Cuando la tirania es ley la revolucion es orden [Semi-privado /// Revolucionarios y Anti-gobierno]

por **Ichinose Takumi** Lun Mar 16, 2015 7:52 pm

Hacían ya dos meses desde que el revolucionario y los demás habían logrado escapar de Carceris Arcadia, en aquel momento se encontraba en una de sus tantas guaridas alrededor del planeta. Nihil, era el lugar elegido por el revolucionario para la próxima reunión de aquellos idealistas. Con su odio por la monarquía, sus ideales renovados y las heridas ya sanadas por completo, aquel demonio estaba seguro de sus prioridades. Debía primero que nada conseguir un ejército de hombres que lucharan a su lado para acabar con aquel ser a quien más odiaba, que seguramente en aquel momento estaba sentado sobre su trono de forma imponente. Lo detestaba desde el fondo de su corazón, con un odio marcado a fuego y le haría caer, tarde o temprano caería. Por que mientras aquel hombre de grises cabellos se regodeaba en su trono sabiéndose superior, el creaba alianzas, símbolos y sobre todo incertidumbre en los corazones de la gente. En aquel pequeño pueblo donde se decía que la revolución había nacido, el había logrado encandilar a casi el total de la población con aquellos ideales. La gente del lugar detestaba en su mayoría al ejercito de chaos, a los ministros y por sobre todas las cosas al Lord. No eran demasiado hostiles ciertamente, ir ellos solos en contra de seres que les superaban en poder sería ilógico y sumamente estupido. No, aquellas personas guardaban su odio hacia el gobierno y su amor por la libertad dentro de si, para que este se alimentara y surgiera en el momento mas justo y necesario.

De aquella manera. en que aquel pequeño pueblo con gente común había probado la manzana de la revolución. La tarea que mas importaba en aquel momento para el revolucionario. era la de plantar la duda en el corazón de las personas que aún admiraban a aquel hombre de armadura dorada, que jugaba a ser un dios. Astaroth se dio cuenta de esto en dos ocasiones muy importantes para el; la primera fue en el castillo del mismísimo monarca. Superados ampliamente en fuerza y numero notó que el poder contenido por aquel avejentado ser era por mucho, superior a la propia. Y la segunda ocasión, fue dentro de Arcadia. Si, dentro de aquella prisión que debía de ser un castigo el demonio descubrió que poseía muchos mas aliados de los que podía llegar a creer. Dentro de aquel lugar yacía un inmenso ejercito de hombres y mujeres que detestaban a aquel dictador elitista casi tanto como el. Fue aquella principalmente, la razón por la que Astaroth decidio crearse a si mismo una nueva mascara, una nueva personalidad. Se volvería a si mismo la revolución, con una sonrisa fingida y palabras lo suficientemente embellecidas como para conquistar el corazón de cualquier soñador. Aunque por dentro y a ojos de aquellos que ya le conocían siguiera siendo aquel cruel demonio de plateados ojos sagaces. Para el, no era ningún problema simular amabilidad lo había hecho desde hacía siglos aunque nunca con un objetivo tan decidido como este. De aquella manera el revolucionario había marcado en si mismo una doble personalidad muy trabajada, mostrando la segunda a quienes se reunieran con el hoy, en aquel pueblo.

Aquel día, acontecería una reunión cuyos resultados marcarían un hito en la historia. Era ciertamente de tarde, el por su parte se encontraba vestido con una gabardina negra que cubría todo su cuerpo. Su brazo y sus ojos se habían recuperado por completo y estaba completamente listo para salir, sin embargo, antes de aquello se giró para observar a su servicial esposa. La única con la que se podía sentir en total confianza y que sabía ya de sus planes sobre la nueva personalidad, para las demás personas el simplemente habría cambiado tras visitar arcadia. Lo cierto, era que en aquel momento Astaroth estaba decidido a poner incluso al mismo ejercito en contra del Lord de la forma que fuera.

-¿Estas lista preciosa? Imagino que tendrás todo listo en el bar como lo he pedido. ¿Los soldados se mantendrán ocultos en el almacén de atrás y las casas aledañas? No quiero que sean vistos, tampoco deseo que sepan que hay algún tipo de seguridad. Pero a esta reunión acudirán demasiadas personas nuevas, no sería de extrañarse que el gobierno supiera de ella. Sin embargo, sabemos bien que la mayoría de ellos no son problema alguno. Mantén los ojos abiertos, si nos vemos superados nos retiraremos del lugar y dejaremos que los peones hagan el trabajo sucio. Quiero que te asegures de obtener toda la información posible de los presentes, si ves algo sospechoso deberás decírmelo inmediatamente. Si esto no es posible puedes actuar bajo tu propio juicio, confío en ti lo suficiente. -Y era verdad, el revolucionario confiaba en solo una persona en el mundo y esa era su esposa. No por que la amara, que no lo hacía. Sino por que estaba convencido de que ella si, y que daría incluso su vida por el. Aquella devoción hacia su persona le aseguraba la lealtad de la joven, con quien en cierto punto se había encariñado.

-Es hora de irnos -Aseguro el demonio abriendo la puerta.

El cielo en aquel momento, se encontraba nublado e inestable siguiendo los deseos del pelinegro. Su camino fue corto, el caminaba unos pasos delante de la joven que se mantenía detrás de el casi cubriendo su espalda. Había aprendido a ser muy cauteloso desde que tanto su cabeza como la ajena habían obtenido un inmenso valor para los caza-recompensas que no temían adentrarse a aquel pueblo por una buena suma de dinero o una buena batalla. Finalmente, ambos llegaron a uno de los bares que el revolucionario mantenía bajo su poder en aquel pueblo. Las mesas estaban arregladas para formar un circulo y en cada una de ellas habían por lo menos dos jarras de cerveza. En el medio de este circulo y con la espalda hacia la barra se sentó el revolucionario. La joven de negros cabellos obviamente tomó lugar a su diestra, como solía hacerlo en cualquier tipo de reunión. Detrás de ambos un hombre limpiaba una jarra de cerveza, claramente uno de sus soldados. La única puerta trasera daba a un inmenso almacén atestado de soldados de la revolución, al igual que como lo estaban las casas alrededor. En aquel momento, en el rostro impasible del revolucionario se formó una sonrisa muy carismática que podría engañar a cualquiera, haciéndole creer a todos que mas que un despiadado demonio, Astaroth era un héroe que luchaba por el pueblo y sus ideales. Aún nadie había llegado al lugar, por lo que se acercó a su mujer y le habló suavemente al oído.

-Aquí comienza todo preciosa, cuando esto acabe... La cabeza del Lord colgará de la torre mas alta de Dominus... -Sentenció el hombre de ojos plateados con aquella voz serena, autoritaria y protectora que poseía por naturaleza.

por **Isela A. Ichinose** Lun Mar 16, 2015 8:37 pm

Dos meses fueron suficientes para sanar heridas o cicatrizar profundas laceraciones, pero no para quitar el mismo horror que dos hechos desafortunados habían producido en la mente algo inestable de la revolucionaria, primeramente, el ataque directo y cobarde del Lord sin darle chance a defenderse, segundo, todo el espanto vivido en Arcadia. Su vida había cambiado drásticamente desde que había contraído nupcias con el líder de los revolucionarios, un hombre turbio cuya maldad sin límites ella había aprendido a tolerar, a extrañar en momentos de soledad e incluso a comprender casi a la perfección. Isela le seguiría hasta el mismo infierno de regreso si era necesario, jamás traicionaría su confianza porque sabía que él tampoco lo haría con ella siempre y cuando no representara un mal para lo único que él podía amar…su revolución.

Casi con ligereza y una eficacia insuperable, la chica había conseguido convocar de manera certera a tanto revolucionario como opositor al gobierno del que tuviera conocimiento, y era porque precisamente se había pasado noches enteras dispersa entre miles de murciélagos para no levantar sospechas que fue recaudando información, fuentes confiables, y así era como finalmente iba transmitiéndole información a su único superior. Si bien sabía que los demás Novarum eran claramente superiores a ella, Isela solo se redimiría ante Takumi, al único a quien daría explicaciones, por quien sería capaz de implorar seguramente por su vida o por perdón. Se había encargado de que todo concordara perfectamente, a pedido expreso de su esposo hasta el más ínfimo detalle en cada salida que iba incautando adeptos para informarles el día o sitio de la reunión.

Se mantuvo todo el tiempo caminando un poco detrás de él, completamente alerta a lo que ocurría a su alrededor y era porque precisamente nada pasaba desapercibido ante la atención afinada de la muchacha cuyo comportamiento astuto, casi felino, denotaba una personalidad completamente pulida a la hora de cumplir con su deber. El viento meció con gracia sus largos cabellos hacia atrás, tan lacios y perfectos como su misma apariencia, la cual le profería un aire increíblemente etéreo. Llevaba puesto un vestido de color rojo que si bien era ceñido de la cintura para arriba, la falda era un poco más suelda, corta, pero sin que llegara a notarse nada indebido, esta misma ondeaba en cada movimiento que ella ejerciese. Desde su cuello colgaba un delicado accesorio que terminaba en triangulo, cuyas inscripciones eran “T&I – You are my special piece”, uno de los regalos que justamente Takumi le había ofrecido al primer mes de casados.

Los pasos de la chica apenas se sentían detrás del imponente duque infernal, ella por su parte mantenía esos orbes enigmáticos entornados apenas, y esa delicada sonrisa que se dibujaba en sus labios ligeramente orgullosa, claramente, había construido un obstructivo orgullo con el paso de los años ya que al menos ella desbordaba seguridad o elegancia en cada uno de sus movimientos por simple naturaleza.

Ni bien entraron, ella como de costumbre tomó asiento a la diestra de Astaroth, algo que le había costado acostumbrarse, quizás porque prefería pasar desapercibida. Como era de esperarse, mantuvo la espalda recta, esa postura cuidada y las piernas juntas incluso cuando el felino del averno, Hades, parecía también querer participar de la reunión, apoderándose del regazo de su ama con decisión. Ella bajó la vista ni bien sintió al felino subir, quien seguramente los había seguido haciéndose invisible, por lo que finalmente extendió con delicadeza la mano izquierda para propinarle suaves caricias en el lomo. Esa misma mano donde podía notarse el anillo de casamiento completamente compuesto por oro y plata.

-No debes preocuparte, me encargué de que todo estuviese expresamente correcto como ordenaste. Puedes estar tranquilo por eso, la zona está “limpia”, te aseguro por mi sangre que será una velada…propicia, como esperas- Comentó, observándole incluso con cierto brillo en la mirada, pero notándosela bastante cambiada, quizás más madura que en veces anteriores. –Hasta ahora no te he defraudado y esta no será la ocasión, querido- Musitó en ese aire aristocrático propio por crianza pero dulcificado por instantes, cuando incluso tomó con su mano libre la mano ajena unos instantes, ejerciendo leve presión.

No pudo evitar estremecerse por ese susurro, notándose en como cerró los ojos ante la voz envolvente del demonio, ocasionando incluso que apretara un poco las piernas en un imperceptible hecho que duró solo unos escasos segundos. Lentamente fue abriendo los ojos, para así observar hacia el frente de forma altiva, orgullosa, elevando apenas el mentón. –Es lo que deseo con toda mi alma, si es que aun la poseo. No quiero dejar este mundo sin verlo caer, Takumi…- Sentenció, apretando con la mano libre el borde del apoyabrazos de la silla donde se mantenía sentada, la frialdad misma pudo percibirse en sus filosas pero directas palabras que expresaban el profundo deseo de su atormentado corazón en combinación con una mirada completamente endurecida que sacaba a relucir su parte demoniaca también. Irónicamente, su semblante no mostraba alteración alguna, siendo todo lo contrario.

Solo restaba esperar a los demás, a las antiguas camaradas que habían atravesado junto a ambos dicho golpe fallido como así también a las nuevas almas que se unían en esa vorágine de caos y destrucción en contra del nefasto monarca.

por Invitado Lun Mar 16, 2015 9:07 pm

El tiempo se había detenido aquella misma noche donde la joven maga había dado por mera casualidad con una de las personas más buscadas en los tres reinos, una joven convicta que fue sometida a las más grandes torturas en Arcadia. Esa noche había marcado un antes y un después para su delicado ser, ella siempre fue una joven enérgica, alegre, dispuesta dar todo por todos si con eso lograba proteger y defender sus propios ideales, la libertad y la paz de los que la rodeaban, siempre fiel bajo el mando del segundo ministro mientras luchaba a la par de los otros generales. Nada podía ser más distintos en esos momentos, algo en su interior poco a poco fue cayendo a medida que brindaba sus servicios, había luchas a las cuales no quería asistir y aun así cumplía las expectativas del alto mando tal vez por mera obligación. Cuando por fin conoció a la joven revolucionaria sintió como si todos los muros de su mundo se derrumbasen, como si fuese perdiendo poco a poco todo aquello que logro que se aferrara a la vida, quedando completamente sola y expuesta a las crueles verdades del mundo en que vivía.

La aldea de Nihil no era conocida por ser alegre y poblada, más bien en esos momentos las calles parecían estar más desiertas de lo normal, las personas se miraban con recelo y podía claramente verse que no estaba en el mejor estado económico gracias a las personas que cada tanto pedían limosna a los viajeros, incluso saqueando cuando estaban desprevenidos. El cielo nublado parecía reflejar casi a la perfección las emociones de la azabache en esos instantes ¿Por qué se encontraba allí? ¿Qué era lo que estaba buscando? Aquel nigromante había tenido absoluta razón en sus palabras, ella se encontraba completamente sola en el mundo, sin nadie en quien apoyarse o confiar, alguien a quien en verdad quisiera proteger con toda su alma.

Sus pasos sonaban suavemente entre las pocas personas que circulaban por el lugar, luego de haber abandonado su puesto de general ya no tenía un lugar al cual decir que pertenecía, ahora era una renegada más, una de esas personas a las que anteriormente había perseguido con tanto esmero, la vida sin duda alguna había dado un rotundo giro para ella. Su largo y fino cabello, tan lacio y bien cuidado ahora se encontraba atado en una coleta alta, había sustituido su uniforme por una camisa negra sin mangas, desabrochada de los primeros botones, dejando ver una remera blanca bajo la misma, en lugar de falda poseía un simple short oscuro y unas zapatillas que le hiciesen más fácil el recorrido que estaba haciendo.

Tras seguir la recomendación de Isela había terminado en un lugar aparentemente repleto de opositores al lord, esperando y observando con cuidado y desconfianza cada uno de los movimientos de estos, manteniendo siempre su espada al hombro y el arma escondida en su ropa por si realmente se viese envuelta en algo de peligro. Terminó entre una multitud justo frente a las puertas de un bar, varios parecían conocerse entre sí por la forma en que hablaban y otros se lograban meter a las conversaciones con facilidad a clara diferencia de ella.

Cuando la puertas se abrieron todos se adentraron al lugar, lo primero que logró ver fue el rostro de la chica de aquella noche, tan seria y madura sentada justo al lado de un hombre aún más serio que ella ¿Quién era? Supuso que la persona que los había convocado a todos allí, el marido de ella. Era de esperarse que se sintiera ligeramente acorralada, hasta tan solo unos meses atrás ella era una chica del gobierno y el estar repentinamente en un lugar repleto de opositores solo le generaba algo de incomodidad. Por este mismo motivo permaneció de pie un tanto atrás de los hombres que estaban allí, manteniendo los brazos cruzados por debajo del busto recargo la espalda en uno de los pilares de madera que allí se elevaban, apoyando incluso el talón del pie contra el mismo mientras cerraba los ojos y respiraba de forma profunda, calmando sus propios nervios, cuestionándose a sí misma.

Elevó la mirada en busca de los ojos de Isela, tal vez deseando que con eso pudiese relajarse un poco, era el único rostro familiar que podía notar por allí. Sus orbes amatista estaban completamente serios, sin embargo su nerviosismo podía notarse claramente por la forma en que tocaba el anillo en su dedo, haciéndolo girar constantemente mientras aguardaba a que el lugar poco a poco se llenase.

por Invitado Mar Mar 17, 2015 12:02 pm

Abandonó la infinita plenitud de su bosque para encaminarse a un poblado olvidado por el paso del tiempo, lejos de su hogar pero sin salir del reino, Raeghor surcaba los cielos en forma de cuervos. Aprovechaba cada corriente para ganar velocidad y descansar las alas, hasta que a lo lejos pudo vislumbrar con sus orbes bermellón, unas cuantas moradas y algunos vástagos de la revolución merodeando por allí. A sus oídos había llegado la información sobre la reunión, tan secreta que cualquiera en contra del gobierno podía tener acceso. Bajo un anómalo cielo grisáceo, el nigromante descendió sobre un techo de paja no tan lejos del punto de reunión. Retomó su forma uniendo hasta la más ínfima pluma azabache, dejándose ver como tal, un joven de unos veintitantos, de largo y sedoso cabello oscuro como la boca de un lobo, alto y de porte firme, con su piel nívea y ojos carmín.

Se sentó sobre el tejado, cruzado de piernas apoyadas sobre la nada misma, mientras acariciaba el pentagrama invertido tatuado sobre su mano. En su boca se dibujó una tenue sonrisa al ver una figura ya conocida entrar al bar. Saltó hacia el suelo por lo que la tierra a sus pies se elevó tras el contacto, ensuciado sus botas de cuero. Iba vestido con un sobretodo negro con adornos azules, debajo llevaba un chaleco negro como su pantalón y una camisa blanca de mangas largas, y el estoque colgando en su cintura. A paso firme y calmado, éste se fue acercado. Llevaba la mirada gacha e intentaba resaltar lo menos posible, cada quien estaba en su tema, algunos discutían sobre los ideales, mientras que otros bramaban cantos populistas en contra del gobierno.

Cruzó el umbral e intentó ir directo hacía donde se encontraba la azabache que conoció en el Bosque Oscuro, pero inesperadamente un brazo fornido lo detuvo. Miró por el rabillo del ojo al hombre que lo tomaba sobre el hombro, con toda confianza como si se conocieran de hace años. Escupía con su hablar, invitándolo a beber una de las tantas jarras de cerveza que transpiraban sobre las mesas de madera.

—Aquí todos compartimos ideales, ¿por qué no compartir un trago? —vociferó alzando la jarra con gran ímpetu, por lo que el brebaje en el interior se agitó y parte de este cayó al suelo.
—Porque tengo miedo de tomarme tu saliva cada vez que hablas —refutó negando la bebida.
—¡Éste me hace gracia! —señaló el hombre entre carcajadas, golpeando con fuerza la espalda del pelinegro con su amplia palma—. ¡Vamos, bebe!
No le quedó de otra más que aceptar el brebaje, no deseaba otro golpe con el que pudiese escupir sus pulmones.

Su mirada divagaba dentro del salón, hasta que notó una puerta cerrada no tan lejos de donde él estaba. Una pequeña araña brotó de su ser, y se escabulló sigilosamente esquivando cada suela que amenazaba con pisarla. No detendría su andar hasta pasar por debajo del pequeño espacio que separaba el suelo del portón y ver lo que se escondía detrás. Mientras el nigromante se acercaba a Shomi, pasando la jarra a manos ajenas sin haber bebido tan siquiera una mísera gota. Llegó hasta ella, descansó la palma izquierda sobre la columna de madera, y le regaló una sonrisa con un toque sombrío.

—¿Debo fingir sorpresa por verte aquí? —Preguntó en un susurro burlón—. O quizás ya te cansaste de reprimir aldeanos, «General de Libertad».

por **Greed Gaziel** Mar Mar 17, 2015 3:32 pm

El joven revolucionario sentía todas y cada unas de sus obligaciones con su reconocido puesto dentro de las tropa de la revolución. Tras haber escapado de las torturas en Arcadia, pudo notarlo, su nombre había crecido y se había vuelto importante en muchas zonas de los tres reinos. Ahora mismo, Greed significaba el nombre de un reconocido revolucionario y convicto de la ley donde fueses que escuchara. El respeto había llegado para el pelinegro, tanto que eran pocos los revolucionarios soldados que se atreviesen a contradecir sus ordenes, se sentía bastante realizado y conforme habían incluso llegado al nivel que alguna vez admiró de Trafalgar Law. Su bar The Devil's Nest, habia tomado la misma fama, reconocido como un punto de reunión para rufianes, criminales, y cualquier revolucionario que buscara refugio. Así como también, el bar era un perfecto lugar para que los cazarecompensas vengan en buscar la información que allí se movía constantemente, capas de ser adquirida a un precio negociable. Greed no desconfiaba de sus soldados, por lo que no le costó tomar un carruaje de madera y dejar aquella ciudad para tomar el camino hacia nihil, lugar donde había crecido y que solo nombrarle le traía dolorosos recuerdos junto con un considerable dolor de cabeza. Su mascota, un peculiar Lobo Alfa cachorro, de paleja oscuro con mas parecido a un fiel canino que a una bestia salvaje y otros 5 de sus soldados le acompañaban en aquel carruaje de carga tirado por un par de fuertes corceles poco coloridos con un tono azabache en cada uno de sus cabellos y unos igual de oscuros ojos negros.

En el rincón mas oscuro de aquel amplio carruaje Greed descansaba sus ojos con su mascota durmiendo tranquilamente junto al, los soldados parecían entretenerse en una charla al extremo contrario de la vehículo medieval. -¿Que crees que sea tan importante esta vez?- Cuestiono y resonó una voz en la cabeza del revolucionario de élite. -¿Ah que te refieres?- respondió Greed en un mínimo susurro casi inaudible para el resto. -No te hagas, Takumi envió a Isela en busca de cualquiera que esté interesado en luchar contra el gobierno, sabes que se trama algo importante- Respondió la voz dentro del muchacho, comenzando a generarle dolores de cabeza – Takumi siempre tiene algo importante que anunciar, no deberíamos preocuparnos tantos, ahora callate, solo me das dolores de cabeza- Se quejó, abriendo sus ojos y dejando a su mirada perderse – Me preocupa que estés perdiendo tus ambiciones, te sientes muy cómodo y en estos dos meses a penas haz pensado en aspirar a más, no debes dejar las oportunidades que hoy se presentarán- respondió aquella voz, que Greed mismo detestaba escuchar – Dije que te calles, soy Greed el avaricioso mi avaricia nunca se apagará, a demás, ¿Eres el horoscopo o algo así? Deja de aconsejarme, se bien lo que hago, la paciencia es una virtud, solo espero el momento adecuado para volver a actuar, ahora mi cabeza tiene un gran precio, no puedo ir por ahí poniendo mi culo en riesgo – Volvio a replicar, mientras una sonrisa se dibujaba en el avaricioso rostro del revolucionario. -Bah, como quieras, nunca me escuchas, no me pidas consejos cuando tengas problemas...- volvió a decir aquella voz, un tanto molesta. - Por fin te callaras...- Replico rápidamente Greed cerrando nuevamente sus ojos.

-Señor Greed! Llegamos! Aquí en frente es la reunión, parece que ya mucha gente espera a que se abran las puertas – Avisó uno de los soldados que se asomaba por la parte trasera del carruaje. De buena manera Greed se levantó y sacudió sus ropas, finalmente se asomó fuera del carruaje para ver aquella cantidad inusual de gente que esperaba a entrar -Parece que tendremos mas invitados de lo acostumbrado- Comentó el pelinegro con una sonrisa, al parecer los movimientos revolucionarios habían incrementado tras el triunfal escape de Arcadia por parte de este y otros revolucionarios. Allí se mantuvo el joven pelinegro, mirando desde la carreta a aquellas personas esperando junto a su grupo y su mascota a que las puertas fuesen abiertas y la reunion comenzara.

Pocos minutos después la gente comenzó a ingresar, Greed y su grupo se aproximaron a la entrada, la carreta se marchó del lugar y en pocos momentos aquellas calles parecieron haber quedado casi desiertas pues todos parecían haber ingresado. El joven muchacho vestía sus ropas oscuras como acostumbraba, su característico tatuaje de uroboros en el dorso de su mano izquierda, sus largos cabellos oscuros atados por una lazo blanco y su drástica mirada de satisfacción en aquellos ojos purpuras, bastaba para que mas de la mitad ahí dentro le reconozcan, abriendo paso en señal de respeto mientras otros tantos se extrañaban al notar la forma en que se le trataba al joven chico. Greed se mantenía bastante sereno, extendió su mirada, estudiando a los presentes, buscando rostros conocidos e intentando memorizar algunas caras interesantes. Finalmente echó una sonrisa al ver a Takumi e Isela en sus respectivos lugares, como líder y mano derecha del mismo correspondientemente. Con la mirada en alto y aires orgullosos, avanzó acompañado de hellgar, el lobo alfa, hasta el asiento a la izquierda de Takumi. Sentándose a sus aires, dedicando una mirada a sus subordinados que respondieron en silencio y se dispersaron para perderse entre el resto de las personas. Greed estiró su mano hasta la garra de cerveza delante de el y tomó esta acercándosela a la boca aún que sin dar un trago pues antes dirigió unas palabras a el Líder. - Parece haber muchos más invitados que en las últimas reuniones, mucha gente a tomado conciencia de tu revolución, algunos al fin han tomado el valor para salir de sus madrigueras y dar la cara, parece que últimamente mueves muy bien tus piezas, es un momento clave, muchos seguro que aún no están convencido y corresponderá a cada uno de nosotros iluminar sus mentes- Finalmente dio un trago a la cerveza para luego dejar la jarra sobre la mesa – Pero eso claramente ya lo habías notado ¿Verdad Takumi?- Las palabras de Greed podrían parecer precipitadas, e incluso poco consideradas, o fuera de lugar tomando en cuenta a quien se las dirigía. Pero el joven se sentía en confianza con Takumi, tras aquellos tiempos, había logrado una soltura en sus palabras y actitudes para con el Líder, de lo cual se encontraba orgulloso. El cachorro descansaba junto a la silla de Greed, tomándose una siesta como acostumbraba casi todo el día, mientras su amo seguia inspeccionando a los presentes con el sutil uso de su mirada.

por Invitado Mar Mar 17, 2015 5:41 pm

A Arky no le entusiasmaba la idea de unirse a los revolucionarios, realmente, no le importaba los asuntos políticos en absoluto, sin embargo, tras ser atacado por varios cazarrecompensas y soldados, le había quedado claro que necesitaba una afiliación para que su vida no corriese peligro, y, de los dos posible bandos a elección, el otro no parecía querer saber nada de él excepto el color de su sangre, así que, tras enterarse de boca de un propio revolucionario sobre la reunión que estos iban a tener en la aldea de Nihil, se coló en un velero mercante, preparado para su viaje a Chaos, aunque claro, si hubiera preguntado donde iba el barco antes de meterse dentro, no habría acabado en Spatium, suerte que ese día no había mucha gente en el puerto, consiguiendo gracias a otro barco llegar hasta Chaos.

No había parado de caminar desde que había llegado al continente de Chaos, el nombre de la ciudad en la que había desembarcado poco le importaba, dado que tampoco tenía especial interés en volver allí. Había recorrido varios kilómetros, pero, a pesar de la compañía de Rot (un pequeño ratón pardo que había encontrado en la bodega del primer barco y que viajaba con él desde entonces), estos le habían parecido al menos diez veces más largo de lo que era realmente, había tenido que caminar por la linde del bosque, escondiéndose cada vez que veía un carromato o alguien al galope, estaba cansado de los ataques de cazarrecompensas, así que había extremado las precauciones durante el trayecto. Y al fin, tras esa eterna caminata, allí se encontraba, cubierto por su chaqueta y su bufanda, con Rot asomando por esta, divisando Nihil a lo lejos. Al verlo dejó escapar un suspiro de alivio, estaba ya algo cansado de su tortuoso viaje, recorrió el último tramo hacia el pueblo planteándose si hacía lo correcto, realmente no sabía casi nada de por qué luchaban los revolucionarios, y parecían haber causado más problemas de los que habían arreglados, o al menos, eso había escuchado. Observó el oscuro cielo, auguraba tormenta.

No había demasiada actividad en las calles, si se podían llamar a sí a los pedazos de tierra que había entre casa y casa, ¿estaría relacionado con la reunión de revolucionarios? De vez en cuando escuchaba unas voces que se alejaban por un callejón, algo arrastrándose tras una pared, o veía alguien escondiéndose tras la ventana y echando las cortinas cuando este las miraba. - Un lugar encantador... - Le dijo a su compañero.

Arky había estado viendo manchas de magia y rastros por todo el pueblo desde que había llegado a este, algunos rastros eran más siniestros, augurando una magia oscura y prohibida, la idea incomodaba a Arky, pero intentó mantenerse sereno, para evitar que su propia señal mágica se disparase. - Parece que no somos los primeros en llegar... ¿Verdad, Rot? - Dijo acariciando la cabeza al roedor mientras seguía un rastro especialmente grande, posiblemente de varias personas, el rastro era reciente, no podía ser una coincidencia, tras cruzar algunas callejuelas y un pequeña plaza, llegó hasta un edificio con un letrero colgando con dos cadenas de un poste metálico, ambas cadenas estaban viejas, sin embargo, una de ellas esta especialmente oxidada, y parecía que en cualquier momento fuera a soltarse, el letrero estaba rayado, por lo que no se podía leer demasiado bien el nombre.

Arky estaba frente a la puerta de la taberna, agarrando el pomo con su mano derecha. - Escóndete bien, voy a entrar - Le susurró al roedor, que, dicho y hecho, desapareció entre las ropas de Arky. La puerta se abrió, mostrándole un interior repleto de gente, el olor a alcohol le dio una bofetada nada más abrir la puerta, intentó no prestarle demasiado la atención y entró, cerrando la puerta con cuidado tras de si, temeroso de que la cadena terminara de romperse y el letrero cayera. Se apoyó en la misma pared de la puerta, con las manos en los bolsillos, la cabeza algo agachada, escondiendo su rostro. Dio un vistazo rápido por el lugar, había mucha magia, tanta que era imposible discernir aquellas que parecían más siniestras. - A ver en que me he metido... - Susurró para si mismo.

por **Ichinose Takumi** Lun Mar 23, 2015 1:07 pm

El revolucionario dio una rápida pero analítica mirada al lugar, que para aquel momento se había llenado completamente de personas que parecían querer ir en contra del lord y unirse a sus filas. Fue en aquel momento en que se extrañó de que reiv no participara esta vez, pero supuso que tendría sus razones o que habría preferido continuar su camino solo. Le resultaba algo estúpido aquel pensamiento, pues caminar solo por el mundo portando una cabeza tan valiosa como la suya era cuanto menos un suicidio. Fue en aquel momento en que se giró hacia greed, escuchando atentamente sus palabras.

-Tanto tu como yo sabemos que la mayoría de ellos están dudando, acoge alguno bajo tu brazo. Ese es uno de los principales deberes de los revolucionarios de élite. –Finalizó el muchacho observándole con cuidado para luego devolver la mirada a los presentes.

-Supongo que ya sería hora de comenzar –Musitó poniéndose de pie.

Fue en aquel momento en que Astaroth dedicó una leve mirada a cada uno de los presentes, dispuesto a tomar la palabra con aquel carisma que le era completamente natural.

-Bien, algunos de ustedes ya saben esto y otros no. Mi nombre es Astartoh, soy el líder de los revolucionarios encargados de derrocar este régimen monárquico en el que vivimos. Por ende, soy su líder… Esto es más que nada por el hecho de ser prácticos, y llevar una mejor organización dentro de nuestras filas. Entre ustedes, se presentarán algunos revolucionarios de elite que se puede decir, tienen un rango superior a nuestros soldados. Sin embargo aquí, cada uno se gobierna a sí mismo y se forma su propia opinión de lo que quiere o debe hacer… Se preguntarán seguramente si deseo derrocar al Lord para crear mi propio gobierno con mis propias leyes, es decir, si tras caer esa figura dictatorial solo asumirá una mas. La respuesta es no, mi único objetivo es derrocarlo, serán ustedes quienes se ocupen de escoger la forma en que desean ser gobernados o no. Tampoco es que esté en contra de la anarquía, pero no seré yo quien les diga como seguirán las cosas en un futuro. Lo que haré será guiarlos durante la revolución. Lucharé junto a ustedes en el campo de batalla y si debe suceder caeré en este, mas no deseo muertes en vano ni suicidas kamikaze. ¿Qué es lo que espero de ustedes? Lealtad, no hacia mi sino hacia la revolución. Sinceridad, pues no hay nada que no pueda ser conversado entre estas paredes. Y por sobre todas las cosas, pasión por la libertad. Aun así, debo advertirles lo siguiente, no soy estúpido, cualquier mínimo intento de traición lo castigaré con la muerte. Esto no es un cuento de hadas, es una revolución , es ilegal. El simple hecho de decir esto les asegura una larga pena dentro de carceris arcadia. He tenido la experiencia de estar allí, perdí mis ojos y uno de mis brazos. De no ser por mi raza habría muerto, no es una experiencia grata. Por lo que si alguno de ustedes siente dudas sobre esto, puede retirarse en este momento sin represalia alguna. Les doy mi palabra… -El demonio hizo una breve pausa esperando que alguno se retirara hasta que finalmente notó la determinación entre quienes se quedaban por lo que continuó.

-No les mentiré, haremos cosas terribles. Morirá gente de ambos bandos e incluso civiles, no les obligaré a matarlos pero tampoco voy a protegerlos. No soy el Lord, ni quiero serlo… Muchos han visto lo que aquel hombre es capaz de hacer con solo ordenarlo, pero les aseguro que no saben nada. Mi esposa, Greed aquí presente y yo tuvimos la experiencia de verlo luchar y puedo asegurarles perfectamente que lo sucedido en la isla dorada no se compara a lo que un simple movimiento de su dedo podría lograr. Es un enemigo que va más allá de todo poder conocido, una bestia que no parece tener límite en su poder. Tan simple como eso y si, pretendo que nos alcemos en su contra en pos de la libertad. No debemos permitir que las masacres como la isla dorada ocurran nuevamente… Sin embargo, durante el trayecto algunos de nosotros deberemos hacer cosas de las que no nos sentiremos orgullosos, tendremos que poner al ejército en su contra y para eso tendremos que enemistarlos entre sí. Habrá guerra ciertamente y culparemos de ella al Lord para que su propio ejército se revele… No justificaré mis acciones diciendo que es por un bien mayor, las acciones que tomaremos no son justificables. Pero es la única manera de derrotarlo sin morir en el intento y abrir paso a una nueva era. Buena o mala, la unica forma de hacerle caer, es poniendo al planeta entero en su contra. Lo único que puedo ofrecerles a cambio, es una familia, un hogar y libertad. –Finalizó el revolucionario sentándose nuevamente.

-Si alguno de ustedes desea tomar la palabra, este es el momento… -Sentenció finalmente observando a los presentes con una mirada fría, esperando que aquel carismático discurso les hubiera atrapado lo suficiente.

por **Isela A. Ichinose** Lun Mar 23, 2015 2:51 pm

Aún era temprano para definir si vendría más personas o no, sin embargo algo inquietaba internamente a la hibrida y era la ausencia del revolucionario independiente Black, a quien también recordaba por haber salvado a esa chiquilla inútil en el castillo del Lord, eso algo que todavía hacia cierto “ruido” en la mente de Isela, pero nada podía hacer, ya que a fin de cuentas lo que el hiciera con su vida personal no le importaba en lo más mínimo, siempre y cuando cumpliera con la revolución todo estaría bien, al menos por el momento.

Sus ojos violáceos con reflejos celestes se posaban de tanto en tanto en los presentes, a quien si pudo reconocer entre ellos a la chica que había conocido en Nier Replicant, aquella general, miembro del gobierno que en parte le había recordado a sí misma cuando solo era una vicelamirante sin rumbo alguno. Sabía que esa chica por el momento era muy reciente en todo esto y que debía endurecer su alma si quería soportar tal duro camino como el que le esperaba siendo parte de la revolución. Tiempo al tiempo, Isela ya se encargaría de endurecerla hasta niveles insospechados si la ocasión se daba.

Por otra parte, Greed había ingresado con toda la confianza del mundo y en ese momento una pequeña sonrisa se dibujó en el semblante perfecto de la jovencita, puesto que realmente se alegraba de poder verlo en aparente buen estado, como siempre profiriendo ciertas cuestiones ante el líder que a ella no le incumbían por conocer perfectamente su lugar. Un suspiro repentino abandonó su esencia mientras permanecía absorta en sus pensamientos sin dejar de ofrecerle suaves caricias en el lomo a su amado Hades hasta que su esposo decidió tomar la palabra, por ende, ella comenzó a prestarle atención como era debido.

No solo era su esposo, primeramente era su líder a quien siempre respetaría, seguiría y en lo posible trataría de que nada ni nadie pudiera dañar o derrocar, ya que no sería nada nuevo que algún atrevido revolucionario de élite osara con tomar su puesto, algo que Isela no toleraría y seguramente exterminaría sin siquiera un mínimo temblor en sus manos. De por si jamás fue de dudar en sus actos aun cuando no había pasado por todas esas penurias en Arcadia, por lo que tras eso podría asegurar que se había endurecido a tal punto que podría ser realmente implacable para todo aquel que se le cruzara en el camino, había experimentado algo tan intenso como un ataque directo del Lord…por esas cosas de la vida había sobrevivido, renacido con una seguridad propia mucho más ferviente que la llevaría más lejos de lo que pensaba. No era la misma mujer que más de uno había conocido en sus inicios como revolucionaria.

El discurso del mayor le pareció realmente concreto, había expuesto dos caras de la misma moneda para que los demás pudiesen elegir entre dos caminos, seguir siendo sometidos por el monarca o ser libres de su propio destino aunque eso conllevase peleas casi constantes contra los que ella consideraba “perros del gobierno”. La sola mención de la palabra “Lord” o incluso el recordar su repugnante rostro en el segundo antes de ser atacada le revolvía el estómago, experimentaba a nueva cuenta ese odio magnánimo que sentía por aquel hombre cuya raza como origen de poder era totalmente desconocidas para la mayoría. Recién tras unos momentos corrió la vista hacia la izquierda, observando tanto a Takumi como a Greed de reojo, sin ninguna razón en particular segundos antes de volver a llevar a mirada hacia el frente.

-La masacre de la isla fue totalmente injustificada, él como siempre en la comodidad del Dominus Castle ordenó a sus perros mancharse las manos con miles de vidas inocentes, niños, mujeres, personas que vivian felices sin ocasionarle daño a nadie por quien sabe cuántos años. ¿A eso se le llama justicia, acaso?, ¿Con que cara puede él observar a su pueblo con el implacable peso de vidas inocentes que lleva sobre sus hombros?. Cada uno de ustedes debe tener su propio juicio o idea del gobernante aquel, pero en lo particular, nosotros tres…podemos asegurar que esa noche vimos una faceta de él que no se borrara de nuestras mentes. Dicha faceta que se reafirmó en Arcadia e insisto…no me refiero al castigo que nos impuso. Pero me es curioso como pregona un buen mandato cuando en realidad es un desgraciado pedante que no tiene el valor suficiente para reclamar por él mismo lo que considera suyo, debe mandar a otros- Sentenció, manteniendo esa mirada un tanto fría que tanto la caracterizaba después del tormento en prisión, y aunque no lo dijera, graves secuelas a nivel psíquico quedaron en su mente tras experimentar el máximo dolor que un ser viviente pudiera sufrir, todo gracias al Lord. Eso había cambiado para siempre la visión que ella tenía sobre su propia vida, su cargo y el de los demás.

-Es preciso y necesario que los civiles abran los ojos, hasta ahora somos los únicos monstruos de la historia porque el orgulloso monarca esconde sus crimines tras la malversada imagen de nosotros, los opositores. Él es un dictador, y a un dictador debe dejárselo sin recursos. Será un camino difícil pero si con eso conseguimos la tan anhelada libertad…es el precio justo que se pagará, caiga quien tenga que caer, no se puede pretender construir una nueva torre si quedan cimientos de la construcción anterior y se aplica a este caso la nueva era de libertad que todos deseamos…por los que están y por los que ya no pueden hacer escuchar su voz tras haber sido callados con brutalidad por él. Por haber pensado diferente – Su tono de voz era como siempre sumamente calmo, con esos aires aristocráticos que tanto la caracterizaban, notándose incluso esos atisbos de armonía pero personalidad asertiva que eran propias de su personalidad. Ansiaba fervientemente poder volver a estar cara a cara contra el Lord, necesitaba con desesperación aquietar los tormentos de su alma, las tristezas, obteniendo su tan preciada venganza aunque eso significara irse al mismo infierno llevándose al anciano aquel. No importaba ya, ni tampoco cuanto tiempo tomase, Isela se volvería lo suficientemente fuerte como para poder enfrentarle…No estaba dispuesta a perder lo único que le quedaba en el mundo, por el contrario, tampoco permitiría que su inmenso odio la controlara…sabría en su momento usarlo sabiamente para sacudir con la fuerza del mismo infierno la seguridad de aquel monarca denominado…Lord.

por **Bartolomeo** Lun Mar 23, 2015 4:49 pm

Llegaba temprano a el pueblo de nihil un lugar que no conocía demasiado, pero según tenia entendido ahí se llevaría a cabo una reunión de los revolucionarios con los que había compartido castigo en arcadia, era algo que sin dudas llamaba mi atención, a demás suponía que era la continuación de una reunión que hace tiempo habíamos tenido y no pensaba quedarme fuera de tanta diversión.

La gente del lugar me miraba asustada, cruzara por donde lo hiciera la gente se escondía gritaba o lloraba. Era famoso entre comillas desde la salida de Arcadia, pero eso realmente me jodía, no podía si quiera saquear algo sin que estos se asustaran y me dieran las cosas sin defenderse, sin dudas arcadia le había quitado la diversión a mi vida, algo que realmente no perdonaría.

Mi moto-deslizadora estaba estacionada en un pasillo que rodeaba al bar donde todos se reunirían, no la vigiliaba, porque a pesar de ser de el mas puro oro, tenia la marca del dead king por lo que sabia nadie y absolutamente nadie tendría el valor de querer robársela o algo parecido.
Aun faltaba algunas horas para la reunión en el bar por lo que salí a comer algo en un restaurante...
-Hey, quiero de esto, rapido! -Dije señalando una gran langosta que estaba en la carta del restaurante, el anciano se apresuro y en pocos minutos ya estaba comiendo. La mirada aterrada del viejo me hacia dar cuenta que sin dudas tenia ventaja sobre esa gente, pero para mi no era simplemente arrebatar y arrebatar.
Termine de comer, bebi alguna que otra cerveza pero antes de marcharme me acerque a la “caja”, el anciano aterrado me pedia piedad yo solo le sonrei y metiendo mi mano en el bolsillo saque dinero para pagarle la exquisita comida.-Guarda el cambio, regalo de los mares!- Dije sonriendole al anciano que pareció volver a la vida cuando se dio cuenta que no planeaba nada en su contra.

Tres cuadras sino mal recuerdo fueron las que camine, el murmullo ya lo había sentido atrás de la puerta, takumi e isela habían dado un discurso realmente atrapante para las mentes de la zona, y aunque no sabia quien podía estar o no dentro del bar abrí las puertas muy repentinamente haciendo que algunos de los integrantes de la mesa se voltearan y comenzaran a balbucear.
Entre con mis manos en los bolsillos y tomando la palabra que Isela había dejado di pie para hablar un poco.
-No están solos, no estamos solos! No me considero uno de ustedes pero a la vez lo soy y espero que lo entiendan. Desde la noche en el baile de las mascaras donde el Lord mostró ademas de su doble cara la gran fuerza que esconde en ese envase avejentado hasta salir de Arcadia, donde fuimos torturados día y noche.
Lo deben de saber pero vengo a recalcarlo, esto no es un puto juego! Y aunque las vidas en juego por mi parte no me interesa, hay sueños en juego! Y eso es algo por lo que desde mi punto de vista debemos estar dispuesto a pelear, y no solo a eso, debemos estar dispuestos a darlo todo y lograr el cambio que necesitamos.- Dije acercándome mas y mas a la mesa.
Rápidamente saque mis dos espadas que estaban empreñadas en la tierra del lugar, y levantando la voz dije -Quien no esta dispuesto a esto? Quien esta en contra? Se necesita coraje, se necesita vertir todo lo que mas desean , vertir esos sueños que día y noche tratan de perseguir! Se necesitan pelotas, y quien no las tenga denme el placer de terminar aquí mismo sus insignificantes vidas!-Volví a guardar mis espadas.-Takumi sabe lo que hace, no duden de el. Tienen un líder fuerte y personas como Greed e Isela que son capaces de dar todo lo que les nombre anteriormente para que esto sea posible asique no lo desperdicien.
Mi aporte en esto es mi barco, mi gente y mis fuerzas , en el momento que sea necesario yo estaré a su disposición, porque no perdonare al imbécil que aniquilo esas islas a las que yo pudiera haber ido a robar algo al menos antes de eso, no lo perdonare!- Dije sabiendo que la ultima parte no había estado bien dicho.
Sin embargo solo camine hacia una esquina y me limite a escuchar que era lo planeado.

por Invitado Lun Mar 23, 2015 7:42 pm

La azabache se mantuvo en todo momento lo más alejada posible de las personas allí, en un lugar oscuro, siempre teniendo la espalda pegada contra el poste de madera del bar, sus brazos cruzados y aquellos orbes totalmente serenos, o al menos eso intentaba aparentar. Internamente, se sentía intimidada, si bien la chica poseía un carácter sumamente fuerte, y no temía a enfrentarse a lo que viniera, el estar en un lugar completamente repleto de opositores al lord, habiendo sido ella una de sus soldados, le generaba claro malestar. A pesar de haberse renegado, de volverse una revolucionaria como el resto de personas, jamás había estado encerrada en un mismo lugar con tantos de ese bando, su único consuelo era la azabache, con quien apenas había cruzado unas palabras aquella noche, y a quien desgraciadamente tenía más lejos de lo esperado.

Los opositores parecían estar basnte3 animados, algunos bebían y gritaban quien sabe que cosas en contra del reino, otros como ella, permanecían en los rincones observando todo a su alrededor. Mantenía la mirada hacia uno de los lados, bastante centrada en sus propios pensamientos hasta que el repentino acercamiento de alguien la alerto a tal punto que casi lleva la mano hacia su espada para desenfundar la misma -¿Raeghor? … Apenas murmuró mientras sus orbes brillantes y sorprendidos se fijaban en la sonrisa del nigromante. La sorpresa fue fácilmente reemplazada por un ceño fruncido al escuchar sus palabras -¿Debo repetir lo que sucedió en el final del bosque? Su mano esa vez no le temblaría en lo más mínimo para volver a tocar la mejilla del contrario, tal vez con más fuerza que la vez anterior.

-Agradecería que no me llamaras de esa forma... ¿Te interesan estas cosas?… Realmente le llamo la atención, sin embargo antes de poder llenarlo con más preguntas su atención fue rápidamente hacia el líder de los revolucionarios, escuchando atentamente sus palabras. No había dicho nada que no fuera la realidad, eligiera el camino que eligiera se enfrentaría a la muerte de seguramente personas inocentes, así era la guerra. Pensó por un mínimo segundo en retirarse del lugar, sin embargo apretó con algo de fuerza la misma mano que portaba el anillo y permaneció en su lugar, escuchando seguido de eso las palabras de Isela.

Su sorpresa solo fue en aumento cuando el sonido de la puerta generó un pequeño sobre salto en ella, observó por arriba del hombro de Raeghor la figura que había entrado por la puerta. Su espalda se despegó inmediatamente de la columna pero al estar en un espacio reducido gracias al mayor, nuevamente regresó a su posición inicial -¿Barto también? … Murmuró para ella misma, al parecer las personas que se habían dignado a conocer estaban aliadas a la revolución de una u otra forma.

-¿Qué tanto saben ustedes sobre la Isla? Antes de siquiera medirse, su voz ya había sonado alta, tal vez más seria que de costumbre, justo después de que el pirata terminase de hablar -¿Qué tan grande es su conocimiento sobre lo ocurrido? Si sus sueños se basan en querer poner a las personas contra el Lord, puedo asegurar que él mismo les ha dado la ventaja con lo sucedido en la isla. Ese día más de un soldado murió en batalla, y puedo asegurar que más de uno no quería estar allí, se pusieron en cuestión miles de cosas y la principal fue el porqué de esa misión. El valle Chocobo ya cuestiona su mandato, incluso su misma Ministro parece hacer la vista gorda a lo que sucede con ellos, no se necesitara demasiado para lograr hacerle abrir los ojos a los ciudadanos, sin embargo los cargos más altos son un tema aparte, a la mayoría de ellos se le ocultan las mas crueles verdades. Para ella misma incluso hacia sido sumamente difícil tomar esa decisión, y si lo hizo no fue solo por lo de la isla, era lamentable, pero el ser testigo de la isla no sería suficiente para la gran mayoría de personas bajo el mandato del gobierno.

-No tengo un barco como bartolomeo, a favor de esto solo puedo ofrecer mi espada y el poco conocimiento útil que tengo sobre el gobierno de Spatium Pues sabía que tras hacerse conocida la historia de su traición, seguramente habrían cambiado más de una cosa, pero lo seguro era que las instalaciones no podían ser siempre modificadas, solo los códigos, al menos, buscaría ser útil en el campo de batalla. Decidió que lo mejor para controlarse era simplemente mantenerse en su lugar, ignorando algún que otro balbuceo sobre que "¿Que hacia ella ahi?" Si no se controlaba, era capaz de romperle la nariz a cualquiera que se le pusiera adelante para cuestionarla o molestarla por su anterior trabajo.

por Invitado Lun Mar 23, 2015 10:44 pm

Allos no había sido testigo de nada de lo que había sido Relatado, a decir verdad, su conocimiento del mundo era el equivalente al conocimiento de una roca por el del suave y agradable sabor de una manzana, pues el escapo rápidamente. El parecía vivir en cuevas, y quien sabe, tal vez lo hacia, pues no tenia idea de los conflictos políticos que rodeaban a su mundo y las naciones que lo componían, mucho menos, el de este grupo revolucionario, a el tan solo le importaba una cosa en todo esto, su "Redención", su ferviente creencia y su campaña cruzada en busca de la muerte de todo aquel que la mereciese según su criterio personal y sub-desarrollado basado en la venganza, pensamiento alabado por tantos y odiado por muchos otros.

Allos no tenia idea de lo que pasaba, y tal vez no la hubiese tenido nunca si no fuera por su aventura personal de sangre, antes de asesinar a la actualmente ultima victima que paso por sus manos, y su fiel Death Scyte, que ahora mismo era un bastón con un filo en la punta, había hablado en voz alta sobre esta campaña revolucionara, aunque no de la forma mas optimista que una persona podría desear, refiriéndose a los mismos como bárbaros incultos y traidores a la corona, y fue entonces cuando Allos reflexiono.
Sin embargo, no ante las palabras negativas, si no ante toda una contradicción para el, pues la Revolución ante sus ojos no era nada mas que "Justicia", y no paso mucho tiempo antes de que Allos se decidiera a encontrar a estas personas y ayudarlas.
Y una vez se ubico, y encontró su ubicación final, una pequeña ciudad que albergaría a la junta de los Revolucionarios, libero con un gran gemido de dolor sus alas mientras sonreía, las aves salieron dispersadas, creando grandes momentos de sombras, ante tal grito que libero el Shinigami, y este tomo rumbo.

No tardo en llegar, sus Alas eran muy confiables, y al esconderlas, bajo del árbol donde se estaciono y paso desapercibido entre los distintos sujetos entrando para escuchar las palabras de este, en su opinión, carismático líder cuya raza identifico con sus Ojos de Shinigami, pero el ya no tenia una percepción del bien y del mal como para darse cuenta de lo que un Demonio tenia en su Interior, el no tan pequeño Allos, carecía de sentido en el mundo ya, era todo lo que no tenia sentido, un Shinigami que no deseaba matar, y que de hecho, odiaba, si no era parte de sus ideales, y totalmente disparejo a la situación, hablo, y tal vez, hablo de algo que no se debía hablar, quien sabe... Levanto firmemente su mano, y mirando al Jefe de la Revolución, pidió en voz firme pero cordial.

Puede ser que lo que pido ahora sera una Molestia... Pero en serio agradecería si me permitiese ser el Segador de esta Figura destructiva y monárquica de la cual ahora hablan

Y con estas palabras, y su mano alzada, su manga se bajo, demostrando su tatuaje bajo la palabra "Redención".

por **Greed Gaziel** Mar Mar 24, 2015 12:53 am

Takumi respondió, pero el joven avaricioso se mantuvo en silencio, pensando en las palabras que el líder habia pronunciado. -Ese es un buen plan...- Resonó la voz dentro de la cabeza del pelinegro. Creía tener subordinarios necesarios, acojer a alguien de aquella reunión bajo su brazo era una buena ídea, si encontraba una mente lo necesariamente moldeable podria crear un pieza perfecta para sus planes y tan solo pensar en eso avivo una gran sonrisa en el rostro del revolucionario. Greed comenzó a oír a los presentes, mientras comenzaba a analizar a otros tantos buscando y pensando quien de aquellos podria ser su nueva pieza en juego. Sin embargo, aquellos discursos resonaban en la mente del humano tomando conciencia de todo lo que aquellas personas decian. Todo parecia ir bien, el revolucionario no queria tomar la palabra aún, no tenia mucho que decir, el resto sabia manejar sus palabras quizas un poco mejor de lo que lo haría este pelinegro que con una sonrisa seguía escuchando con atención.

La entrada del peliverde al cual Greed concia muy bien debido a multiples encuentro anteriores, hizo que el pelinegro notara una incomodida en los presentes. Sin dudas, Bartolomeo al igual que el resto de los que escapamos de arcadia eramos bien concidos quizas por la forma tan excentrica en que lo habiamos echos, atravez de un montín que habia salido incluso en la revista Spiritnews. Finalmente las palabras de una pelinegra que alzó la voz repentinamente se apropiaron de la atención de Greed, lo que hizo al pelinegro entender aquel asuntos mateniendose pensativo unos momentos. Finalmente otro tipo más alzó su voz, de una forma muy inadecuada al parecer del revolucionario soltando palabras completamente incoherentes. Finalmente Greed se paró de su asiento, imponiendo su presencia sobre los presentes que le concian, guardó silencio unos segundos observando a varias personas para por último comenzar con su discurso midiendo con cuidado sus palabras.

- Está bastante claro que tiene poca importancia quien derramará la sangre del monarca, eso deberia de ser el menor de nuestros asuntos. Sin embargo, tanto yo como otros aquí presentes tuvimos la oportunidad ver aquella persona en acción y creeme que te hara falta mucho si en verdad piensas luchar contra un individuo de su calibre. Esa es la principal razón de estas reuniones, creo que nadie podria hacerle frente solo, por eso necesitaremos tanta gente como podamos para este bien común, el cual es tan simple y tan complejo como dar líbertad a todo ser. - Greed sonreía, aquella mirada sadica no podia salir de su rostro, se divertia soltando ese palabrario que en verdad para el no eran más que mentiras para manipular y hacer creer a cada persona que el también perseguia aquella libertad.- Debo contestar o quizas aclarar algo de lo que ah dicho esta chica pelinegra - Comentó Greed apuntado a Shomi con la mirada - Es cierto que no sabemos tanto como deberiamos sobre lo ocurrido en esa isla, imaginate que si nosotros tenemos poca información aún menos es la que tienen los civiles. Nadie, repito, nadie, que no haya pisado ese campo de batalla está conciente de todo lo sucedido ahí, los civiles, las familias, ciudadanos, creen que su Lord les salvó de una tribu salvaje y que eso mismo hicieron los ejercitos, ninguno de ellos puede ver la verdadera masacre que ordeno aquel tirano por simple capricho, o quizas miedo a ser derrocado. - Greed hacia sonar sus palabras de forma tranquila sin levantar demaciado la voz pero mateniendo la firmesa en cada una de ellas - Esa es nuestra obligación, hacerles ver la verdad, poco a poco esas mentes se iran despertando y en algun momento aquel pueblo se dara cuenta de quien en verdad es el viejo, una simple rata dentro de su castillo. Es cierto, todos tenemos razones distintas para querer la cabeza de ese hombre en un pico, pero ahora mismo hay algo que podremos usar en su contra, como lo hicimos con valle chocobo, aquel movimiento demostro la falta de concideración que tiene el tirano por un pueblo que cae en tanta desgracia. - Greed volvio a fijar su mirada en Shomi, de una manera menos amenazante, intentando verse comprensivo - Lo que necesitamos es claro, gente con ideales bien marcados que busquen la libertad, si nos puedes ofrecer eso entonces te devolveremos lo mismo, unos aliados y compañeros en esta lucha.- Greed alzó su vista, haciendo una mirada general denotando que se dirigia a toemoss en aquella sala -Eso es lo que tengo para ofrecer hacia todos, y eso es lo que espero de vuelta, puedo asegurarlo, mas de una vida se perdera en aquel enfrentamiento, pero cuando logremos nuestro objetivo, cuando cada hombre y mujer sea líbre, aseguro que habrá valido la pena. - Con aquellas palabras conclujo, volviendo a sentarse en su lugar, guardando silencio esperando las reacciones del resto.

por **Bartolomeo** Mar Mar 24, 2015 8:25 pm

Después de haber dicho unas cuantas cosas note como algunos ya comenzaban a verme con caras raras, pero lo que más cazo mi atención fue que mientras caminaba a una de las oscuras esquinas quien se paró a hablar después de mi… era nada más ni nada menos que Shomi, eso me había totalmente desconcertado. –Qué diablos?... – dije. A caso se había unido a los revolucionarios? O estaba de infiltrada?, la verdad no entendía bien que era lo que pasaba asique solamente me quede escuchando lo que decía.
Para cambiar mi humor el siguiente en hablar fue el avaricioso!Greed, el planteo las cosas de las maneras mas claras posibles. Claro que había uno que otro que seguramente no entendería el mensaje, y no podía dejar pasar a ese tipo que dijo de sierta forma que el se adueñaría de la cabeza del lord. Así que desde la oscura esquina comencé a reir clavándole los ojos al tipo de ropas negras, seguramente este no sabia en donde estaba parado.
-Jajajajaja! A eso me refiero! El tipo, por dios este tipo tiene agallas!-Dije mientras me reia y le señalaba. Claro que esto no le gustaba a nadie, pero no podía evitarlo, ese dia me había levanado muy impulsivo.
-Pero sabes qué? Te faltan neuronas! Me niego a escuchar que gente como tu diga de esa manera que matara al lord! Sinceramente crees que eres capaz? Déjame decirte que si el lord fijara sus orbes en tu diminuta presencia esta misma mirada haría que murieras de un shock psicológico!, vamos a lo serio quiero escuchar cuales son las ideas que tiene planeada takumi- Termine de hablar mientras cruzaba mis brazos algo bastante enojado.

Mi mente me decía que me calme pero la verdad que no podía, de verdad iba a hacer esto?, me encantaba la idea de divertirme, de estar nuevamente cara a cara con el tirano quien se creía dueño de los océanos, pero debía hacerlo con gente como esa?, esa simple aparición estaba haciendo que dude de seguir con esto o simplemente irme a los océanos otra vez.

Sabía que a los revolucionarios no le molestaría si me iba o no, ellos eran un grupo fuerte y aunque les desagradara perder números, sabían que siempre podían sumar a alguien más.
Esperaba que el demonio contara lo que tenía planeado, según la última reunión en la que había participado esto se pondría bueno y sería una verdadera lastima perdérmelo por mis estúpidos impulsos, pero si pasaba pasaba.
De reojo observe a Shomi, luego a Greed, Isela se mantenía calma y el líder de los revolucionarios de igual manera que su mujer se mantenía en su lugar.
No sabía si reaccionarían de alguna manera en contra mía pero la verdad poco me importaba, suponía que ellos pensaban en su interior que el tipo de negros cabellos y vestimentas oscuras había dicho algo que era absurdo, solo que yo no podía callarme ese tipos de cosas en ningún lugar ni momento.

por Invitado Mar Mar 24, 2015 8:31 pm

Recordó el ardor sobre su mejilla la noche en que Shomi lo abofeteó, y el resonante golpe haciendo eco en sus orejas no tardó en llegar. Pero en su rostro no había siquiera un ápice de enojo o molestia, sólo mostraba su simple y enigmática sonrisa como acostumbraba a hacerlo.
—Córtame la lengua, querida, así no escucharás lo que tengo para decir. —Susurró por lo bajo para que simplemente ella pudiera oírlo.
—¿Y por qué no me interesaría? Echa un vistazo y dime lo qué vez. La mayoría no sabe contar más allá de sus dedos, otros ni siquiera pueden coordinarse para tomar un simple sorbo de cerveza, derrochan más sobre sus ropas de lo que tragan, imagínatelos coordinando órdenes. Y algunos parecen más sanguinarios que los mismos soldados del Lord, pero eso último ya lo sabes, General. —Dijo a sabiendas de que su lengua ya le había costado una bofetada, y algún día quizás le costara la cabeza.

Guardó silencio cuando el líder de los revolucionarios habló, para ese entonces su pequeña araña ya se había deslizado por debajo del portón observando lo que el umbral escondía. Mientras ésta volvía a su dueño, Raeghor escuchaba atento cada palabra, tratando de leerlas entre líneas. Era el líder, sí, pero al mismo tiempo cada hombre se gobernaba. Luchaba por remover a la máxima figura de autoridad, mas no tenía deseos de gobernar en su nombre. Y así continuó, dando respuestas a preguntas que nadie había hecho. El nigromante lo observaba con ojos inundados en intriga, mas no borró su sonrisa mentirosa. Se preguntaba cuánto tiempo le tomó organizar ese discurso populista.

La palabra era tomada por la mujer junto a Astartoh, en ese momento su araña ya había vuelto a él uniéndose en uno de nuevo, y así fue como logró saber que se ocultaba tras las maderas. Cuando el hombre de verde cabellera se hizo con la palabra, éste no pudo retener su carcajada, e intentó disimularla escondiendo su boca detrás de la mano tatuada.
—¿Comprendiste lo que te dije? —Le preguntó a la azabache a su lado en referencia a lo anterior dicho.

No fue hasta que ella empezó a hablar que Raeghor se puso serio, en sus palabras reinaba la verdad que la mayoría allí dentro elegía creer. La palabra seguía pasando de boca en boca, hasta un hombre perdido entre la multitud se alzaba solicitando ser él quien tomase la vida del monarca. El pobre pelinegro ya no aguantaba la risa, si hasta una lágrima amenazaba con escaparse de la tentación que tenía. Incluso así intentaba guardar apariencia, con sus palmas escondiendo parte de su rostro, pero aun así, quienes estaba cerca de él lograban escuchar la carcajada distorsionada.

Cuando el último pelinegro habló, el siniestro nigromante trató de dibujar la figura del Lord en su mente. Hasta ahora sólo había escuchado el colosal poder del hombre, aunque más que un hombre, parecían definirlo como un dios entre mortales. ¿Tanta fuerza tendría en verdad? ¿Entonces por qué dejaba que revolucionaros como ellos continuaran viviendo? Si parecía bastar con un simple movimiento de sus dedos para borrar del mapa a todos los presentes.

por **Isela A. Ichinose** Mar Mar 24, 2015 9:54 pm

Mantuvo la atención puesta en la ex general, sin embargo no dijo nada al respecto, simplemente ladeo el rostro en dirección a Takumi, manteniendo esa mirada fría, entornada hacia él en lo que aprovechaba a susurrarle muy apenas, sabiendo que él podía oírla a la perfección. –ex General, la conocí en Nier, supongo que nuestra pequeña charla la hizo dudar- Finalizó en ese tono de voz asertivo pero calmado, dándole a entender de donde la conocía. –Sólo dale tiempo- Pidió sin expresar ninguna emoción en particular hasta que así mismo posó la mirada en el frente sobre un hombre vestido de negro y sonrisa burlona. Solo le observó unos instantes con tal frialdad propia de alguien que no tenía más que perder o que incluso se había endurecido a nivel emocional a niveles insospechados.

-Bartolomeo…- Susurró hacia el pirata, amo de los mares a quien respetaba por mérito propio, a quien consideraba un buen compañero. Se moría internamente de ganas por decirle que hiciera caso omiso a estupideces, sin embargo, solo le sonrió ligeramente, con calma, serenidad absoluta que pudo ser reflejada en ese preciso segundo. –Es bueno volverte a ver entre nosotros- No mentía, decía absolutamente la verdad en todo sentido, tras el incidente en prisión no sabía que había sido del destino de Bartolomeo, aquel pirata que toleró numerosas torturas victorioso. –En cuanto a lo que dijo Shomi, no solo posee una espada o conocimiento sobre Spatium, también posee decisión y voluntad. El que haya sido miembro del gobierno no quiere decir nada, cuando si no mal recuerdo en la primer reunión de revolucionarios admití de entrada que fui Vicealmirante, ¿verdad?- Cuestionó al final no al líder, más bien a los demás presentes, adoptando ese tono de voz filoso acompañado de una mirada un tanto severa. Claramente estaba esperando que alguno de los demás se atreviese a contradecirla o desafiarla, había “apostado” por esa chica, no sabía si Isela misma erraría o acertaría en su percepción, pero como buena analítica que era se pasaba mucho tiempo observando a las personas. Algo había visto en aquella chica, esperaba no terminar equivocándose respecto a la ex general.

-Y lo que deseo ahora, como más de uno aquí, es que Astaroth nos indique los siguientes puntos a seguir- Tras esas palabras que decían mucho de forma solapada, volvió a observar a los presentes, buscando con la mirada a cierto revolucionario amigo que faltaba en dicho lugar, a Reiv Black, otro sobreviviente al infierno llamado Arcadia.

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

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Cuando la tirania es ley la revolucion es orden [Semi-privado /// Revolucionarios y Anti-gobierno]

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Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater