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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
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El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
Entre sus manos sostenía un folio de papeles amarillentos, algunos eran incluso antiguos diseños que había encontrado en los documentos privados del ministro anterior y que sirvieron como base para lo que ahora estaba trazado en esas hojas. Aquellos documentos los coloco en una carpeta que posteriormente guardo en su gabardina mientras abandonaba su despacho y se dirigía a la zona central de la base. Todo estaba ya dispuesto, claro que gran parte fue con consejo de su soldado más fiel y confiable, dejando solo la tarea de informar a los demás antes de partir hacia el destino ya designado —Den el aviso que tenemos todo preparado —Indicó a dos de sus guardias personales mientras entraba en el ascensor. Algunas dudas lo abordaban pero también un sentimiento de extraña emoción que hacía mucho no sentía. De una u otra forma, aquello iba a ser fantástico.
Desde la noche anterior, la zona había sido preparada para el anuncio. Una pequeña mesa estaba dispuesta en el centro de la sala y un podio de piedra se levantaba al costado. Las paredes estaban decoradas con bastante sencillez pero todas las imágenes que representaban al bosque cósmico, sitio al que partirían en nada de tiempo, se veían sublimes —Desearía esperar a que todos estuvieran aquí pero tenemos un tiempo ya organizado —Indicó el dragón al subir al podio, deslizando su mirada dorada sobre los presentes mientras colocaba la carpeta junto al micrófono —Como sabrán, el día de hoy iremos a una de las zonas más hermosas de nuestra tierra para dar inicio a un proyecto nuevo. La naturaleza del mismo se mantendrá en secreto hasta que arribemos al lugar pero sepan que voy a necesitar del apoyo de todos ustedes para que esta nueva aventura se cristalice —Dijo con una amplia aunque salvaje sonrisa, estirando sus brazos hacia adelante como si intentara abarcar a todos en la habitación —Ustedes son lo mejor que puede ofrecer nuestra tierra. Tengo plena confianza que podremos con lo que nos aguarde en la profundidad de aquellas tierras sin explorar. Así que sin más recuerden: ¡En la oscuridad de la noche o en la frialdad de la muerte, la justica siempre prevalece! —Exclamó a viva voz hacia sus soldados mientras bajaba y se dirigía hacia la puerta —Andando —Señaló acomodando su gabardina mientras abandonaba la base, encabezando a su ejército.
Casi nunca algo lo llenaba de tanta emoción como esa nueva empresa en la que estaban por embarcarse. Todo estaba arreglado para que el proyecto se manejara sin complicaciones aunque quedaban unos pequeños detalles por cubrir aun —Envíen esta carta para los Golden Alliance de nuestro reino. Vamos a necesitar de su apoyo en un momento futuro del proyecto —Señaló a uno de sus guardias mientras avanzaban por el camino de tierra hacia la zona boscosa del reino. Siempre encontró esa tierra como uno de los lugares más hermosos de su reino natal, lleno de misterios y secretos que en ese viaje terminarían de descubrir —Estén listos todos, aquí empezara nuestra travesía —Señaló mirando de reojo a sus soldados antes de abrir sus brazos, abriendo el bosque con una potente ráfaga de viento.
Algo que no había compartido con sus soldados, ni con Alessa durante su desayuno, era que una parte de esos documentos eran mapas armados de fragmentos recolectados no solo por los soldados pero por los anteriores ministros también. Su teoría era que muchas razas, más de las que ahora habitaban el reino, vivieron en esas tierras y que aún se podían encontrar los vestigios de los antiguos lugares donde sus ciudadelas se levantaban. En ese caso en concreto, se dirigían a una zona que se encontraba en lo alto de la cascada más hermosa del bosque, donde con algo de suerte podrían encontrar aquello de lo que hablaban los documentos —Mantengan sus ojos abiertos…no sabemos si aún algo vive aquí —Indicó el ministro mientras continuaba abriendo un camino totalmente nuevo con ayuda de su katana, cortando toda la maleza espesa que llenaba esa zona.
- Nota:
- Este sera la primera parte de 3 roles, asi que espero que lo disfruten >w
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
Enseguida comencé a cambiarme a otras ropas que me habían hecho con buenas telas hace ya cierto tiempo después de que iniciara como Capitana. Realmente era algo reacia a cambiarme al ropa, pero sabía que si era algo importante, debía de llevarlo. Porque seguramente estaría rasgando sin querer mi vestido o tropezándome con este durante el recorrido. Aunque realmente las nuevas ropas que me iba poniendo, también iban a hacer que me cayera lo suyo gracias a las gigantes mangas. Estas mangas de la camisa eran demasiado largas y con pocos estampados de flores rosas por el final, similar estas a las de mi vestido normal. Estas ropas trataban de un conjunto militar con tonos morados y semi rosados. Portaba unas medias del mismo color. Lógicamente en mi cabeza estaba aquel pasador, el cual podía transformar en espada para defenderme y en mis manos llevaba unos guantes negros algo cortos. Una vez habiendo terminado de prepararme, me mire en el espejo con decisión y asentí para mi misma, a pesar de que en el fondo tuviera algo de miedo, dándome un golpe en la cara contra el espejo sin querer cuando asentí con la cabeza. Acto seguido me sobe el rostro lentamente por ello.
Una vez partí de mi casa para llegar a la zona en la que íbamos a estar, me adentre avergonzada y me quede de pie cerca de la mesa central. No queriendo ocupar estas por si alguien quería sentarse y lo necesitara más que yo o simplemente quisiera sentarse y ya. Después de todo, ese tipo de cosas me causaban ciertos nervios y prefería ahorrarme estos sinceramente. Ya tenía bastante con los que yo me auto creaba mentalmente sin querer la gran mayoría de las veces, la verdad. Que omitiendo ahora esto, trate de centrarme más bien a lo que decía nuestro ministro. Dándome cuenta apenas ahora que tenía el pelo... ¿Blanco? ¿Qué le había pasado? ¿Tanto tiempo paso desde la ultima vez que...? ¡Ah no! ¡Espera! Si es cierto, la ultima vez que lo vi tenía el pelo blanco también. Siendo cuando fuimos de misión por el gremio bruder. Hasta pensé lo mismo que estaba pensando actualmente, aunque en ese entonces no me corte como ahora había hecho en volver a repetir el mismo pensamiento. Omitiendo ahora eso, aplaudí suavemente cuando termino de dar el discurso, mirando si los demás lo hacían. En cambio si no lo hicieran, yo no aplaudiría fuerte por sentirme avergonzada de ser la única obviamente.
Mire a mi alrededor con cierta duda. Quería saber o más bien tenía curiosidad por saber quienes iban a participar en esto. Pues sabía que nuevos militares de Spatium se habían unido a nosotros. Aunque desconocía aun de quien se trataban estos realmente, pues como siempre, yo era la ultima en enterarse de algo o ese tipo de cosas. Siempre teniendo que depender de mi asistente Ka Koubun para enterarme de tal cosa, siendo que tenía que pedirle tal favor o así. Aunque realmente no me quejaba de eso o algo parecido, me agradaba depender de él, pues era con el único que actualmente que mantenía siempre palabras. Obviamente no olvidaba a aquellos amigos que me tope durante toda mi travesía, siendo Akki el primero, al cual estimaba mucho. Siendo que no sabía como estaba y esperaba toparme algún día con este. Además, no podía obviar el recalcar que hacia poco que me había topado con el mismo Quinto Dei. Cosa que hacia que mis nervios ese día fueran exagerados, pues era como tener a todos los superiores en una sola sala y tu estar en frente de ellos. ¿Cómo no vas a sentirte presionada o algo por el estilo al tenerlos ahí en frente? Por algo tenían tal cargo y habrían vivido por muchas cosas que vete a saber.
Cuando sir Arno dio la orden, sin pensarlo dos veces lo seguí, junto con los demás obviamente. Fijándome como nos abría paso con ráfaga que lanzo al bosque, además de que estaba cortando la maleza con la katana o al menos eso podía ver desde la distancia en la que estaba a un par de metros detrás. De momento fijaba mi mirada hacia mi alrededor, no solo para ver el lugar, sino para mantenerme alerta y ver como estaban mis compañeros o superiores.
- Ropa militar de Kou:
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
Días atrás se le había dado la orden de participar en una… expedición, por así decirlo, la orden había venido directamente del ministro de Spatium, de quien, si bien no conocía del todo, solo había escuchado ciertos rumores, como, por ejemplo, que era un semi dragón, jamás lo había visto en persona por lo que no sabía cómo era y esto le causaba curiosidad qué tipo de persona era el ministro que estaba por encima de ella y su hermana. Eso lo sabría más adelante por supuesto — ¿A ti también te da curiosidad he? — comenzó de nuevo Janise, pues la hermana hiperactiva era quien más se sentía fastidiada por todo aquello, pero al mismo tiempo interesada, pues daba la casualidad de que no sabían qué tipo de misión llevarían a cabo, lo único que sabían era el lugar donde se haría y que participaría todo el ejército bajo órdenes del ministro Arno Mireault. —Bueno si, solo un poco…— mintió, la verdad era que sentía igual o hasta más curiosidad que Janise.
Ilaira terminó de colocarse el uniforme de la brigada, junto con la pistola enfundada en su pierna derecha y la espada de su hermana a la espalda, salió de la casa con dirección al lugar en el que se tenían que reunir —Bueno esto sin duda está bastante bien preparado— dijo su hermana con fingida emoción en cuanto llegaron al podio con la mesilla en el centro, aún no llegaban muchas personas, pero igual a ninguna de las dos le importaba mucho aquello, de todas maneras no era como que conocieran todas las caras y todos los nombres de sus compatriotas, de hecho, casi no conocían a nadie, lo cual les venía perfecto por motivos obvios, sin embargo, aquello sería un percance en situaciones especiales, como por ejemplo, una emboscada. —Ila, no hubiéramos venido— se quejó Janise con tono de niño pequeño, pero la albina de ojos azules solo cerró los parpados oprimiendo un suspiro exagerado mientras que se pegaba a uno de los muros pues le incomodaba sentarse en la mesa del centro de la sala, y la gente ya comenzaba a llegar “No eres una niña de cinco años Janis” le dijo Ilaira como toda la hermana mayor que era.
Pronto llegó el ministro e Ilaira supo en el mismo momento en el que lo miró a la cara que tenía más años de los que aparentaba, a pesar de tener el cabello blanco —Woh…— dijo Janise, esta vez con una sorpresa verdadera, Ilaira curvó la comisura de los labios en una media sonrisa, pues sabía que a su hermana aquel hombre la había causado una primera impresión algo drástica. Ilaira prestó más atención a lo que decía Arno, algunos detallitos más sobre la misión; al hombre se le veía emocionado, sin embargo, a Ilaira no le producía tanta satisfacción aquello, pues la verdad era que jamás había estado en el bosque del cosmos ni en ningún lugar que se le pareciera, pero, aunque pensara en ello, sentía un poco de curiosidad todavía, puesto que no sabía la misión que iría a desempeñar en tal lugar.
Después del pequeño discurso, Ilaira y Janise se pusieron en marcha, quedando a unos metros del ministro después de un rato y en cuanto llegaron frente al bosque, lo primero que hizo fue pensar en que no por nada tenía el puesto de ministro, ya que había hecho a un lado los arboles casi literalmente para poder abrirse paso con todo su ejército. Ilaira comenzó a avanzar entonces, con las manos bien cerca del cuerpo, para sacar la pistola rápidamente si ocurría algo extraño, sin embargo, estaba casi segura de que no pasaría nada extraño por el momento, pues seguramente bosque adentro era donde se encontraba la diversión —Bueno, que comience la fiesta— dijo Janise con un tono bastante pícaro y muy característico de ella, pues aquel tipo de situaciones la ponían un tanto excitada.
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
Esto era lo que le gustaba el anciano portador de sangre de dragón Niv Mizzet, se encontraba sentado en una mesa de madera en uno de los tantos puestos del poblado devorando un plato de sopa de cordero. Que podríamos decir que era uno de sus platillos favoritos, este comía saboreando su comida mientras que la joven camarera le traía algo de pan con un trozo de carne de cerdo asado y unas cuantas frutas picadas, los colocaba en la mesa mientras miraba a Niv Mizzet comiendo
–Señor ¿a usted le gusta la comida de mi madre verdad?- preguntaba la chica entre susurros cerca de los oídos del dragón.
-¿Por qué lo dices niña?-
-pueees, mi madre siempre le deja la grasa del cerdo en el caldo. Y no creo que sea muy sano que digamos-
El dragón escuchaba su comentario para solo sonreír de oreja a oreja, por la gracia que le había causado aquel comentario.
-mi jovencita, si la carne no es cocinada con la grasa del animal. No sabrá a nada, solo a una carne seca…- decía mientras le cortaba un trozo del cerdo asado y le mostraba las líneas de grasa que tenia este –aprenda de su madre, no a todos le gusta comer cosas refinadas sabes?- respondía este con voz ronca, sujetaba su tarra de cerveza para darle un gran sorbo antes de continuar hablando –te doy un consejo, si quieres conquistar a un hombre. Conquístalo por la boca, rellénalo como un pavo y ya es tuyo-
-señor como puede darme semejante consejo?-
-fácil, se lo dije a tu madre cuando tenía tu edad y mírala ahora. Engendro a una bella flor con ese trol de padre que tienes muajajajajaja-
-señor Mizzet ya lo he escuchado-
Decía un hombre bastante obeso saliendo de la cocina lleno de grasa y con un hacha de carnicero dándole la cabeza de res a su mujer sobre la mesa para que la cocinara en la cocina, pero mostrando su gran sonrisa de amabilidad. Niv Mizzet solo lo saluda con un leve movimiento de su cabeza para seguir devorando su comida.
-señor Mizzet, se que usted fue amigo de mi abuela. Pero ¿cómo es posible que usted casi no ha envejecido?-
Decía la chica algo asombrada pero se le mostraba con llena de expectativa ante la respuesta del dragón.
–Fácil, algunas veces los demonios no quiere tu alma-
Decía en tono de broma. Después de haber comido en aquella mini taberna en el pueblo, era el momento de empezar a caminar hacia el punto de encuentro que había impuesto el ministro. Según lo que había escuchado, al parecer se iba realizar una exploración a nuevas tierras para ampliar el territorio del reino. Aunque, nadie realmente sabia los objetivos reales del ministro. Después de varios minutos de caminata ya había llegado al lugar, pudo observar cómo se encontraban hombres, mujeres y hasta jóvenes escuchando el discurso del ministro. Un ahora alcanzaba a la nariz del viejo dragon.
-(¿otro dragon aquí?)-
Pensaba algo incrédulo, ya que se imaginaba que sería el único semidragón entre las filas del Lord. Pero al parecer se había equivocado, el aroma provenía del ministro. El cual observo detalladamente y este se daba cuenta que era bastante joven para su edad a pesar de tener todo el cabello como la lana de una cría de oveja, le pareció algo cómico pero prefirió quedarse callado e serio mientras terminaba con el discurso. Al acabar, todos se disponían de prepararse para partir en la exploración. Niv mizzet se encontraba en alerta observando y olfateando la zona para no encontrarse con ningún enemigo, aparte de eso no era muy buena idea transformarse para explorar la zona ya que luego estaría demasiado débil para poder entrar en acción si llegara suceder. Por ahora lo mejor era estar bajo perfil, podía observar los que se encontraban a su alrededor. No conocía a ninguno ya que hace unos cuantos días fue que se le otorgo el rango de Capitán General de la brigada B; aunque escuchaba como algunos a su espalda lo señalaban con curiosidad.
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
El café era lo que desayunaba diariamente, para él en realidad no era necesario consumir comida en realidad, sin embargo, el café era algo que le gustaba en verdad y se había hecho adicto hacía bastante poco; en cuanto se terminó el café dejó la taza en el escritorio y caminó hacia la regadera, se tardó lo menos que pudo allí y en cuanto salió se puso la ropa más cómoda que encontró, y aquella era, su uniforme de general el cual se ponía en muy pocas ocaciones y que en realidad no era de su gusto, se ató la espada a la cintura y al final salio del cuarto aún con los cabellos mojados.
No tardó mucho en llegar al lugar solicitado, y en cuanto se sentó en una de las sillas de la mesa aquella notó que habían muchos nuevos rostros (la mayoría, por que no conocía a nadie) entre las personas que iban llegando, viendo incluso a una chica medio fénix medio hada entre ellos, pero no se fijo en ella por mucho tiempo, pues la gente comenzó a llegar rápidamente y el ministro tampoco espero lo suficiente, quien se quedaba atrás, se quedaba.
Tras un discurso rápido, todo el gentío partió detrás del ministro, pues el grandioso líder era bien odebecido por sus súbditos, y en el caso de Blas, su curiosidad comenzaba a desarrollarse, pues el bosque del cosmos era bien conocido por ser un lugar que no se conocía ni con exactitud y no había un mapa que indicara realmente que había dentro de sus parámetros, incluso había oído rumores de que antes habían ciudades escondidas en ella y razas de seres nunca antes vistas "¿Pero que quiere hacer exactamente?" se preguntaba Blasius cada que daba un paso detrás del ministro, a pesar de haber quedado un poco algo lejos de él y que además casi no escuchaba sus instrucciones, fue presente de como abrió el paso para todos sus compatriotas del gobierno "Bueno, por algo tiene el titulo que tiene" se dijo a si mismo, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón de su uniforme, la verdad era que todo aquello le estaba resultando bastante poco trascendental, por lo menos hasta el momento, pero por respeto y lealtad suprimía los deseos de hacer lo que le diera la gana, entre ellos, largarse de allí, pero como había pensado antes, la curiosidad floreciente lo mantenía atento, sobre todo en el lugar inexplorado, ya que era de los que pensaba que las cosas se pondrían interesantes adentrándose en aquél lugar y eso le hizo preguntarse ¿qué habría en el corazón del bosque?
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
- Ambientación:
Por esas razones el peli azul se encontraba enterrado tras una montaña de libros y papeles desperdigados por una de las habitaciones de su hogar en la Ciudad Colgante. Intentaba aprender toda la vegetación conocida del Bosque Cósmico. Buscaba conocer aquella información a merced de los documentos del ejército sobre sus compañeros de viaje, fortalezas y debilidades, especialmente psicológicas. El papel era un universo totalmente distinto a la realidad, siempre habían errores y detalles cambiantes, pero así podría tener una idea base de con quiénes estaría y qué podrían hacer en ciertas situaciones. La información sobre el Bosque Cósmico era bastante escasa, muchos libros narraban mil y un fantasía pero, ¿y el autor? No existía, nunca existió, o simplemente eran personas que habían acabado en la demencia. Discernir la realidad de la ficción era una labor casi imposible, pero intentaba obtener una idea general, como mínimo.
¿Cuál era la razón de tanta búsqueda? Algunos días atrás había recibido una citación por parte del Ministro para una expedición hacia aquél misterioso lugar. La citación no daba demasiados detalles de la razón o la finalidad de aquella expedición, sin embargo como General se encontraba en la obligación de asistir. Además, se trataba de un Bosque, ¿por qué no ir? Podría llegar a ver nueva vegetación, algo que le emocionaba de sólo pensarlo.
De repente un golpeteo en su puerta le hizo despertar de su profundo sueño, aún sepultado tras montañas de libros. Era un soldado, informando que los preparativos estaban listos y dando indicaciones sobre el lugar de reunión. Le tomó un día llegar a la sala que había acondicionado el Ministro, y llegó además tarde a la misma, escuchando solamente algunas de las últimas palabras del mismo. Nunca le había visto en persona, pero el aura que le rodeaba era tal y como siempre la había imaginado, imponente. Aun así esto no evitó un pequeño suspiro de desaprobación al escuchar las pocas palabras que alcanzó a escuchar. Él también hacía aquello, pero lo detestaba. Esas palabras tan simples y vacías para animar las tropas, darles fuerzas, valor, y una cantidad de elementos positivos, especialmente cuando se acerca una guerra, algo peligro o desconocido. Era una buena técnica en militares, pero era algo que Takemi consideraba estúpido y sin sentido. Rara vez eran palabras de corazón, y tras leer sobre ellas infinidad de veces y escucharlas otras tantas, ya le sonaban como algo cliché que se repetía sin importar la historia, la persona, o el lugar.
Cabe destacar que, en términos de etiqueta militar, Takemi era una total falta de respeto. Como siempre, portaba su amplia túnica blanca que llegaba hasta los tobillos aproximadamente, con extraños decorados en dorado y café. Debajo tenía un extraño traje medio-formal medio-informal de General, el cual ni se podía ver a causa de la túnica. En su muslo izquierdo portaba la bolsa que siempre llevaba consigo, llena de semillas varias para futuro uso, la cual también se escondía tras la túnica. Aparte de la túnica, en otras palabras, los únicos elementos visibles eran las manos del joven, su cabeza y su largo báculo, que ese día era de un color negro profundo, como si fuera el interior de un agujero negro. En la cabeza, una extraña figura semi-geométrica semi-anormal.
Tras una caminata, el grupo militar llegó al inicio del bosque y, tras unas palabras para generar emoción por parte del Ministro, él mismo comenzó a abrir paso por el bosque. Comenzaron a caminar en el interior del mismo, siguiendo siempre al Ministro, el cual se abría paso una y otra vez, cortando la maleza.
Takemi apretó los dientes por unos momentos, antes de comenzar a murmurar palabras en algún lenguaje extraño e ininteligible para los demás, mientras movía la mano libre en unos breves movimientos hacia los costados, arriba y abajo, como si fuese un jefe de orquesta dirigiendo una sinfonía. A medida que iba pasando por la maleza cortada, la misma se movía como si tuviese vida propia, volviendo a crecer aquellos fragmentos que habían sido cortados momentos atrás, pero creciendo en una dirección en que el camino que había abierto el Ministro seguiría abierto después, pues la maleza estaba creciendo de forma tal que el camino se definía como si siempre hubiese estado ahí, no como si hubiera llegado un asesino de maleza a masacrarlos a todos para poder crear un camino.
Aunque no se sabía si las plantas sentían algo en lo absoluto, ya fuera dolor o cualquier cosa, el peli azul era un amante de las mismas. Seguramente porque su única afinidad en la magia era la vegetación, pero eso no quitaba el hecho de que detestaba ver plantas quemadas, destruidas, cortadas, o como fuera, sin necesidad. Era algo que odiaba en lo más profundo de su ser, especialmente cuando su especialidad era esa: manipular la vegetación sin inconvenientes. Él hubiera preferido ser quien abriera el camino, hubiera sido más limpio en términos de destrucción del bosque.
Para hacer todo lo anterior sin ser demasiado evidente o sin llegar a llamar la atención de los demás, el joven había decidido posicionarse al final del grupo. Desde ahí podía ver mejor y planear cualquier cosa que hubiera que realizarse en caso de problemas. Podía estar distraído en su trabajo de protección de la vegetación, pero su mente seguía centrada en el grupo, especialmente en el Ministro. Como General uno de sus trabajos era mantener la seguridad del mismo, después de todo. No lo hacía por devoción ni nada parecido, pero sabía que la ausencia de Ministro crearía caos, el enemigo de sus deseos personales. Por eso: debía protegerle, aunque quién sabe, a lo mejor y sería el Ministro quien acabaría protegiéndolo a él en algún momento.
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
A la hora pactada estaba abandonando la lujosa mansión de Spatium Urbanis para dirigirse hacia el bosque del Cosmos, siendo que intento calcular la hora precisa para dejar el lugar donde residía, para llegar tarde prefería no llegar…se lo repitió muchísimas veces al ver el reloj de pulsera ubicado en su muñeca izquierda pero para “desgracia”, el ministro había sido bastante firme, requería su presencia como la del resto y no podía ser ella quien diera pie a malos comentarios por parte de terceros. ¿Qué dirían si una capitana general no asistía al llamado de su superior?, imperdonable para su propia forma de proceder en el ámbito laboral no era capaz de tolerar eso de sí misma. A fin de cuentas, Alessa era una mujer perfeccionista en toda la regla, esa hechicera de sangre noble se aseguraba de dar siempre el doble de esfuerzo en lo que exigían, quizás por estar más que acostumbrada a cumplir de ese modo ante sus padres, nobles que igualmente la criaron de ese modo en donde otorgar el ciento por ciento jamás era suficiente…La niña quedó atrás para dar paso a una mujer capaz de comerse al mundo con solo desearlo, que por naturaleza ya era avasallante, segura de sus propias capacidades y limitaciones, una mujer que jamás se rendía porque tal palabra no estaba adherida a su personalidad…siendo un concepto que rechazaba por encima de cualquier otro modo de ser.
Así con esa seriedad imperturbable en el rostro fue adentrándose en el sector lateral e inicial del bosque del Cosmos, la brisa movía esos largos cabellos rosáceos que enmarcaban la figura notablemente atractiva de la capitana mientras que, obviamente, mantenía ese paso firme pero sensual que tanto la caracterizaba, siempre con un efímero meneo de cadera. La espalda recta, las manos a cada lado de su cuerpo e incluso el mentón ligeramente alzado…Cualquiera que la quiera pudiese pensar que esa mujer era capaz de desarmar corazones con una sola mirada si se lo proponía, el porte digno de una reina…seguramente las aspiraciones de su familia es que Alessa podría obrar como una ministra en toda la regla pero a decir verdad, a ella mucho no le complacía la idea. Estar liderando un reino le resultaba estresante, prefería una posición relativamente alta en la sociedad o ejército, ser influyente a su medida y mover los hilos desde las sombras sin hacerse demasiado problema al respecto. Capaz de hacerlo era, estaba segura que podía gobernar con justicia y mano de hierro dependiendo los casos que se le presentaran…igualmente estaba demasiado cómoda en donde se encontraba.
Tras un tiempo prudencial notó al grupo en cuestión y les observó siempre con calma natural, tomando por vez primera la palabra en mucho rato. —Lamento la demora, me ocuparon más de lo normal en la base general de justicia— Admitió con sinceridad, notando algunas cuantas caras conocidas y otras no tanto, al final solo terminó observando al semidragón en cuestión que los había convocado. —Ministro, a su disposición—
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
Durante siglos, los Leberecht habían financiado cada proyecto que el reino propusiese y por esas causas Spatium era el reino por excelencia, el “granero del mundo” a causa de rus riquezas o recursos…unas tierras impregnadas de magia que podían enamorar a cualquiera que visitase el reino por primera vez. Akasha amaba muy pocas cosas en su vida, una de ellas era el reino…sitio que la vio nacer, lugar que amaba para vivir y al que regresaría algún día aunque tuviese que arrancar del ejercito a Yusuke. Así de caprichosa pero determinante podía ser la fémina, quien no se cortaba un pelo a la hora de decir lo que quería o hasta lo que pensaba…Inevitable fue recordar toda su vida allí, principalmente a su desaparecido hermano gemelo…¿qué sería de la vida de este?, ¿se tornó un criminal tal vez?, ¿estaría en Spatium?...Akasha no lo sabía, la sádica vampiresa que solo velaba por su propia sed desconocía varios secretos respecto a su propia familia pero…tampoco era momento como para ponerse a desentramarlos. Ya tendría tiempo para todo eso.
El bosque de por si le gustaba, pero vamos…estaba un tanto agotada entre tanto viaje y la frutilla del postre era el sol. Si bien podía andar bajo el mismo, no por tiempo prolongado o empezaba a experimentar dolor, molestias, enfado extremo…exponerse durante horas en momentos donde el calor se encontraba en su punto más álgido resultaba todo un “sacrificio” para ella, pero ninguna palabra abandonó esos labios carmesí perfectamente delineados que cada vez que se separaban, mostraban unos colmillos relucientes, filosos y letales que le proferían un aire bastante encantador e irresistible. Como criatura de la noche poseía esa elegancia natural, no solo en su manera de vestir que oscilaba entre acorde y provocativa, también en sus sonrisas atrayentes pero venenosas…sus gestos, sus movimientos…esa mujer había sido creada para encantar, lo sabía y además se aprovechaba de esto siempre que podía. —¡Pero qué día tan…encantador!— Exclamó con falsedad disfrazada de simpatía, plasmando una mirada entre furtiva pero respetuosa al regente del reino, para sin más sonreírle y dedicarle una reverencia bastante sutil. —Mi señor, es un placer volver a verle— Determinó en lo que observaba uno a uno a los presentes, tanto hombres como mujeres…si, posibles presas apetecibles pero de momento era cuestión de ponerse en papel de señorita encantadora y no mostrar vestigios de ser una devoradora compulsiva en cuanto a la sangre se trataba.
—Espero que lo sepa, me recorrí el mundo tratando de llegar— Mencionó con ese tono melodioso de voz, tomando las manos del semidragón para besar ambas mejillas de este en un saludo netamente común entre los nobles, algo a lo que estaba más que acostumbrada. —Y sin saber exactamente porque usted requiere mí presencia. ¿En qué podría servirle una simple noble rodeada de sus soldados en medio de la nada, ministro?— Preguntó intrigada, sin dejar de sonreír y posar esos orbes rojizos como el mismo rubí sobre los contrarios.
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Llegó a tiempo al lugar donde se encontraba la sala de la mesita, ya había gente dentro para cuando ella entró pero no quiso decir nada por si acaso, salvo hacer un gesto con la cabeza a modo de saludo, supuso que más tarde tendría un mejor momento para presentarse correctamente con quienes no conocía. El ministro dio un pequeño discurso prestándole el máximo de atención para no perderse nada de lo que dijera, podía estar tranquila de no haber llegado tarde, así que le sería bastante fácil mantener su concentración en sus palabras en lugar de estar pensando en lo que le podrían decir por haberse retrasado. Se sorprendió un poco al ver que una de las personas que había allí aplaudió al terminar el discurso del ministro, ¿Tendría que hacerlo ella también? Se quedó dudando por algunos segundos si debía o no imitarle, aunque al final se decantó por estarse quieta por si acaso, lo cierto es que aparte del propio ministro había un silencio un tanto incómodo entre todos los presentes o por lo menos eso era lo que estaba pensando ella al ver que nadie decía nada, solo escuchaban y luego siguieron al ministro, ella también lo hizo por supuesto pero no podía evitar pensar en ello.
En ese momento comenzaba oficialmente el viaje, o misión, o como quisieran llamarlo, la verdad es que le importaba poco si el término que utilizaba era el correcto o no, lo único que quería era comenzar cuanto antes y ver qué era exactamente lo que harían en ese lugar, la verdad es que no tenía demasiada información al respecto y el ministro tampoco dijo demasiado. En parte lo prefería así, sería toda una sorpresa cuando llegasen a su destino fuera cual fuera, no todas las sorpresas eran buenas pero el tiempo entre que comenzaban y se descubría el pastel estaría completamente emocionada y eso a veces era suficiente recompensa, para ella por lo menos lo era y si en algún momento podía ya de paso demostrar su valía pues aún mejor. Consigo iba además una de sus mascotas, Nate, un Lobo Alfa aún cachorro al que no había tenido la oportunidad de llevar consigo, iba siendo hora que hiciera su primer viaje para que empezara a fortalecerse.
- uniforme:
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Puntualmente arribó a la sala donde la reunión se llevaría a cabo donde se posicionó en algún rincón no muy notorio donde podría escuchar lo que dirían allí sin dirigir muchas miradas hacia él. El mismo ministro apareció en la sala y dio un breve discurso desde el podio que presidia la sala, del mismo surgían muchas preguntas, sin embargo la más importante era. ¿Por qué lo habían llamado a él? No era más que un novato, que era mitad máquina, con un pasado incierto y extranjero. Sin duda era una elección bastante extraña... No sabía las intenciones que tenían al adjuntarlo en ese proyecto misterioso, pero tendría que andarse con ojo. No es que pensara que le harían algo malo... Pero aún así tenía que mantener los ojos abiertos ya que quizá eso fuera para probarlo.
Cuando el ministro dio la señal simplemente obedeció, siguiéndolo en su camino. Tenía que admitir que a pesar de todo lo que había considerado anteriormente esta podría ser una aventura interesante ya que siempre le había interesado lo desconocido, aunque hasta este entonces no había sido más que un pasatiempo, o más que eso algo sobre lo que leer, nunca había pensado que participaría en algo así en persona. Ahora solo quedaba adentrarse a ese bosque junto al resto, siguiendo al ministro que los encabezaba mientras creaba un camino entre la maleza, aunque esto le hacía preguntarse como haría ese hombre para guiarse en aquel bosque hacia su destino... Sea como fuera estaba seguro que de una forma u otra esta "misión" sin duda sería de lo más interesante.
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–Violet, estaré afuera. La hora en la que volveré me es desconocida… ¿Te importaría encargarte del papeleo restante?– Aquella cautivadora prenda se sostenía sobre los hombros del magnánimo Ángel sin necesidad de ser vestida como normalmente se debería. –Solo tienes que rechazar todas las peticiones… Ya me conoces– Un trabajo como aquel iba a ser fácil para su secretaria, confiaba en ella y no le importaba dejarle la oficina a su cuidado. Owen abrió las dos grandes ventanas que se encontraban tras su mesa, dando a un enorme balcón con vistas a la ciudad. –Luego vuelvo– Y, mostrando sus alas, comenzó a elevarse hacia lo más alto que cualquier humano querría llegar, dejando soltar varias de las plumas blanquecinas que sus largas y divinas extremidades exhibían.
Durante el recorrido observaba de vez en cuando su reloj plateado; iba con buena tiempo, algo en lo que sus alas ayudaban con gran mayoría. –Solo espero que no se complique más de lo normal– El Capitán vestía una camisa totalmente blanca ajustada a su torso, apreciándose cada musculo tonificado de la zona, aun llevando por encima una chaqueta negra abrochada; aquella misma prenda iba acompañada de unos lujosos pantalones vaqueros de tonalidad oscura, jugando con el conjunto superior y su gabardina, la cual no paraba de zarandearse por la fuerza del viento en contra. Por supuesto, no podía faltar la Katana enrollada en cintas que normalmente siempre llevaba para ciertas ocasiones. Era hora de potenciar la velocidad del vuelo, así que, con impulso de sus piernas y alas, el ser de figura angelical agilizó su movimiento ante un poderoso e intimidante desplazamiento. Gracias a ello pudo alcanzar sin mera dificultad el lugar acordado, el Bosque del Cosmos; cerca de la entrada, aquellos dos orbes dorados observaban desde lo alto la aglomeración de gente. –Hora de presentarse– Su aleteo se dirigió hacia la presencia cercana del Ministro con tal de que el mismo se percatara de él. –Ministro– Inclinó levemente su cuerpo en señal de saludo ante su superior. –Preparado y listo para acatar cualquier orden de usted.– Ligeramente se recompuso de la posición en la que se encontró. Viró la cabeza hacia el grupo al tiempo de que el Lider daba la orden para avanzar hacia el interior del bosque. Su expresión contenía un aspecto serio acompañado de una perspicaz mirada; cada uno de ellos mostraba unas claras diferencias entre todos: Gustos, aficiones, habilidades, poder, astucia, inteligencia… Sentía curiosidad, pero lo verdaderamente importante llegaría a radicar en las acciones de todos los presentes. Owen se encargaría de analizarlos durante la travesía, sin, por mera obviedad, dejar de atender a su alrededor.
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Cuando terminé lo que hacía cosa que no me llevó mucho, anoté en la libreta que tenía a la diestra lo que era necesario para que no hubiera sido en vano lo que hacía y tras un suspiro en el cual aproveche para estirar los brazos y la espalda, me giré sentada en la silla giratoria para ver directa al soldado.
Con atención escuché lo breve indicado mientras estiraba el brazo para tomar el documento que me traía de parte de Arno, pero sinceramente no pude conseguir sacar nada de aquel soldado por más que lo interrogué. Abrí el mensaje y el mensaje era tan conciso y dicho sea, misterioso, que prácticamente me quedé igual de intrigada.
En aquel papel solamente se mencionaba un lugar, fecha, hora y la orden de que tenía que reunir a un pequeño grupo de sanitarios para ir a una nueva campaña, pero poco más. Reconozco que tuve la tentativa de ir personalmente a hablar con el ministro, pero cuando el mismo no contactaba para explicarme, supongo que lo haría directamente mañana… si mañana era la fecha así que tengo poco tiempo para preparar lo que ha pedido.
Apenas pude dormir como es debido, primero porque debido a los preparativos era bastante tarde cuando pude recostarme en la cama y finalizando mi curiosidad siempre ha sido enorme, por algo soy lo que soy, así que por más vueltas que di pensando, solo había conseguido un montón de hipótesis en mi cabecita pero ninguna conclusión.
Al parecer el horario que se me indicó fue algo pronto, eso o yo puse a mis sanitarios en movimiento antes de lo normal, pero tampoco tuve que esperar demasiado en el lugar porque a los pocos minutos de haber llegado y revisado a todos los que venían conmigo y con algunas cosas necesarias y solicitadas por el ministro. Tampoco llevaba un ejército, algunos enfermeros y otro doctor, lo justo para montar una tienda sanitaria si hiciera falta y que me ayudara de paso a llevar víveres por lo que pudiera pasar.
-Buen dia señor ministro. –Dije inclinándome con las manos unidas en el frente en señal de respeto y acto seguido el personal que venía conmigo, repitió la acción detrás de mí. Fuera aparte de eso, permanecí en silencio, sonriendo a cada persona que llegaba al lugar, esperando ansiosa saber que iba a comentarnos Mireault.
La información tampoco se hizo esperar, de hecho imagino conociendo al ministro que ya tenía ganas de solar algo así y comenzar aquello, pero bueno, algo había de más detrás de todo, porque se notaba que aquello no era una simple excursión. Yo no era de momento alguien de cuestionar, mucho menos a la autoridad, estaba muy bien educada como para hacer escenas de niña caprichosa que quería explicaciones. Yo ya no soy así, solo alcé la mano con algo de más entusiasmo cuando vi aparecer a mi hermano en toda esta situación, la familia siempre es la familia y estaba feliz de verlo en algo así. A veces no es bueno sentirse sola, sobre todos cuando echas de menos a ciertas personas. –Todo listo ministro, espero el avance.
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Cada ocasión que podía aprovechar, terminaba yendo a Spatium, gustaba de recorrer un sitio tan hermoso en clima, pacifico en mayor medida donde la gente era realmente especial, cálida para con los suyos como así también para con los de afuera. No requirió de meditación previa, simplemente fue cuando se le llamó por cariño como así también mucha curiosidad, la carta del ministro regente era una simple excusa para retornar a sus preciadas raíces…
Cruzó el hermoso bosque del Cosmos con calma hasta que divisó las figuras ahí no demasiado a lo lejos. Reconoció a algunos, como por ejemplo al rubio llamado Owen…también a la chica de cabellos rosas llamada Kougyoku Ren, y por supuesto al ministro, a quien le sonrió tranquilamente cuando la distancia fue nula con el grupo. —Buenas a todos, lamento la demora, sé que llego tarde, pero sin mucha información al respecto…solo puedo decir que estoy a disposición de Spatium para lo que necesiten. Algunos no me conocen, así que me presento formalmente. Soy Gissel Gremory, segunda guerrera Gladius, es un placer— Después de aquello, hizo una sutil reverencia formal dedicada a los presentes a modo de respeto, solo para dirigir la mirada al hombre de rango superior. —Señor Mireault, es un gusto volverlo a ver después del incidente. Gracias por tenerme en cuenta— Nunca estaba de más decirlo, segura estaba que la última vez frente al ministro había sido en el patético incidente a Chaos.
Ella en asuntos políticos ni pensaba meterse, tenía ya bastantes problemas como para encuadrarse en otros que no eran de su incumbencia…si podía ayudar en algo al reino que tanto le había dado, estaba más que perfecto, no necesitaba mucho más.
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El paso por el que caminaban no tardo en volverse un poco más ancho, casi formando un semi circulo rodeado de plantas y otra clase de árboles que por su tamaño y posición, dificultaban el avance del grupo …algo que quizás terminaría retrasándolos un poco —¡Haremos un alto en esta zona! —Indicó girando hacia los soldados y sacando de su chaqueta una pequeña caja roja —Estimo que llevamos algunas horas caminando así que descansaremos un poco en este lugar antes de continuar. Aprovechen este tiempo para comer si desean o tomar un pequeño respiro…y en cuanto los restantes arriben, les indicare exactamente lo que haremos en el bosque —Explicó sacando una pequeña bola de arroz de su caja, empezando a comer apoyado contra uno de los árboles. Calculaba que llegarían a su destino quizás entrada la tarde pero por suerte había preparado algunas cosas para que la noche no fuese tan molesta en caso de que fuese necesario pasarla en el bosque —Por cierto les daré una última recomendación. Si aún no se conocen con sus superiores como es debido, aprovechen este rato para presentarse los unos a los otros. No todos lo comprenden pero es bueno llevar cierto nivel de compañerismo para que el ejército funcione óptimamente —Mencionó antes de continuar comiendo además de mantenerse atento a la llegada de sus otros soldados.
Cerca de otra hora pasó antes de que llegaran no solo sus soldados faltantes sino dos invitados también que había estado esperando con muchas ansias. Una sonrisa en especial se formó al ver llegar no solo a la hechicera pero a las dos pelirrojas también —Alessa me alegra que pudieses venir. Sé que estas muy atareada con la base pero valdrá la pena —Dijo depositando un delicado beso sobre el dorso de su mano antes de girar hacia las dos mujeres pelirrojas presentes, riendo un poco por la forma en que Akasha lo saludo —Es un gusto contar con tu presencia y dentro de nada, sabrás la razón por la cual te llame —Dijo depositando solo un beso en la mejilla ajena. El también sabia de las costumbres nobles a pesar de que su herencia le fuese arrebatada aunque eso solo era conocido por su capitana de mayor confianza —Gissel…dichosos los ojos que te ven. No pensé que lograrías llegar pero me llena de gozo que estés con nosotros, pequeña—Dijo rodeando de forma fraternal a la pelirroja, abrazándola con mucho cuidado a la vez que dejaba un beso casi paterno en la frente ajena previo a separarse de las tres damas y dirigirse hacia sus soldados. Nada más faltaba uno pero era consciente de su manejo de tiempo por lo que no iba a estresarse, ya se presentaría también —Bueno primero que nada, me alegra verlos a todos aquí. Mis soldados, desde el más alto al más bajo, todos ustedes son importantes para que nuestro reino continúe avanzando y prosperando —Dijo sonriendo suavemente mientras avanzaba hasta colocarse frente a todo el grupo —Ahora estoy seguro que más de uno debe preguntarse porque están aquí o porque se encuentra una de nuestras financiadoras además de una guerrera gladius aquí y bueno, la razón es la siguiente —Chasqueando ambas manos, tras el ministro un montón de tinta comenzó a reunirse…la cual fue dando la forma a un mapa junto a un plano un tanto complejo donde se podía leer la palabra ciudad pero sin un nombre especifico.
—Hace mucho tiempo he visto que nuestras filas han crecido, tanto militares como civiles y me hizo caer en un dato importante. Nuestras ciudades empiezan a sobre poblarse…lo cual representa problemas no solo para nuestros habitantes pero también para nosotros. Debido a esto el número de personas sin hogar ha ido incrementando y como ministro no podía quedarme sin hacer nada…así que idee algo —Dijo señalando el tosco plano de la “ciudad” —Junto con Alessa nos reunimos y estudiamos todas las zonas dentro de nuestro hogar…llegando a la conclusión que el mejor sitio para fundar una nueva ciudad seria el bosque de cosmos y allí es donde entra la ayuda que requiero de todos ustedes —Sin perder la sonrisa avanzo un poco más, deslizando su mirada por cada uno de los rostros ahí presentes —Este bosque…como todas las zonas que pertenecen a Spatium, son hogar de criaturas tanto conocidas como extrañas para todos nosotros. Nuestro destino son unos remanentes ocultos sobre la cascada del cosmos…sitio donde será edificado este nuevo hogar. Y mi petición es que durante este viaje, me ayuden a colocar los cimientos para nuestra gente…a la vez que me presten su fuerza para expulsar cualquier riesgo para las personas que luego vendrán a brindarnos su ayuda también. Sé que será una travesía dura y que quizás encontremos criaturas nunca antes vistas pero espero contar con la ayuda de todos ustedes para que este proyecto llegue a buen final —Tomando un largo respiro finalizo su explicación mientras el plano gigante se duplicaba en varias hojas de papel ya dispuestas previamente por el ministro y las cuales fue entregando a cada uno de los soldados.
No iba a negar que internamente cargaba un poco de nerviosismo. Sabía que Alessa estaba de acuerdo con su idea y como pensaba desarrollarla pero desconocía cuales serían las respuestas de todos sus soldados o qué pensarían de ese enorme proyecto que pensaba iniciar. Albergaba la esperanza de contar con un apoyo completo ya que sin ayuda de todos, veía muy complicado que esa idea tomase una forma real.
- Interaccion:
Re: El inicio del nuevo dia: El nacimiento de un nuevo hogar -Libre-
-¿Quieres un poco? A mi no me gusta, si lo quieres entero quédatelo.- Esperaba que lo aceptara antes de presentarse o seguir hablando, capaz no le gustaba y había metido la pata de mala manera pero no se le ocurrió otra forma mejor de comenzar una conversación más o menos normal con alguno de los presentes y como ella estaba más cerca pues le tocó ser la primera. -Por cierto, Li Wei, nueva Capitana General.- Si claro, había más gente pero estaba un pelín nerviosa aún como para empezar a presentarse con todo el mundo, mejor iba poco a poco hablando con la chica y con quien se le acercara (si es que se le acercaba alguien más), imaginaba que tendría tiempo de sobra para conocer a todos y bueno, estrechar lazos entre ellos era bueno claro que si, pero tampoco creía que fuese necesario darse prisa en preguntarles a todos a toda leche. El pequeño Nate se quedaba junto a Li dando vueltas a su alrededor mientras ésta hacía aparecer algo más de comida para ella misma, comiendo con las manos porque no le quedaba otro remedio debido al pequeño defecto de su habilidad para crear alimentos, no podía hacer aparecer nada que no fuera comida.
Había pasado otro rato largo hasta que el ministro de nuevo se dirigió a todos los presentes para contarles qué era lo que estaban haciendo en el Bosque de Cosmos, y escuchó con toda la atención que le permitía su mente dispersa intentando no perder detalle alguno de lo que explicaba. Li se cruzó de brazos pensando unos segundos, la idea de que hubieran más viviendas disponibles para las personas sin hogar del reino le emocionaba, claro que le apetecía aunque le preocupaba dañar sin necesidad ciertas especies del bosque o el propio ecosistema, no creía que hubieran tomado esa decisión sin tener eso en cuenta pero aún así tenía esa pequeña duda. Observó detenidamente el plano de la hoja que le había entregado estando cada vez más segura de que era una buena idea. -¡Por mi parte, adelante! Todo sea por mejorar el reino.- Dijo con cierto entusiasmo, ya estaba empezando a impacientarse por empezar con la tarea.
- interacción:
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