— Are you a Dei? [Priv]

por **Izaak K. Arliden** Lun Jun 20, 2016 6:06 pm

{ — Are you a Dei? }
Sasha Alexeyevma, Garnet Vermell & Kvothe Arliden | Zona de entrenamiento Privado del Primo Dei.

... y los forjaré, bajo el crisol encendido, para probar si son dignos del reino...

Sus pasos resonaban por aquel enorme pasillo, a su lado derecho, mil soldados; a su lado izquierdo, mil soldados, de verlo le hacía sentir que le robaban su libertad, llevaba consigo una ropa como de costumbre, fachosa, una capa sucia por los viajes, una armadura ligera y no podría faltar sus lentes. El primer paso en aquel lugar fue suficiente para ser rodeado de muchas sirvientas, que le ayudaron a despojarse de su capa y su morral, intentaron quitarle la armadura y la ropa, pero él tan solo las rechazó muy amablemente, haciéndoles cumplidos o acariciando sus mejillas, con tal que muertas de cariño, se resignara a insistirle por ayudarle y así fue, las chicas avergonzadas por la manera casi incredula de tratar del Custos se limitaron a inclinar su sonrojado rostro y dejarle libre de toda carga o de sofocarle con tantos cuidados, que a él, no le hacían falta.

Al llegar a su habitación, las puertas se abrieron de par en par, antes que pudiera abrirlas por si mismo y se escuchó una voz unísona que casi le hizo estremecer — Bienvenido a casa, Mi señor — al observar con los ojos bien abiertos, se encontró con diez chicas más, esperando para cuidar de él, se resigno y con un suspiró, hizo la mano para que ellas se retiraran — Pueden retirarse, quiero estar solo un momento — el rostro de las chicas ensombreció, pero el pelinegro se acercó a la primera y le estiró el brazo — apuraos a quitar mi armadura, no tengo mucho tiempo para perder — "¿Diez chicas para quitar una sola armadura? ¿En qué rayos piensas, mi Lord?"

Después de unas horas se encontraba por fin solo en el baño, que para ser solo de él era inmenso que podría volverlo público o una especie de atractivo turístico para los aristócratas que en ocasiones venían a pedir ayuda del Lord. Le costó demasiado hacerle entender a las chicas que no necesitaba que le jabonaran la espalda, que tampoco tenían que servirle vino mientras se duchaba, pero después de una larga explicación las chicas entendieron que los deseos del Custos era claros "dejadme solo". Al poco rato, aun sin salir de la ducha escuchó una voz, Kvothe bufó irritado — Mi señor, tenemos una carta por parte del Lord, es algo urgente — se encorvó para luego sentarse en el pretil y poner la toalla sobre sus intimidades desnudas y alguien entró por aquella puerta, dejando en sus manos una carta, pero sin voltear, sin embargo, su intriga le ganó y al regresar su mirada hacía la persona que había entregado la carta, se encontró con una mirada muy dulce y envuelta en un tono rojizo intenso, casi a punto de desmayar. Arliden la miró con travesura y le dejó un beso en la mejilla — Te puedes retirar, buen trabajo — la chica salió bamboleando, turbada, perdida y completamente abrumada.

Las palabras del Lord eran sencillas, se habían convocado a los mejores guerreros de cada especialidad, para servirles, en pocas palabras, por fin tendrían un ejercito al cual guiar, si antes solo eran guardianes, ahora son quienes deben guiar la guarda, no solo velar por ella, un trabajo que necesitaba de mucha responsabilidad y dedicación, así que oponerse no estaba en su papel y por consiguiente, su deber era probar que tan buenas y poderosas eran las primeras en alistarse a sus filas, tan solo habían dos y según los lineamientos y requisitos necesarios, ambas cumplían con ese papel, solo faltaba la aprobación de quienes iban a ser sus jefes. Kvothe se levantó de su lugar, con una mirada llena de alegría, rebosante de una ferviente diversión y se recordó quien era. Abrió la puerta, lejos de sentir vergüenza alguna se encontró con las mismas diez chicas que esperaban pacientes su salida, quienes sorprendidas, terminaron tragándose sus palabras de saludo y respeto, por el increíble cambio en el azabache — Traed mis mejores ropas, mi armadura de gladiador, Kate tu ven aquí — una chica de cabellos rubios y con un traje más militar que de sirvienta se arrodillo ante él — Quiero que mandes a llamar a dos señoritas, Alexeyevma Sasha y Vermell Garnet. El lugar de encuentro será en el patio, mi lugar de entrenamiento privado — Kate estuvo a punto de llorar, tal vez porque era la primera vez en su vida que Kvothe, le llamaba y en segunda, le daba un orden.

Fue vestido con sumo cuidado, con el profesionalismo de un verdadero begleiter a su Caballero, que al salir de su recinto, todos se inclinaron ante él, pues solamente habían visto al Custos, estar vestido así en pocas ocasiones y cuando eso sucedía, era mejor guardar respeto, o cortaría el yugular sin temor ni ápice de miedo, aunque muchas de las veces fue porque entre los sirvientes, se encontraba un traidor o un espía, pero esa vez, todos hicieron reverencia ante los pasos del Primo Dei. Diez hombres le siguieron, soldados especializados en cuidar el lugar y cuando dio un paso al jardín, los detuvo — Hasta aquí es suficiente, vuelvan todos a sus puestos y no me molesten hasta que haya terminado con esto — ordenó y se mantuvo de espaldas mirando hacía los bosques, soltó un tranquilo suspiro y espero, el reloj marcaba las once con cincuenta, eran diez minutos de espera, el sol estaba acariciando su cenit, se acomodaba como gato sobre su almohada y él ahí esperaba, paciente y sereno ¿estaban listas para hacerle frente?

por **Sasha Alexeyevna** Lun Jun 20, 2016 7:28 pm

Su vida era un constante movimiento oscilante, últimamente no podía estarse quieta en un solo lugar y cuando menos lo esperó, terminó convirtiéndose en un arma a favor del Lord…¿Cuándo ocurrió esto?, ella creía que desde siempre por haber gobernado tantos años incluso antes de que el Lord apareciese tan magnánimo, pero…si, efectivamente eran otros tiempos, otras épocas. Supo de la victoria, supo de la derrota, del miedo y la gloria porque a fin de cuentas Sasha seguía siendo la misma mujer en esencia, una diosa altiva pero no pedante, alguien bastante versátil que se ajustaba a las circunstancias que acontecían. Ella jamás se resistía al destino, solo se amoldaba, visto desde su perspectiva divina…todo acontecía por algo y porque así tenía que ser. ¿Recordaba algo del Lord?, el instante en que apareció, si…pero sus discretos labios estaban sellados ante esas vivencias que obviamente no compartiría si no lo era solicitado, simplemente porque no veía correcto sacar esas menciones ante otros, ante terceros que no fueran de su estrecha confianza.

Desde hacía un rato bastante largo se encontraba deambulando por los jardines, ocasionando que con su solo paso cada flor o fruto posiblemente marchito resurgiera a la vida misma, porque quiérase o no, esa mujer de belleza sublime como indescriptible poseía en su núcleo mágico la capacidad de generar vida de un modo acelerado, de revitalizar todo lo que estuviese en el umbral de la muerte. Su aparente paz fue interrumpida por una joven doncella que parecía perseguirla con algo de entusiasmo, extendiéndole delicadamente la misiva que ofrecía con tanto respeto; por otro lado, Sasha arqueó una ceja algo confundida o más bien sorprendida, leyéndola ni bien la tuvo en su poder…obvio en completo silencio. —Esto ha sido rápido, no lo esperaba en verdad…Bien, gracias, puedes seguir con tus tareas— Afirmó la diosa solar en un tono de voz sublime como decidido, sonriéndole con afecto antes de que suspirara a nueva cuenta, negando sutilmente. Pensaba que al regresar podría tener tiempo suficiente como para escribir una pequeña carta que debía, pero ya no había vuelta atrás, debería esperar hasta el atardecer para hacerlo si es que no surgía algún que otro imprevisto de por medio.

Estaba cerca del punto de encuentro, así que sin más continuó con el camino, cruzando la arboleda principal con el pacifico canto de las aves que parecían sacadas del mismo paraíso, el astro regente parecía acariciarla con sus rayos de luz y la brisa caprichosa mecer esos largos cabellos violáceos con un cuidado extremo, como si la misma fuerza de la naturaleza tuviese temor de quebrar algo que parecía ser hecho con el mismo cristal. En esas mejillas se notaba el rubor natural de la vida, su mirada misma brillaba con ese encanto natural pero ante las obvias circunstancias…ese rostro mostraba templanza, su obvia postura dejaba en claro que ante todo siempre se tomaba en serio su puesto, fuera el que fuera.

Finalmente, solo cuando hizo contacto visual con tal figura conocida del Primo Dei cayó en cuenta donde estaba, a quien servía y por ende como debía comportarse, aunque eso ultimo no fuera un impedimento para la dama. El paso era moderado, siempre con toques cuidados, elegancia y sensualidad de por medio. El viento mismo hacia perceptible el aroma natural que su cuerpo emanaba por causas que desconocida, uno bastante sutil que se confundía con el de los jazmines y atisbos avainillados pero sin llegar a ser algo empalagoso o molesto…Primeramente posó la mirada sobre el Custos Dei, el principal de todos, dedicándole una reverencia en notoria señal de respeto ante la presencia de este, a simple vista poderosa.

—Mi señor; Alexeyevna Sasha a sus órdenes— Esbozó la fémina antes de que a nueva cuenta volviese a hacer contacto visual con él en señal de respeto, esperando con calma las palabras de este, sin llegar a sentirse nerviosa…por el contrario, la cama presente en su interior se reflejaba en el exterior. Jamás había tratado al principal de los Custos, no personalmente, así que no tenía una idea forjada de él, las interrogantes de Sasha eran numerosas, sí, pero no llegaba a ser algo que interfiriese con la atención que estaba otorgándole al superior.

por **Garnet Vermell** Jue Jun 23, 2016 12:44 am

Tras los hechos acontecidos últimamente en la vida de Garnet, lo que menos se podría imaginar es que alguien contase con ella para pertenecer a las filas del ejército que acompañaría al Lord en todo momento. Si bien no le llegaba ni a las suelas de los zapatos a ninguno de los Custos Dei, le habían considerado apta para estar bajo las órdenes directas de los mismos y convertirse en una Bellator Dei. A pesar de las ambiciones personales que la joven pelirroja pudiera tener, se tomó bastante tiempo para pensar la decisión que le llevaría a abandonar la armada de Spatium para finalmente pertenecer de manera oficial a los soldados que se encontraban bajo el mando del mismísimo Lord.

Dominus Castle se le hacía enorme, más de lo que podría haber llegado a pensar alguna vez, por lo que no le resultaba difícil perderse entre los distintos pasillos, patios y jardines que albergaba el castillo. Aunque le carcomía la curiosidad, no le gustaba vagar más de la cuenta, puesto que quizás acabaría adentrándose donde no debía. No sería la primera vez que le ocurriera algo similar.

Aquel día concreto había decidido comenzar a ir de un lado a otro después de pensar que, a fin de cuentas, debía familiarizarse con el edificio de algún modo. Prefería hacerlo cuanto antes, pero teniendo la precaución de no meterse en ningún lugar donde su presencia no fuese bienvenida. Tampoco es que tuviese mucho que hacer — aún ocupando un puesto tan importante, los primeros días que había estado en Dominus Castle habían transcurrido con demasiada tranquilidad para el gusto de la joven, quitando ciertos momentos introductorios y explicaciones varias por parte de algunos encargados. Pero, por fortuna, ese mismo día podría hacer algo diferente.

Una muchacha, probablemente una de las muchas sirvientas que trabajaban en el castillo, se acercó a ella con urgencia al encontrarle vagabundeando por uno de los corredores. Mantenía un rostro calmado que indicaba que no se trataba de nada grave, por lo que Garnet no se alarmó en ningún momento. La joven le entregó una pequeña carta a la excapitana, que la tomó con curiosidad y extrañeza al mismo tiempo. La pelirroja le dirigió una pequeña sonrisa forzada a modo de agradecimiento. —Muchas gracias.— Pasó por su lado mientras comenzaba a leerla, como si de repente se hubiese olvidado de la presencia de la chica. Al parecer, el Primo Dei les estaba esperando tanto a ella como a la otra Bellator Dei para reunirse con él en los jardines del edificio.

Trató de llegar lo antes posible, aligerando el paso para evitar perder el tiempo. Y más le valía. No tenía ni idea de cómo era ese tipo, pero desde luego no quería hacerle enfadar nada más obtener el puesto. ¿Quién sabía si ese hombre no era de los que lanzaban descargas eléctricas ante algo como eso? Por suerte, el jardín exterior no estaba muy lejos de donde se encontraba y no tardó en arribar al lugar. Su compañera, Alexeyevna, parecía llevar allí poco tiempo. Al fondo se situaba la imponente figura del Primo Dei, aquel que les había convocado a ambas a la improvisada reunión.

No era la primera vez que la pelirroja se sentía intimidada ante la presencia de un superior. Con su previa experiencia en el ejército, había aprendido a enmascarar su nerviosismo con una actitud firme, aunque ésta se derrumbaba en cuanto la persona a la que debía respetar reaccionaba de una manera poco predecible o agresiva. Agachó un poco la cabeza, sin quitarle el ojo de encima a ese hombre al que ahora servía, en un gesto de sumo respeto. —Señor Primo Dei,—alzó la voz, lo suficiente para que se le pudiese oír con claridad, —Vermell, Garnet.—Le resultaba extraño presentarse de ese modo, pero pensó que quizás sería buena idea usar palabras similares a las de su compañera, como si se hubiese quedado en blanco. Bien que empezaba, ¡y eso que era un simple saludo! —A su servicio.

por **Izaak K. Arliden** Mar Jul 12, 2016 11:37 pm

Su mirada no se cambió por ningún motivo, el paisaje que los árboles le daban en ese momento era realmente precioso para su vista, pero podía sentirlo a leguas, el poder de una divinidad, esa presencia que haría doblegar a cualquier mortal que se pusiera frente a ella y no solo eso, ella se contenía, lo podía sentir ya que si quisiera, todos a su alrededor caerían de rodillas ante ella, pero no lo hacía y el pelinegro lo comprendía perfectamente, una ligera sonrisa se dibujo en su frente y al escuchar su voz traspasar el viento la miró de reojo sin voltear y asintió, aun esperaba a la siguiente, aun no era tiempo de darles la cara, a menos que las dos estuvieran juntas.

Volvió su mirada al horizonte y a lo lejos pudo sentir otra presencia, aun más diminuta, pero con una gran determinación, se trataba de la segunda, Garnet... se hacía llamar, pero sin duda alguien a la que tenía respeto, no cualquier humano llega a tales niveles, sin duda la chica era alguien que merecía respeto, entre razas, un ejemplo a seguir.

Cuando ambas se hallaron en el lugar previsto, en el tiempo exacto e incluso, mucho más temprano de lo que imaginó, se dio la media vuelta y les miró con unos ojos llenos de furia y dejo salir un poco de su poder exuberante contenido en sus pulmones, su mirada asesina congeló incluso el aire que los rodeaba y el ambiente se volvió casi grisáceo y lleno de muerte, vieras por donde lo vieras, la espada que estaba en sus manos la levantó y con un movimiento rápido la clavó al suelo concentrando toda su fuerza en la punta de esta haciendo que la tierra completa temblara ante sus pies, mientras el, imperial e inmovible, permaneció en su lugar con el mismo aura devastador que desde el principio — ¡No se aceptan retrasos! — dijo espetado, como un severo regaño, imponente y con voz de mando, luego suavizo la mirada y sonrió, dejando que la tensión en el ambiente volviera a su normalidad y que sus corazón desbocados calmaran su nervios, aunque no sabía si había causado el efecto necesario en ellas, su idea era infundirles temor y su sucumbían ante ello podrían darse por descalificadas —... me gustaría decir pero han sido increíblemente puntuales, pensé esperar una hora como tonto mirando los árboles, después de todo las damas necesitan de muchos cuidados — agregó con mucho respeto.

Dejo la espada en aquel lugar y con todo su pesada armadura camino con mucha flexibilidad hacía ellas — Dudo que sea innecesario hacer esto, pero lo haré de todos modos, como protocolo de esta reunión. Mi nombre es Kvothe, Kvothe de Arliden, De entre los Custos, el que carga con el primer puesto. El Primo Dei — se inclinó para tomar la mano de Alexyevna y besarla, así mismo con Garnet Vernell, tomo las manos de ambas con mucha delicadeza, elegancia y deposito aquel inocente beso sobre sus muñecas y al finalizar se irguió e hizo una leve reverencia — para serviros —.

Habiendo concluido con aquel protocolo, regresó a su espada y la tomo con tanta facilidad, para separarla en dos — Creo debéis saber el motivo del por qué estáis aquí, ¿cierto? —, hizo una leve pausa para mirar la antigua espada a la mitad, sosteniendo dos espadas perfectas — no vine aquí a presumirles que el Primo Dei es un tío guapo que quiere conquistar a todas las doncellas de este castillo — con sus manos jugaba ambas espadas, mientras las hacía bailar a la luz del sol — están aquí por una sola razón, el haber aspirado a un peldaño más alto requiere de mucha responsabilidad, motivo por el cual he decidido por mi mismo probar de que están hechas — el Custos lanzó ambas espadas, una para la chica de cabellos lila y a la pelirroja, que cayeron justo a sus pies, clavándose en la tierra con un precisión endemoniada — tomen esas espadas, y ataquen con todo lo que tengan — ordenó, mientras el cogió una rama y trazó alrededor de él un circulo lo suficiente para que se moviera libremente — la primera que logre sacarme de aquí pasara la prueba, la que no, lo intentará hasta que yo considere suficiente — volvió a decir y las miró con seriedad — no lo voy a repetir, así que si ninguna logra sacarme de antes de la puesta, os despojaré de sus títulos y las mandaré a ser soldados y empezar desde cero, ¿he sido claro? — volvió a decir mientras les miraba sin inmutarse de sus palabras.

Por dentro, el pelinegro estaba hirviendo, estaba que explotaba de emoción, tenía la piel de gallina y el corazón en la mano, no podía evitar la excitación de poder luchar contra dos grandes seres que incluso, los veteranos perdían si llegaban a descuidarse, el azabache trata de mantener la seriedad, mientras trataba de disimular su alegría en esos momentos ¿qué tendrán para él? ¿Qué clase de truco guardaran las chicas? ¿Qué tan capaces son? ¿Podría tener que despojarse de sus lentes para sobrevivir a sus ataques? ¿Tendrá el honor de mostrar al menos el 50 por ciento de su poder? Tantas dudas sin poder responderlas. Pero ahí se encontraba, sin armas más que una rama, bajo el sol abrazador y un aura preparada para recibir de todo, sin quitar una sola mirada de ambas.

por **Sasha Alexeyevna** Mar Ago 09, 2016 11:02 pm

El “regaño” que el Primo Dei dedicó por ese entonces no fue lo suficientemente intenso como para que la fémina se mosquease, es decir, era capaz de tolerar casi todo tipo de ordenes o personalidades duras, más aun sabiendo que se encontraba en el ejército sirviendo al Lord, sin embargo…solo parpadeó con ligera curiosidad cuando este elevó la voz en un tono netamente firme por el supuesto retraso. Se disculparía si fuese necesario, pero en consecuencias no pasó a mayores, más que tratarse de una “broma” realizada por el susodicho superior de todos los Custos Dei. Suspiró apenas, con tranquilidad, siguiéndole con la mirada e incluso atendiendo a sus palabras, más bien las variadas explicaciones que el brindaba sobre el asunto ahí a desarrollar. —¿Una prueba?— Musitó bajito, no sin antes girar a ver a su compañera con la misma curiosidad innata de siempre.

Después prosiguió la presentación y aquel gesto por parte del caballero, gestos que obviamente tomaba ya por costumbre desde hacía un tiempo lo suficientemente largo, así que sin más prestó atención a las sinceras palabras del mayor como así también en las armas que ahora disponían ambas. De su agrado no era portar armas que no fuesen prácticamente suyas, pero a falta de otra opción no dudó en extender la diestra para tomarla decidida, analizándola con sumo cuidado…Arqueó una ceja con algo de resignación, recordando en parte ese bravío ímpetu que los hombres poseían por absoluto orgullo. ¿Le molestaba eso?, en lo absoluto. Sasha no tenía ese complejo de princesita en apuros ni nada por el estilo, ya cuando la situación así lo requería, era capaz de demostrar una personalidad bastante avasallante…Vaya ironía, la diosa era una contradicción eterna a sí misma.

—Por mi está bien— Admitió de buenas a primeras, sacando la espada de la tierra en lo que intentaba acostumbrarse a la presencia de la misma. Cómoda, no tan pesada, pero a fin de cuentas no era suya…eso si era un ápice de incomodidad que se reflejó en sus hermosos ojos magenta. Para cuando el viento volvió a mecer esos cabellos delicadamente largos, ella ya se encontraba ejerciendo un ataque directo hacia el Custos Deí, acortando distancias al hacer gala de una velocidad bastante notoria, para sin más proferir un corte horizontal solo cuando estuvo lo suficientemente cerca. Por ese entonces, su mirada parecía brillar como el mismo sol, en lo que agudizaba esos sentidos…ya había dado la espalda a su compañera Garnett, pero confiaba en que podía sentir la presencia de esta aproximarse antes de intentar atacar al Custos Dei. El primer movimiento fue netamente especulador, solo para medir la fuerza o bien velocidad del “oponente” en cuestión ya que con la misma práctica, Sasha iba midiéndose frente a sus adversarios.

Desconocía a que se debía tal cosa repentina premeditada por el Primo Dei, pero ordenes eran ordenes, aunque en su momento supo darles, bien dispuesta estaba recibirlas ahora que estaba bajo las peticiones de los Custos Dei.

por **Garnet Vermell** Miér Ago 17, 2016 7:49 pm

O el reloj que solía consultar el Primo Dei estaba averiado, o Garnet había revisado mal la última vez que miró la hora. La pelirroja apenas se sobresaltó, pero sí que se sorprendió ligeramente por la reprimenda de su superior. Lo cierto era que su llamada la atención no había sido nada en comparación con otro tipo de correctivos que había recibido con anterioridad, pero no por ello iba a pensar que la situación iba a ser mucho más permisiva en el ejército del Lord. Quizás lo que fue más sorprendente fue el hecho de que Arliden se mostrase más cercano de lo que esperaba: la broma le había pillado desprevenida y no pudo evitar fruncir ligeramente el entrecejo al oírla.

No respondió con ningún gesto ante el acto cortés del azabache, ni siquiera pronunció una sola palabra durante el discurso del mismo. Oyó murmurar a su compañera cuando el Primo Dei explicaba lo que ambas Bellator tendrían que hacer a continuación. La joven desvió la mirada a la espada que se había clavado delante de ella con un aire vacilante, sin idea de posar la mano en ella hasta que su superior no terminase de hablar. A decir verdad, la ex – capitana general no solía ser precisamente muy ducha con las espadas, de modo que la prueba propuesta por el Custos le supuso un reto mayor que si pudiese usar otro tipo de arma. Pero tampoco podía protestar: como bien había dicho, debía demostrar lo que valía. Y por supuesto, no le apetecía tener que ser degradada. Había llegado hasta ese puesto por un motivo; de forma que tenía que probar que merecía ostentar aquel cargo.

—De acuerdo,—contestó finalmente la pelirroja, reaccionando apenas un segundo después que su compañera. Tomó rápidamente la espada, que quizás era demasiado ligera para su gusto. Habiéndose acostumbrado a empuñar lanzas, sentía como si estuviese elevando una pluma. Eso era un punto a favor, pero no tenía ni idea de cómo iba a acabar manejándola. Sin pensárselo mucho, emprendió una carrera hacia el Custos, a una velocidad menor que la empleada por Alexeyevna.

Mientras corría, la pelirroja mantuvo la punta de la espada hacia atrás. Manteniendo el brazo extendido de esa forma, conseguiría tomar impulso para realizar el ataque que se le había ocurrido apenas hacía un instante. No sería nada del otro mundo, si no más bien un intento de compensar su torpeza con aquellas armas. Además, debía tantear el terreno: tal vez el Primo Dei le sorprendía con un contraataque digno del poder que merecía tener el primero de los Custos, de forma que era imprescindible que mantuviera la guardia alta y observase su forma de actuar. Aunque se emplease a fondo atacando, era preferible conocer primero los movimientos del contrario para poder sacar ventaja de algún punto débil. Alguno tendría que tener, lo ocultara más o menos.

Una vez consiguió posicionarse a una distancia prudente de Arliden, Garnet esgrimió la espada hacia adelante, dando una estocada (probablemente fácil de esquivar) que iba dirigida al centro del pecho del azabache.

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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater