Los esclavos son el futuro de la Iglesia [Combate, Kefka vs Zwei + espectadores]

Pocas veces los sacerdotes salían de sus claustros, casi siempre se encerraban, intentaban buscar la iluminación y ser mejores personas a través de la oración y la comunión con sus propios demonios, pocos y ningún podían encontrar el equilibrio, sin embargo habían otros del clero que se encontraban en demasiada amistad con sus demonios, tanto que se les consideraría compinches, ese era el caso del bohista Kefka Palazzo, si bien tenía sus creencias, no eran para nada orientadas al perdón y la bondad para con sus prójimos, todo lo contrario, pensaba que todos lo que deseaban encontrar la verdadera luz tenían que sufrir, sufrir el castigo de sus dioses y pagar el precio de la sangre para expiar sus pecados.

La tarde es agradable y el hombre que tenía más pinta de bufón que de sacerdote paseaba por el mercado del astillero con su traje de múltiples y vivos colores, su rostro tenía el semblante de alguien que es en apariencia amable y de buen corazón, ja, solo apariencias, de eso vive todo el mundo hoy en día. Detrás le seguían dos hermosas mujeres, una de cabello rubio y de facciones perfectas, gráciles y con ojos llenos de ternura, vestía un atuendo verde con armaduras en sus extremidades y sus armas eran un escudo y una espada que le colgaba al cinto, parecía ser una guardia al servicio de la iglesia del gobierno.


-Querida serias tan amable de traerme una manzana, creo que tengo algo de apetito- Ordeno el sacerdote. Mientras con sus ojos miraba maliciosamente el cuerpo escultural de la guerrera.

En el acto los ojos de la hermosa y aparentemente frágil mujer se encendieron, camino hacia un puesto de manzanas y tomo una muy roja y se la llevaba hasta su señor, el comerciante intento acercarse para decirle que tenía que pagarla, pero ella con gran violencia le tomo de las ropas y con una fuerza brutal le lanzo contra su propio establecimiento haciendo rodar decenas de manzanas por el suelo, las cuales la gente tomo y robo sin pensarlo, la cara de Kefka estaba realmente complacida al morder la manzana, y su sonrisa resplandeció al ver que sus esclavas cumplían con todas sus órdenes cuesto lo que cueste.

Camino hasta el borde de uno de los atracaderos y mirando al mar algo melancólico mientras comía la manzana, esperaba un barco que traía esclavos para sus experimentos, estaba ansioso por verlo llegar en el horizonte.

-Terra, asiento- Dijo de pronto el colorido hombre y en el acto Terra Brinco como alcanzada por una corriente eléctrica.

La otra muchacha que vestía un corsé rojo y tenía los cabellos verdes parecía de una constitución física menor a la de Celes y muchísimo más joven, también lucia más atada al hechizo de su señor, sus ojos estaban apagados y tras responder a la orden de Kefka se arrodillo en cuatro patas sin dudarlo el hombre se sentó sobre su espalda mientras disfrutaba la manzana pensando en cómo serían los esclavos que llegarían, serían hermosos?, serían grandes?, estaba deseando con ansias el tocar sus cuerpos y analizarlos para finalmente infringirles dolor y finalmente la muerte… como a todo lo que tocaba.


Estos esclavos solían ingresar a la iglesia como supuestos herejes y el pirata recibía dinero por apresar a estos que iban contra la iglesia, el destino de los desgraciados a nadie le importaba y aunque el astillero estaba lleno de gente comprando, comerciando o simplemente disfrutando del sonido del mar, pocos eran los que se entrometían en los asuntos de otros. Menos en los del tremendo Kefka, el sacerdote más implacable de la orden de los seres santos

Datos de Combate:

La espera se hacía larga y el bufón quería romper el reloj que miraba de tanto en tanto, quería que fuera más y más rápido, miraba los ojos perdidos de Celes y esta fiel como un guardián no se inmutaba, los bufidos de Kefka comenzaron a florecer y cuando estuvo a punto de perder la paciencia e iniciar un incendio por mero capricho, apareció un barco en la ensenada, tenía los distintivos del pirata que le había prometido traer esclavos… ósea herejes para fines investigativos en las dependencias de la iglesia, si bien su control mental era absoluto, por alguna extraña razón no podía extenderlo en otras personas y eso le incomodaba, por alguna razón Terra y Celes estaban completamente atadas a su voluntad pero pepito el carnicero ni se había inmutado ante los grandes poderes del poderoso e incomparable Kefka Palazzo, eso no había evitado eso si que Celes le apuñalara y lo arrojase a una olla. Si no podía dominar a alguien, Kefka lo destruiría, pero había algunas personas influyentes que le interesaba controlar, personas que no eran simples guerreros o aldeanos ignorantes, sino personas de gran poder político capaces de iniciar guerras porque en la mañana una sirvienta quebró un florero. Pero para ello necesitaba practicar, y con practicar se refería a matar despiadadamente.

El barco hizo sus interminables maniobras y finalmente atraco, la mente del mago se impaciento, quiso probar las carnes de los herejes, a los más bellos los conservará para su placer carnal, osease hará pelas de dingos, donde las altas esferas de la nobleza pagara para ver cómo se sacan los ojos entre ellos. Un negocio redondo. En el bajo mundo había un hombre que trabajaba con el risueño Bohista, él organizaba todo y le hacía llegar el dinero a Kefka que vivía a cuerpo de rey, muy distinto de los otros monjes de la orden que Vivian muchos en claustros pequeñísimos y privados de toda comodidad.

Del barco recién llegado bajo una chica que le llamo la atención al lunático, seguida de los hombres y mujeres prisioneros, atados de pies y manos. Kefka se maravilló al verlos y se relamió los labios de manera grotesca. Miro a la mujer que le hablo con insolencia y le hizo una seña a Celes al tiempo que se levantaba de su asiento humano, Terra estaba ciertamente muy cansada y le costó trabajo levantarse.

-Celes, mi amor, no quiero que estos intenten escapar como la última vez, las flechas para matar a los desertores son más caras que sus patéticas humanidades, recuérdales quien manda por favor.- Dijo mientras camino en círculos alrededor de la capitana pirata. -Recuerdo haber hecho trato con un pirata, decía que podía suministrarme material, pero jamás pensé que sería una mujer, yo no hago trato con mujeres. Quizás era mi enviado no tenía eso en cuenta, me encargare de él después, quizás con una mano menos aprenda que a las mujeres no se les puede confiar más cosa que la cocinar kukukukukuukukuku- rio con una amplia sonrisa y deteniéndose a espaldas de la pirata, sus ojos no podían desviarse de su escultural figura e imaginó que sus movimientos serian vigorosos en una situación mas privada.

Celes mientras desato a un esclavo, el más fuerte y problemático de ellos, lo pudo identificar por sus ojos llenos de cólera y sin enrojecimiento, lo cual indicaba que no había llorado una lágrima, tenía pinta de haber sido un hombre de armas que obviamente por problema de números había sido reducido fácilmente. El hombre aunque estaba asumido de su destino no comprendió que significaba esto, así que no supo que hacer. Celes le abrió se apartó y este entendió que había sido liberado para un único fin. Demostrar la piedad de su nuevo amo al liberar a uno de los prisioneros. Un error de novato.  

Corrió entre las dos mujeres Terra y Celes, los demás esclavos se levantaron y rogaron por su libertad, pero la mujer de verde salto y en menos de dos segundos agarro al prisionero por el hombro, lo tiro hacia atrás y este cayó de espaldas. Conmocionado intento incorporarse, pero Terra se subió sobre su pecho y comenzó a golpearlo con saña, los puños de la frágil chica al principio fueron suaves pero cuando la sangre comenzó a salpicar los alrededores fue brutal, Terra tenía la expresión de una niña inocente, levantándose agarro del cabello al pobre bastardo y lo arrastro frente a Celes, el hombre rogaba de rodillas por su vida e intentaba incorporarse, los demás prisioneros estaban horrorizados, la rubia rodeo al hombre ensangrentado y a sus espaldas le aplico una llave sobre su cuello, este desesperadamente trataba de liberarse pero la mujer detrás de él apretaba, apretaba y apretaba sin remordimientos hasta que de pronto crack, el cuello del esclavo crujió.

-JAJAJAJAJAJAJA bien hecho querida- Grito Kefka al escuchar ese dulce sonido de los huesos quebrándose -Y ustedes, el siguiente que pretenda escapar será hervido y servido en los barrios pobres como sushi, a menos que alguien más desee morir ahora mismo. Celes, Terra. Tiren a ese saco de huesos al agua, me repugna la sangre.- Ordeno el Bufón mientras buscaba el oro de la pirata entre sus anchas ropas.-Y ahora mi pequeña corsaria, tengo algo para ti aquí en mi pequeña bolsa…- Dijo acercándose a la pirata, le entrego el oro y apenas vio su oportunidad, le susurró al oído su próximo encargo-La próxima vez quiero hombres, solo hombres, de piel oscura si es posible, esos son mejores para servir en los barrios donde las damas están apartadas de los placeres de la vida- Dijo finalmente mientras extendía su zarpa y con gran energía le palmeo una nalga a la pirata, este resonó por todo el puerto y Kefka se mordió el labio inferior al comprobar que era tan firme como se veía. El cuerpo del hombre muerto comenzo a flotar por la bahia, marcando el fin de la resistencia de los esclavos.

Spoiler:

El miembro 'Zwei' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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'Dado Cósmico' :

Resultados : 44

Celes se retorcía en el suelo y Kefka al verla no sintió compasión, en cambio la agarro por el cabello y la arrastro hasta donde estaban los esclavos, estos asustados se encogieron y trataron de escapar, pero al estar atados fue poco lo que pudieron salir de su paso. La cica casi cayo sobre un par de niños y jadeante solo se limitaba a recibir el castigo. El clérigo levanto su rostro y la abofeteo muy duro como si estuviera golpeando a un enemigo.

-Si te vuelves a meter en mis asuntos este es el futuro que te espera, me entiendes… y no lo digo por los esclavos, lo digo por las cuerdas que les atan, te desollare y hare tiras de tu piel para trenzarla en delicadas cuerdas. Entendiste- Dijo mientras le restregó el rostro en un pequeño niño de no más de ocho años que se aferraba a su madre, finalmente le soltó los dorados cabellos tan radiantes como el sol.

Kefka entonces se volvió y vio como Terra atacaba sin compasión a su enemiga, su pequeña, aunque parecía que le daba tratos aún más injustos como usarla de asiento ocasionalmente, la empujaba de manera ruda y a veces hasta la tocaba de manera impropia, era su favorita. Celes era una chica que cuando la capturo le había dado mucha pelea y por ello le guardaba cierto rencor, incluso ocurrían cosas como esta, actuaba sin que él se lo ordenase y eso le hacía pensar en la posibilidad de que en algún momento ella escapase de su control.

Un niño al ver a la humillada muchacha acaricio su delicado rostro, pero ella le golpeo con el revés de su mano y sin decir una sola palabra volvió rauda a recoger su espada. Su señor la necesitaba y nada podía hacer que pensase en otra cosa que no fuera su seguridad, algo en su dormida mente, algo que no reconocía como magia arcana, trastornaba sus sentidos para salvaguardarle, la seguridad del bizarro payaso era su prioridad.

-JAJAJAJA no tienes por qué ocultar tus deseos hacia mí, soy un amo benevolente para quienes me agradan, no tendrías por qué sufrir, pero si me haces enfurecer, te espera un castigo peor que la muerte.- Dijo el payaso apuntando a los esclavos dándole a entender a la mujer que si no le hacía caso podría declararla como hereje.

Las cuchillas eran efectivas, aunque consumían mucho poder mágico, llegaban a sorprender de verdad pero unas pocas ocasiones antes de que la habilidad del enemigo pudiera contrarrestarlas. Terra sentía que su cabeza estallaba cada vez que luchaba, su personalidad anterior a veces afloraba y era sumamente pacifica, solo una persona tan cruel como Kefka pensaría en dominar a una persona con un poder mágico latente tan grande, solo para causar más dolor, su magia incluso la hacía sufrir. Y se notaba en su rostro al atacar al enemigo.

La pirata se defendió con palabras y acciones, Celes mientras se recuperaba aguardaba las ordenes de su maestro que contemplaba el espectáculo como si se tratase de un coliseo romano. La pirata saco entonces sus armas y disparo primitivos proyectiles contra la magia de Terra.

-Huyyyy pero que boca más sucia!! Me encanta, me encanta!!- chillo el payaso mientras salían los disparos de las hermosas armas de su hasta hace poco socia de delitos -Creo que podría utilizar tu mente perturbada para satisfacer algunos deseos carnales… después de todo hay una escases de carne tierna en el gobierno, muchos fanáticos cegados por la rectitud o quizás sirvas para algunos fines médicos, para el bien del pueblo claro esta kukukukukuku- Rio perversamente el bohista

Los disparos dieron de lleno en Terra que comenzó a sangrar profusamente, ella debilitada retrocedió y cayó como en cámara lenta al tiempo que podía ver los lóbulos de su propia sangre levitar frente a ella. Una lagrima rodo por su mejilla junto con un apagado sollozo y cuando toco el suelo Kefka perdió los estribos quien volteándose con un terrible rostro toco el hombro de Celes que herida y todo salió disparada al encuentro de su enemiga y al rescate de su “hermana... de… manipulación?”

Sus pasos eran seguros, tanto o más que cualquier otro guerrero de alguna milicia, después de todo de los tres enigmáticos personajes era quien tenía más pinta de tener instrucción militar. Y también era más comunicativa al parecer, quizás porque en el campo de batalla la lengua también es un arma afilada que hay que saber utilizar.

-Alto lunática y virgen malparida! Como osas retar a mi señor Kefka- Dijo para llamar su atención mientras tomaba su espada con ambas manos y esta se encendía en intensas llamas -Te mostraremos de que somos capaces los siervos de la verdadera luz y quemaremos tus huesos impíos para dárselos a los paganos que niegan nuestra verdad!!- Termino diciendo mientras movía su espada y de esta emergía una gran llamarada que parecía una ola creada por un dragón que se regocijaba en las profundas entrañas de la tierra.

El calor era tan intenso y su luz tan cegadora que los esclavos apartaron la vista y Kefka… bueno Kefka mientras miraba como las intensas llamas lamian el esbelto cuerpo de la pirata reía de manera desquiciada olvidando el prematuro fracaso de su secuaz favorita. Risa lunática que se convertiría en una furia interminable hacia Celes si calcinaba tan hermoso oponente. Pero eso es una locura para un Kefka del futuro, por el momento era emocionante y hasta lujurioso ver a dos mujeres enfrentarse con tanta energía y dedicación, su lengua emergia y lamia sus carnosos labios  mientras pensaba en cosas perversas para sus futuros esclavos, cosas… dolorosas.

Habilidades Utilizadas:

Spoiler:

El miembro 'Kefka Palazzo' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 35

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 50

El miembro 'Zwei' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 49

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 59

Celes se retorcía en el suelo y Kefka al verla no sintió compasión, en cambio la agarro por el cabello y la arrastro hasta donde estaban los esclavos, estos asustados se encogieron y trataron de escapar, pero al estar atados fue poco lo que pudieron salir de su paso. La cica casi cayo sobre un par de niños y jadeante solo se limitaba a recibir el castigo. El clérigo levanto su rostro y la abofeteo muy duro como si estuviera golpeando a un enemigo.

-Si te vuelves a meter en mis asuntos este es el futuro que te espera, me entiendes… y no lo digo por los esclavos, lo digo por las cuerdas que les atan, te desollare y hare tiras de tu piel para trenzarla en delicadas cuerdas. Entendiste- Dijo mientras le restregó el rostro en un pequeño niño de no más de ocho años que se aferraba a su madre, finalmente le soltó los dorados cabellos tan radiantes como el sol.

Kefka entonces se volvió y vio como Terra atacaba sin compasión a su enemiga, su pequeña, aunque parecía que le daba tratos aún más injustos como usarla de asiento ocasionalmente, la empujaba de manera ruda y a veces hasta la tocaba de manera impropia, era su favorita. Celes era una chica que cuando la capturo le había dado mucha pelea y por ello le guardaba cierto rencor, incluso ocurrían cosas como esta, actuaba sin que él se lo ordenase y eso le hacía pensar en la posibilidad de que en algún momento ella escapase de su control.

Un niño al ver a la humillada muchacha acaricio su delicado rostro, pero ella le golpeo con el revés de su mano y sin decir una sola palabra volvió rauda a recoger su espada. Su señor la necesitaba y nada podía hacer que pensase en otra cosa que no fuera su seguridad, algo en su dormida mente, algo que no reconocía como magia arcana, trastornaba sus sentidos para salvaguardarle, la seguridad del bizarro payaso era su prioridad.

-JAJAJAJA no tienes por qué ocultar tus deseos hacia mí, soy un amo benevolente para quienes me agradan, no tendrías por qué sufrir, pero si me haces enfurecer, te espera un castigo peor que la muerte.- Dijo el payaso apuntando a los esclavos dándole a entender a la mujer que si no le hacía caso podría declararla como hereje.

Las cuchillas eran efectivas, aunque consumían mucho poder mágico, llegaban a sorprender de verdad pero unas pocas ocasiones antes de que la habilidad del enemigo pudiera contrarrestarlas. Terra sentía que su cabeza estallaba cada vez que luchaba, su personalidad anterior a veces afloraba y era sumamente pacifica, solo una persona tan cruel como Kefka pensaría en dominar a una persona con un poder mágico latente tan grande, solo para causar más dolor, su magia incluso la hacía sufrir. Y se notaba en su rostro al atacar al enemigo.

La pirata se defendió con palabras y acciones, Celes mientras se recuperaba aguardaba las ordenes de su maestro que contemplaba el espectáculo como si se tratase de un coliseo romano. La pirata saco entonces sus armas y disparo primitivos proyectiles contra la magia de Terra.

-Huyyyy pero que boca más sucia!! Me encanta, me encanta!!- chillo el payaso mientras salían los disparos de las hermosas armas de su hasta hace poco socia de delitos -Creo que podría utilizar tu mente perturbada para satisfacer algunos deseos carnales… después de todo hay una escases de carne tierna en el gobierno, muchos fanáticos cegados por la rectitud o quizás sirvas para algunos fines médicos, para el bien del pueblo claro esta kukukukukuku- Rio perversamente el bohista

Los disparos dieron de lleno en Terra que comenzó a sangrar profusamente, ella debilitada retrocedió y cayó como en cámara lenta al tiempo que podía ver los lóbulos de su propia sangre levitar frente a ella. Una lagrima rodo por su mejilla junto con un apagado sollozo y cuando toco el suelo Kefka perdió los estribos quien volteándose con un terrible rostro toco el hombro de Celes que herida y todo salió disparada al encuentro de su enemiga y al rescate de su “hermana... de… manipulación?”

Sus pasos eran seguros, tanto o más que cualquier otro guerrero de alguna milicia, después de todo de los tres enigmáticos personajes era quien tenía más pinta de tener instrucción militar. Y también era más comunicativa al parecer, quizás porque en el campo de batalla la lengua también es un arma afilada que hay que saber utilizar.

-Alto lunática y virgen malparida! Como osas retar a mi señor Kefka- Dijo para llamar su atención mientras tomaba su espada con ambas manos y esta se encendía en intensas llamas -Te mostraremos de que somos capaces los siervos de la verdadera luz y quemaremos tus huesos impíos para dárselos a los paganos que niegan nuestra verdad!!- Termino diciendo mientras movía su espada y de esta emergía una gran llamarada que parecía una ola creada por un dragón que se regocijaba en las profundas entrañas de la tierra.

El calor era tan intenso y su luz tan cegadora que los esclavos apartaron la vista y Kefka… bueno Kefka mientras miraba como las intensas llamas lamian el esbelto cuerpo de la pirata reía de manera desquiciada olvidando el prematuro fracaso de su secuaz favorita. Risa lunática que se convertiría en una furia interminable hacia Celes si calcinaba tan hermoso oponente. Pero eso es una locura para un Kefka del futuro, por el momento era emocionante y hasta lujurioso ver a dos mujeres enfrentarse con tanta energía y dedicación, su lengua emergia y lamia sus carnosos labios  mientras pensaba en cosas perversas para sus futuros esclavos, cosas… dolorosas.

Habilidades Utilizadas:

Spoiler:

El miembro 'Kefka Palazzo' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 67

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 24

El miembro 'Zwei' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 2

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 29

Kefka era un mago egocéntrico y perturbado, lleno de rencores y malicia injustificada, le gustaba infringir dolor por que sí, sobre todo si a quienes castigaba estaban bajo su poder. Celes era una de ellas, a veces se ensañaba y muchas veces ella había terminado demasiado herida en su celda al final del día. Al parecer su débil voluntad había sido tomada y resquebrajada fácilmente por el poder del bohista y daba la impresión de que ella mismo lo deseaba, Terra mientras se lamia las heridas en el suelo estaba a merced de su enemiga, los tiros fueron precisos y afortunadamente era más fuerte de lo que parecía, al menos en el aspecto físico era superior a su parte mental, se quedó en un estado patético retorciéndose en el suelo, las heridas le ardían y le dolían, después de todo eran disparos, plomo caliente entrando en tu cuerpo a una velocidad superior a cualquier magia que pudiera lanzar. En este aspecto la tecnología al menos había superado a la magia.

Kefka apenas podía hablar, la ira le salía por los ojos, no era posible que su favorita hubiera caído por simples perdigones… inaceptable, y las carcajadas de la pirata no ayudaban a calmar los ánimos del estrafalario hombre de la iglesia. Cuando estuvo a punto de decirle algo la pirata le apunto, y la ira del mago retrocedió, volvió a su habitual locura y Celes emergió como su contendiente. Ella ciertamente era mucho más hábil para desviar balas, esquivar ataques cuerpo a cuerpo y ciertamente mejor y más dedicada para salir en la defensa de su amo. Kefka miro con atención cada uno de sus movimientos e intento entrar en los pensamientos de la mujer pero no vio nada, solo vio ira y desesperación, ambos encerraban al miedo en una tela nebulosa de incertidumbre… era complicado escudriñar mentes ajenas. Kefka suspiro y ladeando la cabeza de un lado a otro trato de olvidar lo poco que justificaba las acciones tan inesperadas de la mujer rubia bajo su comando.

Celes se detuvo frente a las armas sonaron, un click, sonaron y el mundo se calló, Celes debería estar en el suelo y Kefka esperaba ver la sangre saliendo de ella como un polvo arrastrado por el viento. El mago miro a Terra, luego a su ex socia de contrabando, luego a celes y entonces estallo en una aguda risa que le lanzo directo al suelo retorciéndose como si hubiera sido alcanzado por una de las balas.

-BUAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAajajajja pero que paso con…- dijo mientras se sentaba en el suelo y se limpiaba una lagrimita que rodaba por su cara pintada producto de la intensa risa que le había provocado -Con… con esas balas? No que era momento de convertir a otro en colador JaAJajjajajajaja que clase de estúpida recarga en medio de una pelea?- reclamo mientras reía con un más fuerza cerca de los prisioneros los cuales se limpiaron las babas que soltaba el bohista y caían en su rostro.

Uno de los prisioneros miro la cara desencajada del payaso y creyó que alguien que reía con tantas ganas y que llegaba a agarrarse el estómago de esa forma producto de la risa no podía ser tan mal amo. Y afloro una sonrisa nerviosa, kefka le miro de inmediato y le palmeo la espalda al esclavo, y este comenzó a reír de manera tal que todos se contagiaron de la melódica risa del hombre del clero haciendo que todos los que alguna vez temieron por su vida olvidaran al menos por un segundo sus problemas. Celes mientras tanto con carcajadas de fondo atacaba a su ahora enemiga mortal, las llamas la lamieron y su magia proveniente de su espíritu junto con la poderosa magia sobrenatural del mago parecieron sorprenderla. Una sonrisa se torció en su rostro al verla rodar por el suelo y las costillas le crujieron, por un segundo, solo un segundo se tocó el costado para comprobar que no se dañara un órgano vital. Pero pensó en su amo y se irguió nuevamente, para amenazar a su enemiga.

-No te creas porque derrotaste a la niña, recuerda que aquí quien manda es mi señor Kefka. Ahora inclínate ante su poder, evita todo el sufrimiento que aún no conoces y si lo haces pronto, quizás, solo quizás conserves todos tus dedos.- Término diciendo mientras movía su espada de un lado a otro creando una especie de cortina de fuego que desaparecía a los segundos.

La mujer se adelantó encolerizada… no, no era esa la palabra, la pirata estaba emputecida, era evidente y eso era lo que quería, los ojos de la rubia se dilataron al ver el penoso caminar de su enemiga y cuando vio un paso inestable se acercó raudamente, ignorando el sangrado que se hacía ya visible bajo su armadura celeste, sus llamas emitieron un intenso fulgor final y cuando estuvo frente a la pirata se apagaron repentinamente para tratar de cegar al oponente. La misión principal de Celes era reducir a los enemigos para que Terra los acabase o el mismo mago hiciera de las suyas, adelantando su mano izquierda tomo el brazo del oponente por el antebrazo y giro rápidamente sobre sí misma para con la cadera golpearla, este movimiento generalmente hacia que la víctima soltase lo que tuviese en el brazo agarrado producto del dolor en el antebrazo al presionar los nervios y al golpear fuertemente con la armadura el costado. Pero los efectos solían variar según la fuerza del enemigo. La armadura de celes quedo manchada de sangre y sacando un pañuelo de su bolsillo se la limpio. Le disgustaba tener sobre ella sangre ajena.

Terra mientras estaba en un estado extraño, en posición fetal y sollozando cada un minuto, Kefka por su lado al ver el golpe que le daban a la pirata se palmeo la rodilla y los esclavos muertos de la risa le acompañaban en el show. Sin embargo cuando Celes termino su movimiento. De entre sus ropas saco un cuchillo y se lo clavo en el pulmón al que inicio la risa entre los sometidos. Las risas se apagaron, el semblante de Kefka ahora era terrible.

-No olviden cuál es su lugar- dijo Kefka mientras retorcía el cuchillo en la espalda del desgraciado el cual chillaba de dolor mientras manchaba de sangre a todos a su alrededor, pero el mago le agarro por el cuello para que no escapara, la fuerza de Kefka era tremenda, era inexplicable el por qué no luchaba él mismo.

Cuando saco la pequeña cuchilla la herida expulso sangre a borbotones y todos aterrorizados se agolparon lo más lejos que las cadenas y amarras les permitían del enloquecido mago. Volvió su rostro a Terra como si quisiera decirle algo de manera telepática, y parecía funcionar, por que la niña dejo de temblar y una misteriosa aura rosa le comenzó a rodear… Celes quería seguir atacando a su rival, pero Kefka levanto dos dedos y ella puso una rodilla en el suelo. Era hora de que Terra mostrara su verdadero poder.

Habilidades Utilizadas:

Datos de Combate:

El miembro 'Kefka Palazzo' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla

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#1 'Dado Cósmico' :

#1 Resultados : 43

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#2 'Dado Cósmico' :

#2 Resultados : 10