— Really? ft Gissel

por **Izaak K. Arliden** Sáb Ago 01, 2015 8:31 pm

{ — Really? }
Gissel Gremory & Kvothe Arliden | Costas

... No simpre tendrás suerte.

No recordó más, perdió la conciencia luego caer al mar, nadar con una sola mano nunca fue buena idea desde un principio, no pudo avanzar más que una milla y terminó siendo presa de su cansancio y de un sangrado fuerte, de no ser por la sal que contenía los mares la herida jamás había cesado de sangrar por sí sola, aunque nunca supo por cuanto tiempo estuvo vagando en alta mar, fue una pelea de un solo lado, desde un principio nunca tuvo oportunidad de ganar, aun utilizando el mejor de su cartas, jamás pudo ganarle ante tantos enemigos, si Takumi no lo acababa, aún quedaba la esposa y el resto de los Novarom Inferno esperando que se debilitara para acabar con él, ¿dónde quedó el resto de los Custos? ¿Dónde quedaba el poder de los majestuosos guardianes de Lord?

Vergüenza alguna no sentía, tampoco culpaba a sus compañeros, bien sabía que era débil y que debía seguir entrenando, hasta algún día estar al nivel de aquellos que atentan contra su verdadero poder, tenía que crecer desde la raíz y no empezar por las ramas, eso estaba muy claro en su pensamiento, en su objetivo. Sin embargo después de aquello su poder había sido reducido a cenizas y su brazo probablemente en esos momentos era comida de tiburones o gaviotas y hablando de tiburones… tuvo suerte de haberse salvado de un par de pececillos que se acercaron mucho para saludarle, se notaba lo mucho que les gustaba el sabor de la sangre de un semidiós que se había vuelto ya un mortal.

Su boca estaba reseca, tenía un tremendo dolor de cabeza mezclado con su el dolor que se encontraba en su brazo y había algo fastidiándole la cara, le picaba, poco a poco regresaba su conciencia, fue abriendo los ojos hasta que su mirada se encontraron con los orbes de ella; se encogió de hombros, jamás había visto unos cabellos tan largos, rojos y preciosos, unos ojos jade, de un verde cristalino, como joyas preciosas – ¿Quién eres? – dijo al mirarla – podrías dejar de picarme con ese palo, desgraciadamente aún estoy vivo – el azabache se sentó, no tenía la fuerza suficiente para ponerse de pie, se encontraba completamente desarmado, sin poder alguno pero a pesar de todo seguía estando sereno y no mostraba absolutamente nada de temor a pesar de saber que su vida, colgaba de un hilo.

– Este paisaje... – dijo al mirar a su alrededor, consternado y un poco turbado – quiere decir que estoy en las costas de Chaos, menuda gilipolles – la miró por él rabillo del ojo – entonces, ¿por qué no me has matado? – Preguntó incrédulo de seguir con vida indeble ante un ser que jamás había visto.

por **Gissel Gremory** Mar Nov 03, 2015 2:47 pm

Ella se había tornado una errante más en medio de la misma nada, disfrutaba de un poco más de libertad…aunque eso no quisiera decir que sus sentimientos hubieran cambiado en algún aspecto…Oh si, la mujer que una vez había sido considerada la Guerrera más fuerte del reino de Chaos, había abandonado todo al perderlo todo…vaya ironías de la vida. El paso del tiempo, le hizo comprender que no servía del todo para servir a un ejército, aunque su alma había sido marcada a fuego por este…Gissel era un alma libre que normalmente defendía lo que consideraba justo, a las personas que no poseían defensa alguna contra amenazas mayores…Si, ese había sido siempre su ideal en la vida, pero los caminos de la misma, fueron llevándola por otros mundos, por otras realidad, conoció la gloria, la felicidad, el amor, la decepción, la tristeza, la ira, la soledad, la ruina…

Aunque ella no supiera muy bien qué hacer con su vida, sabía que de alguna forma saldría adelante, que quizás…encontraría su tan ansiada paz o su hueco en el mundo. Por ese entonces, largo rato estuvo frente al océano observándolo…perdida entre numerosos pensamientos con ligero reflejo de tristeza en su mirar…Tristeza que fue tornándose en seriedad hasta que prefirió caminar por la costa con una de sus pequeñas mascotas, un Snowman que la seguía bastante animado, jugando a cristalizar gotas de agua que rebotaban cada vez que el oleaje suave las desprendía al chocar contra los pies de la valkiria.

Unos cuantos metros de caminata le fueron suficientes como para terminar frente a una persona que yacía de por si inerte, algo que no la asustó pero tampoco la alarmó, no…claro que no…Gissel tenía hielo en las venas ante situaciones así y como notó que aun respiraba, tomó una pequeña ramita para empezar a picarlo con suavidad. Su mascota permanecía atrás de la fémina, observándolo con total curiosidad lo que esta hacía con el pobre desgraciado ahí tendido en la arena. Sonrió apenas al final, elevando el mentón cuando el contrario parecía estar quejándose en parte por la intromisión de la fémina.

-Mhhh…dudo en este caso que te hayas dejado caer porque sí…Me pregunto quién habrá sido la persona que te dejó en ese estado, o peor aún…que has hecho para merecerlo. Efectivamente, estas en las costas del bello reino de Chaos, pero ya que…yo solo venía de paso nada más- Comentó lo más tranquila de la vida, incorporándose con cuidado para finalmente cruzar los brazos debajo del busto, observándole con ligero aire de superioridad porque al menos…así era ella, altiva aun cuando estaba completamente “destruida”. -¿Matarte?, ¿tengo cara de asesina acaso?-

por **Izaak K. Arliden** Lun Nov 09, 2015 12:03 am

Por primera vez se fijó bien en ella, no podía despegar la mirada de su cabello, así que con el único brazo que tenía se acercó lentamente para tocar un mechón y mirarlo, luego se alejó y soltó un bufido – ¿Quieres saber? – Sonrió de medio lado sin despegarle una mirada a la pelirroja – ¿Quieres saber lo que ha detrás de un hombre invalido carente de un brazo? – Repitió como si en realidad le diera a entender que estaba interesado en él, pero luego cambió la mirada y sonrió, no tenía temor de ser asesinado, ya estaba demasiado muerto después de haber caído de ahí, volver a morir no le hacía sentir temor o alegría, en realidad no le importaba poco, pero si tenía una oportunidad más de vivir, volvería apostar todo por vengar lo que le fue robado.

Se agarró el brazo, en su silencio, marcaba claramente lo que cargaba sobre sus hombros, entrecerró los ojos y volvió abrirlos levantando la mirada al cielo – En esta vida, hay cosas que están mejor si no se saben – dijo con un tono de voz suave y sereno – pero digamos que soy un pescador que su barco naufrago y tuve que nadar en busca de ayuda para mis amigos pero que fui atacado por una manada de tiburones y perdí mi completa dirección – aunque de ser así probablemente no hubiera sobrevivido, pero su ropa estaba hecho girones lo suficiente para decir que estuvo a punto de ser devorado.

– Siendo Chaos una ciudad tremenda, no me extrañaría si intentaras matarme, pero me alegra que no – sus piernas y cuerpo comenzaban a desentumirse y recobrar el movimiento, no el mismo, pero si podría pararse – Debo pedirle una disculpa, por confundirla con algún tipo de asesino – justo en ese momento su estómago rugió hambriento y este se sobó el estómago haciendo círculos – podré engañara mi prójimo pero nunca a mí mismo – dijo poniéndose de pie – dime hermosa pelirroja, ¿dónde podría un médico verme está herida y un restaurante para saciar mi hambre? – Preguntó con solemnidad, tratando de asimilar su precario aspecto y lamentable atuendo.

Supuso que caminar solo por las calles de Chaos, sería todo un problema, muchos de ellos le conocían y se trataban de gente que pudiera arrebatarle la vida cuando quisieran, por lo tanto necesitaba de alguien, que aunque sea solo compañía estuviera ahí para ahuyentar a sus enemigos que le vigilaran – ¿serías tan amable de acompañarme? – Tantas preguntas, podrían colmar la paciencia de la dama, que con orgullo portaba una impecable posición, así que decidió hacerse el humilde, esconder ese rostro de prepotencia de al igual que la chica se mantenía en su personalidad, pero al estar herido y hambriento, aquello marcaba una clara desventaja contra la chica. El silenció cubrió al pelinegro, esperaba su respuesta, al igual que esperaba no tener que estropear los planes de ella.

por **Gissel Gremory** Lun Ene 18, 2016 3:19 pm

La herida se veía mal, pero no lograba impresionar a la fémina, que con veintitrés años, había observado todo tipo de heridas tanto en aliados como enemigos…lo suficientemente crudas como para no conseguir impresionarla o revolverle el estómago. Cabia destacar que la analizó un poco, sin embargo, las palabras del contrario lograron hacerla suspirar e incluso esbozar una ínfima sonrisa…Fuera donde fuera, era ese cabello carmesí lo que tanto llamaba la atención, justamente cuando más desapercibida quería pasar, quizás porque a ella jamás le gustó ser el centro de atención. –Chaos es un reino hermoso, pero no te culpo por confundirme con algún tipo de criminal o algo por el estilo. Es un placer encontrarte con vida- Musitó ligeramente en broma, tal vez para romper un poco el esquema de tal escena dantesca. –Soy Gissel Gremory, Cazarecompensas y…ex Guerrera Gladius del reino de la guerra- Murmuró al final, encogiéndose cuidadosamente de hombros con suavidad. –Conozco bien el reino, estás costas incluso han presenciado la mayoría de mis entrenamientos, tengo un trato fluido con algunos lugareños y no te ofendas…pero no pareces ser un pescador. Tienes otro porte. Me atrevo a decir que la herida de tu brazo es muy limpia como para haber sido causada por un tiburón o cualquier otro animal- Murmuró tranquila, sin borrar tal sonrisa ligeramente orgullosa que se había instalado por ese entonces, siempre mantuvo el tono de voz bajo, pero tranquilo.

-Verás, ellos cuando muerden…jalan de tal modo que las señales de tal destrozo son más evidente. Pero de acuerdo, aquí entre nosotros podemos fingir que fuiste atacado por tiburones- Asintió, aun permaneciendo arrodillada a su lado, el viento sopló a nueva cuenta, meciendo sus largos cabellos hacia un costado…La mirada de la fémina se endureció unos instantes, a sabiendas que no pensaba dejarlo así de solo ni tampoco a merced del propio clima, siendo que poco a poco las nubes grises empezaban a cubrir el cielo, augurando una próxima tormenta con resultados posiblemente fuertes. –No resistirás ir hasta el pueblo más cercano, y dudo que logre hacer venir a un médico hasta la orilla. Tengo un conocido a unos metros, podrías descansar en la cabaña en lo que voy por una curandera de aquí…Cabe destacar que no es el tipo de medicina tradicional pero, debes confiar en mis palabras porque no tienes otra opción. Solo debes resistir el trayecto, pescador- Aquello último fue dicho con ironía, claro que no se tragaba el cuento de que él era un simple pescador, sin embargo, la valkiria poseía un gran corazón, sería incapaz de dejar a cualquier persona tendida a su suerte. No era lástima, pero si piedad y compasión. Por un instante, pensó en las vidas que arrebató en la isla por orden del Lord, cuando ella bien había cuidado de cada vida que estuviera entre sus manos como si fuera única en el universo.

-Desconozco cuanto lleva esa herida, pero por las dudas…Permíteme- Ese tono de voz solo podía comparársele con lo que era, un ser no propiamente de esta tierra, no al menos en espíritu. Tomó por ese entonces un costado de la capa que poseía entre sus dientes, jalando con cuidado para rasgarla e improvisar una venda. Procedió a rodearle con el mismo cuidado en lo que lentamente ejercía una especie de torniquete a dos centímetros de la zona cercenada, ajustando con la fuerza necesaria. –Nunca dije que no dolería, pero si pones un poco de tu empeño, prometo sacarte con vida de aquí, ¿comprendido?- Finalmente se puso de pie, extendiendo delicadamente la diestra hacia él en un claro ofrecimiento, sonriendo un poco más e ignorando olímpicamente los truenos que se sentían en la distancia. -¡Arriba! Que aún queda aire en tus pulmones y el corazón late, guerrero- Finalizó con convicción, segura de que la fuerza de voluntad de cada ser vivo tenía la suficiente fuerza como para torcer lo que ya estaba escrito. Si, así había sido ella desde que fue una pequeña inquieta en el orfanato de Spatium, así había sido en su dura estadía en el desierto, luego en la milicia de Chaos…Gissel siendo protectora por naturaleza, poseía tal predisposición a cuidar cada vida que necesitara de ella, sin esperar absolutamente nada a cambio.

por **Izaak K. Arliden** Lun Ene 18, 2016 4:52 pm

Había sobrepasado sus imaginaciones, pero era más fina y recatada de lo que había imaginado, si ya con su presencia destilaba aires de grandeza pero escucharla hablar era algo completamente diferente, notaba a leguas su experiencia y su manera de ser, pues no podía esconder nada ante los ojos zafiro de la carmesí. No pudo evitar sonreír, el dolor ya era suficiente para borrar la sonrisa de sus ojos y de actuar como un idiota, pero en ese instante sintió que la vida, volvió a él por unos segundos y con el vició de acomodar sus lentes con dos dedos se llevó la mano a la cara, en ausencia de sus lentes, se sintió idiota y volvió a bajar la mano – Me rindo, no hay manera que pueda engañar a un ex-guerrera Gladius – dijo mirándola fijamente.

El clima tampoco parecía ser favorable, pero después de sobrevivir de un ataque tiburón a miles de leguas marinas y unas cuantas tormentas, con una herida de muerte, ya le importaba poco si el mismo Lord bajara a decir que se dirigiera a otra misión, así que llevo la mano a sus bolsillos y casi trastabillando logró plantarse bien para hacer una reverencia – mi verdadero nombre es Kvothe, Kvothe Arliden, no quería hacer uso de mi nombre, ni de mi posición, pero creo que eres alguien que merece respeto, Miss Gremory – al erguirse, aun con solo un brazo volvió a hablar – Soy el actual Primo Dei, han pasado muchas cosas con los Revolucionarios y como puede ver, no ando en aspecto en el cual podamos decir que soy vencedor – puntualizó sin torcerse a pesar del fuerte viento.

Después que ella le había amarrado con fuerza aquella herida soltó una risotada – El dolor a estas alturas podría ser parte de una ilusión mía y de mi falta de sangre, hace unos ratos la confundí ¿cierto? – Dijo aceptando la ayuda de un brazo fuerte y fiable – Siendo toda una belleza en realidad, la confundí con una asesina a punto de tomar mi último aliento – las bromas estando aún cerca de la muerte nunca dejaban de salir de su boca, a veces se preguntaba él mismo ¿cómo podía ser tan despreocupado? Durante toda su vida había sido lo que siempre quiso y a pesar de ser cosas difíciles ha logrado apañárselas, ¿podría ser un don? ¿Podría ser un déficit? Sea lo que sea, el pelinegro se sentía bien junto a la pelirroja, pues había depositado su confianza en ella, sin antes estudiar la situación.

La duda lo atrapo, si no se trataba de medicina tradicional… – ¿podría recuperar el brazo? – Dijo en voz alta, algo que solo paso por su mente – quiero decir, si no es medicina tradicional, ¿crees que tu amigo podría reconstruirme el brazo? – Se miró la herida por unos segundos – no me importaría ir a Tempus a que me pusieran un brazo robótico con miles de armas escondidas, pero nada se compara a tener un brazo de carne y hueso – le parecía algo incoherente, la manera de pensar del azabache era muy retorcida, naciendo de la unión de una Diosa y un humano, creía que si iba a ser humano sería humano y si iba a ser Dios, sería Dios, no un semidiós con un brazo robótico – aunque el maldito de Takumi me corto el brazo hasta los tendones y tengo mi duda si lograra acelerar mis células para hacerme crecer un brazo nuevo – una idea chiflada, como era esperarse por parte de él, siempre con el pensamiento en otras cosas y en ocasiones pidiendo hasta lo imposible, solo esperaba no asustar a la pelirroja con sus ideas absurdas, sacadas de la manga.

por **Gissel Gremory** Jue Ene 21, 2016 2:42 am

Cuando uno crece o atraviesa por variadas experiencias, va cambiando o transmutando…eso es inevitable. Lo mismo había ocurrido con la valkiria, quien jamás supo de sus verdaderos padres ni tampoco así lo quiso, jamás condenó a su madre por abandonarla recién nacida, pues desconocía que causas había tenido esta para hacerlo así. Ella creció con todo el amor que pudo, convirtiéndola en una mujer con inmensa capacidad de amar a pesar de sus fallos o errores…Por una orden directa del Lord, masacró vidas inocentes en una isla, e incluso las noches largas la despertaban entre constantes pesadillas de lo que había hecho. Por más que se arrepintió y lloró hasta desfallecer, por más que gritó hasta que su garganta no dio más e incluso, pretendió terminar con su vida…Aparentemente, el destino tenía otros planes para la pelirroja, tal vez, ese corazón bondadoso, un tanto lastimado…necesitaba volver a encontrar el rumbo perdido.

Las manos cálidas de la fémina rodearon el brazo del contrario, a medida que avanzaba un par de pasos en lentitud. La sorpresa generada al saber quién era él fue tan notoria que, ese brillo casi infantil en sus ojos la expuso, tal vez más de lo debido. –Entonces estoy ante el líder de los poderosos Custos Dei, bien, es todo un honor para mí entonces. Señor Arliden, ganar…perder…lo importante es que usted está vivo y luchó hasta el final por lo que creía correcto- Afirmó entre ligeras sonrisas, como así también un fugaz sonrojo por el cumplido, al que no supo exactamente cómo responder, simplemente por un instante, las palabras no salieron de su boca hasta que solo pudo rodar los ojos…molesta consigo misma por ser tan tonta en ese aspecto como seguramente otros. –He sabido que todo está muy revuelto entre el gobierno y los revolucionarios. Es una pena, tengo seres queridos tanto en un bando como el otro y…no es grato ver como se masacran unos a otros. Sin mencionar la cantidad de vidas inocentes que se pierden en el proceso. Así que, es probable que alguna vez usted y yo nos crucemos en un campo de batalla, ¿de qué lado destare?...De mis amigos, de mis seres amados, de los indefensos- Murmuró entonces con seguridad inquebrantable, siendo realmente poco probable que a esta altura de su vida pudiera siquiera llegar a dudar de sus propias palabras.

-La curandera que habita en esta zona es una mujer muy hábil en lo suyo. Quizás pueda reconstruir tu brazo perdido, no sé a qué precio…quizás uno alto y me refiero a algo que no pertenece al mundo terrenal. Pero bueno, al menos nos dará un poco de tiempo, si no le convence…mientras descansa, puedo ir a buscar un médico tradicional propiamente en el centro del reino- Afianzó con delicadeza el agarre, manteniendo por ese entonces la mirada siempre firme en el frente…siento que su rostro expresaba absoluta calma, tranquilidad pero internamente, no podía evitar preocuparse un poco. -¿Takumi?, el líder de los revolucionarios. Seguramente fue una batalla impresionante, y usted debe poseer gran fortaleza también como para haber soportado el tenor de la misma, lo posterior incluso, no es fácil sobrevivir en ese estado. Mucho menos en altamar-

El viento comenzaba a soplar un poco más fuerza, logrando que algunos resquicios de arena fueran elevados. El mismo aroma del océano, traía grandes recuerdos a la valkiria que una vez fue conocida como “la reina roja de chaos”, por poseer ese corazón bravío tanto dentro como fuera del campo de batalla…Querida por sus propias camaradas como así también por los revolucionarios a quienes ella jamás juzgó por su decisión. Exactamente, mientras estos no atacaran Chaos, no sufrieron entonces la ira de Gissel…Quien creía que todo podía coexistir en un perfecto equilibrio que se veía afectado de forma continua por una sola persona, el Lord.

-Se encuentra bastante lejos del Dominus Castle. ¿Desea que llame a algún familiar o amigo?, quizás informar a sus camaradas para que vengan por usted…Pero primero y esencial es compensar su estado físico, la tormenta se acerca por lo que no sería conveniente estar en el ojo de la misma hasta que merme su furia. No siempre es bueno luchar contra la corriente, hay que saber en qué momento es oportuno, Primo Dei-

por **Izaak K. Arliden** Miér Ene 27, 2016 5:23 pm

Suspiró dejando un claro sentimiento de derrota, su dolor era tremendo, pero no le dolía tanto su cuerpo destrozado, como no poder haber hecho nada, la ira y dolor de una derrota se iba acumulando en su interior, pero aun así seguía tratando de mostrar una sonrisa para no caer en la desesperación de sus propias emociones – No merezco honor si apenas estuve de pie por unos minutos – musitó para sí, ya que por la cercanía y el ruido ambiental le ayudaba a que sus leves susurros se vuelvan silencio, su mirada se volvió más adusta y cansada – Tal vez tengas razón, debo recuperar esa Isla, así tenga que matar al líder de los revolucionarios y a su sanguinaria esposa – sus músculos se tensaron en ese instante de la emoción que sentía solo de pensar en esa batalla.

¿De qué lado estaré? Arliden no tenía afecto con nadie, es un trotamundos, muchos le conocían por su nombre, muchos solo sabían que llevaba el cargo de Custos y su aspecto siempre fue el de un caminante, nunca estaba quieto, nunca tardaba mucho en un lugar, su posición y su trabajo le impedía estar en un solo lugar, pues a pesar de vivir bajo las órdenes del Lord, tenía su propia convicción y había dejado de ser un títere desde que descubrió una de las tantas injusticias que el gobierno ejercía por debajo de todo lo externo.

Kvothe había abandonado su trono a la derecha del Lord, había salido a escuchar al pueblo, a escuchar los gritos de auxilio del mundo, si sus órdenes eran acabar con una raza entera, acataría la misión bajo su propio riesgo aun si eso fuera ir en contra de sus órdenes, él era alguien que seguía a sus principios, antes de escuchar la orden de un ser omnipotente, prefería seguir lo que más fuera para su beneficio y el del pueblo, pues para ello fue llamado. Su rostro volvió a cambiar, una sonrisa se divisó en ella, esa mirada cansina desapareció y en él se escapó un pequeño rayo de esperanza – Yo soy del viento, estaré del lado que sople más fuerte, aun si eso impliqué desobedecer la órdenes de mi superior – dijo sin miedo, sin temor de que su voz llegara a los oídos del todopoderoso – y si tengo que morir, moriré en ese entonces – concluyó aquello con una sonrisa.

– El precio me importa poco, tampoco el método, mientras vuelva a tener mi brazo, no importa pasar por lo que tenga que pasar – aseguró mientras caminaba junto a la pelirroja, a pesar de estar en malas condiciones, su ferviente deseo por volver al campo de batalla resplandecía en él, como una llama interminable de fuego. Al escuchar aquello la miró por el rabillo del ojo y soltó una carcajada – ¿Impresionante? Acabó conmigo en un instante, lo único que pude hacer fue retenerlo por unos instantes mientras, ya que un estúpido comenzó una pelea a media ciudad – el enojo en sus palabras era obvio, la rabia y el furor se concentraba en el único puño que podía apretar.

Al final de cuentas terminó relajando los hombros y caminando lo más rápido posible para evitar cualquier viento que obstruyera su paso. El silenció que los rodeó fue cubierto por las fuertes ráfagas de viento que venían hacía ellos y salían desviados, pues el pelinegro había creado una ligera barrera de viento usando la misma fuerza de esta para que su camino no se va más largo de lo que podría llegar a ser. Al escuchar las palabras de la chica, soltó una ligera sonrisa – Está bien, ya he informado de mi paradero actual – mintió, pues no había nadie que quisiera saber de su paradero actual, ni menos un lugar al cual volver, tampoco algún familiar, pues sus padres, había muerto hace mucho tiempo – lo mejor ahora es curar mis heridas para seguir andando – dijo restándole importancia de avisar a alguien, pues en realidad, no tenía a nadie; pero gracias a Gissel, se sentía cual niño siendo regañado por un adulto.

por **Gissel Gremory** Vie Ene 29, 2016 4:08 pm

-Eso es de admirar, primeramente porque uno tiene que aprender a ponerse de pie por su cuenta siempre, necesita conocer su verdadera fuerza para así poder brindársela a otros. Segundo, ser libre como el viento es simplemente bello, porque la libertad es uno de los dones más preciados que nos otorgan al momento de nacer, la libertad para decidir, para elegir, el libre albedrio- Afirmó siempre en ese tono de voz sereno, teniendo el mismo cuidado de no hacerlo avanzar muy a prisa o hasta ocasionarle dolor sin querer, como bien podía llegar a ocurrir por mero accidente. Notó quizás alguna que otra variación en las corrientes del viento, sin embargo, prefirió no decir absolutamente nada sobre ello ya que no venía a propiedad. –Solo un poco más, señor Arliden, trate de visualizarse un mes en el futuro…¿Sirve, no?, al menos ya habrá dejado de sentir dolor y estará mucho más repuesto- Comentó a modo de broma, arqueando una ceja con sutil incredulidad.

Lentamente fue haciéndose más notoria la cercanía con las cabañas costeras, y allá, con la mirada perdida en el horizonte se encontraba aquel hombre de cabellos azules, quien alertado por el movimiento observó a ambos aproximarse. Su semblante de sorpresa extrema fue completamente notorio al mismo tiempo en que se aproximaba un tanto más a prisa, llenando de preguntas a la pelirroja, quien solo sonrió para finalmente encogerse un poco de hombros. –Prometo explicarte mejor, pero ahora…él necesita ayuda. ¿Podrías ir a buscarla?, creo que ella es la única que puede reconstruir su brazo, antes de que sea demasiado tarde- El pescador accedió, apurando sus pasos en la arena para finalmente, perderse en el camino. La fémina por su parte, comenzó a guiar al Custos Dei hacia la cabaña del conocido, sintiendo cada vez más encima la inminente tormenta que los azotaría sin piedad en cuestión de minutos. Usando la mano libre empujó con el mismo cuidado la puerta, ingresando por ese entonces junto a él para cerrarla con el mismo cuidado pero esta vez empleando un poco de aquella energía eólica que controlaba.

-Sí, entre mis haberes el viento es un aliado- Musitó entre sonrisas, intentando animar un tanto la escena poco feliz, guiándolo con la misma delicadeza por el interior de aquella acogedora cabaña, normalmente decorada con varios tipos diferentes de caracoles o estrellas de mar. Así, entonces, acortó distancias un poco más hasta el borde de la cama, dejando escapar un suspiro pequeño al encontrarse un tanto absorta en sus pensamientos…Si, internamente rogaba que aquella curandera se encontrara por la zona, ya que si esto fallaba, no sabía a ciencia cierta cómo proceder. No dejaría tampoco que la desesperación la dominara, por el contrario, aguardaría pacientemente y en casos extremos, bueno, buscaría algún otro tipo de salida para el Custos Dei pero era obvio que no pensaba rendirse así como así.

-Acuéstese por favor, ya te has movido demasiado para tu condición. ¿Tiene sed?- Cuestionó en el mismo tono bajo de voz, intentando no prestar atención al intenso sonido del viento arremolinándose afuera, ni tampoco a los truenos cada vez más fuertes, intensos y por sobre todas las cosas, letales para todo aquel que estuviese en la misma intemperie. –Debe mostrando esa fortaleza para lo que vendrá a continuación. A veces el dolor nos hace sentir más vivos que nunca, irónicamente-

por **Izaak K. Arliden** Miér Feb 03, 2016 12:50 pm

No pudo evitar soltar una carcajada, una tan sonora que pareciera no estar herido, pero las palabras de la chica le causaban tanta gracia, no era por burla, sino todo lo contrario pues sus palabras son tan serias como ella misma – Si fueras mi maestra me hubiera rendido a ti con tal declaración, como era esperarse de una antigua guerrera del Lord, podría decir que eres la mejor Valkiria entre todas las que he conocido, aunque son difíciles de encontrar – dijo agarrándose un poco el estómago, pues había olvidado por completo que estaba herido y reír, solo hacía que sangrara más.

Visualizar el futuro, una frase que siempre estaba presente en su mente, a pesar de no tener a nadie, a pesar de ser un simple semidiós, alguien que no tenía hogar ni lugar en donde refugiarse, un simple caminante, era algo que siempre estaba en su mente, un mundo lleno de paz, donde no tuviera que enfrentar a demonios revolucionarios y donde no tuviera que luchar más, pero sabía que a raíz de todo eso, siempre permanecía la ira y la discordia, él mismo sabía que no podía salvar a todos, que los sacrificios, en ocasiones son necesarios.

Al levantar la mirada se encontró con la silueta de un chico, pero por su mirada, no le era raro si parecía incomodar, pero ante la voz de la pelirroja, todo parecía estar bajo control, debía recuperarse pronto y salir de ese lugar. Al entrar no se fijó mucho en los alrededores pues el sentimiento de paz y tranquilidad lo acobijaron que estuvo a punto de caer arrodillado a las orillas de la entrada, pero gracias a la chica logró recostarse en la cama sin problema alguno, su mente era borrosa, entonces fue cuando sintió el peso de su cuerpo, el dolor de sus heridas y la impotencia de su cuerpo en inanición, el rugido de su estómago, no pedía agua, pero tampoco iba aprovechar de tan amable ofrecimiento – Agua está bien, el agua salada no ha hecho más que secar mi boca – dijo cubriéndose la cara con la mano, había perdido sus lentes, tal vez sin darse cuenta, pero eso no importaba mucho en ese momento.

El viento comenzó a agitarse, con furia, lo podía escuchar por la ventana y el estremecer de la madera, miró dónde provenía la luz y musitó para si – Calma, mi querido amigo, para mañana todo estará bien – afirmó con una suave sonrisa, mientras sentía como sus parpados poco a poco se iban cerrando, estaba débil, sin muchas esperanzas, casi sin aliento, pero a pesar de todo estaba ahí, viviendo aun y mientras tenga vida, hará lo que el Lord, por su arrogancia no podrá. Después de pronunciar aquellas palabras, una tenue luz resplandeciente comenzaba aparecer, el vendaval se había calmado y los nubarrones se habían alejado, los truenos ahora solo era una sonata lejada, mientras la lluvia comenzaba a mojar por otro lugar, sonrió satisfecho. El viento, había escuchado su voz.

por **Gissel Gremory** Jue Mar 24, 2016 1:52 am

-Las valkirias…¿somos difíciles de encontrar?- Cuestionó imposibilitada de sonreír con dulzura, observándole siempre con una calidez propia en la mirada que el tiempo jamás pudo borrarle, con una fe que se fortalecía día a día continuaba dando sus pasos inciertos sobre la vorágine que llamaban “vida”…En más de una ocasión elevó alguna plegaria a su creencia máxima, cuando más sola estuvo o cuando más necesito la compañía de alguien…cuando lo creyó todo perdido o abandonado, cuando más débil estuvo es cuando realmente supo que tan fuerte podía ser como para ponerse de pie a nueva cuenta. –Hijo del viento, así te diré de ahora en más…si es que en alguna ocasión llegamos a encontrarnos otra vez, Kvothe.- Confesó con seguridad, tomando de la mesa auxiliar el vaso para servir un poco de agua y así, pasar la diestra por debajo de la nuca ajena solo para elevar un tanto la cabeza, facilitándole el hecho de beber el agua.

-Se te ve cansado, pero todavía no es momento de cerrar los ojos. Por algunos años estuve con una tribu en el desierto de Spatium, allí me nombraron “melodía del fuego”, gracias a ellos es que yo puedo cuidar de mi vida, por lo menos. Es por ellos que puedo ver a los ojos a los demás de manera briosa, acariciarles el alma con una sonrisa…Su nativa más antigua me supo decir; “Tú eres las olas del océano tejiendo un sueño y tus pensamientos se convirtieron en la corriente del rio. El tiempo fluye y la corriente puede cambiar su recorrido. ¡Sin duda un equilibrio aguarda!...que así sea la dicha de ganar o el dolor de perder. Oh…pero más allá del camino de la ida, obtendrás la capacidad de ver con el corazón…Los ensayos, las pruebas o los errores has de afrontar, las espinas en tu mano se tornaran la mayor fortaleza en ti. Sin embargo, recuerda que en tus manos está la luz y siempre puedes cambiar el curso de la marea que como el tiempo fluye. Después de la tormenta es donde te verás con el renacimiento de la esperanza tras una plegaria elevada” …- Contó aquello como si fuera un relato mágico, un cuento de antiguos guerreros, los primeros en pisar la Tierra de Spirit Soul como actualmente se la conocía en todo el amplio sentido de la palabra.

-Esas palabras dedicaba a cada nativo. Sabes…siento que tienen algo de cierto, algo de magia, algo de razón. O al menos seré de las personas que necesitan creer en algo para no perderse en la confusión- Admitió en un tono de voz entre altivo o maternal, orgullosa como muchas pero irónicamente humilde como pocas, mientras continuaba observándole para una vez saciar la sed del Custos, volver a recostarlo con el mismo cuidado. Finalmente se arrodilló en el suelo, apoyando la mano izquierda sobre el brazo sano del mayor, dejando escapar un suspiro entrecortado. –Solo un poco más, ¿de acuerdo?. Mantente centrado en el sonido de mi voz, todo estará bien-

por **Izaak K. Arliden** Lun Mar 28, 2016 3:08 pm

Con mucho trabajo la miró, era bella, sus resplandecientes cabellos rojizos como el color de la sangre, sentía que le daban vida – Una verdadera valkiria no se reconoce por su fuerza o por tantos enemigos haya derrotado, si no por su experiencia, por las heridas de guerra, por lo algo que los ojos normales no verán, ¿sabes a qué me refiero? – Dijo con una sonrisa de oreja a oreja, no lograba entender porque decía tanta estupidez, estando al borde de la muerte, el pelinegro seguía balbuceando tonterías, como si su cuerpo estuviera en piloto automático y lo único que hiciera es responder con su locura y subconsciente, aunque aún mantenía la cordura.

Miró aquel techo desconocido, escuchó todas sus palabras con una cándida sonrisa, se llevó la mano a la frente, cubriendo sus ojos y su leve rubor – Para, a este paso me vas a enamorar – habiendo dicho aquello, soltó una carcajada y luego calló, pues no había palabras para exponer, no había palabras para refutar o compensar aquello, lo había dicho todo, así que no le quedaba ni un pensamiento para agregar, sus palabras habían llegado a él como un vendaval, imponente, poderosa y devastadora, dejándolo sin nada que decir, sin nada que expresar, era la primera mujer en su vida, capaz de mantenerlo callado por un largo tiempo, mujer que le había dejado, sin palabras – Se dice que la esperanza es la última que muere, que la fe mueve montañas, los seres vivientes con racionalismo siempre pasan por lo mismo, se deprimen, se hunden y siempre están esperando por algo o alguien que les de esa esperanza, que les devuelva esa fe, así que no se me hace extraño que tenga magia consigo mismo – dijo mientras soltaba un cansino suspiro.

Abrió los ojos, sintió como ella le tocaba y cuando volteó a verla, sintió un latido fuerte en el pecho, respiró para serenarse – si me concentro en escuchar tu voz, podría perderme en la locura, tonta – musitó tratando que ella no escuchase aquello – No voy a morir, no pienso morir, tengo muchas cosas por hacer, como para abandonar mi vida, justo cuando he llegado hasta aquí y poder conocer a alguien como tú – llevo su única mano a las mejillas y le acarició con ternura – no pienso rendirme y dejarme morir – Tal vez le dolía el brazo, el alma y estaba cansado tanto como física, así también psicológicamente, pero seguía vivo y por esa oportunidad, se mantendría vivo.

Tan solo esperaba que pudiera recuperar el brazo, esa era una de sus pocas esperanzas.

por **Gissel Gremory** Dom Abr 03, 2016 5:23 pm

Permaneció de rodillas en el suelo, aun a la espera de que el aldeano pudiera localizar a la mujer en cuestión y que no fuera demasiado tarde cuando esto ocurriese, al menos…eso deseaba en su interior mientras acompañaba al Custos Dei que ahí yacía, tan débil como demacrado. No dejó de prestarle atención en ningún momento, dedicándole alguna que otra sonrisa fugaz, puesto que realmente estaba preocupada aunque no dejara jamás esto a la vista, pues Gissel era una mujer que a lo largo de los años había aprendido demasiado a controlar sus propias emociones en todo el aspecto de la palabra. —Lo último que quisieras sería enamorarte de mí, te lo aseguro— Le siguió la broma para luego suspirar, mordiéndose al final unos instantes el labio inferior con suavidad por simple maña adquirida. —Quien sabe, Kvothe. Más allá de todo, considero que hicieron ver conmigo…me enseñaron a controlar mis emociones para de algún modo, enfocar mis habilidades. He de suponer, que lo mismo se aplica a muchos, solo que de diferentes modos, ¿no?—

—A fin de cuentas, considero que tal vez en un futuro, nos encontremos en el campo de batalla. Ahora como Cazarecompensas soy una especie de arma sin amo, pero no pienso velar por los intereses de un sistema…independientemente de cual sea. Los revolucionarios y el gobierno pueden resolver sus diferencias sin poner en medio a las personas inocentes…pero si lo hacen, ahí tendrán problemas conmigo— Afianzó su postura, apoyando la mano derecha sobre la frente de este. La notaba caliente, pero tampoco le sorprendía demasiado debido al estado en que el guerrero del Lord se encontraba. —Falta poco…calma— Sentenció en un tono de voz bastante sutil, con ese toque tranquilizante que tanto la caracterizaba en todo momento, o al menos cuando la situación se prestaba para ello.

Los minutos fueron pasando y cuando la puerta se abrió, no solo ingresó el aldeano bastante agitado, también lo hizo aquella mujer nativa de aspecto imponente. Esta poseía un cabello negro como el mismo cielo nocturno, ojos azules y los clásicos tatuajes tribales en casi todo su cuerpo, incluyendo en las mejillas…Observó a Gissel, para sin más dedicarle algunas palabras en una lengua o dialecto que la fémina había aprendido ahí mismo, entre tantos años de servicio al propio reino. Ella le respondió del mismo modo, siempre en un tono bajo de voz, denotando la preocupación que por momentos la asolaba…Sin más, observó al guardián del Lord. —Me permite permanecer aquí a tu lado, él se irá…pero, Kvothe. Tienes que ser fuerte, ¿De acuerdo?...Desconozco que método usara contigo pero yo sé que estarás bien— Sonrió con sutileza, manteniendo la mano del herido para apretarla con la propia delicadeza de esas manos tan gráciles pero que escondían gran fuerza. Las que en más de una vez, elevaron un arma a favor del gobierno.

por **Izaak K. Arliden** Dom Abr 24, 2016 4:33 am

Miró al techo, sentía que la vida se le iba, pero solo era un sentimiento de paz que le invadía, acompañado de su cansancio, su cuerpo, por fin se acostumbraba a lo blando de aquel lugar y el frío de su cuerpo por fin recibía el calor de mucho tiempo estar a una baja temperatura dentro del mar, el corazón le latía despacio, que pareciera estar a punto de detenerse, pero no era así, solamente se mantenía con vida, tratando de soportar el dolor, que hace unos instantes no sentía, por la extraña situación en la que se encontraba.

– Cierto, nunca me he enamorado, no sé si pueda tener algún día ese sentimiento, no sé qué cara pondría, no sé qué cosas haría – dijo con tranquilidad.

Sumergido en la voz de la pelirroja, podía escuchar el susurro del viento, como si el mismo viento se aglomerara junto a él y le permitiera más aliento de vida, como si creara una barrera para proteger al pelinegro de la misma muerte, a cada segundo se sentía más tranquilo, sus ojos se fueron dilatando poco a poco, sus signos vitales se iban apagando, la muerte lo acechaba…

– Al menos, moriré escuchando la voz de un ángel como esta pelirroja – musitó para sí.

Sus ojos estaban cansados y se iban cerrando poco a poco, la vida se alejaba de él y la voz de ella se iba haciendo más distante, chiquita y lejana, al grado de ya no poder escucharle más, su boca estaba reseca, su estómago hueco por tanto tiempo sin alimento dio el último apretón a la mano del cuerpo y exhaló, dando el último respiro; cuando la puerta se abrió con sorpresa y entonces, esa luz le iluminó, una mujer de cabellos oscuros, no tenía buen aspecto ni su rostro parecía estar a favor de ayudar, pero al escuchar la corta conversación con Gisse logró comprender que no era del todo malo, ella estaba dispuesta a ayudar.

– No tienes por qué preocuparte por mí, querida – le dijo acariciando la mejilla aterciopelada de la chica, después de haberse sentado a la orilla de la mesa, la mirada del Custos volvía a tener ese brillo y la miraba con un ferviente deseo de vivir, tan solo para volver a verla y luego miró a la mujer que había entrado.

– No me importa como sea, solo quiero mi brazo de vuelta, no importa el precio, tampoco los materiales, si es necesario, yo mismo iré a buscarlos.

En la mirada del azabache, solo se podía hallar los deseos de volver, de seguir adelante, una mirada con una meta y un objetivo que cumplir, así que prepara la mejor de sus sonrisas y apoyó su única mano sobre su rodilla.

– Bien, estoy dispuesto a cualquier tratamiento, así que empecemos de una buena vez.

por **Gissel Gremory** Lun Jun 20, 2016 2:36 pm

No era grato para ella ver sufrir a alguien, porque igualmente sentía como su corazón se estrujaba ante el dolor ajeno, aunque claro…bien sabía ella de lo que era capaz ese sentimiento, sin embargo y como era de esperarse, jamás demostró debilidad alguna porque sabía que no era justamente lo que se necesitaba en ese instante. Suspiraba de tanto en tanto, observando al Custos Dei hasta que centró nuevamente la atención en esa curandera que de buenas a primeras no deseaba perder el tiempo…Gissel de por si era una mujer algo desconfiada, por no decir que reacia a todo tipo de cosas de esa índole pero…conocía bien la clase de magia que la hechicera poseía, pues en más de una ocasión le salvó la vida, en más de una vez…esa mujer fue la diferencia entre la vida y la muerte.

Entonces, apretó cuidadosamente la mano del guerrero, dedicándole una última sonrisa sutil para finalmente asentir, incapaz de no sentir algo de temor por lo que seguiría…pero no lo demostró, no lo demostró en su mirada, ni en sus gestos, tampoco en sus próximas acciones a medida que iba soltándole en lentitud, manteniendo la rodilla derecha apoyada sobre la cama a medida que como acción final, colocaba la diestra sobre la frente de este. —Cuando estés bien, me debes un café, unos dulces y…un paseo por los jardines del Dominus Castle, ¿de acuerdo?, quizás algún combate en el futuro…Pero iré a cobrarlo, no te vas a comportar como un moroso conmigo, eso te lo aseguro— Susurró en un tono de voz bastante sereno, casi susurrante como el viento hasta que finalmente, se separó por completo de aquella posición inicial, dándole paso a la otra mujer que venía ya esperando un tiempo prudencial.

La fémina se aproximó al moribundo, observando con esos propios ojos tan ausentes el estado en el que se encontraba, pero claro, en todo momento se la podía oír recitando unas palabras indescifrables a medida que colocaba la diestra sobre el pecho de este y la mano restante sobre la herida en cuestión, la zona tan cercenada…Por otra parte, la pelirroja apoyó la espalda contra la pared al captar ciertas energías provenientes de la contraria que fueron dando paso a la manifestación de un aura lo suficientemente densa como para que sintiera cierto mareo…Si, la valkiria era increíblemente susceptible a ello y por esas mismas causas recordaba porque en más de una ocasión se comportaba como toda una arisca. Observaba de reojo con la mirada entrecerrada, preguntándose internamente que tanto ocurriría porque a fin de cuentas…jamás había presenciado tal cosa con anterioridad. —Ojalá todo esté bien— Susurró en un tono de voz casi imperceptible, prestando atención absoluta a como la habitación parecía ir cambiando de tonalidades o se forma una especie de dimensión paralela que solo lograba confundirla todavía más.

Seguramente dolería, pero en el fondo no estaba preparada para oírle gritar. Aún estaba muy “golpeada” psíquicamente por todo lo ocurrido, pues era sin más un alma errante que estaba buscando otra vez su sendero, uno que se había tornado completamente oscuro como incierto pero…algo era seguro, y es que acompañaría al Custos Dei en esta transición sin dudar.

por **Izaak K. Arliden** Jue Ago 18, 2016 8:38 pm

¿Cuál es el camino a recorrer? ¿Cuál es el sendero que decides tomar? ¿Cuál es la distancia? ¿Tus triunfos serán recompensados? ¿Cuánta gente estará a tu lado? ¿Podrán comprender el peso que sobre ti recae? ¿Te trataran como a una mismo? ¿Qué será de ti en esta travesía?

Kvothe jamás pensó en lo que su vida llegaría a ser cuando era pequeño, vivió una vida en donde el concepto de madre era nulo y el amor de padre fue tan escaso que ha olvidado incluso el rostro de él, vivió bajo la tutela de niñeras en su tierra natal, no sufrió nunca como los demás chicos de barrió, jamás conoció el dolor, jamás supo el concepto de tristeza, siempre fue alguien con la sonrisa más grande del mundo ¿pero qué lo hizo cambiar?

Seguir los pasos fue su diario andar, creyendo que en ellos encontraría lo que le faltaba por aprender, creyó que esforzándose y siendo un humano lleno de porte y benevolencia llegaría muy lejos, pero lo que se encontró en los campos de batalla fue completamente distinto. Dolor, angustia, tristeza, estrés, pánico, ansiedad, demasiadas emociones negativas aglomeradas en una sola pastilla a la cual muchos conocieron como "vida". No cabe duda que todos tiene un concepto distinto sobre como se llame la vida, unos más peores que otros, pero para él, vivir se había convertido en un deseo muy lejano y su juventud, acompañada de su madurez se habían hecho pedazos conforme más rangos subía, mientras más escalones trepaba, más era lo que perdía, hasta dejarlo sin nada.

Y entonces ¿qué es lo que queda de alguien que ha perdido todo? Kvothe no sabía lo que había perdido, no sabía lo que había obtenido, no sabía que era lo que al fin buscaba, no sabía ni siquiera lo que quería y en la mente de muchos, se había olvidado y no hay cosa más temible y dolorosa que ser olvidado. Llego a la cima, pero ahí, no había nada, junto a él estaba gente que no conocía, que no sabía entender, como un robot que seguía las ordenes de un ser omnipotente, pero de eso, nada más, fue entonces cuando decidió salir, a buscar una meta, a encontrar bajo cada roca, sobre el mismo cielo a ver, si encontraba su objetivo y lo pudo hallar.

Su verdadero se se encontraba en la sonrisa de una madre al ver a su hijo correr, en el rostro atribulado de un enfermo desahuciado, sin esperanza de vivir, cansado de tanto sufrir, lo encontró en un niño de la calle, sin un hogar para dormir, lo encontró en cada calle, en cada taberna, en cada lágrima, en cada palabra, todo estaba, en el viento que lo alentaba.

— Te pagaré con mi alma, te pagaré con mi voz y mis manos, así que solo espera por mi — dijo antes de que ella se alejara, su dulzura estaba en cada centímetro que ella se alejaba, ¿es qué podía existir una mujer tan divina y fiera como ella? Que le podía arrebatar el alma con un beso, si ya con una caricia era suficiente para que su piel jamás olvidara su tacto, formuló una sonrisa y miró aquella anciana y pudo entender lo que sus palabras musitaron — Hágalo, la muerte no es lo peor que he visto — murmuró la anciana que comenzó con lo suyo sin pensar y el dolor comenzó a sentirse muy cerca de su corazón, como si con las manos desnudas, le apretara.

Un grito desgarrador se escuchó, que terminó ahogado en un jadeo, el sudor, frío y pronunciado comenzó a empapar las pocas ropas que llevaba, luego otro, más fuerte y doloroso de escuchar, se sujetó con la mano y apretó las sábanas, se mordía los labios para soportar el dolor, pero le fue imposible retenerlo porque el dolor le robaba el alma y con ello su vida, los gritos se hicieron más consecutivos e hilarantes, el viento comenzó agitarse la tierra comenzó ligeramente a temblar y sus gritos se escuchaban a kilómetros, iba a morir o al menos esa era la idea que su cerebro tenía, pues las lágrimas se desbordaban por sus parpados como ríos desbocados, los gritos eran acompañados con dolor, sudor y lágrimas, se cubrió los ojos, pero el dolor no sé iba, trataba de tapar la boca pero era imposible, el brazo estaba casi terminado, pero el no podía detener su llanto, no podía retener ni una sola pizca de su dolor. Una mezcla combinada de derrota, frustración e impotencia, todo aquello se había aglomerado y había sido liberado, al terminar, cayó en sueño, empapado por sus lágrimas y sudor, no podía ni un momento más, tan solo quería un momento de tranquilidad en su vida.

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater