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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Territorio | 225 | 240 | 110 | 80 | |
Infraestructura | 170 | 320 | 330 | 60 | |
Vehiculos | 150 | 150 | 195 | 250 | |
Armamento | 90 | 21 | 21 | 45 | |
Soldados | 80 | 70 | 70 | 110 | |
Prestigio | 80 | 50 | 120 | 120 | |
Total: | 1435 | 3747 | 1531 | 2085 |
MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
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Categorías | Chaos | Spatium | Tempus | Revolucionarios & Anti gobierno | |
Vehiculos | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | Lvl 0 | |
Infraestructura | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Armamento | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | Lvl 1 | |
Links Necesarios: | Info del sistema | Ramas de mejoras | Tierras dominadas | Contador de puntos |
MEJORAS DE CHAOS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE SPATIUM
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión ) | 24/8/2016 |
MEJORAS DE TEMPUS
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Armamento | 1 | Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado) | 21/8/2016 |
MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
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Tipo | Nivel | Mejora | Adquirida el día | ||
Mejora de Armamento | 1 | Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado) | 26/5/2016 | ||
Mejora de Infraestructura | 1 | Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión) | 21/8/2016 |
Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
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Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Me acerque como se acercó aun más a mi, agarrando fuerte mi muñeca, a la que ahogue un quejido. Fruncí entonces el ceño, para mirarle desde abajo, escuchando sus palabras, aunque no termino de decir todas sus palabras, así que me sentí algo confundida por ello. Pensé en burlarme por su silencio, aunque en parte estaba preocupada porque se hubiera quedado callado. ¿Qué le pasaba? Me preguntaba. —¿La-lagarto?— Lo llame casi en un susurro con su apodo, el cual yo le había puesto solamente para el pelirojo. Ni si quiera sabía porque había susurrado. Hasta que me di cuenta de la cercanía que teníamos ambos. Ahí es cuando mi cabeza enseguida se volvió completamente en blanco, abriendo algo más de lo normal mis ojos al observar su rostro fijamente, además de sus ojos azulados. Comencé a sentir varios escalofríos extraños recorrer mi cuerpo mientras me perdía en sus ojos, sintiendo como el agarre suyo en mi muñeca se aflojaba, pero ni si quiera me inmute o trate de forcejear para que lo soltara. Sus ojos me estaban mirando y eso era algo que me hacia sentir extrañamente feliz. Pude sentir un impulso de acercarme, pero por suerte mi cuerpo estaba estático, de ese modo no haría algo de lo que después pudiera avergonzarme o complicara más las cosas. Era el mismo sentimiento que había sentido cuando este estaba encima de aquella vez en la biblioteca. Recordar esto no me ayudo para nada, más bien me mantuvo aun más quieta en el lugar. Mientras tanto, el gato de dientes afilados y Pochy, nos miraban en silencio y luego se volvían a mirar, como si estuvieran compartiendo opiniones de nosotros o algo así. Cosa que pensaría, si no fuera porque estaba tan concentrada a cierto pelirojo en frente mía y cerca de mi. De todas formas no podía ver a esos dos pequeños desde donde estaba. Aunque quisiera mirarlos, quizás no los vería del todo bien por la semi oscuridad de la zona o porque yo más bien me concentraba totalmente en la oscuridad, cosa que seria así, pero el lagarto de alguna manera hacía que fuese él quien estuviese solamente en mis pensamientos.
Realmente por una parte quería seguir sintiendo ese sentimiento extraño feliz que me invadía por completo, pero de igual modo me dejaba confusa. Por ello trataba de evitar pensar este tipo de cosas, porque ya no era la primera vez que me pasaba con el lagarto. Cuando sentí entonces que soltaba mi muñeca y dio un paso hacia atrás. Sentí un pequeño vació en mi interior, además de que cuando fue así, sentí que hacia frío como si realmente hubiera estado esperando algo, pero... ¿El qué? Quizás aun no lo supiera, pero quien sabe si algún día sabría que seria eso que esperaba. Ver que seguía dando pasos hacia atrás, era algo que me estaba desagradando, como si realmente quisiera volver a sentir su cercanía. Pensaba agarrarle del kimono en un impulso, pero sus palabras me hicieron mirarle mal y no solo eso, también fruncí el ceño por ello, deteniéndome. A la vez, me sentí tonta en parte, al sentirme anteriormente de tal modo. —¡Te he dicho que no tengo piojos! ¡Pe-pero igual yo tampoco quiero que me pegues tus pu-pulgas o algo así! ¡N-ni que me gustara el calor de tu cercanía!— Le grite, dándome cuenta de lo que lo ultimo era al revés de lo que realmente sentía. A lo que desvié la mirada, aun sin dejar de fruncir el ceño. Aunque cuando escuche lo siguiente, mi corazón latió con dolor. ¿Quedarme sola en el callejón? De repente el miedo me volvió a invadir, como si volviera a darme cuenta en donde estaba y no solo por ello, también era porque inconscientemente relacione el hecho de estar ''sola'' con la soledad. Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas otra vez, pareciendo que hoy en todo el día fuese eso lo único que supiera hacer. ¿Realmente me dejaría sola? Pensé para mis adentros, mirando de reojo para saber donde estaba el pelirojo. Cuando me fije de que realmente si me pensaba dejar sola, el miedo invadió por completo todo de mi. No solo porque tuviera miedo a las cosas de terror, si no porque se trataba de él. Mis lagrimas comenzaron a caer libremente por mis mejillas, empapando estás mientras mi corazón seguía latiendo de forma dolorosa a la par que sentía escalofríos desagradable. Sentí entonces enseguida el impulso de ir detrás de él, así que comencé a correr hacia él. Por miedo a que algo de terror pudiera atacarme. Por miedo a estar sola y a la soledad. Y por sobre todo a tener miedo de que él se alejara de mi, siendo algo que aunque no pudiera explicar, realmente no quería que lo hiciera. Después de todo, nunca le había agradecidto las cosas que había hecho por mi. ¿Por qué? No tenía ni idea, pero no lo había hecho.
Cerré los ojos inconscientemente y al abrirlos, más lagrimas cayeron. Mientras corría, la brisa fría del lugar, hizo mecer por completo todo mi cabello en el aire, además del kimono. Pensando que no iba a pararse, seguí corriendo hasta él, olvidando por unos segundos a Pochy y su acompañante el gato de dientes afilados. Mi cara estaba completamente empapada de lagrimas. ¿Realmente se iría? ¿Esta vez podría alcanzarle antes de que se fuera? Sentí nuevamente como algo de desesperación se apodero de mi, así que sin importarme si paraba o no, yo seguiría corriendo. Tan desesperada estaba, que había olvidado que podría llamarlo en un intento de pararlo.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Mientras sus pensamientos le entretenían, pudo oír unos pasos tras de él, provocando que instintivamente se volteara, por la curiosidad de saber de qué se tratara. En cuanto el semidragón se volteó, lo primo que pudo notar fue como si le empujaran, provocando que frunciera el ceño sin comprender, comenzando a caer hacia atrás por la falta de preparación. En aquellos momentos, el felino astuto escapó de su ropa escalando la espalda del pelirrojo, evitando así ser aplastado cuanto este cayera el suelo. Finalmente llegó al suelo, apoyando la espalda sobre tal, abriendo los ojos para poder descubrir que le hubiera tirado. No le había dolida la caída, o al menos no había sido consciente de esto, quizás porque su mente no tenía tiempo para preocuparse por tal pequeñez. Se llevó una sorpresa al ver a la pelifuchsia sobre él, provocando que su corazón volviera a acelerarse. En realidad no debería sorprenderle tanto, ella era la única en aquel callejón, nadie más podría haberle empujado. Más bien lo que le sorprendía es que hubiera chocado contra él, y que hubiera terminado encima. Sin lugar a dudas, la imagen de lo que sucedió en la biblioteca le vino en la mente. Esta vez las cosas se invertían, ella estaba encima, y él abajo, pero la cercanía era la misma, si no es que era más, provocando que el semidragón sintiera un extraño calor en su pecho. ¿Qué era eso? ¿Acaso era felicidad? ¿Pero felicidad porque? James no podía explicárselo. Había muchas cosas a las que el pelirrojo no encontraba respuesta desde que había conocido a la joven, y eso comenzaba a preocuparle. ¿Qué podía significar todo eso? Todas esas sensaciones que nunca antes había sentido, y que solo ella le hacía florecer. ¿Qué significaba todo aquello?
No supo por qué razón, pero casi como si no fuese el quien lo controlara, su mano rodeó el cuerpo de la chica, como si le abrazara por la espalda baja, evitan así que esta pudiera apartarse sin su permiso. Su mirada se dedicó a mirar el rostro de ella cuando pudo, notando sus ojos llorosos y las lágrimas en su rostro. Provocando que se molestara, mientras gruñía un poco, sin apartarle la mirada de encima, casi hipnotizado por la belleza de la joven sobre él. Nunca había sentido algo igual, ni siquiera había tenido nunca la necesidad de mirar con atención el rostro de alguien. Normalmente no se sentiría cómodo con tanta cercanía, le desagradaría, pero con ella era él quien tenía el deseo de estar apegado. También era él mismo quien sentía una cierta satisfacción y una agradable calidez en el pecho en el momento en que ese deseo se cumplía. Su mente comenzaba a confundirse cada vez más, incapaz de hallar la respuesta que quería, dejando que su corazón se acelerara cada vez más mientras su mirada volvía a concentrarse en los labios de ella por alguna razón.
Aquellos labios de la contraría siempre llamaban su atención, sentía la necesidad de acercarse, pero tanta confusión en su cabeza no le dejaba actuar en verdad con mucho sentido, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. Comenzó a luchar internamente contra esos deseos de estar apegada a ella, sabiendo que no eran lo correcto, no tenía por qué sentirse así con ella, era completamente extraño y fuera de lugar. Le soltó con algo de brusquedad, sacando su mano que le rodeaba, para apoyarla sobre el suelo mientras desviaba su mirada. Frunciendo el ceño, provocando que un leve gruñido se escapara de su boca mientras apretaba un poco los dientes. – Quítate de encima… - Susurró aun gruñendo, algo molesto, sonando no demasiado conforme. Pues dentro de él, aun se debatía entre en verdad decirle que se quite, o simplemente tomarle del rostro y terminar todo aquello con ese beso que su cuerpo tanto deseaba. La sola idea le aceleraba el corazón cada vez más, comenzando a sentir como si fuera capaz de escapársele aquel órgano del cuerpo, o reventar en aquellos momentos. Sin dudas no era normal que aquello latiera con tanta intensidad.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
No me esperé que el lagarto se fuera a parar o mucho menos que se diera la vuelta, así que cuando hizo esto, abrí los ojos de par en par y me lo lleve por delante, sintiendo como mi rostro chocaba contra su pecho y automáticamente cerré los ojos pensando que también me haría daño, sintiendo como la gravedad hacia su trabajo. Por mi parte no sentí dolor al final, pero si pude sentirme cómoda y no solo eso, también sentía como el frío que sentí antes se iba, reemplazando esto por un calor agradable. Mis labios estaban posados sobre una superficie que no supe definir. De igual modo pude oler una ''fragancia'' o ''esencia'' de precisamente uno que no olvidaría y podría diferenciar fácilmente de quien se trataba. Fue entonces cuando lentamente fui abriendo mis ojos llorosos, los cuales estaban semi inundados por mis lagrimas, que aun caían libremente por mis mejillas algunas. Los deje entre abierto pero cuando mis ojos pudieron visualizar que era lo que estaba enfrente mio, enseguida los abrí de golpe, dándome cuenta de que mis labios se habían posado sobre el pecho de alguien y enseguida busque de quien se trataba ese alguien, aunque en el fondo era evidente de que sabía de quien se trataba, pero mi cabeza no estaba dando para más en esos instantes. Mis mejillas se habían encendido cuando al levantar la mirada, me encontré con el lagarto, cosa que hizo que mi corazón diera un salto y así dar a paso a latir con fuerza contra mi pecho, sintiendo un cierto desconcierto primeramente en mi y luego me quede semi ida observando a este. Nuevamente sentí uno de aquellos escalofríos recorrer mi espalda mientras seguía observando al pelirojo, pero cuando pude reaccionar y me di cuenta de que estaba sobre él, recordando aquella vez lo que paso en la biblioteca, aunque en esta ocasión estábamos más pegados que esa vez o al menos yo lo sentía de ese modo, por ello enseguida trate de levantarme, sintiéndome completamente nerviosa, sin haberle podido haber dicho algo, pues me había quedado muda.
En el instante en el que trate de apartarme de él, sentí como me rodeaba mi espalda baja con su brazo, cosa que hacia que no pudiera apartarme de él. De ese modo me sentí más nerviosa, aunque no solo eso, por otra parte también me sentía... ¿Feliz? Aunque le escuche gruñir como si fuera un animal, cosa que hizo que le mirara a sus ojos azulados fijamente que podrían hacerme compararlo con el cielo o el mar y era una cosa que nunca debí de hacer. Me quede embelesada perdiéndome en estos lentamente, mientras los míos aun seguían semi llorosos y brillaban con cierta emoción. ¿Qué era lo que tenía él que me hacía quedar tan perdida? ¿Por qué sentía como si el mundo se detuviera cuando estaba con él? ¿Por qué su cercanía o su presencia me bastaba? ¿Por qué no podía parar de mirarle ahora? Entre abrí un poco mi boca de forma inconsciente, mientras no paraba de estar hipnotizada por sus orbes azulados, bajando mi mirada hacia sus labios inconscientemente. Sentí de repente cierto impulso en mi interior que me pedía que moviera mi cabeza, que siguiera oliendo ese aroma extraño que desprendía el lagarto que yo ya auto definía ''aroma de lagarto'', el cual parecía ser algo fuerte, pero tampoco es que me incomodara tanto tal olor o mejor dicho. Nunca me había incomodado o desagradado tal esencia desde la primera vez que lo olí.
Sin darme cuenta, mis ojos aun brillosos y llorosos se habían entrecerrado lentamente mientras observaba sus labios. ¿A que sabrían? Es lo que se me paso por la cabeza, olvidando que anteriormente sabía que si dabas un beso, acabarías por embarazarte. Después de todo, mi mente actualmente estaba algo ida, hasta que me hizo volver a la realidad. Su brazo se había apartado bruscamente de mi espalda y no solo eso, también desvío la mirada, escuchando como de nuevo volvía a gruñir. Mi rostro en esos instante se mostró desconcertado, abriendo por completo mis ojos, sintiendo cierto dolor en mi pecho y a la vez una molestia que no supe definir. Sobre todo molestia y dolor cuando me dijo que me quitara de encima. A lo que evidentemente fruncí el ceño y infle algo las mejillas. —¡Ba-baka! ¡I-idiota! ¡Bobo! ¡Me puedo quitar si me da la gana! ¡No porque tu me lo digas!— Le grite, sintiendo en una parte de mi aun algo de desconcierto y... ¿Tristeza? Aunque cuando me fije en su herida en el pecho, me sentí mal por ello y me fui levantando rápidamente, a pesar de que realmente no quisiera eso y me desagradara la sola idea de hacerlo. —¡De to-todas formas pensaba apartarme sin que me dijeras! ¡Así que no pienses que lo ha-hago porque tu lo dices! ¡No quiero que tus pu-pulgas me salten en-encima!— Le dije semi gritando, sintiendo como las ganas de llorar volvían a surgir de mi, sin impedir que estos cayeran. Aunque realmente si lo hacía porque él me lo hubiera dicho, así que busque alejarme por completo de él, buscando con la mirada a Pochy, el cual se había acercado a nosotros en silencio mientras movía la cola, junto al gato que antes estaba comiendo los restos de un pescado.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Como llevaba su mirada apartada de ella, no había notado cuando Kougyoku frunció el ceño e infló las mejillas, por lo que le tomó algo sorprendido cuando ella dijo aquellas palabras. Provocando que el frunciera más el ceño propio y soltara un bajo gruñido entre dientes. Por unos momentos creyó por aquellos gritos que no se levantaría, y por unos momentos, quiso que así fuera, que le ignorara y no hiciera caso a su pedido, para permanecer de aquella forma con la joven. Aquel deseo tan confuso le molestó, no sabiendo ni entendiendo que le provocaba esos pensamientos. Haciendo que fuera, por su orgullo, incapaz de demostrarle que eso quería, manteniéndose con esas actitudes de alguien molesto o inconforme. De todas formas, un cierto vacío, triste, inconformidad, y algo de molestia sintió en el pecho cuando ella se apartó. Aquel calor en su pecho se apagó, y ahora sentía un frio bastante doloroso, completamente molesto, odiando sentirse así, provocando que se levantara rápidamente en cuanto pudo, sacudiéndose algo de tierra de sus ropas.
La mirada del semidragón se puso sobre el felino, aun algo confundido por todo eso que le pasaba. Ocelot mulló y subió por las ropas de él, hasta acomodarse sobre su hombro. James notó un cierto silencio incomodo, mientras por ninguna razón su mirada se desvió hacia donde la joven, encontrándose sus orbes azules con la imagen de esta cerca junto al canino. Sin saber porque, la oscuridad, penumbra, falta de iluminación, de aquel callejón, logro que los ojos del pelirrojo se iluminaran de cierta forma mientras observa a la contraria. El no pudo notar esto, pero su pudo notar como con solo verle, aquel frio en su pecho se desvaneció, para instantes más tardes provocar que el calor, como si de una pequeña llama se tratase, volviera a su cuerpo. Inconscientemente, una sonrisa se puso en el rostro del semidragón, una sonrisa orgullosa, algo presumida, con aires de superioridad, como se acostumbraba en su rostro. Dio unos cortos pasos hacia Kougyoku, comenzando a dejar de lado tanta confusión y molestia, sintiéndose por alguna razón feliz, no pudiendo evitar soltar unos aires de buenos ánimos por todo su cuerpo.
Sintió su cuerpo relajarse un poco, mientras aquella alegría y cierto orgullo le volví al cuerpo, provocando que desviara un poco su mirada mientras se colocaba frente a la pelifuchsia con una sonrisa presumida. – Bueno, si después de todo has hecho tanto escándalo para no apartarte de mí, no dejare que te quedes sola ahora – Mustió con confianza y tranquilidad, sabiendo bien las palabras que había elegido, conociendo también las reacciones de ella. Sabía que podía irritarle fácilmente con esas palabras, sabía cómo ella podía ponerse, pero en verdad no le importaba, pues después de todo, ver a ella perder el control y enojarse, era algo que le divertía. Se volteó tras decir aquello, comenzando a caminar lentamente fuera del callejón, esperando que por fin pudieran salir de este. – Puedes traer al sucio pulgoso si quieres – Agregó sin parar su caminar tranquilo, que esperaba porque ella le alcanzara. En verdad no tenía idea de a dónde ir, o por donde seguir, no conocía la ciudad, y esperaba que ella conociera al menos un poco más que él aquel lugar, pues si no, seguirían en un rumbo indefinido por un buen tiempo, mientras la noche seguía cayendo sobre ellos, dejando ver la brillante luna, y las estrellas compañeras de esta, en aquella oscura noche,
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Entonces cuando vi al lagarto en frente mía con esa sonrisa estúpida suya, la cual aunque no lo admitiera, me atraía a él inconscientemente. Luego observe por unos segundos a Ocelot, el cual se encontraba sobre su hombro, aunque enseguida mi mirada se devolvió enseguida hacia el lagarto por lo que dijo. —¿¡A-ah!?— Exclame, sintiendo como mis lagrimas pararan algo al menos. Sintiendo mis mejillas nuevamente arder. —¡Yo no ar-arme ningún escándalo! ¡Y y y y y y mucho menos por ti!— Le dije, a pesar de que supiera que él tenía razón, mientras sentía mis nervios florecer, desviando la mirada para no verlo y de igual modo infle un poco las mejillas. ¿Quien se creía? Siempre actuando de esa manera que me confundía aun más, pues como ya dije en su debido tiempo. Él parecía ser alguien molesto y con falta de educación, porque se mete con todos como si nada, aunque parece que siempre va con al verdad por delante, pero... ¿Cómo iba a dudar de que tuviera algo de bondad dentro de él? Pues recordaba perfectamente todo lo que hizo no solo hoy, sino la otra vez en la biblioteca y parecía ser de que iba a seguir esto en mi cabeza por quien sabe cuanto tiempo. Porque a pesar de que trataba de olvidar esto pensando en otras cosas, de la nada volvía a surgir y marcaba por completo mi mente con este lagarto.
Al escuchar sus siguientes palabras, hizo que inflara y frunciera el ceño aun más. —Ya te di-dije que tu no eres quien para de-decirme que hacer.— Respondí. Mirando de reojo a este y dándome cuenta de que se estaba yendo, a lo que enseguida mi rostro cambio a uno de desesperada y este volteo completamente hacia donde él. A lo que rápidamente fui a por Pochy y me puse de cuclillas para tomar este en brazos, aunque antes de que lo hiciera, me fije en el gato que estaba a su lado. —¿A-acaso es tu amigo Pochy?— Le pregunte al mirar al nombrado, el cual asintió con la cabeza. Cosa que me extraño, pues por lo que tenía entendido era de que los perros podrían llevarse mal con los felinos. Me quede pensando por unos segundos y luego dije al dar con una idea. —¡Ya sé! ¡Él también puede venir con nosotros! Te puedo llamar Soul y podría presentarte también a Pokku. ¡Y y y y seriamos una gran familia!— Dije, hablando con el felino algo emocionada, pues realmente era agradable el imaginar que tendría más amigos en miniatura. Espere a lo que me dijera, a lo que solo me sonrió de una forma extraña, mostrando sus dientes filosos. —¡Ge-genial!— Respondí, tomando eso como un si.
Después de unos pocos segundos, tome a ambos entre mis brazos y me alce del suelo, dándome rápidamente la vuelta para mirar donde estaba el lagarto. Cuando mi mirada lo visualizo aun ahí caminando hacia la salida, salí corriendo hacia donde él, tratando de seguir de cerca a este o al menos llegar a su lado. Ya que no quería que me dejara detrás ni de broma. Mira si me comía un monstruo o algo peor. ¿No? De todas formas también era porque había anochecido, cosa que era peor para mi al tener tanto miedo en la oscuridad, haciendo que mi corazón estuviera algo acelerado, por eso trataba de acortar mucho la distancia que tenía con el lagarto. Después de todo, tenía miedo. Igual no quería alejarme mucho de él porque no conocía ni de broma esta parte de Chaos, así que lo más seguro es que me perdería como siempre. Cosa que no era nada raro en mi el hecho de perderme en ciertos lugares. Sobre todo en sitios donde no conocía absolutamente nada, aunque eso no cambiaba tampoco en que conociera algún lado y se me olvidara a veces por donde ir. Aunque trataba de mantener ese tipo de cosas en la mente para no meter la pata o no estar avergonzada por ello y sentir que por eso mismo podría arruinar la imagen del apellido de mi familia.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Claramente le había oído hablar tras de él mientras se retiraba lentamente, supuso que no era a su persona con quien se dirigía, pues más bien parecía bajar la voz para hablar con el canino o quien estuviera allí. Por aquello no se empeñó en escucharle bien o intentar contestarle algo. Solo siguiendo avanzando con tranquilidad, mientras su mente no dejaba de pensar en ella de alguna que otra forma. Seguía sintiendo eso, aunque en verdad, fuese incapaz de darse cuenta de que lo sentía, pues era más bien, algo inconsciente que sucedía en él sin poder ser evitado ni ser notado completamente por su persona. Sin embargo, quien notara su mirada perdida mientras avanzaba se daría cuenta que sucedía algo, pues claramente aquella mirada tenía algo de brillo, demostrando que tenía ciertos sentimientos hacia aquella joven. Pues con solo imaginarla, o tenerla sobre su mente, bastaba para darle un calor a su corazón y provocarle una sonrisa, mientras sus ojos se iluminaban con cierta emoción. Ocelot parecía ya haber deja de incomodarse por la presencia de aquel de ojos rojos, quizás sintiéndose protegido por la presencia del semidragón, o encontrado amigable a este por la forma en que se trataba con la pelifuchsia, además de no haber intentado en ningún momento atacarle o algo parecido, teniendo la oportunidad en varias ocasiones. Sin dudas era precavido, y no le quitaba el ojo de encima por mucho tiempo, pero al menos ocelot podía estar sobre el hombro de James sin necesidad de arquearse o clavar sus uñas sobre él. Ayudando a que James no fuera interrumpido en sus pensamientos inconscientes que le hacían pensar en ella con cierta felicidad por dentro.
Cuando por fin la joven alcanzó al semidragón, comenzando a caminar a su lado, el pelirrojo le echó una mirada aun sonriendo de aquella forma tan característica de él. Su mirada se dirigía a ella con completa tranquilidad, calma, o confianza. Como si aquella situación incómoda sobre él suelo de aquel mismo callejón nunca hubiera ocurrido, como si fuese de lo más normal estar junto a ella. Pues por alguna razón, la presencia de tal joven no le incomoda, contrario a eso, le relajaba y le daba confianza, provocando que estuviera cómodo con ella. Siendo esta, otra de las razones por las cuales prefería su compañía, y le había tomado en poco tiempo el gusto a estar junto a tal joven. Pudo notar aquellos dos animales sobre los brazos de ella, ahora no era solo el canino, al parecer también había juntado a un felino de aquel callejón. La mirada del semidragón inspeccionó a este por unos momentos, resultándole extraña la apariencia del gato, o más bien cómica, pues tenía un rostro algo torpe o gracioso. No pudo evitar notar que era un gato de calle completamente, pues se notaba un su pelaje descuidado, seguro abandonado de pequeño, teniendo que ser alimentado por su cuenta utilizando lo que encontrara en las calles de esta ciudad. Rio un poco para sí mismo, y volvió la mirada al frente, mientras concentraba su mirada en el camino frente a ellos, habiendo salido ya del oscuro callejón, moviéndose ahora por una calle algo iluminada pero que aún dejaba notar la oscuridad de la noche sobre ellos. – ¿No alcanzó con el pulgoso? Si consigues dos en un día no me quiero imaginar la cantidad de animales que tendrás en tu casa – Musitó el semidragón, como si en verdad tuviera suficiente confianza con la pelifuchsia. Descaradamente hablando con ella de forma irrespetuosa como acostumbraba, sin tener problemas en mencionar cosas sobre su casa o algo personal, además de acusarle de juntar o rescatar muchos animales cuando no sabía si aquello era cierto. Volviendo a llamar pulgoso al canino aun sabiendo que aquello le molestaría, pero divirtiéndose, sabiendo que podía fácilmente sacar a esta de sus casillas.
Al menos, por suerte, los gatos agradaban más al pelirrojo, siendo que Ocelot solía llevarse bien los de su misma raza, por eso un felino en el grupo podría dejar más tranquilo a este, y obviamente dejar más relajado al pelirrojo sobre si su compañero podría o no estar relajado. Al parecer, el canino de orbes rojos no tenía problema alguno de viajar junto al felino, con ninguno de los dos. Eso era algo bueno, o más bien, raro. No era muy normal que un perro se llevara bien con su contraparte, o al menos no era algo que se viera todos los días, aunque sabía James que en ocasiones esto pasaba sin cuidado. De todas formas, le fue un poco sorprendente, pues si no tenía mucho cariño a los perros es porque nunca se había encontrado con uno de estos amigables, y lo poco que sabía de ellos, era su manera de ser cazadores o atacar a los gatos sin preguntar primero. Teniendo que habérselas arreglado un par de veces para proteger a Ocelot de caninos como esos. Dejando sin dudas una mala impresión al semidragón sobre ellos.
Comenzaron a llegar a unas calles más iluminadas donde además la luz de los astros parecía poder alumbrar con mayor facilidad, provocando que fuera fácil ver a bastante distancia. En las cercanías y lo lejos se podía ver gente andar tranquilamente, como si el incidente con los samuráis nunca hubiese ocurrido. James se frenó lentamente en su andar, para comenzar a mirar hacia varias direcciones, estando en verdad desorientado y perdido en aquellos momentos. No tenía idea alguna de hacia dónde ir, la ciudad había sido una decepción, aunque encontrarse con Kougyoku había logrado hacer que se quedara. Seguramente, si no se hubiese encontrado con ella, ya se estaría yendo, volviendo hacia su gremio para ver si alguna misión había llegado a las manos de ellos. Era solo por ella que se quedaba en aquel lugar, y en verdad no sabía que era lo que ella tenía planeado, o porque había venido a la ciudad, provocando que por un momento la curiosidad le picara. –Oye… ¿Por has venido a la ciudad ésta? En verdad no es muy interesante – Musitó sin cuidado, como siempre, siendo algo descarado, y no teniendo problemas para preguntar lo que quería saber, completamente irrespetuoso, mostrando una faceta de él que no iba en nada con el noble que según se supone alguna vez fue.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Hubo un instante en el que le mire reojo al pelirojo, mientras sostenía entre mis brazos a aquellos dos, los cuales estaban tranquilos. Observe fijamente su rostro o parte de esta que podía ver desde el sitio en el que estaba, pues por algo estaba caminando a su lado. Me pregunte de forma instantánea sobre la marca rojiza que tenía por debajo de los ojos. ¿Acaso era pintura? Recordaba haber visto esta en la biblioteca, así que no sabía si descartar esta, pues quizás hasta era hecho con rotulador rojo permanente y que luego se quitaba como podía o quizás se lo remarcaba aun más para que no desapareciera. Aunque realmente le quedaban bien esas marcas, cosas que tampoco le admitiría como si nada. Luego de observar su rostro fijamente del todo, subí mi mirada hacia su cabello, observando este fijamente y que era rebelde. De igual modo pude encontrarme con sus gafas en su frente, las cuales si no recordaba mal, pensaba que ya las había visto también anteriormente en la biblioteca. Sentí entonces un leve impulso de quitarle esas gafas y salir corriendo, pero era evidente que no lo haría. Después de todo, tenía a aquellos dos entre mis brazos y de ese modo iba a ser difícil entonces de tomar sus gafas y luego salir corriendo. Así que seguramente me pillaría. Ignorando las gafas ahora, volví a centrarme en su cabello rojo rebelde. Recordaba que este lo tenía atado en una coleta la anterior vez como ahora. De nuevo sentí un leve impulso de tomar ya fuese su coleta o apoyar mis manos en el cabello rebelde de la parte superior de su cabeza que acababan en puntas pero de nuevo no podría por la misma razón y porque seguramente estando muy consciente de mis acciones, no lo haría ni de loca, pues luego moriría avergonzada al no saber explicar porque lo hice.
Entonces cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, desvié mi mirada hacia el frente ligeramente sonrojada, no entendiendo realmente porque hice tal cosa de mirarlo fijamente. Luego de eso, no sé cuanto tiempo estuvimos caminando para salir del callejón o de cuanto estuvimos en silencio, pero de la nada soltó un par palabras que me hicieron lógicamente voltear mi rostro hacia donde él y mirarle mal a este por ello. —¡Te dije que no tiene pulgas! ¡No lo com-compares contigo! ¡Que tendrás más!— Le recalque, tratando de defender a Pochy. Después de eso debatí un poco sus palabras mentalmente, hasta que solté. —¡A-además! ¡No tengo muchos! Solo tengo a Pokku, es mi amigo desde la segunda vez que salí de casa. Ahora tendré a Pochy y Soul. Aunque si pudiera, me quedaría con muchos más, pero seguro que no me dejan...— Le decía, como si fuera un amigo de hace años, sin darme cuenta de esto. Pues era como si Aunque mi mente se mantenía en esa parte, pues me hubiera gustado ayudar a animales y meter a estos en casa, pero seguramente los echarían a todos o algo. Por ello trataba de hacer que Pokku no saliera mucho de mi cuarto y que no lo vieran casi nadie más, siendo esto que casi la única persona del hogar que sabía de eso y que yo sabía que este lo tenía presente, era mi asistente Ka Koubun. Entonces suspire profundamente, recordando cuando obtuve a Pokku y como quería que los demás animales que estaban en jaulas vinieran conmigo y luego los dejaría libre al menos si no pudiera tenerlos yo. Aunque quizás estaban mejor cuidados en la tienda. Entonces resople, pues estaba pensando en muchas cosas a la vez, así que trate de centrarme al menos en una. Por ejemplo. ¿Cómo podría hacer que Pochy y Soul no fueran descubiertos? Suponía que iba a tener que enseñar lo básico a estos y sacarlos de mi cuarto cuando nadie mire. Además de que también tendría a mi asistente para esta ayuda. Aunque esto seria mejor pensarlo cuando ya estuviera en ese momento. Ahora se suponía que venía a disfrutar del sitio, queriendo observar básicamente como eran las cosas de aquí. Pues no me había traído dinero.
Mirando después hacia el cielo al ver las estrellas arriba. Me pareció esto hermoso, pero sentí algo de miedo, porque eso indicaba de que era de noche, por ello de forma inconsciente me acerque lentamente al lagarto y apretaba un poco más a aquellos dos entre mis brazos, los cuales a veces salían algunos ladridos del canino y luego se callaba. Aunque el gato era el más callado en todo momento.
Observaba tranquilamente las calles después de un rato y calmarme un poco. Sorprendiéndome que después de lo sucedido, las personas parecían estar tranquilas como si nada nunca hubiera pasado. Cosa que realmente no me esperaba. Trate de no fijarme o pensar en ello, más bien me centré en mirar a cada lado con curiosidad. Entonces de la nada me quede quieta, cuando escuche la voz del lagarto. Pare y mire hacia mi lado y al no verlo, me alerte, volteando la cabeza hacia todos lados hasta ver que lo había dejado algo atrás. Me sentí entonces aliviada, aunque luego solo pude sentirme un poco confundida por su pregunta. —¿Eh?— Exclame apenas, aunque luego pude reaccionar y mostré una sonrisa. —Es... Divertido poder conocer nuevos lugares. No siempre tengo la oportunidad. Quien sabe cuanto tiempo tardare en poder volver a verlo.— Le dije, comenzando a mirar a cada lado con mis ojos algo iluminados. Pues realmente era algo que quería aprovechar al máximo cuando visitaba nuevas zonas. —Quiero tratar de grabar en mi cabeza todo lo que veo. Saber como es Spirit Soul y las culturas de cada lugar o reino.— Le dije, sabiendo que a pesar de eso, muchas cosas acabarían por irse de mi cabeza de forma involuntaria. —Aunque creo que pido mucho, no sé si lo merezca...— Se me escapo de repente sin darme cuenta, bajando un poco la mirada y borrando la sonrisa de mi rostro. Pues sabía bien que debería de estar entrenando aun más. Sentí de que estaba mal de tomarme un pequeño descanso después de un gran entrenamiento intenso que hice por mi misma. Recordando entonces que tenía varios moretones morados y que por suerte no podrían llegar a ser visto. De igual modo recordé el daño que me hizo aquel señor en mis muñecas, aunque ya no lo sentía del todo. Después de todo, siempre trataba de exigirme mucho cuando me equivocaba o metía la pata y en este caso había difamado el apellido de mi familia por cometer ciertas faltas. Además de perder en una misión contra el Duramboros, dejando a mi primo en ese entonces con toda la carga. No pude entonces evitar el hecho de apretar un poco mis manos por ello, pero al darme cuenta de lo que hacía, eleve el rostro rápidamente y luego le di la espalda al lagarto. —¿Y tú? ¿A que has venido?— Pregunte rápidamente antes de que dijera algo, tratando de evadir lo otro.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Ahora que el semidragón lo pensaba, comenzó a mirar con más atención las ropas de la joven, no percatándose de que podría ser bastante obvio. Obviamente fue interrumpido en las respuestas de ella, no permitiéndole que pensara demasiado de eso, pues rápidamente tuvo que subir su mirada hacia el rostro de ella. Comenzó a prestar atención a las palabras de ella, después de todo, le interesaba aquello, de otra forma, no le hubiera contestado. Notó la sonrisa en el rostro de ella, la cual le hizo imitarle inconscientemente, provocándole una sonrisa sincera. La felicidad le invadió por un momento ¿Por qué era eso? ¿Acaso le hacía feliz el verle sonríe de esa forma? ¿Era posible algo así? El pelirrojo continuó oyéndole, intentando borrar su propia sonrisa, pero incapaz en verdad no hacerlo cuando su mirada se encontraba con aquella expresión en el rostro de la pelifuchsia. Comenzaba a comprender más detalles en ella ¿Acaso estaba prestándole más atención? Podía notar la iluminación en los ojos de ella, comprendiendo que lo mismo le hiciera cierta ilusión, pues al parecer por lo que ella decía, no siempre tenía la oportunidad de viajar o conocer nuevos lugares. Completamente diferente de él, quien desde que abandonó su casa a la edad de catorce años había estado en casi constante viaje recorriendo los reinos en busca de criminales fuertes, y eran cada vez menos los lugares que escapaban de su conocimiento. Aunque diferente a ella, había muchas cosas a las que no prestaba atención, pues para nada le interesaba saber de las culturas o gentes del reino, su único objetivo en esos viajes era buscar criminales a los que enfrentar y demostrar su grandeza.
De pronto, la sonrisa en el rostro de ella se borró tras unas palabras, provocando que ella agachara la cabeza, haciendo que la sonrisa del semidragón también se esfumara, mostrándose algo molesto. ¿Había dicho que no lo merecía? ¿Por qué se estaba desmereciendo de esa forma? No era como que aquello que ella pidiera fueres algo grande, o parecido, al menos así no era para el semidragón. Sin embargo, lo que le molesto, fue ver como ella borró su sonrisa, pues eso logró que la felicidad que pudo sentir escapara también rápidamente, provocando en el interior de él cierta amargura, y la sensación de que algo le faltaba. Gruñó por lo bajo no audible, pero antes de poder decir algo, la joven aventó una pregunta volteándose y dándole la espalda, dejando curiosamente confundido al pelirrojo.
El semidragón se cruzó de brazos mientras alzaba su mirada hacia el oscuro cielo estrellado, mirando con cierta seriedad los astros que allí brillaban iluminando la noche, mientras en su mente comenzó a pensar en la pregunta de ella. – Vine a divertirme un poco… - Musitó aun pensativo, recordando porqué había terminado en esta aburrida ciudad. – Aunque en verdad la ciudad parece demasiado tranquila… aunque aquellos débiles samuráis si lograron entretenerme algo – Musitó terminando con una soberbia sonrisa, al recordar la gustosa paliza que había dado a los hombres aquellos, evitando pensar en lo que habían hecho a Kougyoku, pues habían tenido su merecido. – Supuse que como en el resto de Chaos, habría algún que otro criminal fuerte o pequeño por aquí, pero al parecer todos son ciudadanos legales… Aunque debería agradecerte, si no fuese por ti, hubiera sido un día super aburrido, pues no hubiera encontrado persona a quien golpear – Musitó con tranquilidad, aun sonriendo con ciertos aires de orgullo. – La verdad… es que tras mi última misión me he quedado dando vueltas por este reino, y aunque no tenía en mente llegar aquí, parece ser que magníficamente alguna destino extraño me trajo a esta ciudad con las ropas indicadas - Aclaró borrando un poco la sonrisa orgullosa, mirándose un poco aquellas ropas tradicionales que llevaba puestas, las cuales comenzaban a ser ciertamente cómodas aunque prefiriera las de siempre. – Tuve algo de curiosidad por la ciudad, aunque siempre se decía sobre lo tranquila que era, asique decidí dar unas vueltas por aquí antes de seguir mi viajes en alguna otra dirección – Continuó agregando, comenzando a caminar tranquilamente hacia Kougyoku para no estar tan lejos de ella, sintiéndose de cierta forma distanciado por como ella le había dado la espalda.
Sonrió de una forma bastante sincera, volviendo su mirada hacia arriba, aunque no miraba ningún lugar específico, más bien mantenía en alto su mentón como símbolo de orgullo y soberbia, algo muy normal en él. – Yo he viajado por muchos lugares, casi todo lugar en los reinos he recorrido en búsqueda de criminales… aunque nunca me interesó saber las culturas de cada lugar… me parece un poco raro la razón que tienes… por otro lado, podría mostrarte algunos lugares que no conoces, conozco gente en la mayor parte de las ciudades – Comentaba sincero, en verdad no andándose con muchas vueltas, pues no era necesario, y podía decir la verdad tranquilamente, o sentía que podía hacerlo frente a ella. Después de todo, no le parecía mal contarle que había recorrido tantos lugares, ni tampoco el cómo opinaba de sus razones, así de confiado era él, lo suyo nunca era un error. Tampoco le pareció malo invitarle a mostrarle algunos lugares, aunque en aquellos momentos no notaba lo que eso significaba. Después de todo, eso era una proposición para viajar juntos, o al menos estarlo por un tiempo, quizás algo impropio del semidragón, pues nunca había pensado así por alguien o se había ofrecido a dar ayuda. Tenía bastante conocidos en varios lugares, pues como cazarecompensas había conocido tanto como otro con su misma profesión, como clientes, algunos que le debieran favores, e incluso algunos criminales de antes de volverse un cazarecompensas. Se demostraba en esos momentos lo importante que ella comenzaba a ser, y el pelirrojo no era capaz de notarlo. No se puso incomodo en aquellos instantes ni nada parecido, aunque si notara lo que estaba haciendo posiblemente se molestara y se retractara rápidamente, pero quizás estaba tan profundizado en esos pensamientos que no sería capaz de notar lo que en verdad hacía.
Volvió su mirada hacia Kougyoku, aun sonriendo de aquella forma sin notarlo. En verdad su mente había estado dando vueltas, muchos pensamientos habían venido a él, logrando que en verdad no supiera que cosas decir y cuáles no. Su mente no era capaz de procesar tanto, por que intentó callarse un momento para pensar, aunque fuese completamente extraño eso en él. El felino aun descansando sobre su hombro pareció estar bastante cómodo, disfrutando de la noche que oscurecía, aprovechando para prepararse para dormir, aunque aún fuera temprano debido a que hace solo unos minutos había anochecido. James notó aquello, dándose cuenta que había pasado ya un buen rato desde que llegaron a la ciudad, y que si querían quedarse allí no tenían lugar donde pasar la noche. Obviamente optaría por buscar un hotel barato en alguna lugar, o tal vez solo tirarse donde el cuerpo lo decía, pudiendo terminar en una plaza o quizás un callejón, quizás incluso la terraza de alguna casa, o algún sitio abandonado. Y bien, cuando tuviera que comer ya se las arreglarían buscando algún lugar donde hacerlo.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Mis ojos estaban algo nublados por las lagrimas que querían escapar de estos, por suerte el lagarto comenzó a hablar, haciendo que dejara de pensar al menos un rato de mis cosas. ¿Vino a divertirse un poco? Supongo que yo también había venido a lo mismo, pues para mi era divertido conocer las culturas de cada reino o ciudad, pues eran cosas curiosas, aunque al final los olvidara gran parte de ellos y solo se quedaran unas pocas cosas. Seguí escuchando lo que me contaba, pues al parecer aquellos samurais le habían entretenido, aunque sentí las ganas de saltar y decirle de que no estaba bien eso, aunque realmente estuviese agradecida de que me ayudara, aunque no por como se tornaron las cosas. De todas formas de igual modo sabía o pensaba que en Oishi no iba a pasar nada por lo que me había contado mi asistente, aunque por algo me había traído el pasador, por si requiriera este en caso de emergencia. Entonces seguí escuchando, sin interrumpirle, tomándome algo de sorpresa. Pues por lo que decía, el lagarto parecía ser... ¿Alguien del gobierno? Es lo único que me venía a la mente para pensar de que siguiera criminales, a no ser que realmente tuviera tanta bondad de perseguir por cuenta propia a seres que hacen maldades y les de su merecido. Aunque me tomo de improvisto cuando dijo justamente las siguientes palabras que venían después de las otras. Mis ojos se abrieron de par en par y la calidez en mi corazón volvió con cierta alegría. ¿Por mi había dicho? ¿Realmente era así? ¿De verdad? Las mejillas de mi rostro se habían encendido de un leve carmín y aquellos dos entre mis brazos comenzaron a removerse ligeramente, por los que deje que estos saltaran de mis brazos hacia el suelo. Aunque por suerte parecía que no se movían si yo no lo hacía.
Lo siguiente que dijo sobre su ultima misión. Me hizo pensar aun más de que realmente si pudiera ser que perteneciera al gobierno, aunque cuando escucho eso de las ropas indicadas, no pude evitar mirar mi propio kimono, el cual estaba algo maltratado, por lo que trate de limpiar un poco las mota de polvo que apenas pudieran salirse del kimono, ya que realmente no olvidaba que tan costoso habría sido este, además de costar de hacer también, pues las telas eran caras. Luego cuando termine de tratar de hacer eso, a pesar de que aun se veía algo desarreglado el kimono, devolví mi mirada hacia el cielo, escuchando sus siguientes palabras. —Pu-pues ya has comprobado que es demasiado tranquila la ciudad. Sin con-contar aquellos samurais.— Le dije, mientras seguía mirando al cielo. Adorando aquellas estrellas que iluminaban este, como si fuera un mar de estrellas o algo así pensé.
Pensé entonces moverme un poco del lugar en el que me encontraba, aunque antes mire de reojo para ver donde estaba el lagarto y me di cuenta de que este había acortado la distancia, cosa que me hizo ponerme algo nerviosa y devolver mi mirada al frente. Al menos él hacia que olvidara las cosas anteriores con solo verlo o pensar en él, como si nunca las cosas malas que pensé hubieran pasado por mi mente. Mis mejillas entonces seguían aun rojas por culpa del pelirojo y estas se encendieron aun más cuando escuche lo siguiente que dijo o mejor dicho. A partir de ciertas palabras, hizo que estas se encendieran aun más, además de hacer que mi corazón saltara de alegría, haciendo que inconscientemente le mirara con mis ojos brillosos. —¿De ve-verdad me mostrarías muchos lugares? ¡Seria genial! ¡Qui-quiero ir a muchos sitios en verdad!— Pregunte y dije claramente emocionada, pues no me lo creía viniendo de él, a pesar de que ya muchas veces había pensado de que él tenía bondad dentro de él a pesar de como era. Notando como de la nada los nervios volvían a invadirme y por ello desvié la mirada. —¡N-no es porque me in-interese! ¡So-solo que me emociona la i-idea de viajar a muchos lugares!— Respondí de ese modo, como era habitual en mi. —Es in-injusto...— Susurre más para mi misma, inflando ligeramente las mejillas. Pues él siempre parecía que era quien me ayudaba o hasta salvara, pero yo por él no hice nada. Cosa que realmente me desagrado internamente.
Realmente sabía que de algún modo tendría que pagarle de vuelta, pues me parecía injusto que él hiciera cosas por mi y que yo no pudiera hacer nada a cambio por ello. ¿Qué podría hacer? Quizás podría obligarlo a que fuese amigo a cambio de todo lo que ha hecho, aunque realmente sabía que eso no estaba bien y realmente por una parte dentro de mi, la palabra ''amigo'', no era algo que realmente me agradece de cierta forma pensar eso de él. ¿Por qué? Ni yo lo sabía, solo era que no me agradaba de cierta forma decirle de ese modo por una parte.
Entonces de repente sentí mi estomago rugir un poco, a lo que avergonzada y el rostro más enrojecido que antes, apoye mis manos de forma disimulada en mi estomago por sobre el kimono, esperando que eso no lo hubiera escuchado, ya que no me había traído dinero. Trate de hacer como si nada y aparte mis manos de mi estomago, comenzando a caminar para alejarme de él y era perseguida por los dos animales, pero al recordar de que era de noche, me di la vuelta y volví por sobre mis pasos, mirándome confusos Pochy y Soul pero que de igual manera me siguieron, yendo hasta donde él enseguida avergonzada. Como si él fuese una luz cálida que podía alejar mis miedos y que por ello no podía alejarme de él, porque seria como tirarme al vació de la oscuridad o al menos yo lo veía así. Alce entonces uno de mis brazos para señalar hacia el cielo con el dedo índice de la mano, descubriéndose así mi brazo llenos de moretones. —¡Es un mar de estrellas!— Dije sin pensar, claramente tratando de evadir lo anterior que había pasado. Pues no le iba a estar contando de que tenía miedo de estar sola por ahí a oscuras. Además de que tampoco le iba a estar diciendo al lagarto que tenía hambre. A pesar de que realmente no hubiera comido nada desde hace horas, aunque me di cuenta de algo... ¡¡Era tarde!! ¿¡A que hora pensaba volverme a casa!? Quizás mi asistente estaría preocupado por mi, pero es que tampoco quería volver, es como si estar con el pelirojo me hiciera querer quedarme aun más tiempo, sin importarme lo demás, como si fuera la ultima vez que pudiera ver y que por ello tratara de aprovechar al máximo a estar a su lado. Aunque si recordaba bien, él mismo se había ofrecido a llevarme a conocer lugares que yo quizás no conociera, así que en parte me mantenía ciertamente algo esperanzada de que pudiéramos vernos más veces, pero... ¿Entonces porque no me iba al final si era así? Realmente ni yo lo sabía, solo quería seguir ahí, con él, más tiempo, como si no me importase mucho que fuese tan de noche, aunque realmente no sabía que iba a hacer de si tenía que volver a mi propio pie a casa o que, ya que no tenía dinero para pagar a un hotel o algo así. Ya que ni si quiera podía pagar para comer y anteriormente ni pagar al samurai aquel.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Admiraba por alguna razón que no comprendía las prendas de la joven, hasta que palabras de ella le sacaron de su concentración. Alzó rápidamente su mirada hacia el rostro de la contraria, notando su mirada algo iluminada, y emoción encada una de las palabras que ella pronunciaba. Su mirada se encontró con la da ella por unos momentos, provocando que por alguna razón el corazón propio latiera con velocidad, sin entender en verdad el semidragón porque eso ocurría. Pero antes de que pudiera disfrutar la vista de sus orbes fuchsias la joven apartó la mirada, haciendo que James se quedara algo inmóvil y sorprendido por como su corazón se había acelerado. Al parecer, a Kougyoku le había gustado la idea de viajar con él a algunos lugares. Eso le agradó, aunque comenzaba a notar lo que ofrecía por esos momentos, provocando que siguiera callado, mostrándose algo silencioso mientras fruncía levemente su ceño, notando el corazón que seguía acelerado. Tragó algo de saliva, intentando despejarse, queriendo olvidarse de lo que había hecho, o más bien, no notar que era lo que había hecho. Por alguna razón, la idea de estar más tiempo con ella le agradaba, le daba alegría en el corazón, pero no entendía porque. Simplemente ya no podía reusarse a lo que había ofrecido, no porque quisiera y algo no se lo permitiera, todo lo contrario, estaba en verdad encantado con la idea aquella, y si algo quería en esos momentos era seguir con ella, y después de todo, mostrarle algunos lugares era completamente una buena excusa.
Había recuperado la sonrisa y dejado de fruncir el ceño con la idea de pasar más tiempo con ella, provocando que le mirara algo relajado, con calma y cierta paz que ella le brindaba, provocando que ya no estuviera tan congelado o inmóvil, sino más bien entusiasmado de alguna forma. Pudo oír suavemente el estómago de ella rugir, notando como se tomaba el mismo por momentos, provocando que se mostrara un tanto extrañado, no notando en verdad del ruido se tratara de eso. Dedico una mirada rápidamente al canino y felino que la acompañaban, pensando que podría ser de aquellos callejeros, pero rápidamente ella se movió haciendo que estos le siguieran y que la mirada del semidragón apuntara a la pelifuchsia mientras le seguía lentamente. Aunque ella se volvió rápido hacia él provocando que siguiera extrañado y algo confuso mientras la miraba volverse sobre sus pasos. Finalmente, de manera inesperada ella alzó su brazo y exclamó unas palabras, provocando que el semidragón alzar al vista recorriendo el brazo de la pelifuchsia.
El ceño del semidragón se frunció rápidamente, provocando en él una mirada afilada apuntando a los moretones de su brazo mientras evadía las palabras de ella completamente. Molesto al instante reaccionó rápidamente sin pensar, tomando la muñeca de ella sin suavidad al momento que daba unos pasos y se acercaba casi apegándose a la contraria. Mirando aquellos moretones mientras un gruñido de molestia escapaba entre sus apretados dientes. - ¡¿Quién te hizo esos moretones?!- Preguntó rápidamente, pensando a quien tendría que golpear. Reaccionando como si de una pertenencia suya se tratara, como si hubieran herido a alguien cercano, y el causante de eso mereciera un gran castigo. Aunque Kougyoku no fuera nada de él, pues su relación con ella se reducía a ser unos conocidos casuales, que habían pasado pocas cosas juntas. Y aunque anteriormente la hubiera protegido de los samuráis, bien se podía justificar con que estaba aburrido y necesita algo con que entretenerse. Sin embargo esta vez no había que otra cosa pensar, estaba claro que lo que buscaba era protegerle, de alguna forma, queriendo saber quién era el responsable de haberle dañado. Por un momento pensó que quizás había llegado tarde a donde el samurái, y el mismo podría haberle hecho ese daño, en caso de que aquel fuera el caso, ya estaba pensando en que debía volver a buscarlo y darle una paliza mucho más grande. Sin embargo, no iba a separarse de ella irracionalmente, aunque tampoco necesitaba una confirmación de ella para ir a golpear al samurái ahora mismo, aunque seguro le costaría encontrarlo, siendo que podría estar en cualquier parte de la ciudad.
En solo un instante la molestia le subió, provocando que el enojo llegar a altos niveles, haciendo que sangre hirviera y con eso su temperatura aumentara inconscientemente. El felino rápidamente escapó del hombro de James al sentir esto, bajando por su espalda para quedarse en el suelo junto a él mientras su mirada subía hacia ellos dos. Otra de las cosas que cruzó por la mente del semidragón obviamente fue la posibilidad de curarla. No había gastado tantas energías en los samurái como para no poder hacerlo, aunque obviamente tendría un precio, y podría quedar agotado tras hacerlo. Sin embargo, no iba a pensar en ellos, siendo que algo tan simple era lo peor que le podía pasar, estaba completamente dispuesto a curarle aquellos moretones de maltrato sobre su piel por un poco de su energía. Sin embargo, esa idea no bastaba para darle calma, por cada instante que ella tardara en responder su sangre hervía y su mente daba vueltas buscando culpables. Aunque el tiempo paso verdaderamente lento para el semidragón al momento de verle esos moretones, quizás por la ira ciega que había nacido en él.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Entonces tarde no sé por cuanto tiempo en reaccionar. Cuando lo hice, mis ojos enseguida se dirigieron al brazo que el sujetaba por la muñeca y la cual anteriormente había usado para señalar al cielo. Me di cuenta de que había muchos moretones ya morados por todo el brazo, cosa que realmente no era para nada bonito. Esto hizo que recordara que estaba mal que estuviera descansando, cuando realmente debería de estar entrenando como nunca y que esos moretones demostraran cuanto me he esforzado, aunque realmente para mi eso no era mucho. Sentí que debía seguir esforzándome más y más. Sobre todo cuando recordé que ni pude ayudar al lagarto cuando lo de la estantería o los samurais para calmarlos. Tampoco y nunca iba a olvidar la misión del Duramboros. —Yo...— Apenas exclame eso, haciendo una pausa rápida y algo larga. Desviando entonces la mirada donde él no pudiera verla, aunque solo había volteado el rostro hacia dirección, siendo así que solo podría ver la mitad de mi rostro si estuviera mirándome de frente. —Fui yo...— Le conteste suavemente, mostrando una suave y algo forzada sonrisa. —Apenas duele...— Trague grueso, sintiendo como mi cuerpo temblaba ligeramente sin saber porque. Aunque quizás era porque necesitaba comer algo. Pues hacía muchas horas que no había comido. —No tendría esos moretones si supiera combatir mejor...— Al decir esto ultimo. Sentí que un pequeño nudo crecía en mi garganta, haciendo que mis ojos se llenaran de lagrimas, siendo casi inundado pero no eran derramadas aun.
Sentía que en la muñeca de mi mano donde él sujetaba, esta seguía manteniendo cierto calor que me encantaba al ser el quien tenía la suya rodeando esta, a pesar de que él estuviera agarrando sin ningún cuidado. Pensaba forcejear para que soltara mi mano, pero no sabía porque no lo hacía. Quizás era porque estaba más pendiente en lo que yo misma dije. Baje entonces la mirada, aun con la sonrisa forzada, sintiendo como si algo dentro de mi quisiera explotar. Como si algo me animara a llorar sin cesar por muchas cosas que había pasado, a pesar de que yo misma pensaba y decía que me merecía las cosas malas que me habrían pasado. Pues seguramente me las habría buscado, desmereciendo a mi propia persona de una sobre manera. Pochy comenzó a ladrar al lagarto, mostrando sus dientes. Soul en cambio se puso al lado de Ocelot cuando este bajo del hombro del lagarto. Sonriendo de oreja a oreja, como si tramara algo, aunque realmente era porque así era la sonrisa o dientes del pobre felino. Desvié ahora mi mirada hacia donde estaba Pochy, abajo. A un lado de mi. Seguí mostrando aun aquella sonrisa y mientras tanto mis ojos seguían algo acuosos. Cuando este visualizo mi rostro, dejo de ladrar y movía la cola feliz.
No sabía que es lo que respondería ante mis palabras y tampoco pensaba que fuera a decir algo sobre ello. Después de todo, él no conocía muchas cosas de mi, como ni yo de él. Sintiendo entonces de repente cierta curiosidad sobre él. ¿Viviría solo? ¿Realmente no era un vagabundo mal oliente que andaba de un lado para otro? Y... ¿Qué tenía para hacer que no pudiera dejar de pensar en él? Aparte de esas preguntas. Tenía un par más de ella rondando por ahí en mi mente. Como la anterior de si realmente era del gobierno y capturaba a los criminales. —¿Acaso tu no temes no poder proteger aquello que te importa demasiado? Y...— Le pregunte casi en un susurro de la nada, haciendo una semi pausa.. —¿Ver como les hacen daño mientras estas delante presenciando eso...? Sintiéndote impotente y pensar que no valdrías para proteger a todos aquellos que requieran de tu ayuda y no les pase nada a nadie... Querer ser de utilidad... Que tu familia deje de tratarte como si no existieras realmente... Que vean que estas ahí...— Sentía que mis lagrimas comenzaban a escapar de mis ojos cuando dije esto ultimo. Cayendo por mis mejillas y luego llegando hasta mi cuello, empapando así por donde pasaron las lagrimas. Ahogando ligeros sollozos que querían escapar de mi. Me sentí alertada cuando incline mi cabeza un poco hacia delante, haciendo que parte de mis flecos ocultaran mis ojos. Me sentía devastada. Precisamente por eso me alerte, no queriendo mostrar mi fragilidad o dolores en frente de alguien. Pues siempre trataba de combatir esto yo misma, como si nunca realmente hubieran pasado. Como si realmente no mereciera derramar lagrimas porque eso que pasaba era algo que me habría buscado.
Realmente no entendía o no sabía que me había pasado realmente. Era como si hablar de eso con el pelirojo, me hiciera querer llorar realmente por ello. Tampoco sabía porque razón le dije todo lo mío, recordando lo avergonzada que me sentí cuando le dije algo referido de eso en la biblioteca. Queriendo de nuevo enterrarme viva o algo. Pues este tipo de cosas siempre prefería evitar hablar de ello y aguantar yo mis tonterías mentales. Quería de nuevo huir de él, que no me viese. Queriendo evitar de que hablara de ello o que pudiera sentir lastima de mi o quizás se riera de mis tonterías. Porque quizás mis quejas eran lo bastante estúpidas y sin sentido, no mereciendo hablar o pensar de ellos como si realmente no fuesen la gran cosa. Porque de igual forma si tomara algo de atención a estos, sabía que otros sufrían más peor que yo y por ello ni si quiera yo debería de estar hablando ni de ello. Aunque ahora ni si quiera se me ocurría que decirle para evitar que él me contestara sobre ello. Sintiendo el latir de mi corazón botar con dolor contra mi pecho por tales pensamientos anteriores.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Apretó su mano libre por un momento, formando un puño ante la ira que aún seguía en él y aumentaba por la confusión que se formaba entre sus pensamientos. Aquella sonrisa sobre su rostro era obviamente falsa, el pelirrojo se dio cuenta rápidamente y se quedó congelado en su lugar oyendo las palabras de la joven por aquellos momentos. No pudo evitar volver a fruncir el ceño al oír aquello de combatir, casi como un reflejo propio, siendo algo que le dolió dentro por alguna razón, mientras apretaba su mano formando un puño a un lado de su cuerpo.
El semidragón hizo silencio, pues unos recuerdos nada agradables habían llegado a su mente con esas palabras. Podría recordarse a él cuando dejo a su familia, tan inocente e irresponsable que creía no iba a tener problemas para sobrevivir por sí mismo, después de todo, se consideraba a su mismo el más fuerte de todos. No tomó mucho tiempo aprender que no era así, en pocos días había tenido su primera derrota, sufriendo al saber que no era tan fuerte como creía, y que al igual que ella decía: “no hubiera sucedido si supiera combatir mejor”. Tras eso, el tiempo había pasado para el joven pelirrojo, pero a pesar de mantener ese egocentrismo y esa idea de ser el mejor, siempre se mantenía en mente que debía aspirar a más, y seguir creciendo como mejorando y volviéndose más fuerte. Era por eso que buscaba a los enemigos más fuertes, era la forma de probarse a sí mismo, y al resto, que no era débil, entre otras cosas más que lograban atormentar la mente de semidragón.
Ni siquiera había prestado atención a los ladridos del canino, pues la mente del pelirrojo se había nublado pensando en aquellos recuerdos. Sin embargo, su atención se clavó rápidamente en la joven pelifuchsia cuando pudo por fin oír su voz. Apretó sus dientes, ahora si molesto por sus palabras que le hacían doler por los recuerdos que le traían, al igual que apretaba su mano, comenzando a soltar levemente la muñeca de ella, subiendo nuevamente su mirada para apartarla del rostro de ella, provocando que no pudiera notar las lágrimas que caían sobre su rostro, para suerte de él, ya que eso le hubiera afectado más.
Soltó cierto suspiro el pelirrojo, no es como que hablar sobre él o sobre lo que podía sentir le agradara, por lo que le resultaba de cierta forma molesto que ella hubiera preguntado todo aquello. – Es lo que estoy tratando de olvidar hace más de 4 años – Musitó para comenzar, soltando otro leve suspiro, mientras cerraba sus ojos lentamente y hacía una pausa, terminando por soltar el brazo de ella, para cruzarse de brazos manteniendo la vista sobre las estrellas para no tener que verle al rostro mientras pensaba en todo aquello. – Hace más de 4 años que renuncie a hacer algo para mi familia, entendí que no debo gastar mi tiempo en quien no sabe apreciarlo… ellos decidieron que no era importante, que yo no existía, así que les di la razón y desaparecí para ellos – Musitó, sintiendo cierto alivio en su persona, quizás por poder abrirse y contar eso, cosa que no le disgustó, contrario a lo que pasaría normalmente. ¿Acaso era posible que se tratara del hecho de que lo estuviera contando a ella? Ya durante un tiempo el pelirrojo había notado que nada era normal cuando pasaba con ello, y parecía esto no ser la excepción. Podría haberse callado y no contar nada, incluso haberse apartado de ella en aquel momento, pero no quería hacerlo, por razones que no entendía el pelirrojo quería estar allí con ella, y escucharle más, así como contarle más sobre su persona, sintiendo cierto alivio cuando es pasaba.
Con el ceño fruncido, el pelirrojo volvió su mirada hacia Kougyoku, siendo allí que pudo notar las lágrimas sobre el rostro de la misma, aquel llanto que le golpeó de cierta forma, provocando que él apretara sus dientes, más molesto. No sabía porque, pero ver a la contraria de aquella forma le llevaba a sentir cierto ardor desagradable en el pecho. Normalmente, el calor que sentía sobre su pecho era agradable y le daba orgullo, pero este ardía de forma lastimosa, provocándole como si de cierto dolor se tratarse, haciendo que le desagradara y comenzara a sentir cada vez más molesto por eso. ¿Acaso era empatía o algo parecido? ¿Quizás compasión? ¿Pena? Lo que fuese, no era algo normal en el cazarecompensas, normalmente, las lágrimas en el rostro de alguien no le afectarían, pero aquella joven parecía ser mucho más especial que el resto. Por alguna razón, cualquier cosa que ella hiciera, sin importar que tan minúsculo o insignificante podía parecer, terminaba teniendo un gran impacto en el semidragón, provocando en él reacciones para nada normal, que no tendría si la persona fuese otra. Demostrado nuevamente, que ella parecía ser especial, y por qué él se confundía o se molesta por aquello.
Aún tenía en la mente las cosas que ella había preguntado, y tenía la intención de responder a todo aquello, o al menos hacer el intento de cuanto pudiera. Intentó abrir la boca, pero en el primero intento no salió palabra alguna de allí, pues el ardor en su pecho parecía haberse movido hacia su garganta provocando que le doliera al momento de intentar decir unas palabras, obligándole a cerrar la misma y tragar un poco de saliva antes de poder continuar. – Yo no temo… - Susurró, alzando la mirada nuevamente hacia las brillantes estrellas del cielo en chaos. Evitando de aquella forma las lágrimas de ella o su rostro. Aparentando cierto orgullo al decir aquello, intentando de alguna forma mostrar esa coraza de orgullo y soberbia que era propia por los hombres de su familia, después de todo, los nobles no tenían permitido una cosa así, y muchos menos admitirla. – El fracaso… nunca es una opción – Musitó poniendo cierta sonrisa en su rostro mientras mantenía la mirada arriba, intentando convencerse y recordar todo su orgullo, como su esfuerzo, y sus intentos por nunca rendirse. – Tengo la confianza de que siempre conseguiré lo que quiero… si estoy dispuesto a intentarlo – Musitó el semidragón, pudiendo sentirse aliviado del todo, sonriendo de cierta forma, como si comenzar a calmar lo que sentía, pues su mente ya no parecía tan nublada. Aunque su pecho siguiera ardiendo de forma desagradable, obviamente no pudiendo olvidar lo que ella le había hecho recordar, ni mucho menos pensar en cosas diferentes.
Bajó su mirada, observando el rostro de ella casi inexpresivamente, no queriendo dejarse llevar por lo que las lágrimas de la pelifuchsia provocaban en él. Estiró su brazo, ahora para tomar la mano de ella sin siquiera pedir permiso, tirando un poco para que ella se acercara. – Busquemos algún lugar… y te curaré esos moretones… - Le musitó, apartando la mirada, tirando de ella, volteándose y comenzando a caminar aunque no supiera hacia donde buscando que ella le siguiera. – Y sécate esa lágrimas…. podrás contarme un poco más… de porque te has hecho eso – Agregó, frunciendo su ceño mientras mantenía la mirada hacia adelante, tirando para que ella caminara, esperando que los mascotas les siguieran, aunque James no sabía a donde se dirigía, y esperaba encontrar algún lugar más privado que la mitad de una calle por la noche. Pues si iba a hablar sobre él, prefería hacerlo donde no le escuchara cualquier persona que cruzara cerca.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Por otro lado quería dejar de llorar y sentirme de ese modo en frente de alguien, aunque en el fondo no me importase tanto cuando pensaba que se trataba de él, pero... ¿Me vería acaso patética? Recordé entonces otra vez como siempre quería aguantar mis problemas y mis cosas yo sola, no molestando a nadie con estos. Pensando de que realmente no era algo lógico hacerlo, en cambio ofrecerme yo para ayudar era lo correcto o así lo pensaba yo. Aunque si lo pensaba en el fondo, podía notar o saber que era algo injusto por mi parte algo así, pero de igual forma era mi forma de ser. No es que no confiara en aquellos que ganaron mi confianza, solo que no me salía el hecho de estar contando mis tristezas. Si lo pensaba más a fondo. Realmente había momentos en los que los acababa diciendo de cierta forma, pero no tan a fondo, pero... Mostraba una sonrisa y trataba de mostrar tranquilidad cuando decía cosas que me afectaban en el fondo. Tampoco pensaba que a alguien le interesara mis tonterías, ya muchos otros tenían problemas peores para estar yo diciendo las mías como si nada. Como siempre, pensando antes en los demás que en mi misma.
Entonces. Cuando escuche las palabras del lagarto. ¿Tratando de olvidar hace cuatro años? Estas me sacaron de mis propios pensamientos enseguida, tratando de procesar primero lo que dijo y luego de ello, me sentí culpable al estar llorando, cuando parecía ser que él también había soportado una carga. Escuchando después lo demás que dijo. Hizo que mi corazón latiera con cierto dolor desgarrador en mi pecho. Haciéndome recordar que no tenía derecho de estar quejándome o llorando sobre mis cosas. En ese entonces no pude evitar mirarle de vuelta cuando solto al fin mi brazo, aunque sentir que lo soltara fue un sentimiento de nuevo algo desagradable.
Observe que cerró los ojos y cuando los abrió, su vista estaba sobre el cielo estrellado mientras se cruzaba de brazos. Me quede observando lo que podía ver de su rostro. No pude evitar entonces llorar lo suyo. ¿Por qué? Por el simple hecho de que quizás habría sufrido mucho él en ese entonces. Pues me trataba de poner en su piel y imaginar eso como si a mi me pasara. Aunque la diferencia es que yo si trataba de hacerme ver y pensar de que realmente por una remota posibilidad yo podía existir al menos un poco para ellos, una pequeña esperanza que aun no moría de mi. Quería realmente que mi familia me mirara o supiera que yo estaba ahí. Que no era un desastre o una deshonra para la familia. No quería ser más una inútil. Por algo me había fortalecido demasiado, pero... ¿Cómo se sentiría realmente él? Sentía la necesidad de darle un abrazo, ahora más bien por él, queriendo mostrar cierto apoyo o cariño para que eso lo ayudara, aunque quizás ni le ayudaría en nada a pesar de que yo lo vería como que si. Además de que los abrazos eran algo demasiado reconfortante, haciéndote saber que ahí estaban para ti, que podías llorar todo lo que quisieras mientras sientes la calidez de un abrazo. Sobre todo si este provenía de alguien que te hacía sentir extrañamente feliz por pocos gestos.
Apoye el brazo que él me soltó por debajo de mi cuello y sobre mi pecho, teniendo el puño semi cerrado mientras lo observaba en silencio y sollozos ahogados. Escuchando ahora sus palabras, las cuales decía él mismo que no temía. Esto me hizo admirarle de cierta forma. Ya que yo si tenía mucho miedo en la gran mayoría de las cosas. Sintiendo hasta una pequeña envidia sana por ello. De cierto modo eso me calmo al menos un poco, pero no sabía porque por otro lado si quería llorar demasiado por lo anterior que dijo. Cosa que me dio a entender en que él había pasado por algo similar que yo, aunque él ya no estaba con su familia. Omitiendo eso. Escuchando ahora las demás palabras que soltó. Hacía crecer en mi aun más admiración. Ya que él parecía ser fuerte o al menos parecía ser que no se rendía y buscaba conseguir lo que se proponía. ¿Yo era así? Me pregunte a mi misma pensativa. Era cierto que siempre trataba de hacer lo que podía, a pesar de llorar por dentro cuando fallaba, pero aun así siempre trataba de seguir hacia delante aunque lo que se interpusiera en mi camino fuera demasiado difícil. Quería lograr lo que me propuse en un principio. Tener amigos ya era algo que estaba consiguiendo, pero... ¿Qué era sobre el hecho de fortalecerme y proteger a todos aquellos? ¿Eso lo estaba consiguiendo? Cierto era de que estaba tratando de fortalecerme de una forma exigente y sobre esforzarme de sobre manera conmigo misma. Después de todo. Quería ayudar a todos aquellos que requirieran ayuda y también proteger a los míos. —Te envidio y admiro a la vez...— Le dije de repente en un susurro y con una suave sonrisa. Mientras que mis mejillas estaban empapadas de lagrimas, las cuales habían llegado a bajar por mi cuello, empapando también la mano que había apoyado por ahí.
No me espere nada cuando el tomo mi mano para tirar de esta y me acerco a él, cosa que hizo que abriera un poco mis ojos y le mirara con cierta duda y a la vez volviera a sentir esa hermosa calidez del tacto de su mano. Cosa que hacía calmar mi corazón adolorido que latía anteriormente por lo que habíamos hablado ambos. A pesar de tener mi rostro empapado de lagrimas y al tener los ojos llorosos. Eso no impidió que mis mejillas se encendieran cuando escuche sus palabras, además de por la cercanía. No opuse resistencia de tratar de apartarme de él y ni si quiera se me venía a la mente que decirle por aquellas palabras. ¿Realmente pensaba curar mis moretones? ¿Eso era posible? ¿Acaso tenía algún poder curativo como yo? Cosa que me hizo recordar que yo misma aprendí a poder curar, aunque realmente esto no lo usaría como si nada, solo lo haría en mitad de una batalla como mucho. Siendo así que extra limitaba mis habilidades y prefería solamente usarlos en mitad de una batalla o en caso de emergencia.
Mire hacia atrás para ver si Pochy y Soul nos seguía y estos claramente nos seguían de cerca. Que si los miraba fijamente, podía resultar algo gracioso que dos animales estuvieran siguiéndonos o al menos podía causar ternura, como si estos ya realmente hubieran creado un vinculo conmigo, ya que parecía que no se apartaban de momento de mi lado o al menos estaban siguiéndome hasta el momento por donde yo iba. Luego devolví mi mirada hacia delante, hacia el lagarto. Lo mire desde donde yo estaba, sintiendo como tiraba de mi y claramente yo le seguía sin oponer mucha resistencia. Volvía a observar como se veía su cabello rojizo sostenido en su coleta. Sin saber porque, nuevamente me llamaba la atención su pelo rebelde, queriendo de nuevo o sintiendo el impulso de tocar su cabello. Cuando escuche que me decía que limpiara las lagrimas, solo le dije a regañadientes. —So-solo lo hago porque quiero, no porque tu lo hayas pedido...— Susurre de un modo audible. Aunque realmente si lo había hecho por el. Alce la mano que tenía libre y limpie con el dorso de mi mano las lagrimas de mis ojos, no pudiendo evitar sorber con mi nariz.
Observaba a cada lugar cuando desviaba mi mirada del lagarto. Había aun mucha gente rondando de un lado para otro. De igual modo habían pequeños puestos con algunas cosas. Como los típicos juegos de ganar para obtener un premio o simplemente puestos para comprar caretas, peluches o ese tipo de cosas. Yo observaba claramente atenta a todo aquello que pudiera llegar a mis ojos. De ese modo no me saltaría nada de este lugar. Por algo era el hecho de que hubiera venido aquí.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Tiraba del brazo de ella para llevarle por las calles oscuras de la noche en oishi, buscando algun lugar mas privado donde pudiera realizar lo que tenía en mente sin problemas, pues no le parecía indicado el realizar eso en mitad de la calle donde cualquier caminante podría verles, y sorprenderse o quien sabe que cosa. La mente del ex noble daba vueltas, no estaba tranquila, mayormente se concentraba en observar en busca de lo que necesitaba, aunque parte de él seguía pensando en ella, de una forma que le provocaban cierta alegría en el interior. No se concentraba mucho en tener su mano sobre la de la contraria, aunque sintiera inconsientemente la calides del contacto con la misma, algo que sería agradable si ahora el le estuviera poniendo importancia. Sin embargo, su mente sus ojos se concentraban en aquellas calles de Oishi que parecían volverse mas recurridas por personas. La noche había llegado ya indudablemente, las personas iban y venían en ambas direcciones, todas usando sus kimonos tradicionales, siendo que mas de una katana podía ser visto acompañando a los transenuentes, como si aquel arma blanca fuera lo más normal y tipico del mundo. Despues de todo, así lo era en Oishi, no por nada aquel lugar era conocida como la cuna del samurái.
De igual forma, a medida que avanzaban, parecía aumentar la iluminación con aquellos pequeños faros, compuestos de velas encendidas dentro de circulos o cajas de papel rojo que generaban una iluminación bastante curiosa y diferente a la acostumbrada en Spatium, donde la corriente electrica era aprovechada. La gente de Chaos, aun seguía muy apegada a los conceptos viejos, tradicionales, y no demostraban mucho avance tecnologíco, aunque nadie parecía tener queja de ello entre sus habitantes. Claramente, la madera era un material muy usado en aquel reino tan poco desarrollado, y se demostraba en todos esos puestos de venta o juegos parecidos a una feria, donde mas de un comerciante buscaba llamar la atención de cada caminante u hombre que pareciera adinerado. El bullicio comenzaba a hacerse ver, denotando que se acercaban a una parte mas concurrente de aquella ciudad, aunque a James no le importaba, pues el buscaba lo contrario, alguna zona mas privada donde poder hacer uso de sus llamas de curación sin llamar mucho la atención. Por aquellos momentos olvidaba que Kougyoku estaba allí para ver y aprender, seguro le hubira gustado pararse a mirar esos puestos y conocer algo sobre como se manejaban los comerciantes, pero la cabeza de James ahora no estaba para eso.
Finalmente entre tantos puestos de mercado, comercio, etc, y una que otra casa tradicional al mayor estilo de Chaos, los orbes azules del semidragon lograron dar con una zona mas oscura, menos iluminada por aquellas lámparas, tal como había casi nadie rondando por allí. Entre la oscuridad de la noche parecía un lugar adecuado para que el pelirrojo quería, por lo que sin soltar la mano de la contraria siguió hasta finalmente llegar a lo que parecía una pequeña plaza. Había bancos en cantidad, bastante suelo verde, y en el centro se alzaba algo imponente una estatua de mediano tamaño, la cual representaba a una samuái vistiendo su armadura de batalla y empuñando una espada con ambas manos, mientras uno de sus pies era colocado sobre lo parecía un pequeño pedestal, a diferencia del otro que se encontraba mas cercano al suelo. James no miró por demasiado tiempo aquella estatua, aflojando su pasó se acercó a uno de los bancos y llevó consigo a Kougyoku, hasta soltarle rápidamente y darle un leve empujoncito para sentarla sobre el banco, mientras el se quedaba frente a ella de pie observandole un tanto desde arriba.
- Aquí posiblemente será más cómodo, piojosa - Musitó el pelirrojo portando su sonrisa soberbia, cruzandose de brazos por unos momentos, mientras veía con atención el rostro de la joven, y le sonreía con cierto orgullo propio, quedando congelado viendo el rostro de ella por unos momentos, como si fuera hipnotizado por el mismo, hasta que finalmente noto lo que hacía, y desvió un poco la mirada hacia los brazos de ella mientras comenzaba a flexionar sus piernas para agacharse y quedar un poco mas bajo que la altura de ella. - Comenzare a curarte esto... no me gusta ver que esten llenos de moretones... - Susurró primero, estirando sus manos hacia los brazos de ella, sosteniendo el derecho, tomandole por la mano mientras le subía la manga con su mano libre, teniendo un poco de cuidado para no tocar imprudentemente los moretones, despues de todo, ahora buscaba curarle y no hacerle mas daño.
Fruncia un poco su ceño mientras miraba esas marcas en los pálidos y algo flacos brazos de la joven, comenzando a poner su diestra suavemente sobre los moretones mas cercanos a la muñeca, no pudiendo evitar ser cuidadoso del todo, provocando que se apoyara con un poco mas de fuerza por momentos. Alzó su mirada azul hacia los ojos de la contraria, buscando que ella le escuchara. - Ahora no te asustes... no te dolerá... aunque puede que te sorprendas un poco - Le musitó con bastante seriedad, esperando que ella hiciera caso a sus palabras, aunque tampoco podía esperar nada, pues seguro era la primera vez que veía a un elemento tan destructivo como el fuego hacer algo contrario a lo que su naturaleza agresiva dicta.
Volvió su mirada el pelirrojo hacia su mano sobre los moretones, mirando con seriedad y concentración como le era necesario para poder curar con llamas. Comenzó a concentrar sus energías sobre su manos, buscando la calma dentro de su pecho, para poder pensar en un fuego frío que no hiciera daño, siendo solo una concentración de energías que tomaban la forme de una pequeña llama. La mano del semidragón comenzó a verse envuelta de unas llamas azuladas, parecidas a un celeste claro, casi blanco, las cuales no dolían ni ardían de ningún modo, mostrándose tranquilas por su naturaleza pasiva. Aquellas llamas comenzaron a trasladarse y envolver también parte del antebrazo de la joven, posándose sobre sus moretones, mientras las energías de las llamas provocadas por James eran trasmitidas hacia el cuerpo de ella, obligando su propio cuerpo a curar los moretones, siendo así como funcionaba aquella habilidad. Esperando James que estos primeros fueran curados, con suma concentración en sus llamas, para luego poder proseguir en el resto de moretones en aquel brazo, y tas terminar poder comenzar con el faltante.
Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]
Como no tenía nada más que hacer, solo observaba a mi alrededor, tratando de que al menos nada se pasara desapercibido ante mis ojos. De igual modo me asegure a que Pochy y Soul me estuvieran siguiendo. Dándome cuenta que en vez de ir detrás nuestra, ya habían llegado hasta un costado mio. Desde ahí nos seguían ambos, caminando tranquilamente. Pareciendo que estos ya no se alejarían realmente de mi. Pues desde hacía rato, me volví a recordar de que nos estaban siguiendo estos dos pequeños. Que ahora que me daba cuenta. Ambos eran machos. Cosa que debería de haberme dado cuenta en su momento. ¿Por qué? Porque por algo les había puesto el nombre, imagina que le pongo ese nombre y en realidad eran hembras. Que cosas. ¿No? Por suerte ambos eran machos y no tenía ese problema, sino realmente me hubiera hecho mucho lió con ese tipo de cosas. Aunque no hacia falta ser un genio para saber eso. ¿No? Tratando de olvidar esos últimos pensamientos. Trate de concentrarme en el lagarto, mirando a este desde atrás. Nuevamente me quede admirando a este desde atrás, recordando las palabras que había soltado anteriormente sobre que el fracaso no era una opción para él o ese tipo de cosas. No pudiendo evitar entonces esbozar una sonrisa cariñosa para él, sin saber porque, pero me había nacido de forma inconsciente hacerlo sin darme cuenta. ¿Podría seguir sintiendo este tipo de sentimientos con él a la larga? O ¿Seria algo pasajero que no entendía? No sabía la respuesta, pero de momento lo único que sabía de eso, es que no paraba de sentir cierta felicidad o que el pecho se llenara de cierta calidez por ciertas cosas que pasaban con él y solamente eran con él. Pues repetía que otras cosas que ya había hecho con otras personas no eran iguales.
Esta vez mi mirada se dirigió a las especies de lamparas o faros de papel que iluminaban gracias a tener unas velas dentro de ellas, las calles de Oishi. Realmente me parecía un adorno demasiado bonito esos faros. Aunque mi mirada enseguida volvía a mirar hacia otro lado, observando que hacían las personas que iban y venían de un lado para otro. Pues parecía ser que ya la pelea que había pasado anteriormente, ya había pasado a la historia. Es decir. Era como si ya lo hubieran olvidado al menos por ese tiempo o al menos yo esperaba que ya se hubiera pasado. Que cuando lo recordé. Me sentí aliviada al saber que aquellos solo estaban heridos y no habían pasado a algo más. Aunque no dejaría de repetir que ojala se hubiera resuelto de una forma más calmada. Omitiendo ya eso. Me di cuenta que hacia donde nos diríamos, apenas había iluminación, cosa que me asusto. Haciendo que claramente en mi rostro se viera reflejado esto. Habíamos llegado a lo que parecía ser una pequeña plaza. Podía fijarme que habían algunos bancos cuando mire a mi alrededor en ese nuevo lugar. De igual modo parecía que había bastante suelo verde y en el centro del lugar, una estatua de un tamaño mediano. Esta representaba a un samurai vistiendo su armadura de batalla y empuñando una espada con ambas manos.
No me dio tiempo a darle una ojeada del todo a la estatua, observando solo primeramente lo que había descrito. Luego aflojo el paso y me llevo hacia un banco. Cuando me saltó. Esté me dio un leve empujón, haciendo que me sentará en el banco que estaba ahí. Claramente yo no tarde en reaccionar. —¡Ten cui-cuidado estúpido!— Le dije. Inflando ligeramente las mejillas, pensando en decirle algo más, aunque cuando él comenzó a hablar, me mantuve enseguida callada. Escuchando lo que decía y dejando de inflar las mejillas. Aunque enseguida volví a reaccionar. —¡Te he di-dicho que no tengo piojos! ¡Lagarto pulgoso!— Le dije al fruncir el ceño, mirándole desde abajo al estar sentada. No supe que había pasado, pero él se quedo mirándome fijamente, cosa que hizo que dejara de fruncir el ceño, ya que yo misma hice lo mismo del quedarme mirándole con fijeza. De repente sentí la necesidad de querer abrazarlo. Ahora que no estábamos a ojos de nadie. Aunque ahora me di cuenta de que estábamos solos los dos, haciendo que mis mejillas se encendieran ligeramente. Aunque cuando flexiono sus piernas, hizo que perdiera el contacto visual, aunque eso era bueno para dejar de sentirme de ese modo. Volviendo así a la realidad.
Trague grueso sin saber porque. Escuchando lo siguiente que dijo. Causando dentro de mi algo inefable. —¿Por qué no te gusta.. verlo lleno de moretones?— Le pregunte suavemente, con la mirada desviada, no queriendo verlo por todo lo que me hacia sentir. Especialmente ahora que estábamos a solas, prefería perderme de nuevo en su mirada. Pues sabía que podría pasar algo similar a lo del callejón. No opuse ni si quiera resistencia o no negué que tomara mi brazo derecho de la mano, agradando el hecho de sentir la calidez de su mano. Pues la había extrañado cuando la soltó para sentarme. Levanto mi mango, exponiendo así mi brazo y viéndose en ella muchos moretones de un color ya algo feo. Pues recordaba que en el entrenamiento intenso que tuve conmigo misma, me había pasado de la raya, casi no pudiendo mover los brazos en ese momento, hasta las piernas.
Realmente quería preguntarle más. ¿Acaso no le gustaba ver a alguien herido? Pensé. Aunque luego recordé como hirió a aquellos tipos, así que omití ese pensamiento o mejor dicho, lo quite de mi mente enseguida. Entonces... ¿Por qué? Esperaba que me lo respondiera, aunque no sabía si lo iba a hacer. Mientras él estaba aun con lo de mi brazo. Yo busque con la mirada a aquellos dos pequeños. Estos estaban sobre un banco de la derecha, sentados. Parecía ser que esa caminata les había cansado y que por ello entonces se quedaron ahí ahora tumbados, esperando. Luego devolví mi mirada hacia el lagarto, aunque enseguida desvié la mirada hacia el cielo, no queriendo verlo aun.
Al escucharle. No pude evitar devolverle mi mirada, sintiendo como mi corazón saltaba al ver directamente sus ojos. Asentí lentamente por lo que dijo, susurrando. —No me sorprenderá... La otra vez, en la biblioteca, fueron cálidas...— Dije inconscientemente en un suave susurro. Recordando aquella ocasión en la biblioteca donde el encendió sus brazos en fuego. En ese momento sentí calidez, a pesar de que al principio me asuste algo. Me fije que su mirada volvió a mi brazo, pero esta vez yo no apartaba mi mirada de él, mirándole con fijeza. Si ahora mirara mis ojos, podría darse cuenta de que estos tenían cierto brillo, de la apenas iluminación que había, al menos se podían notar. Era agradable el sentir aun el tacto que me daba al tener. Acto seguido. Cuando vi unas llamas que eran azuladas salir de sus manos y estas pasaban por donde estaban aquellos moretones. Me sorprendí un poco al principio, pero luego me calme enseguida al sentir la calidez de esas llamas azuladas. En mis ojos se podían ver reflejadas estas. —Son bonitas...— Susurre al referirme a las llamas casi blancas, en vez de azuladas. Sintiendo como iban sanando aquellos moretones. Ademas de que estas estaban desapareciendo de la piel de mi brazo, como si nunca hubieran estado ahí. Esto hizo que sintiera cierta adoración por el fuego de él. Como si estos realmente no pudieran hacer daño o al menos a mi, pues de las dos veces que estas han estado en contacto conmigo, no me habían quemado.
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