Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]

por **Rosette Lestrange** Dom Oct 02, 2016 8:52 pm

La ciudad tomada por los revolucionarios estaba apagada, era bien entrada la noche y la mayor parte de la población permanecía dormida. Dispersos grupos pasaban la noche en vela en busca de diversión o vigilando por si el gobiernos los vigilaba. Parte de los que seguían despiertos estaban borrachos, dando tumbos de un lugar a otro… enemigos sencillos de eliminar. Un revolucionario salió dando tumbos de un establecimiento, adentrándose en uno de los miles de callejones de la ciudad. Se paró de golpe, agachó el cuerpo y comenzó a vomitar, apoyando la mano sobre la pared del callejón para no caerse junto con el vómito. Unos ruidos de pasos le llamaron la atención, estaban por encima de él, como si andaran por los edificios. En el momento en que alzó la mirada lo último que vio fue el filo de la lanza antes de clavarse en su cabeza. Desencajó la lanza del cuerpo evitando hacer todo el ruido posible.

Recuperar el control de una ciudad entera supondría demasiado tiempo y esfuerzo, Chaos no contaba con eso en ese momento. La paladina, junto con Morrigan, fueron mandadas a la ciudad en pos de investigar al ejército enemigo, buscar los puntos débiles y de paso eliminar algunos.- No seas falsa que eso no entraba en las órdenes.-Tampoco lo negó ¿No? Eso es vía libre.- Tampoco importaba, adentrarse en una ciudad revolucionario y no matar era imposible, ya se inventaría una excusa… como que la pillaron o otra tontería. Hizo una señal para que su compañera bajará junto con ella, conociendo a Sparda no le molestaría en absoluto un par de bajas enemigas.-Sigamos, a ver que encontramos.- Caminó hacia la salida del callejón, apoyando el cuerpo contra la pared, asomó la cabeza para examinar el exterior.-No hay nadie.- Salió del callejón atravesando la calle a toda velocidad.

Avanzaban con extremo cuidado, ocultas por la oscuridad de la noche y el ruido de los revolucionarios con sus fiestas. Justo en el momento en que ambas mujeres cruzaban, un grupo de tres sujetos se les cruzó en medio. Tantos ellos, como las dos guerreras de Chaos, se miraron confundidos… no esperaban cruzarse de frente con tres revolucionarios, y ellos… por sus caras supo que no había notado que eran del gobierno. El líder del grupo se acercó a las dos con aire soberbio, acortando la distancia entre ellos las dos mujeres notaron el pestazo a alcohol que desprendía.-Vaya, vaya… un par de monadas aquí tan solas ¿Buscáis la compañía de unos bravos hombres?- El fuerte aliento de aquel sujeto casi le hizo potar allí mismo ¿Por qué siempre les tocaba encontrarse con los idiotas?- No, gracias… estamos ocupadas.- La borrachera de esos tipos era una ventaja… o eso creía.-¿Ocupadas? No veo nadie más aquí ¿No queréis quedaros con nosotras?- Rosette suspiró, el plan de pasar desapercibidas se fastidiaba de nuevo, el tipo se estaba poniendo demasiado violento. Con un suave golpe de la lanza hizo caer al grandullón, clavando el arma en el cuello, una muerte rápida y silenciosa.-Rápido, hay que matarlos.- Los dos revolucionarios al ver el asesinato de su compañero (y bajo los efectos del alcohol) salieron huyendo. Las dos mujeres salieron tras ellos, tenían que matarlos o alarmarian a toda la ciudad, y si bien le encantaba la idea de pegarse contra los revolucionarios… la desventaja estaba clara.

por **Morrigan Sparda** Lun Oct 03, 2016 10:40 am

Últimamente muchas cosas habían cambiado en Chaos, el reino en general había prosperado desde que cambió el regente. Tras lo ocurrido en el desierto, aumento la vigilancia de todas las zonas de Chaos, por ello, envió a su mano derecha a un reconocimiento sencillo en la ciudad de Rihm, actualmente controlada por el bando revolucionario, quería averiguar si suponían o no una amenaza. Conociendo la temeridad de la paladina, le obligó a que fuera acompañada por uno de los Gladius, si se encontraba con algún imprevisto tendría una vía de escape asegurada. Rosette no es lo que se considera una persona abierta y amistosa, para que sociabilice con alguien tiene que cumplir ciertos requisitos, sin ellos, no dedica ni uno de sus valiosos segundos. En Valanyr, llegó a congeniar bastante con Morrigan, la última Gladius en incorporarse al cuerpo de élite de Chaos. Juntas formaban un buen equipo, por ello decidió que la diablesa fuera su compañera para esta misión que sólo conocía el Ministro y las dos implicadas.

Rihm, ciudad de la depravación, la Gladius estaba emocionada de solo pensar en la idea de que este paraíso de pecados volviera a pertenecer a su reino natal, como siempre había sido. No había dejado de pasear por sus calles, pues mientras pasara desapercibida nadie la reconocería. No podía dejar de visitar su paraíso simplemente porque el enemigo lo tenía bajo control. Malditos revolucionarios, apropiándose del territorio ajeno. Ya bastante tenían con Nihil, esa población desde hace años era muy frecuentada por ellos y el gobierno lo sabía, pero claro, no conviene echar al enemigo al que puedes observar tan de cerca. Algún plan fallido salió fruto de una reunión de aquel remoto lugar de Chaos, a veces parecían imbéciles reuniéndose en sitios así. Seguramente por eso tomarían Rihm. Tal vez no eran tan idiotas después de todo.

La mejor forma para inspeccionar la zona era sobrevolandola, el problema aquí era que Rosette, al ser humana, carecía de alas y de la capacidad de volar, la diablesa si poseía un par de alas fuertes y poderosas, capaz de aguantar su peso y el otra persona más, incluso más pesada que ella, pero estaban diseñadas poco más para que planear, lo que recorrer grandes distancias suponía un gran esfuerzo, pero para saltar de azotea en azotea con la paladina sería suficiente. Tras varias calles y callejones observando desde las alturas que ocurría en la caótica ciudad durante la noche, Rosette empezaba a impacientarse, eso de no poder atacar y para colmo ser cargada era para ella un suplicio. Ambas sujetas la una a la otra por la cintura se impulsaron para pegar un salto hacia el bloque edificado que tenían a veinte metros frente a ellas. Ya era hora de abandonar la “zona residencial” y buscar algo de acción, o acabarían dormidas por el aburrimiento.

A mitad del salto notó como los brazos de la mujer se soltaban y usaba su cadera como punto de apoyo, Lestrange se precipitaba hacia la calle sin previo aviso. Ya iba a empezar la acción. - Maldita loca… Verás tú como le pase algo la bronca que me cae…- Se lanzó en picado y aterrizó grácilmente tras la paladina, que sigilosa, observaba a un hombre bastante perjudicado por el alcohol como salía a vomitar a la calle cerca de la puerta de un bar. - Por favor… que asco… No merece ni respirar…- Apoyó la mano sobre su cintura y una mueca de repulsión apareció en sus rostro mientras contemplaba la escena. Rosette le hizo una seña para que se acercara. Lestrange se encaramó a una cornisa para acercarse y asestar un letal golpe al borracho. No le dio tiempo a nada, cuando llegó, el pobre desgraciado tenía una brecha en la cabeza que dejaba salir a borbotones la sangre. Eso animó a la diablesa que corrió tras su compañera atravesando una de las calles principales de la zona a toda velocidad.

En ese momento, casi llegando al otro lado, tres hombres se cruzaron con ellas, intercambiaron un par de miradas con los contrarios, estos no parecían simples borrachos, ¿serían revolucionarios?. Ambas pararon en seco tras ver la posibilidad de poder obtener algo de información si se entretenían un poco con ellos. Craso error, pues en cuanto comenzó a hablar a escasos paso de ellos, el hediondo aliento del contrario las desmoralizó un poco, pero ya que estaban aquí…

Se miraron la una a la otra por el rabillo del ojo, la mujer rubia clavó la lanza en el cuello del borracho como quien atraviesa un trozo de carne con un palito de barbacoa. Tras retirar el arma, el desafortunado cayó de espaldas al suelo, lo que alarmó a sus compañeros, que tras ver lo ocurrido echaron a correr lejos de ellas. - ¡Oh, vamos! ¡Tenéis que quedaros a jugar! Sois unos groseros…- Salieron tras ellos. La peliverde pegó un salto en el aire y se puso a la su altura, corriendo en la misma dirección. - Hola...- Saludó al hombre que corría en paralelo a ella con una voz sensual. Acto seguido se abalanzó tumbandolo contra suelo violentamente y arrancándole un trozo generoso de carne del cuello. El cuerpo quedó tendido, moviéndose entre espasmos, la diablesa se levantó lentamente, acariciando su propio cuello bañado por la sangre que salió a borbotones cuando seccionó su carótida. Escupió el trozo de carne y giró sobre sus talones. Parece que estaban en el ojo del huracán, toda la estrategia que se basaba en pasar desapercibidas se fue a la mierda en el momento en el que empezaron a perseguir a ese par. Ahora mismo se encontraban rodeadas de unos cuantos hombres armados que presenciaron toda la escena. - Rose, creo que acabamos de encontrar lo que buscábamos.-

por **Jabaku Fūenjin** Mar Oct 04, 2016 9:34 am

Para ser una ciudad controlada por los revolucionarios, Rihm parecía más bien haber sido sacada directamente de un trozo de infierno donde, para su desgracia y desagrado absoluto, había estado ya en una ocasión y bien que se arrepentía ahora. No le terminaba de agradar mucho ese sitio, de no ser porque tenía que resolver algunos asuntos por la zona ni tan siquiera se habría acercado, por no hablar de que estaba bien lejos de su territorio original, apenas sí pasaría la noche ahí para partir a primera hora de regreso a Tempus. No estaba tan loca como para haber llevado a Takara a esa ciudad, prefirió dejarla a buen recaudo en Tempus esperando su regreso y de igual forma tampoco iba a pasar lejos más de lo que durase el viaje de un reino a otro, de hecho apenas regresase tendría que volver a partir pero en esa ocasión sería con ella. En teoría ya había terminado de hacer lo que había ido a resolver y en esos momentos sólo estaba andando de camino a la posada donde pasaría la noche, solo pensaba en llegar y poder tumbarse al fin a descansar, había pasado la mayor parte del día andando casi sin pausa y empezaba a estar un poco harta, mas se acercaba a la ya mencionada posada a donde se dirigía con cierta ansia incluso. Escuchar gritos no era nada del otro mundo, ni tan siquiera se molestaba en prestarles atención cuando los escuchaba porque no merecía ni la pena ni su tiempo que se detuviese a tales tonterías, de la misma forma ignoraba voluntariamente cuando veía manchas de sangre o similares, si dos borrachos se dedicaban a matarse entre ellos no era asunto suyo.

Sin embargo cuando encontraba en el suelo un cadáver reciente con un agujero en el cuello que parecía de un arma blanca ya empezaba a sospechar, bien podría tratarse de una pelea también en la que uno de los participantes decidió sacar un puñal o algo similar, no sabría especificar de qué era la herida pero era grande como para ser de una navaja corriente. Lo que no terminó de convencerla tampoco es que parecía una muerte limpia, si se trataba de una pelea el hombre además del agujero del cuello debería presentar varios golpes que no se veían por ninguna parte, de hecho no tenía ni un solo hematoma en el rostro. Con la mosca detrás de la oreja continuó avanzando, no había signos de lucha más allá del cadáver sangrando y eso apuntaba directamente a un asesinato, era demasiado reciente para que se hubiera desbandado todo el grupo en caso de una pelea y apenas había nadie cerca, al menos hasta que divisó un grupo de hombres que formaban una especie de círculo. Ese grupo debía de estar al tanto de lo sucedido, estaba completamente segura de ello y aunque solo fuera por asegurarse y porque le tomaba de camino a su destino, decidió acercarse a comprobar qué era lo que estaban haciendo allí, probablemente nada más que una especie de “arena a muerte” entre unos cuantos imbéciles pensó.

No caería esa breva, el grupo de hombres armados estaba rodeando a dos mujeres con sendos cadáveres junto a las mismas, una de las cuales portaba una armadura y una lanza, esa lanza aún conservaba restos de la sangre del sujeto que había encontrado algo más atrás. No hacía falta ser demasiado inteligente para darse cuenta de que ninguna de las dos eran simples guerreras, cazarrecompensas ni mucho menos revolucionarias que estaban montando un buen lío en la calle, podría asegurar sin miedo que se trataban del gobierno y lo más probable es que pertenecientes al Army of Chaos. Aunque muy a su pesar, tuvo que acercarse al grupo y apartar a los hombres con su único brazo con poca o ninguna delicadeza hasta cruzar el círculo que se había formado y dar un paso al frente, estaba completamente segura de que aquellas dos podrían con todo el grupo sin mucha dificultad y sin apenas recibir mucho daño, tampoco es que le importara si se mataban entre ellos pero debía equilibrar un poco la balanza. -Y yo que lo único que quería era descansar un rato… ¿Teníais que montar todo éste circo justo ahora? Vamos a intentar hacer las cosas bien, ¿Por qué no os largais por donde habéis venido y hacemos como que no ha pasado nada? - Dijo con cierto deje a desgana y malestar. -¿O vamos a tener que empezar a hablar por las malas…?- Continuó a la par que empujaba ligeramente la tsuba de su katana con el pulgar, haciendo que asomara ligeramente el filo de su arma por el hueco ésta y la saya.

Era una lástima, imaginaba que no querrían aceptar tan fácilmente la propuesta y preferirían luchar, aún le quedaban energías suficientes como para un combate o más si cabe, sin embargo no podía dejar de pensar en que el tiempo pasase lo más rápido posible para así poder marchar de aquel lugar infernal y regresar a su hogar junto a su hija.

por **Rosette Lestrange** Mar Oct 04, 2016 5:41 pm

Llega el momento en que todas tus expectativas se desvanecen por un error estúpido, a veces un fallo que te ganabas a la fuerza por idiota. La naturaleza de Rosette les causó más de un problema, todo iba bien hasta que se cruzaron con esos tres idiotas. Pudieron haber disimulado, a Morrigan le sobraba el encanto y la sensualidad para hipnotizar a tres borrachos, manipulando estos como muñecos de trapo… pero no, buscaba la sangre de los revolucionario, sus cuerpos sin vida ante sus pies… una masacre. Esa impulsividad suya les metió en mitad de un problema grave, muy grave; cuando la atractiva demonio atrapó a uno de los revolucionarios restantes y lo eliminó, se encontraron de frente con otro grupo. Aquellos hombres había presenciado toda la escena, como la diablesa cercenó parte el cuello del cadáver, escupiendo esté segundos después. Las dos estaban bañadas en sangre, con un aspecto poco amigable.-Joder...- Atinó a decir como respuesta al comentario de su compañera.-No le cuentes el fallo al ministro, te lo pido.- Le pidió entre risas nerviosas, guiñando el ojo a la diablesa.-Y prometo darte mi postre un mes entero.- Para Rosette, amante de los dulces aquello era todo un sacrificio.

Examinó detenidamente al grupo de hombres, el olor que emanaba de ellos sin duda les delataba, la mayoría estaban borrachos… incluso sospechó que más de uno dudaba sobre si ellas estaban de verdad allí. Eran fáciles de eliminar, entre la paladina y la gladius no serían mucho problema y con suerte evitaran otro revuelo. Se abrió entonces, entre los revolucionarios, una mujer de cabellera rosada y a la que le faltaba un brazo aparentemente. El cuerpo entero de Rosette se tensó al verla, esa mujer no era como los idiotas de allí.-Ten cuidado, esa mujer me da mala espina.- Advirtió a Morrigan con un tono serio poco habitual en ella. Clavó la mirada en el único ojo de revolucionaria, queriendo analizarla.-¿Por qué no te vas de paseo tu, zorra revolucionaria?- La delicadeza no formaba parte de su personalidad. El que estuvieran en una ciudad controlada por los revolucionarios, las dos completamente solas, no le preocupaba en absoluto.-Esta ciudad pertenece al gobierno, ustedes nos han invadido, así que marcharos.- De verdad se creía capaz de enfrentar a toda la ciudad revolucionaria, o por lo menos intentarlo.

Ignorando la advertencia de la misteriosa mujer, al verla desenvainar la espada mostrando el filo, Rosette separó las piernas para sostenerse mejor en el suelo. Hizo girar las lanza, dejando la punta mirando hacia la mujer.-En vez de pedirnos que nos vayamos, expulsarnos a la fuerza.- Lanzó una amenaza directa, estaba dispuesta a luchar para recuperar lo que le pertenecía a Chaos. Rompiendo las distancias con un rápido movimiento, la rubia golpeó con el asta de la lanza a unos de los hombres cercanos a la pelirosa, provocando que cayera de espaldas. Acto seguido se abalanzó sobre la mujer tratando de clavar la lanza en el pecho de esta.
Ser una persona impulsiva que no meditaba bien las cosas le ocasiona problemas… pero después de una larga racha de victorias y suerte algo saldría mal. Mejor era no tentar a la suerte, y en en medio de una ciudad como Rihm, la suerte se podía esfumar de golpe y porrazo.

por **Morrigan Sparda** Miér Oct 05, 2016 11:00 am

- ¿Que no le diga nada…? Seguro que te mueres de ganas de que te de un buen escarmiento.- Devolvió el guiño a su compañera. No sabía a ciencia cierta qué es lo que había entre esos dos, pero cuando estaban cerca podía percibir una tensión sexual muy fuerte, puede que otros no se percatasen, pero eso para la diablesa no pasaba inadvertido precisamente. - Quédate con tus postres, prefiero que me consigas una de esas deliciosas botellas de vino que guarda Atreyu tan recelosamente.- La Tercera Gladius y el dios oscuro compartían el gusto por esa bebida. Morrigan mataría por un buen vino, mataría por cualquier cosa realmente, pero con más ahínco cuando quería obtener algo y en concreto las botellas a que hacía referencia, eran unas de las primeras cosechas que se recogieron y Atreyu sólo abría alguna en ocasiones muy especiales.

Se encontraban rodeadas, pese a que sólo eran dos, sus facultades mentales y físicas estaban en perfectas condiciones, no supondrían algo más que unos entretenidos minutos calculaba la peliverde. Una mujer se abrió paso entre los enemigos, advirtiéndoles de que irse por donde vinieron, era una buena opción antes de que la cosa se pusiera peor. El problema es que era lo que buscaban, pedirles que se marcharan llegados a ese punto, es como si las mandaran a una batalla sin poder intervenir en ella. Lestrange le leyó la mente cuando la oyó mandarla a la mierda. - ¿Irnos?- Llevó su mano a sus labios, tapándose con un leve roce de sus dedos sobre ellos, intentando disimular la coqueta risita que se le escapaba. - Lo haremos. Pero no sin antes daros las buenas noches.-

Salto hacia arriba, quedándose suspendida en el aire. Posicionada en el centro del círculo que se había formado por los enemigos, alteró la forma de sus alas, convirtiéndolas en múltiples flagelos negros con los extremos acabados en punta. Crecían de tamaño, alargándose hasta alcanzar a sus enemigos a los que golpeaba o empalaba con ellos. Cuando unos cuantos acabaron en el suelo, volvió a su forma original, dejándose caer suavemente al suelo. - Para tí la geisha y yo me quedo con estos hombretones. Es un reparto justo -

por **Jabaku Fūenjin** Jue Oct 06, 2016 1:20 pm

La pelirrosa se mantuvo totalmente firme en su posición, dejando escapar un profundo suspiro al escuchar la respuesta de la mujer de la armadura y la lanza manchada de sangre, bien sabía de antemano qué era lo que iba a responderle mas tenía la esperanza de que se lo pensase un poco al menos, estaban rodeadas y si bien era cierto que la mayoría de los presentes eran solo unos borrachos inútiles, Jabaku no era el único peligro que se encontrarían ahí. Cuanto más tiempo permaneciesen en Rihm, ya fuese escondiéndose o luchando, más se acumularían sus problemas, más gente acudiría en su búsqueda y más difícil les sería escapar, de haberse dado cuenta de ese detalle podrían simplemente marcharse y evitarse todo el follón que para su desgracia decidieron aceptar. La revolucionaria Tech apenas si reaccionó cuando la contraria golpeó con la parte contundente de su lanza a uno de los hombres para luego lanzarse contra ella, lanza en mano y punta apuntando a su pecho, demasiado previsible le pareció que ni tan siquiera se tomó la molestia de evadir el ataque más allá de girar sobre su propio eje para que tanto ella como su arma le pasasen rozando la ropa sin llegar a cortarla. Desenvainó su arma al mismo tiempo para golpear en la nuca a la mujer en el preciso instante en que pasase frente a ella, un golpe seco sin demasiada fuerza, más se trataba de una advertencia que de un golpe en si mismo, de haber querido la habría decapitado en ese mismo instante. -Si os vais ahora y me dejáis continuar mi camino no tendré que colgar vuestros cadáveres de un árbol a modo de advertencia para el próximo que intente colarse aquí.- Más tajante aún si cabe en comparación a lo que había sido su anterior amenaza, esta vez estaba hablando seria y con la katana desenvainada, sujeta con su zurda mientras la manga derecha se dejaba mecer por el viento demostrando que no había nada bajo ella.

Le dio un poco de margen para que se recuperase del movimiento anterior, de nuevo esperaba que no aceptase su propuesta y que simplemente le intentase atacar de nuevo mientras le insultaba o algo por el estilo, por supuesto no iba a quedarse de brazos cruzados -ni aunque pudiera- mientras le atacaba pero tampoco le atacaría por la espalda y en el suelo como una asesina sucia cualquiera. Mientras esperaba la respuesta que sabía que llegaría y aprovechando el tiempo en que se levantaba del suelo, Jabaku se llevó el filo de la katana a la boca y lo mordió con suavidad, dejando que la hoja se bañara lentamente con un líquido transparente que le había salido de la boca, perfectamente confundible con saliva corriente. -Si lo que quieres es morir aquí y ahora, espero que al menos hayas dejado tus asuntos resueltos de antemano.- Dijo poniéndose en posición de combate, preparada para lo que fuese a intentar su contrincante ignorando por completo a la otra mujer, a la cual comenzaron a atacar el resto de hombres a la vez, de manera errática y sin planear, al menos la tendrían ocupada y si conseguía librarse de la mujer con armadura primero, luego ya se encargaría de la otra. O bien podría simplemente matar a una y dejar que la otra se marchase si es que se libraba de todos aquellos tipos ella sola, que fuese ella la que hiciera las veces de mensajera difundiendo el peligro que correrían si alguno tenía la brillante idea de aparecerse por ahí como lo había hecho ellas dos.

por **Rosette Lestrange** Jue Oct 06, 2016 1:55 pm

El primer ataque resultó un intento fallido de alcanzarla, la mujer de cabellos rosados esquivó el ataque sin casi problema. Rosette quedó sorprendida, por supuesto, la facilidad con que esquivaron su ataque nunca la había visto antes, lo pilló desprevenida del todo. Un potente dolor nació en su nuca, recorriendo acto seguido su espalda. Pasó de largo cortando a penas la prenda de vestir de su enemiga, encima recibiendo un golpe. Se distancia unos metros de ella, dando la vuelta para enfrentar nuevamente a su enemiga. En aquella posición, liberó una mano para sobarse la nuca comprobando el golpe. Nada fuera de lo normal, un ataque básico, el dolor había desaparecido casi segundos después de haberlo recibido. Le estaba lanzando una advertencia, sin embargo que demostrara tener una gran habilidad en combate no le asustada, al contrario, si esa revolucionaria de verdad era fuerte, quería probar hasta que punto.

Morrigan había escogido sus presas, como no, un gran grupo de hombres de los que aprovecharse al estar borrachos, algo típico de ella pero era divertido verla usando su atractivo muchas veces para manipular a los hombres para conseguir cosas. Ese tipo de cosas no las haría ella, no era una de esas mujeres “sensuales” capaces de usar su belleza… ni siquiera se consideraba atractiva. Las palabras de su compañera la confundieron, no entendió exactamente a lo que se refería pero sin motivo aparente, su estómago dio un vuelto ¿Qué era esa sensación?-Atenta a la fulana, no te despistes.- La voz le hizo entrar en razón, fijando la mirada de nuevo en su contrincante, dejaría eso para más adelante… ahora debían salir de allí con vida y con una reguero de cadaveres a sus espaldas.-Y yo te repito, no nos iremos de aquí sin haber limpiado un poco de basura revolucionaria de la ciudad.- El tono serio de mujer fue una llamada para que se pusiera en posición de defensa. El combate se volvería intenso, era la primera vez que luchaba con un revolucionario y quería comprobar el nivel de estos.-¿Cual es tu nombre?- Quería saber el nombre de la primera revolucionaria a la que se enfrentaba. Solo le diría su nombre si ella lo preguntaba, presentarse sin haber sido preguntada en mitad de la batalla sobraba.

No esperó mucho la respuesta de la mujer, el cuerpo le pedía seguir combatiendo hasta quedar exhausta ella o muerta su contrincante. La revo usaba una katana como arma, sin duda debía de provenir de Oishi, eran los únicos habitantes samurais. Había escuchado muchas historias sobre los samurais, espadachines infalibles fieles al código de la espada. Esperaba ver esas habilidades tan famosas en la pelirosa. Los hombres salían volando de un lado a otro por culpa de Morrigan, se estaba divirtiendo de lo lindo con esos idiotas. Uno de ellos cruzó entre Rosette y Jabaku, y aprovechando la sorpresa acortó las distancia lanzando una serie de ataques con la lanza dirigidos al pecho. Buscaba apuñalarla en algún punto, ha sabiendas de que más de un ataque sería bloqueada con la katana, con cada movimiento daba unos fragmentos de tiempo en los que su cuerpo estaba desprotegido… un fallo de principiante que pagaría caro más adelante.

por **Jabaku Fūenjin** Jue Oct 06, 2016 2:28 pm

La contraria fue lo suficientemente lista como para poner tierra de por medio con el golpe que recibió, estaba de espaldas y desprotegida ante lo que quisiera hacer Jabaku que, por suerte para la mujer, ni tan siquiera se había movido salvo para llevar el filo de su arma hasta su boca y morderla para luego prepararse, tomando posición de ataque. No se molestó en prestar la más mínima atención a los hombres que a su alrededor se encontraba así como a la otra mujer que había aparecido junto a su actual contrincante, mientras la otra se ocupaba del grupo Jabaku había comenzado un combate de uno contra uno, así sería más interesante por supuesto. No se iba a ir simplemente con una advertencia y un par de golpes, aquella mujer estaba dispuesta a luchar hasta la muerte si hacía falta, o es que confiaba demasiado en sus posibilidades y terminaría por arrepentirse de ese comportamiento que seguramente les costaría la vida al menos a una de las dos. La pelirrosa no varió su postura a pesar de las palabras de la contraria, se mantuvo completamente estática en su posición actual mientras le miraba con su único ojo y le apuntaba con la katana que sostenía con su único brazo, cualquiera diría que tiene una desventaja clara al faltarle media visión y un miembro pero no era así. -Entonces tendrán que sacaros con los pies por delante, una lástima que prefiráis esa opción… Pero no soy quién para negaros vuestro deseo a morir.- Contestó a la espera de un movimiento por parte de la mujer que seguía mirándole sin más, sujetando su lanza sin dar señales de que se fuera a mover en breve, ni tan siquiera un pequeño pestañeo, tan solo le lanzó una pregunta que, si bien no se esperaba, le agradó más de lo que cabría esperar. -Jabaku… ese es mi nombre. ¿Y el tuyo?

Conocer el nombre de tu rival era importante, al menos cuando se trataba de un oponente digno y no un cualquiera que apenas se moría de un golpe bien dado, ese tipo de enemigos con los que sientes el fervor de la batalla, la necesidad de seguir hasta que sea imposible ponerse en pie, ese tipo de enemigos que recordabas siempre quisieras o no. Uno de los hombres que estaban en el grupo de antes apareció entre ambas, lanzado seguramente por la otra mujer que se lo estaría pasando bomba ella sola, sin embargo el hombre o la mujer eran el menor de los problemas pues su contrincante había sido lo suficientemente lista como para saber que era el momento apropiado para lanzar un ataque sorpresa. Lanzando varios ataques con la lanza intentando que alguno de ellos lograse perforar el pecho de la revolucionaria que por su parte no se quedó quieta esperando que le apuñalasen sin más. Saltó hacia atrás buscando algo de espacio para reaccionar, viendo como los ataques dejaban un pequeño hueco en sus defensas, solo tenía que esperar el momento adecuado y entonces, con dejándose caer al suelo y por tanto estando bajo sus ataques, lanzó un corte directo a una de sus piernas con la katana. No sería un corte profundo, la lanza le había obligado a mantenerse a la distancia mínima para que no le alcanzasen y eso le impidió acercarse más como para cortar más profundo o amputar, mas eso no le preocupaba lo más mínimo.

Habiendo realizado el corte, el líquido antes mencionado que bañaba el filo de su arma se pudo filtrar a su torrente sanguíneo, un veneno suave pero extremadamente molesto que producía urticarias en la piel y dolores algo más agudos en la sangre, era poco si, pero suficiente como para causar distracciones y romper la concentración de su rival con bastante más facilidad.

por **Rosette Lestrange** Jue Oct 06, 2016 2:55 pm

Los movimientos de la espadachina fueron de esperarse, ningún ataque de Rosette alcanzó el cuerpo causándole una gran frustración. Se mordió el labio inferior instintivamente por la rabia, le estaba costando herir a la revolucionaria pero no iba a rendirse. Los consecutivos ataques cesaron en el momento en que la revolucionaria se agachó quedando fuera del alcance del ataque. Rosette no esperaba ese movimiento, no había contado con eso. Se quedó unos segundos paralizada intentando trazar un plan para contraatacar, pero no le dio tiempo.

El frío metal cortó sin piedad la carne de la pierna provocando una herida sangrante, el dolor pronto apareció recorriendo el cuerpo entero. El ataque a diferencia del primero perdurará un rato, era una herida en la pierna, eso la haría más lenta de ese momento en adelante.- Joder…-- Susurró para sí misma dirigiendo una de las manos a la herida. Introduje uno de los dedos en el corte para comprobar la profundidad de este. Mordió con todavía más fuerza su labio inferior para evitar soltar un quejido de dolor. Sin darse cuenta el labio comenzaba a sangrar, dejando un hilo rojo que caía lentamente hacia la barbilla. Sacó el dedo de la herida comprobando que no había sido muy profundo, no le mataría ni creía le causaría problema… pero de repente notó algo extraño en ella. La sensación vino en principio lenta, una molestia fácil de ignorar pero según avanzaban los segundos, más aumentaba esa extraña sensación ¿Por qué le picaba? ¿Y de dónde provenía ese dolor? El cuerpo entero le comenzaba a doler y picar, una sensación extremadamente incómoda. Quiso dejar la lanza a un lado para poder rascarse… o intentarlo puesto que rascar por dentro era imposible. La sensación se hacía cada vez más intensa, más incómoda.-¿Qué me has hecho?- ¿Había veneno en la espada? No vio ningún líquido en ella… y recordó el momento en que se pasó la katana por los labios.-No eres humana…- Bajo ese aspecto humano se escondía otra criatura, una capaz de crear veneno… ¿Un demonio? Quien sabe, la había cagado y pagaba las consecuencias.

Soportando lo máximo posible la sensación, no queriendo mostrarse débil ante la contraria, respiró hondo y lo expulsó lentamente para tranquiizarse.-Rosette… Rosette Lestrange, paladín de Chaos.- Respondió a modo de representación con evidente orgullo en sus palabras.-Jabaku… te he subestimado, te faltan un brazo y un ojo pero sin duda eres mejor que todos los revolucionarios aquí presentes.- Las habilidades de Jabaku la impresionaron, pero eso no bastaba para ganarse su respeto, tendría que herirla más si quería captar de todo su atención. La paladina le dedicó una media sonrisa, como si no le pasara nada, actuando ignorando el maldito veneno. Se lanzó de nuevo al ataque lanza en manos, golpeando a la pelirrosa con cada extremo del arma. Con cada golpe el ataque se volvía más errático, el dolor y picazón provocados por el veneno la estaban desconcentrando y ni las voces podían ayudarla. Llegado un momento tuvo que desistir de atacar para pararse un segundo, cerrando los ojos por culpa del dolor. Debía aguantar, seguir sus propias palabras… alcanzar el límite y superarlo, eso debía hacer. Impulsada por la necesidad de ganar volvió al ataque. Corrió hacia Jabaku y en el último momento usó a la lanza a modo de pértiga volando en el aire. Cayó sobre la revolucionaria y aprovechando el momento, sin el arma en sus manos, comenzó a propinarle una serie de puñetazos para no dejarla escapar. Los guanteletes de metal provocan más daño con cada golpe. Una pelea a puñetazos, uno de sus juegos favoritos de resistencia… ¿Cómo respondería la pelirrosa?

por **Jabaku Fūenjin** Jue Oct 06, 2016 3:37 pm

El ataque le había tomado por sorpresa y había logrado lo que quiso en un principio, hacerle un corte por pequeño que fuese para que el veneno se filtrase a la sangre y le comenzase a arder todo el cuerpo por la intoxicación, apenas era un poco de veneno y no sería más que picor y ardor interno, necesitaría algo más para que fuese mortal para ella. La cantidad suficiente de veneno podía llegar a provocarle unos picores tan fuertes como para arrancarse la piel a si misma con las uñas o con lo que fuese, no era mortal tampoco pero la molestia era tan grave como para que quisieras suicidarte, claro que para ello necesitaría bastante más que un simple corte, un mordisco directo en la carótida sin embargo si lograría eso. Por supuesto para un ataque así necesitaría reducir al mínimo el espacio entre ambas y tener la oportunidad, con una lanza de por medio era bastante complicado que pudiese llegar a acercarse tanto pero quizá podría llegar a quitársela si esperaba el momento adecuado. La mujer se dio cuenta de que la katana había sido envenenada en el momento en que se la pasó por la boca, demasiado tarde quizá pues ya tenía una parte del veneno en la sangre y el picor debía de estarle corriendo por dentro aunque se aguantase, por ahora podría contenerse fácilmente pero si le volvía a alcanzar con un corte más profundo entonces estaría en problemas serios.

Escuchó la presentación de la contraria, nada más y nada menos que la Paladín de Chaos, se le veía orgullosa y no era de extrañar pero empezaba a pensar que la pobre confiaba demasiado en su título y no lo suficiente en la estrategia, para su desgracia, Jabaku era una buena estratega y prefería pensar bien lo que hacía. -Te has dado cuenta un poco tarde pero así es, quizá me falten un ojo y un brazo como bien has dicho pero eso no mengua ni mucho menos mi fuerza o habilidad.- Todo lo contrario de hecho, perder un miembro y medio campo de visión le había servido para sobredesarrollar sus otras extremidades a falta de una cuarta, como si la ausencia de ésta hubiera transferido su fuerza al resto a partes iguales y con el ojo había sucedido similar, teniendo mucha mejor vista con su ojo sano y una audición más aguda, irónico tratándose de una serpiente que pudiera escuchar. La contraria se lanzó de nuevo al ataque con la lanza, debía tener cuidado con ésta y buscar el momento adecuado para intentar quitársela, mas por el momento solo se dedicaba a retroceder y evadir todos los golpes que le lanzaba, cada vez menos coordinados y con peor movimiento, estaba perdiendo la concentración y poco a poco la fuerza a causa del veneno.

Sin embargo sería un proceso muy lento, tardaría hasta horas en ser lo suficientemente fuerte como para que el veneno le terminase por impedir moverse coherentemente, además de que el cuerpo terminaría por expulsarlo antes si no le inyectaba más, por ello estaba decidida a seguirle haciendo cortes o, si veía la oportunidad, le mordería. De repente se detuvo, dejó de atacar y tomó algo de espacio, probablemente agotada de lanzar ataques a diestro y siniestro sin ningún éxito, podría aprovechar ese momento para intentar atacarle pero entonces la Paladín se lanzó de nuevo, utiizando la lanza como pértiga para caer sobre Jabaku. La pelirrosa lo vio venir, pero en cuando notó que soltaba la lanza para caer sobre ella, hizo como se perdía el equilibrio intentando retroceder y se dejó alcanzar, había encontrado el momento clave pero no debía precipitarse. Rosette comenzó a golpearle a puñetazos con la armadura puesta, bastante doloroso desde luego pero Jabaku tan solo simuló intentar protegerse mientras recibía a propósito los golpes y una vez encontró el hueco, giró la cabeza al tiempo justo de que el puño ajeno se clavara en el suelo, estiró el cuello tanto como pudo y sacó sus colmillos retráctiles para morderle directamente en el cuello, con que uno solo de los colmillos alcanzase la arteria carótida, la Paladín podría darse por muerta, no a causa del veneno, pero no podría defenderse.

por **Rosette Lestrange** Jue Oct 06, 2016 4:07 pm

Por primera vez desde que iniciaron el combate parecía que los ataques de la paladina estaban surtiendo efecto por fin. Esto aumentó su confianza considerablemente, estaba controlando la desagradable sensación lo suficiente para atacar coordinadamente. Puñetazo tras puñetazo golpeaba el rostro de la revolucionaria. Pensó que la velocidad de los ataques no le estaba permitiendo defenderse correctamente pues los intentos eran fallidos, parando un par de golpes por aparente suerte. Esto la animó más haciendo más rápidos y potentes los golpe, quería tumbarla a golpes con la única ayuda de su fuerza… lamentablemente las cosas se torcieron en cuestión de segundos.

En el último golpe la pelirrosa esquivó el puñetazo provocando que lo recibiera el suelo, la tierra se agrieto levemente con el impacto. Antes de poder reaccionar, intentar girarse para defenderse del ataque, notó el aliento de la contraria sobre ella y acto seguido el mordisco. Dolor de nuevo, los colmillos penetrando la fina piel del cuello provocando un quejido de sufrimiento. Rosette no aguantó el dolor y se dejó caer de rodillas. Reaccionó violentamente apartando a la serpiente de un puñetazo pero ya no le preocupaba acortar las distancias… otra vez esa sensación de picazón y dolor recorriendo el cuerpo entero, intensificandose en segundos. Llegó un punto en que no pudo soportarlo más, se quedó allí de rodillas, se quitó los guanteletes dejando las manos desnudas. Con la imperiosa necesidad de intentar calmar el picor de su interior, comenzó a rascar distintas partes de su cuerpo que le eran posibles. Con cada movimiento aumentaba la presión y en cuestión de minutos la piel fue cediendo ante las uñas brotando la sangre de las heridas. Repitió el proceso varias veces por el cuerpo. Buscó con la mirada a la revolucionaria dedicándole una mirada llena de odio y desprecio. Ahora lo entendía perfectamente, había sido una estúpida cayendo en su trampa, sus deseos de lucha le había costado la batalla. Su cuerpo se llenó de heridas causadas por ella misma, el dolor se intensificó y Rosette casi no podía estar en esa posición.

Buscó con la mirada desesperadamente a su compañera para comprobar que a diferencia de ella estaba teniendo ventaja en el combate contra los revolucionarios. La mala fortuna de ellas dos era que por cada hombre que caía, aparecían dos más para atacarlas ¿En qué momento las cosas se tornaron tan mal? Cayó al suelo incapaz de aguantar más el dolor, con las manos manchadas con su propia sangre por aquella desesperación… esa era una tortura de verdad, una sensación incapaz de calmar sin abrirte en canal. Estaba tumbada boca arriba, retorciéndose de la desesperación, esas corriente de dolor incontrolable que aumentaban cada cierto tiempo.-Morri… Morrigan...- La llamó en un susurro, girando sobre sí misma para poder quedarse boca a bajo, haciendo acopio de todas sus fuerzas hizo trató de arrastrarse fuera del alcance de la pelirrosa, yendo hacia la Gladius. Un nuevo chispazo de dolor le hizo detenerse de golpe retorciéndose nuevamente en el suelo, quedando de nuevo mirando al cielo.-¡Morrigan!- La llamó entre gritos y quejidos de dolor.

En ese instante supo que se había terminado para ella, con tal cantidad de revolucionarios allí reunidos, ellas dos solas… en su estado le era imposible atacar. Vio como la samurai se acercó a ella con paso sereno, iba a darle el final. Rosette buscó controlar su propia respiración pero le fue imposible, quería seguir luchando, levantarse y darle su merecido. En esos momento se sintió tan débil y desprotegida… las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, estaba llorando de rabia, de no poder seguir luchando… su parte humana la había traicionado. Observó por una fracción de segundos a su compañera e intentó hablarle pero ninguna palabra salía de su boca.

-Vete… huye…- Era lo que quería decirle, Morrigan no debía morir por su insensatez. Levantó la mirada de nuevo al cielo, y sonrió, iba a ser su final… Cerró los ojos esperando el golpe de gracia.

por **Jabaku Fūenjin** Jue Oct 06, 2016 5:09 pm

Tuvo que soportar unos cuantos golpes directamente en la cara con la armadura puesta, no se trataba precisamente de un daño suave ni mucho menos, sin embargo tenía que soportar cada golpe si quería atacar en el momento justo, haciendo como que no podía defenderse cuando perfectamente podría rodar para sacársela de encima o algo por el estilo. Una vez encontrado el momento perfecto, la pelirrosa clavó ambos colmillos justo en el punto en que la arteria carótida cruza el cuello, inyectando su veneno de manera mucho más directa, en mayor cantidad y en la vena principal del cuerpo que iba del corazón a todo el cuerpo bombeando con fuerza. La cantidad de veneno en el interior del corazón corriendo hacia todas direcciones era casi como si hubiera bebido lava, ese era el efecto que causaba tanta cantidad de su veneno en el torrente sanguíneo aunque era más probable que terminase por suicidarse antes de que el propio veneno le matase solo por no aguantar el dolor. Jabaku se levantó del suelo con calma, teniendo a su contrincante envenenada a ese nivel le daba una ventaja táctica prácticamente insalvable, no podría atacarle ni aunque quisiera en el estado en el que se encontraba y la pelirrosa aprovechó eso para sacudirse un poco y limpiarse la cara de su propia sangre a causa de los golpes que le había propinado la Paladín de Chaos.

Una vez de pie y algo más recuperada de la somanta de palos que había tenido que soportar a propósito, sacudió con fuerza la katana para quitar los restos de sangre y veneno que hubiesen aún en el filo para luego volver a envainarla y dejar escapar un profundo suspiro. Rosette Lestrange, Paladín de Chaos, se encontraba en el suelo revolviéndose del dolor mientras se intentaba calmar un picor y un ardor que no se podía calmar, arrancándose la piel a base de rascarse causando aún más dolor del que calmaba, era por ello que ese veneno solía causar la muerte por suicidio antes que la muerte por intoxicación. Jabaku se acercó calmadamente a la mujer, mientras que su compañera aún seguía demasiado ocupada con los hombres que no dejaban de aparecer para intentar reducirla aunque podía con ellos perfectamente, claro que una cosa era poder con ellos en combate y otra muy diferente era intentar ayudar a su compañera intentando ignorar a un montón de hombres que no iban a permitírtelo. Jabaku se detuvo junto a Rosette, que se había quedado tumbada boca arriba mientras intentaba arrastrarse hasta su compañera, posó uno de sus pies en el abdomen de la contraria para que no se pudiera mover ni negar.

-Ésto es lo que tiene que ofrecer Chaos, una mujer demasiado imprudente para darse cuenta de la desventaja a la que se enfrenta…- Dijo con cierto tono de burla a la par que desprecio, volviendo a desenvainar la katana con su única mano disponible y posando suavemente la punta de su sable sobre el pulmón derecho de la mujer, la dejó ahí por algunos segundos para que pudiese verla bien, ver lo que iba a hacer. Con todas sus fuerzas empujó el sable hacia el suelo atravesando el pecho ajeno con el arma blanca, sin perder un segundo extrajo el arma y la sacudió de nnuevo antes de volver a guardar el sable en su funda. -Espero que ésto sirva de lección… Te dejaré ahí a tu compañera agonizante para que puedas ver como se le va la vida poco a poco... si es que terminas con toda esa morralla.- Se dirigió a la otra mujer que había irrumpido en la ciudad, no veía necesario perder más tiempo con ella, con una muerta sería bastante difícil que pudiera salir de esa situación y aun si lo hacía no le importaba, llevaría consigo el cadáver de su Paladín como prueba de que debían tener cuidado con lo que hacían. Tras eso, tan solo se dio media vuelta y se marchó de allí, lo único que quería desde hacía horas era marcharse de ahí para regresar a Tempus lo antes posible, ya echaba de menos a su pequeña…

por **Morrigan Sparda** Jue Oct 06, 2016 6:46 pm

Al inicio del combate, la Gladius se encontraba motivada, pues aunque la calidad de sus adversarios no era la deseada, al menos la cantidad hacía interesante la balanza. Como diablesa, hija de las sombras, sus ataques poseían daño afín a este elemento, y no dudó en recurrir a el cuando vio a su compañera en el suelo tendida. No se movía y su adversaria se alejaba. - ¡¡ROSE!! - No se contuvo, sus ojos verdes se tornaron rojo sangre, un aura morada con destellos violetas la envolvió por completo, iniciando una especie de corriente eléctrica que recorría todo su cuerpo. Su cara expresaba una furia profunda, ahora si estaba cabreada de verdad. Comenzó a levitar, ascendiendo lentamente hasta situarse por encima de las cabezas de sus enemigos. - Morid… - Toda esa aura oscura que la rodeaba comenzó a crecer y dividirse algo que parecía tentáculos. Tras pronunciar un grito de guerra que hizo retumbar toda la ciudad y liberar una onda de energía que desplazó varios pasos hacia atrás a sus enemigos, provocó que los tentáculos salieran disparados, alcanzando a sus enemigos mientras adoptaban en el aire forma de lanzas negras crepitantes de corriente oscura.

Dirigió su atención a la revolucionaria que con un tono burlesco, se mofaba de la suerte de su compañera. Las ganas de abalanzarse sobre ella y aplastar su cráneo eran casi incontenibles, pero en ese momento su prioridad era encargarse de Rosette, seguía tendida en el suelo, moviéndose entre espasmos mientras se ahogaba en su propia sangre. Sus enemigos ya habían perecido gracias a tu ataque, pero venían más. Había que salir de allí cagando leches o no tendría oportunidad de salvarla. - ¡Joder! ¡¿ Qué coño se supone que tengo que hacer ahora!?.- Estaba de rodillas sobre el cuerpo agonizante de la paladina. Miró al frente, se acercaban. Otro grupo de revolucionarios más. La cogió por la cintura y la cargó al hombro. Saltó a lo alto de una de las casas y corriendo por los tejados se alejó todo lo que pudo sin mirar atrás.

Lestrange se estaba desangrando, de vez en cuando escuba algún gemido, eso significaba que aún estaba consciente. Dentro de lo malo, no estaba en la peor de las situaciones, pero tenía que taponar esa herida o moriría. Saltó tan alto y lejos como pudo, alejándose de la zona, huyendo hacia la periferia de la ciudad. Dejaron atrás las luminosas y alborotadas calles de los casinos y burdeles para cruzar a un área más tranquila. Encontró un tejado plano en lo que parecía una especie de almacén. Bajó a Rosette con cuidado y la dejó en el suelo y comenzó a evaluar los daños. Entró en pánico cuando vio que esta no se movía, ni convulsiones ni nada, instintivamente le dio un fuerte golpe con la mano abierta en la mejilla derecha, intentando con esto que la mujer tendida en el suelo reaccionara. Efectivamente, sus ojos se entreabrieron débilmente, su respiración era muy débil. - Vamos Rose, aguanta, maldita sea… No puedes morir aquí. ¡Me niego!. - La diablesa no se había encontrado en esta situación jamás. ¿Intentando salvar a otro ser? Sin duda era despiadada y no soportaba tener que andar cuidando de criaturas más débiles, no era una niñera, era una luchadora, parte de la élite más poderosa del ejército de Chaos. La mujer que se moría a su lado, sin duda era otra luchadora como ella, una guerrera digna de ganarse su confianza y de reconocerla como guerrera. Lamentablemente era un ser humano, una criatura de cuerpo frágil y longevidad muy limitada. Podía superar los límites de su raza, pero aun superandolos, no podía compararse a otras con fortalezas extraordinarias. ¿Qué podía hacer? No quería dejarla morir. No se conocían desde hace mucho, en el asedio de Valanyr crearon una especie de camaradería que solo había sentido con Viktoria. No iba a dejar que se muriera, ni de coña. Además, de ser así, no quedaría territorio suficientemente remoto en todo Spirit Soul donde pudiera esconderse de la ira de Atreyu.

Sólo había una solución para salvarla. Nunca la había llevado a cabo, pero de no utilizar ese recurso ahora mismo, Lestrange acabaría desangrada en ese tejado. Dejó a la mujer tendida de lado en el suelo para que pudeira respirar algo mejor y no se ahogara con su propia sangre. Hizo cortes gemelos en ambas palmas de sus manos y se alejo de su compañera. Se agachó en el suelo y con las palmas de las manos sangrando, apoyadas sobre la superficie, giro sobre las puntas de sus pies dos veces, creo dos circulos concentricos en los que con su sangre empezó a dibujar unas runas por el interior de las circunferencias.

CIRCULO RITUAL:

- ¡Zyweso, wecato keoso, Xunewe-rurom Xe-verator, Menhatoy, Zywethorosto zuy. Zu-rurogos Yog-Sothoth! Orary Ysgewot, ho-mor athanatos nywe zumquros, Ysechyroro-seth Xoneozebethoos Azathoth! ¡Xono, Zu-weret, Quyhet kesos ysgeboth Nyarlathotep! Zuy rumoy quano duzy Xeuerator, YZHETO, THYYM, quaowe xeuerator phoe nagoo, Hastur! ¡Hagathowos yachyros Gaba Shub-Niggurath! ¡Meweth, xosoy Vzewoth! -

Una vez completado todo el dibujo mientras susurraba unas palabras en demoníaco, cogió a Rosette con cuidado entre sus brazos y la posiciono en el centro. Con su propia sangre, que aun seguía saliendo de la palma de sus manos, dibujó dos símbolos en el cuerpo de Rose. Apartó la armadura deteriorada del pecho de la paladina y rasgó sus ropas dejando el vientre al descubierto. Creó un símbolo en la frente y otro en su estómago. Seguía hablando en su lengua natal, en un intento desesperado por hacer que la mujer consiguiera aferrarse a la vida, aunque fuera convertida en un demonio.

POTENCIADOR:

- ¡ZIJMUORSOBET, NOIJM. ZA-VAXO!
¡QUEHAIJ, ABAWO, NOQUETO-NAIJI!
¡OASAIJ, WURAM, THEFOTOSON!
¡ZIJORONAIFWRTHO, MUGEL-THOR, MUGELTHOR- YZXE! -

Dibujó un símbolo en el aire y elevó sus manos al cielo. Tras ello, el borde exterior del círculo trazado en el suelo comenzó a brillar. Para completar el ritual tenía que hacer que Rosette bebiera de su sangre, con ella, eliminaría el veneno y comenzaría su transformación. Si todo salía bien, renacería como un demonio. creó un corte en su cuello con su uña, exactamente seccionó su yugular, que presionó rápidamente para evitar que el líquido carmesí saliera disparado de su cuerpo. Se sentó de lado en el círculo y acunando a Lestrange entre sus brazos la acercó a la herida de su cuello. - Bebe Rose, aférrate a la vida… Renacerás como un demonio, notarás cómo tu cuerpo cambia por dentro y por fuera. No será agradable... te va a doler, así que disfrútalo. Bienvenida a la familia, Rose.-

por **Rosette Lestrange** Jue Oct 06, 2016 8:32 pm

Escuchaba a su corazón latiendo cada vez más fuerte y agitado, de él nació una mezcla de miedo y furia. Incapaz de moverse o hablar, abrió los ojos para ver la espada posada sobre su pecho exhibiendo a la causante de su final. Un suave movimiento bastó para que el arma consiguiera penetrar la coraza y cuerpo de la paladina, atravesando el pulmón de esta. La sensación del frío de la espada entrando en su cuerpo fue extraño, un terrible dolor le invadió el cuerpo completo. No podía hablar solo lanzar quejidos incoherentes, la sangre se acumulaba en su garganta. El cuerpo sufría espasmos continuos, en uno de ellos la rubia comenzó a escupir sangre sin parar. Con los ojos húmedos del llanto vio como la revolucionaria se marchaba dejando tras de sí un reguero de sangre y humillación. Apenas era capaz de escuchar a su compañera luchar contra el resto de hombre pero sabía que acabaría con ellos y huiría.

El sonido de la lucha se hizo alejano, entendía que Morrigan seguía allí luchando pero ya no era capaz de escuchar o verla. Cerró los ojos, solo escuchaba sus propias palabras resonando en su cabeza acompañada de sus dos voces. Pensó en lo que decían ocurría cuando alguien estaba en su lecho de muerte… y entonces comenzó a recordar el pasado. Su madre, cariñosa y atenta buscando siempre su seguridad a pesar de su comportamiento, sus muchos “padres” que le dieron el cariño que el biológico nunca le brindó. Los niños que se burlaban de ella constantemente, las palizas que le dio… el momento en que perdió la cordura, el día que abandonó la aldea por ser demasiado peligrosa. Su primer día como guardiana, los rostros de sus nuevos compañeros, los sueños que por aquel entonces ansiaba alcanzar… el día en que conoció al ministro.-Atreyu...- De nuevo esa opresión en el pecho ¿Era por que moría? No… fue en el instante que recordó a su señor. Recordaba esa noche a la perfección, un encuentro fortuito del destino. Ella nunca imaginaría encontrarse con el ministro de chaos en aquel lugar apartado, confiando en él desde el principio ¿Por qué? Hasta ese momento no se había dado cuenta, desde el primer segundo en que sus miradas se encontraron los dos crearon un vínculo único, por muchas personas que llegaran o pasaran, ellos dos siempre lo compartían. Y con el transcurrir del tiempo descubrió tantas cosas sobre el, secretos y detalles que la gente tomaría como malo, pero ella nunca… su señor era intocable.-Lo siento tanto… ójala estuviera aquí para verle por última vez, para pedirle disculpas por mi fracaso, despedirme… decirle...- ¿Decirle? ¿Qué más? Hubiera roto a reír de haber podido, había sido tan idota que no lo comprendió hasta ese momento. Esos sentimientos que afloran en ella cada vez que estaba a solas con él, la complicidad, los celos, las peleas… ahora por fin comprendía todas esos sentimientos nuevos en ella.-Yo… ¿Le amo?- Se preguntó así misma tratando de comprender lo que significaba.-Amo al ministro… no puedo creerlo ¿Era tan obvio? ¿Por qué no me di cuenta de antes?- Llega un momento en que el dolor desapareció dejándola a ella sola con sus pensamientos.-Soy tan estúpida… y él me odiara.- A pesar de tener los ojos abiertos era incapaz de ver nada, solo la oscuridad que la envolvía. Los párpados cansados de la paladina se cerraron lentamente, de pronto le había entrado ganas de dormir… un sueño del que no despertará.

En su estado no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Morrigan habiendo derrotado a los revolucionarios y con la llegada de más grupos, la cogió en peso sobre el hombro, alzando el vuelo para huir de ellos. El tiempo no transcurría en la perspectiva de Rosette, sabía que seguía viva nada más que por sus pensamientos, hablando consigo misma. Por primera vez en su vida las voces no estaban ¿Desaparecieron? Estaba completamente en ese mundo de completa oscuridad y poco a poco sus pensamientos se iban difuminando. En su último minuto se le vino a la cabeza el recuerdo de la primera vez que Atreyu y ella se encontraron, y ese retrato fue el último que quedó.

Bienvenida a la familia, Rose.- ¿Quién? ¿Qué le sucedía? Notó un líquido caliente en su garganta, cayendo por sus labios. Tardó unos segundos en identificarlo como sangre, pero no era suya, le pertenecía a Morrigan. El dolor regresó de golpe envolviendo el cuerpo de la paladina, sus ojos recuperaron la capacidad de ver. Primero un intenso brillo, luego se la imagen se iba aclarando y se encontró con el rostro asustado de Morrigan. Intentó mediar palabra pero no pudo, algo sucedía. Se retorció en los brazos de la diablesa, movimiento salvajes que le provocaba un increíble sufrimiento ¿Qué le pasaba? Estaba muerta y de pronto viva, notaba el cuerpo entero arder. Levantó las manos para mirarlas comprobando que estas cambiaban, el cuerpo entero… pero lo peor estaba por llegar. Un punzante dolor en su espalda, algo la estaba resquebrajando por dentro. Dio media vuelta al cuerpo dejando la espalda al aire mostrando que en su interior algo luchaba por salir. La piel se abrió lentamente y de ella nacieron dos brillantes alas negras. La pérdida de sangre y el dolor de lo que le sucedía no le dejaba pensar con claridad. Quería acabar con ese sufrimiento pero estaba muy lejos de parar… finalmente el agotamiento pudo con ella. Respiraba débilmente entre los brazos de Morrigan incapaz de articular palabra o moverse, allí sin apartar la vidriosa mirada de la diablesa.

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por **Morrigan Sparda** Jue Oct 06, 2016 9:21 pm

Se retorcía de dolor. Rosette estaba cambiando. ¿Qué había hecho? Era la primera vez en la que transformaba a un mortal. Un hormigueo cubría todo su cuerpo. Una sensación indescriptible recorría su ser. Por una parte se sentía débil por la pérdida de sangre, por otra se sentía llena de vida, pues gracias a su propia esencia pudo devolver la energía a Rosette.

Tenían que salir de allí o acabarían muertas si les encontraban. Morrigan dejó una buena ventaja, pero su rastro no estaba oculto, tarde o temprano las encontrarían. Ahora mismo se encontraba débil, había perdido mucha sangre, si no se movian pronto acabaria debilitada y si el subidon de adrenalina se desvanecía, no llegaría muy lejos con ella a cuestas. - Aguanta un poco más, nos vamos a casa.- Chaos, su hogar. ¿Por qué tenían que huir de una ciudad que se suponía que pertenecía a su territorio? Odiaba esa sensación, la de la derrota. La retirada por obligación, por necesidad, por supervivencia. Juraba para sí misma que antes o después buscaría a esa maldita mujer y le daría su merecido.

El camino de vuelta al Castillo e Chaos sería duro, con cada salto que daba perdía fuerza, Rosette no ayudaba, pues la transformación empezaba a surtir efecto en su cuerpo y más de una vez tuvo que parar en el camino para poder ayudarla a no perder la cordura por la sensación de dolor. Intentaba alimentarla de alguna manera para paliar su dolor, pero la paladina solo se retorcía y se aferraba a sus brazos en un mar de gritos desoladores y lágrimas. - Queda poco, aguanta Rose…- Ya habían salido de Rihm, tan solo la oscuridad y la desolación del reino les separaban de su destino. Lo tenía claro, en cuanto llegara al castillo buscaría al caduceus de Chaos, pues no había nadie más poderoso en todo el reino capaz de sanar cualquier herida.

A lo lejos las luces del palacio brillaban, Morrigan dejó escapar un suspiro de alivio, pues llegar desde Rihm para ella supuso un gran esfuerzo. Nunca antes recorrió tal distancia y menos cargada con otra persona. Pero la ocasión lo requería, pues de ello decidía la vida se su igual, de posiblemente la única “amiga”, por llamarla de alguna manera cercana. Se precipitó contra la cristalera que intuía sería la habitación de la paladina, estrellándose contra el cristal que cubría la estancia. una vez dentro, la depositó en la cama. Tenía que encontrar a Derek ¿Dónde estaría ese hombre? Temerosa por si el mismo Ministro reparaba en su presencia, salió de la habitación como una bala, recorriendo cada una de las salas en busca del hombre que salvaría a la paladina de Chaos.

por Contenido patrocinado

Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater