Re: TRAMA N° 6.0 - RECONSTRUYENDO CHOCOBO - [03/09/15 - 17/08/15]

por **Adlet Muzule** Miér Sep 16, 2015 1:59 am

El hombre mas fuerte del mundo Adlet Muzule o al menos se denominaba así mismo como el mas fuerte del mundo, un vicealmirante que por tratar de rescatar a una chica termino siendo presa de una edificación por lo menos sirvió como un escudo humano absorbiendo gran parte del daño y protegiendo a la chica, Adlet había empleado sus fuerzas para tratar de liberarlos a ambos y en el uso de las mismas comenzaba a cansarse, en vista de ello no quedo de otra mas que tener que sacar su mano de entre los escombros y esperar por que alguien los liberase.

La chica comenzaba a desesperarse el tiempo pasaba y nadie llegaba, adlet seguía ahí, no podía dejar de agitar su mano y pedir ayuda mediante el movimiento de la misma, sería en ese momento en el que el cansancio jugaría una mala pasada haciéndolo dormir y quedando los dos atrapados hasta morir, esa era la mayor razón por la cual adlet no se permitiría por nada de el mundo llegar a morir atrapado por esa edificación , lamentablemente para el hombre mas fuerte del mundo estaba tan cansado que el sobrevivir no dependía de si mismo, si no de cuanto resistiera hasta que llegaran en su ayuda.

La chica del interior comenzaba a desesperarse . –aire… me falta aire…aire!- gritaba como loca no aguantaba seguir en el encierro, yo trataba de calmarla a como diese lugar. –tranquila sonríe, inhala y exhala- le dije haciendo muecas graciosas pero las mismas solo le alteraron de tal forma que daba patadas y se movía alteradamente, sus manos llegaron a posarse en mi estuche y abriéndolo saco una bomba lacrimógena. –esto que hace?- dijo la chica tirándola y explotándola.

Genial faltaba aire y la chica terminaba con el poco que quedaba, comenzábamos a ahogarnos por estupidez de la chica, cuando finalmente se escuchaba el movimiento de las rocas alguien llegaba en nuestro auxilio, ya podía estar seguro, mi mano se estiro para colocarse de vuelta en lo profundo y sostener el estuche, de esa forma luego empujar a la chica que fue la primera en salir de ese reducido espacio y por ultimo yo, ya fuera de la tumba de rocas respire como loco y observe a mi salvador de ese momento. –gracias- dije entre risas como si nada hubiese pasado y rápidamente respiraba como loco tratando de recuperar aire, mis ojos ardían fuertemente debido a los efectos del gas. –ahg- dije cargando a la chica y largándome del lugar de los derrumbes.

Caminaba de nueva cuenta de vuelta al lugar donde me había encontrado con el doctor. –señor doctor!- dije casado y en el punto donde había visto al doctor por ultima vez, esperaba aun siguiera ahí, después de todo había pasado mucho desde el momento que estuve ahí por ultima vez. –se ocupa su ayuda- dije tratando de buscar al medico mientras señalaba a la chica, mi salud ni mi estado me preocupaba era mas importante el de los demás, además ya tendría mucho tiempo para descansar.

por **Kaileena** Miér Sep 16, 2015 7:34 pm

Los heridos curados por la ninfa iban en aumento rápidamente, haciendo que la carpa se fuese vaciando a un buen ritmo. Aunque también entraban de nuevos, los atendía con eficiencia y totalmente concentrada en su tarea para que no tuviese que esperar demasiado. Todas eran heridas y lesiones fáciles de atender y no necesitaba mucha ayuda de momento, aunque algún Rubinus que estaba por allí le ayudaba con lo que podían, escuchando y ejecutando sus órdenes.
Tan concentrada estaba con el trabajo que cuando su amigo le llevó la comida se lo agradeció con un rápido “Gracias” pero no pudo pararse a comer. Para que la comida no se estropease se lo dio a un herido que acababa de curar, y así él también comiese. En esos momentos ya se sabe que uno debe prescindir de la comida para poder aprovechar el máximo el tiempo. Por suerte la Caduceus no era de mucha hambre, pudiendo así aguantar horas sin comer y con el máximo rendimiento.

No tuvo conciencia del tiempo que pasó ni de cuantas piernas rotas, brazos dislocados, heridas profundas…. tuvo que tratar. Pero de repente llegaron dos Rubinus llamándole a gritos hasta antes de entrar en la carpa y corriendo como si no hubiese mañana.

- ¡Señorita Caduceus! ¡Señorita Caduceus! ¡Ayuda!-entraron casi chocando con un paciente que salía, pero por suerte lo esquivaron a tiempo. Ya adentro la buscaron con la mirada y al localizarla se dirigieron hacia ella con cuatro largas zancadas- Debe venir con nosotros. Acaba de haber un estallido cerca de aquí y hay muchos heridos…- consiguió decir uno de ellos jadeando.

Kaileena reaccionó rápido. Acabó de vendar la paciente con la que estaba más rápido aun y se dirigió dónde estaban los utensilios para poner lo que calculaba que necesitaba en maletas y se las dio a los Rubinus para que lo ayudasen. Sin tardar más, cogió su maletín para salir corriendo de la carpa. Los mensajeros no tardaron en adelantarla para guiarla, cargados con las cosas que les había dado ella.
Llegaron a un zona llena de humo y gente gritando. Era un caos, por eso se dirigió a una pequeña carpa que había al lado. Dentro había una mesa y tres camas. También un hombre que la miró medio cabreado y medio extrañado. Kaileena no dudó empezar a apartar cosas mientras le habló al señor.

- Perdone la intromisión pero necesitamos su carpa para usos médicos así que le pido que se vaya.- El hombre iba a protestar, pero uno de los Rubinus que le había acompañado dejo lo que llevaba para coger el hombre y empujarle hasta la salida. Antes de que volviera a entrar, la ninfa le gritó - ¡Vaya avisando que los heridos vengan hacia aquí!

Sintió como se alejaba de la carpa, y pocos minutos después ya llegaron los primeros pacientes. El problema era que tenían demasiada sangre por todo el cuerpo y les dolía tanto que no sabían distinguir donde era el focos del dolor. Uno le llegó con el brazo destrozado, con carne colgando y el hueso que se veía, roto. Mientras lograba atenderlo con los medios y tan velozmente como podía, le preguntó al Rubinus que aún estaba con ella:

- ¿Hay entre vosotros portadores de sangre del tipo O-? Necesitamos hacer transfusiones de sangre.

El hombre pensó un momento y respondió:

- Sí. De hecho, creo que Akatsuki es uno de ellos.
- Pues llámalo. Y llama que todos los que sean O- se acerquen a dar sangre.

Asintió y salió corriendo. Acababa de salir cuando lo oyó gritar:

- ¡Akatsuki está aquí ya!

La Caduceus cogió los instrumentos y salió corriendo. Tenían que apresurarse, esa gente necesitaba sangre ya pues había perdido mucho. Localizó a Akki entre el barullo y corrió hacia él para pararle e informarle.

- Me han informado que eres O-, y los heridos necesitan tu sangre. ¿Podrías dejarme que te coja un poco?

por **Ayato Sakama** Miér Sep 16, 2015 9:45 pm

La mirada de joven pelirrojo se desvió hacia la mujer peliblanca que acompañaba al ministro, y ya conociendo bien a la caduceus, no se negó en tomar el dulce y pequeño pastel. - ¡Buenos días Alba Pastelitos! - Contestó el pelirrojo, tomando el cupcake con su diestra y rápidamente acercándolo a su rostro para dar un bocado, a aquel dulce placer. Si bien el vampiro no necesitaba de la comida para vivir, adoraba el sabor de algunas cosas, y se le hacía irresistible comer a montón las cosas dulces. Prestó atención a las palabras y ordenes del ministro, era difícil para Ayato escuchar todo lo que le decían, sobretodo mientras comía ese cupcake, pero como siempre hacía su mejor esfuerzo para escuchar al Jefe del Reino de Spatium. Casi no había notado la llegada de su compañero al lugar, Owen era otro General, que más allá de tenerle respeto Ayato le concideraba un colega al igual que a todos en el ejercito. Terminando el ultimo bocado a su pastel dulce el General mostró una sonrisa y saludó con su palma abierta, a su compañero rubio. - Compañero Owen - Las palabras prontas de ministro hicieron que Ayato no se explayara demasiado en su saludo, y se limitaría a escucharle, mientras se sacudía en las ropas alguna minúscula azúcar que le había quedado en los dedos. No tardaron en llegar también los Capitanes Generales, informando al ministro, Ayato no decidió saludarles, pues había llegado al reino con ellos, al igual que con el caduceus del reino de Chaos.

Las ordenes de su superior no tardaron en llegar, y con ello, una sonrisa se dibujo en el rostro de vampiro, que dejando ver su par de colmillos estaba listo para actuar. Ni siquiera se quedó a oír las ordenes que había dado al resto, el joven pelirrojo comenzó a flotar elevándose sobre el suelo, comenzando a pensar en como encontrar a aquella muchacha nombrada Ren. Ya flotando sobre el cielo, el pelirrojo comenzó a moverse, usando las ventajas de su raza para percibir olores que pudieran identificar a la nombrada capitana, y acompañándose con su precisa vista para con decisión y determinación, dar con aquella nueva miembro de los ejércitos.

No tenía muchas ideas ni pistas, pero conocía a la mayoría de los miembros del ejercito de Spatium, y sabía bien reconocer los aromas, los marinos solían tener un peculiar olor a sal marina obviamente, la gente de chaos solía tener olores más fuertes, quizás no malos, pero la brutalidad del mismo reino hacía destacar a sus ciudadanos incluso en aquellas costumbres. Por lo que usó su habilidad para identificar a alguna ciudadano del reino de los guerreros que por allí hubiera. No muy lejos de allí, cerca de las carpas brindadas por el reino de Tempus, el General pudo reconocer un aroma que se le hacía familiar, incluso era parecido de alguna forma al aroma de noble que los capitanes generales desprendían, pero bastante diferente al mismo tiempo, pues para nada parecía corresponder a un semidragón. De igual forma, lograba confundirse con cierta sutileza entre los aromas de los marinos, no tendía porque, pero al ser el aroma más cercano, el vampiro decidió decender, sabiendo que era más rápido corriendo.

En pocos momentos, el vampiro logró seguir el aroma, hasta dar con una muchacha no muy alta, de cabellos fucsia, que no parecía del todo cómoda. El vampiro mostró una sonrisa, dejando ver su par de colmillos, avanzando despacio hacia la misma, mientras alzaba la mano derecha realizando un saludo. - Hola, ¿Por casualidad tu eres la capitana... eh... Ren? -Preguntó el pelirrojo, dudando de si aquel era el nombre que el ministro había nombrado, pues no era demasiado bueno recordando. Aun así, se mostró con seguridad, dejando ver una sonrisa intentando ser amable, deteniéndose a unos pocos pasos de la joven muchacha. - Yo soy Ayato Sakama, General de Justicia, y bajo las ordenes del Ministro Arno del reino de Spatium, estoy buscando a la Capitana Ren para que se presente a el mismo - Comentó el pelirrojo, bastante sonriente, bastante orgullos de lo que hacía, sabiendo que estaba siendo de ayuda para el ministro, si aquella resultaba ser la capitana.

por **Akatsuki Ousawa** Miér Sep 16, 2015 11:21 pm

Como no quería volver al campamento porque se acababa de ir, empezó a discutir con algunos de sus compañeros, quienes le decían que era una tontería porque si uno tiene que torcer sus planes y regresar antes de tiempo, no tiene nada de malo. Terminó por aceptar a regañadientes y gritos, pero justo cuando pusieron rumbo al lugar, les dijeron que cambiaran la dirección y se dirigieran a otro sitio. Era demasiada distancia la de traer a aquellos heridos hacia el campamento, así que tenían que ir ellos. La verdad es que él no tenía ni idea de lo que estaba pasando, ni para qué le querían, hasta que se encontró con Kaileena. Lo primero que pensó es que esa mujer estaba en todas partes y luego, meditó su petición.

-¿Eh?- Le pilló de sopetón, pero asintió sin pensárselo. -Claro.

Se fijó rápidamente en un hombre que tenía el brazo destrozado y puso durante un instante expresión de dolor. A él le habían roto huesos, quemado, congelado y atravesado, pero nunca había tenido un trozo de carne colgando. Posiblemente fuera más doloroso tener un hombro atravesado con los músculos y el hueso partido, pero ahora mismo no estaba para comparar. En realidad no estaba seguro de acceder a que le hicieran una transfusión de sangre, pero no les podía morir con lo mal que lo estaban pasando. Posiblemente se arrepintiera después, pero eso daba igual porque ya lo habría hecho. Le pidió a su amiga Kaileena que le guiara y le indicara cómo ponerse, ya que sería la primera vez que tuviera que dar sangre.

-Creo que en el brazo derecho te resultará más fácil.

Se quitó sin que le dijeran nada el abrigo, para remangarse bien y dejar al descubierto los dos brazos. Al ser tan musculoso se le marcaban las venas, así que estaba seguro de que ella no tenía ningún problema. Mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero aparentemente estaba muy calmado. Su mayor preocupación, era saber cómo se encontraría después de la transfusión: No quería ser un "especial" y que le sacaran menos que a los demás. Teniendo en cuenta que a él no le ayudaría a recuperarse ningún tipo de comida distinta al sexo, ya estaba asimilando que tendría que aguantar como fuera hasta que Karura se recuperase lo suficiente y si no le daba tiempo, tendría que recurrir a otra cosa.

-Adelante Kai, estoy listo. Dime que hacer y me daré prisa.

por **Kougyoku Ren** Miér Sep 16, 2015 11:49 pm

Al menos ya había conseguido tranquilizarme, así que suspire profundamente. ¿Cuanto tiempo pensaba en quedarme aquí? Me había fijado que iban y venían personas de vete a saber donde y mientras tanto yo aquí, quieta. Aunque algo era el haberle ofrecido mi sopa a aquellos niños y el abrigo a la mujer que vi, quizás no era mucho, pero algo es algo. Volví a debatir mentalmente conmigo misma de si era mejor de que me moviera y entrara al fin a alguna de las carpas, porque quizás ahí había alguno de mis superiores o alguien que me indicara que hacer, pero gano de nuevo el echo de quedarme ahí inmóvil.

De este modo no iba a llegar a ninguna parte. Así que volví a suspirar, pensando que pasaría todo el día ahí, hasta que cuando escuche a alguien saludarme, cosa que me hizo pegar un pequeño salto en mi sitio y acto seguido mire alertada de donde provino este. Entonces en lo que pude verle, era un chico de cabellos rojizos con un estilo desordenado y ojos verdes. Igual me había fijado en sus colmillos, pero supuse de que se los afilaba demasiado. ¿Cuantas veces habría pegado un salto por cosas así? Mis ojos estaban abiertos de par en par por que me parecía algo inesperado, trataba de calmar mi corazón, aunque si lo pensaba parecía tonta el asustarme así como si nada.

Cuando pude reaccionar, trate de mostrar un rostro algo neutral y desvié enseguida la mirada nerviosa. ¿Había preguntado de que si era la capitana Ren? Que yo supiese no había nadie más de mi familia que tuviera el rango de capitana, así que supuse que me estaba buscando a mi, cosa que me dejo con mucha duda.

Entonces cuando le escuche presentarse a él y si estuviera en estos instantes tomando alguna bebida yo misma, ya lo hubiera escupido. No pude evitar mostrar sorpresa en mi rostro, así que para tratar de ocultar esto, eleve mi mano para tapar la mitad de mi rostro con la manga del vestido. —Yo soy Ren, Kougyoku Ren. Capitana de Divisiones de Tronus.— Me presenté con mi nombre completo y mi cargo por si acaso, sin mirarlo si quiera por los nervios que siempre me pasaba con la gran mayoría.

Realmente no esperaba sinceramente de que viniera alguien con tal rango a buscarme y menos esperaba que el propio ministro de Spatium se encontrase en Tempus. ¿Qué haría? Ya no sabía como reaccionar en frente del tal Ayato, porque no quería darles una mala imagen de mi.

por **Ayato Sakama** Jue Sep 17, 2015 1:58 am

Tan pronto el pelirrojo escuchó la respuesta de la joven frente a él, bajó su mano y se acercó rápidamente a la muchacha aun manteniendo su sonrisa sobre el rostro. - Con eso me basta Capitana Kougyoku - Afirmó el vampiro, pasando su brazo al rededor de la cintura de la muchacha, acercándola hacia él, sin pedir permiso. Quizás el joven vampiro no notaba la incomodidad de la contraria, pues no estaba muy atento a la capitana, además de estar muy concentrado en la orden del Ministro. Sin siquiera dar una explicación a sus acciones o palabras, el General comenzó a flotar, haciendo despejar del suelo a capitana de igual forma. Ambos elevándose lentamente sobre el suelo, haciendo que los pies de ambos dejaran de tocar el suelo. - Capitana, el Ministro quiere verla rápidamente y bla bla bla - Comentó Ayato, mientras abrazaba aún más a la pelifucsia para evitar que esta se despegara y terminara cayendo de la poca altura que ya habían alcanzado. El joven pelirrojo solía llevar una actitud despreocupada, y aún que demostraba gran determinación hacia la orden recibida, también mostraba un gran desinterés por todo lo demás, a penas echando miradas a su al rededor, pues posicionaba todo el tiempo sus ojos al frente, perfectamente concentrado en su objetivo.

Habiendo ya alcanzado una altura adecuada para volar sobre las carpas, el vampiro comenzó a flotar hacia el frente, aún manteniendo a la muchacha asegurada con su brazo. - Así que capitana, llevas muy poco tiempo en este ejercito, o eso fue lo que me dijo el ministro ¡Siempre es bueno tener nuevos compañeros! - Comentó el joven, quizás intentando iniciar una conversación con la muchacha. Le gustaba saber que había nueva gente en las tropas, pues eso siempre suponía nueva gente a la que molestar, y esa era otra de las pasiones que tenía el joven vampiro.

Mientras se despistaba entre sus pensamientos, el General no pudo evitar soltar a la muchacha por unos momentos, para atraparla rápidamente, evitando que la misma cayera. - Uff, eso estuvo cerca - Comentó el Vampiro entre unas risas, si bien no lo había echo con intención, le pareció divertido ver la reacción de la muchacha al momento en que era soltada y casi caía. - Disculpa si te asustaste - Sin tratar de ser amable, el vampiro se disculpó, aún entre risas, mientras volvía estable el vuelo, ya casi llegando al otro lado de las carpas, cerca de donde había recibido las ordenes del ministro. - Que bueno que el ministro debe estar por aquí cerca, así no habrá más posibilidades de que te caigas - Comentaba ayato, poniendo su mirada en el suelo, buscando el punto donde bajar, sin saber bien a donde había dicho el Ministro que iría, o si le había indicado algún lugar donde llevar a la capitana.

por Invitado Jue Sep 17, 2015 5:43 am

Sonreí a la doctora cuando me dio su aprobación y decidí pasar más tiempo allí, ayudando en lo que pudiese. Apenas me di cuenta de que Akatsuki había traído comida, estaba demasiado ocupada atendiendo a gente como pararme a comer, además ni siquiera podía pensar en ello después de ver el estado de algunas de las personas que llegaban más graves. Hubo un momento en el que todo parecía tranquilo y Kai ya había logrado ver a casi todos los pacientes, pero de pronto comenzó a montarse un barullo de mil demonios. Probablemente la causa fuesen los estruendos que habíamos estado escuchando. Lo que no me quedaba claro era por qué tantos edificios caían sin parar si se supone que lo que estaban era reconstruyéndolos. Puede que los cimientos no estuviesen tan bien como se pensaba en un principio. Lo único que podíamos esperar en ese momento es que las víctimas no fuesen demasiadas y poder salvar a la mayoría, sino a todos, los habitantes del valle.

Cuando la Caduceus se marchó apenas quedamos unos pocos ayudando dentro de la carpa del campamento, así que el trabajo empezó a acumularse. Había estado observando a la muchacha mientras curaba a los anteriores, por lo que pude aplicar algunas cosas y esperar a que fuese todo bien. Lo malo es que aquello empezaba a ser un caos bastante grande, así que tuve que decidirme a organizar un poco para que no se molestasen unos a otros. Quité la mano que tenía sobre el brazo de una mujer que tenía un golpe y una raspadura en el mismo, por lo que había congelado parcialmente una gasa para que se la pusiese sobre la herida y calmase la hinchazón —Debes darte frío poco a poco durante un tiempo y descansar, ahora volveré —. Me acerqué hasta una zona central de la sala para subirme en uno de los taburetes que había allí y que todo el mundo me viese.

Di un silbido lo suficientemente fuerte como para que se escuchase y todos callaran de una vez —¡Por favor! Necesitamos orden. A ver… Los heridos que podáis moveros poneos en la parte derecha, trasladar a los más afectados al fondo de la carpa para que no sean molestados con las entradas y salidas, y los que necesiten aún atención médica esperad en la parte izquierda. Gracias —. Fue dejar de hablar y volver a armarse un barullo del copón. Al parecer la gente estaba histérica y ningún ánimo o consuelo podían calmarlos. Tampoco podía centrarme en hacer de psicóloga para todo el mundo, así que intenté centrarme en un sector, una vez repartido el trabajo entre los que allí estábamos, y realizar las curas algo más complicadas (que no pasaban de realizar saturaciones o desinfectar). Por suerte para nosotros, teníamos suficientes vacunas y medicinas, al menos por ahora. De lo que no estaba segura es que durasen para todos.

Ya comenzaba a anochecer y, por suerte para nosotros, todos los heridos habían sido atendidos y descansaban. Me acerqué hasta la camilla de Karura para comprobar que todo estaba bien —más que nada porque no quería llevarme una bronca por parte del pelinegro— y que no tenía fiebre ni infección. Me había pasado casi toda la tarde con la aguja en la mano, el desinfectante y las inyecciones, así que estaba demasiado cansada casi hasta para pensar. Puse una mano sobre mi frente mientras permanecía en el centro de la sala, observando a toda aquella gente, y respiré hondo —Señor… ¿Cómo vamos a sacar a toda esta gente de aquí? —. Supongo que fue un poco una pregunta retórica de la que probablemente no obtendría respuesta alguna.

Al final, apenas habían podido reconstruir la mitad del valle porque los derrumbamientos fueron demasiados, probablemente más de lo que los guardias del Lord habían imaginado; cierto era que la gente sí que estaba atendida, pero estaba segura de que había habido bajas, y para colmo no íbamos a poder trasladar a tantísima gente a los hospitales de los tres reinos. Sí que podríamos con algunos, pero otros estaban tan graves que no era conveniente moverlos, y si en nuestro pequeño campamento era así ni siquiera me planteé imaginarme cómo estarían en el campamento de los ministros. Suspiré, cansada de todo lo que había pasado, y me acerqué hasta el final de la sala donde estaban colocadas varias sillas y cajas apiladas con todo lo necesario. Necesitaba aunque fuese descansar un rato, así que me senté y apoyé la cabeza en las cajas. Ni siquiera me di cuenta de que me había quedado dormida hasta que escuché a mis compañeros comenzar a recoger y me sobresalté. Preferí esperar a Akatsuki para ver qué hacíamos. Después de todo tenía que volver a por la peliblanca, así que lo mejor era no moverme mucho de allí.

por Invitado Jue Sep 17, 2015 6:46 am

Mire a mi alrededor y pude ver como la vicealmirante Jaina Proudmoore se fijaba en mi, así pues decidí ir a presentarme ante ella.
-Buenos días Señorita Proudmoore, soy Serenade Bathory, Quarto Dei, es un honor para mi conocerla al fin, soy la sucesora de mi madre en este puesto-. Dije con toda la educación que me habían brindado mis padres.
-Si necesita algo, por favor hagamelo saber personalmente, ahora si me disculpa he de reunirme con los ministros-. Dije posando mis orbes sobre ella.

Volví donde estaba estaban Christa y los demás, mientras me dirigía a la reunión note que no dejaba de colocarme el cabello, -mierda, estoy nerviosa-, pensé mientras caminaba.
Al llegar estaban todos o casi todos, me aclare la voz y me presente ante ellos. - Queridos ministros y demás, siento interrumpirles, soy la Quarto Dei, algunos ya no me conocen (dije mirando a alba), para los que no mi nombre es Serenade Bathory, estoy aquí para ayudar como todos los presentes y por supuesto para informar al Lord personalmente sobre los progresos e inconvenientes de la misión-. Dije con un tono suave pero con firmeza.

Mire a cada uno a los ojos, me gustaba el brillo que desprendían todos ellos y sus miradas.
-Les pido que me informen si hasta el momento ha habido algún problema y sobre los progresos en la reconstrucción.
He traído conmigo a 100 hombres y mujeres fuertes del aquelarre de mi padre, ya están colaborando en diferentes lugares del valle-.
Dije mientras me colocaba la melena sobre el hombro izquierdo sin dejar de mirar a Christa a los ojos.

-Ministra Christa HelleMond permitame felicitarla por la organización y rapidez con la que ha trabajado estos últimos días, mis mas humildes agradecimientos por su impecable trabajo desde que fue nombrada ministra, estamos muy contentos con usted, cuando acabemos con la misión, seria un placer que aceptara tomar un café con mi madre y conmigo algún día-. Dije con una gran sonrisa en mis labios, aunque quizá ella no se acuerde de mi, mi madre y ella eran viejas conocidas.
-Sin mas dilaciones por favor, comiencen a informarme-. Les dije soltando mi bolso en una de las sillas de la gran mesa.

por **Kougyoku Ren** Jue Sep 17, 2015 4:09 pm

Un momento. ¿Había dicho que con eso le bastaba? Cuando pensé en mirarle de reojo, sentí como paso su brazo alrededor de mi cintura y me había pegado a él. Espera. ¿¡Que estaba haciendo qué!? —¿¡A-ah!?— Exclame. Mis nervios aumentaron de una manera sorprendente. Pensaba poner resistencia al no saber que hacía y de igual modo pensaba preguntarle que es lo que iba a hacer, pero me calle al sentir que mis pies no tocaban el suelo, cosa que hizo que mirara rápidamente al suelo y luego automáticamente a Ayato, así un par de veces. ¿Acaso no era un humano? Era obvio que un humano normal no podría volar, vamos, digo yo.

No parecía muy interesado por la manera en que me informo sobre que el ministro quería verme, pero al menos ya sabía del porque me había agarrado de ese modo, o al menos me hacía una idea de que pensaba llevarme donde el ministro. Trate de evitar el agarrarme a su ropa, aunque ni hacia falta que hiciera algo porque él me había vuelto abrazar aun más. Vale, era para que no me cayera, pero la cercanía de cualquier ser me ponía demasiado nerviosa, así que no pensaba que saliera alguna palabra de mi boca de momento.

Parpadee un par de veces, observando a cada lado, porque desde donde estábamos, podía ver a la mayoría de gente que estaba rondando por ahí. Sentí el aire frío chocar contra mi cara, cosa que hizo que cerrara un poco los ojos. Después de escuchar lo que dijo, medite que podría decirle aun nerviosa, así que solo le dije lo primero que se me paso por la cabeza. —Su-supongo que si e-es bueno.— Realmente para mi si era exageradamente bueno por el echo de que me dieran tal cargo.

Entonces cuando pensaba mirar de reojo a Ayato, de repente sentí como caía, teniendo mi rostro paralizado de la sorpresa. ¿Me había dejado caer? Mi rostro demostraba absoluto terror, pues mis ojos estaban abiertos de par en par y mi boca de la misma manera, ahogando el echo de querer gritar. Pensaba el tomar mi pasador para transformarme y impulsarme con chorros de agua, pero Ayato me cogió rápidamente. —¡¿Co-como no voy asustarme?!— Le dije alterada y con mis mejillas levemente infladas, poco me faltaba el haberle propinado un golpe, ya que sentía como mi corazón parecía querer salirse de mi pecho de forma exagerada, hasta tenía los ojos un poco llenos de lagrimas del susto.

En el instante que le dije aquello, ni si quiera repare en el echo de que era superior a mi, así que cuando esto me vino a la cabeza, me sentí apenada y desvié la mirada para no verlo directamente a la cara. Hasta no le preste atención a lo ultimo que dijo.

por **Kaileena** Jue Sep 17, 2015 5:53 pm

Se notó que Akatsuki tuvo que tomarse un momento para procesar la información que le había soltado ella, pero cuando lo hubo hecho, actuó rápido sin poner resistencia a la petición de la Caduceus. Esperó a que el exmilitar se acabase de quitar el abrigo y se remangase bien. Entonces le indicó que estirase en unas cajas que había cerca. No era un lugar muy cómodo pero era lo mejor que tenían. E hecho, no se trataba que Akatsuki estuviese cómodo, pero intentaría ir deprisa para terminar lo antes posible. Y viendo las venas que se marcaban en el musculoso brazo, supuso que no tardaría en llenar las bolsas.
Se colocó a la derecha del hombre arrodillada al suelo. Abrió el maletín y sacó una tira de goma para enrollarla apretada alrededor del bíceps del brazo derecho masculino.

- Abre y cierra rápido la mano, por favor. –le pidió mirando la parte interna del codo. Pero no necesitó que abriese y cerrase la mano más de una vez para ver la vena latiente. La golpeó con el dedo para comprobar que tenía presión. Al ser así sacó un cotón y lo mojó con alcohol. Seguidamente lo restregó encima de la vena. Sacó la vía del maletín Y se dispuso a introducírsela en la vena- Para de abrir y cerrar la mano y aguanta la respiración –no esperó a que se lo pensará demasiado porque sabía que a él todo eso no le hacía mucha gracia, así que a la que pudo le introdujo la vía suavemente. Tenía mucha práctica con eso, así que no le debía haber hecho demasiado daño. Puso un esparadrapo para aguantar la vía y conecto el tubo que terminaba en la bolsa transparente donde debía guardarse la sangre. Vio como enseguida empezó a llenarse de líquido rojo- Ya puedes seguir abriendo y cerrando la mano. Si te mareas avisa.

La verdad es que la ninfa se sorprendió, pues el Rubinus llenó las bolsas que necesitaba muy rápidamente. Se apresuró a sacarle la goma cuando tocaba y le sacó la guía, poniéndole un cotón con alcohol en el agujerito y apretándolo. Cogió la mano izquierda de Akki y la guió para que apretase é el cotón y le levantó el brazo derecho.

- Aguanta así unos minutos. Después levántate poco a poco y bébete esta botella de agua. Tienes un buen sistema circulatorio, las has llenado muy rápido- le dijo sacando una botellita y enseñándosela antes de dejarla al suelo al lado suyo- Muchas gracias por haber aceptado. Si necesitas algo o si ves que Karura empeora avísame –dijo terminando de guardarlo todo y levantándose para dirigirse apresuradamente otra vez hacia la carpa. Estaba segura que se recuperaría rápido y seguiría ayudando a los aldeanos.

En la carpa habían llegado algunos Rubinus y aldeanos voluntarios para dar sangre, y otros heridos que necesitaban atenciones y hasta transfusiones urgentes. Allí se quedó atendiendo a toda esa gente, y a más que iba llegando. No pudo parar en ningún momento, ni pudo salir de aquella carpa llena de gente, sangre, movimiento y gritos.

por **Karurauatsuurei** Jue Sep 17, 2015 7:25 pm

Comieron y hablaron tendidamente durante un rato. Luego sus compañeros le pidieron ayuda, por lo que se tuvo que ir demasiado pronto. Se despidieron con un profundo beso, y tras él, Karura vio como la espalda del ex-general se alejaba hasta perderse entre los hombres que iban y venían de un lado a otro.

Como le dolía una barbaridad los puntos, decidió ir a la carpa y dormir en una de las camillas. Al entrar se la encontró abarrotada, llena de campesinos y familias que habían perdido su hogar. Algunos ni se atrevían a mirarla, otros le dirigían unos ojos recelosos y brillantes. Igualmente, Karura no les prestó atención y se acostó en una hamaca de madera recubierta por un colchón fino. Era un lecho la mar de incómodo, pero en esas circunstancias hasta sus huesos lo agradecieron.

Cerró los ojos, pero al tiempo se dio cuenta de que no podía dormir. Afuera se armó un barullo considerable. Miles de pisadas por doquier, y un sinfín de gritos agónicos y fuertes. Parecía una pesadilla. Se agarró fuertemente de las orejas largas. Su oído estaba preparado para escuchar en el silencio, pero no para encontrar sentido a tanto escándalo. Pronto descubrió, por dos campesinos que hablaban, que otro edificio del derruido pueblo se había derrumbado. Probablemente ello alargaría la reconstrucción y dificultará el trabajo de los pocos Caduceos que quedaban para ayudar. Karura no sabía si sentirse bien por tener tiempo de recuperarse y ayudar o de lamentarse por los heridos. Simplemente se sumió en sus sueños, que era más sencillo.

En ellos no encontró sino un enorme abismo negro. El rostro de su padre y la sonrisa sardónica de su hermana mayor, también desaparecida. Karura no se asustó; soñaba con ellos muy a menudo y en cierto modo le aliviaba. Ellos dos le tendieron una mano como si quisieran llevarle a algún sitio; su hermana y su padre, que para variar esta vez, sonreía afablemente. Se dejó llevar por ellos y durmió durante largo rato.

por **Marcus S. Blacklock** Jue Sep 17, 2015 8:17 pm

El frio que podia sentirse a lo largo del valle era sorprendente, no podia entender como todas esas personas podian sobrevivir en aquel lugar sin tener hogares adecuados o alguna fuente de calor que les ayudara. Tambien le sorprendia que solo en ese momento el gobierno decidiera hacer algo para ayudarlos y aunque no solia cuestionar el por que de las decisiones de aquellos que se encontraban en la cima de los reinos, le molestaba un poco la falta de atencion que tenian sobre situaciones como esas. Quizas despues de todo las palabras de algunos de esos insurgentes podian tener algo de verdad, solo un poco al menos.

Caminando por la nieve o mas bien derritiendola, el azabache pensaba que ya antes habia tenido una vision del gobierno desde el lado neutral y recordaba como entonces habia considerado muchas veces que necesitaba cambiar en varios aspectos. Ahora encontrandose dentro podia ver que la estructura que lo sostenia no era fuerte, de echo tenia muchas fracturas que podian provocar que se derrumbarra si eran golpeadas. De momento esperaba que la estructura mejorara, no le apetecia tener entre sus manos un reino derrumbado y mas sangre de la que ya de por si las manchaban. Lo que si tenia claro era que si todo se derrumbaba, seguro buscaria un lugar sin conexiones militares donde descansar. No tenia ni siquiera la menor intencion de convertirse en alguno de esos revolucionarios.

Suspirando se detuvo frente a la carpa que le habian indicado. No queria ver al ministro pero no tenia mayor alternativa, siendo parte de los elites de Chaos.- Buenas Tardes Ministros. Marcus "El rey negro" reportandose -dijo con calma, dando un par de pasos dentro del lugar mientras encendia otro cigarrillo. Tal parecia que los tres ministros se encontraba en ese lugar. El conocia al de Spatium de otro tiempo antes de ser soldado y el ministro pero luego tendria oportunidad de hablar con el dragon. De momento solo camino hasta el hombre pelirrojo, observandolo con su usual falta de emociones en sus ojos.- Buenas tardes ministro Gremory. Espero no ser el unico de los 5 en haber venido al valle -comento soltando el humo del cigarrillo, caminando hacia un costado de la carpa donde se apoyo y cerro sus ojos, esperando sus ordenes.

por **Akatsuki Ousawa** Jue Sep 17, 2015 8:18 pm

El íncubo obedeció al instante, recostándose sobre las cajas. Trató de ponerse lo más cómodo que pudo utilizando el abrigo de almohada y le extendió el brazo a la mujer que se arrodilló a su lado. Realmente confiaba en ella, en su experiencia y en que no sentiría nada. Abrió y cerró el puño con fuerza, dejando de hacerlo, además de mantener la respiración en cuanto la orden llegó a sus oídos. No solía aceptar órdenes de nadie (o casi nadie), pero en este caso no tenía ni idea del procedimiento a tomar, por lo que prefería ser guiado. Cerró los ojos para relajarse, dejando la mano izquierda en el pecho tranquilamente. A pesar de haber sentido el pinchazo, no emitió quejido alguno, ni tampoco se movió. Pensó que sería peor, pero ni siquiera notaba la succión de la sangre: Tampoco estaba intentando sentirlo, sino todo lo contrario.

Terminó por abrir los ojos, curioso. Vio la sonda roja llenando la bolsa transparente, ahora sabía algo más. Le gustó mucho ver eso, pero no sabía porqué. Se sintió ligeramente agotado, él mismo notaba cómo en general su energía vital se iba desvaneciendo poco a poco, pero aún tenía la suficiente como para aguantar unos días. En poco rato finalizó el proceso y entonces presionó con dos dedos de la mano izquierda donde le había indicado ella. Flexionó el brazo también y luego se levantó. Solo se encontraba débil, pero estaba bien frente a todo y no quería perder demasiado el tiempo. Se bebió la botella tranquilamente, aunque esta no le sirvió de nada. Se tambaleó un poco al empezar a caminar, pero pronto pudo coordinar sus movimientos. Se despidió de Kaileena y regresó a su labor principal de recoger escombros.

Consiguió mantenerse avispado durante tres largas horas, llenando sacos y sacos, además de transportarlos de un lugar a otro. Recogió piedras enormes y las hizo más pequeñas mediante la fuerza, levantó pilares y siguió sacando algunos civiles rezagados. Finalmente se quedó sin aliento y le obligaron a regresar al campamento para dormir hasta el día siguiente. Volvió con Karura, quien estaba durmiendo plácidamente, pero no la molestó, sino que se recostó apoyado contra un pequeño mueble, puesto que sin estar herido, no quería ocupar camas. En cuanto descansó lo suficiente, siguió con las tareas asignadas junto a sus compañeros, hasta que llegó el momento de levar anclas y volver cada uno a su hogar.

por Invitado Jue Sep 17, 2015 9:28 pm

Su union a la marina de Tempus habia sido para poder hacer algo en favor de la gente de los reinos, tomando en cuenta que antes cuando se habia enloquecido, lastimo a muchas personas y mato a muchas tambien. Ansiaba poder retribuir a todas las personas que alguna vez lastimo y una oportunidad muy buena se abrio cuando la ministra anuncio que todos irian a ayudar en las reparaciones del olvidado valle de Chocobo. Una mision de paz, donde encontraria a todos los demas soldados de los distintos reinos y tal vez algun que otra cara conocida con algo de suerte.

El vice almirante viajo junto a la ministra como su guardian personal. No era algo muy usual pero Christa le habia pedido que fueran juntos al valle y no era algo que fuera justo negarle. Organizo lo justo que iba a necesitar aunque tampoco era problema, siempre podia volver a la base para buscar otras cosas si le faltaban. El dia que la caravana partio, el angel viajo junto a la ministra y se mantuvo con ella hasta el momento en que la carpa estuvo levantada. Cuando estuvieron dentro, espero a que los soldados llegaran al lugar, al menos los suficientes para poder empezar con las reparaciones.

Ministra, si no me necesita creo que saldre a ver en que puedo ayudar -dijo el albino mientras se acomodaba la chaqueta negra sobre el traje que llevaba. Ese dia iba solo con una camisa blanca y un sencillo pantalon negro junto a la chaqueta que hacia juego. No queria aparecer usando sus usuales yukatas.- Permiso -hizo una pequeña reverencia a la lider del reino y se levanto, caminando hacia la salida mientras sacaba de su chaqueta una gastada pipa, la cual llevo a sus labios y encendio previo a salir al frio valle.

por **Andrew M. Hale** Jue Sep 17, 2015 10:35 pm

La red de noticias que tenia en los tres reinos no le habia tenido nada interesante que hacer en las ultimas semanas, lo cual le parecia muy extraño especialmente tomando en cuenta todo lo que habia pasado ultimamente con los revolucionarios ultimamente. No era que buscase una pelea pero estaba acostumbrado a encontrarse siempre en movimiento y ultimamente no habia nada que lo emocionara como para ponerse a trabajar. Era lo malo de su linea de trabajo, podian haber dias o semanas en que no tuviera nada mejor que hacer que recostarse en el techo del gremio y mirar las nubes pasar por horas de hora sin embargo una noticia si le habia llegado y en vista que posiblemente seria lo mejor que conseguiria, decidio viajar para ver en que podia ocuparse.

Segun la informacion que recibio de soldados y ciudadanos de los distintos reinos, los tres ministros con sus ejercitos se dirigian al valle de chocobo para ayudar en unas supuestas reparaciones. Por su anterior viaje a ese lugar, el azabache sabia el estado en que ese valle se encontraba y lo mucho que necesitaba ayuda del gobierno. No le soprendia que tardaran tanto, Andrew tenia experiencia en lo poco atentos que eran todos los ministros y lo poco que a veces se preocupaban por la gente que vivia en sus reinos. No era un tema que le incumbiera, el no trataba con ninguna rama de soldados a menos que le estuvieran pagando pero si le molestaba un poco todo ese descuido sobre esa gente. Dejarlas vivir en un lugar tan horrible en un sitio con un clima tan extremo era casi inhumano.

El azabache viajo por aire en su forma real, intentando tomarse el menor tiempo posible para llegar al valle, llevando consigo esa pequeña criatura con forma de galleta que ya tenia algun tiempo consigo. Fueron pocas horas en realidad pero al final vio las conocidas montañas que cubrian el pueblo en ruinas que era ese valle.- Bueno parece que al menos los soldados hacen algo -murmuro desde el aire mientras bajaba hacia la nieve, poco a poco cambiando su aspecto hasta tomar su forma "humana" al aterrizar en uan zona alejada de todos. Suspirando se cubrio con una larga gabardina negra, mirando a todos los soldados caminar entre la gente.- Que grupito... -murmuro comenzando a caminar.

El azabache veia muchas caras conocidas entre los soldados, era lo que hacia viajar de reino en reino por su trabajo, uno a la larga terminaba haciendo amistades con muchas personas mas no se acerco a ninguna, no tenia muchas ganas de tratar con soldados en esos momentos. Camino por otro rato mas pero no parecia haber mucho que hacer por lo que finalmente se dirigio hacia una de las carpas medicas. Alli mientras caminaba vio a lo lejos a una persona que se le hacia conocida pero no recordaba de donde. Era una chica que habia visto en un par de sus trabajos aunque jamas penso encontrarla en ese lugar, especialmente viendo que ella era pirata.

Disculpa pero tu nombre es...Ilana ¿verdad? -cuestiono el azabache mientras se colocaba frente a la chica mirandola con una fina sonrisa.- Recuerdo que te vi cuando estuve viajando por las costas aunque no te tomaba por una persona que le gustara el frio o alguien que supiera hacer construcciones -comento riendo un poco al mismo tiempo que formaba una pequeña esfera de fuego flotante entre ellos para entrar en calor.- Espero no te moleste pero hace demasiado frio -dijo mientras estiraba sus dos manos frente a la esfera, esperando que esta derritiera parte de la escarcha que adornaba ahora su brazo mecanico.

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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater