[+18] Crimen y Castigo, la Liberacion de la Leyenda (Hikari en prision)

Arcadia es una fortaleza inexpugnable, lleno de personal apto y defensas naturales de gran magnitud, sin embargo existieron algunos problemas con anteriores reclusos y por ello la prisión esta algo obsoleta, los daños causados por los fugados fueron tan grandes que actualmente muchos escapan bajo las narices de los guardias, por ello desde aquellos acontecimientos los Golden Alliance secretamente desviaron fondos para crear un ala nueva en el corazón de la montaña, se demolieron algunos muros y se reacondicionaron otros para finalmente dar paso a la más profunda celda del reino.

Fingon, había logrado su objetivo, detener y poner en custodia a una asesina común, sin embargo al asesinar a un adherido del ejército se agrava el castigo con penas superiores a las normales, en esos casos entra la justicia militar. Sin embargo antes de ello debe pasar un tiempo en detención para dar curso a la investigación que es donde se reúnen aburridos documentos pruebas, grabaciones de cámaras de vigilancia y testigos para proceder con un juicio apropiado o en su defecto hasta que se obtiene una confesión.

El propio Fingon había llevado a la prisionera hasta Arcadia misma junto con su lobo Hellfrost que siempre le acompañaba. Odiaría que por alguna mala custodia se escapara de nuevo, aunque sabía que sus fuerzas disminuían paulatinamente no quería sorpresas. Nerdanel el Heraldo de Fingon había sido notificada de inmediato y había arribado mucho antes que el Custos con un montón de papeles de evidencia. Había algunos que servían y otros que no, el deber de él era identificar los necesarios, redactar las órdenes y saltar los conductos regulares necesarios para asegurar la permanencia de Hikari hasta por lo menos se dicte una sentencia. Burocracia.

-Arrrrgggg……. Por el Lord Fingon- Chillo Nerdanel en cuanto vio la cara de Fingon -No me digas que perdiste un ojo! Por eso fue que me echaste del departamento? Eres un inconsciente, para atrapar criminales como estos existen las brigadas- increpó mientras se acercaba a examinar el ojo atravesado por una leve cicatriz del Custos.

-No es para tanto Ner, es solo un rasguño, el médico de la prisión dijo que no cree que pierda el ojo, trajiste los documentos que te pedí verdad? Debo terminarlos de inmediato o esta mujer podría salir por algún tecnicismo.- Respondió mientras alejaba las manos de Nerdanel de su rostro.

-El médico de la prisión?... ese es un carnicero… si me dejas decírtelo primo!- susurro Nerdanel insistiendo en ver la cicatriz.-Déjame ver no te hagas el duro sé que te duele como a cualquiera…- dijo mientras agarraba con fuerza el rostro de Fingon y le examinaba. –Traje lo que me pediste. Son un montón de papeles, entre ellos filmaciones, documentos y ordenes de aprehensión, además de permisos de conducto regular y además page la cuenta del gas que otra vez te habías atrasado.- Respondió la elfa

-Claro que me duele, soy de carne y hueso.- respondió el elfo mientras se sentaba en la silla para dejarse examinar por su prima.-Gracias Ner, no sé qué haría sin ti, eres genial- Alago Fingon.

El ala nueva de la prisión hace poco que estaba en funcionamiento pero ya tenía en sus distintos niveles reclusos trasladados, algunos conocían a Fingon, el mismo les había puesto ahí a base de tecnicismos. O papeleos oportunos.

Hikari había sido puesta en cuarentena dos días donde los guardias debían velar por ella. Hasta la llegada de los oficiales inquisidores, cuando llegaron los bellos de la nuca de Fingon se erizaron completamente. Muy malos rumores, ellos se hacían llamar Lucendi Domini, de señores no tenían ni el título y de iluminación solo la imaginación para provocar el dolor, por ello el elfo había acudido a la prisión, para apurar el papeleo lo más posible, que se dicte sentencia y que por fin Hikari pudiera pagar por lo que había hecho. Si no lo hacia los Lucendi Domini la torturarían para sacarle una confesión y por lo orgullosa que era podría morir.

Las heridas del combate no habían sanado por completo y no podían detener a los Lucendi Domini y recolectar datos para la sentencia al mismo tiempo así que ayudado por Nerdanel, su heraldo se puso manos a la obra.

Mientras tanto ese día se recibía un traslado de prisioneros de una prisión menor, era un vehículo blindado oficial y nada hacía sospechar que el interior estaba repleto de gente que quería infiltrarse en la prisión, el conductor era un solado disconforme con los tratos recibidos por los Lucendi y a manera de venganza quería comenzar una revuelta en el interior y si la suerte le acompañaba los despidieran. Mientras conducía por el escabroso camino soñaba como ascendía en sus últimos años antes de retirarse. Su compañero era un tipo flaco y huesudo el cual era joven pero ambicioso y apenas se le ofreció un botín accedió a ayudar a los enemigos a infiltrarse en la prisión más resguardada del reino pero sus intenciones no eran tan claras como el gordo. También pensaba en que podría traicionarlos a todos y entregarlos a los guardias apenas pasen ls puertas debatiéndose entre una idea y otra.

La montaña estaba resguardada por la naturaleza misma, la nieve y el viento hacían fútiles cualquier esfuerzo por llegar a respiraderos y alcantarillas las cuales aun así estaban repletas de minas y detectores de movimiento, era una locura entrar a la fuerza, así que no había otro método para ingresar. Los motivos para irrumpir cada uno guardaba el suyo.

El Juego:

Reglas del Tema:

Dado de Objetos:

dado de Mapa:

Dado de combate:

Dado de Resistencia:

Detalles de las Torturas:

Niveles de Seguridad:

datos de la guardia:

El camión se movía violentamente a través del camino más frio que ella hubiera recordado, el acero no aislaba absolutamente nada del exterior, la capucha negra y su boca amordazada poco o nada de libertad le brindaba, aun así no perdía su intenso espíritu, no sucumbiría ante la privación de su tan valiosa libertad, escuchaba cada sonido que se producía en el exterior, incluso trataba de centrar su oído en lo que los guardias hablaban en la cabina del conductor. Antes de subir y de ser encapuchada vio a dos tipos vestidos de guardias de Tempus, específicamente no sabía de qué sección o a que rama del ejército pertenecían pero su porte no era digno ni para poner una multa.

Su brazo de acero había sido confiscado y le habían puesto un grillete que se ajustaba a su esbelta cintura, sus tobillos también habían sido inmovilizados y su mano de carne y hueso estaba amarrada con cadenas al bajo techo del camión, estaba sentada sobre una plancha de acero tan fría como el culo de un pingüino pero había tenido peores transportes. El camino por el cual se dirigían era directo a uno de los agujeros más oscuros, profundos y llenos de rumores de todo Spirit Soul. Arcadia, la máxima prisión del mundo organizado.

Como fue que llego a este punto. Todo lo propicio una misión, Astrid Dagmar, si todo salía mal, solo debía escapar aunque le costara otro brazo y moler a golpes a la propietaria de ese nombre, la solicitante era una mujer, no sabría decir si era bella pues no se fijaba en esas cosas, pero era de cabello largo y oscuro como una noche sin luna. Al principio le simpatizo la energía y entusiasmo con la que hablo de la misión que necesitaba llevar a cabo pero el miedo a la traición le volvían a la realidad del mundo. No podía confiar en ella. Ankabeth, la guerrera negra estaba intercambiando unas pieles por comida cuando escucho que había un grupo de lunáticos que necesitaban mercenarios para llevar a cabo una misión de salvataje. Realmente no le importaba involucrarse para salvar a un desconocido, y mucho menos a uno que causaba problemas al gobierno y no era capaz de defenderse o al menos huir. Sin embargo varios días después escucho que el lugar a irrumpir era la mismísima Arcadia, el lugar donde todos los fenómenos iban a parar. Esto cambio las cosas, Ankabeth podría encontrar información de aquellos que le habían arrebatado todo, su ojo, su brazo, su corazón y su confianza en los demás.

El camión salto por un bache y la cabeza de ella se golpeó en el techo. Sintió que casi se le partió, cuando al fin el trasto se detuvo, escucho los pasos de los guardias y un cuchicheo incesante con los de la puerta, al parecer uno de ellos era muy estricto y quería inspeccionar el interior. Ella no podía ver nada por la capucha pero si sintió la respiración de uno de los guardias muy cerca de ella pasando e inspeccionando las chapas que traían en el cuello, eran chapas reales de criminales pero no eran con información real, las había conseguido Astrid con el guardia que había hecho el trato.

Segundos después el camión se cerró y continúo un par de minutos. Nuevamente se abrió la puerta y escucho al guardia decir que habían llegado. Ankabeth fue bajada primero y cuando retiraron su capucha sintió como el brillo del sol le punzaba los ojos. Estaban en un gran patio vigilado por cámaras de seguridad y los dos guardias le llevaron al interior de un edificio. Una vez dentro la sentaron en una silla de seguridad, pero era solamente una que tenía unos brazaletes pegados a ella. El guardia gordo fue a buscar al siguiente. El que se había quedado era flaco como una espiga y los ojos de este se movían inseguros de un lugar a otro, la mujer se mantenía inmóvil como esculpida en piedra y entonces el guardia hablo.

-Hace un tiempo escapo un grupo de revolucionarios y dejaron en ridículo al gobierno. El mismo Lord corto un par de cabezas por ese funesto episodio y la prisión cerro por un tiempo- Dijo mientras abría lo que parecía ser un botiquín -En ese tiempo se usaban collares que suprimían el poder espiritual de los reclusos y cuando mencione que era una técnica insegura y que debían cortarle las manos a los que caían aquí me tacharon de ignorante, extremista y rencoroso. Jajajajajja pero cuanto me reí al ver que escaparon… pensé que me ascenderían, pero lejos de ello me metieron en una oficina oscura, húmeda y llena de papeles que no tenían ni un puto sentido- Dijo mientras se acercaba con algo en la mano y tomaba el rostro de Ankabeth apretándolo entre sus largos y esqueléticos dedos.

-No sabía que esta era una tortura, deja ya de hablar, tu incesante cháchara me aburre- Dijo ella al no comprender a que venía toda esa explicación.

–Ho si disculpa, es que me siento emocionado, ahora es mi momento de redención, el momento de probar cosas… nuevas- dijo cuándo se abrió la puerta nuevamente y pudo ver como uno a uno los demás entraban en la habitación para amarrarlos en las mismas sillas.

El guardia con el que habían hecho el trato miro al flaco y le dijo que los desatara al tiempo que salió una vez más, pero cuando el flaco se quedó solo, su rostro no pudo esconder una gran sonrisa que casi le partió la cara. Empezó con Ankabeth, con un algodón impregnado de alcohol le limpio y le pincho el brazo con lo que parecía un arma del futuro, en el acto sintió su cuerpo pesado. Era lo que temía los guardias le habían traicionado, se movió en la silla que le habían puesto, las cadenas eran solidas pero con el recuerdo se ser traicionada nuevamente se levantó con una furia inusitada y con una fuerza sobrehumana hizo pedazos la silla en la que se encontraba, las astillas saltaron en todas direcciones y el flaco trato de sacar su arma de servicio para defenderse pero de poco le valió, Ankabeth se abalanzó contra él, con su mano agarro la muñeca del guardia, esta crujió y se quebró mientras que con sus propios dientes le mordió la garganta, el flaco luchaba con golpes de pies, manos y uñas sacarse a la inmensa mujer. Los demás se movieron también y aparentemente se liberaron aunque al parecer todos habían ya recibido el veneno o lo que sea que le había inyectado el guardia traidor. Ankabeth con ira movió su cabeza y un movimiento brusco se apartó. Entre sus dientes tenía un pedazo de la garganta del guardia que se desangraba rápidamente entre convulsiones. Ahí termino la vida del traicionero guardia que no merecía nombre, frustrados sus planes de entregarlos a la prisión el grupo debía continuar y debían hacerlo rápidamente antes de que el que había salido volviera.

Ankabeth sintió como su fuerza disminuía en gran medida y aunque sintió que era capaz aun de luchar a la antigua usanza, comprobó que su magia se había debilitado en gran medida. Dudaba incluso que ahora pudiese tirar un muro para llegar hasta su objetivo, lo cual había sido su idea primaria.

Sacudió su cabeza y entonces entro el guardia que había salido. Entre sus manos traía los bultos que parecían ser los objetos personales de los reclusos. Miro al suelo y luego vio la mancha carmesí esparciéndose por el piso. Bajo las cosas y retrocedió… parecía querer escapar. Que alguien le detenga.

Ankabeth se arrodillo al sentir una punzada y vio en el suelo la llave de las esposas, al menos no tendrían que pulular por ahí con restos de cadenas o pedazos de maderas atachadas a los brazos.

Se quitó los brazaletes, se arrastró un poco débil hacia sus cosas y solo faltaba su inmensa espada, era de esperar era demasiado pesada para el guardia gordo. Pero por que había traído las cosas de los demás?, la traición era solo cosa de uno de los dos?.  Bueno ya estaban dentro de la prisión así que no importaba mucho el como pero tenían que buscar su objetivo primario, el prisionero.

Datos de Batalla:

Jamás se hubiera imaginado tener que volver a Arcadia, pero esta vez con propósitos totalmente distintos. Aquel lugar al que ayudó en el pasado y ahora pretendía liberar a un prisionero. Cuando miraba al pasado, apenas podía reconocerse, a veces le surgían poderosas dudas sobre lo que estaba haciendo y lo que había hecho. Ahora se compadecía y era capaz de afirmar que Hikari estaba allí sin merecérselo, cuando antes hubiera apoyado su ejecución sin pararse a pensar en los motivos. Astrid le había contado sobre la situación y no se había pensado ni un segundo el acompañarla. Eran compañeros de trabajo y a menudo pasaban horas juntos hablando sobre algunos temas. Acordaron verse con otras personas a las que no conocía, pero él no dudó en presentarse amistosamente, después de todo, tenía que conocer al equipo con el que rescatarían a Hikari.

Habían terminado en un camión oscuro, esposados y lo único que podían hacer, era esperar a que el plan saliera bien. Todos estaban impacientes y ese sentimiento se hizo más fuerte, cuando el vehículo dio un poderoso frenazo que les abalanzó a unos contra otros. Se hizo el silencio unos segundos y luego les sacaron. Akki estaba bastante más silencioso de lo normal, como si quisiera pasar desapercibido y que no le reconocieran como aquel Ex-General que hacía un año atrás había sido uno de los militares más importantes. Ninguno de los guardias tuvo trato especial con él y de igual manera le inyectaron esa misteriosa sustancia. Al igual que los demás, también se sintió débil rápidamente, pero él optó por ocultarlo y disimularlo como si eso fuese lo más importante. Apretó las manos y suspiró, se concentró expresamente en moverse como si no hubiera tenido efecto en él.

-¡Pues qué bien!- Dijo, en un tono irónico. -¡Bah! Da igual, esto no es nada.

Cogió la llave que ofrecía Astrid y se liberó de las esposas, aunque podía hacerlo con su propia fuerza, aún sin poderes. Luego le tendió la llave a los demás, pero él no tenía nada que recoger. Cerró los ojos y metió las manos en los bolsillos, meditando en silencio las palabras de su compañera, desde luego que tenía razón, pero las cosas estaban un poco complicadas. Por el momento, aparte de rebuscar en esa misma sala, solo podían escabullirse por algún pasillo. El íncubo abrió los ojos y movió la cabeza lentamente, para no marearse por la debilidad, buscando algo que les pudiera servir. Lo cierto es que no había casi nada ahí dentro, salvo una mesa metálica bastante despejada. No obstante, el patio estaba cerca, desde allí podrían buscar un acceso a las instalaciones en las que podía estar Hikari y la puerta estaba abierta... El otro guardia había huído. Tenían unos maravillosos momentos para marcharse antes de que fuera demasiado tarde.

-Deberíamos regresar al patio, aquí no parece que pueda haber ningún mapa.- Les dice, con una expresión pensativa. -Tendremos que tener cuidado con las cámaras de vigilancia, pero eso ya lo sabíamos ¿No? Debemos llevar a cabo el plan que teníamos, antes de que nos pasara esto.

Naturalmente sería más complicado, pero mantener la calma era crucial en esta situación. Akki intentó relajarlos con su propia serenidad. Ellos eran muchísimo más listos que esos guardias imbéciles, podían sortearlos aún con esta droga inhibidora. Él se acercó a la puerta y asomó la cabeza por si veía algo, pero parecía que todo estaba desierto. Mientras el resto se preparaba y trataba de ordenar su mente, él se quedó vigilando, atento por si escuchaba pasos del exterior. Le costaba mantener la concentración, pero debía hacerlo por el bien del grupo y porque él nunca se daría por vencido si se trataba de una maldita sustancia artificial ¡Jamás sería derrotado por un químico! Se negaba a admitirlo.

Stats:

Imprevistamente la alarma suena, un ruido ensordecedor, Fingon mira a su ayudante con una cara de preocupación absoluta, están bajo un ataque?. Nerdanel, rápidamente toma el arma del elfo y se la arroja, este la toma y se la ajusta al cinto de manera magistral, la mujer saca su arma de servicio y cuando estuvieron a punto de salir a ver qué diablos ocurría, apareció un guardia con una máscara antigases.

-Mamasdmm ñjfgsjas kskiakdeq juajkslod- hablo dentro de la máscara y al ver la cara de sorpresa de ambos, tuvo que quitársela para hablarles.

-Están locos?, es la alarma de prueba, pónganse las máscaras antigás que están en el armario, es un gas experimental que se prueba una vez cada seis meses, si no quieren verse afectados, les recomiendo que se las pongan. Y guarden esas armas, no les vallan a sacar un ojo a alguien- ordeno el guardia antes de ponerse la máscara nuevamente.

Ambos, Fingon y Nerdanel, buscaron las dichosas máscaras y se las pusieron, esperando a que el gas escapase. Ambos se miraron, se encogieron de hombros y siguieron en su labor. Tenían que agilizar los procedimientos, saltar conductos regulares de gente que amaba rechazar cosas, obtener lecturas digitales de leyes que hace mucho penaban la resistencia de los criminales, hoy hay muchos vacíos legales que pasar y asegurar si la sentencia tenía que ser justa… aun así debía serlo. Fingon ya no estaba seguro.

Los reclusos que estaban en celdas con barrotes contaban con máscaras de gas, conocían su efecto y los vómitos que causaba días después de su exposición, por ello se acurrucaban en los rincones esperando que sus dispositivos no fallasen, y por nada se separaban de ellas, las cámaras de tortura y las prisiones más bajas estaban protegidas con sistemas diferentes de seguridad, por ello no era necesario alguna seguridad, lamentablemente todo aquel intruso que estuviera rondando por los pasillos quedaría bajo los efectos del venenoso gas.

Uno de los guardias encerrado en un baño fumaba un cigarrillo, pero no uno normal, sino un habano que había hurtado de la oficina de los Lucendi domini, uno de los que usaban para apagarlo en la piel de los herejes, valla desperdicio. Encerrado en el baño disfruto el humo sabroso, era extasiante y embriagador, sentado sobre el WC… de pronto escucho fuera un alboroto, un grito y después no escucho nada más, había taponeado los detectores de humo, era un tipo hábil al momento de holgazanear, aguzo el oído pero no escucho nada más, estaba atento como un tigre agazapado y entonces escucho la alarma de los ejercicios de gas, la bocina lo sorprendió de tal forma que casi se cayó, lamentablemente el puro cayó sobre su ropa la cual se incendió automáticamente. Si hubiera sido más inteligente hubiera usado la ducha que había en el interior o habría sacado los tapones que tenía en los detectores de humo, eso hubiera mojado el baño y se hubiera librado de lo que vendría después… pero no. No esperes ser inteligente o al menos racional cuando el fuego del infierno te está quemando los cojones.

-Que me quemo hijos de puta!!- Grito el hombre mientras salía aparatosamente del baño medio envuelto en llamas.

Con gran dificultad se quitó el uniforme, lanzo el pantalón al carajo y este se terminó de incendiar, no sin antes activar el detector de incendios… la lluvia se disparó y supo que estaba ya jodido. Nada lo salvaría de este amago de incendio, sería el siguiente en ser torturado y los Lucendi se harían un mameluco con su triste pellejo. Entonces recordó la gran alarma roja que giraba sobre su cabeza….

-Maldición el gas- se dijo mientras entro nuevamente en el baño, tomo su máscara, se la puso y se ajustó su arma al cinto, realmente un espectáculo ridículo, un guardia armado sin pantalones, parecía un sueño constante de un niño de primaria.-Mas me vale que no me electrocute ahora, entre el gas y el agua seria lindo que me muriese por un estúpido habano- replico al ver que una suave neblina emergió de un conducto de ventilación. Tenía un aspecto espectral y en su interior flotaban lo que parecían ser esquirlas plateadas… el pasar la mano a través de ella se notaba su poder innato.

De pronto el guardia salió de su propia situación y frente a él, vio una puerta abierta, inusualmente abierta, todas las puertas suelen tener un cierre de seguridad y al fondo, muyyy al fondo del pasillo vio como corría un guardia gordo, ya casi era un punto, camino hasta la puerta y en su interior… el horror. Vio un hombre caído en el medio del sitio, un hombre vestido de guardia y intrusos!!! Su salvación. Siempre podría culpar a otros del accionamiento de un dispositivo de seguridad y salir ileso.

-Que demonios!!- dijo mientras saco un bastón que en su punta destelló una chispa, obviamente un arma eléctrica.

detalles:

Detalles de Combate:

El miembro 'Fingon Sindar' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Tirada Rango 1' : 8

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#2 'Tirada Rango 2' : 7

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#3 'Tirada Rango 3' : 10

El miembro 'Hikari Hiroshi' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Tirada Rango 2' : 6

El miembro 'Astrid Dagmar' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Dado Titanico' :

Resultados : 18

La chica que supuestamente estaba a cargo de la operación parecía algo blanda, le miro de soslayo y le recomendó no seguir matando enemigos, era una idea ridícula si quieran seguir con sus vidas después de esto y Ankabeth planeaba seguir con vida después de esto. Aun así decidió acatar sus órdenes, después de todo si estaba a cargo era por algún motivo no?, cuando Ankabeth fue mercenaria aprendió cuando mandar y cuando acatar y esta era una misión realmente delicada. De todos los presentes uno le intereso de sobremanera, aparentemente y por su aroma parecía ser una especie de demonio, toco su marca y esta no sangraba pero le dolía, quizás un mestizo o algún demonio sexual o vampiro poderoso quizás, eso ya le tenía sin cuidado.

Tosió un poco al incorporarse y a medida que los minutos pasaban podía sentir que su magia pujaba por reafirmarse en poder. Quizás el suero era solamente de acción temporal. Se ajustó muy bien su brazo mecánico y se ajustó su oscura capa para seguir al resto, entre las personas también había otro muchacho que tenía cara de ser un maldito novato, no le importo mucho quien era pero tenía todas las luces de ser un hábil guerrero.

Mientras los demás comprobaban su propio estado contemplo el cadáver del traicionero perro de la guardia, debería haber reaccionado mejor y tendría que haber matado también al gordo, pero se le había escapado y justo la poción había hecho efecto, era de esperar que siguiera en pie el acuerdo, después de todo el dinero era sustancialmente alto, digamos para el poco trabajo que hicieron para ingresarlos, además de que ahora el botín se repartía entre uno y ya no entre dos.

Empezó a sonar una alarma y la ira de la guerrera se encendió, miro con ferocidad a su empleadora y la sorpresa ya se había ido al carajo, un apestoso humo de color verde comenzó a emerger de la ventilación y afecto a todos los presentes, era un gas nauseabundo y si hubiera sido un recluso común ya estaría desmayada o muerta. Para su fortuna todos los presentes eran parte de alguna clase de elite y pudieron resistir el venenoso gas. La garganta le picaba su ojo comenzó a lagrimear y su piel enrojecida le ardía como los mil demonios. Tosía y tenía grandes espasmos incontrolables, era el infierno en la tierra, un gas terrible, posiblemente usado por los antimotines de la prisión, aun así, esto dictaba que aún tenían tiempo de subir al camión y largarse arrasando con todo a su paso, pero algo ocurrió que les impidió esa estratagema.

Agua… empezó a caer agua desde arriba y combinado con el gas le hizo sentir unas nauseas tremendas, un dolor de cabeza otros y el sarpullido de su piel aumento. Pero que se activasen ambas cosas a la vez podría suponer un error en los sistemas de control de la prisión. Aun así no daba tiempo para pensar en nada, pues frente a ella apareció un hombre… bueno uno semidesnudo que exclamaba por su presencia, en su rostro tenía una máscara de gas, quizás era un ejercicio, no era posible que llegasen en tan poco tiempo. De todas formas parecía un hombre gigantesco, comenzó a transformarse y su voz se hacia gutural y llena de aberrantes y satánicas palabra toscas, Ankabeth retrocedio por la impresión, sintió que los apóstoles del mal venían por ella, la criatura era espeluznante, tenia brazos larcgos como als ramas de un árbol terminadas en manos palmeadas, sus piernas eran mas parecidas a laos batracios y su cuerpo era cadavérico, era espeluznante y cualquiera huirira frente a algo asi, cualquiera que no hubiera ya enfrentado cosas espantosas. Las fauces de la bestia se abrían en toda la longitud de su rostro deformado y lso cabellos resecos y enmarañados caían sobre sus colmillos afilados como un una serpiente. La muchacha no se amilanó y avanzo con el paso incauto. Corrió y vio como la líder intento golpearle, la chica grito un par de incoherencias… y la guerrera le siguió.

Alucinacion:

-Viniste a las entrañas de la montaña a buscarme? Pues sepan todos, tú y tus infernales sirvientes que no soy presa de nadie, Ankabeth jamás dejara que sus entrañas sean devoradas por patéticos demonios de cuarta!!!!- Grito con la mandíbula desencajada y con ojos brillantes mientras corría al encuentro del enemigo con su brazo mecánico por delante para propinarle un gran golpe con ella y de paso accionar un gran cañón que tenía escondido que accionaba con un segundo mecanismo. La explosión supondría la alerta de los guardias pero quizás el humo, las alarmas de incendio y el demás desmadre ocultarían una explosión semejante.

La mujer después del golpe de retroceso, resbalo por el agua abundante y apenas pudo recuperar el equilibrio. Será mejor que la bestia caiga o podría llamar a mas como ella.

Habilidades Utilizadas:

Datos de batalla:

El miembro 'Ankabeth' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Dado Titanico' :

Resultados : 33