Como dos gotas de agua. [Karura]

por **Akatsuki Ousawa** Dom Sep 21, 2014 6:33 pm

La entrada de la primavera no había sido de lo más agradable, había tenido su sabor amargo, pero también había dejado un regusto dulzón que hizo de su terrible derrota algo muy llevadero. Estaba muy nublado y se escuchaba la lluvia desde fuera de los cristales de la habitación del General. Apenas tenía fuerzas para moverse y solo se dedicaba a escuchar las gotas y a oler la humedad del ambiente. Pensaba que no sería capaz de mover el hombro izquierdo, pero no era nada más que una molestia, sin embargo no podía decir lo mismo de las quemaduras que recorrían todo su cuerpo, esas eran justamente las que le habían dejado en ese estado en el que ni siquiera se tenía en pie.

-Quiero salir...- Se quejaba de vez en cuando. La lluvia le encantaba, le traía recuerdos de todo tipo, algunos tristes y otros alegres, pero frente a todo estar debajo y mojarse mientras reflexionaba, era una especie de pasatiempo peculiar que aprovechaba siempre que podía. En invierno nunca llovía, tan solo nevaba y tampoco era como Tempus, solo podía disfrutar de esto en otoño y primavera. -No puedes, no debes.- En qué hora le había enseñado a ese reptil a contradecirle y a molestarle. Tenía casi la misma personalidad, pero más absurda y con menos seriedad. -Cállate.- Le ordenó molesto y adolorido, eran pinchazos constantes, pero no lo llevaba tan mal, estaba en silencio la mayor parte del día.

-Yo no puedo estarme quieto y no me gusta estar solo.- El dragón se pasaba mucho rato sobre el tejado, ya que no cabía en la habitación y en la calle entorpecería el paso de todos los ciudadanos. No tenía espacio para que se moviera, pero al menos podía contar con él para que le echara una mano de vez en cuando. -¡Karuraaaa!- Gritó para llamarle, quería de su compañía aprovechando que no había nadie más en casa. Siempre se divertía mucho cuando estaba con ella, sin importar lo que hicieran y además estaba seguro de que ella no querría estar sola en su habitación aburriéndose.

por **Karurauatsuurei** Jue Sep 25, 2014 8:53 pm

La primavera golpeó Spatium con una bofetada de lluvias frías. Hoy, nacía un nuevo día encapotado y gris, acompañado de una llovizna que caía plomiza, abundante, sobre el asfalto de la ciudad. Corría una brisa fría que desaparecía justo cuando el sol se alzaba y entibiaba los campos verdes, las torres de edificios enladrillados, los coches aparcados en las más anchas avenidas. Era un mal día para pasarlo fuera, pero para aprovechar un pequeño descanso para quedarse leyendo un buen libro.

Karura sólo tenía uno en el armario; un tomo de tapa ancha, negro, de cuero aterciopelado. Se lo habían regalado antes de enviarla con la brigada; era un tomo que hablaba de su raza y de la historia que labró bajo las tierras. El libro terminaba justo cuando el abuelo de su padre subía al trono de los Drows, orgulloso de su gente, magnánimo como ningún otro. En su día vaticinó que serían un pueblo orgulloso que perduraría para siempre; ahora, esa premonición había caído en saco roto cuando la ciudad subterránea cayó en una crisis sin precedentes. El poderío de los Drows se había desvanecido para siempre.

No estaba muy segura de lo que había suscitado la caída de su raza, casi extinta. De las cosas que sabía era que los Drows no se llevaban bien con ninguna otra especie, y menos con los dragones. Sobre esto, relataba el libro, que los dragones debieron ser los enemigos de su gente hacía mucho tiempo, cuando los elfos oscuros todavía sufrían el exilio y buscaban desesperadamente un lugar donde echar raíces. Es por ello que cuando se dio cuenta de que Akatsuki tenía un dragón como mascota, receló al instante de él.

No sólo porque fuera un dragón, sino porque hablaba con un tono estridente y grave, trataba con cierta impertinencia a su propio dueño. Además, había cogido la costumbre de acostarse en la techumbre del caserón; y Karura, de pensar que se encontraba justo encima de su habitación le perturbaba tanto que hubieron noches que no pudo pegar ojo. Afortunadamente, acabó por acostumbrarse.

Estaba a punto de abrir el tomo cuando lo llamó su General desde abajo, la salita. Le pareció el grito de un crío que llamaba vociferando a su madre, o más bien el de un señor enojoso y pedigüeño. Dejó el libro sobre la cama y fue hasta las escaleras. Sin terminar de bajarlas, se apoyó en la barandilla con las dos manos.

—¿Me has llamado?

por **Akatsuki Ousawa** Vie Sep 26, 2014 4:59 pm

Ahora Akatsuki sabía lo molesto que podía llegar a ser él a veces y se sentía bastante raro causando esas sensaciones en las personas que vivían con él. Sabía esto porque su dragón no paraba de quejarse de que estaba lloviendo y se estaba mojando, de que él también quería disfrutar del calor del hogar, como cuando era pequeño y su tamaño le permitía incluso dormir a los pies de la cama de su amo y padre. También le insistía en que si le iba a tener ahí a la intemperie las malas noches, que usara su sello de invocación para guardarle y así ni su amo tenía que aguantar sus quejas, ni él la lluvia y el frío, así como dormir incómodo en el tejado. No quería usar eso porque cada vez que lo hacía le causaba dolor, pero ahora era consciente de que prefería eso, a un dolor de cabeza constante combinado con el resto.

-¡Sí, te he llamado!- Contestó a la elfa, para luego llevar la palma de la mano izquierda al dorso de la derecha, para guardar al gran dragón. El sello brilló y empezó a arder, como si fuera otra quemadura más incandescente que terminó quedándose gris después de que Xepher hubiera desaparecido. Aún no se había acostumbrado por lo que después de invocarlo o guardarlo, se le quedaba la mano inutilizada durante varios minutos en los que temblaba. -Ven, dime... ¿Cómo crees que están las quemaduras?- Le preguntó después de que Karura hubiera hecho su aparición. Akatsuki se dio prisa en quitarse algunas vendas que tenía por el cuerpo, solo llevaba dos días con ellas y se le había hecho una eternidad cada uno de los minutos que pasaba consciente.

-Yo cada vez las veo peor...- Dio un suspiro dándole su sincera opinión. Puede que en realidad estuviera mejorando, pero él no sabía distinguirlo. Luego señaló con el dedo índice izquierdo los cortes y agujeros que estaban casi por la misma zona que las quemaduras. -Pero esto, está mejor, creo ¿Verdad? Es menos preocupante.- Le comentó desviando la mirada hasta la mano derecha, para ver si ya la podía mover.

por **Karurauatsuurei** Sáb Sep 27, 2014 12:51 pm

Hace unos días Akki volvió a casa directamente de un médico; todo magullado, lleno de lesiones y quemaduras. Cualquiera de estas era lo suficiente grave como para dejar convaleciente a un hombre normal sin importar la constitución; sin embargo, Akki era un demonio. Cualquier laceración sobre órgano o piel se curaba y se regeneraba sin problemas. Ni siquiera se alimentaba de alimentos, sino de sexo. Se acercó a él con una sonrisa abierta y condescendiente, como una madre atendiendo a un hijo.

Con un movimiento de su mano, un sello en el dorso de la contraria comenzó a brillar. Se incendió sobre la piel hasta quedar un rastro de cenizas. Cada vez que hacía eso, se quejaba de falta de movilidad, de una parestesia molesta; era como un calambre que sólo duraba un tiempo para luego volver a la normalidad. Karura entornó los ojos, molesta; esperó que no necesitase invocar al dragón en mucho tiempo.

Se quitó la venda del brazo derecho, que aún presentaba la piel enrojecida, salpicada de algunas ampollas pequeñas, de color amarillo. Recordó que su médico aconsejó no estallarlas. Las demás zonas vendadas estaban igual, pero se recuperaban a un ritmo frenético, incesante. Al lado de las quemaduras habían también laceraciones, unas en forma de cuña, y otras más redondeadas que le recordaban a balazos de pistola. Así era el trabajo de una brigada; eran los gajes del oficio.

—No; estan curando. Pero aún falta tiempo —dijo la elfa—. Te curaré las más graves.

Retiró las gasas adhesivas y las vendas, limpió las heridas con agua oxigenada con un paño suave, con una delicadeza casi angelical. Luego sustituyó los cobertores sucios y manchados de sangre por otros limpios, empapados con agua fresca. No era una enfermera, pero trabajaba con el destajo de una, como si no fuera la primera vez que tuviera que atender a un herido.

por **Akatsuki Ousawa** Lun Sep 29, 2014 7:18 pm

En cuanto Karura se le acercó, le sujetó una mano suavemente para acariciarla moviendo los dedos y atrayéndole un poco más hasta él. Le gustaba mucho que estuviera tan cerca, así que aprovechó para hacerle sentar a un lado y darle un beso en los labios. Fue corto, pero igual de cálido y delicioso que siempre, con rozarle los labios se conformaba. No continuaba porque quería seriamente que le curase como ella había dicho, lo más grave, pues ya se encargaría él de hacer desaparecer otras heridas, sin dejar rastro, como si nunca hubieran estado ahí. Sin decir nada, trató de aprenderse todo lo que hacía, por si en otra ocasión se veía en las mismas, siempre y cuando tuviera las manos operativas para curarse a si mismo, cosa que en este caso, estaba a medias.

-...- No sentía ningún tipo de dolor, Karura se encargaba de hacerlo todo con delicadeza y dedicación. Durante unos segundos, distrajo su atención de la elfa para centrarla en la ventana, en la lluvia que golpeaba el cristal y lo dejaba todo lleno de gotitas que recorrían la extensión de forma irregular, juntándose entre sí para llegar a acumularse en el alféizar y precipitarse hasta la calle. -Hm... Mghm... Karura...- Retornó la mirada hacia ella, mientras terminaba de desinfectar las heridas y cambiar las vendas. -Quiero salir... ¿Me acompañas? Será divertido.- Le preguntó mirándole a los ojos fijamente. Dio un suspiro de alivio, porque el agua fría se sentía muy agradable y aún más las manos de Karura rozarle la piel de vez en cuando.

-Ya sé que está lloviendo, pero justo por eso, me gustaría estar fuera un rato y yo solo no puedo.- Había recuperado la sensibilidad en la mano derecha, por lo que sin pensárselo, rodeó la cintura ajena y recostó la cabeza sobre el hombro derecho de la drow. Era como un niño intentando convencer a su madre, pero es que si ella no quería salir y se negaba, se vería obligado a permanecer en casa y perderse el tiempo del exterior. Poco a poco iba estrujando con cariño a Karura, pudiendo oler su cuello y además, besarlo con dulzura.

por **Karurauatsuurei** Lun Sep 29, 2014 11:08 pm

Como era de costumbre el General aventuraba besos que ella correspondía sin problema. A Karura le encantaba sentir el tacto cálido de los labios, además de los dedos ásperos que la sujetaban con seguridad y firmeza. Era como un placer prohibido que al estar vedado socialmente en una sociedad monógama, le era aún más delicioso.

Se fijó que al terminar, Akki se fijaba en la ventana que daba a la calle. Afuera arreciaba una lluvia espesa, plomiza. Caía con un murmullo sobre el vidrio de lo más tranquilizador, como chispas frías que se derramaban en el cristal y descendían a toda prisa. Cualquiera diría que era un día triste, borrascoso; pero a Karura le gustaban esos días y podía pasar horas y horas observando las gotitas de agua cayendo del suelo. Le encantaba apreciar el barro, percibir el olor a tierra mojada. Lo mejor de todo es que el sol no asomaba. Los días eran oscuros, y ella podía abrir bien los ojos y explorar mucho mejor el mundo de la superficie.

Karura no contestó directamente a la petición que le hacía Akki, sino que se reía. El peliazul la había atrapado con un brazo y la recargaba contra su pecho vendado y desnudo, con intenciones de besarla en el cuello. La elfa se sonrojó y se escabulló con facilidad de él; era una buena escapista.

—No puedes. Allí afuera hace muy mal tiempo. Te resfriarás.

Lo rodeó hasta colocarse detrás y echarse encima de sus hombros, apoyando los codos. No parecía hacerle daño hincándole el hueso ahí. De cualquier manera, sus músculos eran como un almohadillado cómodo para los brazos delgados y menudos de la morena. Rodeó su cuello con estos, inclinándose más, hasta poder darle un beso en la mejilla derecha.

—Si amaina; saldremos juntos —le prometió.

por **Akatsuki Ousawa** Miér Oct 01, 2014 12:48 am

Cuanto más miraba y escuchaba la lluvia, más ganas tenía de salir a la calle. Karura se escapó de su abrazo, pero él no hizo nada por impedirlo, no quería moverse demasiado, además se desanimó un poco cuando ella le dijo que no iban a salir. Desvió la mirada hacia el suelo, fastidiado por dentro, pues a él le daría igual ponerse enfermo, no se preocupaba por eso, aunque valoraba que Karura se comportara como su madre, que se preocupara por él. Esbozó una pequeña sonrisa por el beso y luego adoptó la expresión anterior.

-Salir sin lluvia no tiene gracia, pero si no hay otra opción...- Le respondió dejándose caer hacia un lado, pudiendo verle desde ahí. Con una mano atrajo el cuerpo ajeno para que estuviese tumbada también, al menos así se sentía más reconfortado, solo abrazado a ella. -Si empieza una tormenta mientras estamos fuera, no te dejaré volver a casa.- Le pareció bien pensar eso, pero era una probabilidad misteriosa, podía tanto volver como escampar hasta el día siguiente o incluso mucho más tiempo.

-Mientras... Me hará sentir bien estar contigo.- Se dio la vuelta para quedar cara a cara con la elfa y le acarició la mejilla izquierda con una mano. Casi como todo el mundo, cuando estaba mal tenía sus momentos más cariñosos. -Yo te quiero mucho ¿Sabes? Nunca te lo había dicho.- Se acurrucó contra su cuerpo con ciertas intenciones de descansar disfrutando del calor de un cuerpo junto al suyo, eso era lo que más le gustaba y relajaba. -Estás muy caliente, aunque puede que yo esté muy frío.- Le dijo sin pensárselo ni un segundo.

por **Karurauatsuurei** Miér Oct 01, 2014 7:40 pm

Akki estaba pedigüeño e insistente, y de ninguna manera la elfa lograba entender sus remilgos. Sólo un niño pequeño disfrutaría bailar con los brazos abiertos bajo una lluvia abundante, y tendría que afrontar sus consecuencias después.

—En primer lugar; si hubiera una tormenta, nunca saldría de casa —replicó.

Karura se vio envuelta entre sus poderosos brazos y promesas vagas de amor. Aquel hombre tenía una forma muy curiosa de amar. La sociedad Drow no tendría problemas en aceptarla, cuando la mayoría de los casamientos poligámicos incluyen a un hombre y varias mujeres. Soltó una risotada, aún esquiva, y huyó del sillón cuando quiso acercarse a ella y abrazarla. Le gustaba sentir el calor de su cuerpo, los fuertes brazos musculosos sosteniéndola; sin embargo, nunca estaba de más desesperarlo un poco.

—¿Qué crees que pensaría tu esposa si escuchara eso? —se tapó los labios con dos dedos—. Seguro que nada bueno.

La ocurrencia hizo que estallara en risas. El General nunca había destacado por los piropos sutiles, sino por las palabras rudas y directas. Saltó por encima del sillón doble. Este formaba un círculo alrededor del televisor junto con el sillón individual donde se repantigaba Akki, totalmente inmóvil, como si estuviera tullido. Karura se sentó sobre uno de los cojines para apoyar los talones sobre el lecho, cruzar los pies, y observar cautelosamente a su General en una posición la mar de cómoda. Los ojos entornados brillaban con interés, querían saber si sería capaz de levantarse para acercarse a ella.

Fuera, las precipitaciones se habían convertido, poco a poco, en una llovizna dulce que golpeaba los cristales como pequeñas piedrecitas. Estaba por amainar.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Oct 02, 2014 12:30 am

La elfa se le escapó una vez más, él le dedicó una mirada inquisitiva, entendía que quisiera "jugar" con él, pero en ese preciso instante no le hacía mucha gracia, sin embargo, en su rostro no había molestia por eso. Si estaba intentando hacerle sentir culpable por lo que estaba haciendo, no iba por buen camino. Akatsuki no se arrepentía de nada de lo que decía o hacía, esta no era una excepción, por lo que se movió un poco en el sillón, siguiéndole con la mirada, quejándose de vez en cuando, para contestarle con total tranquilidad.

-No me importa lo que piense, tampoco lo que me diga.- Respondió tajante. Digamos que Catherine no tenía ningún derecho a quejarse porque ya sabía a lo que se atenía estando con él, a pesar de que estuviera enamorado de ella, seguía sintiendo deseo por más personas, aunque Karura era algo diferente, no sabía el qué, pero no era cualquiera, ni mucho menos. -Hng... Te pillaré.- Se sentía provocado, parecía que Karura le "restregaba" que ella podía moverse sin ningún problema. Quiso demostrar que tenía la voluntad suficiente como para hacer lo mismo.

-¡Aay!- Exclamó al apoyar los dos pies en el suelo, después de impulsarse con los dos brazos. Se aferró con una mano al posabrazos del sillón y cogió aire, en ese momento un calambre le recorrió todo el cuerpo, cuanto más se movía peor se sentía. Los pies estaban cubiertos por unos calcetines azules y estos eran inestables, pero porque uno de ellos estaba fracturado, de echo. Aún así se soltó y caminó despacio hasta donde estaba la elfa, quien parecía divertirse mucho viéndole sin poder andar con normalidad. Dio un suspiro al volver a sentarse.

-Que mala eres...- Bromeó, acercándose a sus labios para depositar un beso suave, pero al separarse, quiso más e intensificó uno nuevo, introduciendo la lengua y entrelazándola con la ajena. Le hacía cosquillas y eso le resultaba agradable y placentero. -Ya llueve poco... Vámonos.- Le pidió de nuevo, ella lo había dicho y le obligaría a cumplirlo. Aún tenía la esperanza de que la lluvia se intensificara cuando ya estuvieran lejos de casa. -Iremos despacito.- Le dijo, volviendo a hacer el esfuerzo para ponerse de pie.

por **Karurauatsuurei** Jue Oct 02, 2014 6:32 pm

En aquel momento, Karura no podía sino lamentarse por Catherine. Aquella poca moral no pertenecía a un hombre casado, y la había dejado tan patidifusa, que en un principio no supo que responderle. Sonrió complaciente y esperó a que llegara hasta el sillón, trastabillando y maldiciendo a su pierna mala.

—El dolor nos hace seres vivos, nos hace madurar; verte así herido me hace darme cuenta de que aún sigues vivo —dijo Karura, entreviendo los ojos brillantes.

Akki se lanzó hacia ella como una bestia hambrienta. La envolvió entre sus brazos y la abrazó mientras le presionaba la boca en un beso torpe y desesperado. Karura aprovechó para tomarle suavemente de las mejillas y lamerle el bermellón rojo del labio. Luego, cuando escampó, la invitó a salir. Karura fue delante para abrirle la puerta, y después, bajaron unos cuantos escalones hasta una pequeña zona ajardinada y cubierta por un muro enladrillado, pintado de blanco; apenas superaba los dos metros y medio de altura.

Cruzaron una pequeña verja y se encontraron en una ancha calle residencial, tranquila, poco transitada. Se olfateaba la humedad en el aire, el olor suave a la hojarasca que se desperdigaba por el asfalto de la carretera salpicada de pequeños charcos de agua. Unos árboles enormes de ramas extensas cubrían todo el ancho saliendo de parterres cuadrados excavados sobre la acera. El tronco se rodeaba con un fino matojo de arbusto verde, bien cortado.

—Muy bien; ya estamos fuera. ¿A dónde le apetece ir el General?

por **Akatsuki Ousawa** Jue Oct 02, 2014 11:10 pm

Por mucho que le desagradara lo que sentía, la elfa tenía razón, sobretodo cuando recordaba haber conocido a una criatura no-muerta que se desmembraba porque no sentía nada y no podía morir, cosa que no había podido comprender. Se rascó el pelo cuando eso se le vino a la mente y sí, por un momento agradeció sentir cada una de las heridas. Akatsuki fue a coger una zapatilla, pues no quería cubrirse el pie que le dolía y que tenía vendas debajo del calcetín, pensaba no apoyarlo, pero sabía que lo haría de vez en cuando. En cuanto estuvo listo fue despacio hasta la puerta que Karura tuvo la gentileza de abrirle y sujetándose un poco en ella y en las paredes, bajó las escaleras. Fuera de la casa, respiró una gran bocanada de aire fresco, la brisa primaveral le golpeaba el rostro de frente.

-A dar un paseo, a donde sea que lleguemos.- Se sujetó suavemente a Karura y empezaron a andar, apoyando él muy poco el pie izquierdo, lo suficiente como para no sentir dolor, no dejaba el peso recaer ahí. Las hojas de los árboles florecientes bailaban al son del viento. La calle se extendía hasta donde alcanzaba la vista, pero había otras que cruzaban perpendiculares y paralelas a donde estaban, pero por ahora no quería girar por ningún lado, por allí estaba bien. No pasaban coches, no había niños fuera, no había gente hablando, solo la tranquilidad que solo los días lluviosos y tormentosos entregaba. Solo algún rezagado que ya estuviera fuera, intentaba llegar a casa totalmente empapado. Todas las casas de aquella parte de la ciudad, estaban rodeadas de murallas de diferentes colores, pero más adelante, habían rascacielos.

-Ya sé... Vamos a ver la Torre del Espacio.- Le dijo sonriente. Recordó que una vez le dijo que irían a verla y aunque no pudieran subir, al menos podrían admirar su altura y su belleza desde abajo. No sabía si la torre tenía alguna utilidad o era solo mera decoración, sin embargo pensaba fervientemente que si era tan alta y desde ahí se podían ver los otros dos continentes, seguro que la utilizaban para ver los dirigibles ofensivos de Chaos o la marina de Tempus. -¿Sabes? Me gustaría ir a una feria por mi cumpleaños. Nunca he ido a ninguna y no sé cuándo es la próxima, pero lo podemos mirar.- Le comentó entusiasmado. Algunas personas decían que eran divertidas y otras se quejaban por el exceso de luces y música estridente, así como de los dulces insalubres, pero a él le gustaría probar una vez al menos.

-Sé que hacen una todas las estaciones. Recuerdo que hace un par de meses celebraron una victoria de Spatium, pero no sé bien cuál de todas las guerras.- Por más que hizo memoria no tenía ni idea, él no había vivido demasiadas y esperaba que la que se avecinaba no fuera un desastre. Se paró un momento y suspiró un par de veces, le resultaba bastante cansado caminar de esa manera, pero prosiguió sin decir nada. La zona residencial había pasado a ser más comercial, seguía habiendo casas, pero había muchas más tiendas y restaurantes por todas partes. El centro de la ciudad no estaba muy lejos, quedaban unas cuantas calles en línea recta y luego otras tantas hacia la derecha para llegar a la gran plaza.

por **Karurauatsuurei** Miér Oct 15, 2014 12:49 pm

Torcieron en una intersección y se encontraron en la bocacalle de una enorme avenida, ancha, populosa; se prolonga hasta el centro de la ciudad, donde se levantaba, orgullosa, la Torre del Espacio, allá a donde decidieron ir. Los carros achaparrados, de faros lumínicos, propulsados en dos ejes; aquellos que una vez Karura había visto como imponentes rarezas ahora dominaban el escenario. Veía que las ruedas patinaban en los charcos y salpicaban vigorosamente la acera. Por ese motivo, Karura se alejaba tanto del margen del asfalto.

Los pocos transeúntes con los que se topaban venían del trabajo, cansados, empapados hasta la médula, enfundados en ropa de abrigo. En el aire se respiraba un frescor húmedo y dulce. Era como si la lluvia y el viento disipara toda la contaminación. Los desechos que expulsan las máquinas del hombre y que Karura tanto detesta. A los lados los edificios aprecían crecer, y ademas de ventanas y cristaleras en fila, a ras de suelo podían verse los escaparates lustrosos, las puertas dobles, entreabiertas, de los restaurantes y hostelerías.

Mientras caminaban, Akki le habló sobre las ferias que se celebran en Spatium. Todavía estaba por acontecer la de primavera; en esta montaban un hermoso parque temático, se celebraba una gran fiesta, y todos podían disfrutar de bebida, comida y diversión en abundancia.

—Nunca he estado en una feria —caviló durante un momento, girando la cabeza hacia él—. Me gustaría mucho ir contigo —y luego añade, como puntualizando un inciso— ...aunque no me gustan las guerras.

Acabó cogiéndole del brazo con la mirada tímida desviada de la suya.

—Si algo pasa, nosotros tendremos que estar aquí para defender la ciudad. A los que envían al frente son a los soldados; si, a los soldados —dijo, como si se estuviera convenciendo con sus propias palabras.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Oct 16, 2014 9:21 pm

Lo que le apenaba de las ferias era que al venir muchos turistas, también aumentaban las probabilidades de un ataque revolucionario, siempre se mandaban a las tropas a patrullar especialmente los días que duraban, a él nunca le había tocado y era por eso que no había podido disfrutar de ninguna, aunque sabía que estando de servicio no iba a poder hacer nada más que caminar durante toda la jornada. Mientras andaban, se fijó en algunas urbanizaciones, en las que varios de los inquilinos salían a la terraza aún después de la lluvia, confiados en que no caería más para secar las ropas. No pudo evitar ver eso como una auténtica tontería, a veces dentro de la casa se secaba mejor, había otros métodos con más sentido en los días nublados y especialmente húmedos.

-Genial, ya tenemos plan. A mi tampoco me gustan las guerras, son masacres y a menudo ni siquiera se sabe el motivo de la batalla.- Le respondió apoyando la mejilla izquierda sobre la cabeza de la elfa, que se le había abrazado. Ni siquiera él sabe el por qué se enfrentan los tres reinos, nunca consigue comprenderlo, el verdadero problema reside fuera, son aquellos que preparan un golpe de estado. Akatsuki no le guarda rencor a ningún reino y por mucho que intenta convencer al ministro de que no aliente a la guerra, no lo consigue. Tal vez debiera decirle a Karura que ella es una de las soldado que mandan a pelear, pero si lo hacía, seguro que estropeaba el día. Igualmente, siempre podía intentar apañar un poco las cosas para que Karura no tuviera que ir.

-Uumm... Yo conozco a ese hombre.- Se le quedó mirando. Era un joven de mediana edad que iba abrigado pero empapado, una de las múltiples víctimas del aguacero que acababa de caer. Ataviado con un abrigo negro y sin paraguas, se daba prisa en cruzar la calle paralela a la de ambos, Akatsuki estaba seguro de que había salido de trabajar hacía poco rato. -Es mi doctor ¿Le recuerdas?- Le preguntó a la drow, sin quitarle la mirada de encima, aún siguiéndole a pesar de los coches que le dificultaban la visión. Si le veía se enfadaría por haber salido de casa cuando este le había ordenado estrictamente que no lo hiciera, sobretodo estando con Karura. Era como ponerle un pescado delante a un gato y decirle que no se lo comiera.

-No recuerdo cuando tenía que volver a verle ¿Y tú? Creo que no estaba consciente.- No era tan descuidado ni olvidadizo, si le hubiera escuchado, lo tendría en la cabeza el día entero, para que no se le pasara la fecha. A lo mejor deberían acercarse para saludar, pero las tiendas de dulces que rodeaban la Torre del Espacio eran muy atrayentes, la rotonda llena de florecillas de colores chillones, divididas en parterres rectangulares bordeados en piedra, también captaban su atención.

por **Karurauatsuurei** Lun Oct 20, 2014 9:01 pm

Karura se le quedó viendo durante un instante, luego giró hasta Akki. Una sonrisa demarcó sus labios, muy traviesa.

—Si te encuentra, seguro que te echa una buena bronca —rió la elfa—. En cuanto a eso, no debes preocuparte. Lo tengo todo bajo control.

Le tomó de la mano buena para llevarlo a un callejón estrecho. Allí, Karura oteó desde la esquina, espiando al hombre que paseaba por la acera de enfrente. No tardó en desaparecer en la próxima intersección; fue cuando se sintieron más seguros. Akki esperaba detrás las buenas nuevas.

—Se ha ido —informó ella, doblando el rostro hacia él con la mirada cargada de complicidad. Le guiñó el ojo.

Allí fuera no había nadie, al menos, que pudiera perturbar su paseo tranquilo. Siguieron hasta el centro, donde las calles confluían en una enorme plaza. La torre se sostenía por cuatro poderosas patas, rodeadas por un arriate enorme de césped y pinos altos. La hierba estaba húmeda, y los árboles rezumaban rocío. Se respiraba un aire fresco, primaveral. Karura llevó a Akki hacia el centro, pero allí vieron que las escaleras se encontraban precintadas por la brigada. Un hombre de mediana edad, de alta estatura, e incipiente barba recortada; guardaba el paso. Por encima de ellos se alzaba un amalgama de túbulos y construcciones rectas, entrelazadas; juntas, formaban la enorme torre que se reunía para formar un solo pináculo, alto y esbelto, que apuñalaba con furia el cielo. Proyectaba sombras dispares en el suelo, proyectadas por un sol débil y abotargado, pero cada vez más fuerte con la venida de la primavera.

El hombre alzó la palma derecha cuando se acercaron.

—Lo siento. Hoy no se permiten visitas a la Torre del Espacio.

Karura un mohín de fastidio, prensando los labios. Luego, notó la mirada aguijoneadora del guardia. Ya se había acostumbrado lo suficiente a los ojos afilados y rechazadores de la gente, pues, no mucha gente había visto a un Drow.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Oct 23, 2014 12:35 am

Akatsuki se dejó esconder y recargó la espalda sobre la pared, manteniéndose solo con un pie, relajándose un poquito. La mano más fuerte se mantuvo apoyada sobre el hombro izquierdo de la elfa, mientras esperaba a que le dijera que podían continuar con su "romántico" paseo. Las miradas se cruzaron y se incorporaron de nuevo en la gran calle principal, sin riesgo alguno de encontrarse con nadie más indeseado. Mientras llegaban a la plaza, dejó de sujetarse en el hombro de Karura para hacerlo con su cintura, sentía que al estar así de pegados, si tropezaba por sus dificultades para caminar, ella aguantaría mejor el tirón. Un camión tocó su desagradable bocina y le hizo ladear la cabeza, para quedar medio empapado al pasar el vehículo sobre un gran charco. Ni siquiera estaba cerca de la carretera y aún así le había llegado a la mitad del cuerpo. Bufó molesto y al fin llegaron hasta la entrada de la Torre del Espacio.

-¿Por qué no se puede entrar? Hoy no es festivo, ni fin de semana.- Preguntó curioso. Por algunas ventanas de la torre se podían apreciar aparatos que él desconocía, era muy difícil distinguirlo, estaba demasiado lejos. El guardia no hizo gesto alguno, pero al menos se dignó a responder. -Se están llevando a cabo reformas para facilitar el futuro acceso y aumentar la seguridad de los ciudadanos.- Les dijo seriamente. Según tenía entendido, en la Torre del Espacio solo habían escaleras y era tan alta que la gente se podía tirar casi un día completo en llegar arriba del todo. Llegaba hasta las nubes y ahí se perdía la continuación, no alcanzaba el espacio, pero casi. Para poder observar los otros continentes, debía ser increíble, por lo que si ponían ascensor o plataformas de transporte, mucho mejor, sobretodo porque él en ese día estaba cojo y no podría subir nada más que uno o dos pisos. Antes de marcharse cayó en algo.

-Eso está bien, una cosita ¿Sabe cuando es la próxima feria? El Festival de la Primavera.- Concretó. No estaba de más saber la fecha ya y poder planear las cosas con tiempo. El General esperó a que el hombre hiciera sus cálculos, que contara los días y se diera cuenta del hermoso jueves lluvioso que era. -El Festival de la Primavera se celebrará en tres semanas, pero antes está la fiesta del Hanami en la ciudad Ba Sing Se. Es la semana que viene, del lunes al jueves.- Dijo asintiendo, convenciéndose de que los datos eran totalmente correctos, no por nada se había quedado unos minutos pensando. No estaba seguro de irse a la otra ciudad si no se curaba en menos de esa semana, pero ya lo consultaría con Karura, ahora que tenían tiempo para ellos solos. Por ahora le agradeció al guarda su información y se despidió amablemente, para alejarse por la rotonda hasta el otro lado.

-¿Qué tal si vamos a tomar algo y nos sentamos?- Le sugirió queriendo descansar, tanto apoyar el pie malo para andar, aunque fuera suave, le estaba resultando demasiado desagradable.

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Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
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Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

Como dos gotas de agua. [Karura]

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater