El pasado ya no existe, el futuro es incierto y solo poseemos el presente [Astaroth]

por **Isela A. Ichinose** Mar Mayo 03, 2016 8:37 pm

Tres días habían pasado ya desde que salieron de la misma antesala infernal…La mansión se encontraba increíblemente silenciosa, tal vez a pedido expreso de la pelinegra, quien por ese entonces se encontraba sentada al lado del ventanal mayor, tal vez su mayor entretención por ese momento. En esas setenta y dos horas se dedicó expresamente a cuidarlo…a velar por él ya que continuaba estando inconsciente, dejándolo vulnerable a cualquier posible acto de traición…¿Estaba cansada?, un poco, al menos mentalmente por todo el estrés vivido, pero su cuerpo no presentaba ningún tipo de herida ya ante el hierro de índole infernal, pues momentos antes de que abandonaran el lugar, el cuerpo de Isela fue completamente sanado por decisión de Astaroth.

La mirada de Astartea era un poco triste por ese entonces, observaba a aquel hombre tendido en la cama hasta que, a nueva cuenta retornó la atención al exterior, a uno de los jardines más imponentes que poseía dicha mansión adquirida por ambos. Suspiraba de tanto en tanto e incluso no se sentía con ánimos de nada en particular…parecía que su felino Hades bien sabía esto, porque solo se encontraba sentado a su lado pero con los ojos cerrados, fiel a ella en momentos que no eran precisamente los propicios como para ser demandante. Sus delicadas manos sostenían un libro en tonalidades rojizas pero muy oscuras, cuya tapa tenía labrado el propio nombre de la fémina…Pocas veces recurría a eso, pero las paginas expuestas con una caligrafía envidiable relataban sus memorias, todas y cada una de ellas en tercera persona…era tal vez el modo de desahogar tantos sentimientos o pensamientos que habitaban en ella, a sabiendas que él no se atrevería a ojearlo pues siempre había respetado su privacidad, o eso recordaba.

Continuaba escribiendo hasta que la distracción no la dejaba finalizar, ¿Qué la agobiaba?, ¿qué la tenía incómoda o preocupada?, tantas cosas…esa chica tenía demasiadas cosas en su cabeza pero ante los demás jamás demostraba tal condición, aunque ahora era diferente…entre esas cuatro paredes se permitía casi cualquier cosa. Un suspiro repentino liberó toda tensión al mismo tiempo en que se cerraba aquel libro con más de la mitad de páginas en blanco, disponiéndose a pararse para colocarlo sobre la mesita auxiliar del lado en donde ella dormía sin hacer ruido significativo. Se inclinó apenas, ocasionando que sus cabellos se mecieran cuidadosamente hacia adelante hasta que sin más, se sentó suavemente sobre el borde de la cama, dándole la espalda a él en lo que depositaba las manos sobre sus propias rodillas, perdiéndose en algún punto fijo de la habitación…silenciosa, pensativa, absorta.

Desconocía en qué estado despertaría él, desconocía como seguiría su vida, ¿qué pasaría con ella en unos años?, ¿cómo sería su vida?, ¿alguien escribió su destino o…este estaba trazándose en cada acción que tomaba?. En algún futuro no demasiado lejano llegaría el momento de enfrentar al Monarca, ¿saldría viva de ahí?, ¿en qué estado?, o quizás…¿ese sería el último día de su paso en la Tierra?. Claro que tenía interrogantes, pero que optó por descargar de un segundo a otro a sabiendas que no tenía sentido pensar en aquello.

por **Ichinose Takumi** Vie Mayo 13, 2016 8:10 pm

En un inmenso vacío completamente oscuro y asfixiante se encontraba el revolucionario mientras su cuerpo yacía sobre aquella cama, recuperándose. Por alguna razón dentro de sí mismo poseía la capacidad de mantenerse consiente, quizás por el mismo hecho de que ahora poseía dentro de sí la mitad de las almas del río Aqueronte. Aunque teniendo en cuenta la inmensidad de efectos secundarios que podrían tener sus acciones no estaba tan mal, o por lo menos eso suponía el duque infernal en su letargo dentro de sí mismo.

Sus ojos se abrieron luego de tres largos días que parecieron milenios, una eternidad dentro de si mismo aprovechada únicamente para pensar y repensar una y mil veces mas sus planes, aquellos que no compartía con nadie. Aquellas posibilidades y vicisitudes que la vida podría colocar delante de el, así como también las maneras de sortearlas para lograr evitarlas de la mejor forma posible.

Su visión era borrosa al principio, todo lo que podía ver era una lámpara de techo sobre si mismo que molestaba a sus ojos. Su boca estaba extremadamente seca, como si nunca hubiera bebido agua en su vida. Pero lo peor de todo llegó cuando intentó mover un solo musculo, sintió como si todas sus extremidades fueran arrancadas de cuajo, su piel lijada y posteriormente quemada. Una mueca de dolor se asomó por unos instantes sobre el rostro del revolucionario que volvió a cerrar los ojos intentando adecuarse nuevamente a aquella habitación. La situación le tenía desfasado, pues se suponía que debía volverse muchísimo mas fuerte tras sus actos. Y sin embargo, al contrario, el duque infernal era devorado por una sensación que había experimentado muy pocas veces en su vida… Se sentía débil, el ser más débil y diminuto del universo. Ni siquiera podía enderezarse, patético.
No tardó mucho en recuperar una visión perfecta cuando sus ojos se acostumbraron a la luz y la capacidad de enfocar retornó al joven demonio de cabellos lacios y azabache. Su rostro se giró apenas hacia un lado y allí sentada descubrió a su esposa, “estúpidamente fiel“como siempre. ¿Porque? Porque cualquier mujer inteligente se habría alejado del líder revolucionario. Había que estar loca como para líarse con el hombre más buscado y peligroso de todo el planeta, cualquier otra persona en el lugar de Astartea hubiera traicionado a su líder y se habría hecho con el control de la revolución… Solo era cuestión de pensarlo, tomar un cuchillo y clavarlo en el pecho del pelinegro. No podría defenderse ni aun queriendo, eso era muy claro… Pero no, Isela continuaba atada a el a un modo inimaginable, Astaroth sabía que podía confiar ciegamente en ella y se aseguraría de premiar aquel comportamiento. Quizas, hasta pensara en invadir Oishi para dejarla bajo el control de la fémina, o en caso de que hubiera oportunidad… Dejarla probar su “jugete” en la capital de Tempus… El tiempo dirá.

El revolucionario observó durante algunos segundos la espalda de la menor, y finalmente se incorporó sobre el respaldar de la cama haciendo un esfuerzo enorme. Su cabeza dolía y daba vueltas, además de eso no sentía ningún tipo de poder especial fluyendo por su cuerpo. Era extraño…

-Agua… -Fue lo único que el joven de cabellos negros alcanzó a decir con la garganta totalmente seca, quizás estaba un poco deshidratado. De cualquier manera, su cuerpo de demonio seguramente sanaría con rapidez y podría volver a pararse en una o dos horas más. En aquel momento todo se volvió borroso y el revolucionario sintió que iba a desmayarse de nuevo. Pero a base de su propia voluntad fue capaz de mantenerse consiente. Cuando el agua llegó a sus labios bebió gran cantidad de ella, como un hombre tras vagar 40 días en el desierto. Al terminar, sintió como su garganta se sentía muchísimo más agradable nuevamente. Tras esto, observó a su esposa con cuidado. Se dio cuenta de que dentro de sí mismo no sabía cuánto tiempo había pasado.

-¿Qué fecha es hoy? –Observó por la ventana, las praderas de fuera demostraban que estaba en pueblo wutai, Spatium, el reino de los guerreros. –Haz los arreglos para viajar a Revolution City hoy mismo, no podemos bajar la guardia. Mantén a los Novarums en la ciudad en alerta máxima, si aunque sea un ápice de información se filtra elegirán este momento para atacarnos. –Musitó el revolucionario para finalmente comenzar a toser, ahogándose bastante. Demasiadas palabras para alguien que no había bebido agua desde hacía 3 días. No estaba seguro de poder caminar, su mirada se clavó sobre la fémina. –Que Adam prepare mis ropas y mande a preparar mi vestimenta de combate en Revolution City para cuando llegue. Quiero un diario de los últimos tres días y toda la información atrasada en este tiempo. –El líder revolucionario hizo una nueva mueca de dolor, su cabeza parecía estallar por un segundo. Luego el dolor pasó por si solo… -Diablos… -Dejó escapar el duque infernal, mientras un hilo de sangre comenzó a brotar de sus ojos y su nariz. Este se limpió apenas con la mano. –Maldita sea… -Finalizó.

por **Isela A. Ichinose** Dom Mayo 15, 2016 4:17 pm

La voz relativamente débil del contrario hizo que se sobresaltara un poco, pero inmediatamente no dudó en servir desde la jarra de cristal agua así como este lo pedía, aproximándose con cuidado solo para finalmente colocar la mano libre debajo de la cabeza de este al ayudarle…Parecía demasiado sediento, en el tiempo que llevaba junto a él jamás había visto tal cosa pero entonces creyó recordar viejos esquemas en los que profesaban que cuando una persona era poseída por un demonio o espíritu, la sed de la misma aumentaba considerablemente y para desgracia de ambos…eran millones de almas las que se encontraban en el interior de Astaroth, ¿con qué consecuencias?, Isela desconocía esto completamente…pero tantas almas enardecidas, con el imperioso deseo de tener una oportunidad más en el mundo de los vivos…Era espeluznante, incluso para la misma revolucionaria, quien temía “perder” a su esposo. Lo cierto era que el duque infernal era mucho mayor en rango infernal, sí, pero eso no quería decir que en algún momento del partido, estas no pasaran factura.

Suspiró para finalmente dejar el vaso vacío sobre la mesa auxiliar, atendiendo a las palabras del mayor, ¿estaba loco?, hacer tanto esfuerzo en ese estado sería una locura absoluta pero vamos…ella solo podía reclamarle como lo que era, su esposa, pero “desgraciadamente” también era su subordinada, comprendía que Astaroth jamás aceptaría quedarse así como si nada para descansar. —¿Es lo que te preocupa?. No sé si procedí de forma correcta, pero nadie sabe de tu estado actual, ni siquiera Greed porque no he tenido la oportunidad de cruzármelo y a Adam solo le mencioné que llegaste un poco agotado de un entrenamiento, esperaba en que despertaras pronto…Si no, no sé qué excusa podría poner. Temía que si alguien supiera tu verdadero estado, podrían aprovechar para dar un golpe interno, incluso quizás haya traidores dentro de la revolución. O es al menos lo que tú me enseñaste— Musitó en un tono de voz increíblemente bajo, casi contra los labios de este en lo que le acariciaba suavemente la mejilla izquierda…apenas rozándole con las yemas de los dedos para finalmente alejarse a una distancia normal, pero permaneciendo sentada al lado de este, sobre el borde de la cama.

—Lo siento. Creí que era lo mejor, por esas mismas causas no me he movido de esta habitación en lo más mínimo— Sentenció al final, dejando en claro que ella también temía por un atentado hacia el líder, después de todo desde que era una Revolucionaria de Élite, siempre había cuidado las espaldas del mayor con devoción y fidelidad absoluta. —Estuviste sumido en ese letargo durante tres días. Parece que tienes un don para hacerme preocupar, en esta ocasión más que nunca…Me aterraba el saber qué efectos secundarios quedarían en ti, incluso creo que ni tú mismo sabes a que puede llevarte ese esfuerzo, ¿cierto?. Una parte de mi te dice que estás llevando esto demasiado lejos y si me animo a decírtelo es por la confianza que tenemos cuando estamos solos, otra parte de mi…bueno, siempre está dispuesta a apoyarte en todas tus locuras— Sonrió quizás con algún que otro atisbo de tristeza, apoyando ambas manos sobre los hombros de este para indicarle que todavía no se levantase. Sin más, terminó colocándose de pie, tapándolo hasta el pecho con la manta. Finalmente tomó el pañuelo de seda y bordado que utilizaba para envolver objetos pequeños pero delicados para retirar cualquier resto de sangre de este. —Haré lo que me pides, todo va a estar listo para cuando partamos a Revolution City. Sin embargo, permíteme hacer algo por ti…—

—Así no podrás dar ni dos pasos sin que se note tu estado actual. Y así no es como se muestra siempre Astaroth ante los demás, ¿cierto?. No podré curar los daños hacia tu núcleo mágico, eso escapa de mis posibilidades…pero si puedo subsanar algún estado menor o quizás hacer que no sientas dolor, aunque el daño ahí esté…te permitirá moverte o accionar con más libertad— Prometió, observándole a los ojos pero inevitablemente desviando la mirada cuando las ganas de llorar la invadían. Nunca lo había visto así, tan aparentemente débil, tan propenso a sufrir cualquier daño y esa sensación de perderlo siempre había estado latente en el corazón…potenciándose cuando este se sumergió en las aguas del Aqueronte.

Aun con ese nudo en la garganta, volvió a observarle, sonriéndole como si estuviese realmente feliz, se sentía tonta, pero cuando se trataba de él…la revolucionaria podía llegar a ser la persona más insegura y llorona de todos los tiempos. —¿Me permites o debo obligarte?— Cuestionó con ese mismo tono de broma que usaba siempre con él. —Será rápido, lo prometo. Y después podemos marcharnos—

por **Ichinose Takumi** Sáb Jul 09, 2016 2:54 pm

Los filosos, imponentes y fastuosos ojos cansados del revolucionario se clavaron directamente en el iris ajeno por unos segundos. Ella no aceptaría un no como respuesta, incluso si aquello le llevaba a la muerte. Y si se debía ser completamente franco, el duque infernal en su actual estado no tenía las fuerzas suficientes para empezar una discusión. Sus parpados le pesaban, cada ápice de su piel le quemaba, sentía náuseas y el mundo a su alrededor le daba vueltas, e incluso por momentos sentía que se desvanecería. Además, su esposa había demostrado una vez más su fidelidad absoluta hacia él, sería por lo tanto injusto oponerse a una decisión como aquella que buscaba dejar el corazón ajeno en calma. Un suspiro escapó de entre los labios secos y mustios del pelinegro.

-Bien, pero no te sobre esfuerces, cura únicamente lo suficiente como para que pueda hacer el viaje. Allí me encargaré de descansar como es debido… Y hablo en serio, no quiero tenerte cansada durante el periplo a recorrer. Serás mi guarda espaldas, la única que estará enterada de mi estado. Para los demás revolucionarios… Me encuentro en un burdel. Dile a Greed que prepare su habitación más lujosa en Rihm y que no deseo ser molestado en absoluto. Eso evitará las preguntas innecesarias. ¿Entendido? –Musitó el revolucionario alzando una ceja, tras haber planteado sus términos en lo que parecía ser la primera negociación de la pareja después de haberse casado; Hasta entonces, él había impuesto todas las decisiones.

Un ligero dolor punzante atravesó la parte superior del entrecejo ajeno y sintió como sus propios órganos se resentían ante el poder guardado en su interior, incluso sintió como si su corazón fuera apretado unos minutos hasta ser liberado. No estaba para nada bien, eso podía notarse. Pero sabía que debía controlarse, en caso contrario incluso podría hacer caer la mansión sobre la que estaban. Su poder era inmenso y demasiado difícil de manejar como para hacer movimientos bruscos.

Se dejó estar unos momentos mientras la contraria hacía su trabajo, una sensación de calidez le atrapó por unos segundos mientras ella restauraba las fuerzas del revolucionario. Para cuando esta terminó el dolor había dejado de molestarle y su cuerpo respondía de manera debida. Pero sabía claramente que el daño continuaría allí por mucho tiempo, esperando a ser desatado. Esto sería determinado por la cantidad de poder utilizado, claramente. El duque finalmente se levantó de la cama, besó con pasión a su esposa y se dirigió al baño completamente desnudo. Se detuvo junto a la puerta y apoyó el brazo sobre el marco de la misma para girar el rostro y observar a su mujer.

-Isela, mis ropas. Oh, y creo que no hace falta decirlo pero… Asesina a toda persona que levante sospechas de traición. Sin importar sus puestos o su relación con nosotros. Actúa con cautela y continua haciendo un gran trabajo. Nuestros enemigos están en todos los planos, no solo en este. No debemos bajar la guardia. –Finalizó para adentrarse en el baño y abrir la llave, dejando que el agua caliente rodee su cuerpo que ahora se sentía muchísimo mejor, aunque una ligera sensación de somnolencia le abrazaba. Como si todo aquello fuera únicamente un sueño del que nunca despertaría.

Media hora más tarde el duque estaba perfectamente vestido, disfrutando de un café con tranquilidad sentado junto a la ventana de su mansión. Si alguien los vigilaba debía mostrarse completamente sano, pues ninguno en su sano juicio se atrevería atacar la mansión ichinose con todas sus capacidades. Nadie desataría la furia de Isela si no tuvieran cuando menos una oportunidad de hacerse con la vida del líder y escapar. Aunque claro, ellos no saben que de lograr su meta… No habría lugar en la tierra donde pudieran esconderse de la ira de la fémina de ojos carmesí, que acarreaba la muerte donde pisaba.

Tras terminar su café el revolucionario se puso de pie y salió del salón hacia el vestíbulo donde le esperaba su abrigo. Se puso el mismo y se quedó allí a esperar por su esposa para emprender aquel peligroso y azaroso viaje que les esperaba.

por **Isela A. Ichinose** Mar Jul 12, 2016 7:08 pm

No le tomó mucho tiempo apoyar sus delicadas manos sobre el pecho del revolucionario y así dejar fluir aquella energía que de buenas a primeras aseguraba un poco de mejoría al cuerpo de este…al menos la suficiente como para que andar no fuera considerada una proeza sin precedentes viviendo de él. Claramente, un hombre tan orgulloso como altanero siempre se mostraba fuerte y ella no sería quien rompiese con esa imagen ni mucho menos…Le observó por ese entonces con obvia calma, analizando cada gesto o palabra, sin poder evitar sonreír al notar aquella especie de negociación en la que ambos habían recaído, seguramente sin darse cuenta, sin embargo eso no la privó en lo más mínimo de apoyar las manos sobre las mejillas de este, correspondiendo a tal pasional beso no sin antes morderle con cuidado el labio inferior, para finalmente dejarlo ir. —No tienes nada de qué preocuparte, no me canso con facilidad ya y te aseguro que puedo protegerte mucho mejor que antes aunque…— Entornó la mirada, observando como este se desplazaba desnudo así sin más. —Corres más peligro a mi lado, ¿quién te podría proteger de mí?— Sonrió sin más con algo de altanería, permaneciendo sentada en el borde de la cama al mismo tiempo en que se mordía el labio inferior. —Lindas nalgas, ¿se pueden morder?— Cuestionó mitad en broma, mitad en serio, a sabiendas que no era el momento para pensar en ello…Así que suspiró, colocándose luego de pie para dirigirse hacia el armario principal, seleccionando las prendas que se pondría tal meticuloso hombre.

—En lo que te preparas y tomas algo, voy a alistarme. No demoraré mucho…solo necesito solucionar antes un pequeño asunto. Dejaré tus cosas sobre la cama, no te esfuerces demasiado y por lo demás no te preocupes, va a salir todo más que bien…Aplico sin poner en duda que me conoces lo suficientemente bien como para saber que le cortaría el cuello a cualquier persona que resultara un riesgo para la revolución, independientemente del trato que posea con ambos…Umh…creo que esta todo…Si. Bien, nos vemos en breves, ¿de acuerdo, cosa bella del averno?— Dejó escapar una mínima risita, apoyando cuidadosamente cada prenda en su sitio y por encima de estas, la cruz que le regaló tiempo atrás, para finalmente abandonar la habitación.

En el transcurso se encargó de contactar a Greed, como así también confiarle algunas indicaciones a Adam…Pero cuando subió, su esposo ya había abandonado la habitación que compartían, así que sin más se encargó de guardar aquel diario donde normalmente anotaba sus pertenencias, bajo la recelosa llave de la mesita auxiliar que se encontraba obviamente al lado de donde ella dormía la mayoría de las noches. A si mismo se cambió de ropa sin perder más el tiempo, colocándose encima un abrigo de color rojo que aproximadamente llegaba hasta sus muslos y que ajustado un poco realzaba la delicada silueta de la mujer…Se desplazaba por el cuarto con tranquilidad, pudiendo escucharse el sonido característico de sus botas, estas de color negro y que llegaban justo debajo de las rodillas. —Creo que no tengo ya nada más que hacer— Pronunció al observarse frente al espejo al depositar un par de gotas de su perfume preferido sobre el cuello, finalmente…dispuesta a dejar la mansión Ichinose.

Fue bajando las escaleras a un paso lento como tranquilo, manteniendo esa postura firme pero tan seductora de la que era poseedora, sin observar en lo más mínimo los escalones al descender, pues conocía a la perfección los mismos como la palma de su mano. Alzó ligeramente el mentón, clavando esa mirada profunda y misteriosa sobre el rostro de su esposo, esbozando al final una sonrisa que podía prestarse para cualquier tipo de pensamiento. —¿Nos vamos ya?— Preguntó con dulzura pero a la vez envolvente, tomándole del brazo en lo que se ponía de pie para besarle con la misma pasión de siempre, no sin antes observar de reojo a la maid que terminó apartando la vista. —Es una suerte que poseas buen gusto, no lo pierdas nunca— Sentenció como nota final pero de casi forma despectiva hacia la otra muchacha. Se apartó con delicadeza, cruzando la puerta abierta de par en par pero obviamente, entrelazando sus dedos con los ajenos en el proceso.

por **Ichinose Takumi** Sáb Sep 03, 2016 3:37 pm

El revolucionario se adentró en la ducha con cuidado, su cuerpo ya no dolía pero aun así se sentía diferente. Como si estuviese somnoliento y a su vez sus huesos fueran de fino cristal, se sentía cansado, como si pudiera recostarse yo dormir durante largos años. Pero ese no era el caso para el hombre que había desafiado al más poderoso ser en el universo, tendría plenitud de tiempo para descansar cuando estuviese sentado sobre el trono del averno. El agua caliente recorrió el cuerpo del revolucionario en toda su extensión, removiendo cada ápice de suciedad en lo que el demonio recuperaba sus fuerzas poco a poco. Parecía que por fin, la magia de su esposa comenzaba a hacer efecto, de haber podido seguramente la hubiera perseguido para hacerle el amor. Pero por aquellos días la mente del duque infernal se posicionaba en una postura más arcaica, debía cuidarse las espaldas de inmediato, acomodar sus asuntos y dirigirse nuevamente al averno.

Salió del baño secándose los cabellos en completa desnudes, se detuvo un momento y se observó a espejo. Sus ojeras habían disminuido casi por completo, su rostro parecía haber vuelto a tomar la seriedad a la que estaba acostumbrado. Ichinose suspiró y dirigió su mirada hacia las ropas que su esposa le había preparado. Se trataba de un uniforme militar, similar al vestido por los Custos Dei durante ocasiones formales. Sin embargo, esta replica había sido modificada. En lugar del escudo del Lord llevaba el de los revolucionarios y sobre el otro hombro el del VI Tenebris. Sus colores eran oscuros, sin denotaciones de brillos innecesarios. En ambas mangas estaba escrito el nombre real de aquel muchacho de ojos plateados y dominantes, claramente en dialecto infernal. Como accesorios para aquella vestimenta se había dejado una boina militar elegante y una espada que podía usarse también como bastón de mando. Encima del uniforme, un sobretodo negro daba armonía al conjunto.

-Excelente decisión… -Pensó el revolucionario, un poco por la de su esposa en cuanto a la vestimenta y otro poco por la suya, al elegirla a ella.

Una vez vestido elegantemente, suspiró y bajó las escaleras poco a poco pero a paso firme. Una vez abajo se sentó en la sala de estar para esperar a su esposa bebiendo un Té de hierbas tranquilamente servido por una de las tantas maids de la mansión. Como este no le dio el permiso para retirarse la muchacha se quedó allí de pie, mientras él la ignoraba completamente observando por la ventana. Sus pensamientos estaban clavados en l segunda prueba y no estaba seguro de sí podrían superarla luego de la dificultad de la primera. Por esta razón, estaba listo para hacer llamar no solo a su ejército, sino también a cualquiera que estuviera dispuesto a arriesgar su vida. Ya sea por dinero, poder o interés personal.

Su esposa no tardó demasiado en bajar, y este la recibió correspondiendo aquel beso. No musitó nada en cuanto a su buen gusto, lo cierto es que ni siquiera había notado la presencia de la muchacha hasta que ella lo mencionó. Además, el únicamente consumaba su matrimonio en casa, jamás se había acostado en aquella mansión con nadie que no fuese su esposa ni lo haría tampoco. ¿Por qué? Porque él lo había decidido así y punto.

Cuando la joven comenzó a caminar hacia la puerta de la mansión este tomó su espada y la ató sobre su cintura para finalmente entrelazar sus dedos con los ajenos caminando junto a su esposa a quien le pellizco el trasero apenas y sin hacerle daño.

-Estas sí que se pueden morder… -Musitó seductoramente para finalmente volver a tomar la mano ajena.

Tenía en mente que el viaje sería largo, pero una vez las cosas volvieran a acomodarse podría estar más tranquilo. El revolucionario se adelantó unos pasos y abrió la puerta de aquella limosina que los llevaría hacia el puerto, dejó entrar a su esposa y la cerró. Al hacerlo, un dolor punzante le atravesó la cien obligándole a detenerse unos segundos. Se llevó su mano a la nariz al sentir un hilo frio bajar por esta. Astaroth limpió la sangre con su pañuelo y lo volvió a guardar. Se sentó junto a su esposa y dio la señal al conductor para que comenzara a conducir, con la mirada observó a su esposa de forma cautelosa. Era ella quien debía vigilar al conductor, porque por aquellos días el demonio no confiaba ni en sus propios soldados.

-El barco tardará unas horas en llegar cuando estemos en el puerto y una vez en capital city… Quiero que envíes una carta. Ofrece una suma importante a toda persona anti gobierno o neutral que desee acompañarnos al infierno. Quiero un ejército aún más inmenso que el de cualquier reino. – Sentenció.

por **Isela A. Ichinose** Miér Oct 19, 2016 8:39 pm

Ya no podía recordarse a sí misma dos años y medio en el pasado, era prácticamente otra mujer después de tantas vivencias y aunque las malas lenguas decían que Isela estaba muerta por dentro, ella jamás se encargó de erradicar esos rumores porque de buenas a primeras poco le importaba lo que llegaran a pensar sobre su persona. Solo la misma Astartea sabía cuanto había tenido que pasar para llegar a lo que actualmente era, todo el dolor que una persona podía sentir estaban ocultos sobre pacíficos ojos violeta. Buena era para esconder lo que le pasaba, porque realmente no quería a nadie ahondando en sus pensamientos ni mucho menos sentimientos, así que solo sonrió como si nada ocurriese, incluso dejó escapar alguna que otra risilla por el "gesto" ajeno. —De acuerdo, me encargaré de eso— Admitió en lo que extendía la diestra para acariciarle con cuidado la mejilla, procediendo sin más a bajar un poco la ventanilla. El choque del viento que provenía del exterior sacudió sus cabellos, enmarcando más el rostro delicado de la Nefilim. Encontraba cierto de consuelo en el silencio y mientras observaba el exterior a medida que el auto se ponía en marcha, apoyó ambas manos sobre su propio regazo.

Nada era para siempre, ella lo sabía a la perfección y últimamente tenía el claro presentimiento de que quizás, no pudiese acompañarle por mucho más tiempo. Ella no desertaría, el único modo de que ocurriese tal cosa sería con su propia muerte lo que no llegaba a preocuparle…lo cierto era que en el fondo deseaba una vida normal junto con quien amaba, pero aquello era imposible porque el hombre que quería no era suyo. No. Ese hombre pertenecía a los ideales de las personas libres, a los que aguardaban pacientemente a que tanta injusticia impartida por el Lord acabase, ese hombre le pertenecía a los que compartían un mismo pensamiento de libertad e Isela no se oponía. Ella…ella nunca se oponía. A veces algo más fuerte en ella quería romper en llanto pero se reprimía bajo una personalidad templada que no se dejaba llevar por emociones que nada le traerían…Las cosas no cambiarían, su propia vida era un viaje incierto y aunque muchas veces se preguntaba el final de su propia historia…no contaba con respuestas. —Sería bonito plantar hortensias blancas en Revolution City, ¿cierto?. Es una buena temporada— Dijo de repente, sin apartar la mirada del exterior cambiante y…¿cómo podía ser posible?, ¿cómo era capaz de preguntar algo tan banal y lucir superficial cuando por dentro sentía tristeza o miedo?, ¿hasta qué punto era capaz de reprimirse?, ¿qué tan lejos pensaba llegar?, ¿cómo demonios un ser vivo podía reprimir tanta angustia?...No hay respuesta para ello, pero esa niña estaba marchita por dentro, incapaz de ser realmente feliz ya que su alegría era efímera. Los pocos momentos que compartía al lado del mayor, tan preciados, algún día serían simples recuerdos que como espinas punzantes la harían sangrar por dentro. Pero si contaba con la vida necesaria, se aferraría a esos recuerdos, porque ella no podía vivir sin él…Su estado actual de incertidumbre no tenía explicación racional, o quizás sí pero ella no tenía ninguna intención evidente de decirlo, porque como todo, lo ahogaría en cosas cotidianas hasta dejarlo lo suficientemente sepultado como para que las emociones no interfiriesen en sus actividades.

Finalmente, solo desvió la mirada hacia el revolucionario de ojos plateados, aquel demonio que la hacía enojar seguido pero que…maldición, amaba con todas sus fuerzas, un amor real, un amor obsesivo…un amor tan sincero. —Ah, pero antes…— Y sin más, colocándose de rodillas se lanzó sobre él para abrazarlo en lo que empezaba a depositar incontables besos sobre la mejilla izquierda del líder. —No tienes escapatoria, te comeré a besos todo el viaje. Quieras o no— Sentenció con ese tonito entre provocador pero cálido en lo que atrás dejaban la mansión.

“Si nada es eterno, déjame estirar el presente para que este momento pase lento. Como quisiera poder detener el tiempo. Como quisiera estar a tu lado…por siempre”

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
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Fingon Sindar
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Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

El pasado ya no existe, el futuro es incierto y solo poseemos el presente [Astaroth]

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater