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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
Let's take a dessert in the desert [Atenea]
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Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Era mediodía, el sol incidía con la máxima fuerza por estar en el clímax. Los rayos le caían verticales y sentía que la gorra en la cabeza no le servía de nada, aunque era peor ir al descubierto. Llevaba a la espalda una mochila de explorador y vestía con una cazadora azul oscuro y una camiseta blanca debajo, junto a unos pantalones negros y unas botas militares. El calor no le era excesivamente agotador, teniendo en cuenta las temperaturas de Chaos, pero con el tiempo, empezaba a cansarse y todavía no había visto nada. Los pasos se dificultaban cada vez más, la arena casi resultaba dolorosa al golpear contra la piel bronceada del íncubo. Escalar las dunas era una tarea ardua, pero al menos siempre podía salir volando si las cosas se ponían excesivamente feas.
Varias horas después, siendo aproximadamente las cuatro de la tarde, divisó en el horizonte un haz de arena que se movía a gran velocidad: Levantaba una nube terrible, dejando un rastro de tierra removida con violencia. Akatsuki se dispuso a seguir el rastro, con cautela, por si acaso era una bestia enorme, no estaba muy preparado para luchar, sino para registrar datos. Una aleta sobresalía como si de un tiburón terrestre se tratara, no supo como reaccionar, tampoco sabía cómo defenderse de un ataque por debajo.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Parecía estar funcionando y eso era bueno, pero de todas formas seguía completamente perdida y necesitaba hacer algo para salir de aquel sitio inhóspito y sin vida. O al menos eso pensé hasta ver algo parecido a un huracán a lo lejos. En un primer momento pensé que se trataba de una tormenta de arena, cosa que no me hizo absolutamente ninguna gracia, pero después me di cuenta de que estaba concentrado solo en un sitio. Fue entonces cuando fruncí el ceño y agudicé la mirada, pero lo único que pude ver fue una figura oscura unos metros antes de toda la turba.
No sabía si alegrarme por ver a alguien o mantenerme alejada teniendo en cuenta lo que había delante de esa persona y que, probablemente, lo estuviese causando ella. Decidí arriesgarme, fuese quien fuese seguro que sabía más que yo acerca de este sitio. Comencé a acercarme despacio y con bastante precaución y, conforme lo hacía, me iba dando cuenta de que no era esa persona quien estaba haciendo eso. O por lo menos no era un poder, más bien era… Otra cosa. Había algo en la arena, algo con una enorme aleta. Pero eso era imposible, aletas tenían los animales marinos y allí había poca agua que dijésemos. Permanecí quieta a unos diez metros de esa persona, mirando para ver lo que pasaba y rezando para no tener que salir corriendo.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
-¡Hey!- Exclamó, aproximándose hacia ella. -Soy Akatsuki, pero puedes decirme Akki. Estoy tras el monstruo de arena, pero ahora ha desaparecido.
Le tendió la mano a modo de saludo, dispuesto a estrecharle la mano. Por su parte seguiría buscando, solo o acompañado, incluso aunque primero tuviera que llevar a la joven hasta otro lugar fuera del desierto: Sabía por dónde había entrado, él no estaba perdido. Le hizo un signo con la mano, por si quería seguirle en busca de las criaturas misteriosas de la zona. Incluso la brisa cálida y asfixiante se había detenido, todo llevaba a un mal presagio. Sin esperar demasiado a obtener una respuesta, le dio la espalda a la joven, retomando la marcha, incluso con el fin de atraer mediante los pasos a ese tiburón. Varios metros adelante, se le ocurrió pensar que tal vez tuviera sed o hambre y él en la mochila llevaba alimentos, aunque no eran para él.
-Oye ¿Quieres comer? Tengo provisiones en la mochila.
No eran provisiones realmente, sino comida para darle a los monstruos, usarla de cebo, pero claro, no era basura y la podía tomar cualquiera. Con el calor que hacía ahí, incluso los filetes podían cocinarse a la perfección: Bastaba con ponerlos en una superficie sin arena. Ahora no podía ver absolutamente nada más que dunas y más tierra baldía, desolación. Así pasó un rato más o menos largo, en el trepó una de las acumulaciones de arena y desde ese altura, mientras se escurría, sí logró divisar lo que buscaba. Lo señaló, por si la chica quería mirar.
-Llamemos su atención.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Cuando me preguntó si tenía hambre me quedé un poco pasmada en un principio, pero pronto recobré la consciencia y anduve tras él —No, gracias. Solo quería saber si me puedes indicar el camino para salir de aquí. Me parece que me he perdido un poco —. Aunque poco más pude decir al darme cuenta de que estaba concentrado viendo algo. Me quedó totalmente claro en cuanto me hizo señas para que mirase y yo agudicé la vista, detectando algo bastante raro y que jamás había visto antes.
En cuanto pronunció esas últimas palabras no pude hacer otra cosa que mirarle un poco espantada —¿Perdón? —. Como que llamar su atención. ¿Quería que le matasen o algo por el estilo? Yo estaba acostumbrada a pelear con gente, pero el tema de las criaturas era muy diferente. Además, no tenía por qué meterme en ese berenjenal —¿Para qué quieres llamarle la atención? ¿Te parece muy larga tu existencia? —. No lograba entender por qué alguien en su sano juicio querría que un enorme bicho como tenía pinta de ser aquel se le acercase, aunque es cierto que tenía mucha curiosidad, por ello me quedé precisamente.
Me acerqué hasta donde estaba él y miré detenidamente donde me señalaba, esperando los movimientos pretendidos de aquel extraño muchacho. Desde luego, últimamente no hacía más que encontrarme gente rara a cada paso que daba. Igual era yo, que atraía a los inconscientes o a los seres menos normales de todos los reinos.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
-Sí, puedo sacarte de aquí ¿Por casualidad te da miedo volar?
Mientras esperaba una respuesta, se quitó la mochila, para sacar una libreta y un lápiz. Tal cuál se veía, tenía que apuntar datos de todo lo que encontrara, alguien tenía que hacerlo, alguien valiente y decidido. Apenas fue consciente de su forma de hablar, parecía entre molesta y alucinada, pero claro, ella no sabía con quién estaba. Con uno de los hombres más alocados y que hacían cosas arriesgadas casi por diversión. Al colgarse de nuevo la mochila en la espalda, le palmeó un hombro, sonriéndole.
-Hay que recoger datos, nena, sino ¿Cómo se van a catalogar los monstruos en el bestiario?- Se echó a reír, bajando la duna por delante. -Si tienes mucha prisa por marcharte, te llevaré fuera y regresaré. Tú dirás.
Aún así, por el momento pensaba que podía investigar a la primera criatura. Él levantó un brazo, con la palma de la mano abierta. Una esfera azul fue creciendo, hasta adoptar la forma de una increíble lanza de luz celeste. Destilaba rayos de luz suaves y al ser arrojada por el íncubo en dirección al monstruo arenoso, dejó una estela semejante al láser que marcaba la trayectoria: Fue un tiro certero. Aquella bestia salió de las profundidades arenosas con un gruñido penetrante, agudo. Justo como imaginaba, era un pez del desierto, con un morro alargado de cocodrilo.
-No tengas miedo, estoy seguro de que podré con él, además, no quiero matarlo.
La seguridad que tenía era contagiosa, inspiraba fuerza y confianza. Este era uno de los motivos por los cuáles muchos de los soldados con los que había trabajado, seguían respetándole como general en vez de rubinus, aún le llamaban por el título que ya no tenía. Akatsuki, mientras se acercaba el enemigo, escribió rápidamente el aspecto a grandes rasgos e incluso le dio tiempo a guardar la libreta y dejar caer la mochila. Aquella criatura no era demasiado grande, no en comparación a dragones, pero sí que superaba en tamaño a los tiburones comunes.
-Lo único que no me cuadra es que emita gruñidos, pero bueno, son monstruos, no tienen explicación.- Golpeó sus propios puños y se preparó para pelear. -Si tienes miedo, puedes ponerte a apuntar lo que veas que hace.
Hiciera lo que hiciera, él se lanzó a por el adversario, saltándole por encima justo antes de que abriera la boca, impulsándose con la aleta caudal hacia arriba para cogerle. Al caer, le sujetó las mandíbulas con las dos manos, sin miedo alguno, forcejeando. Admitía que tenía bastante fuerza, pero Akatsuki poseía aún más y sentía que si seguía apretando, le partiría el morro. Silbó asombrado, ya que por más que se revolvía no le causaba problemas. Él tenía en cuenta que esto era un pececillo y que seguro que había bestias descomunales a las que no les podría hacer esto.
- Tiburón de arena:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Ante su primera pregunta decidí negar con la cabeza —No, tranquilo, tengo tiempo para admirar todo esto —. Iba a acomodarme detrás de la duna cuando vi que bajaba por ella y simplemente le seguí. Una vez me dijo aquello cogí su mochila y volví hacia atrás, para colocarme en esa misma duna y saqué la libreta que le había visto guardar —¡Todo tuyo! Aprecio demasiado mi vida —. Acababa de darme cuenta de que sí, había una cosa a lo que le tenía miedo: esas cosas. Si todas las criaturas de los reinos, las grandes al menos, eran así, me esperaba un buen viaje.
Respiré hondo, poniéndome un poco nerviosa mientras veía todos los movimientos que ese chico, Akki, hacía. Ese bicho tenía demasiados dientes y demasiado afilados, no entendía cómo alguien estaba tan loco como para hacer algo así, pero al menos ya sabía en qué trabajo no tenía que meterme. Preferí prevenir antes que curar y me alejé un poco más, hasta tumbarme tras una de las dunas, apuntando los movimientos que estaba haciendo esa cosa cada vez que Akki atacaba. Lo cierto es que tenía uno colores bastante curiosos y brillantes, ciertamente era como los pequeños peces que había visto en el mar pero mil veces más grande y con muchos más dientes.
En ese momento fue cuando pensé qué narices estaba haciendo allí. Era ridículo. Estaba con un chico al que no conocía absolutamente de nada, viéndole luchar contra un monstruo al que tampoco había visto en la vida y con muy malas pulgas, y encima me dedicaba a apuntar todo lo que estaba viendo, como si fuese una experta o algo por el estilo. Entre eso y el calor, llegué a pensar que todo aquello era simplemente un espejismo, qué cosas más tontas me pasaban.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
-¡Anota todo lo que puedas!
Le pidió, notándose en el tono de voz la fuerza que estaba ejerciendo. Las palabras habían salido casi sin aire, entre gruñidos. Le dio tiempo suficiente para poder describir por encima a la criatura, pues tampoco quería algo sumamente preciso, solo los rasgos más destacables para identificarlo. Finalmente, el íncubo dio vueltas sobre si mismo, hasta que soltó al tiburón desértico, lanzándolo muy lejos, como todo un campeón de lanzamiento de peso. Imaginaba que podían pasar dos cosas: Una, que el monstruo volviera a por venganza y dos, que se marchara al ver que no tiene oportunidad con esa presa y dada la distancia, fuera lo más coherente, pero claro, los animales no razonan como las personas.
-Bueno, ya tenemos uno.- Le dijo, sacudiéndose las manos y regresando a su lado. -¿Te parece si me acompañas a buscar más tipos, preciosa?
Cogió de nuevo la mochila, adoptando una expresión seria, puesto que al no saber con qué se encontraría, el siguiente paso era andar, andar y andar hasta divisar algo anormal. No había ninguna seguridad de que siquiera hubieran más criaturas, pero él pensaba fervientemente que si, porque sino ¿De qué se alimentaban esos peces? Algo más tenía que haber, seguramente más pequeño, para poder ser cazado. Akki echó a andar con parsimonia, él no tenía prisa, solo algo de calor y la noche no le preocupaba, no teniendo a un dragón en el que refugiarse tranquilamente. A la distancia, no observaba absolutamente nada, el horizonte era cubierto por más arena y una fina línea que lo separaba del cielo.
-El desierto es divertido cuando sabes que vas a poder salir de él en cualquier momento.- Sonrió, volviendo la cabeza hacia ella. -Se me hace curioso cómo cambian las situaciones.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
—¿No crees que volverá? Le has cabreado bastante —. Le entregué la libreta cuando llegó a mi altura y alcé la ceja por la manera en la que tenía de hablarme. Sin duda acababan de desmontarme eso de que todos los hombres eran iguales. En estos reinos a cada cual más extraño y extravagante. Por ahora, este era el más descarado. Por ahora, porque después de mi racha nunca se sabía. Por ello me encogí de hombros ante su propuesta, suponiendo que eso era una aceptación a las bases de lo que acababa de decirme.
Comenzó a seguirle intrigada por cómo pensaba sacarles de allí si cada vez se adentraba más en el desierto —No es tan divertido cuando puedes correr el riesgo de que te dejen tirada. ¿Qué garantías tengo de que no la tomarás conmigo por cualquier razón y declinarás el llevarme? Para mí sigue siendo un sitio seco, lleno de arena y sin el más mínimo interés. No me gusta el calor —. Mis últimas experiencias con desiertos no habían sido buenas, y aquel estaba resultando ser más grande que el anterior, cosa que me preocupaba bastante.
Su último comentario sí que me hizo terminar por no entender absolutamente nada —¿A qué te refieres con que se te hace curioso? ¿Qué situación ha cambiado? Tú sigues buscando bichos y yo sigo en este espantoso desierto. Por cierto, ¿por qué es tan importante lo que haces como para poner tu vida en riesgo? Sinceramente, lo veo bastante absurdo. Si quieres conocer criaturas, ve a verlas, no te leas un libro —. No tenía nada en contra de los libros, al contrario, me gustaban, pero no tenía casi tiempo de ponerme a leer desde hacía mucho tiempo. En ese momento me di cuenta de cuánto echaba de menos poder sentarme en algún lugar tranquilo a leer, sin preocuparme de guardar apariencias o de que me intentasen arrestar o matar.
Akki estaba resultando ser muy peculiar y muchas dudas asaltaban mi mente conforme más tiempo pasaba allí. Como por ejemplo qué era él como para poder mantenerse con ese bicho de la manera que lo hizo, por qué estaba haciendo aquello y si sería peligroso para mí tenerle cerca. Al fin y al cabo no le conocía, no sabía cómo podría reaccionar, y yo no estaba en mi mejor momento desde luego. Eso fue lo que me hizo mantener las distancias, nunca acercándome a menos de uno o dos metros de distancia de su persona. Había algo en él que no me daba buena espina y no pararía hasta saber el qué.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
-Yo nunca abandonaría a una mujer en un sitio así.- Le dijo, riendo justo después. -Te llevaré fuera pase lo que pase. Aún si no confías en mi, yo te lo aseguro y te demostraré que cumplo mi palabra.
Sin duda esa chica era interesante por su extrañeza. Se notaba que estaba indefensa y que lo único que le preocupaba era estar en un desierto, no cualquier otra cosa que pudiera pasar, sobretodo estando con él, alguien que atrae los problemas como un imán se pega a la nevera. Akatsuki era alguien con el que uno nunca podía sentirse tranquilo y relajado. Hablando, en menos de lo que cantaba un gallo estuvieron bien lejos del lugar anterior. Él no estaba muy seguro ni siquiera de lo que había dicho, mucho menos de la respuesta de su compañera.
-Bueno, primero dime tu nombre.- Adoptó una expresión pensativa. Estaba razonando demasiado para ser él. -¿Mm? Pues he pasado de estar solo y aburrido a estar acompañado contigo. Eso es un cambio muy curioso ¿Quién me lo iba a decir, en un sitio así?
Le dieron ganas de animar un poco la cosa, porque a él le gustaba la aventura y qué mejor que causar el mismo los problemas. Se detuvo en seco y miró hacia todos los lados, por desgracia no ocurría como en las películas que coincidía con que era super sencillo encontrar algo interesante. En este caso, su querido Xepher podía llamar la atención de otras bestias del entorno. A él le gustaría ver la destreza en combate de la valkyria, seguro que sabía hacer muchas cosas, como todas las que conocía. Lo llevaban en la sangre, estaba convencido.
-Eres curiosa, en parte como yo.- Hizo una pausa, poniendo la palma de la mano izquierda sobre el dorso de la derecha. -Veamos... Si te apetece ver a un dragón, prefieres verlo en un libro que no ponerte frente a sus fauces a investigar ¿Verdad? Bueno, pues por eso hay que catalogar las criaturas del mundo. No todo el mundo puede plantarse frente a ellas.
Como si su comentario hubiera sido a propósito para asustarla, de la mano derecha salió una nube negra que ascendió hasta convertirse en un inmenso dragón negro. Salió extendiendo sus enormes alas cósmicas y apoyándose sobre dos patas, estirando las otras dos a la vez que rugía. Parecía que aquel dragón leía los pensamientos del íncubo, porque tan pronto vio el panorama, abrió la boca y fue descendiendo la misma hacia Atenea, como si se la fuera a comer. La envergadura de la bestia era descomunal, de varios metros. Eran tan pequeños como el tobillo del dragón.
-Él es Xepher, mi compañero. Junto a él saldremos del desierto, tu supervivencia está asegurada mientras estés con nosotros ¿Qué te parece? Impone ¿Eh? Ni yo podría hacerle algo.
Xepher que, extrañamente podía hablar, se echó a reír con su tono rudo y grave, uno gutural muy áspero. Akki le señaló el horizonte, le pidió que desde su altura divisara algún monstruo o lo hiciera salir con sus rayos láser electrificados. En realidad no eran láser, pero lo parecían por el brillo y la forma que tenían. Un dragón nada convencional y es que lo que más destacaba en él, eran las membranas de sus alas, que representaban el universo en movimiento. Se sentía muy orgulloso de haber podido criar a una bestia así a sus anchas, permitiéndole comer todo lo que deseara, por eso tenía ese tamaño.
-Si tienes mucho calor, ponte bajo sus alas, te refrigerarán mucho.- Aconsejó, guiñándole un ojo. -Deja de preocuparte por un rato, no tienes nada que temer.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Paré un poco la marcha cuando me preguntó el nombre. Me lo pensé por varios minutos antes de volver al paso normal al que iba. No estaba segura de si debía decirlo o no, pero claro, tampoco me sonaba su cara como para preocuparme demasiado, total, si al final moría allí daría lo mismo que lo supiera o no —Atenea. Un placer Akki —. No era normal que yo dijese diminutivos, pero es que ni siquiera recordaba cómo era su nombre completo, así que eso era lo más fácil. Continué hasta casi ponerme a su altura mientras hablaba.
Lo que me preocupó realmente fue lo que hizo a continuación. No me gustaba saber que alguien tenía poderes. Por regla general solían ser más fuertes de lo que era yo con ellos y me causaba bastante desconfianza. Más aun si me lanzaban un enorme dragón a la cara. No pude hacer más que separarme unos pasos de él justo antes de que aquella bestia saliese de golpe. Cuando vi que el dragón se abalanzó sobre mí no pude hacer más que bajar la cabeza y apretar los puños cerrados hacia abajo. Tampoco me dio tiempo de hacer más.
En cuanto escuché aquella declaración abrí los ojos y le miré, bastante cabreada —¿Pero tú eres tonto? Menudas maneras de presentar a mí supuesta “ayuda” para salir de aquí. No me extraña que viajes solo —. Nunca me callaba ante cosas así y esta vez no sería menos. Puede que tuviese que pensar las cosas antes de decirlas, pero no era mi estilo. Me limité a volver a caminar en el sentido en el que estábamos, rodeando a aquel bicho. Claro que me había asustado, y claro que no me gustaban las bestias que eran mil veces más grandes que yo, pero tampoco era de las que mostraban sus miedos o sus inseguridades a gente que ni siquiera conocía.
Había que reconocer que era impresionante que pudiese hacer aparecer y desaparecer a esa cosa, no lo iba a negar, pero tampoco se lo reconocería en alto a menos que fuese estrictamente necesario. Y ante lo siguiente que dijo no tuve más remedio que reírme. Precisamente refrigerio era lo único que no iba a necesitar. Yo ya tenía mi aire acondicionado personal, cosa que tampoco le diría —Gracias por el ofrecimiento, pero estoy bien donde estoy. Mira, no tengo inconveniente en esperar si es que aun tienes cosas que hacer. No pretendía interrumpir tu trabajo. Pero sí te agradecería el poder terminar cuanto antes, me gustaría salir de aquí y seguir con mis asuntos al igual que tú debes seguir con los tuyos —. Sí, estaba empezando a cansarme de seguir a aquel tipo por el desierto. No era mi idea de pasar un buen día.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
-No hay nada, Akki.
La voz de Xepher retumbó en una distancia considerable. Con las quejas de Atenea, no era plan de seguir en este ambiente, así que les dijo a los dos que la expedición a través del desierto se había terminado por ese día. Ya volvería él solo de nuevo. Incluso esta podía ser otra de las razones por las que estar solo era mejor: No tenía que aguantar las quejas de nadie. Había muy poca gente que mirase más por los demás que por uno mismo. A Akatsuki le daba igual sufrir o pasar calamidades, así como poner su vida en peligro por ayudar a otros que lo necesitan. El dragón se recostó un poco, para permitir a los dos subir sobre él. Akatsuki miró a su compañera y le hizo una seña para que subiera primero.
Le echó una mano, por si acaso, puesto que estaba alto a pesar de que se hubiera inclinado ante ellos. Le pidió que se sentara tras los cuernos de la cabeza y se sujetara a dos de ellos, como si fueran las riendas de un caballo. Él se sentó a horcajadas detrás de ella, sujetándose también, a los dos más grandes. Xepher se puso en pie, a dos patas y solo con eso, estuvieron a una altura importante de la que no les convenía caerse. Giró sobre sus patas traseras y estando en la dirección más cercana a la salida, empezó a sacudir las alas levantando un montón de polvo en una nube gigante, parecía que había provocado una tormenta de arena. En pocos segundos dio un salto y comenzó a ascender.
-¿A dónde te llevo? ¿Hay alguna ciudad a la que tengas interés en visitar y esté lejos?
Por el momento, mientras esperaba respuesta, Xepher iba subiendo más y más, lo suficiente para poder ver bien lejos el horizonte. Desde aquí ya podían ver los árboles del bosque oscuro, una zona un tanto peligrosa, pero no con un dragón y mucho menos con Akatsuki. Volaba bastante rápido, con cada impulso de las alas avanzaba un gran cantidad de distancia. Akki se inclinó hacia un lado para mirar abajo, viendo el reflejo del universo en la arena. Los rayos de sol permitían ver la silueta de las alas. Dio un par de toques a la chica para que mirase hacia abajo, aún consciente de que podía pasar miedo, pero aseguró un fuerte agarre con el brazo derecho. Ahora no podía tirarse ni aunque quisiera. Uno no se suelta fácilmente de los abrazos de Akki.
-Me encanta volar, es refrescante y puedes ver el mundo desde otra perspectiva.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Cuando estuve lo suficientemente cerca me quedé mirando al enorme bicho justo antes de ver cómo el chico me tendía la mano. Volví a respirar hondo y me dejé ayudar, aquello no era una tarea que pudiera hacer por mí misma, mucho menos siendo la primera vez. Al estar encima de esa enorme cabeza noté como se me erizaba la piel, pero decidí no hacer caso a mi estúpido cuerpo y agarrarme con fuerza a los cuernos del animal. Lo que no esperaba es que fuese a darme tanta cosa volar sobre eso. Ya había volado otras veces y no había tenido problema alguno, pero claro, nunca sobre un dragón. Eso era algo nuevo para mí. Y después de eso puede que fuese la última vez que lo haría.
Apenas pude escuchar lo que me decía, estaba demasiado concentrada en el ascenso de esa cosa. Decidí que lo mejor era no mirar, el problema era que si miraba al animal y mi cerebro se daba cuenta de donde estaba me pondría aun más nerviosa. Pude llegar a escuchar algo en tono de pregunta y algo de estar lejos, por lo que supuse que me preguntaba que donde iba o algo por el estilo —No lo había pensado. Solo quería salir del desierto y seguir andando para ver hasta donde llegaba. Si tienes alguna sugerencia de algún lugar que esté bien… Mientras no sea de Spatium.
Justo entonces fue cuando ese bicho comenzó su vuelo de verdad, a una velocidad bastante impresionante pero que a mi poco me gustaba. Me agarré más a los cuernos que tenía cerca y mantuve la cabeza hacia adelante, para poder cerrar los ojos sin que el polizón que llevaba detrás no se diese cuenta. Lo peor fue que me cogiese de esa forma justo después de llamarme la atención. Supuse que quería que mirara algo y esperaba, por su propio bien, que lo que estaba haciendo solo fuese por temas de seguridad, porque estando a tantos metros no le convenía enfadarme.
Decidí volver a abrir los ojos y respirar lo mejor que pude antes e asomarme. Mala idea. No me gustaba estar tan sumamente lejos el suelo sobre algo como aquello: un animal sobre el que no tenía control. Casi me echo a reír cuando dijo aquello. Refrescante. Por favor —¿Ah sí? Me alegro por ti. Teniendo un dragón creo que es lo mejor que podías sentir, que te encante volar. Yo personalmente prefiero el suelo. Es mucho más seguro y estable —. En aquellos momentos solo podía pensar en rezar para no caerme o peor, para que aquella cosa no se descontrolase, y poder llegar de una vez a donde fuese. Realmente lo pasaba mal y presentía que el camino se me haría eterno.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
-Pronto pisarás el suelo de nuevo.
Intentó darle conversación para que se distrajera. Decirle que cerrara los ojos e intentara dormir era una estupidez aunque fuese lo ideal para no pasarlo mal durante la media hora de viaje que había hasta Chaos Urbanis. A medida que se aproximaban, los ríos de lava se veían más imponentes y el calor empezaba a sentirse aún desde las alturas. Las murallas de la ciudad defendían la misma y suponían una barrera para el dragón. Podía volar por encima, pero podía ser visto como una amenaza antes de ser capaces de ver al jinete. Ninguno de los dos quería arriesgarse a un peligroso ataque por parte de las fuerzas armadas. La verdad es que él estaba acostumbrado a las temperaturas altísimas de aquel lugar: Su ciudad natal.
-Aterrizamos fuera y ahora vamos.
Informó tranquilamente a la valkyria mientras Xepher descendía en círculos para ocupar menos espacio. Les dejó a un puente de piedra sobre un río de lava de la entrada, era lo único que les separaba. Akki bajó de un salto y se estiró, para luego echarle una mano a su compañera para bajar. El dragón desapareció rápidamente ante el brillo del sello que tenía él en la mano derecha y entonces fue cuando se acercó al puentecito. Una persona normal tendría miedo de pasar, no había donde agarrarse y caer sería la perdición, pues la lava calcinaría hasta los huesos. Era muy estrecho y delineaba un peligroso arco. Ni siquiera era un puente recto, había que tener mucho cuidado a la hora de cruzar, pero él ya lo había hecho muchas veces.
-Cuando lleguemos ¿Vas a querer tomar algo?
Lo preguntaba porque independientemente de su respuesta, él si quería un refresco (que en realidad duraba poco y nada estando frío). Preguntaba más por cortesía que otra cosa y sino quería, él se iría igualmente. Tenía ganas de saborear un granizado de limón, mientras daba un paseo por las calles de la capital. Ahí dentro habían criaturas de lo más extraño, seres con varios ojos, otros con varios brazos y luego estaban los que no tenían ninguna de las dos cosas. Si Atenea pensaba que él era raro, pues solo tenía que mirar a los engendros que habitaban aquí y que a menudo armaban conflictos entre ellos.
-No recuerdo la última vez que vine, tengo que pasarme por mi antigua casa a ver cómo está.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Vaya, un consuelo ver las murallas. Al menos el viaje había resultado un poco más tranquilo de lo que yo pensaba que sería. En cuanto el dragón aterrizó tuve que quedarme un par de minutos totalmente quieta con los ojos cerrados, intentando recomponerme como pude —Odio volar… —. En cuanto conseguí bajarme de allí con la ayuda del muchacho. Me llevé la mano a la boca cuando noté una arcada venir sin control, pero me contuve bien. Al alzar la vista y ver ese puente rodé los ojos. Era exactamente lo que me faltaba, hacer malabarismos.
Decidí adelantarme un poco para agarrarme de su hombro y poder pasar por aquella cosa —¿Hay por aquí algo que consiga recomponerte después de una experiencia que te ha revuelto el estómago? Algo fresco al menos. No sé cómo la gente de aquí puede aguantar este calor… —. Precisamente cuando habló me di cuenta de que él era una de esas personas y todo comenzó a cuadrarme. Desde que me encontré con él había parecido muy cómodo en un ambiente tan caluroso. Le pegaba ser de allí la verdad.
—Así que eres de aquí. Entonces podrás explicarme las costumbres de este reino. Es mi… objetivo. El motivo por el que viajo. Quiero saber cómo piensa la gente de los distintos reinos. Es… Interesante —. Desde fuera tenía la sensación de que era una ciudad imponente y oscura. Aun así las cosas nunca eran lo que parecían y esta ciudad no sería menos. Akatsuki parecía ser amable, al menos hasta ahora lo había sido. Igual era un buen acompañante dentro de la ciudad, además me aseguraba de que no haría nada que no estuviese bien visto por allí.
Re: Let's take a dessert in the desert [Atenea]
Lo gracioso era que, aceptaba la ayuda, pero le trataba mal y eso es algo que pasa factura con el tiempo, pero aún así, la sonrisa del íncubo no se borraba, se mostraba amable en todo momento. Ya en la ciudad, no había peligro de caerse a la lava, por lo que él guardó distancia, como si quisiera devolverle el trato que recibía. No obstante, él estaba jugando con ella, porque tenía el control estando en una de sus zonas. Cruzó los brazos y se puso pensativo, hasta que supo a dónde llevarla.
-Bueno, puedes tomar algo medianamente fresco: Un granizado. Sin embargo, tienes que tomártelo muy rápido porque en segundos el hielo se hará agua.
Le explicó que traían el hielo de Tempus y que debían guardarlo rápido y con cuidado. La mitad de los bloques llegaban medio derretidos, pero conseguían refrigerar una parte. Él no sabía muy bien cómo, pero al menos, en el momento preciso en el que se hacían, sí que se podía disfrutar de unos sorbos bien fríos. El íncubo le dio la espalda a la chica, para empezar a guiarla hasta un pequeño bar. No podía aspirar a que hubieran lugares limpios y hermosos en esta ciudad, así que prefería advertirle de varias cosas, ahora que había preguntado.
-¿A eso te dedicas? Muy bien, atenta.- Le dijo, haciendo una corta pausa. -No mires a nadie a los ojos, ni les sonrías, ni expreses nada. Tú solo mira hacia delante y finge que estás en tu mundo, pero siempre tienes que saber lo que te rodea, por si te atacan. Aquí la gente se pelea por tonterías, por cualquier gesto, mirada, suspiro o queja, aunque sea susurrada. Disfrutan con la destrucción y no dudarán en liarte cuando puedan.
Tuvo cuidado por dónde se metía, mirando siempre que no acabara el camino en un callejón sin salida. Los habitantes de Chaos aprovechaban el mínimo ademán para enfrascarse en una violenta batalla, era lo que más les gustaba, un pcoo de espectáculo, sobretodo con forasteros que no sabían lo que se les podía venir encima. Nigromantes con sus esqueléticas manos y sus ojos brillantes, pero vacíos, como toda su esencia, acechaban para hacerles bailar con la muerte, tal cuál fueran marionetas. Finalmente llegaron al local, medio destartalado, con una puerta de madera carcomida y dentro, un montón de gente de malamuerte. Se acercó a ella y se inclinó para susurrarle al oído.
-Esto es lo mejor que puedes encontrar, que no te oigan quejarte, si es que tienes pensado comentar algo.
Después de hacerle un signo de silencio, fue a pedir los granizados. No tenían tampoco muchos sabores normales, así que decidió pedirle el de limón a su compañera, a no ser que quisiera uno de sangre o de ojos de bestia inmunda. A él se le revolvían las tripas de solo pensarlo y si ella se había puesto mala de volar, pues aquí no iba a mejorar mucho si se ponía a mirar los vasos ajenos. Si seguía su consejo de mirar lo que tiene a dos palmos, todo iría bien. Él vigilaría por ella.
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