TRAMA N° 6.1 - La revolución y la bestia - [20/09/15 - 27/09/15]

por **James Adamska** Dom Sep 20, 2015 12:37 am

Spirit Soul

Trama N°6.1

Reglas de la trama

-LOS POST NO LLEVARAN NINGUN TIPO DE ORDEN, PERO NO SE PERMITE POSTEAR DOS VECES SEGUIDAS.

-ES OBLIGATORIO PARA LOS CANNONS NOVARUM INFERNO POSTEAR EN LA TRAMA. QUIENES NO LO HAGAN PERDERÁN SU PUESTO.

-AQUELLAS PERSONAS QUE PARTICIPEN ACTIVAMENTE EN LA TRAMA RECIBIRÁN 500SL.

-ESTA TRAMA SUCEDE CRONOLOGICAMENTE AL MISMO TIEMPO QUE LA N°6.0.

-LAS BATALLAS SERÁN NARRATIVAS SIN EL USO DE DADOS.

-LA TRAMA COMIENZA EL DÍA 20/09/15, Y TERMINARÁ UNA SEMANA DESPUÉS, EL DÍA 27/09/15.

LISTA DE MIEMBROS DE LA TRAMA

- Frederik L. Damgaard
- Greed Gaziel
- Ryusei Ookami
- Mavra Romanova
- Isela Adramelech Ichinose
- María Sforza
- Saeko Akuma
- Katarina Volkova
- Astrid Dagmar
- Meiko Kuran
- Airin Apple
- Ichinose Takumi
- Adam Benjamin
- Kotarou Takeshi

RESEÑA DE LA TRAMA

YA HA PASADO UN TIEMPO DESDE QUE EL ATENTADO REVOLUCIONARIO AZOTÓ Y DEJO EN DEPLORABLES CONDICIONES EL VALLE CHOCOBO. AL MISMO TIEMPO EN QUE LOS EJÉRCITOS ERAN ENVIADOS HACIA EL MARGINADO VALLE, ALGO ESTABA POR SUCEDER EN LA AHORA LLAMADA "REVOLUTION CITY". EL MISMO LORD DECIDIÓ ENCARGARSE MIENTRAS LOS EJÉRCITOS ERAN DISTRAÍDOS, DANDO RIENDA SUELTA A UNA ANTIGUA Y PODEROSA CRIATURA BAJO SU CONTROL. ESTE MILENARIO SER FUE ENVIADO POR UNA ORDEN DEL MAGNÁNIMO, CON EL ÚNICO OBJETIVO DE CAUSAR UNA DESTRUCCIÓN EN AQUELLA ISLA FLOTANTE, Y ACABAR CON LA VIDA DE QUIENES SE ENCONTRABAN EN LA MISMA. LOS REVOLUCIONARIOS PRONTO DEBERÍAN DE VERSE UNA VEZ MÁS FRENTE A UNA DE LAS MAS GRANDES AMENAZAS DE AQUEL PLANETA, QUE HACE AÑOS HABÍA SIDO DOMADA POR EL SOBERANO DE SPIRIT SOUL.

LAS AGUAS RÁPIDAMENTE COMENZARON HA ALBOROTARSE AL REDEDOR DE LA FLOTANTE ISLA REVOLUCIONARIA, ESTRUENDOS MISMOS COMENZARON A OÍRSE, PROVENIENTES DEL FONDO MARINO, SIN EMBARGO, TODO ESTO COMENZABA ASCENDER, COMO UN TORPEDO ENVIADO A SUPERFICIE. LOS CIUDADANOS HABITANTES DE LA ISLA VOLADORA PODÍAN SENTIRSE A SALVO ANTE LA DISTANCIA QUE LES SEPARABA DE LAS AGUAS, PERO PARA LA CRIATURA QUE LES ASECHABA AQUELLA DISTANCIA ERA MÍNIMA. CUANDO LAS AGUAS LLEGARON A SU PUNTO MÁS DESCONTROLADO, ALGO EMERGIÓ DE LAS MISMAS, UNA CRIATURA HÚMEDA, CON UNA PIEL COLOR VERDE, Y UN TAMAÑO COLOSAL, QUE HACÍA VER A LA ISLA FLOTANTE MINÚSCULA, Y A LAS MURALLAS QUE RODEABAN ESA CIUDAD COMO SIMPLES TIRAS DE PAPEL.

LA CRIATURA NOMBRADA EN CIENTOS DE LEYENDAS, UN SER TAN ANTIGUO QUE MUCHOS LE CREÍAN SIMPLE FANTASÍA, UN SER QUE DURANTE AÑOS HABÍA ESTADO BAJO LAS MANGAS DEL MAGNÁNIMO LORD DE SPIRIT SOUL. AQUELLA BESTIA, CTHULHU, EMERGIÓ DEL OCÉANO, Y CON UNA BRILLANTE MIRADA AMENAZADORA NO DUDO EN COMENZAR SU ATAQUE HACIA LA ISLA, SIGUIENDO LA ÚNICA ORDEN DEL LORD, DESTRUIR. DESDE EL MISMO CUERPO DE LA CRIATURA, UNAS REPLICAS EXACTAS COMENZARON A SURGIR, ASÍ UN EJERCITO DE CTHULHU TAMAÑO HUMANO INVADIERON LA ISLA, AVANZANDO SIN FRENO HACIA LA CIUDAD, MIENTRAS EL COLOSO EMERGENTE DEL OCÉANO SE PREPARABA PARA DESTRUIR COMPLETAMENTE AQUELLA ISLA FLOTANTE.

Imágenes de la bestia:

por **Isela A. Ichinose** Dom Sep 20, 2015 1:33 am

¿Cuánto tiempo había pasado ya desde que se había convertido en una revolucionaria?, realmente no lo sabía con exactitud, pero lo que si tenía en claro es que todo parecía haber sido producto de un sueño o una simple ilusión ocasionada por el destino. Misteriosa como muchas pero orgullosa como pocas, Isela era una mujer que a pesar de su corta edad sabía cómo mostrar su poder sin necesidad de emplear la fuerza bruta…Los diferentes sucesos que transcurrieron en su vida terminaron por pulir una personalidad tan filosa como misteriosa donde en algunas ocasiones, podría llegar a ser una amenaza para sí misma. ¿Qué causaba aquella bipolaridad tan dulcemente escondida o reservada?, lo desconocía…Si podemos asegurar que aquella jovencita de tan solo dieciocho primaveras ya no le temía a nada ni a nadie porque sabía que no tenía demasiado que perder…su corazón, su alma misma estaban condenadas bajo el peso de la cruenta venganza que en algún momento esperaba congraciar contra el Lord.

Desde que había obtenido su puesto como Novarum y segunda al mando, procuraba enriquecer las filas revolucionarias, volverlos fuertes pero por sobre todas las cosas…mantenerles en la mente la idea fija de la no traición, algo que la fémina jamás soportaba a pesar de haber tirado al carajo su promesa de defender el reino de Tempus e incluso ostentó con traicionar a su propio padre en algún futuro, Adramelech.

La orgullosa hibrida se encontraba sentada en una de sus salas preferidas de la construcción que albergaba al gremio, siempre con ese porte seductor pero altivo que tanto la caracterizaba, manteniendo la pierna derecha cruzada por encima de la izquierda y tras poseer el brazo flexionado, su mentón reposaba con delicadeza sobre la palma de la mano. Desde allí la vista era privilegiada, podía apreciar desde las alturas aquella magnífica obra que se erguía como clara muestra de la disconformidad que algunas almas sentía por el monarca…Aquella mirada impasible por momentos se mostraba ausente, como si una parte de ella simplemente se dedicara a recordar o a sentir antiguas motivaciones que la habían llevado a estar al mando de las fuerzas revolucionarias de Spirit Soul…¿Deseaba incluso ocupar el codiciado lugar de su esposo?, no claramente, a pesar de poseer propia sed de venganza, el deseo real de Isela era ayudar al pelinegro en todo lo que estuviera a su alcance para impulsarlo hasta el día decisivo en que volverían a enfrentarse. Siendo su escudo o espada…viviendo o muriendo, no le importaba siempre y cuando Astaroth pudiera llegar a cumplir su meta.

El estruendo repentino fue tal que logró hacerla sobresaltar un poco, su atención prontamente estuvo puesta en el frente y por ese entonces no dudó en ponerse de pie, colocando delicadamente las manos sobre el borde de madera para inclinarse cuidadosamente hacia adelante. Estupefacta…eso era poco decir cuando la escena entre bizarra y peligrosa empezó a tomar forma frente a sus ojos, simplemente dudaba si lo que estaba viendo era real…la ciudad de los opositores estaba siendo invadida y atacada por criaturas que jamás había visto ni en sus más bizarras pesadillas. La sorpresa reflejada en su rostro solo podía ser comparada con el desagrado que esto le ocasionaba, su ceño se frunció levemente, siendo solo cuestión de segundos para que esos hermosos orbes violáceos con reflejos celestes se tornaran de un intenso tono carmín que denotaba peligrosidad en su máxima expresión.

-¿Qué se supone que está pasando?, ¿Qué clase de atentado deliberado es este?- Murmuró en un tono bajo de voz pero filoso, con atisbos de rencor al mismo tiempo que colocaba el pie derecho justamente en el borde del saliente de madera. Aquella postura estilizaba aún más la delicada figura de la hibrida, quien por ese entonces llevaba puesto un pantalón de color blanco, ceñido al cuerpo y un chaleco que dejaba al descubierto tanto cintura como vientre, también sus brazos…aquella pálida pero tersa piel sin imperfecciones que tanto gustaba de llevar al aire libre. Sus cabellos sueltos ondeaban gracias a la brisa, profiriendo un encanto casi hipnótico a la imagen de la revolucionaria que de buenas a primeras se encontraba disgustada.

-¡Hades!- Ordenó con severidad pero sin perder ese tono diabólicamente envolvente en su forma de hablar, sonriendo mínimamente cuando el pequeño felino negro se hacía visible y automáticamente era rodeado por llamas y oscuridad, rugiendo con la misma agresividad que su especie era capaz de mostrar. –Que ni uno quede en pie- Sentencio de forma autoritaria para finalmente lanzarse al mismo vacío tras un certero impulso.

Su cuerpo comenzó a caer con gracia y soltura, casi siendo una obra de arte idéntica a la de los felinos que en proceso de una caída iban rotando su cuerpo para lograr una mejor postura al culminar. Toda la figura de la revolucionaria comenzó a rodearse por llamas al igual que su mascota, quien aterrizó primero y en posición de ataque estaba listo…Gruñía…gruñía con agresividad e incluso esos orbes dorados como el mismo sol parecían refulgir, sedientos por dejar fluir toda esa energía acumulada.

Las llamas del cuerpo de aquella muchacha fueron incrementándose y en el momento justo en el que aterrizo tras un certero derrape, permaneció de cuclillas en el suelo, con la mano derecha entre medio de las piernas…Sonreía levemente, puesto que la fortuna la había favorecido al caer próxima a una de esas criaturas. No lo dudó….realmente no dudó un solo instante en extender su mano libre para dejar escapar una llamarada frontal, a la espera de los acontecimientos a seguir…

por **Astrid Dagmar** Dom Sep 20, 2015 8:32 am

Desde que comenzó a trabajar por su cuenta, la frecuencia con la que Astrid pisaba Revolution City fue disminuyendo. Pasó de vivir prácticamente allí, a visitarla un par de veces al año, quizá tres veces, y su estancia no duraba demasiado. Unos cinco días atrás, ella había decidido volver a regañadientes, principalmente para ayudar con un encargo a un viejo conocido que precisamente también estaba de paso en el lugar.

Por suerte, lograron cumplir con su trabajo en menos tiempo de lo esperado, así que acordaron que cada cual se iría por su lado hasta que volvieran a requerir de la ayuda del otro. Astrid tenía claro que quería marcharse cuanto antes, pero se había quedado una noche más en una posada para poder descansar como debía. Después de una semana ajetreada era lo que más necesitaba, sin duda.

Al día siguiente se apresuró para prepararse para la partida. Tampoco parecía que estuviese huyendo, más bien, evitaba ir a un ritmo demasiado relajado. ¿Para qué quedarse más tiempo? Pese a seguir de acuerdo con los dogmas revolucionarios, ya no se sentía a gusto estando cerca de algunos de ellos, en especial de los más estrictos. Hacía ya mucho tiempo que había dejado de sentirse como parte de ese círculo.

Cuando se dispuso a pagar al dueño de la posada, un tremendo fragor atravesó toda la estancia, seguido de constantes temblores que zarandeaban el local como si fuese una maqueta de cartón construida por un niño. Dejó las monedas en la barra, sin pararse a contar si ese era el dinero que tenía que entregar, para después correr a asomarse a una de las ventanas y comprobar qué estaba ocurriendo. Aunque parecía ser que al dueño no le importaba demasiado y también tenía su atención centrada en el tumulto exterior.

”¿Qué…?” Ni siquiera fue capaz de completar la frase mentalmente, puesto que no daba crédito a sus ojos. Unas bestias de aspecto infernal corrían por las calles, atemorizando a los transéutes, aunque algún que otro valiente decidía plantarles cara para tratar de reducir la amenaza que acababa de asolar la ciudad, sin ton ni son.

Salió por la puerta sin decir nada más. Aquellos callejones eran estrechos, por lo que no dejaban ver demasiado – pero lo que sí se podía ver por encima de los edificios era el semblante monstruoso de una fiera de aspecto idéntico a las demás, pero mucho mayor de tamaño.

Si algo sabía era que no podía huir sin más. Al fin y al cabo, a pesar de que la mayoría de los habitantes de la ciudad podían combatir, sabía perfectamente que había otro porcentaje de población que era indefensa, o que simplemente, no podría hacer frente a la situación. Por no decir que quizás hubiese algún que otro visitante.

Antes de poder decidir cualquier cosa, uno de los monstruos dobló la esquina próxima a la posada, dirigiéndose en línea recta hacia donde estaba parada Astrid. Pudo reaccionar rápidamente, desenvainando su cimitarra para poder defenderse de la bestia e intentar al mismo tiempo darle algún golpe certero. Parecía ser que la partida que tenía planeada iba a retrasarse más de lo esperado.

por **Airin Apple** Dom Sep 20, 2015 9:42 am

Quien le habría dicho, a esta joven, que acabaría viajando en un avión para visitar la ciudad de Revolution City, la cual se encontraba sobrevolando los cielos de Spirit. La curandera había tenido que viajar a este lugar para llevar unas hierbas medicinales a una de las boticas de la ciudad, que se habían quedado sin suministros y al oír sobre el trabajo de Airin, contactaron con ella para que acudiera con todo el arsenal de hierbas medicinales que pudiera llevar.

No era un encargo complicado para la pequeña pelirroja, además le pagaron bien por ello. Al acabar su encargo, iba camino hacia una posada donde pasaría la noche, ya que su siguiente vuelo no saldría hasta el día siguiente.

Rumbo al lugar, un estruendo sonido acompañado de una vibración, que hizo retumbar todo el suelo por el que caminaba, hizo que cayera al suelo, tanto ella como otros ciudadanos.

La gente comenzó a gritar y a salir corriendo al comprobar lo que provocó el temblor y la joven de ojos verdes observó una horda de monstruos marinos que iban destruyendo todo a su paso. Lo mejor que podría hacer Airin es buscar un refugio para que los ciudadanos estuvieran a salvo. La joven conocía parte de la ciudad por un mapa de la ciudad que se trajo y se encontró con un pasaje subterráneo con el que los ciudadanos podrían estar a salvo si acudían a ese lugar a refugiarse, el cual se encontraba en el centro de la ciudad.

—¡Atención! Acudan al refugio subterráneo en la plaza central de la ciudad. Allí podrán estar a salvo.—gritó la pelirroja a la gente que pasa por su lado.

Los ciudadanos iban corriendo a esa dirección, mientras que Airin al ver correr a una joven que había reconocido fue detrás de ella. Esa chica sacó una cimitarra con intención de luchar contra el monstruo.

—¡Astrid! Que casualidad.—dijo la pelirroja jadeando a su lado—. He mandado a los ciudadanos a un refugio. Te ayudaré con mi magia de curación. No es muy efectiva, pero te ayudará algo.

Airin se colocó más atrás de Astrid, a una distancia en donde ella no fuera atacada y estaría atenta por si tenía que curar en algún momento, a ella y a otros guerreros que se iban acercando para atacar a aquellas bestias que iban apareciendo por la ciudad.

por **Ryusei Ookami** Dom Sep 20, 2015 11:42 am

Se me hacia gracioso como, conociendo gente que trabajaba para el gobierno, yo tuviera que estar pisado territorio que era declarado oficialmente como parte de la revolución. Gracioso era, pues en realidad para mi eso poco era de importancia, dado que estaba mas que nada el hecho de que yo soy neutral en cuanto a los conflictos, siempre y cuando me dejasen tranquilo y no me molestaran con esa mierda de unirme a tal o cual bando. Alisa bien lo sabe, después de todo, que yo quiero mantener mi libertad y capacidad para moverme por todos los lugares del mundo sin peligro a ser molestado.

Ayudaba, también, que pudiera defenderme y que mi control sobre el Núcleo Maestro hubiera crecido hace poco. De hecho, hasta donde yo recuerdo no he logrado encontrar a alguien con quien poner en practica el nuevo nivel de control adquirido, pues mi mejor amiga/posible novia estaba ocupada con no-se-que trabaja en Tempus, algo acerca de uno esfuerzos de ayuda humanitaria dirigido a unas victimas de atentado, o algo por el estilo. Y yo... yo tenia mi propio trabajo del cual ocuparme. Que de hecho acabo de terminar y, por lo tanto, podía ir con total tranquilidad a los puertos para tomar el navío que mas rápido saliera del lugar y volver a mi casa en Chaos, esa que comparto con Alisa.

Como nunca he estado en la isla, nunca he podido saber si esos temblores que se sentían de tanto en tanto eran cosa normal, mas considerando que se trataba de una isla flotante y que podían darse tal vez por el hecho de que hubiera turbulencia en la atmósfera. Tampoco como que le he preguntado a las personas que viven aquí, de todos modos, porque no tenia la suficiente familiaridad como para hacer esa clase de preguntas.

Lo bueno es que las respuestas se pondrían a la vista muy pronto.

-¿Que demonios...?-Me pregunté a mi mismo, incrédulo por la visión de enorme tamaño que estaba apareciendo en el cielo, salido del mar que estaba bajo la isla. Una visión de tentáculos, posiblemente escamas y alitas de dragón en la espalda junto con una mirada de mal humor legendario, manteniéndose de... ¿pie? de tal manera que mas parecíamos hormigas que otra cosa a su lado-Me tienen que estar jodiendo. ¿¡Que mierda es eso!?

Oh, no lo tomen como que estaba asustado por ver algo así. Claro, estaba aterrado por lo que el bicho ese podría hacer si decidiera en algún momento querer aplastarnos con su enorme manota, pero la cosa es que mi creciente sonrisa delataba un sentimiento mas primigenio que el miedo, algo que anidaba desde mi nacimiento en lo mas profundo de mi alma: El deseo de medir fuerzas contra un oponente poderoso, alguien que pudiera poner mi piel de gallina y que fuera mucho mas fuerte que yo. Lo bueno es que esa sed de batalla iba a poder ser aplacada, pues del calamar-dragón-persona habia dejado caer cual pulgas un mar de mini calamares-dragón-persona, que invadían en estos momentos la isla... Hehehe, ¿Lo captan? "Mar", como el lugar de donde vino el calamar-dragón-persona mayor.

Escuchar un grito cerca me ha sacado de mis pensamientos, denotando que hay personas en riesgo porque no todos los revolucionarios eran combatientes activos, lo cual es algo seguro. Dudo que, en cierto sentido, incluso los niños peleen contra el Lord si a eso vamos. Por eso, habia mucho mas en juego que una simple pelea para conocer mis nuevos limites: Había que pelear para defender a personas que solo estaban con sus seres queridos, personas que querían vivir de otra manera y que por eso estaban apartados del mundo. Con un rápido chasquido de mis dedos, ocho esferas negras aparecieron a mi alrededor de la nada mientras yo caminaba lentamente en dirección al primero de los monstruos que habia aparecido, uno que estaba luchando contra dos mujeres, de las cuales solo la de cabellos azules combatía. La otra, una pelirroja, estaba detrás observando atentamente.

-Korose, Gudödama.-Fueron mis únicas palabras, enviando mis ocho esferas de energía oscura a que hicieran impacto en la espalda del monstruo de manera secuencial, tanto para dañar como para bajar su guardia y que sea presa mas fácil de la peliazul.

por **Greed Gaziel** Dom Sep 20, 2015 3:19 pm

Como la mayor parte del tiempo, el revolucionario se encontraba disfrutando del día en su bar, disfrutando el ir y venir de sus negocios, intentando recordar el rostro de sus clientes, ya que esas personas eran su principal fuente de dinero en estos tiempos. El avaricioso daba un sorbo a su botella cristalizada de cerbeza, y mientras esa agradable bebida recorría el paladar del pelinegro, un estruendo o temblor logró sacudir incluso aquel establecimiento, Aurum Avaritia, el cual se encontraba cercano al centro de Vi Tenebris, la ciudad amurallada.

En el momento en aquellas estruendos perturbaron la tranquilidad del joven pelinegro, este dejó su bebida en la mesa de madera que le correspondía, y alzó una mirada filosa a sus empleados presentes. - ¿Que se supone que ha sido eso?- Alzó la voz el pelinegro, como si exigiera la respuesta a aquello, o como si los hombres frente a él tuvieran la culpa. El revolucionario, había aprendido a ser un líder de mano dura y autoritario para sus trabajadores, ya que era la única forma de mantenerse sobre ellos, y estar seguro de que ninguno cometería alguna estupidez en su contra.

Cuando ninguno de esos hombres pudo dar la respuesta, pero aquellos estruendos continuaron, el pelinegro frunció el ceño, y con una mirar bastante serio se levantó de su lugar. El revolucionario fijó sus orbes purpuras en las puertas del local, y colocando sus manos en los bolsillos comenzó a caminar de forma imponente hacia las calles de Revolution City. - Mantenga la actividad diaria, no hay razón por la que no hacer negocios - Musitó el joven avaricioso, como una orden para sus empleados, sabiendo que la mayor parte de los mismos eran Revolucionarios Soldados, razón por la cual no debería desobedecer una orden del Novarum Inferno.

Sin embargo, cuando el revolucionario abrió las puertas principales y sus orbes se encontraron con la realidad, no pudo evitar fruncir aún más el ceño, y gruñir por la bajo ante la imponente presencia de aquella criatura colosal. - Hellgar, Diablo - Musitó el pelinegro, sin quitarle la vista de encima a aquel ser que se alzaba con un tamaño inimaginable. Al instante siguiente, de entre las sombras del lugar surgieron un par de criaturas, ambas mascotas de Gaziel. Por el lado izquierdo del joven pelinegro, un Lobo Alfa asomaba, criatura de pelaje negro, y cuernos amenazadores sobre su cabeza, junto con una cola con terminación en flecha, y unos orbes rojos brillantes. Greed echó una mirada al Lobo Alfa, con total autoridad, pues de su amo se trataba. - Quedate en Aurum Avaritia, asegurate de que el lugar no sea alcanzado por nada, es una orden soldado - Afirmó y ordenó el pelinegro, para con total seguridad volver su mirada al frente, mientras el Lobo se volteaba hacia la entrada del bar, desde donde cuidaría el lugar. Para continuar, Greed miró a su diestra, donde una criatura de penumbras de mostraba altiva e imponente. Aquella pesadilla, oscuridad en totalidad, con la capacidad de galopar al flote, era el soldado más fiel al revolucionario, y estando el pelinegro consiente de eso se daba la libertad de dejarle libre entre las sombras de la ciudad. - Diablo, nos dirigiremos a donde está la acción, algo dentro de mi no quiere perderse la oportunidad de cortar un par de cabezas - Musitó el revolucionario, dejando ver una sonrisa sádica sobre su rostro, al momento en que sus orbes purpuras se bañaban de una tonalidad rojiza.

Sabiendo la batalla que se aproximaba, el humano no dudo en dejar a su segunda conciencia a cargo una vez se había asegurado de que Hellgar se ocuparía de defender el lugar. - Perfecto Diablo, es hora de que la maquina de matar se divierta un poco - Comentó aquel ser demoníaco que habitaba dentro de humano, dejando ver una sonrisa de soberbia al tiempo en que subía a la montura de la pesadilla.

Tras un galopar después, el revolucionario pudo notar a aquel grupo de criaturas, que parecían imitar la imagen del enemigo colosal. Deteniendo el andar de la pesadilla, el revolucionario bajó colocando sus pies sobre el suelo, con el mentón en alto y de forma orgullosa buscando con su mirada a un objetivo, entre todo lo que sucedía en el lugar. Sabiendo bien lo que sucedía, la pesadilla no tardó en alejarse, perdiéndose entre las sombras del lugar, al momento en que su amo avanzaba de manera calmada hacia esas criaturas.

Las manos y brazos de pelinegro se vieron cubiertas de aquel escudo definitivo, que mediante las moléculas de carbono de su cuerpo convertía su piel en graféno, un muy duro graféno, que formaba unas garras en las extremidades del joven, lo suficiente afiladas como para ser temidas. Mostrando una sádica sonrisa, el pelinegro aceleró su andar, para comenzar a desenfundar su sable que ocultaba tras su espalda. Empuñando con firmeza el mismo, Gaziel comenzó a correr hacia una de esa criatura, para realizar un corte hacia el brazo del mismo en cuanto llegó a su posición. Sin dudarlo un poco, el pelinegro arrebató a la criatura de su extremidad, logrando que la sangre del mismo comenzar a vertirse por el lugar, haciendo que unas gotas de la misma llegaran a manchar las oscuras ropas del joven avaricioso.

por **Ichinose Takumi** Dom Sep 20, 2015 5:29 pm

Descansando su vista se encontraba el magnánimo y letal líder revolucionario por aquellos momentos, sentado en su escritorio el cual se ubicaba en medio de su oficina la cual a su vez se ubicaba en el piso más alto de aquel amurallado gremio. Desde allí la aguda y sumamente afilada vista del revolucionario controlaba los acontecimientos de todo el lugar, el cual no había abandonado ni una sola vez desde que la reparación de la ciudad había sido terminada. Al ser el la cabeza de aquella inmensa revolución y la persona con mas alto rango en la isla debía ocuparse incluso del menor detalle para lograr que todos estuvieran a salvo en el momento en que aquel inservible monarca atacara junto a todo su ejército. Pues era bien sabido que el egocéntrico dictador no dejaría que las cosas quedaran como habían terminado la última vez, los revolucionarios deberían esperar atentos a su contraataque pues golpearía con fuerza y de forma destructiva.

Aquel hombre con suficiente poder como para acabar por si mismo con todo el ejército revolucionario era una persona a la que no había que subestimar y eso, Astaroth lo comprendía mejor que nadie desde el castillo, donde se había asegurado de no volver a luchar batallas inútiles en las que no podría vencer. Por esta razón, tras tomar Capital City y convertirla en Revolution City el azabache comenzó las modificaciones de la misma. Estas, para suerte propia habían finalizado el día anterior. Sin embargo, el revolucionario no se enteró de los acontecimientos que sucedían hasta que el temblor comenzó a despertarlo, notando como su escritorio y las cosas que allí habían comenzaban a moverse debido a los temblores que el gigante ocasionaba en la isla. Para el, las cosas eran claras, y no le tomó demasiado descubrir quién en todo el planeta tendría la capacidad de domar una bestia de aquella índole.

-Así que comienzas a mover tus fichas viejo… ¿Por fin notaste que tu ejercito es débil y frágil? Me temo que tu pequeña mascota tampoco será capaz de mucho. –Afirmó el líder de los hombres libres de la revolución mientras llevaba su mano hacia el teléfono y marcaba el primer número en su línea interna. La llamada fue contestada por uno de sus subordinados más confiables.

-Levanta la muralla, y que los soldados comiencen a disparar a la criatura. También quiero que envíes soldados a las zonas interiores, parece ser que una multitud de crustáceos se han colado en nuestra ciudad. –Afirmó el demonio observando aquel panorama desde su ventana.

Cuando finalmente colgó el teléfono la ciudad comenzó a temblar una vez mas, sin embargo, esta vez era producto de la gran muralla que se levantaba a su alrededor protegiéndola momentáneamente por lo menos de aquella inmensa bestia. Cada 5 metros a lo largo de aquella estructura se podían ver unos inmensos cañones que servían de protección ante ataques externos y que esperaban a ser montados por revolucionarios para atacar a aquel monstruo. Por su parte, el revolucionario tomó su chaqueta y se la colocó sobre el torso desnudo en el cual llevaba únicamente su cruz dorada. Tras aquello comenzó a bajar en el ascensor del gremio hasta llegar al piso subterráneo donde guardaban los vehículos y montó rápidamente su gran motocicleta negra. Finalmente, tras dedicar una última mirada al lugar comenzó a conducir a toda velocidad hacia el lugar del enfrentamiento. Y aunque aún no estaba seguro de donde se encontraban los Novarum o algún miembro del VI Tenebris, estaba seguro de que los hallaría allí donde hubiera algún tipo de conflicto.

por **Meiko Kuran** Dom Sep 20, 2015 6:45 pm

-Genial, menuda forma de despertarme-. Dijo la demonia estirándose de la cama, se oían unos ruidos tan fuertes que la habían despertado de su profundo sueño.
De un salto se levanto de la cama y decidió asomarse por la ventana que había en la habitación principal de la ostentosa mansión.
No veía nada, solo gente corriendo despavorida y gritando - ¿a venido Justin Bieber a Revolution City o qué? dijo la fémina con tono sarcástico y burlón mirando al gato.

Como los ruidos cada vez iban a más y por la habitación no veía nada, fue a asomarse a la terraza de la parte trasera, corrió las cortinas y abrió las puertas, no podía dar crédito a lo que estaba viendo.
-¡Oh.. Shit! ¿Que cojon... es eso?-.
Dijo la muchacha frotándose los ojos ante la bestia que tenia en su campo de visión.
Estaba relativamente cerca de su zona, exactamente en las calles de los comercios destruyendo todo a su paso.
Sin apenas tiempo para pensar se puso unos vaqueros rotos, una camiseta de tirantes blanca y las botas militares, metió a su gato en el refugio del sótano que tenia la mansión, cogió varias armas del almacén y salio echando ostias por la puerta principal.

Se coloco las shuriken a ambos lados de las caderas, llevaba tantas que apenas cabían en las fundas, también agarró dos dagas que se puso en los muslos, una a cada lado de los mismos y por último una Katana que había comprado recientemente y aún estaba practicando con ella, pero decidió llevarla por si acaso.
Se puso a correr en dirección norte, donde se oía más ruido, la bestia había arrasado con todo a su paso, por lo que era relativamente sencillo seguir su rastro.

De pronto Meiko se paro en seco, había algo pisandole los talones muy cerca de ella, miro hacia todos los rincones de la calle y se escondió debajo de un camión blindado para ver mejor de que se trataba.
A pesar de todo parecía que fuese lo que fuese aquello no había notado la presencia de la demonia.
Saco el comunicador para saber la posición de los demás -Revolucionaria de élite Meiko Kuran, me encuentro cerca de la Bestia, espero ordenes. Dijo la muchacha mientras pensaba - Si tardan mucho en contestar, en cuanto me de la espalda le intento atacar con alguna de mi habilidades.

por **Saeko Akuma** Dom Sep 20, 2015 7:27 pm

El tiempo había pasado tan rápido que la demonio apenas ni lo había notado, pero todo lo acontecido desde que salió del mismísimo infierno de Chaos hasta ahora, había marcado su vida de manera considerable.
Tiempo atrás en aquel pasado que le rondaba por las noches a pesar de que su sueño estaba siempre acompañado por su dios de cabello rojizo, Saeko se despertaba para recordarle día tras día el por qué ella estaba ahí.
Había hecho de la revolución su cometido, su razón de existencia, pero ni mucho menos porque le importara el maldito Lord o la gente que no estaba de acuerdo con los caprichos estúpidos de aquel grandote mimado, la revolución lo era todo para ella porque su hermano era La Revolución y ese si que era un dios verdadero fuente de todos sus propósitos.

Fuera de lo cotidiano que podía ser para Saeko, aquel día había tenido un molesto trabajo el cual no tenía ni la menor gana de realizar, pero tras haber estado pendiente de aquella especie de mudanza a Tempus que gente del gobierno había estado realizando desde tempranas hora de la mañana, había vuelto a Revolution city para descansar un poco.
Cuando entró en la instancia la revisó como siempre tenía costumbre, caminando sigilosa por aquellas paredes impregnadas de la esencia, del poder de cada uno de los que consideraba su familia. A través de las sombras se iba moviendo su estilizada figura, confundiéndose con la negrura de la oscuridad que acariciaba el lugar.
Todo parecía estar en regla, en silencio ya en sus aposentos, desprendió su cuerpo de aquella ropa que apestaba a sangre pro gobierno, por culpa de un encontronazo con un desgraciado que había pensado que tenía alguna oportunidad con ella y se dispuso a darse una ducha que limpiara su formado y fibroso cuerpo, quitando aquella suciedad roja de su blanca piel. Pero a pensar de aquella relajación, algo perturbó la relajante ducha de la novarum y con las manos apoyadas en la pared y la cabeza algo baja dejando que el agua cayera sin mas, abrió sus ojos al sentir aquella enorme presencia mágica. A los pocos segundos todo se agitó obligando a la novarum a clavar sus especiales y metálicas uñas en la pared en que se apoyaba.

Solo bastó unos segundos para que saliera con total tranquilidad del baño y con el cuerpo apenas seco, se vistió con tranquilidad, sin prisa pero sin pausa alguna, colocándose las media de liga, sus kunais, su falda negra abierta en todo un lateral, su top básico de color negro, su katana y sus botas de tacón de acero. No había tiempo que perder, aquella cosa apestaba a la magia del enemigo de su familia y era cuestión de tiempo que su hermano saliera de la instancia y con total seguridad su cuñada había sido la primera en ir a enfrentar a esa fuerza extraña. Usando sus sombras subió a lo mas alto de la instancia, observando con una ceja arqueada como aquel monstruo llenaba su ciudad de bichos asquerosos como él. El solo hecho de pensar que una cosa de esa podía verter su aliento en su cuñada la asqueó en lo mas profundo y sin dilación alguna observó su brazalete que la conectaba a Fred y caminó hacia el borde de la cornisa lanzándose al vacío sin mas, haciendo aparecer sus alas de demonio en mitad del vuelo, buscando la energía de su cuñada que no estaba lejos de ella y divisando como su hermano salía en uno de sus vehículos especiales. Sabía cual era la orden de su hermano al menos de momento, una orden que tenía que ir por encima de cualquier otra y esa orden era ser la sombra de Isela, así que nada mas que la divisó descendió a su lado en silencio, desenfundando su katana, tomando una distancia prudencial pues conocía el gusto de su cuñada por divertirse con cosas así.

por **Greed Gaziel** Dom Sep 20, 2015 8:08 pm

El avaricioso revolucionario concentraba sus energías en luchar contra cada uno de aquellos cabeza de cefalópodo. Su sable rápidamente comenzaba a bañarse de la sangre de aquellas victimas, que eran desmembradas para sufrir el dolor antes de que el pelinegro atravesara sus torsos, o les cortara la cabeza, decapitándoles en un acto de velocidad que consumía una parte de sus energías humanas. Cada vez que el avaricioso lograba dar fin a una de esas criaturas, otra se postraba intentaba detenerle, haciendo que para la vista del revolucionario aquello no tuviera fin, y comenzando a notar que estaba malgastando sus energías luchando con aquellos seres, cuando la verdadera amenaza sería el gigante coloso que se alzaba tras la isla.

Sin embargo, toda la sed de sangre del demonio habitante del cuerpo de aquel joven revolucionario era saciada, y aunque la misma no tuviera fin, Gaziel sería incapaz de negar que estuviera disfrutando de lo que el podría considerar un ejercito de bolsas de carne. El revolucionario se reconocía a si mismo como uno de los más fuertes en las filas de la revolución, pues con cierta soberbia el mismo había alcanzado su lugar escalando cada pilar desde que se unió como un soldado. El mismo estaba consiente de sus habilidades y sus límites, pues más de una vez se había puesto a prueba contra las criaturas mas temibles de Spirit Soul, como aquellos legendarios dragones en las montañas de chaos, que para esta altura no eran más que simples peones a la vista de un alfil.

Desde la vez en que el pelinegro pudo observar el poder del tiránico Lord, se había propuesto aumentar sus fuerzas, y así fue, reconociendo sus debilidades se empeñó por mucho tiempo tener ahora un basto arsenal de habilidades, además de una vitalidad envidiable, sin mencionar el sin fin de subordinados y fieles soldados con los que contaba al alcance de su mano.

Sabiendo que no era la personas mas poderosa en esa isla, el revolucionario comenzó a notar el cansancio en su cuerpo humano, un jadeo comenzó a surgir de su persona, y un ceño fruncido se remarcó mientras terminaba de cortar la cabeza de uno de esos enemigos, manchado nuevamente sus ropas. - Greed... Tenemos que mejorar la resistencia de este cuerpo... - Susurró el pelinegro para si mismo, de una manera casi inaudible, mientras dejaba soltar un largo suspiro, preparándose para un cambio de aires. - Estas criaturas son demasiadas, débiles, pero demasiadas - Agregó alzando su mirar, cargando su sable en su hombro, mientras con sus orbes rojos y un mirar afilado echaba un vistazo a la situación de los alrededores. - Necesitaremos algo de apoyo - Finalizó el muchacho, dejando ver una amplia sonrisa sobre su rostro, de alguna forma alegre de poder hacer uso de su próximo movimiento.

Tras revisar un poco en el bolsillo de su pantalón, el pelinegro tomó una pequeña bola de cristal, del tamaño de una canica, que dentro llevaba un diseño de un poco de nieve, representante del amenazador frío capaz de dejar a sus enemigos, tan helados como el reino de Tempus. Sosteniendo aquella canica con firmeza, el pelinegro dio un salto, y cuando se encontraba en la mayor altura que se permitió, lanzó aquella bolilla de cristal hacia el suelo, provocando que la misma se rompiera, generando el escape de un aire helado, junto con un poco de neblina blanca, que acompañaba la invocación de su tercer soldado, y el más fuerte de todos aquellos.

El amenazador hombre de nieve se vio fuera de su prisión, y el revolucionario aterrizó con firme sobre la espalda del mismo. Black Frost, una criatura mágica, poseedora del elemento hielo, que aparentaba ser solo uno de esos muñecos de nieve que los niños construyen, sin embargo, este vil ser mantenía una expresión aterradora, y un poder sorprendente, junto a sus personalidad completamente destructiva y casi indomable. - Black Frost, parece que tenemos aquí una situación de tu gusto, todos estos hombres calamares son nuestros enemigos, y como tu amo y señor, te ordeno que los apartes de mi camino - Musitó el revolucionario hacia su mascota, aquel hombre de nieve distante de ser amigable era un guerrero sádico y destructivo, superando incluso a su propio amo. Por aquellas mismas razones el helado guerrero mostró una atemorizante sonrisa y acompañado de una risa malévola comenzó a avanzar, arrastrado su frío cuerpo en dirección a donde el gigante amenazaba.

A pesa de carecer de pies, el "Evil Snowman" no era una criatura lenta, pues con velocidad se desplazaba, sin freno pues poco le costaba helar el aire a sus alrededores para de igual forma helar y congelar a quien intentara darle freno, o si era necesario, incluso crear afilados picos de hielo que atravesaban a aquellas criaturas.

Sin haber visto al resto de Novarum Inferno por las cercanías, el pelinegro asumió su propia orden, llegar a la fuente del problema, y exterminar el problema, pues supondría lo mismo se pasaría por la mente de sus compañeros.

por **Mavra Romanova** Dom Sep 20, 2015 9:27 pm

El día había empezado tranquilo para la joven convicta, su estancia en aquella isla era del todo satisfactoria, especialmente ante la cercanía de aquel revolucionario que le había tendido la mano. No pudo evitar sonrojarse ante el recuerdo de aquel avaricioso hombre, en su vida se hubo sentido de una forma tan cursi y estúpida, deseando poder taladrarse la cabeza si volvía a recordar la manera en que ambos se besaron en la bodega. Un pesado suspiro escapó de sus labios, necesitaba despejarse, por lo mismo había salido del bar a dar una vuelta, pensar en su nueva vida y la forma en la que pudiera dar apoyo a los revoluconarios, sin embargo, aquel pensamiento fue cortado por un estruendoso temblor, y la bestia que se alzaba en la lejanía. Mavra se sorprendió, no recordaba haber visto un monstruo de tal tamaño, incluso superaba por creces la altura de los dragones más temibles que aún surcaban los cielos de Spirit Soul.

Se retiró rápidamente, debía ver que Aurum Avaritia se encontrara aún en condiciones, notando como un par de mini-bestias, parecidas a la más grande, caían en la isla con un fuerte golpe. Chasqueó los dientes cuando uno de esos pequeños monstruos la miraron fijamente, persiguiéndola en su camino al bar. Revolucionarios soldado se movieron con rapidez a atacarle, permitiéndole dar vuelta a la esquina donde estaba su ahora hogar. Logró observar como Gaziel se retiraba del lugar, el cual se encontraba en perfectas condiciones... y sonrió. Si su hombre iba a la batalla, entonces ella tenía total libertad de hacer lo mismo, después de todo las edificaciones de esa área aún no habían caído.

Volvió hacia atrás, donde los soldados aún intentaban detener a la bestia con mucha dificultad, y ella, observándole con su dragónico mirar, no dudo ni un momento en lanzar una potente llamarada, a pesar de no estar aún en sus mejores condiciones después de haber estado durmiendo por muchos años.

—La cosa grande es el problema— soltó ella, tronando los nudillos mientras que de su espalda salían aquellas escamosas alas negras que la caracterizaban como una semidragona, volando con rapidez hacía donde se encontraban el mayor número de mini-bestias.

Al alzar el vuelo, pudo notar como toda la isla se encontraba bajo ataque, no entendiendo quien podría ser el causante de tanta destrucción, pues Mavra ignoraba por completo la guerra sin cuartel que había entre los Novarum y el Lord. Notó entonces al pelinegro pelear, divirtiéndose ante cada golpe que asestaba, mordiendo su labio inferior ante lo excitante que se veía.

—Gaziel— susurró sensual, ocultando sus alas y dar una pirueta, cayendo sobre uno de los monstruos al reforzar su pierna derecha con escamas negras y estampándolo así contra el suelo —¿Tu copito de nieve necesita ayuda?— preguntó con una cruenta sonrisa, reforzando esta vez su brazo derecho con escamas.

Los calamares eran interminables, pero Mavra no dudo en pelear, sin embargo, le era imposible desplegar sus habilidades de fuego, temiendo derretir a la mascota del hombre, por lo que solamente utilizó su fuerza bruta, potenciada por su sangre dragónica.

—Ardes en deseos de asestarle un golpe al calamar gigante, ¿cierto?— se detuvo, pero su brazo reforzado atravesó el pecho de una bestia que se acercaba por detrás, además de tener al hombre de nieve como apoyo —Llévate a copito contigo si lo deseas, querido, puedo encargarme sola de todo esto— su sangre de dragón seguía hirviendo ante la masacre realizada por el pelinegro, pensando entonces en el festín que ella misma haría cuando el hombre se hubiese retirado, porque lo necesitaba, su propio cuerpo lo pedía a gritos.

Y así, riendo con cierta locura y sus ojos dorados brillando a la espera de más muerte, decapitó limpiamente con el brazo izquierdo, sin reforzarlo, a un mini-calamar que intentaba tomarla por detrás. Su sangre de dragón se encendió nuevamente, deseaba pelear con el monstruo más grande, pero en ese momento las calles se encontraban intestadas de muchas versiones miniatura, por lo que ese era su lugar, y su misión: no permitir que se acercaran a Aurum Avaritia.

por **Airin Apple** Lun Sep 21, 2015 8:35 am

La ciudad flotante había sido atestada por una horda de monstruos marinos que había arrasado con parte de la ciudad. Varios revolucionarios salieron a defender su ciudad, acabando con parte de esos monstruos, pero el problema no eran ellos, si no uno más grande, al cual vio Airin como los Novarum iban hacia el, lanzando cañones de fuego.

La pelirroja, agarró un arco y un carcaj con varias flechas para comenzar a atacar a los enemigos menores y poco a poco iba acabando con ellos. Desafortunadamente, varios monstruos atacaron a la joven con uno de sus tentáculos, pero esto no la iba a detener. Puede que no fuera una revolucionaria, además de ser la primera vez que iba a esa ciudad, pero no veía nada bueno en que una horda de monstruos atacara esa ciudad, en la cual además recibió buen trato.

Airin se iba defendiendo lanzando una flecha tras otra. Mientras los demás revolucionarios se encargaban de lanzar hechizos mágicos o eran apoyados por sus mascotas.

De repente, observó Airin, como unas esferas aparecían sobre uno de los monstruos al que Astrid estaba atacando. Miró a su alrededor y cerca de ellas había un joven moreno. No tenía mucha pinta de ser revolucionario como Astrid, la pelirroja lo vio como un joven normal.

—Gracias por la ayuda.—le dijo Airin entre jadeos—. ¿Entiendes tú porque han podido aparecer los monstruos?—dijo mientras lanzaba una flecha a un monstruo que se estaba acercando a ella.

por **Astrid Dagmar** Lun Sep 21, 2015 9:43 am

A Astrid le daba la impresión de que aquellos monstruos estaban reproduciéndose continuamente. Había logrado zafarse del primero a pesar de que fue más duro de roer de lo que pensaba, pero después surgían más, como si fuesen sustitutos programados para cubrir su plaza en batalla. Estuvo a punto de resbalarse varias veces, debido al rastro viscoso que dejaban las bestias en el suelo. Por no decir que poco a poco, al fallar en esquivar algún agarre o golpe o forcejear, ella misma también estaba empezando a llenarse de esa baba de mal olor.

Después de asestar el último golpe a uno de ellos, se detuvo durante unos escasos segundos para poder respirar. Oyó una voz conocida tras de sí, por lo que trató de echar un vistazo con el rabillo del ojo. Era una joven curandera a la que había conocido hacía relativamente poco.

- Airin, - respondió. Tenía la boca seca y la respiración forzada. Esbozó una sonrisa cansada, como si quisiera dar las gracias de manera silenciosa por la ayuda que estaba ofreciendo. Le indicó con un gesto que se mantuviera alejada, pero parecía ser que Airin ya suponía que debía hacer eso antes de que le dijera nada.

Al mismo tiempo, otra bestia placó contra Astrid, que por alguna razón no pudo esquivarlo. Cayó de espaldas y estaba en evidente desventaja, pero aún así lograba defenderse de sus golpes mientras trataba de quitárselo de encima. Fue entonces cuando notó que el monstruo bajaba la guardia – parecía estar siendo dañado por algo que ella no podía ver muy bien, por la espalda. De este modo, aprovechó para asestarle un último espadazo. La bestia se desplomó sobre ella, provocándole una mueca exagerada de desagrado. Lo echó a un lado bruscamente, seguido de un gruñido, para después levantarse.

Se dio cuenta de que quien había herido a la fiera por la espalda era un joven moreno con quien Airin estaba hablando. – Gracias a ambos. – No había tenido la oportunidad de decirle a la pelirroja verbalmente que estaba agradecida por su ayuda, así que vio un buen momento poder expresarlo a la vez que al chico. – Quizás… deberíamos asegurarnos de que estos bichos no ataquen el refugio. – Le costaba hablar debido a la respiración forzada, pero se las arregló para dejar caer la sugerencia.

por **Greed Gaziel** Lun Sep 21, 2015 2:03 pm

Sin siquiera la necesidad de recibir una orden de su amo, el evil snowman detuvo su destructivo andar cuando reconoció la presencia de la semidragona. Con la llegada de aquella mujer al campo de batalla, el revolucionario le obsequió una mirada junto con una gran sonrisa en su rostro. Por unos momentos los orbes rojos del joven pelinegro volvieron a tomar la tonalidad purpura que acostumbraba. Esto era debido a que la personalidad humana del joven era aquella que tenía sus deseos puestos en la mujer, y aquello fue razón suficiente para que Greed echara una completa inspección al atractivo cuerpo de la rubia.

Por un momento había logrado dejar de pensar en todos aquellos calamares, de los cuales su mascota se encargaba rápidamente sin moverse de su lugar, el pelinegro tenía toda su atención en la atractiva mujer y sus palabras, pero sobretodo en la forma tan sexy en que la misma desplegaba en batalla. Sabía que Mavra tenía las capacidades para encargarse de esas criaturas, y ella tenía razón en algo, Gaziel estaba completamente deseoso de golpear al gigante. – Confío en que puedas encargarte de cuidarme el trasero, preciosa – Musitó el revolucionario, caminando para bajar de la espalda de su hombre de nieve.

- Haz tu mejor trabajo con estas cosas, y cuando todo se calme, te pagaré por toda tu ayuda – Musitó Greed, con una mirada avariciosa hacia su mujer. Greed se hubiera quedado un poco más con la rubia, pero el demonio en su interior se estaba impacientando, y la revolución seguro le estaba esperando.

Gaziel volvió hacia su evil snowman, escalando la espalda del mismo, dejando que sus orbes cambiasen a ese tono rojizo hambriento de una batalla. Volteó su mirada por última vez, y observó a la rubia con un rostro totalmente decidido a cumplir su cometido. – No tomara mucho de mi tiempo, una criatura como esa es incapaz de frenar toda la revolución que hemos causado, volveré pronto, y espero verte en una pieza, confío en que cuidaras de toda la ciudad mientras me encargo de aquello – Pronunció el pelinegro, con cierta seriedad, pero total seguridad en sus palabras.

- Vamos Black Frost, acompañemos a los cañones al otro lado de la muralla – Musitó el Avaricioso poniendo su mirada nuevamente la frente. La maléfica criatura helada dejó oír una tenebrosa risa, y con aquello comenzó a avanzar hacia al frente, en la dirección que el revolucionario había indicado, arrasando con cuanta criatura se encontrara en su camino.

por **Adam Benjamin** Lun Sep 21, 2015 2:54 pm

Aquel día, el joven Mayordomo obtuvo por suerte tiempo libre para poder entrenar su magia negra al aire libre. Estaba Revolution City, lugar donde todo revolucionario entrenaba, trabajaba, vivía al margen del Gobierno y mantenía una saludable vida con sus familiares, convirtiéndose en grandes guerreros y haciendo mejor lugar del que era esta gran población. Por supuesto, a Adam ni si quiera le importaba lo que hiciera cada uno de los residentes de la zona, le daba igual los sentimientos, acciones, evoluciones, trabajos de todos y cada uno de ellos, a excepción de sus Amos, pues solo vivía y trabajaba para ellos, únicamente eran ellos y nada más. Estaba esforzándose, lo notaba… se percataba del aumento de sus músculos, la ligereza de su cuerpo y la habilidad y eficacia en la que se desarrollaba su dominio con la magia oscura, era algo de lo que, personalmente, se enorgullecía; sin embargo, sabía que aún le quedaba un gran camino por recorrer… solo era cuestión de tiempo.

El leve comienzo de lo que se había convertido en un temblor de gran importancia había sido suficiente para detener el ejercicio del pelinegro. Una sombra de gran… no, de coloso tamaño, se tragaba poco a poco Revolution City, Adam no daba crédito a lo que veía con sus propios ojos. Sorprender al Mayordomo era tarea extremadamente difícil, no mostraba sentimientos, no mostraba emociones, no sentía miedo, pánico, fobia, desprecio, se trataba de un ser sin alma para cualquier otro que no lo conociese, pero, fácilmente podría haberse contradicho esa idea si alguien hubiese visto el rostro del muchacho. Aquellos ojos vacíos abiertos como platos observaban sin descanso aquel monstruo del tamaño mayor al de una montaña, sentía asombro por encontrarse cara a cara con tal bestia inmunda que acechaba la ciudad sin esfuerzo, provocando el horror en toda persona indefensa o de débil estado mental o física; era cierto que nadie capacitado podría enfrentarse a dicha “cosa”. Por una vez en su vida, entendía los sentimientos de las personas... aunque haya sido por un corto periodo de tiempo, pues volvió a su estado original una vez entendió la situación.

Un aura de tonalidad oscura nacida desde las palmas de su calzado, invadía con lentitud el largo cuerpo del pelinegro; sus ojos de color carmesí se habían tornado a un tono violeta brillante, pues había activado de inmediato su magia. Escuchaba los gritos despavoridos de la gente, solo veía personas corriendo hasta el cansancio y sangre, sangre provocada por las réplicas de tamaño humano que atacaban sin descaro y sin pestañeo a los habitantes. Benjamin comenzó a andar despacio en dirección a las mini bestias, estaban atacando el lugar que sus Señores habían tomado con esfuerzo y trabajo con ayuda de otros revolucionarios… una misión, que por desgracia no había podido realizar junto a ellos por determinados motivos; no toleraba tal atrocidad e insulto contra Takumi e Isela. Quería dirigirse a la posición donde se encontraban, pero antes necesitaba realizar un poco de limpieza, Revolution City necesitaba estar limpia de parásitos.

El aura había engullido por totalidad su cuerpo, pero este siguió avanzando y ascendiendo hacia el cielo hasta una distancia considerable del terreno, creando por consecuencia, una extraña y deforme nube negra de grandes dimensiones de la que, a continuación, cayeron soldados sombras del pasado -15, para ser exactos- portando distintas armas cada uno. – Ya saben lo que hacer… – Adam notaba como una pequeña parte de su energía había sido eliminada, notaba cierto leve cansancio en su cuerpo, pero aún no era extremo como para dejar la batalla. – …no me decepcionen. – Entre gritos espectrales y rudos, el grupo comenzó a desplazarse con velocidad, encargándose cada cual de los cosos, creando un camino para su amo oscuro.

Comenzó aquella inesperada guerra contra el arma del Gobierno.

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

TRAMA N° 6.1 - La revolución y la bestia - [20/09/15 - 27/09/15]

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater