[TRAMA] INAUGURACIÓN DE CAPITAL CITY (FESTIVAL) - TRAMA N° 5

por **Jhonatan Alexander** Sáb Jun 06, 2015 3:38 pm

Spirit Soul

Trama N° 5 - Inauguración de Capital City (Festival)

Reglas

-Los post no llevaran ningun tipo de orden, pero no se permite postear dos veces seguidas.

-Es obligatorio para los cannons postear en la trama. Quienes no lo hagan perderán su puesto.

-Aquellas personas que participen activamente en la trama recibirán 500sl.

-Las batallas, en caso de haberlas, serán mediante el uso de dados.

Reseña de trama

Durante algunos meses la isla estuvo cerrada y en ella se encontraban trabajando unicamente arquitectos de tempus, spatium y chaos. Los rumores del exterminio comenzaron a viajar por el mundo. Aunque algunos saben la verdad de lo sucedido, la gran mayoría cree que el soberano les protegió de una amenaza inminente de salvajes. Actualmente, la isla acaba de abrirse al publico bajo el nombre de Capital City una zona neutral donde conviven seres de los tres reinos. Las casas de aquel lugar se han regalado a las personas mas necesitadas, otras se han comprado por personas de clase media y algunas han sido adquiridas por los nobles mas adinerados. Hoy, es el dia en que comenzara el gran festival para su apertura, comida, espectaculos, fuegos artificiales y mucho pero mucho alcohol los espera en esta gran fiesta que hará historia. Si bien el Lord no acudirá a la misma, los custos dei han sido llamados para que hagan de seguridad, pues ninguna persona de los tres reinos ademas de ellos o el lord tienen autoridad en aquel territorio neutral.

Tramas (leer exploración y conquista)

Integrantes de la trama

Akatsuki Ousawa
Isela Adramelech Ichinose
Derek Stiles
Atenea Gladius
Andrew M. Hale
James Adamska
Ichinose Takumi
Daemon Strömberg
Greed Gaziel
Mikhail Novgorod
Kanu Doragon
Saeko Akuma
Juliet Irina
Memeran Anarchy
Szandor LaVey
Matthew D' Gray
Arky
Frederik L. Damgaard
Kvothe Arliden
Makise Kurisu
Annaya Dross
Andrew Gearhold
Vincent Valentine
Ichinose Tokiya
Bartolomeo
Gissel Gremory
Jin Minamimoto
Veil Eterngard
Heydar
Arno Mireault
Eros Morningstar
Yamato Kurosawa
Ichigo
Erlikh Blackwood

por **Juliet Irina** Dom Jun 07, 2015 2:19 am

Desde que había escuchado los rumores de la apertura de la isla conquitada al público,le pareció la oportunidad perfecta para encontrar las respuestas que había estado buscando desde que decidió tomarse un descanso del ejército. Nadie sabía que clase de cosas podía haber en ese lugar y ella aún conservaba la esperanza de encontrar algún sobreviviente nativo de la isla. De alguna manera, en su cabeza, tan enojada como estaba, sentía que los encontraría enjaulados y torturados, en lo alto de sus propias casas y en las esquinas de las plazas. Cada vez que pensaba en aquella imagen, sentía unas inmensas ganas de llorar por solo pensar en lo que aquella revista decía sobre la masacre en la isla. Ella misma no había escuchado nada de primera fuente, lo que también sería algo que encontrar en aquella reunión. En su mente, aquello no era una celebración en absoluto...

El día llegó con rapidez en la impaciencia de saber lo que encontraría. En primera instancia había decidido que pasaría lo más desapercibida posible, pero terminó por optar por utilizar un sencillo vestido en el color que más le favorecía: el rojo. Era un modelo corto, que llegaba un par o tres de dedos por encima de las rodillas y que resaltaba bellamente el color de su piel y el rubor de sus mejillas. Mientras esperaba a la aeronave que le llevaría desde su vivienda en Spatium Urbanis a la nueva isla flotante, se peinaba el cabello con los dedos, sin deshacer su alta coleta ni despeinar su cabello.

Tras abordar la aeronave, se relajó mientras el viaje se llevaba a cabo. A medida que se acercaba, su tensión anudaba más en su estómago, volviéndose casi insoportable. Ahora ya no podía justificar sus actos como parte del ejército, y aunque nunca lo había necesitado, tampoco podría salir impune en caso de cometer alguna injusticia. Ahora tenía que cuidar de su imagen más que nunca, formando una esfera de neutralidad y prepararse para lo que llegase. Aún se encontraba en el filo de la espada, debía estabilizarse antes de hacer cualquier cosa, y eso implicaba mantenerse neutral y tranquila durante toda aquella celebración o dar media vuelta para regresar a casa.

A su llegada, la isla se veía iluminada y pacífica. Festiva era la palabra más adecuada. Mientras caminaba con las calles la recibieron ofreciéndole copas de vino y alcoholes varios, de los cuales tomó una copa de champán, del cual bebió un sorbo en agradecimiento y continuó caminando sin probarlo de nuevo. Capital City era una amalgama de posibilidades. Casas pobres, medias y adineradas se iban mezclando entre sí a medida que caminaba entre las calles de la isla flotante. Era tan pacífica y alegre que de no estar tan renuente a divertirse, estaría gozando de verdad en aquella celebración tan mágica. Mientras caminaba por una de las calles, llegó a una gran plaza, si es que eso era, pues alrededor había bastantes árboles y por todos lados había gente bebiendo y riendo de historias. No había rastro alguno de las historias que había leído y le habían contado, lo que le hacía sentir aún más desamparada de lo que se habría sentido al ver a los nativos esclavizados. Se habían encargado de ocultar bien las huellas de cualquier tipo de violencia en aquel lugar y solo quedaba esperar a ver lo que la noche revelaba. Si bien nuevos muros no hablaban de historias viejas, personas sí contaban sus anécdotas, y habiendo alcohol la lengua se soltaba en muchas ocasiones.

Con una suave sonrisa serena y dulce, comenzó a caminar mezclándose entre la muchedumbre mientras el sonido de sus tacones le abría el paso y le ganaba las miradas de algunas personas. Aunque por el momento no había nadie conocido, sí había muchas personas que parecían poseer algo más que riquezas y felicidad: quizás información. Tratando de aparentar un semblante festivo, siguió caminando, dando otro sorbo a su copa para bajar el trago amargo que había tenido al ver que aquella ilusión había sido fabricada bastante bien.

Vestido

por **Bartolomeo** Dom Jun 07, 2015 11:12 am

Me encontraba navegando cuando los rumores sobre la isla que había sido atacada brutalmente por la gente del lord, esta vez no se hablaba de asesinatos sino de la cara contraria. Se haría una reapertura de la isla y no como slogan pero se decía que era un lugar lleno de oportunidades para todos los tipos de clases de bolsillos.-Bien, quizás haiga bolsillos adinerados que revisar…-Dije riendo un poco y cambiando el rumbo del dead King hacia algo que aun no aparecía en ningún mapa conocido.
También me había enterado que algo más que obvio pasaba ahí, solo el lord y los perros que poseía podían poner autoridad en ese desconocido territorio, lo cual solo marcaba la diferencia que el viejo creía que había entre él y las demás personas.

-Quiero a todos atento, esta vez 15 vendrán a caminar las calles conmigo y el resto cuidara del barco!- Dije levantando una jarra muy grande repleta de cerveza en modo festivo, tenía pensado traer algo de dinero de ese viaje, o al menos divertirnos un poco.
El día estaba con muy pocas nubes que no llegaban si quiera a obstruir el gigantesco sol, el viento era leve por lo cual no teníamos problemas para navegar además de eso no estábamos muy lejos de la isla, pero nos quedaba poca luz de día por lo que yo calculaba que llegaríamos al anochecer.
No especulaba mucho sobre lo que sería porque realmente poco me interesaba, esas tierras tenían tesoros y el viejo estúpido había llegado antes que yo, eso… eso si me fastidiaba. Ahora no había nada que buscar en esa isla, se había apoderado de todo, solo me quedaba hacerme de unas joyas o algún vehículo.

El viaje transcurría de forma natural y no había errado en mi palabra puesto que el sol se estaba ocultando y la isla no estaba muy lejos de nosotros. Mi gente se preparaba con una sonrisa en el rostro, tal como debía ser, por mi parte me mantenía tranquilo no quería desenfocarme de todo lo que venía ocurriendo ya que mi cabeza estaba siendo buscada por todos lados, al igual que los revolucionarios y memeran, aunque hacia tiempo no los veía sabia que los encontraría en este lugar.
-Bien es hora de anclar, vamos bajando gente!- Dije con la voz elevada por lo que ni uno dudo en ya comenzar a retirarse del barco y pisar finalmente tierra firme.
Comenzamos a caminar por la ciudad pero no había nada que realmente me llamara la atención, si bien había casas de distintos valores el rico seguiría siendo rico y el pobre una lacra para la sociedad, eso no lo cambiaria una casa por medio.
-Caminen un poco yo iré a aquel bar- Dije para encaminarme a una vieja choza con un cartel que no pude distinguir por la poca iluminación que este poseía, hasta los bares pobres se diferenciaban por algo. La isla me parecía una basura.

por Invitado Dom Jun 07, 2015 5:02 pm

Un empujón me despertó del letargo en el que me sumí cuando empecé a mirar el paisaje desde aquella especie de nave. Nunca había viajado en un barco que volase y era interesante ver cómo subía para poder llegar a nuestro destino, la capital. Me había costado bastante poder convencer a aquel odioso hombre de que me dejara viajar con ellos, teniendo como consecuencia que solo me aceptase si ayudaba a limpiar toda aquella mugre. Sinceramente, creo que solo fue una excusa barata para tener una fregona gratis, pero mientras me llevase no tenía problema. Por eso mismo le miré mal cuando me dio aquel codazo para que dejase de mirar las nubes y me pusiera a limpiar.

Mientras escurría aquel mocho no podía evitar pensar en lo rara que había sido la mañana y lo eufórica que estaba la gente con aquella fiesta en lo alto de la isla. Al parecer no hacía mucho tiempo había ocurrido algo que terminó por destrozar el complejo, detalle del que no estaba enterada, como era normal, y que hacía que todo el mundo me mirase de forma extraña cuando preguntaba por el motivo de aquella desgracia. Saqué la fregona del cubo y seguí moviéndome de forma enérgica a la vez que respiraba hondo para no partirle el palo del utensilio en la cabeza a los bestias que no paraban de molestarme con sus silbidos y sus tonterías. Los tíos eran todos unos borregos, cada vez me quedaba más claro.

Cuando, al fin, llegamos a la isla no tardé ni dos minutos en bajar de aquel cochombroso trozo de madera flotante y me adentré en la ciudad. Conforme avanzaba más me costaba pensar que aquello hubiese sufrido daño alguno, pues todo estaba impecable. Había incluso tiendas abiertas al público. Me quedé mirando una en concreto que vendía lo que parecían ser pasteles con formas extrañas y me quedé un poco atontada al verme reflejada. Hacía muchísimo tiempo que no me compraba nada de ropa, con lo poco que tenía me bastaba, pero estaba harta de llamar la atención de todo el mundo y decidí que lo mejor era comprar algo un poco más… Algo menos… Bueno, el caso es que mi mejor opción fue aquella especie de kimono rojo con los bordes blancos que me llegaba un palmo por encima de la rodilla con dos picos que caían a los lados. Me veía rarísima, pero eso era mejor que la pequeña coraza y el cuero, que además daba un calor espantoso.

Suspiré y fruncí un poco el ceño. No me gustaba ir con la cara al descubierto, no estaba cómoda, pero si precisamente no quería que nadie me reconociese un cambio total era la mejor opción. Al recordar eso no pude evitar mirar con cuidado hacia los lados para comprobar si conocía a alguien. Cuando me percaté de que esto no era así decidí continuar andando para adentrarme en la ciudad. Cada vez veía a más gente y a más personas con bandejas repartiendo varias cosas, supuse que para promocionar el producto del lugar. No pude evitarlo y cogí una copa, la iba a necesitar. No me gustaba estar en medio de tanta gente, era tremendamente agobiante.

Empecé a beber mientras andaba, lo que tuvo la consecuencia más normal del mundo: que me diese de lleno con la espalda de otra persona y casi me rompiese los dientes con el cristal de la copa —Jo… der…. —. La aparté lo más rápido que pude y me eché la mano a la boca para poder comprobar si me había hecho alguna herida y calmar el dolor agudo que tenía en las paletas inferiores. Eché un rápido vistazo a la persona con la que me había chocado, una chica joven, menos mal. Llega a ser un tío fuerte y barbudo y como para salir corriendo en aquella jaula de grillos —. Lo siento mucho… ¿Te he hecho daño? —. Obviamente ahora me sentía mal. Lo bueno es que estaba bebiendo vino, así que si la había manchado no se le notaría, total el vestido también era rojo. Fue entonces cuando me fijé en que parecía que íbamos a juego y no pude evitar que me hiciese gracia. A decir verdad era una chica bastante guapa, muy acertado el vestido desde luego —. De verdad que lo siento, no tendría que beber mientras ando.

por **James Adamska** Dom Jun 07, 2015 5:24 pm

Ciertamente el pelirrojo tenía sus propios intereses para poner sus pies nuevamente sobre esas islas en las cuales había apaliado a una muchacha hasta arrebatarle la vida, sin dudas fue una experiencia vacía, su oponente no fue lo suficientemente fuerte como para hacerle sudar, y no había tenido la batalla emocionante que esperaba, aquella miembro guerrera de los Zoe había muerto por si tribu sin saber que James quien le había arrebatado la vida no era parte de los conquistadores que intentaban arrebatarles su libertad. Se había llevado un par de recuerdos del lugar, gente muerta, el olor a sangre, la arena manchada de rojo, el fuego arrasando aldeas y el grito de niños débiles sin poder escapar al destino que el Lord les había marcado. Estas cosas no le molestaban en lo más mínimo, los actos inhumanos de las tropas de Lord vistos por sus propios ojos no habían dejado secuelas ya que él no creía que el soberano de mundo debía justificarse, solo había demostrado tenacidad en sus decisiones y ahora James estaba deseoso por saber que habían logrado con esa Isla, ya sabía de lo que había salvado a Spirit Soul, pues los Zoe no era una amenaza, ahora quería saber para que necesitaba aquel monarca el control de la Isla, no buscaba justificar al Lord para nada, solo quería saber que tanto podía lograrse derramando algo de sangre en el campo de batalla. Aquello no era todo lo que se llevó del encuentro con la Isla Dorada, la guerrera Zoe a la que se había enfrentado le había llamado al semidragón “Dios de fuego” haciéndole crecer su ego aún que también tuvo la experiencia de haber recibido un beso de la misma justo antes de que la mujer guerrera perdiera su vida. Para nada el semidragón lamentaba haber causado aquello, el buscaba un oponente fuerte y la mujer había intentado detenerle, fue su opción el no quitarse del camino y querer enfrentarlo, ella había decidido que fuese así por lo que el semidragón mantenía su conciencia limpia.

No fue gran trabajo para el mismo llegar a esa Isla, mucha gente usaba vehículos voladores, otros tomaban portales desde Tempus y algunos del reino del Caos arribaban en sus dirigibles. Tal como lo había hecho la primera vez, cuando la Isla aún era habitada por los Zoe, James había entrado en la zona de carga de uno de los dirigibles viajando cómodamente entre algunas cajas de madera que seguro deberían suministros para la fiesta que se celebraría en aquel lugar. Guardando el silencio entre una siesta finalmente el dirigible dio la señal de aterrizaje y James junto a Ocelot se prepararon para su escape. De su bolsillo, el semidragón tomó una pequeña caja de metal con un botón en el centro de una de sus caras, el felino entró rápidamente a las ropas del pelirrojo, James presionó el botón y dejó la caja en el suelo aparatándose unos pasos de ella. Rápidamente la caja comenzó a desarmarse para convertirse en una motocicleta supersónica, tecnología de punta directo desde Tempus que el semidragón tomó como recompensa de un trabajo. James no tardó en subirse a la misma, preparando todo para su escape, bajó sus gafas, aquellos goggles que solía llevar en la frente ahora los puso sobre sus ojos pues necesitaría cubrir su vista del viento cuando acelerara esa motocicleta, luego solo esperó a que la puerta trasera se abriera para retirar la carga.

No tardó mucho, unos soldados de chaos parecían ser quienes lo abrieron y se llevaron una gran sorpresa al oír el motor de la motocicleta acelerar. James mostraba su sonrisa orgullosa, listo para darse a la fuga, los tipos finalmente divisaron al semidragón sobre su motocicleta y el pelirrojo solo murmuró. – Aquí vamos… - Uno de ellos gritó detente, pero era estúpido ordenar aquello, James aceleró la motocicleta y salió de allí tan rápido como pudo, tomando la calle rápidamente sin dejar de acelerar y esquivando varios vehículos rompiendo gran cantidad de normas de velocidad para finalmente detenerse al encontrarse con lo que parecía ser una plaza principal con bastantes árboles y mucha gente andando por la misma, parecía haber llegado a tiempo y ya era momento de darle una mirada a la Isla para comprobar los cambios. James acomodó nuevamente sus goggles sobre su frente, volvió a guardar la motocicleta en forma de caja metálica en su bolsillo y sacudió algo de tierra de sus ropas, alzó la vista y comenzó caminar observando las cosas con cuidado.

James parecía cualquier otro de esas personas ricas que rondaban el lugar, aunque ciertamente destacaba bastante, para comenzar estaba su cabellera roja y su forma de moverse al igual que su postura que lograba delatar completamente su falta de modales. Como siempre, llevaba zapatos negros, pantalones igual de oscuros, una camisa blanca y un saco negro, combinación que le iba tan bien y se sentía tan a gusto con la misma. Todo la parecía demasiado diferente, siquiera había un rastro de la Isla verde que recordaba, se veía como cualquier otro lugar de los reinos y para nada parecía que alguna vez en aquel lugar hubiera habido una masacre de esas dimensiones. – Vaya vaya, parece que el Lord sabe muy bien como cubrir sus manchas – Comentó el pelirrojo en lo que su gato asomaba desde sus ropas y escalaba hasta su hombro para contemplar con sus ojos el lugar.

por **Kanu Doragon** Dom Jun 07, 2015 9:38 pm

Permanecía en su despacho terminando un trabajo que se le había encomendado de reconocimiento. Podía hacerlo en otro momento claro que sí, pero la semidragona odiaba dejar trabajo por hacer, para ella el refrán de "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" era casi una doctrina a seguir. La puerta de su pequeño despacho sonó tres veces. -Adelante. -Indicó Kanu a la joven que estaba asignada como asistenta de la misma, una chica la cual ella misma había pedido, ya que no a veía apta para realizar otras tareas en la base militar en cambio, las administrativas parecía estar hechas para ella perfectamente. -Vicealmirante ya tiene listo su traje oficial, he terminado todo si quiere puedo quedarme para ayudarla.
La semidragona negó mientras terminaba de pasar unas anotaciones dentro de los archivos informáticos -No es necesario gracias, puedes retirarte a descansar -Pronunció Kanu solo levantando un segundo la vista de lo que hacia, para despedir con una sonrisa agradable a la joven.
Le provocaba una pereza enorme el tener que acudir a aquel evento. Le gustaban las fiestas, pero claro que te inviten para ir a trabajar, era algo un tanto extraño. Fuera como fuese era trabajo y debía hacerlo, aunque para eso tuviera que sonreír, saludar y permanecer alerta de que todo fuera bien sin que se notase. Pero alguien de Tempus tenía que ir y claro...para eso estaba la "nueva", así que una vez finalizado su trabajo administrativo, se cambió y tomo uno de los portales de Tempus que la llevaban directamente al lugar.

El viento soplaba lo justo aquella noche para que moviera de forma juguetona tanto el violeta cabello como la falda a tablas de la semidragona. Un suspiro se escapaba de sus labios mientras permanecía enfundada en su uniforme de color blanco impoluto con apliques dorados y azul marino. Aquel uniforme era el que se le había otorgado a los oficiales en casos como este, en los que debían mostrar de forma elegante pero indicando que aun así estaban de servicio.
Sus ojos iban y venían de un lugar a otro observando cómo había bastante gente pavoneándose por el lugar luciendo sus mejores galas a lo pavo real. Maquillajes en excesos, bebidas en exceso y todo en exceso mientras que ella tenía una angustiosa sensación en su pecho la cual no sabía exactamente de que era. Cuando se le indicó que debía acudir a esta celebración lo primero que realizó era pedir información sobre esta extraña isla. Todo parecía estar demasiado planeado, aquella especie de paraíso era algo que no le encajaba y para alguien místico como ella, la sensación de tristeza que tenía aquel lugar, distaba mucho de los shows que estaba viendo en esos momentos. Todo eso sumado a que realmente no conocía a nadie estaba convirtiendo aquella fiesta en una especie de tortura aburrida de la cual tenía la esperanza que ta pronto había comenzado terminase.

Sin saber ni como, se vió metida en una conversación con extraños en la cual se comentaba a cerca de lo bien que estaban distribuidas las propiedades y las zonas, conversación la cual le interesaba absolutamente nada a la fémina pero una señora aparentemente adinerada, o al menos eso hacía pensar las ostentosas de joyas que portaba, insistió en pedir su opinión sobre aquello.
-Sinceramente, no me percaté de ello ya que apenas acabó de llegar al lugar y no me dio mucho tiempo a observar las estructuras que menciona. -Respondió la semidragona con educación y un tono suave, agradable finalizado con una sonrisa. -Si me disculpan. -Dijo Kanu inclinando en respecto leve su rostro para quitarse de en medio de aquella conversación aburrida, a veces dicen que mejor sola que mal acompañada y a ella las cosas materiales le importaban un bledo.

por **Gissel Gremory** Mar Jun 09, 2015 12:06 am

“Se dice que es inevitable recaer sobre nuestros propios pasos, aunque estos fueran errados. Tarde o temprano el círculo se cierra, terminando en un ciclo infinito de proceso y repetición. Será porque el peso de mi conciencia no me libera, me mantiene prisionera en un tormento constante…¿De qué sirve un corazón si solo ocasiona sufrimiento?, preferiría no tenerlo”

-Gissel Gremory-

En primera instancia, a la valkiria le parecía una falta total de respeto el cambio drástico que hicieron en aquella isla, una falta total de conciencia humana que desbordaba hipocresía ante tantos asesinatos cometidos por el simple hecho de no tener siquiera un poco de respeto ante los caídos, aliados o enemigos, muchas vidas se habían apagado en las mencionadas Tierras solicitadas por el monarca cuya omnipresencia Gissel comenzaba a dudar hacía tiempo. Claramente, ella también había elegido seguir órdenes, acatar cual can fiel a su amo, mancharse las manos con sangre inocente por deberle pleitesía al ejército…por probar su fidelidad tanto al reino como a la máxima autoridad del planeta.

Los gritos desgarradores de los aldeanos solían recurrentemente sobresaltar a la muchacha en horrendas pesadillas que conseguían hacerla llorar, sin embargo, dentro de lo que cabía, se encontraba algo mejor o repuesta. ¿En dónde había quedado esa guerrera que siempre sonreía?, ni ella misma lo sabía, pero si comprendía que se había tornado sumamente seria…Confiaba mucho menos en las personas, sonreía o hablaba lo justo y necesario, era más tiempo el que permanecía entrenando hasta el cansancio que relajándose como en un pasado que ahora pintaba lejano. Pasó sus momentos de severa angustia donde solo quería morir, dejar de existir…la culpa misma la carcomía a niveles abismales, sumiéndola en la completa desesperación. Podría decirse que la resignación había sido un tanto benévola con la asesina de guantes blancos, había ingresado en ella aunque realmente Gissel fuera consiente que en algún momento debería pagarlo en lo que más quería. Ley de la vida, ley de causa y efecto. Kharma.

Entre sus brazos tenía cargado a un pequeño cachorro de Quimera de pocas semanas, quien se sentía más a gusto o protegido entre los brazos de la Guerrera Gladius, que al menos no había cambiado esa faceta de protectora ante lo que considerara lindo o débil, más bien todo lo contrario. De tanto en tanto bajaba la mirada hacia la cría, asegurándose que estaba bien o que no se había dormido por tercera vez mientras era cargada…aquella criatura parecía arrancar alguna que otra fantasmal sonrisa en ese semblante que segundos después al posar la mirada al frente se tornaba completamente serio.

La brisa mecía esos largos cabellos rojos como el rubí hacia atrás en un continuo vaivén hipnótico, acariciando en parte la tersa piel de la muchacha carente de imperfecciones. A causa de la misma claridad del día, esos ojos parecían resplandecer entre tonalidades azules o verdosas, con la pequeña diferencia que absolutamente ninguna emoción se reflejaba en ellos, parecían dos portales que transportaban hacia la misma nada. No era para menos, aunque por fuera siempre se viera tan perfecta como era de suponerse, el ritmo cardiaco de la pelirroja estaba completamente alterado al pasar por momentos de ansiedad que reprimía a toda costa, muy de tanto en tanto su piel se erizaba y aquella alma era presa de una angustia que acarreaba remanentes de su memoria. Deseaba llorar, no podía negarlo, pero como legitima astucia que la precedía supo muy bien ocultar aquello que no quería mostrar a los demás…Solo una persona la había visto llorar en los años que llevaba en el ejército, más que suficiente ante la altiva personalidad de la fémina.

Pasaba en medio de la multitud totalmente absorta, mirándoles sin mirar cual errante alma en pena al mismo tiempo que por instinto se aferró un poco más hacia su nueva adquisición, buscando quizás un consuelo inconsciente en el pequeño animalito que en reiteradas ocasiones se entretenía lamiéndole los brazos. Era por ese entonces la simple realidad, había asistido para saber que tanto le produciría estar en ese lugar por segunda vez, ¿Qué pasaría por su cabeza?, ¿Qué tanto dolería su corazón?, ¿Iba a conseguir desprenderse de esa parte humana y cálida que todos amaban de ella?...Cuantas preguntas asediaban de forma constante la mente de la valkiria, ninguna de ellas tenía una respuesta concreta.

Deseaba soledad total, lo que menos esperaba era ser interrumpida, molestada, extrañamente de ser una mujer demasiado sociable había optado por encerrarse en la protección de su coraza, depurar o transmutar todo ese sentir que tenía guardado. Anhelaba poder olvidar…se creía incapaz de seguir soportándolo, esos deseos iban forjándose con fuerza en el corazón de la muchacha desde el día cero hasta en la actualidad.

por Invitado Mar Jun 09, 2015 1:34 pm

El anuncio de la fiesta de inauguración de Capital City había recorrido rápidamente los tres reinos, siendo difícil que quedase gente que no se hubiese enterado de ello. Se habían encargado bien de promocionar aquel evento, y como prueba de ello la isla se llenará de visitantes en este día. Muchos de ellos incluso se quedarán a vivir, pues así ha sido dispuesto por el Lord. El viaje en aeronave junto a otros militares de mi ciudad se hace algo tedioso, sobre todo la parte final en la que todas las naves deben aterrizar sobre la isla. Con tanta gente allí el tráfico aéreo resulta de lo más complicado, pero finalmente, tras casi veinte minutos buscando sitio, conseguimos aterrizar.

En esta ocasión me acompaña mi joven cerbero, todavía en proceso de crecimiento, y al que no le vendrá mal un paseo por allí. na vez allí me despido del resto de compañeros de viaje, concretando con ellos hora de regreso para volver a casa aprovechando el mismo transporte.

El motivo principal de mi visita aquí es el de comprobar con mis propios ojos la superioridad de nuestra grandiosa civilización, capaz de convertir en poco tiempo una aberrante isla llena de aborígenes en una ciudad baluarte del orden y la paz tal y como debe ser. Una ciudad regida por las normas del monarca supremo y en la que no se debe permitir ni el más mínimo rastro de disidencia o desorden público, pues este sitio forma ahora parte del gran impero del Lord. Nada más comenzar a caminar por el lugar comienzo a observar detenidamente el interesante urbanismo de la zona, suponiendo que antes debía brillar por su ausencia, o en caso de existir, debía ser un desastre total.

Continúo recorriendo las calles con las manos entrelazadas a la espalda, la cabeza bien erguida y el gesto serio, dedicando una mirada analítica a todo lo que me encuentro. En más de una ocasión dedico una mueca de disgusto a la bulliciosa multitud, especialmente a los ruidosos jóvenes que escandalizan y que probablemente pronto empiecen a dar problemas por ir ebrios. No parecen respetar las tradiciones ni parecen preocupados por honrar al Lord, gracias al cual están disfrutando de esta fiesta. Es más, la actitud de varias de las personas que encuentro en la isla me da una imagen de decadencia y de pérdida de los verdaderos valores, de seguir esto así en las próximas generaciones será difícil mantener el orden. La educación que se les da debería ser más rígida y estricta, de lo contrario acabarán destruyendo a su propia patria, tal vez abandonándose en brazos del tendencioso y dañino discurso de la revolución.

Por el momento nadie en concreto llama mi atención, así que simplemente me dedico a pasear junto a mi cerbero Caronte, buscando por el camino algún puesto de comida en el que comprarle algo. Tampoco pierdo de vista cualquier posible anormalidad que surja, así que cuando veo alguna cara conocida del ejército presto atención para tenerlos localizados.

por Invitado Mar Jun 09, 2015 6:10 pm

El hogar se notaba bastante solitario y aburrido sin tener a mi protegida cerca, cuidar de ella se había convertido en todo un gozo para mi persona, por desgracia hoy no tendría el placer de tener un nuevo día a su vera, por lo visto tenía cosas que hacer así que podría decirse que tenía el día libre pero el problema era saber cómo aprovecharlo. Tenía varias posibilidades como por ejemplo visitar a mis súbditos o viajar en busca de tesoros hundidos y aunque reconozco que sería interesante ver qué tipos de riquezas esconden los fondos marinos hoy no estaba por la labor pues sinceramente de hacerlo preferiría estar en compañía de alguien. Fui a ducharme para despejarme aún estaba algo somnoliento por no haber dormido el tiempo suficiente pero ¿Qué puedo decir? Las ideas de cómo alimentar de forma sana a Luciela no vienen por arte de magia por mucho que me gustaría, no era la primera vez que me quedaba en vela divagando sobre cómo lograr que su repulsión hacia las verduras se esfumase.

Tiempo después mientras terminaba de vestirme seguía meditando qué hacer con mi día libre ¿Ir a Capital City quizás? hace poco oí de su reciente apertura, no sabía mucho acerca de ella dado que tan sólo había escuchado rumores y alguna que otra información poco fiable y sustanciosa, lo que sí sabía es que allí habría una fiesta de inauguración. También me habría gustado ir con Luciela, Capital City seguro que le encantaría, si había tanta comida como imagino capaz que ordena construir una casa de verano allí o algo parecido, sea como fuere ya tenía un plan e incluso puede que de entre todos los puestos de comida sea capaz de hacerme con una receta que sea de agrado de mi pequeña Lu. Me puse en contacto con uno de los transportes y así fui en dirigible a mi destino, Capital City.

Llevo su tiempo pero finalmente arribamos a la Isla, el recibimiento fue caluroso, nada más dar unos pocos pasos por el lugar ya tenía a gente ofreciéndome comida y bebida incluso había quien me invitaba a pasar el rato con ella no obstante antes de juntarme con alguien prefería andar por mi cuenta un poco más. Media hora de reconocimiento fueron suficientes para recopilar información suficientes sobre cómo elaborar nuevos platillos e incluso se me ocurrió la idea de caramelizar verduras o ponerles chocolate fundido por encima, dudo que Luciela fuera capaz de decir "No" a un brécol de chocolate. Como ya tenía lo que había venido a buscar en un principio ya podía divertirme. Acepté una de las copas de vino que me ofrecieron y anduve con el objetivo de encontrar a alguien con quien hablar la pregunta era a quién acercarme pues más de una persona me llamaba la atención. -Tantas posibilidades, puede que deba dejar de pensármelo tanto y simplemente acercarme a alguien.

por Invitado Miér Jun 10, 2015 11:36 am

Me levanté ya con el pie completamente sano, bien vendado y sin signos de haber pillado alguna enfermedad rara. Por otro lado también me dolía todo por haber dormido entre cajas, acurrucado como un gato en la zona de mercancías para poder descansar sin los molestos guardias vigilando todo el tiempo. En teoría no tenían pruebas de que hubiera hecho nada, pero a saber si se les cruzaba algún cable y decidían que era sospechoso de Dios sabe qué. Que a ver, razones no faltarían, pero oye, cada uno con lo suyo. Yo no los critico por cargarse a quien haga falta cuando la situación se descontrola. Bueno, sí, pero no en su cara. O no siempre, al menos. Estiré la espalda con pereza, moviendo todas las articulaciones importantes para que dejaran de estar agarrotadas. Me masajeé el hombro con una mano y salí de aquel rincón en busca de algo de comer. Los días anteriores me había dedicado a robar y a pasar de la fiesta para estar más centrado, así que ahora disfrutaría. Y ya está, ése era el plan. ¿Algo mejor acaso? Era una fiesta, y había venido para estar en ella, no para trabajar.

En cuanto las calles se ensancharon y las voces dejaron de hacer eco en las paredes aceleré el paso, impaciente por ver cómo quedaba la ciudad. Sólo la había podido ver llena de borrachos, suciedad y prostitutas, pero era lo que pasaba si te movías por las noches. A esa hora todo era más... alegre y vistoso. Era agradable de ver. Sonreí y me moví con más ganas, deslizándome entre las personas como un niño en una tienda de juguetes. En general era desconfiado, pero la vida me levantaba el ánimo. Para mí no había nada mejor que una ciudad bulliciosa, a rebosar de personas y movimiento, como en uno de esos cuadros que representan mercados un domingo por la mañana. Son divertidos. Solté el aire risueño y sentí que medía dos palmos más al ver a una pareja tocando en un rincón de la plaza, bailando y silbando la flauta a descompás, alegres y sin intención de mejorar. Me acerqué con ganas y saqué mi pandereta, antes de unirme a ellos bailando como siempre lo hacía sin preguntarles siquiera el nombre. ¿Hacía falta siquiera?

Pronto las personas empezaron a rodearnos, curiosos, en cuanto adoptamos un ritmo más bueno. El chico puso su sombrero delante de nosotros y siguió tocando, observando al mundo con alegría.

por **Greed Gaziel** Miér Jun 10, 2015 1:20 pm

El avaricioso pelinegro no se encontraba en aquella festividad por ningún asunto revolucionario, al contrario, había decidido visitar el lugar por negocios, era momento de expandirse y Capital City era el mejor lugar donde abrir un nuevo bar. Hace un tiempo Greed había hecho uso de sus dones como comerciante para conseguir un terreno en aquella nueva ciudad, el precio era bastante justo y con la festividad acercándose era la oportunidad perfecta para darle apertura a este nuevo local. Ya unos días antes Greed había viajado a Capital City junto con algunos soldados revolucionarios a los cuales pagaría por el trabajo de ayudarle con la preparación de aquel lugar. Finalmente el día de la inauguración de la ciudad el bar estaba terminado, tenía la atractiva ubicación de dar con una de las esquinas principales al centro de aquella ciudad. A diferencia del Devil’s Nest en Rihm, este tenía mejor clase, planeado para dar servicio a clases sociales más altas y atraer la atención de aquellas personas que habían llegado a la isla en su inauguración.

Sobre el marco de la puerta colgaba un cartel con la inscripción “Aurum Avaritia” una traducción en un idioma antiguo bastante utilizado como simple método de marketing para atraer la atención de los cercanos, aunque claro guardaba una relación con las intenciones capitalistas del revolucionario. Por dentro todo estaba en su lugar, y parecía tener bastante orden, un bartender bien vestido para su inauguración, algunas chicas jóvenes trabajaban de meseras, pero por sobre todo había bastante revolucionarios y criminales en aquel lugar, pues también funcionaria como otra base para los mismos y el bar daría acojo a cualquiera que lo necesitara si estuviese en contra del gobierno.

A pesar de que la clientela aumentara se estancaba de a momentos, pero el dinero fluía y eso era lo importante, Greed se encontraba cómodo en una de las banquetas cercanas a la barra, como acostumbraba llevaba una sonrisa avariciosa sobre el rostro y vestía aquellas ropas negras. Sobre el dorso de su mano izquierda se encontraba su tatuaje de uroboros y en la palma de la misma una de sus mejores cervezas aguardaba por ser bebida.

El revolucionario dio un corto trago a la misma para luego volver a apoyarla sobre la barra, veía la gente entrar y salir del local, todo parecía ir en orden y Greed sonreía bastante conforme y no pudo evitar soltar un pequeño comentario. – ¿Quien dijo que no había lugar para negocios en Capital City?- Tras eso volvió a dar un trago y siguió con lo suyo.

Imagenes:

por **Ichinose Takumi** Jue Jun 11, 2015 12:36 pm

A medida que el revolucionario se acercaba a aquella isla el sonido de la música comenzaba a aumentar, bastante alegre por supuesto como era normal para una festividad de aquel tipo. Manejaba tranquilamente aquel vehículo volador de Tempus mientras de reojo observaba a su esposa con tranquilidad, la piel blanca de la fémina parecía combinar de forma perfecta con las nubes brindándole una belleza aún mayor a la que estaba acostumbrado. Era interesante aquella forma en que aquellos pequeños detalles que encontraba día a día le hacían mantener el interés completamente en alto por la menor a quien había conocido hacía ya bastante tiempo.

Nuevamente su vista se colocó al frente, observando aquella isla flotante con sumo interés mientras su automóvil se movía a la par del resto de los vehículos que arribaban al lugar. Aquella era una gran oportunidad para observar por primera vez aquella isla flotante, ciertamente esta tenía un significado muy importante para él y para el resto de los revolucionarios. Pues la conquista de la misma les había regalado la oportunidad de escapar de arcadia a salvo, pues decir que escaparon sanos no era del todo correcto. Sabía perfectamente que aquella prisión los había cambiado a todos y cada uno de los prisioneros, por lo menos en una mínima parte. Aunque claramente algunos habían cambiado más que otros en aquel lugar, el por su parte únicamente había logrado aumentar su odio por el gobierno y sus deseos de llevar a cabo su revolución.

De cualquier manera, además de aquella festividad el revolucionario se dirigía a la isla para visitar a uno de sus novarum. Mas precisamente a Gaziel, pues por lo que había llegado a sus oídos a través de su gran red de información el muchacho abriría un nuevo bar en aquel lugar. La idea era interesante, una isla completamente neutral únicamente protegida por los perros del monarca. Ciertamente el revolucionario se preguntaba que había detrás de aquellos planes, sin embargo, por ahora no tenía intención alguna para con aquel lugar.

El demonio de ojos plateados estacionó el coche con cuidado en la entrada del lugar y rápidamente se dirigió a abrir la puerta del acompañante donde se encontraba su esposa. Sus rostros claramente no estaban cubiertos, por lo que seguramente les reconocerían pero mientras no se toparan con ningún custos dei lo más seguro era que no tendrían problemas. Sin tomarse demasiado tiempo, el revolucionario tomó la mano de su esposa y se encaminaron hacia el bar entre la multitud.

-Vaya ciudad han edificado aquí… Me pregunto si a los demás reinos no les parecerá mal que el viejo comience a crear su propio pueblo. –Comentó a la menor el revolucionario mientras caminaba con cuidado, observando todo a su alrededor.

–De cualquier manera, tomemos este día para nosotros. –musitó el joven a la menor acercándose para besar su mejilla y finalmente alzar la vista al encontrarse en el centro, con aquel bar frente a él.

-Aurum Avaritia eh… No es un mal nombre. –Finalizó mientras abrazaba a la menor por la cadera con su mano derecha y comenzaba a caminar hacia el interior de aquel edificio.

por **Juliet Irina** Jue Jun 11, 2015 10:14 pm

Mientras caminaba por la larga plaza, rodeada de gente, había ligeros detalles que no podía ignorar, como la exquisitez con la que todo había sido arreglado para que hubiera un rastro impoluto de la supremacía del Lord. El alcohol iba y venía a como convenía entre los transeúntes de la fiesta, mientras la joven pelirroja seguía con su copa casi llena tras solo haber pegado un par de tragos a la bebida. Aquel lugar la ponía mal, era todo lo que podía decir de ello.

Con un suspiro, siguió caminando mientras veía el resto del lugar. No había pistas de nada de lo que había esperado, así como tampoco parecía haber ningún rostro que le resultara familiar. O al menos eso pensaba mientras distraídamente, su mirada trataba de encontrar rostros conocidos. En esas se encontraba, un tanto molesta y otro tanto desesperada por la situación que se había imaginado en la cabeza de aquella isla y la diferencia con la que realmente se encontraba. Con la mente tan llena de pensamientos, apenas y se dio cuenta del pequeño empujón que le había propinado... alguien.

De arriba abajo, miró a la chica que se paraba junto a ella para ver si se había hecho algún rasguño. Por su parte, el empujón no había provocado daños ni pérdidas.- No, no, estoy bien, ¿qué tal tú? - Preguntó por si acaso se había hecho más daño de lo que se podía ver a simple vista.- Oh, no te preocupes... Parece que en estas fiestas estoy destinada a que me tacleen en cuanto tomo el primer sorbo... Quizás debería dejar de beber.- Bromeó con una dulce sonrisa, tratando de tranquilizar a la joven chica, que no se veía demasiado grande. Le calculaba quizás unos diecinueve o veinte años. Mientras le observaba el rostro, se quedó callada un segundo, como no sabiendo que decir. La realidad era que no se sentía ni siquiera a gusto en aquella isla, en la fiesta que celebraba la masacre de cientos de personas, pero ya que estaba ahí, al menos debía ser amable mientras terminaba de encontrar las respuestas que había ido a buscar.- Oh, que modales los míos... Mi nombre es Juliet. Es un placer... Linda fiesta, ¿no? Y pensar que la revista de Tempus habló de que aquí hubo una masacre... Seguro fueron mentiras, ¿no crees? - Dijo como quien no quiere la cosa, cuidándose de que la gente de alrededor no escuchara demasiado de su conversación. Y bueno, si ya estaba ahí, lo mejor era averiguar lo que se pudiera de las personas a las que iba conociendo.

por **Saeko Akuma** Jue Jun 11, 2015 10:45 pm

Fiesta. La última fiesta en la que Saeko participó era ella apenas una mocosa de 6 años y por supuesto los momentos felices de la misma e impresiones estaban encerrados en su mente. Para ella la palabra fiesta no tenía un sentido en si, el único sentido que tenía para ella acudir a aquella cosa era puramente su interés de saber que su familia estaría bien y ver el local que había abierto su compañero. Por lo demás...bien poco le importaba.

Había asentido a la idea de vestirse de otro modo, mas elegante, algo que no dijera a gritos que es lo que era. Había prometido a su cuñada que intentaría divertirse y aprender a disfrutar de otras cosas que no fueran limpiar y afilar sus kunais, pero es que no conocía mucho más. De todos modos bajo aquel vestido negro tenía la liga bien preparada y alguna que otra cosa mas bajo el corset que le ajustaba la figura.

Había salido un poco antes que su hermano, para asegurarse que cuando ellos llegaran todo estuviera bien, para cuando los vio llegar en aquel artefacto de Tempus, sus ojos observaron a la pareja con un semblante orgulloso. Se veían tan bien juntos y no cabía duda que el brillo individual y en conjunto de ambos eclipsaba a las miradas de mas de una arpía y envidioso que parecía no tener otra cosa que hacer que observarlos. Pero para eso estaba ella para sacarle los ojos a quien les mirase mal o cortar lenguas viperinas si hiciese falta. En ese momento sus ojos se entrecerraron mirando fijo a un hombre que parecía no mirar muy bien al varón azabache y como si fuera magia, las palabra de su cuñada llegaron a su mente recordándola que debía relajarse y no armar nada. "Cómportate Saeko" se dijo a sí misma y comenzó a caminar hacia el lugar donde estaba el “Aurum Avaritia” aunque un suave gruñido se escapo de sus labios.

No quería molestar mas bien pasar desapercibida, así que se limitó a caminar a una distancia prudencial para no importunar, intentar ir a lo suyo pero siempre alerta por cualquier cosa que pudieran necesitar. Sus orbes pasaban de un lado a otro observando el alrededor y sintiendo un poco de agobio paso su mano diestra por su nuca levantando su cabello, el cual había decidido llevar suelto mientras que su pierna derecha se hacía ver en la abertura del vestido, pensando que para qué diablos se había puesto algo así, por suerte había traído muda de ropa por si acaso en la nave donde había venido. Ya dentro del lugar suspiró inaudible al ver la zona de la barra, acercándose a uno de los extremos para pedir un vodka negro.

Vestuario:

por **Akatsuki Ousawa** Jue Jun 11, 2015 11:01 pm

Se había desentendido un poco de las preocupaciones que le asolaban, sin embargo estas volvieron a hostigarle cuando recibió la noticia de la reconstrucción de aquella isla que ahora flotaba. Era cierto que no había estado presente, pero eso no significaba que no supiera e imaginara atrocidades. No le costaba nada dejar volar su mente para imaginarse la masacre: Gente suplicando, llorando por sus vidas para ser exterminados por el gobierno que se respaldaba bajo un "esto es lo correcto". Las noches antes de tener que ir a la inauguración, tuvo muchos problemas para conciliar el sueño. Las pesadillas le atacaban y le hacían sentir mal, pocas veces anteriormente se había visto así de afectado. Ni siquiera en el momento en que se enteró, lo había tomado con más calma, aunque había calado muy en lo profundo.

Akatsuki le pidió a Xepher que le llevara hasta la isla flotante, pues no quería tener que usar un vehículo con otras personas, no se encontraba de ánimo. Tal vez beber y dejar de pensar en dónde estaba podía ayudarle. Solo quería pasar una noche más o menos animada, lejos de las malas noticias. Al llegar a Capital City, se quedó asombrado por lo que había: Realmente se lo pensaba bastante diferente, pero parecía simplemente otro distrito comercial, lleno de gente ya divirtiéndose. Él no sería menos, por lo que tras despedirse de su fiel compañero, el íncubo fue directamente a buscar algo para beber y llevárselo de paseo. La gente parecía estar desatendida de todo, reían y bailaban como locos. Recorrió calles por un lado y por otro, vio carteles, hombres y mujeres cantando. Ya los habían borrachos y todo.

Tras un par de horas en las que al fin se había animado y él ya formaba parte del grupito que hacía tonterías alrededor de unas luces multicolores. Se cansó pronto de eso y entonces se fue de nuevo, pero esta vez, al pasar por entre dos edificio, vio a una joven conocida pasar por la calle paralela. Entornó los ojos para darse cuenta de que era Juliet: Le había costado bastante reconocerla con ese vestido, casi no parecía ella, era alucinante. Mientras se iba acercando, percibió un extraño choque, uno de esos que ocurren por estar en las nubes o por haber bebido demasiado. Akki terminó de aproximarse, observando a ambas mujeres, las conocía. No sabía si esto era buena o mala suerte, encontrarse con la chica del desierto y con una muy buena amiga suya, compañera de trabajo, ahora y antes.

-¡Anda! Juliet... Atenea...- Se llevó una mano al pelo. Tal vez se hubiera alejado al verlas juntas antes de haber empezado a acercarse. -¿Disfrutando de la fiesta? ... No está mal la reconstrucción. Esperaba encontrarme otra cosa.

A Atenea no la conocía tanto como quisiera, no podía considerarla tan amiga como a Juliet, con quien había compartido momentos inolvidables. Aún recordaba la aventura de haberla rescatado de un hospital y la hazaña en el Bosque del Cosmos. Pensando que, podía parecerle bien, hizo aparecer a su pequeño Ori, agazapado entre sus brazos, pero despertó alegre. Reconoció a Juliet, porque habían estado juntos y no dudo de ponerle una patita en un hombro. Pero no dejaba de lado a la otra joven, si es que al menos se dignaba a hablar con ellos, olvidándose de todo lo demás, al fin y al cabo, estaban ahí más o menos para divertirse. Aunque fuese salir de la rutina.

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
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Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
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Fingon Sindar
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Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

[TRAMA] INAUGURACIÓN DE CAPITAL CITY (FESTIVAL) - TRAMA N° 5

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater