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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
- Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
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- Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
- Buenas noches caballeros. Bienvenidos a la posada del Dragón. Esta noche, encantada atenderé todas vuestras peticiones… - No pudo acabar la frase y un enorme tipo calvo de bigote y perilla canosa, armadura de cuero negra y un olor que ni el más fétido de los demonios podría soportar, la sentó en su regado agarrándola bruscamente de la cintura.
- ¿Todas las peticiones pequeña? - Sujetó a la doncella violentamente por su larga melena acercando su inocente rostro al suyo, proporcionándole un desagradable lametazo a la muchacha en su mejilla derecha.
- Señor… por favor… no me cause problemas o me despedirán… - La joven se levantó sobresaltada manteniendo cierta distancia con el desagradable individuo.
- ¡Vamos, déjala que nos sirva! ¡ Ron para todos! ¡ Trae botellas sin cesar, solamente tienes que estar atenta a que ninguno nos quedemos sin bebida y serás generosamente recompensada! - Un joven pirata bramó guiñandole un ojo a la camarera.
- En...Enseguida… - La muchacha se retiró presurosa para cumplir la comanda ordenada.
En la barra, una compañera se ofreció a ayudarle para servir la mesa repleta de piratas espartanos. La joven, aliviada, aceptó de buena gana el ofrecimiento de su camarada.
La más joven portaba una bandeja repleta de copas vacías. La otra, con cuatro botellas de ron que depositó sobre la mesa , comenzó a abrir y a rellenar copa por copa.
- Caballeros…¡Brindemos! -
- ¡ ¡S A L U D ! ! - Replicaron al unísono.
La camarera más adulta, agarró a la más joven por la mano y la alejó de la mesa. - Ten, 50 Soulink, pase lo que pase, no te acerques a esta mesa,es más, mejor que te alejes de este lugar y no regreses en toda la noche -
Desabrochó el lazo que unía la fina tela de su camisa, otorgando mayor perspectiva de sus pechos y se encaminó de nuevo hacia la mesa.
- ¿Desean algo más? - Posó una botella de ron rebosante en la mesa con un ruido sordo, llamando la atención de los más veteranos.
- Por...shupueshsto…- Uno de ellos la volteó y la agarró por una de sus nalgas, con su cabeza entre sus pechos balbuceó - Llénammeh la coshpa… preciosha…-
- Será un placer…- con su mano derecha vertía ron en la copa del veterano bucanero mientras, con su mano izquierda, rebuscaba entre las ropas del anciano algo de valor. Según tenía entendido, había un mapa que contenía la ubicación de un tesoro oculto en las Islas Putrefactas, ¿quién si no un pirata podía poseer el mapa? - ¡BINGO! - Oculto dentro de sus calzones, se hallaba un documento arrugado. Consiguió hacerse con el y tan pronto pudo, abandonó la mesa de los piratas, pero cuando pretendía salir de la taberna, alguien agarró su muñeca.
- ¿ Y nuestro ron, señorita? - Un sujeto joven y apuesto retuvo la muñeca de Morrigan…
*- ¡Oh! Lo lamento… se nos acabó el ron, ahora mismo iba a la bodega a por uno de mayor calidad, si desea acompañarme… -
Última edición por Morrigan Sparda el Vie Oct 21, 2016 5:21 am, editado 3 veces
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Llevaba un tiempo de juerga y comenzaba a notar las mejillas calientes, pero no ese singular mareo de cuando alguien estaba borracho. A pesar de ello se veía que sus compañeros de bebidas sí que se encontraban borrachos, comenzando a acosar a una joven e inocente camarera que no sabía como actuar ante aquellas bestias. -¡Vamos, déjala que nos sirva! ¡ Ron para todos! ¡ Trae botellas sin cesar, solamente tienes que estar atenta a que ninguno nos quedemos sin bebida y serás generosamente recompensada! –gritó desde el otro lado de la mesa a la chica, guiñándole un ojo de complicidad. Esperaba que esa actuación la hubiera ayudado a zafarse de aquel hombre, porque la mirada de odio que éste le lanzó significaba que habría problemas con él. Por suerte el alcohol hizo su efecto y aquella mirada agresiva se fue relajando conforme más bebía, de forma que pareció olvidarse del tema y continuaron con la fiesta.
Después de esa pequeña ayuda a la camarera, Sinbad se acercó de nuevo una copa a los labios para seguir bebiendo, pero sus ojos fueron a parar a una camarera que hablaba con la más joven detrás de la barra. Ésta era más adulta, se veía más confiada e incluso parecía no tener problemas en enseñar y dejar que tocaran su cuerpo. –Una chica lista… esto se pone interesante-pensó, dejando la copa en la mesa sin tocar. Esta nueva camarera parecía más cómoda, incluso animando a que la fiesta siguiese. Los orbes de oro del pirata no paraban de seguirla con la mirada. Se veía cómoda, pero a la vez tampoco se veía como una de esas mujeres que se dejan hacer por dinero. –Vaya vaya, está usando su cuerpo para manipularlos… que curioso-dijo en sus adentro animándose de nuevo a seguir con la fiesta, pero algo llamó su atención de nuevo. Se trataba del papel que había extraído de los pantalones de uno de los piratas allí presentes. Poco después la chica salió por la puerta, sin dejar rastro detrás.
Sinbad no tardó ni dos segundos en levantarse y seguirla. Salió por la puerta, pero se vió que alguien ya la había pillado. Agarraba su muñeca, dejando claro que no tenía intención de soltarla. El joven pirata se acercó al dúo y sin previo aviso lanzó un puñetazo en la cara al joven, haciendo que la soltase y que comenzase a maldecir mientras se tacaba la cara por el dolor. SInbad volvió a descargar el puño, esta vez sobre el estómago de éste, notando como un par de costillas se rompían y mandándolo a volar contra un árbol a unos 20 metros, destrozándolo por completo. No hacía falta ni echar un vistazo para ver que el pirata que sujetaba la muñeca a la camarera estaba completamente fuera de combate. Volvió a dirigir sus brillantes ojos dorados a la camarera, tendiéndole la mano, pero más que como alguien que la ayuda, como alguien que está esperando que le den algo. –Creo que tienes algo interesante, ¿Puedo verlo? –dijo con una gran sonrisa en su boca y con una voz bastante animada.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Morrigan intentaba liberarse de su captor, pero sus forcejeos eran inútiles. Tampoco quería entrar en combate, contener su fuerza no era una de sus cualidades, no quería llamar la atención del grupo que se encontraba dentro bebiendo, era cuestión de tiempo que alguno saliera a reclamar bebida, tan solo quería irse de allí para poder ojear mejor el mapa y comprobar si era auténtico.
Unos pasos se acercaban a la puerta. Un puño levantó una pequeña corriente de aire que elevó ligeramente el flequillo de la peliverde. Sorprendida, miró a su izquierda para encontrarse con un joven alto de complexión atlética, su larga melena se sujetaba por una coleta que colgaba a lo largo de su ancha espalda. Recogió del suelo al magullado pirata y le propino otro puñetazo, pero esta vez en el estómago.
- “Vaya, un caballero pirata.” - Destacó mentalmente. Observaba al hombre de ojos dorados como disfrutaba sacudiendo al tipo, acto seguido, mandó a volar al sujeto que escasos segundos antes la retenía por la muñeca, estampandolo contra un árbol quedando fuera de combate. - “Y éste… ¿Qué querrá?¿Realmente se piensa que estaba en apuros? No… Creo que me vio coger el mapa… Mierda, me va a tocar darle una paliza, todo un desperdicio, es tan guapo…” - No perdía detalle de cada uno de los movimientos del gallardo corsario, estaba en una excelente condición física, además había salido a su rescate, que aunque no fuese necesario, fue un detalle por su parte .
Se giró hacia ella sonriente y extendió su mano. - Creo que tienes algo interesante, ¿Puedo verlo? -
En su mano izquierda aún permanecía el pedazo de pergamino que arrebató al borracho apestoso. Retrocedió un paso mirando con desconfianza al joven y ocultando su mano tras su espalda. - ¿Qué? No se de que estas hablando. - Deshizo el lazo del delantal y se lo lanzó a la cabeza. Aprovecho la maniobra para salir corriendo y perderse entre los árboles que había tras la posada con la esperanza de que no la alcanzase.
Se quito los zapatos, los tacones para correr no son muy prácticos, serpenteo entre varios arboles hasta que dio con un sendero semioculto entre unos matorrales. Giró la cabeza para ver si el tipo la seguía, viendo que estaba sola aminoro la marcha. Caminando llegó a una pequeña playa de aguas cristalinas, se volteó de nuevo para asegurarse que estaba completamente sola. Era el momento de inspeccionar el papel, si se trataba de el mapa correcto, tendría en su poder uno de los mayores secretos que se esconden en las aguas de Chaos.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Sinceramente no creyó que tardara mucho en pillarla, ya que los tacones no eran muy útiles para ese tipo de carreras. –Esto me pasa por bocazas –se dijo a sí mismo al ver los tacones en el suelo. Se agachó para recogerlos pensando en su mente que esa mujer era un desastre al dejar todo tipo de ropa por el suelo. Se la podrían robar. Se los colgó al cinto que sujetaba su espada, metiéndolos por el tacón. Bien, volviendo a la persecución se dio cuenta de que la había perdido por completo y no sólo a ella, sino que él tampoco sabía dónde se encontraba. –Demonios, otra vez me precipité-suspiró para sí mismo.
Dándose cuenta de que no la iba a encontrar a pie, decidió buscar por el aire. –Focalor… -susurró y una corriente de viento rodeó su cuerpo, cambiando su aspecto al instante a la transformación de este nombre. La brisa creada por su propia magia le era muy agradable dentro de aquel páramo, así que se tomó su tiempo antes de comenzar a flotar por encima de las copas de los árboles. A su espalda divisó la posada. Dudaba mucho que volviera allí, es donde había robado y donde la conocían, así que lo descartó de inmediato. Frente a él se extendía el bosque, pero a lo lejos se podía vislumbrar una playa solitaria. “Parece el sitio más razonable”. Comenzó a flotar en línea recta hacia esa dirección. Se encontraba flotando a gran altura, de forma que si a la camarera le daba por mirar al cielo no reconociese quién era.
Tras un rato volando en esa dirección, vislumbró una figura en la playa. Aguzó un poco la vista, justo lo necesario para ver aquel pelo verde en medio de la playa. Aumentó un poco la velocidad y en dos minutos se encontraba varios metros por encima de ella. Realmente estaba tratando de ser cautelosa, ya que miraba a los lados en todo momento por si la estaba siguiendo alguien.
El joven pirata comenzó a descender sin hacer ningún ruido. El único cambio que hubo en el ambiente es la suave brisa que se desplegó en su presencia, pero desapareció justo cuando se posó silenciosamente a medio metro escaso detrás de la camarera. No hubo ningún sonido por su parte. Ni al posarse, ni al volver a su forma humana. Nada. Llevó sus manos al delantal que llevaba al hombro y se lo tiró a la cabeza, de forma que éste se enrolló en ella con la fuerza del lanzamiento. Cuando la chica se lo consiguió quitar de encima, le tiró los zapatos de tacón a los pies –No deberías correr cuando alguien trata de ser amable contigo y menos aún tirar tus cosas. Te las podrían robar, mujer –dijo en un tono molesto, como una madre que repite lo mismo todo el día a sus hijos-. Solo te he pedido mirar el maldito papel que le sacaste de los calzones al viejo borracho. Muy buen truco, por cierto, el de utilizar la hombría en su contra –dijo riéndose a carcajadas. Volvió a extender la mano y a repetir la pregunta -¿Me dejas verlo por favor?-se encontraban en la misma situación de antes, pero ahora la camarera lo que tenía a la espalda no era un bosque, sino un mar.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Esto iba a ser más complicado de lo que pensaba. Su idea mental consistía en coger el mapa, descubrir la ubicación y “¡BINGO!” obtener el tesoro. Pero la realidad era muy distinta. Aunque el mapa le marcaba como llegar a la isla, no poseía barco alguno, ni conocía a nadie con transporte propio digno de confianza que no formara parte del ejército de Chaos con el que llegar. Para colmo, estaba bastante lejos y tampoco tenía muy claro que ese lugar fuera accesible. Es cierto que aparecía marcada al sur, pero nadie le aseguraba que su posición se tratase de una isla, puede que fuera una cueva sumergida. Los piratas son muy recelosos con sus tesoros, cuanto más valioso, más difícil de encontrar. Si había que salir a alta mar, con sus alas era imposible alcanzarla, tanto tiempo no podría mantenerse suspendida. ¿Qué otra cosa podría hacer?
Algo cayó sobre su cabeza, espera, ¿ese no era el delantal que usó para su disfraz?. Se lo quitó de encima levantándose del suelo. Dio media vuelta y vio frente a ella al mismo hombre que minutos antes le ayudó en la puerta de la taberna. Tuvo el detalle de recoger hasta sus zapatos, que se quedaron abandonados en alguna parte por el camino. Los dejó caer junto a sus pies y con una cara que no sabía definir si era de molestia se dirigió hacia ella – No deberías correr cuando alguien trata de ser amable contigo y menos aún tirar tus cosas. Te las podrían robar, mujer –
La cosa se ponía interesante, ¿cómo había dado con ella? Fue lo suficientemente rápida para que no pudiera seguirla, además esta playa no era fácil de encontrar a no ser que se tuviese alguna vista privilegiada del entorno.
– Solo te he pedido mirar el maldito papel que le sacaste de los calzones al viejo borracho. Muy buen truco, por cierto, el de utilizar la hombría en su contra – Su tono de voz era más amistoso y relajado ahora, pero no debía bajar la guardia. Su objetivo era el mapa estaba claro. –¿Me dejas verlo por favor?–
Por mucho que echase a correr era más que probable que no consiguiese quitárselo de encima, mejor descartar esa posibilidad, la otra era quedarse y ver que pasaba.
- Eres muy persistente. ¿Qué es lo que te causa tanto interés de este viejo trozo de papel? - Dobló cuidadosamente el pergamino y lo introdujo dentro de su camisa, justo en el hueco que quedaba entre sus senos, donde parte del corpiño hacía presión impidiendo que se perdiera.
- Si tanto te interesa ven a por el - Levantó sus puños de forma defensiva y flexionó ligeramente las rodillas, cambiando el peso de su cuerpo hacia la pierna izquierda.
Por la manera en la que había actuado, era imposible que le atacase, le estaba mosqueando tanta caballerosidad, si tanto quería el mapa ¿a qué esperaba?.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
La chica se lo guardó entre sus pechos para ocultarlo del pirata. –Venga, no seas aguafiestas –se quejó como un niño pequeño. La verdad es que no le gustaba meter mano cuando era obvio que no estaba autorizado para ello-. Ahí no vale-. La muchacha volvió a centrar su atención en él. Adoptó una posición de batalla y lo retó a ir a por el trozo de papel. ¿En serio iba a tener que pelear contra ella? Realmente no quería hacerlo, pero su curiosidad era muy grande. Por la posición en la que se había colocado la chica Sinbad entendió que sabía pelear. Notó como cambiaba el peso de pie, céntrándolo en su mayoría en ela pierna izquierda. “Si sabe pelear me lo acaba de dejar en bandeja”. Cualquiera que supiese tomar una posición de pelea sabía que había que repartir el peso entre las dos piernas y centrarlo.
Sinbad cargó el puño –Bien, si insistes…-. Dirigió el puño directamente a su rostro, flexionando un poco las rodillas para ganar mayor estabilidad en el golpe. No llegó a golpear, ya que justo cuando iba a hacerlo, frenó a medio camino y se agachó rápidamente, apoyando sus manos en el suelo y dirigiendo una patada a la pierna izquierda de la chica, buscando harcerla perder el equilibrio y que cayese al suelo. Una vez allí sería más fácil obtener lo que quería.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Acto reflejo, pegó un salto y con una voltereta en el aire se situó a su espalda.
Dio dos leves toquecitos en la parte posterior del cuello del joven con su dedo índice y antes de que éste pudiera girarse, se agachó y lo agarró por los tobillos tirando hacia atrás, derribándolo contra la arena.
Lo volteó dejándolo boca arriba, parecía sorprendido por lo que acababa de pasar, pero debía inmovilizarlo si quería que le prestara atención, había tenido una idea que podría funcionar.
Gateando, avanzó por el cuerpo del bucanero deteniéndose a la altura de sus caderas. Se sentó encima y estiró sus piernas sobre las suyas, consiguiendo inmovilizarlo de cintura para abajo. Agarró sus brazos por las muñecas y los juntó por encima de su cabeza, presionando contra la arena.
Mordió su labio inferior y elevó una ceja, esta posición era muy interesante, rápidamente un abanico de posibilidades se visualizaron en su mente. - “Venga al lío, ¡no te descentres!”-.
Una mano aseguró que sus antebrazos quedaran bloqueados, con la que le quedaba libre recorrió su abdomen, subiendo por su torso semi descubierto, acariciándolo levemente con sus uñas. Su mano envolvió con una ligera presión su cuello y se acercó lentamente a sus carnosos labios sin desviar su mirada de ellos. A menos de un centímetro se detuvo y le miró a los ojos.
Parecía que estaba disfrutando, pues no ponía nada de resistencia, es más, sus ojos dorados mostraban una mirada pícara. Apretó con un poco más de fuerza su cuello, provocando un leve gemido. Esa reacción la dejo muy satisfecha, pues estaba claro que había entrado en su juego de lleno.
Una juguetona risita se le escapó, dejó caer su cuerpo contra el suyo, friccionando suavemente contra el. - Bueno, parece que tenemos un interés común. Te voy a proponer un trato - Susurró rozando sus labios contra su oído. - Vas a poner tu barco, si no tienes, consigues uno. Colaboraremos juntos para encontrar el tesoro y cuando lo tengamos, nos lo repartiremos. ¿Te gusta mi plan? - Elevó su cuerpo bruscamente y entrelazó sus manos con las suyas, utilizándolas como punto de apoyo, dejando los brazos de su presa en posición de noventa grados respecto a su cuerpo. Sus piernas aún presionaban con fuerza las del pirata, no estaba dispuesta a dejarlo escapar hasta que no le diese una respuesta satisfactoria.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
El comportamiento de la camarera atrajo de nuevo a Sinbad de sus pensamientos. Tenía un comportamiento bastante peculiar. Tocaba por su cuerpo, acariciándole e intentando despertar su deseo. La verdad era que no iba mal encaminada. El pirata simplemente se dejó llevar por la cómoda situación y, por supuesto, la disfrutó. La magia del momento se rompió con la proposición de la contraria “Tssss vaya forma de romper la alegría, podrías haber continuado, justo cuando llegaba la mejor parte” pensó para sí mismo, refiriéndose a la parte del roce entre cuerpos.
Soltó un suspiro de resignación –Ahora que comenzaba a pasarlo bien…-. Un detalle que había pasado por alto la contraria es que sus piernas no eran unas serpientes de 2 metros, por lo que no podía mover sus piernas, pero sí de sus rodillas hacia abajo. La contraria tenía más fuerza de la que aparentaba, pero Sinbad era el doble de ancho que ella. El hecho de que su peso se encontrase más orientado a la cabeza de Sinbad y la camarera le dio una idea. Solo utilizando sus rodillas pegó una enorme patada en el suelo con ambos pies, provocando que ambos rodaran sobre sus cabezas en un amasijo de brazos y piernas. Antes ella se encontraba encima, pero al rodar, la posición se había invertido. Las manos se mantenían en la misma posición, pero ahora era el pirata el que presionaba a la chica contra el suelo. ¿La gran diferencia con lo anterior? Que él no se encontraba sentado encima de ella con las piernas a los lados, sino que se encontraba arrodillado entre las piernas de la chica, dándole totalmente libertad para moverlas, pero con la mayoría de su cuerpo inclinado hacia ella. Las tornas se habían invetido.
Acercó sus labios a la oreja de la chica, tal como había hecho ella con él. –No te creo –fue lo único que dijo. Tenía que ser cuidadoso con ese tema, ya que había visto que era capaz de hacer por una vana esperanza. Separó los labios de su oreja y la miró a los ojos, manteniendo la distancia entre ambos en sólo unos pocos centímetros. –He visto lo que puedes hacer –susurró, pero de forma que ella pudiera escucharlo claramente. Presionó las manos entrelazadas y comenzó a juguetear con ellas, enterrando las manos de ambos, aún agarradas, en la arena. ¿Quería intimidarla?¿Hacer que sintiera vergüenza?¿Abrumarla para que cediera? No. Eso no funciona con mujeres como ella. Sólo le demostraba que él también sabía jugar con esas reglas, que ella no era la única que sabía jugar a ese juego. Así es como se gana el respeto de mujeres así. –Te recomiendo que plantees tu oferta desde un punto de vista distinto- hablaba en un volumen muy bajo, sólo para que le escuchase ella. Volvió a enterrar el rostro en la oreja de la mujer y volvió a susurrar –Si no lo haces ambos saldremos perdiendo-.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Acabo rebozada en arena, se le había colado por todas partes, tampoco es que el uniforme que usaban en esa taberna tuviese mucho que tapar, pero al ser tan ajustado, la sensación de incomodidad se acentuaba más. Tosio escupiendo un poco, sus dientes chirriaban por culpa de la intromisión de esta incómoda partícula, era una sensación muy desagradable, ahora recordaba por qué no le gustaba la playa.
Sacudió su cabeza, intentaba retirar la máxima arena que andaba repartida por el pelo, cayéndole a la cara a través de su flequillo. Abrió los ojos y enfocó su vista, observó al hombre, arrodillado entre sus piernas, sonriente, sosteniendo aun sus manos a ambos lados para inmobilizarla.
– No te creo – Susurró en su oído. Un escalofrío comenzó a recorrer sus piernas hasta la cabeza, su rostro respondió de inmediato con un leve rubor en sus mejillas. El simple roce de sus labios había conseguido descentrarla por completo. - “Cualquier cosa menos esto…”- Estaba jugando con fuego sin saberlo. Esa era su zona más erógena, claro que su enemigo no lo sabía, pero este detalle no eludía la sensación recibida. Estaba a punto de dejarse llevar por este ardor que subía de la boca de su estómago cuando algo en su cabecita le recordó lo que le esperaba si encontraba el tesoro. Tomó aire y se dio una bofetada mental, quitando los sucios pensamientos de su cerebro.
Durante unos segundos se observaron sin decir ni una palabra. Como si cada uno estuviese esperando el siguiente movimiento del otro. Enterraba cada vez más sus manos en la arena, dándole a entender quien mandaba aquí. No pudo contener una traviesa sonrisa, - “Esta bien… te dejaré ganar por esta vez…” -
- ¿Tienes un plan mejor? Mírame, tengo todo el tiempo del mundo para oírlo.- Cruzó las piernas por la espalda del pirata y tiró de él hacia ella, dejando sus cuerpos más cercanos. - Ya sabes donde está el mapa. Cógelo.-
La invitación estaba hecha, si tan confiado y listo era, escucharía lo que tenía que decir, pero estaba convencida de que de alguna manera, se saldría con la suya.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Colocó el trozo de papel al lado de la cabeza de la contraria y por fin apartó sus ojos del rostro de la chica. No se había perdido ni un detalle de su expresión. Dirigió la mirada al trozo de papel. –Oh vaya, parece un mapa real. Conozco esta isla –dijo dejando de utilizar aquella melosa e hipnotizante voz. Una vez visto el mapa lo depositó sobre una de las inmóviles manos de la chica. Dejó libre sus muñecas y apoyó ambas manos al lado de la cabeza de la chica, una a cada lado. –El mapa es tuyo, el barco es mío. Mitad del tesoro para cada uno. Mi barco se encuentra en el puerto al lado de la posada de antes, si eres tan amable de soltarme podremos ir –dijo volviendo a utilizar una voz más suave. Las piernas de la chica se soltaron lentamente, dejando libre su cuerpo.
Sinbad se levantó lentamente y retornó a su forma humana, volviendo las ropas a su lugar y desapareciendo las plumas de su cuerpo. Se sacudió un poco la arena y se dirigió al bosque. Apenas un par de pasos y tuvo que volver la mirada a la chica, que no se había movido de la posición en la que la había dejado. Todavía podía verse el ligero temblor en su cuerpo y el rubor en sus mejillas, pero apenas tardó unos minutos en recomponerse y seguirlo. Se Introdujeron en el bosque, tardando apenas unos minutos en atravesarlo. Cuando pasaron frente a la solitaria taberna, el barullo ya era inexistente. Ya debían haber colapsado debido a los efectos del alcohol. Siguió guiando a la chica hasta el barco, al que no tardaron mucho en llegar.
-¡Hola Capitán!- saludó uno de los vigías alegremente. Una de las características de su tripulación era que se trataban con familiaridad, no con un respeto militar. Sinbad devolvió el saludo alegremente e hicieron un juego de manos como saludo “especial”. –Esta es... esto…. –Se acababa de acordar que no se habían presentado-. Bueno, una invitada. Despierta a los chicos, zarpamos inmediatamente-. El marinero asintió y bajó las escaleras que separaban cubierta de la vivienda interior, propinando gritos para que despertasen. En pocos minutos la tripulación se encontraba en pleno funcionamiento y zarpaban a alta mar, en dirección al sol que amanecía en esos instantes. –Ven conmigo –Indicó el pirata a la camarera, mientras la llevaba a proa. Se apoyó cómodamente en la borda y se dirigió a la chica. –En primer lugar, mi nombre es Sinbad –dijo en un tono tranquilo-. En segundo, mientras estés en este barco, mis órdenes son absolutas. Este es mi barco y todos sus integrantes son responsabilidad mía. No se permiten mentiras y no me trago que seas una camarera. –Abrió su brazo a modo de bienvenida, dirigiéndolo hacia el barco y la tripulación-. Dicho esto, bienvenida a Sindria.
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Agarró el mapa y se apoyó sobre sus codos, dirigió la vista hacia los árboles, observando como el pirata se giraba a esperar que se pusiera en camino. Se levantó, sacudió la arena que pudo, recogió los zapatos y ando hacia donde le esperaba el hombre.
Deshicieron el recorrido, pasaron por la puerta de la taberna que estaba en completo silencio, una cala más allá, se encontraba anclado un barco, ¿su barco?. Le seguía de cerca, observando sus pasos con cierto recelo. - “¿Tan simple?” - El uno sin el otro estaba claro que no conseguirían el tesoro, pero le resultaba extraño que hubiese accedido tan fácilmente al plan.
A su paso, la tripulación del barco le saludo, pudo observar que su actitud hacia él era positiva. Era como estar en una gran familia amorosa y armoniosa. Una vez a bordo del barco, el pirata se presentó, Sinbad era su nombre, le era familiar, pero una vez más, su memoria, le jugaba una mala pasada. No es que realmente tuviese un problema para recordar datos, pero si ésos desde un principio no los consideraba útiles, algo dentro de su cabeza los desechaba.
– Mientras estés en este barco, mis órdenes son absolutas. Este es mi barco y todos sus integrantes son responsabilidad mía. No se permiten mentiras y no me trago que seas una camarera. –
- Morrigan… Mi nombre es Morrigan. Soy… una habitante de Chaos - Extendió su mano al pirata amistosamente.
Después de darle la bienvenida, cada cual regresó a su puesto, bromeaban entre ellos y entonaban canciones de piratas; esas típicas que hablaban de doncellas y ron. Una mujer de mediana edad se dirigió a ella, con una agradable sonrisa le pidió que le acompañase, así le mostraría su camarote. El interior del barco era amplio, andaron por un pasillo y la mujer se detuvo en una puerta, dentro descubrió una acogedora habitación con una cama doble, un sillón en la esquina cercana a los pies de esta y una cómoda junto a puerta, no era muy amplia, pero tenía el suficiente espacio para su cometido que finalmente era dormir. Amablemente le dejo un barreño con agua y ropa limpia. Al fin podría deshacerse de toda la arena. Se desvistió y dejó la ropa sobre el sillón, comenzó a lavarse ayudándose de una toalla de algodón, ordenó su cabello y se acercó a la cama. Había una camisa blanca y una falda morada. Se puso la camisa, el escote dejaba al descubierto sus hombros, contaba con un cordel para poder ajustarlo y frenar la caída de la prenda. La falda era entallada, su largo por debajo de las rodillas, contaba con varias capas de tela blanca que le daban un poco de volumen resaltando su figura. Se detuvo frente al espejo, satisfecha con su reflejo subió a cubierta. Ya habían abandonado la costa y se encontraban en alta mar.
Se acercó a un lateral del barco, no conocía la jerga marinera, así que si le indicaban que se fuera a proa, popa o estribor… es como si le hablaran en otro idioma. Llegado el momento ya preguntaría a qué posición acudir, por el momento no veía la necesidad de preocuparse.
La brisa marina acariciaba su rostro, su melena ondeaba al viento haciendo que se sintiera libre, una libertad un tanto extraña a la que no se sentía acostumbrada. No, definitivamente eso no era libertad, algo en su estómago andaba mal. Empezó a sentirse mareada, posiblemente se debía a que llevase prácticamente un día sin comer, era un desastre con las comidas, nunca las hacía a la hora que tocaba, y según la actividad diaria que llevase, había veces que solo hacía una al día. Por suerte, su cuerpo podía aguantar el ritmo, pero algunas situaciones, como por ejemplo, en la que se encontraba ahora mismo, no eran las más adecuadas.
Se dejó caer al suelo y se quedo sentada de rodillas con las manos apretando su estómago y la cabeza elevada. Esperando a ver si se le pasaba para echar a andar.
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Tras un buen rato, Marco, un rubio cocinero con un fuerte acento italiano le informó de que el desayuno estaba listo. Todos pararon con sus tareas inmediatamente y se sentaron en el suelo de cubierta, formando un corro para comer todos juntos, hablar e intercambiar bromas. Sinbad no encontró a Morrigan en el corro, sino arrodillada cerca de la borda. Sinbad se acercó a ella por la espalda, sonriendo y bromeando. –Oh vaya, parece que Adele te ha prestado cosas bonitas. Te sienta mucho mejor que el uniforme de camarera-. No recibió respuesta y decidió mirarla a la cara.- ¿Te pasa algo?- Un rugido de estómago fue lo único que recibió por respuesta. Era muy gracioso ver que una chica tan bonita hiciera sonidos tan salvajes como ese y, por supuesto, Sinbad comenzó a reírse a carcajadas.
Tardó un minuto en que se le pasase la risa. Cuando estuvo más tranquilo, se levantó y agarró dos platos de comida del círculo de personas y los llevó donde Morrigan se encontraba arrodillada. –Ten, come – dijo mientras le tendía a Morrigan un plato con dos huevos fritos de aspecto dudoso, unas tiras de beicon que parecía que se movían, unas salchichas con costras y unas alubias ennegrecidas. El rostro de asco que se le dibujó a la mujer fue tan divertida que no pudo contener la risa. Siempre pasaba lo mismo la primera vez que alguien veía la comida de Marco. –No te preocupes por el aspecto, la comida de Marco es la más deliciosa que vas a probar, pero el aspecto, nadie sabe por qué, es horrible –tuvo que explicarle Sinbad. Hacía falta mucha valentía para probar la comida de Marco, pero una vez la probabas, te dabas cuenta de que nunca probarás nada tan delicioso.
El pirata comenzó a comer para dar ejemplo y seguridad a la muchacha. La comida era muy buena, tanto como horrible era su aspecto. Observó como la chica por fin cogía confianzas con el plato y comenzaba a comer. –Me lo pasé muy bien en la playa, por cierto –dijo Sinbad al verla comer. Pero una pregunta se repetía todo el rato en su cabeza, ¿por qué tanto esfuerzo por un mapa? Y ¿cómo sabía que había un mapa?. No conocía para nada la historia de éste, pero parecía interesante e viaje y por eso accedió a llevarla.
El cielo poco a poco se fue oscureciendo, no porque cayese la noche, ya que apenas había amanecido un rato, sino porque una densa nube negra se acercaba de frente. –Mierda, se viene tormenta-. Se levantó y comenzó a gritar órdenes para que los marineros se pusieran manos a la obra. –Ven conmigo- dijo agarrándola del brazo y llevándola al timón con él. Desde esa posición podía ver mejor el panorama, guiar a los tripulantes y dirigir el barco. En pocos minutos se encontraban rodeados por una fuerte tormenta. Habían recogido las velas para tener mejor control del barco y que el viento no fuera tan peligroso, pero las olas comenzaban a azotar el barco y hacer que se moviera. Sabía que no sucumbiría al oleaje, conocía el barco bien. Sinbad siguió dirigiendo el barco como pudo, sin quitar el ojo de la invitada, por si caía al mar ayudarla de forma inmediata. Había prometido llevarla y lo iba a cumplir.
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–Oh vaya, parece que Adele te ha prestado cosas bonitas. Te sienta mucho mejor que el uniforme de camarera-. Ladeó un poco su cabeza y miró a Sinbad por el rabillo del ojo, su cara aun expresaba malestar, necesitaba comida pronto o caería desmayada al suelo. - ¿Te pasa algo? - Iba a contestarle cuando su estómago emitió un sonido dejando bastante claro el porqué de su estado. El joven se alejó riendo a carcajadas, unos minutos después se acercó de nuevo con un plato de comida. –Ten, come. – Sostuvo el plato entre sus manos. No tenía muy claro qué tipo de comida era esta, pero todo el mundo la comía encantado y tampoco tenía mal olor. - “¡Delicioso!” - No sabía si era por el hambre o porque realmente el plato era realmente sabroso. El caso es que le estaba sentando estupendamente.
El piraba seguía hablando, parecía que quería distraerla con la conversación, pues mientras hablaba, la analizaba. Conocía esa mirada, no confiaba aún en ella. Sí, había subido al barco, pero estaba en mar abierto, por muy fuerte que sea, era demasiada gente con la que combatir, y huir… No había donde ir, solo agua y más agua. Aún quedaba casi un día entero de trayecto para llegar, o eso calculaba ella.
El cielo estaba tornándose de un color azul intenso con matices verdosos, este color solo se veía en Chaos cuando hay tormenta. Unos rayos aparecieron en el horizonte y todo el mundo se levantó. Como capitán, empezó a dar órdenes a sus hombres y estos ocuparon sus posiciones. Todo el mundo tenía una tarea específica que cumplir, era envidiable ver la compenetración con la que trabajaban, eso le daba bastante seguridad ya que no era muy amante del mar. El barco no era un transporte que utilizara normalmente.
Sinbad la sujetó del brazo y la llevó con él a la zona del timón. Desde ahí se podía tener mayor visión de todo lo que ocurría y también del mar picado. Unas enormes olas rompían contra el casco del barco, mojándolos por completo. - “Mierda…” - Se tambaleaba de un lado a otro, no había dónde agarrarse, tampoco quería acercarse al borde, con su suerte, seguro que una ola la enviaba al agua.
Lo mejor sería bajar al camarote, aunque iba a resultar difícil llegar a el.
- ¡Oye! ¡Creo que lo mejor es que me vaya abajo, aquí no hago más que molestar y al final voy a salir…!.- Una enorme ola cayó sobre ella arrastrandola por la cubierta. Se sirvió de ayuda, ya que quedó más cerca de la puerta que conducía al interior del barco. Un esfuerzo más y estaría dentro.
Consiguió alcanzar la puerta, suspiró aliviada cuando entró y evitó la última ola que iba a caerle encima. Bajó las escaleras para encontrarse con Adel andando por el pasillo, al verla completamente empapada se la llevó para darle ropa seca. El barco se movía con violencia, tenían que apoyar ambas manos en las paredes para mantener el equilibrio. Llegaron a su camarote, se quedó dentro, esperando a que le llevasen la nueva muda.
Soltó la falda y se quito la camisa, estaban completamente chorreando agua, dejó las prendas tiradas en el suelo, en un rincón de la habitación, junto a la cómoda. Encima de esta estaba el mapa, lo cogió y se tumbó boca abajo en la cama mirándolo detenidamente, buscando alguna pista que indicase por donde buscar cuando llegaran a la isla.
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Su atención volvió sobre la tormenta, concentrándose en que los tripulantes llevaran cabo con efectividad sus tareas. Todos y cada uno de ellos eran una parte importante del barco y personas cercanas al capitán. No se podía permitir el perder a uno solo de ellos. El tiempo pasaba, pero la tormenta no iba a menos. Todo lo contrario: iba a más. De hecho, en toda su vida en el mar no había visto una tormenta como esa. “Esto no es natural” se dijo a sí mismo. Efectivamente, el viento que hacía, la cantidad de agua que caía y los truenos eran de una envergadura y fuerza descomunal. El estado del mar realmente estaba preocupando al capitán.
Ante esa clase de tormenta sobrenatural, tenía que tomar medidas extremas. Le cedió el timón a Alex, su segundo al mando. Él sabría que hacer en todo momento. El capitán se concentró y dejó que su cuerpo tomase la forma de Focalor. De un salto, se alzó por encima del barco. El viento lo golpeaba con gran fuerza, moviendo las plumas por todo su cuerpo y haciendo difícil incluso el mantenerse estable en el aire. Abrió los brazos y comenzó a comandar el viento. No podía hacer nada con los rayos y la lluvia, pero lo que más molestaba era el viento. Jamás en su vida se había concentrado tanto en algo ni durante tanto tiempo. A pesar de dominar el aire, frenar el viento de una tormenta de ese calibre era algo realmente complicado y costoso.
Pasaron varias horas, en las que Sinbad recondujo el viento para que no los azotara, sino que los empujara en la dirección que querían. Las olas ya no amenazaban, pues el viento se movía como el capitán deseaba y no creaba ese picado mar. Finalmente, el cielo tornó a su color normal, desapareciendo las nubes y los rayos. El joven demonio dejó de ejercer su poder sobre el aire tras varias horas, ya que se había calmado el temporal y habían dejado atrás la tormenta. El sol del atardecer adornaba el cielo de Chaos en ese momento.
Descendió flotando al barco lentamente. En cuanto sus pies tocaron suelo, retornó a su forma humana y se tuvo que apoyar en el mástil principal para no caer al suelo. Se encontraba jadeando por el cansancio y le dolía todo el cuerpo por el esfuerzo tan enorme y seguido que había hecho. Alex vino a ayudarle a que se apoyara en él y a darle las gracias por el esfuerzo sin el cual, posiblemente hubieran acabado en el fondo del mar. El capitán le dio indicaciones para que lo llevara dentro. Agarrado al subcapitán del barco, entraron en la zona de camarotes, donde el capitán despidió a su acompañante y le dijo que podía ir solo. Nada más entrar en el pasillo que comunicaba todos los camarotes, el capitán se quitó y tiró al suelo su empapada camisa. Los pantalones también los tenía chorreando agua, pero al lugar al que se dirigía no pensaba quitárselos, pero los zapatos sí. Le agradaba más el contacto directo de sus pies con el suelo que unos zapatos mojados.
Tras unos minutos andando apoyado en la pared, llegó a un camarote. Tocó dos veces la puerta entes de entrar. Se trataba del camarote que le había cedido a Morrigan. Cerró la puerta tras de sí y dirigió la mirada al interior. Tardó unos segundos en darse cuenta de que la persona encima de la cama estaba como dios la trajo al mundo. Cuando se dio cuenta de esto, se le pusieran las orejas coloradas. Rápidamente se dio la vuelta hacia la pared y se apoyó en ella, tomando la posición de alguien que está haciendo la cuenta atrás en el juego del escondite. Tenía que hablar de algo serio y no podía centrarse con semejante cuerpo desnudo frente a él. Se quedó en esa posición unos segundos pensando las palabras a elegir. Las gotas de agua que adornaban su cuerpo comenzaron a resbalarse por el. El pelo, sobre todo el largo pelo, hacía caer estas gotas por su cuerpo. Se encontraba bastante cansado. Se hubiera tirado en la cama con Morrigan si no hubiera estado desnuda, sinceramente, pero no era el caso y tenía que aguantarse. Interrumpió sus jadeos de cansancio y comenzó a hablar –Ya hemos dejado atrás la tormenta. Supongo que mañana por la mañana llegaremos a la isla. –Tomó un descanso para coger aire. El esfuerzo había hecho mella en él. –Iremos tu y yo solos mañana, la tripulación no nos acompañará- era lo único que quería decirle. Se quedó en el mismo sitio, dando la espalda a su invitada, porque se conocía bien y sabía que como se diese la vuelta se iba a tirar encima de la cama y nadie lo iba a sacar, pero debía quedarse a escuchar la respuesta
Re: - Perdidos - [ Priv Sinbad]+18
Poco a poco fue recuperando el conocimiento, estaba boca abajo abraza a la almohada. En la esquina inferior de la cama estaba la ropa seca que Adele debió dejarle mientras dormía. Parecía que todo estaba calmado pues no notaba movimientos bruscos. Quedó durante unos minutos debatiéndose entre el sueño y la consciencia, sin cambiar de posición, sin ganas de nada, sólo de seguir durmiendo en aquella confortable cama.
Tocaron a la puerta un par de veces, el ruido la sacó de su ensimismamiento, giró la cabeza dirección a la ella y esta se abrió. Era Sinbad, parecía no encontrarse en las mismas condiciones que la última vez que lo vio en cubierta. Se apoyó sobre sus codos y le miro a los ojos, esperando unas palabras por parte del visitante. Sus miradas se cruzaron fugazmente, pues el capitán al darse cuenta de que estaba completamente desnuda le dio la espalda y se apoyó con su brazo contra la pared, descansando la cabeza sobre el.
La única luz que había en el camarote era la de una lámpara de aceite colgada del techo, no era muy intensa, pero lo suficiente para no perder detalle del esculpido cuerpo de Sinbad. Por su espalda resbalaban gotas de agua salada procedentes de su pelo. Aún llevaba puestos los pantalones, pero al ser blancos y estar mojados, no dejaban mucho a la imaginación, más bien todo lo contrario, se adherían a sus piernas, definiendo perfectamente todo el contorno de su cuerpo.
– Ya hemos dejado atrás la tormenta. Supongo que mañana por la mañana llegaremos a la isla.– Su voz parecía cansada, respiraba con dificultad. Algo tenía que haber pasado para que se encontrase en ese estado, pues no emanaba la misma energía a la que estaba acostumbra a sentir. – Iremos tu y yo solos mañana, la tripulación no nos acompañará.– Se quedó inmóvil, sin separarse de la pared, sin moverse ni un centímetro, esperando una acción o una respuesta por su parte.
Gateo por encima de la cama hasta llegar al borde de ésta, se puso en pie y se acercó al hombre que le daba la espalda, capturando con sus labios las gotas que resbalaban por su dorso, pegando su cuerpo desnudo contra él, sujetándole la mano que colgaba libre, acariciándola con ternura, como si estuviese tocando a un animal herido.
- Como quieras, Capitán... - Pronunció en un susurro.
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