continué leyendo hasta que escuché las puertas del piso de abajo abrirse. Me extrañaba, pues acababan de empezar la mayoría de las clases no esperaba que alguien más se presentase en aquel templo del saber y la fantasía. Esa era una de las cosas que más me fascinaban de leer, su capacidad para hacerte viajar a otros universos y realidades aunque fuese de una manera temporal.

A pesar de que la lectura me gustaba, aquel líbro en concreto no me llamaba la atención lo más mínimo ¿A quién le interesa saber la altura subterránea real del hospital de Ichi? En fin... lo leería, me quedaría con la información y acabaría.  Sin embargo, la presencia de otra persona resultaba ser una excusa bastante buena para pausar la lectura de aquel pesado ejemplar. Afiné el oído e intenté escuchar de quién se trataba. Tras unos cuantos acelerados sonidos de tacones contra el suelo, parecía la voz de una joven muy dulce que provenía del piso de abajo. Sin embargo, no fui capaz de escuchar lo que estaba diciendo.

Para mi sorpresa, a los pocos segundos el sonido de los tacones empezó a incrementarse. Se estaba acercando, estaba subiendo por las escaleras.
Mantuve la mirada sobre el libro fingiendo que lo estaba leyendo y en cuanto la fémina hizo acto de presencia, la miré a ella de forma disimulada arqueando una de mis cejas.
‘’Madre mía cómo está la muchacha…’’ pensé para mis adentros y volví a mirar a las letras de aquel libro que definitivamente había dejado de interesarme.
Me percaté entonces de que la peliazul se había detenido en las estanterías dedicadas a la fantasía y literatura clásica. Concretamente, novelas de carácter romántico.
''¿Ha venido a buscar historias de amor? a ella sí que le daba yo amor...'' volví a pensar, esta vez con una maliciosa sonrisa en el rostro.

En cuanto cogió uno de los libros y observé que se había quedado quieta leyendo la portada del mismo me empecé a poner nervioso. ''¿¡Pero qué demonios estoy haciendo!?'' me dije a mí mismo. Aquella chica podía ser perfectamente una alumna de la facultad capaz de meterme en serios problemas... pero me resultaba imposible ignorarla, no podía concentrarme pensando en esos cabellos azulados, mirada angelical y exuberante cuerpo adornado con un sencillo pero elegante vestido.
Y entonces, con el libro entre sus manos volvió hasta donde me encontraba y se sentó alrededor de mi mesa, probablemente porque no había otra en el piso de arriba… Sin embargo, no me había parado a pensar sobre ello en aquel momento y su cercanía me pilló con la guardia totalmente bajada.

De repente mi respiración empezó a hacerse más lenta y dificultosa por el nerviosismo que empezaba a aflorar en mi interior. Se había sentado a mi lado y me había ignorado por completo centrándose en el tomo que tenía frente a ella. Y si había algo aún más atractivo que aquella chica… definitivamente era aquella chica leyendo.
''No la mires, no la mires... sigue con el trabajo...'' pensé aún con el ceño fruncido mirando fijamente al libro pero sin conseguir concentrarme. Había venido a aquel lugar con un único objetivo, y era informarme para empezar a investigar con una base... no podía entretenerme de aquella manera tan estúpida.

Yo ya no sabía hacia dónde mirar. Observé la enorme pila de libros que había sobre la mesa, dejé el libro que estaba leyendo al lado e intenté coger el tercero empezando por abajo, que tenía otros siete grandes tomos más encima. Como cabía de esperar, la columna empezó a tambalearse y cayó por su propio peso, dejando algunos en la mesa y otros en el suelo haciendo un fuerte pero seco sonido contra el suelo.
-¡No se preocupe, está todo controlado! – Grité para que me escuchase la bibliotecaria levantándome rápidamente de mi asiento y empezando a recogerlos uno a uno, primero los que más alejados se encontraban, cerca de la escalera.
-¡Seré idiota…!- murmuré, y mientras me agachaba a recoger libros, pude fijarme en el título de lo que aquella muchacha estaba leyendo, ‘’Violeta roja’’. Parecía mentira… pero lo había leído. No es que me apasionasen las historias de princesitas que se casan con príncipes, pero de vez en cuando me apetecía leer ese tipo de cosas para viajar de forma temporal a otros mundos y vidas donde sí que era verdaderamente dueño de mi destino.
Lavi
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Eyden Miér Ago 03, 2016 5:40 pm

"Todo comenzó en un reino muy lejano, tan recóndito como hermoso, dueño de los bosques más frondosos y de las lagunas más cristalinas, así como de los más intrínsecos secretos. Era gobernado por un Rey benévolo que tenía a su vez un hijo, el príncipe, el mismo que era temido por todos sus súbditos. Esta es la historia de cómo Viona,  una princesa de excepcional belleza, se vio obligada a disfrazarse de doncella para así poder infiltrarse en el castillo protegiendo su identidad. Sólo de esa manera podría llegar a conocer al que sería su futuro marido de forma ajena a sus deseos, ya que contraería matrimonio con él obligada por orden de su padre, el Rey del reino vecino.”

De pronto me sobresaltó un gran golpe, provocando que mis latidos se aceleraran debido a aquel inesperado suceso en mi breve momento de tranquilidad. Pude observar con asombro cómo la montaña de libros que se situaba cerca del joven con el que compartía mesa se había precipitado contra el suelo, dando lugar al ruido que me había despertado de mis abstraídos pensamientos. Algunos se habían salvado de la caída quedándose desperdigados por la mesa, pero la gran mayoría se encontraba bajo ésta, a nuestros pies.

Comprobé entonces que me encontraba justo al lado del muchacho pelirrojo,  pues había venido tan absorta en el libro que apenas había mirado en qué lugar me había sentado. Sin duda parecía una ubicación algo extraña para mí, habiendo tantos asientos vacíos… lo más seguro es que se sintiera incómodo por mi cercanía. Vaya… debí haberme dado cuenta… debo estar molestándole… A modo de disculpa, me levanté con la intención de ayudarle a arreglar aquél accidente, dejando mi novela abierta junto al bolso encima de la mesa.  Me agaché con mucho cuidado para no estropear el vestido y fui cogiendo los libros más cercanos al asiento del joven pelirrojo. Cuántos libros de historia, todos de esta ciudad… ¿Será nuevo aquí…? Deduje mirándole de reojo con curiosidad. Entonces me percaté de que tenía un parche en el ojo derecho, el cual no había visto antes por haber estado sentada todo el tiempo a su lado izquierdo. Lo cierto es que ese detalle de su aspecto me llamó la atención, al igual que sus rojizos cabellos y la cinta que portaba recogiendo éstos. Sonreí graciosa, pues su aspecto me resultaba muy simpático. Qué chico... tan singular... pensé con una tímida sonrisa en los labios.

Dejé los tres libros que había recogido sobre la mesa, y me agaché para recoger el último, que estaba más al fondo, bajo la misma. Tuve cuidado de no mancharme los calcetines blancos, y, cuando llegué hasta él, observé que estaba abierto y no pude evitar leer lo que ponía:

“El célebre pintor Adelpho Baggio visita la ciudad de Ichi” ¡Oh, recuerdo ese día, mis hermanas me llevaron a verle…! Cuál fue mi sorpresa cuando avisté bajo aquel título una fotografía donde salía el artista junto a su multitud de seguidores, entre los que se encontraba una niña de cabellos azul cielo, dueña de unos llamativos ojos de color rubí, aferrada a las faldas de una joven de porte regio y melena plateada. En mi rostro se dibujó una incrédula y acentuada mueca de sorpresa. N-no… no puede ser… soy yo… y ésta es mi hermana Atenea… y detrás están las demás… Comprobé la fecha de aquél artículo: hacía más de ciento cincuenta años. Por un momento, pensé en ocultar en libro para que el joven no pudiera relacionarme con la de niña de la foto, más… era pequeña, podría tratarse simplemente de una coincidencia física. Lo cerré y salí lentamente de debajo de la mesa para volver a situarlo con los otros. La presencia de aquél joven me ponía un poco nerviosa, sentimiento que se manifestaba coloreando mis mejillas. Mis orbes se fijaron en la página de mi novela, que invitaba a ser leída.

"Violeta fue el nombre escogido por la princesa, nombre mágico y embellecedor para una grácil dama. Más dulce era la doncella que el aroma de la misma flor, y sus cabellos  estaban teñidos del más resplandeciente púrpura..." Paré. Parecía increíble pero no conseguía introducirme en la historia, sólo leía con nervios, pues ahora me era difícil olvidar la presencia del que allí se encontraba. Seguía en pie, pues no estaba muy segura de lo que debería hacer a continuación. ¿Estaría molesto por mi compañía? ¿Debería irme, para así permitirle indagar en sus libros con mayor tranquilidad? Miles de preguntas atormentaban mi razón, preguntándome qué sería lo correcto.
Eyden
Eyden

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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Lavi Jue Ago 04, 2016 11:49 am

Para mi sorpresa, en cuanto me puse a recoger los libros la muchacha que a mi lado se encontraba se levantó de su asiento. Parecía que la había asustado o alertado y  no tardó en agacharse sin hacer mucho ruido para ayudarme a recoger el estropicio. Estaba empezando a sentirme algo culpable por ello.

Nuestras miradas no se cruzaron en ningún momento, probablemente porque la joven se había situado a mi derecha y agachado, era incapaz de observarla de forma disimulada sin llamar la atención. En cuanto recogí el último de los libros que se encontraba a mi alcance me levanté y los volví a colocar en la mesa, junto a los que la peliazul había amontonado por su cuenta.

Por alguna extraña razón aquella chica ignoraba por completo mi presencia y se había quedado de pie, engatusada con el libro que había cogido de la estantería, como si agacharse a ayudarme fuese algo que realmente no deseaba hacer e indudablemente la hubiese importunado en su lectura.

-Esto… Gracias- Dije algo confuso, esperando que eso la hiciese despertar de su ensimismamiento y se dignase a mirarme. Fue entonces cuando me percaté de su extraordinaria belleza, pues la joven poseía una fina y delicada piel acompañada de unos pómulos ligéramente sonrosados y adornados con unos penetrantes y brillantes ojos rojos como si de rubíes se tratasen. Parecía una muñeca de porcelana, tenía un rostro angelical pero sin embargo… había algo en su mirada que te advertía de que debías tener cuidado. Aquellos encantadores ojos escarlata probablemente eran incapaces de pasar desapercibidos. ¿Es que acaso no se daba cuenta? Aparentaba ser una chica dulce y frágil, y al mismo tiempo mortal. Como las pequeñas y venenosas ranas dardo que lucían vistosos y bellos colores para disuadir a sus predadores. El animal más venenoso del planeta….
A lo mejor me equivocaba y aquella joven era encantadora en todos los sentidos, tanto por fuera como por dentro. Pero aún no la conocía, por lo que en aquellos momentos sólo podía maravillarme de su presencia y mostrarme bastante inquieto, algo normalmente no solía ocurrir.

-¿Sabes? Al final de la historia Viona consigue que el príncipe se enamore de ella y  se queda sorprendido al descubrir que…- Mencioné, y me quedé callado por unos instantes – ¡Ah, perdona! No… no he podido evitarlo. Lo leí hace un tiempo y… - Hice otra breve pausa y entonces me empecé a poner aún más nervioso. Sin darme cuenta mis pómulos habían comenzado a adquirir una tonalidad más rojiza

-Y-yo… ¡N-no me malinterpretes!  ¡No es que me dedique a leer ese tipo de cosas! – Grité con bastante vergüenza negando con ambas palmas de las manos, las cuales movía de forma rápida de lado a lado.
Lavi
Lavi

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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Eyden Jue Ago 04, 2016 1:05 pm

Mientras leía aquella frase de la novela, aquél joven volvió a sobresaltarme, hablando de repente. Volví la mirada rápidamente, como una ráfaga, debido a la impresión, aumentando así el carmín de mis mejillas. ¿Se habrá molestado por haber ignorado su presencia…? Estaba avergonzada, aunque lo cierto es que no me había dado cuenta de ello, las páginas de aquél libro me llamaban y mi propia curiosidad me podía. No obstante, cada vez me era más difícil concentrarme en la lectura, pues aunque intentara tranquilizarme, no estaba acostumbrada a estar en compañía de hombres, ya que mi hermana mayor nunca lo quiso así, y esto me hacía estar demasiado cohibida como para mantener una conversación normal.

Me agradeció la ayuda, ante lo que respondí con una cálida sonrisa. Era lo menos que podía hacer después de interrumpir su tranquila estancia en la biblioteca… e irme ahora para dejarle a solas quedaría demasiado irrespetuoso.

Su voz relataba la misma historia de la novela que guardaba entre mis manos, aquella que con tantas ansias había comenzado a leer. ¿Acaso me estaba rebelando la trama...? Lo miré tímidamente y con ojos extrañados por el avance que me había relatado. ¿A él... también le gustan las novelas románticas...? Pensé por un momento con gran incertidumbre, pues lo cierto es que nunca lo hubiera imaginado. Acto seguido se disculpó, y yo volví a esbozar una nueva sonrisa en mi rostro con la esperanza de que lo tranquilizase, y a su vez, que me calmara a mí también. La verdad es que sospechaba que la novela acabaría así, todas solían hacerlo, más lo que más me gustaba de aquellas historias no era el final, si no el desarrollo de la relación entre sus personajes. Al principio, absolutos desconocidos, después amigos, y finalmente comprendían que no podían vivir el uno sin el otro.

Se excusó, pareciendo preocupado por lo que yo pudiera pensar de él. Admito que sería curioso que estuviera interesado por este tipo de lectura, no sabía que al género masculino también le pudieran gustar estas historias. Aquél chico rebosaba energía, expresándose de forma vivaracha e impetuosa. Reí cubriéndome la boca con timidez, pues la verdad era que, a pesar del nerviosismo que me causaba, me transmitía buen humor y simpatía. Como vi al joven muy consternado y apesadumbrado, decidí dirigirle unas tímidas aunque amables palabras, al menos para que no se sintiera mal por relatarme la historia, gesto que no me había desagradado en absoluto. Con visibles rubores, y una leve voz entrecortada, musité:

- N-no te preocupes, no... no me molestó...- Concluí, dedicándole una vergonzosa sonrisa de afecto. – E-en realidad… ya sospechaba que… acabaría así… - Reconocí por un segundo, volviendo la mirada a aquella novela. – P-pero… igualmente… m-me gusta.- Concluí, mientras divisaba en mi rostro cierta ensoñación, pues recordaba aquél sentimiento embargador que me provocaba el leer esas dulces historias.

Su gracia y su carácter extrovertido me hacían sonreír con admirable calma, algo muy extraño en mí, demasiado, incluso. Aunque sonara increíble, entre la agitación que sentía se encontraba una leve pincelada de serenidad, producto de su actitud. Posé disimuladamente la mirada en el libro que había estado leyendo. “Ichi, la ciudad de los canales” Alcancé a ver en la portada. Me sorprendió la coincidencia de que precisamente estuviera leyendo acerca de la ciudad donde vivía, por lo que pensé que ese libro podría contener datos interesantes que aún desconocía de aquél lugar. Por un instante pensé en pedírselo, pero como ya dije, fue por un corto instante. ¿Cómo iba a hacer eso...? Se vería descortés y maleducado, no estaba en mi forma de ser hacer algo así... Además, pese a las buenas energías que me transmitía, no podía ignorar el hecho de que se trataba de un varón, por lo que conversar con él sería más difícil. Para no propiciar un incómodo silencio entre los dos, decidí aventurarme a preguntarle.

- ¿L-lees… sobre Ichi…? Es… la ciudad donde vivo... – Comenté vergonzosa, apartándole la mirada, pues sentía mayor vergüenza cuando nuestros ojos se encontraban directamente. Recordé entonces la cantidad de libros sobre Tempus que había cogido, y mi anterior suposición de que quizás fuera nuevo aquí. Quizás tenga un examen sobre historia o geografía… Dudé por unos instantes, pensando en que quizás se tratara de un estudiante.
Eyden
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Lavi Jue Ago 04, 2016 3:49 pm

‘’La he cagado…’’ pensé para mis adentros, recordando que acababa de destriparle el libro a la pobre muchacha. Sin embargo resultaba ser un libro bastante obvio y… bueno, guardaba cierto rencor hacia ese género literario. Realmente, eran junto con los de temática infantil, de los pocos libros inútiles que me podía encontrar en la biblioteca. No, no tenía por costumbre leer ese tipo de cosas… pero ya se sabe lo que pasa con el tiempo libre, el aburrimiento y mi pasión por la lectura.

Por suerte, aquella chica de azulados cabellos respondió de forma positiva, negando haberse molestado y reconociendo que el final del libro era bastante obvio, pero que aún así, le agradaba. La joven me estaba empezando a gustar cada vez más, parecía saber pensar y anteponerse a lo que iba a ocurrir y al mismo tiempo, defendía aquello en lo que creía.
Además, tenía una sonrisa de lo más encantadora, cosa que resultaba algo peligroso, teniendo en cuenta que no tenía intención de encariñarme con nadie.

Fue entonces cuando volvió a hablar, esta vez para comentar sobre el libro que había estado leyendo yo, la ciudad de Ichi. Y por otra parte, la joven parecía sentirse cada vez más insegura en mi presencia, puesto que me desviaba la mirada, cosa que me hizo bastante gracia. Para mi sorpresa, la bella peliazul tenía su residencia habitual en dicha ciudad, lo que hizo que no pudiese evitar sonreír y dedicarle una mirada algo pícara.

-Que, ¿ahora como venganza vas a venir a contarme lo que pone en el libro?- Pregunté de forma juguetona, bromeando. –Pues que sepas que me encantaría que me contases un poco sobre ese lugar, porque nunca he estado.- Dije sonriente intentando hacerle ver que sus planes de fastidiarme habían fracasado.

No me había dicho ni su nombre y ya me había dicho dónde vivía, cosa que me llamó la atención. ¿Acaso no sabía los peligros que ocasionaba decirle donde vives a un desconocido? ‘’Sé que lo ha dicho por el título del libro pero… ¿Cómo puede ser tan inocente?’’ pensé para mis adentros y solté un breve suspiro. Antes de que pudiese preguntarme sobre el tema, decidí adelantarme.

- Oye, ¿no sé supone que deberías estar en clase?  Han empezado hace 15 minutos – le dije, arqueando una de mis cejas con incredulidad – ¿Qué pasa, te has saltado las clases para venir a leer por tu cuenta?- añadí, y no pude evitar reírme un poco ''no cabe duda de que es la más rebelde de clase'' pensé -La verdad es que yo también soy autodidacta pero… no es que se aprenda mucho con cuentos románticos, ¿no crees?- Le reproché ligeramente, intentando hacer que confesase y se sintiese algo avergonzada de sus actos.

’'Ja... Si aprendes más por tu cuenta es porque no me has tenido de profesor todavía… No, si hubieses sido alumna mía me habría acordado…’’ pensé para mis adentros.
Lavi
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Eyden Jue Ago 04, 2016 9:36 pm

El joven pelirrojo respondió a mi pregunta con una broma que no comprendí al principio, lo que me ruborizó un poco más si cabía. Era difícil para mí saber si había dicho algo correcto o no, puesto que no acostumbraba a tratar con demasiados varones… Agaché la cabeza con ojos vidriosos mientras le miraba arrepentida. No era mi intención revelarle el aspecto de la ciudad sin que antes pudiera contemplar su belleza, simplemente… intentaba evitar un silencio incómodo. Por suerte, terminó diciendo que le encantaría con una gran sonrisa, la cual me permitió respirar de nuevo con gran alivio. Entorné mis orbes, cuyo centelleo se había incrementado a causa de la agitación, devolviéndole el gesto, más calmada y serena. Al conocer su interés por Ichi, pensé que quizás podría serle de ayuda, por lo que me dispuse a contarle mis impresiones de aquél lugar, al menos, durante el período de tiempo que llevaba viviendo allí.

- I-Ichi… es una ciudad que… posee un gran… encanto… - Comencé relatando, mientras que desviaba la mirada algo melancólica, imaginándome la propia situación descrita. – H-Hay canales de agua cristalina que… recorren las calles como venas, y-y… existen tanto barrios comerciales d-donde vive gente humilde como zonas d-donde la población es… más selecta… – Dispuse una de mis manos acariciando mi pómulo derecho, embelesada ante aquél paisaje que flotaba en mi propio subconsciente. De pronto parecía que hablaba sólo para mí misma, cómo si describiera la hermosura de aquél paraje contemplando la calle desde el alféizar de la ventana. – Al igual que en el resto de Tempus… hay grandes rascacielos, y la tecnología también tiene importancia allí, pero… s-sin embargo…, las personas no pierden la comunicación entre sí, s-son de carácter abierto, agradable… La brisa es fresca, y… de noche… cuando la luna y las estrellas se contemplan a sí mismas en las aguas… todo cobra una indescriptible... magia… – Era tal mi embelesamiento que lo había vuelto a hacer… Había vuelto a obviar su presencia. Eyden, cómo puedes ser tan torpe… Me recriminé a mí misma, pues dos veces ya era algo del todo imperdonable. – L-lo siento… creo que… m-me ensimismé demasiado…- Me disculpé entrecortadamente, volteando la cabeza para mirarle directamente por mucho que me costara, prestándole la atención que sin duda se merecía.

Para mi asombro, me insinuó que debía estar en clase, pues ya habían comenzado hacía rato. No pude evitar reír un poco cubriéndome los labios… Cree que soy estudiante… qué divertido… pensé graciosa para mis adentros. No sólo eso, creía que me estaba saltando las clases para venir a la biblioteca. Me preocupé en ese momento por lo que pudiera pensar y decidí responderle rápidamente.

- N-no, no… yo… yo ya me gradué aquí… – Dije apresurada, antes de que prosiguiera equivocándose con la situación, aunque, por otra parte, este malentendido era comprensible.

Luego de aclararlo, comentó que no se podía aprender demasiado de los cuentos románticos. Fue como una daga en el corazón.  Mi rostro palideció levemente, y el rubor de mis mejillas se desvaneció, cediendo el protagonismo al fulgor de mis ojos escarlata. Arqueé las cejas con una visible expresión de tristeza, volviendo la mirada de nuevo a la novela, que descansaba frente a mí, aún abierta sobre la mesa. Mi mentón tembló ligeramente. Aquellas novelas eran lo único que tenía para entender aquél añorado e inalcanzable sentimiento… Conocer el amor era imposible para alguien como yo, por eso mi único refugio residía en aquellos versos tan dulces como la miel. Cogí el libro y lo apreté contra mi pecho, abrazándolo. No eran cuentos… estaba segura de que había personas que sentían lo mismo que los protagonistas, lo había visto muchas veces, desde la lejanía de mi soledad. Comprendía que para él tan sólo se trataran de historias predecibles, pero, para mí, eran manos tendidas que me endulzaban la existencia tras la pérdida de mis hermanas. Aquél objeto era lo más cercano que me encontraría jamás del amor.

Fue entonces cuando advertí el sonido de mi móvil desde el bolso, justo a mi lado. Sorprendida, aunque un poco decaída por el anterior comentario de aquél pelirrojo, me dispuse a abrirlo y a sacar el teléfono para ver el número. Oh, es Philippe… Comprobé, sabiendo que seguramente sería importante.

- L-lo siento, yo… debo c-contestar… – Me dispensé, al tiempo que me levantaba de la silla y me alejaba un poco.

Descolgué la llamada. ¿Cómo está, señorita Eyden? La llamaba porque tenía trabajo para usted en el “Flamingo’s”, mi club nocturno. Reconocía su voz, ya había trabajado con él otras veces y era un cliente de confianza, su nombre era Philippe Bennet, y era el encargado de un moderno y exclusivo club en el centro de Fedder.

- E-entiendo… ¿Entonces… n-necesita mis servicios? – Pregunté para asegurarme. Sí, para este mismo sábado si fuera posible. ¿Podría recordarme cuál era la duración de su programa y el precio de sus honorarios, por favor? Sonreí, pues era un señor bastante amable y guardaba un buen recuerdo de él. Había olvidado de nuevo subir esta información a mi página web, por lo tanto, tendría que hacerlo más tarde y así evitar confusiones posteriores.

- P-por supuesto… el servicio completo s-son tres horas… con dos descansos de… media hora… S-serían unos quince mil Soulinks… – Aclaré entrecortadamente. ¡Perfecto, Eyden! Queda usted contratada para el próximo sábado, estamos deseando volver a oírla cantar. Por cierto… ¿Cuántos músicos necesitaría? – Indagó de nuevo.

- Huummm… - Mostré un gesto pensativo todavía al teléfono, pensando en cuál sería el número indicado. – S-si le parece bien… podríamos empezar con… un Trío y c-culminar con un Cuarteto para… o-obtener un final más animado... – Recomendé, pues siempre estaba bien enardecer a la multitud hasta el final de la actuación, ya que así seguro que les dejaríamos con ganas de volver otro día. Me fío de ti, Eyden, tú eres la experta. Muy bien, quedamos entonces las diez, un abrazo.

- M-Muchas gracias Philippe, siempre es... un placer… Te veré en el club, h-hasta luego... – Me despedí, apartándome el teléfono del oído y pulsando el botón de “colgar llamada”. Una vez resuelto este pequeño contratiempo, me dispuse a volver a mi asiento, intentando olvidar el comentario del joven. Una vez a su lado, decidí presentarme para que no siguiéramos siendo unos desconocidos.

-P-por cierto… M-mi nombre es… Eyden… - Dije entre un débil susurro, acercándole la mano para que me la estrechara con cordialidad. - E-encantada…- Concluí con una sonrisa, aunque aún todavía un poco compungida por su comentario anterior.
Eyden
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Lavi Vie Ago 05, 2016 2:54 pm

La joven de ojos escarlata recuperó por un momento la calma e intentó explicarme de forma detallada cómo era la ciudad de Ichi, su ciudad. Sus descripciones parecían sacadas de cualquier folleto turístico que te invitaba a perderte entre sus calles y canales. Arqueé una de mis cejas mientras le escuchaba algo confuso, porque lo cierto es que no acababa de comprender a aquella chica, que por momentos parecía abandonar la sala en la que nos encontrábamos y se deleitaba con las imágenes que probablemente recorrían su mente, como si estuviese viviendo un sueño mientras seguía despierta. ‘’Desde luego… es obvio que le encanta fantasear… tiene buena imaginación. No me extraña que le gusten los cuentos de hadas donde todo tiene un final feliz’’ pensé para mis adentros mientras esbozaba una leve sonrisa sin saber muy bien cómo debía reaccionar ante aquello, por lo que decidí guardar silencio hasta que terminase observando con bastante curiosidad. En realidad le envidiaba… se notaba desde lejos que le apasionaba su ciudad, todo lo que leía, todo lo que le rodeaba. Y hacía ya demasiado tiempo que yo era incapaz de sentir pasión por nada.

-L-lo siento… creo que… m-me ensimismé demasiado…- dijo cuando terminó de contarme sobre la ciudad de Ichi. Fue entonces cuando decidí hablarle.

-No te preocupes
- le respondí. ‘’No te preocupes, estaba entretenido viendo la carita que ponías’’ pensé para mis adentros completando la frase anterior. –Tal y como lo describes parece un lugar fantástico, tendré que dejarme caer de visita- añadí para instantes después echarle un guiño con el ojo que mantenía al descubierto.

Para mi sorpresa, parecía que la chica de azulados cabellos no era estudiante, pues ya se había graduado. Definitivamente había vuelto a meter la pata hasta el fondo porque… ¿y si…? ¿Y si era profesora en aquel lugar, como yo? Había cuestionado su capacidad para aprender cosas de los libros que le gustaban. ¿Y si fuese profesora de literatura y enseñase a sus alumnos acerca del romanticismo y el clasicismo? ¿Y si ella no necesitase aprender nada más y leía simplemente porque le apetecía?  Y… ¿es que acaso una alumna no podía leer cualquier cosa simplemente porque le gustase hacerlo, sin ánimo de aprender cosas nuevas? Fue entonces cuando me di cuenta de que me había equivocado completamente.

Estaba demasiado acostumbrado a las cosas prácticas y lógicas. A hacer todo aquello que tenía una utilidad y a descartar todo aquello que no procurase una eficiencia o progreso, pasando por alto si hacerlo te gustaba o no. Así era, así me habían entrenado desde que era pequeño, quizás por eso era incapaz de disfrutar de las pequeñas cosas o me obligaba a mi mismo a no hacer las que probablemente me gustasen más, simplemente porque eran inútiles. Por suerte, había aprendido a ser feliz realizando cosas que para muchos resultarían ser auténticas torturas.

Por el triste  y serio semblante que la joven había empezado a lucir, me di cuenta que de una u otra forma había herido sus sentimientos, y eso no estaba bien. – Oye, perdona, lo que quise decir es que…- intenté disculparme, pero su móvil comenzó entonces a sonar y ella rápidamente se dirigió hacia su bolso y se levantó para atender la llamada unos pasos más alejada de donde me encontraba.

Solté un suspiro y me erguí de hombros con cierta impotencia. Me llevé la mano al bolsillo de la chaqueta e igualmente saqué mi teléfono móvil con intención de ver la hora, navegar un poco por la red…aunque la intención principal era que la muchacha no se percatase de que me mantenía atento a su conversación.  

Fue entonces cuando de verdad empecé a alucinar con aquella chica de cautivadora mirada, pues sus respuestas daban muy poco margen de error.
Por lo visto la peliazul trabajaba realizando sus servicios… los cuales duraban 3 horas con dos descansos de media hora. ‘’A ver, tres horas de servicio era algo normal… podía estar impartiendo clases de algo… para eso se había graduado ¿no?’’ pensé para mis adentros, aunque la distribución de los descansos me parecía que no tenía demasiado sentido si pretendía impartir lecciones. También resultaba extraño que si era profesora no realizase su labor en la academia.

Espera… ¿Acababa de decir ‘’servicio completo’’? ¿A qué se refería con eso? No, definitivamente aquella muchacha no se dedicaba a dar clases…  ‘’A lo mejor es terapeuta y hace masajes… tratamientos de belleza… seguro que aquí se aprende también de esas cosas’’ intenté autoconvencerme poniéndome aún más nervioso.

Pero es que para colmo… ¡Cobraba 15.000 Soulinks por 3 horas de servicio! ¡Aquella chica debía dar unos masajes de la hostia!
Y la guinda que colmó el vaso fue lo de empezar con un trío y hacer un cuarteto animado… ya no había lugar a dudas. Aquella joven de exuberante apariencia no era profesora ni masajista. Era prostituta, o en el mejor de los casos, actriz porno. Y actriz porno de lujo, porque si tenía clientes que aceptaban esos precios, debía ser bastante cotizada.

Yo ya estaba flipando, la conversación me había dejado totalmente petrificado, nervioso pero sin poder reaccionar. ‘’Joder con la ranita…’’ pensé para mis adentros. Tras unos momentos de meditación conmigo mismo, empecé a reírme de forma algo nerviosa mientras aún sin dirigirle la mirada  me llevaba la palma de la mano a la frente, justo donde tenía la banda del pelo. ‘’Estaba claro que las apariencias engañaban… y esta chica tiene poco de santa e ingenua’’ volví a pensar.

Aproveché entonces para quitarme la banda del pelo y meterla dentro del bolsillo de mi pantalón, liberando así mis cabellos rojizos. Había empezado a hacer bastante calor de repente. En mi semblante todavía quedaba una sonrisa de asombro ante aquel nuevo descubrimiento.  
¿Para eso le había servido graduarse? ¿Para vivir de su cuerpo en vez de su cerebro? Aunque pensándolo bien, aquella joven no era en absoluto una fracasada si cobraba 15.000 Soulinks por sólo 3 horas de servicio. Además, no parecía que nadie le estuviese obligando a hacerlo. Tristemente, era probable que muchas chicas prefiriesen estar en su lugar a terminar los estudios y cobrar 500 míseros Soulinks.

Ahora empezaba a entender por qué la bella muchacha de ojos carmín se deleitaba con novelas románticas. El amor no estaba hecho para las que elegían aquel estilo de vida. Qué caprichoso era el destino a veces…  

- Te veré en el club, h-hasta luego... – dijo finalmente, terminando la conversación. El club… estaba claro que aquella chica de mirada angelical y vestido de tonalidades pastel pertenecía al mundo de la noche. Y en realidad, ahora me sentía bastante más aliviado y tranquilo charlando con ella, al fin y al cabo, ya me había dejado claro que no era una alumna, y yo no era quién para juzgar lo que hacía con su vida. Si realizaba aquellos servicios era indudablemente porque así lo deseaba, porque nadie cobraba 15.000 Soulinks si necesitaba algo de dinero de forma desesperada.

Me volví a levantar de mi asiento, guardé el móvil y aún sin poder borrar la sonrisa de mis labios volví a mirarle a los ojos.
-P-por cierto… M-mi nombre es… Eyden…  E-encantada…- dijo algo compungida pero intentando ser cordial acercándome su mano. ‘’Bueno, no deja de ser una preciosa e inquietante dama y se comporta como tal’’ pensé para mis adentros. Sostuve su mano con mi diestra y la elevé ligeramente para seguidamente darle un beso agachando la cabeza –El placer es mío Eyden, puedes llamarme Lavi- respondí de forma cordial liberando delicadamente su mano.

-Disculpa Eyden, no he podido evitar escuchar la conversación que acabas de tener y… eres un poco cara  ¿no crees?- dije. Para mi sorpresa volví a hablar sin ser verdaderamente consecuente de mis actos y comencé a ponerme más nervioso. De la vergüenza, mi rostro empezaba a adquirir una tonalidad rojiza por momentos.

-N-no es que esté muy puesto en esos temas ¿eh? ¡N-no suelo frecuentar los clubs!- respondí rápidamente volviendo a negar ladeando ambas palmas de las manos hacia los lados.

-¡N-no me malinterpretes!  Estoy seguro de que lo haces genial. Es sólo que… bueno, está claro que no ofreces tus servicios a cualquiera- intenté explicarme, aunque probablemente la había cagado más.

Sujeté entonces con el dedo índice de mi mano derecha el cuello de mi camisa a fin de poder respirar mejor y tranquilizarme un poco. Había desviado la mirada hacia otro punto de la sala, intentando buscar la calma lejos de aquellos brillantes ojos rojos. ‘’15.000 Soulinks… creo que sería capaz de pagarlos por ti’’ pensé para mí mismo, pues estaba claro que la joven no era una señorita de compañía cualquiera. No vendía únicamente su cuerpo, vendía su presencia, su elegancia, su educación, su apariencia angelical…  Suspiré, fruncí el ceño y me llevé la mano al rostro. Maldita sea… cualquiera en su sano juicio pagaría esa cantidad de dinero sólo por pasar 3 horas con ella.
Lavi
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Eyden Sáb Ago 06, 2016 7:50 pm

Allí estábamos, dos desconocidos en un lugar donde el saber era el protagonista indiscutible. Había sido un encuentro tan inesperado como fortuito… al igual que resultó aquél beso depositado grácilmente sobre mi mano. Centelleantes luces danzaban nerviosas en mis orbes ante la sorpresa, mientras que mis temblorosos labios se entreabrían asombrados, y por último, mis pómulos, observando el momento como pertinente, osaron vestirse del rojo más vivo. No esperaba que reaccionara así, por lo que mi cuerpo reaccionaba de esta forma tan característica. Mi piel… podría decirse que no estaba acostumbrada a ser besada.

A-ah…- Dejé escapar a causa de la impresión que me había provocado el repentino saludo del joven, que se había presentado como Lavi. ¿L-Lavi…? Es un nombre gracioso y sencillo… con personalidad... Lo cierto es que parece perfecto para él… Pensé para mis adentros, mientras me esforzaba por concederle una apocada sonrisa ante su presentación.

Fue entonces cuando aquél joven me mencionó que no había podido evitar oír mi conversación telefónica con el amable dueño del club “Flamingo’s”. O-oh… ¿He estado…. hablando demasiado fuerte…? Lo cierto es que estaba arrepentida, pues parecía haber olvidado el lugar en el que me encontraba al responder dicha llamada, no siendo una acción demasiado respetuosa.

No obstante, el muchacho de ígneos cabellos y alegre personalidad no me reclamaba tal cosa, si no que me expresaba su sorpresa al conocer el precio que ganaba con mis actuaciones. Lo cierto es que cuando empecé en este negocio, antes de que aquél cazatalentos me encontrara y me diera a conocer, apenas recibía cien Soulinks por un concierto de larga duración. Tras obtener cierta fama, y cuando empecé a actuar para un público más selecto, el precio comenzó a ascender súbitamente, ya que cuanto más sabía de mí la gente, más debía pedir, o al menos, aquello era lo que me recomendaba Edgar Howland, nombre del que fue mi antiguo manager, y también, la persona que me encontró musicalmente.

Cuando le conocí, yo apenas tenía unos quince años humanos, y él rondaba tan sólo los veinticinco. Pasaron los años, y los mismos que fueron tres en mi apariencia, resultaron cincuenta en la suya. Por desgracia para mí, desde que mi antiguo manager se jubiló debí ocuparme de mis propios trabajos y gestiones, al menos, hasta que encontrase uno nuevo, lo cual todavía no ha sido posible.

Pasé fácilmente de ganar cien Soulinks a mil, de mil a cinco mil, y más tarde la suma ascendía a unos diez mil. Ahora que empezaban a existir carteles con mi rostro en las principales ciudades y que ya era posible oírme en entrevistas de radio o leer artículos sobre mí en populares revistas, la cantidad había vuelto a subir, pues así lo hubiera aconsejado Edgar, mentor lo que había sido el mundo de la celebridad y el estrellato. Supuso una gran pena en mi corazón tener que despedirle recientemente, ya que fue la primera persona ajena a mi familia que apostó por mí, siendo lo más parecido a una “figura paterna” que he tenido. Volví al cementerio hacía unas semanas para dejarle una docena de rosas, compradas en la misma floristería de Ichi dónde conseguía los ramos que llevaba a mis hermanas. Me gustaba comprarles a cada una la flor que usaba como seudónimo: Claveles, Gardenias, Crisantemos, Azaleas y Salvias...  Siempre pedía las mismas, cada seis meses.

Pero a Lavi no podía darle una explicación tan larga… entre otras cosas, podría resultarle de lo más aburrido. Si bien en un futuro quizás pudiera relatarle todo esto, en éste momento decidí contestarle con brevedad y parsimonia.

- E-esto… puede ser… - Mascullé un poco vergonzosa, pues lo cierto es que aunque él no lo supiese, me había costado un total de sesenta y siete años humanos llegar hasta mi actual estatus en el mundo de la música, aunque él  no era consciente de ello.  – E-es mi vocación… L-lo cierto es que a veces m-me siento mal por ello… ya que… recibo dinero por… por algo que podría hacer… gratis… – Me excusé, llevando una nueva y tímida sonrisa en mis labios, encogiéndome de hombros y volviendo a dirigirle la mirada nuevamente, curiosa por su respuesta. Espero no haberle parecido prepotente… Dudé para mis adentros con cierta preocupación.

Sin embargo, fue bastante sorprendente conocer el hecho de que a Lavi no le gustara ir a locales para escuchar música o pasar un rato agradable disfrutando en compañía de sus familiares o amigos. Lo cierto es que a mí nunca me habían llamado la atención aquellos lugares hasta que empecé a cantar en ellos, pues sólo me concentraba en ofrecer un buen número musical. De algún modo había algo en ese mundo que… era demasiado distinto a mí. Posiblemente mi lugar debiera estar sobre el escenario y no fuera de éste, más apreciaba un sitio acogedor y confortable cuando lo veía. El joven pareció entender que sólo cantaba para un público selecto, más en realidad no tenía por qué ser así… podía actuar de manera gratuita si fuera por un buen fin o para alguien con quien tuviera cierta relación de confianza.

- N-no, en realidad… - Expliqué, negando sutilmente con la cabeza. – N-no tienen por qué t-tener una gran suma… a-a veces… no es necesario… – Concluí con un cálido gesto en mi semblante, esperando haber arreglado mi explicación anterior en cuanto al dinero.

- ¡Mira, Liam! ¿No es… esa chica muy parecida a Eyden? … ¡Espera, pero si es ella, vamos! – Escuché poco después a mis espaldas, por lo escuché con atención y les miré de reojo, pudiendo contemplar que se trataban de dos muchachos de no más de dieciséis años de edad. - ¡Vamos a pedirle un autógrafo!

- ¡No, Will! ¿y si la molestamos…? – Comentó el segundo chico, de actitud más retraída y con gafas.  No obstante William, pues así sería su nombre completo, parecía no hacer demasiado caso a su amigo, pues prácticamente le llevó a rastras ante mí. Reí cubriéndome la mano y me levanté de mi asiento para dirigirme hacia ellos, permitiéndoles ver que no había problema alguno. Aún seguía sorprendiéndome el que la gente me reconociera, pero sin embargo me llenaba de alegría encontrarme a personas a que disfrutaban de mis canciones.

- ¡Eyden, Eyden, somos grandes admiradores! ¿Te importaría firmarnos un autógrafo? – Comentó el vivaracho William con ojos despiertos y brillantes.

- P-por supuesto… será… un placer… - Respondí. Rápidamente, aquél joven sacó su cuaderno y un bolígrafo para luego entregármelos. Cogí ambos algo nerviosa y abrí el primero para escribirle una dedicatoria. ”Para mis amigos Liam y William… Con cariño, Eyden… Seguid estudiando.” Al acabar, firmé y les entregué de vuelta el cuaderno, el que sin duda usarían para alguna de sus clases.

- Eyden… esto…. ¿podrías… hacernos… una demostración…? – Se animó a pedir el tímido Liam, casi oculto detrás de su compañero.

¿C-cantar… aquí…? Me ruboricé, algo preocupada por el sitio donde nos encontrábamos… ya me había saltado demasiado las normas hablando por teléfono…

- C-Chicos… n-no creo que… sea … un buen lugar… – Respondí bastante cohibida, intraquila por la reacción que pudiera tener la bibliotecaria.

- ¡Venga, sólo un poquito, algo rápido! ¡Por faaaa…! - Insistió Will, seguido a su vez por su amigo. Reí un poco para mis adentros, pues lo cierto es que me resultaba entrañable que se comportaran como niños. Sin embargo, no estaba segura de si era lo correcto…


Última edición por Eyden el Dom Ago 14, 2016 1:33 pm, editado 3 veces
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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Lavi Dom Ago 14, 2016 11:18 am

Sin darme cuenta, había acabado debatiendo sobre los precios del mercado sexual en medio de la biblioteca de la academia. ‘’Esto es surrealista…  ¿Por qué he dejado de lado mi lectura?’’ pensé para mí mismo, pues siempre había sido complicado distraerme de mis obligaciones… hasta que aparecía alguna muchacha interesante y de buen ver, claro.

La bella joven de ojos escarlata procedió a responderme con cierta vergüenza y timidez en sus palabras entrecortadas. Parecía increíble que una mujer acostumbrada a todo tipo de hombres y ambientes nefastos fuese así, una persona que desprendía tanta inseguridad. ¿Acaso mi presencia le imponía de esa manera? Lo dudaba bastante. Probablemente simplemente se sentía algo incómoda hablando del tema, pues supuse que no sería plato de buen gusto. Por un momento me sentía algo culpable de preguntarle. De hecho, tardé poco en darme cuenta de que no debí hacerlo, pues la única razón por la que lo había hecho era para saciar mi morbosa curiosidad.

Para mi sorpresa, la peliazul no parecía en absoluto consternada o preocupada de que hubiese descubierto más a fondo a qué se dedicaba. Al revés, estaba feliz y aseguraba que podría hacerlo gratis porque era su vocación.

Ante aquella inesperada respuesta, el corazón casi me dio un vuelco. ‘’Ufff... no me digas esas cosas Eyden, que no soy de papel’’ pensé para mis adentros, aún alucinando con lo que estaba escuchando.  Una parte de mi había comenzado a desear llevarse a aquella muchacha a otro lugar algo más privado… y con razón. Cualquier otra persona habría intentado 'secuestrar' a la peliazul y se habría puesto a meterle mano de forma descarada.

-¡O-oye, es genial eso de trabajar por vocación y ganar dinero haciendo lo que te gusta!
- respondí con un notable rubor en mis pómulos a la vez que me rascaba la cabeza de forma despreocupada con la diestra y mostraba una sonrisa nerviosa. Por un momento quise hablarle un poco de mí, sobre mis aficiones, mis oficios, mis inquietudes… pero me mordí la lengua y decidí no decir nada al respecto. En realidad no conocía de nada a aquella joven, ¿por qué iba a dale información sobre mí? Por el momento no parecía ser una persona que realmente fuese de ayuda para mis investigaciones, y lo único que lograba dándome a conocer era simplemente abrirle las puertas de mi vida y volverme más vulnerable.
No, lo mejor era mantenerse en una posición neutral. Disfrutar del momento sin pensar demasiado en qué será de aquella muchacha mañana. Sin pensar en si le alegraría o deprimiría trabajar en un club arruinando a unos cuantos infelices… o afortunados.

Fue entonces cuando aseguró que realmente no era necesaria una gran suma de dinero para disfrutar de sus servicios, y en realidad me parecía algo de lo más lógico si la joven disfrutaba del sexo y podía decidir con quién tenerlo. Por un lado podía comprender que fuese feliz con su estilo de vida, pero por otro… consideraba que era un oficio demasiado peligroso. ¿Y si alguien se negaba a pagar, la trataba mal o intentaba hacerle algo peor? O aquella mujer era infinitamente poderosa, o tenía fantásticos guardaespaldas, o resultada demasiado ingenua y algún día le saldría caro.

-Pues… me han entrado ganas de verte algún día por el club- reconocí. ¿Y quién no querría, si aquella preciosa joven parecía además disfrutar con ello? Mientras pensaba en aquello sin darme cuenta y sin poder controlarlo había comenzado a excitarme, marcando de forma involuntaria un bulto en mi pantalón, que había empezado a hacer presión hasta el punto en el que había empezado a resultar molesto y algo doloroso. Rápidamente me llevé ambas manos hacia los bolsillos del pantalón para intentar disimularlo, aunque la estúpida y nerviosa sonrisa de mi rostro probablemente delataba mis emociones e intenciones.

- Me harás precio de amigo, ¿No? Je… je…
– añadí. Y por un momento fui incapaz de reconocerme a mí mismo. ¿Pero qué cojones estaba haciendo? Me estaba comportando como un vulgar depravado sexual. ¡Por supuesto que aquella joven me atraía y no dudaría en acostarme con ella si se daba la oportunidad! Podría incluso pagarle por ello, pues realmente me daba igual y podía permitírmelo. De hecho, resultaba preferible eso a forjar una relación sentimental con alguien...

Pero así no, no podía perder el control de mis actos y emociones, dejarme engatusar de aquella manera por sus encantos femeninos y volverme vulnerable. Di un gran suspiro e intenté tranquilizarme desviando la mirada y dirigiéndola hacia la ventana para pensar en otra cosa. ¡Estaba en una maldita biblioteca! Ya habría tiempo para disfrutar de aquellos placeres terrenales en otro momento.  

No tardaron mucho en aparecer un par de adolescentes con aún menos vergüenza que yo pidiéndole no sólo un autógrafo sino también una demostración. ¡UNA DEMOSTRACIÓN! ¿¡A qué demonios se estaban refiriendo!? Imposible… ¿cómo pedir algo así delante del resto y en una biblioteca? Esos críos estaban mal de la cabeza y definitivamente se encontraban aún más atacados por las hormonas que yo.

‘’Chavales, controlad vuestras mentes calenturientas. Sé cómo os sentís, pero Eyden no deja de ser una dama y se encuentra fuera de servicio.’’ Pensé para mí mismo. ‘’Además, aún no tenéis edad para esas cosas… de momento os toca conformaros con verla en revistas e internet’’ seguí pensando mientras observaba como la en apariencia indefensa joven estaba siendo acosada por sus pequeños admiradores. Uhm… quizás la buscase en internet más tarde…

-Dejad a la pobre chica tranquila, este no es ni el lugar ni el momento- dije por fin intentando que cesasen en sus intentos. Sorprendentemente la peliazul parecía tomarse aquello con humor y sonreía con ternura a sus depravados fans. Como si realmente no supiese cuáles eran sus oscuras intenciones. Por un momento sentí cómo los ojos de aquellos muchachos se me clavaban como frias dagas con ganas de aniquilarme y hacerme desaparecer del mapa.

-Liam, si de verdad quieres mejorar deberías estar practicando. De poco te sirve saber la teoría si no entrenas-
Le dije a uno de ellos, el  cual había estado acudiendo a mis clases. Supuse que si estaba en la biblioteca era porque deseaba estudiar o sabía que me encontraba allí y quería resolver dudas. O sabía que se encontraba su actriz porno favorita y deseaba acosarla un rato, cosa bastante factible…
Lavi
Lavi

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Privado Re: En la biblioteca en busca de nuevos conocimientos [Eyden]

Mensaje por Eyden Dom Ago 14, 2016 3:11 pm

Intuía algo de vergüenza en aquél joven llamado Lavi… Conocía demasiado bien ese sentimiento, por lo que para mí era fácil de distinguir en otras personas. ¿Quizás se sintiera molesto con mi presencia, o es que había dicho algo inapropiado…? No obstante, parecía interesado en venir a ver mi espectáculo algún día. ¿Tal vez se trataba de un noble o alguien de elevado estatus social…? De otro modo, le sería imposible acceder a esos lugares tan exclusivos. Lo cierto es que creía conocer a la mayoría de la clase alta de Tempus, pero por lo visto estaba equivocada… sin embargo, él no se asemejaba nada a ellos. Poseía un carácter sencillo, jovial, no dominado por las apariencias… todo él sugería humildad y alegría. De algún modo, me hacía sentir cómoda e incómoda al mismo tiempo. ¿Qué provocaría esto en mí…?

Cuando me pidió rebajarle el precio sonreí, para después buscar alguna entrada en mi bolso… pero por desgracia no llevaba ninguna encima para poder darle. Vaya… están todas en casa… Lamenté con un suave suspiro.

Fue entonces cuando nos vimos gratamente interrumpidos por la presencia de aquellos dos simpáticos adolescentes. Tras firmarles un autógrafo se mostraron insistentes por oír alguna canción. Dudaba de si era lo correcto, más… me resultaba difícil decir que no a aquellos orbes tan brillantes en entusiasmo y jovialidad, casi tanto como a sus rostros absortos en mi modesta presencia... Me encontraba en una encrucijada y no supe qué decirles, algo que se percibió como evidente en mis nerviosos titubeos. Por otra parte me preocupaba en demasía la reacción que pudiera tener la bibliotecaria en la planta inferior. De pronto, Lavi nos sorprendió, exigiéndoles cesar con sus peticiones. Fue cortés de su parte haberme defendido, privándome así de decepcionarles con una negativa. Después de todo la actitud de aquellos jóvenes no era reprochable… todos teníamos alguien a quien admirar. Me hacían sentir halagada, quizás más de lo que merecía... Lo cierto es que no podía evitar regocijarme ante aquellas palabras amables.

Pude ver palidecer las caras de aquellos jóvenes en cuanto divisaron la existencia de mi acompañante.

- ¡Pro-profesor! – Gritaron al unísono con una visible mueca de horror, como si hubieran visto un fantasma. Al descubrir este nuevo dato, no pude evitar girarme para observar a Lavi de nuevo. ¿P-profesor…? pensé con gran desconcierto para mis adentros. Eso explicaba qué hacía en la biblioteca estando en horas lectivas, y también su gusto por la búsqueda de nuevos conocimientos. ¿Quizás era profesor de Historia o Geografía…? Era digno de admiración el hecho de que fuera educador en esta célebre institución siendo tan joven.

Después de que le reconocieran, aquél pelirrojo demostró su autoridad dando una pequeña reprimenda al chico más tímido de los dos. Liam, pues ese era su nombre, se mostró avergonzado, asintiendo nerviosamente en silencio. Su amigo salió pronto en su defensa.

- ¡Ha faltado una profesora, por eso hemos venido aquí! ¡No tenemos que darle explicaciones de lo que hacemos en nuestro tiempo libre, así que si queremos ver a la señorita Eyden en directo, se lo pedimos y punto! ¡Tsk, maldito tuerto! – Protestó William a viva voz, bastante irritado con la escena. En un abrir y cerrar de ojos, todo cobró un ambiente bastante tenso. Sus réplicas sonaban amenazantes y en un tono demasiado alto, teniendo en cuenta el sitio en el que estábamos. Sin embargo, aquél muchacho se cubrió rápidamente la boca, arrepintiéndose de forma inmediata ante lo que había dicho. Esta vez fue su compañero el que procuró aminorar la regañina que tal vez se había ganado el pobre William.

- ¡P-perdónele, profesor…! ¡Es un poco… bocazas a veces, pero es un buen chico! – Defendió Liam, intentando calmar al que sin duda era su instructor.

Estar en aquella posición me provocaba angustia, y a su vez, temía también por el impulsivo joven, el mismo que ahora mostraba ahora ojos apesadumbrados por su anterior comportamiento. Eran tan sólo unos adolescentes, y equivocarse era una acción necesaria en el camino del aprendizaje. Si bien sus palabras habían sido ofensivas y poco respetuosas, perdonar era de sabios. No obstante, sentía que debía hacer algo para calmar la situación… y, quizás por mi creciente nerviosismo, o por mi deseo de que aquella tirantez desapareciera, decidí interponerme, tal y como había hecho recientemente el muchacho de rojos cabellos.

- C-Chicos… no está bien hablarle así a un profesor… será mejor que v-vayáis a estudiar, ¿de… acuerdo…? – Les dije, reprimiéndoles por su conducta de una forma suave. Prefería evitar un posible altercado entre ellos, el cual podía desembocar en un castigo o incluso en una expulsión.

Nuevos rubores aparecieron en mis mejillas, mientras me preguntaba si había obrado correctamente. Espero que… la bibliotecaria no haya alcanzado a oírle… Rogaba en mi interior. Respondieron con un silencio apesadumbrado, mirándome cabizbajos, asintiendo débilmente. Les sonreí de forma cálida, alegrándome de que hubieran entendido la situación. No le reclamé a William que pidiera perdón, pues estaba segura de que saldría de él tras ver la aflicción en su rostro.

- Yo… eh… lo siento, profesor Lavi. – Se disculpó, tal y como había supuesto previamente. – Nos iremos a la planta inferior... Ha sido un placer conocerla, señorita Eyden, y gracias… – Terminó despidiéndose, compartiendo conmigo aquél trémulo carmesí que bañaba mis pómulos. Le ofrecí una nueva y orgullosa sonrisa debido a su reciente actitud, y le tendí mi mano como despedida, la misma que él posteriormente estrechó de manera gentil.

- Yo… también me voy con él… Ah, por cierto… - Recordó Liam, para después coger de su mochila lo que parecía ser un papel enrollado, del tamaño de un póster. – Esto se cayó del tablón de anuncios, y era una pena que estuviera en el suelo… – Explicó, cediéndole aquél objeto a su profesor, entregándoselo en mano. - ¡Bueno, nos vemos! – Se despidió de forma amigable, estrechándome también la mano cordialmente, al igual que su compañero.

Pudimos observar cómo se marchaban de forma apresurada por donde habían venido, los dos juntos, inseparables. Me hubiera gustado... tener... una amistad así... Reflexioné de forma melancólica mientras los contemplaba alejarse, hasta que finalmente se perdieron al descender por las escaleras hacia el piso de abajo.
Eyden
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