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¿Limites Necesarios? [Takumi]

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Privado ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Isela A. Ichinose Miér Jul 29, 2015 4:19 pm

¿Límites Necesarios?
El frio de la tarde mecía los cabellos de la fémina con delicadeza absoluta, ella se mantenía relativamente tranquila, sonreía de tanto en tanto y observaba con curiosidad lo que acontecía a su alrededor…La realidad era que se sentía por momentos un poco insegura ante el recuerdo de aquel reino, no podía mentir, por dentro aguardaba fuertes remanentes del profundo odio que poseía por Tempus. Le costaba controlarse más de lo que podía admitir, aunque bien cabía destacar que en esos instantes ella prefería ocultar todo ese tipo de emociones bajo una bonita sonrisa.

Durante días había estado insistiéndole al mayor tras darse a conocer de los barcos para usos “militares” que se construían en cierta zona que ahora estaban visitando. Ciertamente el precio de los mismos era elevado, y solo personas contadas con los dedos de una mano poseían alguno en su haber…no era precisamente un objeto que estuviera al alcance de cualquier aficionado, pero claro…Isela se había encaprichado con cierto modelo desde un primer momento en que lo vio. Tenía más que sabido que abordar a Takumi nunca era tarea fácil, después de todo no estaba pidiéndole alguna prenda bonita, una mascota o un ramo de flores…no, la caprichosa pero pretenciosa hibrida había posado su atención en nada más ni nada menos que en un conjunto de acero de última tecnología. Un arma de destrucción importante si se encontraba siendo maniobrado ante las manos correctas.

Podía notarse ese porte elegante pero delicado que la muchachita daba paso a paso y aunque no lo reconociera estaba de verdad emocionada, podía notarse en ese pequeño brillo en sus ojos violáceos. De forma cuidadosa rodeó el brazo derecho del mayor con sus manos al mismo tiempo que ladeaba el rostro para observarle mejor, notándolo particularmente serio, más que de costumbre…algo que ciertamente podía incomodarla un poquito. –Estoy contenta, gracias por venir conmigo. Umh…e-este…si te gusta…¿puedo tenerlo?- Cuestionó bajito, ya que horas antes en aquella mansión bien él había recalcado que primeramente irían a verlo, pero no le había prometido absolutamente nada de comprarlo. Desvió la mirada hacia el frente, arqueando una ceja…replanteándose el hecho de que quizás estaba siendo bastante exigente con sus gustos, claramente ambos sabían que la pequeña hibrida no lo quería por mera charlatanería. Isela adoraba todo tipo de armamento militar, quizás era ese el único resabio de su vida como ex vicealmirante que aun perduraba en ella.

La brisa gélida le permitía sentir su propio perfume, uno que normalmente usaba y era conocido como “midnight poison”, tan delicado como sutil pero con su justa impronta, al menos de aquel modelo que solo empleaba en un par de pequeña gotitas sobre su cuello. Respiró con calma, aquel demonio imponente era el único ser con vida capaz de hacerla estremecer…sin lugar a dudas, ella consideraba que podía hacer en el mundo lo que quisiera a gusto y placer, transgredir cualquier límite de lo pensado menos uno. Takumi era claramente ese límite, puesto que sentía no solo amor por él, también devoción pero respeto…¿miedo?, seguramente también había un poco de ello, pero la revolucionaria no era ninguna estúpida, ni en sus sueños más bizarros sería capaz de plantársele en contra.
mikae © Savage Theme
Isela A. Ichinose
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Ichinose Takumi Mar Ago 04, 2015 10:04 am

¿Limites necesarios?
Isela Astartea Ichinose & Takumi Astaroth Ichinose

El revolucionario de ojos plateados se encontraba por aquel momento abrazando a su hermosa esposa mientras caminaban por los canales de ciudad ichi, en aquel momento ambos se encontraban sosegados y observaban su entorno tranquilamente. Mientras el vigilaba que no estuviesen siendo seguidos y ella parecía soñar de vez en cuando con aquel “Jugete” nuevo que deseaba adquirir. Quizás, vistos así cualquiera pensaría que ellos eran una pareja normal, aunque ciertamente estaban  bastante lejos de serlo. Lo cierto e innegable era que ambos se cuidaban entre ellos y buscaban el bienestar ajeno, cada uno a su propia manera y de diferente forma.  Pero al final de todo cuando las luces se apagasen para ellos, lo único que se llevarían de la vida que llevaban ahora era la promesa de volver a encontrarse y amarse muchísimo más que antes. O en el caso del dominante azabache, se llevaría la promesa de amarla, por primera vez y de verdad, más que a nadie en el mundo.   Sin embargo, aún faltaba muchísimo tiempo para que esto se volviera realidad por lo que el revolucionario decidió alejar aquellos pensamientos y continuar caminando para llegar al inmenso galpón donde aquellos barcos clandestinos esperaban ser vendidos, esto era peligroso, pues nunca se sabe cuándo la marina puede interferir en aquel tipo de negocios. Ciertamente no le importaba demasiado luchar contra unos soldados de clase baja, pero lo que realmente no deseaba era que la naturaleza carmesí de la menor aflorara en aquel lugar. Estaba seguro de que estando donde estaba, la fémina no dudaría un solo segundo en reducir la ciudad a cenizas si le daban una excusa para lograrlo.

Claramente Astaroth se encontraba serio, muchísimo mas que de costumbre y aquello podía notarse por que llevaba su ceño muy apenas fruncido mientras caminaba llevando entre sus labios uno de sus ”Gitanes”, el décimo quinto del día. Claramente tenía sus dudas sobre regalarle aquella maquina destructiva a su esposa, después de todo lo que habían pasado confiaba en ella y aquella era la única razón por la que podría siquiera considerarlo. Si otra persona hubiera simplemente mencionado aquella idea el revolucionario le hubiera asesinado con la mirada y ni siquiera se hubiera molestado en contestar, pero siendo la menor quien era aquello no funcionaba con ella. Aún así, primero se encargaría de comprobar que ella apuntara su nuevo “Juguete” en la dirección correcta. Teniendo en cuenta que ella había sido en un principio una vicealmirante aquello no debería ser un problema.
-No lo sé, lo veremos cuando llegue. – Aquella era la mejor respuesta que el revolucionario podía dar por el momento, pues aún no estaba seguro de si lo que hacía era beneficioso para su revolución o de si estaba preparando su propia derrota al darle tal poderoso elemento de destrucción a una mente no tan estable como se desearía.

Una vez que llegaron al lugar de encuentro, Astaroth procuró dar dos golpes pausados sobre la puerta de metal y finalmente tras esperar unos seguros dar un tercero como había sido acordado con anticipación.

-Si vez alguna señal de la marina quiero que los asesines a todos los presentes. –Musitó el mayor penetrando en las barreras mentales de la hibrida mientras un hombre robusto y de complexión grande abría la puerta y les permitía la entrada al lugar.

No habían ido allí por problemas, ni mucho menos por asuntos revolucionarios. Simplemente el demonio mayor se había rendido a la idea de ver aquel artefacto de guerra tras la pura y completa insistencia de su esposa, que llegó a tal punto que incluso llegó a pedírselo mientras hacían el amor. Siendo aquel el único momento donde el revolucionario podría aceptar una propuesta como aquella, incluso aunque no se diera cuenta de ello por estar concentrado en otro tipo de cuestiones. Si la fémina poseía algo, eso era astucia y un cuerpo que hervía la sangre de aquel demonio puro. Y es que así era aquella pareja tan inusual, la palabra normal no podría definirles de ninguna forma pues en uno u otro sentido ellos siempre eran diferentes e increíblemente especiales por sobre todas las cosas.  

El lugar al que había ingresado era un enorme galpón donde habían guardados 12 inmensos barcos, finalmente la pareja fue recibida por un hombre baja estatura  y ojos sumamente rasgados que llevaba una sonrisa maliciosa en el rostro que al azabache le resultó bastante repulsiva. Si quería conservar aquellos ojos, lo mejor sería que los mantuviera lejos de su esposa o el mismo se encargaría de arrancárselos. Finalmente, el hombre se presentó a la pareja como Mr. Sakaguchi, conocido contrabandista de Tempus que alguna vez había sido apresado en Arcadia. Por su parte, el revolucionario prefirió presentarse en aquel lugar simplemente como una pareja adinerada buscando excentricidades, reservándose el derecho de hacerle saber que estaba lidiando con la élite de los revolucionarios. Mr. Sakaguchi no necesitaba saberlo y estaba seguro de que su esposa comprendía aquello a la perfección. Finalmente, ambos comenzaron a caminar observando las inmensas estructuras que conformaban los barcos.

-¿Cual es el que deseas preciosa? –Inquirió el duque infernal apegando a su esposa un poco más a si mismo.


Hablo / Pienso / Narrro




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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Isela A. Ichinose Miér Ago 05, 2015 6:20 pm

Astaroth podía ser un hombre sumamente complicado, difícil de acceder o abordar…Isela lo sabía mejor que nadie y además…nada aseguraba que la jovencita no tentara la suerte al estarle insistiendo tanto con un mero capricho. Siempre cabían las dos posibilidades en concreto, una era que accediera como aparentemente estaba haciendo…Y la otra era que cansado de tantas insistencias reaccionara de mala manera. Esos pensamientos se repetían de manera continua en la mente de la hibrida, quien en todo instante mantenía una ligera sonrisa, feliz incluso por el simple hecho de pasar tiempo al lado de él.

Se encontraba un poco ansiosa, pero la sola idea de que miembros de la marina pudieran llegar le agradaba más de lo que podía admitirlo. Era tan simple como ello, no podía contener ni tampoco reprimir de manera tan fácil ese profundo deseo por acabar con Tempus y todo lo que estuviera relacionado al reino…Por otro lado, buscaba gobernarse, controlarse para no entorpecer ningún plan que pudiera arruinar o poner en riesgo lo que Takumi más amaba en todo el mundo. Simplemente le observó de reojo, aproximándose para robarle un rápido beso…dándole a entender que acataría a sus palabras como era de esperarse.

Aquel tipo estaba frente a ellos, particularmente era la clase de persona que a Isela le despertaba repulsión…Quizás pudo notarse en ese frio destello en sus ojos, mientras apartaba la vista con algo de indiferencia para posar absoluta atención en todos y cada uno de aquellos ejemplares titánicos de los mares. Claramente, el tipo quiso dar especificaciones o detalles técnicos de cada uno, a lo que Isela respondió con un movimiento de su mano derecha. Era obvio que estaba dándole a entender que se callara, porque no la dejaba pensar con propiedad.

Lo que menos necesitaba era un tipito molesto cuando bien ella como ex vicealmirante tenía conocimiento sobre barcos de casi cualquier índole. Suspiraba de tanto en tanto, hasta que finalmente observó sonriente a su esposo por encima del hombro izquierdo…Su brazo derecho se extendió, terminando por señalar con el dedo cierto ejemplar en tonalidades negras y grises…Volvió la mirada al barco militar, encogiéndose apenas de hombros. –Ese. Ese se ve perfecto, ¿verdad que si?- Fue ahí cuando se volteó con cuidado, aproximándose hacia él para colocarse en puntas de pie y rodearle el cuello con ambos brazos, de manera cariñosa. –Por favor…Takumiii- Susurró bajito, casi contra los labios del mayor, apenas rozándolos como si fuera a besarle aunque esa no fuera su intención.
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Ichinose Takumi Sáb Ago 15, 2015 7:22 pm

Aquel hombre de piel muy blanca casi pálida propia de un demonio, se mantuvo detrás de su esposa de forma tranquila mientras observaba con cuidado todas y cada una de las reacciones ajenas. Con cada acción de la fémina Astaroth juzgaba en una balanza moral la decisión de entregarle un arma tan poderosa. Ciertamente, la híbrida siempre había poseído un poder destructivo inigualable, que el había podido sentir con toda claridad hervir en el interior ajeno incluso al momento en que se vieron por primera vez mucho tiempo atrás en aquel mismo reino.

Sus ojos son de color gris casi plateado, un plateado muy brillante y llamativo viajaban de vez en cuando por la habitación, inspeccionando con cuidado el lugar del encuentro y cualquier tipo de actividad sospechosa. Sin embargo, el pequeño hombrecito que parecía haberles confundido por una pareja acaudalada parecía estar jugando limpio por el momento. Sus productos eran ciertamente de calidad, aquello podía verse fácilmente al observar el refinado metal utilizado para crear aquellos barcos. Estos parecían ser capaces incluso, de resistir un encuentro frente a frente contra 20 o quizás 30 buques de la marina. Eran verdaderas obras de arte, lo cual resultaba un problema en cuanto a lo económico. Pues Mr.Sakaguchi era conocido por ser un avasallante titán a la hora de hacer negocios e incluso contaban los rumores que era capaz de jugar con la mente de sus clientes para hacerles pagar el doble. Algunos aseveraban que el hombre tenía sobre sus hombros la protección de las familias nobles y mafiosas más ricas y poderosas de la ciudad. Aquel pequeño hombre que no valdría de nada en un enfrentamiento físico, había logrado utilizar su astucia e inteligencia para hacerse un camino en el bajo mundo hasta llegar a aquel punto. Quizás, la protección de aquellas familias eran la razón de que el únicamente contara con aquel guardaespaldas que les había abierto la puerta. Lo más seguro, era que los marines que se encargaban de vigilar aquella zona no aparecieran jamás, a cambio de algunos billetes de más en sus bolsillos. Sin embargo, si aquel pequeño ser pensaba que podría de alguna manera jugar con la mente del duque infernal estaba muy equivocado. Él, que era líder de los hombres libres de la revolución, que era un demonio de sangre pura y un ser cuya crueldad no conocía límites y fronteras jamás se dejaría engañar por una criatura tan insignificante como lo era aquel negociante.

-Preciosa mía, deseo que inspecciones bien ese barco hasta el mínimo detalle, este hombre es conocido por estafar a  algunos clientes que él considera “peces pequeños”. Como no tiene idea de con quien está lidiando, es mejor estar atentos –Pensó el demonio, deslizando aquellas palabras dentro de la mente ajena ultrajándola de cierta manera.

Por su parte, el azabache simplemente observó como la menor callaba a un sakaguchi que pareció disgustarse un tanto por aquella actitud sobrante y altanera que la hibrida poseía casi por naturaleza. Esto no hizo más que provocar una leve sonrisa de lado en los labios del demonio, que jamás se resistía a aquella mujer cuando se volvía completamente superior al resto de los seres, alcanzando un pedestal casi igual al suyo. Si, ciertamente si alguna vez el egocéntrico demonio llegaba a considerar a alguien como su igual, esa sería su esposa. Aquella actitud tan natural en ella solo confirmaba las sospechas del revolucionario de que sería total y completamente capaz de manejar con recelo aquella maquinaria de destrucción y potencia descomunal. Finalmente, la menor pareció decidirse por un barco que claramente reflejaba el espíritu de la revolución, del alma oscura de la fémina y del odio del demonio. Aquel poderoso e imponente barco era increíblemente perfecto, aunque claramente, Astaroth no dejaría ver aquello ante el pequeño vendedor que parecía estudiar ambos rostros de forma astuta y sagaz.

-Bien, veamos el precio. –Musitó el revolucionario hablando tanto para ella como para el hombrecito que al parecer deseaba vengarse por la “falta de respeto de la menor”.
Este sin demasiado esfuerzo alzó sus dos manos y estiró sus pequeños y regordetes dedos para mostrar el numero diez, afirmando luego que aquel barco le costaría a la pareja diez millones de soulinks. Una suma que si bien poseían, era infinitamente mayor al verdadero valor del vehículo. Aquella falta de respeto por parte del vendedor hizo que el azabache le tomara cierta cizaña, al final sería Mr Sakaguchi quien terminaría perdiendo en aquel choque. Quizás este pensaba que podía apretar duro a la pareja para que pagasen aquel precio, pero lo cierto era que quienes estaban en mejor posición eran los contrarios.

-¿Diez millones de soulinks? Eso es un insulto –musitó el revolucionario colocando un cigarrillo entre sus labios para luego observar a su esposa regalándole una mirada que claramente decía “preparate”. –El precio real de este barco seguramente debe rondar los ocho millones, sin embargo, debido a su insulto pagaremos únicamente tres. –Sentenció en revolucionario causando la cólera de el pequeño hombrecito que comenzó a despotricar en insultos contra el demonio, quien rápidamente lanzó a su esposa y segunda al mando una mirada de “ciérrale la boca”. Tanta era la combinación de aquellos dos, que no necesitaban ni siquiera comunicarse con pensamientos para saber lo que el otro estaba pensando.

-Antes de que nos vayamos de aquí, usted pagará encantado. –Afirmó el demonio alejándose para sentarse sobre una mesa que había en el lugar mientras encendía su gitanes. –Verá usted, mi esposa realmente desea ese barco y puede ponerse un poco inestable cuando no obtiene lo que desea. Usted, actualmente es quien se interpone entre ella y lo que desea. Debería aceptar el dinero que le ofrecemos tan cortésmente, guardarse sus palabras y cerrar el trato. O le aseguro que su amigo aquí presente no será suficiente como para salvar su vida. Está a punto de jugar en una ruleta donde no existen numeros ganadores... No importa que numero salga, usted pierde... –Aseguró el revolucionario, causando una risotada por parte del contrario, grave error. Por su parte el muchacho de cabellos azabache simplemente se mantuvo observando las reacciones de su esposa, pues sabía perfectamente cuanto deseaba aquel barco y cuanto le desagradaba aquel ser. Contaba uno a uno los segundos para ver cuanto tardaría en mostrar aquellos destellos carmesí que a él tanto le gustaban.
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Isela A. Ichinose Lun Ago 17, 2015 4:59 pm

La ex vicealmirante aún mantenía sus orbes puestos en aquella maquinaria de alto calibre, interiormente se moría por tenerlo porque sabía que en algún preciso momento se podría dar el lujo de usarlo y aplastar cuanto insecto se pusiera en frente de sus planes. Realmente no le importaba demasiado liberar a un “pueblo”, de los Novarums se caracterizaba por poseer un marcado deseo de destrucción al Lord y sus fuerzas sin importarle quien cayera en medio o cuanta sangre inocente se derramara…Lo cierto era que no culpaba lo ocurrido en Arcadia, Isela odiaba la victimización tanto ajena como más aún propia, lo atribuía a que simplemente sus deseos afloraban con fuerza…presuntamente ciertos instintos propios dignos de un demonio. Por más hibrida que fuera, los genes de Adramelech estaban en ella en una impía combinación con la de los seres celestiales, orgullosos, prepotentes y altaneros en perfecta armonía con el ímpetu de los demonios.

Ante aquella petición a nivel mental por parte del mayor simplemente arqueo una ceja sin dejar de observar el barco militar. Era más que obvio que no se dejaría estafar, mucho menos por una lacra como era aquel bajo comerciante que se creía importante únicamente por poseer la protección de algunas familias o incluso la nula intromisión de los marinos a cambio de ciertas sumas mensuales. La realidad era la siguiente, él no dejaba de hablar, despotricaba en contra de ambos de forma pedante…algo que llenaba de asco a la muchacha, a quien podía notársele tal malestar por la mirada fulminante que le dedicaba sin ningún tipo de recelo o freno. -¿Qué…?- Murmuró sin apartarle la mirada de encima, pudiendo sentir como su ritmo cardiaco iba acelerándose conforme pasaban los segundos entre tantas negativas o peros que aquel gusano vociferaba.

-Cierre la maldita boca- Ordenó en un tono de voz tanto imperativo como frio…la respiración de la chica se entrecortó unos momentos al mismo tiempo que tales bellos ojos violáceos con reflejos celestes iban mutando en tonalidades rojizas, poco a poco, como si estos fueran manchados por la sangre…opacándolos a tal punto de dejar tonalidades parejas casi como las del mismo rubí. Paso a paso fue aproximándose hacia el vendedor, manteniendo ambas manos detrás de la espalda, en esta ocasión simplemente podía apreciarse tal semblante perfecto en completa seriedad. Bajó la mirada con lentitud, posándola estrictamente ante los ojos del negociante déspota. Atinó a pronunciar unas palabras, pero nada salió de sus labios…solo pudo finalizar aquello con un rápido movimiento de su brazo derecho al descargar un puñetazo con firmeza sobre la nariz del tipito que tenía en frente.

-Hace semanas que estoy esperando por esta oportunidad y no vas a ser justamente tú el impedimento que no me permita poseer lo quiero- Admitió en ese estado, ligeramente ensimismada, ausente…totalmente carente de emociones de ningún tipo. El pie izquierdo se enterró con rencor y fuerza sobre la cara del vendedor, al mismo tiempo en que le hibrida iba ejerciendo presión constante contra el suelo de manera totalmente fría, decidida. -¿Qué clase de insulto ha sido este?, basura, lacra…me importa un bledo el trato que puedas tener con la marina de Tempus, pero te aseguro que hoy me iré con lo que he venido a buscar. Anda, habla, ¿te da la talla siquiera para continuar diciendo con esas estupideces?- A cada provocación que ella le dedicaba, ejercía mas presión contra su pierna, enterrando cuanto podía el pie sobre la cara ajena con notable cizaña.

La mano derecha de la fémina se deslizó sobre su propio muslo de igual lado, en lo que tomaba una de las armas de fuego que solía empuñar por mero gusto. Apuntó hacia el hombrecito reducido en lo que poco a poco quitaba el seguro del arma…deleitándose con el sonido metálico de tal acción. Desde su posición superior dirigió el caño en expresa posición al cráneo contrario. Una sonrisa se dibujó en tal rostro encantador, acompañando con una mirada vacía, carente de emociones o hasta podría decirse que de vida misma. -¿Cuánto vale tu vida?, ¿Cuánto crees que vale tu miserable y patética vida?. Habla, dilo, quiero oírlo ahora. Dame un solo motivo para no volarte la cabeza en este mismo instante- Susurró de manera filosa, complaciente, manteniendo en todo segundo el dedo índice sobre el gatillo…solo restando jalar de él.

-Empecemos de nuevo…Señor Sakaguchi, mi memoria me falla un poco últimamente. ¿Cuánto por ese barco?- Enfatizó, oprimiendo aún más su pie contra el rostro del desagradable ser.
Isela A. Ichinose
Isela A. Ichinose

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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Ichinose Takumi Mar Sep 01, 2015 7:26 pm

El revolucionario de ojos plateados observó aquel panorama tan violento con una mera expresión de vacío en su rostro, mientras un largo y fino cigarrillo se consumía entre sus labios poco a poco. Al parecer Mr. Sakaguchi  pronto comprendería que en su negocio había que ir siempre con cuidado, pues el pequeño pez de agua dulce acababa de conocer a dos inmensos tiburones del océano.  Por su parte el demonio simplemente se dedicó  observar y a escuchar atentamente cada uno de los gritos ajenos, aunque claramente él había notado algo que su esposa no pues nada escapaba a los agudos ojos del líder de los hombres libres de la revolución.

Bastante lejos de donde ellos se encontraban, casi en l entrada del lugar un hombre de aspecto grotesco, inmenso y lampiño sujetaba un arma con sus dedos gruesos y cortos buscando la precisión exacta para un disparo certero sobre el rostro de la fémina que por aquel entonces continuaba pisoteando al empresario. Sin musitar palabra alguna y en un fugaz y veloz movimiento, Astaroth desenfundó su arma de potente calibre y soltó un único disparo hacia aquel ser, culminando por arrebatarle la vida de forma definitiva.

-Parece ser que se ha quedado sin guarda-espaldas Mr. Sakaguchi, aunque supongo que ese es el precio de hacer negocios con los hombres libres de la revolución. –Musitó el pelinegro de forma filosa mientras observaba a aquel demacrado individuo en el suelo. –Retrocede preciosa, creo que Mr. Sakaguchi está listo para discutir los términos de nuestro acuerdo. –Sabía que la menor obedecería al pie de la letra y aún más en aquel momento en que la decisión de llevarse el barco a casa pendía de un hilo y el azabache podía cambiar de pensamiento en cualquier instante.

Por otra parte, el hombre de cabellos canosos, complexión delgada y ojos rasgados que se encontraba en el suelo con el rostro ensangrentado simplemente se dedicaba a observar a ambos con un profundo odio. Por su parte, el duque del infierno se mantuvo calmado e impasible además de siempre dueño de la situación.

-Verá usted, en este preciso momento usted tiene exactamente dos opciones. Una de ellas es rogarnos que aceptemos la oferta de los tres millones que hemos acordado y si decido que no nos ha injuriado demasiado la tomaré. La otra opción Mr. Sakaguchi, es que deje su vida en manos de mi esposa. Si ella decide perdonarlo entonces usted podrá vivir, pero si no es así… Quizás ella decida despellejarlo vivo, o tal vez debamos empalarlo en la plaza principal para dejar un claro ejemplo de lo que sucede cuando se nos falta el respeto. Usted decide… -Musitó finalmente el azabache cuya cruz dorada resplandecía sobre su pecho, era claro que sus palabras eran ciertas. El hombre había decidido jugar a una ruleta rusa en la que solo podía perder, pues el duque del inframundo, líder por derecho del ejército revolucionario controlaba todo a su alrededor inclusive el mismo azar y ahora era turno del contrario para decidir cuánto apostaba en aquel juego. Fue claro y preciso el hecho de que Mr. Sakaguchi era por encima de todas las cosas, un cobarde. Sin dudarlo un solo segundo se lanzó a los pies del revolucionario rogando por clemencia. Cierto sabor amargo recorrió la garganta del revolucionario ante tal conducta, por lo que tras evitar que este le tocara dejó caer tres fajos gruesos de billetes frente al comerciante que los recibió con una mirada trastornada, como quien desea ocultar el profundo odio de su interior. A cambio del dinero, estos recibieron la tarjeta de última tecnología que permitía el encendido de aquel artefacto.

-Espero por su bien que no esté intentando usar ningún truco sucio con nosotros, de lo contrario ni toda la marina de tempus podrá salvar su vida.  -Afirmó el muchacho mientras comenzaba a caminar junto a la fémina hacia el interior de aquel uque de guerra de ultima tecnología cuyo aspecto arcaico le había agradado en demasía.

-Bien es todo tuyo preciosa –Aseguró el pelinegro al llegar a la cabina de mando junto a ella y lanzarle la trajeta que le habían entregado. –Por cierto, lo mas seguro es que la marina intente detenernos cuando salgamos a mar abierto. Sería un buen momento para probar el estado de los cañones –finalizó en aquel momento el mayor mientras se recostaba contra una pared del mismo.
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Isela A. Ichinose Mar Oct 13, 2015 1:20 am

Había conseguido lo que tanto anhelaba, después de mucho insistir podía estar en paz tras conseguir el barco militar por mano de Takumi, nada más ni nada menos que su esposo. Un hombre de pocas palabras y actos crueles que de algún modo había acaparado por completo el corazón de la muchachita…Si, cierto era que Isela solo podía tener dieciocho años, experiencia nula si se la comparaba con la del mayor, sin embargo…ella se esforzaba por ser digna de estar a su lado…Claro…lo sabía mejor que nadie, poco a poco había logrado hacerse más fuerte únicamente para poder estar junto a él y no ser una carga, una simple pieza a quien tuviera que proteger ante el mínimo inconveniente.

La brisa movió los largos cabellos de la joven una vez más, con elegancia y de manera casi hipnótica o irreal. Solo podía observarle fijamente, con tranquilidad, únicamente porque él era ese único ser capaz de hacerle sentir amor, por quien daría su vida una y mil veces e incluso por la que dejaría todo orgullo de lado. Atrapó la tarjeta entre sus manos unos momentos, antes de sonreír con más entusiasmo, acortando poco a poco la distancia que los separaba para terminar posándose frente a él. -¡Gracias!- Exclamó con ternura, lanzándose sobre su superior en lo que le rodeaba el cuello con ambos brazos, depositando de manera rápida y seguida beso tras beso en los labios del duque infernal.

-Prometo que no haré nada que pueda perjudicarte, en verdad. Si es por ti…si tú me lo pides, sabes que puedo controlarme ante cualquier impulso- Susurró bajo contra los tentadores labios de aquel hombre que era su compañero, su esposo, su amante…todo para ella. Terminó por ocultar el rostro entre el cuello contrario, sintiéndose como siempre tan segura y cómoda, tan familiarizada con su perfume. –Sabes…hace unos días estaba acordándome de cuando nos vimos por primera vez en la fábrica abandonada. De alguna manera no puedo dejar de sentir que nuestro encuentro estaba predestinado…sé que no estoy a tu altura, que cometo errores y que soy impulsiva, sé que a veces te pido más de lo que puedes dar y que soy algo caprichosa. P-pero…Takumi…- Por instinto o nerviosismo mordió su propio labio inferior con un poco de fuerza, incapaz de observarle a los ojos ante la vergüenza que le generaba el estar demostrándose tan frágil sentimentalmente ante él. –Pero…te aseguro que nadie va a amarte como yo te amo…- Su diestra fue deslizándose en suaves caricias hasta que se posó en los labios del revolucionario, con sumo cuidado, indicándole con un simple gesto que no tenía que responder absolutamente nada. –No es necesario que digas algo, pero yo no quería quedarme con estos sentimientos guardados. No tenemos muchos momentos para estar así, tranquilos y solos así que…Gracias por todo, tú sí que fuiste, eres y serás el gran amor de todas mis vidas. Me importa poco lo que puedan decir de ti, jamás cambiará lo que me haces sentir-

Terminó por separarse lentamente, rozando casi en el proceso sus labios contra el cuello de su esposo en un sutil gesto, antes de sonreírle delicadamente. –Quería esperar a llegar a casa para dártelo, pero ni siquiera sé si puedes regresar conmigo hoy…a-así que…Hay algo que deseo darte…- Juntó sus manos en un delicado movimiento, siendo cuestión de segundos para que pequeñas esferas de energía oscura fueran formándose hasta unificarse y dar origen a un ser tanto extraño, pequeño, de apariencia amorfa o fantasmal con vistosos ojos redondos en tonalidades rojas o amarillas, oscilantes. –E-es un darkshadow…sé que no te gustan demasiado las mascotas y que se ve pequeñito pero…cuando crecen pueden ser muy útiles. La procedencia de estos seres es bastante oscura, seguro te sentirás cómodo con él y él contigo- Finalizó al mismo tiempo que extendía con cuidado aquella diminuta criatura entre sus manos que observaba con curiosidad los ojos del frio revolucionario.
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Ichinose Takumi Miér Oct 14, 2015 8:46 pm

Tras recostarse contra aquella pared el revolucionario se mantuvo esbelto y elegante, pues no había nada en su mente que le preocupara de manera inminente. Lo cual era extraño teniendo en cuenta que aquel demonio de sangre pura comandaba con puño de hierro a uno de los ejércitos más grandes del momento. El ejército revolucionario, aquel que acabaría con aquella era de monarquía y shogunato para dar paso a una nueva era de libertad que si bien no traería consigo la paz absoluta sí que permitiría a las personas elegir sus propios destinos. Aunque claro que para Astaroth, llevar a cabo su revolución; aquella a la que amaba y por la que se desvivía dedicándole la mayor parte de su tiempo,  no era una tarea que conllevara un objetivo tan digno. Pues claramente como toda persona o ser que alguna vez ha tenido algo y lo ha perdido, no había nada que deseara más que recuperar todo aquello que le pertenecía por la simple razón de ser él. Los reinos, los océanos, el planeta, el cielo y el averno mismo le pertenecían y debían reconocerle a él y a nadie más como su poseedor.  No era como si él fuera a llevar a cabo un reinado que cambiaría todo a su paso, el no recompensaría a los justos ni castigaría a los fuertes. No, lo que movía a aquel hombre y que le brindaba tal voluntad que incluso podría traerle nuevamente desde las garras del infierno era nada más y nada menos que su deseo de venganza y su necesidad de reinar por encima de todos.  ¿Egoista?¿Demagogo?¿Cruel? Por supuesto, como todo demonio de sangre fría y helada. No sería digno para el puesto que deseaba ocupar,  si no fuera capaz de ver a través de aquel velo que algunos usan de cadenas llamada moralidad. No, a él no le importaba en lo más mínimo el pensamiento o la aceptación ajena.  Todos podían irse al diablo si lo deseaban e incluso podían volverse en su contra, pues a su lado el revolucionario no llevaba personas sino herramientas que le ayudarían a lograr su cometido. Piezas en su tablero de ajedrez, peones, alfiles, caballos, torres y por ultimo… A su esbelta y sensual reina blanca. Aquella de sus fichas a la que había tomado mas afecto, aquella a la que protegía incluso aunque tuviera que sacrificar todos sus peones, pues sabía que bien posicionada, aquella muchacha sería capaz de cambiar el rumbo de la partida en un abrir y cerrar de ojos. Es cierto, muy cierto, que Astaroth era incapaz de sentir amor o el mas mínimo afecto hacia una persona o un animal. No, él no amaba. Simplemente poseía preferencias entre sus herramientas y por encima de todas ellas estaba la mujer que ahora lo acompañaba. Una mujer inteligente, astuta, sensual y capaz de una crueldad que casi igualaba la propia. Pero que por sobre todas las cosas le respetaba y tomaba frente a él aquella actitud dócil que tanto le agradaba. Ciertamente, Astartea era el único ser capaz de tomar un lugar a su lado mientras veían el mundo arder.

De repente, los pensamientos divagantes de aquel muchacho de ojos plateados fueron cortados por un preciso “¡Gracias!” de la menor que en un abrir y cerrar de ojos terminó por lanzarse sobre el duque infernal que correspondió apenas abrazando las caderas de la muchacha. Esta aseveraba que controlaría sus impulsos al mando de aquella arma destructiva, por lo que Astaroth simplemente mostró una sonrisa burlona y observo los controles de aquel navío. Tras aquello la pequeña híbrida dejó escapar algunas palabras desde el fondo de su corazón las cuales el pelinegro escuchó en silencio mientras acariciaba con cuidado la nuca de la menor de forma descendente. No dijo palabra alguna, pues no había nada que decir. Él había escuchado perfectamente las palabras de su joven esposita, la cual lentamente comenzó a separarse de él mostrándole las manos abiertas las cuales comenzaron a llenarse de energía oscura hasta que finalmente una pequeña criatura oscura apareció. Su aspecto era delicado, somnoliento, como si se tratara de un pequeño e indefenso cachorro. Por su parte el revolucionario únicamente pudo alzar una ceja mientras escuchaba lo que decía la contraria. No sabía por qué, pero algo en aquella criatura le agradaba bastante.

-Imagino que así será preciosa, además… Si pude entrenarte a ti bien podré con él. –Musitó a tono de broma mientras se acercaba a la menor y le apretaba apenas la naricita tomando al pequeño por el pescuezo para finalmente alejarse poco a poco.

–Hmmm… creo que sé dónde guardarte a ti –musitó el revolucionario tocando su cruz dorada la cual comenzó a absorber aquella energía que terminó por formar una pequeña gema negra en el centro de la misma.

-¿Y bien? –musitó observando a su esposa.

–¿Piensas conducir o prefieres dedicarte a lavar platos?  -Dijo Astaroth sin dejar de tomarle el pelo en ningún momento.

–Aunque te cueste creerlo, esta noche me tendrás en tu cama. –Afirmó el sensual revolucionario de ojos plateados y mirada cruel mientras esperaba que la ex-vicealmirante les llevara a casa.
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

Mensaje por Isela A. Ichinose Dom Nov 01, 2015 1:49 am

Y por ese entonces, solo pudo observar a su esposo con una ligera sonrisa…Por instantes se mantuvo completamente absorta en sus propios pensamientos, él era un hombre totalmente fuerte en convicción como también ferviente deseo por llevar a cabo sus planes…Incluso ella siendo un arma de doble filo, aseguraba que la única persona en el mundo por quien se pondría de rodillas, por quien bajaría la cabeza, era por Astaroth…No era para menos, el líder de los revolucionarios era alguien con peso, y de no poder lidiar con una mujer, su mujer, sería realmente una burla para cualquiera que supiera de ello.

Si algo tenía Isela, es que podía ser totalmente impredecible como una tormenta, sin saber para qué rumbo tomaría de un momento a otro…pero Astaroth la conocía a la perfección, sabia como lidiar con la parte demoniaca de la fémina, como controlarla o mejor aún como mantenerla a raya…Si ella había aprendido a enfocar su poder, su fuerza, tanto ira como resentimiento gestado en lo más profundo de sus entrañas…había sido con él. Cuanto le debía a ese hombre, al que amaba con pasión desmedida y al que seguiría siempre hasta el fin de los tiempos.

-Querrás decir en nuestra cama, por muy a pesar que algunas noches prefieras irte…sigue siendo tu cama, aquella mansión tu casa, y esta mujer tu esposa. Al menos, esto último siempre será de tal modo- Afirmó con ligera picardía, sin soltar la tarjeta que pondría en funcionamiento el barco militar tiempo después, demostrando entonces el alcance como el poderío del que podía desplegar. -¿Qué nombre te gustaría?...tengo varios en mente pero ninguno por el que me decida…Asmodeo es uno que en cierto modo, me gusta.- Sonrió con la misma coquetería de la que siempre alardeaba con suma sutileza, extendiendo la diestra para colocar los dedos sobre aquellas marcas que el duque infernal poseía…esas que le recordaban día a día su compromiso u obligación…esa misión que le otorgaría la libertad definitiva.

-Pero nada más me apasiona como tú, eso tenlo por seguro. Tú, la revolución…son lo único que me mantienen con vida, lo único que me ata a este mundo…El odio hacia el Lord es lo que me da las fuerzas, lo que en más de una ocasión me hizo poner de pie cuanto sentí el alma quebrada- Afirmó con ligero aire sombrío, manteniendo entonces la mirada siempre en el frente con profunda arrogancia…Si, esa mujer había sido la clara muestra de cuanto podía corromperse un corazón, de cuanto podía ennegrecerse un alma, algo que ella había tomado como “renacer” entre las manos de su amado esposo. –Yo sé que vas a seguir hasta el final, el tiempo y la prudencia te devolverán las fuerzas necesarias como para acabar con él…Y yo voy a permanecer a tu lado, no importa que tan difícil sea, no importa si de aquel último encuentro no salimos con vida…Así el mundo se derrumbe ante nuestros pies, o bien…salgamos victoriosos. En las buenas y en las malas siempre estaré a tu lado-
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Privado Re: ¿Limites Necesarios? [Takumi]

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