En un helado suspiro [Privado con Aonyr Kraytner]

por **Christa HelleMond** Dom Ago 14, 2016 8:34 pm

“Y aunque aún no ha llegado mi última hora, siempre regreso al refugio de los brazos de la muerte…”

Intentó que el viaje de regreso fuera lo más relajante posible, pero la de cabello zafiro estaba preocupada por ciertas cosas que no solo tenían que ver con su reino. Su familia, Alba, Master, Owen… habían decidido regresar todos juntos a Spatium, así que la ministra prácticamente estaba sola como siempre en su reino.
Cierto era que tenía a su familia militar. Para Christa sus marines eran una familia, su nación entera era una enorme familia para ella, pero entonces ¿Por qué se sentía siempre tan sola? Cada uno tenía sus propios asuntos y bueno ella últimamente tenía muy poco tiempo mucho menos para perderlo en ella.

Era de noche cuando los navíos de Tempus regresaron al hogar y descansaban ya dentro de la base militar. Todo estaba absolutamente preparado para cuando ellos habían llegado tras esa misión surrealista que les había tocado presenciar. La asistencia médica, aunque realmente no era necesaria, estaba preparada para el protocolario chequeo de cada integrante. Ahora tocaba un merecido descanso al menos para la mayoría… si… para todos menos para ella.
Christa Hellemond era alguien que apenas descansaba, de un tiempo para acá los cambios en su vida había realizado un vuelco tan radical en su persona que hábitos que para ella eran cotidianos, como es el caso del merecido descanso, eran impensables y aparcados a un segundo plano.

-Estoy bien no es necesario, gracias. –Indicaba mientras caminaba sin mucha paciencia mientras que doctores y cruiser caminaban casi intentando seguir de forma torpe el paso de la ministra de Tempus. –Pero mi señora es protocolo para todos, la incluye a usted y…. tiene sangre señora debemos chequearla que este bien.- Christa Hellemond paró en seco sus pasos y volteó lo justo para con una fría seriedad mirar al ayudante de la Caduceus Bathory y con esa frialdad hermosa, adornada de algunas salpicaduras de sangre quizás propia, tal vez ajena, alzó el mentón unos centímetros. –Soy la ministra, si digo que estoy bien lo estoy, tengo cosas más importantes que hacer, que pasar un chequeo médico. Lo entiende ¿verdad? - Le indicó al joven médico mientras éste baja apurado la cabeza asintiendo al entendimiento de su máxima superior. –Gracias. –Finalizó Christa con un suave y amable tonó de voz totalmente radical al hablado antes, sonriendo tan suave como sus palabras un momento, respondida por una sonrisa apurada del contrario, el cual se apartó para indicar que no molestaría más.

La ministra continuó su camino por la base militar, pasando todos los controles de seguridad que había hasta llegar a la zona de los despachos de altos mandos. Aquel pasillo hasta su despacho parecía tan eterno como el eco que formaba los tacones de la misma al caminar con esa firmeza que la caracterizaba. Pero una energía siempre le llamaba la atención y al sentirla, apresuró sus pasos más aún si cabía, dejando aquel eco atrás al tocar aquella moqueta del pasillo principal.
Las manos del ángel comenzaron a desabrochar los botones dorado de la destrozada casaca militar, agobiada no solo porque el calor de la temperatura ambiente de la base era agobiante con la prenda en sí, sino que realmente le estaba asfixiando el mantener una postura tan recta y cuidada delante de todos… Sus ojos azules mirando como una máquina perfecta por todos los rincones de aquel pasillo, fijando la vista ya por última instancia en una enorme puerta doble de un tono platinado… su propio despacho.

por **Aonyr Kraytner** Jue Ago 18, 2016 8:26 pm

La luz de la luna, pálida y hermosa aquella noche despejada insólita y atípica en Tempus, que atravesaba la estilizada cristalera del despacho de Lady Hellemond, revelando tenuemente el interior del mismo, creando un magnifico reflejo de su propietaria. Desde aquel lugar podía divisar el mar, vanagloriado por el astro plateado, y navíos que siempre circulaban a pesar de la oscuridad, a fin de cuentas, nuestra especialidad es el mar.

Éramos intrusos, a fin de cuentas, aunque estaba seguro de que no se lo iba a tomar a mal, aunque, la escena era cuanto menos curiosa, un par de zombies de Spatium custodiaban la puerta lanza en ristre, una cerveza Radler y una copa de vino acompañaban en la mesa al último articulo publicado en Tempus sobre Ingeniería Celular, las luces estaban apagadas, y yo, sostenía un cigarro entre mis dedos mientras estaba de espaldas a la puerta… no me gustan estas esperas…

Lleve el cigarro a mis labios para darle una calada, suspire pesadamente el humo antes de separarlo de nuevo de mí, era probable que no le hiciera tanta gracia… si es que llegaba de una vez, se suponía que estaban de regreso… absorto en mis pensamientos, casi no me percato de que estaba sonando el teléfono del despacho, había ordenado que llamaran para avisarme; descolgué el teléfono que estaba al alcance de mi mano.

-¿Si?- Murmure en un suave susurro.

-Ya esta aquí…- Dijo con voz temblorosa aquel que estaba al otro lado.

-¿Y…?- Mi tono se endureció casi sin darme cuenta, temía malas noticias.

-… se ha saltado el chequeo medico… desconocemos su estado de salud…- Terminó diciendo tras una breve pausa, por mi parte, suspire antes de continuar.

-Esta bien, yo me encargo…-

Colgué inmediatamente, quizás tendría algo más que decirme, pero poco me importaba en esos momentos, íbamos a tener problemas, le conocía demasiado bien… ¿Cuántos años hacia que nos vimos por primera vez?... ¿Dos mil?... demasiado tiempo… algún día tendría que contarle la verdad… aunque era más difícil de lo que parecía…

El eco de unos tacones empezó a retumbar por el pasillo, aunque, concretamente, sabía que tacones eran, nadie más se acercaría por aquí a estas horas. Debatía internamente, sobre si debía elogiarle por la victoria, reconfortarle por el retorno, o reprenderle por su poca preocupación en su salud… quizás un poco de todo…

Oí como la puerta se abrió a mis espaldas, y, justo en ese mismo momento, aquellos ex-soldados de Spatium, cruzaron sus lanzas para impedir a la visitante avanzar. Igual era un poco hosco, dado que era mi superior, pero… seguíamos siendo amigos, bromas peores nos habíamos gastado.

-Señorita… Ministra…- Dije en un tono serio intentando ser formal. –Aunque me alegra verle de vuelta, he sido informado de su… mala actitud… por lo que le insto a retornar sus pasos y cumplimentar el chequeo medico…-

Di otra calada al cigarro, volviendo a soltar el humo en un largo suspiro mientras me giraba hacía ella, para ver como la luna se reflejaba en sus zafireos ojos.

-Bienvenida a casa, Christa.- Mi voz sonaba a una extraña mezcla de nostalgia, tranquilidad y alegría.

por **Christa HelleMond** Vie Ago 26, 2016 10:59 pm

Como era de esperarse el olor a tabaco llegaba hasta la nariz de la ministra que arrugó esta por el molesto olor.
Una mirada a la derecha comprobando que Henri no estaba en su despacho y el ceño fruncido de nuevo porque no había ni un cruiser custodiando a entrada.

Cada mano sujetando la manilla de sendas puertas y sin pausa alguna, las abrió para meterse en la instancia. Solo pudo dar la ministra un paso al frente, cuando aquellas lanzas se cruzaron en equis a centímetros de su rostro.
De nuevo el ceño fruncido y una fría seriedad mientras ella clavaba la mirada zafiro en la figura interna en su despacho.

Desde el incidente con al Coloso, a veces su control mágico escapaba al control de sus sentimientos, emociones y he aquí una muestra de ello. La impresión, la molestia y leve enfado producido por aquellos zombies en su entrada impidiéndole el paso a ella… a la ministra en su propio despacho, todo aquello sumado con el cansancio, breve molestia de acontecimientos y sentimientos encontrados en sus adentros, hicieron que desde la punta de cada lanza comenzara una caricia criogénica que avanzaba sin piedad alguna hacia los no vivos que estaban a cada lado.

-Kraytner… -Dijo firme sin apenas pestañear ni un segundo para dejar de mirarlo como si aquello fuera una advertencia, pero cuando las armas ya estaban congeladas y esta congelación, estaba a punto de comenzar a congelar a aquellos guardias del Liche, un suspiro activo la luz interna del cuerpo de la ángel, que actuó como si fuera una pequeña onda expansiva que despidió contra la pared a los que pertenecían al mundo de las sombras.

Uno, dos, tres, cuatro pasos bastaron para que Christa Hellemond posará sus manos de forma sonora sobre su enorme mesa de despacho. - ¡Aquí no se puede fumar! –Es lo que dijo primero mientras la agitada respiración del momento y producto del acto en cuestión se normalizaba moviendo su pecho de forma algo acelerada.

Postura erguida quitándose aquella rota casaca, lanzándola sin miramiento alguno contra una de las sillas que se mostraban fuera de su sitio, para más molestia de la zafiro.
Se cruzó de brazos bajo su pecho mientras observaba los movimientos y voz sutil del contrario, acercándose a ella con esa buena palabrería que siempre había tenido.
Desvió sus ojos cuando los violeta se fijaron en los suyos. – Estoy bien… no hace falta tanto chequeo médico. –Dijo sin mirarlo esta vez revisando las cosas de su despacho de ese lado como si quisiera ver que le faltaba algo o que estaba movido fuera de su lugar.

Esa bienvenida a casa hizo que sus ojos zafiro regresaran con los del contrario. Por unos segundos la tensión pudo palparse en aquel frío silencio hasta que la ministra rompió de golpe su gesto y simplemente sonrió al contrario con un toque rosado en sus mejillas. –Cuéntame Aonyr… ¿Está todo bien?... ¿Ha pasado algo en mi ausencia? ¿Los ciudadanos están bien todos? ¿Ha habido señal pirata alguna? ¿Los documentos para que los firme están en la mesa? –Dijo esto último buscando algo nerviosa aquella pila de papeles que siempre le tocaba, leer, revisar, firmar, etc. etc..

A Christa Hellemond le importaba absolutamente todo más que su propia persona y aunque el que tenía en frente le retaba constantemente y la sacaba muchas veces de quicio, jamás podía enfadarse con él como con cualquier otro. Era algo curioso, una sensación interna como si le debiese alguna cosa, pero realmente podían ser muchas otras cosas más.

por **Aonyr Kraytner** Jue Sep 01, 2016 7:35 pm

Mi primera reacción, fue apagar el cigarro contra el cenicero, había llegado a la conclusión que ya estaba suficientemente molesta como para aguantar la broma; la segunda, suspirar por su incesante desenfreno de preguntas estrafalarias sobre los asuntos del reino, parecía que nunca iba a cambiar, siempre preocupándose por todos antes que por ella, a veces resultaba molesto…

-Si, no, si, no, quizás, no llevo tanto tiempo aquí, solo he venido porque me han avisado que estabais en camino.- Dije mientras avanzaba lentamente bordeando la mesa.

En ese momento mi mirada se desvío hacia el fondo de la habitación, donde mis pequeños yacían en el suelo, algo que debo admitir, me enojo un poco, no había sido fácil traerlos hasta aquí, no los había destruido, que era loable, pero era molesto; les ordene levantarse y recoger sus heladas lanzas, para acto seguido cerrar la puerta y volver a ocupar su posición original. Me volví hacía ella, mirándole a los ojos, en esos momentos no sabía si agradecer o maldecir la ausencia de expresión en estos.

-¿Sabes lo que me ha costado traerlos?- Mi voz sonaba suave, más como una reprimenda a una niña traviesa que a una real. –Si te apetece congelar algo…- Agarre la lata de cerveza Radler y se la acerque golpeando la mesa. -…que sea esto.-

En ese momento, más de cerca, podía ver como brillaba algo de sangre, gracias al plateado astro, en su cara; alargué el brazo para retirarle la gota que tenía en la mejilla, no estaba seguro de que fuera suya, y, aunque esperaba que no, temía que si.

-Así que no necesitas el chequeo medico, ¿no?.- Dije mientras miraba la sangre en mis dedos más de cerca, como esperando que me dijera a quien pertenecía. –Y que estas bien, ¿no?...- Volví a alzar la mirada a sus ojos, esperando que atendiera a razones. –Ya...-

Cogí la copa de vino y volví a darle la vuelta a la mesa, parándome delante de la cristalera de nuevo, suspirando pesadamente antes de tomar un trago, oteando el horizonte del precioso reflejo de la luna sobre el mar, que, por algún motivo, me recordaba al reflejo que creaba sobre el cabello de mi acompañante.

-¿Qué crees que pasaría si realmente estas herida?, ¿Si no lo notas pero te vas debilitando?, ¿Si cuando llegué la próxima batalla no puedes pelear bien?, ¿Si Tempus te pierde?, ¿Si…- Suspire profundamente antes de seguir. –El reino no puede perderte… no me malinterpretes podría levantarte e intentar llevar Tempus yo mismo… pero creo que no podría hacerlo tan bien como tu… y los chistes no tienen gracia si se los cuentas a alguien que no habla…- Reí ligeramente ante la imagen, al menos, eso me aseguraría que estaría bien resguardada de todo mal. –La luna sobre el mar esta preciosa esta noche…- Dí un trago antes de continuar y me gire hacía su posición para volver a mirar esos zafiros que portaba en el rostro. –Te propongo un trato, acompáñame a tu chequeo medico, y yo te acompañare el resto de la noche, junto al mar, bajo la luna…- Alcé la copa en su dirección mientras ladeaba la cabeza ligeramente. -¿Qué me dices?-

por **Christa HelleMond** Sáb Sep 10, 2016 11:55 pm

La joven ministra amagó una risa tras aquella sonrisa insonora que la hizo cerrar los ojos el momento justo al acto. No esperaba menor respuesta de él y tras un suspiró comprendió que en parte era cierto que andaba demasiado acelerada, mejor calmarse, se repitió en su mente mientras regulaba la respiración entre otras cosas que se aceleraban, sobre todo cuando cierto individuo rondaba por su espacio vital.

Con el rostro calmado dirigió sus azules orbes de reojo hacia la puerta, mientras aquel parecía reprimirla por dañar a sus juguetes. Christa recordó que no era la primera vez que el la recriminaba por algo así, años y años con la misma historia, pero aunque a la ministra no le achantaba nada, tenía que reconocer que eso de muertos vivientes etc. era algo que no le entusiasmaba demasiado. – Lo siento. –Dijo con la boca pequeña y voz bajita como ella sola sabía susurrar, finalizando la gracia del mayor, fijando la vista en la lata escarchándola sutilmente. Aquello le provocó una ladina sonrisa mientras devolvía la atención al varón.

Sus pupilas fijaron el objetivo de su mano y la siguieron en lo pudo en trayectoria, hasta que aquel tacto encendió sus mejillas casi derritiendo el hermoso hielo que cubría la máscara natural del rostro de la ministra de Tempus. –Ehm… solo es una gota de sangre que salpicó de un corte que tenía justo aquí.- Dijo sin mirarlo señalando su hombro que efectivamente parecía haber sido dañado, pero solo por el efecto de la rotura de la ropa, ya que su piel no había rastro ya de tal herida.

Caminó un poco poniéndose a su lado observando tras la enorme cristalera, casi queda hipnotizada con aquel hermoso paisaje nocturno. Su Tempus era hermosa la mirase por donde la mirase y tenía la enorme suerte de poder contemplar algo tan bello diariamente. Sus ojos mostraban felicidad y orgullo, aunque siempre podía ser más feliz que tuviera derecho o pudiese es tema aparte.

Suspiró tristemente al escuchar sus palabras, dejando sus ojos bañarse de lejos en aquel inmenso mar de Tempus. –Aonyr yo no soy imprescindible. Solo soy una pieza más de gobierno, una pieza mas en Spirit Soul. Si me pasase algo yo… -Tomó aire antes de proseguir. –Yo sería remplazada por otra y ya, no hay mucho más. –Sonrió de forma forzada y triste y alzó a mirada para voltear a su rostro cambiando el tono de aquella conversación. –Deja de pensar con esa cabecita en convertirme en zombie, a saber las cosas que me haces cuando no tenga voluntad alguna más que la tuya. –Dijo con una mano en la cadera y la diestra alzada indicando no graciosamente con el índice en alto.
Se volteó ondeando aquel cabello zafiro ahora, dorado antaño, mirando la luna por su comentario. –Tampoco me desagrada la idea de estar bajo tus órdenes… Ehm no te emociones, ando tan cansada que no sé lo que digo. –Finalizó posando una mano en la cara algo ruborizada, cosa que no duro mucho para que otros pudieran ver. – Sabes que con una orden simple tendrías que hacerlo igualmente ¿verdad? –Dijo tornando seria como habitualmente. - Tsk… esta bien. –Le respondió finalmente extendiendo la mano para cerrar el trato. –Pero algo rápido, estoy deseando llegar a casa, desde allí puedo trabajar tranquilamente.

por **Aonyr Kraytner** Jue Sep 15, 2016 7:36 pm

Nunca fui capaz de decir si los repentinos cambios que a veces sucedían en la actitud de mi acompañante, entre una tierna, dulce y juguetona personalidad de niña, y la personalidad de las más seria, madura y protectora de los lideres, eran agradables o preocupantes; aunque, cierto es, que las acciones, como cuando se dedico a negar exageradamente con el índice, solían sacarme una leve sonrisa.

-No creo que eso sea necesario…- Apunte, como aquel que piensa en otra cosa. –Aunque, si es cierto, que serías sustituida, pero nadie podría reemplazarte.- Comente, esta vez con un tono más conciso y sereno.

El comentario fue, curioso, la imagen mental de tenerla bajo mis ordenes… extraña… su excusa, graciosa; siempre era agradable tenerla de compañía…. y… me divertía con sus ruborizaciones espontáneas y efímeras, que me obligaban a estar mirándole a la cara en casi todo momento para no perdérmelas. Era típico de ella hacerse la dura, pero, algunas veces, como esta, cedía, solo podía creer que en esas situación pensaba que llevaba la razón.

-No te dejes la cerveza.- Murmure, para continuar casi susurrando. –No vas a tener otra oportunidad de recogerla en algún tiempo…-

Me voltee para bordear por el lado más cercano de la mesa a la misma, y, de paso, recoger el artículo que descansaba sobre esta. Mis pequeños abrieron la puerta tan pronto como nos acercamos, en ese momento, sabía que iba detrás de mí pero poco tardo en colocarse a mi lado, la ministra de Tempus no iba a consentir quedarse atrás. Avanzamos durante pasillos, y puertas, y pasillos, y dispositivos absurdos de seguridad, que, por suerte, dejaban pasar a mis soldaditos sin problema.

Finalmente llegamos a la habitación donde se habían dispuesto los subalternos de la señorita Bathory, pero, solo podía verla pasar al interior, yo tenía que esperar fuera, lo cual, era perfecto para mis planes inmediatos. Cuando pasó dentro, rodeada de médicos y auxiliares preocupados por el estado de su dirigente, me acerque a un muchacho, el ayudante de la Caduceus, el mismo, al que encargue avisarme de la llegada de la gélida regente.

-¿Podrías hacerme otro favor?- Dije con una voz suave, tranquila y esbozando una sonrisa de amabilidad. –Si no es mucha molestia…-

-Después de traer a la ministra al chequeo, claro, ¿En que puedo ayudarle?.- Su voz era jolgoriosa, estaba alegre, se podía ver que se preocupaba por Christa.

-Necesito que le hagas llegar un mensaje a Henri Saint-Exupéry, ayudante de Lady Hellemond.- Dispuse mi mano en el hombro, intentando obtener su confidencia y su colaboración.

-Claro, no hay problema, ¿Quiere que le avise para que venga a recoger a la ministra?-

-No exactamente, quiero que le informes de que mañana Lady Hellemond desea tomarse el día libre para descansar de la batalla, por lo que debe anular o aplazar todas las citas que tuviera programadas.- En el momento de terminar, apreté ligera y momentáneamente el hombro ajeno, en señal de pedirle su ayuda.

-Sin problema, será informado de inmediato.-

-Tranquilo, no hay prisa, termina lo que estabas haciendo, él lo entenderá.-

Le dedique una sonrisa final, y me aparte en dirección a la pared en la que montaban guardia mis pequeños, Christa no se enteraría de aquello hasta el amanecer, con suerte, ni siquiera entonces. Solo quedaba esperar el veredicto medico… y acompañarla a disfrutar de la velada.

por Contenido patrocinado

Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

En un helado suspiro [Privado con Aonyr Kraytner]

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater