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Miembros: 12
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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Spirit Soul :: Chaos :: Ciudad de Rihm
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Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Abrió los ojos de golpe casi por instinto al entrar en su cuarto aún sujeta por Morrigan. La dejó delicadamente sobre la amplia cama del dormitorio. La vio marcharse con unas prisas abrumadoras, iría en busca de ayuda… la iba a necesitar. Escuchaba y veía, y lentamente recuperaba la capacidad de hablar pero las heridas dejaron el cuerpo destrozado. Estaba tumbada mirando hacia el techo de la habitación con la única compañía de sus pensamientos. Hubiera deseado que ese par de idiotas de su cabeza dieran señales de vida para entretenerse. Ignorando el dolor de las heridas, su cambio drástico y su casi muerte, un agradable sensación se hizo presente. Estaba viva, destrozada pero seguía con vida… y ya no era humana, el débil cuerpo de humana murió dejando paso al de un demonio. Quería verse reflejada en un espejo pero no era capaz de moverse, tendrá que aguantarse hasta estar mejor.
Veremos de nuevo al ministro.- Rose se sorprendió al escucharla, su regreso sin duda marcaba mejoría.¿Dónde habéis estado?- Las dos voces rieron a la vez.-Muertas y vivas a la vez...-¿Qué se siente al estar muerto?-Un asco… morimos en el instante en que te dejaron para el arrastre.- Rompió a reír, claro… su mente no estaba muy “lúcida” que se dijera y ellas dos no podían existir.-Esto se lo debemos a Morrigan.- Les recordó.-Morrigan es nuestra mejor amiga, decidido.- Las estuvieron de acuerdo, Morrigan merecía sin duda su respeto y agradecimiento.-Ahora somos hermanas, recordad- Le agradaba pensar que podía tener amistades, raras pero amistades al fin de al cabo.-Estas deseando ver al ministro.- Las mejillas de Rose brillaron en rojo, de no estar cubierta de sangre probablemente se podría apreciar.-Solo espero que no me vea así, me moriría de vergüenza.- Si el regente descubría su fallo no podría perdonarse… una guerrera de chaos no podía caer en batalla.-Somos un maldito demonio, claro que lo descubrirá, no hay remedio.-Una puerta secreta es lo único que nos separa del ministro, y Morrigan no ha sido muy sutil, reza para que no esté en el castillo.- Las palabras de la voz “buena” sonaron muy retorcidas para ella, claramente quería lo contrario… pero respiraba tranquila, dudaba mucho recibir mucha compañía esa noche.
Cerró los ojos para descansarlos, Morrigan tardaría en regresar con la ayuda, solo esperaba no despertara a todo el maldito castillo.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Era ella. Su aroma se había alterado levemente y su aura estaba difusa. Su esencia estaba cambiando. Observó su cuerpo, lleno de sangre y cortes, con dos símbolos demoníacos dibujados sobre el. - Rosette…- Una emoción hasta ahora desconocida invadió todo su ser. Notaba como un sudor frío recorría todo su cuerpo, su mente se nublaba y una sensación de agobio se adueñaba de él. Bloqueado, incapaz de reaccionar ante la mujer que se encontraba moribunda sobre la cama cubierta de sangre. Tras unos segundos de pánico, consiguió reaccionar, si no actuaba rápido moriría, estaba débil, su respiración era muy irregular, la herida de su pecho no paraba de sangrar, sin duda era la que había que tratar con más urgencia.
Instintivamente presionó sobre ella y comenzó a tratarla. No había tiempo de pedir ayuda, además Derek se encontraba en Tempus. Su cuerpo empezó a cambiar, oscureciéndose toda su piel, sus cabellos níveos se tornaron negro azabache y sus ojos azules adquirieron una tonalidad rojo sangre. Su sombría piel comenzó a desprenderse de su cuerpo, como si se tratara de ceniza, comenzó a flotar alrededor de la paladina, poco a poco comenzó a arremolinarse sobre sus heridas, concentrándose la mayor parte de ellas en la herida sangrante que el regente presionaba con su mano. Estaba muy débil y malherida, iba a necesitar gastar mucha energía para poder estabilizarla, pero no le importaba. En ese momento lo único que pasaba por su mente era que si tenía que morir para poder salvar su vida, lo haría. No podía imaginar un dia sin Lestrange. La muerte, su muerte. El corazón le dio un vuelco cuando la idea de verla morir apareció de repente. Subió encima de la cama y se puso de rodillas sobre ella, quedando el cuerpo exhausto de la mujer entre sus piernas. Utilizó sus dos manos para canalizar mejor la energía que emanaba de su cuerpo, intensificando el flujo hacia Rosette, notaba como emanaba una corriente descendente por sus manos. Su cuerpo empezó a desprender una cálido hálito, haciendo que sus cabellos negros se revolvieran levemente por la suave brisa que se concentraba en ellos. El flujo de energía era constante, poco a poco la herida parecía que se iba cerrando. Dejó de presionar al ver que ya no sangraba, aunque no estaba cerrada del todo, ya no suponía un peligro de muerte para la vida de Lestrange. Siguió canalizando toda la vitalidad que necesitaba el magullado cuerpo. Estaba llegando a un punto en el que su cuerpo empezaría a resentirse de no parar, pero en esos momentos de desasosiego no iba a detenerse hasta que cayera desmayado.
Empezaba a encontrarse débil, sus ojos empezaban a cerrarse y sus piernas a fallar. Su cuerpo se tambaleaba hacia los lados y un hormigueo se extendía por sus brazos. La respiración de la mujer empezaba a ser más rítmica y su rostro expresaba unas facciones relajadas. Consiguió salvarla de la muerte, o eso parecía. Se apoyó con sus manos sobre la cama, cada una a un lado de la cabeza de la paladina, le costaba respirar y se sentía terriblemente débil, dejó el peso de su cuerpo sobre su mano izquierda y a continuación su cuerpo cedió, cayendo de espaldas sobre la cama junto a la mujer a la que acababa de salvar la vida. Permanecer con los ojos abiertos era un tremendo esfuerzo para él, que decir ya girar la cabeza. Pero aun así, luchó por dar un vistazo a Rosette, quería asegurarse de que estaba bien, de que ya no estaba al borde de la muerte. De no ser así, no podría perdonárselo jamás.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Irrumpió en su habitación, encontrándosela vacía. Posiblemente estaría en la enfermería o incluso en la base militar. - Joder… Para una vez que necesito algo…- Estaba frustrada, desesperada buscando al hombre por el palacio. Se acercó hasta la base militar, apartando a empujones a los soldados que se interponían en su camino, como si de una furia se tratase. Nada, ni rastro del caduceus. Su último recurso era preguntar a alguno de los viejos demonios a los que Atreyu tenía aprecio. Eran viejos milenarios que sirvieron a Chaos como guerreros, su conocimiento sobre el reino era tan abrumador, que el dios oscuro les otorgó un puesto de consejeros. Irrumpió en la habitación de estos, causándoles casi un infarto para al final no obtener respuesta.
Solo quedaba hacer una última cosa. Avisar al regente. No quería ni imaginar su reacción. Nunca lo había visto alterado, era un hombre aparentemente frío, pero en su interior se escondía un alma impetuosa. Admiraba su templanza, ojalá ella pudiera controlar la mitad de sus impulsos, más de una vez le habían causado más de un problema, pero ninguno como el de ahora. Sumida en sus pensamientos, cuando se quiso dar cuenta, estaba frente a la puerta de la habitación del ministro. Tragó saliva y la tocó enérgicamente. No obtuvo respuesta. Giró despacio la manivela y pronunciando su nombre con miedo, asomó la cabeza en busca de Atreyu. La habitación estaba vacía, una leve brisa entraba por la puerta abierta de la terraza. Un chispazo bloqueo su mente cuando se cruzó la idea de que ya había descubierto a Lestrange. - Mierda…- Giró sobre sus pasos y se acercó al siguiente dormitorio.
La puerta principal de la habitación que comunicaba con el pasillo, hasta ahora entrecerrada se abrió cuando la Gladius irrumpió en la estancia. Estaba nerviosa, no quería imaginarse que se iba a encontrar, su corazón parecía que quería salir de su cuerpo. Permaneció en la puerta atónita cuando encontró a Atreyu sobre el cuerpo de la paladina. El regente tenía un aspecto diferente. Su pelo estaba negro completamente y su aura emanaba una fuerza diferente a la habitual. No pasó del marco de la puerta. No sabía qué hacer, ni que decir. Su compañera estaba al borde de la muerte y la única persona que podía salvarla en esos momentos ya se encontraba a su lado. Agarró el pomo de la puerta y cerró esta despacio, dejándolos en completa intimidad.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Ahí tumbada sobre la cama sin incapaz de moverse o decir una palabra.-¿Qué hace?- Observó en silencio como se subía sobre la cama, posicionándose sobre ella, atrapando el cuerpo entre sus piernas.-De nuevo…- No era la primera vez que veía esa habilidad, en su batalla anterior la había usado para curarla tras el combate tras rechazar la ayuda de la maga. El dolor disminuyó lentamente a medida que la cálida sensación ya conocida iba entrando en su cuerpo. Todas las malas emociones se fueron dispersando dejando únicamente tranquilidad y seguridad. Era extraño, nunca antes se había sentido así… segura, la idea de que alguien la estuviera protegiendo.-Pero es ridículo… debería ser yo quien le protegiera.- Lentamente las heridas más leves cerraron y la principal ya no resultaba una amenaza de muerte. Su respiración se fue serenando recuperando su ritmo normal, ya no le dolía tanto cuerpo, todo gracias al ministro. Le vio caer exhausto de lado, justo a su lado, llevado por el agotamiento. Rose dio un movimiento brusco por la impresión en un fallido intento de ayudarle pero no tampoco estaba para tirar cohetes. Pudo moverse lo suficiente para quedarse de lado, cruzando la mirada con la del ministro. Se le veía fatal, sin duda usó demasiado poder para ayudarla, la otra vez no había sido nada pero ahora…
Le miró en silencio sin apartar ni un segundos los ojos de los de él, vidriosos por el llanto de antes pero ya no tenía ganas de llorar… en su lugar una media sonrisa se formó en los labios de la paladina, simplemente de agradecimiento.-Señor...- Le llamó por fin pudiendo hablar con más tranquilidad, sin preocuparse de atragantarse con su propia sangre.-Gracias… y lo siento.- Un agradecimiento y una disculpa a la vez, pocas veces pasaba eso.-¿Se encuentra bien?- Incluso en esa situación en que debería estar más atenta a su estado, le era imposible no preocuparse por su superior.-Iré por alguien...- La cabezonería de la paladina rozaba el absurdo a veces, intentando levantarse para buscar ayuda… Morrigan tenía pinta de tardar más de lo que esperaba. Evidentemente el cuerpo falló haciéndola caer de nuevo en la cama en la misma posición, ahora ligeramente más dolorida.-Creo tardaré un rato.- Una risilla nerviosa escapó de sus labios, la situación pintaba tan idiota. Desistiendo (por el momento) de moverse e ir por ayuda, se quedó allí plantada, regresando la mirada al ministro. Por alguna extraña razón se sentía cómoda allí, ignorando el propio hecho de que su acompañante no llevaba ninguna prenda… pero después de pasar tanto tiempo juntos se acostumbró a las manías de su superior.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Observaba a Lestrange, su nueva piel, una lágrima resbalar por su rostro ensangrentado que capturó con su pulgar. Era la segunda vez que veía llorar a la mujer. Acaricio su pelo con ternura, poco a poco empezaba a recobrar sus fuerzas. Extendió la caricia con el dorso de su mano por el brazo, desplazándola por su espalda hasta llegar a su cintura a la que se aferró con fuerza para atraerla junto a él. Tumbados de lado, uno frente al otro. No podía apartar su mirada de sus intensos ojos color violeta. Todo lo demás había cambiado, pero sus ojos seguían inalterables, portadores de fuerza y una belleza sobrenatural.
- Dime que Morrigan no ha sido la causante de tu cambio… Sabía que no era buena idea dejar que os juntarais las dos…- Rosette no era la representación de la cordura, ni mucho menos, pero la Tercera Gladius tenía unos impulsos psicópatas incapaz de controlar. Eran como el combustible y el fuego, en Valanyr las vio combatir mano a mano, disfrutó con su batalla, pues ambas guerreras eran terribles e igual de sanguinarias. Dos bellezas que no pueden pasar desapercibidas en ningún lugar.
Apoyó su frente contra la de la contraria y cerró los ojos. Sus cuerpos estaban fundidos en un abrazo, tan cercanos y cálidos. El cuerpo ensangrentado de la mujer mancho el suyo, toda la cama estaba prácticamente cubierta de rojo. Su mano vagó por el cuello de Rosette, ascendiendo hasta la parte posterior de este, retirando el oscuro cabello de el, sujetando la base de su pelo entre sus dedos, tirando suavemente de esos hacia atrás, obligando a la paladina a elevar levemente su barbilla y dejar caer la cabeza, exponiendo la parte superior de su garganta. Sus labios se acercaron a la piel desnuda, cubriendo esta con su aliento en una caricia fantasma.
De nuevo se despertó el deseo, cuando se encontraban tan cerca le era muy difícil controlarse. Tenía que poner toda su voluntad para no devorarla a besos y arrancarle la ropa. Esta vez su cuerpo no respondía bien a sus movimientos lo que le relajó bastante, por mucho que su mente quisiera poseerla, era incapaz de hacerlo. Ambos necesitaban descansar, recuperar fuerzas y Rosette, aprender a dominar su nuevo poder. Apoyó la frente de Lestrange sobre su pecho y la envolvió con sus brazos. En ese instante el mundo dejó de existir para el dios oscuro.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Morrigan no tiene culpa de nada, señor.- Respondió incapaz de apartar la mirada de los hipnóticos ojos azules.-De no haber si por ella… quizás no estaríamos aquí.- Morrigan le había salvado la vida, le debía la vida y en ese momento en adelante estaban unidas también.-Todo fue mi culpa… me confié, en cuanto me recuperé asumiré el castigo correspondiente.- Ahí llegaba de nuevo el orgullo de la paladina, dispuesta a cumplir un castigo por fallar.
Sus párpados se cerraron del todo cuando el albino puso su frente contra la de ella, cortando todavía más la distancia entre sus rostros.-Deberíamos besarle.-No…-Le amas ¿Por qué no?-No le merezco, el no me amará.- Sin saberlo, en ese instante sus voces eran las más cuerda. Las manos de Atreyu la acomodaron a su gusto, lo mismo que la última vez en su combate, y igual que ese día se dejó controlar. No quería luchar con él de ninguna forma, confiaba en él, nunca le haría daño. Un suspiró escapó de sus labios al notar el cálido aliento sobre su cuello, esperaba un mordisco o un beso, en parte hasta lo deseaba… en vez de eso la mano la guió hasta el pecho de su dueño, apoyando la cabeza de la rubia en el. Los brazos del ministro la envolvieron por completo. Nada le más le importaba, se apegó todo la que pudo al albino, enterrando el rostro en el pecho de este, disfrutando de la sensación.-Vaya...- Murmuró. Acababa de darse cuenta del estropicio que había causado con la pérdida de sangre, la cama entera estaba empapada, incluyendo al propio ministro. Se concentró en el aroma que desprendía su superior, mezclado con el olor de la sangre, creando un perfume delicioso… Eran dos criaturas que se guiaban por sus instintos primarios, dos fieros guerreros sin miedo a la muerte. nacidos para la lucha… Rose deslizó lentamente la mano por la cintura del ministro entrelazándose en un abrazo más profundo. El beso en el templo, los dos abrazos en la cama… desde luego había pasado el límite entre amo y sirviente, y estaba muy contenta de hacerlo. Aceptaba finalmente sus sentimientos por Atreyu, por mucho que quisiera anteponer el deber, no lo podía negar más. Se lo confesaría… no ahora, no quería romper el dulce momento, esperaría… y el miedo a ser rechazada hizo acto de presencia. En el momento lo descartó, le daba igual, amaba demasiado al ministro para preocuparse por eso, de no corresponder sus sentimientos le seguiría amando y sirviendo, dando su vida por él…
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Su cuerpo desnudo se entrelazaba con el de Lestrange. La diferencia de altura y la envergadura de su torso la hacían parecer frágil e indefensa, aunque en estos momentos ya era un demonio, para él seguía siendo su Rose, esa mujer que descubrió una noche en la profundidad del Bosque Oscuro, una humana dispuesta a seguirlo donde hiciera falta. ¿Por qué lo hizo? Nunca se lo preguntó, eran dos completos desconocidos, sin embargo, cuando se precipitó por aquel barranco no dudó en seguirle, saltando sin dudar a sus brazos. En ese instante empezó a sentir algo por ella. Cierto es que Atreyu siempre tuvo cierto imán con las criaturas que no están muy cuerdas, pues las personas con las que mayor confianza guarda están mentalmente desequilibradas. Pero con Rosette sintió algo diferente, tampoco fue atracción sexual, era algo más místico, algo único, una sensación de cercanía muy poderosa, como si se tratara de una parte de él que faltaba y se reencontrara con ella en ese mismo instante.
No quería soltarla, no quería separarse de ella. Deseaba con todas sus fuerzas que la noche nunca acabase, que el tiempo se detuviera eternamente y que no hubiera otra cosa en el mundo que no fueran ellos dos. Le daba igual todo, nada podía tener sentido a partir de ese momento si ella no se encontraba junto a él. Por él, como si Spirit Soul implosionaba, si Lestrange le acompañaba, hasta la misma muerte era perfecta. Sumido en sus pensamientos y emociones, cayó dormido en un profundo sueño, embriagado por el nuevo aroma que envolvía a Rosette mezclado con el férreo olor a sangre que desprendía la cama.
La cálida luz del sol comenzó a invadir la habitación. Apretó el cuerpo de Lestrange contra el suyo, estaba de espaldas a él, durmiendo plácidamente. Su mano subió hasta la zona en la que la noche anterior se encontraba la herida mortal que recibió en el pecho, comprobando con alivio que no había rastro de ella. Acercó sus labios al cuello de la paladina, presionando levemente sobre este, sentir la calidez de su piel por la mañana era nuevo para él. Odiaba dormir solo, el calor de otro cuerpo a su lado era una sensación reconfortante para el dios oscuro, si además se trataba de la criatura a la que amaba, el sentimiento adquiría un matiz más abrasador. Las alas negras que tenía se desvanecieron en el momento en el que su cuerpo se relajo antes de caer dormida, dejando plumas color ébano repartidas por la cama. Una de ellas, al contacto con la pequeña nariz de Rosette, le provocó un cosquilleo que desembocó en un estornudo. No pudo evitar sonreír, todo en ella le volvía loco, hasta el más pequeño detalle. La abrazó nuevamente con fuerza, como si esta fuera la última vez en la que pudieran estar juntos y enterró la cabeza entre su pelo y la parte posterior de su cuello.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
La habitación empezó a iluminarse con los rayos del sol que no encontraron obstáculo a la hora de entrar. La luz nunca había molestado a la chica para dormir, sus entrenamientos extremos más de una vez la obligaron a dormir en situaciones poco habituales o lugares raros. La medio despertó el movimiento de una mano ascendiendo por su cuerpo, acariciando la zona donde se encontraba la herida mortal. Se negó a moverse, el calor del cuerpo ajeno era demasiado agradable como para romper el abrazo. Se removió ligeramente al sentir los labios ajenos sobre su cuello, le invadió un agradable cosquilleo que solo le dieron más ganas de acurrucarse más contra el. Atrapó la mano del ministro con la suya, colocándola sobre su hombro. Los dos estaban hechos un asco, cualquiera que entrara y los viera así pensaría en una masacre o una sesión se sexo muy extrema. Una pluma de sus nuevas alas acarició su nariz provocando un estornudo. Abrió los ojos encontrándose con la luz de sol, contemplando el desastre de la habitación. El rostro del ministro entre su cabello y cuello, su respiración pegada a él. No se explicaba cómo aguantaba las ganas de quedarse en aquella situación, disfrutando de la compañía del ministro. Haciendo acopio de todas sus fuerzas levantó cuidadosamente el brazo para quitarlo de encima suya, levantándose lentamente para no despertarle. Dejó el brazo recostado sobre la cama, y ella se puso en pie esquivando los cristales el suelo. Se paró frente al espejo de la habitación comprobando por fin su nuevo aspecto. Todo en ella había cambiado, salvo sus bellos orbes violeta. Acarició cuidadosamente su rostro, no creyendo que fuera el suyo. Se dio la vuelta para poder ver el reflejo de su espalda en el espejo, comprobando que en ella había dos cicatrices en ella. Paseó una de las manos sobre ellas, comprendiendo que debía tratarse de las alas de la noche anterior. Sin dejar de observarse en el cristal, se fue deshaciendo de los restos de la armadura y tela destrozada, dejando todo su cuerpo desnudo. La transformación había sido desde la punta de sus cabellos hasta la de los pies. Casi no se reconocía en esa piel, esos cabellos morados cayendo sobre su espalda ¿De verdad era ella? Contempló su alrededor más detenidamente comprendiendo la magnitud del accidente. Cristales y sangre por todas partes, todos en dirección a la cama donde ella había estado. Suspiró pesadamente, tardaría un tiempo en acostumbrarse pero esperaba recuperar su cuerpo original. Se deslizó silenciosamente al interior del baño para darse una ducha de agua caliente. La sangre y sudor resbalaba por su cuerpo siendo limpiados, ya no quedaba ninguna mancha. A pesar de haber terminado de ducharse se quedó bajo el agua caliente unos minutos más, recordando los sucesos de la noche anterior. La revolucionaria, Morrigan, la huida, la transformación, el ministro… de no haber sido por ellos dos estaría bajo tierra criando malvas. Salió de la ducha y tomó una toalla, secándose el cuerpo, enrollándose al final alrededor del cuerpo. Con un agradable aroma a fresas que desprendía tras la ducha, salió del baño esquivando otra vez los cristales. Se sentó en la orilla de la cama, con los brazos a ambos lados, el ministro aparentemente dormido tras de ella. Sin apartar la mirada de su reflejo en el espejo, llevó la mano diestra a donde debía estar la herida, acariciando la zona suavemente. Giró medio cuerpo para ver al ministro tumbado. Le miró varios minutos hasta que inclinó su cuerpo hacia él, parando a pocos centímetros de su rostro. Sonrió de lado, y suavemente posó un delicado beso en los labios del albino buscando no despertarle.-Lo hiciste...-Lo hice…- Pensó para sí misma sin creerse el atrevimiento por su parte. Regresó a la postura original observándose de nuevo en el espejo.-No luzco tan mal… supongo.- Sonrió.-El color me favorece...- Murmuró hablando consigo misma.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Lo siguiente que notó fueron unos tímidos labios sobre los suyos, una sutil caricia, algo breve. Despertó de su ligero sueño encontrándose a la paladina sentada frente a él en el borde de la cama contemplando en el espejo su reflejo. Se acercó a ella por la espalda y rodeó su cintura con el brazo, dejando escapar un pequeño quejido. - ¿Fuiste a la ducha y no me llamaste? Muy mal señorita, debería castigarte...- Se puso de rodillas tras ella, quedando su cuerpo semioculto por el de Lestrange en el espejo. Olía a fresas, su cuerpo estaba limpio y su cabello completamente mojado. Evitó tocarla, pues no quería volver a mancharle. La idea de cogerla en sus brazos y meterla al baño se cruzó por su mente, pero se contuvo una vez más. Quería que la primera vez con Rosette fuera especial, que un delicioso recuerdo se grabara en su mente de ese momento. Ya llegarían los encuentros salvajes y casuales. Solo tenía que esperar un poco más. - Ya que no me has esperado, iré a ducharme solo.- Sus miradas conectaron a través del reflejo, Atreyu mantenía sus manos sobre la toalla de la mujer, apoyadas sobre su cintura, lentamente bajó de la cama, no sin antes acercarse al oído de Rosette y pellizcar levemente el lóbulo de su oreja con sus dientes. - Vístete, y esperame en mi habitación.- Salió del dormitorio por la puerta que conectaba con el suyo y se metió en el baño. Dejó que el agua caliente resbalara por todo su cuerpo. Prefería las duchas con agua fría, pero una elevada temperatura facilitaría quitarse de encima la sangre pegada a él. Le gustaba sentir la brisa de la mañana sobre su piel y aun a sabiendas de que la paladina estaría a punto de entrar a la habitación salió del baño tal y como entró, con una toalla cubriendo su cabello para quitar el exceso de agua. Se acercó al armario y cogió ropa limpia. Una vez vestido, abrió la puerta de la terraza y pidió a Lestrange que le acompañara al exterior.
Una vez fuera se apoyó sobre la balaustrada con ambas manos y respiró profundo contemplando el amanecer. Giró sobre sí mismo y miró a la paladina parada frente a él, a escasos metros de distancia. - No soy experto en rituales, pero el que ha utilizado Morrigan en concreto contigo sí que lo conocía. Los símbolos que dibujó sobre tu cuerpo solo son utilizados para transformar a alguien en un demonio. Tuviste mucha suerte de que lo conociera, además de poder ejecutarlo rápidamente. Para que surta efecto, la transformación debe iniciarse en el momento exacto antes de la muerte. Puede que no la castigue después de todo…- Acortó la distancia entre sus cuerpos, sus manos sostuvieron el rostro de la paladina, elevándolo ligeramente para mirarla a los ojos. - Ahora debes aprender a vivir como un demonio, a controlar tu poder, debes ser consciente de tus nuevas habilidades y capacidades; ofensivas, defensivas, regenerativas y aprender a transformarte a voluntad.- Deslizó los pulgares por el labio inferior de Rosete, estar tan cerca de ella sin poder demostrarle algo de afecto era imposible, bastante con que refrenaba sus instintos. - ¿Confías en mí? - Sujetó a la mujer por la cintura y subió de un salto a la balaustrada quedando en pie sobre ella con Rosette en sus brazos. - ¿Te acuerdas de aquella noche en el bosque?. Pues esta vez si no sacas tus alas me temo que nos estrellaremos contra el suelo.- Una maliciosa sonrisa apareció en sus labios y sin más palabras se arrojó al vacío dejando libre a la mujer en el aire.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Una vez sola en la habitación respiró aliviada al no tenerle cerca. una noche y mañana demasiado intensas para la paladina. Sin embargo no podía tomarse un descanso, tenía una nueva orden y acudiría de inmediato. Se libró de la toalla húmeda y manchada por las manos del ministro, tirandola en el suelo… total alguien tendría que limpiar el desastre. La armadura quedó destrozada, era la segunda vez que le pasaba.-Debería comprarme dos pares o tres...- Para la próxima estaría preparada. Buscó entre los cajones una ropa más o menos adecuada para lo que pretendiera Atreyu. Lo único que encontró fue una vieja armadura de cuero gastada, la que usaba antaño para entrenar. La coraza le cubría el torso, las piernas y los brazos, suficiente para evitar hacerse daño en un entrenamiento. Esperaba eso valiera, tampoco quería aparecer con uno de sus muchos vestidos ligeros. Se miró por última vez en el espejo.-Vamos...- Un ritual para transformarse en demonio, la ayuda de su señor y una noche de descanso fueron suficientes para estar en forma. Se acercó a la puerta para abrirla, salió y cerró tras de sí echando un último vistazo al desastre.-Pobre el que lo limpie.- Cerró y se encaminó a la habitación del regente.
Aceleró el paso para llegar a la habitación, la costumbre era estar allí antes que el propio ministro, incluso si este se tomaba un baño. Casi lo consiguió, entró en la habitación justo cuando él salía del baño, de nuevo completamente desnudo pero limpio. Otra vez era corriente por su cuerpo, se obligó a adoptar una pose firme, fijando su sonrojada mirada en el.-Siento la tardanza, señor.- Se disculpó, esa breve tardanza era suficiente para considerarla un fallo. Obedeciendo las órdenes sin rechistar él siguió en silencio hasta el exterior de la terraza. No comprendía lo que quería hacer, no había nada ni nadie allí, salvo ellos dos. Le escuchó guardando silencio en todo momento interesada en saber más de su nueva forma. Sonrió levemente, por lo menos Morrigan se libraría del castigo, y de lo contrario la protegería. Pareciese que los dos no podían pasar más de diez minutos separados, pues el albino acostó la distancia, tomando su rostro con las manos. Ella le miraba embelesada a los cristalinos ojos, asintiendo suavemente con la cabeza con cada una de sus palabras. Los pulgares acariciando delicadamente su labio inferior ¿Esto era parte del entrenamiento o era otra cosa?- ¿Confías en mí?- Los brazos del dios oscuro atraparon su cintura nuevamente, sujetándola para levantarla sobre la balaustrada.-Os confiaría mi vida, señor.- Respondió llena de sinceridad, tenía demasiados motivos para confiar en él. Y un deja vú ocurrió en el instante en que ambos cayeron al vacío, con esa sonrisa maliciosa… Él tenía razón le recordaba a ese día en el bosque en el que se conocieron, el día en que se lanzó a los brazos de un extraño cayendo desde un precipicio… la mejor decisión de su vida.
Los brazos del regente se soltaron de su cintura provocando una inminente desaparación, la paladina en un primer momento entró en pánico… ¡¿Cómo volaría?! Las alas había desaparecido dejando una cicatriz, quizás no regresaran… No… sí él preparó todo significaba que podía controlar su nueva naturaleza. El instinto de protección y el deber se unieron al verle caer, podía convertir en cuervo en un momento, salir volando pero no lo estaba haciendo. Un nuevo sentimiento se unió a los otros dos, el miedo de perderlo. Se concentró en el cuerpo del ministro cayendo, la altura rondaría los tres pisos, quizás no lo mataría pero el solo acabar dañado era un horror. La piel cicatrizada se rompió para dejar salir ese par de majestuosas alas azabache. El dolor que provocan al salir ardía, pero se esfumó al recordar en qué situación se encontraba. Guiada `por su instinto más básico, se dejó caer en picado para alcanzarle, atrapandole en aire.-Casi...- Soltó un suspiro de alivio, y comenzó a ascender torpemente cargando al albino. Le dejó con cuidado en la terraza, bajando ella segundo después. Aletea suavemente creando una brisa, aún no se acostumbraba a las alas pero el primer intento había salido bien.-¡No repita eso más! De no controlar las alas estaría herido y no me lo perdonaría.- Las enfurecidas palabras de Rose iban cargadas de miedo que trató de disimular. Tardó en darse cuenta de que había hablado más de la cuenta, debía separar los sentimientos del deber.-Lo siento, mi señor- Se disculpó ya más serena.-¿Qué haremos ahora?- Buscó los orbes azules de dios oscuro, para ella eran adictivas, incapaz de dejar de verlos.
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Una cortina de niebla y plumas negras cubrieron su cuerpo para dar paso a su forma de cuervo, esperó en la balaustrada a que Lestrange estuviera preparada. A su señal levantó el vuelo, parando de vez en cuando, volando en círculos para que le fuera más fácil seguirlo. Rodearon el castillo hasta que llegaron a la parte de atrás, hacía un par de meses mandó plantar rosales, no había nada más que tierra seca y la gran muralla que aseguraba la construcción. Ahora con los plantas trepadores colocados en ella, tenía un aspecto más bohemio, desde el cielo lucía espectacular. Utilizaba esa zona apartada para entrenar por las mañanas, o dar un paseo en soledad y contemplar las rosas. Esas flores le atraían por alguna razón que desconocía. ¿El color rojo sangre? ¿Su tacto? ¿Su olor?.
Apartados del ir y venir de los soldados, intentaría que Rosette se calmara y así volver a su forma humana, los últimos acontecimientos enervarían a cualquiera, tenía que conseguir que apartara de su mente esos pensamientos. No tenía muy claro si funcionaría pero no perdía nada si lo intentaba. Regresando a su forma original, extendió la mano a la paladina, apretándola contra la suya. - Cuando quiero distraerme o evadirme un poco de todo me gusta venir aquí. Es un sitio tranquilo y apartado, accesible en cualquier momento. - Era la primera vez que paseaban juntos cogidos de la mano. Se acercó a la muralla y cortó una rosa del rosal, se aseguró de que no tuviera espinas y se la entregó a Lestrange. - Vamos a intentar que te relajes. - Sujetó con ambas manos sus hombros, apoyándose suavemente sobre ellos. Besó su frente con ternura, un breve beso, suave, no quería alterarla, todo lo contrario, quería crear un ambiente que le transmitiera paz. Buscó un hueco para sentarse contra la pared sin clavarse las espinas de los rosales y con un gesto de su mano llamó a Rosette. Guió a la mujer para que se sentara entre sus piernas flexionadas, recostándola contra su pecho, de espaldas a él y comenzó a acariciar su pelo. - Cierra los ojos. Deja por un momento la mente en blanco, sólo concéntrate en tu respiración. En los ruidos que te envuelven.- Apartó un mechón de pelo del cuello de la mujer, dejando al descubierto su delicada piel. - Imagina un mundo sin tiempo ni espacio. La nada, la calma absoluta.- Las últimas palabras las pronunció rozando la cremosa piel de su cuello, con una voz apenas audible, calmada y tranquila.
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
Otra clase de vuelo más, por lo menos esta vez no tendría que salvarle de estrellarse con el suelo o cargarle. Observó la transformación del ministro a cuerpo, una habilidad bien conocida para ella, la primera vez que se encontraron había tenido el placer de verla. Se puso junto con el ave negra en la balaustrada preparándose para saltar. Se lo pensó dos veces, el vuelo anterior fue de casualidad, la necesidad de salvarle era superior a sus fuerzas, pero ahora… joder, en ese momento creyó que se olvidaba hasta caminar. La paladina de chaos no defrauda a su señor, arriesgarse hasta el final para ser el orgullo, así de simple. Hizo de tripas corazón y se dejó caer, batiendo las alas con fuerza, comenzaba a volar despacio. Después de unos minutos en el aire se iba acostumbrando, y las vistas desde la altura eran increíbles. Fue un breve paseo, pero fue suficiente para calmar el miedo de la paladina, el próximo vuelo sin duda ya sería perfecto, una vez superas el miedo todo fluye. Tras rodear el castillo para llegar a la parte atrás, donde vio unos rosales plantados que daban belleza al lugar. Descendieron el vuelo aterrizando en esa misma zona, ya allí pudo contemplar con más facilidad los rosales. Puso la mano sobre la del albino cuando se la ofreció, ligeramente sonrojada, se dejó guiar por entre los rosales… estaban paseando cogidos de la mano, esperaba que ningún soldado les viera.-Es un lugar muy bello… es normal que le guste venir aquí, desconocía este escondite.- No siempre le acompañaba en todo momento, ella también debía ocuparse de sus propios asuntos o trabajos que él mismo le mandaba, y probablemente aprovechaba para ir allí sin ella. Se pararon junto a la muralla para que el ministro cortara una rosa, le miré curiosa como procuraba que no tuviera espinas y finalmente se la entregaba. Aceptó el regalo confusa con la mano libre, acercó el rostro para oler el aroma que desprendía. Un olor delicioso, las rosas eran unas flores muy elegantes, perfectas para el regente.-Muchas gracias, señor.- Apoyó la rosa sobre el pecho, era un regalo de su amado, lo guardaría todo el tiempo que le fuera posible.
Las manos se posaron sobre sus hombros haciendo que reaccionara de su embelesamiento, el albino posó un suave beso en la frente de Rose. Parpadeó confusa, pero no tardó mucho en entender las intenciones de su amo. Allí de pie con la rosa aún entre las manos, vio cómo el hombre se sentada contra la pared, acomodándose para no clavarse las rosas. La paladina acudió a su llamado, dejándose guiar por los brazos ajenos, sentándose entre las piernas flexionadas del hombre. La diferencia de tamaño entre ella y el ministro era bestial, le costaba creer que pudiera luchar contra él sin haber muerto en el momento. Apoyó la cabeza sobre su pecho, obedeciendo las órdenes cerró los ojos para concentrarse en sus pensamientos. Las palabras de Atreyu la guiaban, sin embargo en su mente era incapaz de de imaginar un mundo como lo describe, no sin su compañía. Para sorpresa de la propia paladina, se encontró concentrada en escuchar los latidos del corazón del ministro. Su ritmo constante y sereno le hicieron relajarse de sobre manera, dejando escapar un suave suspiro. No se daba cuenta, su cuerpo entero comenzaba a cambiar de nuevo, esta vez sin dolor alguno. Sus alas negras habían desaparecido en el momento de tocar el suelo. Sus cabellos morados se fueron tornando rubios, recuperando su melena dorada de nuevo, pasando lo mismo con el resto del cuerpo que recuperaba su forma original. Estaba tan concentrada en los latidos de Atreyu que no se daba cuenta de nada, no fue hasta que se removió ligeramente entre los cálidos brazos del ministro que no abrió los ojos para comprobar que de nuevo era ella. Cogió parte de su larga melena rubia para comprobar que cada cabello estuviera en su sitio y fuera del mismo color. La alegría de volver a ser ella fue enorme, giró su cuerpo para mirarle a la cara.-He recuperado mi aspecto normal, pensé me la pasaría así el resto de mi vida.- Suspiró aliviada.-De nuevo gracias, señor… de no ser por usted...- No pudo continuar la frase, se obligó a sí misma apartar el rostro del contrario para no besarle.-¿Ahora que sigue?- La cercanía entre ambos la volvía loca, cada vez le costaba controlar más sus impulsos de besarle, y de un descuidado fastidiaría todo.
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Sus labios, cálidos, suaves, levemente humedecidos por los suyos. Cerró los ojos e intensificó el beso, pasando de recatado a algo más intenso. El fuego de su interior se reavivó al ver como reaccionaba Rosette. Sus lenguas entraron en contacto, al principio con un poco de torpeza, notaba a Lestrange nerviosa, así que tomó el control del beso, intensificándolo mientras acariciaba ascendentemente su espalda. Sabía tan bien, era tan pura, tan dulce, que necesitaba sentirla por completo. La sujetó por la base del cuello y cambió el peso de su cuerpo hacia adelante, tumbandola contra el suelo, permaneciendo sobre ella sin dejarse caer, evitando que sus cuerpos se fusionan en uno, de ser así estaría completamente perdido. Se detuvo para que pudieran coger aire, su corazón parecía que iba a salir del pecho y el rostro de Rosette lucía con un rubor que indicaba que sentía lo mismo que él. Apoyó su frente sobre el cuerpo de la contraria, embriagándose con su olor, disfrutando del rítmico sonido de los latidos de su corazón. Quería quedarse así para siempre, pero no era el lugar más adecuado para demostrar su afecto a la paladina. Este lugar no era transitado prácticamente, pero la patrulla del castillo pasaba por ahí cuando hacía la ronda. Lentamente se separó del cuerpo de Lestrange. Se puso en pie y le ayudó a levantarse con ambas manos, sin soltarlas, se quedó mirándole fijamente a los ojos, acercándolas a sus labios para besarlas.
¿Qué hacer ahora? El siguiente paso sería que aprendiera a controlar sus habilidades. Si no era capaz de volver a su forma humana, menos aún iba a poder controlar todo ese nuevo poder que había adquirido, estaba seguro de que no era ni consciente de todas las nuevas posibilidades que se abrían ante ella. La base militar quedaría prácticamente destruida si conseguía liberarlo y no podía controlarlo. Lo mejor sería ir a algún lugar apartado, donde no hubiera nadie ni nada que resultase dañado. Además se debían un combate… Una traviesa sonrisa apareció en su rostro, pues a su cabeza vinieron los recuerdos de su primer encuentro. Como humana le había sorprendido su manera de luchar, su resistencia y su fuerza. Tras su transformación ya no tenía por qué contenerse, ahora su poder regenerativo se igualaba prácticamente al suyo. No había nada que le impidiese llegar hasta el final.
- Ahora toca pelear. - Estaba seguro que en su rostro se podían apreciar sus intenciones. - Tengo que atender unos asuntos, pero esta tarde estaré libre. Podemos encontrarnos en el Lago, no está muy lejos, puedes practicar tu vuelo para llegar a el.- Apoyó las manos de Lestrange contra su pecho y acarició sus brazos hasta sus codos, acortó de nuevo la distancia que les separaba para dar un suave beso en su mejilla. - ¿Nos vemos allí al caer el sol?-
Re: Transition, change and new beginning [Priv. Jabaku | Morrigan | Atreyu]
El beso fue interrumpido para que la paladina recuperara el aliento, le costaría acostumbrarse a los besos y más a unos tan apasionados como los del ministro. Su respiración agitada y mejillas sonrosadas eran un libro abierto, ya no podía disimular como antes. Recuperando el aire aún, el albino reposó la cabeza sobre su pecho, y Rosette no pudo más que acercar las manos temblorosas hasta los cabellos blancos, acariciando estos con ternura. Después de un agradable rato allí parados sin ser molestado, el ministro había decidido que ya era hora de marcharse de allí. Aceptó la ayuda, aferrándose a las fuertes manos del contrario, levantándose del suelo. Por fin después de un buen rato de tortura, le explicó lo próximo que harían.
Los ojos de la paladina brillaron llenos de ilusión, por fin terminarían el combate que habían dejado a medias. Tenía muchas ganas de pelear, ahora con sus nuevas habilidades como demonio sería todavía mejor adversaria y con suerte hasta le derrotaría. Sus manos fueron guiadas hacia el pecho de Atreyu, este las acarició y acortó las distancia para dejar un beso en la mejilla de la paladina.-Le voy cogiendo el truco a las alas, solo debo acostumbrarme a su presencia.- El cuerpo consideraba ese par de alas un cuerpo extraño, una extensión de su cuerpo hasta ahora desconocida. Ladeó la cabeza sin apartar la vista de su superior, le había formulado una pregunta, no una orden… ¿Tenía la opción de rechazar la oferta? Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.-Estaré allí sin falta, será un combate bestial.- La paladina se separó del ministro. Dio una reverencia para despedirse de él, marchándose de nuevo al interior del castillo para preparar las cosas que necesitaría antes y después del combate. La última vez les pilló desprevenido la brutalidad del combate, esta vez todo sería muy diferente...
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