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▓ Los tres reinos se mantienen en armonía,no hay expectativas de guerras.
The way of the gods [Tramas 10-11 parte 2]
T
ras grandes travesías para ambos bandos, la trama ha culminado en el mitico Omnia donde ambos bandos tras encontrarse con las deidades supremas del universo han recibido sus propias cruzadas.Leer más...
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[+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

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Tema Cerrado [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Jhonatan Alexander Sáb Feb 28, 2015 9:03 pm


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Un tiempo despues de los acontecimientos en Dominus Castle, con sus heridas medianamente curadas. Las personas encarceladas en Carcaris Arcadaia comenzaron a planear su escape. Tras 30 días de torturas y estadía en prision aquellos hombres lograron dar con un informante que parecía tener la manera de enviar mensajes al exterior. De esta forma, tras obtener el respeto del resto de los prisioneros y hacerse de un poco de ayuda de afuera, el día elegido para la huída fue aquel en que el Lord envió sus tropas a conquistar una pequeña isla. Con las tropas de la oposición debilitadas, vieron allí su mejor oportunidad para escapar. Pero no será sencillo, los collares que llevan en el cuello les impiden utilizar sus poderes. Los guardias de la prision están bien armados y listos para tirar a matar. Escapar de aquel lugar será sumamente dificil, pero tambien es la unica forma de lograr hacerlo con vida antes de su sentencia dentro de 5 años.


-La esta trama inicia el 28 de Febrero y finalizará el 28 de Marzo con un post administrativo.

-Para los cannons novarum la participación en la trama es obligatoria.

-Las batallas se realizaran mediante sistema de dados. Sin discusión.

-No hay un turno establecido a la hora de postear, pero no se permite el doble post.


Lista de participantes

-Isela Adramelech
-Ichinose Takumi
-Reiv Black
-Greed
-Memeran Anarchy
-Bartolomeo
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Isela A. Ichinose Sáb Feb 28, 2015 9:41 pm

Una fuerte luz y después el dolor más intenso que había experimentado en su corta vida marcaron el aparente final de la muchacha, luego, simplemente todo se volvió negro como si la hibrida misma fuera tragada por una inmensa oscuridad, devorada literalmente o arrastrada hacia la nada absoluta. Dejó de sentirse en el mundo cuando su cerebro traspasó la barrera del dolor, indicando que tales vivencias eran tan intensas que no podía procesar correctamente lo ocurrido.

La joven parecía encontrarse suspendida en el aparente vacío existencial, sus ojos azules entreabiertos sin siquiera poder moverse un centímetro o milímetro. Sentía temor, estaba aterrada, desconocía por completo el sitio en donde estaba o con la suerte que había corrido tras recibir el ataque del Lord. La escena parecía no poder empeorar cuando sintió nuevamente dolor, pero este era inestablemente diferente que logro incluso contraer sus pupilas al máximo hasta que tales ojos azules como el océano se tornasen de un impío carmesí oscuro cuando pudo notar garras clavarse en su espalda, a la altura de sus pulmones y cerrándose con fuerza sobre los mismos, agarrando la propia carne al introducirse sobre el delicado cuerpo de la pelinegra. Quiso gritar con todas sus fuerzas, más no pudo, el silencio absoluto era irónicamente ensordecedor y de sus labios no salió mínimo sonido alguno. ¿Qué clase de pesadilla o ilusión estaba atravesando?

Repentinamente y a toda velocidad era arrastrada hacia abajo, el paisaje comenzaba a tornarse ligeramente aterrador entre figuras retorcidas sin sentido lógico alguno, gruñidos, quejidos y lamentos capaces de aterrorizar hasta el más valiente. Fue entonces cuando deliberadamente comprendió que estaba emprendiendo el camino de regreso a “casa”, de donde posiblemente ya no volvería a salir por toda la eternidad entre terribles tormentos impartidos por lord Adramelech por las conocidas traiciones familiares que Isela había cometido. Paulatinamente notó que mientras era arrastrada hacia profundidades abismales donde ya nada tenía sentido humano, extendió la diestra hacia arriba, gritando con todas sus fuerzas; “no todavía, por favor”, de forma tan decidida y firme que pudo finalmente escucharse a sí misma. Comenzó a experimentar una extraña sensación en el pecho, electrificante podría decirse, la cual la hacía sentirse ligeramente extraña, como si comenzara a dividirse. O mejor dicho, como si su alma o ser empezara a replicarse en tres o cuatro partes más.

Una inhalación profunda le trajo cierto alivio, como si el oxígeno ingresara en sus pulmones por primera vez en mucho tiempo tras espeluznantes vivencias en lo que parecía ser la antesala al trono del ultimo círculo infernal donde gobernaba su padre. Todo ese infierno había desaparecido ante los ojos de la chica, ahora solo podía ver el techo de una instalación junto con otros médicos a su alrededor, sin embargo no podía razonar, no con propiedad todavía, su cuerpo o mente parecían no querer responderle en lo más mínimo. Ellos hablaban sin cesar mayormente en términos clínicos, “pulso retomado, ritmo cardiaco estable”, “Doctor, sus pupilas continúan dilatadas, no responde a los estímulos”, esas frase junto con otras más intensas eran percibidas por la inerte muchachita que presentaba una ausencia del mundo casi total. Todo eso había ocurrido en microsegundos que para la joven hibrida habían sido eternos antes de volver a caer en inconsciencia nuevamente, no sin antes oír una profunda voz escalofriante que entre gruñidos aseguró; “Te estaré esperando, querida”.

No supo cuantos días había estado inconsciente después de haberse encontrado al borde de la misma muerte, menos aun cuando los ojos de la chica se abrieron lentamente y lo primero que notó fue el techo de aquella misma instalación que había creído ver cuando “regresó” de ese estado, si es que podía decírsele así o solo se había tratado de un sueño. El pecho de la joven subía y bajaba con calma, denotando una respiración bastante apaciguada, al menos para su condición física. Se notó llena de vendajes, al menos en brazos, cuello, torso, ni quería imaginar en sus piernas, las cuales consiguió mover con un poco de esfuerzo debajo de la sabana pero aun así sintiendo intenso dolor en las mismas.

Intentó enderezarse poco a poco, arrancando en el proceso de mala gana todos los cables o sondas que poseía conectados tanto en pecho como en ambos brazos. De manera lenta cubrió su rostro con ambas manos, como si buscara en ella misma un segundo de paz, algo que se vio interrumpido cuando los ojos de la chica se abrieron un poco más y derramaban cantidad de lágrimas al recordar parte de lo sucedido en el castillo de aquel viejo bastardo, sin embargo…su terror se originaba en no saber qué había ocurrido con su esposo. ¿Estaba vivo?, ¿él la había dejado?, ¿había muerto quizás o fue capturado?, miles de preguntas aserraban la mente inestable de la pelinegra que se desesperaba intensamente al no encontrar respuesta alguna.

Los días pasaron, podía ya al menos ponerse de pie pero así y todo se la podía notar bastante desmejorada a nivel anímico, normalmente se la pasaba acostada en la cama observando un punto fijo de la celda, sonriendo incluso repentinamente sin ningún motivo o recuerdo aparente que ocasionara eso que podría catalogarse como algún principio de posible quiebre mental. Su cordura estaba pendiendo de un hilo entre el continuo encierro o malos tratos, pero sobre todo al no obtener ninguna respuesta que tranquilizara su atormentada alma, tal vez los recuerdos de vivencias al lado del revolucionario que amaba hacían que Isela fuera quebrándose mentalmente poco a poco en cientos de pedazos, cuestionándose si había sido o no real.

Un frío mediodía, día desconocido. Se encontraba en aquel comedor observando la pared o tal vez alguna que otra persona pasar por su lado sin demasiado interés y con tal brillo de recelo en su mirada que no parecía ser la dulce jovencita que habían conocido en un pasado. Terminó por apoyar los codos sobre la mesa para así recargar el mentón sobre la mano diestra, ignorando drásticamente al resto mientras se mantenía completamente consumida en sus propios recuerdos, de los cuales se valía para mantenerse con vida…para soportar ese horror o pesadilla que jamás había creído que podía existir.

Algo la sacó de sus pensamientos, llenándola completamente de ira en cuestión de microsegundos, precisamente fue al sentir el susurro de una de las carceleras en su oído derecho ocasiono que la joven no midiera sus movimientos y dejara de importarle el dolor físico por reaccionar bruscamente. Con la mano izquierda elevó el plato frente a ella misma, estrellándolo contra el rostro de aquella otra bastarda que aparentemente la había agarrado de punto desde que con sus pocas fuerzas pudo ponerse de pie o valerse mínimamente por sí misma.

-¡Púdrete!- Le gritó a mala gana la revolucionaria de élite, manteniendo la mirada entornada la cual presentaba un cargado pigmento rojizo lleno de ira, enojo, tristeza, posiblemente de locura misma sin capacidad de poder medirse o controlarse, llevando a su pobre usuaria a cometer acciones que pagaría demasiado caro por ser lo suficientemente altanera o arrogante. Claramente la guardia cárcel no dudo en reaccionar con un fuerte golpe de su rodilla derecha en el estómago de la hibrida, quien termino de rodillas en el suelo, sujetándose la zona con bastante firmeza buscando recuperar el aliento perdido. Lo que siguió fue un fuerte jalón de cabello que la obligo a ponerse de pie mientras era llevada a la fuerza a la sala de torturas a nueva cuenta.

La impotencia misma se apoderó de todo su ser al saber que era blanco fácil, que no podía hacer absolutamente nada por resistirse puesto que ese extraño collar reducía sus habilidades casi al ciento por ciento. Solo quedaba esperar que ese delicado cuerpo cubierto de vendajes aun pudiera resistir los tormentos a lo que era sometida por cada comportamiento rebelde que se repetía día a día. Ese desvío repentino sabía que no la conduciría a su celda, menos después de tal comportamiento que tuvo para con esa mujer que consideraba una lacra y seguramente de poder disfrutaría asesinando.

Finalmente al ingresar en la sala de torturas le hicieron elevar las manos arriba de la cabeza, las cuales fueron atadas con cadenas para posteriormente elevar el cuerpo de la jovencita tan solo un poco, allí volvieron a arrancar sus ropas o incluso parte de algunas vendas para aplicar pequeños y numerosos cortes en todo su cuerpo con una simple navaja oxidada, seguidamente se aplicó cierto elemento tan común como sal en todas y cada una de las heridas sangrantes que podía poseer. Los gritos de profundo dolor de la muchachita podían sentirse claramente incluso varios metros fuera de esa sala, gritos desgarradores que incluso dejaban escapar de tanto en tanto algún que otro gruñido. Mantenía los ojos cerrados con fuerza, sin embargo hasta por instantes podía notársele una delicada sonrisa burlona aunque tuviese los ojos llenos de lágrimas.

Comprendió internamente las vueltas de la vida, ella como ex vicealmirante había capturado unos cuantos piratas o revolucionarios que seguramente habían terminado en el mismo estado o peor que ella entre las paredes de Arcadia, padeciendo los intensos horrores por pensar diferente. Recordó las palabras de Takumi en innumerables veces en lo que intentaba soportar las torturas, sin embargo…solo una cosa estaba presente en la mentalidad de la chica, venganza. La dulce pero misma venganza que había convertido al hombre que amaba en un verdadero monstruo, idéntico sentimiento que corroe el alma de las personas hasta los peldaños más bajos e incluso las impulsa a ponerse de pie cuando las fuerzas flaquean, cuando el cuerpo ni el alma pueden resistir más. Internamente se juró resistir, tomar revancha con todos y cada uno que se opusiera a sus planes de destruir hasta los cimientos todas las acciones de aquel monarca que había vuelto su vida miserable. Ese corazón despedazado por la tristeza profunda añoraba con todas sus fuerzas volver a saber del hombre que adoraba, rogaba quizás por vez primera al cielo con tal ironía que él estuviese a salvo de todo daño o perjuicio alguno. Incapaz de amar a otro hombre que no fuera él y únicamente él, juró por sus raíces demoniacas seguir con lo que Astaroth había comenzado en el caso que ya no estuviese en este él con vida. Algo era seguro, en esos momentos de torturas algo se había muerto para siempre en el alma de la pequeña hibrida, ahora conocía el amargo sensación del odio profundo y la dulce espera de la venganza, cualidades que terminarían de forjar con mano de hierro la personalidad de ella por toda la eternidad.
Isela A. Ichinose
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Reiv Black Sáb Feb 28, 2015 9:57 pm

El precio por el atrevimiento había sido pagado, tal vez a un costo más alto del que pudiese haber pensado. La batalla del Dominus Castle se había saldado con una dolorosa derrota, casi humillante podría decirse. Antes del apoteósico final del enfrentamiento, mi mente se sumió en un caos de fuego, oscuridad y sangre. Sangre…ese olor lo inundaba todo, era imposible escapar de él, si no era la propia sangre era la de otros, al final todas las cuentas se habían saldado así, con sangre y vidas. Durante días vagué por ese límite que se encuentra entre la consciencia y el abismo, entre lo real y lo onírico. Los recuerdos de lo sucedido me atenazaban en sueños, entremezclado con pesadillas que nada tenían que ver con lo que sucedió realmente.
Una parte de mi me obligaba a sobrevivir a toda costa, otra trataba de decirme que era mejor abandonar.

Quise despertar en ocasiones, pero aún no estaba listo para hacerlo, sabía que todavía no podría moverme.
Poco a poco mi cuerpo comenzó a responderme, haciéndome saber a base de dolor que estaba vivo. Sí…si dolía tanto sólo podía ser porque aún seguía con vida y de alguna manera había logrado sobrevivir a aquel día funesto en el que la fortuna nos dio la espalda. Me sentía como si me hubiesen dado una paliza, pero literalmente. Con ese irónico pensamiento me reí mentalmente de mí mismo, de manera amarga. Todavía no había despertado por completo, ni había conseguido recordar todos los detalles, pero sabía que la realidad que encontrase al despertar sería casi tan desagradable como los sueños. Por fin al quinto día de haber llegado a la prisión conseguí abrir los ojos y encontrar las fuerzas suficientes como para incorporarme, al principio de manera lenta, después lo suficiente como para sentarme al borde del camastro, haciendo recuento de daños. En el brazo y en la pierna habían realizado un par de suturas, probablemente debido a los últimos ataques de espadas de los guardias. En el costado una venda liada alrededor quedaba como la marca de la herida ocasionada por Roy, igual que otra en el pecho. Y en la cabeza a la altura de la sien más puntos, recuerdo del último golpe con el que caí. Además encontré que llevaba puesto algo que no es precisamente para curar, un extraño collar alrededor del cuello y que parecía imposible de quitar a simple vista, a pesar de los esfuerzos de intentar sacarlo. Después de algunos intentos de usar mi poder de curación desistí, no conseguí nada, ya fuese por debilidad propia o porque algo bloqueaba mi magia.

Mareado y bastante débil, aún tardé un poco más en ponerme en pie, el cuerpo no me respondía como hubiese querido. Finalmente lo conseguí, observando con detenimiento la celda en la que me encontraba, caminado hacia los barrotes para cerrar fuertemente mis puños en torno a éstos, con rabia y ganas de gritar, de golpear, de destrozar. Descargué la ira con un puñetazo a la pared del que después me arrepentí por el dolor que sacudió mi brazo, quedando con la respiración agitada durante varios segundos. Tras calmarme un poco y tomarme los minutos necesarios para intentar asumir y asimilar mi nueva situación, regresé al fondo de la celda. Apoyé la espalda contra la pared para escurrirme lentamente por ésta hasta quedar sentado, con las rodillas flexionadas y los codos apoyados sobre las mismas, con la mirada perdida al frente y escuchando el único sonido que llegaba es el de una gota caída desde el techo golpeando el suelo de manera monótona, indicando el paso del tiempo…

…………………..............................

Desde entonces los días parecían negarse a transcurrir con rapidez, lentos, tediosos, vacíos y angustiosos, llegando así hasta el momento presente. Tal vez hayan pasado 15 días desde que llegué, tal vez más. He perdido la noción del tiempo y ya ni sé el tiempo que llevo aquí aislado, como una bestia enjaulada. En un cruel ejercicio mental repaso minuciosamente mi encerrado, privado de libertad, condenado a torturas y a pena de muerte. Incluso me regodeo en ello, como castigo para culparme a mí mismo por haber acabado aquí. Las heridas del cuerpo han ido sanando, no así las de la mente, o las del alma. Al principio apenas había podido pensar lo suficiente, el cansancio me vencía al poco rato y acababa teniendo sueños, agitados, pero al fin y al cabo sueños en los que me evitaba pensar en la realidad.


Ahora he de enfrentar lo que ha pasado y apenas consigo dormir por ello. Fuimos unos idiotas si de verdad creímos en algún momento que podríamos tomar el castillo de aquella manera, claramente no estábamos bien preparados. Por mi ineptitud y no ser más fuerte me veo en esta situación, que no ha hecho más que alimentar aún más el odio y las ganas de luchar. Lástima que probablemente no vaya a tener la ocasión y no vaya a ser más que un número más en las cifras de ejecuciones de la prisión. No puedo evitar pensar en lo que me voy a perder, tampoco en la gente que me hubiese gustado poder volver a ver. Murmuro un ‘lo siento’ para alguien que no lo escuchará, no voy a poder cumplir mi promesa con aquella con la que hice una vez un pacto de sangre en el que juramos protegernos. Espero que al menos Gissel tenga más suerte que yo, que esté a salvo y sea feliz. Aún es peor cuando pienso en Juliet, la última imagen que tengo de ella es la de su mirada asustada justo antes de empujarla por la ventana, supongo que odiándome por haber hecho eso. La sola idea de pensar que con ese movimiento pude haberla enviado a la muerte me atormenta sin descanso. ¿Y si por una irónica jugada del destino en lugar de salvarla haciendo eso lo único que hice fue conseguir que se precipitase al vacío? ¿Y si no consiguió sobrevivir y yo fui de esa manera su verdugo?. La incertidumbre, la duda y culpa me corroen.


La hora de las torturas no tarda en llegar, y casi agradezco que me saquen de esa espiral mental destructiva en la que me he metido. No opongo resistencia cuando me guían por el pasillo hacia una sala, tan desagradable como el resto de la prisión. No abro la boca ni digo nada, ni me interesa mirar a los carceleros en este momento, si hablo el odio que destilo hará que me envenene más aún. En la sala la tortura ya está preparada, hoy parece que tocan latigazos. Eso quiere decir que en el menú de la noche habrá puré de cosa indefinida. Sí, hoy debe ser esa noche. El tiempo empieza a contarse en diferentes torturas y cenas. Me atan las manos de esposas que cuelgan del techo, comenzando con los latigazos. Cierro los ojos y aprieto los dientes, contando al principio. Uno…dos…tres… Pero sólo al principio, después mando mi mente lejos de allí, pueden golpearme pero mi mente no les pertenece, es lo único que me queda, y mientras lo conserve seré libre. Después me devuelven a la celda, lo suficientemente dolorido para no poder pensar. Así se completa el ciclo que volverá a empezar al día siguiente, aunque alguna vez llegará a su final y todo habrá acabado.
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Greed Gaziel Mar Mar 03, 2015 10:13 am

Quizás yo, Greed el avaricioso, el revolucionario de élite, el humano, era el único que había logrado salir de aquel estado de shock antes de que se cumpla la sentencia, pero no siempre había sido así.

Ningún golpe me había llegado en el castillo como para dejarme inconsciente, supe medirme y no puse resistencia, eso me permitió estar “presente” en cada momento hasta que llegamos a Arcadia. Estaba casi seguro de que Isela estaba muerta, no tenía esperanzas de volver a ver su rostro tras ese movimiento, los piratas no pareciera que fueran a despertarse, a mi parecer el Líder había perdido la cordura, y Black parecía más una estatua que una persona. Estaba curioso por las reacciones de mi compañeros, aún que realmente no podía sentir nada, quizás era el único que no entendía aún la importancia de este hecho. No abrí mi boca, no respondí a ninguna pregunta, no le levante la mano a ningún guardia, ni siquiera había logrado dar una mirada amenazadora a alguno de ellos. No podía reconocer ese sentimiento, era parecido a la pena, pero llevaba tiempo sin sentirla por lo que no podía estar seguro. Se me envió a mi celda, no noté le momento en que fui separado de los otros revolucionarios, pero ahí estaba, sentado en mi cama en silencio sin moverme esperando a de alguna forma despertar de ese mal sueño.

No pude dormir en toda la noche, sabía que mi cuerpo de humano no resistiría esas condiciones, comí aquella cosa indescriptible que no se nos serbia en los comedores, si no lo hacía moriría antes de la sentencia final. Ese segundo día fue impactante para mí, noté como no podía ir más allá de mi celda, al comedor, a los baños, y luego devuelta a mi celda. ¿Qué era eso? Por primera vez en mi vida, añoraba aquella libertad, aquel sentimiento que poseía Takumi, por primera vez en mi vida sentía algo más que avaricia, sentí envidia por aquellos que estaban fuera. Aquella noche en mi celda, incapaz de sonreír, hacia recapitulación de lo sucedido. No intentaba comprender en que fallamos, eso era obvio, ninguno de nosotros tenía lo suficiente para hacer frente al Lord. Pero intentaba darme cuenta de lo que me habían privado, mi bar, mis subordinados, todas mis pertenencias, seguían estando ahí fuera, pero por orden del Lord era incapaz de poseerlas. Sentí rabia, odio, dolor, y finalmente, tristeza. ¿Cómo podía llamarme a mí mismo Greed, si había dejado ir todo aquello que era mío? Aquella noche, una lagrima cayo por mi mejilla, pero por dentro sabía que era más que una.

Otra vez no había dormido, la mañana llego, las luces se prendieron y las voces regocijantes de los guardias sonaban, haciéndome sentir odio y rabia. Cuando vinieron a mi celda, mi mirada era diferente, esta vez se podía ver calor en ella, era afilada y amenazante por primera vez en Arcadia. –Oh parece que este por fin reacciona – Resonó en la asquerosa boca de ese hombre. Aún era incapaz de moverme por impulsos, mi cerebro tardaba en reaccionar a sus palabras para procesarlas como impulsos. Un par de tipos más se acercaron a verme, recargándose sobre los barrotes de mi celda, estos reían, me sentí como una atracción de zoológico sin poder comprender el que les causaba tantas risas. Apreté mis puños con fuerza, no deje salir ninguna palabra, pero para cuando él lo hizo yo ya estaba sobre el golpeando su rostro a fuerza bruta. Ninguno de sus compañeros podía sacarme de encima, o eso pensé, me golpearon con algo, nunca supe con qué. Desperté nuevamente en mi celda, con más heridas y más vendas de las necesarias para un golpe en la cabeza, rápidamente comprendí que me habían torturado mientras estaba inconsciente, no pude saber cuánto tiempo había dormido y no me tragaría el orgullo para preguntarle a uno de esos guardias.

La próxima vez que volví a ver a un guardia, no le reconocí, este parecía nuevo y el tampoco parecía reconocerme, no me dirigió su mirada, mientras yo le acecinaba con la mía, no me dirigió palabras pero abrió la celda y señalo el camino a el comedor. Sin rechistar, si quiera tenía ganas de discutir con este tipo, me dirigí a su indicación. Tras tener mi comida, me senté donde siempre, y como nunca, comencé a buscar con la mirada los revolucionarios que habían llegado conmigo, con esperanza de que estuvieran vivos, despiertos, y cuerdos. No les vi, pero un tipo pareció encontrarme a mí, él era alto, flaco, como si nunca hubiera comido en sus años por arcadia, con buena actitud se dirigió a mí. –Creímos que dormirías más chico… Un amigo tiene interés en ti- Fue lo único que le escuche decir, pues me dio la espalda y caminó. Le seguí sin dudarle, no sé porque, pero parecía lo más sensato en ese momento.

Terminé sentándome junto a un hombre apariencia añejada, pero bien conservada, corpulento y con ojos llenos de vida, aún que sus largas canas revelaban su verdadera edad. –Fui condenado a 300 años de tortura antes de morir en la guillotina, aún me faltan 50 años- El dio la primera palabra, con total libertad, como si estuviese hablando con un amigo de toda la vida. No fui capaz de responderle, que el tipo sacó un par de dados y me miró -¿Crees que tienes suertes chico? Escoge un numero- Le miré, por unos momentos dude en contestar, pero luego respondí – El 6 – Sin más, aquel hombre añejado lanzó los dados sobre la mesa, un 5 y un 1 iluminaron su rostro. Los juntó apresurado y se giró a mí –Como lo creí, tienes la suerte de tu lado. Aquí, la suerte, es lo único que nos queda, eso no podrán arrebatárnoslo, y tú, tienes mucha suerte – Las palabras del viejo resonaron por unos momentos en mi cabeza. Aquellos significaban que tenía algo, me llené de regocijo, una pequeña sonrisa se puso en mi rostro ante aquella sensación de satisfacción ante mi avaricia, había solo una cosa, y yo la tenía. El viejo finalmente se dedicó a su comida y me dijo -Mañana volveremos a probar tu suerte, tengo otros juegos que los guardias no descubren, es importante mantener la mente sana en ese lugar- No pude responderle, se dio el aviso de que debíamos volver a nuestras celdas, nadie opuso resistencia ese día en particular y todos fuimos directo a nuestras celdas.

Esa noche pude concebir el sueño, había sido distinto, finalmente pude volver a sonreír. Desperté sonriente, con aquella mirada de avaricia con el único pensamiento de poner aprueba mi suerte, ese día toco naipes, póquer para ser exacto, en mi tiempo antes de ser revolucionario había aprendido a como estafar y no me fue muy difícil seguir el juego ganando un par de partidas. Ese día, mientras jugábamos, el viejo hizo una mención especial, “En mis 250 años de torturas muy pocos han salido de arcadia, los guardias siempre dirán que es imposible, pero nada es imposible. Y yo tengo un plan para salir de aquí.” Cuando se dio el aviso de volver a mi celda, pude volver con la sonrisa sobre mi rostro, sintiéndome lleno y sin ningún pensamiento de pena.

El día siguiente fue especial, se había programado que ese día comiencen mis torturas, fui decidido, con una sonrisa pues no sabía que me esperaba. Para mi alivio, recibí una inesperada visita de una conocida desde afuera, aquello fue reconfortante, la pelirroja se las había ingeniado para hacerse pasar por mi torturadora. Ese día recordé todo lo que tenía fuera, por unos momentos me sentí tan a gusto dentro que no pensaba en salir, pero ver a esa chica, ver a mi amiga, me recordó lo que tenía fuera y que no podía quedarme por mucho más tiempo, haciéndome aún más decidido con esto.

La próxima mañana fue especial, desperté tranquilo, todo fue normal, hasta que llego la noche. Un guardia me llamo, dijo que mis torturas del día estaban preparadas, lo dijo con una sonrisa. Fui llevado a aquella sala, oscura, la sangre de antiguas torturas aún estaban en el suelo y en todo el lugar. El hombre a cargo parecía llevar una máscara, fui incapaz de visar su rostro pero este claramente sonreía. Fui atado con la cabeza hacia abajo, claramente la sangre viajaba rápido, podía sentir eso, entonces el tipo se acercó a mí y en sus manos sostenía cuchillo. Comencé a sentir aquel frió corte sobre mi pierna, no estaba preparado y me sacudí soltando un grito a la par que su corte comenzaba a descender y se podía oír su desquiciada risa. Apreté los dientes, el seguía cortando de forma firme, su mano dudaba, mi cuerpo sangraba y las gotas de sangre iban desde mis piernas hasta mi rostro haciendo que finalmente estas caigan sobre el suelo, como todas las demás. Cuando terminó se me llevo a donde me curarían, cada uno de esos cortes, por todo mi cuerpo, fue cocido dejándome incontables cicatrices.

Él próximo día continuo igual, por la noche todo se volvía negro, cada vez el tipo se las ingeniaba para hacer algo distinto, él nunca se aburría hacia que tarde o temprano yo tenía que hacerlo. El dolor estaba, hacía mucho tiempo que mi cuerpo no llevaba cicatrices y verlas sobre mí era perturbador. Pasaba los días y comencé a dejar de complacerle, cada vez el dolor importaba menos, cada vez soltaba un grito menos, hasta que finalmente, incluso deje de retorcerme cada vez que hiciera una herida sobre mi cuerpo. Él lo notó, se le acababan las ideas, comenzó a volverse loco buscando la forma de hacerme gritar y retorcerme del dolor. Finalmente, ni sus más locas ideas podía hacerme sentir algo, mi cuerpo era castigado, pero mi mente seguía sana. Había una sonrisa sobre mi rostro cada noche en aquella sala, él odiaba esa sonrisa, siempre el oía gritar que borraría aquello de mi rostro de alguna forma, solo estaba esperando por la noche justa. Yo no le creía, apenas le escuchaba, el recuerdo recurrente de todo lo que me esperaba fuera el día que escapara me mantenía consiente pero a la vez distanciado de la dolorosa realidad en aquella sala de tortura.

Mis días eran envidiables, lo pasaba bien, comía con aquellas personas y jugaba, apostaba, me divertía y reía, incluso disfrutaba la fría agua de las duchas y la dulce compañía de mi sombra. Pero cuando el sol caía y la noche se alzaba, las luces se iban, y el infierno llegaba. No volvía a soltar un grito en aquellas noches, ni lograron borrar mi sonrisa, no volví a causar problemas con algún guardia, el insomnio no volvió a llegar pues sabía que cada mañana estaba más cerca del día planeado.
Greed Gaziel
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Isela A. Ichinose Mar Mar 03, 2015 3:29 pm

Un par de días atrás, la hibrida recordaba haber oído una voz familiar, e incluso tenía idea de haber intentado observar por entremedio de los guardias, pero solo había podido conseguir ver una cabellera celeste por el rabillo del ojo. Había guardado esa imagen para sí misma mientras se encontraba en el pabellón “I”, dentro de su celda y precisamente sobre la cama sentada. La pequeña pelinegra rodeaba ambas piernas con sus brazos, manteniendo el rostro completamente oculto ante la vista de los demás y era estúpido negar que estaba internamente muy asustada por todo lo ocurrido. El encierro hacia su efecto visceral contra la mente ya de por si algo inestable de la chica, quien intentaba recordar lo sucedido hasta que terribles dolores de cabeza llegaban a ella de tanto maquinarse. ¿Qué había pasado? ¿Cuál había sido la suerte de sus compañeros, Greed, Bartolomeo y Reiv?, ¿En dónde estaba Takumi?, ¿La mujer que gritaba desesperada tras las rejas cuando Isela era arrastrada hacia la sala de torturas era Memeran?.

Por instinto llevó las manos hasta su propia cabeza, haciéndose literalmente un ovillito antes de dejarse caer en la cama completamente desanimada por no poder recordar absolutamente nada. Lo último que su mente tenía en claro era el ataque del Lord, nada más ni nada menos que eso por lo que sus dudas por esas instancias eran increíblemente enormes que no la dejaban siquiera un minuto en paz. Algo había cambiado internamente en ella, o incluso posiblemente roto, algo en su personalidad se había fragmentado para siempre o al menos eso creía. Su corazón experimentaba por vez primera el estar destrozado por esos hechos fortuitos que terminaron con todas sus expectativas, ahora estaba viendo el otro lado de la moneda, el lado amargo de lo que ella una vez había prometido defender.

-Hades…sácame de aquí…¡Hades!- Susurro bajito, en un tímido llamado antes de romper en llanto al notar claramente que el gato del averno no acudía a su llamado por alguna extraña causa que desconocía en ese momento. Las cristalinas lágrimas de la chica rodaron por sus mejillas, nublando por completo su vista que se había tornado completamente borrosa. –Quisiera morir…quisiera morir y olvidar todo…- Rodeó su propio cuerpo con los brazos hasta que de tanto llorar quedó dormida. Estaba bastante débil tanto físicamente como a nivel psíquico, lo que necesitaba era sumirse en el descanso algo mediocre que podía obtener, aunque sea por un mero instinto animal…por orden tal vez de su instinto de supervivencia más primitivo.

La respiración entrecortada de la chica se pausó por unos segundos al escuchar un fuerte sonido chirriante, presuntamente de la celda al ser abierta por lo que automáticamente se enderezó en la cama y retrocedió, permaneciendo sentada. Ante ella había un hombre, de unos treinta años y cabellos negros, sus ojos eran verdes, inexpresivos aunque esa sonrisa algo ladina claramente la había hecho desconfiar desde un principio. Él extendió el brazo izquierdo rápidamente, tomando a la muchachita por el cuello para sacarla de la cama y sentarla de manera brusca sobre una silla cercana. Seguidamente, elevó el pie izquierdo para presionar a la joven contra la pared, ejerciendo gran fuerza contra uno de los hombros de la chica. La revolucionaria dejo escapar un pequeño grito de dolor, sin embargo y como pudo terminó apoyando sus delicadas manos sobre la pierna ajena en un intento por aminorar la presión segundos antes que empezara el repentino interrogatorio.

Guardia: Voy a ser directo, que no tengo tiempo para perder, prostituta. ¿En dónde tenía su base tu jefe, Takumi Ichinose?, presumimos que si bien tenían varios puntos de encuentro había una en particular donde se desarrollaban las prontas operaciones terroristas. Habla.

La pequeña hibrida callo, frunció levemente el ceño al mismo tiempo que sus penetrantes ojos rojizos, teñido de ese color por el dolor, cansancio y miedo habían carcomido hasta la medula el tono natural violáceo. Claramente no sabía cuál había sido el destino de Takumi, pero si algo jamás haría era seguramente hablar de ese tipo de cosas, eran secretos que bien podrían ser llevados a la tumba. El guardia por su parte ante el silencio de la chica no dudo en liberarla por unos momentos para finalmente volverla a tomar del cuello en un repentino estampe contra la pared, elevándola hasta su altura para que así quedar cara a cara.

Guardia: ¡Habla mal nacida! Con esa carita de santa no engañas a nadie, seguramente eres toda una putita insaciable, ¿no es así?. Si cooperaras, todo sería más sencillo para ti. Sería cosa en toda instancia de comprobarlo…

Dichas esas palabras, la mano libre del guardia se posó sobre el muslo derecho de la menor, en una lenta caricia ascendente que seguramente iba dirigida hacia la parte más íntima de ella. En ese preciso instante sus ojos se tornaron mucho más furtivos que antes y no dudo un solo segundo en aplicar un rodillazo en la entrepierna ajena. –Antes muerta que rebajarme a ser tocada por ti!- Gruñó de mala gana, enfurecida y con deseos de poder tomar revancha contra él y todos aquellos que hacían miserable su estadía en el lugar.

En un gesto repentino de dolor, el guardia optó por lanzarla lejos, precisamente contra la otra pared en un brusco movimiento que denotaba poseer una fuerza extraordinaria. Ella cerró los ojos con fuerza por el increíble azote recibido, sintiendo en todo el cuerpo tal golpe que prometía un intenso dolor tanto en cabeza como espalda. Terminó por quedar en el suelo, tendida, bastante aturdida pero sin embargo alcanzó a oír una voz tercera, la de otro guardia que llamaba al primero, informándole que solicitaban su presencia. Salió enfurecido, no sin antes pisar con ira la mano izquierda de la muchachita y prometiendo que ya tendría otra oportunidad de aclarar tantos con ella.

La oscuridad podía ser increíblemente densa en esos momentos donde toda soledad dolía hasta los huesos, entre malos tratos o torturas que escapaban de una mente racional en sano estado, aplicadas a personas que únicamente pensaban diferente o que probablemente había cometido actos imperdonables según la ley impuesta por el Lord. Claramente, en esta vorágine terrorífica, la ex vicealmirante estaba recién empezando a conocer sus caras, o al menos algunas de ellas.

Los días pasaron lentos, a cuentagotas, y nuevamente a la hora del almuerzo estaba ella sentada en soledad, en un rincón algo apartado sin el más mínimo deseo de probar esa asquerosidad que no le hacía la menor gracia comer. Elevó la mirada con recelo o timidez, notando entre la multitud una cabellera que resaltaba entre las demás, precisamente por su intenso color celeste. Los ojos de la chica se abrieron un poco más, pensando y recordando en parte a la pirata que había ayudado en el castillo del monarca. Finalmente, apoyó con cuidado las manos sobre la mesa para incorporarse, acercándose a paso lento pero decidido hasta ella.

-¿M-memeran…?- Susurró en un tono de voz completamente bajito, extendiendo incluso la diestra para apoyarla con sumo cuidado sobre la espalda de la contraria, a la espera quizás de que su mente no estuviese jugándole una mala pasada.
Isela A. Ichinose
Isela A. Ichinose

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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Reiv Black Mar Mar 03, 2015 10:50 pm

El tiempo es algo realmente curioso, cuando somos dichosos pasa demasiado rápido. Sin embargo, cuando somos desgraciados y sufrimos penurias parece negarse a pasar, deteniéndose con en una irónica burla, como una carcajada despectiva del destino, como un escupitajo lanzado contra cualquier esperanza de resurgir. Así se me antoja el tiempo desde que supe dónde estaba encerrado, tedioso e infinito. Las cárceles no sólo apresan cuerpos, sino almas. Y eso es precisamente lo que me he obsesionado en mantener a salvo, al precio que sea. Desde que asumí donde estaba supe que no quería convertirme en un fantasma o una sombra de mi mismo por el simple hecho de estar encerrado. Ahora sé que el dolor resulta útil para recordarlo, para no olvidar ni perdonar. Las torturas que se repiten con frecuencia debilitan y hacen sangrar mi cuerpo, pero en mi mente van grabando a fuego cada vez más las ganas de no rendirme. Si me rindo todo habrá sido en vano. Si me rindo les estaré dando la razón y habrán ganado. Si me rindo de nada servirá soportar todo esto, no volveré a ser libre.

Cuando desperté por primera vez se me había venido el mundo encima, en un primer momento no tenía fuerzas para reaccionar, además demasiados pensamientos me atormentaban. Por suerte con el paso de los días eso fue cambiando, traté de disciplinar mi mente para no caer en un agujero del que no pudiese salir, intenté evitar los pensamientos destructivos. A partir de ese momento un nuevo objetivo comenzó a forjarse en mi mente, ¿cómo podía haber estado tan ciego como para no plantearme una alternativa al horrible final que nos esperaba?. Escapar, luchar, vivir. Volver a luchar. Unas palabras aparentemente sencillas pero que entrañan una asombrosa fuerza y complejidad. Pues bien, ese es el objetivo que me repito cada noche antes de dormir, como un credo propio que me de fuerzas. Aunque aún hay algo que consigue darme más fuerzas. La rabia y la ira son ahora mismo para mí como el alimento del perro salvaje, consiguen darme la energía necesaria, quemando y calcinando desde dentro para evitar que cualquier lágrima o sentimiento de tristeza tengan la desfachatez de querer aflorar. No, no es momento para eso. Sin la rabia estaría perdido.

Las frecuentes torturas van marcando mi cuerpo de una manera que no sucedería si pudiese sanarme usando magia, pero ya ha quedado más que claro que algo han debido hacer para bloquearnos. Así pues, los puntos y vendas para curar malamente las heridas están a la orden del día. Evidentemente en las circunstancias en las que estamos lo que menos me preocupa es lo lo de las heridas o cicatrices, lo importante es estar vivo para poder seguir peleando. Cuando me arrastran por los pasillos me pregunto cuál habrá sido el destino del resto de revolucionarios que han traído hasta aquí, ya que hasta ahora no he visto a ninguno. Aunque pregunte a los guardias ninguno de ellos da información, además suelen cabrearse cuando les digo lo absurdo que es que nos condenen a muerte dentro de cinco años en lugar de hacerlo cuanto antes. Por lo visto son imbéciles y tampoco tienen mucho que decir, excepto dar golpes como respuesta. Y a mi me agrada recordarles que son imbéciles, así que como pocas diversiones tengo aquí y se supone que no pueden matarme aún pues los insulto. Sinceramente preferiría soltarles una buena hostia si tuviese la posibilidad, me descargaría mucho más que lo del insulto. En alguna que otra ocasión me he descubierto a mi mismo pensando en cosas como qué pasaría si los atacase de un mordisco a la yugular, verlos desangrarse. Me da igual si lo merecen o no, están aquí encerrando a gente inocente. También analizo las costumbres y horarios de la cárcel, pensando en la posibilidad de aprovechar los traslados para intentar algo, aunque es necesario estudiarlo todo más a fondo, conocer no sólo a los carceleros sino saber algo de los presos.

El problema es que apenas me relaciono con nadie, de la celda a las duchas o a la sala de torturas, o al comedor, y después de vuelta a la celda. Como las primeras semanas no localicé a ninguno de los conocidos pasé por completo de hablar con nadie. Mi actitud puede resumirse en la de un tipo huraño que más bien gruñe en vez de hablar. En las comidas (si es que se pueden llamar así) me siento por ahí solo, aunque de tanto en tanto observo a la gente para saber qué tipo de presos son. Tal vez muchos sean como nosotros, y sé que debería empezar a hablar con alguien, pero estoy como rebordecido y con ganas de revolverme contra todo.

Aún así tengo que saber qué fue del destino de aquellos que llegaron aquí conmigo, necesito alguna manera de comunicarme o de dejar algún tipo de mensaje por si lo ven. Es por ello que en una de las comidas aprovecho para dejar algo así como una especie de grabado cutre sobre una de las mesas, con algunas líneas realizadas con los cubiertos, a modo de dibujo. El dibujo se compone de una pequeña máscara, como indicando el día que caímos en desgracia. También se acompaña de una pequeña letra, justo debajo. La C, la de mi celda. No queda muy claro si es un dibujo hecho por un loco que se aburre o si es algo sin sentido, el caso es que cuando me levanto de la mesa ahí queda eso. Al menos cuando regrese tendré el aliciente de ver si simplemente lo han borrado o sin por alguna casualidad  alguien ha grabado algo más.
Reiv Black
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Ichinose Takumi Sáb Mar 07, 2015 10:24 am

Los ojos del revolucionario se abrieron lentamente, divisando una vez más la pared musgosa de la prisión. Las mismas marcas de humedad a su alrededor parecían luchar día a día entre ellas para consumir los pocos espacios donde la pintura blanca aún era reconocible. Las grietas en el muro de concreto no dejaban  de aparecer y desvanecerse día a día, o tal vez era su mente quien le jugaba una mala pasada otra vez. Su espalda desnuda estaba mojada, helada por el frio proveniente de la misma montaña. Sobre su cabeza un caño oxidado hacía un recorrido por todo el lugar hasta hundirse en la pared y desaparecer, podía sentir ambas manos aún, pero solo una de ellas estaba aún allí, bajo sus pies descalzos el suelo mugriento y manchado ya por innumerables marcas de sangre seca y su propia higroscopia. Por alguna razón este nunca se secaba, se mantenía completamente húmedo y en daba a la habitación completa un aire pesado que le dificultaba la respiración. Seguramente de no haber sido el un demonio habría muerto hace días. Pero seguía ahí, estático, inmovil, petrificado. Constante como lo era todo en aquel oscuro agujero donde la única luz provenía de la apertura entre la puerta y el suelo. Los primeros día aquel demonio que estaba orgulloso de sus propios ojos no pudo ver nada, nada en absoluto. Su primer pensamiento fue que había muerto, había fallado en su único objetivo en la vida y que en aquel momento se encontraba de camino al averno al que pertenecía. Pero no, era imposible, las heridas dolían demasiado como para que tal cosa fuera cierta.  Su segundo pensamiento se remitió a su esposa ¿Estaba viva acaso?¿dónde se encontraba en aquel momento? Lo único que había oído antes de desmayarse en el palacio de aquel monarca fue la sentencia, luego todo se volvió negro.

Despertó en lo que parecía ser un barco al ser trasladado, pero la muchacha ya no estaba allí con ellos. Los hombres eran los únicos a su lado pero ni siquiera les dirigió la palabra, todo lo que podía hacer en aquel momento era murmurar palabras en un dialecto infernal que serían inentendibles para cualquier otra persona. Sin embargo, era cierto que estaba abrumado, insano mentalmente y completamente agobiado por la idea de que aquel hombre de grisáceos cabellos tuviera semejante poder. La batalla estaba ganada en un principio, ellos habían tomado el castillo, lo habían reducido a ruinas y habían acabado con los miembros más poderosos del ejército. Pero bastó con que aquel ser pusiera un solo pie sobre el escenario para que la obra se tornara en una tragedia. ¿Cómo harían ahora para derrotarlo? Ni siquiera un ejército entero podría acabar con aquel hombre que tan fácilmente había cambiado el curso de la batalla. La mente del revolucionario era un caos total y permaneció así hasta que fue encerrado en su propia celda al primer día de llegar a aquel lugar. Durante una semana entera apenas comió o bebió algo, tampoco salió de su celda para nada ni habló siquiera con los guardias o puso algún tipo de objeción a las torturas que le proferían. Pero el, duque del mismo inframundo no tardó demasiado en recuperar su semblante calmado. Derrotado sí, pero jamás acabado.

El día diez de su internación en aquella prisión se encontraba en el gran comedor, se había hecho ya de gran fama entre los presos cuando por un error ajeno terminó por hundir los dedos en las cuencas de los ojos de quien en aquel momento comandaba la misma. El no era un peón que pudieran utilizar, no era un hombre del que alguien pudiera aprovecharse, ni mucho menos alguien que pudiera recibir otro trato que no fuera el respeto mismo. El, era el líder de los revolucionarios de todo el planeta, sus redes de información se extendía hasta los más recónditos lugares de la tierra y poseía incluso un inmenso ejército que daría su vida por el si así lo deseara. Jamas, se dejaría apabullar por un perro de tercera clase que se creía a sí mismo un criminal. Por lo que al primer intento de doblegar sus fuerzas el pelinegro de ojos plateados demostró quien era, formándose a si mismo un nombre dentro de aquel lugar, prometió liberar a aquellos hombres con tal decisión y creencia en sus palabras que nadie se atrevió siquiera a llamarle loco. Por lo que ahí estaba, el décimo día de su encierro en la prisión, en el gran comedor memorizando cada movimiento en la inmensidad de la misma. Mientras jugaba con una pequeña navaja oculta en su manga, que había logrado obtener de uno de los presos que trabajaba en la cocina y la había hecho pasar desapercibida. Quería recordar todo, desde horarios hasta las relaciones que los guardias tenían los unos con otros o para con los internos. Cuando uno de ellos, aproximadamente de unos veinte años y ojos verdes se acercó a el. Lo conocía, su nombre era Rasmud y tenía un hermano mayor de unos treinta años, también guardia, que siempre hacía de protector para que los demás internos no le pusieran un dedo encima. Pero el, no era como los demás internos. El era Astartoh incluso dentro de aquellas gruesas paredes.

Lo primero que el muchacho hizo fue sentarse a su lado con una sonrisa altiva en su rostro, claramente dispuesto a molestar al tipo nuevo de la prisión que según sus propias palabras creía gobernarla cuando lo único a lo que se dedicaba era a seguir las ordenes de los uniformados. El demonio no le dio importancia al asunto y pasó de contestarle o hablarle en lo más mínimo, cuando el estúpido muchacho pareció querer meter de lleno el dedo en la llaga.

-¿Sabes que tu mujer está en el pabellón “I”? –Musitó el hombre de ojos verdes notando que había captado la atención del revolucionario por primera vez- Si, me divertí muchísimo con ella, tiene un cuerpo muy delicado y sus ojos cambian de color al sentir la lujuria mientras se traga mi miembro.

Esa fue su última palabra, pues tras pronunciarla el cuchillo que el revolucionario tenía en su manga se había clavado en el cuello del muchacho y había comenzado a rajarle la garganta. No, el no era estúpido, sabía medirse. Pero cuando de la joven de ojos violáceos se trataba no podía dejar las cosas pasar, ella le pertenecía, era de su propiedad y no dejaría que hombre alguno pusiera una mano encima de la muchacha, jamás. En el momento en que el revolucionario quitó  el cuchillo de la garganta ajena dos guardias más se aproximaron hasta el uno llevaba en la mano un garrote y el otro un revolver. Se volteó hacia ellos y esquivó con precisión al primero de ellos, tomando el cuchillo con fuerzas estuvo frente al hombre armado en un abrir y cerrar de ojos terminando por enterrar el mismo sobre su abdomen. En aquel momento, sonó la alarma de máxima seguridad y los presos se lanzaron al suelo mientras el quedaba de pie frente al otro guardia. El uniformado se lanzó rápidamente hacia el, pero fue en vano era muy clara la experiencia y diferencia de uno y otro en el combate cuerpo a cuerpo por lo que Astaroth acabó con el con una precisa puñalada a su vena iliaca interna de la pierna izquierda y otra en la vena femoral de la derecha. Fue cuestión de minutos para que el joven se desangrara en el suelo sin posibilidad de salvación alguna, o de decir alguna palabra a su asesino. Lo siguiente que vio al alzar la vista fue una inmensa cantidad de guardias a su alrededor apuntándole con sus armas, finalmente oscuridad.

Así fue como despertó en aquella solitaria celda, colgado de una mano frente a un hombre con un delantal de carnicero que hundía su cuchillo en la carne blanda del demonio, haciéndole sentir un dolor tan agudo que podría haber hecho gritar a cualquiera. Pero no a el, el simplemente callaba y mantenía su vacía mirada en la pared, hacía años ya que había entrenado su mente y su cuerpo para recibir toda clase de torturas. En lo que pareció ser una eternidad solo había pasado un día de ser torturado sin cesar, y sin embargo, ya le habían apuñalado varias veces, habían despellejado toda su mano izquierda despojándola de piel y dejando el musculo al desprovisto y aun así, de sus labios no había salido una sola palabra. El torturador probó quemándole, pero aquellas llamas no se comparaban con las del infierno, por lo que fue en vano tal tortura. Finalmente, decidió utilizar una forma un poco más inusual. Pues el revolucionario había asesinado a no solo uno, sino tres guardias en aquella prisión y ahora debían de dar un ejemplo para todas las personas que creyeran que aquello no tendría consecuencias o que pensaran en el como un héroe. Así, encadenaron al joven de ojos plateados al caño de la celda y el hombre fornido con una sádica mirada soltó dentro de la misma a toda una camada de ratas. Estas, huían del revolucionario en un principio, sin embargo, cuando a falta de agua o comida este ya no pudo ahuyentarlas y estas comenzaron a alimentarse de su brazo despellejado finalmente sintió lo que era una verdadera tortura y por primera vez en más de dos siglos, un par de lágrimas rodaron por sus ojos. Su brazo fue consumido hasta la altura de la muñeca y los médicos de la prisión decidieron amputarlo, pero no contento con eso el guardia de ojos verdes, hermano del hombre que Astaroth había asesinado decidió arrebatarle lo más preciado para el, sus ojos. Fue así como el pelinegro acabó en aquella situación. Encadenado y destrozado físicamente, pero muchísimo más lleno de odio y más poderoso que nunca. Por lo que al décimo octavo día de haber sido puesto en confinamiento solitario finalmente fue liberado y tan solo unos días más tardes había vuelto nuevamente al gran comedor. Estaba casi en los huesos por la desnutrición, y fue entonces cuando por primera vez aquella comida sin forma le pareció realmente apetitosa y la ducha con agua helada un placer que no habría cambiado tal vez, ni siquiera por unos minutos de libertad.

Ante el resto de los internos no se mostraba débil en lo absoluto, compartía con los hombres del pabellón “A” una relación de respeto, pues incluso tras las impensables torturas que los guardias le habían proferido mantenía un ímpetu fuerte y ellos le reconocían como tal. Pero aquel día, un pequeño mensaje en su mesa le sorprendió, era claramente por parte de alguno de los implicados en el golpe. Por lo que el vendado demonio no dudó en contestarlo, utilizando sus propias uñas justo debajo de aquella mascara dibujó un cigarrillo de la marca gitanes, colocó a un lado la letra “A” de su celda y además, agregó un pequeño mensaje. “PGEGUKVCOQU WP OCRC  (No es alfa ni omega, sino dos adelante en ἀλφάβετον)” este pequeño mensaje se componía de dos partes encriptadas para no ser descubiertas, tan solo esperaba que pudiera leerlas a quien se dirigían, pero no estaba completamente seguro de ello, pero no se arriesgaría a que lo encierren de nuevo por planear un escape. Esta vez, las cosas serían de otro modo, completamente calculadas.

El criptograma entonces se trataba de un código encriptado donde la letra escrita tomaba el lugar de la que estaba dos lugares delante de ella en el abecedario, por lo tanto si deseaba escribir una A escribía una C y así, el mensaje decodificado leía “Necesitamos un mapa” simple y claro como eso. En la siguiente parte se daban las pistas para desencriptar el mensaje, “No es alfa ni omega” es decir que no se utilizaba el abecedario infernal sino el humano y que debía remitirse al abecedario conocido. Luego “sino dos adelante en ἀλφάβετον”  en donde ἀλφάβετον es en el idioma de los demonios alfabeto humano, es decir que debía utilizar las dos letras que están adelante en el alfabeto humano para desencriptar el código. Ahora, solo le restaba esperar algún resultado, por lo que al terminar de escribir continuó memorizando los movimientos de los guardias y finalmente se retiró a su celda en el pabellón A. Aquel día aún le esperaban un par de horas de tortura antes de que llegara la noche una vez mas, pero de algo estaba seguro el pelinegro cuyos vendajes recorrían su cuerpo. “Estaban de vuelta en el negocio” y esta vez nadie los detendría, nadie.
Ichinose Takumi
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Bartolomeo Sáb Mar 07, 2015 1:43 pm

Abriendo los ojos nuevamente, con un poco de dolor de cabeza y mareo , mas que nada un profundo mareo que no dejaba que me parara con buena estabilidad. Donde carajos estaba, era lo único en lo que pensaba porque de echo solo recordaba haber visto al lord unos golpes y nada mas luego de eso.
Al parecer estaba en una especie de prisión, y entonces pude saber que claramente estábamos en "ese lugar...". Mire mis manos para corroborar si llevaba o no algunas esposas puestas, sentir no podía sentirlas porque a decir verdad tenia el cuerpo muy adormecido, entonces en ese momento pude escuchar algo : -Jaja, mírate , eres otro perro, de los nuevos. Aquí seras mi cachorrito!- .
Una voz algo cruda, y fina, algo chillante pero de un hombre claramente. -Jajaja, si es lo que crees... - Dije, y aunque aun no podía verlo mis ojos comenzaban a poder enfocar mejor que antes.
Si, Claramente en mi cuello había un collar , y si, claramente era un hombre quien me había hablado segundos atrás. El tipo gordo y apariencia extraña intento acercarse a mi y aunque aun no estaba del todo estable, le di una patada en el estomago haciendo que este cayera al suelo.
Esto despertó a los guardias de lo que parecía ser el pabellón "F" los cuales no tardaron en llegar. -Hey Tu! Al suelo ahora!- Exclamaron los armados guardias mientras buscaban la llave para abrir la celda. -Maldito gordo estúpido, pídele a tu dios que no me traigan nuevamente a esta mugrosa celda- Dije mirando al golpeado prisionero mientras me desabrochaba los pantalones, los guardias asombrados, desesperados y algo estúpidos intentaban con todas las llaves abrir la celda, pero llegaron tarde, para cuando pudieron abrirla ya había orinado completamente la cara de aquel tipo, y riéndome le dije unas cosas mas -Jajaja imbécil, te pateare el culo antes de largarme de aquí ! - Luego de eso un golpe en la cabeza volvió a hacerme ver en negro una vez mas.

Al despertar una vez mas el cálido sonido del caer del agua abrazaba a mis oídos , pero unos golpes en las costillas quitaban todo lo bueno al momento, -Vamos idiota estás lo suficientemente limpio, claro para un mugroso pirata jajaja- Dijeron los mismos guardias que me habían sacado de la celda. A los empujones me hicieron pasar por una habitación extraña, parecía ser una enfermería o algo similar, pero para mi mala suerte no nos detuvimos a ver un doctor. -Que mierda es esto? , saben que los matare después de matar a aquel sujeto verdad? - Les dije mientras me golpeaban en las piernas y me apuraban para que pasáramos por los pabellones rápidamente. La letra "G" y "H" parecían ser pabellones pero para mujeres, al menos era lo poco que podía observar ya que los golpes que estaba recibiendo estaban logrando dormirme nuevamente.

No tenia muchas fuerzas y me encontraba desorientado totalmente. -Donde esta Memeran? - Dije algo adormecido, si algo me acordaba de la fiesta era de la joven pirata... No por nada en especial ,pero era la única que no me había dado la espalda ahí dentro. Los estúpidos revolucionarios actuaron pero muy tarde, y aunque no quería nada en contra de ellos , era obvio que estaba en este lugar por su culpa y poco coraje.
-Maldición, donde esta la pirata ? - Dije samarreandome algo mas y entrando a un cuarto nuevo. -Listo señor está a su disposición! - , Un empujón de los guardias hizo que cayera al suelo, y rápidamente un avejentado hombre con una bata blanca me ato a una especie de camilla. -Que es esto ?... -No llegue a terminar de decir lo que verdaderamente deseaba que el sanguinario vejestorio me corto con un visturi en la zona abdominal. -Maldito viejo desquiciado! Suéltame pedazo de huesos!- Dije , pero era inútil la mirada del torturador se volvía cada vez mas desquiciada .
-Esto querido mio... esto es mi vida- Largo el anciano con una voz desquiciada .
Siguió cortándome con el mismo visturi mas y mas, pero al parecer solo buscaba torturarme tal y como la condena lo decía, y sinceramente era un genio en su trabajo.

podía ver mis gotas de sangre por el piso a la vez que me arrastraban, al parecer el dolor me había dejado inconsciente y la tortura había terminado.-Hay que llevarlo a otro pabellón, si mata al gordo el jefe se enojara...- -Si, podemos arrojarlo con los otros nuevos, no va a haber problema con eso.- Los guardias seguían hablando, y no entendia mucho solo que me cambiarían de celda y el gordo se salvaría.
-Malditos imbéciles- Dije por lo bajo mientras tensaba mi cuerpo al máximo, el dolor en mi zona abdominal era increíble, pero no por eso moriría, y el anciano sabia eso. Mis ojos se cerraban y sentía como habrían la celda pero ya no veía nada.

Una vez mas volví a despertar, -¿Y ahora donde estoy? - ...
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Mensaje por Isela A. Ichinose Sáb Mar 07, 2015 11:46 pm

El abrazo de la pirata fue algo que por esas instancias la dejaron más aliviada, quizás porque desde que había llegado solo había padecido diferente tipos de maltratos, torturas inimaginables que jamás se había ideado padecer y que por momentos la dejaban rendida, con deseos incluso de suicidarse si es que pudiera hacerlo. Acomodó el rostro entre el cuello de la contraria y con sumo cuidado la rodeó con sus brazos, volviendo después a observarla de reojo unos instantes antes de posar definitivamente sus ojos violáceos en los ojos ajenos. Extendió la diestra, acariciándole la mejilla suavemente por unos microsegundos antes de asentir ligeramente. –Por el momento, sí, pero no sé cuánto tiempo más pueda aguantar- Confesó en un tono de voz algo indiferente, como si aquella mujer hubiese perdido la capacidad de emitir emociones algunas aunque fuera completamente todo lo contrario.

Tras unos minutos terminó siendo empujada levemente por la mayor, por lo que la observó por encima de su hombro con algo de curiosidad propia de una niña, moviendo su mano izquierda incluso en un pequeño saludo. –Yo también estoy en el “I”…- Replicó bajito, antes de llevar la vista hacia el frente, entregándose básicamente a la misma rutina diaria de desesperación intensa que por dentro iba carcomiéndola una y otra vez sin descanso alguno. Bajo el agua helada de las duchas apoyo ambas manos contra la pared, delicadamente, e incluso bajó un poco la cabeza mientras dejaba que el agua cubriera por completo aquel delicado cuerpo en el que no había espacio para un moretón o corte más. Abrió los ojos finalmente, posándolos sobre el suelo aunque manteniéndolos entornados en todo instante, absorta en sus continuos pensamientos. –Él no puede haber muerto…- Musitó para sí misma, esbozando al mismo tiempo una sonrisa un tanto vacía, perdida, que indicaba que su cordura no era precisamente la más estable de todas. En sus adentros comenzaba a sentir un mínimo de esperanza a sabiendas que el líder de los revolucionarios no podría sucumbir fácilmente.

Las horas transcurrieron, por esos momentos se encontraba en su celda, recostada para intentar aliviar en parte un poco el dolor físico que experimentaba, el que consideraba una tortura casi continua. Por propia característica siempre tuvo la fortuna o desgracia de que sus huesos fueran resistentes a golpes intensos o cosas por el estilo, eso seguramente la había salvado en muchas ocasiones de morir. Su mirada había cambiado un poco al pensar en que seguramente Takumi estaría vivo, en algún sitio de esta maldita prisión él estaría. Recién desvió la mirada cuando aquella señora la llamó por su nombre, por lo que a duras penas fue enderezándose para ir precisamente a tomar el libro con todo el desgano del mundo. –Claro…por lo que puede llegar a interesarme ahora…- Musitó de mala gana, aunque su rostro de sorpresa fue cuando vio el trozo de sabana con aquel mensaje, dejándola un tanto pasmada.

El mismo estaba encriptado, y en esos momentos no dudo en memorizarlo para después volver a acostarse, metiéndose bajo las sabanas para pensar con calma en el significado del mismo, del cual no estaba del todo segura justamente porque ya no confiaba del todo en las supuestas jugadas mentales que podía padecer al encontrarse en tal estado. Tras unos momentos, el pecho de la joven comenzaba a subir y bajar un poco más impaciente que de costumbre al descubrir medianamente el significado del mismo. Fue como si el alma le hubiese regresado en el pecho al comprender que como bien había sentido unas horas atrás, Takumi estaba con vida. Terminó por hacerse un ovillo en su cama, rodeando con las manos ese pequeño trozo de tela que simbolizaba para ella la diferencia entre resistir o abandonar absolutamente todo.

Y entonces llegó la mañana, ese día en el que la pelinegra se pasó su buen rato insistiendo a uno de los guardia cárceles que la llevase hasta la celda de la pirata con la promesa de que solo serían cinco minutos para saber de ella, de su estado. La única condición es que no la dejarían solas, presuntamente para que no pudiesen planear nada, sin embargo, la pequeña hibrida acepto…fingiendo una pequeña sonrisa que internamente se ahogaba entre el profundo deseo y sed de venganza que por esas instancias dominaban por completo su alma. Ni bien ingresó a la celda de la pirata, las manos de la revolucionaria se posaron sobre sus propios labios al encontrarla notablemente desmejorada, con grandes resabios de fuertes heridas en su cuerpo o algunas vendas que por el paso de las horas comenzaban a teñirse de sangre.

-Pequeña…- Susurró bajito a medida que iba acercándose hasta la cama ajena, arrodillándose con cuidado en el suelo incluso para después apoyar una mano sobre la cabeza de ella con la clara intención de despertarla pero sin sobresaltarla. La mirada de Isela en ese momento fue de completa tristeza, sin embargo, parecía que de esos ojos ya no podían brotar más lagrimas o que incluso por dentro se había secado…Algo bastante cierto, la pelinegra ya jamás volvería a observar el mundo con los mismos ojos que antes, ahora…había aprendido por las malas la crueldad del mundo y de los que justamente se jactaban de esa justicia insulsa que pregonaba el monarca.

-Leí algunas páginas del libro, es muy interesante…Supongo que no irás al comedor en un rato, por eso quería saludarte aquí…Procura descansar, ¿de acuerdo?- Cuestionó en un tono de voz totalmente sereno, dándole a entender en parte que había recibido el mensaje pero que más no podía decirle con el guardia ahí presenciando toda la conversación. –Está todo bien. Ahora me debo de ir pero…espero verte pronto, Memeran- Acercó sus labios hasta la frente de la chica para depositar un suave beso allí mismo, sonreírle finalmente para después darse media vuelta al saber que ya se le había cumplido el mínimo de plazo establecido.

Las horas pasaban lentas para ella cuando volvían a llevarla hacia la sala de torturas precisamente por no querer musitar palabra alguna sobre lo que conocía o desconocía sobre los revolucionarios, o incluso, puede que la trataran con un poco más de desprecio por haber sido una ex miembro del ejército que terminó traicionando al reino por un hombre al que ella adoraba con toda su lastimada alma. La tortura psicológica jamás estaba de más, aun cuando ellos disfrutaban plenamente en esos momentos de contarle algunas cosas sobre las torturas o tormentos por los que había pasado nada más ni nada menos que el hombre que era su esposo; eso ciertamente la sacó de quicio a tal punto que no dudo un solo instante en propinarle un fuerte cabezazo a uno de ellos, con la clara intención de partirle el tabique. La sangre ajena comenzó a fluir, y mientras ella intentaba encargarse del otro guardia que no dudo en arremeter contra ella, fue cruelmente diezmada por un certero golpe por la espalda que término azotándola contra la puerta de hierro.

Tras la severa paliza que recibió por parte de al menos dos de ellos, jamás suplicó por piedad o incluso por que se detuvieran, a pesar que esas fuertes patadas sobre su vientre le hicieran experimentar un intenso dolor que la dejaran básicamente sin aire, aturdida, sintiéndose al mismo borde de que su cuerpo ya no podría más. Algunos hilos de sangre brotaban por sus delicados labios, tiñéndolos e incluso rodando hasta el mentón, goteando sutilmente de manera excesivamente lenta. Era consciente de los daños a nivel interno que todo eso llegaría a ocasionar, incluso de manera irremediable en un futuro no muy lejano…pero no le importaba…quizás porque mientras era sometida a ese tipo de cosas solo intentaba enfocarse en un solo ser, todos sus pensamientos siendo remitidos a una sola persona: Takumi. Irónicamente, él era su escape entre tanto dolor tanto físico como espiritual.

Terminó siendo tomada de los cabellos, obligándola en parte a ponerse de rodillas mientras uno de los torturadores la observaba fijamente a los ojos. Ella claro que le mantenía la mirada, pero no precisamente indicaba algo bueno, ya que Isela estaba rememorando todos y cada uno de los rostros que usaría como blanco ni bien pudiese…Oh si, su odio era más fuerte que todas esas humillaciones y torturas por las que la hicieran atravesar.

Finalmente; con ambas manos sujetas entre gruesas correas de cuero lograron que se pusiera de pie para así comenzar a azotarla con tal crueldad que profundos cortes o heridas comenzaban a dibujarse en su ya dañada espalda. Esos látigos poseían punta de acero redondeada, por lo que cada vez que tocaban el cuerpo de la pelinegra, arrancaban pequeños pedacitos de carne en el proceso, sumiéndola en un dolor o sensación de agonía que provocaba ciertamente que dejara escapar los gritos más desgarradores o intensos. El sonido de la carne contra los látigos podía ser increíblemente seco, a oídos de ellos como la más dulce melodía, pero para ella…resultaba lo más abrumador. En cada golpe certero, podía sentir la sangre correr presurosa, en cada jadeo que escapa de su agónico ser podía percibirse fragmentos de su alma increíblemente doblegada ante las atrocidades de los que consideraba monstruos.

Bajó la cabeza, e incluso una lágrima rodó desde su ojo izquierdo, terminando por caer desprendida como si de esperanza se tratase, desintegrándose en el suelo como destino final. Esta se sentía cálida, presuntamente porque el cuerpo de la muchacha ya estaba comenzando a ponerse algo frio a medida que iba sacudiéndose una y otra vez entre cada azote que recibía por parte de ellos.
Isela A. Ichinose
Isela A. Ichinose

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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Bartolomeo Dom Mar 08, 2015 2:46 pm

Al abrir los ojos pude ver claramente a una de las personas con las que había tenido un viaje en el océano y a la vez había estado en ese momento, en el baile de las mascaras. –Greed.. – dije levemente mientras comenzaba a levantarme, pero no llegue a hacerlo del todo ya que los guardias volvían por mi. Al parecer había estado dormido mas de lo que verdaderamente creía ahí dentro, y al ser sacado nuevamente de la celda y oir el hablar de los otros prisioneros pude darme cuenta de que habían pasado mas de diez días ya de la batalla contra el supuesto lord del universo.-Tks maldición, y ahora donde me están llevando estúpidas ratas- Grite fuertemente a lo que los guardias no me respondían.
Habia sido muy breve el momento en que vi al pelinegro, pero eso me daba ideas de que quizás ninguno de los batallaron ese dia estén muertos, es mas, estaba cada vez mas seguro que todo estaban siendo torturados de la misma manera en la que yo lo había sido.

Lentamente llegamos a donde al parecer curarían las heridas de mi abdomen, la sala de enfermería o algo parecido.Vendajes, alcohool y todas esas chucherías fueron empregnadas en mi.Pero… no tenia sentido, porque curarme? Porque si podía así morir lentamente? , pero claro , si que tenia sentido. Al igual que toda la gente del lugar tenia yo una condena que pagar, seguramente tiempos de toruta antes de mi puta muerte y por eso se me curaría después de cada tortura sufrida.
-Hey, sabían que son los cuartos en mi lista verdad? – Les dije a los guardias en un tono ironico, puesto que estos obviamente no sabían de que estaba hablando. –Primero matare al gordo, después a la pareja de guardias, luego al estúpido que me esta torturando y después vienen ustedes- Les replique para después darme vuelta y empujar a uno de estos.
-Ire a la sala de torturas, pero acuerdensen cada cosa que les digo imbéciles!- les grite en la cara de ambos.

Ya dentro de la sala y una vez mas atado de pies y manos obviamente sin probabilidad de zafarme, el vejestorio comenzó a acercarse nuevamente… -Oh, estás muy flaco… que no has comido? Sino comes no puedo oponer mi arte maldición- dijo el vejete a lo que solo me quede mirándole.
Este hizo una especie de llamada extraña, al parecer lo que ocurría es que además de torturarme y esas cosas me estaban negando la hora de comida que era cada dia en la prisión y eso estaba deteriorando mi organismo por completo, esto no dejaba contento al vejestorio que no dejaba de recalcar que si yo no me recuperaba el no podía hacer de sus maravillosas torturas una mejor obra de arte. –Sabes que estas después de los guardias en mi lista verdad? le dije en tono interrogatorio al vejestorio, pero esto no le hizo gracia, es más, solo logre que fuera a buscar sus “herramientas de trabajo”.
Empuñaba un cuchillo y un tenedor, algo raro pensaba yo , pero la verdad es que no había algo que no fuese raro en esta estúpida prisión. –Me traerás comida vejete? O me comerás los huevos?- Largue riéndome. Esto aún menos gracia le hizo y comenzó con su arte.
Como si fuera carne de un delivery o algo similar, el viejo ensartaba su tenedor en mi gemelo derecho y lentamente daba unos cortes con el cuchillo. Tarareaba a la vez que pichaba y cortaba, el dolor era increíblemente fuerte, aun lo soportaba pero verdaderamente lo era.
No podía no gritar y esto hacia que el viejo se enloqueciera más y más. Estaba a punto de desvanecerme cuando este se acerco a mi con algo en la mano, -Ahora lo pondré nuevamente en su lugar, pero solo porque te has portado bien- Decia el viejo. Yo no podía voltearme ni nada parecido como para ver que carajos era , pero sin dudas el imbécil había quitado el musculo completo de mi gemelo derecho.
-Hijo de puta… - Dije para luego volver a cerrar mis ojos.

Al despertar estaba en la sala de enfermería, claro que no entendía bien porque hasta que recordé lo sucedido. –Mierda mierda mieeerda! Mi pierna!- Grite cuando vi la saturación y la inmensa cantidad de puntos que tenia en toda la pierna.
-Bien imbécil estas como nuevo, pensábamos llevarte a la celda pero es hora de comer…- Golpeándome se dirigieron a mi los guardias.
Cojeando hasta la sala de comida o como se le llamase en el asqueroso lugar logre sentarme en un banco. Intentaba ver a todos lados haber si encontraba a alguien conocido pero la verdad es que no conocía a nadie, greed no se encontraba ahí y ningún otro rostro me parecía familiar entonces justo cuando estaba por darle un bocado a mi comida pude ver algo raro en la mesa y llamo totalmente mi atención…
“PGEGUKVCOQU WP OCRC (No es alfa ni omega, sino dos adelante en ἀλφάβετον)”
A mi entender eso significaba “necesitamos un mapa”
Y debajo había unos dibujos que claramente pude comprender, entonces recordé que en el laboratorio mientras el viejo buscaba sus herramientas había visto sobre la mesa algo que parecía ser un mapa… a lo que no dude en responder con mis cubiertos y la misma comida…
1 FKC A EQOUGIWKTG GM ÑCRC (1 día y conseguiré el mapa) debajo de eso tallando muy suavemente una cresta y con la asquerosa comida color verde pintándola dejaba mi firma en el lugar.
Solo debía aguantar un día mas de torturas y podría conseguir el mapa… pero era momento de volver a la celda donde esperaba poder ver a greed y ver que información teníamos.

Bartolomeo
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Greed Gaziel Dom Mar 08, 2015 11:35 pm

En una de aquellos días estaba por sentarme a comer mi asquerosa comida, algo en aquella mesa llamó mi atención, unas raras inscripciones marcadas en la madera, fue aquel símbolo de la máscara lo que llamo principalmente mi atención. Continúe mirando, una letra, claramente de un bloque de celdas, pero más abajo algo sin mucho sentido llamaba mi total atención. “ἀλφάβετον” aquella palabra, con aquellas letra tan raras llamo mi atención, no entendí de primera el mensaje, aún que aquel cigarro de la marca gitanes era claramente señal de que Takumi estaba vivo, en cuanto a la máscara podría tratarse de Black o Bartolomeo. Aquella palabra extraña resonó en mi cabeza por un tiempo más, mi inteligencia comenzaba a trabajar para analizarle, hasta que finalmente en algún rincón de mi mente el significado de aquello llego a mí, como si se tratara de añejado recuerdo. La palabra significaba “Alfabeto” escrito en un idioma de Demonio, por unos momentos quedé pensando en cómo sabia esto, con la mirada perdida intentando darle sentido a este raro recuerdo en mí. Tras unos momentos creí haberlo deducido, el trato con el demonio había unido a este a mi persona, había adquirido habilidades de demonio y entre ellas este extraño lenguaje usado solo por ellos, por unos momentos pensé en si hubiera alguna otra característica que pasaba por alto sobre todo aquello que había adquirido, pero recordé que debía darle sentido al mensaje por lo que volví mi mirada la oración encriptada. “Necesitamos un mapa” era el significado que se le podía dar, sonreí y fui incapaz de contestar a ese mensaje, la hora de comer se había acabado, me enviarían a mi celda para ser torturado más tarde. Apreté los dientes, y aún que no puse resistencia en mi mente no dejaba de pensar en cómo cumplir con esta orden que me estaba dando takumi.

Al momento en que volví a mi celda, alguien ya estaba ahí, le reconocí casi al instante, más de una vez había cruzado con aquel capitán pirata peliverde, me alegré un poco, más por el hecho de tener una pieza en juego que por su vida propia. Agrandé mi sonrisa mi entré a la celda mientras notaba a este estar inconsciente, me senté al otro extremo, apoyando mi espalda contra la pared clavando mi mirada en el peliverde, aquel se encontraba inconsciente por lo que solo guarde silencio esperando a verle despertar. Cuando este lo hizo, lo primero noté fue como pronuncio mi nombre, al menos la tortura no le había dejado en tal shock para borrarle la memoria. Antes de que este pudiera hacer algo más o que yo pudiera contestarle, unos guardias abrieron la celda y se llevaron al pirata con él, claramente a torturas. Cerré los ojos y suspire, sabiendo que pronto vendrían a por mí. Así fue, los guardias entraron violentamente a mi celda, y me levantaron de suelo tomándome de las ropas, esta vez eran 3 uno puso unas esposas en mis manos mientras los otros dos me tomaban uno de cada hombro para arrastrarme por el camino –Hoy tenemos un trato especial para ti- Dijeron aquellos hombre entre risas. Eso era extraño, estaba demasiado bien como para que ellos lo arruinen, me dejé llevar cerrando mis ojos liberando mi mente de mi cuerpo sin darle importancia a todo aquello.

Terminé en aquella sala de torturas, mientras el desquiciado hombre preparaba sus herramientas, le miré con una sonrisa y le noté enfurecerse en ese momento, mostrando su actitud desquiciada, reí un poco en señal de burla mientras seguía siendo arrastrado por aquellos para tirarme sobre una camilla, con sábanas blancas, nuevas y relucientes. Eso resultaba extraño, pero no quería darle importancia, pues no mi importaba lo que me hicieran en las torturas, sin borrar aquella sonrisa comencé a pensar y analizar la situación, necesitaba el mapa para Takumi y solo conocía una forma de obtenerle. Mis pensamientos fueron interrumpidos, por aquel dolor proveniente de mi pierna, volví a caer en el mundo físico y lo primero que hice fue borrar la sonrisa para poner mi mirar sobre mi pierna, la cual estaba siendo atravesada por el taladro que el tétrico hombre sostenía en su mano. Apreté los dientes y le mire, este llevaba una gran sonrisa en el rostro,  pues esta vez solo llevaba unas gafas para no mancharse los ojos, le respondí a su misma sonrisa con una propia. Este pareció enojarse y comenzó a taladrar con más fuerza, y con menos precisión, sabiendo que aquello me dolería aún más. Me aferré a las sabanas que ahora mismo se estaban tiñendo de rojo, agrandé mi gran sonrisa y mantuve la mira en alto, perdiéndome en la oscuridad el techo des iluminado. Soporte aquella tortura, con esa sonrisa en el rostro, el hombre casi había mutilado mi pierna, aún estaba ahí, le sentía, pero su estado era deplorable. Una vez más los hombres me arrastraron hasta mi celda, esta vez sentía el dolor en mi pierna a cada momento, esta había sido cocida por lo que había dejado de perder sangre pero dolía cada momento. Finalmente fui echado a mi celda, el dolor en mi pierna no me dejaba pararme aún, no sabía que me había hecho pero tuve que arrastrarme hasta mi cama para poder dormir lo que restaba de la noche.

A la mañana siguiente, desperté con la típica sonrisa en mi rostro, pero cuando baje mis piernas de la cama y apoye la diestra en el suelo, sentí aquel dolor que no me dejaba apoyarla por completo. Como cualquier humano, mi resistencia al dolor no estaba muy elevada, pero hice un esfuerzo, apoye las piernas en el suelo y me levanté, apoyándome contra las paredes comencé a caminar hacia la puerta de la celda que había sido abierta para dirigirme al comedor. Llegue a allí cojeando, apoyándome de lo que tenía cerca, aún no había visto a Bartolomeo pero tenía otras cosa en mente, tan rápido como pude me dirigí al vejete que llevaba 250 años aquí. Le tomé de las ropas apoyándole contra la pared más cercana, fruncí el ceño y apreté los dientes, el viejo me miro serio y seco mientras a mis espaldas los reos comenzaban a pararse como si fuesen los protectores de este. No me costó abrir la boca aún que no estaba seguro de que palabras usar. –¡Ya no tengo más tiempo!- Le grité, mencionar el mapa o el plan de primera en aquel tono era riesgoso. Le solté de las ropas, y este sin mencionar una palabra se volvió a sentar en la mesa mientras el resto no me quitaba la mirada de encima.

Apretando mis dientes le miré y me senté junto a él, un poco más tranquilo le comenté sin alzar mucho el tono. –Solo necesito el mapa de la cárcel, ese que mencionaste, tenemos que acelerar un poco las cosas- El viejo tomó al actitud de sabio contestó –No tenemos el mapa aún, mis conocidos dicen que es uno de los torturadores quien le tiene, pero aún no sabemos a quién tortura, por lo que no hemos podido tomarle ¿Por qué de pronto te has vuelto tan rebelde Greed? Teníamos un acuerdo para salir en poco tiempo- Apreté los dientes y aparté la mirada del viejo. –Tsk. Eso no importa, necesito ese mapa lo más pronto posible, hay una posibilidad de que aquellos tipos con los que llegue aún estén con vida, confío en las fuerza de la mayoría de ellos, y sé que no nos costara mucho salir de aquí en cuanto nos quitemos los collares- Le sonreí al viejo, este quedó pensativo unos momentos, me ofreció unirme al juego, pero le negué con la cabeza, ahora tenía otros asuntos a los que responder. Sin embargo el viejo insistió –Si estás  tan interesado en ese mapa, tenemos algo que puede interesarte. – El viejo dio un orden con la mirada, uno de los reos pareció molestarse pero rápidamente comenzó a buscar entre sus bolsillos. – Se nos a dicho, que el torturador suele guardar este mapa dentro de unos cajones de su escritorio, como puedes imaginar estos cajones llevan una llave, pero tenemos una copia. – En aquel momento el reo mostró la pequeña llave plateada. Apreté los dientes, sabía que le necesitaría probablemente, era obvio que el viejo quería apostar aquello en una partida, y aún que no había perdido ninguna de lo que llevaba aquí, pero si era por eso no me lo pondría tan fácil. – Bien, que debo apostar, para que tu apuestes esa llave.- El viejo sonrió, y dirigió la mirada al mazo de naipes que llevaba sobre la mesa, de una manera un tanto macabra, y señalo hacia mi mano. – Tu mano derecha – Dijo de manera seca, sin dirigirme la mirada. Apreté los dientes y me senté al otro lado de la mesa con la mirada decidida. – Está bien, si pierdo te llevaras mi mano – Dije un poco resignado y algo nervioso para comenzar a jugar. La partida fue larga, o tal vez solo era la presión mental la que me hacía pensar que el tiempo pasaba más lento. Finalmente conseguí aquella llave, salvándome de perder mi mano, me levanté de aquella mesa sonriéndole de manera orgullosa al viejo. –Tal vez la próxima vez tendrás más suerte- El viejo me devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza –Ten cuidado Greed… El último de nuestros hombres que intento tomar ese mapa, le encontraron en el acto, termino en confinamiento solitario, no tenemos ideas de qué clase de cosas te suceden ahí, pero ese chico no volvió a ser el mismo…-

Le di la espalda sin contestarle, tenía otras cosas en mente y comencé a buscar la mesa, vi a Bartolomeo alejarse de ella, posiblemente hubiera leído el mensaje, me aproxime con cuidado y miré la nueva inscripción que este había dejado, me costó unos momentos deducir su oración “1 día y conseguiré el mapa” se podía entender de aquello. Amplié mi sonrisa y fui cojeando tras el capitán pirata, si el tenía un plan para aquello seguramente le hubiera visto en las manos del torturador, y probablemente ese era el que estaba obligado a torturar al peliverde hombre mar. Justo antes de llegar a la celda le toqué el hombro para que volteara y le sonreí de mi forma avariciosa - Sorprendente, por alguna razón te han traído el pabellón D, y para desgracia de estos tipos a la misma celda en que a mí – En un comentario bromista para apaciguar la probable ira en el pirata. Los guardias tras nosotros comenzaron a molestar con que entremos a nuestra celda, no me negué y entre junto a Bartolomeo. –Dime Bartolomeo, ¿Tienes un plan para obtener ese mapa? Yo tengo recursos entre la mayoría de los internos, hay viejo loco, dicen tener un plan para salir, pero estoy seguro que Ichinose sabrá hacer un mejor uso de ese mapa en nuestras manos. – Dije sonriente en mis palabras, con mucha emoción, pues nuevamente podía ver y hablar con alguien conocido sin mencionar que esto era una clara señal de que no estaríamos mucho mas en aquella carcel. –Déjame darte mi ayuda, puedo distraer guardias, golpear reos, lo que sea. Tenemos que salir de cárcel lo más pronto posible, o significaría que se viejo bastardo nos ah ganado- Esto último lo dije apretando un poco los dientes, pues el recuerdo de aquel viejo monarca me daba asco, provocando unas inmensas ganas romper cosas en mí. Entonces recordé la llave y la saque de mis ropas para entregársela en la mano de Bartolomeo. –Esta llave abrirá todos los cajones del escritorio donde se supone el torturador acostumbra guardar su mapa, aún que según tu suerte puede que no esté en los cajones. Si tú eres quien es torturado por ese hombre, entones tendremos una gran oportunidad para tomar ese mapa, pero intenta no ser llevado a confinamiento solitario, o al menos intenta volver cuerdo de ahí – Dije finalmente al pirata
Greed Gaziel
Greed Gaziel

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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Bartolomeo Lun Mar 09, 2015 2:05 am

Mientras me encaminaba hacia la celda nuevamente cojeando por supuesto, alguien toco mi hombro y al darme vuelta pude notar que se trataba de greed quien dijo unas cosas en tono irónico. No le preste importancia, mi trato con el desde el baile de mascaras había cambiado considerablemente, su forma de actuar en aquel día me había dejado en claro que ya no podía confiar en el. Tal vez no podía confiar en nadie, ni en los revolucionarios ni en mi sombra, quizás tampoco en la pirata que había cuidado mis espaldas ese día, quizás estaba en el lugar equivocado.
Ya una vez dentro de la celda greed comenzó a hablarme de una llave, al parecer este había leído mi mensaje en la mesa del comedor y parecía tenía un plan para poder planear nuestra huida.
Escuchaba atentamente lo que este decía, y sin reproches tome la llave.
-Escúchame Greed… de echo si que tengo hambre!- Dije mientras me tragaba la llave que este segundos atrás me había otorgado.
-Lo hare a mi manera, traeré el mugroso mapa y saldremos de aquí, pero no seré cuidadoso… ese viejo me debe mucho – Le dije mientras que lo tomaba del cuello.
El momento estaba muy tenso, las cosas no iban del todo bien , pero simplemente estaba guardando algo de rencor contra el pelinegro que no me dejaría hacer las cosas a su manera.

Me senté en el suelo, había que descansar, entonces simplemente hice oídos sordos a las idioteces que greed dijo después, era obvio que la llave no estaba rica pero había estado mejor que la comida de hacia unos minutos atrás.
Ya despertando nuevamente me preparaba para la tortura del día, sabia que era momento de poner en práctica mi fuerza física, pero al no comer hace tiempo no sabía en que condiciones estaba. Me dirigí hasta greed para luego decirle –Traeré el mapa, y tu saldrás… y todos saldremos , claro siempre y cuando no te entrometas.-
Los guardias se acercaban por lo que me di la vuelta, no quería levantar sospechas ni nada, solo me haría el enfurecido para pasar desapercibido y que estos me llevaran a la sala de torturas.
Una vez dentro el viejo comenzó a atarme, acostumbrado a que yo no haga forcejeos ato primero mis piernas dejando mis manos libres, entonces lo tome del cuello.
Había notado las cámaras dentro del lugar por lo que tenia poco tiempo hasta que los guardias me quitaran de la sala, por lo que comencé a actuar. –Me las pagaras una por una! Vejete de mierda!- dije apretando mas y mas. Eleve una de mis manos hasta sus ojos y hundiéndole el pulgar le reventé su ojo derecho para luego revolearlo por los aires. Rápidamente me desate los pies, en verdad estaba muy mal atado por lo que no me fue difícil.
Corrí directamente hasta su lugar de herramientas, para mi suerte no tenia llave… Abriendo uno de los cajones , tal y como pensaba ahí estaba el dichoso mapa. Lo hice un bollo pero estaba metido en una especie de bolsa o algo similar, como para no ensuciarle.
-Ahora terminare con tu estúpida vida! – Le dije al torturador. No tarde mucho, solo hundí mi pierna derecha en su cráneo y apreté lentamente, el viejo no podía resistirse, solo era hábil con utensilios para nada lo era cuerpo a cuerpo.

La sirena sonaba irritantemente , entonces sabia que no me quedaba tiempo. No tenia donde ocultar el mapa y si lo perdía todo se echaría a perder.
-Tks maldición, no veo otra opción…- Dije apretando fuertemente el mapa.
Tome un bisturí que estaba en el suelo y rápidamente hice un profundo corte en mi costilla derecha. La sangre salía rápidamente, pero estaba algo acostumbrado ya que el viejo lograba eso muy seguido. Tome el mapa y lo metí dentro de mi cuerpo, no era muy grande y por el plastificado que tenia no se arruinaría, además no encontraba otra opción mejor que esa. Hice dos puntadas puesto que a enfermería no me llevarían y la herida era algo grande , entonces cuando terminaba la puerta se abrió.
No opuse resistencia, una patada en la cabeza me derribo completamente y me puso a dormir .

Entonces volvi a despertar… A las rastras y pichasos en la espalda me llevaban a ese lugar… leí el cartel que claramente decía confinamiento solitario. –Ya vendremos a ver que hacemos contigo, mientras tanto aquí te quedas!-Dijeron los guardias arrojándome dentro.
Pero justo antes de que lo hagan pude voltear un poco para ver algo que me llamaba la atencion, alguien que limpiaba el pasillo, y ese alguien no era ni mas ni menos que el jefe de los revolucionarios, auien al parecer me había escuchado en mi forcejeo con los guardias.Dejando eso de lado mi situacion no era la mejor, así que simplemente me meti dentro del oscuro lugar y a la vez que lo hacia dije:Oh, Jaja que oportunista que soy- con una sonrisa desquiciada mirando al jefe de los revolucionarios intentando llamar su atencion.
Bartolomeo
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Tema Cerrado Re: [+18] We are back to the business [Trama 4.2 de Spirit Soul]

Mensaje por Ichinose Takumi Sáb Mar 14, 2015 3:33 pm

Poco les interesaba ya a los guardias o al mismo torturador la figura de aquel hombre ciego de ambos ojos, que parecía apenas poder defenderse debido a su condición. Le consideraban una escoria que no valía la pena siquiera torturar,  todo iba justamente como el revolucionario lo había planeado. Tras algunos días de tortura el muchacho dejó de recibirlas, en cambio de aquello se le otorgó un trabajo dentro de la prisión al igual que a los cautivos menos hostiles. Aquello no solo le confería la suerte de que sus oponentes le subestimaran sino que también le regalaba algunas horas de libertad. Ya que deseaban mantenerlo alejado de la cocina, la gente de aquella prisión decidió ponerle a limpiar los pisos de todo el lugar. De vez en cuando debía recibir una o dos bromas de parte de los guardias manteniéndose en silencio, sin embargo, en su interior sabía perfectamente que aquellos hombres eran tan solo títeres en su pronta obra a punto de explotar. Lo primero que hizo mientras mantenía aquel trabajo fue limpiar los pasillos de los pabellones, dirigiéndose primeramente al de las mujeres. Incluso a pesar de sus dificultades visuales el demonio era capaz de reconocer los sonidos y las voces con claridad, incluso el ruido que la gente hacía al caminar le daban algún indicio de quien se trataba. El duque infernal se dirigió primeramente a limpiar el pabellón “I”, donde aquel guardia que había perecido en sus propias manos le había comentado que se encontraba su mujer. Vagó bastante para finalmente llegar hasta este, reconociendo que estaba allí al tocar los letreros con sus dedos. La siguiente cuestión sería encontrar la celda en la que se encontraba su mujer.

Se mantuvo trapeando mientras recorría la parte delantera de cada una de las celdas hasta finalmente llegar a una en especial, en esta reconoció fácilmente el aroma de su joven esposa. Sin un atisbo de duda en su ser se acercó a los barrotes mientras se apoyaba en aquel instrumento de limpieza y mantenía su vista en la nada.

-Preciosa… -fue lo primero que dijo el demonio mientras se mantenía de pie aún con aquel porte altivo y ese aire de superioridad que no habría perdido ni aunque hubieran amputado todas sus extremidades.

-¿Te encuentras bien? –Preguntó el muchacho un tanto alejado de los barrotes pues en sui condición hubiera detestado que le tocaran. – Tengo un plan, prepárate para salir de aquí en un par de horas. Hoy es el día en que escaparemos de este lugar. –Aseguró Astaroth observando hacia la nada pero aun sabiendo que la joven se encontraba en aquel lugar. –Te sacaré de aquí y te quitaré el collar, mientras tanto procura no hacer ninguna tontería. Las celdas se abrirán en unas horas, nos veremos en la oficina del custos carceris. Según ha llegado a mis oídos hoy no se encuentra allí… Ten cuidad…


No dijo más, pues sintió detrás de el los pasos de los guardias acercándose hacia ellos. Simplemente se llevó su dedo índice hacia los labios para que la joven no dijera nada y tomando el balde con agua y el trapeador se retiró en la otra dirección.

Si su información era cierta y aquel letrero sobre la mesa era autentico alguno de los que llegaron allí con el se encontraban en el bloque “C” por lo que este fue el siguiente lugar al que se dirigió. Atravesó varios pabellones y varias celdas para llegar allí hasta finalmente terminar por encontrar justamente a la persona a la que necesitaba ver. El revolucionario independiente con quien se había aliado y habían compartido una reunión tiempo atrás. Le reconoció sobre todo por el inconfundible tono de su voz cuando este tomó la palabra, seguramente al reconocerle. El muchacho de ojos plateados no dudó en alzar un tanto la barbilla mientras mantenía su mirada en la completa oscuridad. Si bien los ideales propios y los del contrario no eran exactamente iguales, seguían teniendo un enemigo en común y una idea similar sobre el fin de la monarquía. Sentimiento que se había incrementado notablemente durante su estadía en arcadia. Debido a todas estos puntos es que Astaroth comprendía perfectamente que si deseaba huir de aquel lugar debía contar con toda la ayuda posible.

-Reiv ¿cierto?... Espero que podamos dejar de lado nuestro… Conflicto de ideales por ahora, lo cierto es que tanto tu como yo deseamos salir de aquí. Y tengo un cierto plan para esto, por lo que espero te estés dispuesto a colaborar entre nosotros para llevarlo a cabo. Y como sería de muy mala educación por nuestra parte dejar este lugar que tan maravillosamente nos a acogido sin dejar un mensaje, deseo que nos despidamos del mismo con algunos fuegos artificiales. ¿Te parece una buena idea? –Preguntó aquel demonio con una leve sonrisa en sus labios que demostraba cuanto placer sentía al saber que muy pronto estarían muy muy lejos de aquel lugar.

-En unas horas todas las celdas se abrirán, toma el pasillo para escapar y dobla a la derecha, encontrarás dos puertas. Una te llevará al pabellón F, confinamiento solitario y las duchas. La otra llevará hacia la cocina, allí podrás encontrar bastantes cosas útiles para nuestra… Fiesta de despedida. –Musitó el revolucionario mientras tomaba su balde y se volteaba. –Si ves a Greed o algún otro revolucionario dile que nos veremos en la oficina del Custos carceris, la encontrarás si sigues recto por el mismo pasillo de la sala de torturas. No es nada seguro, pero se rumorea que allí hay una llave que puede abrir nuestros collares. No se lo que sucede afuera pero hoy hay menos presencia de los guardias. Es ahora o nunca…

Tras decir aquello, el demonio que había estudiado en tan pocos días la estructura de la prisión  se propuso a caminar hacia el pasillo. Sin embargo, se detuvo antes de hacer aquello.

-Las fuerzas deL Lord son monstruosas, si queremos derrotarle necesitamos toda la ayuda posible. Y por sobre todas las cosas debemos de estar unidos, incluso a pesar de nuestras diferencias. Eres libre de hacer lo que desees al salir de este lugar, incluso puedes alejarte de la revolución si lo deseas. Pero ambos sabemos que si aún planeas cortar la cabeza de ese tipo, no podrás hacerlo solo. Necesitarás un aliado… No, muchísimos aliados. La única forma de acabarlo es poniendo al mundo entero en su contra, incluso a su mismo ejército. Espero que bebamos algo al salir de aquí… -Musitó finalmente comenzando a caminar hacia el pasillo.

El siguiente paso en la lista era visitar a greed, pero no sabía en qué celda se encontraba por lo que descartó aquello. En aquel momento necesitaba el mapa por lo que se dirigió al gran comedor, mientras limpiaba el suelo se acercó a la mesa y con su propio tacto intentó descifrar las palabras escritas en este. Tras cuatro o cinco intentos por fin logró descubrir lo que decía aquello.

-Hmm… un día es muy poco tiempo –Musitó el pelinegro mientras comenzaba su camino para regresar su trapeador y balde al almacén.

Mientras iba juntando piezas en su cabeza e ideando aquel plan el revolucionario sintió un ligero pero muy familiar olor a sal, al parecer desde la sala de torturas llegaba cierto pirata peliverde a quien reconoció por su inconfundible voz. No hizo ningún movimiento y dejó que los guardias se alejaran con el mientras simulaba limpiar aquel pasillo, claramente necesitaba un par de ojos de mas. Sin importar de quien fueran, lo único que le quedaba ahora era obtener el mapa y dirigirse a la sala de máquinas para abrir las compuertas. Juzgando por la trayectoria desde donde el sonido se alejaba Astaroth notó que al peliverde le llevaban a confinamiento solitario, el cual era un lugar ideal para comenzar el atentado puesto que allí no había cámaras. Sin titubear en ningún sentido el demonio adoptó aquella actitud que le era natural y utilizó sus manos para partir a la mitad el palo del trapeador. Se acercó lentamente hacia los guardias sin hacer un solo sonido y finalmente en el justo momento en que estos cerraron la puerta se abalanzó sobre ellos guiándose únicamente por el sonido para saber en dónde se encontraban. Para su suerte logró dejar inconsciente al primero con un golpe en la cabeza y aunque el segundo logró quitarle el arma y dejarlo en el suelo, terminó por vencerlo al aplicar una llave sobre su brazo y golpear con todas sus fuerzas su garganta, sintiendo como partía su traquea. En aquel momento, revisó a ambos oficiales y tomó las llaves de estos, abriendo la celda solitaria donde se encontraba el pirata.

-Necesito tus ojos –Musitó el revolucionario muy seriamente. –Debemos encontrar un mapa y dirigirnos a la sala de máquinas, desde allí abriremos todas las celdas de forma electrónica y finalmente nos dirigiremos a las oficinas del custos carceris para quitarnos los collares. Pero necesitaré que me guies, como podrás notar, no estoy en mi mejor condición. –sentenció el líder de la revolución haciendo alusión a su extremidad cercenada y a su falta de visión.
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