Prueba de valor [Karura]

por **Akatsuki Ousawa** Lun Jul 14, 2014 8:48 pm

Muchas son las historias acerca de monstruos que nadie ha visto, algunas solo existentes para asustar a los niños, otras para evitar que la gente se acerque a un territorio determinado. Pero también hay algunas ciertas y la historia del "Monstruo de los ojos rojos" es una de ellas. Algunos dicen que es tan grande que no puede sumergirse y otros que no llega a semejante tamaño, pero sí a un poder extraordinario. Y él está para probar si esos mitos son ciertos, dar a conocer las cosas tal cuál son. La última vez, su descubrimiento fue algo cierto y desgraciadamente estaba fuera de su alcance como Capitán en aquellos tiempos, pero confía en que esta vez, sea lo que sea que haya en el lago, no llegue a superar su nivel después de tanto entrenamiento.

Para esta misión de "exploración", se le vino a la cabeza llevarse a la nueva integrante de las tropas. Esto le correspondería a la Capitana de turno, pero ya que ese día tenía otros asuntos que atender y él tenía el día libre, iba a hacerse cargo de ella. No tenía mucha información sobre la nueva soldado, pero cazar al "Monstruo de los ojos rojos" era suficiente para conocer su capacidad en el combate. Le mandó un aviso a la joven para informarla de que asistiera por la mañana, temprano, al lago de los guerreros para someterla a una prueba decisiva. Antes de que ella llegara, se aseguró de estar presente al alba sobre los alrededores, extrañamente muertos, cuando lo ideal es que hubiera hierba frente a los ríos y lagos, aquí solo había arena seca como si fuera un desierto, pero se veía al bosque al fondo.

-A esperar.- Se sentó a distancia media del agua y se dedicó a ver avanzar el amanecer. Esto siempre le pillaba durmiendo. La brisa invernal de la mañana, lejos de parecerle desagradable era un alivio comparando con el calor de Chaos. Nunca se abrigaba en Spatium.

por **Karurauatsuurei** Lun Jul 14, 2014 9:26 pm

En las tierras soplaba una brisa seca que levantaba la tierra y viciaba el aire. Por aquellos páramos no corría el agua que no fuera la del propio lago. No había raíz alguna que apelmazara la tierra, y el sedimento suelto se esparcía como polvo reseco y débil por el pavimento.

Había tomado el tren para llegar desde Spatium hasta aquel lugar, pero la vía de tren no pasaba ni a un kilómetro del lago, por lo que tuvo que caminar por un camino que corría por el linde oriental del bosque hasta alcanzar la orilla y los juncos. Alguien le había advertido que las aguas allí eran peligrosas, y que por ello no debía de acercarse demasiado. Por eso ahora guardaba una distancia de unos cuantos metros, y observaba de soslayo la superficie aparentemente tranquila y sosegada del lago, y los juncos, cimbreando entre las piedras.

Cuando alcanzó el lado sur, recorriendo la orilla, el páramo se extendía hacia más allá del oeste. Una sábana seca y carente de vegetación, salvo musgo y algún que otro arbusto achaparrado de espinos. Más allá, a los pocos metros, los árboles rodeaban la zona y cubrían el suelo con hojarasca lozana y verde. En el viento se escuchaban el gorgoteo de los pajarillos, y acaso algún otro mamífero indefenso. El viento sacudía los ramales y podía oír claramente el rumor a través de sus oídos puntiagudos. Sus sentidos eran mejores que los de un ser humano, o los de otra raza parecida. Cuando el sol empezó a repuntar en el cielo, se sintió incómoda; aún así lo soportaba mientras no lo mirase directamente.

Encontró una figura corpulenta sentada en el suelo, miraba directamente al sol repuntar. La elfa se acercó por detrás, todavía enfundada en una capucha negra que tapaba parte de la cabeza. Ocultaba su rostro en una sombra oscura, que curiosamente, hacía que los ojos ambarinos brillaran con más intensidad.

Estuvo durante un rato mirándole. Los hombros eran anchos, y el cabello desordenado le caía como un río caudaloso de color azul marino. Su propia sombra se proyectó hacia detrás mientras el astro ascendía poco a poco.

— ¿Es usted el capitán Akatsuki? —preguntó con una voz suave y dulce.

por **Akatsuki Ousawa** Mar Jul 15, 2014 1:00 am

Cada vez que pensaba que podía estar durmiendo tranquilamente y no trabajando en uno de sus escasos días libres, daba un suspiro y apoyaba la cabeza en el brazo que estaba sobre la rodilla derecha flexionada. Siempre le hacían lo mismo, pero tenía que admitir que esta vez había sido elección suya, así que no tenía derecho a quejarse. El olor del lago le embriagaba, le invitaba a darse un baño, pero sabiendo que allí había un monstruo gigante, no estaba por la labor de que le arrancara las piernas sin mostrar resistencia. Estuvo a punto de dormirse cuando una voz femenina le hizo abrir los ojos como si fuera la primera vez que veía una. Antes de contestar, sus ojos recorriendo desde abajo hasta la cabeza su cuerpo. Era una mujer con unas hermosas proporciones, muy morena y era la primera vez que conocía una con ese tono de piel, pero tenía sentido con el calor de Chaos. Sus pechos le llamaron la atención y fue en donde dejó los ojos hasta que se levantó. Luego se centró en sus ojos ambarinos.

-Sí, como persona sí, pero no soy el Capitán, soy el General.- Respondió sonriente. Solo por tener la compañía de esa mujer, tenía claro que el día iba a ser una maravilla. No era vital, pero sí importante que supiera con quién estaba, porque si cometía algún acto sospechoso o peligroso, las consecuencias serían mucho más graves que con su Capitana. -Tú debes ser... ¿Karura-auratsuurei?- Había memorizado una parte, solo había leído el nombre dos veces y ahora no lo tenía delante. A lo mejor debería haberla llamado "chica nueva" en vez de cargarse su nombre, pero era demasiado tarde. -No importa ¿Sabes por qué estás aquí?- Sabía la respuesta, no. Seguro que si le hubiera dicho, que se venía a casi morir, la chica no hubiera venido. Nadie asiste voluntariamente a suicidarse, aunque él confiaba en sus capacidades para salvarla mínimo a ella. Pero hoy, no estaba dispuesto a cerrar sus ojos para el resto de la eternidad, este no era el día en que lo perdiera todo.

-Vamos a probar que la leyenda del "Monstruo de los ojos rojos", es cierta o es falsa. Para esto, vamos a ver si lo cazamos. En caso de no haber nada...- Hizo una pausa, porque no tenía ni idea de qué harían si resultaba que la bestia no era más que uno de esos mitos tan abundantes. -Nos daremos un baño tranquilamente.- Se arriesgó a que se enfadara, pero como aún no la conocía, le daba igual si le sentaba mal, todavía no era alguien que se mereciera sus lágrimas. -Cuando estés preparada, avísame y entraré a mirar. No sé si recibiré un ataque sorpresa o lo veré de lejos, pero en ambos casos, está en ti empezar a golpear a la bestia, si es que existe.- Por primera vez iba a ser un cebo, pero no estaba nervioso por eso, sino por la eficacia de la muchacha. Contaba con ella para conseguir una victoria.

por **Karurauatsuurei** Mar Jul 15, 2014 3:46 am

Karura se había equivocado de rango, pero no de nombre. Al fin y al cabo, Akatsuki estaba en boca de todos, pero no todos lo conocían realmente. Se lo había imaginado más fiero y autoritario, pero su lugar, se había encontrado con una persona desgarbada y bromista, que parecía no temer por un segundo en lo peligrosa que fuera la misión. Soltó una risilla inadvertida por debajo del dorso de su mano.

— Si le supone demasiado esfuerzo, puede llamarme Karura —sus ojos brillaron durante un momento, y se llevó la palma estirada hacia un lado de la sien, como le dijo su ama que hiciera para saludar a sus superiores.

Afirmó con la cabeza con la siguiente pregunta. Sabía que iban a examinarla de algún modo, pero no tenía ni idea de cómo lo harían. Tan sólo le ordenaron que tenía que encontrarse con él en la orilla del lago. Los hombres que había encontrado detrás del estrado la miraban con desconfianza. Karura todavía recordaba el brillo hostil y acristalado de los ojos temerosos, sorprendidos. Aquellos seguramente no habrían visto a una drow en su vida. Akatsuki la trataba con una familiaridad extraña, pero agradable. Y depositó en ella una confianza que no creía merecer. Al parecer él serviría de cebo para que el monstruo saliera a la superficie, un monstruo de alguna leyenda que ella no conocía.

Bufó silenciosa, intercambiando una mirada cómplice con el general. Esgrimió una sonrisa de oreja a oreja, corta y curvada. De verdad, aquel General tenía muchas agallas como para bromear de esa manera con una recluta como ella. Caminaron un largo rato, recorriendo la orilla que onduleante, se curvaba a veces hacia dentro y otras hacia afuera. Se detuvieron en el punto que decidió el mayor, y se volvió de nuevo hacia ella. La superficie del lago era plana y tranquila como un plato de natillas, y no se imaginaba para nada qué profundidad tendría. La extensión si llegaba al kilómetro, y le costaba divisar la orilla contraria, más allá se elevaban unas estribaciones, y los picos de una montaña alcanzaban las nubes. Los pinos y árboles se agarraban a la ladera ascendente y tapizaban la tierra parda, desapareciendo poco a poco en los picos lejanos.

— Yo siempre estoy preparada, mi General —dijo, abriendo y cerrando los dedos sobre la empuñadura del kodachi.

por **Akatsuki Ousawa** Mar Jul 15, 2014 6:00 pm

La nueva recluta se veía bastante maja y respetuosa, eso desde el principio era una buena señal. Además de esto, no dudó ni un segundo en prepararse, de modo que se hacía ver mucho más decidida de lo que fuera en realidad. Akatsuki le dio su aprobación, asintiendo y con una sonrisa. Al moverse, intentaba ver en la superficie del agua, algún signo de que hubiera algo abajo, cualquier oscurecimiento, burbujas o un aumento de las ondas en comparación con el resto. Tampoco se notaba movimiento, allí no había peces, solo había plantas y tampoco demasiadas, como si ese lago fuera la mismísima muerte. Se llevó una mano a la cabeza, ahora sí que empezaba a entrarle algo de miedo, porque no sabía lo que se iba a encontrar, desconocía la velocidad de un animal o monstruo marino.

-Pues voy. Espero que no esté esperándome con la boca abierta en el fondo de la orilla.- Tragó saliva y luego suspiró relajándose. Retrocedió unos pasos y se preparó para coger carrerilla y zambullirse de golpe. El lago era como un agujero profundo lleno de agua, la orilla se cortaba de golpe para dar paso a metros y metros de agua, tal vez incluso kilómetros. Akatsuki empezó a correr muy rápido en poco tiempo, para dar un salto y entrar en el lago salpicando. No se veía el fondo, por abajo todo estaba negro y eso sí que daba miedo, porque no podría ver si le venía por allí. El General pudo comprobar que sí había una bestia en el lago, estaba al otro lado, girándose para mirarle, con los ojos rojos, como le apodaban. Incluso a esa distancia se veía enorme y no pasaron ni cinco segundos cuando el Hydrus empezó a moverse para comer a la presa que había caído al lago. Con una brazada hacia abajo, se impulsó para salir del agua lo más rápido que pudo, poniéndose de pie al instante y corriendo hasta la elfa.

-Atrás, atrás. Sí que existe y es enorme.- Le dijo mientras retrocedía rápidamente. El Hydrus salió poco a poco del agua y ocupaba de sobra la distancia a la que estaban. De alto debía tener cerca de diez metros, de ancho cinco y de largo quince. Rugía y se sacudía con furia, mirando desde arriba a los dos antropomorfos a los que se intentaría comer. Las escamas plateadas del Hydrus brillaban y reflejaban el sol, dirigiéndolo a los ojos de ambas presas. Las patas eran una mezcla de aletas con unas garras enormes y afiladas, porque podía moverse a la perfección tanto en tierra como en agua. En el dorso tenía una coraza de pinchos que actuaban como un escudo para todo el torso, que se extendía hasta la cola, disminuyendo poco a poco el tamaño de las púas. Rugió de nuevo y los colmillos se electrificaron, mientras empezaba a menear la cabeza a todos los lados con furia y agresividad.

-¿Monstruo elemental? ¿En serio?- Si ya lo tenían difícil por el tamaño, ahora se presentaba un gran punto débil. Tal vez no fuera magia conjurada, pero era un elemento que actuaba como tal. Debía andarse con cuidado. -Creo que intentaré romperle la coraza para poder hacerle daño.- Le comentó a Karura. No había muchas más posibilidades, ya que la parte vulnerable de la criatura estaba contra el suelo.

por **Karurauatsuurei** Mar Jul 15, 2014 7:29 pm

Cuando el General se alejó nadando, la elfa lo esperó sentada en la orilla con las piernas arrebujadas al pecho y la barbilla apoyada sobre las rodillas. Seguía al chico con fijeza y, dentro de su mente, cabía preguntarse si aquello lo hacía por valentía o imprudencia. Aún así lo admiraba por llevar a cabo tan arriesgada acción, que era zambullirse en aquellas aguas. Ni siquiera un pez saltaba a la vista y la tranquilidad del principio resultó sólo un engaño. Pues tan pronto como su joven General se precipitaba de nuevo a la orilla en gritos de aviso, un monstruo emergía del lago, y lanzaba contra ella una poderosa corriente en forma de ola gigante que se precipitó contra ella.

Abrió los ojos ambarinos, y de la boca emitió un rumor inadvertido. La bestia había conseguido sorprenderla, y por poco esquivó la ola. El el nivel del lago subió hasta llegar al principio del bosque y anegaron los juncos y los arbustos a más ras de suelo. Dio un salto ágil hacia delante y desde allí, junto a su General, percibió a la criatura en todo su esplendor: era toda una masa musculosa de escamas plateadas y azules, la cabeza se prolongaba en un cuello largo y acababa en una mandíbula poderosa. Dos ojos rasgados brillaban feroces. El Hydra rugió, y la tierra vibró hasta los cimientos y los troncos. Algunos cedieron y se desmoronaron sobre la tierra yerma que rodeaba al lago.

Sobre el lomo se levantaba un caparazón blanco salpicado de púas afiladas y gruesas, y en el centro se iban organizando y haciéndose más pequeñas a medida que llegaba a la punta. La cola se balanceaba de un lado a otro, era inmensa y cortaba el aire. De los dientes saltaban chispas eléctricas, cosa que le preocupaba mucho al General.

Karura apenas le observó de soslayo. No estaba asustada, pero sí maravillada. Estaba acostumbrada a objetivos pequeños y fáciles de atacar por la retaguardia, pero no a grandes y titánicas bestias como aquella. Sin embargo, no se dejó amedrentar por ella.

— Yo distraeré al monstruo, mi General —le dijo, y se abalanzó hacia delante.

Era casi imposible saber hacia donde se movía. Akki solo lograba percibir una sombra rápida cada vez que la silueta se acercaba más y más a las aletas de la Hydra. Pronto, la bestia gruñó en clara molestia, y la cola enorme se precipitó sobre la orilla creando un enorme maremoto. Volvió a saltar para evitar la ola, y el coletazo, y se apoyó sobre el apéndice. La hoja brilló intensamente en el aire y se estrelló contra las escamas, pero no logró daño alguno. La bestia se giró, exponiendo el caparazón. Se sacudió a la elfa de encima como si se tratara de un bicho molesto.

por **Akatsuki Ousawa** Mar Jul 15, 2014 10:45 pm

Tan pronto las palabras de la elfa oscura resonaron en su cabeza, ella desapareció. Era tan rápida que apenas el General podía divisarla con claridad, de echo veía una especie de reflejo. La única manera de matar a esa bestia de un solo impacto, sería conseguir que acabara tumbado. Akatsuki invocó su espada y fijó la vista en el caparazón puntiagudo, iba a partirlo golpeando con todas sus fuerzas, mientras el Hydrus se centraba en apartar a la mujer. El General embistió espada en mano y al llegar dio un gran salto blandiendo la espada en el aire, cortante y muy contundente. Hubiera sido un golpe devastador, de no ser que la criatura electrificó los pinchos del caparazón y cuando él golpeó, se llevó una potente descarga que recorrió todo su cuerpo y le lanzó hacia el centro del lago.

-¡Agh!- Un quejido seco y corto, no le dio tiempo a más, porque se vio sumergido, sintiendo el cuerpo paralizado por la electricidad. Bajo el agua, mientras se hundía, su cuerpo padecía ligeros espasmos y fuertes pinchazos, incluso se le llegó a nublar la visión, perdiendo el oxígeno poco a poco. Aún así pudo reaccionar y volver a la superficie. Esta vez le costó muchísimo llegar a la orilla, tenía los músculos en shock y a veces no le respondían. Una descarga así no le afectaría tanto a Karura, pero a él si porque la magia elemental puede dejarle K.O al instante si se trata de algo potente. Suerte que tuvo de no ahogarse él solito. -Lo voy a intentar otra vez.- Se veía capaz de aguantar una segunda descarga, pero no una tercera. No le merecía la pena, porque el arma no llegaba a impactar.

-Power Up!- Con esto sí que tenía toda la fe del mundo de poder traspasar la barrera eléctrica que se hacía notar cuando la tocaban. Aumentó su resistencia y su fuerza hasta que ejecutara su siguiente golpe. De nuevo insistió y esta vez blandió la espada con una potencia multiplicada con respecto al golpe anterior. En este caso la onda eléctrica también le dio, pero no le movió del sitio ni fue capaz de disminuir el impacto, que acabó atravesando la barrera y por fin pudo partir la coraza del Hydrus. Perdió toda la electricidad del cuerpo y rugió quejándose, haciendo un barrido con su larga cola para apartar tanto a la Drow como al General y a él, al menos le dio, pero al ser un golpe físico, fue algo que aguantó bastante bien y solo fue arrastrado hacia atrás hasta donde llegó el barrido.

por **Karurauatsuurei** Miér Jul 16, 2014 7:08 pm

Karura cayó arrodillada sobre la ribera del lago. Las rodillas desnudas le dolían una barbaridad, y resoplaba después del último esfuerzo. Sin embargo, la terrible visión de su General hundiéndose en el mar oscuro recobró de nuevos sus fuerzas, y en la garganta se ahogó un grito que prontamente reprimió, al ver que la figura musculosa volvía a emerger del agua y seguidamente, acometer contra la bestia. Pronunció algo que no pudo escuchar bien, levantando la hoja oscura.

Nunca se había fijado en el espadón que había invocado. La hoja era ancha, y juraría que medía varios metros de largo. Por el centro se decoraba con líneas rectas que se entrecruzaban zirgzagueantes. Sostenía la empuñadura con ambas manos. Los músculos se tornaban rígidos cuando la hoja cortó el aire encima de su cabeza, y precipitó con una fuerza inusitada sobre el caparazón.

Allí vio la elfa su oportunidad para apoyar al general, y parpadeó en un instante. El Ki que fluía por todo su cuerpo fue hacia la vista, y al abrir las pestañas, la pupila se había alargado como la de un felino. “Un punto, concéntrate en un sólo punto”, las palabras resonaban dentro de su mente como el eco en una caverna. Una grieta pequeña se abría en el caparazón como si fuera la fisura recta y accidentada que llevara al centro de la tierra. Para ella sólo era la entrada hacia las carnes de la Hydra, y rápidamente se enfiló hacia la herida antes de que fuera demasiado tarde.

Por la derecha Akatsukki se defendía de un nuevo coletazo. La bestia arrastró la cola por toda la ribera como si quisiera dibujar sobre la tierra, surcándola. El guerrero levanto el arma, y consiguió parar el apéndice a medio camino. La elfa se relamía. Sus narinas buscaban el olor a sangre. Sacó el segundo kodachi de su funda, y con las dos hijas enfiladas hacia delante, se precipitó sobre la herida del caparazón. La hoja vibraba de la emoción, y la punta brillaba tan afilada como el colmillo de un tigre. Atravesó la fisura y la carne allí dentro, horadó la piel sensible, los nervios, y las arterias que se escondían allí. Quizá la hoja no fuera descomunal como un espadón, pero siempre que laceraba, lo hacía con mortalidad.

La bestia se contrajo en un rugido agónico, y un borbotón de sangre saltó de allí, manchando el chaquetón negro de la elfa. Los vapores acres del hierro flotaron en el ambiente, deleitando a la drow, pero pronto volvió en sí, justo cuando una de las aletas se balanceó y le golpeó el cuerpo que se encaramaba al caparazón. Dio varias vueltas sobre el agua antes de caer en tierra firme.

— Eso es doloroso... —murmuró, levantando la cabeza.

por **Akatsuki Ousawa** Miér Jul 16, 2014 10:13 pm

En ese preciso instante, tras su ataque, la única esperanza para derrotar a la criatura era Karura. Akatsuki estaba a demasiada distancia del caparazón y la cola no hacía más que estorbarle. Por supuesto, estaba planteándose cortarla aprovechando que ya no tenía electricidad. La elfa oscura clavó sus dos armas filosas en la carne del Hydrus, a la vez que él atravesaba con el filo de la espada la cola hasta tocar la tierra. La separó por completo y la bestia siquiera se quedó en pie, empezó a rodar de forma frenética con la intención de aplastarles y de calmar el dolor de la herida que le llevaría a la muerte. Esquivar todo lo que ocupaba el Hydrus era muy difícil y él optó por correr hacia la elfa para recogerla entre sus brazos, después de hacer desaparecer su arma para tener las manos libres.

-Voy a intentar saltarlo, sino puedo, te voy a lanzar para que pases al otro lado.- Le sorprendía la velocidad con la que el maldito reptil era capaz de rodar por tierra, no daba tiempo a escapar de él, ni a rodearlo. Intentaba sacar algo de ventaja pero su velocidad no era suficiente, así pues, se arriesgó a saltar en pleno giro. Estaba claro que no iba a conseguirlo, era demasiada distancia y altura en dirección contraria, pero sí que fue capaz de lanzar a Karura, casi en la posición idónea para aterrizar sin hacerse daño. -Y yo acabaré esto, desde abajo.- La panza del Hydrus estaba justo encima de él, preparándose para caer con todo su peso. Podría decir que estaba todo calculado, pero la verdad es que no y que saliera bien la cacería era por pura improvisación. En el último momento, volvió a invocar su espada y la alzó sobre su cabeza en total verticalidad, ensartando reptil gigante, que atravesaba toda la hoja y se quedaba inmóvil. Tal vez había acertado en el inmenso corazón.

-Pesa demasiado... ¡No puedo!- El General cedía al peso muerto del Hydrus, pero tenía que escapar de ahí. Necesitaba de la ayuda de Karura para ello, esperaba contar con su ayuda y que llegara a tiempo. Mientras tanto él buscaba opciones, tenía que pensar rápido. Aún a pesar de su esfuerzo no fue capaz de soportar esa carga sobre él, estaba claro que le sacaba por mucho el límite que podía sostener. Akatsuki cayó al suelo sin fuerzas, con el Hydrus aplastándole desde el pecho hacia abajo. -Ka-ru-ra... Échame una mano.- Solo tenía el brazo derecho libre y no le llegaban las fuerzas para salir. Ahora sí que temía asfixiarse y antes de que sucediera eso, prefería morir a manos de un propio aliado. Nada de esto estaba previsto, pero se consolaba sabiendo que podía haber sido mucho peor.

por **Karurauatsuurei** Jue Jul 17, 2014 11:47 am

La larga cola se desprendió del cuerpo cuando Akatsuki mutiló al animal, que comenzó a agitarse furibundo sobre el lago. Luego rodó hacia ellos, con el caparazón por delante, en un intento desesperado por llevarles a su mismo destino. El peliazul salió despedido hacia la elfa y la levantó en volandas mientras corría. La jovencita, aturdida, abrió los ojos con sorpresa y levantó la cabeza.

No comprendía muy bien su comportamiento, ni la razón que le llevó a lanzarla lejos, hacia la ribera. Quizá estaba intentando salvaguardarla de la criatura, pero Karura no lo necesitaba, ni se lo había pedido. Si tan sólo le hubiera dejado hacer todo el trabajo a ella las cosas hubieran sido más diferentes, pero no, aquel General se había ofrecido a ayudarla, y ahora cargaba con la mayor responsabilidad en sus hombros. De hecho, ahora sostenía sobre el espadón un quintal de carne y escamas.

El plan era descabellado, pero inteligente: por debajo la criatura carecía de toda protección. Tenía el vientre abombado de una tortuga y más sensible que la piel aterciopelada y fina de un bebé. La espada le atravesó y le cortó la carne como si se tratara de mantequilla. Y finalmente, lanzó un último estertor, dejando caer todo su peso sobre el guerrero. Cuando los rugidos se apagaron, del lago empezó a brotar un río de sangre que fue extendiéndose el color hasta diluirse en las aguas y desaparecer en la oscuridad azabache e infinita. Era imposible saber si después de aquello el lago volvería a sus aguas cristalinas, límpidas; o seguiría turbio y poblado de criaturas peligrosas.

Todo se sumió en el silencio, salvo por el ruido de unas quejas que salían de un costado de la criatura. El cuerpo era inerte, pero inconmensurable. Probablemente no le costaría nada pudrirse, proceso que podría empezar en un par de largas horas. Karura guardó los kodachis ensangrentados y salió en busca de su General. Lo encontró tumbado en el suelo. El abdomen y las piernas parecían enterradas bajo la mole grisácea. Tenía los ojos achinados y la boca entreabierta. Le sacudió las mejillas polvorientas, en un intento por despertarlo.

— Despierta General. No es hora de dormir —dijo, y empezó a tironearle de los brazos fornidos y gruesos.

Por suerte para el guerrero solo le había alcanzado las piernas, que se deslizaron fácilmente por debajo de un costado del vientre. Ayudó al íncubo a levantarse y fueron juntos a la orilla, alejados de la marea de sangre que se precipitaba sobre la tierra seca. Miraron hacia el Hydrus, y vieron que lo habían reducido a un cadáver blanco, acostado sobre el pleamar danzante y agitado. La morena sonrió con cierto retintín.

— Hemos cazado a la leyenda, pero al final no era para tanto —y se sentaron en la tierra. Karura se volvió rápidamente hacia él—. ¿Estáis bien? —preguntó, entornando la mirada atribulada.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Jul 17, 2014 4:09 pm

El General abrió los ojos al sentir los dedos de la elfa sobre sus mejillas y le dirigió una mirada calmada y confiada, para dejarse ayudar por ella. Él solo no podía pero con alguien tirando de él no hubo ningún problema. No tenía nada roto y si lo tenía no sentía nada, cosa que ya le había pasado más de una vez, pero ya tendría tiempo de preocuparse de algo así, ahora pensaba en cómo llevarse a la bestia, porque no iba a dejarla ahí tirada. Se alejó con Karura a recobrar fuerzas, viendo desde donde estaban el inmenso cadáver, ya no tan intimidante como al principio. Puede que la mejor opción fuese llevar la cabeza de la criatura, porque ese sería el signo de que hubiese muerto, no estaba seguro de poder con ella y no perdía nada por intentarlo.

-Cuando nos vayamos me llevaré la cabeza.- Le comentó casi hipnotizado. Tenía los ojos clavados en el Hydrus y no veía nada más, no hasta que sacudió la cabeza y se centró en ella, más bien en su cuerpo. -Y esa será la prueba de nuestra victoria.- Pasó un brazo rodeando los hombros de la elfa y le dio unas suaves palmadas, como si la recompensara, aunque su premio vendría cuando la pagara y ella pudiera comprarse algo. -Estoy bien, pero tengo calor y voy a meterme al lago.- Justo se volvió para observar las aguas, aunque una parte estuviera ensangrentada, seguía teniendo esa pinta de líquido fresquito que le aliviaría mucho. Se puso en pie y miró por qué lado era más corto bordear para llegar a la parte que aún se veía azul oscuro.

-Y sí, soy lo bastante loco y temerario como para hacerlo.- Señaló a su derecha y empezó a caminar lentamente, pues no llevaba ninguna prisa y si volvían rápido, a él le tocaría seguir con su papeleo y la verdad es que prefería librarse de ello por un día. -Ven, hazme compañía, seguro que nos lo pasamos bien.- Le pidió, deteniendo el paso hasta que le alcanzara. Quería hacerle algunas preguntas a la muchacha, algo que le interesaba mucho y que además era común para todos los reclutas. Poco a poco se iban acercando a la zona limpia del lago y llegados al punto, él sonrió como si tuviera un plan oscuro y malvado. -Karura ¿Qué te hizo unirte a las Brigadas Dominia? ¿Cuál es tu motivación?- Preguntó justo antes de zambullirse en el agua y sacar solo la cabeza para escuchar su respuesta.

-No estoy seguro de darte yo la charla que le corresponde a tu Capitana.- Puso cara pensativa, porque por un lado él también podía hacerlo, pero como ya había dicho, esta no era su ocupación. -Y cuéntame ¿En qué te especializas? Sabiéndolo será más fácil hacer planes a la hora de la verdad.- Akatsuki tenía en la cabeza los puntos fuertes y débiles de todos sus soldados y sabía a dónde mandar a cada uno de ellos según la situación que se presentara, así siempre evitaba muertes innecesarias.

por **Karurauatsuurei** Jue Jul 17, 2014 8:12 pm

La elfa sonrió complacida. Todo cuanto le importaba en ese momento era pasar la prueba, y por los halagos, estaba segura de que Akki hablaría muy bien de ella delante de todos los capitanes. En la brigada no era suficiente la recomendación de un general para que un recluta pase a ostentar el título oficial de soldado. Se necesitaba la aprobación de un consejo de capitanes formado por, al menos, tres líderes de cierto renombre. El motivo de porqué le enviaron con Akatsuki era ese mismo. Los capitanes le habían elegido para poner a prueba sus habilidades.

Rió cándida ante sus comentarios. Tenía pensado llevarse la cabeza como trofeo y prueba de que habían acabado con la bestia, pero Karura prefería llevarse una escama o una de las púas que sobresalían del lomo. Sería suficiente prueba, más fácil de transportar. La cabeza, en cambio, era descomunal. Es cierto que el General es fuerte, pero no estaba tan segura de sí podía cargar el ostentoso y alargado cráneo hasta la ciudad de Spatium. Casi podía imaginárselo con la osamenta a sus espaldas, encorvado, atravesando el bosque con todo aquel desaguisado encima.

El peliazul se adelantó unos pasos, y luego giró hacia ella. Karura correteó hasta él y los dos juntos comenzaron a pasear por la ribera en busca de un lugar mejor para darse un baño. Kirura aún no estaba segura, los ojos se desviaban hacia el lago con la cautela de quien no se fía del todo. Y mientras caminaban plácidamente, el superior comenzó a hablar y a hacerle un par de preguntas. Todavía en silencio, la elfa lo miraba con los ojos muy abiertos y brillantes. No era precisamente comunicativa, pero pensaba que el peliazul sí que tendía a la verborrea fácil. Karura sólo hablaba cuando le preguntaban directamente, y en la mayoría de las ocasiones, daba respuestas breves y concisas.

— Alguien me pidió que me uniera —respondió. Sus ojos oscilaban entre el lago y su General. Estaba más interesada en él, y mientras le escuchaba, escrutaba su cuerpo con interés—. Soy muy rápida y precisa, muy observadora. Veo en la oscuridad —le explicó, sonriente—. Pero no se me dan bien las presas gigantes.

Tardaron unos minutos en llegar al extremo sur del lago. Por allí, la tierra cercaba el lago en una bahía. Era como si el agua dulce se introdujera en el bosque. Los árboles más cercanos se inclinaban hacia las aguas, encorvados, como si tuvieran una sed imposible de satisfacer. La superficie acristalada reflejaba mejor la luz vespertina y la oscuridad y la sangre que rodeaban al cadáver del Hydrus quedaron lejos.

La albina saltó entre las piedras que salpicaban toda la ribera. El suelo era de tierra parda y prensada, donde crecía el musgo y los juncos. Karura encontró un hueco donde sumergir sus fatigados pies, agacharse, y lavarse el rostro con agua limpia. Ni siquiera se dió cuenta de que, por detrás, Akatsuki esgrimía una sonrisa cargada de malicia, de esas en las que te puedes esperar cualquier cosa de quien la gesticula.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Jul 17, 2014 10:41 pm

Le parecía tímida, pero la verdad es que le daba igual, el caso es que era una buena guerrera para ser una soldado. Había visto cosas realmente penosas y podía asegurar que a ella se le podía sacar mucho provecho. Se quedó en silencio, pensando una estrategia en la que incluirla, contra revolucionarios, por supuesto, la amenaza que más asco le daba. Los monstruos incluso le parecían encantadores, porque al fin y al cabo, eran criaturas que luchaban por su territorio o porque les gustaba y no tenían preferencia. Definitivamente para incursiones nocturnas sería perfecta, especialmente para emboscar mientras el resto de la brigada se presentaba por delante. Ya tendría tiempo de planearlo con total exactitud cuando llegara a la base de Spatium.

-Está muy bien, nos faltan personas rápidas. Sobretodo tenemos magos.- A decir verdad, también faltaban guerreros, todos se iban a las técnicas a distancia y siempre le tocaba a él, plantarse ante múltiples enemigos solo para hacer de pared y cubrir a los hechiceros que lo hacían arder y explotar todo. -Espero que a pesar de que te lo hayan pedido, te sientas bien perteneciendo a nuestras filas.- Como poco debía sentirse orgullosa y más aún con la que se les viene encima. Pensó durante unos momentos y aprovechando su desconcentración, la tiró al agua fría y la arrinconó con su cuerpo contra los límites del lago, impidiendo que saliera con los brazos. Se centró en sus ojos ambarinos, en silencio, preparando lo que iba a decirle.

-Te voy a dar una situación y tú debes contarme cómo y el qué harías ¿Entendido?- Apenas esperó una respuesta, era casi una orden. En estos tiempos tenía que asegurarse bien de a quién tomaba por aliado, aunque esto no fuera la prueba irrefutable de su alineamiento, solo debía esperar. -Estás cerca de la Cueva Lucero, con un compañero y encontráis un adversario que os planta cara, conspirando contra nuestro regente. Peleáis y tu compañero es derrotado, pero el adversario apenas se mueve ¿Qué haces con él?- Era muy simple, pero la respuesta podía llegar a tener trampa. Eso podía costarle la confianza en él, además de que Karura desvelaría mucho con su persona, aún si solo decía una palabra. De echo, la respuesta era solo una palabra y una explicación muy simple que como "policías" y guardias de Spatium, debía conocer a la perfección.

-No tienes tiempo límite, piensa bien tu respuesta.- Le preocupaba que ella tuviera planes ocultos, pero no le daban miedo, porque si la atrapaba, cosa que sabía que conseguiría tarde o temprano, la chica acabaría muy mal, no saldría de entre sus brazos y sería la experiencia más desagradable que jamás imaginara. No por nada los guerreros de todos los reinos le tenían miedo, ni siquiera los Ministros le plantarían cara, a no ser que fuera muy necesario. -Si lo deseas, puedo entrenarte de vez en cuando.- Le ofreció calmado, para luego darle un beso en el cuello. Estaba seguro de haberla pillado desprevenida en ese preciso instante. Aspiró suavemente oliéndola y de paso saboreó su piel, morena y suave.

por **Karurauatsuurei** Vie Jul 18, 2014 12:41 pm

Aquel hombre tuvo mucho más nervio del que aparentaba. Sin duda, era deshonroso para un general precipitarse de esa manera con uno de sus soldados, pero de alguna manera, a la albina no le molestaba en absoluto. De hecho, parecía divertirse: era como si su superior tuviera un apetito sexual que quisiera saciar prontamente. Algo así como el hambre negra de las ratas que poblaban los suburbios de las ciudades Drow.

Sí, sin duda aquel chico era más voraz aún que cualquier animal que se precie. Lo miraba con una lascivia especial mientras ponía a prueba su moralidad. Hablaba con un extraño susurro en su voz grave y masculina. Llegó un momento en que la tiró a la orilla consigo, abalanzándose contra ella como una bestia hambrienta. La elfa lanzó un quejido, y se encogió entre los brazos que se apoyaban a los dos lados. El agua cubría parte de su cuerpo. Empapó la chaqueta negra, y el kimono carmesí que llevaba debajo. La seda húmeda se apelmazó contra la piel, y describió perfectamente la curvatura de unos senos pequeños, pero pronunciados y atractivos. Los pezones coronaban las colinas como escarpias duras. Desvió la cabeza hacia un lado en un gesto apocado, pero bien fingido. La cabellera flotaba en el agua como hebras blancas de una telaraña entretejida.

— Vengaría a mi compañero, quitándole la vida a mi adversario de forma dolorosa —respondió, la sonrisa era corta, una línea curva y cerrada dibujada sobre sus labios, ligeramente coloreados de rojo. Cuando se dio cuenta, las mejillas las notó calientes, azoradas— . Aunque podría dejarlo vivo, si es eso lo que deseas.

Deslizó una mano por la espalda ancha del general, y otra sobre el pecho, por encima de la chaqueta negra, repleta de cinturones, que llevaba encima. Deslizó unos dedos por la apertura del cuello. Los músculos eran tan pronunciados que parecían tallados sobre su anatomía. A la albina le encantaba recorrerlos con uñas delicadas. Aquella que recorría la espalda, ascendió lentamente hacia arriba, alcanzó la nuca y se enterró en la cabellera azulina. Al mismo tiempo, él le daba un beso en el cuello. La elfa respondió alzando el rostro, exhalando un suspiro necesitado con los ojos cerrados. Notaba perfectamente como saboreaba su piel a lengüetazos, eso la excitaba tremendamente.

Desplazó ambas manos hasta los omoplatos de su superior, abrazándole. El cuerpo se acurrucaba y apretaba contra el hercúleo de Akatsuki.

— Me encantaría —inquirió, susurrante.

por **Akatsuki Ousawa** Vie Jul 18, 2014 4:57 pm

Las ropas de la soldado se transparentaron, dejándole casi una completa visión de lo que guardaba bajo la ropa. Sin duda le atraía y sus ojos le delataban, le hacían mirarla lleno de deseo. Sin embargo aún no debía olvidar que estaba "trabajando" y antes de siquiera pensar en tocarla, tenía que acabar con su tarea. A él le gustaba terminar su labor antes de tiempo y entonces sí, divertirse hasta que oficialmente podía decir que tenía tiempo libre. Sonrió ante su respuesta y negó ante lo último. Era perfecto que no mostrara piedad con los enemigos, era justo lo que quería oír.

-Así me gusta, matarlos. Cuando estés en alguna ciudad, debes recordar que la prioridad es proteger a los ciudadanos, así que si peleas, tienes que despejar primero la zona.- Para el ejército de Spatium era mucho más grave dañar a un inocente, que dejar escapar a un enemigo. Dentro de una ciudad, solo luchaban por la seguridad de los habitantes y en las guerras, era exactamente igual. Preferible salvar a la gente que destruir al ejército enemigo, eso sí, cuando se hubiera evacuado el lugar, la destrucción no tendría límites.

-¿Sabes? Yo soy muy peligroso, tienes que andarte con cuidado cuando estés conmigo.- Advirtió, pasando a hacer fuerza solo con el brazo derecho. Ninguno de los dos tocaba pie en la orilla, porque simplemente no había nada más que agua debajo de ellos. Veía complicidad en los gestos de la elfa y en cierto modo le sorprendía que estuviese tan encantada con lo que hacía. Escondió la mano izquierda bajo las aguas y desde la cintura, fue trazando caricias en zig-zag hasta llegar a sus muslos, donde se quedó quieto y posó toda la palma, abarcando toda la piel que podía.

-Cuando tú quieras, yo siempre estoy disponible.- Susurró mientras hacía que la pierna izquierda de la elfa le rodeara la cintura, pudiendo aproximarse más, hasta lograr un contacto pleno, sin contar con la ropa que era claramente una molestia. -El Sol Frío se está portando bien ¿No crees?- Por un momento pensó en marcharse ya a la ciudad, antes de que el tiempo empeorase y la ruta de regreso fuera más complicada y problemática. -¿Quieres reportar la misión?- Preguntó queriendo saber su opinión. Mientras esperaba jugó a molestarla mordiéndole la oreja alargada y puntiaguda.

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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
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MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater