Bloqueo mental. [Priv. Jun Wei]

Quizá no hubiera salido nada en el momento de abrir la puerta, sin embargo quiso preguntar igualmente por si la joven tenía alguna alergia del tipo que fuese pues bien podía darse el caso de serlo a los gatos y si bien la mayor parte de la mansión se conservaba constantemente limpia por los sirvientes, había algunos lugares como la propia habitación del Fénix en la que solían haber pelos de gato por toda la cama principalmente. Antes de la llegada a la habitación había estado tan frustrado con su propia estupidez, tan ensimismado intentando aclararse un poco sobre lo que estaba sucediendo que ni tan siquiera se dio cuenta de que la pelirrosa le había estado mirando disimuladamente desde un lateral, hasta adelantando un poco para poder verle los ojos. Normalmente se daba cuenta de esos detalles, y para poder verle el ojo por lógica él debería haber podido verla aun fuese de forma periférica mas no se dio el caso, ni se había percatado y siguió avanzando como si nada, exactamente como si nada no, mantenía aún cierta molestia visible para consigo mismo. En parte casi había sido mejor que no le hubiera visto en ningún momento ni se hubiera percatado de la mirada de Kou, pues de haberlo hecho seguramente también habría notado que ésta le miraba cuando su expresión se tornó molesta y si pensaba por un solo segundo que ella tenía la culpa de que estuviese así, sin duda se pegaría un buen golpe en su propia cara por hacerla sentir mal. Tampoco dijo nada durante ese breve espacio de tiempo entre que llegaron a la sala de la chimenea y avanzaban hasta la entrada de la habitación de Jun, que tampoco estaba muy lejos en comparación la una con la otra, de hecho solo había que cruzar una puerta que había en esa misma sala, prácticamente dormía al lado.


El caso es que una vez allí le respondió que no había ningún problema con los animales y que de hecho tenía unos cuantos, a lo que pudo respirar más tranquilo sabiendo que no se iba a volver loca o a enfermar a causa de que su gata estuviera rondando por la zona. No es que tuviese miedo a que se le acercase demasiado o algo así porque era muy desconfiada con la gente que no conocía, le costaba un poco coger confianza aunque luego de conseguirla era bastante cariñosa, un poquito demasiado refinada, que casi parecía más noble la gata que su dueño, pero cariñosa igualmente. -Entonces no debería haber ningún problema, te… temía que fueses alérgica a los gatos o al pelo de gato, no podrías entrar en mi cuarto ni de broma entonces.- Bromeó un poco intentando de esa forma que el ambiente se relajase un poco, aunque tuvo un pequeño fallo al hablar ya no eran tan marcados como hasta ahora, quizá hasta hubiese conseguido calmar finalmente los nervios y hablar con normalidad con Kou -mientras no sucediese nada raro más- mas la suerte quiso que la preocupación de la pelirrosa colmase y empezase a jalar de su camisa hacia el interior de su habitación. En parte se dejó arrastrar un poco para no ser tan duro con ella quedándose clavado en el sitio y porque no quería que se dañase la camisa tampoco, sin embargo y por otra parte no quería verse obligado a quedarse en la cama, principalmente porque tenía visitas, una visita que él mismo había pedido, no podía dejarla sola así sin más y no quería que se marchase tan pronto, apenas había llegado hacía un rato.


-¡Pe...pero oye! ¿¡Co...Cómo voy a irme a la cama estando tú aquí!? No te quiero dejar sola en una mansión desconocida… y tampoco quiero que te vayas tan pronto…- Exactamente, ¿Cómo se iba a tomar eso la contraria? Incluso para él, ahora que se repetía esas mismas palabras en su cabeza, sonaban un poco raras, podían malinterpretarse con demasiada facilidad, tampoco es que hubiese dicho nada inapropiado o falso, realmente pensaba lo que había dicho solo que quizá no lo expresó de la forma más adecuada. De repente le entró una sensación de pánico por la posible reacción de la pelirrosa, técnicamente no había dicho nada mal pero al tratarse de algo que se podía malinterpretar no sabía si se lo tomaría a bien o a mal, ya había visto durante el torneo lo que pasaba cuando no medía bien los límites y cruzaba la línea, si la volvía a cruzar por muy accidente que fuese, no sería capaz de volver a mirar a la cara a la joven y eso como poco.

Resultaba un tanto extraño, estar con Kou, ya fuese hablando o simplemente enseñándole la casa e incluso el solo saber que había asistido finalmente aceptando la invitación del joven Fénix, le hacía sentir bien, animado y hasta quizá un tanto excitado -en el buen sentido de la palabra-. Lo raro en éste caso era que aunque se habían encontrado en un par de ocasiones y habían hablado de algunas cosas, en realidad no sabían prácticamente nada el uno del otro, es decir, se conocían a nivel personal de saber quién es el contrario, que ambos son nobles, que tienen familia viva, y más o menos sus personalidades. A veces con eso bastaba para tener una buena relación de amistad, se apreciaban y se ayudaban si era necesario, hablaban y todo eso pero no necesitaban conocerse más allá de eso, sin embargo si quería tener una amistad más pura, más auténtica y profunda iban a tener que hablar de todo ello tarde o temprano. Por su parte no tenía el más mínimo problema de hablar de lo que fuese, no tenía ninguna razón para ocultarle nada y en el peor de los casos no le mentiría, tan solo se mantendría en silencio negándose a responder a según qué pregunta le pudiese hacer. Sin embargo, habiendo visto la respuesta que tuvo en el momento en que preguntó si tenía hermanos, una pregunta que la mayoría consideraría corriente e inocente, no se arriesgaba a preguntar directamente por miedo a que sucediese algo similar y no quería volver a verla triste, al menos no por su culpa. Es decir, si era por otra razón siempre podría animarla o intentar ayudarla, ser un apoyo para ella aunque no sirviese de mucho a veces bastaba mas si él era el culpable de que se sintiese mal o triste no podía hacer más que disculparse hasta la saciedad o meter la cabeza en el estanque.


Sabiendo pues que no tenía ningún problema de salud o disgusto personal hacia los gatos podía estar bastante más calmado con el tema y quizá más tarde incluso buscar a la ya mencionada gata para presentarla correctamente, que si la conocía bien estaría en el jardín tumbada como una reina bajo el cerezo que había cerca del también mencionado estanque. -Genial, entonces si aparece no tendré que preocuparme salvo porque salga corriendo al ver una extraña… le cuesta un poco agarrar confianza con la gente nueva…- Advirtió por si acaso aparecía, cabía la posibilidad de que se asustase al ver a alguien ajeno así de repente y se marchara corriendo como alma que lleva el diablo, si le gustaban los animales imaginaba que le sentaría mal que le sucediera tal cosa mas estando de sobreaviso podía evitar el malestar. Le bastaría un poco de paciencia, era desconfiada con los desconocidos pero tenía razones para serlo, por el momento ya se había acostumbrado a todos los sirvientes que prácticamente la tenían como una más de la mansión y a la familia Wei en general, nadie más. Aparcando el tema del animalito que ya aparecería, por un momento, Jun cerró los ojos con fuerza y se quedó completamente paralizado, al ver que la contraria se había girado para mirarle de frente y que había incluso dejado de cubrirse con la mano como hacía siempre. En ese momento lo único en lo que pudo pensar es que le iba a gritar o inclusive a pegar un bofetón de los que te dejan huella dactilar grabada como si fuese una vaca en una granja, sin embargo eso fue algo que no llegó y en su lugar hubo un silencio que le asustó aún más si cabe.


Abrió los ojos con cierto temor, lo que vio es a Kou sonrojada y casi se le detiene el corazón en ese preciso momento, y luego vinieron aquellas palabras que terminaron por descolocarlo del todo, porque sencillamente no era capaz de creerse que realmente le hubiese dicho tal cosa y de verdad. ¿Se quedaría con él aun solo fuera para hacerle compañía? ¿Tanto se preocupaba por él? Ahora no podía simplemente decirle que estaba bien y salir de la habitación porque no se lo iba a creer, le haría sentir peor y en consecuencia él se sentiría como la mayor acumulación de desechos creada por todos y cada uno de los habitantes de Spirit Soul. Con el máximo cuidado, no por miedo a hacerle daño -ya había quedado patente que si quería, ella podía con él- sino por miedo a que se lo tomase a mal, se soltó del agarre de la pelirrosa y se acercó a su cama para sentarse en el borde de ésta y volver la mirada hacia ella una vez más. -Está bien, me quedaré aquí, s...solo hasta que me encuentre mejor, se supone que eres mi invitada no mi… mi cuidadora.- Dijo intentando sonreír calmado, pudo sonreír por supuesto mas no de la forma que solía mostrar, ésta se veía más enternecida y aliviada, como si realmente se hubiese quitado un gran peso de encima o le hubiesen hecho un regalo de lo más bonito. En ese momento recordó lo que había estado pensando antes, no quería quedarse simplemente sentado en silencio y se le había ocurrido una buena manera de animar a Kou a hablar un poco más de ella misma sin necesidad de preguntar directamente. De ese modo, al no preguntar él no le estaba limitando ni obligando sino que le estaba dejando espacio y libertad para hablar de lo que ella quisiese en el momento en que sintiese que fuese necesario o simplemente no le importase hacerlo, y era que él mismo hablase de sus cosas de la forma más normal posible, dejando un pequeño espacio entre confesiones para que ella se soltase a su ritmo.


¿Por dónde podía empezar? Los hermanos estaban descartados del todo, no sabía si debía hablar o no del resto de la familia y aún si así fuese, no empezaría por ello, tenía que empezar por algo más normal, algo que no fuese tan costoso para ella de hablar. -Bu...bueno, no nos vamos a quedar aquí callados todo el rato, ¿No? Podríamos hablar de… no se, conocernos un poco mejor y tal… Recuerdo que me dijiste que eras Capitana de la División de Tronus, creo que no llegué a decirte que yo pertenezco a los Rubinus Vigilis.- Era un buen punto del que partir, un dato que ella ya le había dado y que él nunca llegó a corresponder, sin embargo no podía detenerse ahí, si solo decía eso obviamente ella no tendría mucho que decir salvo que evidentemente ostentaba ese cargo y no se había equivocado. -Oh, por supuesto, olvidé mencionarlo antes… mi gata se llama Ada, con el pelaje negro y muy presumida ella, si le haces la pelota seguro que te coge confianza más rápidamente.- Lo peor de todo es que lo decía en serio, para ser una gata que había recogido de la calle resultaba ser sorprendentemente refinada para muchas cosas, sin embargo y regresando a lo realmente importante, pensó que hablar o preguntar directamente por la familia era muy arriesgado de modo que empezaría por un escalón más abajo, una parte de la familia que no suele resultar tan problemática. Quizá a partir de ahí podía empezar a subir poco a poco los escalones de la contraria, conocerla un poco mejor y con suerte saber qué problema había con su familia en general, no es que quisiera estar cotilleando su vida sino que le gustaría poder ser de ayuda si es que era posible mas sin saber cuál era el problema no podía estar seguro de si podía ayudar o por el contrario debía cerrar la boca.

Imaginaba que al cabo de un rato aparecería la gata por la habitación como era su costumbre, a esas horas era cuando mejor se podía tomar el sol y a ella le encantaba estar fuera hasta que empezaba a bajar éste, si golpeaba demasiado fuerte el calor se quedaba a la sombra del árbol mas igualmente se quedaba fuera. Parecía que incluso le gustaba la idea de ver a la ya mencionada gata aunque solo fuera desde lejos, algo triste a decir verdad sin emabrgo desde un principio no le iba a quedar más remedio que ese, al cabo de un rato o quizá en un par de visitas ya le tomaría más confianza y estaba seguro de que le acabaría cayendo bien. Él quizá se había sentado aceptando finalmente la orden de la pelirrosa mas ella se había quedado de pie en el lugar en el que había estado antes de que se soltase de su agarre, no le agradaba la idea de que él estuviese tan felizmente sentado mientras ella permanecía en pie, y si ella le había insistido para que descansase, ahora le iba tocando el turno a él. -Bueno, acepté quedarme aquí a descansar pero me niego a permanecer sentado mientras tu estás de pie como una estatua, toma asiento sin miedo. Si no, me levanto de nuevo.- Una amenaza la mar de ridícula allá donde las haya, sin embargo contaba con que dicha amenaza fuese suficiente para que la chica se viera en la necesidad de sentarse aun fuese solo para que él no abandonase el descanso y retomase la guia por la mansión Wei. Escuchando además lo que dijo al respecto de que no lo hacía por preocuparse y todo eso, ni tan siquiera le prestó atención sabiendo ya a lo que venía todo eso, y se centró únicamente en la parte en la que le mandaba a callar, a lo que respondió haciendo el gesto de cremallera cerrándose la boca y luego tirando la “llave” por la ventana.

No tenía mucho más que decir al menos hasta que no fuese ella quien dijese algo primero o respondiese al menos a lo que había dicho él previamente sobre su trabajo y los detalles sobre su gata para que, aún sin verla, la fuese conociendo un poquito mejor y saber a qué atenerse al momento de cruzársela. Finalmente respondió algo, algo que no había esperado y que en parte era lo más previsible que podía esperar teniendo en cuenta que durante la reunión de nobles mencionaron la misión de Spatium en la que participaron tanto él como su hermana y también Kou, ellas mismas lo dijeron e incluso que se conocieron en dicha misión. En esa ocasión no tuvo la oportunidad de decir que en realidad él también había asistido, seguramente ni su hermana ni la pelirrosa lo sabían porque él estuvo en todo momento en algo apartado de la aglomeración de soldados que había allí, de hecho ni siquiera vio a su hermana en todo el tiempo que estuvo allí. -Oh si, cierto, estuve allí. No tuve tiempo de mencionarlo cuando nos vimos en la reunión, por un momento dudé incluso de si se trataba de la misma misión… No… no es tan raro, mi hermana estuvo también y lo cierto es que no me la crucé en ningún momento, llegué a pensar que le enviaron a otra misión diferente.- Al final estar en la habitación, sentado en la cama le había conseguido calmar un poco, o quizá no tenía nada que ver con el estar ahí sino con lo que había sucedido por último, el ambiente al completo estaba más calmado y se sentía bastante más cómodo aunque algo nervioso aún.

De nuevo ignoró sin ningún disimulo lo que dijo Kou, quedándose únicamente con la parte que había entendido como real y siendo el resto nada más que ruido incomprensible a sus oídos, de modo que sencillamente lo descartaba y respondía a lo que sí había escuchado -querido escuchar- bien. -Siempre que no le pongas cara de pena o que pueda confundir con lástima estará bien, no soporta que le miren de esa forma y parece tener una especie de sexto sentido para saber cuándo le miran de esa manera.- Con lo poco que había dicho no había logrado lo esperado, no dijo nada al respecto de sus mascotas ni nada a decir verdad, por lo que podía dar el intento por fallido, sin embargo no podía rendirse al primer fallo, tenía que seguirlo intentando al menos dos veces más y si todo eso fallaba entonces sí se daba por fracasado. -La encontré en un contenedor cuando no tenía ni un mes de vida, demasiada suerte que la encontrase yo porque seguramente no habría sobrevivido un día entero en ese lugar.- Comentó fingiendo una tranquilidad que no tenía, forzando una sonrisa que se notaba incompleta, si bien era cierto que le había salvado la vida aquel suceso en sí no dejaba de ser triste y al mismo tiempo le enfurecía, hasta se le fruncía el ceño ligeramente al hablar del tema pese al intento de fingir que no pasaba nada. Un contenedor, no es que le dejasen en una cajita con algo de comida y agua o leche con un cartel indicando que necesitaba que lo adoptasen, al menos un pequeño gesto de buena fe por la persona que quizá no podía hacerse cargo del animal pero no, un contenedor, una crueldad sin nombre que de haber sabido quién lo hizo, ya le habría hecho una visita tanto él como su hermana, a la que tampoco le gustó nada la noticia.