Bonds~ [Akatsuki]

por Invitado Mar Dic 02, 2014 3:19 am

El frío en aquella zona estaba en su esplendor con una fuerte ventisca siendo las 8 a.m. aun después de que los primeros rayos del sol ya habían envuelto las tierras de Spirit Soul el clima era insoportable, aun más de lo normal en esa parte de Tempus. Tal vez por la hora o porque el clima así lo dictaba, eso no detendría las labores de la prisión y tampoco a quienes estaban dentro protegiendo la seguridad de los habitantes y un signo de que esto sería verídico era una figura que se vislumbraba a lo lejos y entre la nieve que con fiereza azotaba la tierra ya sumergida entre el blanquecino elemento. Una figura femenina que caminaba en dirección a aquel contenedor de rufianes sin tambalear ni flaquear, el viento y la nieve solo hicieron ceder a su abrigo que revoloteaba por detrás de la figura como si la naturaleza quisiera detenerla pero ni siquiera su caminar se veía disminuido, ni un poco. Y llegó a la puerta de entrada de la prisión, sus huellas detrás de ella la nieve las borró tan fácil como se hicieron, tan solo en pocos momentos demostrando que el clima el día de hoy no se podía tomar a la ligera.

No hizo nada, tan solo observó a la cámara de vigilancia en la parte superior derecha del marco, era la mujer pelirroja de traje negro pegado a su cuerpo y su abrigo blanco encima con un rostro serio y firme pero a la vez sereno. Tan pronto se dieron cuenta de quien se trataba la puerta se abrió y sin más ella entró en el recinto de desolada aura. Un par de guardias fueron a recibirla con el típico saludo militar y ella, sin detener su paso firme y lento, respondió con el mismo ademán hasta que los dejó atrás fue cuando su mano regresó al costado de su cuerpo y ambos guardias la escoltaron por todo el trayecto, por cada pasillo que ella tomaba ellos la siguieron pero no iban en silencio. — Alcaide Angela, los prisioneros han terminado de ducharse, de desayunar y se dirigen de nuevo a sus celdas para continuar con los horarios establecidos. — El hombre continuó con el reporte mientras subieron unas escaleras. — Uno de los presos agredió a su compañero y entre la confusión intentó escapar, logramos detenerlo antes de que empezara a correr. Ya se encuentra bajo custodia en una de las celdas de castigo. — Se detuvieron frente a una puerta de madera luego de haber pasado 3 pisos.

La delgada mano de la fémina envolvió la perilla de la puerta y una ligera y corta risa con un completo aire divertido se escapó de sus labios, sonrió en ese mismo instante para completar el gesto de diversión. — Buen trabajo. No podemos permitir que continúen pensando que cualquiera puede escapar. — Su tono fue completamente serio aun después de haber encontrado cómico el suceso, era una figura de autoridad y eso debía de demostrar en todo momento. — Continúen con su trabajo señores, nos espera un día largo y extremadamente frío. Cualquier situación, háganmela saber de inmediato. — Giró la perilla de la puerta, los guardias volvieron a hacer el saludo militar y se retiraron tan pronto como pudieron para continuar con sus labores pero ella no entró en la habitación frente a ella, solo abrió un poco la puerta y quedó unos segundos pensativa. — ¿Por dónde pensaba escapar? — Musitó, cada posibilidad que le pasaba por la cabeza le parecía cómica y absurda. Llegó a la conclusión de que solo actuó por instinto, sin plan alguno que lo respaldara o asegurara su escape.

No pensó más en eso y entró a la habitación, una enorme oficina con un escritorio amplio al fondo, la silla donde se sentaba ella y otras dos del otro lado para quienes iban de “visita”, todas ellas bastante cómodas, una enorme alfombra de color vino cuadrada al medio de toda la habitación, varios archiveros en la parte izquierda de la habitación mientras que en la derecha se encontraba lo que parecía ser un minibar, con un pequeño refrigerador debajo de una barra pegada a la pared, con copas y tazas sobre esta al igual que una cafetera de capsulas. Al lado del refrigerador se encontraban unas compuertas que contenían las cajas con las capsulas para la cafetera, principalmente de chocolate aunque entre ellas algunas de café negro y capuchino, entre otras cosas. Junto a este “lujo”, un sillón largo y de color vino completaba de cubrir la pared. En la parte superior de la pared del fondo, justo sobre su silla, se encontraban dos estoques cruzados como adorno aunque realmente estas se podían usar para la batalla. Cerró la puerta al entrar y caminó en dirección a las compuertas del minibar las cuales abrió para tomar una de las tantas capsulas de chocolate.

Ya colocada la capsula en la cafetera la encendió colocando una de las tazas debajo de esta para que pronto cayera el chocolate caliente sobre el envase. Colocó las manos sobre la barra mientras observó como la taza se llenaba poco a poco y con la rodilla cerró la compuerta al darle un ligero empujón. — ¿Qué sorpresas me traerá el día de hoy? — Un suspiro se escapó de su boca, pero no un suspiro de agobio o algo semejante, sino de calma, por ahora todo estaba completamente tranquilo aunque el día apenas comenzaba.

por **Akatsuki Ousawa** Miér Dic 03, 2014 1:48 am

Estaba bastante harto de que le mandaran a Tempus ahora, es como si les hubiera dado con ese reino. No podía replicar, al fin y al cabo, era parte de su trabajo. Atendió bien a la petición: Informarse sobre las medidas de seguridad de la prisión Arcadia, así como de la situación de los presos. En Spatium también tenían una cárcel y le pidieron preguntar si algunos de los convictos de allí pudieran ser enviados por precaución civil. Y otras cuantas cosas relacionadas con ello, para esto, se le entregó un papel con la firma del regente de Spatium y con que él se identificara con su puesto militar, debía ser suficiente para poder hablar con el Alcaide. El íncubo fue volando sobre su dragón, pero aterrizó bastante lejos, puesto que Xepher no aguantaba durante mucho rato las bajas temperaturas: Le tocó ir a pie durante unas horas por páramos helados hasta contemplar la inmensa estructura. Se levantaba victoriosa como una montaña, custodiada por todas partes y rodeada de nieve. Sin más tardar se acercó hasta los guardias que vigilaban la entrada principal.

-Buenas, soy el General de Justicia, el Ministro de Spatium me envía para hablar con el regente de la prisión.- Les dijo mostrándoles la firma oficial.

Los guardias hablaron entre ellos, pero no dudaron en que era un documento oficial del cargo más importante de aquel reino. Le dejaron pasar, pero solo hasta resguardarse dentro del edificio, allí le pidieron esperar cerca de una calefacción mientras avisaban al Alcaide, para que pudiera prepararse para su visita. Akatsuki se sentó en un banco metálico y esperó durante un rato largo hasta que le permitieron seguir avanzando por los pasillos de la prisión. Casi como si él mismo fuera un criminal, era escoltado por varias personas, guiándole de buenos modos, con alegría incluso: Era la visita de un oficial, seguro que tenía que contar muchas cosas. Algunos guardias provenían de Spatium. No dijo muchas cosas pero se portó bien, hasta verse frente a la puerta del despacho de la persona a la que quería ver. Ni siquiera sabía que era una mujer, ni su apellido, por lo que se llevó una impresión al entreabrir la puerta, habiendo llamado previamente. No tenía problema con que una mujer gobernara la prisión, es más, le agradaba porque le simpatizaba más.

-Señorita Alcaide...- Dijo sin terminar de abrir, no lo haría hasta recibir su aprobación. -Soy el General Ousawa.- Se presentó amablemente desde el umbral.

Rozaba el picaporte con sus ásperas manos, medio congeladas: Ni siquiera el calor del edificio le había ayudado a recuperar totalmente la movilidad. Sentía pinchazos y como si le cayeran gotas muy frías de agua. Parecía un esquimal de todo lo que llevaba encima. Hizo luego un saludo militar, uno más acorde a su posición y disciplina laboral, puesto que fuera del trabajo era todo lo contrario. Un irresponsable. Los guardias que le habían traído se fueron alejando poco a poco, después de abrirle la puerta. Él no entendió eso, no podía entrar si ella no lo ordenaba, por mucha cita previa que tuviera. Tal vez no quisieran esperarle más y puesto que era una orden de Ministro la de atender a Akki, ni siquiera necesitase autorización. Aún así, se aproximó muy despacio, sin tocar nada.

-El Ministro desea que trate unos asuntos con usted, si me permite...- Suspiró quitándose el abrigo. Ahí si hacía calorcito.

por Invitado Miér Dic 03, 2014 2:57 am

El tiempo pareció pasar lento al estar inmersa en sus pensamiento mientras su mirada se perdía en la inmensidad de la taza que poco a poco se llenaba con el chocolate caliente y liberaba un poco de vapor por el ambiente frío aun presente en la habitación, mismo que con el paso del tiempo la calefacción iba desapareciendo. La cafetera emitió un pitido leve, corto y fugaz avisando de haber terminado su tarea y la joven ángel despertó de su “trance” para apagar el aparato y tomar de manera elegante la taza por la oreja con su mano derecha a lo que sonrió ligeramente. Acercó la taza a su rostro para olfatear el delicioso aroma y no tardó en probarlo al pegar sus labios a la orilla del envase, probando cuidadosamente el dulce líquido. El calor del chocolate recorrió su cuerpo y siendo el primer dulce del día fue tan placentero que volvió a suspirar con satisfacción, estaba lista para empezar el papeleo y revisar las órdenes que aun faltaban por cumplir.

Dio media vuelta y con la taza aun cerca de sus labios caminó en dirección a los archiveros al otro lado, tomando uno de los cajones superiores con su izquierda pero cuando estuvo a punto de abrirlo un guardia entró luego de haber avisado al tocar la puerta. — Alcaide, tiene una visita del General de justicia enviado por el ministro de Spatium. — Lo miró de reojo sin moverse y su sonrisa ligera se desapareció de inmediato. — Déjenlo pasar pero no dejen de lado los protocolos de seguridad. — Afirmó con seguridad, no estaba dispuesta a dejar los procedimientos de lado fuese quien fuese, después se disculparía con él por ello. El guardia afirmó la orden con el saludo militar y se retiró, cerrando la puerta nuevamente y ella abrió el archivero luego de volver la vista hacia este para buscar entre los fólderes con los dedos que pasaban por encima de ellos separándolos, observando los títulos de cada uno.

No pasó mucho cuando escuchó llamaban a la puerta pero nadie entró, tan solo escuchó una voz diferente a las que ya conocía de sus guardias y la puerta apenas se abrió para dar paso a un aviso de quien se trataba. Continuó buscando entre los archivos y al fin tomó uno de ellos con un nombre por título, lo sacó y cerró lentamente el cajón del archivero mientras su invitado entraba lentamente con todo eso encima de su cuerpo. Lo miró de reojo y bajó la taza al nivel de su pecho para terminar girando hacia él con elegancia, dejando que terminara de hablar. — Bienvenido General Ousawa, lamento si le incomodó ser escoltado pero son normas que debemos seguir por seguridad. Tome asiento, por favor. — Usó un tono amable pero serio al igual que su rostro que mostraba amabilidad pero seriedad y autoridad. — ¿Gusta un poco de café para este frío? — Bajó la mano que sostenía el fólder a su costado mientras miró los ojos de su acompañante por unos momentos ya que dio media vuelta para avanzar hacia su respectiva silla del otro lado del escritorio, dejando el archivo sobre este al estar ya del otro lado, lo mismo hizo con la taza la cual dejó sobre un porta vaso. — Y más importante ¿Qué clase de asuntos desea que tratemos el ministro de Spatium? — Tomó asiento de manera elegante en si silla y de la misma forma cruzó su pierna derecha por encima de la otra, indicándole que tomara asiento en una de las sillas frente a ella al extender su mano y señalar una de estas mientras su miraba se volvió a posar sobre los ojos del joven, esperando ansiosa sus respuestas para comenzar esta jornada de labores.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Dic 04, 2014 1:47 am

Sus pasos eran silenciosos, hasta llegar a las tres sillas, eligiendo la del centro para colgar su cazadora y el abrigo, que se los había sacado juntos para ponérselos antes. Ahí dentro olía a chocolate, como le gustaba tanto, nunca se le escapaba ese delicioso aroma. Cualquiera que le conociera podía dar fe de las decenas de tabletas que tenía en la nevera y lo poco que le duraban, pero en esta ocasión, no podía decir nada al respecto. Al menos le ofrecía café y no el asqueroso té que no sabía a nada rico y es que encima era amargo, mucho más que el café según su juicio. Él siempre echaba azúcar o un par de onzas de chocolate que se derretían y daban un sabor especial.

-No se preocupe, está bien que se sigan las normas. Cuando uno menos se lo espera, pueden haber problemas.- Y a él le había pasado, aunque nunca se le había ido de las manos. -Sí, café está bien.- Respondió tranquilo.

Con el permiso de la mujer se sentó, que en parte era su superior, no del todo porque ella era independiente, no tenía poder sobre los demás cargos, solo del control de la cárcel, pero aún así casi equivalía a ser una Ministra. Ir al grano era lo que le gustaba, terminar su labor rápido para poder declararse en descanso y tiempo para vaguear. Esbozó una amplia sonrisa y se cruzó de brazos, con la espalda apoyada en el respaldo, no es que estuviera feliz de decir lo que le habían mandado, pero no se sentía incómodo ahí dentro: Estaba con una mujer, no podía pedir más.

-Desea saber cuáles son las medidas preventivas de esta prisión, pues quisiera enviar a algunos criminales problemáticos de Spatium hasta aquí.- Comentó recordando el resto.

Estaba casi seguro de que si ella aceptaba, le tocaría a él ser parte del que trasladara a los prisioneros, ya que es alguien a quien le tienen estima y confianza, que saben que no dejará escapar a ninguno y no tiene compasión con los criminales, pero Akki no quería, era una tarea demasiado tediosa y además, no le gustaba Tempus. No podía dar cuenta del aspecto ajeno porque estaba de servicio, pero luego se dedicaría a admirarlo en completo silencio. No recordaba muy bien lo que tenía que decir, porque la mayoría de cosas estaban implícitas en el tema había expuesto.

-¿Hay medidas de ejecución aquí? Si es así, me gustaría saber cuáles. En Spatium lo único que hay es que se les mate con lo primero que se tenga a mano.- Se llevó una mano al pelo.

Allí si no era posible encerrar a un criminal, directamente se le arrebataba la vida, ya fuera con un espadazo, cortándoles la cabeza, desmembrándoles o lo que pudiera hacer cualquiera. Hasta la brigada tenía permitido hacerlo, pero quería sopesar que aquellos que causaban tanto daño, merecieran un castigo más cruel y tortuoso. El General mantenía la mirada clavada en los rubíes ajenos.

-Se considera que es mejor dejarlos aquí.- Finalizó por el momento.

por Invitado Vie Dic 05, 2014 1:18 am

Parecía ser que todo tomaría un buen camino, empezando por el coincidir en seguir las reglas para protección y seguridad de todos. Tuvo ciertas dudas en si aceptaría las disculpas por el trato, aunque no siendo el mismo que se le da a un criminal, siendo alguien de su cargo podría llegar a sentir que se le trata como a uno. Luego aceptó la oferta del café y tomó asiento para comenzar a explicar el asunto que lo trajo a tan lejano lugar, escuchó con toda atención sus primeras palabras mientras colocó ambas manos sobre las braceras de su silla y al mismo tiempo recargaba su espalda sobre el respaldo para mayor comodidad.

¿Un traslado? Solo pudo pensar que se trataba de un criminal bastante peligroso que podría escapar con facilidad de la prisión de Spatium y era lo más lógico pues estas instalaciones eran para contener a los más peligrosos criminales que habitaban Spirit Soul, de cualquier forma dejó que continuara luego de notar que tomó una actitud más relajada con aquella sonrisa y los brazos cruzados. Ella continuó con su seriedad y calma atenta a lo que decía. Preguntó también por las ejecuciones y dio un ejemplo de los métodos que se tomaban en aquella parte del planeta que, aunque para ella sonó muy salvaje, entendió que se tomaran de esa manera, de todos modos, eran criminales que debían morir y no merecían ni una pizca de compasión al ser su castigo además de servir como ejemplo para los demás. Para cualquier otro habitante de Tempus lo que dijo le hubiera causado gracia o repulsión pues el avance entre una región y la otra era bastante amplia pero para la fémina no fue ni una ni la otra, simplemente comprendió la situación y dejó que continuara con la última frase.

En cuanto terminó se colocó de pie con la debida elegancia propia de su persona y caminó en dirección a la cafetera a su lado izquierdo, por unos momentos le dio la espalda al general pero fue necesario para poder agacharse ligeramente y abrir los compartimentos y sacar una de las capsulas de café capuchino. — Nuestros protocolos de seguridad son de los mejores, general Ousawa, y no quiero sonar presumida ni nada semejante. — Se reincorporó luego de cerrar las gavetas para colocar de manera inmediata la capsula en el aparato el cual encendió nuevamente, tomando una taza la cual puso debajo de éste para que comenzara a preparar el café. — Como sabrá, tenemos tecnología avanzada que nos permite trasladar a cualquier criminal sin ningún problema. Tenemos vehículos equipados para mantenerlos seguros durante el viaje y personal capacitado para operarlos. — Dio media vuelta para observar de nuevo a los ojos del joven mientras cruzaba los brazos al nivel de su pecho. — En el caso de que sean tan peligrosos yo podría encargarme de realizar el traslado. — Antes de que pudiera continuar la cafetera hizo un pitido avisando que el café estaba listo así que volvió a girarse para tomar la taza con ambas manos, caminando en dirección al muchacho para colocar la taza sobre un porta vaso que se encontraba de aquel lado del escritorio, de esta se podía notar como salía vapor por lo caliente que se encontraba el café. — En cuanto a las ejecuciones, sí, si ejecutamos a los criminales que sean sentenciados a ello solo que nuestros procedimientos son más sutiles. —

Se alejó lentamente hasta regresar a su lugar sentándose nuevamente en aquella posición anterior. No sabía si le agradaría la idea de estar presente y hacerse cargo de la tarea de cuidar a los presos durante el traslado pero a ella le gustaba que todo saliera bien, además, tenía la experiencia al igual que sus subordinados en este tipo de procedimientos al igual de que se desenvolvía bastante bien cuando se trataba de trabajar con ellos. — No se si usted esté de acuerdo con ello y más importante, el ministro de Spatium lo esté. La seguridad es lo primero y en verdad, no me molestaría hacerme cargo del asunto si así lo ven prudente. — Levantó su diestra en dirección a la oreja de la taza y la tomó firmemente para acercarla a sus labios sin tomar del liquido. — Espero que el capuchino sea de su agrado, general. — El café soltaba un aroma dulce pero a la vez amargo y tenía una textura y color como el del chocolate. Terminó con su turno para hablar al tomar un sorbo de su chocolate que aun estaba caliente, dándole el turno de emitir su respuesta y continuar con el dialogo.

por **Akatsuki Ousawa** Dom Dic 07, 2014 7:26 pm

Comprensión era todo lo que necesitaban, aún frente a diferencia de costumbres y formas de ser, solo debían pararse a analizar que todo tenía sentido de una manera u otra. Él entendía que Tempus, efectivamente era el lugar más avanzado y por ello, la tecnología era casi motivo de alarde, pues aquí donde existía hasta la realidad virtual, en Spatium ni siquiera era algo que los ciudadanos pudieran comprender, mucho menos imaginar. Se vio en la necesidad de concretar algo más sobre los prisioneros, aunque esto ya no venía de la fuente de información del Ministro, sino suya propia, de sus averiguaciones personales.

-No creo que sean tan peligrosos como los que residen aquí, pero para la seguridad de Spatium, son sujetos difíciles de tratar.- Dijo, justo antes de que la bebida estuviera lista. -Para la tecnología de este continente, no serían nada más que ratitas queriendo escapar, pero para lo que nosotros llevamos de desarrollo, suponen un exceso de soldados custodiando. Ellos entraron al ejército para luchar, no para vigilar una cárcel.- Explicó, sin poder desvelar mucho más.

Esto era un problema porque los guardias de la cárcel de Spatium, eran los militares que participarían en cualquier guerra que ojalá, nunca llegara. Al tener que estar frente a las celdas y el edificio, perdían mucho tiempo y oportunidades para entrenar, lo que de alguna manera, llegaba a debilitar las fuerzas bélicas de allí, además, como había dicho, ellos tenían la idea de hacerse fuertes para luchar por su patria, por ese continente y los civiles inocentes, no para estar de pie la mitad del día viendo como los criminales se llenaban de odio. Aunque él los entrenara y se asegurase de que todos eran guerreros muy fuertes, que uno de ellos fueran casi cincuenta personas normales sin entrenamiento, necesitaba a todas las brigadas posibles. Pero no le podía contar algo así a la Alcaide: Ella en algún momento, podía atacar Spatium.

-Si alguna vez viaja a Spatium, me aseguraré de que se sienta bien cómoda. Tanto como lo estoy yo ahora, muchas gracias.- Sonrió, sosteniendo la taza entre sus manos. -No creo poder permitir que haga esa tarea. Es mi trabajo, en todo caso.- Sopló el vapor del café y se lo acercó a los labios.

Dio un sorbo con los ojos cerrados. Estaba ardiendo, pero necesitaba tanto ese calor, que no necesitó hacer una pausa después de que tal temperatura recorriese su garganta abrasándola. De echo se sintió bien y cuando se separó y exhaló el aire, salió vapor de su boca, como el aliento de un dragón. Ni siquiera notó el toque amargo del café, solo la parte dulce y espumosa, de la que se relamió al notar como burbujeaba. Aún la taza estaba casi llena, pero por ahora quería calentarse bien las manos e ir tomándolo muy poco a poco.

-Yo le llevaré toda la información al Ministro y entonces le comunicaré si está de acuerdo o no.- Y sabía que para ello, debía hacer dos viajes más. -Por ahora fueron seleccionados siete presos, acusados de terrorismo y revolución, principalmente. Todos ellos cometieron diferentes crímenes: Robo, extorsión, secuestro, violación, asesinato y conspiración.- Finalizó, por el momento.

por Invitado Jue Dic 11, 2014 4:49 pm

Poco a poco ambos llegaban a un acuerdo, comprendió la razón del por qué deseaban hacer el traslado lo cual catalogó como una táctica inteligente por parte del continente Spatium. En tiempos inciertos donde los continentes se encuentran en puerta de una guerra lo más sensato es mantener a las tropas listas para cualquier inconveniente y por lo que Akatsuki dijo se mantenían ocupados a miembros importantes del ejército en cosas sin mayor relevancia. Ciertamente, ella no lo vio como un problema pues ayudar estaba en su naturaleza y por ahora entre Spatium y Tempus estaban en paz uno con el otro.

Ambos estaban dejando de lado las diferencias entre regiones y gracias a la cordialidad daba en esta visita por su parte el general pensaba remunerarle dicho gesto en alguna ocasión que fuera a Spatium en papel de turista. La verdad conocía poco de los otros continentes, sus parajes y sus lugares para pasar el rato pues mayormente las visitaba para perseguir a los presos que han logrado escapar, con esta propuesta al menos tendría la guía de alguien que conocía Spatium. No sonrió porque no era el momento ni el lugar pero seguro el chico se sorprendería de su actitud estando fuera de labores, y no sería el primero en hacerlo.

Él se negó a dejarla realizar el traslado por cuestiones laborales lo cual no le causó molestia, al contrario, vio aquellas palabras y determinación como algo muy responsable, no esperaba más de alguien con su cargo pues era el ejemplo a seguir de quienes estaban a sus órdenes. Entre palabras dio pequeños sorbos a su chocolate que poco a poco se fue templando, enfriando en otras palabras, aunque el mismo ya iba a menos de la mitad y esperaba que el café fuera del agrado de Akatsuki aunque lo pensó en cuanto vio como relamió la parte espumosa. La mayoría prefieren café negro pero en esta ocasión pareciera que le dio al blanco.

Algo que no podía haber faltado era la mención de los crímenes cometidos por parte de los culpables que pronto pasarían a su cuidado. Robo, extorsión, secuestro, violación, asesinato y conspiración: Las típicas faltas por las que terminaban encerrados los revolucionarios, un grupo de personas que últimamente causaban mucho revuelo en los tres continentes. No esta en contra de ellos cuando solo se limitan a pensar diferente a lo establecido, de hecho, respeta su manera de pensar pero cuando realizan ese tipo de acciones en contra de gente inocente su forma de verlos cambiaba por completo y no dudaba en castigarlos con mano dura. En estos casos, muchos pensarían que la Alcaide disfrutaba de castigar a aquellos que llegaban a romper las leyes pero no era así.

— Siete revolucionarios. Tenemos las celdas perfectas para ellos a no ser que quieran que sean ejecutados. — Dijo en cuanto él finalizó, alejando la taza de sus labios para colocarla encima del escritorio. — Debo decirle que me agrada que sea responsable con el cargo que lleva sobre sus hombros y también le agradezco su cálida invitación, tenga por seguro que cuando tenga tiempo libre no dudaré en visitar Spatium. — Sus labios se curvearon para formar una sonrisa muy ligera pero visible mientras miraba al joven frente a ella. — Dígale al Ministro que estaré lista para recibirlos en cuanto el deseé realizar el traslado. — Realizó una breve pausa y lo observó pensativa, ya con ese gesto serio en su rostro. — Antes de que se vaya ¿Le gustaría conocer parte de las instalaciones de la prisión? Claro, Si usted gusta luego de que termine de disfrutar su café. — Cambió sus piernas de posición al contrario realizando ese movimiento con la elegancia propia de ella.

por **Akatsuki Ousawa** Sáb Dic 13, 2014 2:02 am

No dudaba que hubiera espacio para esos siete criminales, sino, habría que decir que la cárcel es un poco pequeña y para lo que ocupa en vista aérea, por lo menos miles y miles debían poder ser custodiados. Luego se dio cuenta de que no estaba en su momento de lucidez: Ella no había querido decir eso y había entendido otra cosa. Menos mal que no había soltado palabra, aún así se había avergonzado y por ello, se llevó una mano a la frente, suspirando. Seguía sujetando la taza con la otra mano, no interrumpió como buen chico educado, pero solo de servicio. Sus amigos y compañeros sabían lo bromista y las molestias de sus comentarios fuera de la vida laboral.

-Hay momentos para todo y el trabajo no es para jugar, menos aún poniendo en riesgo las vidas de muchas personas.- Respondió agradeciendo con un leve gesto el "halago". -Gracias, señorita Alcaide. Traeré la respuesta tan pronto como me sea posible. Creo que tardaría unas cinco o seis horas.- Estimó.

Cuatro horas mínimo eran de viaje: Ida y vuelta. Había calculado una o dos horas para tratar profundamente el tema con el ministro, aunque sabía que no llevaría tanto. Ni siquiera había estado hablando media hora con la Alcaide y eso que no se conocen de nada. Podía ir al grano con el ministro que era su íntimo amigo y compañero de fiesta, sería incluso más rápido, pero a él le agradaba dar margen por si se complicaban las cosas. El íncubo se terminó el café de golpe, lo necesitaba y además no era de tardar a la hora de "engullir" lo que quiera que fuera a tomar. Dejó la taza suavemente sobre la mesa y asintió: Ver las instalaciones le sería útil para contarle también al ministro y para cuando tuviera que llevar a los prisioneros.

-Sí, claro, me parece una idea excelente. Yo ya estoy listo.- Dijo levantándose. No tenía prisa, pero no podía estarse quieto. -¿Podré ver las celdas en las que se encerrarían a esas siete personas?- Preguntó con interés.

Podía ser muy obvio, pero a lo mejor la Alcaide solo pretendía enseñarle las celdas comunes, el comedor y algún otro sitio, él no lo sabía con certeza. Lo que sí quería, era que le enseñara las medidas de seguridad, tales como cámaras de vigilancia o paneles desarrollados por la increíble tecnología del continente helado. Esperó a la mujer y se dijo a si mismo que debía abrirle la puerta amablemente y dejar que saliera primero.

por Invitado Mar Dic 16, 2014 3:23 pm

Todo estaba decidido, incluso su última proposición a la cual el muchacho no dudó en aceptar, incluso bebió el café con rapidez lo que ella supuso como ansiedad por ver cómo serían vigilados los revolucionarios y dónde se encontrarían encerrados. No estaba mal que se preocupara tanto por saciar esa preocupación de seguridad sobre los criminales pues cualquier miembro del ejército o gobierno la tendría. En cuanto al viaje, ella calculó más tiempo que el que él mencionó por la distancia y los métodos de transporte entre una y otra región tomando en cuenta la diferencia tecnológica.

Ante la pregunta que lanzó en cuanto se levantó y terminó su café asintió ligeramente mientras se colocaba de pie, ayudándose al apoyar las manos sobre el escritorio. Al contrario de él, ella no terminó su chocolate y dejó la taza en su lugar cuando comenzó a caminar por el costado del mueble hasta posarse frente a Akatsuki. — Por supuesto. Si eso le ayuda a tener la seguridad de que estarán bien vigilados, con gusto lo haré. — Giró su cuerpo hacia la puerta y caminó hacia ella con paso lento y elegante, resonando los tacones de sus botas sobre el suelo. — Tengo pensado enseñarle toda la prisión pero no sé si usted tenga el tiempo o las ganas de hacerlo ya que es bastante grande. — Dijo mientras se acercó a la puerta y tomó la perilla con su mano derecha.

— Y la verdad no quisiera molestarlo al quitarle mucho de su valioso tiempo. Alguien como usted seguro tiene asuntos pendientes muy importantes, aparte del que acabamos de tratar. — Giró la perilla y terminó por abrir la puerta sin soltarla, quitándose del camino al hacerse a un lado para dejarle al general todo el paso pues mientras el pensaba si hacer o no lo mismo para ella tomó la delantera. Lo observó mientras esperó a que saliera primero con un aire paciente en su semblante.

por **Akatsuki Ousawa** Vie Dic 19, 2014 1:51 am

Cuando la mujer se puso delante de él, no pudo evitar echarle un vistazo a cuerpo completo. El traje que llevaba le sentaba muy bien, hacía que pareciese una mujer dominante y muy brava. No dudaba que lo fuera, en absoluto y eso le gustaba. En otra situación hubiera hecho algo indecente, pero ahora estaba de servicio y él tenía una condición y es que durante el horario de trabajo, sus conocidos no son más que aliados. Por un momento, pareció como si pelearan por sujetar el picaporte, porque él quería abrir la puerta, pero ella había puesto antes la mano.

-No se preocupe, a mi un día me da para mucho.- Le dijo, tratando de que se tranquilizara un poco. -Entrenaré más tarde a los soldados, no tengo prisa, ni problema en ver la prisión completa.- Aseguró.

Rodeó el cuerpo ajeno y se posicionó en un lateral, para hacer un suave barrido con un brazo, indicándole a la Alcaide que saliera primero. Tal y como salía en las películas, aunque él nunca había visto ninguna. Solo era comportamiento de caballero, algo amable y gentil, un poquito diferente a sus costumbres, pero él tenía cierto remedio, no estaba perdido y estas cosas eran la prueba de que estaba siempre cambiando. Incluso, inclinó ligeramente el cuerpo, como si hiciera una reverencia, para luego volver a erguirse y juntar de nuevo los brazos al cuerpo.

-Las damas primero, por favor.- Susurró suavemente. -Yo cerraré la puerta y apagaré la luz.- Finalizó, empezando ya por presionar el interruptor.

La sala quedó un poco más oscurecida, pero era de día y aunque Tempus no tenía mucho Sol, al menos se podía ver. Trató de cerrar la puerta con el menor de los sonidos, para luego ver a su alrededor. Era un pasillo muy largo, él aseguraría que cruzaba toda la planta y que por uno de los extremos había llegado, pero no recordaba cuál. Las paredes se veían resistentes y el suelo brillante. No podía ver nada al fondo, era como si se cortara en el final y las escaleras no pudieran verse.

por Invitado Sáb Dic 20, 2014 9:16 pm

Él aprovechó el momento donde su cuerpo podía ser visto en mayor detalle y aunque sintió la mirada del general sobre ella no le preocupó pues realmente no se imaginó el verdadero motivo por el cual la observó, y aunque no se hubiese molestado de haberlo sabido su reacción hubiera sido el llamarle la atención por pensar en esa clase de cosas mientras efectúa labores. Lo importante ahora era el hecho de que no había prisa por mostrarle toda la prisión y por su parte no había ningún inconveniente por hacerlo lo cual fue una tranquilidad para ella.

Ella tomó el picaporte y abrió la puerta esperando a que él saliera primero por cortesía ya que Akatsuki era un invitado pero tan pronto como se acercó rodeó su cuerpo lo cual al principio no supo como interpretar pero ella se quedo quieta esperando a que el realizara su acción, terminando por indicar con ello que le daba el paso a ella y así fue como ella dio unos pasos al frente para alejarse de él para ver aquella reverencia a la cual no correspondió pero si tomó en cuenta como un buen gesto. — Muchas gracias, General. — Asintió con la cabeza de manera ligera y salió de la oficina cuando apagó las luces, cerrando la puerta ya habiendo salido.

— Espero que el frío no sea problema para usted en este recorrido ya que, como habrá notado, las instalaciones son bastante frías. — Lo observó por unos momentos de reojo para luego empezar a caminar al lado derecho por el pasillo, resonando sus tacones cada que daba un paso con ese caminar elegante con el que colocaba un pie frente al otro y meneando las caderas pero no de manera exagerada. — Ya que tiene interés por la seguridad podríamos empezar por el centro de control de las cámaras, así podrá ver que la prisión esta completamente vigilada. — En cuanto llegaron al fondo del pasillo a la derecha había un par de escaleras, unas bajabas y las otras subían, ella comenzó a subir al tomar las escaleras de la izquierda las cuales daban dos vueltas lo cual significaban dos pisos más. — Tal vez lo que voy a preguntar esta fuera de labores pero tengo curiosidad ¿Tiene algún lugar favorito que frecuente en Spatium, algún edificio, café, restaurante, paisaje? — Preguntó para entablar una conversación en lo que subía escaleras y porque buscaba conocerlo un poco más, no solamente era formalismo y seriedad y quería darle una pequeña muestra de ello. Llegaron a otro pasillo largo con una puerta enorme y completamente blindada, con un panel numérico al lado derecho.

Continuó caminando hasta que se detuvo frente al panel, lo observó por unos segundos y retiró lentamente el guante de su mano derecha. — General, le pediré de favor que de media vuelta. Normas de seguridad. — Lo observó de reojo mientras colocó la mano sobre el panel, esperando que diera media vuelta para ingresar la contraseña. Aunque el llegara a verla, un siguiente panel aparecería hecho para leer las huellas dactilares y dar acceso al centro de vigilancia detrás de la puerta blindada pero era mejor tomar las medidas necesarias.

por **Akatsuki Ousawa** Lun Dic 22, 2014 7:49 pm

Solo una vez que la mujer acotó al frío de la prisión, fue cuando empezó a sentirlo, pero la puerta ya estaba cerrada y no iba a volver a entrar. Se había dejado ahí el abrigo, pero se aguantaría, porque tampoco podía compararse a las bajas temperaturas que habían afuera. El íncubo permaneció pasivo, pues no estaba por la labor de demostrar frío en ningún momento, menos aún si él no se había dado cuenta hasta que ella lo había mencionado. Negó con la cabeza y una sonrisa, todo estaba perfecto. De todas maneras, iba con manga larga.

-Así estoy bien, comencemos pues, con la sala de control.- Respondió, siguiendo a la Alcaide.

El General se distrajo mientras avanzaban, fijándose en los paneles soldados. Con razón este lugar era tan importante: Las paredes de Spatium eran de ladrillo y aunque hubieran barrotes metálicos, incluso él podía romperlos sin ninguna dificultad. En realidad pensaba que también sería capaz de escapar de Arcadia, siempre y cuando no le sellaran con magia, en caso contrario, ningún material sería capaz de retenerle. Esto era una tontería, no iban a encerrarle porque nunca haría nada que lo ameritaba, su forma de pensar era muy firme.

-¿Lugar favorito? Cualquier pastelería, la verdad...- Hizo una pausa, mientras pensaba algo más que decirle. -Spatium es muy grande y una de las ciudades más hermosas, estoy seguro de que es Ba Sing Se.- Expuso su opinión de manera muy breve.

Akki era un poco particular y no frecuentaba lugares de comida, ni de bebida, porque no comía lo mismo que los demás. Cuando tenía que ir, buscaba algo al azar que le pareciese bonito y agradable. Como no quería tener que entrar en el tema de su "condición" de demonio, cambió de tema ligeramente, para elogiar el continente entero. De vez en cuando, se le ocurría mirar hacia abajo por los lados de la escalera, a medida que ascendían. Se le pasaba por la cabeza, el qué pasaría si un criminal esposado de pies y manos se cae por ese hueco. Seguro que era algo muy gracioso.

-El pueblo más tranquilo es Wutai, ahí la gente es especialmente amable. Tienen una costa muy bonita.- Y cada vez que hablaba de esto, se le venían muchos recuerdos.

Apenas se dio cuenta de que ya habían terminado el tramo de escaleras. Casi se enterneció, pero este no era momento, no acompañado. Se quedó tras la Alcaide y se dedicó a mirar otros paneles luminosos, dándole la espalda. Veía una pantalla azul celeste que pasaba letras y números que no era capaz de comprender. Tal vez era algún código para designar celdas, presos o propios empleados. No veía cámaras de seguridad, pero supuso que debían ser de esas diminutas, de esa "nanotecnología" o vete a saber. En cuanto recibió la señal de que podía seguir avanzando, se dio la vuelta y se aproximó hasta la puerta.

-Disculpe si de vez en cuando, me quedo atontado viendo algo de esto. Es nuevo para mi y me da curiosidad.- No podía evitar quedarse casi con la boca abierta a cada cosa extraña que veía.

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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater