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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
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Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Greed se levantó del suelo al notar que Gaziel no le daría ni un segundo de paz, con algo de mal humor, el ceño fruncido, y apretando los dientes, comenzó a encaminarse por la calle tras pronunciar unas palabras. – Eres una verdadera molestia Gaziel, no hay cosas interesantes para hacer hoy, debemos esperar pacientes para el próximo movimiento revolucionario, así es como se llega a lo alto, con inteligencia y paciencia, cosa de la cual carecer bastante – Fue lo que susurró el joven, para solo ser oído por sí mismo y evitar las extrañadas miradas del resto de personas. Que seguro sería incapaces de responder, burlarse, o quejarse ante el novarum, por el gran respeto que la simple presencia del pelinegro imponía frente al resto de revolucionarios en la pequeña ciudad. – Bah, así no es como hacemos las cosas niño, los hombres de verdad tomamos lo que queremos sin esperar por nada – Respondió aquella conciencia, comenzando a provocar las jaquecas en el joven Greed, quien apretó los dientes y frunció el ceño sin responderle, para evitar que siguiera hablando.
Tras caminar un tanto entre aquellas no muy recurridas calles llegó a lo que era el centro de la ciudad, esa gran mansión o castillo oriental donde residían los mayores opositores al gobierno, tenía unas atracciones por ingresar a tal lugar, pero estaba disfrutando el sol y el aire libre, sin mencionar que las miradas de respeto y admiración por parte de tanto hombres como mujeres le sentaban bastante bien. – Oye Greed, vamos al bar, me aburró aquí a fuera- Comentó la conciencia del muchacho, a lo que el mostró una mueca y suspiro un tanto impaciente. - ¿Qué parte no entiendes de que quiero disfrutar un poco de paz? Solo unos momentos, déjame recorrer nuestra nueva ciudad, hacer algunos nuevos conocidos entre las tropas, sumar algunas piezas a mi tablero y todo eso, seguro que Arumu Avatiria pueda arreglárselas sin mí – Susurró el pelinegro de largos cabellos mientras llegaba a un puente que cruzaba sobre un canal de agua. – ¡Bien dicho! ¡Piezas nuevas! Eso sí me gusta, nuevas personas de las que adueñarnos – Musitó Gaziel en la mente de Greed, provocando un leve dolor de cabeza para el mismo, que se asomó al borde del puente para comenzar a poner sus orbes purpuras sobre las calmas aguas bajo el puente. – Si, ahora cállate, o nadie se acercara a mí – Musitó el revolucionario, acomodándose, poniendo los brazos sobre las barandas del puente inclinándose hacia adelante para sentir la brisa del lugar en su rostro. Lo último que el joven oyó en su cabeza fue la macabra risa de Gaziel, quien parecía haber aceptado lo de callarse por un bien mayor, lo que era un alivio para el revolucionario.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Sacudió su cabeza un par de veces, emprendiendo una nueva caminata en la búsqueda de algo parecido a un hospital o una posada, un lugar donde pudiera relajarse y de paso ganar dinero necesario para pagar el hospedaje, porque Mavra no era una ladrona, luchaba y se esforzaba para salir adelante, tomaba encargos de gente adinerada cuando la situación lo requería, pero asesinar por simple avaricia no era parte de su personalidad... eso se lo dejaba a su sentimiento de venganza.
Una posada aparecía finalmente frente a ella, solo logrando dar un único paso antes de que las puertas se cerraran en sus narices, su oído super desarrollado pudo escuchar como la mujer se escondía asustada detrás del mostrador, tenía miedo de ella al verla tan ensangrentada. La joven rubia no entendía el problema, solo su brazo izquierdo poseía aquella sangre seca, además de que sus brazos tenían profundas heridas, así como los pantalones casi hechos girones. Se observó por la ventana del local para saber por qué tanto problema, y ahí estaba, su rostro bañado en sangre seca y con esa mirada de frialdad pura destilando de sus azulados ojos no le daban la mejor de las apariencias. Notó a la mujer aún temblorosa, escuchando como llamaba a su marido para que la salvara de la forastera, pero ella no quería problemas, no en una nueva ciudad como esa, y los vecinos no ayudaban, escondidos tras sus puertas esperando la salvación de la fémina. Un pesado suspiro escapó de sus finos labios, pensando que lo mejor sería encontrar un hospital antes de que alguien decidiera golpearla... o antes de que ella cometiera algún asesinato.
Un muy leve sonrojo se apoderó de sus mejillas, notando lo que parecía ser un puente muy bien construido frente a ella... adorable a sus ojos, esa clase de pequeñeces que le encantaban, sobre todo al pasar por encima de un canal, uno que poseía bastante agua, agua con la que podría quitarse esa sangre de encima... pero no era posible, esa agua podría estar destinada a los habitantes de esa pequeña ciudad, manchar su tan preciado líquido sería inperdonable.
Su azulada mirada se posó entonces en la figura masculina que se encontraba recargada en el barandal de aquel puente, acercándose con lentitud al hombre —¿Hay algún hospital cerca?— preguntó, la única alma viviente frente a ella, porque seguramente nadie más querría acercarse a una mujer ensangrentada.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Greed avanzó un paso hacia la muchacha, aparatando toda su atención del canal de agua, no recordaba algún hospital en la ciudad, ni siquiera él había terminado de recorrer la misma, por lo que no podría guiarle, pero conocía ciertos lugares donde podrían atenderla, como lo era Aurum Avaritia, la misma mansión de los novarum. Como todo hombre precavido, Greed no le llevaría a donde sus compañeros revolucionarios estaban, pues no conocía a la muchacha de ningún lado, así que lo mejor sería guiarle al bar que estaba no muy lejos de aquella posición. – Hospitales no, pero puedo llevarte a algún lugar donde te saques esa sangre seca, y se de algunas personas que podrían ayudarte con las heridas, solo es cuestión de exigirlo – Afirmó el avaricioso con esa sonrisa en su rostro, clavando su mirada sobre la atractiva muchacha. – Jaja bien dicho Greed, si la llevamos al bar es más fácil volverá una pieza – se oyó en la mente del pelinegro, aquella voz demoniaca ya comenzaba a causar unas jaquecas más al avaricioso, obligando al mismo a mostrar una mueca por unos momentos mientras sus ojos se coloraban de un tono rojo pero rápidamente volvían a ese purpura al tiempo que el rostro del muchacho volvía a poner esa sonrisa. Greed ignoraba a su voz interna cada vez que se encontraba frente a alguien, Gaziel podía pensar que aquella significaba obedecerle, pero Greed intentaba evitar tomar sus consejos, pues las ideas de aquel demonio eran completamente extremistas la mayor parte del tiempo.
El avaricioso extendió su mano hacia la muchacha de cabellos rubios, se notaba que andar le estaba costando y por más desconsiderado que podía ser el revolucionario, también podía ser astuto y engañoso, por lo que no le costaba aparentar amabilidad o preocupación por otra persona si aquello le suponía algún beneficio. – ¿Vienes? Por cómo te vez, no creo que pueda pasarte nada malo, seguro sabes cómo arreglártelas solas – Musitó el pelinegro sonriendo un poco hacia la muchacha, con una mirada un tanto calma. Si le llevaría al bar sería por las buenas, no tenía nada de tentador convencer a las personas por las malas, Greed era capaz de dejarse torcer lo suficiente si luego recibiría ganancias de aquello, por lo que buscaría alguna prueba de confianza, lealtad, o fuerza, por parte de la muchacha, antes de poder confiar de igual forma hacia ella, pues después de todo ese era el plan que tenía, volvería a esa muchacha una conocía y tras ganar su confianza podría ponerla a su favor, y aprovecharle de alguna forma.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
La gente aún parecía observarla desde sus escondites como si fuese un bicho raro, esa clase de sentimiento deprimente que invade tu cuerpo cuando eres solamente un crío, ese sentir de cuando las personas te hacen a un lado... y ni siquiera un poco de ayuda pueden brindarte, porque les parece más divertido verte sufrir y llorar, pero si eres un monstruo... solo desean que desaparezcas.
Sus azulinos ojos miraron fijamente aquella mano, pasando al joven, y nuevamente a la mano, no estando del todo segura de aceptar a pesar de que la idea de un baño caliente era realmente atractiva. Era tan tentadora que si ella fuese otra clase de persona hubiese tomado su mano sin rechistar ni vacilar, pero Mavra era distinta... porque no confiaba tan facilmente en otros.
—Pareces un mocoso engreído— susurró la bella mujer, retrocediendo un par de pasos para mantener la distancia de aquel chico —no es necesario tomar tu mano... puedo caminar sola. Acepto tu propuesta niño... pero no me tomes tan a la ligera.
Se quedó de pie junto a él, esperando algún movimiento de su parte, ella no podría moverse hasta por lo menos saber donde se encontraba aquel lugar en que el azabache pensaba, solo esperando que no se encontrara del todo lejos, porque el cuerpo de Mavra no lo resistiría por más tiempo.
Una cruenta batalla se llevó a cabo con un cazador no hace mucho tiempo, y a pesar de querer evitar el enfrentamiento, Mavra no tuvo más opción que defenderse de aquellos poderosos ataques que la dejaron en tan mal estado, casi al borde de la muerte. Fueron sus básicos conocimientos en medicina los que le ayudaron a cerrar las heridas más profundas y sangrantes, y seguramente una mala atención de su propia mano podría haberle provocado un poco de fiebre.
Dejó escapar un suave suspiro, caminando tras el hombre sin vacilación alguna pero... había algo en él que no le agradaba.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
La muchacha había resultado bastante diferente a lo esperado, con un cierto orgullo y algo de desconfianza, aun encontrándose de esa forma parecía negarse un tanto a recibir ayuda, lo más probable, era que si no se encontrara en esas condiciones siquiera hubiera dedicado una mirada al joven pelinegro. Una vez tras el puente, Greed dio un giro a su derecha, a dos calles en esa dirección se encontraba Aurum Avaritia, no muy alejado del centro de la ciudad. – Bien Greed, la chica es lo más antipática que te podías encontrar, creo que me divertiré más viendo cómo te las arreglas con ellas – Comentaba y se burlaba aquella voz en la cabeza del revolucionario, obligándole nuevamente a poner una mueca y sentir un jaqueca por unos momentos.
Los orbes purpuras del joven pelinegro se posicionaban al frente del camino, aunque no podía evitar estar consiente en todo momento de la muchacha rubia que le seguía por detrás. A medida que avanzaban por aquellas calles la poca gente que caminaba por las mismas les clavaban las miradas por poco tiempo, aquella ciudad, era un lugar donde los libres pensamientos de quienes estuvieran contra la tiranía y mandato monárquico del Lord podían existir, por lo que las personas no solían ser demasiado juzgadores entre sí, sin embargo, un rostro nuevo siempre llamaba la atención, y aún más cuando estaba acompañado con un cuerpo como el de aquella muchacha, y cubierta por sangres secas, como si acabara de asesinar a alguien. La presencia del Novarum Inferno, Gaziel, también llamaba la atención, aquel avaricioso hombre ya tenía un nombre renombrado, y una presencia imponente frente a los revolucionarios soldados y a sus subordinados, por lo que casi imposible para el mismo pasar inadvertido por las calles de esa ciudad, miradas de respeto se posaban sobre el avaricioso bastante diferente a las que se ponían sobre la rubia tras él, aún que claro, al ir en compañía de aquel hombre, quienes le miraban podían tener un tanto más de cuidado de no faltar el respeto de aquel alto miembro de la revolución y mano izquierda del líder revolucionario.
Una vez llegaron frente a Aurum Avaritia, aquel bar que se encontraba atractivamente posicionado en una esquina frente a un parque de la ciudad, una limpia puerta de cristal se presentaba como la entrada a aquel establecimiento, sobre la misma, un ostentoso cartel anunciaba el nombre del bar mismo. Antes de entrar, Greed volteó hacia la muchacha con una sonrisa y una mirada un tanto amable, quería asegurarse de que ella estuviera dispuesta a pasar dentro antes de abrir la puerta, pues después de todo era un bar, aunque también una cómoda casa para el revolucionario. – Aquí, Aurum Avaritia, mi acogedor bar en VI Tenebris – Comentó el pelinegro, para luego voltear hacia la puerta y poner la zurda, aquella mano donde tenía tatuado el símbolo de Uroboros, sobre la perilla plateada en la puerta de cristal. El rostro no muy animado de la atractiva muchacha confirma la mayor parte de su respuesta, sin embargo, Greed quería escuchar las palabras que dijera aquella rubia antes de entrar a aquel bar.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Las miradas de los habitantes dejaron de enfocarse en ella, mostrando una gran admiración al hombre que caminaba más adelante con aquel porte soberbio y elegante, destilando una presencia tan imponente que sus azulinos ojos empezaron a verle con curiosidad, preguntándose esta vez quién era aquel hombre tan respetado. Su sola imagen permitió que la gente dejara de verla con temor, pero ella misma sintió un extraño escalofrío recorrer su espina dorsal, temerosa de lo que pudiese suceder, ¿Y si quería entregarla a prisión para cobrar la recompensa? Aquella curiosidad por el pelinegro desapareció con aquel simple pensamiento, apretando los labios en una fina línea sin dejar de avanzar, Mavra no confiaría tan fácilmente, no sería traicionada por segunda vez.
Detuvo su caminar frente a una edificación un tanto ostentosa, específicamente por aquel enorme cartel que anunciaba el nombre del local. Su mirada se posó esta vez sobre las relucientes puertas del lugar, esas que reflejaban su figura a la perfección, un cabello rubio con puntas quemadas, pantalones rasgados, brazos heridos y una gran mancha de sangre seca que surcaba por esa blanquecina frente, además del corsé que ahora parecía un simple top, mostrando al mundo su pequeño y adorable ombligo... Mavra no se había percatado de eso, pero ahora entendía por qué estaba tan fresquito.
—Ah, parece que el niño sabe limpiar— susurró, alejándose de la puerta, no queriendo ensuciar tan reluciente lugar si entraba, pero su anterior duda comenzaba a rondar por su cabeza, ladeándola ligeramente mientras observaba al apuesto hombre con frialdad —¿Quién eres?— preguntó seria, desconfiada, manteniendo la mirada en los purpurinos ojos del varón —Alguien con una presencia tan demoledora e imponente no es del todo amable con un simple viajero... si buscas el dinero que hay por mi cabeza, desde este momento te diré que prefiero morir antes de siquiera tocar aquella prisión una vez más— estaba temerosa de que aquel joven fuese un cazarecompensas, y en su estado actual seguramente sería complicado defenderse, pensando incluso que podría matarla.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Sin esperar más, Greed empujó la entrada de vidrio, abriendo la puerta, dejando que los alegres sonidos del bar escaparan al momento en que ellos ingresaban. – Bien dicho Greed jajaja ha sonado hasta convincente, pero yo sé que adoras la prisión, porque allí fue donde nos conocimos – Musitó aquella segunda conciencia del revolucionario, provocando en el mismo una mueca y nuevamente un corto dolor de cabeza. Greed continuó avanzando dentro del bar, cruzando a un lado de la barra encaminándose a una puerta con el aviso “solo empleados” sobre a la misma. El lugar tenia bastante más de clase que sus bares en Rihm, todo el lugar tenia la suficiente buena imagen y limpieza para que hombreas adinerados pudieran concurrir al mismo, pues ese era el plan del avaricioso antes de la conquista de la isla. Las miradas se repartían entre ambos, algunas muchachas en el lugar miraban al revolucionario con deseo, mientras otras tantas miraban algo molestas a tan bella muchacha que invadía su espacio. En contra parte, los hombres miraban a la muchacha con deseo, y al pelinegro con bastante respeto y algo de temor. – Sígueme… Linda- Greed había hecho una pausa, no recordaba haber oído el nombre de la muchacha y él tampoco se había presentado por su nombre ahora que caía en ello, pero lo dejaría para después, tampoco quería hacerle sentir acosada. Tras aquella puerta, había más que una bodega oscura, entre aquellas caja de madera llenas de varios objetos había una escalera hacía el segundo piso, en el mismo, la residencia del revolucionario esperaba, allí la muchacha podría darse un baño, además que era perfecto para evitarle las miradas incomodas de los hombres y mujeres en el bar.
- Aurum Avaritia:
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Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Cuando el joven terminó de hablar ella cerró los ojos, no sabiendo que pensar, no sabiendo si continuar con su camino, porque todo eso le estaba saliendo demasiado bien y por eso era tan extraño, porque no todo debería salir tan perfecto. Caminó tras el pelinegro cuando éste abrió la puerta del bar, deteniéndose unos segundos para admirar tan bello y elegante lugar. Sus azulados ojos se abrieron sorprendidos ante tan agradable aroma que provenía de su interior, y esa luz tenue casi perfecta que colgaba del techo como si luminosas flores se tratasen. Un estilo que creía haber visto antes en algun otro lugar. Esos colores en las paredes y los asientos con acolchado en el respaldo le daban un aire tan relajado que simplemente desearía quedarse un poco más. Una más de esas pequeñeces que le encantaban.
Su dicha se vio nublada al sentir las miradas de los clientes, avanzando una vez más intentando ignorarles, pero era casi imposible, podía sentirles contorneando su cuerpo con aquellos ojos tan lascivos y repugnantes. Mirarles de reojo con una expresión tan seca y fría fue suficiente para que se apartaran de ella, pero ahora eran las féminas de curvas sugerentes quienes hablaban a su espalda, insultándola por caminar cerca de aquel hombre que iba adelante, suspirando deseosas, y captando el repulsivo aroma del celo, denotando así que muchas de ellas no eran humanas.
—Mavra— susurró la hermosa mujer, siguiéndole incluso hasta subir los escalones escondidos entre cajas, ladeando la cabeza ligeramente —no pareces la clase de persona que ayude gratis a otra— soltó sin pena, entrecerrando la mirada —solo espero que el sexo no sea tu cuota... simplemente me negaré, pero... trabajaré duro para pagar esta hospitalidad.
Esperó a que la puerta fuese abierta para ingresar a su residencia, mirando de reojo lo que había en la bodega... topándose solamente con cajas, cajas pegadas a la pared, estantes de metal con más cajas, y quizás una que otra abierta mostrando el licor que esta contenía. Parecía un simple bar, un lugar que no denotaba estar escondiendo algo.
—Arcadia— dijo mientras frotaba el moretón que se encontraba en su hombro izquierdo —esa es la prisión donde pase parte de mi vida, más... no sé cuánto tiempo exactamente, solo sé... que mi celda estaba muy alejada del resto.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Greed caminó dentro del lugar, una sala algo grande que contenía un gran ventanal por donde la luz del sol ingresaba, un sofá largo y otro pequeño le daban la espalda al mismo ventanal para ponerse frente a un televisor tecnológico de Tempus. Al otro lado de la habitación, se podía ver una pequeña cocina, con una barra, unos bancos cerca de la misma, un refrigerador, y algunas estanterías donde se guardaban algunas vajillas. En aquella misma sala se encontraban dos hombres, eran dos revolucionarios confiables al mando de Greed, así que estaban autorizados a subir a esa parte del establecimiento. El joven avaricioso les echó una mirada y los dos hombres rápidamente se presentaron delante de su superior. – Busquen algún médico o quien pueda tratar heridas en la ciudad, díganle que es Gaziel quien le necesita, y ya que están en eso pueden conseguir algo de ropa que le pueda quedar bien a la señorita – Ordeno con una sonrisa algo soberbia señalando a la rubia. Los tipos no tardaron mucho y acataron la orden retirándose del lugar sin negarse para nada.
Greed avanzó un poco más dentro de su propia residencia y caminó hacia los sofás para acomodarse en uno de ellos. Echó una mirada a las ojos claros de la convicta con sus rasgados ojos purpuras y aún con aquella sonrisa le señaló hacia la izquierda pues allí en aquella dirección había una puerta. – Ese es el baño, úsalo sin problemas, debería haber toallas limpias, para cuando termines ya debería estar aquí quien pueda curarte tus heridas, luego de eso podremos hablar como es que me pagas la generosidad- Musitó el joven pelinegro, poniendo un pequeño tono de sarcasmo en aquello último, como si lo dijera bromeando. Ciertamente no le pediría mucho por esto, principalmente pediría responderle algunas dudas para conseguir tener un poco más de confianza con aquella, pero luego de eso, seguro que comenzaría a ingeniárselas para que la muchacha quedara en deuda y pudiera pedirle otra cosa.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Se dio la vuelta con lentitud, encontrándose con los purpúreos ojos masculinos, indudablemente atrayentes así como peligrosos. Miró de reojo la puerta que el varón señalaba, acercándose un poco, notando aquella brillante y reluciente perilla destacar ante su sucia presencia, no sabiendo qué hacer para evitar mancharla... pero en esa situación no debería preocuparse por pequeñeces. Mavra suspiró con pesadez, ella misma era una ama de la limpieza y nunca aceptaría tanta suciedad en sus pisos, pero... su estado de salud era más importante en ese momento.
—Espero sea algo accesible, señor desconocido— susurró la hermosa rubia, adentrándose al baño y cerrando con delicadeza.
Dejó sus ropas en un rincón, aquellas que estaban totalmente listas para irse al tiradero. Y ahí, de pie frente a la regadera, abrió ambas llaves para dejar caer un cálido líquido que empezó a mojar su cuerpo, permitiendo que el agua se llevara todo ese negruzco semblante que cubría cada parte de su ser. El agua se pintó de negro y rojo, mientras su cabello quemado y maltratado fue cayendo hasta sus pies, desapareciendo en la coladera. Cerró sus ojos un instantes, permitiéndose disfrutar de aquello: el líquido que bajaba por su piel y ese aroma encantador que embriagaba su nariz, un aroma que pertenecía solamente al baño.
Talló con lentitud sobre sus heridas ese jabón de olor a rosas, soltando leves quejidos ante el ardor que provocaba en las mismas, pero sabía que era necesario para evitar cualquier infección, porque ese dolor no se comparaba de ninguna manera a la cruel batalla que sostuvo con un joven cazarecompensas.
Un suave suspiro escapó de sus labios al terminar finalmente con aquel baño, sintiéndose más ligera, más limpia... quizás más bella. Una amable sonrisa adornó su rostro mientras se envolvía en una aromática toalla color amarillo, colocando otra en su cabello mojado, no notando que unos pelos rebeldes se acomodaron en su frente. Y sin importar nada más... salió.
—Creo que me siento mejor... gracias— dijo en un amable tono, no importándole estar semidesnuda en la sala, porque a decir verdad, Mavra no era nada pudorosa, poco le importaba si un hombre la miraba desnuda, aunque claro, tal varón debía ganarse el privilegio de observarla.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Greed podía oír el correr del agua en el baño, algunas aves fuera, e incluso algo de barullo en donde el bar se encontraba, la luz del sol entrando por aquella ventana daba cierta calidez al lugar, calidez a la cual se había acostumbrado tras tanto tiempo vivir en la calurosa ciudad subterránea de Rihm. El pelinegro se dejó llevar por sus pensamientos un momento, dejando caer su cabeza hacia el respaldo de aquel sofá, tras un corto pensar soltó un suspiro y oyó la puerta del baño abrirse para ver salir de allí una persona casi distinta a la que había entrado. Con una sonrisa los orbes purpuras del joven se clavaron sobre el cuerpo de la muchacha inspeccionando el mismo con sumo detalle, al momento en que esta avanzaba fuera del baño. Ahora con su cuerpo limpio, el avaricioso pudo observar la completa hermosura de ese rostro caucásico con bastante delicadeza a pesar de hace momentos haber estado cubierta de sangre seca. De igual forma, los cabellos rubios de la misma destellaban en aquel hermoso tono de dorado como si iluminaran la sala atrayendo la atención del revolucionario. Y para terminar el aún algo húmedo cuerpo de la muchacha envuelta en aquella toalla amarilla que a pesar de cubrirle, dejaba ver toda bien formada curva del cuerpo de la fémina. El joven Greed se levantó de aquel sillón, completamente atraído por el aroma de la muchacha que comenzaba a rondar por el aire del lugar. Con calma, tranquilidad, y una sonrisa en su rostro, el revolucionario caminó hacia la mujer para poner su manos bajo la barbilla de la misma invadiendo irrespetuosamente el espacio personal de la misma. – Vaya, comenzaba a dudar si de verdad había un hermoso rostro de mujer debajo de toda esa sangre seca – Musitó el pelinegro, mientras con sus rasgados ojos purpura inspeccionaba cada lugar del rostro de la muchacha. Cerró los ojos para rápidamente soltar el rostro de la misma y apartar su mano de la muchacha, volviendo a guardar la misma en el bolsillo de su pantalón.
Todo aquello había sido un impulso del mismo, en ninguna parte de su plan aquello estaba escrito, pero lo sintió necesario cuando vio todo el buen ambiente que se desprendía del cuerpo de la misma. Sin embargo ya era momento de seguir con todo lo que tenía planeado, intentando sacarse aquellas admiraciones por la hermosura de la muchacha de su cabeza, caminó con tranquilidad hasta el otro lado de la habitación mientras musitaba. – Siéntate si necesitas ese gusto, no te preocupes por esos viejos sofás, tú siéntete tan cómoda como puedas. – Ese era el plan, hacerle sentir cómoda, lo más que se pudiera. El avaricioso se acercó al refrigerador al estar del otro lado de la sala, abrió la puerta del mismo y sus orbes purpuras comprobaron el interior, mientras el aire frio escapaba del mismo para ser percibido por el revolucionario. Introdujo su zurda y tomó de pequeña botellas de cerveza, con una ética de una marca cara, pues para sus invitados solo estaba permitido servir las bebidas de mejor sabor y precio. Con aquellas dos en su mano cerro la blanca puerta del refrigerador y volvió a caminar hacia donde la muchacha esperaba. – Debes tener algo de sed después de todo, no me agradezcas estas, van por mi cuenta – Musitó el joven de ojos purpuras, con aquella sonrisa en su rostro mientras se acercaba al negro sofá de cuero.
Se dejó sentar en el mismo, y no tardó en volver a subir sus zapatos sobre aquella pequeña mesa, destapó una de aquellas cervezas, quitando la tapa de lata del pico del misma con sus propias manos, para acercársela a la muchacha con su zurda, la misma en la cual, el dorso, llevaba aquel simbólico tatuaje. Por unos momentos, sus ojos se habían puesto en las ropas que sus hombres habían traído para la muchacha, pero decidió dejar aquellas allí, sin alertar a la mujer de la presencia de las mismas, después de todo no era nada malo dejarle disfrutar la liberta de estar semidesnuda en aquella sala. De igual forma aun no llamaría al médico que esperaba en él bar, tenía la oportunidad de disfrutar la presencia de la fémina un poco más mientras tenía la oportunidad de hacerla algunas preguntas.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Caminó hasta el sofá, acomodando la toalla que aún rodeaba su delgado cuerpo, porque no tenía ropas, no había nada para ella en ese lugar, su atuendo era un asco y debía ser quemado rápidamente, por supuesto, a Mavra poco le interesaba andar semidesnuda por el apartamento del pelinegro, pensaba que merecía observar aquellas perfectas curvas por el simple hecho de haberla ayudado, según ella, era algo justo. Se sentó con lentitud, cruzando las piernas, permitiendo que el hombre observara por aquel pequeño huequito que dejaba la toalla, sonriendo ligeramente, dándole permiso de deleitarse con el sentido de la vista, más no con el tacto, y esperaba siguiera de esa forma.
—No debes tomarte tantas molestias conmigo— susurró la mujer, tomando la botella helada con lentitud, olfateando antes de acercarla a sus finos y delgados labios, terminando por beber poco a poco, dejando que un par de gotitas heladas recorrieran su clavícula, deslizándose por su cuello hasta caer sensual entre sus senos. Suspiró ante el exquisito sabor, había pasado bastante tiempo desde que bebió algo parecido, deleitando su garganta.
Sus azulinos ojos le observaron fijamente, dando un segundo sorbo a la bebida para después recargar el brazo que la sostenía en el apoyabrazos del sofá —comienzo a dudar que toda esta hospitalidad te sale del corazón, como dije antes, no pareces la clase de persona que ayudaría a otro gratis.
Mavra entendía que la gente no haría algo por simple caridad, ya no eran tan amables, ella misma era de esa forma, brindando su fuerza y poder para aquellos que lo requerían, pero dando a cambio alimento y un techo para sobrevivir. Eso era lo que movía a las personas en los momentos de guerra, solo querían sobrevivir a las adversidades. Incluso llegó arrasar un campo de verduras por su apetito voráz si ella se deshacía de los monstruos que rondaban los campos... y no era tan tonta para confiar en otro tan facilmente, bajó la guardia cuando entró al bar, pero ahora estaba más que alerta.
—Si deseas hacerme alguna pregunta... entonces no te quedes callado, no puedo leerte el pensamiento— dejó la botella sobre la mesita frente a ella, aún con su mirada azul claro en el varón, admitiendo que era muy atractivo —Ah, no olvides presentarte, aún desconozco tu nombre, cielo.
Última edición por Mavra Romanova el Mar Ago 04, 2015 2:25 am, editado 1 vez
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Las palabras de la fémina fueron los que sacaron al revolucionario de su concentración, obligandole a alzar su mirar hacia los azulinos orbes de la contraria, sosteniendo cómodamente su botella de cerveza con la diestra mientras recargaba la misma en el apoya manos de su sofá. - No recuerdo haber dicho que será gratis - Musitó el pelinegro, con cierta firmeza en sus palabras, mostrando una mirada más decidida, que se posicionaba sobre la bebida en su mano, alejandose de aquellos azulinos orbes. Lo siguiente le puso un poco más sonriente, así que el revolucionario no tardó en dar otro sorbo a su bebida, llegando a saborear el cristalino pico de la pequeña botella individual. El revolucionario bajó su botella y dejó escapar un suspiro debido a lo fresco del producto, y alzó su mirar para de una forma algo soberbia figurar sus ojos purpuras sobre los azulinos de la contraria. - A lo mejor puedes pagarme toda esta hospitalidad respondiendome un par de preguntas - Comentó, con una sonrisa en su rostro. Greed comenzaba a avanzar más comodamente sobre su plan, tenia bastantes preguntas para la muchacha, la curiosidad le invadía, pues había ciertas cosas que destacaban en la misma, datos que el revolucionario no llegar a comprender, pero que bastaría con unas cuantas preguntas para aclararse las mismas.
- Necesitaré saber más que tu nombre para sentir me cómodo... Como por ejemplo: ¿De quien era la sangre que te cubría? - Greed tenía sus intenciones bastante claras, aunque el atractivo de la muchacha pudiera distrarle por momentos, de igual forma, el revolucionario intentaba mantener a la rubia confiando en él, así que no podía presionar demasiado. - Si te hace sentir a ti más cómoda, puedes decir como me dicen todos aquí... Gaziel, así me llaman - Confirmó el pelinegro, echando la espalda sobre el respaldar del sofá para dar un trago más a la bebida.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Le observó fijamente, ocultando su asombro al escuchar la manera en que podría pagar su hospitalidad, una extraña forma tomando en cuenta el respeto que las personas del pueblo le tenían, además de temor y deseo por parte de las féminas. No lo entendía, no lograba comprender su petición o lo que buscaba con ello, pero tampoco podría hacerle entender que ella no era peligrosa puesto que mencionó anteriormente haber salido de Arcadia. Un pesado suspiro escapó de sus labios antes de poder responderle, permitiendo así poder escuchar su nombre.
—Era de un cazarecompensas— soltó la mujer, sabiendo que debía decir algo más al respecto —es fácil deducir por qué, después de todo al escapar de prisión una recompensa por mi captura fue emitida en los tres reinos... ese niño me dio una paliza— susurró, dejando la botella vacía sobre la mesita nuevamente.
Ladeó la cabeza, queriendo recordar el momento de su batalla, porque al intentar ir hacia atrás, no lograba rememorar ningún aspecto de Arcadia, sus pasillos, muros o celdas, solo la propia estaba en su cabeza, pero se sentía ajena, además de tener el cuerpo adormecido, adolorido, sucio, no recordaba nada más. Pero los rostros de su familia estaban muy presentes en su memoria, agradeciendo no haberles olvidado.
—No... logro recordar el tiempo que llevaba en ese lugar... el tiempo es ajeno a mí, pero sé el motivo que llevó a mi encarcelamiento, además de ser vista como una criminal muy peligrosa— se recostó al estilo de Cleopatra, observando su botella vacía detenidamente, recargando su rostro en la mano derecha —fue por mera venganza, deseaba hacer sentir a los cazarecompensas lo que era perder a sus familias, además de eliminar algunos gremios, quizás mi dolor no se curará de esa forma... pero mi ira se satisface al verles sufrir.
Le miró con una muy leve sonrisa, poniéndose de pie y caminar hasta él, es lo único que podría decir hasta el momento, por supuesto, solo faltaba que el varón preguntara por sus medidas y edad... y con eso sería merecedor de un buen golpe en la entrepierna. Se colocó frente al varón, inclinándose ligeramente y dejar a la vista una parte de sus senos, quizás una pequeña recompensa para él.
—¿Cuánto tiempo más piensas mantenerme en toalla, primor?— susurró sensual, acercando su diestra con lentitud, acariciando aquel atractivo rostro en un suave y delicado toque. Ese hombre era realmente atrayente, y era la primera vez que Mavra se comportaba de esa manera frente a uno.
Re: Los secretos de la ciudad amurallada [Priv Mavra Romanova]
Greed había estado pensando en aquello y no notó cuando la muchacha se levantó, solo cuando aquel par de pechos se le puso en frente, y ella habló, dando un suave tacto al rostro del avaricioso, ahí fue cuando reaccionó, alzando la vista hacia el rostro de la fémina poniendo una sonrisa. Rápidamente el revolucionario se levantó de forma imponente, para sin borrar aquella sonrisa pasar su brazos por al cintura de la muchacha, rodeando a la misma y atrayendola hacía él, haciendo que ambos cuerpos entraran en contacto. - Creí que estabas disfrutando la libertad de no temer que cubrirte con molestas ropas - Comentó el pelinegro, clavando sus rasgados ojos purpuras en los azulados de la contraria. El revolucionario señaló con su mirada a las ropas sobre la mesa, mientras comenzaba a apartarse lentamente de la muchacha, soltando con sensualidad y paciencia el cuerpo de la hermosa mujer. - Pero claro, no es justo que seas la única en toalla - Comento Greed finalmente borrando la sonrisa sobre su rostro, controlando nuevamente esos impulsos humanos que le invadían ante la tan atractiva muchacha. - Ahí hay unas ropas, espero que te ajusten bien - Comentó el revolucionario para finalmente terminar de apartarse para dar el último trago a su bebida y dejar la misma sobre la pequeña mesa.
Greed soltó un suspiro y caminó con calma hacia el lado contrario, en aquella dirección en que la puerta de salida se encontraba, para pararse a la mitad del recorrido. - Cuando te pongas tus ropas podremos bajar, hay alguien que puede curarte las heridas fácilmente - Comentó el pelinegro, ladeando su cabeza, para observar a la muchacha por sobre el hombro. Dedicó una sonrisa a la misma y poniendo las manos en sus negros pantalones se apoyó sobre la pared para continuar mirando a la fémina. Consideraba que si la muchacha necesitaba privacidad para ponerse las ropas nuevas no tenía problema en darsela, pero aprovecharía si ella no necesitaba que él se retirar de la habitación, o ella misma dirigirse al baño. Tampoco sabía que ropas había escogido sus subordinados, solo esperaba que a la fémina le agradara y no hubiera problema con aquellas.
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