I need you right now [Privado Mei]

La tarde comenzaba a pasar en el reino de tempus, tras el medio día el poco cálido sol de aquel reino helado se alzaba sobre el suelo, pero sin la fuerza suficiente para generar un aumento en las temperaturas. El joven peliblanco Austin caminaba cargando bajo su brazo izquierdo un cuaderno de estudio, pues tras sus clases esta mañana se le había encomendado un trabajo de investigación sobre alguna factor determinante en la historia de Chaos. Si bien estudiaba aquella carrera por intención propia, eso no descartaba lo tedioso que tantas asignaturas y tareas podían llegar a ser, por lo que no era normal que el joven albino dejara pasar una o dos de aquellas sin entregar. Pero hacía ya un tiempo que se encontraba en un limite con aquella asignatura, por lo no tenía mas opción de ir a la biblioteca de la academia en busca del conocimiento necesario para realizar su tarea. Y cuando a conocimiento se refiere Austin no pensaba en algún libro de texto, pues su cabeza de no muerto a veces olvidaba cosas, prefería acercarse a algún joven estudiante aplicado e intimidar fácilmente al mismo para conseguir que realizara sus tareas sin pedir nada a cambio, era un plan bastante sólido, al menos para Austin.

Caminaba ya casi llegando a la gran biblioteca, recorriendo aquel largo pasillo del interior de la academia, el cual era bastante pulcro, teniendo unas blancas paredes, a juego con el piso cerámico de baldosas blancas, las cuales poseían un pequeño patrón de rombos en lineas negras, siendo que por encima, en la mitad del pasillo, una alfombra roja de bordes y detalles amarillos se encontraba adornando tal lugar. Una agradable iluminación de luces blancas por encima acompañaba todo el pasillo, mientras a la izquierda unas grandes ventanas dejaban entrar la luz solar a la vez que daban una vista hacia uno de los patios de la academia, siendo que unas cortinas rojas a juego con la alfombra acompañaban estos cristales. Austin caminaba por el centro de la alfombra, hasta que finalmente dio con aquella puerta doble de madera bien cuidada, acompañada por un picaporte metálico pintado color oro que el joven usó para ingresar dentro de la gran biblioteca, siendo esta, solo una de las tantas entradas y salidas que este gigantesco resguardo de libros poseía.

Una vez dentro, la mira del Austin se comenzó a posar sobre cada persona allí, buscando a su objetivo, alguien que a su criterio, vista, y parecer, pudiera resolver su tarea sin problemas. Nada más entrar, se podía ver un gran globo terráqueo, que sobre si mostraba los reinos de Spirit Soul. Aquel colosal artefacto era exageradamente grande para poder ser usado por los alumnos, pero a cada uno de los 4 lados del mismo otros pequeños globos terráqueos mas acordes se encontraban a disposición de quien tuviera la necesidad de usarlos. A los lados se podía ver ya una cantidad de mesas y bancos a cada lado, para que los alumnos tuvieran donde sentarse, siendo que detrás del gran globo terráqueo era donde comenzaban a encontrarse las estanterías llenas de libros. Justamente donde dos grandes escaleras se alzaban para dar entrada a los pisos superiores, los cuales también se encontraban llenos de libros de utilidad de todo tipo.

Austin comenzó a caminar, adentrándose entre las estanterías al notar que la gente en los bancos y mesas anteriores no parecían, para su vista, lo suficiente intelectuales para poder con la tarea que requería. Se comenzó a meter entre las librerías de madera, las cuales daban un agradable tono tradicional y a la gran biblioteca, siendo que por parte de tempus, todo esa información podía ser encontrada fácilmente en un algún aparto compacto, que Austin tendría problemas en comprender debido a su crecimiento en el reino de Chaos. En estas estanterias, cada dos por tres se encontraban escaleras altas de madera que podían fácilmente ser desplazadas hacia donde se requirieran para llegar a los libros mas altos. Cosa que no hacía mas que dar a el peliblanco la idea de tumbar alguna cuando algún desprevenido estudiantes estuviera subido, solo para su diversión algo retorcida por momentos. Nuevamente el suelo era adornado por un alfombra roja en el medio, siendo que esta vez, el suelo se trataba de uno color madera, pero algo mas claro que las estanterías para que no todo fuera de aquel mismo color, pero aun así, logrando combinar completamente con el estilo del lugar.

El necrofago no daba ni mínima mirada a los libros junto a él, mas bien sus ojos rojos se posaban sobre los estudiantes que observaban los libros atentamente, aunque lo buscaba era otra zona donde los bancos y mesas de madera volvían a aparecer, pues dentro de tal biblioteca gigante había muchos lugares donde sentarse a leer, y muchos libros para escoger, lo que llevaba a que fuese un poco peligroso por la idea de perderse entre tanta estantería y libros. Siendo aquel lugar de mesas que el buscaba, el normalmente mas tranquilo, y donde las mentes mas activas se resguardaban, o al menos así lo veía él.

El joven de ojos rojos había dado ya un par de vueltas entre las estanterías de madera, un rato considerable que comenzaba a parecerle inusual. Aquello, hizo pensar el joven peliblanco, logrando que prácticamente asumiera que estaba perdido entre tan inmensa biblioteca. Parecía andar en círculos o algo parecido, pues siempre volvía al mismo lugar, donde aquel gran globo terráqueo. El peliblanco comenzaba a cansarse de aquello, pues como si el destino mismo lo pidiera, parecía no poder avanzar dentro de la biblioteca. Con su ceño fruncido y un leve cansancio mental por la situación tan inusual, el joven no muerto se decidió a buscar quien hiciera su tarea en algún lugar donde se le permitiera. Primero miró las mesas cercanas a la entrada, pero nuevamente la gente de allí no parecía tener la capacidad a los ojos del peliblanco. Ademas, algunas personas ya no estaban allí, provocando que el numero se redujera. Cuando la paciencia del joven comenzaba a colmarse, casi haciéndole pensar que era mejor idea hacer su tarea por si mismo, recordó las escaleras. Se volteó rápidamente y observó aquel gigantesco par de escaleras que conducían al primer piso.

El ex soldado de chaos con sus orbes rojos recorrió aquel par de escaleras de madera de encima hacia abajo, mientras una leve molestia y sensación de desagrado le recorría el cuerpo. Frunciendo su ceño y con el rostro inconforme miraba aun tieso. En verdad no le agradaba subir de piso, sabía como mientras subía pisos la tecnología parecía aumentar, poniéndole sobre situaciones y objetos que no conocía, algo que le hacía sentir curiosamente incomodo al provenir del reino menos avanzado, y teniendo que haber vivido una vida aun privado hasta de sus propio avances culturales, siendo que la única vida conocida por el joven peliblanco era la de luchar por su reino sin recibir nada a cambio. Por lo dicho, ese tipo de cosas acercadas a Tempus, e incluso algunas pequeñeces de Spatium, lograban ser incomodas para el joven que no tenía idea de como tratarlas, generando que prefiera evitarlas la mayor parte del tiempo. Sin embargo, ignoró todos esos pensamientos ideas y tomó algo de aire llenando sus pulmones y sacando el pecho al frente, para comenzar a subir aquellas escaleras hacia el segundo piso, con la esperanza de encontrar allí a aquella persona que pudiera ayudarle en su tarea. Y por ayudarle, se refería a hacerla de principio a fin.

Una vez sobre el primero piso, la sensación de incomodidad aumentó, provocando que su ceño fruncido se notara más, pues aquel piso era completamente avanzado en tecnología. Austin comenzó a avanzar lentamente mientras su mirada rodeaba todo lo que encontraba. Todo allí parecía tener un color de pulcro blanco insuciable, adornado por unas luces amarillas en el techo, mientras en las paredes una iluminación verdosa se hacía notar, pero en el suelo todo parecía verse de un color azul marino. Gran cantidad de aquel lugar estaba adornado con vidrios y espejos, como si no hubiera otro material mejor, pues aquello dejaba ver con claridad una serie de tubo y otras cosas tanto bajo el suelo como en las paredes. Una que otra columna por aquí y por allá, todo con esquinas redondeadas, evitando asi las puntas filosas. Todo parecía estar exageradamente ordenado y limpio, provocando que los pasos del peliblanco fueran lentos y cuidadosos no queriendo dar un paso fallidos sobre aquel vidrio que separaba el suelo de lo que parecía una caída de unos pocos metros.

Algo lejos podía ver lo que parecían las librerías, iluminadas por luces verdes, se fue acercando a una de esas cosas blancas, que parecían maquinas avanzadas mas que muebles. Se sorprendió al notar los libros que allí se posaban, ninguno parecía estar hecho de hojas, mas bien parecían cajas de metálicas adornadas por unas luces rojas, azules, y verdes, que quizás algún significado tenían. El joven de ojos rojos tenía cierta curiosidad, pero a la ves leve miedo de posar su mano sobre una de esas cosas. Por lo que se mantuvo recto en su andar, caminando incómodamente entre las estanterías, evitando acercarse a las mismas. Austin comenzó a ver con mala cara al resto de estudiantes que pasaban tranquilos entre las bibliotecas y demás cosas. Como si aquello le molestara, siendo que le provocaba una leve envidia el saber que para ellos no había preocupación alguna en pasar por ahí. En verdad le molestaba que a ellos no les pareciera peligroso o incomodo aquello mismo, siendo que el comenzaba a desear volver a la planta baja.

Entre que avanzaba por las tecnológicas estanterías de Tempus pudo ver a los lejos un conjunto de mesas que parecían estar vaciás, no lo dudó mucho y apretó su paso para salir de entre las estanterías acercándose a aquella mesa que parecía ser demasiado avanzada para la madera rustica que Austin acostumbraba. Llegó allí un frunciendo su ceño algo molesto he incomodo. Fue entonces cuando el peliblanco se dio cuenta de la presencia de una joven en aquella mesa, provocando que sus orbes rojos se posaran sobre la misma, que parecía estar usando un aparto de esos tecnológicos sobre la mesa. En verdad no quería pasar mucho mas tiempo en aquel lugar, al verle tan concentrada en su aparato, y voluntariamente solitaria, se le vino la idea de que ella podría ser el tipo de persona que buscaba. Una sonrisa de victoria se posó sobre el rostro del peliblanco mientras miraba a la joven de cabellos castaños. Aquella satisfacción le hizo olvidarse un poco y quitarse la incomodidad de esta entre tanta tecnología, pues su mente rápidamente se concentro en poner el marcha el plan de obligarla a realizar su tarea.

Austin tomó primeramente una silla cercana, arrastrándola un poco por el suelo para comenzar a llamar un poco la atención de la muchacha, dejándola a un lado de la silla de ella. Contrario de lo que haría cualquier otro, se sentó sobre la mesa junto al aparto de la joven, descansando sus pies sobre la silla, mientras miraba a la joven con una sonrisa un tanto divertida. - Oye pequeñita - Comenzó primero, teniendo bien en claro como ser los suficiente persuasivo con sus palabras, o es creía. - ¿Porque no me prestar un poco de tu atención?- Le musitó aun sonriente, comenzando a posar su mano levemente por encima del portátil. Pues si bien no conocía bien el aparato, sabía mínimamente como funcionaba, pues había visto a muchas personas cerrar y abrir uno de esos como si la tapa de un libro se tratara. - Creo puedo estar necesitando la ayuda de alguien como tú - Agregó persuasivo, comenzando a cerrar la tapa de aquel aparto sin pedir permiso, e incluso contra la voluntad de la joven, aprovechando que tenía su atención sobre él.

Aprovechó esos momentos para echarle una mirada encima a la joven frente a él, observando sus cabellos largos recogidos sobre su cabeza en forma de dos grandes roscas, pero dejando que dos coletas cayeran a cada lado, siendo las mismas bastante extensas. Una tez blanca clara, aunque no llegaba a ser tan blanca como el albino cuerpo del joven. Además unos unos ojos azules bastante bonitos que le hicieron quedarse mirándole mientras esperaba por una respuesta de ella.

Una vez diera con las notas que apunte sobre la clase. Enseguida comencé a hacer la tarea desde el portátil tranquilamente. Escuchar los pasos o el mover de algunas sillas me hacia sentir relajada, sabiendo que ahí había gente, a pesar de que donde estaba yo, estaba completamente sola. Buena opción había pensado yo. Porque no se me daba el hecho de estar donde más personas, porque me pondría algo nerviosa. Al menos los que estaban rondando por ahí no eran demasiado ruidosos, aunque se podía escuchar el típico cuchicheo de algunas chicas, que a pesar de estar en una biblioteca, estas parecían no importarle ese hecho. ¿Cómo sabía que era lo típico? Porque siempre en la mayoría de sitios así, siempre había ese típico grupo hablando. Ya fuese hombres o mujeres. Resople cerrando los ojos por unos segundos. Concentrándome mejor en mi tarea, la cual estaba avanzando de forma agradable para mi. Pues si lo acababa terminando, podría irme a mi cuarto de la academia y quedarme jugando a cualquier consola que me había traído cuando me mude aquí. Que obviamente estas eran importadas de Tempus. Siendo así que apenas ya sabía usar la mayoría de las cosas de Tempus. Ya que en Spatium carecen de la gran mayoría de cosas que hay aquí.

Mientras más tiempo pasaba, menos me quedaba de la tarea. Aunque realmente aun faltaba un buen trecho para poder terminarlo ya. Esto era algo que podía admirar o al menos valorar un poco de mi misma y era el hecho de terminar siempre la tarea que daban nada más salir de la clase o así. De ese modo no tendría problema alguno de siempre ser quien tuviera la tarea hecha y que de ese modo me salvara de que me vieran con malos ojos por si no fuera responsable.

Ahora mismo estaría jugando al portátil a cualquier juego que tuviera por ahí metido, pero obviamente siempre la responsabilidad estaba primero. De repente. Se me paso por la cabeza el hecho de pensar como seria si estuviera con más gente. Levante entonces la mirada y fije mi vista hacia el frente. Observe detenidamente las estanterías y luego mi mirada se desvió hacia la mesa donde yo estaba y las sillas vacías. Me sentí de repente sola. Como si no hubiera nadie más en esa biblioteca, a pesar de que había visto ya un par de personas por ahí rondando, era como si realmente no hubieran estado nunca o así lo sentí. Volví entonces a resoplar. ¿Por qué estaba pensando en eso? Solo había venido para hacer la tarea, no para pensar como seria estar en un grupo de gente. Ni que realmente fuese algo importante, estaba bien así o así trataba de verlo yo, aunque en el fondo sintiera otra cosa, pero como siempre. Trataba de engañar a mi mente o a mi misma para no pensar en ello más.

Cuando ya parecía que apenas me faltaba un poco. Algo llamo la atención o mejor dicho, el ruido de una silla arrastrándose. Por ello levante la mirada confundida. Me di cuenta de que ahí había otra persona. Un chico de cabellos alvinos, haciéndome recordar que anteriormente antes de subir las escaleras. Había visto una cabellera así. Al fijarme en sus ojos, me di cuenta que estos eran de un rojo intenso, cosa que me hizo quedarme mirando a estos de forma inconscientes. Pues era un color que me atrapaba, más bien si este estaba en los ojos. Además de ser uno de los colores favoritos, aparte del blanco, negro, rosa y verde. Entonces. Por unos instantes me sentí nerviosa. ¿Quien lo iba a decir? El hecho de que alguien se acercara hacia donde yo. Trate entonces devolver nerviosa mi mirada a la pantalla del portátil, como si realmente no le hubiera visto. Pude ver de reojo que puso su silla al lado mío. ¿Qué querría? Sentía que mis nervios no se iban y ni si quiera podía concentrarme en lo que estaba viendo de mi portátil.

Realmente no sabía que hacer o como reaccionar. Quería mirar de reojo que hacia, aunque sin fijarme del todo, podía saber que estaba sobre la mesa de lo que apenas podía ver. Ya que él estaba a un costado de mi ordenador. ¿Qué querría? Quizás solo estaba de paso o algo así. No lo sabía. Lo que si estaba claro era el hecho de que él estaba ahí presente y sin mirarlo, ya sentía que me estaba mirando. Pues no hacia falta estar mirándole para saberlo. Pues eramos los únicos que estaban ahí. Es decir. En esa zona. Ya que los demás posiblemente estaban por la zona donde estaban los libros o otras mesas apartadas de esta. Tenía que tratar de calmar mis nervios y a mi corazón, el cual se había acelerado por la misma razón. Claramente era normal ponerme así, cuando nunca había hablado más físicamente con otra persona. Pues ya había recalcado de que solo había hablado a través de la red de Tempus con algunos y ya.

Omitiendo ya eso. Mire de forma inconsciente hacia mi costado. Observando como tenía las piernas sobre la silla. ¿Qué forma era esa de sentarse? Aunque realmente era algo que capto mi atención o más bien, finalmente el que dijera ''pequeñita'', hizo que le mirara finalmente a él. ¿Me había dicho pequeñita? Fruncí ligeramente el ceño. Ya era algo adulta y podía cuidarme sola o eso es lo que yo quería, pues ni sabía cocinar realmente. Además de que realmente en el fondo si que era alguien dependiente, cosa que no quería demostrar mucho. Queriendo demostrar que yo podía cuidarme solita a mi misma o algo así. Sino, no sabía de donde sacaba esas ganas de demostrar que no necesitaba de nadie o cosas así. Volviendo a omitir eso. Devolví mi mirada hacia el portátil. Hasta que escuche sus siguientes palabras. Las cuales me preguntaba sobre que porque no le prestaba un poco de mi atención. Diciendo que quizás necesitaba la ayuda de alguien como yo. ¿A que se refería con eso? ¿Alguien como yo? Además de que vi como apoyo su mano sobre la tapa de mi portátil y lo cerro como si nada. Obviamente me quede en un leve shock.

Al final. Cuando pude reaccionar. Mi mirada se poso sobre la de él, denotando clara molestia. Hasta casi infle las mejillas o semi las infle ligeramente. —¿Te crees que ese es el modo de pedirlo?— Le pregunte. No esperando realmente respuesta alguna. Aunque realmente estaba nerviosa pero trataba de no demostrarlo. Así que me adelante a hablar yo. —¡A-ademas! Ahora estoy haciendo mi tarea. Apenas me faltaba poco.— Tenía las mejillas algo rojas de repente. Obviamente eran por los nervios. Me era difícil no sentirme de ese modo. De igual modo sentía algo de calor y tuve que desviar la mirada para no verlo. ¿Realmente era tan difícil de conversar? Hasta ni si quiera pude evitar tartamudear de la nada. Cosa que no debería de ser así. Trague grueso de forma disimulada y espere a que el peliblanco apartara su mano de mi portátil. Queriendo continuar con mi tarea. Aunque realmente no me importaría ayudarle con la tarea, pero no lo iba a hacer por la manera en que me lo pidió. ¿Acaso no podía ser más educado? Aunque tampoco yo fuese una diosa de ser educada.

Los rojos orbes del peliblanco se encontraron con aquel ceño fruncido sobre los ojos de la jovencita. La sonrisa en rostro no se borró, pues conocía lo suficiente las reacciones de las personas como para saber que ese era el modo en que la mayoría de la gente reaccionaba ante sus palabras. Quizás por eso siempre andaba solo, sin nadie que le rodee, nadie podía aguantar la personalidad del albino no muerto. Lejos de sentirse mal por eso, tenía cierto orgullo por su forma de ser. Después de todo, casi todo lo que hacía le salía bien, no había razón por la cual no estar orgulloso. Aquella retorcida personalidad, probablemente se debía a su muerte y resurrección, provocando que perdiera cierta estabilidad mental que le hacía igual al resto de personas. Sin bien podía aparentar ser un hombre calmado al encontrarse con la boca cerrada, todo el que estuviera cerca de él sabía lo molesto que podía llegar a ser. Completamente sarcástico, sin respeto hacia el resto. Y de acciones como esas le nacía un retorcido orgullo al peliblanco, al punto que le encantaba su forma de ser, y no tenía intención alguna en cambiar sus actitudes. Aun cociente de lo irritante que podía resultar para otros. El ceño fruncido en el rostro la contraria no lograría intimidar a Austin ni un poco si eso era lo que pretendía. Después de todo, el era un ex soldado. Miradas mas frías y afilada se había encontrado en esos días. Mas parecía un pequeño cachorro enojado a los ojos del joven peliblanco. Por lo que solo le podía hacer sonreír mas, diviertiendole de alguna forma el que ella pensar que aquel ceño fruncido iba a poder afectarle de alguna manera. Seguía inmóvil sentado de aquella forma que para él era mucho mas cómoda, ademas de verse mejor, al menos eso le parecía. Comenzando a escuchar las respuestas de la joven frente a él.

Quejosa y molesta sonaba la joven, demostrando en sus palabras como se sentía ante el pedido de Austin. El joven no muerto no mostró queja alguna ante el tono de voz y las actitudes usadas por la joven. De la cual aun no conocía su nombre. Pues solo se había acercado al pensar que podía ser inteligente, lo suficiente para ayudarle en su tarea de ese día. No le afectaba para nada la queja con la que comenzó. Como se ha mencionado antes, Austin era orgulloso de sus acciones y sus actitudes. En verdad si le parecía esa la forma de pedirlo, después de todo, ya le había funcionado bastante veces. Le era bastante simple, aunque no sabía bien como lo hacía, pero tanto hombres como mujeres caían en sus pedidos y terminaban haciendo su tarea. Para los hombres era fácil, amenazarlos un poco con su mirada de soldado, mostrar sus puños iracundos, y en casos mas difíciles empuñar uno de sus revólveres. Pocos alumnos en verdad tenían la capacidad para lucha decentemente, aun menos eran los que podían plantarse frente a un arma cargada sin temblar como un flan. La sola presencia de uno de esos revólveres Colt SAA calibre 45 bastaba para que los genios de la academia comenzaran a hacer la tarea sin queja alguna. Con las mujeres ya era un tanto mas complicado, no estaba en sus principios de soldado el intimidarles violentamente para conseguir algo como eso, aunque ser violento era de alguna forma su modo de vida. No solía usar su revólver con ellas, mas bien intentaba ser persuasivo. Con una mirada lo suficiente convincente y las palabras indicadas, ademas de tocar en el punto exacto, las jóvenes de la academia se rendían terminaban por realizar la tarea de Austin. El problema con el peliblanco, es que le Academia estaba poblada por gran cantidad de alumnos, y pocas veces podía volver a encontrarse con alguno, dar con él, o saber donde estaría, por lo quera normal que siempre terminara pidiendo a alguien diferente. Por eso quizás tenía tanta facilidad en lo que hacía, su experiencia en ese juego lograba que mantuviera siempre el control, y obviamente siempre saliera ganando. Debido a eso, el podía suponer fácilmente cuales serían las reacciones de la joven ante sus actitudes tan persuasivas.

Obviamente no dio respuesta ante la primer queja, no había una pizca de arrepentimiento en él, y de todas formas ella se había adelantado a decir otra cosa. El evidente tartamudeo en esa oración obligó a Austin a soltar una pequeña risa en cuanto ella terminó. No puedo evitarlo, había reconocido entre esas quejas el nerviosismo de ella. Era en especial divertido el que ella reaccionara de esa forma. Después de todo no se lo esperaba, si no mas bien una queja segura y actitud negada ante su pedido. Pero el verle tan nerviosa e insegura le comenzó a resultar interesante, tanto que tras esa risa puso sus orbes rojos en el rostro de ella, notando el rojo en sus mejillas. Se negó a quitar su mano del portátil, y por lo mismo evitar que ella pudiera volver a su tarea. Quería su concentración y atención en él. Por alguna razón, esa nerviosa reacción de ella rompía con los parámetros esperado por el peliblanco. Eso la hizo especial de alguna forma, ahora el joven de ojos rojos debía continuar diferente a como solía hacerlo, pues le parecía que debía aprovechar ese nerviosismo para meterse aun mas con ella, y provocar de esa forma la perdida de su paciencia, una buena forma de conseguir lo que uno quiere.

Decidido a aprovechar eso, Austin mantuvo su sonrisa, mirando a la joven mientras se inclinaba un poco hacia ella, con su mano zurda aun sobre el portátil evitando que esta pudiera usarlo. - Oye, niña bonita... no tienes que pintarte de rojo... si lo único que quiero es que me ayudes un poco - Comento realizando algunas pequeñas pausas para luego soltar una pequeña risa. Burlándose de las rojas mejillas de la contraria, haciendo inclinación en la palabra bonita, sabiendo como aquella podía volverlo mas persuasivo, y hacer que la joven le mirara de una manera diferente. De igual forma, el recalcarle que no haría mas que ayudarle, de alguna forma era pasarse de confianza. Algo acostumbrado por el no muerto, era no tener la misma ética que un vivo, o alguien cuerdo por completo. Para el no había ningún problema en traspasar tales grados de confianza sin permiso. Incluso preguntar por intimidades sin sentir una pizca de vergüenza. Por eso mismo era capaz de expresarse de esa forma ante alguien que apenas acababa de conocer, aunque en verdad no le conocía nada, y tampoco estaba en su intención eso. Austin solo buscaba alguien que hiciera su tarea, todo lo demás no le parecía muy importante.

El joven de orbes rojos acercó su mano libre al hombro de la joven, para apoyarlo sobre el mismo con suavidad, pero afirmarse un poco al apretar con suavidad el mismo. Otra forma de llamar su atención. Esta vez rompía con su espacio persona como si tuviera todo el permiso de aquello. Tocándole sin problema, sabiendo que para el resto de personas eso no sería correcto, pero ni aun sabiendo lo que pensaría otra persona el iba a cambiar su forma de ser. Terco en aquel aspecto era su orgullo lo que no le permitía cambiar sus actitudes de alguna forma. Supongo aquel era uno de los precios a pagar por haber vuelto a la vida tras su decapitación. - Vamos, no seas mezquina, puedes hacer lo tuyo luego - Insistió buscando siempre la atención de ella, no despegando sus rojos ojos de los orbes contrarios, ni borrando esas sonrisa orgullosa y soberbia de su rostro. Por ahora no hacía mas que insistir como una molestia. En cierta forma quería ser paciente. Tras haber visto el nerviosismo de la joven, estaba deseando ver su limite, y poder admirar y disfrutar de como se pondría si podía empujarla mas al limite. Por eso se empeñaba mas en molestarle que en buscar convencerla, después de todo, si no era aplicado para hacer su tarea tampoco lo sería para pedir que la hagan, y se distraía con facilidad si algo le divertía de camino.

¿Cuándo pensaba apartar su mano sobre la tapa de mi portátil? Vale. Podía ayudarle todo lo que quisiera cuando terminara mi tarea, pero es que si no hacía eso. ¿Cómo quería que lo hiciera? Además de que me faltaba poco para poder terminar y de ese modo podría centrarme del todo de la tarea de ese chico, pero... ¿Desde cuando pienso yo antes en mi misma? Esta bien. Me había pillado yo misma. Pues siempre pensaba en los demás, pero me parecía injusto que lo pidiera de esa manera, como si él fuera demasiado importante o alguien de la nobleza que debía de ser alabado por donde pisara. Yo no era alguien que alababa a los nobles o los siguiera como si fueran tan importantes. Además. ¿Por qué yo? Había gente más lista para ayudarle con la tarea, seguramente que hasta yo le haría mal la tarea o seguramente mi letra quedaría feo en su libreta. Aunque seguramente se refería que le fuera indicando cada cosa para que él mismo lo fuera añadiendo en su tarea, pero... ¿No seria trampa? Nunca antes me habían pedido que hiciera la tarea y mucho menos yo había pasado por esto. Por ello me sentía nerviosa, además de que no sabía como defenderme o tratar de evadir al chico. Era obvio y de lógica que yo era una persona que siempre trataba de ayudar en lo que pudiera a los demás, pero... ¿Cómo quería el peliblanco que le ayudara? Si este como si nada vino a cerrar la tapa de mi portátil sin permiso alguno, como si él fuera dueño de todo. Aunque era envidiable. Eso denotaba la confianza que tenía consigo mismo, cosa que yo no tenía. Vivía mi vida siempre insegura o no sabiendo siempre que hacer. Por ello siempre me tomaba a veces cierto tiempo o dificultad en ciertas decisiones que tenía que tomar la gran mayoría de las veces de mi vida, esperando no volver a pasar por ese tipo de momento porque era algo que realmente me disgustaba al no saber decidirme. Omitiendo ya eso. Me fije mejor en el chico. Más bien en su vestimenta que me resulto algo curiosa, aunque realmente se veía bien. Espera... ¿Estaba mirando la ropa del chico? ¿En que momento empecé ha hacer eso y por qué? Me abofetee mentalmente por ello, tratando de centrarme en lo primero y era más bien en que él apartara su mano sobre la tapa de mi portátil y todos contentos.

Escuche reírse al peliblanco. ¿Qué le resultaba tan gracioso? ¿Acaso había dicho algo que tuviera motivo de gracia? Inconscientemente mis mejillas se inflaron algo más. Para mi no era gracioso que pudiera dañar a mi portátil. Podría entrar en cierta locura y lanzarme a su cuello a tratar de golpearlo si así fuera. Porque yo valoraba demasiado mis cosas. Pues les cogía cierto cariño exagerado y que si alguien lo rompía, para mi ya estaba en la lista negra. Pues volvía a repetir que mis cosas eran importantes. Hasta me pondría a llorar si a mi misma se me rompía el portátil. Aunque no en todo me ponía así sobre protectora. Como la ropa o cosas así. En cambio cuando se trataba de las consolas o el portátil o cosas así de Tempus. Yo misma sacaba las uñas si hiciera falta, saliendo el ser egoísta. Aunque trataba de evitar eso para ser amable. Cosa que me salía muchas veces naturalmente, aunque dependiendo de quien y con que para que pudiera serlo, pues había ciertas personas, como ahora el peliblanco que podían llegar a hacerme sacar de mis casillas. Aunque más que todo me sentía nerviosa por tener a alguien ''atento'' a mi.

No me espere cuando el chico se inclino algo a mi, a lo que yo claramente reaccione por ello, poniéndome más nerviosa y que el color de mi rojo de mejillas se hiciera más intenso, no pudiendo evitar sentir arder estas. ¿Qué se creía que hacia? ¿Qué pensaba hacer? Mi corazón estaba claramente acelerado por ello. Pues volvía a decir que esto era una nueva experiencia para mi. Aunque más bien casi mi rostro estalla cuando escuche que me decía bonita. ¿¡Bonita yo!? ¿¡Me había dicho bonita!? Estaba que no me lo creía, más bien mi mente de tanto que tener que pensar, casi estalla también, sintiendo como en mi interior se acumulaban de muchas emociones de nervios y el sentirme avergonzada sin razón aparente. ¿Por qué me hablaba de ese modo tan confiado? Encima de que recalco lo de pintarme de rojo, cosa que hizo que desviara la mirada rápidamente, pues si seguía mirándole a la cara, sentía que me iba a dar algo. —¡N-no estoy roja! ¡No di-digas cosas que te imaginas!— Dije claramente nerviosa. Mintiendo, a pesar de que era de lógica que se me veía en el rostro lo sonrojada que estaba y de eso podía darse cuenta cualquiera nada más ver mi rostro.  Hasta tuve que tragar grueso, sintiendo como mi saliva pasaba con dificultad por mi garganta. ¿Tanto así me ponía con un completo desconocido? Además de ser alumno. Cosa que me di cuenta o suponía que se trataba de uno. Ya que no cualquiera te viene y pide que le hagas la tarea. ¿Seria otro alumno de la academia de Tempus? Era evidente la respuesta aunque él no me la diera, pero obvio de que si, pero... ¿Qué tipo de alumno era él? Pues recordaba que habían muchos tipos de alumnos en esta academia. Aunque yo solo me centré en la carrera universitaria.

Por una parte me sentí emocionada de repente. ¿Por qué? Por el hecho de estar hablando con alguien, a pesar de que este alguien solo había venido por interés pero... ¿Acaso no podía alegrarme de ello? Al menos había podido hablar con alguien, cosa que realmente pensaba que no pasaría al estar acostumbrada a estar sola o a mi bola sin que nadie me moleste. Por ello era algo que me ponía nerviosa pero que a la vez me hacía feliz, queriendo sentir más de ello. Que pudiera aprovecharme un poco más de ese sentimiento de hablar con alguien. Aunque me sentía egoísta, a pesar de que él solo vino para una clara intención, a pesar de que él modo en que lo hacía, era algo que me ponía claramente nerviosa, pero... Quería sentir al menos un poco feliz, al menos un poco de esa manera, experimentar un poco más, pensando que realmente estaba pidiendo mucho o que quizás no me lo merecía a pesar de que yo no le había hecho nada a nadie. Omitiendo ahora eso. Ya no sabía que responder, pues me había quedado en blanco después de decirle que no estaba roja y así. A pesar de que realmente si lo estaba, pero era lo único que apenas pudo salir de mi, hasta tartamudee sin darme cuenta.

Me tomo por sorpresa cuando sentí como apoyaba su mano sobre mi hombro. Sentí por ello un escalofrío y no pude evitar mirar su mano primero y luego rápidamente con los nervios aun en mi, a su rostro. ¿Qué tipo de confianza era esa? Ni que realmente nos conociéramos toda la vida. Escuchar las siguientes palabras, hizo que dejara de inflar las mejillas. ¿De verdad estaba siendo mala? No lo había visto así, realmente quería terminar mi tarea para luego quedarme en mi cuarto como siempre, en vez de estar haciendo lo que otros harían quizás. De ir de fiestas o quedarme en cierta parte de la academia hablando con personas o así. Pues yo más bien me quedaba en mi cuarto. —¡¿Qué con-confianzas son esas!? ¡Yo ni si qui-quiera te conozco de nada!— Le dije aun claramente nerviosa. —Además... ¿Por qué yo? Hay más gente por ahí rondando en la biblioteca, no soy la única y seguramente esa persona te lo haga de verdad y mejor.— Obviamente quería recalcar eso, pues seguramente esa gente le vendría mejor que yo. Pensaba que yo si le ayudaba, lo haría peor. Así que de cierto modo si que estaba siendo amable y ayudando en que su tarea no estuviera mal por mi culpa, aunque repetía que era trampa. Pues debería de ser la tarea él mismo. —Aunque eres un vago. Deberías de hacer la tarea tu mismo. De ese modo aprendes.— Le dije, con el ceño fruncido, tratando de evitar su contacto visual. De igual modo aproveche a apoyar una de mis manos, la cual tomaba el ratón, sobre la de él que estaba en la tapa de mi portátil. Al principio me resulto extraño, pero luego trate de apartar su mano de ahí con delicadeza.

El joven peliblanco mantenía sus orbes rojos sobre la contraria, sonriendo y riendo a lo bajo por momentos divirtiéndose con las reacciones y respuestas de la algo bonita joven de cabellos castaños. Podía notar un claro nerviosismo en cada palabra de ella, al parecer no le era del todo cómodo con Austin apoyara su mano sobre ella. El contacto tan directo era, al parecer, algo que la joven no acostumbraba de esa forma. Le divertía al algo sádico no-muerto, de una forma un tanto retorcida quizás, pero aquella era la forma en que su sentido del humor funcionaba. De igual forma, el poco o carente orgullo que la joven demostraba, resultaba interesante, alguien que no se tenía confianza y parecía apequeñarse en cada movimiento. El peliblanco frunció su ceño por unos momentos, demostrando cierta molestia cuando oyó la palabra vago. Bien él sabía lo que era y lo que no, y sentía orgullo por cada aspecto de su persona, pero aquella joven lo había dicho como si eso fuera algo malo, un defecto, prácticamente como si le insultara. Austin gruñó levemente, y sintió la mano de ella sobre la propia, lo que le llevó a desviar su mirada y que sus orbes rojos se posaran sobre ella. Naturalmente, el cuerpo del peliblanco era frio, como una pared, después de todo él estaba muerto. Por eso, sentir la calidez de la mano contraria sobre la propia le resultó agradable de cierta manera. Sin embargo, al notar que ella trataba de apartarle la mano de forma delicada, retiró su mano bruscamente, mientras desviaba la mirada.

Casi parecía mostrarse molesto, u ofendido. No sonreía, al contrario llevaba un semblante más serio, como si hubiera terminado sus juegos. Dejó que haya silencio por unos momentos, mientras su mente intentaba recapacitar, pues sabía bien que no era correcto estallar por algo así. De igual forma el insulto no había sido tan grande, y aun necesitaba que alguien hiciera su tarea. No iba a dejar de ser persuasivo, aun sabía bien las palabras que debía decir para que aquella joven hiciera lo que él quería. Después de todo, Austin siempre tenía lo que quería, de quien quería. Todo este tiempo lo llevaba haciendo, era aquella su forma de aprobar, pues aunque sabía de algunas materias, no todas eran de su agrado. El podía prestar atención y saber de algunas cosas, pero lo que no le interesaba, era imposible que lo aprendiera. Era aquellas tareas las que dejaba para terceros, siempre logrando convencer a alguien para que no se llevara una bronca de los profesores por no haber realizado su tarea.

Volvió su mirada a la chica allí frente a él, de la que aún no sabía ni su nombre pues él no se había ni presentado, y obviamente ella tampoco. - Si te he elegido a ti para que hagas mi tarea deberías sentirte alagada – Musitó con un tono un tanto firme, demostrando una pequeña pizca de molestia. El comentario de la joven había logrado molestar solo un poco a Austin, aunque eso bastaba ya para que él se dejara de esos juegos. Ya no quería ver sus límites, ahora deseaba que ella le hiciera su tarea, lo más rápido posible, y que la hiciera bien. Por eso era firme, no demostraba juegos, aunque en el interior disfrutara el ponerse de esa forma, como si él fuera una autoridad y todos debieran obedecerle. Por lo que aunque por fuera se mostrara serio y un tanto molesto, por dentro estaba en verdad calmo y divertido al disfrutar de poder ponerse firme de aquella forma ante la jovencita. – Se supongo que me acerqué a ti porque pareces la más inteligente por aquí, pero se nota lo mezquina que eres cuando quieres – Agregó el peliblanco, con su ceño fruncido. Ella le había dicho vago, él tenía su derecho a re-llamarle mezquina. O al menos así lo veía Austin. Y no iba a retractarse, así lo veía y así le seguiría llamando por un rato. Seguramente hasta que ella accediera a hacer su tarea.

Actuaba de forma descarada, como si tuviera total confianza con ella, o como si fueran personas que se conocían de toda la vida. Mostró nuevamente cierto brillo en su mira, dejando un pequeño silencio mientras desviaba la mirada. – Pero no creas que voy a rendirme, tu harás mi tarea tarde o temprano – Finalizó, poniendo una sonrisa un tanto sádica, mientras su mirada volvía hacia la joven de cabellos castaños. Sabiendo que quizás eso la confundiría, o le haría temer un poco, justo lo que se necesitaba para poder convencer a alguien de lo que Austin quería. Tras eso con total confianza como acostumbraba, el joven de ojos rojos se bajó de la mesa, tomando nuevamente la silla y arrastrándola hasta dejarla pegada junto a la de la chica. Sonriendo en todo momento, como si ahora volviera a divertirse, pues cuando eso se le pasó por su mente, no puedo evitar pensar en que la volvería a ver sonrojada seguramente, nerviosa, y llegando a su límite. Se sentó sin problemas y se apegó más hacia ella, como si ambos compartieran un solo asiento. Dejando casi nada de despacio entre ellos, como si no hubiera más, o como si en verdad quisiera estar pegado a ella.– Vamos, usa esa máquina y termina tu tarea así puedes comenzar con la mía – Sonaba decidido, como si le ordenara. O como si eso fuese lo que habían acordado antes, como si en verdad ella no pudiera negarse a lo que él pedía. Dejó su cuaderno sobre la mesa, a un lado del portátil, para que esperara allí hasta que ella terminara con su tarea propia.

¿Me haría caso finalmente? Esperaba que si, pero realmente estaba esperando demasiado, porque realmente eso no es lo que sucedió realmente. Pues este me mostró un rostro quizás algo... ¿Molesto? Ya que me fije que había fruncido el ceño. De una manera que me hizo pensar de que quizás dije algo mal. ¿En serio? Trataba de pensar que dije mal o mejor dicho, trataba de recordar y repasar mis palabras, por si hubiera dicho algo incómodo para el peliblanco pero no encontraba nada de nada. ¿En verdad le habría molestado algo de lo que dije? Si era así. Seguía sin encontrar nada de que me hiciera dar cuenta de ello, pero tampoco es que haya dicho nada malo. ¿No? A no ser que él lo pudiera tomar de esa manera, a pesar de que repetía de nuevo que no encontraba algo malo. Omitiendo ya eso y volviendo en el momento en el que apoye mi mano sobre la de él. Me quede primeramente estática. Estaba helada su mano. Hasta podía decir exagerando de que parecía un cubito de hielo. ¿Acaso él no lo sentía? Era una pregunta realmente tonta, pero... ¿No se moría de frío? Debería de llevar guantes o algo para que sus manos no se congelen, aunque realmente es normal que anden congeladas. Después de todo. Estamos en Tempus. Retome entonces cuando reaccione el hecho de apartar su mano, pero este la aparto con brusquedad. De ese modo yo aparte por reflejo la mía, mirando con cierta confusión. ¿No le habría agradado mi tacto? De repente me sentí como si el chico pudiera sentir repulsión porque haya apoyado mi mano sobre la de él. Lógicamente me sentí mal por dentro, pero tampoco es que tuviera pruebas de eso, pues era yo armándome películas como siempre.

Aproveche a abrir la tapa de mi ordenador. En ese entonces se encendió cuando lo abrí. Mostrándome el word abierto a un lado para apuntar algunas cosas y en este era donde había escrito un par de cosas. También tenía un programa abierto y este trataba sobre la tarea que me habían mandado. Por ello lo tenía abierto. Fue entonces que de forma inconsciente solté un suspiro de alivio. ¿Por qué? Por el simple hecho de ver que mi portátil seguía bien. Para otros quizás era algo tonto, pues era solo una simple máquina, pero es que yo valoraba demasiado mis cosas de una manera exagerada. Pues sobre protegía estos como si mi vida dependiera de ello. Ya que les cogía mucho afecto en cuestión de tiempo. Entonces me fije mejor en lo que me mostraba en la pantalla mi querido portátil. Además de tener el programa y el word abierto, también tenía en la barra de abajo un par de accesos rápidos a juegos o otros programas ya fuesen de edición o de otro tipo.

Pensé que finalmente me iba a dejar en paz, pues se había quedado callado, siendo así que me hiciera contradecirme de que finalmente me haría caso, pero no fue así. Escuche sus palabras. Las cuales me hicieron sentir confusa. Primeramente porque note cierta molestia en su voz. ¿Debería de sentirme alagada? ¿Por qué? ¿Acaso es un niño rico de papa o algo parecido? Quizás era un chico famoso o popular y que se las daba con aires de grandeza. Cosa que realmente no era algo que a mi me llamara la atención, pues yo no era alguien que destacara nunca. Por ello no pude evitar nada más que seguir manteniendo el ceño fruncido desde ya antes, pero deje de hacerlo. Pues al escuchar sus nuevas palabras, hizo que le mirara con ciertos nervios. ¿Por qué parecía la más inteligente? Lógicamente las mejillas volvieron a enrojecer, pero enseguida estás volvieron a la normalidad cuando escuche completamente todo lo que decía. ¿¡Alguien mezquina!? ¿¡Quién se creía él quien era!? ¡Ni si quiera me conocía de nada y ya decía eso de mi! ¿¡Qué tenía este tipo contra mi!? Si realmente pensaba que de esa manera iba a ceder para hacer su tarea, se equivocaba. Más bien hacia que me reafirmara a no ayudarle ni de broma. —¿¡Quien te crees que eres para decir que soy mezquina!? ¡Ni si quiera me conoces de nada! ¡Sera mejor que elijas a otro!— Le grite en bajo. No queriendo llamar mucho la atención. Inflando inconscientemente las mejillas un poco más.

Realmente yo no era alguien inteligente. Más bien yo no me veía inteligente. Pues sabía que los demás estaban por encima de mi o más bien yo siempre ponía a todos sobre de mi. Como si estos fueran más importantes que yo y que realmente yo no valiera nada, como si realmente no valiera realmente demasiado la pena. ¿Por qué opinaba así de mi? Simplemente era porque no tenía nada de auto estima, pero a pesar de eso seguía con mi vida aunque no tuviera amigos o alguien con quien compartirla. Omitiendo eso. Escuche las palabras del peliblanco, las cuales me tomaron con cierta sorpresa y hizo que le mirara enseguida claramente nerviosa. Ver esa sonrisa que se dibujo en su rostro, me causo algo extraño. No fue miedo y de eso estaba segura. Además de cierta confusión, haciendo que mi rostro se quedara denotando incredulidad. Fue entonces cuando él se aparto de la mesa y tomo la silla, colocando este a un lado del mío. Espera... ¿¡Qué!? No pensaba sentarse a mi lado... ¿Verdad? Esperaba esperanzada, pero realmente no sirvió de nada. Este se sentó a mi lado muy cerca de mi. Claramente me sentí incómoda o al menos demasiado nerviosa al tener a alguien tan cerca de mi. Además de ordenarme ahora de que terminara mi tarea para así ponerme con la suya. —¡Y-ya te dije que no haría tu ta-tarea baka! ¡A-además! ¡No eres quien para ordenarme!— Le dije. Tratando de ignorarlo, aunque realmente no pudiera. Pues me sentía demasiado nerviosa por su cercanía. De ese modo hacía que ni si quiera pudiera concentrarme del todo mi tarea. Aunque lo intente al desviar la mirada de él rápidamente cuando sentí mis mejillas arder más. Apoye la mano anterior sobre el ratón del portátil y comencé a clickear con nervios de cometer algún fallo. Sintiéndome claramente y visiblemente nerviosa. Además de sentir como si mi corazón quisiera salirse de mi pecho. Lo peor de todo es que le había hecho caso inconscientemente, como si realmente hubiera hecho caso a su orden.

El albino no-muerto se había sentado a un lado de ella, tan apegado como pudo, ignorando completamente sus palabras y el cómo ella se negaba a ayudarle. Despues de todo, así era él, orgulloso y confianzudo. Poco le importaba que ella se negara si él era quien quería aquello. De una forma u otra, sus caprichos se cumplían, siempre, sobretodo en aquella academia, donde él ex soldado podía destacara altamente, y arreglárselas para hacer que cualquiera hiciera lo que pedía. Al menos entre el resto de alumnos. Pues la mayoría no tenía menor idea de mundo fuera de aquellos libros. Siendo casi en su totalidad enclenques, que no sabían nada de la guerra. Ni de batallas. Ni nada parecido. Cosas que Austin había experimentado en vida, pero de las que se había alejado tras su “renacimiento”. Nunca había intentado esas cosas con profesores, pues estos parecían ser más experimentados. Aunque no lo fuese a admitir, Austin reconocía a la mayor parte de ellos como superiores a él. Tal como si de un código militar se tratase. Pues había aprendido a respetar a sus superiores, mayores, de altos cargos, líderes, quien fuera que tuviera la autoridad más elevada que la propia. Ante cada uno de aquellos sabía bien que debía agachar su cabeza y evitar dejar ver su personalidad tan rebelde. Era de las pocas cosas que aun conservada de soldado. Además de que no ganaba nada enfrentándose o haciendo cara a alguno de ellos.

Sonreía Austin un tanto complacido al verle hacer lo que él decía, pedía, u ordenaba. Mientras admiraba las reacciones nerviosas de ella, el cómo las mejillas de la joven se pintaban de tonos rojos. Entre otras cuantas más, todo el nerviosismo que la joven exteriorizaba, solo por un poco de contacto o aires de confianza que el joven peliblanco dejaba escapar en todo momento, de manera incontrolable. Aunque en verdad no tenía intención alguna de controlar aquello. Pues incluso frente a un superior no buscaba ocultar su confianza y orgullo. Claramente dejaba bien en claro sus actitudes a cualquiera. Aunque ello nunca podía significar la desobediencia de parte del exguerrero.  – Vamos, vamos- Le musitó Austin, como si le apurar a que lo hiciera más rápido, pues aunque él no entendiera que cosas ella hacía sobre aquel aparato, la misma no parecía ir muy rápido. Confiado, sonriente, alegre, un tanto de buen humor por ver las reacciones de ella. Pues en verdad le divertía, y aunque antes se había puesto más serio, rápidamente se le quitó, y el deseo de divertirse volvió a su ser. Algunos podían decir que era inmaduro, sin embargo, el peliblanco se consideraba bastante maduro. Después de todo lo que había vivido como soldado, sería tonto el llamarle infantil. Decidió dar un paso más, mientras ella se tardaba en aquello, que él ni entendía, debía divertirse de alguna forma. Dejó escapar su brazo, escabulléndolo alrededor de ella, para terminar en un abrazo sobre su cintura. Rodeándole y apretándole un poco para traerla hacia él, así afirmándose contra ella, apegando su cuerpo al de la joven. Entre risa bajas, dejó escapar un bostezo. Falso, pues él no necesitaba dormir ni sentía sueño. Aunque de todas formas podía hacerlo. – Estoy un poco cansado – Musitó, divirtiéndose por dentro, pues era su forma de ver más los límites de ella. Dejó a su cabeza apoyarse sobre el hombro de ella, como si le usara de reposo. – Estás cómoda, podría dormirme aquí – Agregó mientras cerraba los ojos, prácticamente como si le digiera que fuese a dormirse sobre ella, abrazándole de esa forma. Cosa que a Austin le parecía una forma divertida de molestar a la joven que se ponía nerviosa por cada contacto. – Apúrate a terminar, o me dormiré de aburrimiento – Comentó el peliblanco, cosa que tal vez podría pasar, aunque ahora se estaba divirtiendo bastante, esperando por las reacciones de ella. – O tal vez… prefieres hacer mi tarea primero, así puedo irme a dormir a otro lado – Agregó entre abriendo los ojos, sonriendo como si tuviera la victoria asegurada. Pues seguro ahora aquella opción no sonaba tan mal para ella.

¿De verdad pensaba quedarse ahí hasta que terminara yo mi tarea? Parecía ser que si, pero lo peor era sobre todo su cercanía. Esa cercanía de él que me ponía demasiado nerviosa al ser la primera vez que tenía contacto de esa forma. Por algo nunca se me había dado el hecho de hablar en persona con alguien y menos tener tal contacto donde te roben hasta tu espacio personal como si nada. Lo único que tenía en claro era el hecho de que no podía concentrarme bien teniendo a este tan cerca de mi. Era como si más bien la atención que trataba de ponerse sobre mi tarea, se centraba más bien sobre el peliblanco pálido que parece vampiro al tener los ojos rojos y la piel así. Si lo observaba más a fondo de reojo, podía notar en él mejor sus facciones. Parecía más bien que era un chico casi de mi edad, joven o al menos similar a mi edad. No pudiendo así echarle más años ya que personalmente no los aparentaba. Aunque realmente no sabía porque me quede observando eso, así que trate de centrarme más bien en lo mío, que era el terminar la tarea, por lo que observe de vuelta la pantalla de mi ordenador y los programas que se encontraban ahí abiertos. Estos últimos fui cerrando algunos, ya que a pesar de que me costó lo mío, pude acabar con ello, así que solo me quedaba escribir en el word. Fue ahí donde trate de escribir ciertos puntos de vista de x programas que use. Pues a pesar de que la tarea era algo simple o fácil, realmente era bueno dar detalles sobre el mismo de todo lo que percibiste al usarlo.

Estaba pensando en como estaría mi casa, la cual deje atrás nada más venir aquí. Trataba de recordar si deje todo cerrado antes de irme de allí. Ya que a pesar de que yo me hubiera asegurado de tal cosa, no me tenía la confianza o no me sentía segura conmigo misma, por ello a veces dudaba, hasta podría decirse que a veces me preguntaba si hice tal cosa. Realmente podía tener buena memoria en algunos casos, en cambio en otros parecía ser que todo fuese borrado de mi cerebro así sin más. Aunque realmente para eso hay que dejar notas para recordar, aunque yo ni lo hacia realmente. Si lo olvidaba, era algo que olvidaba y ya, aunque hay un dicho de que a veces es mejor olvidar ciertas cosas. Fue entonces que al pensar en eso ultimo, no pude evitar el hecho de suspirar profundamente, olvidando por unos minutos que ahí había otra persona. Concentrándome más bien en mis cosas. Hasta que escuche como me apuraba, a lo que yo no pude evitar gruñir a este por lo bajo. —¡No me gusta que me metan prisa!— Le respondí enseguida. Recordando entonces que este estaba cerca de mi, a lo cual de nuevo los nervios afloraron en mi ser. Aunque trate de nuevo de concentrarme en seguir escribiendo sobre el punto de vista sobre x programa. Después de todo. Yo era alguien que no quería perder tiempo cuando se trataba de hacer los deberes. Pues eran mejor terminarlos y luego estar tranquilamente sin hacer nada o estar apurada en tratar de hacerla en el último momento, pero realmente no iba a hacer su tarea o de momento  seguía afirmándome a mi misma de no hacerla. Quien sabe. Quizás el acabaría cansándose más antes que yo, ya que realmente él se estaba buscando de que no la hiciera.

Nuevamente trate de estar concentrada en lo que debía de hacer, hasta que sentí un brazo rodeando mi cintura de una manera que hizo que mi cabeza quedara en completa blancura. Hasta no pude dar un pequeño saltito sobre el lugar después de sentir que me atraían a alguien o mejor dicho. El estúpido de pelo blanco me atraía a él mismo. Lógicamente mi reacción fue la de que mi rostro estallara en rojo, hasta mi rostro quemaba de lo sonrojada que estaba. No pude ni si quiera evitar el hecho de apartar mis manos de las teclas que se habían posado ahí después de cerrar algunos programas. También no podía evitar aguantar la respiración cuando hizo eso, hasta sentí como mi corazón casi se sale de mi pecho cuando había recostado su cabeza sobre mi hombro, a lo que yo casi sentí que me moría ahí mismo de un paro cardíaco o algo. —¡Tu! ¡Tu! ¡Tu! ¡Tu! ¡Tu!— Es lo único que salía de mi boca repetidas veces, estando demasiado nerviosa. —¡S-s-s-s-si estás can-cansado! ¡Ve-vete a dormir a tu cu-cu-cuarto entonces! O ¡Si t-te abu-aburres ve-vete a a a otro lado!— Le dije en voz alta, cosa que seguramente llamaría la atención de quienes se pasaran por ahí. Mientras trataba de apartarlo de mi al no estar acostumbrada a tal gesto de nadie, más bien podría decirse que él seria mi primer abrazo al menos con uno de sus brazos. —¡En nin-ningún momento a-acepte hacer tu tarea!— Le recalque para que no se le olvidara. —¡Ni si qui-quiera te conozco! ¡Ni s-se tu nombre si quiera!— Le dije.

Se encontraba cómodo el peliblanco, al menos por unos momentos, hasta que la joven tuvo que reaccionar tan erráticamente. Rápidamente y de manera brusca el no-muerto fue sacado de encima de ella, provocando que dejara de abrazarle y se apartara un poco yendo hasta el otros extremo de la silla. No puedo evitar soltar algunas risas por lo bajo, sabiendo que se encontraba en una biblioteca y por lo cual no debía alzar la voz. El rostro tan rojo en la joven le dio satisfacción al saber que había logra su cometido. Claramente fue algo aturdido por los gritos de ella, pero el oírle titubear tan nerviosa sumó más satisfacción a lo que el pálido de orbes rojos sentía en el pecho. No podía evitar divertirse, aquel descarado joven parecía tener un don para sacar de quicio específicamente a la joven de cabellos castaños.

Cuando finalmente dejó de reír, miró aun con una sonrisa a la joven, mostrándose divertido y victorioso. – Cálmate un poco… No debes gritar en las bibliotecas – Le musitó bajo, sabiendo que seguro aquello molestaba a la joven. – Además, no es mi culpa que seas aburrida y cómoda al mismo tiempo – Señaló ahora desviando su mirada, aun sonriendo, dejando su mirar perderse entre las estanterías y libros.

Le hacía gracia y se divertía, pero notar unas palabras de la chica de orbes azules le hizo quitar la sonrisa y fruncir un poco el ceño mientras volvía su mirada hacia a ella. - ¿A qué te refieres con que no has aceptado?- Musitó algo disconforme, casi amenazando con su mirada. En verdad le molestaba que ella dijera aquello, pues él estaba ya convencido de que las cosas serían como él quería. Comenzó a levantarse de la silla tras eso, tomando la misma para apartarla un poco, y cruzar sus brazos mientras le miraba con superioridad desde encima a la joven. Como si de aquella forma le demostrara quien mandaba, quien estaba encima, o quien debía obedecer a quien. – Creí que estaba claro qué harías mi tarea tarde o temprano – Agregó poniendo ahora una sonrisa con algo de orgullo sobre su rostro. Fue entonces que descruzó los brazos para apoyar una mano sobre la mesa, aun mirada a la joven. Tomó nuevamente la silla, y se acomodó sobre la misma casi dejado el tema por unos momentos. – De una forma u otra… tu harás mi tarea, pequeña – Musitó con aires de tranquilidad, como si no estuviera preocupado. Pues en verdad estaba convencido de que todo saldría como él lo creía. Desbordando orgullo y confianza. El ex soldado apoyó sus piernas sobre la mesa, comenzando hamacarse en su silla cómodamente, mientras seguía a la espera de que ella terminara su tarea.

Observe y escuche como ese chico se reía. ¿¡Qué era tan gracioso!? ¡Yo no le veía nada de gracioso a que actuara de tal forma! ¿Acaso ese era su plan? ¿Acaso lo hacia para incordiarme? O ¿Acaso le encantaba molestar a la gente? Lógicamente no tenía ni idea. Aunque claramente era posible que yo misma me hiciera tales ideas o me montara x película de lo que pudiera estar pasando con ese chico. Cosa que aun no había descubierto, aunque tampoco parecía ser tan difícil por como se comportaba. Por lo que no necesitaría que él mismo me lo dijera, aunque quizás podría sonar algo injusto, pero es que realmente su forma de actuar eso es lo que me hacia pensar al menos de momento. Fue entonces cuando suspire de una forma profunda cuando conseguí sacarme al chico de mi lado. Siendo así que había recuperado mi espacio personal enseguida. Cosa que me sorprendió que fuese fácil.

Escuche después de no sé cuanto tiempo del como me decía que me calmaba y no solo eso, sino que me decía que no debía de gritar en la biblioteca. Esto hizo que le mirara mal directamente a los ojos, inflando un poco las mejillas de forma inconsciente. Además de que también añadió el que yo era aburrida y cómoda al mismo tiempo. Fruncí entonces el ceño. —¡E-eres! ¡No soy tan aburrida! Estúpido...— Gruñí por lo bajo el insulto al no saber que más decir

Borre después de cierto tiempo mi ceño fruncido y el hecho de inflar algo las mejillas por el hecho de que ahora era él quien lo fruncía el ceño algo, cosa que hizo sentirme como si hubiera ganado la batalla cuando le contesté que yo no es que hubiera aceptado hacer su tarea en algún momento y su reacción no fue claramente algo bueno. Me fije que se había levantado de la silla y tomo esta misma para apartarla un poco, además de cruzarse de brazos. ¿Por qué me estaba mirando de esa manera de pie? Trate de mantener la mirada y la seguí manteniendo como si fuera una clase de pelea por ganar. Escuchando después lo siguiente que dijo y como volvió a su sonrisa. ¿Este chico era bipolar o algo? No lo sabía. Lo que si tenía en claro, es que tenía muy creído de que le haría la tarea a pesar de que nunca le dije que si, más bien seguramente que él se creyó tal cosa. Luego de eso apoyo las piernas sobre la mesa y comenzó a hamacarse con la silla. Cosa que hizo que le mirara con una ceja ligeramente arqueada. Después desvíe mi mirada hacia la pantalla del ordenador y retome con lo que hacía, que apenas me faltaba añadir un par de palabras. —Yo no soy para nada lista. Que sepa usar un ordenador no quiere decir que lo sea pelo pared.— Le dije. Ya que no sabía su nombre. —Sinceramente opino que uno debería de hacer su propia tarea, pero si sigues así de baka queriendo que te hagan la tarea. Te recomendaría pedir eso a otro. ¿Por qué? Porque primeramente no acepte a hacer a tu tarea, a pesar de que eres un pesado. De segundo. Es porque seguramente si por un casual te fuera a ayudar. Seguramente te lo haría mal y no quisiera ayudar de mala manera a alguien. A pesar de que a mi me encanta ayudar a aquellos que necesiten ayuda...— Le dije tranquilamente. Realmente no quería hacerle mal la tarea si es que la hiciera. Aunque realmente yo era alguien que quería ayudar a los demás, así que no me sorprendería si acababa aceptando, pero es que tampoco quería que sacara mal nota por mi culpa aunque se lo mereciese.