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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

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Privado Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Rosette Lestrange Miér Sep 28, 2016 8:46 am

En esos días la paladina no tuvo casi tiempo de descansar con los constantes entrenamientos, no por petición de los soldados, ella misma les exige entrenan lo máximo posible. Más de una vez tuvo que parar un entrenamiento después de pasar casi una semana sin dormir, ayudando a los más torpes hasta bien entrada la noche o vigilando a los veteranos para comprobar su nivel. Dormir o tomarse un respiro no era importante pero el cuerpo tarde o temprano fallaba y se veía obligada a parar o caería inconsciente. Hace poco llegó al límite, cuando peleando contra un mago sus piernas le fallaron provocando que el ataque le golpeara. Recordaba el rostro del muchacho, sorprendido de que el ataque dará en el blanco a la rubia. El ataque no le hizo mucho daño, estaba acostumbrada a los ataque mágicos, la armadura le protege de ataques normales y especiales. Comprendió en ese instante que tocaba descansar después de tanto tiempo, y sin mediar palabra se encerró en su habitación por tres días completos.

Esos tres días fueron tranquilos en el castillo, sin la presencia de Lestrange vigilandolos, los soldados iban y venían libremente, en sus entrenamientos todo era más ligero, se esforzaban lo suficiente para no bajar el ritmo pero sin ser la tortura de la paladina. Pocos soldados seguían las indicaciones correctas de la mujer, resultaban ser también los miembros más fuertes de ejército, hombres y mujeres que dejarían en ridículo a cualquier revolucionario. Por supuesto eran su orgullo, cada vez que un soldado alcanzaba la perfección, no dudaba en presentarlo ante el ministro para que reconociera su potencial, así mismo el soldado se llenaba de la misma sensación que la paladina y daba el doble de lo normal. Esos eran buenos días, pero luego tocaban los malos, donde llegaba un nuevo grupo diciendo ser soldado experimentados y en realidad no sobrevivían contra un gato. Los nuevos reclutas escuchaban sobre ella, sin embargo tomaban los rumores por una idiotez, provocando que la menospreciaran. Un error abismal… uno tras otro, portadores de soberbia, iban cayendo tras intentar derrotarla. Cada hombre en el suelo perdía un pedazo de su orgullo, hicieron el idiota delante de su jefa. Luego llegaron las disculpas, súplicas y quejas, buscaban no ganarse su odio y enemistad pero todos estaban condenados, todos recibirán el mismo entrenamiento sin importar la relación que tuviera con los soldados.

Los hombres se alejaron aterrados cuando contemplarona la paladina avanzar por los largos pasillos, lanza en mano. Nada más terminar de descansar el propio ministro le dio una orden, entrenar a uno de los guardianes. Según la opinión del regente, aquel hombre tenía un potencial oculto que quería explotar. Ella no estaba tan segura, apenas prestó atención a los guardianes (por mero aburrimiento, cuando una cosa no se le apetecía pasaba). Nunca rechazaría una orden directa del ministro, antes muerta y así de paso veía si tenía razón sobre el susodicho.
Había citado al guardián en la sala de entrenamiento, toda la mañana permanecían solos pues pidió expresamente que nadie interrumpiera el entrenamiento. A veces llegaban soldados curiosos para observar al desgraciado, riendo de sus desgracia… El primer entrenamiento con Lestrange siempre te dejaba hecho polvo, era una una prueba de acceso al club de los noqueados. Esperando la llegada del hombre (pues llegó una hora antes de lo citado), preparó lo necesario para empezar el entrenamiento, según viera las habilidades del soldado iría ajustando el entrenamiento. Esperaba de verdad que fuera merecedor de su tiempo o el castigo será severo.-Tic, toc, tic, toc, el dolor ~ - Tarareo la canción como una voz casi infantil.  
Rosette Lestrange
Rosette Lestrange

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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Marduk Sáb Oct 01, 2016 7:22 pm

Marduk se despertó en un mullido colchón hecho de paja en el establo, mientras miraba con odio al escandaloso gallo, que le había obligado a salir de su dulce sueño. Era la primera noche que pasaba en la base militar de Chaos, pero por desgracia no había espacio en los barracones, ya que días antes se pidió a todo el ejército que acudiera y se concentrara en la base. Con la saturación de guerreros venidos de todo el territorio, a los nuevos se nos ubico en uno de los establos preparado para tal fin. Por fin había entrado al ejército de tan distinguido reino, aunque no sin fallarse a sí mismo, había prometió no volver a usar la maldición, y se voy obligado a hacerlo nada más y nada menos que en la cara del Ministro. Herencia de una vida anterior, actual o futura, no lo sabía, pero la siniestra arma que vivía en su brazo exigía energía vital cada vez que era llamada, fuera suya o del enemigo, la daba igual, solo existía su insaciable apetito.

El joven que aparentaba 30 años se desperezo y busco en la penumbra a sus inseparables cimitarras, - como me hubiera gustado teneros contra Atreyu – las hablo nostálgico, mientras se levantaba ayudándose con ellas. Hoy tenía el primer entrenamiento con su superior, su fin no era impresionarla, solo quería resultar útil, me esforzaría al máximo, estaba harto de la soledad, buscaba compañerismo sentirme uno con muchos, con un ideal honroso por el que mereciera la pena luchar. Después de siete mil años solo, vagando por el mundo, lo único que quería para terminar sus días era sentirse parte de algo que mereciera la pena, que luchara por la honradez del mundo. Había visto cara a cara la desolación, y tras un centenar de veces, siempre era lo mismo, poder, riquezas, la gente no entendía la verdad.

Tras asearse y vestirse apremiadamente, se colgó de la cintura a sus gemelas, reviso que todo estuviera en su sitio, y salió del establo para ir a desayunar. La base tenía bastante ajetreo, los guardianes más veteranos entrenaban con ahincó, mientras los mas novatos intentaban seguir el ritmo aunque a duras penas lo conseguían. Conseguí llegar al comedor entre esquives, y tropiezos - ¿Qué pasaba hoy que todo el mundo andaba revolucionado? – pensé cogiendo un desayuno potente, para un día importante. Rodeado de más guardianes comencé a degustar la comida, y puse mi oído a trabajar, al parecer una gran reunión se estaba dando lugar en el castillo, con miembros de otros estados, y habían mandado prepararse al ejército para una eventualidad. También escuche entre susurros hablar de mi instructora la Paladine Rossette Lestrange, era la protector del mismísimo ministro, y muy estricta con los guardianes que tomaba directamente a su cargo. Al parecer muchos sabían de mi inminente entrenamiento con nuestra superiora, y cuchicheando, miraban a mi posición entre burlas y aspavientos, realmente no entendían nada, - ¡si, puede que la paladina fuera dura, pero cuando te enfrentas con la miseria y el horror del mundo, cuando estas de frente al enemigo, solo esa dureza puede salvarte! - pensé terminándome el vaso de vino.  Me levante tranquilo del banco, seguido por miradas de todo tipo, y me encamine hacia la sala donde había sido llamado al entrenamiento.

Aun tardando por culpa de la costosa entrada al comedor, disfrutaba de más de media hora antes de mi cita, no quería llegar tarde, puesto que mi instructora, viendo el ajetreo a mi alrededor, tendría mil cosas que hacer. Gire un recodo, y camine por el eterno pasillo que terminaba en la sala, las puertas de madera maciza estaban abiertas de par en par, ofreciendo una vista parcial que se iba ampliando según recortaba distancia con ella. La habitación era amplia, y según podía apreciar, ya estaba preparada para mis lecciones, todo tipo de armas y escudos se disponían ordenados en armerías clavadas en la pared, el orden lo era todo en un ejército. La luminosidad de la sala en comparación con la del túnel, era muy superior, y con dolor en las retinas, cruce el umbral casi a ciegas, lo único que podía sentir, era una voz de mujer canturreando a mi izquierda.

Tras unos segundos, mis ojos comenzaron a asimilar la luz, y pude ver la grandiosa amplitud de la sala, aunque completamente vacía, no había ni un alma de no ser por la dueña de la voz cantarina, gire la cabeza, y me encontré con una mujer de cabellos rubios, pertrechada con una armadura soberbia, debía ser mi superiora, - ¿Cómo?, ¿ya estaba aquí? ¿Mierda llegaba tarde?, no podía ser, ¿Cuándo había volado el tiempo de esa manera? – pensé histérico mientras ponía el cuerpo rígido y hacia como podía el saludo reglamentario a la guerrera. – ¡El guardián Marduk se presenta para el entrenamiento, mi paladina!, espero no haberla hecho esperar, me disculpo por mi tardanza. – afirme, sin salir de posición de saludo. - ¿Como desea empezar el entrenamiento?- Tartamudee con nerviosismo.
Marduk
Marduk

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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Rosette Lestrange Dom Oct 02, 2016 9:04 am

El cantar de la paladina se detuvo en seco con la llegada del guardián quien se presentó formalmente ante ella. Se giró para encontrarse con el nuevo recluta, un hombre probablemente unos años mayor que ella (al menos físicamente pero sabía de antemano que muchos seres gozaban de una longevidad que ella envidiaba). De cabellera rubia como la suya y una forma de vestir demasiado formal para un soldado.-Bienvenido al ejército de Chaos, Marduk.- Se acercó al infeliz con una leve sonrisa.-Soy Rosette Lestrange.- “Mi paladina” de haber estado el ministro allí probablemente le habría llamado la atención, no le agradaba que otras personas se dirigieran a ella de esa forma, después de todo Rosette era “su” paladina ya que nada más le debía obediencia a él.-Puedes decirme “paladina”, “Señora”, “Señora Lestrange”, cualquiera de esas las considero correctas.- Lo aclaró de un principio, no quería que el nuevo saliera de allí por la mano del ministro.

Los nervios del novato la sorprendieron, con él tendría demasiado trabajo que realizar, por lo menos mostraba ganas. Dio varios vueltas a su alrededor analizando al rubio detenidamente, buscaba todo tipo de detalles que necesitara solucionar.-Primero, no has llegado tarde. Me adelanté un poco para preparar todo.- Aclaró para calmar los nervios del hombre.-Segundo, esa ropa no la veo adecuada para luchar… ¡Vamos a una batalla no a una fiesta del té!- Más que un soldado parecía un mayordomo escapando de su amo.-Después del entrenamientos irás por una armadura, la que desees pero quiero que proteja ese endeble cuerpo.- Se acababan de conocer y ya le estaba poniendo a parir.-Fuera del “trabajo” puedes usar lo que quieras.- Había mucho que arreglar en el chico y le costaría horrores.-Sobre el entrenamiento… quiero que sepas una cosa.- Acortó la distancia entre ambos quedando a pocos centímetros de él. Con una mueca cruel y divertida le habló.-Ya habrás escuchado los rumores sobre mis entrenamientos y sobre mi, los soldados tienden a hablar más de la cuenta.- Susurró buscando que solamente él la escuchara.-Es todo verdad, así que las cosas son así… sobrevives o te saco de aquí medio muerto, es así de simple.- Retrocedió, le propinó un golpe en la frente con el dedo índice y se alejó para recuperar la distancia anterior.

De principio no tenía muchas expectativas en Marduk, no entendía bien porque el ministro le mandó entrenarlo ¿Veía algo en el que ella era incapaz de percibir? No le extrañaba, ella buscaba la perfección de los soldados, que superaran su potencial… pero Lestrange no podía verlo, no al menos sin verlo batallar.-Para poder entrenarte primero necesito ver hasta dónde eres capaz de llegar.- Tomó aire y al exhalar dos columnas de humo salieron, una de color blanco y otra negra, tomaron forma de Rosette, otras dos mujeres exactas a la paladina con un par de evidentes diferencias. Una de cabellera negra y ojos rojos, la de la otra era blanca y con dos orbes azul cielo.-Puedes golpearlas, no son reales, así que da lo mejor de ti.-Eso si nos golpeas.- Aclaró la de ojos rojos.-Tienen consciencia propia, pueden decidir que hacer sin depender de mi… en pocas palabras, consideralas como dos enemigos normales.- Se alejó de ellos tres dejando espacio para que combatiran libremente.-Demuestrame de los que eres capaz, Marduk.- Se cruzó de brazos observando a las tres figuras allí paradas. Las dos Lestrange desaparecerían con el más mínimo daño, sin embargo las dos contaban con la misma habilidad de Rosette, si los llegaba a tocar significaba que el rubio tenía potencial… pocos soldados había siquiera tocado a las “hermanas”.  
Rosette Lestrange
Rosette Lestrange

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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Marduk Miér Oct 05, 2016 2:13 pm

-¡No volverá a repetirse Señora Lestrange! – afirme sin cambiar de postura a su orden de cómo debía llamarla. La paladine con mirada penetrante caminaba en círculos en torno a mi persona, escudriñando cada rincón, y lo que veía, por su cara, no le gustaba, quizás se esperaba el clásico armario de dos puertas con buena técnica y una fuerza descomunal. – Pareciera que se apreciaba poco  el estilo, la sutileza, y la mente en Chaos, ¿me habría equivocado entrando en el ejercito? – pensé mientras miraba de reojo a mi instructora. Al rato la superiora comento varios datos, el primero, que yo no había llegado tarde, cosa que me calmo por dentro, - no era de recibo, que en nuestro primer encuentro la hubiera insultado llegando tarde – pense aliviado . El segundo fue sobre mis ropas, digo que no eran apropiadas para el ejército ni para la guerra, y pudiera tener razón, aunque lo que ella no sabía, es que en ese momento tenia al mejor armero de Chaos haciéndome a medida una armadura ligera en consonancia con mi estilo de pelea, no me iba a poner esas pesadas corazas que mis compañeros usaban, los hacían lentos, y torpes, por mucho que se entrenara con ellas.

-Cada estilo de lucha tiene sus características y sus útiles, como por ejemplo ella misma, si su arma principal es como parece la lanza, debería de llevar una cota de mallas junto con piezas de armadura de acero colocadas estratégicamente por su cuerpo, esa sería la mejor opción para tener el cuerpo y sus capacidades al cien por cien, si no podía hacerse con una coraza de escamas de dragón, liviana como una pluma y dura como el mejor acero de antaño, aunque la bien trabajada coraza de acero que llevaba la mujer, me daba a entender, que aunque usara la lanza, su forma de lucha era más bien directa, cuerpo a cuerpo, por lo que usando un arma de medio a largo alcance, necesitaba más protección. –Objete para mis adentros. La tercera y última lección léxica de mi instructora era que efectivamente, todas y cada una de las cosas que había oído sobre sus duros entrenamientos eran ciertas. Fue raro que al decírmelo, recortara distancia conmigo, e intentara intimidarme, -si hubiera hecho caso a todo lo que se decía de ella, ya estaría lo suficientemente amedrentado, como para no necesitar de ese movimiento por su parte, pero si que es cierto que su proximidad imponía- reconocí cuando me echo hacia atrás varios metros dándome con su dedo en la frente.

Una vez terminado los preliminares, se alejo del centro de la sala poniendo la misma cara de desilusión que tenia al principio de la entrevista, llegaba el momento de ponerme a prueba, - ¿Quizás el ministro solo la había ordenado entrenarme sin decirla mi problema, y en que me podía ayudar?- pensé mirándola mientras se alejaba. Giro sobre sí misma y con voz grave me insto a que diera el máximo mientras cogía aire. Me coloque en posición de defensa sacando a mis preciosas cimitarras de sus fundas, cuando de repente la paladine, exhalo dos nubes de humo que poco a poco ante mis ojos iban adquiriendo su forma, la forma de Lestrange. –Que habilidades tan extraordinarias había en el ejercito de Chaos, al final me iba a sentir como en casa – pensé sin poder ocultar una sonrisa. Una de las nuevas Paladines, tenía el pelo negro y ojos rojos, además de tener una sonrisa más inquietante si cabe que la de la propia Rosette, la compañera de la izquierda, por otro lado, era todo lo contrario, un negativo de la primera, con un sedoso pelo blanco y unos ojos azules que iluminaban la estancia. La paladine original, comenzó a explicarme la prueba, debía luchar con ellas sin miedo a dañarlas, puesto que si lograba alcanzar a alguna de ellas, simplemente se disiparían, eso sí, cada una de ellas tenía pensamiento propio, por lo que me esperaba una dura prueba.

En ese momento lo entendí, quería quitar esa mueca de desilusión perpetua en la superiora, y ella misma me había dado la puerta a usar mi poder oculto, puesto que no podía hacer daño a nadie. Envaine a las otras gemelas de la sala, y soltando la hebilla del cinturón, las lance lejos de mi para que no pudieran romperse, fije mi mirada en Rosette Lestrange – Señora Paladine no voy a hacer que pierda su tiempo – dije seriamente. Un cosquilleo comenzó a drenar mi brazo cuando llame a mi pesadilla, notaba como se hacía con mi energía vital, y crecía en torno a mi brazo creando un aura purpurea que poco a poco se expandía por el suelo de la sala. Toda la habitación alrededor nuestra comenzó a temblar como de costumbre, un gran poder estaba siendo llamado, mientras comenzaban los pinchazos por todo mi cuerpo, la lanza de oscuridad ya estaba comenzando a aparecer en mi mano, y poco a poco iba adquiriendo su máximo poder y extensión. Había tardado mucho mas en aparecer que en la pelea con el albino, aunque el dolor que estaba sufriendo en este momento, era inmensamente menor, y mucho más llevadero, al menos por ahora. La lanza oscura ya estaba al cien por cien, y exigía sangre, sangre que gracias a los dioses, hoy no se cobraría. Junto con el arma maldita, el aura violácea que me circundaba dificultaba la visión de su objetivo a las gemelas de mi instructora, ya estaba preparado para quitarla su mirada de decepción. El cosquilleo entumecedor comenzó a subir por el brazo hasta el hombro, debía darme prisa en acabar la pelea, o la lanza se transformaría en doble maldición, dejándome sin fuerzas, y completamente a merced de mis adversarias.

Sin perder tiempo lance el arma contra la dama de pelo blanco, mientras que con gran velocidad corrí hacia su gemela de pelo oscuro, todo era estrategia, antes de que llegara a tocar la lanza a su objetivo, la llame mentalmente y volvió a mi mano permitiéndome atacar con ella a la paladine de ojos rubí, mientras que su compañera se dispondría a frenar el primer ataque falso...
Marduk
Marduk

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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Rosette Lestrange Sáb Oct 08, 2016 8:38 am

Una chispa de curiosidad nació en ella al ver la determinación reflejada en los ojos del “señorito” de cabellos rubios. Los dos “voces” observaban con el mismo interés esperando el movimiento del contrario, los dos mostraban una actitud distinta. Las tres estaban conectadas mentalmente pero la original no podía controlar la voluntad de ellos, o estaban sincronizadas o el combate se volvería descontrolado. Rose no le respondió, las palabras se las llevaba el viento, quería ver hechos, que Marduk arreglara la primer impresión que le dio.

Guardó su par de armas gemelas en la fonda, lanzandolas segundos después lejos de él, probablemente iba a mostrarle esa habilidad que debía controlar. Las tres mujeres mirando en absoluto silencio quedaron perplejas por el ataque que Marduk estaba preparando. Una energía abrumadora comenzó a imbuir el brazo del guardián, lentamente formando una lanza de proporciones exageradas. Rosette analizó detenidamente las facciones de Marduk, la habitación entera estaba temblando, muestra de que debía tratarse de un gran poder. Una vez formada la lanza oscura dio el primer movimiento, lanzando esta contra la albina. Mientras Marduk iba contra la de cabellos oscuros. Se preparó para esquivar el ataque de la lanza, sin embargo en el último momento el rumbo cambió regresando con sus dueño. Los ojos de rubíes se abrieron con sorpresa al ver como el rubio de abalanzaba con su arma de nuevo en la mano.¡Esquiva!- Exclamó la original a su otro “yo”.-Creo paso.- La voluntad propia de las voces era un fallo constante en los planes de la paladina, sobretodo con la azabache, quien le encanta salirse de los planes para divertirse por su cuenta. Debería haber esquivado el ataque, sin embargo se quedó ahí parada esperando la llegada del hombre. Con su propia arma en la mano, inició el avance hacia el acortando el tiempo en que los dos se encontrarían. En el  último momento se dejó caer deslizándose por debajo de Marduk, esquivando el movimiento. Se incorporó en el instante, usando la parte inferior para golpear las piernas del contrario, provocando una caída.-Novato- Se burló.-Irrespetuosa, teníamos órdenes.- La de cabellos blancos se acercó a su hermana con aire desganado.-Tengo que soportaros ahí encerrada, dejadme respirar tranquila.- La original negó con la cabeza, justo en un momento donde debería mostrar su máximo seriedad, la rebelde de las tres no entraba en razón.-Estamos entrenando, por el amor de dios, deja de comportarte así y mueve, es una orden del ministro.- El recordarle que había sido una orden directa del ministro fue suficiente.

Rose notó algo raro en Marduk, en esa arma oscura que apostaba. Se acercó para comprobarlo con mayor detalle.- Destruye a la azabache.- Le ordenó, tenía pinta que anular la habilidad no era una opción. La respectiva acusada dejó escapar un suspiro pesado y se preparó para desaparecer. La paladina esperó paciente a que destruyera a su gemela, quedando finalmente la albina y ella. Libre de la habilidad Rose comprobar los efectos de esta en Marduk.- Acabamos de empezar y ya estas así, esta habilidad te produce mucho daño y malgasto de energía ¿verdad?- Las dos Rosette le miraron curiosas.- No lo controlas, eso puede ser un peligro para ti y quienes te rodean.- Le dijo con tono serio, con una mirada severa.- Pero…- Entonces una sonrisa infantil se hizo presente.- Me has impresionado, “mayordomo”, puede que saque algo interesante de ti.- Prosiguió.- Pero el proceso puede ser doloroso rozando la muerte ¿Te apuntas o pasas?- Podía ayudarle pero de no estar seguro probablemente cometería algún fallo por la inseguridad o el miedo, desembocando en una desagradable muerte.
Rosette Lestrange
Rosette Lestrange

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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Marduk Dom Oct 09, 2016 9:25 am

La artimaña había surtido su efecto, al menos uno de los reflejos de la paladine ya no podía atacarme, pudiendo centrarme solo y exclusivamente en mi objetivo, la gemela morena con ojos como rubíes. La potencia del ataque me aproximaba a ella a máxima velocidad, calculando con la intuición el momento del golpe, cuando de pronto algo raro paso, la superiora Lestrange dio la orden de esquivarme a su gemela azabache, descentrándome lo suficiente para no intuir lo que pasaría en los instantes siguientes. La mujer de ojos rojos haciendo caso omiso a la orden, y cogiendo impulso recorto la distancia que nos separaba, mientras que mi brazo, que ya sujetaba el arma maldita, ponía esta, en posición de asestar el golpe de gracia, para hacerla desaparecer. El impulso y la velocidad de la guerrera, hizo que por milímetros el arma oscura casi rozara su hombro, y no se clavara en su cuerpo, realizando un movimiento de barrido perfecto, que llevo mi ataque al traste, aunque no mi equilibrio ni mi concentración, que había vuelto a restaurarse. Mientras mi cuerpo planeaba por encima del de mi objetivo, pude ver su rostro, una cara preciosa que contenía una sarcástica sonrisa cuando me decía –Novato-

El empuje de mi cuerpo, modificado en el punto de apoyo por la contra de la gemela de la paladine, me impulsaba hacia delante, y con el golpe cargado en el arma oscura no me quedaba más remedio que soltarlo contra el piso de la estancia de entrenamiento, puesto que una vez que el arma estaba a plena potencia y deseando impactar en un objetivo, el daño producido se lo llevaba él, o mi cuerpo respondía con un dolor indescriptible. Así fue, mientras volaba por el aire, alargue mi brazo maldito junto con la lanza, y clavando la punta en el suelo de la habitación, voltee mi cuerpo para caer de pie a pocos metros de donde me encontraba, mientras observaba la destrucción que volvía a generar la blasfemia que poseía a mi brazo derecho, un agujero de dos metros de diámetro se había producido por el golpe y la voracidad de mi maldición. En medio de aquel socavón se erguía la lanza, clavada en la arena, orgullosa y enfadada conmigo, quería sangre, y esta vez me lo haría pagar, sin llamarla, hizo un giro en el aire y ordeno a mi mano cogerla para así propinarme una descarga que encogió todo mi cuerpo, mientras se saciaba con mi energía vital.

Haciendo uso de todo mi coraje, para reponerme de la descarga que aun hacía temblar mi cuerpo, mire a mí alrededor para con sorpresa, presenciar una discusión entre las tres Lestrange. Mientras miraba la escena boquiabierto, la gemela pálida se acerco a la malhumorada mujer de pelo negro, recriminándola haber pasado olímpicamente de la orden directa de la Rosette original, - Irrespetuosa, teníamos ordenes -, -Tengo que soportaros ahí encerrada, dejadme respirar tranquila – objeto en su defensa la gemela de ojos rojos. Estaba claro que había mucha tensión en el ambiente, y preferí quedarme en silencio, aunque realmente no me parecía tan grave la decisión de contraatacar por parte de la mujer morena, ella era pura impulsividad, y aunque se había negando a seguir una orden tacita, cuando nuestras miradas se juntaron mientras volaba pude percibir unas ganas irrefrenables de divertirse, conmigo o a mi consta no lo sabía, pero solo un sentimiento sano de disfrute, nada más. La paladina abochornada por el espectáculo que estaba dando ante un guardián, se acerco a sus gemelas, - estamos entrenando, por el amor de dios, deja de comportarte así y mueve, es una orden del ministro – pronuncio con una autoridad fuera de toda duda.

La paladina en ese momento, retomando el control de la situación, giro su cabeza mirándome directamente al brazo maldito que sujetaba la lanza oscura, y comenzó a aproximarse a mí, mientras ordenaba a su gemela de cabellos blancos mandar al limbo a su otra gemela, que con resignación y un sonoro suspiro desapareció tras el golpe ordenado. - Parecía que había logrado la curiosidad de mi superior, la mirada de desinterés perpetua en la faz de Rosette Lestrange se había esfumado – Pensé mientras ambas paladines se acercaban bordeando el agujero del suelo. -  ¿Acabamos de empezar y ya estas así?, esta habilidad te produce mucho daño y malgasto de energía ¿verdad? No lo controlas, eso puede ser un peligro para ti y quienes te rodean.- afirmo la mujer rubia. – Si señora paladine – Asentí con la cabeza. – la maldición que tengo en mi brazo no es controlable, tiene vida propia y un solo pensamiento, una insaciable ansia por energía vital, sea de mi oponente, o mía, le da igual, por eso jamás la uso, solo y exclusivamente cuando la situación lo requiere – afirme mientras la lanza me propinaba otra descarga por descubrir sus secretos.

La electricidad recorrío todo mi cuerpo, se supone que el arma oscura se me había concedido para ayudarme en mi misión, observar y dejar constancia de todo lo acontecido en estos últimos milenios, y ahora más que una ayuda era un problema. A cada descarga mi cuerpo quedaba más vulnerable, y esta ultima casi me hizo caer de rodillas al suelo, - era curioso que justo lo que me forzaba a caer al suelo con cada descarga, fuera lo que usaba para no caerme – pensé mientras me ayudaba de la lanza con las dos manos para mantenerme erguido. Levante mis ojos hacia la superiora, cuando está, fijando los suyos en mi dijo – Pero, me has impresionado, “mayordomo”, puede que saque algo interesante de ti. Pero el proceso puede ser doloroso rozando la muerte ¿Te apuntas o pasas? -. – ¿Como podía decepcionarla? Mi tiempo aquí estaba a punto de expirar, y con mi misión terminada, podría intentar formar parte de algo, disfrutar de ser yo mismo, y solo podría conseguirlo  si accedía al control de esa maldición que portaba en mi brazo. Si me costaba la muerte, al menos lo habría intentado, habría muerto libre. – pensé mirando las bellas facciones que esperaban su respuesta. – Si Paladine, ayúdeme a controlar esta maldición, le exonero de cualquier responsabilidad que conlleve ayudarme – me pronuncie mientras inclinaba mi torso en posición de saludo. - ¡Pase lo que pase, gracias Lestrange! – dije mientras levantaba mi cabeza buscando sus ojos para afianzar mi mirada de respeto y profundo agradecimiento.

-¿Por dónde podemos empezar? – pregunte dolorido por otra increíble descarga.
Marduk
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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Rosette Lestrange Vie Oct 14, 2016 6:38 pm

Una vez aceptado el riesgo Rose tenía libremente para entrenar a su gusto al hombre de cabellera rubia, y por lo que se veía estaba entusiasmado. La paladina rompió a reír al escucharle agradecerle por el entrenamiento, incluso la gemela angelical ocultó su boca con la mano para que no la viera reír.-Eres la primera persona que me agradece por entenderle, lo normal es que me pidan piedad.- Se arrodilló frente a Marduk para estar a su altura.-Y has cometido un error fatal.- Se puso en pie andando de un lado a otro con rostro serio, la otra mujer permanecía de pie al lado de Marduk.

Paró de golpe tras cinco minutos de meditación, aclaró la garganta y habló.-¿Sabes por qué los seres humanos mueren? No es el tiempo, es por la resignación… vivimos en un mundo plagado de todo tipo de seres, nacidos de las formas más extravagantes ¿Por qué un ser humano debe ser frágil? Por qué así lo hemos aceptado, desde que nacemos se nos implanta la idea de que nuestro ciclo es mucho más corto que el resto. Nacer, crecer, reproducirse y morir… así es si lo aceptas. - Hizo una leve pausa.-¿Por qué digo esto? No importa tu condición o raza, habilidades o desventajas, nunca aceptes lo establecido. Debes alcanzar el límite y cuando creas no poder seguir… lo seguirás haciendo.- Respiró hondo.-¿Qué tiene vida propia? ¿No la puedes controlar? No digas tonterías, has aceptado la maldición y por ello te afecta de esa manera, así que lucha contra ella.- Tomó por el brazo a Marduk para levantar violentamente.-Lucha contra él, el dolor, el sufrimiento, aún sienta que se te escapa la vida… no dejes que te derrote. Alcanza tu límite y sobrepasalo. - Las indicaciones de Rosette eran tajantes.-No aceptes la muerte, no aceptes rendirte, no aceptes la maldición, porque juro por el mismo lord que te mataré si no consigues dominar esta habilidad.  

La paladina de cabello ceniciento apartó a la original para que se tranquilizara, en motivos de entrenamiento Lestrange se lo tomaba muy en serio y odiaba que la decepcionarán y decepcionar a las personas que confiaban en ella.-No pretendo que lo hagas de golpe, mejor que nadie se lo que conlleva este tipo de entrenamiento, me he pasado toda mi vida superando mis limites para mejorar más y más… ¡Y aún lo sigo haciéndolo! Haz caso a mis consejos, y así lograremos hacernos con el control de ese brazo. - La personalidad brutal de Rosette conducía muchas veces a la enfermería, nunca nadie había muerto en sus manos… como muchos acababan medio muertos, y si por ella fuera los débiles se quedarían al margen para dejar a los más prometedores avanzar, de vez en cuando uno de esos debiluchos demostraba valor y se esforzaba para alcanzar el nivel de los mejores, cosa que admiraba y aceptaba a más de uno para ayudarles.Quiero que se centres, respires hondo… cierra los ojos y deja que el mundo se desvanezca, solo estáis tú y esa maldición.- Era la primera vez que Rosette trataba con una maldición, desconocía mucho sobre ellas pero seguía la misma línea que todos sus entrenamientos.-Controla esa sed de sangre, el dolor que te invade el cuerpo, cuanto más resistas más cerca estaremos del final.

Rosette Lestrange
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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Marduk Sáb Oct 15, 2016 6:29 pm

Una gran carcajada salió de mi superior, mientras que su gemela, más tímida, giro levemente la cabeza para que no viera su sonrisa. - ¿Qué les había hecho tanta gracia? – pensé mientras inclinado, me miraba la bragueta disimuladamente por si estuviera abierta. La paladina comenzó a acercarse, - Eres la primera persona que me agradece por entrenarle, lo normal es que me pidan piedad. -  dijo mientras se agachaba para ponerse a la altura de mi cara. – Y has cometido un error fatal. – terminó por afirmar con un semblante serio.  La paladina se incorporo a la par que yo, y comenzó a deambular por la sala, su gemela permanecía a mi lado pensativa, y siguiéndola con la mirada, cuando tras unos minutos, paró en seco, se giro hacia mí, y comenzó el prologo del verdadero entrenamiento.

Las palabras de Lestrange me inspiraban, notaba como un nuevo coraje crecía en mi interior, aunque no era el único que lo notaba,  mi maldición también estaba escuchando, y me obsequiaba una descarga con cada frase de la paladina. - ¿Por qué digo esto? No importa tu condición o raza, habilidades o desventajas, nunca aceptes lo establecido. Debes alcanzar el límite y cuando creas no poder seguir… lo seguirás haciendo. – Afirmo con rotundidad la guerrera, mientras me miraba llena de energía, - ¿Qué tiene vida propia? ¿No la puedes controlar? No digas tonterías, has aceptado la maldición y por ello te afecta de esa manera, así que lucha contra ella. – Dijo volviendo la mirada a la lanza que brillaba con cada descarga a mi persona. Sin tener tiempo de reaccionar, Rosette, me cogió del brazo maldito, y lo levanto con rapidez - Lucha contra él, el dolor, el sufrimiento, aún sienta que se te escapa la vida… no dejes que te derrote. Alcanza tu límite y sobrepásalo. No aceptes la muerte, no aceptes rendirte, no aceptes la maldición, porque juro por el mismo lord que te mataré si no consigues dominar esta habilidad. – Ordeno visceral y tajantemente.

Tenía toda la razón, había dejado que ese monstruo hiciera cada vez más grande su jaula, hasta casi ocupar todo mi mundo, sabía muy bien de que era capaz la lanza y su insaciable sed, pero había olvidado de que era capaz yo, siempre preocupado de la misión, una misión que ya había resuelto con creces, era hora de vivir mi vida, y además no quería volver, ya había olvidado mi hogar, ahora este era mi hogar y lucharía con todas mis fuerzas para ser uno más dentro de estos guerreros. Una sacudida enorme paso desde el arma oscura por todo mi cuerpo, pero me dio igual, la busque con la mirada, y sonreí, sabía que estaba escuchándome, que leía cada uno de mis pensamientos, otra carga brutal se extendió por mi cuerpo, pero no, había llegado el momento, - de una puta vez vas a postrarte ante tu dueño, aunque sea lo último que haga. –la dije con una autoridad que nacía en mi gracias a Lestrange.

La gemela de la Paladina, cogió a la original llevándosela unos pasos  para que se sosegara, - No pretendo que lo hagas de golpe, mejor que nadie se lo que conlleva este tipo de entrenamiento, me he pasado toda mi vida superando mis limites para mejorar más y más… ¡Y aún lo sigo haciéndolo! Haz caso a mis consejos, y así lograremos hacernos con el control de ese brazo. – acabo de decir Rosette, claramente preocupada por el entrenamiento. - Quiero que te centres, respires hondo… cierra los ojos y deja que el mundo se desvanezca, solo estáis tú y esa maldición. Controla esa sed de sangre, el dolor que te invade el cuerpo, cuanto más resistas más cerca estaremos del final. – susurro, mientras me enviaba valentía con cada una de sus palabras.

Sin duda había llegado el momento, note como la maldición no quería perder el terreno conquistado durante milenios, se iba a resistir con uñas y dientes, pero aun así no iba a parar hasta verla hincar su rodilla etérea en el suelo. La primera descarga que propino fue bestial y directa a mi cerebro, tanto que me costó cerrar los ojos para concentrarme, pero ya era tarde para ella, mi determinación era un titán encolerizado, y el campo de batalla mi cuerpo. Logre abrir un resquicio en el muro mental del arma justo en el momento en que esta se disponía a atacar a la paladina, y con todo mi odio, contuve mi brazo, lo que hizo que encolerizada conmigo, intentara zafarse de mi autoridad con otra descarga, la maldición ansiaba la sangre de la persona que me había abierto los ojos, y me ayudaba a contener a esa bestia, pero no la dejaría rozar ni uno solo de sus cabellos rubios, el brazo lo mantuve inmóvil, solo era zona de guerra. El aura violácea de la lanza intentaba trepar por mi cuerpo, era la viva imagen de su intento por controlarme, pero esta vez lo esperaba, y notaba como poco a poco iba perdiendo terreno, volviendo al brazo derecho con rabia.

La inmensa cólera de la maldición comenzó a desatarse como la pataleta de un niño pequeño, y la sala comenzó a temblar, aunque yo con los ojos, otra vez cerrados intente poner fin a esta lucha de una vez por todas. Jamás había logrado obligarla a desaparecer cuando yo quisiera, siempre se iba cuando a mi alrededor no había nadie más al que arrebatarle la vida, pero esta vez la exigencia iba a ser mía, y la iba a imponer que volviera a mi brazo, como debió ser desde siempre. Su última descarga, su último insulto, fue tan despiadado, que desgarro y quemo la palma de mi mano, que aun así, siguió aferrándola con tanta fuerza, que cuando desapareció, junto con su aura oscura, quedo agarrotada. Desfallecido por la cruenta batalla, caí de rodillas ante las dos Paladinas, mi mano ardía de dolor, pero no podía compararse al fuego que tenia dentro de mí, había dado el primer paso para ser libre. Levante mi sudoroso rostro, y con una mueca intento de sonrisa dije – Gracias Rosette -
Marduk
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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Rosette Lestrange Miér Oct 19, 2016 6:25 pm


Pocas veces los novatos conseguían llamarle la atención, pero el rubio había incluso sorprendido a la paladina. Los soldados entraban llenos de confianza, con aire de superior, una actitud muy común en los habitantes de Chaos, una forma de ser que muy pocos tenían el derecho de poseer, y es en su paso por las manos de Rosette que se separaban los imbéciles de los buenos hombres. Marduk había escuchado sus palabras, comprendido y dispuesto para intentar vencer la maldición.

No tenía de idea del dolor que debía estar sintiendo al tratar de controlar el brazo maldito. Las dos paladinas se miraban entre ellas, la original con un semblante serio mientras que la otra era de evidente preocupación.-¿Estás segura de esto? Desconocemos el nivel de la maldición ¿Y si no la controla o soporta? Cómo muera nos metemos en un buen lío.- Hablaba en voz baja para evitar desconcentrar al rubio.-Aceptó el riesgo, deja de preocuparte.- Había forzado a muchos soldados para que alcanzaran las expectativa, casi todos caían agotados o medio muertos, sin embargo ninguno nunca murió en sus manos, y con Marduk cabía esa posibilidad.-Mi deber es preocuparme, tu no lo haces.- La albina tenía razón.-Para eso estas, eres mi parte lógica y precavida… por no decir un coñazo cuando quieres. - La “voz” abrió la boca para quejarse, pero Rosette no le dio la oportunidad.-Observa, la misión está luchando.- Las dos clavaron la mirada en el muchacho.

Solo podía verle en silencio sufrir por la maldición, notaba el cansancio del cuerpo del rubio, la magia luchaba para apoderarse del cuerpo, si Marduk conseguía resistir demostraría su fortaleza, de caer rendido ante ella… si la maldición no le mataba, ella tendría que hacerlo, ese poder desatado buscaría matarla, destruiría parte del edificio y acabaría con la vida de los que estuvieran cerca. Esperaba que no muriera, tenía esperanzas en él y no le agradaba equivocarse. En un momento dado la sala tembló a causa del poder de la maldición, la albina se exaltó, Rosette se preparó para lo peor. La lanza se desvaneció dejando de castigo una herida en la mano de Marduk, se le veía notablemente agotado tras el esfuerzo. La miró intentando sonreír, agradeciendo, Rosette se arrodilló para estar a su altura.-La primera victoria es tuya.- Una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro.-Ocúpate de él.- Rosette se levantó dejando paso a su gemela, la albina tumbó a Marduk en el suelo con cuidado, tomando el brazo afectado para examinarlo.-El brazo está bien, la peor parte está en la mano…- Explicaba a medida que iba examinando al muchacho.-Está agotado… necesita descansar, me ocuparé de la mano.- La eficiente doble comenzó el proceso de curación de la mano, vendando esta después de las curas.-Con esto debería ser suficiente por ahora.- Se levantó del suelo regresando con la original, de pie a su lado. Rosette se acercó de brazos cruzados, esperando que se encontrara mejor.-Marduk… quiero comentarte una cosa.- Trató de hablarle calmadamente esperando no sobresaltarle.-Cuando te veas con más energía avisa, esperaré, no tengo prisa.- Marduk había impresionado a la paladina en muchos sentidos, y quizás por eso se le pasó por la mente una loca idea…  
Rosette Lestrange
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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Marduk Dom Oct 23, 2016 3:28 pm

Los escalofríos, producto de las innumerables descargas de la lanza, me anticipaban lo maltrecho que había quedado mi cuerpo, había vencido, había logrado imponerme a la maldición que tenía en mi brazo, pero estaba realmente dolorido y fatigado. Mantuve la cara erguida mientras la Paladine se acercaba a mí, - la primera victoria es tuya – acerté a escuchar, mientras veía el orgullo reflejado en la guerrera de melena rubia. –Ocúpate de él – dijo Lestrange a su gemela albina, haciendo que esta se pusiera a mi lado y me ayudara a tumbarme. Note unas suaves manos tocando mi dolorido brazo con delicadeza, -jamás nadie me había tratado con esa dulzura – sentí muy dentro de mí. Los parpados me pesaban como montañas, y poco a poco fueron cerrándose, yo no quería, pero vencer a la maldición, y al cansancio en un mismo día, creo que era demasiado para mí. Notaba como mi cuerpo cada vez se hacía más pesado, ahora no era posesión de ninguno, ni de la lanza, ni mío, solo era un campo de batalla arrasado. Con mi sentido de la vista descansando, me centre en el calor de aquellas manos laboriosas, como sentía un calor sanador donde mi lanza había dejado su huella de cólera e indignación. Note como tras acabar el dolor incesante de mi mano, la Paladine albina, cubría los restos de mi herida con un paño fino, e intente abrir los ojos para darla las gracias, pero me era imposible, no quedaban fuerzas. Poco a poco iba cayendo en los brazos de Morfeo, y solo mi cerebro atendió a unas palabras, me hablaba Rosette, -Marduk… quiero comentarte una cosa. Cuando te veas con más energía avisa, esperaré, no tengo prisa. - escuche mientras me abandonaba al sueño merecido.

Me desperté en una sala grande, alrededor mío había muchas camas, -otra vez había acabado en la enfermería-, pense intentando incorporarme. Mi cuerpo estaba oxidado, - ¿Cuánto tiempo había pasado desde el día del entrenamiento? – pensé mientras miraba el fino vendaje de mi mano derecha. Con la otra mano presione la palma donde estaba la herida, ya no dolía, y poco a poco comencé a quitar el vendaje. Salí de la cama, y estire mi entumecido cuerpo, - vaya siesta te has tenido que echar para estar así, por los dioses, ¿y mi ropa, donde esta mi ropa? – rebusque en calzones por toda la zona de mi cama, encontrando solo mi cinto con mis gemelas.

El sonido de una puerta cerrándose, me saco de mi búsqueda, cuando de pronto apareció una mujer joven que ruborizada portaba mi ropa limpia entre sus manos. La situación era un tanto cómica, puesto que al acercarme a ella para recoger mi ropa, la enfermera se alejaba de mi, viéndome más tiempo en ropa interior, y ruborizándose más si cabe. Alcance mi ropa de un salto sobresaltando a la muchacha y me vestí todo lo rápido que pude, y cuando me disponía a salir en pos de la Paladine, me acerque rápidamente a la asustadiza mujer, - me espera la Paladine Lestrange, tengo prisa, muchas gracias por cuidarme, ¿nos vemos luego? - La susurre al oído terminando con un beso en la mejilla, y saliendo como un rayo de la habitación. - ¿Qué era lo que quería decirme Rosette?, esa idea me tenía en ascuas, - pensé mientras esquivaba a mis compañeros de armas por los pasillos, a toda prisa. Mi estomago comenzó a quejarse, pero daba igual, ya comería después, ahora la prioridad era presentarme ante mi superior, no sabía el tiempo que la había hecho esperar, - podía habérselo preguntado a la joven, estoy tonto – me regañe, llegando a la puerta del despacho de la Paladine. Me recoloque la ropa y el pelo, y esperando que no estuviera en alguna misión importante, llame con los nudillos, esperando respuesta.
Marduk
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Privado Re: Brutalidad, en su estado más puro [Priv.Marduk]

Mensaje por Rosette Lestrange Miér Oct 26, 2016 7:37 pm

Marduk cayó en la inconsciencia minutos después de ser curado de las heridas del brazo, la albina paladina se mostró preocupada pero Rosette negó con la cabeza.-Debe descansar, eso es todo.- Golpeó suavemente el cuerpo de su gemela haciendo que se desvaneciera en humo blanco, ya no la necesitaba presente. Una pareja de guardias entró en la sala al trato, nerviosos por los temblores acontecidos minutos antes.-No teman, ha sido uno de mis entrenamiento.- Esas palabras bastaron para que los hombres comprendieran, suspirando aliviados al comprobar que no se trataba de una amenaza.-Llevadlo a la enfermería, que atiendan bien las heridas.- Los dos soldados se acercaron al cuerpo inconsciente de Marduk, cargando con él a cuestas, corriendo hacia la enfermería.-Otro para la lista de apaleados por la paladín. - Comentó burlón uno de los hombres cuando creyó estar fuera del alcance de escucha de Rosette.
Abandonó la sala para regresar a su habitación, sus gemelas hicieron todo el trabajo evitando que tuviera que mancharse las manos innecesariamente. Esperaba que Marduk recordara lo que le dijo antes de caer inconsciente, así evitaría tener de ir a verlo a la enfermería. Aprovecharía ese periodo de tiempo para hablar con el ministro sobre su proposición, necesitaba primero su aprobación. Marchó al despacho de Atreyu para hablar con él, esperaba que le agradara la idea.


Pasaron un par de días desde el nefasto entrenamiento, someter la voluntad de la maldición había costado mucho tiempo de reposo al rubio. La paladín le iba a ver de vez en cuando a la enfermería, hablando con la enfermera sobre su estado. Cada vez que le visitaba, la chica le informaba de la mejoría, cada día mejor, en breve despertaría de su sueño. Regresó al despacho después de la última visita, probablemente sería la última y tendría que esperar la llegada del guardián. Se sentó en el sencillo escritorio de madera, abriendo el cajón para sacar un fajo de papeles que puso sobre la mesa. Fue examinando los papeles uno a uno, sellando y firmando, la misma rutina, un montón de papeleo, parte de él pertenecía al ministro pero Rosette aprovechaba su tiempo libre en echarle una mano, haciendo la mitad del trabajo para darle más libertad a Atreyu, así lo aprovecharía en asuntos más importantes.-Informes, informes, informes, petición de fondos… todos los días lo mismo, seguro me lo encarga para irse a beber vino o entrenar con los hombres.- Le satisfacía ser de utilidad al regente, era lo único que hacía, seguirle y cumplir sus órdenes a rajatabla, y ese día libraba, gastandolo en papeles.


El sonido de la puerta al ser tocada hizo que levantara la cabeza de los papeles, la paladín apoyó los brazos sobre el escritorio.-Adelante.- Exclamó para ser escuchada tras la puerta, observando la puerta abrirse. Comprobó complacida que se trataba de Marduk, y parecía haber venido con prisas.-¿Acabas de despertar? La enfermera tuvo que haberte examinado antes de permitirte venir para comprobar que todo está correcto.- Comentó a medida que se ponía en pie, rodeando la mesa.-Toma asiento.- Le ofreció señalando la silla situada frente al escritorio. Rosette se apoyó sobre el escritorio, quedando sentada sobre este, con las piernas entrelazadas.-Has pasado dos días enteros durmiendo, no te culpa… la próxima no será tanto tiempo.- Animó esperando que no se rindiera.-Bien, te dije que vinieras para proponerte algo...- Comenzó a explicar con tono neutro.-Me impresionaste en el entrenamiento, así que lo hablé con el ministro, te recomendé para un ascenso… pasarías a ser caballero de élite, por supuesto solo si aceptas.- Apoyó las manos sobre el regazo, clavando la mirada en el contrario, esperando ansiosa la respuesta de este.    
Rosette Lestrange
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