Gravedad cero [Priv. Rosette Lestrange] (Entrenamiento de habilidad única, nv. 1)

por **Astrid Dagmar** Lun Ago 22, 2016 11:36 pm

Lugar: Acantilado, Chaos
Entrenamiento de habilidad unica: Control de la gravedad sobre el adversario, nivel 1
Participantes: Astrid Dagmar, Rosette Lestrange

Quizás sí que era cierto que últimamente se estaba volviendo más blanda. Hacía apenas unos meses, Astrid solía no dar su brazo a torcer tan fácilmente, pero poco a poco se había acostumbrado a ceder más cuando se encontraba ante ciertas situaciones. Tal vez algunos podrían reprocharle que ese comportamiento por no ser digno de alguien de principios férreos, como ella se juraba ser. Este último pensamiento era un poco exagerado, puesto que las decisiones de este tipo no solía tomarlas cuando realmente se requería que tuviera mano de hierro.

No solía.

A pesar de que llevaba varias horas viajando y estaba a punto de llegar a su destino, la mujer de cabellos oscuros aún se preguntaba cómo era posible que se hubiera dejado convencer para enseñarle una poderosa habilidad a una chiquilla cuya edad no sobrepasaría los veintiuno (probablemente incluso fuese menor de edad, quién sabía). Por las conversaciones que habían entablado previamente, no parecía una mala persona en absoluto — un punto a favor para poder confiarle la enseñanza de aquel misterioso poder. Además, era la paladín del nuevo ministro de Chaos; la soldado de más confianza del señor de la guerra, su mano derecha. O al menos, eso se imaginaba Astrid. Esa era la función de los paladines en Chaos, ¿cierto? Ser la sombra de su superior.

En ese viaje no contaban con la presencia del ministro, por supuesto. Aquel entrenamiento era un encuentro entre ambas mujeres; encuentro que se había dado a cabo después de que Rosette (así se llamaba la muchacha) le insistiera a la Rubinus todas las veces que fueron necesarias como para que sintiera que le iba a explotar la cabeza. Ni siquiera se acordaba de cómo se había enterado de que poseía la capacidad de controlar la gravedad. Ni siquiera la propia Astrid dominaba aquella habilidad en su totalidad. Quizás, si se hubiese tratado de un poder más corriente, no habría hecho falta que la joven se lo pidiese varias veces.

El caso era que, sin comerlo ni beberlo, Astrid había cedido ante las peticiones de la paladín. Podrían haber elegido un lugar de entrenamiento más cercano a la capital, pero Astrid quería asegurarse de que no había nadie cerca cuando estuviera enseñándole. Y por supuesto, que ese lugar no estuviese maldito o tuviese unas condiciones ínfimas para la vida, como parecían ser los parajes típicos de Chaos. El acantilado desde donde se divisaban las Islas Putrefactas era probablemente un lugar adecuado. Dudaba de que ambas fueran tan idiotas de tirarse por el precipicio, por lo que no lo consideraba un peligro.

Los métodos de transporte de Chaos no eran famosos por su rapidez, precisamente, por lo que a veces era mejor viajar a pie. Sin embargo, Astrid había preferido, al menos, alquilar un par de caballos para ambas. Los pobres animales se detuvieron, exhaustos, en cuanto la morena se bajó de su montura cuando llegaron al acantilado. Miró de reojo a la que sería su alumna, realizando un gesto con la mano derecha para que avanzar un poco más, pero ésta vez a pie.

—Debes saber, Rosette,—inició, empleando un tono de voz más serio de lo normal —que esto que voy a enseñarte no es un juego de niños. No es algo que todo el mundo pueda aprender, pero confío en que tú sí puedas.—Y más le valía. ¡Menudo viajecito se habrían pegado para nada! —No va a ser fácil y yo no voy a ser condescendiente contigo: vas a tener que esforzarte,—aclaró, deteniéndose en el punto exacto donde consideró apropiado que se posicionasen para entrenar. Giró para observarla de frente, manteniendo los brazos cruzados. —Y también confío en que la usarás con responsabilidad.— Quizás debía preguntarle si tenía alguna duda, pero no se acordó en el momento.

—Bien. Haré una pequeña prueba.— Extendió su mano izquierda hacia la joven. Concentró toda su fuerza en la punta de sus dedos, e imaginó que la misma se transmitía a las piernas de Rosette. Esta fuerza, que ahora se tornaría en una entidad invisible, comenzó a empujar muy levemente las extremidades inferiores de la paladín, con intención de hundirla apenas un par de centímetros en la tierra. —No te asustes,—añadió, a la vez que continuaba con su cometido,—tan sólo te estoy demostrando lo que serás capaz de hacer en cuanto te esfuerces un poco.— Relajó la mano, anulando aquella fuerza invisible de inmediato. —Empezaremos con eso que te acabo de enseñar. Antes de que comience a explicarte cómo hacer que me hundas en el lodo, ¿tienes alguna otra duda?—A buenas horas preguntaba.

por **Rosette Lestrange** Sáb Ago 27, 2016 9:53 pm

Relacionarse con la gente no era precisamente una de las virtudes de Rosette, más bien amaba espantarla con su singular forma de ser… tres voces en una sola cabeza creaban confusión; conversaciones con sigo mismo, incluyendo responder o poner distintos tonos de voz sin venir a cuento o cambiar de tema sin motivo, como si por un momento se hubiera apagado y encendido con otro modo. Ese tipo de detalles eran alarma de un problema grave, nadie en su sano juicio entablará más de dos palabras con ella. Consciente de su propia locura, no la controlaba, ni le interesaba, ser peligroso de daba ventaja. Todo eso cambiaba rara vez, y casualmente esos momento le traían bastante suerte. El destino no paraba de darle regalos, regalo uno tras otro, la desconocida nacida como guardiana ascendió hasta estar a las órdenes directas del lord y el ministros de chaos. Tener diecinueve años y tal prestigio no eran precisamente moco de pavo, totalmente al contrario, muchos con más años de vida no habían logrado semejante honor ¿Eso qué significaba? Depende de a la voz que preguntes cada una te responderá algo distinto.

La racha de suerte no terminaba en ascender directamente, la dama fortuna insistía de seguir otorgando unos regalos que no comprendía. Una casualidad, un capricho del destino, hizo que Rosette se encontrará frente a frente con la segunda al mando de los rubinus. Esos extraños habían llegado para ayudar a los ciudadanos, y simplemente se encontraron. Ignorarla o asustarla hubieran sido las opciones favoritas de la paladín pero no se arriesgaba, esa mujer era importante, fuerte… dudaba intimidarla igual que a un soldado novato o un bandido cualquiera. Terminó de decidirse cuando comprobó una curiosa habilidad de la mujer, un poder que nunca vió (no creé ver de nuevo). Si bien de naturaleza simple, con el tiempo y el entrenamiento se volvería más fuerte, más potente… Por una vez en mucho tiempo las “tres” estuvieron de acuerdo, necesitaban aprender ese poder, quería hacer mil locuras estúpidas con el. Ignorando el respeto, el rango, la situación o lo que coño hubiera, no paró de insistir como una niña pequeña. Repitiendo cada ruego, con gesto exagerados y sonrisas que daban más miedo que seguridad. De estar su madre probablemente le diría “atosigando a la gente no conseguirás lo que quieres, al contrario”... ¡Òjala! Así pudo haberle dicho “chupate esa” en toda la cara tras recibir un “sí” por parte de Astrid. Todo desencadenó en gritos de alegría, saltos de conejo y tontos bailes (todo frente a la rubinus), no pensó que en ese momento estaba dejando a chaos un poco en ridiculo por su comportamiento… pero cada uno es como es, y Rosette era así de impulsiva.

Le dolió tener que dejar solo al ministro, una extraña sensación le invadía a medida que se alejaba del castillo ¿Todo estaría bien? ¿Abandonar su puesto era lo correcto? Claro… no es que se fuera de fiesta o se rascara las narices, ella iba en busca de entrenamiento, de aumentar su fuerza y con Astrid lo conseguiría. Hizo de tripas corazón, centrándose en lo positivo de su escapada.- Todo irá bien… volveré pronto, seguro nadie habrá notado mi marcha.- Se repetía constantemente para tranquilizarse. Se encontró con la rubinus, había traído dos caballos, una montura común. Montó en el animal y ambas galoparon a su destino, alejado bastante de todo… probablemente Astrid buscaba intimidad, de tener “espectadores” estos podrían imitar el entrenamiento y hacerse con un poder increíble por un error tonto.

Bajó del agotado caballo, y antes de seguir los pasos de Astrid, le dedicó una caricia como agradecimiento al animal. La siguió segundos después en silencio, adoptó una posición recta cuando la rubinus comenzó a hablarle, mostrando su interés en aprender esas habilidades. Atenta, le pilló por sorpresa el que Astrid usará en poder para enterrarla unos centímetros en el barro. No supo exactamente lo que más le emocionó, si bien la habilidad en sí o ese sentimiento de impotencia al ser enterrada… lo importante era que sus ganas de aprender aumentaron e un segundo.- ¡Increíble! ¡Bestial! Esto me gusta…- En un segundo toda su rectitud a tomar por saco, volverse loca era mejor.- Antes que nada, agradecerte el que me enseñes estas habilidades, pensé serías una estirada o amargada, sin embargo molas.- La delicadeza de Rosette brillaba por su ausencia.- Prometo usar este poder para servir al lord y al ministro, no lo usaré para nada más.- Bueno sí… para jugar pero nada grave, un par de bromas nada más, Astrid ni se enteraría.

El estómago se le hizo un nudo, no era un entrenamiento corriente, aquí se desarrollaba una habilidad única, iba a ser la alumna de la rubinus… ¿Sería la primera o única o por lo contrario era una más de una larga lista? Respiró hondo y sonrió levemente.- Estoy preparada… y no se me ocurre ninguna pregunta… no suelo pensar mucho las cosas, simplemente las hago… pero no te preocupes, tendré cuidado con así… ¡Así que adelante, maestra!- Era la primera vez que llamaba a alguien de esa forma.

por **Astrid Dagmar** Dom Sep 04, 2016 1:34 am

Ver la emoción de Rosette dibujó una amplia sonrisa de satisfacción en el rostro de Astrid, que se carcajeó un poco al notar el cambio de actitud de la muchacha. —Si no te gustase habríamos venido aquí para nada,—respondió. Era agradable que se sintiera tan entusiasmada por aprender la habilidad: al menos, de este modo, le daba a entender a la Rubinus que se trataba de algo más que un capricho. O eso era lo que esperaba. —Si tienes esa actitud, aprenderás en seguida, ya lo verás,—le animó.

Frunció el ceño ligeramente cuando comentó la impresión que había tenido de ella. ¿Ese “pero” venía seguido de algún halago? ¿Y de verdad daba esa impresión a simple vista? ¿De ser una amargada? Se rascó la coronilla mientras trataba de quitarle importancia a lo que había dicho, formando una especie de mueca con la boca que quería llegar a parecerse a una sonrisa, pero que en realidad era una especie de gesto incómodo. —Gracias, supongo.—

Tal vez debía decirle que, a veces, esa habilidad podía ayudarle un poco en su vida diaria, siempre y cuando no abusara de la misma. Pero no quería que se emocionara demasiado y comenzara a usarla para todo, por lo que se contuvo la lengua cuando oyó su promesa. Mejor dejarlo así. —¡Muy bien!—exclamó, cuando la joven le dio vía libre para comenzar con su lección. El hecho de que le llamara maestra le resultó bastante agradable también, de forma que no pudo evitar volver a sonreír un poco. —Vamos allá.—

Se colocó a su lado y extendió el brazo, dejando la palma hacia arriba. —Al principio es posible que te aburras, pero conforme vayas avanzando, quizás hasta te resulte divertido.—Hizo una pausa. —Mira. Haz como yo y estira el brazo.—Suspiró, mirando de soslayo a Rosette. —Necesito que imagines que tus dedos están cada vez más pesados. Como si estuviesen agarrando una roca enorme y no pudieras levantarla. Pero al mismo tiempo, necesito que tú intentes mantener el brazo aquí arriba.—Primero debía controlar la gravedad sobre sus propias extremidades si quería aprender a hacerlo sobre otras personas. No tendría manera de saber si lo estaba haciendo bien o no (perfectamente podría fingir que se le está cayendo la mano sólo por hacer el indio), pero aquello se notaría en cuanto pasasen a la siguiente fase. —Para que compruebes de verdad tu control de la gravedad sobre ti misma, no debes dejar caer tu mano porque se te canse el brazo. Una vez empieces a notar la presión de la gravedad, haz fuerza hacia arriba para así comprobar que tienes un peso invisible que te empuja hacia abajo.—

La mano de Astrid comenzó a descender. El peso de la misma le hizo reaccionar a tiempo para empezar a aplicar un poco de fuerza para evitar acabar con el dorso de la mano estampado en el suelo. Paró a los pocos segundos y se giró para ver cómo lo hacía su aprendiz. —Podemos parecer un par de tontas con esta pose, pero debo decir que con esto de la gravedad se empieza así. Pronto te dejaré hundirme un poquito en el fango, si mejoras,—le desafió, en un tono amistoso. Probablemente así se esforzaría más por lograr su propósito. —¡Vamos, inténtalo!—

por **Rosette Lestrange** Lun Sep 19, 2016 4:07 pm

Ni modo de que Astrid fuera capaz de desanimarla con nada, la oportunidad de aprender una habilidad increíble bastaba para no desalentarla. Por el momento ambas mujeres se entendían a la perfección, quizás en un futuro acabarán discutiendo por una tontería (la brusquedad de Rosette era la causa del noventa y cinco por ciento de las veces).-Hoy en día las personas son muy quejicas, te ríes un poquito de sus muertos ya te tienen de indeseable.- Comentó con indignación.-A parte de la tremenda falta de respeto, añade que solemos cabrearlos hasta que se cansan y pegan, nosotras respondemos con la misma brutalidad… ¿Soy la única que ve el problema? Espera, claro… sois dos contra una, la loca soy yo.- Bufó la más tranquila de las tres.-En realidad soy la única loca, vosotras dos no existis, sois productos de mi locura.-Sentenció finalmente Rosette provocando que las dos voces se callaron en el momento. Al distraerse con las dichosas veces se había perdido algunos comentarios con Astrid, hasta el momento en que se callaron esas dos pesadas lo único que escuchaban era a ellas dos, mientras enfrente tenía a Astrid pero no escuchaba nada salir de su boca, como si le hubieran quitado el sonido. Para no quedar mal ante Astrid (y probablemente escuchar la repetición) asintió con la cabeza y sonrió dando a entender que escuchó todo perfectamente… sin embargo acababa de escuchar a partir del “vamos allá”.

Comenzaba el entrenamiento oficialmente, por lo menos no se perdió una parte importante de la explicación. Más tensa que una monja a la que no le llega el periodo a tiempo, Rosette prestó máxima atención a su maestra para no perder detalle. Respiró hondo preparada para seguir las órdenes de Astrid, adoptando una postura más recta si pudiera cuando la castaña se posicionó al lado de ella. La escuchó atentamente para acto seguido imitar a la rubinus, levantando la mano a la misma altura que Astrid.-¿Así?- Siguiendo las instrucciones mantuvo el brazo en aquella posición, si bien al principio resultaba de lo más aburrido, al pasar los minutos este se fue cansando al punto de caer involuntariamente poco a poco. Rosette no se rendía fácilmente, hizo acopio de todas sus fuerzas para que el brazo no cayera. Parecía increíble que una tontería así le estuviera costando tanto, en el campo de batalla moverse no era problema pero tener el maldito brazo en el aire se le hacía pesado.-Cuesta un poco sí…- Confesó sin rendirse, y las palabras de Astrid sirvieron para animarla.-¿Un par de tontas? ¡Que va!- Colocó el brazo libre sobre la cadera.-En esta pose parecemos dos heroínas de novela velando por la seguridad de los inocentes, observando desde el acantilado.- Cuando quería Rosette podía ser muy imaginativa.-Ríe conmigo, compañera.- Y sin moverse de la posición, casi olvidando el brazo alzado, Rosette comenzó a reír exagerada y falsamente a modo de juego.-¿Meterte en el fango? Te dejaré toda manchada de el, necesitarás un buen baño después.- Bromeó respondiendo a su reto.

Rosette no rechazaba un desafío o reto, siempre que no intervinieran en su trabajo de paladín...

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
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No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
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Ichinose Takumi
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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

Gravedad cero [Priv. Rosette Lestrange] (Entrenamiento de habilidad única, nv. 1)

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater