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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Alba Angelus Dom Mayo 15, 2016 7:59 pm

Mis ojos azules le siguieron sus movimientos agazapada dentro del agua, que ya no estaba tan ardiendo como antes y comenzaba poco a poco a enfriarse. Cuando vi que se acercaba a mi posición, sentí incomodidad y mi rostro mostró la misma, sobre todo en la zona de mis ojos y en el movimiento que hice al verlo agacharse, intentando moverme atrás separándome inútilmente del borde de la bañera. Pareciera que aquella postura tomando mi barbilla era la preferida del tal Jack, he perdido la cuenta de las veces que me ha tomado de aquella forma y siempre, tontamente caigo, debo aprender…
-Suelta… me lasti… -No pude decirle mucho más porque volvió a silenciarme con sus labios, sin darme tregua alguna al sentir aquel gesto inesperadamente. Pero esta vez no correspondí. No sé si es porque fue rápido y no me dio tiempo, o simplemente porque pensé en Allen. Cada vez mi mente se confundía más. Era él… pero no era él.

Mi cuerpo se fue al agua de manera incomoda y si, salpicando un poco fuera de la bañera. Recompuse mi posición, no sé si mi interior se recompuso igual, pero no me atreví a levantar la vista mientras que se apartaba. Me sentía como un animal indefenso, porque si fuera otro yo… Volví a agazaparme mientras tomaba lo que quedaba del gel, aprovechando que estaba distraído para limpiarme el cuerpo de forma correcta y si podía el cabello. Pero me extrañaba mucho que me dejara bañar en paz y mientras que me aseaba correctamente, aquel que no sabía si me tenía protegida, cautiva, si quería cuidarme o hacerme daño, estaba justo haciendo lo que mi mente temía.

– Etto... no hagas eso.
Por favor déjame algo al me…nos… -Ni la cortina dejó para poder cubrirme al salir. Fruncí el ceño agazapada y me sumergí en el agua que ya estaba tibia tirando a fría. Pasé las manos por el cabello mojado acomodándolo hacia atrás y volví a pegarme al borde de la bañera, apoyada en ella, encogida cubriéndome. –Eso estuvo bien feo. –Dije entre dientes con el gesto fruncido molesta. No ibas a salir desnuda de la bañera y pasearme ahí por toda la habitación.

Pasó un ratito y ya tenía algo de frío de estar metida en el agua. Por más que miraba no sabía cómo hacerlo y la espuma, ya del tiempo que estaba sobre el agua, estaba casi difuminada sin mas. No puedo creérmelo aún pero intente salir cubriéndome como pude, con mis manos y mi cabello, de manos a la espalda nada, bastante bochornoso era todo ya. Miré enfadada al tal Jack que estaba burlonamente sujetando la única toalla que estaba más cerca, además de que para ir a la otra sala tenía que pasar si o si frente a él. Intenté que fuera rápido y alargué mi mano para tomar la toalla que vaya por dios, misteriosamente se fue a caer y ahí me abalancé igual a tomarla pero… -¡No! ¡Estate quieto!

No quería mirarlo, mi vergüenza desbordaba por todos lados y estallaba al estar atrapada entre su cuerpo y la pared. Mis manos inútilmente se pusieron en su pecho para intensar separarlo sin éxito alguno, porque la fuerza de la rabia se esfumaba al sentir aquellos labios que eran de otro. Aunque me hiciera sentir como una cualquiera, mis sentimientos acababan por pensar en Allen. Y así lo expresé al tomar aliento y soltarlo de forma susurrante con nombre de varón. Mis ojos se abrieron pero con la cabeza baja, llevando a mi cuerpo las manos con la toalla, cubriéndome parcialmente lo que podía en aquella incomodidad. Yo quería que me besara Allen y cada beso que sentía, era una burla a mi persona, a mis sentimientos, pero yo misma me burlaba de mí, porque me engañaba pensando que era él y no sé por qué motivo, acababa respondiendo aquellos gestos de lujuria y posesividad hacia mi persona. –Ya… deja de hacer eso… no soy tu juguete. –Indiqué apartándome de la pared y cubriendo mi cuerpo con la toalla, pasando del baño a la sala principal, sin mirarlo, sin decir de momento más hasta no haberme sentado en el filo de la cama, aferrando la diestra a la toalla que realmente se sentía áspera en mi cuerpo.

-Ya son demasiadas cosas que tengo que ocultarle a Allen. ¿No lo crees así? Porque imagino…que esto tampoco debe saberlo. –Con cada gesto que me hacía de ese modo, más me cambiaba. Mi tía Christa me decía que a veces la vida es cruel y de esa crueldad debes aprender. De cada vez que te caigas, debes levantarte, de cada lágrima debes de sonreír con más fuerza, si te intentan humillar… tu alza el rostro con más altitud.

Elevé la mirada a aquel sentado como si viera un espectáculo divertido y comprendí, que en efecto lo estaba siendo. Tras unos segundos en que mis ojos azules de forma seria y fría miraron sus ojos rojos, entendí que si actuaba de ese modo, era porque podía ¿y por qué podía…? porque yo le estaba dejando.
- Me alegro que te diviertas, es bueno saber cosas nuevas que puedan divertir a Allen… Porque tú, eres parte de Allen.  –Comencé a hablar mientras me movía buscando otra toalla con la cual secarme el cabello y a su misma vez algo con que poder peinarlo. –Te guste o no, sin él no estarías aquí ¿Cierto? Así que deja de hacerme daño, ya basta no juegues conmigo así. –Le dije alzando la voz de la suavidad con la que le hablaba, mirándolo de nuevo, con los ojos con aquel vidrioso filo que se contenía de desbordarse. – Basta… por favor. –Finalicé bajando de nuevo el tono, como si lo hubiera gastado en aquel ímpetu anterior. Regresé a la cama, metiéndome en ella para evadir el frío que sentí quizás por los nervios. Me cubrí y una vez que estuve cubierta y sentada, acomodé la almohada en mi espalda y asegurándome que estaba tapada, saqué la toalla húmeda fuera de ésta, lanzándola al filo. – Tu existencia está atada a Allen, comprende que yo… también lo estoy. Y no está bien jugar con un corazón que… no es tuyo… Porque tu… no eres Allen ¿no?
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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Allen Bathory Sáb Mayo 21, 2016 1:18 pm

“Ingenua inocencia teñida de argenta por la gracia de los cielos adquirida, aquél que nunca piso el infierno no es capaz de imaginar lo que los demonios piensan…” juraría que Allen le describió así una vez, él no sabía cuanta razón llevaba. Podía negarlo todo lo que quisiera, podía gritar cuanto gustara… pero ella no se apartaba nunca, así que, ¿Soy yo realmente el villano de esta cómica escena?, pues si ella es tan cómplice de lo que hace, como de lo que no evita. Pero esta vez le daría la razón, con una sonrisa en mis labios, no era mi juguete… aun… ya que cuanto más recordaba a Allen, más ganas tenía de denigrarla.

Estaba seguro de que no se terminaba de dar cuenta, de que en cuanto a lo que figura se refiere, poca diferencia existía entre la ausencia y la presencia de esa toalla mojada; aunque así era más divertido, ¿no?, ya había visto mucho, podía imaginar el resto.

Su tono de reproche me sonaba… familiar… no era ella quien hablaba, estaba seguro, era alguien de mayor entereza y madurez… pero, las oportunidades no llegan todos los días; la pobre, pensaba que podía amedrentarme, ilusa.

-Evidentemente, pero…- Dije con un tono suave de amistad. –Tranquila, aun no ha acabado la noche. Y, si por un casual, crees que tienes algún poder real, recuerda esto…- Hice una pequeña pausa, cuanto más sufriera, más divertido era para mí. –Si Allen se entera de algo, él y yo jugaremos a un pequeño pasatiempo… si él gana, seréis libres y yo desapareceré… pero si yo soy más rápido… será tu corazón el que deje de latir.- Termine ladeando ligeramente la cabeza, esbozando una sonrisa macabra. –Así que se buena chica.-

Su mirada había cambiado, me miraba, no tenía miedo en ese momento, había descubierto algo, ¿Pero el que?. Mientras balbuceaba sus palabras de… ¿Amenaza?... simplemente le seguí con la mirada, especialmente cuando tuvo que pasar delante mía, donde podía apreciar con total libertad las zonas a las que la toalla no llegaba a cubrir… seguía sin entender el porque de su pudor.

Su voz oscilaba, ella misma dudaba de lo que decía, de suave a rudo, y caída en… ¿Tristeza?... ¿Miedo?... su carrera a esconderse cual armadillo en la cama, denotaba lo segundo… tenía miedo, pero no de mi, si no de que supiera algo…

Esa idiota… no daba crédito a mis oídos… ¿Ella? ¿Allen?... la mezcla de sensaciones en mi mente era espectacularmente absurda. Eche la cabeza hacía atrás cerrado los ojos, suspire profundamente, sujete con fuerza los brazos de la butaca con mis manos… entendí que quizás demasiada cuando empecé a escuchar el crujido de cómo estos cedían… Baje la cabeza, le mire a los ojos, fijamente, y me levante dirección al borde de la cama donde reposaba la toalla que había dejado.

-Rogaría, que no me compararas con ese… individuo…- Dije con un tono deleznable, mientras me hacía con la toalla, y, notando, que aun en contra de mis deseos, mi voz se iba tornando más grave e inquisidora según hablaba. –Ese, que no te pondría un solo dedo encima ni aunque estuvieras desnuda sobre la cama gimiendo su nombre.- Golpeé con fuerza la pared, creando fracturas en esta. Suspire de forma muy pesada, mientras cerraba los ojos y serenaba mi tono de nuevo. –Si vuelves a compararme con Allen, tendré que demostrarte cuan distintos somos, y pienso hacerlo mientras gimes, sea de placer… o de dolor…- Me gire para mirarle a los ojos, para que pudiera ver en los míos que esa sentencia iba totalmente en serio.

Volví a suspirar y desvíe mi mirada al suelo, no había mentido, tampoco había dicho toda la verdad, pero ese no era mi problema. Alcé ligeramente la mirada para contemplarla, pero sin mirarle a la cara, prefería contemplar como las sabanas se adherían fielmente a su piel, delatando su figura… idiota. Camine hacía la puerta del balcón, apartando ligeramente la cortina con la mano para ver caer los copos de nieve sobre Tempus… demasiadas memorias venían a mi, demasiadas veces había estado fuera bajo la nieve, solo, acompañado, por trabajo, por placer… aunque el trabajo siempre era placer, ¿no?. Reí un poco para mí por las tonterías que pasaban por mi cabeza.

-Le debo a Allen tanto como a ti, a Roxanne, a Serenade y a…- Dije casi en un susurro, en otras condiciones no me hubiera oído, en otras condiciones hubiera deseado que no me hubiera oído. Deje caer la cortina, y me acerque a su lado de la cama, me dispuse en cuclillas y le mire directamente a los ojos… débil… -Algún día, cuando Allen no este vigilando, me asegurare de agradecerles como se merecen. Pero esta noche es solo para ti.- Un tono suave, casi tétrico, con una sonrisa macabra… demasiado forzado.

Me incorpore y dispuse un dedo en su barbilla, camine con la intención de colocarme al otro lado de la cama, mientras iba recorriendo lentamente, con el dedo, la figura que se dibujaba sobre la sabana. Esa pudorosa idiota estaba empezando a causarme demasiados problemas… tenía que haber aprovechado cuando tuve ocasión y decirle a Allen que había sido alguien de la calle, que lo había intentado… aunque él no me creería igualmente…

Una vez en el otro lado, apreté la toalla húmeda que aun llevaba, me tumbe sobre la cama de forma traversa, asegurándome que mi cabeza reposara sobre sus muslos; un acto tonto y banal, que casi podía asegurar le molestaría. Miraba hacía el techo, pero sin ver, mantenía los ojos cerrados, había demasiadas cosas en las que pensar…
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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Alba Angelus Sáb Mayo 21, 2016 7:57 pm

No pretendía que me entendiera, ni siquiera pretendía que comprendiese lo que le estaba diciendo. Solamente quería hacerme oír, mucho tiempo estuve oculta a lo que los demás querían, decían, indicaban y ahí estaba siempre yo, con un asentimiento positivo tras una sonrisa que a veces he llegado a pensar que es parte de un encanto que heredé de mi madre.
Y debo correr, correr y seguir corriendo más y más, sin importar a donde ir, a donde encaminarme, sin pensar en el camino, solo correr. Pero la cruel realidad es que huir nunca es una opción madura ni válida

Aquel crujido llamó mi atención y mis ojos, de reojo, se movieron directamente a su figura manteniendo el resto de mi rostro quieto. Tengo el pulso acelerado y por más que lo intento normalizar y aunque en realidad me siento serena y tranquila, no para de bombear como si fuera a estallar por dentro en mil pedazos. Y solo puedo seguir sus movimientos con mis azules pupilas, en un silencio que solo grita que esperaba de él justo esa reacción. Creo que otra me hubiera decepcionado… no sé por qué.

Sé que puedo llegar a entender porque éste que se presenta ante mí, siente aquello contra su otro yo. Si pienso en ello creo que puedo llegar a comprenderlo conmigo misma de ejemplo. Mis ojos se abrieron con expresión de choque por lo oído y aparte la vista de él, aferrado mis puños en la sabana que me cubría, y tan sumida estaba en pensar lo que acababa de decir, que el golpe en la pared me asustó, reaccionando mi cuerpo con una leve encogida de mi misma cerrando los ojos. Entreabrí los ojos de nuevo, relajando mis piernas que se encogieron bajo las sabanas, lentamente, volviéndolas a estirar, levantando la vista de nuevo a… Jack, al escuchar su voz.

Sus ojos eran un fuego sincero, el fuego de la verdad delimitaba su iris. Creo que nunca Allen me ha mirado antes así y sin darme cuenta asentí de forma breve pero justa en medida, aunque no lo suficiente para que comprendiera que lo había entendido. Volví a seguirlo con la mirada y supe que esa verdad maquillaba algo más.
La cortina se abrió y mi atención se posó en aquellos copos de nieve que caían, libres, puros… por un momento suspiré paz. – ¿Deber…? – No sé cómo entender eso viniendo de… Jack. Retomé la atención plenamente a él, como para no hacerlo después de aquel tono de voz que me produjo escalofríos. Y su tacto volvió a estremecerme. Sentí como todos los bellos se ponían en punta, ruborizándome, sintiéndome como animal asustado y así lo demostré, cuando casi me escondí bajo la sábana al pensar que me haría algo.

Tarde unos segundos en bajar la sábana solo descubriendo de ojos para arriba, observándolo usar mis muslos a modo de almohada. Mis ojos bailaron de izquierda a derecha y luego a él nuevamente. - ¿Jack…? –Pregunté susurrante como si en verdad no quisiera que me oyera. Lo vi respirar de forma pesada y maldita sea me volví a asustar, escondiendo la cara detrás de la sábana, como si aquella tela fuera algo mágico que me pudiera cubrir y proteger realmente. Está bien, aquello me hizo sentir tonta pero me reí un poco, aguantando la risa, porque a veces me da por reírme de los nervios. Tampoco me quería reír. ¿Y si lo tomaba mal?

Con mucho sigilo y he de reconocer que algo de miedo, adelanté la diestra en dirección a su cabeza. Dudé y eché la mano unos centímetros atrás en el aire cuando se movió. En ese momento se paró mi mano, mi respiración y creo que mi pulso también, pero la zurda apretó la sabana como si con aquello consiguiera calmarme. Falsa alarma puedo seguir… Continué hasta que mi mano derecha acarició su cabello con suavidad. Primero con temor, luego con expectativa de una mirada asesina y posterior con normalidad. Ya mis dedos no pasaban fugazmente por su pelo, ahora mis dígitos se adentraban acariciando algo más que lo superficial. –Creo que viene alguien. –Dije con un tono tranquilo dirigiendo la vista de reojo hacia dónde provenía el sonido. Tenía buen oído, pero esos tacones se escuchaban bastante fuertes y justo aquel sonido se paró antes de sonar la puerta tres veces, seguida de una voz chillona que molestó mi audición.

En otras circunstancias hubiera suspirado de alivio al saber que alguien más iba a interrumpir aquella incómoda situación, pero lejos de eso… sentí molestia, irritación... Una incomodidad profunda que me estaba oprimiendo todo, nunca antes había sentido algo así y hable sin más como si alguien que no era yo quisiera expresarse fuera de mí. –Que inoportuna. –Dije apartando la vista a la ventana mirando las cortinas como si pudiera abrirlas con la mente. Tenía hambre, pero el hambre de conocimiento podía más que mi estómago y por una vez en toda la noche, estaba… a gusto.
Lo vi incorporarse, apartarse de mí, fruncí el ceño justo antes de suspirar pesadamente. Resbalé el cuerpo en la cama y me acomodé de costado cansada. Cerraré los ojos solo un momento… mientras él regresa.
Alba Angelus
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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Allen Bathory Sáb Jun 25, 2016 9:29 pm

Imagínalo… un cuadro pintado en plata, zafiro y bermellón… el rubí sobre el ébano de la cruz… la argenta cabellera y las lágrimas de placer sobre la nívea piel… intenta tirar, resistirse… pero las sujeciones de cuero, que retienen sus extremidades, se lo impiden… alargo la mano, levanto su mentón… sus ojos vidriosos intentan evitarme…

Era demasiado perfecto, y su declaración, que me devolvió a la realidad, lo dejaba bien claro. Abrí los ojos, podía ver el techo, todo seguía igual, a excepción de esa irrisoria voz que enunciaba la llegada del servicio de habitaciones. Me incorpore y camine hacía la puerta, era algo molesto, pero, sus palabras me habían hecho sonreír, y su suspiro era alentador. Caería…

Abrí la puerta ligeramente y me escabullí por ella, casi cerrándola a mis espaldas, me gustan los trofeos, pero son solo para mi disfrute. La del servicio era nueva, nunca la había visto… y no me hubiera lamentado de no haberlo hecho nunca. Había traído lo que se le pidió, cavatappi con queso y medallones de carne, y…

-… su botella de vino tinto espeso, dulce y calentado a 37ºC…- Fue todo lo que alcance a oír de su molesta voz, a la vez que me guiñaba un ojo, en una vaga señal de complicidad…

Era demasiado inútil, prescindible, desechable, reemplazable. Era tan fácil de eliminar, tan fácil crear una deformación del techo… que casi podía oír como la aguja atravesaba el cráneo de la inoportuna dama, si es que podía denominarse de tal forma; atravesando piel, musculo, hueso... directo al cerebelo, una muerte rápida, y demasiado indolora, que no hacía justicia a su ultraje. Aunque, podíamos afirmar, al menos, que no volvería a molestar a nadie nunca con su presencia…

Cuando puso la mano en mi hombro, sacudí la cabeza, no debía pensar esas cosas, ya había tenido discusiones con el dueño cuando un par de sus empleadas aparecieron desangradas en una cama que antes no era bermeja. Desplace mi mano tras ella, a la parte baja de su cadera, para poder tirar de ella en mi dirección, acercándola; había tenido una idea.

-Me vendría bien una gabardina de mujer.- Le susurre al oído, no hacía intento de huir, ni de zafarse… es aburrido cuando no presentan nada de pelea.

-Se… se… señor… es demasiado tarde, las tiendas están cerradas…- Murmura, casi tartamudeaba, la joven, con un tono de voz, algo más agradable al oído.

-Seguro que alguna se extraviara en el  hostal esta noche.- Dije mientras deslizaba una bolsa con unas monedas. en el seno que formaba su ropa de trabajo, con la mano libre. -¿No cree?-

-¿Eh?... oh… si… si, claro…-

Dedique una breve sonrisa a la joven antes de soltarla y dirigir mis manos hacía el carro que había traído. Mientras entraba de nuevo a la habitación, la joven aun miraba hacía atrás, mientras sus tacones avisaban con anterioridad de sus movimientos.

Sería demasiado inoportuno que tuviera que volver desnuda, o tapándose con las toallas del hostal… se hablaría de ello, y… bueno, igual no era tan malo si Allen se enteraba, después de todo; quizás podría jugar un poco con él…

Aun seguía tumbada cuando volví, con la toalla que había dejado a su lado. Las sabanas aun definían su figura, pero ya no eran tan perfectas como antes, una pena, sin duda, pero el juego solo había empezado. Dejé el carro junto a la butaca, destape la botella y serví un par de vasos, estaba seguro que lo escupiría, pero al menos, sería gracioso… quizás hasta lograba que se lo tomara; como fuere, me apoye contra la pared, dejando en mi ángulo de visión a ella, el carro, la butaca, y su ropa interior, que aun estaba sobre esta ultima.

-Misifu, levanta, tu cena te espera; solo tienes que venir a por ella.- Dije con un cierto tono de jolgorio. –Aunque…-

Una idea vino a mi cabeza, no se levantaría voluntariamente, así que le propondría un juego. Agarre la otra copa y me acerque a su lado, le tendí una de ellas.

-Si te la terminas, sin derramar una gota, te tratare cual princesa minina, y te traeré la comida…- Ladeaba un poco la cabeza y movía un poco la copa de forma circular creando un leve remolino en el centro de ella. –Pero si no eres capaz, deberás desprenderte de tu amparo, caminar hacía ella, y degustarla en la butaca, sobre mis piernas… pero esta vez, sin trampa ni cartón… las manos en alto.- Aguarde un momento, mirándola directamente a sus ojos. -¿Qué me dices?-
Allen Bathory
Allen Bathory

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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Alba Angelus Jue Jul 07, 2016 10:53 pm

Sentimientos contradictorios amenazaban con romper el manto de serenidad, que hasta el momento protegía a mi alma. Y justo hoy, ahora, en este instante que me arrebata el aliento, siento a mi querida madre más cerca que nunca.
Sigue siendo igual de contradictorio sentir con fuerza algo que en realidad se está alejando, desvaneciendo en mi interior porque mi propia alma está devorando a la ajena. Es irónico pensar que con la edad que tengo justo ahora comienzo a hacerme mayor de verdad.

Aunque estoy cansada de este día, agotada psicológicamente por tantos sucesos que han destrozado mi mundo en un abrir y cerrar de ojos, no puedo dormir… no quiero dormir. Me cuesta mirarlo y pensar que ese no es él y me cuesta mucho más la enorme atracción e intriga que siento por este otro.
Creo que me estoy adaptando como un camaleón a las circunstancias o quizás dejé de luchar y me rendí frente a la situación… ¿A quién quiero engañar? Esto solo es una excusa más por no reconocer ni darme cuenta antes, que mi yo estaba encarcelado en una burbuja que intentaba protegerme de todo mal y que al mismo tiempo, me dejaba expuesta al mundo con una exagerada inocencia que ahora me hace sentir realmente estúpida.  Me pregunto qué imagen de mi tienen todos los que se han cruzado conmigo.

Abrí mis parpados fijando mi turquesa mirada en Jack. Su voz, sus movimientos, su aura, era ahora tan distinto a lo que estaba acostumbrada de Allen. Pienso que mi subconsciente está recopilado todo para que aprenda a distinguirlos perfectamente y no cometa el error de confundirlos. Supongo que son procedimientos de autodefensa.

Respiré profunda y lentamente sin dejar de seguirlo con la mirada, como si estuviese drogada con algún relajante. Todo se movía con demasía lentitud y en movimiento instintivo posé mi diestra en el pecho, produciéndose casi al instante al tacto una luz brillante generándome algo de sanación.

De nuevo su voz perturbó la calma de la habitación y un nuevo juego comenzó a tomar formas tan traviesas como la cabeza pensante y dominante del mismo. – Las princesas solo existen en los cuentos Jack. – Le indiqué porque realmente cierto era ya que en Spirit Soul no existía real esa jerarquía y nadie ostentaba con ese título de ficción, en parte intentaba que viera que ya no era una niña pequeña o más bien, informándole de que mi mentalidad había sufrido un “pequeño” cambio.

Recogí el aire en mi pecho como si me costase respirar y pase mis orbes turquesas de las suyas hasta aquella copa que sostenía ofreciéndola a mí. Aquella sonrisa suya no traía nada bueno me repetí en la mente, pero que le hago siempre me gustó jugar. Cierto era que tenía hambre y como pequeño animalito mordí superficialmente mi labio inferior, lo miré esperando buscar con el dulzor de mi rostro un ápice de comprensión en él. Fue una total pérdida de tiempo porque su mirada, su sonrisa y su juego seguían exactamente igual, y a quién quiero engañar… sabía que me tocaba mover ficha en el juego y hasta que no lo hiciera aquello no iba a parar.

-Está bien… -Pronuncié alargando la mano cogiendo aquella copa y acercándola a mi persona, sintiéndome temerosa de mi misma cuando más cerca la tenía. Algo ocurrió cuando mis ojos se fijaron en el líquido que había en su interior.
- Jack… ¿Sabes que hay plantas que necesitan de la sangre de otros para poder sobrevivir? – Parpadee un par de veces mirando la roja bebida, acerqué mis labios a la copa y muy despacio, moje mis labios relamiéndome tras la acción principal, repitiendo el proceso pero dando un pequeño sorbo para saborear mejor lo que estaba tomando.
Relamía la demasía de líquido en mis labios notando aquel sabor que en cierto modo ya había probado antes. Mi paladar parecía estar degustando la composición de aquello como si pudiera reconocer a quien pertenecía.

- ¿Tengo que beberla toda… toda Jack? –Alcancé a preguntarle retóricamente como una niña que estaba jugando de forma inocente con su amigo, descubriendo cosas nuevas.
Miré el líquido de nuevo y me dije a mi misma… “otro poquito más…” y así lo hice una y otra vez de forma lenta y pausada, hasta que me sentí fatigada por ingerir tanto de aquello, llevando mi mano a la boca cubriéndola al toser.

-Mmm… no puedo más… - La fatiga al ingerir aquello comenzaba a ser más notoria. Hasta el momento lo tomaba con naturalidad sin pensar mucho en lo que afectaba a mis sentidos, pero al parecer mi cuerpo no estaba asimilando muy bien aquello y volví a toser de forma continua.
Quedaba muy poco en la copa pero el solo hecho de tomar de nuevo me revolvía el estómago. Ahí es donde entra mi terquedad y mi orgullo, obligándome a beber hasta la última gota.

Le estiré el brazo para que recogiera la copa de mi mano y comencé a segregar más saliva y a tragarla de seguido, sin parar, agobiándome con el malestar en el cuerpo. En cuestión de segundos pase de estar sentada arropada en las sabanas, a correr desnuda por la habitación directa al baño como alma que llevaba el diablo.
Mi cuerpo quería expulsar aquello pero nada más lejos de esa intención pasaba. Aquella sangre entro fácil pero para salir estaba costando la misma vida y justo eso mismo porque ni una gota salió. Me recompuse como pude del mal rato levantándome del suelo y moviéndome hacia el lavabo, limpiándome las lágrimas del esfuerzo. Mojé mi cara, refresqué mi cuello y mi boca varias veces pero el sabor a sangre no se quitaba ni así y cuando me lamentaba de que sabía toda a sangre, me di cuenta de la situación en la que me encontraba en el baño.

Asomé la cabeza por la puerta temerosa y con el rostro apenado a la espera de encontrarme una mirada molesta y afilada, pero lo que me encontré fue una inerte inexpresividad que realmente me dolió mucho más. Sabía lo que me tocaba pero era realmente bochornoso y salí cubriéndome como pude con las mejillas encendidas síntoma de la vergüenza que sentía. –Ehm... si te digo que no lo he echado no me creerías ¿cierto?
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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Allen Bathory Miér Jul 20, 2016 6:28 pm

Solo tenia que mirarla para saberlo, el joven cachorro que quiere salir a la calle para demostrar que es autónomo, el joven leopardo que intenta cazar su primera presa para que sepan que no les necesita, la joven que se fuerza a si misma para que se conozca que es mayor… su esfuerzo era loable, y divertido, sin duda alguna; pero lo más divertido era ver como se quebraba, y su fuerza de voluntad le obligaba… soñaba con el día en el que podría quebrar esa fuerza, el día en el que rompiera su ser… si tan solo Allen no molestara…

Sujete la copa que me devolvía, mientras me deleitaba en su malestar; pero sin duda, lo mejor de todo, fue verla correr, olvidando todo su pudor por arte de magia; precioso. Tomé el primer sorbo de mi copa, y entendí su situación… tendría que hablar con el dueño cuando lo viera, el estilo de vida del… donante… debía de ser bastante malo, y esto, así se reflejaba en la botella. Podía verla perfectamente a través de la pared, toda la sangre que circulaba por su sistema, toda aquella acumulada en su estomago, y alguna dispersa en la pared de alguna otra habitación, aunque aquella no era mi problema.

El hostal estaba bastante lleno, y, ciertamente, me preguntaba que opinaría de aquello el gran estratega; es posible que echara en falta algunos de sus irreverentes comentarios… son demasiados años aguantándolos, supongo que al final te terminas acostumbrando a tener siempre alguien a quien soportar. No la vi, hasta que volvió a hablar…

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¿Dónde estaba?, solo podía ver unas escaleras, no podía girar la cabeza, pero oía pasos a mis espaldas, ¿Quién era?... solo seguía subiendo, podía ver el final, el suelo era caro, la familia tenia dinero, pero aun no sabía nada…

Camine hacía la izquierda, pasa la vista por numerosas puertas iguales, no era libre, no podía moverme… note una mano en mi hombro, oía ruido, creo que hablaba, pero no entendía lo que decía… entonces lo entendí, era un recuerdo de Allen… ¿Pero por que ahora?...

Me volví, y vi como se abría una puerta y salía una muy joven Alba, casi me sentía mal por hacerle pasar por esa noche que estaba viviendo… por suerte, se quedaba en casi…

No me miraba a mi, si no a quien me acompañaba, debería de ser su padre; todo cobró sentido cuando la infante habló y de su boca salieron las mismas palabras… “Si te digo que no lo he echado no me creerías, ¿cierto?”

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¿Allen?


Solo el silenció me respondía… no entendía a que venía ese recuerdo… ¿Quizás un castigo por librarme de él?... no había tiempo para pensar en ello, tenía un dulce del que ocuparme… por suerte, no debía haber pasado nada de tiempo, ya que aun seguía en la misma posición…

Sonreí ligeramente, no había nada que creer, sabía lo que había pasado; pero no iba a dejarle ganar tan fácilmente, la noche aun era joven, y yo aun quería divertirme. Le recorrí con la mirada, la evaluaba, su pudor volvió a ella, me decepcionaba, solo quería jugar con ella, y ni siquiera estaba siendo malvado…

-Para que veas que no soy tan malo...- Dije lentamente, haciendo una pausa, quería ver hasta donde podía llevar su nerviosismo, su vergüenza, su rubor. –Te concederé el beneficio de la duda…- No podía evitar sonreír mientras me desplazaba hacía la butaca. –Puedes comer sentada sobre este borde de la cama.– Señalé al punto más cercano a la butaca. –Y… deja de taparte…- Me oriente hacía su dirección y esboce una sonrisa de malicia, justo antes de continuar con un tono más bajo de voz. -...¿O tienes miedo de decepcionarme?-

Volví a girar para continuar hacía la butaca, podía oír que se movía a mis espaldas, pero tampoco era algo muy importante. Deje su copa en el carro junto a la botella y su comida, recogí su ropa interior del asiento, tomé otro sorbo de la copa, y me senté con un largo suspiro, quizás era demasiado terca. Deje mi copa en la mesita que había a mi lado, y alce la vista hacía sus ojos, mientras jugaba con su ropa entre mis manos, quizás en una señal de aburrimiento, quizás en una señal de dominación, quizás en una señal de apreció… la elección era suya.

-Aun… hay una duda que tengo…- Dije ladeando ligeramente la cabeza. –No es que no me gusten las vistas o la compañía, ya que la noche pintaba solitaria… pero… ¿Qué hacías allí?.-

Sus ojos ardían, no sabía el motivo, su situación actual bien podía ser la causa, pero… estaba seguro de que en su cabeza rondaban otras cosas, otros asuntos… otros idiotas…
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Privado Re: Blood in the Path [Priv. Alba Angelus]

Mensaje por Alba Angelus Sáb Ago 13, 2016 2:48 pm

Dicen que los ángeles guían a las almas perdidas… ¿Quién guía a los ángeles perdidos?



Puedo escuchar perfectamente el latido de mi corazón resonando grave de forma continua. Puedo notar el fuego que inunda mis mejillas incendiadas por un tono rosado que amenaza con volverse bermellón. Puedo sentir el placer ajeno, el disfrute de una victoria más, aunque sus gestos solo quieran decirme que está más que acostumbrado a estos pusilánimes juegos.
Reconozco la decepción en mí hacia el de ojos carmesí y lamentablemente la mía propia.

Vuelvo hacia atrás… sin querer el juego tornó para mi desdicha de nuevo en un camino invertido y regresó al estado máquina donde repito acciones y pensamientos que me han hecho daño, obligándome a una autodefensa programada de lo que ya sentí antes. Lo mismo me vuelve a hacer dudar, me rinde, me agota, me daña… Pero egoístamente solo una vez al menos quiero ser especial, única, no un grano de arena más en el desierto blanco. Quizás merezco algo mejor… ¿Quizás?... ¡Lo merezco!

Como doctora estoy más que acostumbrada a ver el cuerpo ajeno y siempre le indico a los pacientes con pudor que no pasa nada que es algo normal, yo mismo lo veo todo de un modo médico, un protocolo que ahora que lo pienso jamás ha cruzado la línea de la curiosidad no científica. Entonces… ¿Qué pasa conmigo? ¿Voy a seguir atosigándome de este modo?... ¿Enserio? Mi cuerpo es como el de otro cualquiera ¿dónde está la vergüenza ahí? El suspiro trae la respuesta tras comprobar la traviesa mirada del inquisidor.

-No es tu decepción lo que me preocupa Jack. –Dije con soltura para finalizar la frase bajando cada vez más el tono en un desanimo diciendo. –Es la propia la que perturba.-
Vorazmente aprisioné el aire en mi cuerpo, fue mío, lo atrapé sin piedad y como si me hubiera arrepentido lo deje escapar suavemente hasta que no pude más y lo liberé de una forma sonora y clara. Quiero que sepa que esto me tiene cansada.

¿Verdaderamente piensa que puede seguir dañándome tan gratuitamente? Si está portándose bien conmigo en comparación con otros yo…eso… no… lo sé. No conozco al que tengo delante, él no es Allen. Mi Allen no me haría esto… ¿o sí?

Lo oigo y cada vez que su voz grave y masculina entra en mis oídos mi cuerpo siente esa calidez que me hace pensar que estoy volviéndome loca. Confundo mis sentimientos… eso es. En el fondo Jack es Allen y yo… amo a Allen.
Curioso ver cómo la mente propia vive tan rápida y ávida aunque mis gestos son los de una gata asustada y arrinconada frente a un depredador en potencia. ¿Por qué? Pensé solo un segundo, uno solo basto para que reclamara a mi madre el dominio de mi persona, una súplica de amor hacia mi progenitora que le pedía que me dejara ser mujer, no podía seguir siendo una niña pequeña toda mi santa vida…

Piensa Alba…piensa… eres lista maldita sea. – No necesito tu beneplácito Jack pero gracias igualmente. -Eso es un pasito más adelante y otro más. Tomé la comida y me acerque a él lo suficiente como para poder sentarme sobre sus piernas. Si el reparo es verlo, comeré mejor cuando la visión sea el dorso de mi persona.

La mueca leve de mi rostro duró el tiempo de la degustación de aquella “Tempusiana” comida, hasta pensé en si mi luz la pudiera calentar. Pero realmente tenía hambre y necesitaba quitarme aquel sabor a sangre y fatiga que tenía en el paladar, aunque fuera con el sabor de una comida que dejaba mucho que desear como cocinero el que la elaboró. Él estaba callado moviéndose. Podía sentir perfectamente los roces de la ropa en mi espalda. No puedo creer que realmente este jugando con mi ropa interior… que vergüenza.

¡Oh dioses! – Mis libros… - Lo dije en voz alta con aquel trozo de carne ensartado en el tenedor como si fuera una varita mágica en mi mano, olvidándome de lo cómodo de mi sillón. Tenía que buscar mis libros. Derecha… izquierda… Me movía intentando no hacerlo mucho ni de forma brusca buscando mis pertenencias ladeándome sin apenas darme cuenta para mirar a Jack. – Etto Jack… ¿Y mis libros?-

Dentro otro trozo y seguido masticar con la boca cerrada pero al fin y al cabo masticaba, mostrando muchísima preocupación con aquello si señor… mucha preocupación. Otro trozo de carne más. Cuando llevas un rato ya no sabe tan mala. La inocencia volvió en el momento justo donde debía permanecer la madurez sobre todo teniendo en cuenta qué ha preguntado y qué he de conseguir.

Parpadeaba mirándolo y de vez en cuando inconscientemente le sonreía antes de volver a tomar otro trozo de carne. –Es importante Jack… de verdad que lo es. –Dije asintiendo dos veces. -¿Y mis libros? – Me repetí de nuevo porque no hallé respuesta alguna la primera vez. La dulce inocencia de mi sonrisa y la forma de mirarlo, una inocencia virgen que amenazaba con derretir lo más hostil y que rompía su belleza cada vez que otro trozo de carne entraba en la boca. Sin darme cuenta estaba comiendo sobre Jack sentada de lado como cuando comía con mi padre de pequeña.
Ojo alba… esté… no es papá.
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Mensaje por Allen Bathory Lun Ago 15, 2016 6:46 pm

Sinceramente he de admitir que la reacción de mi joven acompañante fue gratamente sorprendente, el solo pensar que se había despojado de todo su pudor, forzada o voluntariamente, eso me era indiferente, y que se acercara tan valientemente, hizo que me relamiera sin siquiera pensarlo… era un plato delicioso. No negare, que era divertido el ver como simulaba tener la situación controlada, cuando ambos sabíamos que no era así, pero, me gustaban así, no es divertido si no hay nada que quebrar.

Tras sentarse sobre mi, acerque ligeramente su ropa, con la que jugaba, para que en el trascurso de la manipulación, rozara una y otra vez su desnuda espalda, recordándole quien dominaba la habitación; pero, también se merecía un premio, aunque siempre han de simular ser lo que no son, por ello mismo, adelante la cabeza y el torso ligeramente para poder depositar un suave beso en la zona central de su espalda, justo sobre la columna, ¿lo mejor?, el escalofrío que recorrió su cuerpo, me preguntaba cual eran sus pensamientos…

Murmuraba y farfulla cosas, no había respondido a mi pregunta, aunque, no me iba a quejar, pues el resultado había sido una mejora de las vistas, pudiendo contemplar su dulce, suave y clara piel en todo su esplendor. Me sonreía, aquello me hacía dudar sobre que podía estar pensando para reaccionar así; sea como fuere, desplace mi último juguete a una mano, con la que proseguiría el ritual, de tal forma que pude desplazar lentamente la mano libre por su espalda, rozándole ligeramente a conciencia, para terminar sujetando su costado, quizás en un intento de acercarla más a mi, quizás en un intento de ayudarle a sujetarse, quizás en un gesto de dominación… la interpretación era cosa suya.

Una segunda vez repitió su petición, pero su cara mostraba una sonrisa que no había visto en demasiado tiempo, si es que la había visto yo realmente y no eran recuerdos de Allen… se merecía una respuesta... o algo parecido a ella.

-Seguramente, sepultados bajo centímetros de nieve en la calle, probablemente insalvables…- Dije suavemente mientras miraba hacía la puerta del balcón; suspire ligeramente, y volví la mirada hacía sus aguamarinos ojos antes de continuar. –Si tan importantes son para ti… dime sus nombres, y, por el precio adecuado…-Pausé un instante para guiñarle un ojo, en señal de complicidad, estaba seguro de que entendería el juego.-…los conseguiré para ti, creo que tenias planeado estar unos días en Tempus… si no… acabas de tener un cambio de planes.- Esbocé una leve sonrisa desigual mientras alzaba ligeramente la ceja opuesta, emulando un aspecto de maldad compartida. –Creo que un trato más que aceptable, ¿no?-

Observe el plato de la comida, aun quedaba bastante carne, y la pasta ni la había tocado, me preguntaba si me había excedido con la broma, no es como si realmente me importara como tal… pero los juguetes hay que cuidarlos y tratarlos con relativo cariño, o pueden romperse. Deje la ropa sobre la mesilla para poder coger la copa, la acerque ligeramente a mis labios, pero no llegué a beber, tenía una idea mejor en mente… pero fue truncada cuando llamaron a la puerta, parece ser que estaba tan distraído que no me di cuenta de que se acercaban… aunque… eso dejaba otro nuevo juego abierto…

-Creo que es para ti, ¿Qué tal si vas a abrir?.- Dije con una sonrisa en mi cara, y mirándole fijamente a los ojos, quería dejarle claro que iba totalmente en serio. –Date prisa, tienes que volver a sentarte para terminarte la comida.-
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Mensaje por Alba Angelus Lun Ago 15, 2016 7:36 pm

Quizás no me di realmente cuenta que estaba en una posición desventajosa referente al juego en el que estaba metida, o tal vez me di cuenta hace mucho que estaba jugando por jugar, a sabiendas que había perdido nada mas pisar el tablero de juego.

Esos labios, malditos labios que depositaban en mi espalda un gesto suave de calidez que estremeció toda mi piel poniéndola como bien se dice coloquialmente “de gallina”. Se sintió suave, muy suave y mentiría realmente si no quisiera volver a sentir algo así, por suerte… no preguntó aquello porque no soy buena mintiendo.

Seguía comiendo pero mi mente se había perdido en aquellos libros, mis libros tan necesarios para encontrar información sobre cómo ayudar a mi madre, como ayudarme a mí misma. Cuando me quise dar cuenta, cegada por la inocencia estúpida que me atormenta de manera exagerada, estaba más apegada a él, lo tenía tan cerca que me apuraba respirar para no incomodarlo con mi aliento. Era mejor mantener la vista baja, no mirarlo de nuevo, porque no sé si cedería a algo que llevo esperando años hacer, por una confusión mental.

Mis ojos se abrieron y cerré la boca que estaba lista para recibir otro trozo de carne, cuando al fin hallé respuesta alguna a mis preguntas. Tenía total razón, la nieve comenzó a caer apenas habíamos salido de ese callejón y no se el tiempo real que llevo en este sitio. Acabo de darme cuenta que estoy justo ahora recobrando conciencia de muchas cosas, sin duda alguna la pérdida de sangre, el cansancio, el esfuerzo hizo mella en mí. Lamentablemente aun la está haciendo.

La tristeza por un momento se hizo presente en mi rostro y mis ojos bajaron la intensidad de ese brillo que siempre los adorna. Él hablaba y yo mientras tanto me sumía en la tristeza de haberlo hecho mal otra vez. – Necesito esos libros para ayudar a mi madre… -De pronto el tenedor se tornó un juguete anti estrés el cual apretaba en la diestra sin pensar en la dureza y daño que hacía en mi suave mano. –Debería ir a buscarlos. – Dije con suave seriedad en mi tono de voz sin importarme el pensar que podía quedar totalmente helada bajo el temporal que estaba cayendo, que podía perderme cosa muy normal en mí y por supuesto podía volver a tener alguna escena desagradable por quien deambulara en estas horas por esas calles.

Por suerte ese guiño de su ojo me sacó de los pensamientos inútiles que rondaban mi mente, y mi cuerpo reaccionó sin mi permiso, sonriéndole de forma dulce y rosada por el rubor reciente que coloreaba mis mejillas, de esa palidez absoluta que tornó mi rostro al sentir que otra vez volvía a fallar en algo importante. Aquello me recordó cuando de pequeños rompía jugando alguna cosa y Allen me guiñaba un ojo antes de decirle a mi padre que había sido él quien lo había hecho.

¿Allen dónde estás?...

De nuevo Jack borraba de mi mente a mí querido Allen, mostrando esa sonrisa picaresca y esa ceja alzada que me hacía estremecer por dentro al pensar, que volvía a meterme dentro del juego sin dejarme ni un suspiro de relajo. Pero suspiré al fin y al cabo porque no me daba mucha elección la situación, no iba a dañar a Allen por más que Jack me pusiera en el borde del precipicio y sinceramente estaba disfrutando de su compañía, aunque fuera una compañía cargada de caricias envenenadas que amenazaban con segarme la inocencia en un abrir y cerrar de ojos.
Mi silencio solo era una forma más de indicar “el que calla…otorga”. Ya no sabía si continuar comiendo o no, a pesar de que quedaba muchísima comida allí solo para mí. Sé que es de mala educación rechazar algo que se pide para ti pero no puedo comer mucho más, solo terminaré la carne, quizás después pueda comer algo de pasta… de todos modos esto esta frío ya.

Cierto… sonó la puerta de nuevo, no me había dado cuenta de que alguien se aproximaba, a pesar de que el olor a perfume barato volvía a hacerse presente en la entrada. -¿Para mí? – Le pregunté a Jack mirándolo con dulzura, para desviar la atención a lo más cercano donde dejar el plato ya vacío de carne y regresar a su regazo aferrándome en la ropa que él si llevaba. –No quiero que nadie que no seas tú me vea así… -Finalicé escondiendo mi rostro en el pecho ajeno porque realmente sentía vergüenza de tener que abrir la puerta así a cualquier extraño.
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Mensaje por Allen Bathory Dom Oct 09, 2016 1:57 pm

Aquella situación debería ser perfecta, aquel momento debería ser extasiante… ella, recostada sobre mí, suplicando… pero sus palabras estaban teñidas de mentira… y, por primera vez… de alguna forma… me dolieron… no iban dirigidas a mi, si no, a él… ¿Era por que no quería que mis juguetes pensaran en otros?... ¿Por qué él siempre se llevaba todo el protagonismo hiciera lo que hiciera?... o… ¿Quizás le había cogido cariño…?, sea como fuere… tenía que continuar y olvidar aquello…

Suspire profundamente mientras cerraba los ojos con fuerza y le rodeaba con los brazos, ayudándole, en cierta forma, a recluirse en su improvisada celda… aun podía sentir su ropa en mi mano… pasaron unos instante hasta que volvieron a tocar a puerta. Le solté, y, con cierta dificultad, pase un brazo bajo su cintura y otro bajo sus hombros, me levante de la butaca con ella en brazos, aunque… la posición era curiosa, ya que se encontraba dándome la espalda, pequeños matices nacidos de la extraña posición en la que estábamos, aunque nada realmente importante.

Avance esquivando el carro con la mitad de la cena, y, una vez dispuesto junto al borde de la cama, le deje caer sin ningún tipo de miramientos, precipitada sobre esta, casi juraría que reboto en la cama, pero no podía asegurarlo ya que había comenzado a voltearme hacía la puerta. Caminé lentamente mientras jugaba deliberadamente y de forma exagerada con su ropa en la mano, quería que la viera, era lo mínimo después de declinar mi invitación a atender sus menesteres.

Cuando abrí la puerta, allí estaba la molesta mujer de antes, con un nuevo carro tapado con una tela, intente mirarla a los ojos, pero su vista parecía absorbida por mis juguetes, me recosté en el marco de la puerta, a sabiendas de que la puerta no le permitiría ver dentro, preguntándome cuanto tardaría en dejar de mirar mis repetitivos movimientos; pero la paciencia no es infinita, y menos, cuando no es uno de mis juguetes.

-Ejem…- Dije claramente con el fin de llamar su atención y conseguir que me mirara a los ojos.

-Oh… eh...- Casi parecía que no sabía ni quien era en ese momento. -…si…- Su exclamación, podría igualarse a la de alguien que acaba de descubrir una mina de diamantes. –Le traigo lo que pidió.-

Mi respuesta fue un mero ademán con la mano, pues no merecía más, por suerte, basto para que rebuscara en el carro que llevaba, y, finalmente, sacara una decente gabardina de cuero negro, aunque, igual le iba algo justo de talla… pero eso era su problema. Cogí la prenda con la mano libre, esboce una falsa sonrisa de agradecimiento, e incline ligeramente la cabeza, curiosamente, su respuesta fue sonrojarse, pero ese, no era mi problema.

Cerré la puerta con fuerza de una patada, no quería saber ya nada más de la molesta mujer. Avance lentamente, mirándole fijamente, aun jugando con su ropa, pensando que quizás podría volverlo un pasatiempo real. Finalmente, suspire y arroje la gabardina sobre la cama.

-Lo necesitaras para volver cuando amanezca, no queremos altercados públicos, ¿Verdad, misifú?.- Mi voz era algo incriminatorias, debía reconocerlo, pero no podía evitarlo. –Eso si, recuerda esto, si te atreves a usarlo mientras yo este delante… tendrás que usar jirones en tu derrotero a casa… avisada estas.- Dije tajantemente mientras le apuntaba con el dedo índice de la mano que sujetaba mi entretenimiento.

Era hora de empezar un nuevo juego, una sonrisa picara se formo en mi rostro y mis ojos refulgieron con malicia concentrada.

Y, bien… ¿Qué se dice?.- Murmure con un tono típico de villano de película, pero, asegurándome de que me escuchaba.
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