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Todo tiene un límite. [James Adamska]

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Todo tiene un límite. [James Adamska] - Página 4 Empty Re: Todo tiene un límite. [James Adamska]

Mensaje por James Adamska Miér Dic 09, 2015 11:50 pm

Las palabras de ella, claramente le hicieron gruñir, aunque no estaba molesto, y rápidamente colocó una sonrisa sobre su hombro por lo divertido que las reacciones de ella le resultaban. Que se enoje tanto por un par de palabras le parecía completamente entretenido, gracioso, divertido, haciendo que no quisiera parar de molestarle. Aun que le molestó algo el que le volviera a llamar lagarto, y mayormente por eso es que había gruñido. Se negaba bastante a ese apodo, aunque él le decía piojosa… ¡Pero él no era un lagarto! James era un semidragón, una criatura completamente poderosa, y nadie tenía el derecho a llamarle así. Era incluso ofensivo, y le molestaba un tanto en el orgullo el hecho de que lo bajaran nivel de una lagartija. Sin embargo, no iba a enojarse tanto con ella, creía que bien le pagaba aquello con todo lo que él lograba hacerle enojar, asique bastan con sacarle de quicio a ella para sentirse cómodo aun cuando le llamaran de esa forma. – Ya… ya… cálmate piojosa – Le había susurrado mientras se concentraba en los libros, aunque no lo había dicho muy fuerte, asique era posible que ella no le hubiera escuchado. Realmente no había notado lo débil de susurro, pues se debía a que tenía su mirada puesta sobre los libros que aún quedaban en el suelo, concentrando en aquellos mismos, de los cuales no quedaban demasiado, por lo que si se apuraban, en poco tiempo terminarían.

Con un tanto más entusiasmo que antes el semidragón colocaba esos libros en la estantería, no sabía bien porqué, pero ahora si tenía ganas de terminar rápido, aunque realmente no tenía una razón para hacerlo. Sin embargo, realizaba aquel trabajo algo animado, con una sonrisa en el rostro, cargando cuantos libros pudiera para acomodarlos en la parte más alta. Después de todo, había dicho que él se encargaba de esos, para que ella no tuviera que volver a caerse. Se estiraba un poco para dejarlos bien puestos, realmente estaba un tanto animado, quizás obligado a estar animado, intentando olvidarse todas esas cosas raras que había sentido hace unos momentos. Intentaba poner su visión y atención solo en los libros, como si eso le distrajera de la muchacha que le había causado tales sensaciones. Pues como era normal en él, cuando le sucedían cosas que no era capaz de entender, o no le gustaban, solo intentaba ignorarlas completamente, y olvidarlas como si no hubieran pasado. Eso no quería decir que no le gustaba lo que sintió, habían sido todas unas sensaciones agradables, que le gustaría que se repitan, pero no lograba de entender porque le había sucedido eso, y pensar en tal cosa solo lograba confundirle más.

Mientras intentaba distraerse de todos esos pensamientos, le vio volver a subir a la silla, cargando muchos libros, cosas que le hizo fruncir el ceño gruñendo. Le había dicho que pusiera los de abajo ¿Por qué no hacía caso? Ya se había llevado un golpe ¿A caso quería dos? Le molestaba bastante que ella no le hiciera caso, que sea tan terca, encima que se esforzaba por que ella no se diera otro golpe. En esos momentos el semidragón no lograba notarlo, pero en verdad, se estaba preocupando por ella, y si le había dicho que no ponga los encima era por instinto de cuidarla. Así evitaría que se diera otro golpe, no quería verle sufrir, o dañada ¿Por qué? No lo sabía. Ni siquiera sabía que estaba cuidándola de aquella forma, si le preguntaran, diría que era solo para terminar más rápido, o para no tener más interrupciones, aunque en realidad, tras haber tomado su mano, había comenzado a ver a la joven con otros ojos, como si sintiera algo de aprecio por ella, un pequeño cariño, y algo de instinto protector. ¿O acaso lo estaba sintiendo desde antes? Claramente era un instinto de semidragón que intentara cuidar lo que es suyo, tales como sus amigos, o conocidos, gente cercana. Sin embargo, ella en verdad no era nada de eso, sin embargo, le había protegido de la estantería, ya ahora mismo había hecho todo eso pensando en cuidarle de que se de otro golpe al caerse de la silla. Continuó gruñendo, sin entender bien lo que sucedía en su cabeza, terminó de colocar los libros que tenía encima, y se giró hacia donde ella, viendo como le sacaba la lengua burlona. Eso le molestó, no solo era terca y desobediente, también buscaba burlarse y que él no lo notara, eso le sacó de su lugar por unos momentos, haciendo que James apretara los dientes, molesto con ella y sus actitudes. – ¡Te dije que yo me encargaba de los de arriba!- Alzó la voz un tanto molesto, gruñendo y apretando los dientes, listo para ir a regañarle o algo parecido.

Sin embargo, antes de que pudiera hacer un paso o más, la joven calló de la silla en un intento de saltar de la misma, llegando hasta el suelo dándose otro golpe, y volteando la silla con ella. En primero momento, se asustó y se preocupó un tanto cuando le vio comenzar a caerse, sin saber porque sentía eso, haciendo que su corazón se detuviera o algo parecido, como si de verdad ella le importara. ¿A caso era posible que sintiera tales cosas habiéndole conocido hace nada? ¿Era normal? ¿Estaba bien que le pasa todo eso? El orgulloso semidragón casi sale corriendo para ayudarla, pero en verdad estaba bastante congelado, no por verle caer, porque no entendía ese sentimiento de preocupación que le invadió. Si antes estaba molesto con ella. Todo eso llevó a gruñir aún más molesto, intentado olvidarse de la preocupación, negando con su cabeza. Intentó verle ya en el suelo, y notó que no le había pasado nada grave, eso le llevó a sentir cierto alivio, haciendo que no estuviera tan molesto, ni preocupado. Además de todo eso, seguía algo confundido, pero nuevamente, buscó animarse para que todo se le saliera de la cabeza. James no pudo evitar poner una sonrisa, sabiendo que había tenido razón al decirle que él se encargaba. Se mostró un tanto satisfecho, y sin borrar la sonrisa de su rostro comenzó a caminar hacia ella lentamente, como si disfrutara al verle en suelo, pero solo porque él le había le había advertido que no intentara poner los de arriba. – Te lo dije idiota- Musitó mientras se acercaba. Le pareció un tanto más gracioso, el verle arrastrar la silla, y como luego nerviosa daba una patada a la misma, casi cayendo. – Deberías hacerme caso cuando te digo algo- Anunció alzando un tanto más la voz, notándose en la misma como se encontraba divertido por lo que sucedía. Llegó a donde ella y le vio un tanto soberbio, sobrante, demostrando que le parecía satisfactorio tener toda la razón. Ella estaba en aquella forma tan graciosa, envuelta en su vestido y sostenida de la estantería. Fue imposible para el semidragón aguantar su risa, por lo que dejó salir un poco de la misma, mientras le miraba. – ¿Porque crees que te dije que yo me encargaba de los de arriba?- Preguntó un tanto sobrante, sin borrar la sonrisa de su rostro. – Porque sabía que te caerías de nuevo – Afirmó, sin dejarle contestar. – Eres terriblemente terca y tonta –Agregó luego para volver a reír, viéndole desde arriba bastante divertido. Negó un par de veces con la cabeza aun sonriente, y se agachó poniéndose de cuclillas, para mirar como se había enganchado con la silla.

Podía ser que se estuviera burlando, o disfrutando de haberle visto caer, eso no quitaba que en el fondo si se hubiera preocupado por ella. No le había gustado verdaderamente verle caerse, incluso sintió un poco de preocupación cuando le veía caer, pero al notar que no estaba del todo mal, no se negó a sentir un poco de satisfacción. Sin mencionar, que burlarse era el mejor método para olvidarse de las cosas raras que sentía por ella de momentos. Pues ciertamente se había dado cuenta de la preocupación que sintió en aquel minúsculo momento, así que le fue completamente necesario sonreír y burlarse, para no pensar en eso, y negar que alguna vez le hubiera pasado.

Riendo un poco, acercó sus manos a donde ella se había enganchado, sin siquiera pedirle permiso para eso. Quizás una persona normal le hubiera dicho lo que estaba por hacer, otros no se atreverían a tocar las ropas de alguien sin su permiso, o al menos daría un pequeño aviso. Él no, solo sonreía callado mientras acercaba sus manos a la ropa de ella, donde estaba enganchada con la silla. Tiró un poco de su vestido, rompiéndolo un poco para que se desenganchara de la silla. Como siempre, era un tanto descarado, haciendo cosas que no la parecían incorrectas, pero que para otro eran totalmente incorrectas. ¿Romper la ropa de alguien? ¿Así sin avisar? James no se daba cuenta de eso, realmente para él no tenía importancia romper las cosas, mucho menos si era así de poco, o si solo era algo de ropa. Por lo que ni pensaba en cómo podría reaccionar ella ante eso. Cuando terminó de desengancharle, subió la mirada para ver hacia el rostro de ella, aún algo sonriente y burlón. – Vamos, listo… deja de intentar salvarte de acomodar los libros… no voy a terminar esto solo por más que trates… no seas tan vaga – Musitaba a la par que se erguía alejándose del suelo, burlón, para sacudirse un poco la tierra de las ropas, pues estas estaban sucias, siempre lo estaban, y aun así no le molestaba. – Y no seas idiota… solo pon los de abajo… déjame los de encima a mí – Afirmó ya dejando de reír, aun con la sonrisa en su rostro, pero sonando un tanto más serio que antes, como si lo dijera enserio de verdad.
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Mensaje por Kougyoku Ren Jue Dic 10, 2015 3:13 am

No paraba de escuchar gruñidos por su parte y no sé cuantas veces habría gruñido el contrario en este día. ¿Acaso era un especie de animal o qué? Es lo que se paso por mi cabeza en esos instantes cuando lo había vuelto a escuchar gruñir, a pesar de que estaba algo alejado de mi. Hasta sentí que decía algo o más bien ''escuche'' pues realmente no lo escuche del todo, pues había susurrado eso, así que me quedaba imaginar que podría haber dicho entre gruñidos. De igual modo no lo estaba mirando, así que no sabía que estaba haciendo, pero era evidente de que seguramente estaba colocando los libros que aun quedaban por ahí o al menos eso esperaba, porque sino, volvería a lanzarle de nuevo los libros. Aunque después de eso, escuche como el se quejaba al recalcar de que él se encargaba de los libros de arriba, aunque realmente no le iba a hacer caso de nuevo, aunque ni yo misma supe porque no quería hacerle caso pero es que no podía realmente, más bien prefería hacer lo contrario de lo que él me dijera. ¿Por qué seria esto? No lo sabría, pero realmente no tendría porque haber una respuesta para todo. ¿Verdad? Más bien solo prefería pensar de momento que lo hacía y ya, pues si comenzaba a cavar un poco del porque, me confundiría más o quizás me perdería en mis propios pensamientos, volviéndome más confusa de lo que lo estaba ya antes y sinceramente prefería no pasar más por eso o así es como pensaba de momento.

Realmente no supe cuanto tiempo estuve de ese modo, apoyando mis manos contra la estantería, lo que si sabía es que tenía un nudo en mi garganta y mis ojos se habían inundado de lagrimas. Escuche entonces como me echaba en cara el lagarto que me lo había dicho y lo peor es que me dijo idiota, a lo que acto seguido desvié mi mirada de la estantería hacia donde él estaba, sin importarme mucho tener los ojos inundados, solo buscaba clavar mi mirada en la de él de forma amenazante, aunque seguramente de amenazante no tendría nada. Escuchar y ver como se reía de mi, me hacía sentir más molesta con él, no pudiendo evitar inflar ligeramente mis mejillas, pues para mi no me parecía divertido el hecho de que una silla se me hubiera enganchado en la parte inferior de mi vestido y mucho menos tener que estar de esa forma envuelta por el propio vestido y las manos apoyadas de aquella forma para no caerme, pues mucha suerte había tenido, porque podría haber caído de boca al suelo o de cara contra la estantería si no hubiera actuado rápido, pues lo más normal de mi seria que me cayera sin parar o ese tipo de cosas.

No pude evitar gruñir por lo bajo cuando le escuche burlarse de esa manera, recalcando de que sabía que me iba a caer. ¿En serio? Apenas nos acabábamos de conocer y hablaba como si me conociera de toda la vida o que supiera cual seria mi siguiente movimiento antes de que hiciera algo o algo así parecido. Aunque quizás era normal, pues desde que lo había conocido, había sido algo torpe, pues si volvía a contar las torpezas que tuve durante toda mi vida, seguramente se reiría en mi cara como si no hubiera un mañana, pues seguramente era algo lógico que lo hiciera. ¿No? Quizás no era gracioso para mi, pero para otras personas podría ser divertido el hecho de que la otra persona sea patoso.
¡Callate lagarto!Le dije molesta y entre sollozos que casi se me escapan.Y ¿¡Algún problema s-si soy ter-terca!? ¡T-tu eres el tonto aquí!Pregunte, dando a entender de que realmente aceptaba el hecho de ser terca, pues era cierto que era algo normal en mi personalidad, aunque era algo que a veces no había podido hacer relucir en mi personalidad, a pesar de que era algo propio de mi. Las ganas de llorar habían aumentado, así que sentí como las lagrimas corrían libremente por mis mejillas, cayendo estas por mi barbilla, ante esto desvié la mirada hacia el lado contrario de donde estaba él. Realmente si había actuado terca, pero es que no había podido evitar actuar contra lo que dijo, sin saber aun exactamente porque no quise obedecer ante sus palabras. ¿Tan malo era? Solo me había advertido de que él lo haría, así que entonces... ¿Por qué? Sabía que no tenía explicación alguna ante mi pregunta o al menos de momento no. Sabía perfectamente que había hecho el ridículo y obviamente no podía volver al pasado para poder remediar tal cosa, aunque si lo pensaba mejor, hay veces que es mejor no cambiar las cosas que suceden, pues a veces uno se puede arrepentir de ello, a pesar de que lo que hayas cometido sea algo malo o dañino.

Solloce por lo bajo, sintiendo el corazón algo adolorido, de igual modo seguía con las mejillas algo infladas, sumando a esto el hecho de seguir con el ceño fruncido. Hasta que sentí que la parte de abajo de mi vestido le daban un ligero tirón, cosa que hizo que desviara la mirada de donde estaba y la devolviera hacia la del lagarto, parpadeando un par de veces al no verlo de pie, pero entonces baje la mirada y lo vi ahí de cuclillas. ¿Qué estaba haciendo? Es lo que me pregunte, dejando de inflar las mejillas y fruncir el ceño, pues me había causado curiosidad esto. ¿Acaso estaría mirando por donde se había atorado? No pude evitar mirar sus ojos fijamente al subir un poco la mirada, perdiéndome por unos instantes en sus ojos azulados, dejando de llorar al fin después de quedarme ida. Hasta que escuche un ligero ruido que me hizo volver a la realidad, parpadeando un par de veces totalmente confundida. Mis ojos se dirigieron hacia las manos de él y al ver que mi vestido estaba ligeramente roto, no pude evitar ahogar un chillido por dentro de mi ser. ¡¿QUÉ?! Es lo único que venía a mi mente una y otra vez, de forma repetitiva sin saber como dejar de estar en shock. Aunque cuando su mirada choco con la mía, enseguida mostré un rostro lleno de ira. ¿¡Quién se creía que era!? ¡No podía estar rompiendo este vestido como si nada! ¡Ni que me lo regalasen! Bueno vale, este vestido era digno de una noble para no mancillar simplemente a mi familia y me lo habían dado ellos simplemente por eso, aunque yo a veces trataba de pensar de que era porque les importaba al menos un poco o algo parecido, pero... ¿¡Se cree que puede ir rompiendo los vestidos de la gente así como si nada!? Trate de calmarme al menos por un instante, pues él solo quería ayudarme, pero de nada me servía cuando él soltaba esas palabras a modo de burla contra mi persona. ¿¡Realmente se pensaba de que trataba de salvarme de acomodar los libros!? ¡Sera baka tonto y estúpido! Es lo único que se venía a mi cabeza repetidas veces ahora.
¡¡El vago aquí eres tu!!Le grite dejando de apoyar las manos de la estantería, pues ya era libre y mi vestido ya no estaba enganchada ahí, así que era libre y por eso al menos lo segundo que ahora hice fue levantar la pobre silla del suelo y dejarla de pie, pues realmente esta no tenía ninguna culpa de mis torpezas.¡A-ademas!Le avise, haciendo una pausa cuando la silla ya estaba bien acomodada en su sitio.¡Yo no me tra-trato de salvar de nada! ¡Soy res-responsable con lo que cometo!Le recalque, pues realmente si que era responsable de tales cosas. Si yo misma metía la pata en algo, pues me sentiría culpable y ni de broma pensaría saltarme tal cosa, pues no seria propio de mi.

Al menos ahora no tenía ganas de llorar, solo tenía ganas de golpear al baka tonto ese, pero preferí pagarlo con mis propias manos, las cuales cerraba con fuerza y apretaba, formando ligeros puños con estos y haciéndome de nuevo daño con las uñas en las palmas de mis manos. Mire entonces de reojo al pelirojo, pudiendo ver que se levantaba del lugar y luego de eso volví a desviar la mirada hacia otro punto donde no estuviera él, pues realmente no quería verlo otra vez. Aunque cuando escuche lo siguiente que decía, parpadee un par de veces confundida, pues había sonado algo serio, así que devolví mi mirada para mirarle al menos de reojo.

Me quede en silencio por unos segundos, hasta que pude reaccionar algo tardío mirando a otro lado.
Tu.. tu eres el idiota...Me defendí primero a mi manera.Y.. y solo me ocupare de los de abajo porque qui-quiero, no porque tu lo di-digas.Le avise, aunque realmente en el fondo era porque lo había dicho pero para mi mente era así o al menos yo trataba de pensar de ese modo, cuando sabía que era lo contrario. Nuevamente entonces retome lo que tenía que hacer, primero me ocupe a acercarme a los libros que estaban más cerca y los fui a poner en cada hueco que faltaba, yendo y viniendo de un lado y hacia otro, como si mis pilas se hubieran recargado de golpe. Hubo un instante en el que pare algo cansada, fijándome de que apenas y solo quedaban como unos pocos libros que se podían contar con los dedos. Estos los fui a coger, aunque no podía con todos, pues eran diez, así que solo cogí cinco y fui hacia la estantería colocando lentamente estos en algún hueco bajo, pues realmente no iba a pasar de nuevo por las dos situaciones anteriores. Cuando termine ya mi parte, suspire profundamente, recordando que aun no había agradecido al baka tonto ese, pero es que tampoco me atrevía, aun seguía molesta porque se estuvo burlando de mi y porque rompió mi vestido un poco, pues ahora si que menos iba a saber con que cara me iba a presentar en mi hogar y decirles algo como ''He manchado vuestro apellido y un lagarto se me tiro encima para protegerme de la estantería, pero no solo eso, también rompió mi vestido un poco por el hecho de que se engancho a una silla de la cual me caí.'' Al imaginarme decir tales cosas, sentí que quería ser enterrada ya. Entonces pensé omitir ciertas partes, aunque eso ya lo pensaría sobre la marcha cuando llegara a casa. De igual modo, si lo pensaba, él no lo había hecho de mala forma, pues solo busco ayudarme o al menos prefería tratar de verlo así.
Kougyoku Ren
Kougyoku Ren

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Todo tiene un límite. [James Adamska] - Página 4 Empty Re: Todo tiene un límite. [James Adamska]

Mensaje por James Adamska Dom Dic 13, 2015 3:24 pm

Extrañamente, James comenzaba a acostumbrarse, de alguna forma, a que le llamaran lagarto. No sabía porque, pero ya no le llamaba tanto la atención, como si aquel apodo le importara menos que antes. Era indignante claramente el ser llamado lagarto para un semidragón, pero por hecho de que ella tercamente le seguía repitiendo así, había sido obligado a comenzar a acostumbrarse. Claramente si estuviera de un pero humor, estallaría con el solo oír que le dijeran lagarto, pero por suerte de ella, James estaba bastante divertido y animado aun después de haberle visto caer. Los libros en la estantería le esperaban, y los del suelo no eran muchos, así que sabía que podía terminar pronto con aquello. Evitaba darle tanta importancia o atención a que le llamaran lagarto, dejándoselo pasar, como si dijeran “solo por esta vez, ya la próxima si me quejaré” aunque posiblemente no fuera así, y se lo dejaría pasar hasta que estuviera enojado o molesto. Aunque aún le molestaba un poco, haciendo que soltara leves gruñido de molestias, cortando su sonrisa por solo unos momentos, seguía bastante animado, obviamente por haberla visto a ella caerse, y tener la razón con lo que le advirtió anteriormente. El orgulloso ex noble solía gruñir como una bestia, quizás por el instinto animal de la sangre de dragón que llevaba en sus venas. Todos aquellos factores que a veces le hacían actuar más como un animal que como una persona, mayormente sucedía cuando su esencia de semidragón le ayudaba con aquellas escamas sobre el cuerpo, y de más cosas. O cosa parecidas, hacían que se portara más como dragón, algo que quizás era normal por la raza a la que pertenecía, ya que claro, otras razas tenían distintas personalidades que les volvían diferentes.

Los gritos de ella tras haberle ayudado, aturdieron por momentos al pelirrojo, mientras se ponía de pie. Haciendo que frunciera un poco el ceño y apretara los dientes, hasta que dejó de oír un pitido por la elevada voz de ella, permitiendo que pusiera una sonrisa nuevamente sobre su rostro. A penas si le molestó un poco, pero no por eso iba a enojarse o algo parecido, se mantenía sonriente como podía. Para él, aquella sonrisa era la forma de demostrar que poco le importaba cuanto le dijeran, era como una forma de burlarse de las personas sin tener que abrir la boca. Pues cualquier que le viera sonreír así mientras era insultado, se sentiría obviamente provocado a querer darle una paliza, algo que James adoraba hacer, pues así era como iniciaban casi todas sus peleas. Con alguien creyendo que pudiera vencerle, para luego ser apaliado por las fuerzas del semidragón. Eso le encantaba, la forma en que podía demostrar su fuerza, y que su sonrisa nunca se borrara. Pues si James no sonreía durante una batalla, posiblemente estuviera enojado, o porque su rival fuera muy débil, o porque el enemigo le superara notoriamente, lo que le hacía despertar su ira, volviéndolo completamente estúpido en la batalla, pues solo intentaba quemar a su enemigo sin pensar en nada. Podían sus llamas ser super peligrosas en aquel momento, pero era poco probable que lograra darle a alguien, pues es como si perdiera el equilibrio en la batalla, llegando incluso a puntos en los que se hería a sí mismo.

Ella le volvía a atacar con eso de vago, que en verdad poco le importaba al pelirrojo. Pero lo segundo que dijo, le hizo reír un poco, pues verdaderamente no se lo creía así. No es como que no creyera que fuera responsable, pues tampoco le conocía lo suficiente para saber es. En realidad, James no tenía mucha idea de lo que era ser responsable, él no lo era, y nunca lo fue, por lo que no podía realmente saber qué era eso. Nunca había tenido la necesidad de ser responsable, si bien, en sus primos años se había hecho un intento por volver un noble respetuoso como su hermano, cuando la hija menor nació, ya nadie pensó en James, retirándole toda responsabilidad y carga por parte de la familia, decididos a que los otros dos serían quienes tomaran las responsabilidades y se encargaran de hacer crecer el apellido. James nunca había conocido las responsabilidades, lo más cerco, era cuidar de Ocelot, pero más bien este sabía hacerlo solo, pues cazaba su comida muchas veces, e incluso solía conseguir algo para que James comiera. – Si si, seguro que eres responsable, se te nota por cómo estuviste todo el día juntando libros que tú misma tiraste – Musitaba James, burlón entre algunas risas, con unos aires bastante despreocupados. Pues en verdad, el no sabía de responsabilidades, y ella no le parecía alguien que lo fuera.

El semidragón seguía con una sonrisa, estaba dispuesto a ir por los pocos libros que quedaban, ya deseoso por terminar de hacer aquello, ignorando bastante el hecho de que al terminar debería irse de la biblioteca. Lo que su vez suponía que tendría que apartarse de la joven pelifuchsia que hacía que su cabeza diera tantas vueltas, realmente no terminaba de convencerse de si eso era bueno o malo. Ya no tendría que aguantarla, con sus gritos, y demás cosas, pero al mismo tiempo, alguna zona inentendible de él prefería quedarse más tiempo con ella, algo muy extraño para el semidragón. Pero como antes, estaba bastante dispuesto a ignorar esa parte de su mente y su persona. Como era de esperarse, tomaba los libros del suelo y los llevaba hacia donde los lugares más altos de estantería, terminando por completar los espacios que allí quedaban. No le tomó mucho tiempo, hacerlo mientras sonreía, pues eran pocos los que faltaban, y la joven también había levantado algunos. En poco menos de unos minutos, ya no quedaban libros en el suelo, y el trabajo estaba terminado, por lo que James echó una mirada a Ocelot que cerca de allí dormía. El pequeño felino supo interpretar esto, y corrió hasta le hombro del pelirrojo, acomodándose sobre el mismo, sabiendo que ya debían irse. El pensar en todo aquello, hizo el estómago del pelirrojo hiciera un sonido audible, un pequeño gruñido, recordándole el hambre que sentía desde que despertó de su siesta. Ante esto, el semidragón gruñó un poco, frunciendo el ceño, y apretando algo los dientes un tanto molesto. Echó una última mirada alrededor, mirando la biblioteca y encontrando sus ojos con Kougyoku, haciendo que sintiera una extraña sensación de querer quedarse.

James no lograba de entender porque quería quedarse, eso le molestaba, odiaba no entender las cosas de esa forma. Que su propio cerebro le pidiera cosas que no entendía, esas extrañas sensaciones que hoy mismo había conocido. Que aunque no eran desagradables, no terminaba de explicarse porque las sentía, y era eso lo que le molestaba. No iba a hacer caso a eso, no lo entendía, y eso le molestaba. – Adiós piojosa, no causes más problemas a la pobre bibliotecaria… - Mostrándose algo molesto, guardó las manos en sus bolsillos, y comenzó a caminar tranquilo, para alejarse del lugar donde estaba ella. Claramente, con Ocelot en el hombro, quería retirarse ya de la biblioteca. Había terminado de recoger los libros, la bibliotecaria había dicho que se largaran tras eso. Además tenía hambre, y seguro encontraría asuntos que atender fuera. Era extraño que el hiciera caso de esa forma, pero en verdad, ya no quería armar problemas en ese lugar, seguro terminaría causando revuelos en otro lado, pues era inevitable para el meterse en problemas. Sin embargo, prefería retirarse ahora, a lo mejor, así dejaría de sentir esas cosas, y ya no estaría molesto por no entenderlo, pudiendo despejar su mente, y con algo de suerte, terminar de entender porque le pasaba todo aquello.

Caminó mucho, hasta fuera de la biblioteca, sin mirar atrás, ni esperarse a oír nuevamente la voz de Kougyoku, pues en verdad no quería que algo como eso le tentara a quedarse. Una vez fuera, sacó de su bolsillo la caja metálica donde contenía su motocicleta, y no mucho tiempo después, subió a la misma, ajustándose las gafas sobre los ojos, cosa que solo hacía cuando montaba en aquel vehículo. Comenzó a acelerar, sin lograr quitarse las ideas esas de la mente, pues por más que no quisiera, se encontraba pensando en ella, y así sería, al menos hasta que la comida y volver a dormir el quitaran eso de la mente.
James Adamska
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Todo tiene un límite. [James Adamska] - Página 4 Empty Re: Todo tiene un límite. [James Adamska]

Mensaje por Kougyoku Ren Dom Dic 13, 2015 8:20 pm

Sentí como la vena de mi sien se hinchaba ligeramente cuando escuche lo que me decía. ¿¡En serio!? ¡Lo que había pasado hoy ni si quiera yo me lo creía! Realmente si que era responsable con las cosas, si no fuese así, ni si quiera estaría dispuesta a contar lo que había pasado aquí, obviamente omitiendo ciertas partes, pues imaginaba que si contaba que casi me aplasta una estantería y que un chico uso su cuerpo para protegerme, no lo tomarían para nada bien. ¿Por qué? Porque suponía que si decía que un tipo parecido a un vagabundo me había salvado, seguramente se lo tomarían a mal y pensarían que habría mancillado aun más el apellido. ¿Por qué? Por el simple hecho de que seria demasiado humillante que un vagabundo te hubiera ayudado, aunque para mi era un gesto bonito o agradable indiferentemente de quien viniese, pero para mi familia seguramente si fue por alguien que no alcanza a la nobleza, seria mal visto. Tampoco quería dar problemas a James con mi familia, pues seguramente querrían dar con él o hacer quien sabe que cosa solo por ser alguien que decidió salvarme la vida y no morir aplastada por una estantería o al menos recibir muchas heridas graves o vete a saber que hubiera pasado si ese mueble me hubiera alcanzado pero decidí no darle muchas vueltas porque me hacían sentir escalofríos desagradables. Extraño. ¿Verdad? Pues seguía repitiendo de que para mi era algo agradable el hecho de que me hubiesen salvado o más bien era la primera vez que me salvaban de algo así y que la persona que hiciese eso, no fuese de la familia, omitiendo lo del Duramboros, pues eso había sido un combate real y quien me había salvado era mi primo cuando me aparto. Suspire profundamente, no queriendo recordar esto, pues lo había pasado mal en ese combate, pero nunca olvidaría lo feliz que me sentí nada más ver por primera vez a mi primo.

Después de unos minutos, ya habíamos terminado de colocar todos los libros, a lo que obviamente observe toda la zona desde donde estaba, cerca de la estantería y dando la espalda a la misma mientras seguía con lo de observar la zona, pues quería asegurarme de que no nos saltábamos ningún libro por ahí. Ya habíamos terminado, de eso me había dado cuenta pero... ¿Ahora qué? Es lo que me preguntaba mientras dirigía mi mirada hacia donde el felino. Ocelot corrió hacia donde el baka y se subió hasta su hombro, cosa que me pareció adorable del felino, pues me hacía ver que tan unido estaría a él. Sentí de nuevo unas inmensas ganas de ir a abrazar el gatito como si fuera un peluche cálido y abrazable, pero por suerte contuve ese impulso, pues de nuevo no tenía ganas de que se cometieran problemas por mi culpa o algo así por mis tontos impulsos. Luego escuche un pequeño gruñido, el cual primero me quede pensando de que habría sido eso pero luego supuse que era el estómago del pelirojo, pues luego volvió a gruñir como un animal. No pude evitar sonreír con algo de gracia por eso, aunque nada más ver que sus ojos volvían a chocar con los míos, borre la sonrisa de forma automática, sintiendo que un pequeño escalofrió recorría mi cuerpo nada más tener sus ojos sobre los míos. Sentía la necesidad de seguir manteniendo los ojos ahí, quietos. Mi mente comenzó a tornarse algo en blanco y a la vez me sentí un poco ida, perdiéndome quien sabe cuanto tiempo en su mirada azulada.

Por suerte, deje de estar en ese modo cuando escuche sus palabras, además de perder contacto visual con los ojos de él, haciendo que volviera a la realidad.
¡Eh!..Es lo que apenas pude exclamar, fijándome como guardó las manos en los bolsillos de su pantalón. Por una extraña razón, no quería que se fuera, muchas palabras me golpearon a la cabeza de repente y no supe entender ninguna, pues fueron todas de golpes y las palabras morían una y otra vez en mi garganta. ¿Realmente se iría? De igual forma, que me dijera adiós, lo sentí demasiado molesto y fue doloroso para mi. ¿Acaso no volveríamos a vernos nunca? No sé porque, pero mi pecho no tardo en reaccionar en latir de forma dolorosa cuando pensé en tal cosa. Pues para mi el adiós era como un hasta nunca, pero... ¿Por qué debería de importarme esto? Después de todo, no habíamos parado de gritarnos y tratarnos mal mutuamente. ¿Por qué me dolía entonces? No me agradaba para nada ese sentimiento, así que trate de ignorarlo y pensar más bien en que decirle.¡N-no los ca-causes tu por ahí! ¡La-lagarto!Es lo único que salió de mi, sin saber si lo escucharía, pos se encontraba ya bastante lejos de donde yo cuando por fin pude soltar algo. Aunque enseguida recordé que nunca le agradecí por todo lo que hizo, a lo que di un paso al frente por el hecho de pensar en tratar de ir tras él, sin importarme de que le molestase, pues realmente quería darle las gracias, como si mi vida dependiera de ello Trate entonces de ir tras él, pero nada más dar un paso, pise mi vestido. En un intento de mantenerme en el aire, moví de nuevo mis manos de forma circular, haciendo que las mangas de mi vestido se movieran al son de esto, pero aun así me vine al suelo, escapándose algo de polvo cuando mi cuerpo cayo.

Mis ojos se habían cerrado por el impacto, haciéndome daño por la parte frontal de mi cuerpo, recordándome de que la espalda también la tenía adolorida, pero en ningún momento me queje, preferí aguantar el dolor yo sola y tampoco le veía de lógico estar contando esto. Pues sería humillante verme quejarme de algo así, pues una noble no debía de mostrar el dolor, aunque conociéndome, seguramente en alguna ocasión se me escaparía algún quejido, pero siempre trataba de soportar todo yo sola, ya fuese en otro tipo de cosas, como el dolor o la ayuda para no molestar a nadie con mis cosas. Abrí entonces lentamente los ojos y cuando lo hice, me fije que había perdido la pista del chico. Mis ojos se abrieron de par en par y me levante con torpeza del suelo, cayéndome otra vez en el suelo, pero esta vez había apoyado las manos en el suelo, así que volví a tratar de levantarme, sin importarme las mota de polvo que se habían juntado en mi vestido. Salí corriendo hacia donde había visto de ultimo que se había ido el lagarto, pensando en como le podría agradecer. Llegando hasta esa zona, mire a todos lados, tratando de ver la cabellera roja, pero ni rastro de él, así que seguí buscando, hasta que el recuerdo de que la bibliotecaria me vino a la cabeza. Pare entonces en seco y suspire profundamente, saliendo cabizbaja de la biblioteca, abriendo lentamente las puertas del sitio y cuando los pocos rayos de sol que apenas se podían llegar a apreciar me dieron en el rostro, cerré los ojos rápidamente. Tarde un poco en acostumbrarme cuando volví a abrir los ojos, dándome cuenta de que se había hecho tarde. Cerré las puertas tras de mi cuando volví a suspirar y di un paso hacia delante.

Comencé a sacudir ligeramente mi vestido con ambas manos y así quitarle las mota de polvos que se habrían acumulado cuando me caí varias veces al suelo. Suspire de forma profunda, mirando a cada lado del lugar, viendo ya a pocas personas ir y venir a cada lado. Trataba de ver si entre esas había un pelirojo baka, pero nada. Suspire profundamente una vez más, resignada. ¿Por qué había corrido de esa manera solo por agradecerle? Obviamente suponía que era algo normal en mi el hacer tal cosa, porque sinceramente quería darle las gracias de corazón, cosa que era normal en mi hacer desde hace mucho.

Arregle lentamente mi pelo, a pesar de que no servía de mucho si lo hacía con los dedos, pues este estaba algo despeinado de todas las veces que había caído. Al menos había podido sacar algo de polvo a mi vestido, así que es lo que contaba. ¿No? O al menos prefería pensar de ese modo, pues ya tenía bastante con pensar todo lo que tendría que decir en mi familia, omitiendo la parte de la estantería. Entonces, cuando recordé esto ultimo, no pude evitar quedarme un tanto ida por unos minutos, recordando lo que había pasado cuando me protegió el lagarto. No sabía porque, pero sentía la necesidad de notar de nuevo esa cercanía, era la primera vez que me sucedía y era algo inexplicable para mi cabeza y mi corazón, el cual parecía latir a prisa cuando recordaba eso. Realmente no quería seguir pensando en eso, me sentía demasiado extraña y suponiendo de que no nos íbamos a ver nunca más, no tenía sentido pensarlo más. ¿Verdad? Pues él me había dicho adiós, cosa que si recordaba de nuevo, me volvía a doler. Levante entonces mi mano derecha y apoye esta sobre mi pecho, en la parte del corazón, apoyando después la otra sobre esta. Mis mejillas ardían, adquiriendo un leve tono carmesí en estas. ¿Por qué? Me volví a preguntar lo mismo de nuevo. Luego de eso, baje mis manos, dejando que mis mangas las ocultara y comencé a caminar para ir hacia mi casa, aunque estaba algo ida, así que me la pegue contra un poste.
¡Agg!Me encogí de dolor en el lugar, apoyando las manos en mi rostro y escuchando un par de risas, a lo que obviamente salí corriendo con los ojos llorosos y huyendo hacia mi hogar cuando aparte las manos de mi rostro. Dando por finalizado este día.
Kougyoku Ren
Kougyoku Ren

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