Aspirante a gladiador. Honor y gloria. (Libre) [Terminado/Cerrado]

Al fin Toru iba a cumplir su sueño, o al menos una parte importante de él. Se encontraba en el coliseo, el lugar donde pretendía que fuera el inicio para cumplir con su sueño, con lo que creía que le tenía deparado el destino. El único problema, es que el coliseo era un lugar donde iban cientos, miles de personas a observar el espectáculo. Aunque solo iba a una prueba para ver si lo cogían como un miembro de los espectáculos que allí se montaban, pues no todos los combates eran a muerte, de echo el draken pensaba que todos los combates estaban amañados. Él quería ser uno de esos luchadores que competían todas las semanas en el coliseo, ganándose la admiración de admiradoras y el respeto de los demás guerreros. La oportunidad le había venido a modo de un anuncio que vio en el tablón de la taberna de su pueblo, en la que se anunciaba que el Gran Coliseo buscaba nuevos combatientes para combates de exhibición. Lo que quería decir que serían combates en los que uno o más luchadores, demostraban sus habilidades, muchas veces exagerando posturas, ataques o poses para el disfrute de la gente, y como no, con llamativos atuendos.

Aquello era genial para el draken, pues incluso para aquellas pruebas iba a ver público, sobre todo para aquello, pues la entrada sería gratuita, y un atuendo lo ayudaría a pasar inadvertido, aunque eran pocos los drakens que se habían presentado. Lo malo de lo del atuendo es que el draken no elegía cual era, si no, que uno de los entrenadores era quien elegía que modelito era el que mejor le quedaba… y Toru le daba muchísima vergüenza lo que le habían dado. Se trataba de un finísimo y pequeño taparrabos dorado, era de metal, que más que ocultar el ligero abultamiento de su entre pierna, parecía hacerlo sobresaltar más, con aquel color dorado. Tenía una serie de correas de cuero marrón que le sujetaba un pequeño pectoral circular sobre la zona izquierda del pecho, protegiendo el corazón, el metal también era dorado. Le habían puesto un par de brazaletes dorados, adornados con un par de zafiros falsos en la parte central, un par de espinilleras con los mismos cristales azules y un yelmo, que extrañamente se adaptaba a la forma de su cabeza. Protegiéndole la cabeza, el puente del hocico y las sienes, con lo que ocultaba parte de sus rasgos.

Llevaba su espada al costado izquierdo, le habían dicho que podría usarla, pues en torno a la arena del coliseo, se había activado una especie de encantamiento que impedirían los ataques mortales. Estos, en vez de matar al contrincante, harían que estos se debilitasen, marcándose la zona alcanzada con un color distintivo y sonando una especie de pitido o alarma que haría saber a los entrenadores, que iban a hacer de jueces, cuando un luchado asestaba un golpe. Los golpes no mortales sonarían de una manera, cansando poco a poco al “herido” mientras que los mortales sonaría un sonido diferente y provocaría tal cansancio al “cadáver” que lo haría caer al suelo.

Toru estaba rojo como un tomate, o eso creía, pues notaba como le ardía hasta las puntas de las orejas, las cuales, estaban protegidas en parte por el yelmo, de modo que da gracias por llevar aquel yelmo. Pues tras esperar en una especie de vestuario donde otros luchadores aspirantes estuvieron esperando, una voz los anuncia por una especie de megafonía, así los aspirantes entran a la arena, bajo la aclamación de un nutrido grupo de curiosos, que querían ver a los posibles futuros campeones del coliseo. Toru hace caso de las instrucciones recibidas por los entrenadores y alza una mano, con timidez, para saludar a los espectadores. Los hombres lanzaban silbidos de burla, mientras que algunas chicas, aquellas que lo veían como algo exótico y “mono” le lanzaban saludos, chillidos de ánimo, guiños de ojos y miradas que parecían querer “desnudarle”. Camina hasta donde le indican al draken, en un círculo marcado con una línea blanca,  de unos cuarenta metros de diámetro. Eran más de cien aspirantes y uno por uno, son todos nombrados y presentados con algún tipo de mote o historia ridícula.  A Toru le tocó ser el “huérfano, que buscaba convertirse en un poderoso guerrero para derrotar a un malvado monstruo legendario que mató a todo su poblado, en los que se incluía su familia”. Aquello no hace gracia al semidragón, pero hace que las señoritas se limpien las lágrimas con sus pañuelos bordados y los hombres lancen gritos de apoyo al draken. Tras ser anunciados, se dirigían a uno de los círculos indicado por algunos de los jueces o entrenadores.

Toru iba muy distraído, intentando colocarse aquel incómodo taparrabos de fina tela metálica que se le clavaban en sitios muy sensibles y se le enganchaba en el pelaje, además de estar bastante frío y no parecer calentarse, pues en pleno otoño las temperaturas ya eran algo más bajas que en verano o primavera. Entonces una sombra se proyecta sobre él y a alzar la vista, Toru no puede evitar quedarse con la boca abierta. Ante él, estaba el tío o criatura más enorme que nunca hubiera visto, era una especie de hombre oso, con unos brazos gruesos como su propio torso y unas piernas que estaba seguro de no poder abarcar con los brazos. El tipo llevaba unos pantalones y chaleco de cuero con placas de metal, su hocico de oso salía de un gran yelmo de acero, el cual tenía dos grandes alas de pájaro a os lados. Manejaba una enorme hacha, como si se tratara de una fina ramita.

-No importa quien gane o quien pierda, esta prueba es para ver de que sois capaces y que deis un buen espectáculo. De modo que tratad de divertid al público. Aun así, el combate terminará cuando uno quede debilitado o acabe fuera del círculo.- Explica uno de los jueces, un corpulento pero anciano humano, que mira a ambos seres con firmeza.

Toru, aun sorprendido, traga saliva, mientras desenvaina a Fogonar sin darse cuenta. Apenas escucha el sonido de la campana que anuncia que el combate había dado comienzo. Esquiva por puro instinto el primer ataque del hombre oso, el hacha pasa silbando por encima de su cabeza, si no hubiera pegado las orejas al cráneo, esta le hubiera golpeado allí, provocando el primer toque de campana o timbre que indicaba una herida. El draken se lanza al suelo, rodando y poniéndose en pie en un instante, para ganar algo de terreno, pero aquel tipo no le dejaba respirar y Toru detiene un ataque del hacha. Por suerte estaban en pleno día y la fuerza del draken estaba a su máximo, por lo que el hombre oso lanza un gruñido de sorpresa al ver que Toru detiene su ataque, siendo arrastrado solo unos metros, hacia el borde del círculo. El oso lo empuja con todo el peso del cuerpo y Toru se hace a un lado con la intención de desequilibrar al oso. Esto funciona solo en parte, como si el corpulento hombre oso se lo esperase, este se tambalea un momento, recupera el equilibrio en un instante y alarga una enorme manaza hacia Toru, enganchándolo por el peto circular que llevaba y alzándolo en el aire.

-Este no es sitio para un renacuajo, y menos para un niño.- Le gruñe el oso, poniendo su hocico a pocos centímetros del rostro de Toru, el cual recibe el impacto del fétido aliento del otro.

-Vaya, tu aliento huele como si le hubieras lamido el culo a un troll.- Le espeta, mientras trataba de que el otro le soltase.

Los ojos el oso se inyectan en sangre ante tamaño insulto, con un rugido coge impulso para lanzar a Toru por los aires, por suerte, el draken reacciona rápidamente, de in tirón, suelta las correas del peto y cae al suelo justo cuando el oso lanzaba el peto por los aires. Este lanza un gruñido de sorpresa y mira hacia abajo, pero ya no podía evitar el ataque de Toru, que haciendo uso de su velocidad, lanza una estocada hacia arriba, la cual debería atravesar el estómago del hombre oso. Hasta los oídos de Toru, llega el sonido de un timbre que indica un ataque, pero no mortal, si no, de herida, pues su espada rebota en una de las placas de metal del chaleco del oso, que lanza un gruñido, como si hubiera sentido el dolor, lanzando una poderosa patada. Toro consigue bloquear el ataque con la parte plana de su espada, pero se ve lanzado hacia tras, rodando por el suelo, consiguiendo detenerse antes de llegar al borde del círculo. El oso se lanza con un rugido, enarbolando su enorme hacha, dispuesto a partirlo en dos, o al menos esa sería su intención. Pero Toru no se queda parado, también sale corriendo hacia el otro y en un último momento, hace reflejar la luz del sol en uno de sus dorados brazaletes, el oso lanza un gruñido y cierra los ojos deslumbrados, Toru pasa entre las piernas del otro, aprovechando su pequeño tamaño. Sonríe divertido poniéndose en pie, mientras el oso se da la vuelta, entonces, al dar este un paso, el pantalón del oso cae hasta los tobillos de este. El público estalla en carcajadas, los hombres riendo y bromeando a gritos, las mujeres chillando escandalizadas, incluso se ve un par de desmayos. Mientras, el oso lanza un grito de sorpresa, dejando caer el hacha y tapándose las vergüenzas con las manos.

-Uuuuh, vaya, deberías usar ropa interior.- Dice el draken divertido, con un tono que denotaba jocosidad.

Se lanza a por el oso, haciendo iluminarse su cuerpo, al menos las que podían, como el mechón cobalto de su flequillo, sus ojos y las marcas de su cuerpo. Lanzando un rugido, Toru enarbola a Fogonar que parece reflejar la luminosidad de su cuerpo, dándole quizás el aspecto del brillo de la muerte. El oso lanza un grito de sorpresa, trata de retroceder o esquivar el ataque, Toru no está seguro, lo que sí sabe que ocurre, es que el enorme hombre oso, acaba perdiendo el equilibrio  y cayendo de espaldas, provocando incluso que el suelo temblara. Aunque el hombre oso había acabado fuera del círculo, el draken se acerca hasta este y apoya la espada contra su cuello.

-Muerto.- Dice mirando al oso, que lo miraba lleno de ira y rabia, pero al haber acabado fuera del círculo y con una herida mortal, le sería imposible moverse, al menos por un rato.

Toru se mantiene allí, hasta que uno de los jueces lo anuncia vencedor, indicándole que recogiera su peto y fuera a descansar, pues aquel no sería el único combate, pues habría varias rondas antes de escoger a los nuevos gladiadores. Sintiendo que las rodillas le temblaban, pero disimulando, lanza un tímido saludo a la gente de las gradas que se lo pedían a grito, caminando hasta un lugar con toldos de colores, donde tanto ganadores como vencedores, descansaban, comentaban algunos combates, comían y bebían alguna cosa para recuperar fuerzas.

Cuando Huidow era pequeño disfrutaba acudir a eventos de este tipo, lugares llenos de energía y poder, no el poder de aplastar al adversario sino el poder de controlar masas mediante un espectáculo bien hecho, siempre tuvo un sueño y era convertirse en el Lobo Enmascarado, que era su apodo cuando luchaba con sus hermanos, que tiempos eran aquellos y la alegría que sintió cuando su padre hizo un simple gesto de aprobación cuando al fin tuvo la suficiente fuerza para derribar a su hermano. Si bien había muchos combates que estaban influenciados por la política y las mafias eso a él no le importaba pues solo venia como espectador, pero cuando pasó en frente de las taquillas y vio que estaban faltos de relleno en el espectáculo se dijo a sí mismo. Por qué no? Al menos podría probar su fuerza de veras sin complicaciones. Sera necesario llevar algún tipo de disfraz?, no, no lo creo, eso era pura fantasía de un pequeño niño con la cabeza en llamas por la ilusión, él ya era un hombre, pero ya que había llegado hasta aquí, por qué no?.

Por alguna extraña razón había un estúpido dando disfraces e indumentaria a los combatientes, cosa que molesto un poco a Huidow, sin embargo estuvo a punto de descartar el tema del disfraz cuando el tipo le hizo señas para que se probara una armadura completa, aunque era delgada y hecha solamente como decoración era genial, el destino e habría sonreído? Quizás sus pensamientos, sus poderosos pensamientos llegaron a un ser celestial quien le brindo una mano, frente a si estaba una armadura completamente negra con un yelmo con motivo lupino, era especialmente generosa la vida en algunos casos pero nunca pensó que sería en esta forma, Huidow debió ocultar sus lágrimas de emoción y su niño interior se volvió mono cuando le ayudaron a vestirla, le quedaba un poco grande pero el yelmo le quedaba perfecto. Parecía un verdadero superhéroe, aunque por el color habría elegido algo plateado, pero a estas alturas ya daba igual, de todas formas no pensaba llegar muy lejos.

Spoiler:

Al momento de terminar de vestirse acoplo lo mejor que pudo sus armas para no verse como un bufón, practico un poco un par de golpes con la armadura, desenfundo rápidamente y volvió a enfundar, se preocupó que nada le molestara para combatir como corresponde pero lamentablemente no todo era color de rosas, su vista disminuyo, su balance no era el mejor y el hombro izquierdo le molestaban las cintas que agarraban la hombrera, en fin, nada de qué preocuparse en un espectáculo, en una batalla real, la diferencia entre la vida y la muerte.

Llevaba consigo sus shurikens de cristal llenos de su muy especial sangre en su interior, cogió un par de kunais mas de un acero un tanto desprolijos, los guardo para sacarlos cuando sea necesario y practico un poco más con su Shirasaya, aunque era una hoja muy delgada era perfecta para los combates a corta distancia. Un encargado le explico algo de un encantamiento, pero Huidow no entendió nada. Solo le dijeron que debía combatir hasta que los jueces decidieran que había perdido o que el oponente estaba ya incapacitado.

Huidow sentado en las bancas comenzó a sentir la presión, movía la pierna derecha frenéticamente esperando el show, según recordaba en las exhibiciones anteriores había un megáfono anunciaba los combates y pocos eran los que resultaban heridos de verdad aunque los golpes y tajos que se propinaban parecían serios, esto le tranquilizo pues la idea no era decapitar a alguien por error de pronto a través del visor del yelmo de lobo vio a una variedad de luchadores increíble, entre los más raros había un Draken o tal vez era la mascota de algún luchador?, Huidow no sabía absolutamente nada de draconidos así que prefirió no mirarle mucho por si acaso.

En un minuto llamaron a todos los aspirantes y salieron todos en una fila, algunos más desordenados que otros y por supuesto algunos demasiado acostumbrados a las luces del espectáculo. Sin duda el más popular de todos eran campeones de pasados encuentros o los que atraían más damas o caballeros según su apariencia, el maestro de ceremonias era un maestro en su oficio, invento nombres a todos los participantes e incluso creo historias de dolor y sufrimiento, Huidow casi murió de risa cuando dijo que había venido de una familia de alta alcurnia y había sido desterrado por haber asesinado a todo su clan pero que en verdad había seguido órdenes del jefe de la aldea de guerreros desde donde provenía haciéndose pasar por un criminal, cuando Huidow salió fue nombrado Wolf´s Rain y perdiendo la timidez hizo el papel de duro y con unas poses de victoria anunciaba un espectáculo memorable… Huidow al fin se sintió que encajaba en algún lugar, curioso no? Encajar bajo una pantomima.

Luego de la larga presentación, unas más largas que otras ordenaron todo mediante una especie de sorteo y Huidow se dirigió a su lugar, un círculo donde se suponía lucharía contra su primer adversario.

Frente a él había un muchacho aparentemente debilucho de cabellos blancos y piel igualmente lechosa, parecía muy tímido en su actuar pero la gente parecía conocerle, le llamaban el viento blanco del Oeste.

-No importa quien gane o quien pierda, esta prueba es para ver de que sois capaces y que deis un buen espectáculo. De modo que tratad de divertid al público. Aun así, el combate terminará cuando uno quede debilitado o acabe fuera del círculo- Explica uno de los jueces, enano de larga barba y que escupía al hablar, se lo decían a todos los participantes, parecía un discurso pregrabado

Huidow se sintió un poco perturbado por la apariencia un poco enclenque de su adversario pero no se dejó confiar si estaba en el torneo seguramente era poderoso, tal vez tenga algún tipo de transformación o quizá algún poder mental, debía dar el todo por el todo. Con su mano izquierda pone frente a si su arma y con la mano oculta tras su espalda se dispone a combatir.

Una campanada era suficiente, Huidow sintió una patada en medio de su espalda y un golpe frente a su que hizo estallar su nariz en sangre, este llego a salir del yelmo, rodo por el suelo y con una rodilla en el suelo observo a su contrincante… no se había movido un milímetro, pero sin duda lo había atacado. Será algún tipo de magia? No había tiempo de análisis, la campana sonó e indico ataques de tipo herida. Huidow se incorporó y esta vez aflojo un poco los músculos, el combate se reanudo y nuevamente fue golpeado, por la espalda, resistiendo el dolor se volteo y girando su arma golpeo a su enemigo que pareció esfumarse en el ambiente, control de viento… no, era una técnica aun superior, clones de viento o algo parecido.

-Mi nombre es Tristan de la Aldea ninja Ocaso azul, creo que has tenido mala suerte al enfrentarte a mí pero descuida seré piadoso y solo hare que te rindas- Dijo el enemigo de Huidow ya con una sonrisa de confianza absoluta.

Huidow nunca antes había lidiado con cosas semejantes hombres que se disuelven en el ambiente, poderes extraordinarios ciertamente, pero lo que si había hecho Huidow y muchas veces es combatir con varios enemigos a la vez, saco de su espalda tres kunays transparentes, dentro de ellos había un líquido rojizo, Sangre?, si era sangre, los movió hábilmente entre sus dedos y con una agilidad sobrehumana los lanzo hacia el enemigo, Tristan sin mucho esfuerzo esquivo uno de ellos y dos fueron interceptados con un pequeñísimo cuchillo que escondía el maestro del viento los tres fueron inútiles, los tres rotos y su contenido vertido sobre Tristan, su cuchillo y el suelo, el aroma de la sangre era fuerte tanto así que Tristan pensó que se había herido la nariz al sentir el aroma a sangre.

-Esto acabara en un segundo, no te preocupes- Dijo Huidow dejando su amada Shirasaya en el suelo y corriendo a toda velocidad hacia Tristan

El amo del viento espero el momento exacto para usar su poder, desaparecer, reaparecer y golpear hasta cansarme, será fácil pensó, sin embargo Huidow a una distancia aún lejana trono sus dedos y la sangre de los kunais empezó a brillar intensamente como el sol para unos segundos después explotar poderosamente levantando una neblina rojiza mezclada con polvo del ring, Tristan estaba un poco choqueado y sorprendido, sobre todo con la gran explosión del suelo que le hizo perder el equilibrio, tosió un poco de sangre, la campana sonó y supo que había sido herido, sonó dos veces más y supo que ahora todos los kunais habían dado en el blanco, un segundo después sintió una gran bota en su pecho que se impactó casi hundiendo sus costillas, cayo y rodo por el suelo, no estaba herido de gravedad, sin duda volvería al encuentro para descifrar el truco que uso Huidow. Sin embargo con horror descubrió que Huidow le pateo tan fuerte que le saco rodando del ring, los ojos de Tristan enloquecieron trato de volver al ring pero el juez ya había dado su veredicto.

-Ciertamente tu técnica es sorprendente, pero seguramente requiere una visualización superior a la de cualquiera, quiero decir una concentración abismal, te recomiendo amigo mío que si tienes una técnica tan sorprendente decidas en encuentro de inmediato y no se la enseñes a tu rival para que contraataque-Dijo Huidow antes de volver a recoger su arma.

La gente al ver lo confuso de la situación se sintió decepcionada, querían ver un combate más extenso sin embargo cuando estuvieron  punto de abuchear Huidow se subió a una tarima y comenzó a aullar cual lobo salvaje, la gente comenzó a sentirse identificada y muchas personas empezaron a aullar con el mientras gritaban Lobo!! Lobo!! Lobo!!

Huidow se sentía en la gloria, si bien era un tipo serio, jamás pensó que estaría en una situación similar y gracias a dios tenía un yelmo que le cubría el rostro sino la vergüenza se lo habría comido. Justo fue en ese momento cuando vio de nuevo al Draken, este había humillado a un gigantesco hombre oso y la gente se apretaba el estómago riendo al finalizar su combate, le miró fijamente y supo que sería un rival duro de enfrentar. Primera cosa aprendida de un Draken: no se juega con los Dragones.

Hoy después, de tanto tiempo, iba a volver a pelear después de una larga temporada sin hacerlo, estaba casi emocionada y todo. Todo esto empezó aproximadamente hace una semana, a Catherine ya le habían vuelto sus recuerdos sobre sus habilidades, las cuales había olvidado por culpa de su amnesia. Un día de esa semana, paseando con su marido, se fijo en un cartel clavado en un tablón de anuncios. En el se anunciaba un pequeño torneo, esa era la oportunidad perfecta para poner a prueba sus poderes y para ir entrenando, ya que iba a necesitar estar en forma para realizar su nuevo trabajo como Rubinus Vigilis, por lo que le parecía interesante participar en dicho torneo. Pregunto a su esposo si podía participar y él le dejo total libertad para que ella eligiera, ya que a fin de cuentas participaría ella y no él, así que Cath no se lo pensó dos veces y fue corriendo a inscribirse.

Volviendo al presente, la valkiria se encontraba en una sala muy simple, con solo un par de bancos y un par de personas esperando su turno para combatir. Ella iba ataviada con unos pantalones y camisa de cuero y encima de la camisa, una pequeña cota de malla para cubrirse. Le hubiese gustado llevar algo más... elegante, por así decirlo. No le gustaba para nada llevar aquellas ropas, le parecían incomodas, prefería vestir con las ropas que ella eligiese para pelear, pero las normas eran así, las ropas te las tenía que dar un organizador y se tendría que aguantar, de todas maneras siempre podría invocar su armadura de valkiria si lo necesitaba. Al menos podía elegir un arma y ella había elegido unos guantes de batalla, lo cual son unos guantes metálicos con los que propinar golpes contundentes, lo cual le parecía perfecto para un combate no letal, además, era su tipo de arma preferida.

Ella estaba sentada en un banco que se encontraba pegado a la pared y se había recostado en la pared. Su plan era el echar una pequeña cabezada en lo que esperaba su turno. Al principio consiguió dormirse un poco, pero no tardo mucho hasta que vino alguien a molestarla.-Hola muñeca, las damas como tu no deberían venir a pelear, si nos toca pelear juntos prometo no ser tan bruto contigo.-Dijo un joven de pelo moreno y un poco fuerte que llevaba unos pantalones de cuero y tan solo el torso de una armadura de metal. Tenía pinta de ser el típico chulo que pensaba ser superior a las mujeres, ¿Qué esperaba conseguir haciendo eso? La verdad es que debería darle una paliza por venir de esa forma tan prepotente, pero eso podría costarle una descalificación así que prefirió no empezar un enfrentamiento físico.-¿Se supone que eso debería afectarme muchacho?-Dijo dedicándole una mirada de enfado.

-Vamos, no seas así de fría muñeca, solo quería comenzar a hablar con una preciosidad como tú.-Como el asiento de al lado de la valkiria estaba libre aquel molesto joven y acerco un poco su rostro al de ella poniendo una sonrisa de lelo, a estas alturas ya era bastante claro lo que aquel hombre pretendía.-Puedes ganar más pasando un rato agradable conmigo que estando aquí solita a la espera de que empiece el combate.-Catherine en ese momento le aparto con una mano y se levanto de su asiento.-Eres un pesado, no quiero nada contigo ni en sueños, así que déjame en paz o ya te enteraras de lo que es bueno si nos toca pelear.- Dijo mientras se alejaba de él. El hombre acto seguido se levanto haciendo ademan de querer seguirla para continuar con su burdo intento de ligoteo. Cath, para disuadirle uso su poder sobre el rayo para crear una potente aura eléctrica alrededor de ella, eso fue suficiente para hacer que el hombre no la molestase más, por ahora.

La joven se sentó en otro banco diferente al de aquel energúmeno, no quería más molestias hasta que esto terminase, ya que una cosa era que viniesen a hablarle de otra manera y otra es que fueran de prepotentes a hablarle, eso la molestaba, pero bueno, dejando ese tema a un lado, ella intento volver a dormirse, pero ya era imposible, se había desvelado. Ella empezó a darle vueltas a la cabeza sobre que era lo que podría hacer mientras esperaba su turno para pelear. De pronto, sonó la megafonía anunciando el primer combate. Como esta sala de espera tenía una gran reja por la que se podía ver la arena, un par de aspirantes fueron a observar el primer combate y ella siguió su ejemplo, sería un buen entretenimiento hasta que llegase su hora de luchar.

Se acerco a la reja y se quedo esperando a ver quien aparecía. Los dos contrincantes que aparecieron parecían bastante diferentes el uno del otro. Uno era como una especie de animal azul con cuernos y bajito, el cual a Cath le parecía hasta mono, parecía más una mascota que un gladiador, pero como bien dice el dicho, no hay que juzgar un libro por su portada, así que primero íbamos a ver como se desenvolvía en la pelea. El segundo era una especie de oso o hombre bastante peludo y corpulento, o eso parecía en la distancia. El combate duro bastante poco, la verdad el pequeño era bastante ágil, pero creo que el factor determinante de que terminase siendo el ganador fue su tamaño, ya que al colarse entre las piernas de su contrincante este se tropezó, callo y así pudo darle el golpe de gracia, gano limpiamente.

Ella aplaudió junto con el resto de espectadores, lo había hecho bien. A la valkiria le había gustado aquel pequeñín, más su aspecto singular que por como luchaba, y esperaba verle en rondas más altas o en los pasillos entre pelea y pelea. Después de eso sonó la megafonía anunciando que iba a empezar otra pelea, pero a estas alturas había perdido las ganas de seguir observando combates y volvió a sentarse a los bancos para descansar. Desde la sala se podía escuchar el griterío del publico animando, aplaudiendo y gritando a los luchadores. Al cabo de un rato, acabo la pelea y volvió a sonar la megafonía anunciando el siguiente combate y llamando a los contrincantes. Uno de ellos era Catherine así que se levanto, choco sus guantes de pelea el uno contra el otro y se dirigió a la arena a combatir.

Cuando llego al circulo su adversario ya se encontraba ahí esperándola, era el mismo hombre que le había estado dando la vara antes.-Vaya, vaya vaya.-dijo el hombre balanceando su espada.-Si tenemos a una linda muchachita como contrincante, te prometo no ser muy rudo contigo.-Cath esbozo una pequeña sonrisa al oír eso.-La que tendría que prometer eso soy yo... vas a ver de lo que es capaz un señorita como yo.-Cuando los jueces hicieron sonar la campana indicando que comenzaba la pela, ambos se lanzaron el uno contra el otro. El hombre comenzó moviendo su espada intentando cortar el cuerpo de la valkiria, pero sus movimientos eran bastante lentos, Cath era más rápida y estaba esquivando sin problemas sus ataques.

Ella quería jugar con él al principio, por eso solo se dedicaba a esquivar, quería cansarle y desesperarle y cuando ya no pudiese más, asestaría golpes de los que no se podría defender. Los segundos pasaban y cada vez su contrincante estaba más cansando por lanzar ataques a diestro y siniestro. Justo antes de atacar a su oponente, este le consiguió rozarla con su espada en un brazo. El sonido de herida se escucho en toda la arena, esto era un error que no se podía permitir, sin duda se había confiado, necesitaba ir más rápido y acabar ya. Cuando estimo oportuno utilizo sus guantes metálicos para parar la trayectoria de la espada ajena. Esta acción sorprendió un poco al hombre, el cual se quedo parado sin saber reaccionar, era el momento idóneo para atacar.

Con rapidez electrifico sus guantes de batalla y comenzó a encadenar puñetazos los cuales, uno tras otro, iban golpeando el cuerpo de su contrincante sin que esta se pudiera defender. Como toque final, le dio un derechazo justo en la barbilla. Este golpe fue devastador, y fue el que acabo dejando fuera de combate a aquel pobre hombre.-No te vuelvas a meter con quien no debes.-Dijo en voz baja mientras el griterío del publico la animaba y felicitaba por su victoria. Ella abandono la arena sin mirar al publico, le gustaban esos ánimos, nunca había recibido tantos, pero tampoco le gustaba ser el centro de atención, así que continuo su camino al interior sin mirar a las gradas. Una vez dentro se sentó en el primer banco que encontró.-Maldición, ha sido fantástico.-Dijo feliz  por  haber ganado a la par que se encontraba cansada.

No todos los combatientes competían al mismo tiempo, se habían hecho cuatro grupos con todos los participantes, de modo que después de su combate, Toru podría ver a otros competidores y competidoras. Cuando el draken estaba descansando, ver llegar tanto a vencedores como ganadores de aquella primero ronda de aquel primer grupo, incluso el hombre oso, ya estaba por allí, rezongando y amenazando a aquellos que no dejaban los chistes y bromas sobre lo que le había pasado con el “renacuajo azul”. Debido a que aquella zona de descanso era vigilada de cerca por varios jueces y entrenadores, todos mantenían la compostura, pero era evidente el odio que manaba del oso, que no dejaba de lanzar miradas venenosas hacia Toru, el cual trataba de ignorarlo, aunque más de una vez sintió los pelos de la nuca de punta. Entre los luchadores había un tipo que había terminado incluso antes que él, pues ya se lo encuentra esperando entre el grupo de vencedores, pues por alguna razón, de forma automática sin que nadie les dijera nada, la mayoría de vencedores se ponían a un lado y los derrotados a otro. En algún momento, el draken había escuchado a alguien aullar durante su combate, pero no había prestado mayor atención, pus supuso que era alguien celebrando una victoria o intimidando a un enemigo. Ahora, al ver a un tipo en aquella zona, alza una ceja al ver la indumentaria que la habían hecho ponerse a aquel tipo, una armadura completa, bastante intimidante representando a un lobo negro. Toru era uno de los que menos ropa o armadura llevaba, y nota más de una mirada clavada en él, pues el fino taparrabos metálicos no tapaba mucho, de echo Toru se preguntaba cómo diablos algo metálico podía dar la sensación de ser tan transparente como un trozo de tela de seda o una telaraña. Tras beber zumo de arándanos y dar unos bocados de un pan con frutos secos, el draken intenta ponerse el pectoral, el cual solo era un círculo metálico que le protegía la zona del pecho donde tenía el corazón.

-Supongo que eres el lobo a quien coreaban antes.- Menciona mientras lucha intentando averiguar cómo diablos iban las correas de aquella cosa, pues unas pasaban cruzando uno de los hombros, otras por el estómago y demás.

Mientras tanto el segundo grupo era llamado a la arena, pues los combates no solo terminaban con un derrotado y un victorioso, si no, por tiempo, de modo que tras sonar una campana que daba fin a la primera ronda, aquellos que aún estaban luchado, paran y se retiran a descansar con los demás, mientras que los participantes del segundo grupo iban pasando a sus respectivos círculos de combate. En muchos casos la tensión casi podía cortarse entre los combatientes, y al draken no le sorprendía, pues muchos luchadores iban fanfarroneando, buscando camorra antes de luchar, para intimidad a unos y ganarse los favores de otros. Toru no puede evitar sonrojarse y que los ojos se le vayan tras algunas jóvenes y atractivas luchadoras, las cuales, casi en su mayoría, iban muy ligeritas de ropa, casi tanto como él mismo, pero por el contrario, aquello no molestaba en absoluto al draken, excepto en el echo de que tenía que intentar controlar las reacciones de su cuerpo adolescente super hormonado. Todas las batallas tenían algo de interesante que observar, un semidragón con aspecto más feroz que Toru, cubierto de escamas rojas enfrentándose a un hombre cocodrilo, un elfo contra un hada, una mujer tritón usando magia de agua contra un humano mago que usaba bolas de fuego que flotaban a su alrededor, un tipo enorme y musculoso, manejando una gigantesca espada contra un anciano que solo usaba un bastón, el cual iba ganando y muchos más combatientes. Toru prestaba atención a aquellos y más, y un combate despierta su atención por los movimientos de una mujer, los cuales eran brutalmente eficaces y precisos, haciendo que el draken se encogiera por la fuerza de cada impacto. Muchos combatientes, “veteranos” empezaban a comentar cosas sobre que aquella mujer podía ser una de las famosas mujeres amazonas, una valkyria o algún otro tipo de ser similar.

El final de aquel combate suena como un tremendo trueno que hace estremecer la tierra, incluso a Toru se le pone el pelaje de la espalda de punta de solo pensar en enfrentarse a aquella guerrera. Cierto que no importaba quien ganaba o perdía, solo quienes daban mejor espectáculo, pero sin duda, aquella mujer sabía dar espectáculo. La mujer se aleja, dejando a aquel tipo tirado en la arena, el cual era atendido por los médicos del lugar, mientras se alejaba sin hacer caso al griterío de la gente. Toru no puede evitar fijarse en la buena figura de esta, marcada por el tipo de ropa ajustaba que llevaba, sin poder evitar clavar la mirada en los generosos pechos de esta, haciendo que se le enciendan las mejillas por una serie de pensamientos impuros que trata de quitarse de la cabeza, negando para sí mismo.

-Buen combate…- Murmura con tranquilidad, mientras da un sorbo al zumo, mientras que otros combatientes iban legando, cogiendo bebida o comida para recuperar fuerzas.

Los otros dos grupos son llamados y los combates son realizados, ya en aquellas primeras rondas muchos luchadores que habían sido derrotados, se retiran, ya fuera por alguna herida más seria de lo que se hubiera esperado o porque estaban tan humillados que no tenían valor para volver a la arena. De los cuatros grupos iniciales, se hacen solo dos, cosa que sorprende a Toru, pero se guarda sus pensamientos para sí, pues duda que él hubiera abandonado solo por perder un combate…Nuevos combates son anunciados, Toru escuchaba tranquilamente, cuando anuncian su nombre, presta su atención, para ver contra quien le tocaba, cuando escucha el nombre de la mujer valkyria, se estremece y dirige una mirada a la mujer, echándole un ojo de arriba abajo.

-Bueno, parece muy fuerte, pero no la subestimaré como aquel otro tipo… seguro que le puedo, después de todo, es una chica…- Dice tratando de convencerse a sí mismo, sin caer en la cuenta de la mujer podía escucharla si aguzaba un poco el oído.

Camina con paso decidido, hasta el círculo marcado, esperando a que la mujer llegara también y diera inicio al combate. Toru observa que al tipo de la armadura de lobo negra le había tocado combatir contra el hombre oso, el cual estaba rabioso por su anterior derrota y quería machacar a cualquiera que se le pusiera por delante.

Cuando Huidow bajo de la arena al fin pudo respirar, la gente aclamaba a los demás participantes, pero el sentía que lo hacían por él, se sentía vivo y que encajaba en este extraño lugar. Apenas se vio libre de hacer lo que quisiera, desengancho la parte inferior de su yelmo lo que dejaba su boca al descubierto, se acercó a una mesa con bocadillos y comió lo que parecía ser un sándwich de mermelada… puaj… no le gustaba el sabor de las frutas así que lo dejo a medio comer y tomo una rebanada generosa de queso y pan, apenas se volvió vio que frente a si estaba Tristan su anterior rival, Huidow con un pedazo de pan en la boca trato de pronunciar un par de palabras y extendió la mano hacia el usuario del viento. El apenas se inmuto, Huidow insistió y fue entonces cuando la magia se produjo, Tristan no pudo evitar ver la buena fe de un guerrero y estrecho fuertemente la mano de Huidow.

-Buen combate, me divertí de verdad- Dijo el lobo tragando apresuradamente- Jamás pensé encontrarme con alguien tan poderoso y hábil como tu fue una suerte mi victoria- Dijo finalmente con mucha humildad

-No seas modesto Lobo, también eres fuerte, fui descuidado, pero mereces la victoria-Dijo Tristan como relajando su cuerpo como liberando mucho estrés en unas pocas palabras

Ambos hablaron un poco más de cosas triviales, como la calidad de los demás encuentros y la variedad de participantes, Tristan le mostro un gigantesco hombre árbol, una especie de Ent, un hombre de color oscuro que tenía orejas de leopardo, esculturales ninfas que competían por fama y uno que otro ladrón que competía para pagar deudas de malos negocios, todos reunidos por un solo objetivo, ser campeón.

Huidow se despidió cordialmente de Tristan cuando fue llamado por una mujer de caderas anchas y piernas tostadas, un sueño de mujer ataviada con un vestido de tela vaporosa y con el rostro cubierto por una tela oscura, tenía el cabello claro como la miel y un par de ojos de una embriagadora dulzura. Huidow entonces se sentó ahí mismo donde estaba y escucho una pregunta.

-Lobo lobo no sé si tanto así- respondió automáticamente- … este…. Yo…. Si creo que me volví algo loco ahí arriba- termino diciendo algo nervioso puesto que se había dado cuenta que el draken le había hablado.

Huidow no tenía idea de cómo hablar o como referirse a un dragón eran un mundo desconocido para él, pues pensaba que eran solo bestias indomables de categoría colosal hambrientos de oro dominadores de la naturaleza, jamás pensó que había una subclase que parecía humana… y que más encima hablara la lengua común. Era la segunda cosa que aprendía de un Draken: No son tímidos y algo libidinoso al parecer pues la vista se le desviaba al ver a las curvilíneas gladiadoras que comúnmente competían en una rama diferente a la de los hombres. O eso creía Huidow pues cuando alzo su vista vio como una mujer que los demás gladiadores nombraban como Valkiria se enfrentaba a otro guerrero, el hombre era fuerte de reflejos prodigiosos, mente astuta, estilo pulido y bien entrenado. No tenía oportunidad contra ella.

Huidow había escuchado que mujeres en otros continentes luchaban a la par de los hombres e incluso en la ciudad de Mills había tenido un extraño encuentro con una mujer de la armada pero jamás había visto a una combatir, los demás luchadores decían que era de una especie particular, mujeres nacidas en la misma guerra, las relucientes Valkirias, las damas de acero. Hasta hace un tiempo Huidow consideraba que las mujeres solo eran instrumentos, limpiaban, cocinaban, parían y criaban pero cuando todo el campo de batalla resonó con el poder del trueno cambio inmediatamente de parecer.

Si ella fuera su contendiente seguramente caería a la primera. Huidow no sabía cómo enfrentar a una mujer y menos aún a una que supiera luchar. Ella era hermosa sin duda, pero no podía dejarse distraer por nimiedades.

-Ciertamente fue uno bueno- respondió Huidow frente a un comentario de la bola de pelos… o escamas, Huidow ya no sabía nada de nada.
Luego del espectáculo de varios luchadores, algunos relucieron más que otros, hubo algunos incluso que venían con presentadores propios que hablaban en complicados idiomas y hablaban de batallas más lejanas que el horizonte, obviamente cosas aún más fantasiosas de lo que la realidad aguantaba.

Solo pasaron unos minutos cuando sonaron los altavoces y aparentemente habían sido divididos nuevamente en grupos, fue cuando fueron llamados cuatro guerreros. El Dragon Huérfano, El lobo Enmascarado, La valkiria jinete del Trueno y el obsceno y horrible oso, Huidow subió al circulatero???, aun habían cosas en este mundo que necesitaban nombres y este tipo de ring era una de ellas.

Cuando estuvo en el Ring Huidow alzo la vista y con horror descubrió que su oponente era el colérico Oso, este rugió con una fuerza espeluznante, el pelirrojo enyelmado… otra palabra para el diccionario del continente, no se amilano, y con la bravura y experiencia de un héroe levanto su delgadísima hoja hacia el público y entonces surgió el poder de los antiguos, no es un poder con el cual destrozas una quijada, no es aquel que rompe huesos y desuella parpados, eso ya lo había sufrido y hecho Huidow, el campeón de la casa Benezer, era el poder del público, la gente al ver la imponente y valiente estampa del lobo enmascarado frente a un rival ciertamente más formidable comenzó a cundir un susurro que se convirtió en clamor general, un suave pero enérgico. “Au au au au au au” tan suave pero constante que irrito aún más al Oso. Huidow se sentía en la gloria, hecho su arma hacia atrás ocultándola de la vista del enemigo, separo sus piernas y bajando su centro de gravedad emitió un pequeño gruñido que fue en aumento como si de un verdadero lobo se tratase.

La campana sonó y la carrera comenzó!

Toru se sentía bastante bien, había tenido unos minutos para recuperar el aliento y había podido comer y beber un poco, no en abundancia, pues podría sentarle mal, pero al menos había podido comer algo de fruta, frutos secos, pan y queso, que era lo que ofrecían a los aspirantes, además de agua y varios tipos de zumos. La verdad no se esperaba enfrentar a un aspirante tan duro en un comienzo, pero también lo había parecido el hombre oso y lo había logrado vencer gracias a su velocidad y a algo de su fuerza. Pero aquella mujer… no sabía cómo iba a enfrentarse a ella, aunque las hembras draken también podían entrenarse como guerreras, pocas lo hacían y aquello daba lugar creencias como que las hembras eran peor luchadoras que los machos. Toru no era machista ni mucho menos, a él no se le caían los anillos ayudando en las tareas domésticas, pero creía que los chicos eran mejores que los chicos en lo referente a luchar. Al llegar ella al círculo, Toru le devuelve el saludo, mirando algo desconfiado a la mujer, pues la había visto moverse, sabía que era fuerte, pero estaba seguro de que él lo era más, aun así, no cometería el error de bajar la guardia, de modo que le resulta un tanto extraño el comportamiento de esta. Cuando lo llama “pequeñín” Toru frunce el ceño, y sacude la cola irritado, lanzando un pequeño gruñido molesto, pues le molestaba que lo confundieran o trataran como un niño o que se burlaran por su estatura, aunque aquella mujer no parecía tener mala intención con aquello, no deja de molestarle.

-Si… ha sido una sorpresa, te vi luchar, eres una gran guerrera.- Dice este a regañadientes.- No me llames así… es irrespetuoso.- Dice informándola tranquilamente, sin ser brusco u parecer ofendido.- Mi nombre es Toru. – Se presenta, mientras el resto de los participantes iban adoptando posiciones en los distintos círculos repartidos por la arena del coliseo.-Soy un semidragón, mi especie en concreto, recibe el nombre de draken.- Explica el otro que hace un gesto con la cabeza hacia ella.- He oído decir a algunos veteranos que eres una valquiria… se dice que son las mejores guerreras, será emocionante enfrentarse a una, aunque creo que me llevaré la victoria.- Dice sonriendo presuntuoso, mientras desenvaina su espada, cuya hoja refleja la luz que impide herir gravemente a ningún otro luchador que participara en el coliseo en aquel momento.-Puede que fuera yo quien dijo esas palabras.- dice algo burlón, mientras suena la campana que indicaba el comienzo de los combates. –Encantado Catheri….- El draken lanza un gruñido de sorpresa al verse obligado a esquivar uno de los ataques de la mujer en forma de un rayo que lanza con una de las manos, por suerte el rayo impacta en el suelo, dejando una marca negra humeante.-Muy bien…-Toru se lanza veloz contra la mujer, usando toda la velocidad y agilidad por la que eran conocidos los pequeños y fuertes draken, sus movimientos eran muy rápidos, casi imposibles de alcanzar con un proyectil, aunque una persona entrenada podría seguirlo con la vista.

Toru se impulsa con las piernas, lanzando un ataque lateral con su espada, dispuesto a alcanzar a la mujer en un costado, su intención era también ponerla aprueba, ver de que era capaz, por lo que supone que bloquearía o esquivaría el ataque.

-Hagamos todo esto más interesante…- Diría después de que ella hubiera bloqueado o esquivado su ataque con la espada.-Si gano, no volverás a llamarme pequeñín ni nada parecido, y tendrás una cita con migo… si tu ganas, podrás llamarme como quiera y exigir una recompensa similar a una cita.- Dice el otro sonriendo confiado, creyendo seguro una victoria, aunque sabía que iba a tener que esforzarse para conseguirla.

Mientras todo aquello ocurría, otro combate había dado inicio con el sonido de la campana, entre el rugido de la multitud y las burlas de otros, que recomendaban al hombre oso que se sujetara bien los pantalones en aquella ocasión. Las burlas, solo consiguen enfurecer más al hombre, cuyos ojos parecen inyectados en rojo, reflejando un brillo demencial y Huidow era el objetivo para descargar aquella toda furia. Lanzando un rugido que resuena en toda la arena y hace callar a la gente de las gradas, el oso lanza un ataque descendente con su gigantesca hacha de hoja doble contra el hombre de armadura de lobo negro. Si Huidow esquivaba el ataque, la hoja se clavaría con tanta fuerza en la arena, que llegaría a impactar contra el duro suelo a unos centímetros más abajo y provocaría una friera en el suelo que temblaría por la fuerza del impacto. Si Huidow bloqueaba… bueno, más le valía tener una buena defensa, o podría acabar con algún hueso roto como poco, ya que aunque el hacha no podía cortar, con la fuerza necesaria, podría arrancarle un miembro o la cabeza de cuajo. Enloquecido por la furia, con los ojos reluciendo en rojo y la baba manchando su terrible hocico, el hombro oso se abalanzaba contra el guerrero de armadura de lobo, solo queriendo acabar con él. Pero el oso no era un guerrero enloquecido totalmente, aun le quedaba la suficiente lucidez, para poder bloquear o esquivar ataques que pudieran resultarles peligrosos.

Apenas sonó la campanilla los sentidos del Guerrero enmascarado se enfocaron en su oponente, nada podría sacarlo de su trance hasta acabar el combate, sus músculos se contrajeron al instante y su cabeza se enfrió, el público guardo un silencio sepulcral y el cielo comenzó a despejarse, el día sería ideal para un paseo en familia
Las burlas resonaron de inmediato apenas sonó la campana, el hombre oso se puso colérico y sus ojos se inyectaron en sangre… sangre con veneno y furia irrefrenable, una combinación letal. El rugido más fuerte que hubiera escuchado el coliseo en toda su historia había proclamado una batalla a muerte, ciertamente el hombre oso contaba con un poder abrumador y la mala suerte caía sobre las estrellas del pelirrojo de Chaos.

La gente siente como un monstruoso ser ataca sus mentes y arrebatando su voz hace callar a la multitud, nuevamente el silencio es rey, un rayo entonces corto el ambiente, la muerte apareció verticalmente y se volvió palpable en forma de una reluciente hacha de acero acanalada, con inscripciones, runas al parecer, el color de esa arma era similar a la plata, reluciente pero oscura, tal vez era obsidiana. Huidow por poco fue capaz de rodar a un costado, con una rodilla en el suelo observo al gigante. Sintió la sangre… sangre de su pecho, la herida no era grave pero como suponía la indumentaria que llevaba solo era un disfraz, con amargo dolor mucha gente del público grito, niños abuchearon al Oso como si hubiera herido a un héroe que luchaba por la justicia, las mujeres apartaron el rostro y los jueces al parecer estaban conmocionados, el oso ciertamente era muy superior al encantamiento que impedía el daño mortal de los participantes.

Una sonrisa se dibujó en penumbras y levantándose Huidow se quitó la hombrera derecha de su armadura, el guante izquierdo y desenvainando su arma la clava en el suelo con fuerza, el gigante peludo se carcajeo y entonces desvelo su intención.

-Te matare!! y luego matare a esa estúpida mascota-Gruño mientras miraba al ring contiguo

-Se supone que esto es un espectáculo y no dejare que manches la arena con locura ni decadencia, esto es para todo público oso malnacido!-Dijo Huidow mientras saca una variedad de shurikens de una pequeña bolsa en su espalda.

Enloquecido se abalanza contra Huidow y su hacha sigue el camino de la locura aún más que la de su amo, pero la perdición en su mirada, aquella que delataba un torpe animal solo era una treta para engañar al cazador, Huidow salto levemente hacia atrás y esquivo la hoja, pero el depredador de los bosques adelanto su gigantesca garra agarrándole por el cuello. Huidow se sorprendió de la brutal fuerza de su oponente y se sintió desfallecer pero con gran rapidez y antes de propinar algún golpe mayor reacciono clavando dos shurikens de cristal en las inmensas manos del coloso.

-Es simple para mi romper un hueso humano, ya verás que la tortura de mi reino no es la misma que conocen ustedes los humanos!-Bramo la bestia

De pronto una tronadura salto en el aire y absolutamente todos apartaron la mirada, incluso el baribal, la sangre de Huidow mano y su boca estallo en una llamarada fuera del grandioso yelmo lupino, la cara del Oso se manchó y el éxtasis comenzó, las carcajadas eran demenciales, los jueces estuvieron a punto de subir al ring pero debían esperar la campana. El sonido de esta fue extraño, apenas una campana de herida y no una de derrota. Sería posible que estuviera aun en condiciones de combatir?. El oso abre su grandiosa zarpa e inmediatamente siente una patada dura como el concreto en el rostro, como era posible, el oso se tambalea entre dolor y sangre ajena, Huidow con una mano en el suelo y sus piernas separadas parece ileso. No, no es eso, la armadura apenas resistió y se reventó frente a la colosal fuerza del animal algunas astillas de ella se incrustaron en el cuerpo de Huidow peros sus movimientos indicaban que ninguna era de gravedad.

-Si deseas poner a prueba mis huesos debiste intentar con ambas manos, estas advertido que mi familia se dedica a quebrar huesos- dijo mientras se levantaba lentamente y apuntando al público insto a que le animaran.

El público entero se volvió loco, los aullidos, ladridos y algarabía cundió en todo el lugar, Huidow ya no podía sentirse más satisfecho, había conseguido ganarse al público, el oso manchado con sangre enemiga sintió desconfianza, vio su propia zarpa y no vio heridas, de que era su satisfacción y estaba herido en todo su cuerpo y Huidow siquiera le había rozado?, no lo comprendía, incluso su mente estaba jugando con él. Se dice que en la antigüedad los guerreros lanzaban bombas de sangre a sus enemigos para causar efectos psicológicos, es decir hacerles pensar que sus aliados ya estaban heridos, y que estos flaquearan con el tiempo.

-NO NO NO-Grito el osezno-Soy el rey de los bosques!!... nada esta sobre mi poder!! Soy la furia de la naturaleza, soy… soy invencible!!... soy Mormon! El príncipe de los guerreros!!-Grito como si su vida dependiera de ello.

Se puso a cuatro patas y se abalanzo nuevamente sobre Huidow con su gran hacha, este sin temor tomo su Shirasaya y presto salió a su encuentro y frenando en un segundo salto hacia atrás de nuevo, esta vez el hacha silbo frente a sí y con gran fuerza envainando su espada dando un paso gira sobre sí mismo propinándole un golpe en las costillas al oso, este se retorció bufo y al parecer asomo algunas lágrimas, pero el combate aún no estaba decidido. Huidow se sintió cansado, debía acabar con el combate rápidamente con su técnica de sangre explosiva pues sus pasivas de fortaleza y habilidades de arma tal vez no volverían a sorprender al animal.

Se notaba que el ataque de la valkiria le había pillado por sorpresa a su adversario, pero aún así el pequeño Toru fue capaz de esquivar su ataque y lanzar un contraataque que consistía en un ataque lateral con su espada. Catherine se impulso hacía atrás para esquivar, a pesar de que era rápida casi no esquiva el ataque, ya que el filo de la espada le paso muy cerca, a muy pocos centímetros de rozar el su ropa y su vientre. Después de esquivar, la valkiria se echo un poco para atrás y se puso en guardia. Ella no se iba a lanzar a atacar todavía a Toru, quería responderle a ciertas cosas sobre las que él le había hablado y ella no había podido responder por culpa de su anterior ataque, aún así no iba a bajar la guardia por si acaso su adversario le atacase.

-Perdona mi ataque sorpresivo, quería probar algo.- Dijo sin revelar que quería ver sus reflejos. -Bueno, volviendo a las cosas que me dijiste... si, soy una valkiria, pero dudo que seamos las mejores guerreras, el ser mejor que otro depende de como uno se empeñe en mirarlo, ¿No?-Dijo haciendo una pequeña pausa mientras dejaba esa pequeña reflexión en el aire.-Y bueno, nunca había oído hablar sobre los Draken, parecéis una raza interesante, para descender de los dragones se me hace extraño no ver escamas en tu cuerpo.-Dijo con una duda totalmente lógica, ya que si uno ver un dragón se puede percatar de la presencia de grandes escamas y le extrañaba, no se, era como ver a un pegaso sin alas, pero así era su raza, algo cuanto menos curioso.

En ese momento hubo un aumento de los abucheos, lo más probable era porque la valkiria y el draken apenas estaban peleando, tan solo hablando, pero a Catherine eso le importaba bien poco, era su combate y si quería hablar con su contrincante lo haría. Ella era alguien a quien no le afectaba mucho que hablasen mal de ella, así que por eso pasaba un poco de los abucheos por su ''falta de acción'', por llamarlo de alguna manera. En ese momento Toru le propuso la idea de hacer una apuesta. Si él ganaba, la valkiria no le llamaría por ningún apelativo que hiciese referencia a su estatura y encima le debería una cita al draken. Si ella ganaba podría ponerle el mote que quisiera y podría  elegir algo similar a una cita. Sin duda esta pequeña apuesta subiría los ánimos de ambos contendientes y haría que ambos se esforzaran.

Cath al principio se lo pensó un poco, no le llamaba mucho la atención, pero después le pareció una buena idea, ya que quería ver cuan lejos podría llegar su adversario para ganar.-Esta bien, acepto tu pequeña oferta, pero... te vas a tener que esforzar mucho si de verdad quieres esa cita conmigo muchacho.-En ese momento la valkiria se movió con bastante rapidez. Quería dar un puñetazo con su guantelete electrificado en el costado del draken, por lo que fue corriendo dando bastante zancadas y tensando los músculos de sus piernas para dar zancadas más rápidas. Cuando ya estuvo cerca de él preparo su puño para dar el golpe y esperaba que no lo esquivase o podría quedar un poco desprotegida.-¡Esquiva esto!-Comentó mientras lanzaba su ataque.

Por otro lado estaba combatiendo el hombre oso y aquel muchacho que tenía la armadura de lobo. Catherine no le estaba prestando mucha atención al combate, ya que tenía que estar pendiente del suyo. Lo poco que había visto de la pelea era cuando estaba hablando con Toru, que ahí de vez en cuando miraba al otro lado para ver como se desarrollaba el otro combate. Como ahora ya estaba empezando a esforzarse a pelear dejó de mirar la pelea, pero por los gritos y las cosas que el público decía, se podía intuir que la cosa estaba bastante tensa. Esperemos que la suerte sonría al que tenga que sonreír y que gane quien tenga que ganar.

Toru no se sorprende cuando ella esquiva su sencillo ataque, por muy rápido que se hubiera movido, eso quería decir que la valkiria tenía reflejos superiores a los de un humano corriente, aquello da información valiosa al draken, pues si era capaz de esquivar ataques lanzados a gran velocidad también sería capaz de realizarlos. Sonríe un poco y agita la cola divertido.

-No tienes por qué pedir disculpas, estamos combatiendo y ya había dado la señal.- Dice mientras permanece en guardia, moviéndose lateralmente, con lo que suponía que ella también se movería, por lo que harían un círculo o si Catherine se quedase quiera, él daría vueltas a su alrededor.-Si, tienes mucha razón.- Dice riendo por lo que ella dice de que no por ser valkiria tenía que ser la mejor guerrera.-Los semidragones también somos buenos en esto.- Dice mientras agitaba la cola, con intenciones de ponerla nerviosa, pues con un simple impulso de la cola y de las piernas, podría moverse muy rápido.-Bueno, si gano y aceptas una cita conmigo, podré contarte todo lo que quieras sobre mi raza… si tu compartes sobre la tuya. –Dice guiñándole un ojo pícaro.

Lo cierto es que de no llevar el yelmo y estar al descubierto, y no en una situación como aquella, Toru no se mostraría tan descarado y lanzado, pero en aquel momento la adrenalina estaba disparada y los ánimos arriba.

-Ya te contaré sobre las escamas.- Dice divertido, con una ceja alzada por aquella observación de la valkiria, lo cierto es que Toru nunca había pensado mucho en aquel detalle.

Tampoco hace caso a los abucheos cuando estos comienzan, pero era cierto que debían dar espectáculo o podrían ser descalificados o perder puntos por parte de los jueces. Toru hace iluminar algunas partes de su cuerpo, el mechón cobalto del flequillo, los ojos y las marcas del cuerpo, empiezan a brillar y se lanza de nuevo con su espada hacia la valkiria, haciendo que el público lanzara exclamaciones de sorpresa y ánimos al ver la luz que manaba del draken.

-Haré mi mejor esfuerzo.- Le asegura mientras corre haciendo un rápido zig-zag.

Usando su velocidad y lanzando un nuevo ataque de abajo arriba, con tanto impulso, que si ella volvía a esquivar daría unas vueltas en horizontal al suelo, sin perder ojo a los movimientos de la valkiria. En aquel momento Catherine también se había lanzado a por él, el ataque de Toru quedaría desviado por el ataque de la valkiria, y para poder esquivar el ataque del puñetazo, el draken lanza su cola contra el suelo, bajando de golpe y cayendo sobre los pies, flexionando una rodilla y manteniendo la otra estirada, apoyando la mano izquierda en el suelo mientras que con la derecha golpea con la parte plana hacia arriba para golpear el brazo de la valkiria, para lanzarlo hacia arriba y desequilibrarla. Según si lograba desequilibrarla o no, se lanzaría hacia delante para girar el cuerpo y golpearla con la cola si la había desequilibrado para hacerla caer y ganar puntos o bien, si no conseguía desequilibrarla, retrocedería para replantearse una nueva táctica.

Por el otro lado, los jueces estaban alarmados por el desarrollo que estaba adoptando el combate del hombre oso y el hombre de la armadura de lobo negro, se estaba todo saliéndose de lo establecido. Al ver aquella cantidad de sangre, empiezan a sonar una campana o timbre que indicaba que el combate era suspendido, varios jueces que eran veteranos gladiadores del coliseo, se adelantan para detener a los combatientes, pero el hombre oso no está por obedecer y al ver acercarse a un par de gladiadores que le indicaban que se calmara y abandonara el círculo de combate. El oso se gira un segundo haciendo un arco con el hacha y derribando a dos de los veteranos, uno logra esquivar el ataque, mientras que el otro, cogido totalmente por sorpresa, sale volando por los aires. Aquello hace que un grupo de gladiadores que estaban preparados para aquellas situaciones, salgan a la carga para detener al hombre oso, que enloquecido vuelve a atacar a Huidow. Varios dardos tranquilizantes salen lanzados, contra el hombre oso, alcánzandolo en varias partes del cuerpo.

-¡Tardará unos segundos en hacer efecto!- Le gritan a Huidow.- ¡Retrocede y esquiva!- Le advierten al guerrero lobo para que no sufriera daños innecesarios.

El gran oso esta vez se volvió loco, la ira lo cegó finalmente y cargo contra el enemigo con el fin de arrollarlo, la sangre, el aroma a sangre de Huidow que le impregnaba le había introducido en una especie de frenesí, Huidow se preparó, se hecho hacia adelante y entonces los jueces interfirieron, ellos no sabían que este era un combate normal para el Lobo enmascarado, no sabían que los Benezer combatían con su sangre, su tan especial sangre con poder. La de Huidow en particular reacciona violentamente produciendo explosiones que desequilibraban o destruían al adversario, en su familia habían otros que podían endurecer su sangre para hacerlos tan fuertes como el acero, otro de ellos, específicamente su abuelo tenía la sangre tan acida que podía derretir cualquier material.

Huidow había aprendido a extraer su propia sangre y meterla en diversos objetos arrojadizos, al principio pensó en las armas de cristal pero después y para formas más mortales pensó en objetos de acero que funcionaban como verdaderas granadas, esparciendo metralla de acero que podían llegar a matar a un individuo, sin embargo esto es una competencia, un espectáculo para distraer a su por ahora amado público.

Mientras todo ocurría los demás contendientes se dedicaban a hablar y conocerse, algo muy raro para un combate de coliseo pues actualmente los espectadores escuchaban poco o nada de lo que decían los gladiadores, quizá en una futura edición del torneo habilitaran micrófonos inalámbricos o algo parecido.

Los dardos de los guardianes impactaron en el imponente animal y uno de los tiradores advirtió a Huidow que tardarían en hacer efecto. Efecto? A que se referían si el lobo enmascarado en mucho tiempo no había tenido un combate tan gratificante, el oso nuevamente se volvió hacia Huidow y el sin perder los pocos segundos que aún le quedaban se lanzó al ataque para terminar todo, El oso ataco primero arrojando su hacha como si fuera un bumerang, El ciudadano de Chaos se sorprendió pero no lo suficiente pues la esquivo con facilidad y esta se incrusto en un muro solido del coliseo, toda la gradería se sacudió y un viejo con una larga barba incluso perdió el equilibrio cayendo al suelo. El oso había usado un señuelo y prosiguiendo con aun más fuerza embistió al pelirrojo que ahora si le sorprendió. La parte inferior del yelmo salió disparada hacia las gradas como si fuese un balón de futbol, la multitud grito de alegría… malditos!! Deberían compartir el dolor del pobre Huidow… en fin, un enano de rubia melena y larga barba salto tan alto que parecía que volaba y con lágrimas en los ojos agarro el yelmo en vuelo, la gente se levantó a punto de estallar, era uno de los más excitantes combates que hubieran visto en su vida, la mayoría de ellos habían sido trucos, falsas y fofos combates arreglados, pero el día de hoy habían varios de ellos que se pasaban de la raya. Huidow se mordió la lengua y escupió la espalda de la bestia rociándola con sangre, el éxtasis del tirano en abrigo de invierno llego al límite mientras hundió lo más que pudo un pedazo de hormigón armado que llamaba hombro en las costillas de su enemigo que estuvo a punto de perder la conciencia, fue entonces cuando este levanto su mano derecha con su delgada arma, la shirasaya.

-Bebe hasta saciarte!! Chi no Akuma!!-Grito con una potencia sobrehumana.

Su arma comienza a convulsionar y muchas grietas le recorren para en un segundo explotar reventada como si dentro de ella hubiera emergido violentamente algo. Era su verdadera arma, una con un peso muy superior a su anterior versión, su arma Shinigami.

El armad e Huidow era una muy ancha, parecía un mandoble de dos manos de apariencia oxidada y aparentemente vieja y olvidada en algún rio pero lejos de ello era un arma sumamente afilada y confiable, solo basto que esta descendiera sobre los omoplatos del oso y este se azoto contra el suelo antes de echar al campeón lupino fuera del ring o lo matara, a Huidow en un momento le pareció lo segundo.

Spoiler:

El oso trato de levantarse nuevamente pero el campeón sanguino levanto su arma y tronando sus dedos hizo explotar toda la sangre en el caído, el oso perdió pelaje, un par de dientes y reboto contra el suelo hasta casi un metro, Huidow entonces con sus últimas fuerzas y con ambas manos como si se tratase de un juego de béisbol golpeo al gigante con el borde de su pesada arma, el oso rodo por el suelo inconsciente y se deslizo fuera del círculo, el público se paralizo, el lugar era una tumba y de pronto el oso se volvió a levantar, escupió un par de dientes y finalmente desfalleció, ciertamente era una bestia resistente, los jueces hicieron sonar la campana para indicar el final del combate y solo entonces la gente estallo, el enano que había agarrado el yelmo se coló al coliseo cayendo de bruces y corrió un par de metros extasiado, seguridad lo tacleo de forma brutal y lo devolvieron a la tribuna, Huidow apenas con fuerza se alzó sobre una tarima y con gran vigor, uno renovado al parecer comenzó a aullar para su público, los hombres vitoreaban como si fuera un gran general, las mujeres aplaudían con energía y los niños arrojaban flores, pañuelos y otras basuras al campo circundante, la alegría le invadió a todos sin saber por qué, Huidow se sintió como otra persona y su cansancio menguaba inexplicablemente. Entonces el público callo.

El gigantesco Oso lleno de heridas y algo chamuscado estaba tras de él, exhalaba un vapor que le hacía verse como si lo hubieran parido en el infierno mediante incesto de potestades malditas, sus ojos aun no mostraban rasgos de ser racionales. Estaba inmóvil con sus garras apretadas esperando un segundo encuentro al parecer. Huidow entonces recordó sus viejos tiempos en la arena del castillo donde vivía su familia. Y recordó algo aún más importante. Se acercó a su enemigo y con gran valor tomo su enorme zarpa. El oso inexplicablemente dejo que ocurriera y Huidow la levanto, ambos con los brazos arriba saludaron al público y la cara del osezno cambio absolutamente, una amplia sonrisa emergió y las carcajadas no se hicieron esperar.

El oso saludo a la tribuna y con un par de dientes menos firmo incluso autógrafos, Huidow desapareció de inmediato, su armadura de lobo estaba desgarrada por todos lados, debía repararla si quería seguir en competencia. La gente del estadio, al menos la que estaba más cerca del duelo de Lobo-Oso aplaudía de manera explosiva y el oso recibió inclusive besos de una señorita muy guapa de cabello rubio y rizado que caía sobre su busto, lucía un vestido verde tan largo que debía tener una criada que solamente le llevase el vestido sobrante.

Huidow a su vez escapo de los fans y sintió curiosidad de lo que ocurría en el otro combate y aunque tenía por regla no espiar a sus posibles contrincantes decidió ir a ver qué ocurría. También sentía un hambre de los mil demonios. Quizás por la pérdida de sangre o el exceso de cansancio, no lo supo, se sentó cerca del ring pero de pronto se durmió. Un enfermero acudió a hablarle y le explicó una inyección, Huidow reacciono un segundo y el amable enfermero le recomendó comer algo y descansar antes del próximo combate. En cambio él le pregunto si tenían una herrería en el coliseo el enfermero asintió y le ayudo a levantarse.

A Toru le gustaba aquella chica, creía que en parte era como él, disfrutaba combatiendo y se le notaba una mirada picarona que ambos compartían, era lo que podría llamarse como tensión “sexual”. Toru era consciente de la algarabía que estaba teniendo lugar en uno de los círculos de combate cercano, pero no podía despistarse, o podría acabar pagándolo caro. Ríe un poco cuando ella le anima a esforzarse para conseguir aquella cita con ella, pero no tiene tiempo de responder, pues no era el momento para charlar, era el de entrar en acción.

Lanza un gruñido de satisfacción cuando consigue alcanzar a la muchacha y desequilibrarla, por lo que se lanza a por ella, dispuesto a inmovilizarla en el suelo y apoyar su espada contra el pecho o garganta de esta, lo que le daría la victoria. Toru se impulsa con las piernas y las alas contra ella, con la empuñadura de la espada por delante para golpearle las costillas o el pecho, para hacerla caer del todo y luego ponerse encima. La mujer consigue realizar un salto que pilla por sorpresa al draken, pero la valkiria no consigue aguantar el equilibrio pese al haber esquivado el ataque saltando, y cae sobre una rodilla. Toru no se percata de que había electrificado su cuerpo, por lo que vuelve a impulsarse con las alas, esta vez girando sobre sí mismo para golpearla con la cola. Esta alcanza a la mujer con la suficientemente fuerza en el costado para derribarla, pero lo que no se esperaba era la electricidad con la que ella se protegía. Toru lanza un grito de sorpresa y dolor al sentir la corriente eléctrica recorrerte todo el cuerpo, el cual se convulsiona por la fuerza de la descarga. Una vez se detuviera la descarga, los ojos del draken se pondrían en blanco, tendría todo el pelaje de punta, con aspecto pomposo, y lo hollares del hocico le echarían algo de humo. Cae de bruces al suelo, mientras que la espada cae de su mano. Toru emite un quejido de dolor, tembloroso, en el suelo, mientras recuperaba la conciencia y trataba de que los músculos agarrotados por la descarga le respondieran para lograr ponerse en pie, pero a no ser que su coletazo hubiera echo también daño a la mujer, el draken estaría indefenso ante la valkiria.

Mientras tanto, la batalla del hombre de la armadura de lobo negro y el hombre oso, estaba dando un gran espectáculo, pero todo dentro también de un gran caos. Los jueces, antiguos gladiadores del coliseo, iban corriendo de un lado a otro tratando de poner orden. Unos gladiadores profesionales, trataban de contener al irascible hombre oso que parecía inmune a los dardos tranquilizantes, los cuales vuelven a dispararle con doble dosis. Unos gritaban aterrados al ver las intenciones del oso, otros rugían animando a Huidow a acabar con su adversario y otros simplemente no sabían cómo reaccionar ante todo aquello. El gran jaleo, hacía que más gente entrara en el coliseo, pues al ser combates para coger nuevos gladiadores para los combates de exhibición, la entrada era gratuita. Un nuevo ataque del oso, hace temblar las gradas, había lanzado su propia arma, provocando un gran cráter en la pared del coliseo que separaba la arena de los espectadores. El yelmo del hombre de la armadura, sale lanzado por los aires y un vociferante enano de barba rubia, intercepta el yelmo como quien recoge el balón en un partido de futbol, celebrando aquel echo que podría haber acabado en tragedia. Entonces todo sucede tan rápido que los espectadores no tienen tiempo de reaccionar. Huidow vuelve a rociar de sangre al hombre oso, el cual lo había intentado atacar de nuevo, el hombre de la armadura, el propio Huidow, invoca de alguna parte una extraña y espectacular espada, la cual usa, para en apenas uno o dos movimientos, reventar prácticamente al hombre oso, el cual también parece explotar por alguna extraña razón, o al menos la sangre que lo cubría y sale rodando del círculo de combate, totalmente derrotado y herido. Los espectadores callan, pensando lo peor cuando el hombre de la armadura se acerca al oso, como si fuera a darle el golpe de gracia, en vez de eso, Huidow parece felicitar a su contrincante el cual sin más acepta el trato y ambos quedan como héroes, haciendo que el público estallara enloquecido ante el gran espectáculo que habían visto.

Una vez se retira Huidow, a este lo esperan con barreños de agua y toallas para poder asearse y limpiarse, además de la comida correspondiente, como pan, queso, frutos secos, fruta y cosas ligeras, que no resultaran demasiados pesadas al estómago, además de agua y varios tipos de zumo con los que poder recuperar fuerzas.

Por el otro lado, cuando Huidow llega a ver los demás combates, ve que Toru estaba tratando de incorporarse, con todo su cuerpo temblando aun por los efectos de la corriente eléctrica, y que tenía todo el pelo y el pelaje de punta, por lo que le daba un aspecto bastante gracioso, que hace reír a los espectadores, que hacían chistes subidos de todo, sobre si también se le había puesto otra cosa de punta o que había surgido la “chispa” entre aquellos dos. Bajo el yelmo, Toru estaba rojo de vergüenza, intentando de que los dedos de la mano derecha le respondieran y poder asir de nuevo su espada antes de que la valkiria se pudiera recuperar y le atacara. Sea como fuere, al combate no le quedaba mucho y pronto se darían a conocer los nuevos emparejamientos de aquellos que pudieran seguir luchando.

Cuando Huidow se sintió un poco mejor observo como los combatientes más interesantes del torneo se enfrentaban, la invencible Valquiria y el peligroso Draken. Ambos atacaban con una habilidad inusual, para Huidow era imposible combatir a su nivel, pero al menos lo intentaría, no podía renunciar, pero por el momento debía reparar su armadura de Lobo para poder continuar dando el espectáculo que la gente se merecía.

Huidow era Herrero de profesión y pretendía al menos encajar piezas unas con otras a fin de que se mantuvieran en su lugar y al menos ocultaran su verdadera identidad durante el siguiente combate. Por ello se encamino guiado por el encargado hacia una parte alejada del coliseo, lamentablemente no pudo ver el desenlace del combate, pero el público estaba con mucho ánimo, escucho a un gran vozarrón que grito “Que se siente estar en un combate electrizante enano” y algunos vitoreos mas. Sin embargo cuando llego a la herrería, no contaban con una fragua adecuada, las pinzas y las demás herramientas tenían corrosión y resultaría una fuerza titánica el desatascarlas… o romperlas según la herramienta. Además con horror se dio cuenta que las piezas estaba irreparables, la fuerza del oso era espeluznante pero la armadura también parecía de papel, requería más del tiempo del que disponía para las preparaciones. La cara de Huidow bajo lo que quedaba del yelmo irradiaba una depresión muy grande así que volvió para retirarse de la competencia.

Cuando paso por la sala de inscripciones pudo ver la solución perfecta… cambiaria de atuendo, o al menos buscaría algo que le hiciera juego. Entonces apareció, era blanco a diferencia de su atuendo anterior pero resultaría de las mil maravillas, no encajaba con su atuendo anterior pero podría intentar algo, tomo partes de otros uniformes y los cosió con ayuda de materiales que tenían los encargados, todo quedo hecho muy a la rápida pero Huidow era un hombre de recursos, de todas formas casi toda su vida había vivido solo o con muy poca gente capaz de subsistir completamente sin la ayuda de otros. Sabía cocinar, remendar, hacer fuego de la madera más mojada e incluso tenia conocimientos de cartografía. Hacer un uniforme de héroe no era nada para él.

Cuando termino pidió conservar el nombre del Lobo Enmascarado y aviso a los jueces que cambiaría de uniforme, ellos indicaron que debían ver a que se refería con cambiar el uniforme, dijeron que no era posible, debía seguir compitiendo con el anterior o la gente no lo reconocería… Huidow les dijo que esperan a verle y después de un par de secretitos entre dos jueces, uno calvo con una gran barba y otro inmensamente gordo aceptaron, pero advirtieron que si no era reconocido por el público entonces lo descalificarían… Huidow entro en el camarín y cuando salió los jueces se miraron entre si y sin poner objeciones firmaron la papeleta que le permitía cambiar de uniforme.

Huidow ahora vestido para combatir se sentía lleno de una renovada energía, volvió a comer, se hidrato lo más que pudo y espero un poco para el siguiente combate, escuchaba los coreos del público en el otro combate, moría de ganas por verlo pero no quería tener ventaja en caso de que le tocara con alguno de ellos en otra ronda… se preparó mentalmente para siguiente encuentro pues lo más seguro era que aún no le tocaría con el dragón o la valquiria, al menos esperaba que eso nunca sucediera. El altavoz sonó nuevamente y Huidow salió al campo de batalla nuevamente, apenas piso fuera del calabozo desde donde emergían los gladiadores nadie pareció reconocerlo. Solo basto que un pequeño niño Elfo de no más de cincuenta años gritara El lobo El lobo para que la gente comenzara a Aullar y a emitir el ya característico y suave “au au au au au au” mientras golpeteaban las bancas.

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Su mente se tranquilizó, la gente lo reconocía como el Lobo enmascarado, nada podría bajarlo del Ring. Al menos por decisión del público, frente a si ahora se encontraba un reto, Huidow trago saliva al ver a su oponente, no era alguien gigantesco, no era alguien popular al parecer, no se veía que tuviera una gran técnica pero si parecía un gladiador formidable…

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Maldita su suerte, había más mujeres entre los combatientes. Ella tenía la piel blanca y tersa, era un bombón pero con cianuro, sus delicadas pero fibrosas manos indicaban que había dispensado muerte antes del coliseo pues su mirada era muy diferente de alguien que no ha visto morir a alguien a sus manos o al menos cerca de ellas. Ambos gladiadores se encontraron frente a frente y preparándose para la batalla ella comenzó a hablar.

-Tu eres aquel lobo feroz del que todos se hicieron fan no? Espero que me des un espectáculo mejor que los participantes anteriores serás un sacrificio más a mi padre el inmenso Ra!- Dijo mientras balanceaba una graciosa espada curva de doble filo sobre una gran corona dorada con dos puntas sobre ella.

Sus ropas ligeras se movían con el viento y lucia tan resplandeciente como el sol… Sol era su nombre, según el anfitrión era la encarnación de los dioses de la antigüedad y volvía a la tierra a castigar a los Herejes. La hija primogénita de un tal Ra!

-Me comeré tu corazón!Respondió Huidow siguiéndole el juego a su papel de lobo feroz... la gente estallo en éxtasis.

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