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Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Sáb Feb 06, 2016 6:52 pm

El joven pelirrojo continuaba concentrado en sus llamas todo lo que podía, intentando de igual forma oír las palabras y reacciones de la joven. Su rostro se mostraba serio, pero lo concentrado que debía estar en sus llamas, no queriendo que la contraria fuese quemada ni un poco por el calor de aquellas llamas azuladas. El fuego de color claro envolvía sus brazos, buscando los moretones para ir curando cada vez mas partes mientras el semidragón movía su mano para guiar esas energías. Se encontraba un poco mas calmado por la seguridad en que ella había respondido que no se sorprendería, aunque al final si lo hizo un poco. Se había movido a penas y parecía no molestarle las llamas de él, pues se quedó quieta rápidamente permitiendole curarle con cuidado. Gruñó levemente un poco cuando ella dijo aquello, refiriéndose a sus llamas como "bonitas" un termino que al semidragon orgullosos no le parecía adecuado para una de sus habilidades. - Son útiles, no bonitas - Afirmó aun serio. Con su ceño levemente fruncido sin quitar su mirada de los moretones de ella mientras continuaba curandole. Claramente aun seguia algo molesto por las marcas en el cuerpo de ella, las caules le desagradaban completamente, y el solo verlas hacía que quisiera borrarlas y dar una paliza a alguien, aunque ahora tuviera que conformarse con solo curarlas. Ciertamente a James no le parecían bonitas sus llamas, útiles era un término más correcto. No tenía gran orgullo por aquella habilidad, había muchos limites en sus poderes con el fuego, pues si había logrado dominar una forma secundaria de aquel elemento había un par de las mismas que nunca había podido alcanzar. Unas llamas curativas le resultaban mucho menos útiles que las llamas azules que había visto, las cuales tenían la capacidad de quemar con el doble de calor que una llama roja, como las de él.

Continuó curando los brazos de ella, sin levantar la mirada, y haciendo silencio por unos momentos, mientras sus llamas de tonos claros terminaban por curar aquel brazo de ella. Cuando por fin pudo ver aquella extensión del cuerpo de la joven sin marca alguna, una sonrisa orgullosa se posó en su rostro. El orgullo le nacía en el pecho desplazando la horrible sensación al ver esos moretones. Orgullos por haber logrado, como se proponía, el curar el cuerpo de la joven. Como si pudiera sentir una gran satisfacción por evitar que a ella le doliera aquella. Algo completamente extraño, pues nunca el semidragón había sentido algo o así, o la necesidad u obligación de curar a alguien cuando no había sido su culpa de ningún modo. Sin embargo, sin importar que fuera lo que le hiciera daño a Kougyoku, el quería estar y poder ayudarle o curarle, y eso mismo le daba orgullo y sensación de felicidad. El pelirrojo alzó su mirada para ver a la joven con aquella sonrisa. - Este está terminado - Le miró sonriente y con orgullo, dejando que la manga de aquel brazo cayera habiendo ya apagado las llamas de sus manos. - Ahora el otro - Agregó y bajo su mirar, para llevarlo al otro brazo y levantar las mangas del mismo, viendo ahora como este también tenia gran cantidad de moretones. En cuanto los vio su ceño se frunció mientras su mirar se puso serio, aquella sensación desagradable volvió a él. Gruñó levemente y acercó sus manos a los moretones, teniendo cuidado no queriendo hacerle mucho daño y comenzando a concentrarse para hacer surgir esas llamas curativas.

Un desagrado se le generaba, tan grande que le obligaban de alguna forma a querer curarle, cosa que no era nada normal en alguien como el pelirrojo. Un leve ardor sentía en su pecho cada vez que veía esos moretones, como si ver lastimada o herida a la contraria pudiera hacerle daño a él mismo. Si bien James podría optar por simplemente no mirar, voltear su mirada, alejarse de ella y otras cosas, sentía que debía curarla, como si eso fuera lo correcto, cuando en verdad el nunca había sido guiado por lo es correcto y por lo que no lo es. No había forma de explicar porque todo era tan distinto con aquella joven, pero hacía ya tiempo el semidragón no se lo preguntaba, después de todo, comenzaba a gustarle que todo fuera de esa forma. Había decidido dejar de cuestionar porque sucedía esas cosas, y comenzó a aceptarlas, sabiendo que le hacía bien de alguna manera estar junto a ella, pues cada que veía una sonrisa en ella u observaba directo a sus ojos podía sentirse feliz completamente, al menos por un momento. El pelirrojo volvió a levantar su mirada hacia la contraria, aun con su ceño fruncido y su mirar serio desde aquellos ojos azulados, demostrando el desagrado que las marcas en el cuerpo de ella le generaban. Había recordado lo que ella preguntó antes, y teniendo eso en la mente por unos momentos había pensado el porqué, siendo algo que no encontró y en poco tiempo decidió no cuestionarlo, sabiendo que, como antes, no encontraría respuesta para esas cosas. - Simplemente no me gusta... no está bien que tengas moretones, no debería haber razón para que te produzcas algo así - Musitó en respuesta a lo ya anteriormente preguntado por la joven, no del todo seguro en su respuesta, pues comenzaba a sentir por dentro como su hubiera algo más. Pues no le bastaba a el algo como lo bueno y lo malo para tener que actuar. Siempre que tomaba una decisión es porque creía que aquella le convenía, como si todo lo que hiciese fuese para favorecerse a si mismo de forma egoísta. ¿Entonces porque ahora hacía aquello de ayudarle? No tenía sentido para alguien como James. Volvió rápidamente su mirada hacia abajo, tras responder, para curar los moretones que podía encontrar en aquella parte de su cuerpo. La sensación desagradable se iba a medida que los moretones desparecían y la piel blanca de la joven tomaba el lugar que le correspondía. Con eso mismo, una leve felicidad se hacía en el semidragon, lo que provocaba que de manera leve y progresiva la sonrisa comenzara a formarse en el rostro de aquel pelirrojo.

Algo cerca de ellos, en un banco, las tres mascotas se habían reunido, siendo que al parecer, Ocelot ya podía soportar estar cerca de Poochy, pues había reconocido que el mismo no tenía intenciones agresivas. De igual modo, que Soul le acompañara era otra forma de ponerle mas tranquilo, pues había demostrado que el canino no atacaba a los felinos como otros de su especie. Si bien James no estaba mirando ni notando esto, sería aliviante para él notar que el felino anaranjado podía llevarse bien con el resto de animales que traían con ellos.

No pasó mucho más, y James había logrado de terminar de curar los moretones en aquel brazo, provocandole una sonrisa y una felicidad por dentro. Dejó caer la manga de ella, y comenzó a levantarse con sus llamas ya extinguidas. En aquellos instante comenzó a sentir el leve cansancio y perdidas de energías que le había costado aquella habilidad. Siendo que esas energías que había perdido eran las transmitidas al cuerpo de ella para poder curar esos moretones. Levemente solo había perdido energías, nada que pudiera impedirle algo. Pero en aquellos momentos, cuando por fin estuvo satisfecho por poder ver el cuerpo de la joven curado, comenzó a notar el resto de cosas que habían pasado de su percepción. Como el hecho de que todo estaba bastante oscuro, siendo que prácticamente solo las luces de la luna y la estrellas les iluminaban. Aquello provocaba que la pelifuchsia se viera aun mas bonita, y James notó eso, pues se había quedado con sus orbes sobre el rostro de ella por unos momentos mientras hacía silencio al levantarse. Su interior se aliviaba cada vez más, y su sonrisa se mantenía mientras la felicidad le invadía, después de todo tenía el orgullo y la satisfacción por haber ayudado de esa forma a la joven, aunque ahora solo pudiera estarse en silencio mientras le miraba de aquella forma tan obvia.
James Adamska
James Adamska

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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Dom Feb 07, 2016 2:14 am

Enseguida mis ojos subieron a su rostro. Mis mejillas seguían decoradas de un tono rojizo mientras observaba al lagarto. No sabia porque, pero el observarle callado y con el rostro serio, causaba cierto sentimiento confuso dentro de mi. Como si me agradara ver esa faceta suya. Sobre todo porque lo hacía para curarme y porque estaba concentrado por ello. Aquellos impulsos que anteriormente sentí, volvieron a resurgir de mi. Siendo así que cada vez eran más fuerte. Estos casi me obligaban y pedían a gritos que hiciera algo para calmar ese sentimiento en mi interior, pero... ¿Qué es lo que realmente estaba pidiendo? Me preguntaba a mi misma mentalmente. A lo que inconscientemente mis ojos se posaron en los labios de él. Ahora sentí el impulso de delinear con la yema de mis dedos sus labios, queriendo sentir el tacto de sus labios en mis dedos, preguntándome a que sabrían. Aunque enseguida me golpee mentalmente, sintiendo que el ardor de mis mejillas aumentaban más, no pudiendo evitar tragar grueso y mirar hacia otro lado. Recordándome de que me quedaría embarazada si mis labios se posaban en los de él, pero... ¿Por qué estás inmensas ganas de probar? ¿Por qué no me importaría hacerlo? A pesar de que eso seria estando casados. Porque no podría hacer nada con él así. Espera. ¿Hacer? ¿Cómo había llegado a esos pensamientos? De repente me quede mirando a otro punto del lugar, evitando así su mirada, sintiéndome algo confusa, pero a la vez como si ya entendiera algo. ¿Acaso yo...? Negué para mis adentros, aun algo confusa. Pensando que seguramente lo que estaba pasando era que le tenía cariño y admiración por lo que había hecho por mi. ''Si, seguramente solo sea eso''. Me decía y repetía una y otra vez sin parar mentalmente, pero... ¿Se podía tener tanto cariño a alguien? Cerré fuerte los ojos y los abrí después, tratando de evadir más esos pensamientos. Volviendo a sentirme confusa y agradeciendo esto, porque no sabía porque, pero no paraba de repetirme una y otra vez que seguramente esos sentimientos eran por el cariño o aprecio que le había tomado en poco tiempo o eso es lo que trataba de pensar yo, sin darme cuenta aun realmente del todo que era.

Por suerte. Cuando escuche lo que me contesto, pude relajarme y devolver al menos de reojo la mirada al pelirojo.
¡Para mi son bonitas!Le recalque de forma terca, inflando un poco las mejillas. Gruñendo suavemente. Aunque enseguida deje de inflarlas. No pudiendo evitar quedarme mirando su rostro otra vez de forma fija, entre abriendo mi boca y formando una ''o'' con esta, en completo silencio. Realmente hasta le estaba mirando de forma directa de forma inconsciente sin haberme dado cuenta de ello. Observando cualquier gesto que mostrara con el rostro, sobre todo al ver que cuando termino, mostró una sonrisa. Automáticamente yo no pude evitar sonreír suavemente por ello.

Me di cuenta de que volvió a fruncir el ceño. Me pregunte obviamente el porque y al darme cuenta. Ya había destapado el otro brazo, el cual estaba lleno de más moretones como el otro. Aunque el otro ya estaba libre de dolor, aunque ni me di cuenta cuando me bajo la manga de ese brazo. Note en ese entonces que realmente estaba demasiado ida o lo que sea que fuese, pareciendo estar embobada. Escuchaba obviamente sus palabras algo ida. Aunque no sabía que responder ante ello, pero también sabía que ni hacia falta hacerlo. Ni me había preguntado o algo, solo avisaba que había terminado con esa y que ahora iba con la otra o algo así le entendí apenas. Obviamente trate de reaccionar. Pues me sentía bastante boba o tonta al quedarme mirando a este sin razón aparente. Como si no pudiera apartar mi mirada de él, como si esta estuviera ahí clavada y no pudiera despegarla de él aunque quisiera o no. ¿¡Qué demonios estaba pasando conmigo!? Aunque tratara de buscarle lógica a todo eso, no lo entendía. Me liaba y confundía más y cuando parecía ser que lo entendía, de nuevo volvía a perderme. Liándome de ese modo de nuevo con lo mismo, a pesar de que casi parece ser que me estoy dando cuenta de algo, pero luego cambio de idea. Era como si no pudiera evitar pensar demasiado de todo eso y es que realmente cuando a mi mente se le daba la oportunidad. No paraba hasta que pasaba otra cosa y así repetidas veces. Quería darme de golpes contra algo al pensar tanto. Sintiendo que a la vez estaba tan cerca pero también lejos de entender ya por fin lo que pasaba.

Realmente no me di cuenta cuanto tiempo se tomo para responderme, pero cuando lo hizo, yo enseguida reaccione, escuchando atentamente a lo que dijo. Recordando que se lo había preguntado. Pues realmente se me había olvidado por unos momentos. Al menos en esos instantes. Mis mejillas dejaron de estar rojos, no pudiendo evitar sentirme mal.
Pero las hay... Y varias razones...Le conteste suavemente, bajando lentamente la cabeza. Observando como curaba mi brazo restante.Lo siento... No quiero volver a sentirme de ese modo. No quiero volver a ver que sufren delante de mis ojos...Añadí. Sintiendo un leve dolor en mi pecho, sonriendo segundos después levemente.Esta vez quiero ser yo quien...Hice una leve pausa. Levantando la mirada para verle directamente a su rostro.Proteja a los demás...Lógicamente. Eso iba por mi primo. Recordando como no pude proteger a este bien. Cosa que realmente me dolió en su momento y aun sigue persiguiéndome. Omitiendo eso. Cuando por fin el pudo terminar con curarme los moretones del otro brazo y dejo que cayera mi manga. Acto seguido yo moví mis manos lentamente, girando estas para ver las palmas de mis manos. Luego las cerré y levante mi mirada para verle.Po-podría haberlos soportado. Como los demás que tengo por todo el cuerpo.Le dije. Recordando que tenía más moretones hasta en las piernas. Aunque al fijarme mejor en su rostro, me di cuenta que el estaba mostrando aquella sonrisa tonta, típica en él y que yo ya miraba sin poder evitarlo..Gracias, lagarto...Susurre de un modo audible y sin darme cuenta, mirando con cierta fijeza sus ojos. Perdiéndome en ese mar azul de sus ojos. Ni si quiera me di cuenta como le agradecí. Pero lo había hecho del corazón por todo lo que había hecho por mi. Olvidando que era de noche o donde estábamos. Sentía que mi cabeza se quedaba en blanco por esos momentos, mirándole con cierta fijeza desde el banco y eso era en la que obviamente era demasiado notable. Deje que mis manos descansaran en mi regazo. Olvidando hasta a aquellos tres pequeños animales. Solo teniendo en mente sin querer al pelirojo. Como si ahora fuese lo único que pudiera estar en mi mente, como la gran mayor parte del tiempo de hoy. Aunque era normal que no dejara de pensar en él, si estábamos juntos aquí. Quería pensar. Quería decirle algo, pero... ¿Por qué no podía? Solo estaba ahí, mirando como boba su estúpido rostro que atraía demasiado mi atención y mi mirada.

Pochy y Soul. Estaban demasiados tranquilos. No se inmutaron cuando Ocelot se acerco a ellos. Aunque tampoco lo iban a hacer. Parecían ser pasivos y eso era algo bueno. Pues realmente no me gustaría que se pelearan con Ocelot. Al menos los dos primeros parecía ser que estaban esperando aun. Pues no se iban a mover de ahí hasta que yo lo hiciera. Aunque yo ahora no tenía en mente eso. Hasta había olvidado que tenía ganas de comer anteriormente. Pues antes me habían sonado las tripas por tener ganas de comer algo. Seguramente más tarde me volverían a recordar que no había comido nada, pero ahora... Ahora todo mi ser estaban concentrados en ese estúpido lagarto que estaba en frente mío. Sin importarme realmente del todo ese silencio. Ni si quiera que fuese de noche. Olvidando que yo temo a la oscuridad solo por tener toda mi atención él. Como si fuera lo único que existiera en esos instantes para mi. Ni si quiera quería molestarme en hablar y aunque quisiera, cosa que intente anteriormente. Ninguna palabra quería salir de momento de mi. Como si en esos instantes no pudiera decirle nada de nada. Pero volvía a repetir que no era algo que realmente me importase. Pues el sonido de fondo como el viento hacer mecer la hierba o los grillos. Bastaban.
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Dom Feb 14, 2016 12:16 am

Se pintaba obviamente una sonrisa en el rostro del semidragon, en sus orbes azules se podía reflejar cierta paz. Tranquilidad había en él al finalmente tener frente a si a la joven con sus moretones curados. Satisfacción le llenaba, provocando que sintiera un ardor agradable en su pecho mientras no era capaz de quitarle la vista de encima a la pelifuchsia. El silencio se había hecho, ahora mismo solo era ese par de orbes encontrados, que por esos momentos no eran capaces de separarse. La mente del semidragon no se decidía si estar en blanco, pues parecía ser que no podía hacer nada mas que mirarle en silencio. O si como le sucedía por momentos, reinar su mente con imágenes, ideas, y esperanzas de lo que podría suceder con ella. Cosas extrañas que ahora lejos de disgustarle le hacían sentir cierta felicidad y mantener esa sonrisa soberbia y satisfactoria sobre su rostro. ¿Acaso era posible que el solo mirarle le hiciera sentir tan bien?. Pero en realidad no era solo mirarle. No olvida el hecho de haber realizado algo por ella. Esa hermosa sensación de haber ayudado, de haber protegido a alguien con importancia, y el haber dado sus energías para que ella se sintiera bien, le invadía. Había odiado esos moretones por el tiempo en que les había visto, pero en cuanto se fueron, nada mas que felicidad se hizo en el. Por aquella razón era que exteriorizaba tanta calma, en un completo silencio, mientras su mirada comenzaba a desviarse de los ojos de ella, bajando hasta sus labios, no pudiendo evitar quedarse quieto cuando encontró estos. ¿Que era eso?. El pelirrojo no lo entendía. Pero como nunca antes, sintió el impulso, el deseo, las ganas, la necesidad de acercarse a los labios de ella. Se estaba conteniendo, por la simple de razón de no encontrarle un porque a esa acción. Siendo que su cuerpo se lo pedía, pero aquello era un deseo tan extraño e inusual para el pelirrojo que era incapaz de actuar sin re-capacitarlo primero.

Recién ahora se daba un momento para analizar todo lo que ella le había dicho, aprovechando aquel momento de calma y silencio que se había generando. Pues aunque su mente quería estar concentrada en ella, el pensar en sus palabras, era una forma de estarlo. Después de todo, estaba relacionado con aquella joven que tenía tanta atención del pelirrojo. Y entre tanto silencio fue casi inevitable que esas palabras de ella le vinieran a la mente. Pues si bien antes le había escuchado, al estar concentrado en curarle, no había podido dar total atención a sus palabras. Podía recordar como ella le había respondido, justificando el porque aquellas marcas estaban sobre su cuerpo. Sería normal que James se molestara por las palabras de ella, pues detestaba la idea de que ella estuviera lastimada. Por alguna razón que aun no comprendía. Pero al haberle curado ya, al tener la satisfacción por esa acción hecha, no podía hacer mas que comprender sus palabras. Aunque James no comprendía del todo el hacerse daño porque otras personas no salgan lastimadas. Aunque si lo pensaba más, el estaba dando de sus energías para curarle a ella. Y seguro haría otros esfuerzos de ser necesario para poder verle intacta. Cada marca en el cuerpo de ella le parecía un horror, algo imperdonable que no debía de existir en este mundo ni ningún otro. Tanto así, que mas allá de dolerle el verla de ese modo, la furia y molesta la invadía, deseando que hubiera un culpable para poder descargar todo aquello sobre el merecedor de un inmenso castigo. Por todo aquello, de cierta manera podía comprender los esfuerzos de ella por no querer que alguien salga lastimado. Solo de manera mínima y no era algo que fuera a admitir. A pesar de haberse ablandado tanto con ella, seguía siendo un orgulloso, y en verdad nadie que no fuese ella se merecía para él su ayuda de aquella forma.

Por alguna razón, unas palabras especificas se pasaron por la mente del pelirrojo. Su calma fue perturbada. Su felicidad se borró, y el cálido ardor en su pecho se tornó una llama ardiente capaz de quemar el interior del semidragon. Rápidamente la mirada del joven cazarecompensas se tornó disgustada e inconforme. Su frunció su ceño con facilidad, mientras apuntaba desafiante y algo molesto hacia la contraria. "Po-podría haberlos soportado. Como los demás que tengo por todo el cuerpo" Habían sido las palabras de ella. Las que recién ahora que pensaba en eso podía interpretar de manera correcta. Completamente inconforme y molesto por la idea de que ella pudiera tener mas moretones en el cuerpo le miraba desafiante con intenciones de que el dijera donde estaban esos moretones restantes. Apretó sus dientes a la par que su mano formaba un puño producto de la furia. Siendo manejado completamente por lo que estaba sintiendo, el pelirrojo apoyó violentamente y con fuerza uno de sus zapatos en el respaldar del banco, cerca a donde la cabeza de ella se encontraba, como si de esa forma le contara el paso. Había apoyado de forma tan brusca su pie allí que el mismo banco amurado al suelo se sacudió un poco, dando por unos momentos la impresión de que se tumbaría, cosa que no sucedió gracias a los soportes que lo mantenían unido al suelo. Rápidamente, su mano cortó el camino a la joven por la dirección contraria, apoyando esta sobre el respaldar al otro lado de Kougyoku con la misma fuerza y brusquedad, provocando que se repita, dando la impresión de que el banco podía desprenderse y caer volteado en cualquier momento.

Sin darse cuenta de todo lo que hacía, siendo guiado solo por la molestia de pensar en que la joven tuviera mas de aquellos daños en su cuerpo, acercó su rostro al de ella. Peligrosamente cerca, aun apretando sus dientes, sus orbes azules fusionados al ceño fruncido en su rostro apuntaban con molestia a los de la contraria, sin quitar su vista de la de ella, en un modo desafiante. Obviamente era de esperar que para estos momentos la pelifuchas no entendiera esta reacción del semidragón. Todo había pasado solo por su mente, y había tardado ya para reaccionar si teníamos en cuenta cuando lo dijo. Pero la cabeza de el semidragón no era capaz de captar eso. - !¿Como que por todo el cuerpo?¡- Alzó al voz James denotando molestia en sus palabras, y la completa disconformidad con eso que ella confesó antes. Su mano libre le tomó nuevamente de manera brusca por la muñeca de la mano derecha de ella. Apretando un poco sin darse cuenta, alzando la misma intentando tener su atención. Casi amenazándole para que le diera la respuesta, no queriendo esperar para poder curarle por completo. - ¡Entonces no he terminado de curarte! - Seguía alzando su voz, buscando la respuesta. Claramente no iba a conformarse con que no se lo dijera, y si le era necesario apretaría mas con su agarre, o se acercaría mas a ella amenazante.
James Adamska
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Dom Feb 14, 2016 3:04 pm

Desde que había terminado de curarme en los brazos, este no había dicho nada de nada, a lo que yo realmente me quedaba con la mente echa un lío al n o saber que decirle, aunque tampoco es como si fuera que me fuera a incomodar el silencio, pero... ¿Por qué? ¿Por qué sentía esa calidez dentro de mi? Ya me había quedado en claro que el causante quizás podría ser el lagarto, pero... ¿Por qué? Era la pregunta que más me había hecho en todo el día, queriendo entender varias cosas y que a pesar de que estuve a punto de ello, enseguida me volví hacia atrás, como si fuera a temer en dar con la respuesta. Aunque ignore estos pensamientos cuando pude ver su sonrisa. Esa sonrisa de estúpido que tenía que absorbía toda mi atención hacia él, como si no pudiera apartar como siempre la mirada de él hasta que reaccionaba. No sabía porque, pero su sonrisa me causaba cierta tranquilidad. ¿Acaso no me sentiría igual por otro ser al ver tal sonrisa? Parecía que no. Porque recordaba que ya anteriormente había visto sonrisas de otros chicos pero de ninguno nunca me habían hecho sentir así. Como si mi mente se quedara en blanco y quisiera detener ese tiempo. Solos él y yo. Donde nadie pudiera meterse entre ambos, como si hubiera una barrera entre ambos y no existiera todo lo demás. Siendo así los únicos y que de ese modo no nos veríamos interrumpidos nunca por nadie. Aunque no sabía porque no quería que no apareciera nada, queriendo estar a solas con él. Queriendo conocer más de él. Hasta quisiera que él conociera un poco más sobre mi o lo que fuese necesario. Cosa que cuando me di cuenta, seguía aun confusa del porque quería tales cosas.

Me pude dar cuenta que había fruncido el ceño, cosa que no entendí. ¿Había dicho o hecho algo mal? Ni si quiera me había movido como para que hiciera algo mal. ¿No? Además de que no me espere cuando elevo su pierna y apoyo su zapato sobre el respaldar del banco, cerca de mi cabeza. Sacudiendo de ese modo el banco, hasta temí que este se fuera a caer o algo, por lo que sentí que mi corazón salto acelerado por el susto. Enseguida devolví mi mirada hacia él y le mire claramente molesta por eso que hizo de la nada. ¿Quien se creía? Vale, me había curado y así, pero no era para hacer eso de la nada. ¿Verdad?
¿¡Qué ha-haces!?Le grite, claramente confundida. Aunque vi como apoyaba ahora su mano en el lado contrario y de igual modo se sacudió el banco, a lo que yo inconscientemente me agarre al kimono de él de forma automática. Pues temía caerme y aunque claro. Si hubiera estado más atenta de lo que hacía, hubiera apartado mis manos de él rápidamente. Pues estaban cerca mis manos de su pecho. Omitiendo eso. Realmente no sabía que le estaba pasando o del porque estaba actuando de ese modo. ¿Hice acaso algo mal? O ¿Dije algo que le disgusto demasiado? Buscaba y buscaba en mi mente aquello que pudiera ser ofensivo, pero no encontraba nada. Pues cierto era que muchas veces le insultaba con un lagarto, aunque más de que eso sea un insulto, más bien era un mote ya casi prácticamente para él.

Pensaba reclamar lo que estaba haciendo. Devolviendo mi mirada hacia él, ya que esta había observado como su mano se apoyaba en el lado contrario que su zapato. Aunque me arrepentí cuando lo hice. Porque él se había acercado peligrosamente a mi rostro. Sentí una especie de escalofrió y no pude evitar entre abrir los ojos más, sintiendo el corazón ahora más acelerado por su cercanía que por el susto. Realmente sentir ese tipo de cercanía con él, era algo que me volvía prácticamente ida. Sentía hasta la necesidad de cortar ese poco espacio que quedaba para saber que pasaría, pero... ¿Estaba segura? Sabía que esos eran impulsos, que realmente eso que quería sentir, iba a algo más que aun escapaba de mi comprensión y que quizás algún día llegase a entender del porque de ese sentimiento tan cálido que invadía mi ser nada más tenerlo cerca. Hasta había olvidado que había agarrado su kimono con ambas manos. Me fije que su rostro claramente denotaba molestia o enojo. Aunque aun no encontraba del porque estaba él así, pero es que también mi cabeza se iba a otro lado, dejando de pensar de ese porque y pensar ahora sobre su cercanía. Hasta que escuche sus palabras. Le mire primeramente algo ida, pero luego reaccione, entendiendo a lo que se refería. ¿Acaso estaba molesto por eso? ¿De verdad? Me sentí... ¿Feliz? Por el hecho de que alguien se preocupara solo por eso. Que alguien tomara en cuenta de que no quería verme de ese modo. Al menos para mi si era gratificante el sentirme importante o quizás me estaba imaginando de que fuera importante para él. Pues no olvidaba como se metió conmigo el pelirojo ya anteriormente en la biblioteca de Spatium de Prodigy City. Pues nunca olvidaría el día en que conocí a ese bobo lagarto, que me hizo pasar mal ciertos momentos en ese lugar, pero otros habían sido entretenidos. Siendo él único que me había llevado al límite.

Sentí entonces como tomo la muñeca de mi mano derecha sin cuidado alguno, a lo que yo obviamente me queje por ello. Cerrando los ojos y luego abrirlos para verle directamente. Volviendo a fruncir el ceño, pues lo había dejado de hacer por cuando se acerco sin darme cuenta. Luego de ello. volvió a hablar. A lo que yo trate de evadir su mirada nerviosa.
Yo...Susurre.Si que terminaste... Los demás están en mis piernas, pecho, cintura y lo demás que no es visible con el kimono que tengo puesto...Le dije, tratando de no ver aquellos ojos azulados que me encantaban. De igual modo, no le iba a mentir. Era cierto que todo aquello que ya no se veía por el kimono. Eran donde estaban los demás moretones. Pues no solo me había hecho daño en los brazos. Aunque me salve de que no recibiera por el rostro o el cuello. Siendo así las únicas zonas de mi cuerpo que no habían resultado ser dañadas por los moretones.  —¡¡Además!! ¡Ya es-estoy bien así! ¡Ya te agra-agradecí que me curaras! A-así estoy bien lagarto...Le dije, casi susurre en leves gritos bajos. Dando suaves tirones al kimono de él sin darme cuenta. Pues se me había pasado que mis manos aun agarraban su ropa. Aunque si me hubiera dado cuenta, ya las hubiera apartado enseguida. De igual modo, no podía evitar sentir aun el rostro propio rojo porque ardía. Que era el hecho de su cercanía. Queriendo por eso evitar su mirada al estar tan cerca, sintiendo que si seguía mirándole. Algo podría pasar o al menos sentía como si fuera a perder la cordura solo por su cercanía y realmente temía por ello, porque aun desconocía todo eso. Aunque realmente él era el único ser que podría hacerme sentir de ese modo. ¿Ahora que haría? Realmente no lo sabía. Ni si quiera se me ocurría que más decir. Pues mis nervios habían subido, a pesar de que él se había molestado conmigo por lo anterior, yo tenía más bien en mi mente el como estaba cerca él. Que quizás debería de estar atendiendo más bien a lo que decía y no lo otro. Aproveche en ese instante para ver a los tres animales, que parecían estar tranquilos, así que al ver eso, devolví inconscientemente mi mirada hacia él. Perdiéndome en sus ojos por hacerlo.
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Lun Feb 29, 2016 5:36 pm

El ceño del pelirrojo se mantenía fruncido, y la furia, molestia, y enojo aún seguían allí. No lo podía evitar, el solo pensar en que la contraria estuviera aun lastimada le molestaba. Después de todo, había sentido que se había esforzado, que había hecho algo bien, y otras cosas. El que ella estuviera aun dañada sobre su piel, quería decir que su esfuerzo había sido tonto, y que estaba sintiéndose bien por nada, o por una mentira. Que en verdad, no le había ayudado como él creía, y que todo lo que le había puesto alegre hace unos momentos no era más una ilusión. Y aquel pensamiento y sensación de molesta no se iría hasta que terminara lo que había empezado. Las manos de la contraria se encontraban apoyadas en un agarre sobre el kimono del propio semidragón. A penas se daba cuenta de aquello James, seguro en otra situación aquello le hubiera hecho latir el corazón con fuerza y hacerle sentir un ardor agradable en el pecho mismo. Pero el ex noble continuaba con su zapato sobre el banco, una mano también allí, mientras la otra hacia un agarre de la muñeca contraria. Aquella llama de ira que ahora quemaba el interior del semidragón no le dejaba prestar atención a nada más. Las perfecciones del rostro de la joven ya no le importaban, aunque en aquella distancia pudiera verle con mejor precisión. Seguro que en otra situación, sus orbes se hubieran perdido en el rostro de ella, terminando en sus labios para mirar aquellos con deseo, aunque ese pensamiento mismo le pusiera confuso. Era el saber donde estaban aquellas marcas lo único que pasaba por su cabeza. Pues el deseo de exterminar aquellas cosas sobre la piel de la pelifuchsia era lo único que podía importarle por aquellos momentos. Nada más, solo en eso podía concentrársela mente del pelirrojo.

Unos leves gruñidos se escaparon de entre los dientes del pelirrojo, mientras el tiempo avanzaba y su ceño fruncido no quería desvanecerse. El grito y queja de la joven nada inmutaba al joven pelirrojo, quien le miraba aun con clara molestia desde sus orbes azules. Siquiera el ceño fruncido en el tan bonito rostro de la pelichsia podía afectarle, lo único que le quitaría de esa molestia sería el ver curadas toda y cada una de las marcas que ella llevaba sobre el cuerpo. Con ella evadiéndole la mirada, el joven no podía evitar ladear de momentos su rostro, buscando los orbes fuchsia de la contraria en todo momento. No se daba cuenta de lo que hacía, pues en otro momento el solo tener su mirada clavada sobre ella le haría sentir cosas importantes, pero ahora era el mismo quien buscaba que sus orbes no se separaran. Insistente en querer verle sus orbes apenas había prestado atención a las palabras que susurró. Como un idiota segado en el deseo de querer verle a los ojos. Incluso el hecho de querer ver los orbes fuchsias de la contraria le habían hecho olvidarse de lo que quería por unos momentos. Aunque cuando cayó en cuenta de lo que decía, se apartó un poco. Confuso, mientras su cerebro comenzaba a reaccionar lentamente sobre las palabras de la joven. Aun sin dejar de fruncir su ceño, el semidragón bajó su zapato del banco, aunque su mano seguía allí. Ella decía tener más marcas en el cuerpo, incluso había especificado que lugares. James tenía la oportunidad de seguir curándole, pues ahora sabía dónde debía buscar Se hizo un poco de lugar apartándose de la joven para poder verle su cuerpo, recorriendo el mismo kimono imaginándose las marcas bajo el mismo. Subió y bajó su mirada una y otra vez por el cuerpo de ella, dejando de poner tanta presión sobre su muñeca, al estar relajándose un poco. Sin darse cuenta de lo que hacía, comenzaba a debatirse entre que hacer. Al parecer ella no quería que el siga curándole, pero James se negaba a dejar aquello sin terminar. El joven pelirrojo deseaba encontrar aquellas marcas para curarle finalmente. Tanto era el dese que le surgía por ver bien a la pelifuchsia que incluso no se daba cuenta de lo que estaba a punto de hacer.

Chasqueó su lengua el semidragón, habiendo finalmente decidido que debía hacer. Se mantuvo en silencio aun con su mirada recorriendo el cuerpo de ella, aunque al final se detuvo donde el kimono terminaba, enfocando sus piernas con aquellos orbes azules. Sin problema soltó la muñeca de ella, al igual que el banco. Apoyó sus palmas sobre las manos de ella que le tomaban sobre la ropa, y apretó suavemente para quitarse de encima las manos de ella. – Entonces aun debo seguir curándote – Susurró casi inaudible. Con su mente tan ida, sin darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Prácticamente cegado por el deseo de querer ver curada a la joven. El pelirrojo se agachó nuevamente, flexionando sus rodillas para acercarse al suelo y de aquella forma quedarse a la altura de las piernas de la contraria. No elevó la mirada en ningún momento, sus orbes azules se mantuvieron sobre el kimono de ella. Sin consultar, ni dar aviso antes, el semidragón colocó sus manos por donde el kimono terminaba, comenzando a escabullir su mano bajo este, rozando suavemente la piel en las piernas de Kougyoku, buscando aquellos moretones que la misma aseguraba llevaba bajo su ropa.
James Adamska
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Lun Feb 29, 2016 8:17 pm

Cuando él trataba de ladear su rostro para ver mis ojos, me hacia sentir nerviosa, demasiado diría yo. ¿Qué tanto quería ver mis ojos? ¿Acaso disfrutaba verme nerviosa o algo? Era ya evidente el rojo en mis mejillas o casi por completo mi rostro por su cercanía que era cálida para mi. Aunque después de cierto momento, este se aparto un poco de mi. Ese fue el instante en el que yo busque como estaban aquellos tres animales, los cuales se encontraban tranquilos. Así que ese fue el momento en el que me tope entonces con el rostro de él de forma inconsciente o mejor dicho, yo misma lo mire de forma inconsciente. Siendo así que mi mirada se quedara clavada en los ojos de él. Escuchar sus gruñidos y ver como fruncía el ceño en su rostro. Solo hacía que algo dentro de mi creciera con más cariño o hasta me dieran ganas de sonreír de forma inconsciente, causando hasta quizás ternura o algo de diversión por esos gestos del pelirojo que podía apreciar de una bonita manera. Quizás hasta comenzaba a acostumbrarme ya a ese tipo de gestos del chico. A pesar de que apenas solo me había topado como dos veces con él, contando con esta claramente, pero... ¿Por qué sentía como si hubiera pasado hace años con él? Como si el tiempo pasara demasiado deprisa a su lado sin darme cuenta. Cosa que realmente me desagradaba. ¿Por qué tenía que pasar el tiempo rápido cuando te sientes bien? En cambio. Cuando uno quiere que pase rápido el tiempo, este es como si se pusiera en tu contra y fuera lo más lento del mundo.

Pochy y Soul parecían intercambiar miradas entre ellos. Además de que también nos miraban a nosotros, aparte de Ocelot. Aunque realmente yo no me estaba dando cuenta de eso. Pues mi atención estaba sobre todo puesta en la del lagarto. Ya que era quien aunque no quisiera, se robaba toda mi atención sin mi consentimiento o sin darme cuenta a veces.

Me di cuenta de que bajo su zapato del banco segundos después, aunque aun su mano no la apartaba. ¿Qué se le estaría pasando por su cabeza? Realmente sentí unas inmensas ganas de saber leer la mente, aunque realmente si opinaba sobre ese tema más seriamente sabía que era mejor no poder leer la mente. ¿Por qué? Por el simple hecho de que no seria agradable que todo lo supieras de ante mano, ya fuese lo malo y lo bueno. Pues quitaría la gracia de donde estaría la sorpresa de las cosas y el solo pensar en el presente. Realmente le quitaría la gracia de ser misterioso aquello que desconozco. Por ejemplo. ¿Qué tendría de divertido si supieras que alguien te va a hacer un detalle? O ¿Seria agradable desconfiar de todo el  mundo por lo que pudieran pensar? Quizás no era tan lógico lo que yo pensaba, pero para mi tenía algo de sentido. Trate de dejar de pensar en ese tipo de cosas. Pues podría pegarme muchas rayadas mentales por el solo hecho de hacerlo. Después de todo. Yo me armaba muchas pelis en mi cabeza y luego me hacía más líos yo solita. Por ello prefería evitar eso y pensar más bien en lo que ahora acontecía en ese preciso instante. Aunque en ningún momento dije o hice algo más. Me quede estática lógicamente en mi lugar.

Entonces. Me di cuenta que se aparto algo más de mi, a pesar de que aun sostenía mi muñeca. Aunque yo en ningún momento solté sus ropajes, más bien me afirme más a estas de forma inconsciente, observando al lagarto con mi rostro denotando cierta confusión. ¿Qué es lo que hacía Me había fijado en su cara o mejor dicho, en sus ojos. Que estos me recorrían a mi de arriba hacia abajo. ¿Qué es lo que estaba buscando? Primeramente tarde en reaccionar pero cuando lo hice, me sentí algo avergonzada sin saber porque. ¿Acaso estaba buscando como quitarme el kimono para buscar los moretones? Espera. ¡¿Acaso seria capaz de hacer eso?! Sentí mi corazón latir con fuerza contra mi pecho, tratando de calmar mi mente. No creía que él fuese capaz de hacer tal cosa... ¿Verdad? Cierto es que no conocía de mucho al pelirojo de ojos azulados, pero... De lo que apenas sabía de él, no lo veía capaz de hacer tal cosa, aunque no olvidaba el hecho de cuando rompió algo mi vestido cuando se engancho en una silla de la biblioteca solo para ayudarme a liberarme de esta. Volví entonces a tratar de tranquilizarme a pesar de eso ultimo, pues bien era sabido que este parecía ser irrespetuoso y hacer todo aquello que le saliera en gana o al menos eso es lo que él me ha demostrado.

Realmente me hacia sentir nerviosa tener su mirada puesta tan atenta sobre mi, haciendo sentir calidez en mi interior, como si realmente ese hecho me hiciera feliz. Aunque me recordé que seguramente era por el hecho por lo que le dije anteriormente de donde se encontraban aquellos moretones, haciendo así que esa calidez se redujera. Por ello desvié la mirada para de nuevo tratar de no afrontarlo. Escuche entonces que chasqueaba su lengua. Parpadee un par de veces cuando soltó mi muñeca y el banco con su otra mano, pero yo seguía tratando de mantener mi mirada hacia otro punto. Sentí que sus manos se apoyo sobre las mías y por un mero instante mis manos se sintieron demasiado cálidas por las de él, aunque enseguida lo dejaron de estar cuando apretó suavemente las mías, haciendo que soltara su kimono. Ahí recordé que hacia rato que sujetaba sus ropas, cosa que a pesar de que me hacia sentir avergonzada por cierto lado, más bien me mantuve más atenta al leve dolor que sentí en mi pecho cuando hizo que le soltase. ¿Por qué dolía? Si de todas formas ni si quiera debería de haber tenido las manos ahí. Escuche sus palabras en un susurro que casi ni escucho, aunque ni me digne a contestarle sin saber porque, solo sintiendo un leve nudo en mi garganta. ¿Y ahora que me pasaba? Agradecía el gesto que hacía de querer curarme, pero... ¿Por qué ahora me sentía mal? ¿Era solo por el hecho de que apartara mis manos? ¿Qué es lo que esperaba acaso? Era evidente que él no iba a dejar mis manos ahí todo el rato, por ello eleve mis manos para tapar la mitad de mi rostro con las mangas del kimono, siendo algo común en mi que hiciera tal cosa.

No sabía que más hacer. Mis ojos se habían inundado y mi mente estaba bañada en completa blancura, hasta que sentí la calidez de unas manos tocar la piel de mis piernas. Lógicamente lo primero que hice fue reaccionar por ello dando un leve saltito sin levantarme realmente del banco, haciendo que me pusiera recta contra este y sintiendo como de nuevo los nervios afloraron en mi. Enseguida baje mi mirada en busca del causante, sintiendo como de nuevo mi corazón saltaba con fuerza contra mi pecho cuando vi quien era.
¿¿¡¡Q-q-q-q-q-q-que ha-ha-haaces!!??Grite nerviosa, teniendo aun los ojos húmedos y las lagrimas apunto de salirse de ahí. ¿Quien demonios se creía? Realmente era el primer ser de Spirit Soul que tocaba mis piernas y lo peor de todo es que me agradaba el tacto de sus manos, pues me transmitían su calidez. Esa calidez de él que no podía explicarme del porque me encantaba tanto.  —¡¡Te di-di-di-dije que ya es-es-estaba bien a-a-así!!Le repetí sin saber porque ahora tartamudeaba más de lo normal. Ni si quiera podía calmar mi corazón, sintiendo como si en cualquier otro momento se me fuera a salir del pecho. Entonces trate de removerme, a pesar de que realmente me encantaba sentir el tacto de sus manos pero sentía que si no lo hacía y me quedara mirándolo, algo dentro de mi estallaría.
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Jue Mar 17, 2016 11:26 pm

Las manos del pelirrojo se escabulleron bajo el kimono de la contraria rápidamente, avanzando en las piernas de ella. Por aquellos momentos, el semidragón sentía su corazón latir con fuerza y aceleración, sin que pudiera encontrar alguna respuesta al porqué de aquello. En esos momentos, el joven cazarecompensas no podía pensar en cosas como esas. Para él, naturalmente solo estabas buscando curarle las heridas que ella había descrito. Estaba en busca de aquellos moretones para ponerles fin. Aunque no podía negar que le estaba gustando el poder hacer que la yema de sus dedos recorriera aquella parte del cuerpo de la contraria. Pudo en aquellos instantes sentir las repuestas de la pelifuchsia. Como esta se removió, y dio un saltito, desestabilizando con aquello al pelirrojo. James mantuvo su ceño fruncido y apretó los dientes a la par que dejaba soltar un leve gruñido. Como si le advirtiera que no hiciera eso, con el mismo instinto que un animal salvaje para advertir a quien se acercaba a su comida. Oyó entonces las quejas de la joven, aquel tartamudeo en su boca demostraba el nerviosismo de la misma. James no sabía porque ella se había puesto tan nerviosa, aunque también sentía unos pequeños nervios en su estómago. Minúsculo, pero que se sentía diferente a todo el orgullo y confianza que el pelirrojo solía ostentar. Sin embargo, hacía todo lo posible para no exteriorizar lo que le sucedía. Y así, se mantenía firme en lo que había decidido antes, haciendo que sus manos buscaran los moretones sobre la pálida piel de la contraria.

Rápidamente afirmó sus manos sobre las piernas de ella, y levantó la vista hacia ella tras sus respuestas, con una expresión algo molesta. Pues demostraba claramente que le molestaba las sacudidas de ella, como reaccionó moviéndose de esa forma. Para elección del semidragón, ella debía quedarse quieta, ahorrarse quejas, y de ser posible hacer silencio sumisamente mientras él se tomaba la molestia de curarle. Le parecía de alguna forma algo desagradecido el como ella reaccionaba, siendo que él buscaba curar a ella. Algo que pocas veces había hecho por otras persona que no sea sí mismo. Ciertamente, un gesto grande. Y aquello era simplemente por la horrible idea y la sensación que le daba el pensar en el cuerpo de ella lastimado. Para la mente del semidragón, la joven no debía recibir daño alguno. En aquellos momentos, buscaba encargarse de que ella estuviera intacta. Como un frágil adorno. Y eso era lo que quería para ella, después de todo, inconsciente mente la joven le parecía muy bonita, y era por aquello que sus orbes azules podían quedarse minutos observándole. Incluso en silencio, sin decir nada, solo admirando su belleza. Eso James lo sabía, ya se había dado cuenta, pero no estaba dispuesto a admitirlo de una forma abierta. - ¡Quédate quieta y cállate!- Exclamó casi en una orden. Cómo si demandar aquello, y con completa autoridad, como si ella no tuviera oportunidad de contra argumentarle o negarse a lo que él quería. Ciertamente un actitud dominante, tan natural en el orgulloso exnoble. Después de todo, las pocas cosas que había aprendido en los primeros años de su vida, era que todos estaban por debajo de él. Eso suponía muchísimas cosas, y entre algunas de ellas se encontraba el hecho de que deberían obedecerle. Que su verdad era una verdad absoluta. Por lo tanto, sus pedidos siempre debían ser órdenes autoritarias sin margen para que la petición pudiera ser negada. O al menos eso lo que influenciaba la naturaleza de su familia y todos los años que alguna vez pasó entre los nobles. – ¡Dije que voy a curarte! – Agregó el semidragón, manteniendo la misma actitud que antes. Soltando leves gruñidos. Como antes, haciendo como si advirtiera, que iba en serio, y si ella se negaba no le iría bien. Actitudes quizás típicas del semidragón. Una persona que podía ser considerado “bestial” en algunos aspectos. Pues incluso muchos habían considerado al pelirrojo como alguien más cercado a los dragones que a los humanos mismos. Algo que se contradecía con su nula capacidad para tomar la forma completa de un dragón. Pero tal vez se afirmaba en el hecho de poder alcanzar la forma de “God Dragon”. Al haber afirmado sus manos, prácticamente apretaba los muslos de la chica, seguramente haciéndole algo de daño, pues ella tenía moretones allí. Aunque en aquel momento el pelirrojo no se daba cuenta de que pudiera hacerle algún daño.

El semidragón tomó aire profundo, intentando concentrase. Pues lo necesitaba para hacer nacer esas llamas que ya antes había usado para curarle, cosas que quería repetir, ahora en aquellas piernas en las cuales había encontrado los moretones de la joven. Algo que se le dificultó mucho por todo lo que pasaba en su cuerpo. Desde que la cabeza se le fuera a pensar cualquier cosa, hasta que su corazón latiera acelerado a todo momento. Todo le sucedía en un momento, o al menos eso parecía para el pelirrojo. Sin embargo, tras un rato logró calmarse, lo que llevo a que sus manos se rodearan por aquellas llamas de tonos claros que comenzaron a curar los moretones de la contraria. Dando sus energías por ella. Como antes, guardando silencio, pero sin poder levantar su mirada, quedando esta sobre el kimono de ella, evitando el rostro de la joven.
James Adamska
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Dom Mar 20, 2016 4:59 pm

Escuche como soltaba un leve gruñido de los suyos. Los cuales realmente me causaban actualmente cierto cariño o algo extraño cuando solo los escuchaba de él, haciendo que me dieran ganas de devolverle el gruñido de forma inconsciente, aunque esta vez me contuve, pues ahora mi mente no estaba en posición de pensar y ejercer que haga tal cosa. Por el simple hecho de que todos mis sentido estaban totalmente concentrados en las manos de él de una forma que hasta a mi me sorprendía, pues que alguien tenga toda tu absoluta atención no era algo normal, a no ser que fuese tu superior y debas seguir una regla. Solamente que con él, era como si muchas de las cosas que me hacía sentir estuvieran totalmente fuera de mi entendimiento, a pesar de que a veces me hacia una idea de lo que él causaba en mi aunque tratara de negarme a ello o desviar mi atención en otra cosa para no pensarlo realmente, pero... Una cosa tenía bien clara y es que él era el único que hacia sentirme de este modo. No solo especial por cualquier cosa que hiciera, sino también podría destrozarme con una cosa tan simple o tonta. ¿Por qué tenía tanto poder en mi el lagarto? ¿Desde cuando comenzó a ser así? ¿Él acaso sentirá lo mismo que yo? ¿También se estará preguntando las mismas cosas que yo misma me estoy haciendo? Él único que lo sabe es él. Por lo que yo solo puedo imaginar que cosas haría el contrario, que seguramente muchas no eran ciertas pero que estaban ahí. Es por eso que a veces que uno quisiera poder leer la mente, aunque luego pensaría que es peor si las cosas no te vienen de sorpresa. Pues quitaría el misterio de muchas cosas de la vida o eso es lo que opino yo.

Si miraba de nuevo a un costado hacia Pochy, Soul y Ocelot comenzaron a ''hablar'' si es que se podía decir hablar el hecho de que no dijeran nada o soltarán a veces pequeños gruñidos suaves o el primero ladrara y el segundo maullara. Parecía ser que a estos no le importaban mucho lo que hiciera el pelirojo. Era de suponer que sabían que este no tenía intención de hacerme daño. Aunque realmente él nunca me había hecho daño. Sin contar el leve golpe que me dio en la biblioteca, a pesar de que realmente eso no era para tanto. Siendo así que me llevara a recordar ese momento en el que paso precisamente algo que no olvidare nunca sobre la biblioteca. Entonces decidí de dejar a estos con lo suyo y devolver mi mirada sobre el pelirojo. Pues a pesar de que quisiera concentrarme en otra cosa para no ponerme más nerviosa, este siempre acaparaba toda mi atención de una forma involuntaria o automática.

Al sentir como afirmo sus manos en mis piernas, me hicieron sentir un leve escalofrió. Pudiendo observar como levanto después su mirada molesta para verme, la cual enseguida la recibí con mi mirada nerviosa. Después de que me diera esa orden, no pude evitar tratar de decir algo a pesar de que me dijera que me callara.
¡Pe-pero!Me quede en blanco por unos minutos, sin saber que responder al pelirojo. Aun teniendo mis ojos semi inundados y el corazón latiendo con mucha fuerza contra mi pecho. Hasta mi respiración se había acelerado mientras escuchaba de nuevo como repetía sobre curarme. A lo que yo eleve mis manos más para ocultar mi rostro por completo gracias a mis mangas del kimono para no verlo después de escuchar sus gruñidos que adoraba. Realmente tenía la mente en blanco, tan en blanco que ahora no sabía que decirle. Sentía que iba a enloquecer solo porque el estuviera tocando mis piernas con sus manos para curarme los moretones. ¿Qué tan especial podría ser eso realmente para que me pusiera así? Encima no pude contener más mis lagrimas, las cuales cayeron libremente por mis mejillas. Tragaba grueso al sentir un nudo en mi garganta. Notando después como me estaba haciendo algo de daño en su agarre, aunque no me queje, ya que me lo busque al negarme.Es que no me merezco que me cures... Esos moretones son las marcas de mis errores...Le susurre de una forma audible para él. A pesar de que tenía el rostro tapado con las mangas del kimono. Realmente pensaba que no me merecía que alguien me curara tal cosa por el hecho de haber fallado a mi familia o hasta a mi primo cuando fuimos de misión, pero...En.. En verdad te estoy demasiado agradecida por las molestias que te tomas por.. po-por hacer eso...Susurre de nuevo al bajar lentamente las mangas de mi kimono, tapando ahora solo la mitad de mi rostro. De ese modo pude mostrarle mis ojos llorosos y mi rostro totalmente rojo, sin poder evitar sentir dentro de mi corazón cierta calidez que él solo podía hacer, solo por el hecho de tener su atención puesta en mi y no solo por eso, sino por como quería curarme. Fue entonces cuando me arrepentí de haber dirigido mi mirada hacia él. Porque después de observar sus ojos, enseguida mi mirada se desvió hasta sus labios con cierto sentimiento confuso que me inundaba solo por hacer eso. Hasta me había hecho suspirar profundamente sin darme cuenta. No sé por cuanto tiempo me perdí mirando sus labios, hasta que sentí como de nuevo como comenzaba a curarme. Entonces ahí desvié mi mirada hacia abajo y al ver de nuevo sus manos ahí, recordé de nuevo que este tenía precisamente las manos ahí.Tus manos son cálidas...Susurre inconscientemente. Mirando como boba sus manos en completo silencio. Siendo así que las llamas se reflejaran en mis ojos al estar mirando estas.
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Miér Mar 23, 2016 5:41 pm

El semidragón de prominente orgullo se concentraba en lo que sus llamas hacían, intentando curar a la contraria, deseando que aquellos moretones desaparezcan de una vez. Un deseo tan fuerte que ardía en su interior, quizás tanto como solía arder esa furia que la nacía cuando su orgullo era atacado. Eso podría describir lo importante y necesario que era para él realizar aquel esfuerzo. Todo lo que se esforzaría por mantener a aquella joven sin daños, pues sin tener respuesta alguna, es lo que su corazón le pedí, obligaba, ordenaba, y demandaba. El ceño se fruncía en el rostro del pelirrojo mientras este no dejaba de ver aquellas llamas que se reflejaban de vuelta en sus ojos. De manera que los orbes claros que poseía se mantenían fijos en aquella fuente de calor. Soltando algunos leves gruñidos de vez en cuando. Como acostumbraba aquel ser mitad dragón y mirad humano. Esforzándose por ignorar cualquier cosa externa, después de todo, solo las heridas en el cuerpo de ella podían tener su atención. Nada más que aquellas heridas podían estar en su mente, el deseo de apagarlas, de exterminarlas, y que nunca pudiera volver a existir algo como eso sobre la piel de la joven. James no lo notaba, pero se había puesto cada vez más oscuro. Obviamente el pelirrojo no tenía en la mente el notar tal cosa. Y sus llamas provocaban la suficiente luz para que no notara la falta de esta en la noche y el firmamento. La noche había caído con descontrol, y seguro para cuando terminara de curarle ya sería hora de buscar donde dormir, al menos para el semidragón quien acostumbraba dormir en callejones. No tenía idea de si Kougyoku dormiría en un lujoso hotel. Que era lo que esperaba de alguien como ella que a la vista del pelirrojo era demasiado parecida a los nobles que había conocido. Pero no sabía en verdad que haría ella, quizás se iría de la ciudad antes de que fuese demasiado de noche. James seguro buscaría algún lugar tranquilo, desde callejones hasta tejados o campos abiertos eran sus lugares de descanso. Donde sea que pudiera apoyar su cabeza era un lugar aceptable para el pelirrojo.

Podía el semidragón oír algunas cosas. Sabía que Kougyoku estaba musitando algo de vez en cuando, pero no se dignaba a escucharle, no podía permitir que algo le distrajera mientras ponía todos sus esfuerzos para hacer desaparecer cada uno de esos moretones que ella llevaba bajo las piernas. Y eso era lo único que le importaba. Al menos por esos momentos, pues nada era seguro en la mente del pelirrojo. Tenía el don, o la característica, de que en un momento podía estar opinando o deseando algo, y al siguiente todo lo contrario. Era inexplicable, pero así de rápido funcionaban sus emociones y pensamientos. Solo había pocas cosas que lograban permanecer en su mente sin sufrir cambios, y nada podía asegurar que eran. Así, uno a uno de esas marcas que llevaba la pelifuchsia sobre la piel se fueron esfumando, siendo que las llamas del semidragón le ayudaban a curarle, provocando que poco a poco la mirada del pelirrojo se fuera iluminando y denotando menos molestia. Aquellas feas sensaciones, el ardor horrible que sentía el pelirrojo dentro, todo eso se le iba esfumando. Poco a poco, cada mala sensación se iba, dejando algo más agradable. Pues era lo que le provocaba a el pelirrojo poder ayudar a la joven. De igual forma, el rostro de James se tornaba en una sonrisa, demostrando cada vez más paz en el. Era todo aquello que tomaba lugar mientras lo feo se iba, algo agradable, un ardor cálido y que le daba satisfacción se hacía lugar en su pecho, poco a poco, mientras los moretones se iban. Lo que se podía también notar en esas llamas, es que momento tras momento se mostraban más calmadas y adiestradas bajo el control del semidragón. Aunque lo único que estuvieran haciendo fuera reflejar las emociones que el pelirrojo no era capaz de exteriorizar por sí mismo.

Cuando por fin James había terminado, su rostro reflejó una gran sonrisa, y dejando escapar un suspiro se quitó de encima de ella. Había gastado algo más de energías ahora, podía sentirlo más que la última vez, no necesitaba un descanso, pero al menos ahora se daba cuenta del costo por mantenerla a ella intacta. El semidragón se sentó sobre el suelo, apoyando la espalda contra el banco, dejando su mirada perderse en la oscuridad por unos momentos. Mientras se regocijaba de alguna forma en la sensación de victoria que le daba el haber curado las piernas de la joven. Al cabo de unos momentos de silencio, su mirada se desvió hacia donde las mascotas se encontraban, Ocelot quien ahora parecía bastante cómodo junto a Soul y Puchy conectó mirada con el semidragón, y en cuestión de segundos ya se encontraba acercándose a la dirección del mismo. Ocelot dejó bien en claro lo que quería. Soltó un bostezo y se subió sobre el regazo del pelirrojo, acomodándose para recostarse sobre el mismo, cerrando sus ojos. – Creo que ya se ha hecho tarde – Musitó el pelirrojo, siguiendo con su mirada en la oscuridad. – A lo mejor, debería de buscar donde pasaré la noche – Aseguró el semidragón. Comenzando a levantarse del suelo, cargando al felino que rápidamente buscó escabullirse dentro del kimono, acomodándose ahí dentro para descansar de una buena vez. James ya parado, se giró hacia la dirección de Kougyoku y le miró esperando una respuesta.
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Miér Mar 23, 2016 9:56 pm

Mi corazón latía contra mi pecho con cierta calidez que llegaba aun a confundirme lo suyo. Una calidez tan hermosa que me hacia querer más y más de este, como si ahora ya no pudiera vivir sin sentir tal cosa. Era como si comenzara a acostumbrarme y a amar tal calor dentro de mi pecho. Aun preguntándome del porque el causaba eso en mi. ¿Qué tenía él? Fue entonces cuando eleve mi mirada hacia su rostro de nuevo para mantener ahí fijamente mi atención. Escuchando hasta sus pequeños gruñidos que me hacían aun mantener esa sonrisa esbozada en mis labios. Teniendo hasta impulsos de darle una caricia en el cabello o a su rostro. ¡Espera! ¿¡Darle una caricia!? ¿Por qué iba a hacer tal cosa? Ni que fuera un animal o algo así. Desvié en ese entonces la mirada, aun manteniendo el rojo en mis mejillas. Aunque realmente no era por eso, sino solamente el hecho de sentir el tacto de su piel con las yemas de mis dedos o las hebras de sus cabellos rojizos. Devolví de reojo mi mirada hacia el lagarto. Dándome cuenta lo cuan concentrada se encontraba este con lo que hacía. Cosa que no había olvidado. El hecho de que estuviera curando aquellos moretones de mi piel. Gesto que realmente estaba demasiado agradecida en el fondo, aunque sentía que con un gracias no bastaba para pagar ese hecho, sentía que debía mucho más que eso. Pensé quizás que debería de darle un regalo o hacer algo a cambio por él. Aunque no era porque le debiera, sino porque en verdad me nacía el hecho de querer devolverle tal gratitud fuera como fuese. Después de todo. Me sentía mal si yo no hacia nada a cambio. Realmente siempre quería devolver tales gesto y cuando no podía, me sentía mal conmigo misma al no poder hacer algo mejor por esa persona que se molesto en hacer x cosa.

Cuando terminó. Me fije en la gran sonrisa que mostró el pelirojo. La cual me quede mirando algo embobada, hasta que se aparto y apoyo su espalda contra el banco. Fue ahí entonces cuando deje de sonreír como boba y aproveche entonces a limpiar mi rostro con las mangas del kimono, tragando algo grueso. Mirando al frente un tanto nerviosa. Fijándome entonces cuanto había oscurecido. El tono de mis mejillas comenzaron a bajar lentamente, igual baje mis manos hasta dejar estas apoyadas sobre el regazo de mis piernas. Además de ver como Ocelot se acercaba a su amigo pelirojo. Cuando me di cuenta de eso. Me quede observando al felino con mucha atención, dándome ganas de abrazarlo con todo mi ser, aunque me fije que este parecía tener sueño. Fue entonces cuando se subió sobre el regazo del pelirojo. Este ultimo comenzó a hablar sobre que se había hecho tarde. Después de eso agrego otras palabras más que me hicieron reaccionar y abrir los ojos de par en par. ¿¡Qué!? ¿¡Ya ha oscurecido tanto así!? ¿¡Ahora que haré!? Preocuparía a mi asistente Ka Koubun. No solo eso. Sino que me costaría llegar a mi reino Spatium. ¿Por qué? Por el hecho de que no tenía ni un misero soul link. ¿Por qué demonios acostumbraba a venir a sitios sin dinero? ¿En quien en su sano juicio haría tal cosa? Debería de haberme traído algo de dinero. Aunque en estos instantes no estaba pensando de forma coherente. ¿Por qué entonces no le pedí a mi asistente que me acompañara? Si él hubiera estado, no tendría miedo porque él era más precavido en esas cosas, no como yo. Además de que aunque oscureciera no tendría miedo porque sabría que nos acabaríamos yendo a casa tranquilamente gracias a él. Sentí entonces cierto miedo. ¿Cómo volvería a casa? ¿Qué haría? ¿Donde me quedaría? ¿En las calles? Seria la primera vez que dormiría en una calle. Entonces. Me fije que el lagarto estaba en frente mía. ¿Qué esperaba? Sentí mi corazón latir ahora intranquilo por el miedo y no por la calidez de antes.
Yo...Musite apenas. Mirando las manos que apenas se ocultaban en las mangas del kimono mientras descansaban estas sobre mi regazo.

Pochy y Soul saltaron del otro banco y se acercaron a un costado mio tranquilamente con cierta pereza. Parecía ser que estos también tenían algo de sueño.
También tratare de buscar un lugar donde quedarme.Le dije. No creyéndome realmente lo que yo misma decía.A-Aunque me va a costar. No tra-traje soul links conmigo.Baje un poco más la mirada. Si hubiera traído dinero. Podría haberme comprado algo de comida al recordar que el estomago lo tenía vació, el cual comenzó a rugir un poco, cosa que trate de omitir al toser como loca por los nervios de que no quería que él escuchara eso de mi. Ya que era algo de lo que me sentiría avergonzada. No solo eso. Sino también podría pagarme al menos un pequeño sitio para hospedarme y pasar la noche, a sabiendas que el siguiente día mi asistente me vendría a buscar preocupado o al menos eso esperaba si por este no me he topado con él.Su-suerte en encontrar un lugar donde dormir. Ha si-sido un gusto en-entonces vo-volverme a to-topar contigo. Au-aunque no te creas pa-para tanto. So-solo fue un gu-gusto y y y y ya.Le dije con ciertos nervios no pudiendo evitar decir algo que realmente no era así. Pues realmente si que era más que un simple gusto. Sintiendo que realmente no quería que él se fuera. Porque si lo hacía, me quedaría ahí sola sin saber a donde ir, pero tampoco quería ser egoísta y hacer que él se quedara conmigo cuando parece ser que ya sabría donde quedarse. Fue entonces cuando me levante del banco, tratando de no mantener una mirada directa hacia él. No quería molestarlo más. Ya suficiente era con que me hubiera curado los moretones de mis brazos y piernas.Te de-debo mucho lagarto. S-sé que no vale nada que te agradezca por las molestias que te has to-tomado en curarme. Re-realmente quisiera pagar eso de algún modo y y y y lo haré cu-cuando pueda. Tam-también te debo mi vi-vida por lo de la bi-biblioteca. ¡Pe-pero! ¡No t-t-te creas tanto! ¡So-solo lo hago por-porque quiero y y y no por ti!Le dije con muchos nervios. Tratando de no pensar que estaré sola en las calles. Porque si lo hacía, realmente me pondría a llorar como una niña pequeña. Fue entonces cuando lo mire al levantarme del banco y cerré los ojos para no verlo, mostrando una sonrisa algo forzada por miedo al imaginar al final como estaría por ahí con miedo a la oscuridad. Aunque tenía a Pochy y Soul, aunque realmente seguía teniendo miedo a pesar de eso. Entonces le fui dando la espalda, abriendo los ojos y mostrando ahora un rostro de preocupación. Volviendo a repetir que quería quedarme con él, a pesar de que sabía que eso era egoísta, pero era al único que conocía en este reino. ¿Qué haría ahora?
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Dom Mar 27, 2016 6:05 pm

El semidragón comenzó a notar algunas reacciones en la joven. El miraba desde sus orbes azules hacia el rostro de ella, oyendo aquel pequeño susurro que soltó por comenzar. El pelirrojo cazarecompensas podía notar cierta indecisión en la joven. Se notaba su poca seguridad. Como si tuviera miedo. Sus miradas no se encontraban, pero el joven pelirrojo miraba directo a los orbes fuchsias de ella sin ningun problema. Por alguna razón, se había acostumbrado quizás. Sentía felicidad y calor agradable en su pecho, pero eso no le alertaba. Se estaba dando cuenta que era algo bueno, y ya no se ponía incomodo por esas sensaciones, como si hubiera aceptado que sentir aquello estaba bien. Sin razón aparente. Por lo mismo, no dudaba en mirar a la joven con completa confianza. El cachorro de ojos rojos y el felino de rostro extraño se habían acercado nuevamente. Al parecer reconocían a la joven como su compañera, dueña, o algo parecido. Pues respondían a ella, como si le hubieran tomado cariño fácil y rápidamente. Pues los mismos, demostraron su sueño a la joven, como si de ella dependiera el que fuera a dormir. Quizás la joven pelifuchsia tenía alguna clase de don para llevarse bien con las criaturas. Quizás por eso a James le agradaba estar junto a ella. Fuera cual fuera el motivo, así sucedía. Y el pelirrojo siguió oyendo lo que la joven decía. Pudiendo notar bien la falta de confianza en sus palabras, como si ni ella se creyera aquello que le estaba diciendo.

Arqueó su cejo el pelirrojo al oírle decir eso de que no llevaba soulinks con ella. Eso era algo raro, pues el semidragón desde el primer momento suponía que la misma pertenecía a una familia adinerada. Sería raro que la misma no tuviera dinero encima. No se lo creía del todo, pero ella no parecía estar mintiendo, al contrario, parecía preocupada por ese asunto. James guardó silencio, y continuó escuchándole, recordando que el sí llevaba algo de dinero consigo. Aunque la joven comenzó a toser como loca, lo que desconcertó al pelirrojo. Provocando que su ceja se arqueara aún más mientras le miraba algo confundido. Sin embargo, tras las palabras siguientes de la joven, James mantuvo su sonrisa, y comenzó a reír por lo bajo, con bastante confianza. Había notado el nerviosismo en ella, pues tartamudeaba y parecía dudar en cada cosa que estaba por decir a todo momento. Aquello hizo algo de gracia al semidragón, quien no pudo evitar reír aquello. - ¿Un gusto? – Preguntó aun entre risas. – Estoy seguro de que te ha encantado verme – Musitó con confianza, aires de soberbia, y una gran sonrisa en su rostro como acostumbraba. – No me creo tus mentiras – Dijo sabiendo como ella podría reaccionar antes esas actitudes que el pelirrojo demostraba. Desvió la mirada por unos momentos mientras sonreía al haber terminado. Observando la oscuridad de la lejanía, aun riendo un poco por dentro.

Ella se levantó del banco, y parecía evitar el contacto visual con el pelirrojo, a lo que dijo otra cosa. La sonrisa en el rostro del pelirrojo se borró rápidamente, su ceño se frunció y se mostró molesto con facilidad. No le agradaba oír las gracias de parte de ella. Le miró por unos momentos con su mirada molesta, y nuevamente desvió la mirada al gruñir un poco. – Idiota – Susurró el semidragón con molesta. Comenzando a revisar entre su kimono, buscando allí la caja de metal. Al encontrarla, la sacó y dejó en el suelo, para alzar la vista y mirar las estrellas aun frunciendo el ceño. –Si no tienes soulinks, entonces tampoco tendrás para comer algo– Musitó el pelirrojo sin dejar de sonar molesto. – Yo tengo algo de dinero para pagar una comida en algún lugar cercano… no se necesita dinero para tener donde dormir tampoco – Comentó por unos momentos, así bajando al suelo para presionar el botón en la caja metálica y apartarse un poco. – Si te quedas conmigo puedo pagar algo de comida en la mañana, para ti y los animales apestosos que te siguen – Terminó de decir, mientras la caja se transformaba en aquella motocicleta supersónica. James calmadamente y sin dar la mirada con la joven se subió en la motocicleta, bajando sus gafas hacia los ojos, pues solo las usaba así cuando montaba aquel vehículo. – Apúrate, no te voy a esperar toda la noche, tengo sueño – Musitó, como si no lo estuviera dando elección a la pelifuchsia.
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Vie Abr 01, 2016 12:03 pm

¿A donde iría para refugiarme de la noche? ¿Qué comería? Además. ¿Qué les daría de comer a Pochy y Soul? Sabía bien que los nobles era raro que se quedaran de tal manera, pero yo era un caso aparte de persona extraña que en vez de noble, podría parecer todo lo contrario por ese tipo de cosas. ¿Por qué? Porque yo pensaba que los nobles habían aprendido a ser mejores en muchas cosas. Además de que no veía que estos olvidaran el dinero o al menos estarían escoltados siempre por un guardaespaldas o algo similar para que no los hagan daños. Sabía esas cosas por el hecho de que se me había informado gracias a mi asistente. Este me dijo que mis hermanastros o mi propio padre siempre tenían alguien a su lado y por mi parte solo tenía a Ka Koubun, el cual a pesar de tenerle mucha confianza o cariño, trataba de independizarme un poco de él para aprender yo sola las cosas de Spirit Soul, pero tal y como me esta yendo, siempre me acabo perdiendo o precisamente ahora lo que me esta pasando. Además de que sé que Ka Koubun más bien es un asistente y no un soldado o algo así para proteger mi vida. Eso era algo que a veces trataba de evitar pensar por el hecho de que me hacia pensar el porque a mi nunca me habían puesto escoltas, porque si llegaba a pensarlo, sabía que lo único que sacaría de ahí serian pensamientos dolorosos y realmente prefería evitar eso justamente cuando estaba fuera de mi casa, siendo así que prefería mantenerme arriba hasta llegar. Siendo así como solo yo misma me enfrentaría a mis propios problemas.

Trague grueso. Sintiendo mi corazón latir con miedo, además de que mi cuerpo temblaba por la misma razón. Mire de reojo a mis dos compañeros, los cuales parecían cansados y luego mire al frente. Tenía que hacer algo o eso trataría de pensar, sino fuera porque cuando termine de hablar, el lagarto comenzó a reírse o al menos lo escuche reír por lo bajo. Fue entonces cuando le escuche hablar, haciendo una pregunta sobre algo de lo que dije entre risas. Ahí no pude evitar fruncir el ceño y inflar mis mejillas, volteando apenas un poco de lado mi rostro para verlo de reojo. Además de sentir como mis mejillas comenzaron a arder después de escuchar lo siguiente que dijo, cosa que hizo que reaccionara rápidamente de forma inconsciente a modo de... ¿Defensa?
¡Cla-claro que no! ¡Pa-para nada me ha en-encantado! ¡N-ni en tus su-sueños!Dije desviando la mirada nerviosa para no verlo, a pesar de que sabía que realmente estaba diciendo lo contrario de lo que sentía. Ya que realmente si que me había encantado, pero era algo que no le diría porque si lo hacia, sentía que me moría ahí avergonzada o mejor saldría huyendo para no verlo. Omitiendo eso. Escuche luego como decía que no creía mis mentiras, a lo que yo claramente no supe como reaccionar. ¿Eso era bueno o malo? Por dentro sentía que era bueno, pero en el fondo algo me decía que podría ser malo, por el hecho de que si quería mentir sobre mi estado emocional, no podría hacerlo y yo era alguien que siempre trataba de solucionar las cosas por mi misma. Ya suficiente los demás tenían con sus cosas. Fue entonces cuando apreté ligeramente las manos, formando con estas un puño, tratando de mantener mi mirada en el suelo, haciendo así que el fleco de mi cabello tapara mis ojos, sin saber que contestarle.

Después de que me levante y le dije lo ya dicho, este pareció no reaccionar bien. Pues me había soltado un ''idiota''. Cosa que hizo que inflara más mis mejillas y le mirara rápidamente claramente molesta. Ahí vi su rostro que denotaba realmente molestia. ¿Qué dije mal? Eso hizo que dejara de apretar mis manos, además de dejar de fruncir el ceño y inflar las mejillas. También me fije como dejo una caja o mejor dicho, la caja que recuperamos cuando se lo robo Pochy y la dejo en el suelo para luego mirar hacia las estrellas. No pude evitar mirar yo también las estrellas. Un mar oscuro que estaba iluminado por pequeñas luces o así describía yo el cielo y las estrellas. Al menos fue un instante en el que sentí un momento de paz mientras estaba a su lado. Como si fuera más especial mirar al cielo a su lado. ¿Acaso él podría convertir todo lo que antes hacia con normalidad en algo especial? Me pregunte de repente al bajar la vista del cielo y mirar su rostro, el cual aun denotaba molestia. En ese instante me quede congelada, observándole, hasta que escuche hablar al pelirojo, cosa que hizo que saliera de ese estado y me hiciera sentir avergonzada, no queriendo responder a lo que dijo y prefiriendo desviar la mirada. Hasta que escuche lo siguiente que dijo, cosa que hizo que yo me alertara. ¿¡Acaso pensaba pagarme algo de comer!? ¡No! ¡Ni de broma! ¡No podría permitir eso! Sobre todo si yo no podía devolver tal cosa en ese instante o no podía hacer algo a cambio. Pensaba negarme como si mi vida dependiera de ello, hasta que escuche que dijera ''Si te quedas conmigo...''. Cosa que hizo que instintivamente me quedara en blanco por unos instantes. ¿Quedarme con él? Pero reaccioné, recordando que me haría sentir mal si no podía hacer algo por él, aunque realmente... ¿Sabes? No podía evitar sentirme feliz por el hecho de que él hiciera eso por mi, así que mentiría si dijera que eso no me agradaba para nada.

Observe como se agacho para pulsar el botón de esa caja para luego apartarse. Luego me fije que esta se transformo en una especie de vehículo que nunca había visto en mi vida. Mire de reojo a mis dos compañeros. El canino y el felino. ¿Qué debía de hacer? Quería decirle casi todo lo que pensé, pero ni me dio tiempo a eso cuando me soltó de la nada que tenía sueño, a lo que no pude decir nada más y solo fui hasta mis dos compañeros y me agache para tomarlos en brazos. Después fui hasta donde el lagarto y deje a estos sobre el asiento. Me quede pensando como me subiría, porque sabía que si tenía a estos en brazos mientras trataba de subir, no iba a poder. Fue entonces cuando los agarre de nuevo y los puse delante del pelirojo. Los cuales se acomodaron sin consentimiento alguno ahí delante, aunque los pequeños ni si quiera dijeron nada. Ni si quiera le pedí permiso a él. Entonces trate de subirme detrás de él como pude, siendo algo dificultoso y cosa que hizo que me tardara al tener un kimono así. Cuando conseguí subirme al vehículo, siendo que tenía las piernas en la misma dirección. Estire inconscientemente mis manos alrededor de los costados de él, buscando a mis dos compañeros para tomarlos. Ya que pensaba tenerlos entre mis brazos, hasta que me di cuenta de algo. Me fije y reaccione al observar quien estaba delante. ¿¡Por qué demonios me daba cuenta ahora!? Sentí entonces como los nervios me consumían, hasta mis manos se habían congelado. Estaba sentada de costado, cerca de él, pudiendo así oler su aroma. Trate de reaccionar y cerré los ojos con fuerza. Cuando di con Pochy y Soul, estos parecían ya acomodados sobre él. Pareciendo que no querían moverse por el sueño. Volví a tragar grueso y desvié la mirada, apartando lentamente mis manos de ahí, aunque como no sabía que velocidad tendría el vehículo, no pude evitar agarrar por los costados el kimono del pelirojo. Sintiendo hasta mis manos temblar ligeramente
N-no te creas que es-esto quedara así... A-aun debo insultarte por lo que dijiste...Le dije en un susurro audible algo ida por estar cerca de él.
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Dom Abr 03, 2016 4:19 pm

Colocado ya sobre la motocicleta, el pelirrojo esperaba a la joven de cabellos fuchsias un tanto impaciente, si ella no se apuraba posiblemente terminaría alzando la voz y advirtiendo que se iría sin ella. Pero por suerte la joven se apuró, solo que haciendo algo no apropiado para James. Colocó a la bolsa de pulgas y al gato extraño en la parte delantera de la motocicleta, James les frunció el ceño y les miró gruñendo, como si les advirtiera de que se portaran bien. Tras aquello, Kougyoku subió a la parte trasera de la motocicleta y James mostró una sonrisa mientras comenzaba a acelerar esta suavemente. – Si si, como digas piojosa… solo asegúrate de agarrarte bien y no caerte – Le musitó algo burlón y con aires de superioridad, para tras eso acelerar fuertemente el vehículo, provocando que en poco tiempo alcanzara una gran velocidad mientras conducía por las calles de Oishi. Comenzó a ir tan rápido que podía sentir el viento fuertemente sobre el rostro, sacudiendo sus ropas y sus cabellos, posiblemente asustando a la joven y sus nuevas mascotas. James no conocía la ciudad, pero sabía cómo encontrar lugares para dormir, no importaba la ciudad, siempre había algún lugar abandonado que ocupar. Y para alguien con tanto tiempo durmiendo en la calle como James no era nada dificultoso encontrar un lugar así. Siguiendo su instinto, las calles iluminadas y bien pobladas de la ciudad comenzaban a tornarse cada más oscuras y silenciosas, dando una impresión insegura por los pocos cuidados que parecían tener las casas en aquel lugar. Debido a la capacidad de las altas velocidad que aquella motocicleta podía lograr en poco tiempo, tomó solo unos instantes que se encontraran lejos de donde habían partido, y la mirada del pelirrojo intentaba dar con algún lugar en las condiciones que deseaba.

Finalmente, el semidragón detuvo la motocicleta, parando frente a lo que parecía una gran casa en ruinas. Entre la oscuridad de la noche, en una zona de donde ninguna luz parecía iluminar, y las deplorables casas cercanas eran completamente silenciosas. Sin mostrar aparentes luces que vinieran de dentro. El semidragón devolvió sus gafas a sobre su frente mientras comenzaba a bajarse de la motocicleta, dejando que Pochy y Soul tocaran el suelo. Miraba la construcción con una sonrisa, guardando silencio mientras se permitía estirar un poco su cuerpo. Tan apartada del centro de la ciudad aquella construcción parecía llevar años sin que nadie intentara hacerle unos arreglos, o sin que nadie habitara dentro. Sin lugar a dudas se encontraba abandonada, y era perfecta para que el semidragón pudiera pasar la noche. Aquel lugar seguía manteniendo el estilo de arquitectura que Oishi tanto alardeaba. Un antiguo techo de color rojo que parecía poco estable, posiblemente se caería si alguien pusiera demasiado peso sobre él. Sin embargo, las columnas que se alzaban entre la planta baja y el primer piso parecían ser bastante más resistentes. Aunque aquel gran hueco que provocaba la falta de una pared el primer piso demostraba que llegar tan alto no era buena idea. Una gran puerta de madera se alzaba, esta si parecía haber resistido bien los años. Aunque a su lado gran cantidad de ventanas rotadas daban una libre entrada hacia el interior de aquella gran casa abandonada. Cuando finalmente todos estuvieron en el suelo. El semidragón se acercó a la motocicleta y presionó un botón en la misma que le devolvió hasta el tamaño de una caja metálica, guardando la misma dentro de su kimono. - Bien… Llegamos – Musitó el semidragón casi completamente despreocupado, comenzando a avanzar hacia la construcción en casi ruinas sin problema alguno. Aunque seguramente para la pelifuchsia no sería tan fácil, pues ella no estaba tan acostumbrada como el pelirrojo a tener que pasar la noche en lugar así.
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por Kougyoku Ren Dom Abr 03, 2016 10:59 pm

En ningún momento me atreví a abrir los ojos, hasta que le escuche hablar, cosa que hizo que reaccionara de forma automática y le contestara por ello.N-no me digas lo que hacer pulgoso tonto...Susurre de un modo audible. Aun sintiendo esos nervios dentro de mi interior. Realmente no pensaba agarrarme del todo a él. Sentía que si lo hacía, seria algo que me haría sentirme demasiado avergonzada después. Aunque ni tiempo me dio a pensar del todo en eso. Pues este acelero sin previo aviso y eso me alerto, aunque no solo a mi, sino a mis dos mascotas, aunque estás no se movieron del lugar y parecían algo más tranquilos que yo. En cambio yo tuve que abrazarle con fuerza cuando acelero, rodeando así sus costados con mis brazos y apoyando mis manos en frente de su pecho, agarrando como podía las ropas de su kimono. ¿¡Se había vuelto loco de repente!? ¿¡Qué hacia!? Si no tenía cuidado, nos acabaría matando si aceleraba de tal modo, haciendo que me aferrara a él como si la vida me dependiera de ello. Aunque realmente era así. Si me llegara a soltar, seguramente saldría gravemente herida o saldría rodando o vete a saber que cosas me podría pasar si me cayera al suelo.

Sentía mi cabello siendo azotado por el viento que nos daba por la velocidad que ejercía el lagarto tonto con su vehículo. Ni si quiera podía centrarme en insultarlo o mirar a cada lado. Más bien permanecía con los ojos cerrados, escondiendo mi rostro contra la espalda de él. Como si eso ayudara también a hacer que no me cayera, aunque realmente era porque me había asustado por el hecho de que nunca me había subido en un vehículo así, pero... ¿Acaso no me había dado cuenta? Fue entonces cuando reaccione al abrir al menos un poco los ojos, viendo así solo su espalda. Me había dado cuenta de que estaba aferrada a él. Todo de mi dejo de prestar atención a todo lo que nos rodeara o solo el mero hecho de que estuviera yendo rápido con ese vehículo era como si ya no me importara en esos momentos. Podía oler el aroma de ese bobo desde esa cercanía, además de sentir como mi corazón se sentía tan... ¿Tranquilo y lleno de paz? ¿Alegre? Era una extraña tranquilidad la que me estaba invadiendo solo por estar de ese modo. Hasta no pude evitar acomodar lentamente mi cabeza contra su espalda, sintiendo como dentro de mi se llenaba otra vez de aquella calidez tan agradable. Fui cerrando los ojos, sin darme ahora cuenta de lo que hacia. Solo dejándome llevar por los impulsos, por lo que algo dentro de mi me pedía.

Hasta que llegamos. Ahí fue cuando reaccione. No solo porque sintiera que parara, sino porque apago el motor de si vehículo. Eso me alerto y solté mi agarre rápidamente como si nunca hubiera pasado nada, además de abrir los ojos y desviar el rostro hacia otro lado donde no estuviera él cuando bajo. Sentía mi corazón latir con nervios. Me baje de su moto, para luego suspirar profundamente. Alzando una de mis manos para ocultar la mitad de mi rostro con la manga del kimono. Comencé a mirar a mi alrededor, para luego mirar de reojo a donde estaba viendo el tonto y luego dirigí mi mirada hacia ese lugar. Claramente cuando mis ojos vieron a esa casa abandonada, lo primero que pensé fueron en fantasmas. Ahí lógicamente comencé a temblar ligeramente. ¿¡Lo decía en serio!? ¡¿Acaso íbamos a quedarnos ahí!? ¡Ni de broma! ¿¡Y si nos asaltan fantasmas y nos asustan!? ¿¡Acaso él no ha pensado en eso!? También podrían atacarnos bandidos o cosas así, aunque... ¿Por qué iban a pasar cosas malas? Se suponía que Oishi era tranquilo. Fue ahí entonces cuando finalmente el lagarto me dio en claro que realmente era ahí donde nos quedaríamos, después de avanzar hacia allí.
¿¡Es-estás loco!? ¿¡Y si hay fan-fantasmas!?Le pregunte con miedo, aunque claramente por la misma razón, enseguida fui corriendo con miedo como una niña pequeña detrás de él. Tratando de que no hubiera mucha lejanía. Además de estar temblando. También seria la primera vez que dormiría en un sitio así. Cosa que seria extraño para una noble. ¿No? Omitiendo eso. Trataba de mantenerme lo tan cerca posible de él, aunque manteniendo la distancia para no volverme a poner como anteriormente. Siendo perseguidos por Pochy y Soul.¿Nos.. vamos a quedar aquí?Susurre de un modo audible, tratando de mirar solo su espalda. Ya que imaginaba que si miraba a cualquier otro lado, podría encontrarse con un fantasma.
Kougyoku Ren
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Privado Re: Lo bueno del silencio es que nunca miente [Priv. Kougyoku]

Mensaje por James Adamska Lun Abr 04, 2016 2:45 pm

Había oído las palabras de la joven aquel pelirrojo mientras observaba el lugar abandonado. No puedo evitar reír un poco, mientras ladeaba su rostro para ver sobre su hombro y poner su mirada en la joven, posando una sonrisa orgullosa sobre su semblante confiado. Elevó un poco su mano derecha, chasqueando sus dedos para que en un segundo aquella mano se rodeara por llamas rojas. – Si un fantasma apareciera por aquí, lo convertiré en ceniza fantasmal – Musitó el semidragón, haciendo arder aquellas llamas con algo de fuerza, como si demostrara sus capacidades. Volviendo su mirada al frente mientras volvía a avanzar hacia la casa. – Créeme, si me encontrara uno de esos, desearía estar vivo para poder morir – Fanfarroneó el pelirrojo, apagando finalmente las llamas que rodeaban su mano. Acercándose a la gran puerta de madera y decoraciones en plata que se mantenía imponente evitando que alguien entrara allí. Tomó ambos pomos e hizo algo de fuerza intentando empujar aquello. Fue inútil. Tras eso intentó tirar, pero nuevamente hubo nulos resultados. Bastante bien sellada la entrada al parecer, así que la puerta definitivamente no sería la ruta de entrada y salida. Se mantuvo en silencio el semidragón en todo momento, y se acercó a la ventana más cercana. La misma, con su vidrio completamente ya destruido, cargaba una capa de polvo que demostraba la antigüedad de aquel lugar. El semidragón no dio importancia alguna a aquel detalle y se adentró atravesando aquello para llegar al interior.

El lugar carecía de iluminación, ahora mismo las luces del firmamento eran bloqueadas por el techo, lo que provocaba que la penumbra completa adornara el lugar. No se podía ver nada mucho más allá de dos pasos. El pelirrojo encendió fuego sobre su mano, para usar aquello de iluminación, como si de una antorcha viviente se tratara. Comenzó a avanzar un poco, inspeccionando el lugar. – Vamos piojosa, no te quedes fuera – Avisó el pelirrojo alzando la voz, por si ella se quedaba del otro lado para evitar la oscuridad, algo que para él sería muy probable. – Te aseguro que Oishi es el lugar más tranquilo de Chaos, nada malo puede ocurrir aquí – Continuó mientras seguí avanzando, investigando el tan espacioso lugar. De lo poco que podía ver, el interior de aquel lugar no le envidiaba nada al exterior. Todo muy desgastado, parecía arruinado, algunos escombros de rocas caídas se veían tapando algunas salidas, mientras otros solo se encontraban por allí por el casual derrumbamiento del primero piso. Sin embargo, también parecía haber algunos muebles antiguos. Un sofá algo viejo y cargado con algunas rocas grandes parecía decorar, y un gran armario de madera se hacía tras este para completar aquella habitación. El semidragón se acercó al armario, y arrancó una de las puertas de mismo sin mucha dificultad. Llevó la misma hasta el centro de la sala y le echó en el suelo, para luego comenzar a quemarla. En momentos, una llama se había hecho en el centro de la habitación, iluminando bastante más. Ahora la llama iluminaba cercana al sofá, y algunas ventanas traían algo de luz pues el exterior era más iluminado. El pelirrojo se acercó a la fogata y se sentó en el suelo frente a la misma, comenzando a mirar el fuego. No se mantuvo mucho tiempo en silencio, desvió su mirada a penas hacia donde la pelifuchsia se encontraba. –Tu duerme en el sofá, estoy seguro de que tu cuerpito de niña mimada no soportará dormir en suelo – Le mustió burló y fanfarrón con una sonrisa, mientras volvía la mirada al fuego.
James Adamska
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