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Todo tiene un límite. [James Adamska]

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Todo tiene un límite. [James Adamska] - Página 2 Empty Re: Todo tiene un límite. [James Adamska]

Mensaje por James Adamska Sáb Oct 31, 2015 2:59 pm

El semidragón casi no notó cuando la pelirrosa pasó por su lado, solo aquellas palabras fueron las que le alertaron que la misma estaba cruzando, pues no estaba demasiado atento. Debido a que en su cabeza rondaban miles de insultos y respuestas que no pude generar al momento de tener a la molesta anciana en frente, ahora lamentándose por haber tenido una lenta capacidad de reacción. James ni siquiera había puesto su atención en ocelot, por lo que tampoco había notado cuando este se dejó abrazar y recibir cariño por parte de la muchacha. El pelirrojo gruñó un poco por lo bajo y echó una mirada filosa hacia la joven fémina cuando terminó de colocar los libros.

El semidragón detestaba esa palabra, si bien siempre le habían enseñado que “Gracias” “Perdón” “Por favor” entre otras, eran expresiones para parecer educado, y que debían usarse para no ser tomado de mala manera. El pelirrojo aprendió por sí solo, que aquello no era más que un desperdicio de saliva, y unos pretextos de parte de los nobles para poder medir quienes tenían más de esa supuesta “Clase”. Y no era solo aquello lo que irritaba, nunca en su vida había oído a un noble hacer uso de esas palabras de la misma forma que el resto de personas, después de todo ellos eran nobles. Con el poco tiempo que James había tenido como noble, le habían repetido varias veces, que la gente de clase alta no tenía nada que agradecer al resto, pues todo lo habían conseguido por méritos propios. Que no debían pedir perdón, pues como nobles en ellos no cabía la posibilidad de equivocarse. Y que pedir por favor, estaba echo para quienes no podían conseguir algo por si solos. Todo aquel revoltijo de enseñanzas e hipocresía, era de las cosas por las que el pelirrojo había rechazado la nobleza. Y si bien afirmaba haber perdido toda conexión con los nobles, en James siempre quedaron migajas de aquella vida, migajas que se podían ver claramente en su ego, soberbia, y otras actitudes que le asemejaban con aquellas personas que detestaba.

Le irritó haber oído aquello, no puedo evitar molestarse, y mientras fruncía el ceño se encaminó hacia la pelirrosa. Una vez junto a ella, no dudo en echarle una mirada afilada, algo inquisitiva, que desde sus orbes azules conectaba con los de la contraria. James arqueó una ceja y se cruzó de brazos a la altura del abdomen, aun apretando los dientes y gruñendo un poco, mientras esperaba que toda la atención de la contraria se posara sobre él. – No me agradezcas, no hago esto por que quiera ayudarte, ni porque me nazca, ni nada parecido – Afirmó el pelirrojo, pues sentía la necesidad de aclarar aquello, pues una mala interpretación de sus acciones podía llevar fácilmente a que perdiera su imagen de soberbio y orgulloso.

Tras aquello, desvió la mirada de la contraria, para ir a por otro de los libros que quedaba en el suelo, buscando juntarlo y llevarlo a una de las estanterías. Sin embargo, no estaba conforme, no iba a callarse, iba a indagar en la situación hasta que todo estuviera aclarado. – Hago esto para no tener que llevarme más regaños de la vieja, en cuanto terminemos con estos libros, voy a retirarme – Afirmaba el pelirrojo, mientras estiraba su mano para ir recogiendo aquel libro de tapa dura. Tras aquello se dirigió a cargar tomar otro, el tercero que cargaría sobre su brazo. – Al menos espero en que no me metas en más problemas antes de terminar con esto – Agregó luego, pues ciertamente, desde el punto de vista el semidragón, él no tenía la culpa de nada. Y todo iba bien para él, hasta que dio con la pelirrosa, y desde entonces, todo no había sido más que gritos y enojos.

Sin pensar ni un poco en que pudiera estar equivocándose, el semidragón tomó un libro más y con el cuarto sobre su mano se dirigió a la estantería, sabiendo que no quedaban muchos más de esos en el suelo. No muy lejos de aquellos dos, había quedado Ocelot, sentado en el suelo mientras veía a los dos ir y venir con los libros, esperando a que terminar, para hacer quien sabe que, pues era difícil saber que se cruzaba por la mente del felino. James terminó de color aquellos libros en la estantería y echó nuevamente la mirada a la pelirrosa cuando por fin tuvo las manos vacías. –Espero que te haya quedado claro, llorona lanza libros – Finalizó James, mostrando una sonrisa soberbia, como si desafiara a la contraria con aquellas palabras. Y aunque pareciera que el pelirrojo lo hiciera a propósito, así era su forma de ser, y a veces esos gestos se le escapaban sin notarlo, aunque a pesar de eso, nunca se había arrepentido de alguna de esas acciones.
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Mensaje por Kougyoku Ren Sáb Oct 31, 2015 5:39 pm

Ahora me estaba siendo fácil el colocar los libros en su lugar, aunque apenas había comenzado a hacerlo bien. Después de todo, antes tenía miedo y nervios de lo que pudiera pasar, por eso me caí con los libros anteriormente y también fue por ir con prisas, ni si quiera me estaba fijando a donde iba caminando, solo quería colocarlos antes de que lo viera la señora. Aunque al final todo salió de una manera que no me esperaba, James ayudándome y la señora no me había regañado por esto. Obviamente sabía que el pelirojo me ayudaba porque se lo pidió la mujer, aunque igualmente se podría haber ido como si nada y pasar de todo el asunto, ya que insistía de que él no había tirado los libros.

Cuando deposite lentamente cada libro en la estantería, me quede pensando en algo. ¿Cómo se tomaría mi agradecimiento? Realmente estaba agradecida por esto y por ello no dude de darle las gracias de corazón, aunque por una parte no sabía como decirlo porque había veces que se me dificultaba de darlas al no saber como. De igual forma, no iba a olvidar las palabras que me dijo anteriormente y que estas me hicieran sentir mal. Trate entonces de dejar de pensar en todo esto, al menos por un rato o sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento por tanto pensar. Suspire entonces, cuando me quede mirando en silencio los libros, haciéndome recordar que le había lanzado al chico los libros que pensaba leerme y sabía que me iba a costar ahora encontrarlos, aunque le reste algo de importancia, ya que en otro momento ya me pondría en ello, además de que esto me hizo recordar de que había venido en búsqueda de ciertos libros en especifico. Resople entonces, ya que realmente se me había quitado de momento las ganas de seguir buscando esto. Ya en otro momento con más tranquilidad lo haría o quizás después, quien sabe. Fruncí entonces el ceño ligeramente y luego lo suavice, ya que ahora me parecía un poco absurdo buscar esto y más aun por no haberme comportado como una noble, nada más me deje llevar por mis emociones. ¿Se suponía que así quería mantener una buena imagen? Pues no iba a lograr mucho de este modo y sabía que del ''regaño'' no me iba a salvar.

Nuevamente tome una gran bocanada de aire, para luego dejarlo escapar a modo de suspiro. Aun me faltaba más libros que recoger, así que cuando pensé en voltearme, me tomo la sorpresa de ver a James a un lado de mi, cruzado de brazos. Al levantar la mirada porque él era más alto que yo, me encontré que él me clavaba su mirada de una forma afilada, a lo que no pude evitar mirarle confusa y frunciendo ligeramente el ceño, hasta me sentía nerviosa pero por el hecho de que me mirara fijamente, cosa que hiciera que desviara un poco la mirada. ¿Qué es lo que querría ahora? Me pregunte, hasta que escuche sus palabras, a lo que me hizo inflar un poco de forma inconsciente mis mejillas.
¡Pe-pero no esta de-demás agra-agradecer si t-te na-nace ha-hacerlo!Le dije enseguida y después desinfle las mejillas poco a poco.

Ya sabía que no era porque quisiera, después de todo, se lo habían exigido pero pensaba que no estaba demás el hecho de agradecer y encima me nacía hacerlo, así que yo no le vi el problema en hacerlo. Luego de eso, vi como desviaba la mirada y iba a por otro libro, a lo que resople, haciendo yo lo mismo, pero a algunos libros que estaban lejanos a donde él había ido. Mientras me ponía de cuclillas para juntar los libros uno sobre otro. Escuche las siguientes palabras del tonto ese que parecía vagabundo. Ante eso, no pude evitar hablarle enseguida.
E-ella solo ha-hacía su tra-trabajo.Le dije sin pensar, solo era por defender a la señora. Entonces cuando reuní ya como seis libros y me levante lentamente del suelo, teniendo cuidado de que no se caigan porque pesaban mucho hasta tomándolos con las dos manos. Escuche como decía de que no esperaba de que no le metiera en más problemas, a lo que clave mi mirada hacia él, molesta. ¡¿Qué se creía?! ¡Ni que fuera la única culpable de todo esto!¡Oye! ¡Tu tam-también ti-tienes la culpa! ¡Me fal-faltaste el respeto!Me mordí el labio inferior al sentir que estaba levantando la voz, también porque me di un golpe mental de que de nuevo no estaba comportándome como una noble.

Me di la vuelta para observar el suelo y así saber si quedaba algún libro más y al ver que no, supuse que los que quedaban, eran los que tenía en mis manos, de los cuales estaban pesando lo suyo realmente. Me voltee entonces, dirigiéndome hacia la estantería, mirando por unos segundos de reojo a Ocelot, queriendo acabar ya para ir a abrazar a este como si de un peluche se tratara, aunque recordé las palabras de James y esto me hacía saber de que entonces se llevaría al gatito. Así que solo pude suspirar y centrarme en mi tarea, estando ya en frente de la estantería y cuando justo iba a hacer el intento de poner alguno, escuche lo que me decía de ultimo el pelirojo. Acto seguido tuve un pequeño tic en mi ojo y baje la mirada.
¡¡Tuu!! ¡¡Tuuu!!Grite nerviosa y clavando mi mirada sobre él molesta, queriendo lanzarle los libros otra vez, pero esta vez aguante ese impulso.¡No so-soy llorona!Mi rostro se veía exageradamente molesto, rojo y quizás hasta gracioso.¡Va-vagabundo! ¡Ho-horrible! ¡Idiota!Le insulte a modo de defensa, sin pensar bien mis insultos, mientras seguía cargando los seis libros.
Kougyoku Ren
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Mensaje por James Adamska Dom Nov 01, 2015 9:52 pm

El pelirrojo había escuchado muy bien lo que la contraria decía entre sus palabras, sin embargo, nula era la importancia que brindaba a palabras que el resultaran tan estúpidas. Las acciones de la pelirrosa no agradaban para nada al semidragón, quizás otra persona la hubiese considerado alguien de buen corazón, pero a aquel cazarecompensas el bien y el mal tenían una importancia reducida. Nunca se paraba a pensar en aquello, para él todo era tan simple como “lo que yo hago es bien, y lo que no es mal” y sobre esa filosofía se basaba la mayor parte de sus acciones.

Sin embargo, los infantiles insultos de la pelirrosa le dejaron helado, obligándole a desviar su mirada sin saber cómo reaccionar. No se esperaba una respuesta como esa, obviamente se enojó, frunció el ceño y apretó los dientes intentando contener sus gritos pues a diferencia de ella, tenía en cuenta que estaba en la biblioteca. No es como que se le fuese a olvidar después da tantos sermones. Le había aturdido los gritos de la contraria, el semidragón hizo lo posible para no reaccionar de mala manera, y se limitaba a quedarse quieto, resistiendo la tentación de golpear a la pelirrosa. James volvió a poner su mirada afilada sobre ella en cuanto la misma terminó, un gruñido molesto se hizo sonar de entre los dientes del pelirrojo. Aún sin saber que decir, pues pensaba que si abría la boca iba a estallar de furia.

Por unos momentos, en la mente del semidragón se pasó la clásica idea de golpear o quemar algo, para ver si algo de su molestia era liberada. En viajes pasados, había aprendido de una muchacha que golpear cosas externas a la situación, a veces ayudaba a calmarse un poco. Aún que también, con toda la furia que podía generar el dragón, no era mucho lo que podía liberar si no golpeaba al responsable mismo. La cruzada de brazos del pelirrojo se deshizo en un momento, mientras su mirada afilada y amenazante continuaba sobre el rojo rostro de la contraria. Con los brazos a ambos lados del cuerpo, el semidragón apretó los puños y sin mucho esfuerzo las llamas rodearon este par de puños. Aquel fuego ardía con cierta tranquilidad, pues ante todo, el pelirrojo intentaba mantener la calma, sin importar porque fuese, no quería recibir otro regaño de la anciana. Aquellas llamas podían parecer intimidantes, sin embargo, el pelirrojo les hacía arder como una forma de gastar sus energías y de aquello forma evitar que estas sean usadas con furia hacia la próxima persona que se dignara a decirle algo.

Tras no mucho tiempo más, aquellas llamas desaparecieron, siendo consumidas por sí mismas, acompañadas de un suspiro que salía de entre los labios del pelirrojo. Ya un poco más calmado, el samidragón se sacudió las ropas, como si se quitara algo de tierra de las mismas. – Bien, estoy calmado – Musitó el semidragón. – A diferencia de ti, ya aprendí a no gritar en bibliotecas, no quiero llevarme otro berrinche de la anciana – Agregó, para guardar sus manos en los bolsillos del pantalón, musitando sus palabras con tranquilidad. Aunque no podía dejar de fruncir el ceño, pues aún seguía molesto. – Más idiota serás tú, lanzando libros y gritando como si tuvieras 5 años – Agregó, desviando su mirada de la pelirrosa. Tenía una manera de pronunciar las cosas, que lo volvían irritante para los otros, y aunque James no lo hiciera con esas intenciones, era muy difícil hacer que una discusión con el tuviera fin. – Y no soy un vagabundo – Afirmó como respuesta a esa ofensa, después de todo, él tenía algo que podía llamarse “casa” allá en el bosque del cosmos. De alguna forma, la orden del loto eran una clase de familia, un grupo de cazarecompensas que aunque fuesen diferentes y les costara a veces congeniar, estaban unidos a fin de cuentas, por él objetivo de derrotar a los criminales más poderosos en los 3 reinos. James nunca se ponía a pensar en esto, pero aquellos eran quizás los más cercanos que tenía después de Ocelot.

James desvió su mirada, evitando así ver a la muchacha a los ojos, aprovechó para observar suelo y buscar con su mirar si quedaba algún libro por allí. –Bien, creo que he terminado – Musitó James en cuanto notó que todos los libros estaban en su lugar. Tras eso buscó a Ocelot por el lugar, pues lo necesitaba para irse de la biblioteca, pues no pensaría en dejarlo allí. James se apartó de la joven muchacha y dándole la espalda mientras comenzaba a caminar hacia el felino. Una vez frente al peludo animal anaranjado, el semidragón se agachó para realizar a esta una suave caricia sobre su cabeza. – Bien amigo, hora de buscar personas que golpear, ya me está dando hambre – Musitó James mientras seguía acariciando al felino, esperando a que este subiera por su hombro para poder irse. Sin embargo, completamente contrario a lo que esperaba, el felino se apartó de él y fue donde la pelirrosa. Aparentemente el felino le había tomado cariño o alguna clase de gusto a la joven muchacha, quizás a sus caricias, o quizás solo buscaba algunos abrazos para estar cómodo.

El semidragón no pudo evitar enojarse, frunció el ceño y se levantó con bastante molestia, clavando su mirada sobre el felino que sin problemas comenzaba a acariciar su mejilla contra la pierna de la muchacha. – Tenemos que irnos Ocelot… Tengo hambre – Anunció el pelirrojo, cruzándose de brazos, y usando un tono algo autoritario y firme en sus palabras, que inútilmente buscaba intimidar a Ocelot. Cosa que no iba a suceder, el felino estaba viajando con James hace años, y conocía los límites del mismo, por lo tanto sabía las cosas que podía hacer, y mayormente sabía cómo controlar al semidragón en casi todo.
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Mensaje por Kougyoku Ren Lun Nov 02, 2015 9:59 pm

Sentía como mi corazón estaba acelerado por alterarme por las palabras del pelirojo, ya que nuevamente me hizo querer tirarle los libros en su tonta cara. Entonces trate de controlarme, porque así no iba a llegar a ningún lugar, por ello desvié la mirada para no verlo más y centrarme en los libros, colocando estos ahora si en la estantería, pues ya apenas estaba sintiendo mis manos y era porque realmente pesaban tanto, que sabía que en cualquier momento se me caerían al suelo si no los llegaba a poner en su sitio. Aunque lo hubiera hecho enseguida si no fuera porque las palabras de James me distrajeron de la tarea que tenía que llevar a cabo.

Entonces comencé a pensar en mis palabras, si lo que había dicho estaba bien o si le había faltado el respeto. Aunque por otro lado no me importaba, porque de nuevo me había faltado o creía yo que me había faltado al decirme llorona. ¿No? Ahí comencé a dudar de si realmente eso era una falta de respeto o insulto y me sentí mal al pensar por un lado que quizás eso no era para tanto. Realmente odiaba pensar tanto y es algo que siempre acababa haciendo la gran mayoría de los días, porque si alguien pudiera leer mi mente, sabría que pensaba más que a la hora de hablar. Cerré entonces los ojos por unos segundos, tratando al menos de despejarme y pensar en lo principal. Pues era que sabía que ya había terminado de colocar los libros, por algo me asegure antes de venir a colocarlos. Entonces tendría que despedirme del gatito, pero... ¿Me daría tiempo? Quizás el bobo ese se iría antes de que pudiera hacer algo, así que no pude evitar mirar de reojo a James, para saber que hacía.

Mis ojos se abrieron de par en par al ver como los puños de James se envolvían en fuego. Vale, esto me volvía a recalcar otra vez de que él no era un chico normal o al menos era un tipo que supiera controlar tal elemento, después de todo, no podía saberlo del todo si no preguntaba o al menos él demostraba ser algún tipo de raza, porque hasta el momento para mi seguía siendo un humano. Después de todo, yo sabía controlar al menos un poco el de agua, pero prefería pensar de que era gracias a mi pasador y no por mi otra mitad. Trate de centrarme en lo que hacía el pelirojo. ¿Por qué encendió sus manos? Quizás tendría frío, aunque yo realmente no tenía nada de frío, pero quizás eso era debido a que mi vestido era muy de abrigar. Evidentemente tenía el ceño fruncido y al menos el tono de mi rostro había vuelto poco a poco a la normalidad, aunque seguía sintiéndome un poco alterada porque me había dicho llorona, aunque tenía la razón, porque desde que tengo memoria, siempre estaba llorando o aguantando las ganas de llorar, siendo causadas por tristeza, ira, felicidad o casi cualquier otra emoción.

No sé cuanto tiempo paso, pero el vagabundo de cabellos rojos hizo desaparecer al final aquellas llamas que tenía en sus puños. ¿Acaso quería mostrar ese poder? Realmente no sabía que pensar, pero es lo único que venía en mi mente al ver tal cosa. Luego pude observar como se sacudió la ropa. ¿Qué estaría pensando el pelirojo? Me dejaba totalmente confusa, pues no esperaba tal reacción, porque después de todo, antes reacciono de mala manera ante mis palabras. Aunque me tomo por sorpresa al escuchar que estaba calmado, haciendo que me dejara aun más confusa que antes, pero al escuchar lo siguiente, no pude evitar mirarle directamente al chico pero guarde silencio, porque era verdad que no debería de estar gritando, cosa que me hizo sentir tonta y ante eso, no pude evitar desviar la mirada avergonzada. Hasta cuando escuche decirle que parecía una niña de cinco años, me hizo querer morder ligeramente mi labio inferior, tratando de aguantar el impulso de coger de nuevo algún libro y lanzar este a James. Realmente tenía razón, a lo que no pude evitar elevar una de mis manos, para cubrir la mitad de mi rostro con la manga de mi vestido por si me estaba mirando y quería huir de esta de alguna manera. ¿Acaso estaba fallando a mi familia por actuar de tal manera? Sabía que si y que mi comportamiento no era digno de una noble. Entonces me dieron ganas de llorar, pues tenía razón. ¿Cómo iba a mirar a mi familia después de esto? Aun no me creía que hubiera actuado de tal forma, pues me habían inculcado muchas cosas.

Tenía el corazón oprimido y había bajado lentamente la mirada, haciendo que el fleco de mi cabello fuschia ocultara mis ojos. Al menos parecía que ya se iba James, así que podría llorar todo lo que quisiera cuando esto fuese así, aunque realmente prefería aguantarme hasta llegar a mi casa y tirarme en mi cama, abrazar algún peluche y llorar como si no hubiera un mañana. Porque ahí tenía toda la intimidad del mundo y sabía que nadie me iba a molestar, pues siempre estaba sola en mi casa, sin contar de la compañía de mi asistente el cual a veces tenía que salir por asuntos propios. Omitiendo todo lo que estaba pensando, pude escuchar a James hablar, pero sabía que no era para mi, así que solo me mantuve en la misma posición, tratando de no moverme, hasta trataba de aguantar a veces la respiración, como si con eso fuera a servir para que no me viera el chico, aunque en el fondo sabía que esto era una tremenda tontería. Aunque igualmente lo hacía como si no pensara realmente, aunque desde que apareció ese pelirojo, todo se me fue de las manos y no recordaba algún momento en el que me hubiera alterado tanto de tal forma, porque después de todo, trataba de aparentar una buena imagen. Deje de fruncir el ceño al recordar a alguien que también en su momento llego a alterarme al menos un poco, porque me dejo caer de su brazo mientras me llevaba volando, aunque luego me ''salvo''. Negué lentamente con la cabeza, pues no era momento de estar pensando en eso, al menos aun no, hasta que se fuese James.

Al menos deje de morder mi labio inferior y suspire profundamente, pensando que ya se irían pero sentí de repente algo peludito tocar mi pierna. Baje la mirada confundida y parpadee un par de veces confundida. Al ver a Ocelot ahí abajo, mis ojos brillaron y mi corazón dio un vuelco. Mis labios temblaron ligeramente y sentí que moría de ternura cuando veía al gatito hacer eso, entonces no pude evitar agacharme lentamente, dejando de cubrir mi rostro con la manga y usando esta mano para acariciar su peluda cabezita entre las orejitas. Luego si me lo permitía, le tomaría en brazos y me pondría en pie, sin poder evitar sonreír con ternura para él. Que gracias a esto, todo lo demás es como si se me hubiera ido de la cabeza, aunque volvió cuando escuche la voz de James, por lo que le mire, borrando mi sonrisa al instante. Si fuera por mi, hubiera salido corriendo con el gatito en brazos, pero no quería armar más problemas al pelirojo, así que me acerque a él, tratando de no mirarle o al menos mirando a un lado donde no estuvieran sus ojos y le ofrecería a Ocelot. Después de todo, quisiera o no, tenía que irse el gatito con él, pues era su dueño.
Kougyoku Ren
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Mensaje por James Adamska Mar Nov 03, 2015 6:43 pm

El pelirrojo arqueó una ceja cuando la pelirrosa le entregó del felino de aquella forma, obviamente no creía que ella se fuera a negar a entregarle al felino, pero a fin de cuentas era la decisión del peludo animal la que contaba. James fue rápidamente a intentar tomarlo estirando sus brazos, pero cuando logró tener al felino entre sus brazos, este se sacudió con fuerza buscando soltarse del agarre. James no quería aflojar, pues en verdad tenía ganas de retirarse de la biblioteca junto con su compañero, pero al parecer el felino no concordaba con sus ideas y el si quería quedarse un rato más. Con astucia James recordó la herida que había recibido por parte del felino, aquella sobre su mejilla que rápidamente se había cerrado, y que para estos momentos no debería ser más que una pequeña marca posada baja sus pómulos. Debido aquello decidió dejar de luchar con el felino, antes de que por la mente de este se le pase la idea de volver a atacarlo. James aflojó su agarré y con flexibilidad el pequeño animal escapó, no sin antes dar un molesto golpe con su cola en el rostro del semidragón. James frunció el ceño y apretó los dientes, claramente molesto. – Estúpido gato- Musitó algo por lo bajo mientras se pasaba la mano por el rostro, para quitarse algunos pelos del felino, pues era normal que aquellos animales dejaran pelos por doquier. Cuando el semidragón puso su mirada nuevamente sobre la situación logró ver al pequeño felino sentado a un lado de la pelirrosa, muy calmado y lamiendo su pata delantera, como si no tuviera prisa por nada. James soltó un suspiro intentando calmarse, pues no le gustaba enojarse con su compañero, debido a los tantos años que llevaban juntos viajando. – Ocelot, no podemos siempre hacer lo que tú quieres – Musitó el pelirrojo con algo de queja hacia el felino, el cual no respondió ni un poco. Lo que hizo, fue soltar un bostezo, de esos grandes, en los que se podía ver con claridad todos los afilados dientes en la boca del felino. Y tras eso, volver a realizarse unas caricias contra la pierna de la pelirrosa.

El semidragón volvió a suspirar con algo de terquedad, un tanto negado a querer quedarse por elección del felino. Sin embargo, sabía que mucho no podía hacer, pues Ocelot era a veces incluso más terco que James. El pelirrojo carecía de paciencia, y eso le llevaba a buscar que las cosas se arreglen rápido usando la violencia. Pero era incapaz de ser violento con felino, en ningún momento se podía pasar por su mente la idea de atacar al mismo, aun cuando el pequeño animal solía darle arañazos o mordiscos para hacerse saber que algo no le gustaba. El lazo que tenía el semidragón con aquel felino era tan grande, que su ira nunca explotaba por el mismo, y a pesar de que el orgulloso pelirrojo nunca pudiera admitirlo, su cariño por el mismo le hacía temer que el felino sufriera daños. James sobó la nuca algo pensativo, sin saber muy bien que hacer, el felino quería quedarse, pero a él su estómago le comenzaba a pedir algo de comida, como era normal después de la siesta que había tenido hace ya algo de tiempo. El pelirrojo echó una última mirada afilada hasta su felino, en vano, pues el mismo no parecía prestarle ni atención ni importancia, pues al parecer lo único que quería era recibir más cariños de la fémina. Aún con la mirada algo afilada, el pelirrojo la subió para ver a la pelirrosa algo amenazante. – ¿No piensas hacer nada? – Consultó el pelirrojo, en un tono inquisitivo, autoritario, como si de una orden se tratase. Pues a todo momento el orgulloso semidragón se creía con derecho de estar sobre las personas. Con aquella pregunta, el semidragón en realidad no sabía qué respuesta esperaba. Estaba claro que no, pero a lo mejor así lograba que la pelirrosa espabilara y colaborara un poco para que pudiera irse de allí con su compañero. - ¿Por qué entre todas las personas de la biblioteca Chupacabras tenía que encariñarse contigo?- Consultó de nuevo el pelirrojo, como si la pelirrosa tuviera todas las respuestas, cosa en realidad no creía. Había usado el nombre completo del felino, quizás porque comenzaba a enojarse y fue solo una simple reacción instintiva. Admitía que Ocelot se había encariñado con ella, quizás por le había gustado desde el momento en que la escogió para ocultarse en sus ropas, o quizás solo intentaba molestar al semidragón con aquel comportamiento. Y si era aquello, lo había estado logrando bastante. El pelirrojo volvió a suspirar intentando calmarse, recordando que no debía gritar en la biblioteca. Se cruzó de brazos y se volteó, dando la espalda a la joven muchacha y quitándole la vista de encima. – Y yo que solo quería tomar una cómoda siesta en la biblioteca – Dijo James en un susurro. Quedándose un poco pensativo ante la idea que había tenido al llegar a la biblioteca, pues al final lo que había pasado distanciaba mucho de su idea de tranquilidad y descanso. Sin pensar mucho más, la curiosidad picó el semidragón de una forma inesperada que ni él se explicaba. Se volteó y volvió a poner su mirada sobre la pelirrosa, ahora un tanto más sereno y calmado. - ¿Y tú porque viniste a la biblioteca?- Preguntó el semidragón curioso, sin descaro, invadiendo de alguna forma la privacidad de la recién conocida pelirrosa. Como si de un niño se tratase, el semidragón era incapaz de reconocer que aquello estuviera mal. No solo eso, si la contraria se negaba podía volverse insistente para tener la respuesta, pues así era cuando algo le interesaba. – Yo solo quería descansar un poco – Agregó con aires despreocupados. Era como si de un momento a otro hubiera olvidado todo, pues su atención de se había desviado de manera muy drástica, y casi había dejado de lado todo su enojo, el hambre, y el que su felino prefiriera los cariños de la pelirrosa.

Con algo de pereza, y verdaderamente bastante de aburrimiento, el pelirrojo soltó un bostezo tras terminar de hablar cubriéndose la boca como  era acostumbrado por la gente educada, algo que no parecía bastante propio de él. Echó una mirada al lugar y al ver que no había nadie cerca se encogió de hombros un tanto conforme. – Pues bien, si Ocelot no quiere irse – Musitó un tanto por lo bajo. Tras aquello se sentó en el suelo sin problemas, apoyando su espalda y la nuca contra las bibliotecas del lugar, usando las poco cómodas estanterías de madera para descansar su cuerpo.  Así se acomodó en un corto momento, para desde su lugar alzar la vista esperando la respuesta de la joven muchacha, a la cual ahora veía desde abajo debido a estar en el suelo. A diferencia de otras personas, al pelirrojo no le molestaba tocar el suelo, sus ropas seguro estaban más sucias que aquella superficie. Y si algo le resultaba incómodo, era quizás por la dureza, o como mucho por lo frío que pudiera estar aquello. Sin embargo, todo aquello de salubridad o limpieza poco le importaba.
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Mensaje por Kougyoku Ren Jue Nov 05, 2015 1:01 am

A cada segundo que pasaba sin coger James a Ocelot, sentía que me iba poniendo más y más nerviosa cada vez. Aunque solo fuesen unos segundos, de igual modo me hacía sentir de tal modo, pues quería terminar con todo eso y no quería dar más problemas al pelirojo, pues la parte de los libros es cierto que no venía a cuento, pues podría haberle lanzado mi zapato o golpeado con arañazos. Espera. ¿Acaso era normal el atacarle de ese modo? O ¿Me vería peor que el lanzar libros? No supe sinceramente cual de las dos era peor, pero me dejo pensando por unos instantes. Porque quizás era más humillante lo otro que lo de los libros o en sí seguramente ambas lo sean y más para alguien de la nobleza obviamente. Omitiendo esto, me quede pensando en algo. ¿Qué estaría haciendo el vagabundo? Quizás no se esperaba tal cosa, pues por algo anteriormente le lance libros y le grite de todo menos bonito o quizás estaba mirando a otro lado, porque yo ni si quiera le estaba mirando directamente a él, así que no sabía que es lo que hacía. Hasta que sentí que el pequeño peso que sentía en mis manos, era más ligero, a lo que entonces baje lentamente las manos, siendo estas ocultadas por mis mangas largas.

Pensaba entonces retirarme y darle espacio, pero después de dar un par de pasos hacia atrás, me fije en el pelirojo y vi que el gatito se estaba sacudiendo con fuerza entre sus brazos. Ante esto, no pude evitar arquear ligeramente la ceja. Pues parecía que Ocelot no quería irse o eso estaba demostrando por la forma en la que actuaba el felino, hasta que al final consiguió lo que quería, pues James le dejo libre y antes de alejarse de él, le dio un coletazo en el rostro y el chico obviamente no se hizo esperar y le insulto, luego se paso la mano por el rostro, a lo que no pude evitar reír suavemente, aunque trate de disimularlo al desviar un poco la mirada, ocultando la mitad de mi rostro con una de mis mangas. Baje la mirada y me fije entonces que Ocelot estaba a un lado mio, lamiéndose su patita, cosa que me causo más ternura que antes. Entonces después de que James le dijera algo, este ni se inmuto y solo bostezo, pudiendo verle los colmillos, luego de eso comenzó a acariciarse de nuevo en mi pierna.

Entonces mire de reojo al chico, aun teniendo la mitad de mi rostro oculto. Este se sobó la nuca y desvié entonces la mirada, hacia donde estaba el gatito, pues me sentiría nerviosa si supiera que le estaba mirando y yo no podía mantener fácilmente las miradas de cualquiera, por lo menos la única mirada que podía mantener al menos por un largo tiempo, era la de mi asistente o eso era así de momento. Suspire profundamente, con la intención de agacharme y darle caricias a Ocelot, pero cuando escuche lo que dijo James, me quede inmóvil, pues me había dejado totalmente fuera de lugar. ¿Hacer algo? ¿Qué iba a hacer exactamente? No podía hacer nada, ya trate de ofrecerle al gato al pelirojo, cuando tome este anteriormente en brazos. Aunque si lo pensaba un poco, el gato parecía ser cariñoso, pues no era la primera vez que se me había acercado desde que lo vi.
¿Ha-hacer que?Pregunte mirándole de reojo, pero no directamente a los ojos. Pues no sabía exactamente que debía de hacer, por ello pregunte. Aunque realmente no esperaba alguna respuesta por su parte. Hasta que escuche lo siguiente que dijo, lo cual me dejo totalmente sorprendida primero una cosa. ¿Se había encariñado conmigo? Eso me emociono, pero lo otro que me sorprendió es el nombre que uso, suponiendo a que se refería al gato, pues no había nadie más aquí y era el único que estaba haciendo esas muestras de afecto. Entonces conseguí entender ya porque me había preguntado lo primero, a lo que fruncí el ceño y le dirigí la mirada directamente a los ojos, tratando de verme y sonar de forma fría o indiferente, cosa que debí haber hecho nada más verlo. Por algo tenía una imagen que mantener, aunque no pude mantener la mirada por mucho tiempo en los ojos de él. Mientras tanto, aun tenía mi rostro semi oculto por la manga.¿Y-y porque n-no iba a ha-hacerlo? ¿A-acaso es algo ma-malo?Tartamudee sin querer, haciendo que toda frialdad o indiferencia seguramente se hubiera ido al traste. ¿Tenía algún problema conmigo o qué? Parecía que realmente le había caído mal, pero quizás me lo merecía, por la forma en como lo insulte quizás o a lo mejor por lanzarle libros, pero... ¿Por qué tenía que hacerme sentir mal? No paraba de repetir de que él empezó al faltar el respeto y yo actué por defensa, aunque sabía que había otras formas de hablarlo o reaccionar, pero yo me comporte como una niña. Aunque había actuado sin pensar. Entonces en lo que pude ver, vi como James se cruzaba de brazos y me daba la espalda, a lo que por fin le pude mirar directamente, escuchando lo siguiente que decía, haciendo que enseguida quisiera responderle.La bi-biblioteca no es u-un lugar para dor-dormir.Le dije como si fuera lo más evidente del mundo, aunque por otro lado me preguntaba si realmente se podían hacer siestas en una biblioteca, cosa que preguntaría a mi asistente nada más llegar a casa. Después de eso, me puse de cuclillas, dejando de ocultar la mitad de mi rostro, para usar esta mano en dar suaves caricias a Ocelot, empezando por su cabezita peluda, entre sus orejitas y luego fui rascando suavemente por de bajo de su cuello, no pudiendo evitar sonreír al pequeño felino. Hasta que el chico que parecía vagabundo me pregunto otra cosa, haciendo que parara y mirara confundida, más sorprendida desde abajo al pelirojo. Parpadee un par de veces y luego desvié la mirada hacia Ocelot, nerviosa.¿Y-y-y-y por-porque i-ibas a que-querer sa-sa-saberlo?Toda frialdad o intento de indiferencia finalmente se fue a la basura al responder al chico así. Realmente le quería haber respondido con un ''Estoy aqui para tratar de aprender'', pero obviamente no controlaba siempre lo que decía. Así que no pude evitar resoplar, escuchando luego su respuesta, haciendo que me dieran ganas de dejarme caer al piso. ¿Acaso no tendría casa y por eso quería dormir aquí? Aunque él había dicho de que no era un vagabundo, pero realmente es que aparentaba ser uno.

Cuando sentí que se quedo callado, no pude evitar mirar de reojo para ver que hacía y este se había tapado la boca, cosa que me hizo entrecerrar los ojos y mirarle con curiosidad. ¿Desde cuando se había convertido en alguien educado? Que yo supiera, no había parado de faltarme el respeto desde hace rato, aunque de repente yo sentí ganas de bostezar también y tape mi boca instintivamente y cerré un ojo, dejando otro semi abierto, poniéndose un poco llorosos mis ojos al hacer esto, aunque al cabo de un rato se paso. Luego de esto, tome al gatito en brazos, nuevamente si me lo permitía y me puse de pie, fijándome de que James comenzaba a moverse, sentándose en el suelo y apoyando su espalda contra las estanterías de la biblioteca y le mire nuevamente con curiosidad. Recibí entonces su mirada, a lo que enseguida aparte yo la mía, apretando con suavidad a Ocelot entre mis brazos, sin hacerle daño.
¿Des-desde cuando os co-conocéis el ga-gatito y tu?Pregunte con curiosidad, ya que Ocelot parecía tener mucha confianza con el pelirojo.
Kougyoku Ren
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Mensaje por James Adamska Jue Nov 05, 2015 9:44 pm

Allí echado en el suelo, el pelirrojo mantenía su mirada sobre la pelirrosa. La misma no había respondido la anterior pregunta, al menos no con la respuesta que James esperaba. Le había molestado un poco ciertamente eso, frunció un poco el ceño, después de todo, si ella no respondía porqué él debía hacerlo. Era injusto, aunque la justicia no fuese algo verdaderamente latente en la moral del joven. El pelirrojo volvió a bostezar, comenzando a sentir un poco de sueño a pesar de haberse despertado hace no mucho. Ciertamente él tenía sueño la mayor parte del tiempo, por lo que no era la gran cosa verle bostezar, o tener actitudes perezosas. Si no se encontraba en mitad de una batalla, o emocionado por una, era poco probable que se le viera muy activo, más aun cuando tenía hambre.

James apartó la vista de encima de la fémina, mostrándose un tanto desinteresado y algo antipático. Como quien se ofendía, algo así como si ignorara todo lo que ella pudiera hacer ahora. No tardó en hacerse sobre su mente un pensamiento un tanto divertido, se podía considerar que el mismo tuviera maldad, y si la tenía era minúscula, pues aquella idea era solo para diversión por parte del semidragón.- ¿Y-y-y-y por-porque i-ibas a que-querer sa-sa-saberlo? – Musitó James, imitando el tartamudeo de la pelirroja, con bastante precisión. Para luego sonreír orgulloso, poniendo nuevamente la mirada sobre la pelirrosa. Comenzó a reír un poco el semidragón, divertido ante su propia respuesta, la cual era en broma, aunque no era raro que se malinterprete aquello como intento del pelirrojo por molestar a la joven. Lo cierto es que poco le importaba ella, y así mismo poco le importaba que se molestara, él lo hacía solo por propio entretenimiento.

Tampoco tardó en ocurrírsele otra cosa que decir, para aclarar realmente el por qué había dicho eso. – Si tu no me contestas porque debería contestarte yo – Agregó, poniendo una mirada un tanto más seria sobre la fémina. Que aunque no lo dijera verdaderamente serio, buscaba dar a entender que tenía la razón, o al menos eso creía. – No sería justo… cuando tu conteste lo que te pregunté antes contestaré preguntas tuyas – Musitaba el orgulloso exnoble con tranquilidad, completamente seguro de sus palabras. No cabía duda en él, mucho menos cuando hablaba de algo que consideraba tenía la razón, siempre pronunciaba sus palabras con total seguridad, e increíble confianza en su persona.

Tras eso, comenzó a acomodarse, poniendo sus manos tras su cabeza para usarlas como apoyo y así estar más cómodo. Buscaba comodida, como si en verdad fuera a dormirse, aunque realmente lo hacía porque consideraba que iba a tener que quedarse en aquella posición por bastante tiempo, hasta que el felino se decidiera porque podían irse. El semidragón cerró los ojos con tranquilidad mientras daba un bostezo nuevamente. Con algo de cansancio, aunque era mayormente por haberse encontrado cómodo la razón por la cual la pereza y el sueño le atacaban de esa forma. – Se llama Chupacabras – Comentó tras el bostezo, con un tono un tanto perezoso, como si cansado se le notara, como si fuese a dormirse tras eso. Quizás sin mucho sentido, pues no se explicaba demasiado en aquella frase, dado que el semidragón daba por entendido que se refería al felino sobre los brazos de la muchacha. Luego James abrió un ojo para mirar un poco a la pelirrosa y sonreírle algo divertido, rio solo un poco. La gente solía poner caras extrañas, y expresiones inesperadas cada vez que el pelirrojo revelaba aquel dato sobre su mascota, por lo que no era extraño que James se divirtiera contándolo. – Pero prefiero decirle Ocelot, es más cómodo – Aseguró luego, con tranquilidad, y así finalmente volver a cerrar los ojos sin problema alguno, dejando de reír, pero manteniendo una suave y tranquila sonrisa en su rostro.

El pelirrojo no tenía verdaderas intenciones de dormirse, era un poco astuto, solo un poco, quizás si la pelirrosa le veía intentando dormirse se ablandaría un poco y le contaría lo que él quería saber. Aún si eso no funcionaba, ya había dejado escapar unos datos que la contraria no había pedido. De todas formas, ahora mismo él le había contado algo, y podía usar aquello para que la muchacha le contara lo que quería saber. La joven había estado dando la impresión de tener algo de sentido de la justicia, por lo mismo seguro que no costaba al semidragón persuadirle diciéndole que así podrían estar a mano, y no le debería nada. No mucho costaba al pelirrojo actuar de esas formas, no era del todo justo la mayor parte del tiempo, y no tenía un gran sentido de moral que le pudiera generar algún cargo de conciencia por actuar de esas formas. Sin decir mucho más, el pelirrojo guardó el silencio y se esperó a que la contraria respondiera algo, manteniendo los ojos cerrados.
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Mensaje por Kougyoku Ren Vie Nov 06, 2015 12:48 pm

¿Me respondería? Realmente no lo sabía, así que solo me quedaba esperar, aunque sinceramente no esperaba nada, por el hecho de lo que había pasado anteriormente. Exhale entonces un poco de oxigeno, haciendo que mis pulmones se llenaran y luego solté esto a modo de suspiro, sin saber exactamente que más pensar o decir. Aunque era obvio que no se me iba a ocurrir nada más, pues no era lo mío el inventarme algún tema así de la nada y mucho menos cuando acabábamos de pasar por la falta de respeto, los libros y los insultos. Baje entonces mi mirada para ver a Ocelot, sonriendo de forma inconsciente al pequeño felino mientras lo observaba. Al menos me hacía sentir una sensación de tranquilidad cuando lo observaba y de ese modo podía olvidar por unos segundos todo lo anterior, hasta que el pelirojo me lo volvía hacer recordar con nada más verlo, mientras aun me preguntaba si realmente le caía mal.

Sentí entonces como los nervios iban en aumento. ¿Me habría ignorado? Al pensar en esto, no pude evitar fruncir ligeramente el ceño y cerrar los ojos por unos segundos y al abrirlos para fijar mi mirada en él, vi que este ya no me estaba mirando. ¿Me habría escuchado? Pensé eso otro, porque quizás realmente no me había escuchado, aunque seria raro por el hecho de que apenas había gente rondando por la zona en la que estábamos, más bien aparecieron algunos que parecían curiosos para saber que había pasado y luego se iban como si nada. A lo que resople, esperando que no hubiésemos llamado tanto la atención, aunque en el fondo sabía que si, solo que no se hubieran acercado todos, no quería decir nada. Entonces cuando pensé en dar un paso, detuve mi pie y me quede en shock al escuchar a James hablar de esa forma. Enseguida mi rostro se encendió violentamente y le mire fijamente, saliendo en mi sien una pequeña vena, aunque realmente no se llegaba a ver porque mi cabello lo ocultaba.
¡E-eres un ton-tonto! ¡¡Y y y y un!! ¡Un..! ¡Feo!Le dije con dificultad al no saber exactamente como llamarle, inflando ligeramente mis mejillas, casi levantando la voz, aunque por suerte pude controlarla algo, mientras mi mirada se clavaba con ira sobre su estúpida cara. ¿En serio me había imitado? Sinceramente al escucharlo de ese modo, me hizo sentir tonta por tartamudear y no solo eso, realmente sonaba mal si era así como hablaba.

Fruncí entonces el ceño, clavando mi mirada fucshia con la azulada de él, aunque cuando me di cuenta de que me miraba y este extrañamente sonreía, no pude evitar desviar la mirada, sintiéndome nerviosa, pero sin quitar el hecho de que seguía molesta, pero deje de inflar las mejillas. Aunque de molestia, paso a sorpresa al saber las siguientes palabras del pelirojo. ¿De verdad me había dicho algo así? Sentí como de nuevo sus palabras resultaban afectivas contra mi, pues justamente nada más escucharle decir que no seria justo, hizo que me sintiera mal. Ante esto, no pude evitar mirarle de vuelta nerviosa pero a la vez volví a desviar la mirada, pues me estaba mirando de forma seria, cosa que me hizo sentir confundida.
Ugh...Exclame apenas. Pues realmente tenía razón, seria muy injusto que él me dijera y yo no le contestara de vuelta, cosa que a mi no me agradaría, porque después de todo, siempre veía por la parte justa de las cosas o las trataba de ver al menos.

¿Ahora que es lo que le respondería? Sinceramente había conseguido hacerme sentir mal conmigo misma. ¿Desde cuando actuaba de forma injusta yo? Bien, entonces no me quedaba de otra que decirle, porque después de todo, a mi no me agradaba la injusticia, siempre trataba que lo justo estuviera por delante de todo o al menos eso trataba, ya que yo miraba por el bien de todos. Así que entonces tome un poco de aire y luego cuando abrí un poco la boca para hablar, la cerré enseguida, pues James había dicho algo, cosa que hizo que lo mirara rápidamente y al fijarme que no me observaba, mantuve entonces mi mirada sobre él. Mi ceño se suavizo. ¿Chupacabras? ¿Por qué? ¿Le gustaba chupar cabras a Ocelot? Eso me pregunte mentalmente, mientras mi ceño seguía totalmente fruncido y me esforzaba por pensar en la posibilidad de porque se lo haya puesto. Aunque no tenía ningún porque, después de todo, yo a Pokku le puse así sin más. Pensaba preguntarle el porque, pero no tenía ganas de hacerlo porque pensaba de que quizás eso podría ser incómodo y le haría enfadar de nuevo, cosa que prefería evitar, pues no quería causar problemas al pelirojo, a pesar de que él también tuviera parte de la culpa. Después me fije que abría uno de sus ojos y este me sonrío, cosa que me hizo sentir más confundida que antes. ¿Tenía algo en la cara? Estaba por desviar la mirada otra vez, hasta que él lo hizo después de decir lo siguiente. ¿Entonces prefería Ocelot?
Lo-los dos es-están bien.Realmente cualquier nombre o apodo que le pusieras a una mascota era importante, pues suponía que era un modo de mostrar tu cariño hacia este, el cual sería un amigo incondicional que estaría ahí para ti, aunque no entendieras ni papa de lo que dijeran.

Mantuve mi mirada fija sobre el supuesto no vagabundo, el cual parecía que tenía intenciones de dormir. Preguntándome de nuevo si realmente tendría casa o no. Vale, si realmente no tenía casa, no podía ir hacia donde él y echarle a patadas, por el hecho de que me imaginaba de que lo pasaba mal y por ello no quería interrumpirle, en cambio seguía pensando si realmente se podía dormir o no en una biblioteca. Al pensar todo esto, solo suspire profundamente.
N-no res-responderé por t-ti, si-sino porque qui-quiero y porque s-si.Aunque realmente respondería porque era justo y de todas formas él ya me había contado, por ello sería injusto que yo quedara callada después de eso.So-solo había ve-venido a.. a tratar de a-aprender cosas ba-básicas, pero...Dije y hice una larga pausa, bajando un poco la mirada para no ver a James y apoyando mis labios sobre la cabezita del peludo felino, dándole un pequeño besito entre sus orejitas. Apretando un poco más entre mis brazos a Ocelot, nuevamente sin hacerle daño, solo sentía la necesidad de aferrarme a algo.No encontré aun lo que buscaba...Susurre de un modo audible, al levantar mis labios de la cabezita del gato. Realmente no sabía si existía algún manual de como ser buena en las batallas o como ser buena noble, pero me había pasado ya mucho rato buscando algo parecido y solo encontraba cuentos. Aunque realmente no había buscado en todas las estanterías, cosa que me llevaría quien sabe cuanto tiempo y encima tampoco me atrevía a preguntar para dar con eso fácilmente.
Kougyoku Ren
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Mensaje por James Adamska Dom Nov 08, 2015 5:11 pm

El semidragón se mantuvo acostado en el suelo, intentando estar lo más cómodo posible, a pesar de que la contraria no se callaba demasiado, aunque tal vez eso era algo bueno, pues con aquellas interrupciones seguro que no podía quedarse dormido en un descuido.

Ciertamente le hizo más gracia la respuesta de la muchacha que su propio comentario, después de todo, como no reírse al ver a aquella joven enojada de aquella forma. Muchas veces disfrutaba de ver como las personas se molestaban, pero como un simple entretenimiento, parecido a un broma o un chiste, que le animaba un poco el día, pues en parte le permitía sentirse algo superior, e inflar su ego, al menos por unos momentos. Cuando la muchacha comenzó a responder la que él había preguntado antes, el semidragón abrió un ojo para verle mientras hablaba, posando sobre su rostro una sonrisa que demostraba la sensación de triunfo y victoria que le invadía al notar que las cosas salían como él quería. Aquel tartamudeo en la boca de la joven comenzaba a molestarle, por más que antes le divirtiera escucharle con tan poca confianza en lo que iba a decir. ¿En verdad tan poco decidida estaba en lo que decía? El pelirrojo era alguien con exceso de confianza, por lo mismo le resultaba extraño ver cuando alguien era tan indeciso o que se pensara demasiado las cosas. Aunque en parte, aquellas palabras demostraban alguna clase de orgullo en la joven, pues después de todo, esas palabras eran como las típicas que diría un orgulloso como él. El afirmar innecesariamente que haría algo por sí misma, y no por otra cosa, era algo típico de personas orgullosas, y cuando James notó esto, no pudo evitar aumentar un poco su sonrisa. No sabía el porqué, pero aquella joven le estaba dando un poco de curiosidad, pues no sabía mucho de ella, y seguro por alguna razón Ocelot le había elegido entre la gente de la biblioteca. Solo suponía unas pocas cosas, como que era adinerada o de la nobleza, y mientras más lo pensaba, más sentido tenía eso de al menos una pizca de orgullo en la personalidad de la joven.

James le siguió escuchando sin problemas, sin borrar la sonrisa de su rostro, y manteniendo en todo momento su perspicaz mirada azulada sobre la joven. Ciertamente, el pelirrojo no entendía cómo podía aprender cosas básicas en una biblioteca. Las pocas cosas que James había aprendido y le parecían importantes, las había aprendido durante una batalla, o en mitad de un viaje. Pues nunca había encontrado nada interesante en esos libros que alguna vez quisieron hacerle leer en su infancia, pues para él, un material como ese, solo servía para mantener ardiendo una fogata. Aprovechó la pausa de la joven para acomodarse nuevamente, intentando estar más cómodo, aunque cada vez se iba alejando de una posición para dormir, pues cada vez se asemejaba más a la posición de alguien que solo buscaba sentarse en comodidad. Y con la última frase de la fémina, el pelirrojo no pudo evitar reír un poco por lo bajo, desviando finalmente su mirada de ella. – Normal… No hay nada en una biblioteca que pueda servirte en el mundo real – Musitó el semidragón colocando la mirada a un lado, haciendo una pequeña pausa, como si pensando estuviera.

En su mente, un par de recuerdos se hicieron, la mayor parte eran lecciones que había aprendido de pequeño, pero nunca en su hogar, si no fuera, cuando se escapaba para juntarse con criminales o gente peligrosa. Al igual que antes de ser Cazarecompensas, cuando estuvo cerca de formar parte de una banda de maleantes. No iba a negar que aquellas compañías fueron quienes mejor le instruyeron en una la vida, y quizás era por aquellas personas por lo que el pelirrojo no tenía las actitudes de un santo, incapaz de sentir compasión, empatía, o simplemente un poco de caridad.

Finalmente, el semidragón se levantó del suelo, con tranquilidad y sin apuro. Al estar de pie, comenzó a estirarse, como si hubiera dormido una larga siesta, aunque solo había estado un par de minutos en el suelo. – Todos estos libros son una pérdida de tiempo, aunque pudieras leer alguno donde te enseñara las cosas que debes hacer, en el momento en que las situaciones se presentan todo será muy diferente – Musitó el pelirrojo cuando terminó de estirarse, con una sonrisa soberbia en él rostro. El orgulloso no tenía idea de a qué se refería ella con “cosas básicas” pues a fin de cuentas ella no se había explicado del todo bien. Sin embargo, James no creía que nada en los libros pudiera ayudar, después de todo, él nunca había tenido la necesidad de leer uno para aprender, y no le había ido tan mal. O al menos eso era lo que creía el orgulloso pelirrojo. El semidragón guardó las manos en los bolsillos de su pantalón y soltó un bostezo, esta vez sin cubrirse la boca al hacerlo mismo.

Tras aquello, llevó una de sus manos a su mentón de manera pensativa, intentado recordar con exactitud, para poder responder a lo que anteriormente la muchacha había preguntado. – Creo… que son 5 años… - Musitó el semidragón cuando aquella respuesta se hizo en su mente, aunque un tanto inseguro de tener la respuesta correcta. Pues no recordaba con exactitud, y era malo con las fechas, al igual que con las sumas de números debido a sus carentes estudios. Sin embargo, eso no le molestaba demasiado, se encogió de hombros y volvió sus manos sus bolsillos, un tanto despreocupado. – No lo recuerdo bien, pero si, hace bastante que conozco a Ocelot – Musitó el pelirrojo con tranquilidad, para luego apoyarse en la estantería con cuidado, dejando descansar su espalda, pues por más que quisiera irse, aun debía esperar a que Ocelot tuviera ganas de hacer eso. Y con tantos cariños que estaba recibiendo por parte de la joven seguro que eso iba a tardar un tiempo.
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Mensaje por Kougyoku Ren Lun Nov 09, 2015 12:24 am

Abrazar a Ocelot estaba consiguiendo calmarme o al menos eso era lo que estaba sintiendo, porque desde que lo cogí en brazos, me sentía más tranquila que antes. Es como si abrazara a un peluche de gatito, aunque este estaba vivo y transmitía más ternura o calor de lo que lo haría un peluche normal y corriente. Aunque por suerte ahora tenía a Pokku para hacer tales cosas cuando me sentía deprimida y trataba de reprimir cualquier cosa que me pudiera hacer sentir mal, pero era evidente de que también los trataba de oprimir yo sola la gran mayoría de las veces. Esto me hizo pensar que quizás por ello siempre estaba continuamente llorando o quien sabe, yo no era la indicada para entenderme a mi misma, por algo no siempre me entendía. ¿Quien más aparte de mi me entendería realmente? Si lo pensaba a fondo, a pesar de no saber expresarme bien, había conseguido amigos, hasta parecía ser que me llevaba bien con mi primo, aun cuando nos habíamos conocido un día en el que por lo menos de mi parte pensaba que iba a morir si o si. Estos últimos pensamientos en mi mente, hicieron que esbozara una sonrisa tierna y sincera, haciendo que mi corazón se llenara de un sentimiento de felicidad que me estaba embargando. Al menos esto me haría sonreír un rato o por lo menos unos pequeños minutos, de los cuales trataría de aprovechar todo lo que pudiera, pues no siempre recordaba cosas bonitas. Habitualmente siempre era el hecho de recordar que es lo que podría hacer mal que arruinara el apellido o el cargo que poseía, aparte de eso, también habían más cosas, pero en estos instantes trataba de centrarme nuevamente en los pequeños pensamientos positivos que había pensado anteriormente, pues ya tenía suficiente con estar pensando lo otro la gran mayoría del tiempo.

En todo momento trate de estar mirando hacia otro lado donde no estuviera James o más bien también centraba mi mirada hacia la cabezita peluda de Ocelot, con tal de no ver al pelirojo, me bastaba. Quizás estaría mirándome, cosa que me ponía nerviosa o quizás no, quien sabe, pero no tenía ganas de descubrirlo y pensaba no hacerlo, hasta que lo hiciera de forma inconsciente o por pura curiosidad, cosa que seguramente sucedería en cualquier momento.

Seguía pensando en mis cosas, sin saber si el supuesto no vagabundo que hacia aparecer por arte de magia llamas en sus manos, me iba a responder al final o no, aunque realmente si no lo hacía, si que seria injusto por su parte. Esto me haría hacer pensar que tipo de persona seria realmente él nada más basándome de lo que recién acabo de experimentar con este, pues al principio parece alguien irrespetuoso que falta el respeto de los demás o al menos de lo que he podido, a mi me ha faltado el respeto mucho, aunque por otro lado parecía ser que tenía a veces modales, pues a pesar de que él no tiro los libros y ser obligado a recoger estos, igualmente ayudo y eso es algo que tomaba mucho en cuenta, aunque igual me recalco que no lo hacía por ayudar. Aparte de eso, la gran mayoría del tiempo atacaba con palabras que eran dolorosas hacia mi persona pero pensaba que la gran mayoría eran ciertas y era preferible ese tipo de cosas, aunque luego no parara de pensar mal de mi misma y esto ayudara a bajar más aun el auto estima de lo que ya lo tenía. Cuando pensaba decirle algo porque estaba tan callado, el comenzó a hablar, haciendo que me quedara con la duda.
¿Tu crees?...Aproveche cuando musito eso y dije eso más bien para mi misma, pensativa. ¿Era eso verdad? Comencé a darle vueltas de si realmente los libros no me iban a ayudar y él parecía muy confiado en lo que decía, así que hacía pensar de que tenía razón.

Comencé a acariciar como pude con mi mano derecha la cabezita de Ocelot, pensando que quizás le incomodaría en algún momento el hecho de que lo estuviera abrazando todo el rato, así que me pude de cuclillas, ofreciendo a este de que se bajara, sin importarme de que me hubiera llenado de pelos en el vestido, pues no me causaba asco o no era algo de importancia bajo mi punto de vista, aunque sabía que los nobles debíamos de aparentar una imagen pulcra todo el tiempo. Si finalmente Ocelot se bajara y no quisiera otro abrazo, me sacudiría el vestido con lentitud, como si tuviera todo el tiempo del mundo, dejándome aun así un par de pelos por ahí.

Había pensado en levantarme pero me quede un rato así para seguir acariciando con mis dos manos el pelaje del felino, como si fuera tan importante para mi darle mimos, pues a cada caricia que le daba, sentía algo más de tranquilidad. Cuando sentí que mis piernas se comenzaban a cansar por estar de esa forma, me levante, oprimiendo el hecho de estirarme mucho, aunque trate de hacerlo de forma disimulada para que no se me notara. Ya que esto era falta de modales. ¿No? Aunque cuando me fije en James, vi que este igual se había levantado, cosa que hizo que desviara rápido la mirada hacia el felino de nuevo, escuchando las palabras del tonto pelirojo, las cuales me habían dejado pensativa.
En-entonces los manuales de batalla y de la nobleza... ¿No me servirán?Murmure pensativa más para mi misma que para él, sin saber si me había escuchado realmente. ¿Entonces había venido aquí para nada? Al pensar esto había suspirado de forma profunda, sintiendo como mis hombros se bajaban. Obviamente había venido con la ilusión de poder mejorar de una vez por todas esos dos campos y así de ese modo que yo estaba ahí, que no era una deshonra o algo así. pero... ¿Realmente me iba a dejar vencer de buscar por mi misma aprender mejor? En verdad no y lo sabía, por algo era terca.

Mi mirada se volvió a posar sobre la de James, el cual había apoyado una mano sobre el mentón y parecía estar pensando algo, cosa que me dejo algo confundida, pero al menos los nervios ya se me estaban pasando, de momento. Escuche entonces lo siguiente que me decía, haciendo que frunciera el ceño ligeramente y luego se suavizara mi rostro, sonriendo de forma inconsciente.
Pa-parece agradable co-conocer a alguien des-desde hace mu-mucho...Dije sin darme cuenta, recordando a mi asistente, el cual era el único de la familia que realmente había pasado más tiempo conmigo por el hecho de criarme él, hasta él había sido quien me había inculcado tales cosas, pues era una noble. Aunque si me ponía a pensar, apenas había conseguido un par de amigos para mi sorpresa, aunque estos eran recientes y los había visto solo una vez, mientras tanto, solo como cuatro o tres personas, nada más que dos veces.Te-tener amigos de ha-hace mucho...Susurre ida, manteniendo mi mirada hacia otro punto del suelo.
Kougyoku Ren
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Mensaje por James Adamska Lun Nov 09, 2015 5:17 pm

La mirada del pelirrojo se posó sobre la muchacha al oírle hablar, casi encontrándose con la de la misma, si no fuera porque en el mismo instante ella la bajó para perderla entre el suelo. La tonta sonrisa que se veía en el rostro de la misma hizo a James arquear una ceja mientras le escuchaba. El semidragón no lograba entender por qué de pronto la muchacha ponía aquella sonrisa, ni porque decía esas cosas. James nunca se ponía a pensar en detalles como esos, pues pocas veces se paraba a analiza, o a pensar como mucha gente decía debería de hacer. Él vivía al día, y nunca se ponía a pensar en cosas era las que tenía y cuáles, y cosas como amigos tampoco era la excepción. Ciertamente, sus compañeros de gremio se podían considerar amigos, aunque eran más como compañeros de trabajo, pues James nunca había usado o recibido la palabra amigo de alguno de ellos. Con Ocelot, quien había estado su lado tanto tiempo, no podía comunicarse como en verdad le gustaría, pues no hablaban el mismo idioma. Aunque podría estar completamente seguro de que el felino aceptaba serlo, pues aquel compañero animal, nunca había sido considera una mascota para el joven pelirrojo.

El tartamudeo seguía allí, sobre los labios de la muchacha, logrando que cada palabra de la misma sonara tonta ante los oídos del semidragón. James frunció un poco el ceño mientras clavaba su mirada en la muchacha, no verdaderamente molesto, si no que extrañado, y con dificultades para comprender las reacciones de la joven. El semidragón soltó un suspiro y gruñó un poco, mientras se preguntaba a su mismo porque reaccionaba así la contraria. Más pronto que tarde se dio cuenta que él no tenía la respuesta, y que era mejor preguntárselo directamente a la joven. -¿Por qué dices eso? – Consultó rápidamente James, cruzándose de brazos mientras su mirada parecía amenazar u oprimir a la joven para que le diera la respuesta. Se había despertado su interés, e igual que anteriormente, el pelirrojo no iba a desistir hasta saber la respuesta. – Disfruto mucho con la compañía de Ocelot, desde que le conocí por primera vez – Agregó el orgullos noble, frunciendo un poco más su ceño. Dando un par de pasos al frente, para apartarse de la estantería, y pararse firme sobre el suelo, intentando verse más imponente. Lleva verdad en sus palabras, desde que había conocido al felino, si compañía había sido agradable, y entre tantos viajes también había resultado útil por varios factores. Y aunque ambos también tuvieran momentos de desacuerdos o donde alguna discusión se generaba, como cualquier otro par de amigos, siempre seguían viajando juntos tras un acuerdo, u olvidarse de aquella discusión.

El semidragón era impaciente, y no le gustaba esperar mucho por una respuesta, así que sin pensarlo dos veces, volvió insistir. - ¿Tu no conoces gente desde hace mucho? – Musitó su pregunta directamente, arqueando una ceja nuevamente, para bajarla tras terminar aquella oración. La muchacha lo había dicho como si ella no tuviera conocidos, y eso daba curiosidad al pelirrojo, no era normal, al menos para él, que alguien reaccionara de esa forma ante algo tan simple como tener un amigo. O al menos, así era como James lo veía. Si bien, siempre había sabido que el cariño por parte de su familia era faltante, aprendió a hacerse fuerte, y dejar tales cosas de lado. Por eso mismo, no tenía demasiados sentimientos más allá del orgullo. Y por eso, tampoco sabía apreciar cosas como la amistad, los favores, entre otros pequeños detalles, por los que el resto de personas solía emocionarse. James no podía evitar ser así de filoso tal vez en su forma de dirigirse hacia el resto. Quizás era su falta de respeto hacia quien no se le demostrara en una batalla, aunque ni quien le daba una paliza se ganaba sus respeto si le subestimaba, más bien lo que esa gente ganaba era su odio, el deseo en James de darles una paliza. Hasta ahora, pocas personas lograban tener el respeto del pelirrojo, quizás solo aquellos que habían logrado ver el potencial en su propia persona, pues después de todo, quienes no le subestimaban eran los únicos que lograban agradarle. El pelirrojo era incapaz de hablar o pedir las cosas de buena manera, posiblemente ni notara aquello desde su situación, y no hiciera aquello con las intenciones de ser mal interpretado. Solo que así le salían las cosas, y muchas veces ni siquiera lograba entender porque la gente se enojaba con él.

Aun insistente, el semidragón dio un paso más al frente, descruzándose los brazos, para colocar sus manos a cada lado de su cintura e inclinarse hacia adelante para ver desde arriba a la contraria. Con el ceño un poco menos fruncido, ahora mostrándose más curioso que molesto, el pelirrojo musitó. - ¿A caso tú no tienes amigos?- Sin pelos en su lengua, el pelirrojo realizó una pregunta tan directa, que cualquier otra persona hubiera evitado. James era incapaz de entender la gravedad de aquello si es que estaba en lo correcto, pero si no era así, seguro se había salvado de armar un escándalo en mita de la biblioteca nuevamente. Aunque con aquella joven, era difícil saber cómo reaccionaría, por lo que James intentaba estar atento a todo, por si nuevamente tenía la necesidad de esquivar libros, o tomarle de las muñecas, en un caso más extremo, tener que darle un golpe a la contraria para ponerla en su lugar. En aquella posición, el pelirrojo se mantuvo, esperando por respuestas por parte de la joven frente a él, respuestas que no le correspondían, pero que sin importarle estaba dispuesto a insistir para tenerlas… Al menos hasta que otra cosas se meta en su cabeza y le haga olvidar que estaba interesado en eso.
James Adamska
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Mensaje por Kougyoku Ren Miér Nov 11, 2015 1:54 am

¿Cómo seria tener un amigo de hace mucho? Quizás era algo similar como con mi asistente, aunque no sabía si hacía bien en comparar esto. Después de todo él había sido mandado a encargarse de mi por ser una noble, quizás por ello no contaba del todo, pues más bien era alguien tratando de enseñarte todo el rato o cuidando de ti básicamente. Por una parte si lo pensaba, sabía que los amigos debían de cuidarse entre ellos, pero seguía habiendo una pequeña diferencia después de todo y es que él podría irse en cualquier momento, dejando su puesto de asistente por otro. Sentí miedo al llegar a tal pensamiento y la sonrisa que mantuve se había borrado enseguida, haciendo que frunciera ligeramente el ceño, viéndose mi rostro algo afligido. ¿Por qué tenía que estar pensando en tales cosas? Justo cuando pensaba de que al menos iba a sonreír un poco y dejar de pensar en cosas malas, va y pienso esto, aunque no era de sorprenderse viniendo esto de mi. No pude evitar el hecho de suspirar, pues estaba siento tonta, debería de estar feliz de haber conseguido un par de amigos y no solo eso, también había conocido a mi primo y eso era más que nada, mejor dicho, era muchísimo más que nada.

Pose mi mirada sobre el felino, observando a este tranquilamente, pensando en ir a tomarlo de nuevo en brazos y abrazarlo con mucho cariño, pero omití hacer ese impulso, ya mucho lo había abrazado y temía de que Ocelot me cogiera manía o asco de hacer tanto eso. Así que por ello me mantuve en el lugar, volviendo a mostrar una pequeña sonrisa mientras lo miraba. De ese modo, deje de mostrar un rostro algo afligido, pues ya era suficiente. Ahora tenía que pensar que era lo siguiente que podría ser, pues si él tenía razón, no podría quedarme en la biblioteca y leer libros, así que la única opción que me quedaría entonces es ver como actuarían otros nobles y aprender de estos, de igual modo seria en las batallas y así instruirme sola. Después de todo, seguía repitiendo lo mismo del porque me esforzaba tanto, aparte de que fuese por el hecho de que notaran al menos un poco que existía, igual era por proteger a gente inocente o seres queridos. Seguía pensando una y otra vez en lo anterior, hasta que la pregunta de James me saco de mis pensamientos. ¿Por qué decía eso? Arquee ligeramente una ceja, sin entender bien a que se refería, pensaba preguntarle, pero al escuchar lo siguiente, no pude evitar mirarle. Me fije que este me estaba mirando, así que aparte la mirada y la dirigí hacia su camisa algo sucia. ¿Tan agradable era tener a un amigo? Pensé entonces en Pokku, insultándome mentalmente por no haber traído a este conmigo, aunque solo quería que descansara, pero esto ultimo no era excusa alguna.

¿Cuánto tiempo pensaba quedarme ahí de pie? Ya había terminado de colocar los libros, también había acariciado a Ocelot. ¿Qué más me quedaba por hacer? Ah, espera, acababa de recordar de que no me iba porque su gato no quería irse, hasta me dio curiosidad y imagine al gatito persiguiéndome hacia donde fuera, aunque esto fue pura imaginación propia. Aunque sin poder evitarlo, di un par de pasitos, alejándome de Ocelot por pura curiosidad, sin apartar la mirada de este cuando pose mis ojos sobre el felino, hasta que escuche a James preguntarme algo, cosa que me dejo inmóvil en el lugar y le dirigiera de nuevo la mirada. Mis ojos se habían posado sobre los azulados de él, pero enseguida volví a desviar la mirada ya de forma automática.
 —La fa-familia no cu-cuenta su-supongo...Le conteste pensativa, pues en parte ni si quiera los conocía a fondo a cada miembro de mi hogar, ni si quiera a mi propio padre, solo había escuchado todo lo que decía mi asistente de él o lo que decían los sirvientes cuando los escuchaba a escondida o cuando pasaban hablando de este.En-entonces no sé si mi a-asistente cu-cuente...Musite para mi misma aun pensativa, sin observar exactamente bien al pelirojo. Realmente era el único que conocía de hace mucho, así que no podía decir más sobre si conocía a alguien más de hace mucho, aunque no sabía porque se lo estaba diciendo como si nada, aunque tampoco entendía porque debería de ocultar tal cosa. Eleve mis manos, haciendo que mis mangas del vestido ocultaran la mitad de mi rostro mientras estaba pensativa. No podía evitar fruncir ligeramente, pues más lo pensaba, parecía ser que era así, por ello relaje el ceño y suspire. Finalmente me di cuenta de que realmente solo era mi asistente alguien de hace mucho, pero que este obviamente no actuaba como un amigo, a pesar de que yo lo consideraba como alguien de confianza.

Me di cuenta de que había pasado un rato desde que le conteste, así que decidí echar un vistazo para saber que hacia James y cuando vi a este con las manos apoyadas en la cintura y inclinarse un poco hacia delante, no pude evitar el hecho de dar un paso hacia atrás confundida. ¿Qué hacia? No pude evitar fruncir el ceño extrañada. Entonces cuando escuche su pregunta, por una parte sentí un pequeño dolor en mi pecho sin saber porque, pues tenía amigos, aunque eran recientes, pero eran amigos o así los consideraba a alguno de ellos, al menos por mi parte era así.
¿Y y y y por-por qué qui-quieres sa-saberlo?No sabía porque reaccione así, pero no lo pude evitar pero cuando lo dije, desvié la mirada hacia otro lado, aun cubriendo la mitad de mi rostro con las mangas del vestido.Bu-bueno s-si tanto te in-interesa te diré.Realmente si que quería contarle sin decir ese tipo de palabras, pero es lo primero que salió de mi boca. Mostré una sonrisa forzada, como si me creyera la mejor, aunque cuando lo fui pensando, esperaba si realmente seria buena amiga de los pocos que había conocido. Esto hizo que borrara la sonrisa enseguida.Bueno.. hace po-poco que ten-tengo a un par de e-ellos...Trataba de evadir la mirada de James a toda costa mientras decía eso.Su-supongo q-que es nor-normal se-ser ami-amiga de alguien que ha-has visto u-una vez.O eso pensaba yo, pues podía confiar tanto en una persona aunque solo le haya visto una vez. Cosa que no veía mal, pero quizás para otro era algo ingenuo hacer eso, aunque ya me lleve una mala experiencia la primera vez que salí de mi hogar al confiar en alguien así.

¿Estaba bien lo que hacía? Realmente pensaba de que quizás los habría obligado a hacer mis amigos, básicamente a algunos de ellos, aunque realmente no quería obligarlos, pero era la única manera que me salía. Aunque algunos no parecían tomarlo como algo obligado o así lo esperaba yo.
Aunque no sé del todo que es algo normal en una amistad...Susurre esto más para mi misma pensativa. Realmente a pesar de haber conocido ya a un par de personas, no sabía del todo expresarme bien con la gran mayoría o con gente nueva, hasta con los mismos que conocí. Tenía miedo que por mi culpa perdiera lo poco que conseguí, aunque para mi era suficiente para alguien como yo. De repente al pensar sus preguntas, no pude evitar inflar las mejillas y como estaba cerca, le comencé a golpear el pecho de repente, sin venir a cuento.¡N-no se po-porque me pre-preguntas es-esto cu-cuando an-antes me faltaste el res-respeto!Le dije no tan alto, mirando más bien como mis manos golpeaba su pecho. Obviamente no iba a olvidar eso como si nada.
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Mensaje por James Adamska Jue Nov 12, 2015 6:09 pm

El pelirrojo no dejaba de prestar atención a las respuestas de la muchacha, después de todo, si le interesaba saber lo que contestaba. Lo poco que podía interpretar en aquellas oraciones tan introvertidas, era que tenía familia, y un asistente al parecer. El semidragón no lograba entender que era lo que quería decir, pero tampoco le frenaba para que se lo explique. Cuando ella dio un paso para retroceder, el pelirrojo frunció un poco más el ceño, sin saber porque la joven reaccionaba de esa forma. Parecía estar confundida, como si le incomodaran aquellas preguntas, cosa que James no terminaba de entender. Así mismo, las tartamudas respuestas de la joven le hacían gruñir un poco molesto al semidragón. Nuevamente parecía negarse a responder, y la manga de su vestido cubría la mitad de su rostro. Aquello confundía al pelirrojo, después de todo, ya anteriormente había contestado algo ¿Por qué ahora se volvía a negar? De igual forma, no lograba entender aquello de cubrirse el rostro ¿Trataba de ocultar algo? James no podía hacer nada más que arquear una ceja y mirarle esperando a que continuara. Realmente, el orgulloso semidragon no tenía muchos amigos, o no los consideraba así, por lo que no podía estar seguro de que era lo normal. Aunque aquellos de su Gremio, eran cazarecompensas con los que había logrado llevarse bien desde el primer momento, por una u otra razón, que a fin de cuentas se habían vuelto sus compañeros. Aunque no podría llegar a llamar amigo a alguien recién conocido, después de todo, quizás el único amigo de verdad en la vida de James era aquel felino.

Le tomó desprevenido los golpes en su pecho por parte de la joven, obligándole a echarse hacia atrás, retrocediendo un corto paso para poder afirmarse al suelo. Como era de esperarse, el pelirrojo gruñó molesto, pues tampoco creía que la joven tuviera razón en sus palabras. James aun no entendía a qué se refería ella con haberle faltado el respeto, todo lo que había hecho al principio era porque ella no quería devolverle al felino, por lo que de todas formas, si hubiera hecho algo malo, estaría bien justificado. James no iba a dejar golpearse obviamente, por más que aquellos golpes no le hicieran gran daño, no le gustaba dejarse golpear de esa forma por nadie. Después de todo, su orgullo era quizás más grande que todo su cuerpo, y que alguien como ella diera esos golpes sobre el con total libertad no era nada bueno para su orgullo. Hacía ya unos momentos que su mirada orgullosa o soberbia no se mostraba sobre su rostro, parecía estar más molesto, y era cierto. Con el ego por las nubes como era normal en él, el pelirrojo gruñó y clavó la mirada sobre la joven. No iba a dejarse golpear, la dentendria si ella no paraba por si misma. – ¡Quédate quieta! – Alzó la voz el semidragón, completamente, sin importarle en verdad el hecho de encontrarse dentro de la biblioteca. De manera firme y autoritaria, como si amenazara a la joven en aquel grito. Su voz resonó bastante en el silencio del lugar, seguro haciéndose notar por todo aquel piso. Sin embargo, James no iba a esperar a que ella se detuviera por las buenas, rápidamente le tomó las muñecas como pudo, apretando con ligereza para detener aquellos golpes, gruñendo, mientras su mirada se clavaba sobre el rostro de la joven. Aun habiéndola detenido, no le parecía suficiente, debía dejarle en claro que no tenía el derecho de golpearle solo porque quisiera. Esa era quizás una de las actitudes que más le molestaban al pelirrojo, pues a fin de cuentas también era algo extraño, si la pelirrosa se mostraba introvertida y algo vergonzosa ¿Por qué se toma la liberta o confianza de realizar golpes sobre el pecho del semidragón? Quizás la joven tenía acciones espontaneas e inesperadas, pues si lo pensaba mejor, no era la primera vez que reaccionaba así. Ya antes con los libros, era algo que el joven orgullos no se esperaba.

Pero esos pensamientos no iban a distraer a James, con el ceño fruncido se dispuso a hacerle saber a la joven lo que pensaba. – ¡Yo no te falté el respeto! Fuiste tú la que acaparó a Ocelot dentro de su ropas – Agregó ahora con la voz algo más baja, apretando un tanto los dientes para intentar contenerse y no terminar por incendiar todo el lugar. Cosa que no sería extraño que sucediera, pues más de una vez las cosas terminaban quemándose cuando estaban cerca de él. Como algunos bosques ya en el pasado. James comenzaba a enojarse de manera un tanto desesperada, aunque intentara calmarse en cada pausa que encontrara, la joven lograba volver a ponerle fuera de lugar. Provocando que la furia y enojo del pelirrojo hirviera por momentos, obligándole a que intentara calmarse para no terminar cometiendo un error en aquella biblioteca. Quizás no un error de lo que se arrepintiera, porque él no se arrepentía casi nunca, solo en casos muy extremos. Pero si era posible algún error por el que se molestara, o las cosas no salieran como esperaba, pues a fin de cuentas, había ido a la biblioteca a descansar, no a armar jaleos.

Finalmente, James soltó un suspiro, y soltó las muñecas de la joven con algo de brusquedad. ¿Por qué había preguntado aquellas cosas? Lo recordó en unos momentos, y entendía que tampoco era la mejor razón para preguntar aquello. No se lo pensó demasiado tampoco, solo prefería responderle, pues tampoco era como que le agradara contar a otras personas lo que se pasaba por su mente. – Pues porque no logro entender del todo las cosas que dices, o las que haces – Musitó ya un tanto más calmado, recordando que tampoco lograba entender porque se cubría el rostro de aquella forma, cosa que le daba curiosidad al igual que el resto de extrañas actitudes por parte de la joven. – Actúas muy extraña… - James hizo una pausa, intentando recordar, hasta que notó que no sabía el nombre de la joven, pues ella no se lo había dicho. No tenía idea de cómo llamarle, y ahora que lo pensaba un tanto más tampoco sabía mucho de ella, y allí estaban los dos, llevando una clase de conversación un tanto alborotada. Aunque con James, todas las conversaciones solían ser así. El semidragón no sabía cómo es que la joven fuese a tomarse lo próximo, pero tenía que preguntarlo, no era normal tener una conversación sin siquiera conocer el nombre de la otra persona. – No me has dicho tu nombre – Afirmó el semidragón, rápidamente y sin dar muchos rodeos. Era lo que ahora le interesaba saber, y nuevamente, parecía que se había olvidado de todo lo otro solo para poder saber aquello. Él había dicho su nombre antes, pero bueno, para él era normal ir alardeando su nombre ya que buscaba ser conocido como el mejor guerrero en todo Spirit Soul. Suponía que para el resto de personas no era normal ir dando su nombre cada vez que tuvieran oportunidad, sobretodo porque era una información personal, y algunos eran tan débiles que temían a esas cosas.
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Mensaje por Kougyoku Ren Vie Nov 13, 2015 11:58 pm

¡¿Quien se creía él?! Primero me decía cosas hirientes y luego me preguntaba como si nada lo de los amigos o ese tipo de cosas. Vale, todos tienen derecho de preguntar lo que le de la gana, pero es que cuando creía entenderlo al menos un poco, de nuevo me quedaba en cero, como si este se alejara completamente de mi entendimiento. Cierto era que sentía que a pesar de haber actuado de tal manera, seguía pensando en el hecho de que él fuera una persona con buena bondad. Todos tenemos siempre en el fondo algo que nos hace ser buenos. ¿Verdad? Aunque al principio parezca alguien cruel, no puedes justificar del todo que sea alguien malvado, pues yo no podía evitar mirar siempre el bien dentro de todas aquellas personas que para los ojos de los demás podrían ser alguien terrible. De igual modo me quede pensando si él realmente tendría amigos, pues él solo me había nombrado a Ocelot y ya. Ante ello no pude evitar el hecho de fruncir ligeramente el ceño, pues cuando me entraba curiosidad de algo, no podía evitar el hecho de querer saberlo pero tampoco me veía tratando de preguntarle tal cosa por no molestarle obviamente o solamente prefería que me dijera si realmente quisiera decirlo y no por obligación. Entonces paso por mi cabeza algo y es que realmente no conocía nada exactamente de él, apenas y sabía lo de su gato y el nombre porque lo menciono en algún momento. Aunque tampoco iba a estar preguntando ese tipo de cosas como si nada, pues quizás me odiaba más de lo normal o nos volvíamos a pelear como anteriormente, por el hecho de que no sabía como pero conseguía alterarme en unos segundos.

Golpeaba una y otra vez sobre la camisa del pecho del peli rojo, teniendo las manos cerradas y formando con estas puños. Realmente sabía que mis golpes no iban a parar así como así, pues ya anteriormente me había dado otro impulso de golpear su espalda varias veces, aunque luego deje de hacerlo cuando escuche algo que me hizo pensar en cosas deprimentes. Hubo un momento en el que escuche como me alzo la voz, pero no me importo mucho esto, más bien continué golpeando con insistencia.
¡N-no qui..!Ni si quiera pude terminar mis palabras, pues me había tomado por sorpresa cuando el contrario había tomado una vez más de las muñecas de mis manos. Era evidente de que esto me tomo por sorpresa, por ello mi mente se quedo en blanco y abrí ligeramente los ojos mirando hacia arriba, puesto que él era más alto que yo. No sabía como reaccionar ante esto, quizás su mirada pareciera algo intimidante en algunas ocasiones, pero eso no me metía miedo, aunque hubiese momentos en los que ese tipo de mirada me dejaran algo inmóvil en un principio. Pensaba enfrentarlo con el contacto de ojos, pero no pude mantener por mucho tiempo la mirada y desvié la mía nerviosa, observando ahora su camisa. Me imagine en una batalla de miradas, en la cual seguramente yo ya habría perdido como si nada. ¿Qué debía de hacer? Me había quedado completamente en blanco, hasta que recordé que aun sujetaba con firmeza las muñecas de mi mano, a lo que obviamente entonces iba a tratar de forcejear para que las dejara libre, aunque realmente no me estaba haciendo daño o algo así. Por ello al final no me inmute si quiera. ¿Qué derecho tenía de decirme que estuviera quieta? Él mismo me sacaba de mi límite y lo próximo que pasaba era el impulso de golpearlo o insultarlo. ¿Por qué? ¿Realmente esta era yo? ¿Estaba haciendo mal de actuar de tal forma? Por algo me habían enseñado a respetar a los demás, aunque realmente podía hacerlo porque me nacía y ya.

Pensé en tratar de controlar de nuevo mis impulsos, hasta que escuche lo siguiente, haciendo que le mirara molesta.
¡¿Ahh?! ¡Yo n-no le pe-pedí que se me-metiera en mis ro-ropas!¿En serio me había dicho algo así? Ni que yo hubiera pedido a gritos a Ocelot tal cosa, además de que no tendría lógica alguna, pues no hablo con los animales y ni si quiera me di cuenta, pues este trepo detrás mía en el momento en el que se apareció. De igual forma no sabía porque precisamente fue a mi a quien había elegido. Aunque era obvio que había sido casualidades de la vida que a uno le pasa. Omitiendo estos pensamientos. Hacía rato que no soltaba mis muñecas y no solo eso se paso por mi cabeza, también recordé a Ocelot, aunque estaba más centrada en insultar al pelirojo y golpearlo, que lo otro. De igual modo, me había dado cuenta de que había levantado la voz, cosa que hizo alterarme un poco, porque podría darse cuenta la señora y venir aquí, aunque al menos los libros ya estaban recogidos, pero también yo había levantado la voz cuando le respondí eso, así que los dos teníamos la culpa. Pues a pesar de que ya sabíamos las normas y todo eso, parecía que pasábamos por alto esto.

Había pensado el forcejear, por el simple hecho de que hacía rato que no soltaba mis muñecas. pero cuando el contrario soltó un suspiro, me soltó por fin mis manos, aunque con algo de brusquedad, haciendo que le mirara mal. No pude evitar mirar confundida a James cuando me dijo esas palabras, haciendo que mi mala mirada se borrara. ¿En serio? Ahora que me quedaba pensando, realmente tenía razón, pero no se lo diría obviamente, solo que... ¿Por qué actuaba de tal manera? ¿Por qué me entraban impulsos de querer golpearle? La primera no la sabría explicar, en cambio la segunda pregunta si, pues era por el hecho de que me alteraba, aunque quizás no justificaba el hecho de que me alterara tanto como para estar lanzando libros contra él.
—¡J-ja! ¡N-ni que es-esperara que me en-entendieran!No supe porque le conteste eso, pero no lo pude evitar, mientras clavaba mi mirada sobre su camisa y en el fondo me sentía dolida por mis propias palabras. Después de todo, sabía de sobre manera que me era difícil el expresarme muchas veces que podían crear mal entendidos. Me saco entonces de mis pensamientos cuando le escuche decir lo ultimo, cosa que me hizo mirarle de vuelta sorprendida. ¿Acaso quería que le dijera mi nombre? Desvié entonces la mirada al cerrar los ojos.Nun-nunca preguntaste.Fruncí el ceño.Soy Kougyoku Ren.Cuando dije mi nombre, de repente reaccione y abrí los ojos diciendo.N-no te lo di-digo por-porque quiera, sino porque es e-educado el decir el no-nombre.En verdad si que quería decirle mi nombre, pero no podía decirlo así sin más, por eso añadí lo otro sin saber porque, como es habitual en mi el decir palabras que ni yo misma entiendo del porque las digo pero que me salen solas sin pensar. Me quede pensando entonces sobre los nombres, pues recordaba de que es cierto que yo nunca le dije en ningún momento el mió, aunque como le había dicho, nunca pregunto.¡Es-espera! ¿¡Por qué de-debo de de-decirte mi nombre!?Dije reaccionando tarde. Entonces en un impulso no pude evitar dar un suave golpe en su pecho, como si nunca hubiera pasado el hecho de que me agarrara de las muñecas.
Kougyoku Ren
Kougyoku Ren

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Mensaje por James Adamska Dom Nov 15, 2015 12:57 pm

No le terminaba de agradar que la fémina de ojos fuchsia le replicara todo, era algo molesto que tuviera alguna queja para cada frase que el pelirrojo soltaba, sin importar si él tuviera la razón o no, pues de todas formas, para el orgulloso él nunca se equivocaba, si alguien le contradecía, el error siempre estaba en el otro, para el semidragón era imposible admitir tal fallo, o admitir que podía equivocarse, pues después de todo, él era el mejor y más fuerte en todos los reinos, o ese era el pensamiento que siempre rondaba en su cabeza. James se mostraba incapaz de no gruñir cada vez que ella hacía eso, frunciendo entre tanto el ceño, arrugando un poco el rostro, mostrándose claramente molesto, casi ignorando todo lo que decía, pues verdaderamente no le valía la pena replicarle, asumiendo que ella volvería a hacer lo mismo, y que por creencia propia, por el simple hecho de estar replicándole, no iba a tener razón, y solo diría estupideces que no tendrían sentido ante los ojos del pelirrojo. Al menos hasta que se cansara, y comenzara a lanzarle libros otra vez, o quizás algo peor, que los llevara a algo más si es que las molestias entre ellos crecían, posibilidad que siempre cabía, teniendo en cuenta lo enojones que eran ambos, y como se podían llegar a poner simplemente porque el otro dijera algo que les molestase o le pareciera incorrecto.

El semidragón no dejaba de clavar su mirada sobre ella, pensando en lo que le había respondido, pues eso era a lo que realmente debería estar prestando su atención. Kougyoku Ren se llamaba la pelifuchsia, el pelirrojo intentaría no olvidar eso, aunque tampoco es como si le fuera muy difícil recordarlo, pues no tenía ningún problema para asimilar nombre y rostros, aunque claro, si pasaba demasiado tiempo, era común que no recordara a alguien si no había dado demasiada importancia al mismo. Aquel nombre, era bastante especial, porque James no lo había escuchado antes, el orgulloso exnoble, lo recordaría por ser bastante único, y porque parecía sentarle muy bien a la joven fémina, pues aunque no conociera el significado del mismo, notaba que encajaba con ella, por algunas razones inexplicables. Por unos momentos, James intentó recordar si había alguna vez escuchado el apellido Ren en su tiempo como noble, haciendo un esfuerzo por recordar. Después de todo, él tenía la intuición de que aquella muchacha formaba parte de la nobleza, o mínimamente pertenecía a una familia adinerada, por la forma en que vestía, y las forma en que hablaba de respeto, al igual que otros gestos que tenía, los cuales daban el porte de ser alguien educada. Sin embargo, por más que el pelirrojo intentara, el apellido Ren no le sonaba, al menos no entre los recuerdos de su infancia y su vida como noble, aunque tampoco recordaba muchos apellidos, pues nunca había mostrado interés en los asuntos de la nobleza cuando fue parte de aquella familia. Quizás la familia Ren no era tan poderosa en ese entonces, o no tenía buenos tratos con los Semidragones Von Freecss Sinclair, tal vez, recientemente esa familia se había vuelto más importante, consiguiendo más peso entre los reinos, y algo más de fama, pensaba el semidragón. Pues James si recordaba algo sobre los Ren pero era un vago recuerdo más reciente, correspondiente su vida de cazarecompensas, pero era algo tan simple como haber escuchado tal apellido, era incapaz de relacionar el mismo con algún suceso o información, por lo que estaba en la misma situación que antes.

Kougyoku era muy diferente a James, quizás demasiado, y quizás por eso es que tenían tantos problemas para hablar sin llegar a una discusión. ¿O acaso eran demasiado parecidos? Aunque solamente tenían similitud en aquello de que ambos querían llevar la razón, y ser de alguna forma “El ganador” de la discusión. Por otra parte, entre ellos las actitudes del contrario no dejaban de ser molestas, en ambos lados, pues James hacía enojar a la fémina y ella a él, ambos inconscientemente, sin tener la intención de lo mismo. Por unos momentos, James había perdido toda su atención que tenía sobre Ocelot, ahora ni se preguntaba donde se encontraba, y tampoco ponía a su mirada a buscar al felino, pues estaba demasiado concentrado la fémina. Lo más probable, era que el pequeño animal se encontrara junto a los pies de ellos, viéndoles discutir. O que estuviera tomando un baño, lamiéndose sin darles la más mínima importancia a lo que esos dos hacían. Quizás ya tenía ganas de irse, pero esperaba a que James terminara, el cual no daba ni mínima importancia a eso, pues se había olvidado del hambre, en parte, y todo por estar concentrado en discutir con la joven frente a él.

Ella tenía razón, él no había preguntado, pero James había dado su nombre sin ser exigido por otro, aunque eso ya era una cuestión de gustos y manías propios. Aunque claramente, James no iba a aceptar tal cosa, no daría la razón a alguien si estuviera consiente de eso, las pocas veces que lo había hecho, había sido simplemente por error, contradiciéndose a sí mismo en aquello de que no puede equivocarse. Por el hecho de que no le gustaba arrepentirse, se podía decir, que aquella era la única forma de que James le diera la razón a alguien.

Ahora en los labios de Kougyoku, aquella tartamuda frase había tomado la atención del pelirrojo. ¿Por qué se justificaba así? Esa era una de las cosas que James no lograba entender, por lo que llamaba su curiosidad e interés, al igual que su atención, pues por alguna razón, buscaba entender un poco a la pelifuchsia. No entendía la necesidad de justificarse de aquella forma, a él no le importaba para nada las razones por las cuales le respondiera, siempre que le respondiera lo que él quería saber, por lo que le era bastante indiferente aquel dato. Sin embargo, todo eso se le fue de la mente cuando la joven muchacha preguntó aquello, haciendo que ignorara de alguna forma el golpe sobre su pecho, pues su mente se había concentrado en eso. James quedó en blanco por unos momentos, y gruño ante esto sin saber completamente como responderle a tal cosa. Pues no sabía cómo ella podía tomárselo si él decía que sentía curiosidad por lo mismo. ¿A caso eso podía tomarse como algo denigrante?  Quizás el orgullo del semidragón sería herido por eso, así que buscó no decir la verdad a toda costa, intentando poner un rostro serio, que era acompañado por su permanente ceño fruncido. – Solo porque está bien decir tu nombre, me es incómodo hablarte si no se tu nombre…- Afirmaba el pelirrojo, en un tono seguro de sus palabras, intentando no dudar, a pesar de lo que decía era cierto, pues no le gustaba el no saber el nombre de con quien estaba hablando, era ciertamente incómodo para él llamar a las personas por motes o apodos en momentos así, pues siempre reservaba estos para momentos en que presumía, comúnmente dentro de una batalla, para burlarse de enemigo, teniendo un gran ingenio para inventar esa clase de apodos en busca de humillar a quien se enfrentarse.- ¿Cómo se supone debía llamarte? ¿Pequeña piojosa? – Aquél mote, había nacido en un instante, al mismo tiempo que esa oración de se iba generando sobre sus labios. No es como que en verdad le hubiera notado algún piojo en su cabeza, si no que era quizás algo fácil de recordar, y que tampoco le sentaba tan mal a la joven.

Estaba seguro de que a ella no le agradaría aquel apodo de ninguna forma, lo más probable es que volviera a explotar de furia al escucharle, por no lo que no cabría para nada la posibilidad de que el pelirrojo le llamara de esa forma, al menos no en esos momentos, pues ambos parecían estar muy tensos y molestos. Por lo que quizás, si aquellos dos se encontraban sin tanto mal humor encima, y en un lugar diferente, podrían estar sin tener esas reacciones, al menos por algo más de tiempo que en aquella biblioteca.
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