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Categorías Chaos Spatium Tempus Revolucionarios & Anti gobierno
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Vehiculos 150 150 195 250
Armamento 90 21 21 45
Soldados 80 70 70 110
Prestigio 80 50 120 120
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MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías Chaos Spatium Tempus Revolucionarios & Anti gobierno
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MEJORAS DE CHAOS
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Mejora de Armamento 1 Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado) 26/5/2016
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Frederik L. Damgaard Lun Sep 12, 2016 1:55 am

Por lo general no era una persona que fuera fácilmente controlada por sus emociones…especialmente las de enojo pero toda la combinación de situaciones a las que fueron sometidos únicamente en ese periodo pequeño de tiempo, logro sacarlo de esa aparente eterna paz. Su rostro se encontraba libido aunque sus ojos destellaban en ese tono rojo carmesí…tan peligroso como hermoso. En su mano se encontraba el collar que hacía de veces como un arma, la cual iba a apareciendo en su palma. Era imposible recordar cuando fue la última vez que sintió esa clase de frustración…de completa furia. Ahora solo quería dejar ese maldito lugar…solo quería que todo terminara lo más pronto posible.

La bestias a su alrededor eran tal como había pensado en un principio…totalmente grotescas. Empezando con su aspecto que a momentos daba la impresión que cambiaba de manera aleatoria, casi como un meta morfo aunque siempre quedándose dentro de esa orbita de los tentáculos. Lo mismo el aroma que despedían…le recordaba los cuerpos putrefactos que alguna vez encontró en las islas abandonadas en chaos…claro que en esta instancia era ese mismo olor pero magnificado. Finalmente lo que si te sacaba un poco de centro…era ese único ojo clavado en el centro de sus cabezas…casi como si fueran parientes deformes de los ciclopes —Lo más desagradable que he visto hasta ahora —Mencionó parco mientras su energía se volvía eléctrica y cubría todo el filo de su lanza.

El número de criaturas era de considerar pero no mostraban un gran nivel combativo…quizás porque estaban pensadas para atacar la parte psíquica de las almas y no la parte física. Era una ventaja enorme para todos, volvía realmente fácil apuñalar esos cuerpos mal formados y cortar todas esas extremidades sin mayor utilidad. Según lo que podía observar desde lejos, muchos de los demás soldados iban despertando y cada uno enfrentaba a un grupo de esos bichos. Por su parte estaba concentrado en reducirlos a cenizas chispeantes…lo cual sucedido relativamente pronto con la criatura que lo había engañado y por tanto continuo hacia otras que tenía cerca, lanzando gran cantidad de chispas eléctricas por cada poro de su cuerpo.

Fue una masacre completa, por lo menos en la zona que rodeaba su posición. Los pedazos de esas criaturas estaban desperdigados por toda esa catacumba y ahora solo el ruido ahogado de esa tormenta en la lejanía, era todo lo que se podía escuchar. A la larga algunos de esos enemigos mostrando mayor fortaleza cuando estuvieron contra las cuerdas pero afortunadamente solo perdió la hombrera metálica, dejando la correa de cuero semi colgada de la parte inferior de su armadura —Ahora asumo que estaremos prontos a continuar caminando…así que creo que sería prudente curarse —Señaló más que todo para sí mismo mientras atraía a sus manos nuevamente su plasma aunque esta vez rojizo. A diferencia de la última sanación que realizo, en esta ocasión la concentración de electricidad era muchísimo mayor y brillante. Con esa esfera, disparó dos relámpagos…uno hacia la mujer que había despertado anteriormente y el segundo hacia uno de los nuevos novarum, ese hombre de aspecto raro con esa extraña y aparentemente inútil arma.
Datos:

Interaccion:


Última edición por Frederik L. Damgaard el Mar Sep 13, 2016 9:31 pm, editado 2 veces
Frederik L. Damgaard
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Auros Lun Sep 12, 2016 1:55 am

El miembro 'Frederik L. Damgaard' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla


'Curación Cósmico' : 62
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Auros Lun Sep 12, 2016 2:10 am


۞ Tercer Círculo ۞





Dejando atrás el tormento de la carne, el paisaje se tornaba igual de funesto pero ya sin la presencia de entidades lujuriosas. Nuevamente el sitio algo desértico pero sin la presencia de tormentas de arena, solo algunas que otras rocas imponentes en tamaño, precipicios letales y el sonido constante del viento que solo esparcía un solo ruido aterrador, predominante. Los constantes ladridos del can cerbero que servía como juez de ese círculo además de protector de las puertas infernales, quizás el único de todos esos jueces en el averno con la facultad de trasladarse de un sector a otro. Los ladridos eran constantes, eternos, atormentando a los condenados de aquel sitio que impedidos de sus movimientos, solo podían lamentarse por el pecado cometido en vida en cuestión…la gula. Condenados durante toda la eternidad a padecer hambre sin importar cuanto comiesen, los más desafortunados caerían en las fauces del cerbero para ser despedazados y vivir eternamente el mismo destino. Así se los podía ver, alimentándose de modo continuo de lo que parecía ser carne o vísceras incluso en estado de descomposición, pero sin importar cuanto comiesen…aquel aspecto esquelético persistía en ellos. Dentro de todos los círculos, este no evocaba un verdadero padecimiento causado por demonios o grandes potestades.

Solo había que transitar con cuidado, sin llamar la atención del can, pues aunque su entretenimiento fuese torturar, devorar o azotar a los pecadores de la gula, nadie sabía a ciencia cierta cómo reaccionaría al ver mortales en sus demonios. Preferible era ser cauto, encontrar algún modo alterno de rodearlo para no hacer contacto visual directo pero es que la travesía tampoco era fácil, los fragmentos de cuerpos en estado de descomposición que servían como "alimento" emanaban una neblina tóxica que dificultaba no solo la respiración.



۞ Cuarto Círculo ۞





El camino descendente seguía todavía más cuesta abajo, tan empinado que muy posiblemente había que tener el cuidado para no perecer en el proceso. Ahora al ingresar en los dominios del falsamente conocido como “rey del averno” se podía notar una riqueza incalculable, dunas y dunas de oro o bien piedras preciosas por doquier…una verdadera delicia a la vista de no ser porque en lo alto de una de esas dunas, se encontraba el encargado de controlar el cuarto círculo infernal con mano de hierro. Esta misma entidad estaba subdivididas en otras a lo largo de toda la extensión de esos terrenos, interconectadas entre sí, pues tal magnánimo adoptó esa misma forma de replicarse para abarcar todo lo que sería el cuarto círculo. Allí mismo, con una apariencia poco grata a la vista, casi igualitaria a la de un cadáver en descomposición pero ataviado con los mejores ornamentos de oro, observó a los presentes, sonriendo de un modo netamente pérfido.

Un segundo bastó para para que toda la estructura maquina detrás, llena de engranajes se pusiera en funcionamiento, ahí los condenados que pecaron en vida de avaricia sufrían eternamente por no haberse sabido medir en vida, la grandeza del peso que los oprime simbolizaba la cantidad de bienes terrenales que acumularon o gastaron, dedicándose enteramente a esto en vida. Sin otro propósito ni tampoco sin mirar hacia un costado aunque sea una vez por los más necesitados…Algunos de ellos eran desmembrados por maquinaria similar toda recubierta de oro, otros simplemente eran lanzados al oro derretido, hirviendo, una y otra vez.

¿Qué simbolizaba perder lo que más querías?, pues ahí nace la propia avaricia, de un sentimiento que progresivamente alimentaba la propia necesidad de obtener más, ya sea de una persona o un bien material. El calor insoportable, los gemidos de dolor y el cruel silencio de su guardián cuyos ojos se cerraron unos momentos y en este entonces…todos y cada uno de los presentes caerían en una ilusión posiblemente desgarradora. “¿Qué es lo que más temes perder?”, resonó en cada uno, pues he ahí el pequeño engranaje o motor de la propia avaricia. ¿Alguna persona?, ¿algún objeto?, el infierno estaba hecho para potenciar toda reacción habida y por haber. Lo cierto era que bien podía llevarlos a la locura o mantenerlos ahí lo suficiente…como si no fuera poco, mientras se encontraban absortos en esa ilusión, la propia arena empezaba a tragárselos.
Situaciones:
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Auros Lun Sep 12, 2016 2:10 am

El miembro 'Auros' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla


'Tirada Divina' : 17
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Grommash Hellscream Mar Sep 13, 2016 9:34 am

La bestia estaba iracunda, llena de odio hacia los demoniacos señores que confundían su mente acosada, temerosa y atormentada, su hacha por algún motivo titubeo, escucho un murmullo, una voz familiar en la lejanía. Apretó más y más y parecía que el cuello de su “enemiga” tronaría en cualquier momento, su ira aparentemente escapaba de su cuerpo para abandonarlo, pero esta se esfumaría a tiempo para darse cuenta de que no era una verdadera enemiga?

GROMMMMMM escucho de pronto y vio como una mujer estaba frente a si, interponiéndose entre él y su presa. El por cierto no se detendría ante nada. Ni aunque el mismísimo Takumi e Isela se unieran con el Lord y le regalaran un pacto de paz eterna con su raza. Solo la violencia le detendría. Un poderoso golpe en el pecho de la bestia le hizo retroceder y soltar su agarre, la chica cayo seguramente, la bestia no lo supo púes tomo su hacha con ambas manos, Rugió tan violentamente que la espuma salto amenazante fuera de sus colmillos. Cargo de inmediato para asestar un golpe brutal. Pero entonces la ira se desvaneció al ver la escena.

La bestia vil cayo de rodillas, vio el espantajo que había dejado en el suelo y se dio cuenta que no era una enemiga a quien atacaba, sino que era Kanae, respiraba dificultosamente en parte por el tremendo golpe de la chica que le quito el aliento, cosa que obstruyo el aire hacia sus pulmones lo cual dejo sin respuesta a su cerebro, un golpe preciso, si hubiera sido otro habría ignorado el golpe y hubiera quizás atacado a las dos. Frente a él estaba Saeko, una de las revolucionarias. Poderosa y llena de energía, un aliado de impecable para Gromm, si algo hubiera pasado jamás se lo perdonaría. Se arrodillo lo más que pudo y puso su frente en el suelo, a modo de arrepentimiento mientras aclaraba sus ideas. Sus cabellos desparramados por todos lados le hacían ver como si fuera una verdadera bestia.

Saeko que había logrado evitar la masacre se ocupó de su aliada dándole una poción que le devolvió algo de su vitalidad, Grommash se sentía vencido por los demonios aunque ninguno de ellos había podido doblegarlo.

Las palabras se Saeko llegaron a la mente torturada de la bestia y ahora mucho más calmado se levantó para quedar de rodillas y ella le encargo una nueva misión, aunque hubiera fallado le volvían a dar una oportunidad, el rostro de Gromm se llenó de arrugas y seriedad, para golpear poderosamente su pecho haciendo retumbar todo.

-Gromm proteger a Gael, Gromm no fallar otra vez- Juró mientras se levantaba con decisión.

Se acercó a la mujer inconsciente, algo de furia quedaba en su ser y al tocarle le transmitió ese sentimiento que generalmente aumenta la adrenalina en todos y les llena de un sentimiento de supervivencia difícil de doblegar.

-Grommash lo siente, no querer quebrar enclenque humanita- Dijo para finalmente hacer desaparecer su furia como un vapor apenas imperceptible que escapo de su piel.

Se hecho al hombre inconsciente al hombro como si fuera una estropajo y camino detrás de su nueva Guía Saeko Akuma, que aunque fuera una revolucionaria no militante parecía tener clara la dirección de todo esto. De los líderes no tenía ni pistas.

Al llegar al siguiente circulo, Gromm se sintió como en casa, Grandes palafitos, rocas, despeñaderos y un poderoso viento ululante recorría cada recoveco, se parecía a su hogar en las montañas solo que más lúgubre y más letal e infinitamente más lleno de alaridos y podredumbre, en la lejanía y cada vez más fuerte se escuchaban ladridos… Huargos?, Fenrirs? Lobos… era una especie que el vil gigante nunca había escuchado, al menos en la realidad, pues siempre soñó con montar al más poderoso de los lobos para traer la destrucción del gobierno que le causo esconderse de sus orígenes y huir de sus propias tierras.

Los cadavéricos huéspedes de este círculo eran lo que Grommash llamaría debiluchos, aunque casi el setenta por ciento de la población de Spirit Soul era débil para él, estos eran ya muertos en comparación, muertos que se movían con el vientre hinchado por los parásitos y solo piel sobre sus huesos, sin fuerza para siquiera alcanzar a levantarse. Los líderes de la revolución, al menos los que él seguía debieron pasar por este lugar, algunas sombras siguieron al monstruo quizás para querer arrebatarle a Gael, pero nada impediría que el soltase a quien le habían encargado, ya no fallaría aunque corazón fuese arrancado.

El gran perro le maravillo, era un sabueso de tres inmensas cabezas que echaba fuego y azufre cada vez que aullaba, se comía a los cadáveres e inmediatamente los cagaba hechos papilla, las almas podían ser vistas arrastrándose como sombras hasta algunos cadáveres y volver a moverse. Era un círculo de tortura eterno, los susurros de los condenados pedían comida aunque había mucha por todos lados, pero podrida y llena de gusanos, los torturados comían y vomitaban al mismo tiempo por el asco que les daba pero parecían querer seguir comiendo aunque fuera asquerosa, paso sobre varios de esos cadáveres, y no le importo quebrar un brazo, aplastar el pecho o patear la cabeza de otro con sus inmensos pies, después de todo él estaba vivo y ellos muertos, un cadáver que aparentemente estaba recién llegado clamo por comida. En un amargo y largo suspiro, e intento morder el brazo del gigante, pero este le tomo por el costado y lo aparto como si fuera un niño, el cadáver resbalo y cayo rodando por una pequeña pendiente donde muchos pusilánimes le tomaron y literalmente lo descuartizaron con crueldad para devorarlo, otro de ellos, alcanzo a tomar la cabeza de Gael por detrás del gigante, pero un gruñido del Grommash le amedrento y cayó de espaldas. El gran perro entonces emergió frente a Grommash, era espeluznante, gigantesco, de proporciones colosales y con unos ojos belicosos y llenos de ira. Sus dientes parecían espadas y sus garras lanzas, respiro profundamente, el fuego de su aliento hizo que el gigante interpusiera su mano en el rostro pero no sostuvo la mirada del perro infernal, el lobo gruño largamente y pudo ver sus cabezas, todas fijas en objetivos diferentes llenos de curiosidad y hambre un hambre que casi se hacía palpable. El momento en que apareció frente a si, fue solo un segundo, era ciertamente el señor de este círculo. Detrás de sí, se movió el cadáver que había retrocedido frente a su gruñido y quiso escapar. Entonces el perro se movió rápidamente a buscarle pasando del gigante,., Gromm entonces vio su oportunidad y corrió a buscar refugio, su corazón era gigante pero palpitaba como si fuera un niño que le castigaba su padre, una sensación terrible de miedo, el perro con sus garras despedazo al cadáver y las tres cabezas se pelearon entre gruñidos y ladridos los restos del desafortunado. Quizás el aroma de su raza le confundió, estaba muy ocupado comiendo o solo había sido suerte pero al menos el cancerbero había pasado de el por el momento, una suerte que creyó no se repetiría. Se escudó en las sombras y junto con sus aliados descendió un nivel más. Escucho como el perro ladro y espero a ver a todos sus compañeros bajar. Iría al final de la caravana como le habían ordenado antes. Tosió larga y aparatosamente, aun no podía sacarse el vapor de la podredumbre de sus pulmones que parecían haber sido envenenados.

La vía se hacía aún más complicada. Demasiado empinada, resbalo y cayó sobre sus rodillas, no soltó a Gael, se levantó con una maldición en su idioma -Lak'tuk- y continuo. Era prácticamente imposible no resbalar, cuando vio algo imposible de imaginar, una especie de ejercito de seres putrefactos, algo que el gigante pudo identificar como Muertos nobles, ataviados ostentosamente con hilos de oro y seda tan fina que parecía estar santificada o maldecida con un oscuro resplandor. Alrededor se apilaban montañas y montañas de oro, piedras preciosas y otros ornamentos exquisitos, pero no el gigante no le prestó atención pues aun en su inocencia bestial y bárbara no conocía realmente el valor del dinero, para él el oro solo era una metal inútil que se mellaba en batalla y demasiado brillante como para usarlo de ornamento en las armas ceremoniales.

Cuando paso frente a uno de ellos le miro sin mucho detenimiento, pero al pasar frente al segundo vio que era parecido al anterior, en el tercero vio la misma cara desfigurada cadavérica y llena de llagas. Eran todos iguales o eran todos el mismo? Gromm con su pobre intelecto no podía saberlo y no quería averiguarlo.

Entonces escucho voces, miro alrededor y nadie parecía estar lo suficientemente cerca, miro a sus camaradas y estos continuaban el camino, volteo atrás y se paró un segundo con la vista en el camino que dejaban. Silencioso y escudriñando todo, buscando la trampa. Volvió a mirar al frente y ahí estaba, uno de los espectros ataviados le miraba fijamente a centímetros del rostro, gigante como él y con ojos fulgurantes. Sus labios llenos de pus  y moscas no se movían, pero él le escuchaba.

-Ella es todo, Golka, tu pueblo… tu Hijo… Orgrimm, ese es su nombre, un nombre poderoso, un nombre que llevaría un jefe de Guerra, eso es lo que temes perder? El futuro, que se le sea arrebatado? Codicias poder, el poder para asegurar su vida?- se escuchó en lo profundo de su mente.

Pero Gromm esta inmutable convertido en piedra con su carga a los hombros, los ojos del espectro relampaguearon y se convirtieron en grandes soles sobre la cabeza del gigante. Un peso difícil de soportar, el perder algo que uno ama, algo que uno codicia y que jamás dejaría atrás.

Sin embargo Gromm pestañeo lentamente y con el revés de la mano aparto suavemente al brujo de su camino.

-Equivocar hechicero, si perderlos... ser débiles- Dijo caminando sin voltear a ver al hechicero mientras la ilusión que le poseía se desvanecía -Si ser débiles yo no quererlos- aclaro finalmente para buscar a sus compañeros y dándole a entender al cadáver que no era codicioso en absoluto, nada deseaba y nada esperaba.

Datos de Combate:
interaccion con...:


Última edición por Grommash Hellscream el Mar Sep 13, 2016 9:53 am, editado 1 vez
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Auros Mar Sep 13, 2016 9:34 am

El miembro 'Grommash Hellscream' ha efectuado la acción siguiente: Dados de batalla


'Curación Mítico' : 20
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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Ankabeth Mar Sep 13, 2016 2:04 pm

Ankabeth ya estaba recuperada de ese traspié anterior, tomo su espada y deambulo un poco para seguir a los que parecían tener una especie de idea de cómo salir del lugar en que estaban metidos, camino hasta que al final vio al final de la caverna el grupo a la lejanía. Pero cuando estuvo a punto de salir sintió que algo merodeaba por los alrededores, no tardo en encontrar algo desagradable, aparentemente algo que había sido dejado atrás, un hombre… desmayado y abandonado a su suerte, debilitado y asediado por lo que parecían ser las mismas criaturas que le habían atacado antes. Se disponían a aprovecharse de él pues tenían las garras alargadas sobre su torso y piernas, quizás preparándose para llevárselo.

-Normalmente no ayudaría a los debilitados, es más fácil avanzar sin ellos, pero debo pagar el karma prestado- indico mientras se acercaba a los demonios de la lujuria que ya le habían desabrochado la chaqueta que llevaba.

La mujer con sus manos desnudas atrapo a uno de ellos que le clavo las garras y la sangre mano de su cuerpo en una ráfaga junto con una maldición. Con fuerza se hecho hacia atrás y aprovechando la brutal fuerza del demonio lo mando a volar por un acantilado que aparentemente no tenía fondo. Otro demonio más inteligente escapo enseguida como acuciado por la luz sagrada de un primer nacido, inocente y libre de dolor. Los demás dudaron de avanzar, y se lanzaron. Ankabeth freno en seco al más próximo con una patada que le hundió el pecho y al que venía después le apuñalo el ojo con una daga pequeña que guardaba en su cinto. La rabia en el rostro de la mujer era evidente pero estos débiles demonios no eran los propicios como para hacerla salir.

Pateo un par de veces en el suelo a los aparentemente muertos demonios y los empujo por el mismo acantilado sin fondo para evitar que se volvieran a levantar. Se acercó al muchacho desmayado, tenía una cicatriz en el rostro que le atravesaba la nariz, sus facciones perfectas y refinadas le recordaban a un mercenario que le ayudo a ser una persistente adversaria. Le tomo el cuello para comprobar su estado, no servía de nada rescatar un cadáver de las profundidades del infierno… tenia respiración. Su perfume le golpeo el rostro y le recordó lo que era el amor en tiempos menos oscuros. Era delicioso, embriagador y lleno de fortaleza. Desconocía si era artificial o era el natural el que poseía. Entonces tras de sí escucho la voz del demonio que había huido. La marca en su cuello comenzó a sangrar levemente y el líquido le advirtió que estaba en terreno peligroso.

-Te conozco sé quién eres, eres una atrevida por intentar venir aquí. Aunque perteneces a este lugar- indico el demonio amorfo que no se dejaba ver de manera física más que como una sombra oscura y aterradora. -Todo aquello que entra en estos estratos nos pertenece. No te resistas, los niveles inferiores son aún peores. Esta es solo la recepción. Aun no entran en las entrañas de la bestia pero ya conocerán su fatídico destino…pronto, muy pronto… - se jacto mientras se desvanecía cobardemente en la nada para huir de ella.

-Tch… quien soy yo para negaros algo, sin embargo me llevare algo solo para tocarle los huevos a tu jefe- dijo mientras tomaba el pie derecho del revolucionario y comenzó a arrastrarlo como si fuera un saco de papas detrás de sus compañeros.
El primero que vio fue Asura Shaytan, tenía una cara de perra satisfecha, pero se veía herido y vapuleado por las inclemencias, se detuvo un segundo junto con su bulto que arrastraba y cerró los ojos un segundo para murmurar unas palabras en voz baja, su mano se inflamo con una pequeñísima e imperceptible luz carmesí y emergió uno de los huevos del rey, un alimento que solía recuperar algo de energía, aunque a veces no era muy efectivo y era peor que el remedio, le lanzo el huevo al hombre, era pequeño y tenía en su superficie un rostro deforme y desordenado.

-Come algo, necesitas energías y guardarte la verga bien.- Exclamo sin importancia al tiempo que el huevo surcaba un gran arco hacia el hombre.

El camino era difícil, como caminar en el maldito infierno, lo cual era literal en este momento, el cuerpo abandonado del muchacho no le suponía una carga demasiado pesada y aunque en otra circunstancia lo habría abandonado, no podía hacerlo después de que otra persona hiciera lo mismo por ella, el honor se lo impedía, aunque nunca fue muy grande ese orgullo en ella, al menos tenía una pizca que aún le impulsaba a hacer acciones buenas por personas desconocidas. Una vez ya había obrado como un ser humano y le habían traicionado, cada vez que recordaba eso, le hervía la sangre y cada vez que miraba hacia el infinito cielo infernal le roía la mente pensar que era la segunda vez que se veía rodeada de demonios y tenía que luchar por salir.

El circulo siguiente al cual descendió era aterrador para ella, almas alimentándose de más almas, los aullidos de perros de caza y uno aun mayor, un espeluznante perro de múltiples cabezas se movía de un lado a otro comiendo de los restos de los caídos, una situación que le ponía los pelos de punta a la mujer que arrastraba lo que podría ser en otros términos comida para los condenados, siguió a sus aliados, que ya iban demasiado lejos hasta que por fin escudada en las sombras llego al guardia del piso, el cancerbero, este era espeluznante Ankabeth se detuvo, arrimo al cuerpo del muchacho contra sí, y tomándolo del pecho cuando vio la oportunidad corrió lejos del can para llegar hasta la salida del círculo, donde pudo observar como las sombras de sus aliados descendían no tenía las ganas ni el poder como para luchar con semejante bestia.

El siguiente círculo fue aún más espeluznante, oro, oro y más oro por todos lados, en las formas más ridículas y llenas de sinsentido, derretido quemando la piel de los pecadores. Apenas toco el círculo emergió sobre ella un gran enemigo, si le hubiera enfrentado seguramente perdería un par de extremidades más, una masa de poder que Ankabeth podía sentir era o un inmenso pecador o un señor de las fosas. Le miro con sus ojos profundos y le pregunto directamente que era lo que codiciaba.

-Lo que codicio es Venganza, Venganza para todos, incluido tu señor, asquerosa criatura y tu ni nadie me la impedirá.- rugió la guerrera mientras deslizaba su mano libre hacia su inmensa espada.

El podrido cadáver se encogió hasta su tamaño normal y le miro dura y seriamente, se carcajeo brutalmente y se apartó de su camino extendiendo su mano para indicarle como descender hasta el circulo donde perdían todos la vida, mientras decencia al siguiente circulo escucho una vez más la voz que le indicaba que el destino final era mucho peor que el circulo que abandonaba, y le deseaba suerte, porque nadie escapaba de las garras del destino, y el de ella era peor que quedarse en un miserable cuarto circulo.

Ankabeth sonrió esperando que las palabras del cadáver se cumplieran.

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Mensaje por Auros Mar Sep 13, 2016 2:04 pm

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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Kanae Himura Mar Sep 13, 2016 4:49 pm



Sintió el efecto refrescante pasar por toda su garganta y poco a poco su dolor corporal fue sanando. -Gr...gracias..- Fue la primera interacción real que tuvo con alguien del grupo.  Se levantó y lastimosamente para ella tuvo que ver nuevamente a Grom, quien se disculpó por el "comportamiento" que casi la mata, la mirada de Kanae tuvo un odio impresionante, frunció el ceño y apretó sus puños como si estuviera dispuesta a atacarle.. -...- pero sabía que eso solo generaría más problemas, así que desvió su vista y comenzó a andar para evitar a toda costa a aquella bestia llamada Grommash.

Saliendo ya de ese horrible lugar, el terreno desiertico al que se encontraban ahora se tornó mucho más peculiar, la arena sobre su rostro era algo que le incomodaba, así que utilizó sus poderes para repeler aquel material lento que podría meterse dentro de sus ojos, caminó de forma constante y lenta... pero nuevamente la tos, seguido de un mal olor comenzaron a invadir sus fosas nasales... nuevamente tenían que soportar la putrefacción del aire, lo cual era una molestia total. ¿Qué era exactamente ese lugar?... no fue dificil suponer que la gula estaba presente, un enorme can de tres cabezas permanecía comiendo a criaturas del vacio, a la par que el grupo de excursionistas avanzaban lentamente para no llamar su atención, ella no era precisamente buena para hacer algo como eso, por lo que le fue relativamente sencillo cruzar esa pequeña faseta.

Un camino decendiente comenzó.. al parecer ahora se trataría de algo distinto a lo visto anteriormente, realmente creyó que nada podía ser peor que lo que anteriormente vivió, por lo que estaba preparada para cualquier cosa, ¿Con qué clase de bestias se encontrarían? Ella bajó junto con varios miembros para pronto confirmarlo... Oro, brillante y por montones se encontraban ahí... realmente no le interesaba demasiado... ¿Por qué razón habría de agarrar algo que probablemente era una obvia trampa? Tras caminar un poco más
se encontraron con un ser putrefacto bañado en oro, que les miró con una sonrisa a lo sumo espeluznante, no intimidaba demasiado a la peliroja. Una maquina comenzó a sonar, ella se dio la vuelta solo para ver el horror que esta causaba, gente fundida en oro, otras siendo aplastadas por tantas cosas que parecían insectos siendo pisoteados por personas.

Una frase resonó en su cabeza en ese momento.. "¿Qué es lo que más temes perder?"... era una pregunta sin sentido para la fémina, ¿Qué tenía que perder exactamente?.. No le temía a la muerte, ya que simplemente vivía con ella en cada instante de su vida, tampoco tenía un ser importante a quien cuidar, ella misma fue quien asesinó a su padre y a sus seres cercanos, y menos aún tenía bienes u objetos preciados para ella... así es, no tenía absolutamente nada que perder. -¿Estar en el infierno significa perder lo que más valoras?... Preguntó la fémina. -Mi vida es un infierno en ese caso... no tengo nada o nadie que perder.-Notó entonces como una especia de arena movediza comenzó a lentamente tomar parte de sus pies, no fue dificil darse cuenta, pero ¿Como podría salir de aquelal situación?
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Mensaje por Alek Beckett Mar Sep 13, 2016 11:09 pm

Era toda una odisea. El revolucionario se había reunido con un grupo de personas quienes iban rumbo al infierno. Un lugar peligroso, lleno de trampas y monstruos, que acechaban por todos lados a los revolucionarios. Alek desde el principio optó por hacer el menor escándalo posible, decidiendo pasar desapercibido y seguir en silencio al grupo.
El demonio era alguien solitario, siempre lo fue. Nunca tuvo algo así como un amigo o colega, pues para el no existía tal cosa como una persona de confianza. Si le pedían ayuda no haría nada al respecto, solo mirar en silencio con indiferencia y probablemente alejarse, sin tener algún interés por lo que pasaría con esa persona. Cuando no estaba "actuando" era alguien invisible con un rostro que solo demostraba seriedad, como si no tuviera emoción alguna.

Había muchos más revolucionarios de los que imaginaba, pero también había visto personas de bandos desconocidos... O más bien dudosos. Alek era alguien desconfiado pero con aires de superioridad. Era analítico y cauteloso y estudiaba a los demás de cerca hasta el último detalle, pues aunque no se relacionara con nadie, era importante obtener información sobre todos.

Caminó con calma tras el grupo de personas hasta que fueron obligados a separarse por una grieta en el suelo, la cual hizo que ese gran grupo se volviera en dos. Miró todo, aun inexpresivo, y fue a seguir de cerca a los novarum. El demonio vio criaturas que en su larga vida había visto jamás. Sufrió en su transcurso, pues hubo varios acontecimientos los cuales hicieron que su poder disminuyera, debilitándolo y lastimándolo en el interior, mientras que en el exterior trataba de permanecer erguido, como si nada le pasara, pero aunque fuera un gran actor podía verse en su cara el sufrimiento y cansancio que llegó a experimentar. Sin embargo siguió adelante, aun en silencio, como si su voz se hubiera quedado en la superficie, pues no había pronunciado siquiera una palabra.
Se encontraron con las ánimas de niños. Eran muchísimas y todo un salón se encontró lleno de las almas de los pequeños. Continuaba a paso tranquilo, mirando a los revolucionarios, los cuales, a algunos de ellos, parecía haberles enternecido el corazón, causándoles lastima al ver dicha escena mientras que el castaño seguía con la mirada al frente, liquidando a cualquier criatura que se le acercase.

El grupo continuó dejando a esos seres detrás sin girarse. Como Alek era uno de los últimos podía escuchar los quejidos y otras especies de sonidos que provenían del frente de batalla, lo cual le pareció extraño y al no comprender lo que sucedía acelero un poco el paso, curiosos por mirar y caminó por un lugar estrecho donde comenzó a llover una sustancia tibia, la cual era bastante conocida para el demonio. Sintió como la cabeza le hervía por coraje y se quitó los restos de su cara con una mano, haciendo una mueca de asco pues tenía cierta obsesión con la limpieza y ahora estaba cubierto en… estaba cubierto de… eso.
Después de haber pasado por esa lluvia viscosa y de aroma repugnante para el revolucionario se encontraron con un grupo de entes de la lujuria, lo cual distrajo a Alek de su camino y se entretuvo durante varios minutos… quizá horas, disfrutando de las atenciones hasta que despertó de su trance para seguir adelante.
Llegaron hasta el cuarto circulo donde todo parecía normal a excepción de un gran perro que seguramente era cerbero… ¿ Quién no había escuchado sobre cerbero, uno de los guardianes del infierno? Aunque pareciera un perro indefenso (para los ojos de Alek) era un animal feroz y traicionero que seguro se comería de un bocado a quien fuera que se le acercara. El castaño fue ágil y silencioso pero lento pues había otra trampa que insistía en detenerle… el hambre. Su cuerpo le jugaba trucos y le rogaba al demonio un poco de comida, pero Alek procuraba ignorar sus impulsos e intentar no comer ni un solo bocado, pues seguramente algo malo pasaría.
Una vez terminada aquella difícil prueba que dificulto la respiración del demonio.

Más adelante, tras un segundo de oscuridad, se encontraron con montañas brillantes de monedas de oro. Bandejas, trofeos, vasijas, monedas y otras joyas preciosas. El cielo para Alek… más bien, su paraíso. Se acercó cegado por tanto brillante, se imaginó todo lo que podría hacer con ese oro, con ese dinero, el cual tomó entre sus manos y lo escudriño entre sus dedos, comenzando a reír como si estuviera zafado. “¿Qué es lo que más temes perder?” escuchó una voz resonar en su cabeza y sonrió para si mismo, pues según el ya había perdido lo que más había temido perder… A su hermana. No existía alguna otra cosa a la que le temiera, pues desde que ella murió comenzó a vivir al limite sin importar que podría pasar  con el. Solo quería acabar con todos y que los revolucionarios subieran a la cima de la cadena alimenticia. No le temía a nada … ¿O si? El quería hacerse conocer, que al escuchar su nombre todos temblaran del miedo y trataran de esconderse. Quizá existía un miedo, un miedo muy en su interior… El ser una sombra. Que nadie lo reconociera jamás, que todos sus esfuerzos fueran en vano… pero eso no era un verdadero miedo… ¿O si?...
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Mensaje por Kiss Shot Miér Sep 14, 2016 12:19 am



El clima comenzó a tornarse un poco más tranquilo y desiertico, realmente no había nada particularmente extraño para destacar, algunos salieron felices, otros no tanto, Hikari en realidad solo estaba un poco decepcionada, sin embargo había algo incomodo, la maldita arena comenzó a entrarle un poco a los ojos, por lo que tuvo que entrecerrarlos para evitar más molestias... viendole el lado bueno, almenos eso hizo que la asquerosa capa se secara de una vez por todas, aunque estaba un poco pegajosa a decir verdad. -No veo muy bien...- Se dirigió a Astrid, Hikari miraba hacia delante normalmente, pero fue tal su incomodidad que no tuvo más opción que ver desde la espalda de castaña. Atrás habían un par de miembros que no reconoció por el momento. Los sonidos intimidantes caninos se escucharon a lo lejos, por lo que guardó silencio para voltear a ver de donde provenían, pero no encontró mucho realmente.. en cambio, un montón de esqueleticos seres lo único que hacían eran comer putrefactas cosas del piso ¿Qué era lo que comían?.. estaba muy convencida de no querer saberlo. -H-huele horrible- Tuvo fuerza de voluntad para evitar toser en la cara de Astrid por el asqueroso aroma.

Siguieron avanzando lentamente... y en cuanto pudo darse la vuelta nuevamente para observar vio el enorme can de tres cabezas que antes ladraba... al parecer comía algunas almas en pena. -...- Se quedó callada.. lo mejor era caminar lentamente para evitar esa cosa, pero eso ya era trabajo de Astrid. -¿Qué.. es esa cosa?... Le susurró al oido mientras avanzaban.. sea lo que sea lo mejor era evitarlo a toda costa, fue así como pasaron del tercer circulo para llegar a otro camino. -Astrid, bajame ya, quiero caminar un poco.- exigió la jovencita de cabello rubio. Quisiera o no terminaría despegandose de Astrid alguna vez, así que desprendió el agarre que tenía con sus piernas y soltó sus hombros solo para terminar en el suelo... Sintió la mirada furtiva de la Rubinus.-Está bien.- Dejó salir una bocanada de aire, cubrió su entrepierna rodeando su extensa cola alrededor de su cintua, además usó la capa (Que ya se había secado) para rodear su cuerpo y hacer un nudo en su hombro,  y la parte sobrante inferior la cortó con sus filosas uñas, cubriendo hasta sus rodillas. -¿Mejor para ti?- Aún así permanecería junto a la rubinus.

Al bajar por lo que parecía ser una ladera poco a poco el ambiente fue cambiando nuevamente.. un color dorado brillante realmente llamó su atención y en cuanto estuvo más cerca vio la exageradamente enorme riqueza que a su alrededor rondaba. -¿P-pero qué es este lugar?- Exclamó con agradable sorpresa, como caza recompensas era obvio el amor que tenía hacia el dinero, cuando fue a recoger un par de monedas, tuvo en cuenta que algo así no podría ser más que una trampa caza bobos, por lo que, aunque insitada por la tentación se alejó del oro solo para continuar. -Con todo esto podría pagar las deudas de los bares a los que he asistido...- No sonaba muy bien desde la voz de una infante.En lo alto de toda esta increible riqueza se encontraba  esqueletico sujeto adornado con una increible armadura de lo que parecía ser oro maciso.

Una enorme maquinaria comenzó a sonar también detras de todos... y una tortura ante sus ojos comenzó a efectuarse, personas que se bañaban en oro caliente una y otra vez, algunos siendo aplastados por todas las cosas que compraron en vida... ¿Qué clase de sitio en realidad era este?... "-¿Qué simboliza perder lo qué más quieres?-"... Hikari guardó silencio. -...No bromees.- Dijo en un tono bastante serio.Luego todo se volvió bastante oscuro. -...- Ni siquera podía ver sus manos de la oscuridad profunda, y todos los presentes habían desaparecido. Luego, al frente suyo una luz, y un pequeño espejo aparecieron, al verse, era ella de una forma muy distinta.. sin orejas punteagudas, sin pupilas felinas, con un cuerpo promedio... como cualquier humano. -... mi fuerza...- Tocó sus enclenques brazos. -Mi poder...- Se vió nuevamente al espejo, tocandose la cara en un intento por volver a la normalidad, pero el desespero pronto se transformó en ira. -¡NO BROMEES!- Golpeo el espejo... pero este ni siquiera sufrió un rasguño, mientras que sus nudillos se hincharon adoloridos.

No... no es posible... El sonido del acero chocar con el suelo llamó su atención hacia el otro lado de la habitación vacía.. era su katana, Kokorowatari en el suelo, tocandose la mano sobre su cintura se dio cuenta de que no la traía consigo.. y por instinto comenzó a correr hacia ella. ... E-espera, no me la quites...- Dijo aquella mujer,  cuya actitud cambió bastante rápido de ritmo, hablaba como si hubiera perdido caracter alguno, con miedo  inseguiridad, ¿Por qué sentía que en realidad perdía su valentía?... se sentía horriblemente asustada. -¡P-por favor!- por más que corría y corría, la espada no se acercaba en absoluto hacia ella, lo que más temía perder era su enorme fuerza, su habilidad, su independecia, su coraje y orgullo... y se le estaban siendo arrebatadas por completo, cambiando terriblemente su personalidad. Al arrebatar esos rasgos tan caracteristicos, solo quedaba en ella una chica timida e insegura, y mientras que corría solo se volvía más debil.

-N-no me dejes.. ¡S-seishiro!- El alma de su amado Seishiro se encontraba en esa Katana. -¡P-por favor... alguien... ALGUIEN!- Era bastante dependiente de algunas cosas, tal vez eso sería un gran problema, mientras lo que pasaba en realidad es que ella estaba siendo sepultada lentamente en arenas movedisas.
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Última edición por Hikari Hiroshi el Miér Sep 14, 2016 12:33 am, editado 2 veces
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Mensaje por Auros Miér Sep 14, 2016 12:19 am

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Mensaje por Astrid Dagmar Miér Sep 14, 2016 2:21 am

Ignoraba completamente los comentarios de Hikari. Estaban fuera de lugar, y parecía que desde que habían llegado al infierno creía que podía pasearse por ahí como Pedro por su casa. Cierto era que al ser un demonio quizás podría tomarse más a la ligera las situaciones que allí se daban, pero todo tenía un límite. Si no fuera por las quemaduras y las heridas, cualquiera podría decir que se lo estaba pasando en grande (y aún más en aquella zona concreta). Ella procuraba sujetarse rodeando a la Rubinus con las piernas, que intentaba agarrarle firmemente de los muslos para que no acabase desnucándose contra el suelo lleno de sustancias varias. —No eres la misma de siempre. Si no actúo rápido, igual ahora serías un bebé llorón,—respondió, sin detener sus pasos y mirando al frente en todo momento. Sólo hubo una vez en la que desvió la vista hacia la súcubo, y fue únicamente para dirigirle una mirada fulminante tras oír una respuesta sarcástica por su parte. Aflojó sus manos, amenazando con soltarle de golpe, para después volver a afianzar el agarre y aproximarse a su oído. —Podría dejarte aquí abandonada para que siguieras divirtiéndote hasta que te convirtieras en una puñetera ameba, pero a diferencia de ti, poseo algo llamado conciencia.—Mentiría si dijera que no le había molestado lo que había dicho la rubia, y había quedado bastante claro por el tono de voz empleado que iba a quedarse de morros durante un rato.

Ni siquiera agradeció el pequeño gesto de Hikari que curó exitosamente parte de sus heridas, siendo una de estas la que atravesaba su rostro en forma diagonal. En su lugar, esbozó una mueca de disgusto a la vez que fruncía aún más el ceño, si es que podía. Miró de reojo a un hombre con un peinado extraño, dándose cuenta de que no estaba en unas condiciones muy buenas. —Níos Leighis,—susurró de nuevo, sin hablar con nadie en particular, dividiendo su energía sanadora (que no parecía hacer mucho esta vez) entre él, la súcubo, y alguien cercano, que resultó ser el hombre que solía acompañar al muchacho del parche en el ojo. No sabía dónde estaría el niño, pero tampoco se preocupó demasiado. Quizás sus superiores ya se habrían encargado de él y se lo habrían llevado, o eso esperaba. Tampoco se fijó en lo que había hecho la rubia con su ropa interior en cuanto reanudó la marcha.

Al salir de aquellas catacumbas, se encontraron con un paraje árido donde predominaba el sonido del viento que les azotaba, así como unos imponentes ladridos procedentes de un gigantesco can de tres cabezas a quien pocas personas se atrevían a mirar directamente. La Rubinus prefería actuar con sensatez y pasar de largo, haciendo lo posible por no respirar el olor nauseabundo de los cuerpos descomponiéndose a su alrededor. Se mantenía en silencio, observando con desagrado cómo aquellos condenados se alimentaban vehementemente de lo que parecían ser restos humanos. Su estómago estaba revuelto y temía que en cualquier momento fuera a vomitar, pero logró reprimir varias arcadas para que Hikari (a quien continuaba ignorando, pese a llevarle encima) no acabara cubierta de otros fluidos asquerosos.

Pronto llegaron a un lugar accesible mediante una empinadísima ladera, formado por montañas que brillaban con una intensidad impropia de los siniestros paisajes del averno. Astrid se fijó en que la arena que formaba estas dunas estaba compuesta por montones de oro y gemas que alegrarían la vista a más de uno. Escuchó que la súcubo quería bajar, de forma que la soltó bruscamente y apenas le miró cuando ésta se bajó. No se preocupó de poner atención a lo que hacía después de eso, aunque pensó que quizás habría reaccionado tras ver su cara de pocos amigos. Tendrían que atravesar a duras penas aquel paraje dorado, pero sabía que la codiciosa de su compañera acabaría tirándose de cabeza al oro líquido donde los condenados de aquel círculo infernal eran lanzados mediante una máquina de aspecto ostentoso, al igual que el cadáver repleto de riquezas que los observaba mientras esbozaba una siniestra sonrisa.

A decir verdad, consideraba aquel lugar mucho más inofensivo que el segundo círculo. Incluso no le importaría que Hikari se divirtiera un poco por ahí, siempre y cuando no acabase corriendo de lleno hacia su propia muerte (cosa que dudaba, teniendo en cuenta que no era tan estúpida como para suicidarse). Lo único de lo que podía quejarse era del terrible calor que asolaba la zona, pero no pronunció palabra al respecto. Agradecía llevar poca ropa en ese momento, aunque estar recubierta de fluidos varios, tierra y trozos de vísceras no ayudaba a aguantar el clima.

—¿Qué es lo que más temes perder?—

Habiéndose mantenido en silencio desde antes de salir del segundo círculo, estuvo a punto de ignorar por completo aquella frase, de no ser porque reconoció una voz muy familiar. Una voz gruesa, imperturbable, pero definitivamente muy familiar. Se detuvo en seco, volteándose lentamente para observar a un hombre cuya estatura era ligeramente menor a la de la Rubinus, pero cuyas facciones eran muy similares. —Hermano—vocalizó, sin emitir sonido alguno. El tiempo se paró de golpe, y entre ambos predominó un silencio que a Astrid le resultó eterno. ¿Era él, de verdad? ¿Había sido tan avaro en vida que su final le había traído al mismísimo corazón del cuarto círculo infernal? ¿O era otra maldita ilusión? —No deberías estar aquí. Tú no…—Su rostro se suavizó en una mueca de dolor que se esforzaba por ocultar, al igual que hacía todo lo posible por permanecer impasible, o aparentarlo, al menos.

—Yo ya te perdí en vida, Astrid. Pero ahora que estamos aquí, no volveré a perderte. Ni tú a mí,—juró el hombre, sin moverse ni un ápice. Ese férreo lenguaje corporal era el que caracterizaba a los hermanos Dagmar, por muy cálidos que ambos pudieran mostrarse el uno con el otro mediante sus conversaciones. Ninguno de los dos se acercó, ni siquiera para darse un mísero abrazo. —Sigo viva, Kardos.—Suspiró un poco, sin apartar la mirada de los mismos iris color miel que él compartía con ella. —Te perdí en vida y no volveré a perder a nadie más. Desde que te fuiste… mi apego hacia las personas es mucho menor. Eso evita que vuelva a sufrir del mismo modo que aquella vez.—Y, por desgracia, se había vuelto más sociable en los últimos tiempos. Cualquier día se llevaba otro disgusto. Se fiaba de sus compañeros Rubinus, sabía que no podría perderlos en la guerra porque eran ellos quienes estaban al pie del cañón, impidiendo que otros sufriesen el cruel sino que suponía la pérdida de un ser querido. Y luego… estaba esa súcubo idiota que se metía en más de un lío por su propio pie, pero sabía que no era lo suficientemente tonta como para buscar su propia muerte.

—Tú me perdiste cuando me fui, pero yo te perdí a ti cuando negaste tu deber y partiste a la revolución.—Con cierto temor, Astrid pensó que si no era su hermano de verdad, se trataba de una ilusión muy bien hecha. Su mueca de angustia se acentuó un poco más. —Te perdí mucho antes de morir, Astrid. Y no quiero volver a hacerlo. Quédate conmigo, por favor.—La Rubinus se llevó ambas manos a la cara, frotándose los ojos, como si quisiera privarse de los sentidos que le hacían presenciar aquella escena que abría viejas heridas que pensaba que habían sanado. —No puedo hacerlo. Aún no he muerto, ni lo haré, no en este lugar. No volveré a perderte porque ya… no existes,—admitió, con voz temblorosa, dejando ver el tremendo dolor que asolaba su alma en esos momentos.

La expresión de su hermano se endureció, pero no mostraba dolor alguno. Más bien, su rostro estaba compuesto por una mueca de indignación, de ira, una expresión que era el vivo reflejo de aquella que invadió a Astrid en el segundo círculo. Ella no reaccionó cuando él le tomó bruscamente por los hombros, procurando mostrar una impasibilidad que nacía de su propia soberbia. Había advertido por fin que no se trataba verdaderamente de Kardos: las palabras que la Rubinus había pronunciado antes de que él actuara de ese modo, en lugar de enfurecerle, debían haberlo hundido en la más profunda miseria. Fue esa la principal razón por la que la morena, con sumo pesar, apenas pudo terminar la frase sin que se le quebrara la voz: porque sabía que, de ser verdaderamente su hermano, le habría hecho más daño que nunca, y no habría podido disimularlo. —No te bastó con herirme con tu marcha… ahora pretendes abandonarme aquí, a mi suerte, pudriéndome entre avaros y pródigos que se injurian ante el más mínimo contacto—espetó el joven, apretando aún más sus manos, provocando que ella se hundiera más en la arena dorada. —Te quedarás. Vas a quedarte, aunque eso implique que tengas que ahogarte entre estas dunas.

La mujer miró a sus pies, dándose cuenta de que ambos estaban sumergidos hasta las caderas. Sabiendo que él no era más que una visión, le devolvió una mirada altiva, buscando enmascarar la vulnerabilidad en la que había quedado tras aquella conversación inicial. —Basta.—Apenas movió los labios, pero consiguió que las ondas que provocaban aquel susurro vibraran a tal frecuencia que éste acabase resonando en todo el área próxima, haciendo a su vez que su hermano saliese disparado hacia atrás y terminase esfumándose en el aire, perdiéndose en el pequeño torbellino de arena que Astrid había creado debido al poder de dichas ondas sonoras. Gracias a eso se había liberado de acabar hundida, pero quizás otros no corrían la misma suerte.

Y ahí, a lo lejos, estaba la súcubo, pugnando por liberarse de a saber qué, probablemente luchando con otra nefasta ilusión que amenazaba con ahogarle en el polvo dorado. Suspiró con pesadez, apretando los dientes para aguantar el dolor de la transformación de su brazo izquierdo otra vez. Probablemente le haría falta depender de la fuerza de aquella garra oscura para sacarle de ahí. Para moverse con velocidad, utilizó el mismo poder que manejaba ondas de sonido para dirigirse en un abrir y cerrar de ojos hacia donde estaba la rubia, abriendo su zurda para literalmente arrancarle de aquel vórtice repleto de piedras preciosas e impedir que se hundiera todavía más. La agarró con brusquedad, sin saber si tal acto le despertaría de la horrible visión que padecía. Devolvió su mano izquierda a la normalidad, rodeando a la joven por la cintura para evitar que volviera a ser arrastrada por las arenas movedizas. Tenía que asegurarse de que la sacaba de aquel trance, de forma que, aún sin querer hacerle mucho daño, echó la diestra hacia atrás y le propinó un buen golpe en la boca del estómago. —Siento cortarte la diversión, pequeña,—murmuró en su oído, con un tono claramente cínico que denotaba su duradero mal humor. Con su brazo izquierdo le sujetó con más fuerza para que no se desplomara. —Espero que al menos esto te haya devuelto a la realidad.
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Mensaje por Auros Miér Sep 14, 2016 2:21 am

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• Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell  - Página 11 Empty Re: • Décima Trama de Spirit Soul • Highway To Hell

Mensaje por Invitado Miér Sep 14, 2016 7:56 pm

La situación se tornaba cada vez más divertida a medida que los invitados iban avanzando por el infierno uno tras otro buscando el camino de salida. Belcebu usaba las visiones para saber el futuro de las pobres almas que iban pegadas unas a otras para no ser una presa fácil. Luzbell se sentía entusiasmada con toda aquello, queriendo que todo eso se hiciera realidad.- Que así sea, Astaroth debe caer, de una forma u otra.- Musito bebiendo más del vino que portaba entre sus manos. Sonrió levemente ante la petición de Adramelek, y con un gesto restó importancia al asunto.- Así sea, que visiten el infierno, se empapen de cada círculo, quiero ver como caen rendidos ante los pecados…- Lanzó la copa de vino hacia un lado, desapareciendo de la presencia de sus compañeros para ir en busca de sus “aliados”.
Aquella parte del infierno, si bien de las ligeras, podía influir en la mente de casi cualquier ser, esas pobres criaturas inocentes condenadas a una eternidad de sufrimiento… No, para Luzbell cada alma inocente en el infierno era un regalo, ver como criaturas sin oportunidad de nacer o crecer sufrían allí… un ambiente no muy acogedor ¿Por qué no les agradaba? el infierno resultaba ser muy acogedor cuando lo conocías bien, el traidor de Astaroth debía saberlo bien. De cualquier forma, para muchos el averno se transformaría en nuevo hogar del terror, las almas quedaran atrapadas y eso le encantaba.



Llegaron al tercer círculo, un aburrido lugar gobernado por la mascota de Luzbell, el can cerbero, una criatura bellisima, un monstruo que cualquier temería. Los condenados en el círculo comían todo a su alcance, fuera fresco o podrido, cualquier cosa masticable podía comerse, no eran más que las almas de aquellos que  habían devorado más de lo necesario, privando a los demás de comer, dejando que murieran de hambre. El sufrimiento que infringieron en vida, lo sufrían en el invierno, condenados a comer sin poder saciar el hambre, por muy asquerosa que fuera la comida, no pararían en el intento de detener ese hambre voraz… pero eso no pasaría, morirían de hambre eternamente, nada les libraría. Sin miedo alguno se acercó al perro infernal, cada majestuoso ladrido daba motivos para asustarse ¿Morir en las fauces de semejante monstruos? Ser masticao brutalmente hasta ser reducido a una bola de carne, huesos y sangre...  Acarició el cuello de la criatura, que reconocía a su ama, amaba al can, una de sus pocas alegrías, verlo devorar a los desafortunados que se chocaban con el. Viendo el grupo seguir el camino, dejó a la criatura seguir su trabajo, siguiendo en absoluto sigilo.

El cuarto círculo, uno de los divertidos por no decir habituales, los seres humanos (y muchas otras criaturas ¿Para qué engañarnos? Vendían sus almas por avaricia, buscando conseguir dinero, oro, riquezas inimaginables. Muchos habían acaparado la riqueza de otros, como sucedía en gula, arrebataron el dinero de los más pobres con mentiras y engaños, gozando de una vida de lujos para finalmente sufrir las consecuencias. Una vez más, allí se detuvieron sufriendo los efectos del círculo. En unos segundos todos ellos habían caído en la ilusión, sufriendo una visión horrible. Cada uno sufriría al ver como perdían lo que más amaban, fuera una persona, dinero u objeto ¿Cómo reaccionarían? Luzbell se quedó allí parada viendo como cada uno sufría una perdida importancia, esperando que cayeran en la locura, siendo devorados por la arena que poco a poco los ahogaba.- De nuevo esto se pone divertido.
Invitado
Anonymous

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