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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
Fuera de la base de la marina el tiempo estaba mas tranquilo aunque helado como de costumbre. Aquel continente era conocido por las extremadamente bajas temperaturas a las que podía llegar, como así también las frecuentes nevadas. Dentro, zona la cual se mantenía en su totalidad en unos cómodos y reconfortantes 23° Celcius, en el taller, se encontraba el primer vice-almirante conocido como Solei. Como de costumbre, estaba trabajando en uno de sus proyectos y este era particularmente revolucionario. Había notado que teniendo un cuerpo completamente robótico había perdido varias cualidades, entre ellas, la posiblidad de poder usar los diferentes tipos de magias.
Aun cuando había estudiado su funcionamiento, nunca lo había hecho en profundidad. Pero al cruzarse con usuarios de esta, comenzó a sorprenderse por las increibles hazañas que se podían hacer con estas, así que decidió que su nuevo proyecto era encontrar la manera de poder usar esta misteriosa fuerza con sus propias frías e insensibles manos.
El primer paso fue la investigación, mucha investigación. La magia era una fuerza que nacía dentro de un ser vivo y podía ser controlada por éste con el adecuado adiestramiento. Se podía hacer muchas cosas con ella, desde crear hasta destruir. Solei estaba interesado mas en la segunda que en la primera, para poder usar este poder contro aquellos que le dijeran sus superiores y para servir a Tempus. Desde antiguas historias hasta antiquísimos documentos, el androide buscó en todos lados hasta por fin dar con el "cristal de la voluntad". Se dice que mientras los minerales normales del planeta se forman con la presión sobre materiales mundanos, este se forma debido a acumulaciones etéreas de fuerza de voluntad por causas desconocidas, las cuales cuando llegan a acumular suficiente, se solidifican en forma de "Eridium".
El segundo paso había sido conseguir el mítico elemento, lo cual no fue nada fácil. Parece ser que además de raro era igual de difícil de encontrar. Esto no sorprendía a Solei, dado que las propiedades y hasta la formación de este material eran tan increibles que serían un secreto o algo completamente olvidado en el tiempo.
Para esta tarea, se había encontrado gracias a sus contactos con una fénix muy particular llamada Huo-Lin. Sus comportamientos y conversaciones tuvieron un efecto positivo en el androide, haciendo que recupere algunas cosas de su personalidad las cuales había perdido al transferir su mente dentro de su nuevo cuerpo en su lecho de muerte.
Finalmente, luego de todo aquello que había llevado su tiempo, estaba el paso tres, el cual era, enseñarle al Eridium la magia que deseaba aprender. Aun cuando estaba seguro que aquello era posible,comenzaba a preguntarse como lo lograría. Por supuesto, en cuanto consiguió aquel preciado mineral, comenzó a experimentar y probar diferentes configuraciones energéticas para ver sus reacciones, concluyendo que las posiblidades del Eridium eran increiblemente amplias y que este realmente era la voluntad materializada. Le gustaba pensar que haría una suerte de electro-magneto, pero mucho mas complejo, dado que no solo debía controlar la amplitud del efecto, sinó muchisimos mas factores.
Luego de los últimos retoques, había terminado el dispositivo que le permitiría medir estas ondas y señales para grabarlas, dado que él no las entendía, no las podía emitir y probablemente no podría hacerlas desde la nada sin utilizar un patrón previo. Después de unas pequeñas pruebas de retorno de señal, ya estaba listo para su uso y el androide tenía en mente con quién lo podía probar. Guardó todas sus herramientas y aparatos que usaba, los planos y luego de colocarlos en su lugar, se dirigió a la oficina de Sho.
Dado su jerarquía de vice-almirante, antes de hablar con él era reglamentario primero presentarse con la secretaria y preguntarle su disponibilidad actual. Su asistente, la señorita Meru, era una persona lo suficiente alegre como para haberle agradado a Kishimura y lo suficientemente astuta como para poder ponerlo en evidencia y salirse con la suya. En cierta forma se había ganado el respeto del rubio.
- Buenos días, señorita Meru. - Saludó el robot. - ¿Está el vice-almirante disponible? - Preguntó, siempre mirándola a los ojos fijamente, aun sin lograrse sacar aquella costumbre que había adquirido.
Re: De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
Había logrado regresar a la base marítima antes del mediodía después de haber completado un encargo que me habían asignado. Ni bien llegué mi secretaria Meru me recibió con una sonrisa y unos cuantos documentos importantes que debía leer y firmar. - Esta no es la manera en la que esperaba que me recibieras. Solo dime que son para dentro de una semana, ahora estoy cansado... - Bajé la mirada y suspiré porque ahora comenzaba la parte más aburrida del trabajo, todo el papeleo. - ¡Kishi flojo! No deberías dejar el trabajo para último momento. - Por su tono de voz parecía que me estaba regañando por estar cansado. ¿Desde cuando una secretaria trataba así a su jefe? De todas formas yo la dejaba actuar de esa manera porque me causaba gracia y me divertía ver sus diversas reacciones. Comenzamos a caminar en dirección a la oficina para poder examinar los informes recibidos y descansar sin que nadie me molestara.
Apenas entramos en el despacho Meru se sentó en su escritorio y yo continué derecho hasta mi oficina. - ¡Pst! - Me detuve por unos segundos al oír un leve ruido que no sabía que había sido y luego continué. - ¡¡Pst!! - Otra vez lo había oído pero esta vez con más claridad, así que me di vuelta y pude ver a la joven de cabellos celestes mirando hacia otro lado y con un brazo extendido hacia mi en el cual las carpetas que le habían entregado para mi. - ¿No te olvidas de algo? Yo creo que sí~ - Dijo cubriéndose la boca como para que no supiera que ella era la que hablaba. Me acerqué a su escritorio y tomé los documentos que ella sostenía. - Si estamos solo tu y yo en la oficina, ¿No crees que aunque hagas eso sabré que eres tu la que habla? - - Yo no sé de que me habla, mi querido vicealmirante ja ja ja. - Una tierna sonrisa se dibujó en su rostro. Era como una niña pequeña, sobre todo por lo molesta que era en ocasiones. Pero antes de que pudiera ir a sentarme en mi cómoda silla y disfrutar del hermoso paisaje que me regalaba el ventanal de mi oficina... - ¡Ejem! Te olvidas de mi recuerdo, Kishi. Dijiste que me traerías algo cuando regresaras. ¡Lo prometiste! - Comenzó a hacer un berrinche y antes de que yo lograra perder la paciencia metí la mano en el bolso que llevé y saqué una piedra para entregársela. - Aquí tienes, espero que te guste. No llevé mucho dinero hoy, así que eso es lo único que logré comprar. - La reacción de mi secretaria era igual a la de un pequeño niño que esperaba con ansias un regalo, pero este recibe otra cosa que no era lo esperado. Traté de contener la risa, pero no pude y me eché a reír. - Lo siento, Meru, pero fue una venganza por recibirme con todos estos documentos. Ten esto te compré antes de volver. - Abrí el bolso para sacar un pequeño y tierno peluche de un oso polar. Ella apenas lo vio se levantó de su asiento y me lo arrebató de las manos, abrazando su regalo. - ¡Me encanta! Gracias, Kishi~ - Mientras ella seguía apretando al suave animal de peluche, yo aproveché la oportunidad para ir a mi oficina, cerrando las puertas para que nadie me viera trabajar.
Colgué mi abrigo en el respaldo de la silla y mi camisa sobre el escritorio al lado de los documentos que debía firmar. Cuando me senté me acomodé tirando el cuerpo hacia atrás sintiendo como la cómoda silla se acomodaba a mis movimientos, subí los pies a la mesa de madera y giré la cabeza en dirección al ventanal. Una mañana soleada en el reino de Tempus y un hermoso paisaje marítimo eran lo único que necesitaba para despejarme de todos los problemas. Dejé que los minutos pasaran y yo sin dejar de quitarle la vista de encima a la ventana. Miré el escritorio y extendí el brazo izquierdo hacia uno de los cajones que este tenía para abrirlo y sacar un pequeño cuaderno. Era el diario de Silver, uno de los pocos recuerdos que me había llevado de la casa antes de marcharme. Lo abrí en donde lo había dejado la última vez y comencé a leer las anotaciones de mi padre.
El teléfono intercomunicador de mi oficina sonó con fuerza, provocando que me despertara después de haberme quedado dormido mientras leía. - Kishi ~ Lamento interrumpir, pero el vicealmirante Solei está aquí. ¿Le digo que pase o no? - Con algo de dificultad logré acercarme al aparato para responderle. - ¿Solei? Pues dile que pase en otro momento, ¿Sí? - El volumen en mi voz iba disminuyendo con cada palabra que decía. Corté la comunicación y me acomodé nuevamente en el asiento para cerrar los ojos, pero a los pocos segundos de haberlo hecho la puerta fue abierta y al ser algo imprevisto abrí los ojos al instante observando quién me interrumpía. Se trataba de mi camarada, quién había venido a verme aunque desconocía el motivo. - ¿Acaso no le dije a Meru que pasaras en otro momento? Pero ya está, no te preocupes. ¿En qué puedo ayudarte, amigo mío? - Me senté como debía en la silla, dejando el diario sobre el escritorio, y me acomodé un poco el cabello para observar a mi compañero.
Re: De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
- Buenos días Solei. Kishi ahora está en su oficina, aunque algo ocupado. - Saluda finalmente la señorita, apoyando los codos sobre la mesa y después de juntar las manos, reposar su mentón sobre ellas, mirándolo. - ¿Cuál sería la razón de la visita? - Pregunta luego, sonriente y de forma casual. Ni siquiera la mismísima almirante le causaba temor al androide, la única que podía lograr tal hazaña era Meru, la mujer que ahora mismo tenía en frente. El androide no lograba predecirla y aquello lo desconcertaba siempre que tenía que hablar con ella a un grado en el cual a veces prefería evitar contactarla como intermediaria. Por supuesto, no era temor la palabra correcta, sino mas bien incomodidad dado que por momentos ni siquiera estaba seguro que responderle o si estaba tramando algo.
- Quería preguntarle si deseaba darme su ayuda para completar una mejora. - Contesta, curioso por la razón de su pregunta. - ¿Qué clase de mejora? - Continúa la secretaria, aun sonriéndole y casi inmediatamente de la respuesta de Solei. - Se trata de una modificación la cual me permitiría, si mis cálculos son correctos, usar un catalizador para la utilización de magia por medio de un patrón de resonancia y energía, activando las propiedades escondidas en este material. - Dice el androide con su tono neutral de siempre, haciendo que Meru abra los ojos bien grandes y se siente recta en el asiento, golpeando suavemente al escritorio con la palma de sus manos y dejándolas allí.
- ¡¿Qué?! - Exclamó sorprendida, para después fruncir el ceño e inclinar la cabeza ligeramente hacia un costado en señal de confusión, aflojando la tensión de sus brazos y hombros. - No, en serio, te perdí en la mitad. ¿Qué hace esa mejora? - Agregó luego, sacando la lengua ligeramente con otra gran sonrisa y observándolo atentamente. El rubio se la quedó observando unos segundos, preguntándose si estaba bromeando con él o tenía genuina curiosidad. - Básicamente me permite usar magia. - Simplificó el robot. - Oh, ya veo. - Contestó ella y se lo quedó mirando sonriente y en silencio.
- Umm ¿Puedo ver a Kishimura? - Preguntó posterior a casi un minuto de silencio, ligeramente cohibido por la secretaria nuevamente. - Ja ja ja por supuesto ~ - Responde ella, realmente divertida por haber causado aquella impresión en él, como si aquello fuese una victoria y volviendo en lo que estaba antes que él llegara.
Finalmente el androide avanzó el tramo que le quedaba e inmediatamente abrió la puerta de la oficina, entrando y cerrándola detrás suyo para alejarse de aquella señorita. El otro vice-almirante se quejó un poco, para después acomodarse en el asiento y preguntarle que es lo que necesitaba. - Sho, estás sin camisa otra vez. - Señaló el rubio, mientras entraba para sentarse delante del escritorio. - Quería preguntarte si podrías ayudarme en una mejora en la que estaba trabajando. - Comienza a responderle. - Es algo bastante puntual y necesito un usuario que manipule magia. Naturalmente mi primer candidato fuiste tu, pero si estás muy ocupado puedo esperar o preguntar a otro. - Dijo luego, agregando lo último al observar la pila de papeleo que debía rellenar.
Re: De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
Al escuchar el ruido de las puertas abrirse y darme cuenta de que se trataba de mi camarada Solei, el androide, me acomodé en el asiento y escuché atentamente todo lo que él tenía para decirme. Aunque lo primero que me esperaba que dijera fuese el clásico saludo de "buenas tardes", no "Sho, estás sin camisa otra vez." Levanté la mirada para verlo a los ojos fijamente mientras arqueaba una ceja. Antes de que pudiese continuar para explicar el motivo de su visita lo interrumpí. - Sí, esta vez me la quité siendo consciente. No siempre es culpa de mi extraña costumbre. - En mis ojos se reflejaba una mirada fría como el hielo y mi tono de voz acompañaba mi expresión facial, aunque no duró mucho y solté una leve risa. - Lo siento, cuando estoy algo dormido actúo así. Bueno, ¿A qué venías? - Observé cómo el sujeto se sentaba en una de las sillas que estaban frente a mi escritorio. Tras oír de lo que se trataba su mejora abrí bien grande los ojos, sorprendido por lo que sería capaz de hacer. - ¿Un androide capaz de usar magia? Sí que eres un genio... - A pesar de no llevarme tan bien con la tecnología como mi compañero, me sorprendían todas las noticias acerca de mejoras y progresos tecnológicos. - Hmm... ¿Así que necesitas a alguien que use magia para enseñarte? No sé exactamente cómo funciona ese nuevo mecanismo tuyo ni sabría qué similitudes tiene con mi magia interna, pero creo que será divertido averiguar como funciona. ¡Está bien! Yo te ayudo. - Esbocé una gran sonrisa, pero al recordar la fecha que era, miré nuevamente a mi amigo. - ...Aunque... Mientras dormía recordé que hoy es una fecha un tanto importante para mí y debo ir a cierto lugar. El Valle Chocobo, para ser exactos. Si quieres puedes venir conmigo. ¿Si quieres aprender a usar magia, qué mejor lugar que ese valle en donde yo aprendí? - No lo estaba usando ni nada similar. Solo que él apareció en el momento preciso y "mataríamos dos pájaros de un tiro", como dice la frase. Además necesitaría algo de apoyo si realmente planeaba regresar a mi hogar aunque sea para ver como estaba.
El ruido del intercomunicador me trajo nuevamente a la realidad. - Kishi~ Soy tu conciencia. Recuerda traerle un recuerdo a tu bonita secretaria~ - ¿Cómo era posible que haya escuchado que me iría hasta el Valle? Al observar más detalladamente, me percaté de que mi mano estaba sobre el botón que activaba la comunicación entre ella y mi oficina. Quité la mano del aparato sin responderle a la joven, para luego llevarla a mi cara para cubrirme el rostro mientras me tiraba para atrás en la silla. - Parece una niña pequeña a veces... Espero que su comportamiento no te haya incomodado para nada, aunque no sé si eso será posible. ¿Lo es? - Me descubrí el rostro y lo miré ladeando la cabeza levemente. Meru tenía esa "habilidad" de incomodar a las personas, sobre todo a mi y aún así salirse con la suya, pero en el fondo sabía que era una muchacha divertida y de buen corazón. - Bueno. Volviendo al tema principal: Si me acompañas al Valle podré enseñarte, o al menos tratar de enseñarte, los principios básicos de la magia y con algo de práctica tal vez seas capaz de usar la magia de hielo. - Me gustaba la idea de poder ayudar a alguien con algo que yo supiera, aunque pensar que él sería mi aprendiz me emocionaba un poco. - Podemos ir en mi nueva moto o con los teletransportes. Tú decides, mi amigo. - Decía feliz mientras me ponía de pie y tomando mi abrigo que estaba en el respaldo de la silla. Acto seguido sujeté la camisa que estaba al lado de los documentos y los cubrí con esta. Miré a Solei y hice una seña para que no diga nada.
Re: De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
- Por mi está bien. Gracias por ayudarme. - Contestó el rubio antes de que desde el intercomunicador se escuche la agradable voz de la secretaria, la cual hizo que el ceño de Solei se arrugue recordando la situación que había pasado afuera para entrar en la oficina. Aun así, cuando los dos notaron que Sho estaba con la mano sobre el botón del intercomunicador resultó bastante cómico, relajando un poco la situación. El mago comenzó a comentar sobre la actitud infantil y risueña de Meru, finalizando con una pregunta y ladeando la cabeza, ahora observándolo a él. El robot simplemente se encogió algo de hombros, realmente no había nada que se pudiera hacer con esa señorita. Por lo que había entendido era muy buena en su trabajo, debían aceptarla como era.
- Como dije antes, no tengo problema en acompañarte. Además, tengo curiosidad de ver el Valle Chocobo de cerca. - Le respondió luego Solei, su expresión neutral pero mas suavizada por la presencia de su amigo, con una sonrisa intentando mostrarse en su rostro poco expresivo. - ¿Nueva moto? Hagamos un viaje de prueba en ella entonces. - Preguntó primero con curiosidad y después eligió ir en el vehículo. - Prepará el vehículo, voy a traer el equipamiento necesario. - Agregó al ver que se levantaba y le dedicó una leve semi sonrisa, negando con la cabeza y luego saliendo de la oficina.
- Adiós señorita Meru. - Saludó sin detenerse, dirigiéndose a donde almacenaba lo que necesitaba llevar, guardándolo en una maleta metálica de aspecto seguro y al terminar este proceso, la cerró y trabó con su cerradura electrónica. No solo las piezas y las herramientas que llevaba allí estaba inmovilizadas, sino también como medida extra de seguridad su interior estaba acolchonado. Finalmente se dirigió a la salida de la base para reunirse con el de cabellos negros y cortos. - Ya estoy listo, podemos dirigirnos a nuestro objetivo. - Sentenció el androide al llegar al encuentro del dueño de la moto, esperando su permiso para abordar inmediatamente, previamente colocando el equipamiento en la zona donde se guardaba en el vehículo.
Re: De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
Caminé hacia la salida del despacho, oyendo los ruidosos festejos de la peliazul. Levanté la mano en forma de saludo sin voltear atrás. - Te traeré algún recuerdo cuando regrese. Adiós~ - Abandoné la sala y recorrí los pasillos de la base hasta mi cuarto. - Tsk... Debe estar por aquí, ¿Pero dónde? - Desordené gran parte de mi habitación tratando de encontrar una pequeña llave de bronce. Después de estar varios minutos buscando, había logrado dar con el paradero del objeto perdido, que coloqué en uno de los bolsillos internos de mi bata blanca. Cerré los ojos pensando si necesitaría algo más, para después dirigirme a la zona donde se ubicaban los vehículos de todos los miembros de la marina y recoger mi motocicleta. Con todo preparado me puse a esperar a mi compañero en la salida, como habíamos acordado, hasta que apareció junto a una maleta metálica que supuse que contenía todo lo que él necesitaba. Colocamos sus pertenencias en aquél compartimiento que el vehículo tenía para guardar cosas. Me subí a la motocicleta y le indiqué a mi acompañante que subiera. Antes de partir me coloqué unas gafas de sol para que la luz del sol ni el polvo me molestara mientras conducía. Fue así como emprendimos nuestro viaje hacia el Valle Chocobo.
Kilómetros y kilómetros de absoluta nada a nuestro alrededor. El único color, además del azul del cielo despejado de aquél día, era el blanco de la arena del desierto. De vez en cuando las corrientes de viento provocaban algunas "tormentas de arena", las cuales reducían mi visibilidad de manera drástica, pero no era algo que me impedía conducir. - ¿Estás disfrutando del viaje, amigo mío? - Miré sobre mi hombro para observar al androide unos segundos antes de regresar la mirada al camino. - Amo este clima, este frío y la nieve... - Me decía a mi mismo cerrando los ojos por un breve momento. Viajar a tanta velocidad y sentir el frío aire del desierto golpeando mi rostro me traía paz interior. No sentía frío, no sentía tristeza. Era como si la suave brisa del paisaje se llevara consigo todos mis males. - Creo que estamos cerca del valle. Solo unos cuantos kilómetros más y llegaremos. - En mi rostro se podía ver una gran sonrisa. Ya no había marcha atrás. Estaba decidido a enfrentar lo que me esperaba y había pospuesto por tantos años.
- Ambientación:
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Por fín habíamos logrado llegar a nuestro destino, el tranquilo y hermoso valle donde yo había crecido. Una vez en la entrada del lugar le pedí a mi compañero que descendiera del vehículo para poder estacionarlo con más facilidad. Luego de haber hecho eso, me bajé yo también y abrí el compartimento donde estaban las pertenencias del androide para poder entregárselas. Lo primero que hice fue darle un pequeño tour por el lugar ya que, por lo que le había entendido, era la primera vez que él visitaba aquel sitio. El recorrido educativo concluyó a los pies de una pequeña colina con una casa en su cima, la cual no parecía estar conectada al sendero principal del pueblo. A pesar de sentirme decidido, aquellos nervios regresaron a mi cuerpo, obligándome a bajar la mirada. No me creía capaz de volver a ver esa vieja cabaña de madera, en la cuál yo fui recibido cuando tan solo era un bebé. - Buenas tardes, caballeros. - La voz de una mujer llamó mi atención e instintivamente giré en su dirección, para luego saludarla educadamente. - ¿Están aquí para hablar con los residentes de aquella casa? Si es así, lamento informarles que no podrá ser posible. Verán... Silver Kishimura, el hombre que vivía allí, falleció hace unos cuantos años dejando a su pobre hijo solo. Aquél niño sufrió mucho la pérdida de Silver y nosotros tratamos de apoyarlo lo más que él nos lo permitía. Pero de un día para el otro, se marchó del pueblo sin decirle nada a nadie y jamás volvimos a saber nada de él. - Cada palabra que decía la amable mujer dolía porque al mismo tiempo que ella nos narraba la historia yo la estaba reviviendo en mi mente. - ¿Cómo era el nombre de ese pequeño caballero? Emm... Creo que era... Sho. - En lo único que me concentraba era en aguantar esas lágrimas que deseaban escapar hacia el exterior, por eso no me di cuenta en que momento la señora me dio un cálido abrazo. - Sho... Me alegra que regresaras por fin. Has crecido mucho en estos años. - Era extraño. Jamás había sentido tanta calidez en un simple abrazo desde la muerte de mi padre, hasta ese mismo día. Correspondí el abrazo con fuerza, dejando caer unas cuantas lágrimas, pero ya no eran de tristeza, sino de felicidad. Había olvidado por completo que estas personas estuvieron para mi cuando más lo necesitaba y aún así, por cuestiones de orgullo, rechacé su ayuda en más de una ocasión. - Regresé. - Fue lo único que pude decir en aquél momento. El abrazó entre la mujer, de cabellos largos y blancos como la nieve misma, y yo finalizó. Fue ahí cuando le presenté a mi compañero Solei y le comenté un poco de lo que había hecho con mi vida, además del motivo por el cual me encontraba de visita en el valle. - Ya veo... No robaré más de tu tiempo, querido. Ve y saluda a Silver de mi parte, ¿Sí? Y antes de que regreses recuerda pasar por casa, les haré una rica cena a ambos. - Me regaló una gran y cálida sonrisa. Cuando la señora desapareció de nuestra vista, volteé hacia mi amigo. - ¿Vamos? - Esperé a que este me diera alguna señal y comenzamos a subir la colina.
Estuve callado desde que comenzamos a subir. Era un largo camino por recorrer, pero con un poco de esfuerzo habíamos logrado llegar a la cima. Un par de árboles a los costados de la residencia como decoración y una hermosa vista del valle. Nos acercamos a la entrada principal de la casa. Metí la mano en uno de mis bolsillos para sacar aquella pequeña llave que había traído conmigo y luego la inserté en la cerradura, pero no la abrí. Algo me impedía hacerlo. Un fuerte dolor en mi pecho se hizo presente así que llevé la mano que estaba libre hasta la zona afectada en me apreté con fuerza. Las ganas de llorar también habían regresado. Ya no había marcha atrás, no iba a retroceder después de haber llegado tan lejos. Cerré los ojos y respiré profundamente para calmarme hasta que la molestia se fuera, al igual que esa tristeza que me abrazaba. Giré la perilla y empujé con suavidad la puerta para que esta hiciera todo el trabajo. Una vez que el rechinar de la puerta se detuviera, abrí nuevamente los ojos y avancé despacio pero seguro, cruzando la entrada para que luego mi compañero entrara también. - Regresé a casa... - Dije por lo bajo, aún sabiendo que nadie me escucharía. Ya no era lo mismo que antes. Tomé una gran bocanada de aire y lo liberé en forma de suspiro. Volteé hacia mi compañero y con una sonrisa un tanto forzada lo recibí. - Bienvenido a mi hogar, Solei. Siéntete como en tu casa... Sé que es muy diferente a lo que tenemos en la base, pero es más mi estilo. - Traté de reírme un poco para aliviar un poco esos sentimientos que me invadían. Me di media vuelta y me dirigí hacia la chimenea donde habían viejas fotos de mi padre y mías cuando era más joven. - Sabes... Eres el primer amigo que traigo a esta casa. A decir verdad eres el primer amigo que he tenido... - Sujeté uno de los portarretratos y lo observé fijamente. Una parte de mi quería que él regresara y volvamos a ser felices. - Te extraño... - Sin darme cuenta dejé caer unas lágrimas sobre la fotografía antes de secarme los ojos con la manga de mi abrigo. - Gracias, Solei. Realmente te agradezco esto. - Me sentía más relajado sabiendo que no estaba solo.
Re: De magia a tecnología [Priv. Kishimura]
- Es una vista muy bonita. - Respondió el rubio, asintiendole al notar que lo observaba. Afortunadamente aun cuando era aun un humano no le daba nauseas las altas velocidades ni tampoco lo ponían nervioso, ahora que era una fría máquina muchisimo menos le afectarían. Notaba como el cabello de su compañero se alborotaba y se dió cuenta lo mucho que extrañaba sentir las caricias del viento gélido de su querida Tempus en el rostro. Tal vez mas adelante buscaría la manera de fabricar una red de recibidores sensoriales que actuen como si fuesen una verdadera piel, dejandole sentir el tacto y la temperatura. Sin ir mas lejos ya había comenzado a experimentar con papilas gustativas artificiales para probar alimentos, dado que extrañaba sentir su sabor. Pero todos aquellos eran proyectos secundarios, los mas importantes se centraban en volverlo mas poderoso para enfrentar a los enemigos del Lord y llevarlos ante la justicia. El conductor nuevamente habló, aclarandole que ya estaban por llegar y sonaba realmente alegre.
El androide contempló el paisaje en silencio, hasta que finalmente llegaron al lugar. El de cabellos negros estacionó el vehículo, antes pidiéndole a su pasajero que se baje para que las maniobras que tenga que realizar sean mas fáciles. Luego de abrir lo que sería el maletero, le devolvió su gran estuche metálico donde llevaba los materiales y las herramientas que iba a necesitar. Le ofreció un recorrido por el pueblo que el androide no pudo rechazar, menos viniendo de su compañero y amigo Sho. Fue muy interesante como relataba con tanto entusiasmo las historias y curiosidades de las edificaciones y demás, aunque finalmente se detuvieron a los pies de una zona mas elevada, la cual parecía mas antigua que el resto, dado que los senderos no estaban conectados.
Una señora se presentó ante ellos y luego de intercambiar saludos educadamente comenzó a contar otro tipo de historia, una que afectó visiblemente al mago. Aparentemente era su historia y la de su difunto padre, el cual llevaba naturalmente le mismo apellido. No pudo evitar sentirse algo mal al ver las lágrimas en sus ojos y aunque deseaba decirle algo maldecía su falta de tacto para quellas situaciones. Aun así, el abrazo de la señora pareció ser suficiente, dado que después de eso se veía mas animado, presentandolo a él y llamandolo amigo, lo cual siempre traía una pequeña pero realmente sincera sonrise en su rostro y también contandole sobre su puesto en la marina, como era el lugar, como había llegado allí y todo esto de forma ligeramente general, sin dar muchos detalles pero con una alegría que nunca antes había visto en aquel hombre desde que se conocían. Finalmente se despidieron y los invitó a cenar en su casa antes de volverse a la base. Definitivamente debía hacer esas papilas gustativas.
- Cuando estés listo. - Le respondió el de ojos amarillos brillantes, comenzando a subir los dos en silencio. Luego de una caminata, estaban en la puerta de aquel pintoresco hogar y no pudo evitar notar la hermosa vista que tenían a esa altura. Silver realmente había elegido bien la ubicación de aquel lugar. El momento en el que colocó la llave en la cerradura debió ser bastante intenso para su viejo amigo, dado que se llevó una mano a su pecho y cerró los ojos, mientras parecía que quería calmarse con ejercicios de respiración.
No dudo un rato mas y abrió la puerta, entrando y dejando pasar al rubio también. Murmuró algo y se dió media vuelta, observandolo con una sonrisa algo artificial, recibiendolo a su hogar. - No te preocupes, se ve acogedor. - Dijo el interlocutor, buscando tranquilizarlo. Realmente lo parecía, las paredes de madera como los suelos, las alfombras, la chimenea en la que estaba ahora mismo Kishimura. Entonces escuchó con atención las palabras que éste decía, sacandole una sonrisa mas grande y auténtica. De alguna manera había logrado tocar el corazón de aquel hombre con su camaradería y su amistad y no pudo evitar acercarse a él y colocarle una mano en su hombro al oirlo murmurar. - Cuando quieras, Kishi. Después de todo, somos amigos y eso es lo que hacemos. - Sonrió ampliamente como hace tiempo no hacía y luego la apartó y se acercó a observar las fotos. - Ese hombre realmente era tu padre. Tiene la misma sonrisa honesta. - Comentó al notar la semejanza entre los dos.
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