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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
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Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
En cuanto se sentó cómodamente, su mirada se posó sobre el rostro de ella mientras se sentaba, admirando la hermosura de tal, mientras mantenía su sonrisa. Hasta que las actitudes de la contraria le hicieron bajar sus orbes hasta los pechos de ella, y la agradable vista que le estaba brindando de los mismos. Se relamió casi inconscientemente, pues en su cuerpo, el deseo de lujuria no se había apago, al menos no del todo. Inapropiadamente, los pensamientos del pelinegro volaron por unos momentos, imaginando la más libidinosa escena con aquella rubia sobre la mesa del bar. Aunque la risa de la contraria, junto a las palabras que comenzó a musitar, llamó la atención del avaricioso, haciendo que subiera su mirada nuevamente hacia el rostro del ella, demostrando en su mirar cuanto le deseaba.
Incrementó la sonrisa en su rostro mientras oía lo que la rubia contaba, sin quitarle la mirada de encima. – Las personas pueden ser algo exageradas cuando alardean frente a otros – Musitó cerrando sus ojos por un momento, simulando una falsa humildad, respondiendo aquello de manera calma. Como si el oír aquello de una de sus mujeres trabajadoras no supusiera un asombro para él, pues en verdad se podía decir que Greed no era ningún santo con aquellas mujeres, pero tampoco iba a estar contando lo mismo, o recordando completamente con cual de aquellas mujeres hubiera descargado sus placeres, cuantas veces lo hubiera hecho, o siquiera como había sido tal acto. Si bien el avaricioso se adjudicaba ser el dueño de cada una de las personas que trabajaran para él, era aquello muy distinto a ser considerado alguien especial para aquel joven, si bien cada una de esas personas eran consideradas pertenencias propias las cuales deseaba con todo su ser y no soportaría perder, ninguna de ellas era especial, o tenía un valor elevado entre las mismas.
Sorpresa se llevó el pelinegro, y frunció su ceño al sentir tal golpe por parte de la fémina sobre la mesa, mirándole extrañado con su afilada mirada al momento en que la misma se paraba girándose hacia uno de los presentes. Rápidamente, la mirada afilada y amenazadora del pelinegro se posó sobre el tipo al cual la rubia se dirigía, esperando por una oseadia por parte del contrario, solo para tener la excusa de poder rebanarle el cuello al intentar tocar una mujer con la que el revolucionario se había encaprichado, y a la cual el pelinegro deseaba en estos momentos. Ante la aterrada reacción del tipo, Gaziel sonrió sádicamente, sin dejar de tener su mirada afilada sobre tal, hasta que la fémina se sentó nuevamente, provocando que la atención del joven humano se posara posesivamente sobre ella.
- Vaya carácter, preciosa… No noté que fueras tan agresiva cuando estuvimos a solas… - Musitó el pelinegro, comenzando a relajarse, aun manteniendo la sonrisa sobre su rostro, y su mirada rasgada sobre la atractiva mujer. – Me había hecho una idea de ti más… sumisa – Comentaba un tanto divertido, siendo interrumpido por la atractiva empleada de casi perfectos atributos que se acercó a la mesa, para dejar sobre la misma un par de botellas de cervezas, aquellas caras, que el pelinegro y solo quienes pagaran correctamente tenían el privilegio de gozar. La mirada púrpura del pelinegro se desvió hacia la empleada por un momento, borrando su sonrisa, en un rostro casi serio molesto. No musitó palabra alguna, más la muchacha entendió rápidamente que su presencia allí era un estorbo, y tras realizar una disculpa agachando la cabeza, se retiró silenciosa y respetuosa hacia su jefe.
En cuanto la empleada se retiró, la atención de Gaziel volvió directamente hacia la fémina, sonriendo nuevamente, de aquella manera avariciosa, con una mirada posesiva hacia la contraria, que no hacía más que hacerle saber cuánto le deseaba, y las ganas que tenía poseerle completamente. – Aunque… también eres atractiva mientras amenazas a otros – Musitó, dejando en claro cuánto le atraía aquella, pues bien sabía ella que el pelinegro se estaba controlando, pero por dentro, pensaba únicamente en arrebatarle las ropas, y darse placer con su femenino cuerpo tan bien formado. Para continuar, hizo una pausa, y empuñó la botella de cristal que le contenía el embriagante licor, el cual el revolucionario acostumbraba tomar todos los días desde que se había ubicado en Revolution City. Llevó tal objeto hacia sus labios, para inclinar el recipiente y dejar que el rico licor se vierta dentro de su boca, comenzando a tragar tal liquido con gusto.
Cuando terminó de dar un par de sorbos a tal bebida, dejó la botella de cristal sobre la mesa, sonriendo avariciosamente hacia la contraria. Se mostraba algo divertido, aun curioso por lo que anteriormente ella había comentado. – En fin… ¿Debo suponer que presentas envidia hacia aquellas mujeres habladoras? – Musitó burlón, pues bien sabía que la contraria había presentado los mismos deseos que él, no sería de extrañarse aquello, sin embargo, también era de suponer que la rubia no iba a admitir tal cosa, al menos no tan directamente. Pero Gred podía divertirse con ella, soltando aquellos comentarios tan picantes, queriendo dejarle en claro a todo momento el deseo que tenía hacia su cuerpo.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
No pudo evitar desviar la mirada, admitió mentalmente ser sumisa, pero solo en la bodega; Mavra seguía siendo Mavra, una criminal muy buscada, la asesina de cazarecompensas, una mujer fría y despiadada, entonces ¡¿Por qué se sonrojaba al recordar los masculinos labios tomando los propios de manera posesiva?! ¡¿Por qué le dijo que nunca la traicionara como si fuese una boba mujer enamorada?! ¡¿Por qué él la hacía sentir de esa manera siendo solo un hombre posesivo y arrogante?! Demasiados por qué y ninguna respuesta clara.
Soltó un pesado suspiro, si deseaba darse a respetar entonces debía ser... ¿Más controlada con respecto a sus emociones? Primero piensa que no ha cambiado nada, pero después piensa que es un poco sumisa con Greed, para después no entender por qué sus emociones cambian tanto alrededor de él. Definitivamente estaba confundida, quizás merecía un poco de tiempo y espacio para pensar en ello con más detenimiento. Tenía muy en claro que le deseaba sexualmente, pero era demasiado pronto para que alguna clase de sentimiento por el varón aflorara ¡Le conoció esa misma mañana! Quizás el simple acto de besarse y tocarse de una manera casi cariñosa estaba sugestionandola.
Tomó su botella correspondiente, empinándosela como una vil alcohólica, no notando como una gotita pervertida baja por su barbilla, creando un camino hasta morir entre sus senos. Dejó la botella en la mesa, arrugando la nariz ante las palabras masculinas, ¿Acaba de decirle que tenía envidia? De aún estar bebiendo seguramente le hubiese escupido el licor en la cara.
—¿Crees que tengo celos?— preguntó curiosa, soltando una suave risa —Lo siento, primor, pero estás equivocado, no les tengo ni un poco de envidia, mucho menos celos, ¿sabes por qué?— se inclinó sobre la mesa, teniendo cuidado de no tirar su botella. Acercó la mano derecha a la barbilla del varón, acariciandola suavemente con el dedo índice, sonriendo en todo momento, sin dejar de mostrar la parte superior de sus pechos —Soy superior a todas a ellas— dijo al soltar su barbilla, volviendo a sentarse y esta vez vertir el alcohol en un pequeño vaso que se encontraba en la mesa —sé que soy hermosa, pero no es algo de lo que me gusta alardear, sin embargo debo hacerlo ahora, ya que insinuas que les tengo celos. Vuelvo a recalcarlo, mi belleza es superior, y mi cuerpo es una maravilla, tú mismo lo has comprobado ¿o te arrepientes de tus palabras?— tomó el vaso y bebió todo de un sorbo, volviendo a servirse, de cierto modo le había molestado que el hombre dijera algo así... pero debía admitir que sí estaba un poquitín celosa... porque no pudo conocerle antes.
—Dije que eran graciosas porque... decían nunca salir de tu cama, pero hoy estuve en tu departamente por bastante tiempo, y debo decir que no vi señales de alguna bella mujer conviviendo contigo, a eso me refiero— intentó excusar su actitud, desviando la mirada levemente mientras sostenía su vasito de licor... se veía tan vulnerable en ese momento.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
El tacto de los dedos de la mujer tenía casi toda la atención del pelinegro, provocándole agradables descargas por unos momentos, ante tal acto que la contraria estaba realizando. Aunque la mirada de él se había desviado nuevamente hacia los senos de la rubia, no despegándose de aquel lugar mientras se le permitiera, y mientras su atención no fuera desviada. Finalmente le soltó tras unas palabras, lo que pareció poco tiempo para el pelinegro, quien deseaba el tacto de ella, y poder responderle de igual forma. Volviendo a alzar su mirada hacia el rostro tan hermoso de la mujer.
Aquellos comentarios soberbios de la mujer le hacían sonreír aún más. Le gustaba también aquella faceta, la mujer fría y altiva, que no se dejaba pisotear por nadie. Tan agresiva como se había mostrado con el tipo hace unos momentos. Por alguna razón, al joven pelinegro le encantaba ver aquello, pero mayormente, era por la razón de que era diferente con él, al menos cuando estaban a solas, permitiendo que sus manos recorrieran con gusto cada parte del cuerpo de la mujer. El avaricioso deseoso de todas las cosas en este mundo, también deseaba entre eso sentirse importante, único, como cualquier otra persona lo deseaba. Por lo que un trato tan distintivo hacia su persona podía ser todo un manjar, y una buena forma de mantener la atención del revolucionario. Quizás esa era la diferencia con todas las mujeres de sus burdeles. Esos eran cuerpos que a cualquiera con dinero se le estaría permitido tocar y disfrutar, no se sentía especial, a pesar de poder elegir gustosamente por la mujer que el prefiriera cada noche. El cuerpo de aquella rubia tenía algo diferente, era alguien fría, que no se dejaba engañar por cualquiera, y eso se había demostrado desde el primer momento, pero por alguna razón, estaba dejando al pelinegro recibir un trato especial. ¿Cómo no iba a sentirse encantado por tal cosa? Comenzaba a sentirse en verdad dueño de ella, pues le había tomado el gusto y deseo desde que ella salió de la ducha en su departamento, y desde aquel momento mismo, la mujer le había complacido casi en todos los sentidos.
Rio un poco inevitablemente cuando ella terminó de hablar, notando su mirada desviada, provocando que el revolucionario diera otro largo sorbo a su botella de rico alcohol. – ¿Quieres decir que mis mujeres mienten?- Preguntó un poco divertido el revolucionario, como si cruelmente buscara picar más en la herida que había hecho dentro de los pensamientos de ella, pues notaba haber dado con un punto tal vez frágil, o complicado para ella. - ¿Acaso no crees que esas mujeres tienen alguna razón para presumir de esa forma? - Volvió a insistir para dar otro trago a su cerveza, y tras eso, dejarla sobre la mesa. – Puede que desee a muchas mujeres, pero eso no quiere decir que cualquiera tenga el derecho de llegar a mi cama – Aseguró el pelinegro, dando a entender, con suma soberbia, que era todo un privilegio poder pasar un momento de placer con el mismo, al menos así lo era para sus trabajadoras. – Además… ¿Acaso no habrá algún hombre por ahí que se adjudique, o desee, el amor y los deseos de una mujer tan atractiva? – Preguntó Gaziel, mirándole con una sonrisa avariciosa, esperando su respuesta. Dando completamente vuelta el sentido de la conversación, ahora siendo ella el centro de esta, pues esperaba que las respuesta le den un poco más de información sobre la mujer que había aceptado estar bajo sus órdenes y deseos. Debía de ser un poco precavido, y curioso. Pensó por unos momentos para si mismo.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
—Estoy bastante segura que ellas mienten— dijo seria —¿O eres demasiado cruel como para maltratar a una mujer con la que acabas de fornicar?— preguntó ella, mirándole finalmente sin ninguna expresión en su rostro, parecía mirarle con frialdad justo como el momento en que se conocieron. Mavra no se dejaría maltratar por un hombre, no era esa clase de mujer sumisa.
Estaba encantada con el hombre, le debía mucho, pero por sobre todo le gustaba la manera en que él la miraba, la forma en que sus manos se paseaban por su bien formado cuerpo, reclamando como suyo cada parte de su piel. Le gusta todo de él, incluso deseaba conocer cada una de las facetas que el varón poseía, sin embargo, el momento en que sus manos se dedicaran a maltratar su cuerpo, ella definitivamente le abandonaría. Pretendía llegar a ser una amante, no una esclava.
—Entonces quieres decir que... mientras te acuestes conmigo ¿seguirás haciendolo con otras mujeres?— preguntó bastante curiosa, inclinandose ligeramente hacia adelante, sonriendo finalmente al revolucionario —¿Qué pasa si te quiero para mí sola?— se relamió los labios al finalizar su pregunta, tomando un nuevo sorbo de alcohol directamente de la botella. Sí, le quería solamente para ella, Mavra no tenía la intención de compartir a Gaziel con ninguna otra fémina.
Antes de poder relajarse, Greed soltó esa última pregunta a la rubia, helandose mientras la botella descendía lentamente hacia la mesa, su respiración se contuvo por un pequeño lapso, mientras que él sonreía con bastante soberbia. No, Mavra no sabía qué responderle, tampoco era lugar para contarle las extrañas imágenes que atormentaban su cabeza desde que escapó de prisión. Un hombre y una mujer que le sonreían, un niño que tomaba sus manos... un varón que decía amarla.
—No lo sé— susurró la rubia, bajando la mirada hasta sus blanquecinas manos, ¿qué más podía decir? —quizás perdí la memoria— y sonrió leve mientras susurraba nuevamente, podía esperar alguna burla de su parte, y también algo de apoyo... porque Gaziel no era tan malo —pero dudo... que alguien esté esperando por mí.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Apartó su mano de la botella, y la estiró por sobre la mesa para llegar a tocar la mano contraria, con cierta delicadeza en su tacto. – Ten por seguro, bonita, que si hay algo de lo que nunca será capaz, es de dañar aquello que sea mío… - Aseguró aun sonriente, lleno de soberbia y confianza en sus palabras. Pues era cierto, las cosas de Greed tenían un cuidado especial, pues era dueño de todo, y como cualquier avaro dueño, detestaba ver dañadas sus pertenencias. – Puedo ser muy cruel… Pero soy el mejor Rey para mí gente, si hay algo que puedo prometer, es protección… Nadie cuya cabeza esté resguardada bajo mi ala será maltratado por mi parte... Como tampoco permitiré que otras personas lo hagan sin represalias – Musitó, mientras comenzaba a apartar su mano de la de ella, apretando un poco los dientes, algo molesto cuando notó la sangre hervirle, por la simple idea de que sus pertenencias fueran dañadas.
Se reincorporó rápidamente tras dar otro trago a su bebida, calmándose, no dejando que esa idea le dominara, pues pudo oír a la voz de su interior hablarle por un momento. – Bien dicho chico, me caes bien cuando dices esas cosas – Había musitado su conciencia de demonio, a la par de algunas risas, provocando un leve dolor de cabeza al revolucionario, por lo que un trago de la bebida no le vino para nada mal. Reconfortado por aquello, volvió su mirada rasgada hacia la rubia, clavando sus orbes purpuras en ella, observándole de esa forma que no podía evitar.
Su sonrisa avariciosa se incrementó, aunque notara como la cantidad en su botella disminuía, no estando lejos de terminarla. – Créeme, soy un hombre muy cruel, no conoces mis límites, pero no lo seré con quien me dé su completa lealtad – Aseguró, confiado en esa idea, conociéndose de pies a cabezas, seguro de todo lo que era capaz y de lo que no. Completamente seguro, volvió a recordar unas palabras de ella, lo que le causó cierta curiosidad y diversión. - ¿Has dicho… tenerme para ti sola?- Preguntó esbozando una sonrisa, demostrando lo entretenida que esa idea le pareció. – Te desagradaría compartirme… - Musitó pensando un poco. – Pareces estar segura de quien eres, de lo que mereces, y de lo que quieres… Eso me gusta – Aseguró, echándose hacia atrás para recargarse en el respaldar de la silla. – Si demuestras que lo mereces, tan segura que estás de eso, obviamente no habrá ningún problema con lo que pidas… Si logras satisfacerme… no tendría porqué necesitar que alguien más venga a mis pedidos – Aseguró, confiado en sus palabras, comenzando a mirar a la contraria de cierta forma desafiante, haciendo ver su soberbia, como si le retara, creyéndole incapaz de poder con sus pedidos. Aunque en realidad, pensara que ella pudiera dar mucho para él, o de otra forma, no le hubiera propuesto aquello.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Tomó la mano del varón sobre la mesa, inclinándose ligeramente sin dejar de observarle, sonriendo con una cierta amabilidad que la rubia no hubo mostrado hasta ese entonces, una sonrisa solo para él —No soy un objeto, Gaziel, ni mucho menos una prostituta de este sitio. Por lo que no necesito demostrarte lo que valgo, tú ya has probado, y has visto parte de mí, soy la única capaz de satisfacer todos tus deseos, así que no necesito luchar una batalla que ya gané— sus labios se encontraron finalmente con los del varón, absorbiendo y saboreando el embriagante líquido que aún impregnaba su boca, un beso que duró lo suficiente para dejar atónitas a las mujeres que deseaban a ese hombre.
Se alejó finalmente de su varonil rostro, relamiéndose los labios de una forma casi seductora, aún sintiendo el sabor de la bebida alcohólica que Gaziel había consumido. Pasó el índice derecho lentamente sobre los masculinos labios, llevándolo a su propia boca, no dejando de degustar el alcohol que el pelinegro consumió. Veía que era el momento de retirarse, descansar como era debido, pensar en las cosas que haría mañana... o simplemente demostrar que nada de eso era un sueño.
Se puso en pie, inclinándose hasta besar de manera tierna la frente del varón, acariciando sus cabellos con cierta dulzura, terminando por pasar hasta su mentón, levantándolo para verle directamente a los ojos —Espero la competencia se rinda de una vez, Gaziel, porque no comparto lo que me gusta— susurró la rubia, soltándole despacio para así dar media vuelta y dirigirse a la bodega.
Pasó a lado de las enfurecidas burdeleras, sonriendo arrogante y altiva, prepotente, dando a entender que no perdería contra ellas. Mavra habrá dicho que no pelearía una batalla que ya ganó, pero en su interior aún dudaba de haber ganado el corazón del avaricioso, dudaba de ser lo suficientemente buena para él, Pero actuaba de una manera fría para no dejar salir a flote cada una de sus dudas.
Ingresó a la bodega, soltando un pesado suspiro mientras la gran puerta se cerraba; sostuvo su costado izquierdo, encaminándose a las escaleras que la llevarían a la planta donde Gaziel vivía, no estaba muy segura si prepararían una habitación para ella, o si dormirían juntos, pero el dolor en su cuerpo se hacía presente y si era necesario hasta se tiraría al suelo con tal de descansar, pero tenía miedo de abrir los ojos y encontrarse de regreso en la prisión.
—No quiero volver a ese lugar— susurró, subiendo uno a uno los escalones, observando la puerta cerrada con llave... y pasando sus manos como si fuese algo muy importante, porque todo lo que sucedió ahí dentro, ahora se veía muy lejano.
Se sentó frente a la puerta, esperaría la llegada de Gaziel, no le parecía correcto irrumpir en una habitación que no le pertenecía, se echaría una siesta, después de todo era una mujer herida que requería del máximo descanso ¿cierto? Antes de que el subiera, se permitiría soñar con un par de cosillas, quien sabe, quizás hasta una vida futura a su lado.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Correspondió el beso sin apuro, siendo incapaz de demostrar cuanto había estado desenado que sus labios se encontraran con los de la rubia. Cuando el beso fue cortando, la mirada posesiva y avariciosa del joven se hizo sobre los labios de la fémina. Mostrándose deseoso de repetir aquello, pero no evitan que ella se alejara, permaneciendo casi inafectado por eso. Intentando demostrar su tranquilidad, como si en verdad un beso de aquella mujer no fuera lo suficiente para hacer estremecer a tal altivo hombre.
Aquel beso que la contraria le dedicó en la frente le hizo llevar su mirada a los ojos de la contraria, oyéndole cuando musitó esas palabras. Devolviendo una mirada soberbia, demostrando que el tampoco daría su brazo a torcer solo por complacerle. – Espero que estés preparada… en realidad no es tan fácil ganar una guerra – Afirmó, viéndole alejarse. Sus orbes purpuras se encontraron posesivos sobre el cuerpo de la fémina, adorando cada movimiento del seductor cuerpo que la misma poseía.
La dama se había retirado, y el joven revolucionario se había quedado en silencio aun algo estupefacto por los últimos actos de la misma. Se relamió el labio inferior, queriendo volver a sentir el sabor de los labios de la fémina, mirando a ningún punto en específico, mientras su mente era la cual divagaba. Dio el último trago a su bebida, acabando finalmente lo que aquella botella de cristal traía en su interior. Dándose un leve momento de silencio para sí mismo. – En verdad estas ganando algo importante pequeño… - Musitó la voz en la conciencia del joven, interrumpiendo su tranquilidad, provocándole un leve mal estar. – Solo son negocios… una pieza más que agregar a la revolución… y a mi propio juego personal – Susurró el pelinegro lo más bajo que pudo para evitar ser oído por los cercanos. Acomodándose en su silla, colocando un rostro serio mientras su mirada se dirigía a la mesa de forma pensativa. – Pues parece que es algo más para ti… - Agregó y finalizó la demoniaca voz en el interior del joven, para luego soltar una pequeña risa, y volver a hacer silencio para dejar tranquilo al revolucionario.
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