La telaraña de Elise [Elise]

Efectivamente me había metido por una calle bastante peligrosa, no había que ser un genio para saber que aquí imperaba la delincuencia pues mirara a donde mirara solo encontraba infracciones a la ley. No podría decir con certeza si la gente de aquí era demasiado tonta o que la necesidad era más grande que el deber de respetar las normas pero a un alma libre como a mí no me preocupaba, después de todo ¿Por qué exaltarme? No trabajaba para ningún organismo encargado de hacer valer las normativas que los altos mandatarios dictaban por lo tanto veía innecesario perder tiempo en intentar hacerles respetar reglas que ni yo mismo cumplía en varias ocasiones...quizás por eso más de una vez me llamaron la atención, suerte que mis infracciones eran leves. Había quien vendía armas, tampoco faltaba el insensato que ponía en stock alimentos exóticos pero peligrosos, varios de los que pude ver de reojo a mi paso eran venenosos y otros no tenían nada que envidiarles a los narcóticos; por otro lado también estaban los que en vez de complicarse tanto comercializaban con lo típico que podías encontrarte en sitios más abiertos a un público más inocente y donde por su naturaleza es menos probable que las autoridades te atrapen. Se trataban de artículos falsos, desde joyas hasta relojes, incluso tenían ropa que alardeaban de haber sido tejidos por sastres de renombre cuando con un simple vistazo podías darte cuenta que la composición de la tela era mediocre...un simple movimiento brusco y para trapos.

Me detuve un instante, un incidente llamó mi atención. No debía sorprenderme que en un lugar como este disputas dieran lugar, en un ambiente de ilegalidades debía de ser el pan de cada día y más si sucedían diferencias de opinión entre competidores o consumidores, los motivos podían ser tales como que uno acaparaba el mercado del otro o que por la escasez del objeto de adicción recurrían a la violencia para hacerse con las pertenencias de su víctima y así sacar dinero para satisfacer su obsesión. Y pensar que en tiempos de juventud yo actuaba de una forma tan irracional, atendiendo únicamente a mis instintos primarios como estos simios, incapaces de hacer uso del cerebro para encontrar otras fórmulas con las que lograr sus propósitos ¿Vergüenza por la similitud del pasado u orgullo por superar esa fase de mi juventud? Quien sabe pero contemplar este tipo de escenas siempre me trasladaban a épocas en las que mi ira era la única emoción y el motor que movía mi ser.

Pero ¿Que vio mi único ojo sano? No muy lejos de la pelea que estos hombres tenían divisé la figura de una fémina que se parecía deleitarse con el espectáculo que los combatientes le brindaban y que en lugar de resguardarse en un lugar más seguro se quedaba ahí admirando como si sus ojos contemplaran una magnífica obra de arte o una estimulante escena de una obra de teatro. Pocas veces me dejaba engatusar por el sexo opuesto por muy hermosa que pudiera resultar pero esta en concreto...tenía un porte que despertaba en mí deseos de conocer más detalles acerca de su persona y si tenía suerte capaz mataba dos pájaros de un tiro ¿Y si esa mujer también regentaba un negocio? Entonces era probable que tuviera artículos capaces de satisfacer mi ansia de probar lo desconocido. Justo cuando pensaba que me decepcionaría por poner un pie en este desagradable lugar me encuentro con la flor que crece entre las malas hierbas. Ignoré los humanos que seguían forcejeando y acudí al encuentro de la doncella me me cautivó con esa apariencia tan fascinante. -Espero no importunarla. Con voz amistosa me dirigí a ella para captar su atención y así, cuando fui capaz de hacerme notar hice una reverencia ante ella para mostrarle mis respetos y proseguí con mi presentación. -Vincent es mi nombre y he sentido la necesidad de acercarme a preguntar por su nombre mas ese no es el único asunto que me lleva a su presencia. De mi bolsillo saqué una moneda de oro y empecé a jugar con ella entre mis dedos. -Por casualidad...¿No tendrá algo más interesante para vender que la basura que sus competidores ofrecen?

Sus ojos se desviaron de la batalla, y de la molesta empleada que seguía insistiendo el que ingresara de nuevo a la tienda al escuchar atreves de los insultos y gritos del forcejeo unos pasos. Observo la sombra de la figura formarse a medida que avanzaba, atenta a si era una figura de autoridad, descubriendo para su suerte que era un simple ciudadano que probablemente había llegado a estas zonas con el objetivo de comprar drogas… No, no era eso. Su físico era el de una persona saludable, no una persona cuyo cuerpo estuviese pálido y con una mirada demente en sus ojos como la mayoría tenia. Esta era una persona interesante por no decir, por el simple hecho de parecer sano y aun así, ocurrírsele el entrar por estos lugares. Ahora la empleada le cambiaba el tema, recordándole la persona dentro de su establecimiento, pero Elise estaba mas centrada en el curioso ser delante suyo- Vincent. –Sonrió un poco, pronunciado su nombre correctamente en el primer intento- Un gusto, estoy encantada de que le interese el conocer mi nombre y se haya tomado la molestia de acercarse a esta ubicación -Tal vez por ello había llegado, aunque sería un motivo estúpido. Aunque, tal vez era una persona bastante poderosa. Arqueo una ceja interesada colocando uno de sus delgados dedos sobre su mentón pensativo, observando el apreciado objeto, una moneda de oro. Sin embargo, para sus productos una simple moneda no era mucho en su opinión, decidió no ser tan codiciosa si se encontraba en lo correcto con su teoría del poder del hombre delante de si- Veneno… de gran poder. Si eso es lo que buscas. –Hizo un gesto con su mano para indicarle a la empleada que se retirara, dedicándole una mirada fría y de autoridad para volver a prestar su atención a su posible cliente- O drogas. Aunque dudo que alguien de tu ende busque algo así. –Entro adentro de su tienda, apartando las cortinas.

Parecía que ya sus empleados se habían encargado de sea lo que fuese a comprar aquel hombre que había ingresado anteriormente, por lo que tendría tiempo para atender a él joven Vincent. Se acercó a otro cuarto, uno en que atendía a los clientes de vez en cuando, mas que nada a los que como el parecían sanos, y no moscas inservibles que buscaban ansiosos comprar drogas potentes. Tomo asiento en uno de los cojines violetas en el suelo, indicándole con su mirada a su cliente en donde sentarse y luego acercando a una sirvienta que rápidamente había ido a traer té para el invitado y la diosa arácnida- Por favor espera a que traigan el té. No deberían de tardar mucho. –Lo observo de nuevo, aun la curiosidad alojada en su interior- A cierto. Si no es de tu agrado puedo ordenar que te traigan otra cosa para beber mientras negociamos. –Sonrió- Pero antes que nada, tengo curiosidad. –La sirvienta entro, colocándose de rodillas frente a uno de los costados de la mesa, sirviendo el té siendo indicada por Elise el si debía de servirle a ambos o solamente a ella.- Disculpa por la interrupción. Bien, como decía, me atrevo a preguntarle el por que se le habría ocurrido entrar aquí, pues dudo que haya llegado simplemente a preguntar mi nombre. –Bajo la mirada tomando la taza de té por la asa, bebiendo el té verde cuidadosamente preparado, cerrando sus ojos, concentrándose en los sabores invadiendo su paladar.

A lo largo de mis años recorriendo el mundo me había encontrado con multitud de personas que vendían una gran gama de artículos, por ello no me sorprendía que ella vendiera también venenos o drogas, pero lejos de atraerme el producto en sí lo que me intrigaba era la elaboración de los mismos, después de todo hay infinidad de materiales con los que fabricar diferentes tipos de toxinas con las que hacer sucumbir a las víctimas, en cuanto a las drogas era lo que menos me llamaba la atención, conocía muchas y sus efectos, por ello no era como si necesitara saber cuales vendía; de todas formas no pensaba consumir nada de lo que ofrecía ¿Qué motivos tendría? Eso arruinaría mi buena forma y alteraría mi mente grave y en el peor de los casos podría resultar irreversible. Guardé la moneda en el bolsillo y llevé una mano a mi mentón pensando sobre lo que me acababa de decir ¿Debería pedirle que me enseñe unas muestras? Pese a no tener necesidad de consumir creo que es necesario conocer todos los posibles efectos que pueden provocar las referencias de esta vendedora por si en el futuro tuviera que dar atención médica a una víctima. -Sólo estoy mirando, no soy un demente, no consumiría drogas ni recurriría a venenos para mis actividades, sería impropio de mí. Tan solo soy alguien curioso ¿Está mal querer satisfacer mi curiosidad? Declaré con una sonrisa de oreja a oreja, llena de despreocupación.

Después de que ella hubiese entrado al establecimiento pasé detrás para seguirla a donde quiera que me estuviera guiando y durante el trayecto estuve echando un rápido vistazo a la decoración, fascinante sin duda, todo bien ordenado y clasificado, los empleados ejercían su trabajo sin distracciones y con productividad. Llegamos a un cuarto donde supuse que sería donde se reunía personalmente con los clientes para dialogar acerca de la venta, yo me senté sobre el cojín violeta que quedó libre y puse mi vista sobre la figura de la mujer que me había cautivado por su belleza e interesante aura. -Sí, no se preocupe, un té estará bien, no soy quisquilloso con ese tipo de cosas. Al momento de la llegada de una empleada que traía la bandeja con los tés yo indiqué mi deseo por la taza y la tomé con la mano diestra, la llevé a mis labios y di un pequeño trago. Miré pues a la mujer a los ojos esperando que me preguntara lo que me tuviera que preguntar. La razón de su intriga por mí me hizo reír, debía ser extraño que una persona de mi tipo anduviera por estos lares. -Soy un Dios muy curioso, siento intriga por los misterios de éste mundo y el alcance del conocimiento que el resto de seres pueden llegar a alcanzar. Cerré mi ojo di un nuevo trago al té y proseguí -La forma con la que en tu negocio se hacen los venenos ¿Que métodos usáis? Hay cientos de formas de prepararlos y los conozco casi todos, me he enfrentado a los efectos de mucho y he vencido pero ¿Y si queda alguno con el que no puedo lidiar? Pienso que usted puede tener muestras de una toxina que desconozca y quisiera un poco para elaborar un antídoto. Pero esa no era el único motivo que me impulsó a meterme aquí, buscaba algo más estimulante que un veneno desconocido, algo que me ayudara a ocupar mi tiempo -Pero dejando a un lado eso, otro motivo es que buscaba algún lugar donde trabajar, mi anterior empleo no resultó y ahora estoy en paro, no es como si necesitara el dinero pero trabajar supondría una inyección de emoción a mi vida.

Sujeto con fuerza la taza de té al escuchar la palabra Dios provenir de aquel hombre, abriendo sus ojos observándolo fijamente mientras bajaba la taza al plato que la acompañaba, escuchando con atención mientras esperaba a que finalizara su dialogo, descansando sus manos sobre sus piernas. Múltiples sentimientos se mezclaban en su interior, la antigua (O no tanto) rivalidad entre ambas razas generando un poco de resentimiento en la arácnida, que no podía evitar el lanzarle una mirada fría al Dios que no le había hecho nada directamente. Los Dioses peleaban siempre con los Dioses Oscuros, afirmando que eran seres malignos, buscando asesinarlos. Ellos se llevaban todo, la fama, la gloria, los seguidores, mientras los hijos del caos eran olvidados, junto al tributo que merecían obtener, especialmente ella. Solo pudo recobrar la lealtad de unas arañas viudas, y la de humanos de almas débiles con dinero. Después de todo, esa era la razón por la que había vuelto, para volver a ser gloriosa y recuperar a todos sus seguidores, lo cual no estaba dando muchos frutos. Volvió a ver el té, alzándolo a sus labios bebiendo todo de un trago tratando de ahogar aquel rencor, volviendo a bajar la ahora vacía taza. Se distraería respondiendo las preguntas que se le estaban dirigiendo- Eso es un secreto de mi negocio querido –Sonrió de nuevo, sin expresar alegría alguna su rostro- Solo digamos que… todos son venenos normales, los que encuentras en cualquier lado –Soltó una suave, pero inquietante risa- Mezclados con un veneno poderoso y exclusivo de aquí –Lo miro fijamente a sus ojos desapareciendo su sonrisa, ordenándole de nuevo a la sirvienta que trajera mas té, pero esta vez de tilo, con la fe de calmarse y actuar de nuevo con modales- Ni siquiera mis trabajadores saben de donde proviene –Le comento, volviendo a la conversación- Y respecto al antídoto, estoy segura de que comprenderá que eso no me conviene en absoluto –Cerro sus ojos esperando con ansias a la sirvienta.

Se llevó la grata sorpresa de escuchar a un Dios pidiéndole trabajo a una Diosa Oscura, sonriendo con soberbia y calmándose en aquel instante sin la necesidad del té que había solicitado, que por cierto, aun no llegaba- Así que… buscas trabajo –Llevo su mano a su mejilla pensativa, pensando en los cargos que tuviese libre en su compañía, cuando una de sus mejores ideas en su opinión hasta el momento en aquel plano terrenal la había atravesado, sonriendo de mejilla a mejilla- ¿Qué tal si eres mi sirviente personal? ¿No te molestara servirle a una… diosa oscura, cierto? –Alzo sus cejas con su voz delatando un poco de burla, pero disimulándolo con un tono suave. La sirvienta cruzo el umbral de la puerta de nuevo, con las nuevas tazas de té en una bandeja, volviendo a colocarlo a cada extremo de la pequeña mesa, llevándose las viejas y retirándose del lugar. Elise volvió a beber, tomando el relajante y placido líquido, sintiéndose mucho más calmada que hace unos minutos al averiguar la raza de su ahora posible empleado. Un Dios siendo su sirviente, quien lo diría. Soltó una suave risa divertida e intrigada por el pensamiento.

La mirada que puso sobre mí me hizo pensar que no le hacía ninguna gracia conocer mi origen divino, podía ver en sus ojos frialdad e incluso un rencor indescriptible pero también contemplé la posibilidad de que no creyera mis palabras, no sería la primera vez que alguien se ríe en mi cara o me acusa de mentiroso al decir tan abiertamente que era un Dios aún así poco me importaba, que creyeran en mi palabra o no era algo que me traía sin cuidado, a mí me bastaba tan solo con pasarlo bien. Como me figuré no iba a ser tan sencillo conseguir lo que quería, el origen de tan poderoso veneno que se escondía en este negocio era un bien guardado que la dueña se negaba a revelarme, sobre todo por mi razón de querer averiguar cual era ¿Quién le revelaría algo así a una persona que busca contrarrestar su veneno? Se arriesgaría a que su negocio pudiera arruinarse y el secreto debía de tener mucho jugo porque como estaba contando ni tan siquiera sus empleados sabían algo al respecto. Qué remedio, tendría que adivinarlo por mi cuenta o desistir en mi cometido mas dudo que me planteara abandonar pues la intriga me carcomía y me estaba animando a hacer mis propias investigaciones para dar con la fórmula, con ella podría ayudar a mucha gente a sanar los estragos de tan ponzoñoso brebaje y al tiempo sería un logro más que añadir a mi historial. -Entiendo sus razones, sería perjudicial para el negocio que existiera un antídoto. Acabé por terminarme el té y dejar la taza a un lado y solté una suave risa de despreocupación para aliviar tensiones -Si lo piensa bien, un antídoto podría ser un buen aliciente para que usted elabore un veneno aún más potente que haga inútiles los antídotos conocidos ¿No tiene curiosidad de saber si alguien es capaz de superar sus creaciones?

Cuando me propuso trabajar para ella al fin comprendí la extraña mirada que me lanzó hace nada, se trataba de una Diosa oscura, la historia de siempre, una enemistad de muchísimos años que nos mantenía enfrentados en una guerra sin cuartel porque teníamos diferencia de opiniones y una forma de actuar completamente diferente pero ni todos los dioses son buenos ni todos los oscuros son malos ¿Es realmente necesario despreciar a nuestra contraparte? Si la gente supiera los errores que cometí en el pasado muchos se pensarían que yo mismo era un Dios oscuro. -Un sirviente...no me importaría, ya trabajé sirviendo a alguien antes aunque ahí era conocido como "mayordomo". Esperé a que la sirvienta, la cual había regresado a poner una nueva remesa de té a nuestra disposición, para tomar la taza que me correspondía y beber un trago para humedecerme la garganta y hacerme más llevadero seguir hablando con la Diosa oscura. -¿Y qué si eres una Diosa oscura? Yo en mi juventud trataba cruelmente a mis creyentes, obligándolos a darme ofrendas para no destruirlos. Llevé la mano al parche dejándolo unos segundos ahí antes de reposar dicha mano en mi pierna -Aquello me costó un ojo pero no importa, la cuestión es que me resultaría divertido e interesante trabajar para ti ahora que sé que eres una Diosa oscura, así que si te parece bien, acepto encantado tu oferta.

Volvió finalmente a su personalidad neutra, una sonrisa elegante plasmada en su rostro, a la vez que se llenaba de ego por la afirmativa del contrario de ser su mayordomo, como él había corregido el significado de sirviente personal. Para ella era lo mismo. Una persona más a sus órdenes. Pero, este era especial, un Dios sirviéndole a pesar de su raza, lo cual la llenaba de satisfacción y por qué mentir, incrementaba su soberbia. Bebió de la taza, dejándola de nuevo vacía pero decidiendo no pedir más en caso de que se fuese a atontar por los efectos relajantes del té, posicionándola en el plato de detalles elegantes- Tengo curiosidad, ¿A quién serviste antes Vincent? –Lo observo fijamente a sus ojos, juntando ambas manos con cuidado de no dañarse con las largas garras decoradas de un azul un tanto brillante en la oscuridad- ¿A otro Dios? –Pensó, pues por razones de raza no podía imaginársele sirviendo a un humano, esto definitivamente seria caer bajo a menos de que se fuese a apoderar de su alma, pero no estaba segura de si los Dioses podían consumirlas como los Oscuros.

Soltó una suave risa cerrando sus ojos, descansando su mentón sobre sus manos que se encontraban aun unidas- Eso suena más a algo que alguien de nuestra clase haría, pero es normal que algunos Dioses se aprovechen y… hagan eso que hiciste –Hizo una pausa para recordar los tiempos antiguos en los cuales era adorada, aunque debía de admitir que ella comparada con otros era bastante nueva, teniendo apenas 1200 años de vida en ambos mundos. Ella nunca había curiosamente obligado a sus seguidores a adorarla, tal vez por eso los había perdido, aunque tampoco era una diosa buena. Nunca los protegía de otros Dioses y de las plagas, incluso cuando la muerte arribo a uno de sus pueblos con más seguidores, ella los había despreciado dejando que se pudrieran gracias a las enfermedades. No se sentía arrepentida aun así. Ella no gastaba el tiempo con personas débiles- Yo misma incluida. Nunca he sentido el deseo de atormentarlos, pero no veía el por qué debía de protegerlos –Sonrió- Y aun no veo sentido en proteger almas débiles –Se levantó de la almohada arreglándose el kimono observando al Dios notando la diferencia de alturas hasta aquel momento pero optando por no decir nada para inquietarlo- Bien, si vas a trabajar para mi… puede que conceda tu deseo de conocer de donde proviene el veneno –Se giró dándole la espalda, una sonrisa fría y sospechosa apareciendo por unos cortos segundos.

Salió de nuevo del cuarto caminando por la entrada principal, y cruzando hacia el siguiente cuarto donde el olor de las diferentes toxinas impactaba con fuerza- A pesar de que nos ubicamos en Chaos, donde prácticamente todo es antiguo, conseguí algunos artilugios de Tempus y con ayuda de contactos conseguí también la suficiente electricidad para hacer que sirvieran –Varias personas de distintas razas, pero más que nada humanos y demonios de clase baja iban de un lado a otro vistiendo las mujeres un kimono largo hasta los tobillos y blanco, y el de los hombres siendo uno negro y gris. Ambos bandos usaban guantes y transportaban los líquidos de un lado a otro. Elise observo a todos alzando su voz un poco- Buenas noches empleados. Me alegra ver el que se esfuercen en su trabajo y no holgazaneen –La mayoría de ellos se pusieron pálidos al escuchar aquella voz suave pero firme, saludando rápidamente todos de vuelta al unísono. Le temían por una sencilla razón: Los empleados ineficientes que no cumplían con el contrato no volvían a aparecer. Solo Elise sabía el paradero de lo que había quedado de ellos en un bosque en Chaos, o en su mansión en uno de los cuartos. Sonrió orgullosa por la disciplina y camino hacia un contenedor almacenado bajo las condiciones correctas para no perder el efecto poderoso del mismo- Esta es una de las cosas que importe a aquí. Y este… es mi veneno. Exclusivo, y cuyo antídoto es difícil de conseguir. Solo la magia lo cura y, curiosamente los antídotos de otros venenos. –Se llevó una mano a su mentón pensativa- También si expulsas la sangre contaminada a tiempo podrías desacerté del mismo, pero no he visto a nadie hasta el momento hacer ello. Lo cual me deprimiría por que conseguir toda esa cantidad de contenido definitivamente agota. –Se apartó un poco, no le había indicado en ningún momento el que fuese realmente SU veneno y el que ella lo produjese, pero quería ver si era un Dios inteligente y no uno estúpido, así que había soltado unas cuantas pistas- Te explicaría todo el proceso para producir un frasco, pero es demasiado complicado, y tú no vas a trabajar en eso. –Sonrió vigilando en todo momento las acciones del hombre con cuidado de que no se atreviese a robar algo. Opto por salir de allí.

Miro sobre su hombro al otro- Debo preparar un cuarto en mi mansión para cuando vayas a alojarte, dime, ¿En donde vives actualmente Vincent? Porque si vives cerca entonces no sería necesario el que fueses –Entro a la cocina que se encontraba vacía al solo ser usada por sus empleadas en la entrada cuando ella les pedía algo. No era que ella no supiese algo tan sencillo como el arte de cocinar, pero no veía el por qué debía de hacérselo ella misma si otros podían servirle- Bien, ¿Tienes hambre? –Se sentó en un sofá marrón junto a una mesa de cristal donde a veces venía a comer cuando debía quedarse más tiempo en el trabajo- Puedo pedirle a una de mis empleadas que te cocine algo. Aunque –Sonrió filosamente- Tecnicamente tú ahora también eres un sirviente, o mayordomo como dices. Usa la cocina como gustes, iré a traer unos papeles que debo de llenar con respecto al trabajo –Volvió a donde se encontraba originalmente sentada vigilando a sus empleados en la entrada, entrando de nuevo a otro cuarto, pero esta vez, el que le servía de oficina.

Que recuerdos, a mi mente venía la imagen de aquella adorable niña quisquillosa que me hacía reír cada día, se notaba en mi rostro la sonrisa por rememorar los buenos momentos que pasé junto a ella, incluso se me escapó una pequeña risa, fue algo que no pude evitar, la veces que me las intentaba ingeniar para que comiera sano sin éxito me causaban cierta gracia del mismo modo que acordarme de su inocente rostro llenaba de paz mi alma y me tranquilizaba. -¿Quién fue preguntas? No tenía problema alguno en contarle acerca de ello pero por otro lado tampoco tenía razones para querer contarlo, esta sería una de las pocas cosas que me guardaría para mí, según creo yo tener algún que otro secreto podía hacer interesante a la gente, de igual modo que ella tenía los suyos y obviamente no me revelaría todos simplemente porque yo se lo pidiera. Cerré mis ojos con una expresión feliz y con el dedo índice lo moví de lado a lado indicando negación ante su pregunta. -Me temo que eso es secreto profesional, solo diré que era una chica bastante divertida que me cautivó. No era necesario contar más pero si tantas ganas tenía por conocer acerca de ella quizás un día en el que me encuentre de excelente humor ceda y me de por revelárselo.

Con el trato sellado y habiendo conseguido al fin un nuevo empleo que me valiera para hacer más ameno y entretenido el paso de los días tan solo quedaba conocer las instalaciones en las que creo que tendría que trabajar o al menos en la que tendría que acompañarla mientras ella dirige su negocio; esto tenía sus ventajas pues como ella misma me había dicho me revelaría la forma de elaboración del veneno que tanto me intrigaba, pero por respeto hacia mi nueva jefa reprimiría mi ansia de investigar en una fórmula que fuera capaz de combatir las toxinas. He de decir que me impresionó como imponía Elise, cuando a mitad de trayecto nos detuvimos para saludar a los empleados encargados de transportar los venenos fui capaz de percibir el temor en ellos ¿Qué tanto podían atemorizarles la dama que me acompañaba? Aún era pronto para sacar conclusiones mas a priori no tenía sentido que tuvieran miedo de alguien como ella, a mí más que miedo me daba seguridad para dialogar, sería una de las pocas personas con las que podría llevarme muy bien. Y

Ya junto a uno de los contenedores de tan ponzoñoso veneno me explicó de qué se trataba así como de las posibles formas de sanar a alguien bajo su influjo; miré entonces a Elise de arriba a abajo un momento, algo de lo que me dijo me había inquietado, la parte en la que le "agotaba"  conseguir el veneno, me lleve la mano al mentón y durante unos segundos me quede en silencio tratando de resolver el enigma. Me atreví a llevar una mano al rostro de la mujer y acariciar con delicadeza la suave piel de su mejilla, luego me crucé de brazos, cerré el ojo y exhalé un largo suspiro. -Por un momento pensé que eras un espejismo o algo así, pero veo que mi único ojo sano no me engaña, eres bastante real. Sin importarme cual sería las consecuencias puse mi mano sobre el contenedor del veneno y seguí hablando -Todo Dios tiene una habilidad en especial, así como la mía es la de ejercer mi control sobre el agua tú tienes la capacidad de generar un veneno que ninguna otra criatura es capaz de segregar. Empecé a caminar al rededor de ella sin dejar de soltar mi discurso deductivo y todo esto admirando la figura de Elise -También podemos tomar formas de animales siendo esto por interés propio o que por nacimiento estemos ligados a alguna criatura del reino animal, en mi caso un dragón...en el tuyo debe ser una que pueda producir venenos pero dada la cantidad que son capaces de usar veneno a su favor me parece que tendría que pensar un poco más antes de decir qué animal eres tú. Acabada la formulación de mi teoría me incliné ante ella haciéndole una gentil reverencia -¿Qué tal? Creo que mi deducción es bastante precisa.

Elise era bastante amable, incluso pensó en preparar una habitación para que residiera en su hogar, sería un cambio de lo más agradable teniendo en cuenta dónde había residido los últimos meses, volver a ese estilo de vida no me complacía del todo razón por la que me escapaba a pesar de la preocupación de mi gente para irme a dormir bajo una cueva submarina. -Hasta este momento vivía en mi palacio, tanto lujo me abrumaba así que he estado viendo lugares donde quedarme y poder trabajar por lo que que me hayas ofrecido el empleo es como mi "salvación". Oh y por palacio me refiero a uno a miles de leguas bajo el mar Como Elise tenía trabajo se retiró a acabarlo no sin antes concederme vía libre para ir a la cocina y usarla a mi antojo para prepararme algo, yo con gusto accedí, una empleada me guió hasta el lugar en cuestión y ahí revisé los ingredientes que tenía a mi disposición para trabajar.

No había gran cosa pero por lo menos para un pequeño tentempié había suficiente, mi idea era no sólo satisfacer mi hambre sino el de Elise también, aún desconociendo sus gustos probaría con algo sencillo para ir experimentado y así, hacerme a la idea de los gustos de la fémina. Unos sándwiches variados, cuatro en total, uno de mermelada, otro de atún, el siguiente de jamón y queso y el último de carne; en cuanto a bebida me decanté por té y vino, para que eligiera el que se ajustara a su preferencia, puse la comida en una bandeja y tras despedirme de los empleados busqué a mi jefa por el local, casi me pierdo...suerte que un empleado me sacó del apuro y me contó como llegar hasta ella. Toqué antes de entrar y abrir la puerta, pasé al interior y tras acercarme al escritorio dejé la bandeja en un hueco que no dificultara el avance de su trabajo. -Lamento la tardanza, he pensado en aprovechar que iba a comer para hacerte también algo, sencillo como verás, pero creo que será de tu agrado, tienes donde elegir así que adelante.

Al llegar a su oficina se sentó cómodamente, llevando su mano a unas carpetas amontonadas, llenas de objetivos, personas que se le han escapado; cheques de dinero que debía enviar a la mafia y finalmente, listas de pedidos que debía confirmar ella pues en ocasiones trataban de engañarla con algún fraude. Claro era, que lo último no importaba, pues si llegaban a robarle terminaban muertos y con el dinero repuesto. Por lo que tratar de engañarla no era la mejor de las ideas si apreciabas la vida lo suficiente. Saco un bolígrafo de tinta negra empezando a firmar primero los cheques, revisando de reojo la carpeta con sus futuras victimas, frunciendo un poco el ceño molesta- Lastima que ninguno de los asesinos bajo mi mando están hoy… -Susurro mientras volvía a concentrarse, una pequeña parte de su fortuna escapándose de sus manos mientras llenaba los espacios, números extensos apareciendo frente a sus ojos. Esto, siempre provocaba el que se estresase pues sentía como si les estuviera sirviendo, cuando debía ser más bien lo opuesto. Pero debía de confesar, muy a su pesar, que esto era cierto. Al menos se aliviaba un poco pensando en que sin gente como ella no tendrían suficiente dinero para las armas y defensas. Sonrió calmada por el pensamiento mientras terminaba de firmar el ultimo cheque, haciendo a un lado el bolígrafo y tomando entre sus dedos todos los completados, con cuidado de no dañar con sus garras el papel y volverlo invalido, dejando que se deslizaran con facilidad dentro de la carpeta, sellándola, mientras su vista buscaba algún lugar en donde dejarla, dejándola finalmente en una de las esquinas del escritorio en el que estaba trabajando.

Volvió a sentarse bien sobre la silla tomando un pequeño descanso, escuchando las máquinas trabajando atrás de aquella puerta y las voces bajas de los empleados, la mayoría de los que había contratado eran humanos, aunque sabía que había algunos que eran demonios e inclusive un ángel curiosamente. Después de todo, su presencia era fuerte en aquel mundo, y se hallaban bajo la ala de Elise… o atrapados en la red. Soltó una risa suave, mientras pensaba en las personas que habían trabajado bajo su cargo durante aquellos años, y el curioso hecho de que ahora sería un Dios como su mayordomo. Esto aumentaba su ego, su soberbia en grandes medidas, no podía dejar de pensar en aquella idea y llenarse de inclusive alegría, poca pero grande al mismo tiempo. Con una sonrisa volvió a seguir con el trabajo, esta vez sacando las cartas con los pedidos y una lista en blanco de lo que ocuparan fabricar- Dos raciones de Death Kiss… -Susurro mientras llenaba ambos campos con rapidez, el bolígrafo produciendo un suave sonido al chocar contra el papel. Cuando se dio cuenta, había perdido la noción del tiempo concentrada en aquella tarea, volviendo a tener conciencia sobre sus alrededores al escuchar los dos golpes en la parte- Pase –Susurro suavemente mientras volvía a prestar atención a los archivos, notando la fuerte aura, alarmándose por un instante, observando a la persona frente a ella recordando al Dios riendo de nuevo suavemente- Disculpa por alarmarme, pensé que eras otra persona –Recostó su mejilla sobre su mano notando el delicioso aroma de aquellos aperitivos que traía consigo, observándolos curiosa, pues aunque no necesitase comer en aquel instante de la comida humana, no podía negar el hecho de que lucían deliciosos a pesar de su simplicidad- Vaya, que agradable sorpresa –Sonrió de lado y negó- No te preocupes por la tardanza, ni yo misma había notado el pasar de los minutos hasta que cruzaste por aquella puerta –Volvió a fijar su mirada en los sándwiches identificándolos pero finalmente, decidiéndose por el de carne, guardando los papeles y tomándolo junto al plato en que venía- Muchísimas gracias Vincent –Dio un pequeño mordisco al mío saboreándolo mientras lo masticaba y digería, aprobándolo con un pequeño movimiento de su cabeza mientras continuaba comiendo, revisando la hora en uno de los relojes de aquel cuarto, tragando la masa de comida- Puedes tomar también el que quieras –Le indico mientras tomaba la taza de té para acompañarlo con su sándwich- De todas formas, ya casi es hora de que vayamos a la mansión –Bebió los contenidos notando un sabor dulce, mientras pensaba en cuál de las habitaciones asignarle- Debemos pasar también por tus pertenencias si quieres permanecer allí, aunque también otra opción es quedarte por hoy e ir de compras a Tempus o Spatium, a menos de que te agrade la ropa de Chaos, en ese caso podemos comprar en el centro… con cuidado de que algún ladrón se atreva a robarme –Frunció el ceño tomando con fuerza la taza, odiaba de corazón a aquellas moscas que intentaban hacerse los inteligentes.

- Cambiando de tema –Lo observo a sus ojos, notando un color bonito en ellos- Tus deducciones más temprano fueron correctas, yo misma produzco el veneno que utilizamos –Soltó una suave risa bebiendo el té- Eres uno de los primeros en saber… el primero con vida también –Arqueo una ceja divertida por aquel humor negro- Me alegra saber que eres alguien inteligente, aunque también te deje muchas pistas –Le dio el placer de tener una pequeña sonrisa de aprobación de parte de ella- Espero que también sepas combatir, aunque eso no importa pues no haria nada mas que sumarte puntos, para eso tengo a mis… perros, nombrémoslos así –Susurro lo último acabando la taza y el sándwich finalmente, solo quedando los restos de ambos, viniendo a su mente los que últimamente estaban haciendo su trabajo mal de aquellos asesinos- Aunque tengo que volver a reponerlos, hay algunos defectuosos –Susurro aún más bajo esto al recordar la presencia del Dios, su mirada perdiéndose pensativa- ¿Y me invitaras algún día a tu palacio? Sería un lindo cambio, aunque no sé si pueda resistir el respirar bajo el agua en este cuerpo mortal –Su voz se volvió algo fuerte y rápida por su molestia, pues aun no había averiguado eso y no se quería arriesgar a llenar sus pulmones con agua.- Aun no sé hasta qué punto llega mi inmortalidad entre la muerte y la vida –Bajo la mirada pensativa, sentía un leve temor en su corazón al pronunciar esto- Bien, deberíamos de irnos retirando de este lugar –Sonrió tomando los documentos con cuidado de que los papeles dentro no se fueran a desperdigar por el suelo- Te esperare en la entrada del local, por favor deja la bandeja y los platos en la cocina, ya se encargara una de mis empleadas –Le indicio saliendo de allí.

Camino hacia la señora de cabellos plateados y ojos arrugados; ella era un demonio y la persona que se encargaba del local cuando ella se retiraba. Se encontraba ahora mismo, dándole instrucciones a los nuevos que había contratado recientemente- Querida Lady, ya me voy por hoy. Dile a alguna de las muchachas que limpie la cocina, porque si no, se meterá en problemas conmigo –Sonrió mientras la anciana mujer asentía, sin mostrarle a diferencia de muchos miedo, más bien respeto. Camino hacia la salida cruzándose de brazos- También llama al chofer como de costumbre por favor –Levanto la mirada observando aquel cielo oscuro al salir por la puerta apartando las cortinas, notando rastros de sangre donde se hallaba una pelea más temprano en aquel día… que guiaban hacia un cadáver. Sonrió al notar al vencedor, pues el cuerpo pertenecía a la rata que había intentado robar a su víctima- Si no puedes hacer un trabajo bien no lo hagas –Le aconsejo al ya frio cuerpo, con heridas de quemadura en ambos brazos. Al fin aquel lugar se sumió en quietud, en una paz temporal hasta que se desatara otro conflicto en alguna parte de la ciudad.

Su mirada seguía fija sobre el cadáver mientras se empezaba a preguntar el por que de la tardanza de aquel Dios que había contratado como mayordomo, y en si el tener aquel cadáver tan cerca del local atraería a los policías a investigar, algo lo cual por lógica no le beneficiaba, pues descubrirían los archivos que tenia escondidos y de su conexión con la revolución, además de los venenos usados para asesinatos, quedando como cómplice de los mismos. Frunció el ceño colocándose de cuclillas junto al cuerpo ya frio y sucio, no sentía lastima, mas bien sentía molestia por los problemas que le traería. Pensó en que hacer, pues si lo quemaba el olor y el humo atraería a curiosos, los cuales informarían a la policía, y si lo enterraban estaba igualmente la posibilidad de que tuviese a pesar de su condición como ladrón una familia preocupada por su bienestar. Sentimientos que le interesaban en lo mínimo, pero que podrían llevar a una investigación de parte de la policía. Lo reviso con la mirada por encima, no le preocupaba el dejar huellas dactilares al tener aquellas garras cubriendo sus dedos humanos, pero no le gustaba la idea de quedar como una irrespetuosa hacia los muertos en caso de que alguien la observara. El cuchillo que estaba usando para asaltar a su victima estaba lanzado lejos de su alcance, y sorprendentemente estaba doblada como si se tratase de plástico. Esto encendió la curiosidad de Elise, pues estaba segura de que al que habían atacado no era mas que un humano a pesar de que le dio lucha. Algo mas lo habría salvado.

Arqueo una ceja sonriendo curiosa, pero desapareciendo todo gesto facial de su rostro a excepción de una sonrisa pequeña y elegante al sentir la presencia fuerte perteneciente a Vincent detrás suyo, volteándose observándolo pretendiendo fingir molestia por su tardanza, pero optando por quedarse callada y simplemente dejar que la corriente de la conversación sacara temas, como el descubrimiento que había hecho hace unos minutos- Exactamente Vincent, la mayoría son idiotas o gente desesperada por sobrevivir en este mundo –Observo el rostro del cadáver de nuevo, notando una nariz rota y un labio- Aunque la curiosidad me invade, pues como sabrás la persona a la que estaban atacando no era mas que un humano… y aquella arma blanca esta doblada, y este hombre presenta marcas de quemadura en ambos brazos además de heridas graves –Se puso de pie limpiando su falda de cualquier rastro de polvo pequeño que hubiese riendo suavemente- Y un humano no tiene el poder suficiente para hacer algo así, a menos de que sea una excepción. Lastima que se fue, me hubiera encantado investigarlo –Levanto sus hombros resignándose a la perdida de un objetivo que posiblemente fuese valioso en un futuro. También podría ser como había pensado que algo lo hubiese salvado, pero en esta zona en especifico de aquella ciudad no había nadie lo suficientemente cordial para hacer algo así sin beneficio alguno a cambio, pues a primera vista parecía que tenia aun las pocas pertenencias sobre si. Sin detenerse de inspector aquel cuerpo se dirigió hacia el Dios- Me preocupa el que esto atraiga a la policía, dime, ¿Qué idea opinas que es mejor? ¿Llamarlos y informarles del cuerpo, con el riesgo de que investiguen mi local? O, al contrario, ¿Enterrarlo en algún lugar del bosque de Chaos? –Sonrió pues también podría simplemente lanzarlo allí y dejar que se lo devoraran las criaturas, pero debía controlar sus palabras y no demostrar la falta de empatía que sentía hacia las personas. Tenía que demostrar ser una dama elegante y respetuosa.

Finalmente dejo de mirar el cadáver, fijando sus ojos sobre los del contrario escuchándolo atentamente, tenia la curiosidad y intriga de observar su palacio, pues los templos que alguna vez habían sido forjados para ella, habían sido destruidos por el pasar del tiempo, gracias a la muerte de los idiotas que lastimosamente la seguían. La orgullosa Diosa no admitía su propia culpa al ignorar los llamados de auxilio de sus fieles, observando la destrucción masiva de muchos de ellos de parte de fieles de otros Dioses, por los choques de ideas y religiones. Y también por la guerra entre las tres naciones en aquel planeta, quedando finalmente los arácnidos de los cual representaba y era creadora. Aunque en su memoria aun estaba el recuerdo de que a pesar que la mayoría de sus seguidores eran personas dementes y tontas, también había algunas que demostraban gran inteligencia, sus favoritos. Aun así tampoco los salvo de las garras de la muerte de ninguna forma. Aparto sus ojos bajando la mirada a sus pies pensativa sobre su pasado, pero respondiendo aun así debidamente al tema de la conversación- ¿Un material especial? ¿Fabricado por tus seguidores o conseguido naturalmente? –Le pregunto, observándolo de nuevo al sentir su mano ser sujetada y luego besada, curiosa del por que, sonriendo de nuevo, olvidándose de aquellas imágenes retorcidas de las distintas muertes de sus propios seguidores- Así que tu forma real es un dragón, símbolo de fuerza y sabiduría, detalle interesante –Observo su rostro en búsqueda de algún gesto que esto provocase en el, una costumbre suya por defecto, mientras soltaba su mano de la suya suavemente, sin brusquedad alguna para no confundirlo y demostrar molestia alguna inexistente. En realidad, actos de respeto hacia ella levantaban su animo siempre. Y también su ego. Rio suavemente al escucharlo hablar sobre los posibles cuartos que le podría asignar ella de su mansión, al mencionar el foso- Carezco de uno, pero si gustas de uno puedo mandarlo a hacer. Por el momento lo que te puedo ofrecer es uno de los mejores cuartos en la mansión con un baño moderno –Ladeo su cabeza un poco, haciendo una pequeña pausa pensativa- Aunque, si duermes en tu forma real no se si te sea cómodo por tu tamaño en esa forma, asumiendo que tu estatura aumenta. Si es así puedes ir al palacio sin tener que preocuparte por que me moleste, en lo que preparo algo personalizado para ti –No era que le importase claro esta, pues Elise nunca había sentido afecto hacia persona alguna, pero si trabajaría bajo su comando, como su propio mayordomo, tenía que cuidar del mismo y no dejar que en chismes bajara su reputación y quedase ella como alguien pobre. La reputación era algo importante en este mundo.

La calma del lugar fue interrumpida gracias al sonido de puertas cerrándose con rapidez, y pasos apresurados al lado contrario del callejón donde se ubicaban en aquel momento. Lady, la mujer anciana con la que hablaba hace unos momentos había salido del local interrumpiendo la charla entre ambos, haciendo una pequeña reverencia hacia ambos como disculpa. Su voz era firme y fuerte mientras hablaba, aunque algo aguda para disgusto de la Diosa- Disculpen ambos, pero temo informarles que el chofer tardara unos cuantos minutos mas en venir –Sus viejos ojos no se levantaron en ningún momento del suelo- La policía se haya por acá haciendo una inspección. Por lo que me gustaría pedirle respetuosamente dama que se retirara y me dejara encargarme del local. Le indique al chofer un cambio de ruta, para que vaya a la entrada de esta zona de la ciudad. Con su permiso, me retiro. –Volvió a hacer una reverencia retirándose de allí luego de que con una indicación de su mano la diosa confirmara su aprobación con la idea. Dos sirvientas se encargaron de cerrar las persianas metálicas de la puerta, no sin antes colocar un aviso delante de la misma de cerrado. Elise observo esto pensando en las rutas a tomar para dirigirse a la entrada sin que los entrevistaran los policías- Sígueme Vincent –Sonrió confiada- No hables muy fuerte o podrían escucharnos –Observo de nuevo el cadáver pasando sobre el mismo con cuidado de no pisarlo, saliendo de aquel callejón entrando a la calle principal, aprovechándose de la escasa luz para pasar ambos sin notar por los policías- Lo malo de esto… -Susurro en voz baja mientras sus ojos se paseaban de persona en persona, atenta a algún oficial- es que nuestras presencias son muy fuertes por nuestro estatus como Dioses. Un demonio lo suficientemente hábil podría detectarnos. Si eso sucede tendré que sacar un truco bajo mi manga –Lo miro cerrando su ojo izquierdo en un guiño, bromeando para aliviar la tensión de la situación, mientras volvía a vigilar, los dedos de su mano lentamente formando con magia una red de araña, juntando sus manos ocultándola. Esta iría a parar a las manos del oficial que se atreviese a interrogarlos, o en sus pies en caso de que no tenga su arma a mano. Finalmente cruzaron la primera calle, caminando frente a varios locales, la mayoría en la calle principal eran los normales, restaurantes y bares en los cuales no se encontraba nada ilegal, a excepción de lo que llevasen sus clientes encima. Era en los callejones como en los que se hallaban hacia unos instantes donde la venta de armas se practicaba, donde traficantes de droga se reunían con sus clientes, y un lugar perfecto para los ladrones. Excepto si eran idiotas y se les lanzaban al oponente erróneo. Para mala suerte de ambos, un grupo de policías se veía venir a la distancia, uno especialmente resaltando por su apariencia física, el cual parecía haber detectado a ambos a pesar del cuidado que habían tenido, fijando su mirada- Rápido –Solo capto a decirle esto, guiándolo dentro del siguiente callejón, alertando al que los tenía bajo la mira pero planeando atrasarlos lanzando la red que tenía entre sus dedos en los extremos de las paredes en la entrada. Miro los alrededores notando la puerta trasera de uno de los restaurantes abierta, probablemente guiaba a una cocina. Frunció el ceño mientras tomaba con fuerza cestos de basura, lanzándolos hacia el lado contrario para confundir a los policías, señalando la puerta y entrando sigilosamente, cubriendo la boca del chef y alejándolo del sartén donde preparaba uno de los pedidos- Si sabes lo que es bueno para ti no gritaras ni alertaras a nadie… -Le susurro mientras miraba la puerta con esperanza de que Vincent la cerrara observando con cuidado de que no la notaran a las personas dentro del local, por una pequeña ventanilla. El hombre al que sostenía empezaba a sudar nervioso por la situación, por lo que lo soltó disgustada, lanzando con rapidez otras dos redes hacia su boca y sus pies- Bien… ¿Corremos hacia la entrada del restaurante y nos dirigimos hacia la entrada? –Sonrió calmada a pesar de lo estresante de la situación, indicaciones siendo gritadas atreves de la puerta en una voz grave. Era seguramente perteneciente al policía que los había detectado.

La respuesta de Vincent hacia sus acciones la había disgustado gratamente al llamarla una novata en aquello, considerando el hecho de que en realidad había estado en aquellas situaciones muchas veces. Pero lo entendía en cierta forma, probablemente había pensado que dejaría a ese chef vivir sin más, dejando que contara lo sucedido a su jefe y a toda persona conocida. Al parecer aun no se había dado cuenta de su disfraz, cosa que la alegraba y al mismo tiempo la molestaba un poco. Opto por quedarse callada y no mencionar su verdadero plan, el cual era después de todo lo sucedido mandar a asesinarlo junto al jefe, aunque ya hubiesen hablado de ella habría cambiado su disfraz para entonces, tal vez hubiese sido una mujer de cabellos azules y ojos celestes con una armadura digna de alguien de Tempus, para su desagrado. Soltó una pequeña sonrisa mientras pensaba en mostrarle su forma humana sin el disfraz, su cabello corto; negro y rojo, un traje hecho especialmente para ella… era mucho mejor que esta. Aunque claramente, su forma real era la más hermosa, o eso pensaba ella soberbia y orgullosa de su belleza. En fin, seguía un tanto molesta con Vincent por gastar el tiempo en aquella persona en un momento en el que se debían apresurar antes de que aquellas personas trataran de entrar por la puerta, acercándose hacia esta asegurándose de cerrarla correctamente, alejándose de esta en caso de que entrasen a la fuerza, volviendo al lado de su mayordomo, observando como aquella estúpida persona se comía la alga sin sospechar ni por un momento- Vámonos de acá rápido Vincent –Levanto la vista, su mirada era filosa pero no quería quedarse charlando en aquel lugar sobre los problemas que tenía con su forma de actuar, por una gran razón sencilla: La policía estaba tras ellos probablemente ya en aquel callejón luego de deshacerse de las telarañas arrojadas por ella. Pero cuando lo escucho quejarse sobre su forma de actuar opto por discutir en aquel momento, su soberbia invadiéndola- No lance mis redes así como así querido –Una sonrisa pequeña le dedico- Digamos simplemente que planeaba un final distinto hacia esta… persona –Bajo la mirada a observarla disgustada, aquel puerco sudado en el suelo inconsciente. Había tenido el impulso de llamarle mosca pero opto por omitirlo en caso de que se fuesen a enojar por un choque de ideas- Por lo demás no te preocupes, que curiosamente nadie me conoce por estos lares si no está en el bajo mundo, y si lo esta no le conviene ir a decirle a la policía… y mis redes alcanzan toda esta nación. En fin, eso no importa ahora mismo, hablaremos tranquilamente en mi mansión bebiendo de algún té fino en la sala –Sonrió mas calmada, mientras bajaba su voz en la última frase al sentir a la policía detrás- Concuerdo en eso, actuare indignada –Asintió un poco sorprendida por que tomase su mano sin decirle antes, pero callándose siguiéndolo a la vez que la tomaba también caminando detrás suyo, saliendo de la cocina.

Las preguntas no se hicieron esperar, por razones obvias pues no habían ingresado por la puerta principal, pero siguiendo el consejo del Dios menciono como el, que habían charlado sobre negocios, considerando contratarlo para ser su chef, no especificando donde pues no tenia una coartada en aquel momento si llegaba a mencionarlo, y no era tan necesario el dar detalles pues se lo creían todo. Salieron de aquel lugar luego de pasar por los empleados y el dueño fácilmente- Eso fue sorprendentemente fácil, y aunque mi método era una muy buena opción también, no seré hipócrita diciendo que el tuyo tampoco lo era… tendré que investigar sobre esas algas, tal vez me sirvan en mi negocio –Le sonrió- Inconciencia a la vez que te vas muriendo lentamente por dentro, podría ser una arma fuerte… en fin, dirijámonos hacia la salida –Soltó la mano de Vincent mientras entrelazaba sus propias manos entre si caminando ahora mas calmada hacia la calle donde su chofer la esperaría en un carruaje. Tenia coches importados de Tempus pero si iba en uno de esos destacarían demasiados, por lo que tenían que ir con lo que le ofreciese Chaos- Sé que no es la gran cosa, pero no quiero destacar demasiado considerando que la nación esta varada en cuestión de avances –Le menciono al llegar, saludando a su chofer, un Rakshasa que miraba sospechoso a Vincent al notar su fuerte presencia igual a la de Elise- Si, es un Dios, pero está trabajando para mí de ahora en adelante –Le sonrió mientras tomaba la mano del callado hombre que la subía al carruaje esperando a que se subiese Vincent para cerrar la puerta, soltando un suspiro- Al fin libre de preocupaciones. Podemos discutir de camino a la mansión sobre nuestros métodos o en esta misma, decide tu –Le sonrió poniéndose cómoda mientras observaba por la ventana a la vez que los caballos, de color oscuro, empezaban a andar jalando de este- Espero que seas paciente, tardaremos un poco en llegar pues aunque mi mansión se encuentre en esta ciudad, está mas bien por los alrededores de la misma… ya verás el trayecto –Rio suavemente mientras miraba el paisaje, su ciudad favorita en Chaos era esta por lo que cuando levanto su mansión, había sido el lugar elegido, la hermosa ciudad Oishi