Re: TRAMA N° 6.0 - RECONSTRUYENDO CHOCOBO - [03/09/15 - 17/08/15]

por **Morte N. Bloodlust** Jue Sep 10, 2015 2:12 am

Abrió los ojos con lentitud, notando frente a ella el techo de la carpa, recordando que no hace mucho se encontraba fuera de la misma enviando alimento y abrigos a los necesitados de Chocobo. Solo supo suspirar con pesadez, sentándose sobre la camilla mientras su cabeza seguía dando vueltas ante la debilidad de su cuerpo. Se había comportado como una tonta, no... simplemente fue imprudente, arriesgándose al hacer un uso excesivo de sus espadas, que de haberlo hecho de una forma más normal seguramente la comida no hubiese llegado a tiempo a toda la gente del valle. Morte no se arrepentía de su accionar, pero aceptaba haber sido imprudente y no tomar las cosas con más calma.

—Eres una tonta— susurró la secondo dei, sosteniendo el lado izquierdo de su cabeza por un ligero dolor que empezaba a tener, pero poniéndose de pie para seguir con sus labores —no puedo quedarme en cama mucho tiempo— volvió a susurrar, notando aquel plato con sopa que se encontraba a su costado y ver caer entonces un pequeño trapo húmedo que tenía en la frente con anterioridad, en ese momento se percató que debía alimentarse para recuperar esa energía perdida, y aunque no fuese suficiente, sería bastante útil para mantenerse en pie toda la noche.

Comió con bastante rapidez para regresar a su trabajo, atragantándose un par de veces con el trozo de pan que acompañaba la sopa, pero reponiéndose al instante. Limpió sus labios al dejar el plato totalmente vacío y corrió como pudo a la carpa donde se preparaban los alimentos, por supuesto, siendo recibida con un poco de temor por parte de los cocineros, recordando entonces que hace unas horas les había tratado con la punta del pie.

—¿Lo siento?— preguntó, aunque intentaba disculparse, solo teniendo de respuesta un rápido asentimiento de cabeza. Morte pensó que debía ser un poco más amable con los adultos y no solo con los niños —Disculpen pero me llevaré esto— dijo la mujer, tomando un plato y colocando dentro tres piezas de pan, además de llevarse un termo que contenía té caliente —muchas gracias, son realmente amables— y se esfumó, directo a la carpa médica, donde la gente que había sido atendida fuera por fin era trasladada a su interior.

Visualizó entonces a ese caduceus que le había ayudado con el pequeño Mikaela, acercándose a él mientras era convencido de descansar por un par de soldados. Se sentó a su lado, partió un pedazo de pan y se lo metió a la boca sin siquiera preguntar, mirándole fijamente con sus dorados ojos.

—Debes masticar bien— dijo ella, observando a los soldados, dando a entender que podían retirarse y seguir con su labor —señor caduceus, ha sido de lo más amable y sobre todo, supo cumplir con su deber como médico, sin embargo, no podemos permitir que uno de nuestros doctores caiga de cansancio, por lo que le pido se alimente adecuadamente. Si no escuchará a sus soldados, por los menos escúcheme a mí, ¿de acuerdo?— y sonrió al joven con cierta dulzura... zampándole la otra mitad de pan en la boca.

Observó un momento a Mikaela, quien dormía placidamente en su lugar, estabilizado y con un poco de color en sus mejillas, seguramente tendría hambre cuando despertase, por lo que guardó el otro pedazo de pan para él, mientras que el tercer trozo lo compartió con los pequeños ayudantes del castaño, quienes sonrieron ampliamente por tal acto. Aún tenían hambre, pero ella por muy custos dei que fuese no podía llevar comida exclusivamente a ciertas personas, debía ser equitativa y justa.

—Le agradezco que haya cuidado de mí, si necesita algo solo debe pedirmelo, estaré esperando cualquier orden que venga de usted— acercó entonces el termo que contenía el té caliente, sirviéndole un poco en la tacita que venía con el recipiente —sé que no se ha alimentado lo suficiente, lo mejor será que beba un poco de esto, le hará sentir mejor, solo procure no desfallecer, ¿sí?

por **Izaak K. Arliden** Jue Sep 10, 2015 10:36 am

Cambio la mirada, fingiendo demencia – Cuida tus palabras renacuajo de agua salada – espetó ante el peliverde, estaba completamente descojonado, ya nadie respeta a sus superiores, todos se creían estar al nivel de un Custos, aquel pirata que animado le saludo, solamente era la gota que derramara el vaso de tu ira contenida, primero Arthas, luego Angelus y ahora el hombre que había traído consigo a los Novarum, mirarlo en aquella zona, le daba ganas de echarlo enseguida – déjame decirte que si están contigo los Novarum, jamás te perdonaré, es mejor que salgas de Chocobo ahora mismo si no quieres que rompa las reglas y te destripe antes que llames a tus amiguitos – volvió a decir enfurruñado, sin embargo su mirada estaba atento a los escombros y a las edificaciones destruidas, buscando si había algún humano atrapado entre ellos.

Sus ojos se hicieron grandes como platos y en un instante desapareció, minutos después un agujero se abrió de entre los escombros y salió con un bebe, la madre y uno de sus hijos - ¡Rápido un médico! – Exclamó a gran voz, el eco de sus fauces reboto por todas las paredes haciendo que su voz viajara por todos lados hasta llegar muy lejos de donde estaba, aunque los que estuvieran cerca, probablemente sufran debido a la alta frecuencia a la que viajaban esas ondas sonoras; sin perder más tiempo comenzó a aplicar primeros auxilios a los tres, el bebé había comenzado a llorar, significaba que aun podía ser rescatado y permanecía con vida, el niño también tenía pulso y su respiración comenzaba a ser más forzada, seguramente necesitaba un poco de oxígeno, mientras que la madre, parecía no dar signos de vida, Kvothe luchó y luchó contra la muerte cuando después de un rato, la mujer tosió expulsando polvo y saliva, debió haber sido difícil estar en aquel lugar.

Tenía heridas, en el cuerpo, machones de sangre, pero después de todo se encontraban bien – Hécate, Bartolo, si no tienen nada que hacer, lleven a estos dos a un lugar seguro, yo seguiré del otro lado – dijo, casi como una orden, pero era claro, que si querían podrían rechazar aquel mandato, no eran directamente sus subordinados, tampoco sabía si estaban prestando sus servicios, después de todo, él siempre había estado solo. Siguió su camino por otro lado, tratando de encontrar entre los escombros heridos, sabía que no muchos tenían el don de sentir la presencia de un ser vivo, así que mientras todos se encargaban de remover escombros, él se encargaba de encontrar sobrevivientes.

por Invitado Jue Sep 10, 2015 1:26 pm

Giré la cabeza para mirar a Kai cuando comenzó a darme indicaciones, parando en lo que estaba haciendo al darme cuenta de que no estaba bien. Asentí cuando terminó de hablar y me acerqué a su posición para coger la solución que me había indicado y un nuevo trozo de algodón para volver a limpiarle al chico la herida con cuidado. Justo antes de esto decidí que lo mejor era ponerme unos guantes, no es que tuviese las manos precisamente como para tocar heridas. No podía evitar echar un vistazo de vez en cuando a lo que le hacía a Karura, la chica a la que me había presentado y me había respondido con aquella sonrisa tan tímida. No supe exactamente por qué, pero me recordó bastante a una muchacha pelirroja a la que había conocido recientemente. Un quejido del hombre que tenía sentado sobre la camilla hizo que volviese a centrarme en mi trabajo, sobre todo porque le había metido el algodón en el ojo y no sería algo demasiado bueno dejarle ciego.

Cuando terminé de limpiar la herida abrí una de las bolsas que contenía gasas esterilizadas y la puse sobre la frente del chico, ejerciendo un poco de presión en la herida, tal y como me había dicho la doctora. Aproveché para terminar de ver cómo lo hacía y me eché a un lado cuando llegó a mi posición. Nox comenzó a dar vueltas a nuestro alrededor y empezaba a ser un incordio, así que le eché una mirada bastante seria mientras pensaba en que era hora de que se fuese a descansar un rato. El pequeño frenó en seco y comenzó de nuevo a volverse una especie de llama azul hasta desaparecer por completo. No era bueno que estuviese incordiando por ahí solo porque se aburriese, ahora lo que necesitábamos era ayuda. Precisamente por eso me mantuve cerca de la doctora.

Después de unos minutos me decidí a mantener una pequeña conversación con ella —No sé mucho sobre medicina… Lo cierto es que más bien no tengo casi idea, pero si necesita ayuda puedo hacer cosas simples —. La verdad es que me sentía una inútil por allí. Había muchísimos voluntarios y miles de agentes del gobierno. El valle no era tan grande como para que con apenas unos cientos, si llegaba, pudieran hacer todo el trabajo, y ya estaban en ello. Escuchaba bastante jaleo fuera, pero tampoco creía que fuese nada grave ya que más bien parecía el típico ajetreo de los voluntarios de acá para allá y de gente buscando a sus familiares… Además, cada vez entraban más heridos a aquella especie de carpa y comenzamos a quedarnos sin camillas.

Mientras la doctora Kai continuaba, decidí hacer algo útil y fui a coger mantas para los heridos. Cuando salí y me acerqué hasta una de las cajas donde estaban las mantas me fijé en que todo el mundo tenía mantas sobre los hombros y había cuencos volando por todas partes llevados por una especie de espadas. No sabía qué acababa de pasar, pero aquellas cosas casi se me clavan en la cara cuando me giré para mirar hacia la carpa y no me hizo ninguna gracia. No sabía quién había hecho aquello, pero podría haber tenido más vista. Por suerte para mí los cuencos pasaron por mi lado sin pararse, más que nada porque medio me escondí entre las cajas. Aquello había sido muy raro, pero no perdí más tiempo y cogí una pila de mantas y abrigos que llevé allí dentro y comencé a repartir y poner sobre los heridos.

por **Bartolomeo** Jue Sep 10, 2015 5:40 pm

Al oír a Kvothe las dudas se disiparon aclarándome que realmente el venir a chocobo iba a ser algo realmente interesante.
-Hey haces reír a mi galleta!- Dije en tono burlón mientras el hombre de jengibre que se ocultaba en mi chaqueta salía en su forma pequeña para reírse de modo muy chillón. –Creo que… quizás si deberías romper dichas Reglas! Y que te quede claro que los Novarum no son mis amigos, soy un demonio del océano no me confundas con pestes terrestres!- Dije ahora si parándome y caminando frente al sujeto.
En ese preciso momento un estruendo azoto al lugar, al parecer las reparaciones no iban del todo bien ya que lo que arreglaban volvía a ceder para así caer al suelo una vez más. –Parece que quieren destruir aun mas este basurero Jajaja- Solté mientras me sacaba un moco y miraba el cielo.

-Sabes bien que no conseguirás nada de esa manera, o en verdad eres tan ingenuo de pensar que te ayudare justamente a ti? Oh, de cuantas personas inútiles se a rodeado el poderoso viejo- Dije en tono completamente irónico mientras sonreía y miraba de manera desafiante al Gladius.Claro que no le temía, había visto sus fuerzas, no le había durado cinco minutos aTakumi y realmente mis poderes se asemejaban a los del líder de la revolución.

Mientras esto pasaba intentaba a la vez mantenerme sereno ya que no quería causar un nuevo alboroto, no por esta vez, pero admitía que la sangre me hervía pidiendo pelear con el orgulloso guerrero que se encontraba ayudando a los heridos.
-Me la debes… Y créeme que volveremos a vernos- Dije a Kvothe mientras me alejaba lentamente del lugar, pensaba en seguir caminando, me hubiese gustado saber quién era la joven de cabellos rosados pero si me mantenía en ese lugar el valle terminaría siendo un desastre otra vez y realmente intentaba dejar de manchar mi nombre, demasiado tenia con los carteles de mi rostro pegados por todos lados.

por **Adlet Muzule** Vie Sep 11, 2015 12:11 am

Adlet Franchesco Muzule Maier primer vicealmirante y “El Hombre mas fuerte del mundo”. Hoy reunido en el valle chocobo con la única intensión de hacer reparaciones y ayudar a uno de los lugares mas marginales, actualmente así era considerado el valle chocobo por muchos, y adlet el hombre mas fuerte del mundo hoy estaba ahí.

Adlet trataba de ayudar en la reconstrucción del lugar, habían muchos edificios cayéndose, el hombre mas fuerte del mundo no podía permitir que nadie muriese ante un derrumbe y ante su mente y claro a beneficio propio prefería tener que salvar vidas y rescatar a ciudadanos de edificios apunto de ser derrumbados a tener por el mismo, ayudar en reparaciones o reconstrucciones.

Lo que adlet no se esperaba es que el destino, mejor dicho la suerte le jugara una artimaña luego de separarse de la chica de cabellos rosas y orbes de igual color. Adlet había vuelto a la zona donde todos los derrumbes habían ocurrido, al ver a alguien que sería aplastada por un edificio adlet no lo pudo permitir y salió a proteger a la chica con su propio cuerpo, adlet el vicealmirante había quedado muy dolido al recibir gran parte de los escombros y la magnitud de la pequeña edificación que los tenía aterrados. Adlet se encontraba sofocado por los escombros que los aterraban y trataba de moverse entre el reducido espacio que había, la espalda de adlet dolía como nunca debido que al caer los escombros fueron bloqueados por el estuche el cual devolvió el favor a adlet con mayor magnitud, el vicealmirante trataba de ingeniárselas en ese estrecho espacio que los escombros le daban, apenas podían respirar ambos, y sería el fin de ambos si no lograban salir de ahí, el oxigeno se les acabaría tarde o temprano, y la chica que adlet había mantenido con vida lo sabía, obvia razón era el observarle para notar lo desesperada que se ponía tratado de salir de ahí. Adlet trataba de palpar los escombros para encontrar un punto débil y abrirles espacio. –diablos!- volvió a gritar adlet no había encontrado espacio aun y sería tan difícil moverse del lugar.

El vicealmirante comenzaba a perder la paciencia pero aun perdiendo la misma no dejaba de sonreír adlet no perdía eso, el chico logro sacarse su pesado estuche y colocarlo en la parte de espacio que quedaba libre, inclinado para no estorbar espacio, adlet aviso a la chica que se moviera hacia el estuche y esta obedeció, adlet quedo solo y con un poco mas de espacio para si mismo, quedo viendo hacia arriba a los escombro e inmediatamente sus pies comenzaron a golpear una tras otra vez la capa de escombros que los cubrían las patadas de adlet eran fuertes y constantes a los escombros y lo mismo comenzaba a molestarle, de seguir así se cansaría pronto.

Después de tantos golpes logro hacer una pequeña apertura de espacio, pero el vicealmirante ya estaba muy cansado para lograr sacarlos a ambos, el vicealmirante solo logro sacar su mano por el agujero creado y moverla de lado a lado esperando que alguien con suficiente bondad se apiadase de sus almas y los sacara de esa tumba de escombros, adlet no dejaba de sonreír aun aterrado entre tanto escombro y cansado físicamente.

por **Ilana Antall** Sáb Sep 12, 2015 12:28 am

Ilana llegaba tarde, esa tormenta la había retrasado por más de una semana, y apenas puso un pie en el reino de Tempus salió disparada en dirección del valle, esperaba poder ayudar así sea poco pero quería ayudar a reconstruir el lugar que le había dado memorias tan gratas a ella y a su familia.

Junto con Antre, su mano derecha, se dirigieron al valle mientras el tercero al mando y los demás se quedaba en el barco organizando todo para cuando Ilana volviese, pues tenían mucho que hacer en Tempus antes de volver a Spatium.

Tomo bastante tiempo para poder llegar y cuando lo hizo se sorprendió al ver tanto caos en los alrededores. Habían edificios derrumbados y heridos por doquier –Oh no-exclamó al ver la situación de la obra –Antre ayúdame debemos buscar a alguien que nos diga cómo podemos ayudar-le dijo a su acompañante –pero señorita Ilana no hay mucho que hacer aquí-le contestó -¿no hay mucho que hacer? ¿Acaso no ves lo que está sucediendo a tu alrededor? Mira toda esta destrucción-le dijo señalando a lo que los rodeaba –vamos yo voy por la derecha y tú por la izquierda, debemos encontrar a alguien que nos diga cómo ayudar- quedaron en encontrarse en ese mismo lugar encontrasen o no a alguien y con esto ambos emprendieron caminos separados.

Ilana corría y no le tomó mucho tiempo encontrar una carpa, dudo en entrar pues si se encontraban enfermos dentro de ella, no quería entorpecer la labor de los doctores, podría ofrecer su magia y ayudar curando a algunos enfermos pero no sabía si podría servir de algo, miró alrededor esperando poder ver a alguien con las características que tenían los que portaban cargos importantes y que de seguro podrían decirle que hacer.

por **Huo-Lin** Dom Sep 13, 2015 5:45 am

Había soltado la brocha que le lanzó, la soltó, ignoró y dirigió toda su atención al primo dei. Hécate infló sus mejillas con molestía al verle dejar de lado su petición, incluso tenía pensado lanzarle una nueva brocha pero la discución que mantuvo con Kvothe fue suficiente para mantenerla quieta y continuar con su labor. Mientras ella pintaba, los niños que le estuvieron ayudando ahora descansaban totalmente abrigados pues hace unos cuantos minutos fueron soltados abrigos y cobijas por unas extrañas espadas resplandecientes, a las cuales no les prestó mucha atención hasta que llevaron cuencos con sopas.

Se detuvo pasmada ante el grito que el custos lanzó, dejando de lado la pintura para ir a socorrerle con los sobrevivientes encontrados. Sin dudarlo, sostuvo al bebé entre sus brazos mientras le aplicaban los primeros auxilios, quedándose a su lado cuando éste comenzó a llorar. Hécate apretó los labios en una fina línea antes de volver a cargarlo, después de todo, ella no era buena con los niños que lloraban, comúnmente sus ojos saltones provocaban temor, incluso ella tenía ganas de llorar si no lograba calmarles. Soltó un pesado suspiro, tomándolo una vez más y empezar a mecerlo suavemente, deteniendo el llanto. Miró al hermano mayor, notando como respiraba con normalidad, pero la madre no parecía estar en las mismas condiciones que sus hijos, mostrándose preocupada hasta que finalmente Kvothe la hizo volver en sí, respirando aliviada.

Se puso en pie con el más pequeño en brazos, debía seguir las órdenes del primo dei ante todo, puesto que ella respetaba a sus superiores, incluso a esos gladius con rango mayor al propio. Antes de dar un mero paso, aquel hombre peliverde pensaba darse a la fuga (así lo vió ella) y no ayudar con la reconstrucción de Chocobo ni mucho menos brindarle apoyo a los pequeñitos recién rescatados. Su sangre comenzó a hervir por tal acto, corriendo a tomar una brocha con pintura rosa y acercarse al varón.

—¡¿Qué crees que estás haciendo, idiota?!— gritó irritada al ponerse frente a él y pintarle de un solo movimiento el rostro de color rosado —¡La gente necesita ayuda, estúpido! ¡¿A qué rayos viniste si no vas hacer nada?!— dijo molesta, meciendo al menor con su brazo libre y evitar así que llorase de nuevo ante el mar de gritos que ella lanzaba.

Suspiró profundamente antes de hablar de nuevo, dejando caer la brocha al suelo para sostener al bebé con ambos brazos, no sabía si lo que hacía era correcto, después de todo en su vida había cargado a un niño; si alguien se burlaba diciendo que nunca sería una buena madre, definitivamente estaría de acuerdo.

—No quieres ayudar porque eres tonto, ¿cierto?— intentó provocarle —Pues eso, puedes retirarte porque eres un inútil, no te necesitamos, chu chu— dijo ella con un par de muecas —anda, ve a pasearte por el pueblo, eres tonto y no puedes levantar ni una tabla, o construir casas, incluso dudo que sepas pintar— finalizó ella, amarrando al pequeño bebé con el abrigo que había recibido y cargarlo así en la espalda, había notado que estaban faltos de médicos por lo que ella cuidaría del menor mientras seguía pintando.

Infló las mejillas nuevamente, ella era muy perezosa, pero detestaba a los que no ayudaban a otros —Tuve que amarrar mi cabello en dos coletas para que no te molestara, mocoso, siéntete agradecido— susurró al menor.

por **Arno Mireault** Dom Sep 13, 2015 3:35 pm

Su primera intencion cuando llego fue reunir a sus hombres para poder dr las ordenes necesarias para ellos pero mientras esperaba a que lguno diera señales de haber llegado, se percato que ya muchos habian empezado a trabajar con la gente. Algunos se encargaban de llevar a las personas a las zonas donde se habian instalado lugares donde los medicos podian revisarlos. Segun su aspecto, Arno estaba muy seguro que ninguno habia recibido una atencion medica apropiada en mucho tiempo, algo que parecia sobre ponerse en importancia al trabajo de reconstruccion de todas esas casas. Hablando de ello, se comenzo a preguntar cuanto tiempo tardarian en realizarla ya que el pueblo aunque derruido era extenso y aun con todas las manos puestas en ese labor, la tarea podria extenderse por varios dias.

El semidragon no era conocido por su paciencia, no le gustaba o mas bien no era capaz de permanecer mucho tiempo en un lugar, esperando a que algo pasara. Por su mente cruzo la idea de volver a tomar su forma dragon y marcharse a buscar a sus hombres pero antes de que lo hiciera, vio aparecer a uno de sus generales. Recordaba al muchacho, un chico que habia demostrado hasta el momento una gran entrega al labor del gobierno ademas de una gran union con sus compañeros, tanto iguales como inferiores y superiores. Le agradaba su actitud y se encontraba bastante contento de que fuera parte de su ejercito.

Ayato, es bueno verte -dijo el dragon con calma, mirando al muchacho mientras se acercaba un paso a el.- Empezaba a preguntarme si mis soldados estaban aqui o si aun no habian llegado pero me alegra escuchar que ya se encuentran ayudado -comento llevando una mano a su chaqueta, de donde saco un cigarrillo, llevando este a sus labios.- Creo que de momento deberiamos ayudar a los demas con sus labores pero tambien quisiera saber si alguien mas llego al reino, especialmente por que recibi la noticia de que una nueva capitana se habia unido a nuestras filas -dijo encendiendo el cigarrillo, dando una cala al mismo antes de girar su mirada hacia un costado.

Su memoria solia ser algo mala pero sabia que ese chico rubio era otro de sus generales aunque no recordaba cual de los tres titulos llevaba. En ese momento no era precisamente eso lo importante sino mas bien era el echo de que aun sin darles ordenes especificas, sus generales habian respondido al llamado de ayuda de ese pueblo. Esperaba que se mantuvieran de esa manera, no le agradaba la idea de tener que buscar otros soldados que cubrieran sus lugares.

Owen, me alegra ver que dos generales del reino se encuentren en este lugar -dijo el dragon mientras dejaba caer el cigarrillo en la nieve y lo pisaba, hundiendolo en la capa blanca. Ya tenia una idea de las ordenes que podia darles pero antes de hablar, vio llegar en la distancia a su capitan general junto a la esposa del mismo, dos de sus guerreros mas fuertes. Estaban todos sus cargos altos, bueno casi todos por que faltaba uno de sus generales. Ya luego hablaria con ese hombre por no presentarse a ayudar con esa reconstruccion.-Esta bien, ahora que estan todos aqui, les dare sus ordenes. Ayato-dijo mirando al vampiro.- Quiero que tu vayas y busques a la nueva capitana que se unio a nuestras filas. Segun el archivo que llego, su nombre es Ren creo. No recuerdo como era su aspecto pero confio en que la encontraras -dijo llevando luego su mirada al hombre rubio.- Jhon, Ayato me dijo que estabas ayudando a los civiles. Quiero que junto con tu esposa, recorran el valle y le suministren ayuda a los civiles y tambien a los miembros de los otros reinos que se encuentren solos. Quiero que todos vean que nuestro reino esta dispuesto a ayudar sin importar de donde vengan -indico mirando luego hacia el lugar que Alba habia señalado antes.- Yo ire con Alba y Owen a reunirme con la ministra de Tempus para obtener un poco mas de informacion sobre el avance de la reconstruccion. En el caso que algo surgiera, enviare a Owen para que les entregue sus nuevas ordenes. Ahora vayan y hagan que el nombre de nuestro hogar quede en alto -dijo mirando a todos sus soldados con seriedad antes de comenzar a caminar hacia las tiendas al tiempo que tomaba la mano de Alba para que no se separara de su lado.

por **Alisa Amiella** Dom Sep 13, 2015 6:15 pm

Miraba de vez en cuando mientras caminaba al ministro, su sola presencia envuelta en aquel aura de energía que parecía inagotable, aquel porte lento, tranquilo y seguro, se encargaba de transmitir seguridad al mismo tiempo que transmitía una inquietud en aquellos que no conocían a mi señor. A mi en cambio me llenaba de un orgullo inmenso estar caminando junto a él, me sentía absolutamente plena con la idea de tener que custodiar sus pasos y su seguridad, cosa absolutamente prioritaria para todos nosotros, aunque la idea de aquel encuentro múltiple fuera distinta.

En aquel instante en que las tropas comenzaron a dispersarse para dejar paso a Azazel, no se por qué motivo pero me sentí importante. Por primera vez en mi vida sentí que era importante en algo que hacía y una sonrisa se reflejó en mis labios fruto de aquella satisfacción personal que tanto esfuerzo me había costado.
- Sr. Gremory -Indiqué para dirigirme al ministro de Chaos con respeto pero al igual que me había pedido anteriormente él, parecer algo mas cercana en mi trato. - Le escoltaré hasta el container de Regem y ya después quedó a su disposición para lo que me necesite y ordené. -Finalicé sonriendo de forma leve y adelantando mis pasos a los del ministro para anuncia su llegada antes de que pisara aquel lugar.

Cuando llegue a la altura de aquellos guardias, uno de ellos arqueó una ceja mirándome a lo que respondí con la misma mirada pero alzando la barbilla en pose digna -Soy Alisa Amiella caballero Élite del reino de Chaos, precedo al ministro de Chaos Azazel Germory. -Pronuncié con una seriedad y seguridad absoluta en mis palabras y a los pocos segundos, el ministro estaba anunciado y el camino totalmente libre para que mi señor pasara sin molestia alguna ni presentaciones de mas.
Sin mucha dilación entre en la instancia primero, realizando una inclinación leve y rápida hacia aquella mujer de cabellos dorados, la cual no podía negar que imponía tanto en presencia como en belleza, pero que para nada me intimidaba. -Buenos días señora ministra. - Saludé y espere recta en postura firme que mi señor pasara dentro de la instancia llenando aquel lugar con su presencia, mientras yo permanecía a la espera de sus ordenes y asegurándome que estaba todo correcto ahí dentro.

por **Kaileena** Dom Sep 13, 2015 6:54 pm

La chica a la que acababa de curar intentó levantarse. No sabía por qué, pero se había intuido que haría eso. Por eso espero a que se levantara por si se hacía daño, estar allí. Pero rápidamente volvió a la camilla, así que no había de qué preocuparse. Además Akatsuki estaba con ella, y se veía que no le importaría cuidarla.

- Perfecto. Y también avísame si se encuentra mal o coge fiebre Akatsuki –dijo dirigiéndose al susodicho.

Viendo que allí ya había terminado su trabajo de momento, se dirigió al paciente con la herida en la cabeza que estaba cuidando la chica que la había guiado hasta el campamento. Estaba manteniendo la gasa sobre la herida como le había indicado. Acercó la mesilla movible con el material que necesitaba. Se cambió los guantes y se colocó la mano sosteniendo la gasa para que la chica pudiese soltarla.

- Gracias. Lo has hecho bien, ya continuo yo.

Cuanda aparto la mano, la Caduceus sacó cuidadosamente la gasa para observar la herida. Era mucho más pequeña que la que acababa de suturar, ergo terminaría mucho antes. Pero a diferencia de la otra, en esa aun salía sangre. Eso solo hacía el trabajo un poco más molesto. Como el exterior ya estaba limpio gracias a la chica, cogió la jeringa con un poco de anestesia y se la introdujo en diferentes puntos de alrededor de la herida como había hecho con la otra.

-Gracias por ofrecerte. Si nunca quieres aprender algunas cosas esenciales, te las puedo enseñar cuando quieras. También puedes observar y preguntar. – le contestó a Atenea sin mirarla, pero sí que notó que algo giraba entorno de ella. Sintió curiosidad pero no era asunto suyo y por eso no preguntó.

Limpió el interior de la herida con la solución salina para proseguir con la sutura. Esta necesitó pocos puntos. Como en la otra, le puso el ungüento antibiótico, la gasa y lo vendó. Por suerte el hombre se había quedado quieto sin rechistar. La observaba con un poco de temor pero no dijo ni una palabra y cerró los ojos mientras lo suturaba.

- Quítese la parte superior de su ropa y deja su brazo al desnudo. –al ver su cara de interrogación le explicó enseguida- Debo ponerle la vacuna antitetánica –al escucharle el hombre obedeció. No con mucha ilusión, pues a nadie le hacen gracia las vacunas. Cuando tuvo el acceso libre, se la puso en la parte superior del brazo, cerca del hombro, con un rápido pinchazo.- Ya está. Ya puede irse. Dentro de 24 horas deberá volver a que le cambien la venda y se la curen.

El hombre le dio las gracias y se fue. Ella se dirigió al siguiente paciente. Se había llenado la carpa con heridos muy rápido, así que tenía que debía apresurarse. Por suerte parecía que no eran cosas muy importantes. Ahora le tocaba curar una pierna rota y el siguiente un hombro dislocado… No había enfermedades extrañas ni que requiriesen de pruebas muy sofisticadas. Ya volvería a la rutina, ya…

por **Alba Angelus** Dom Sep 13, 2015 7:18 pm

Felicidad era la palabra exacta que sentí cuando veía a tanta gente, diferente y reunida en un mismo sino. Mientras sonreía de forma dulce tanto al divertido Ayato como a mi hermano Owen, la presencia de dos personas distinguidas de mi reino me hizo virar tanto el rostro como mi postura. Mis ojos seguramente brillaron a la par que mi cara se iluminaba con una sonrisa al ver a la pareja de Capitanes Generales. No pude evitar suspirar absolutamente encantada con lo perfecto que se veían el uno con el otro, todo aquello que siempre había escuchado de la pareja era mas que cierto, solo con la presencia imponían y la Sra Reila era tan bonita...

Aclaré mi voz carraspeando y colocándome en postura correcta saludándolos a ambos con un gesto noble en silencio, sonriendo de forma grata sin querer interrumpir las palabras que les dedicaba mi ministro, sin evitar preocuparme un poco al escuchar que mucha gente necesitaba ayuda médica, desviando mis pupilas turquesas hacia la carpa con la cruz roja de enfermería. Sin duda alguna nada mas que Arno estuviera correctamente instalado le pediría permiso para ayudar en la carpa, aunque había de reconocer que según los informe de su tía Christa, había muchos mas heridos de lo que se pensaba...eso o los derrumbamientos habían comenzando antes de lo previsto.

Tras ofrecerle a ambos Capitanes Generales uno de mis deliciosos cupcake de la enorme caja que llevaba, dejé ésta confiada en los brazos fornidos de mi hermano, confiando que no se comiera media tanda de cupcakes por el camino. Asentí sonriendo a las palabras de mi ministro y cuando sentí que tomaba mi mano un escalofrío seguido de una especie de cálido nerviosismo me inundó el pecho, coloreando de rojo mis mejillas. Por un momento mi imaginación me llevó a una imagen mía y de Arno, similar a la hermosa pareja de Capitanes Generales y sin darme cuenta estaba caminando feliz entre las nubes de mi sueño.
Afiancé mi mano a la contraria viendo como una chica con gorra y un demonio de pelo rojo entraba en el lugar de reunión donde mi tía esperaba. "Seguramente era el ministro de Chaos", pensé ya que mi tía me había hablado algunas cosa de ese demonio y un poco de curiosidad tenía por los comentarios de la misma.

Tras la típica presentación etcétera, Tanto Arno y yo pasamos dentro del lugar. Una sala enorme, que engañaba totalmente desde fuera, en la cual había una mesa redonda, un centro de control informático y algunos puestos mas. - ¡Buenos días! -Dije con la mejor de mis sonrisas sin soltar la mano de Arno al menos de momento.

por **Juliet Irina** Dom Sep 13, 2015 8:24 pm

El día por fin había llegado. Había algo en su corazón que le decía desde el inicio de todas las atrocidades que habían pasado en los reinos, que el Lord no podía ser tan malo, y era aquel el día en que curiosamente su percepción de él cambiaría ligeramente... o tal vez no.

Montaba a su unicornio con rumbo a aquella aldea que bien conocía para ir a hacer un trabajo mucho más gratificante que el que había hecho desde que se había unido al ejército. Lo más curioso era que no se encontraba ya como un miembro del ejército ahora que podía hacer algo con lo que se encontraba entusiasmada. Sin duda, la vida daba muchas vueltas y ya se vería después si había algún otro camino extraño para la joven pelirroja.

A medida que se acercaba a aquel lugar, se daba cuenta por la posición del sol de que iba tarde a la hora citada. Por supuesto, habría muchas cosas que hacer aún, pero ella iba con la intención, no de reconstruir, sino de planear un futuro mejor para aquellas personas que habían quedado atrás. Entre sus cosas, miles de objetos y sobre todo hojas membretadas la esperaban en busca de llenarse con información. Sabía que habría manos de sobra para quitar escombros y cosas por el estilo, y que incluso mucho de eso ya lo habrían quitado los habitantes por su propio pie. Lo que quería, era recolectar la mayor cantidad de testimonios sobre lo que les hacía falta para poder vivir en paz y armonía, devolverles la tranquilidad y la vida digna que necesitaban. Mucho de lo que entregarían serían víveres y ropa, pero quizás había más carencias que por simple observación no saldrían a la luz, habría qué preguntarle a las personas.

Tras una buena cabalgata, finalmente llegó al lugar. Cientos de personas se encontraban trabajando ya. En cuanto sus pies tocaron el suelo, Lunnaris desapareció, dejándola sola con su pequeño morral y una mochila con objetos cotidianos y suplementos alimenticios para niños que pensaba donar. Esperaba, simplemente, que la ayuda para aquel lugar no hubiese llegado en mal momento, pues a pesar de que intentaba recordar lo que había visto del valle, aquel lugar no parecía nada la celebración en la que habían caído la última vez en la que estuvo ahí.

Mi mente me ha jugado una mala pasada... - Susurró suavemente mientras comenzaba a caminar entre los lugares destruidos y los montones de escombros.- Esto es más horrible de lo que recordaba.

por **Marcus S. Blacklock** Dom Sep 13, 2015 8:42 pm

Recordaba que su reino solia ser un sitio donde siempre habian combates por cualquier razon que fuera, a veces incluso por malentendidos. Todo era una buena excusa para buscar un combate pero durante las ultimas semanas no habia visto nada de eso, ni un solo grito y no por falta de razon. Segun parecia todos se encontraban preparandose para alguna mision que habia llegado al ministro. Como habia estado viajando mucho no se habia enterado de nada pero haciendo algunas preguntas logro obtener algo de informacion sobre esa famosa mision. Lo importante que se entero era que esta seria fuera del reino, en Tempus especificamente y que en ella estarian los ministros de los tres reinos, un buen momento para conocerlos y ver que clase de soldados tenian.

Haciendo un par de preguntas mas, se entero en que sitio especificamente seria la reunion y como llegar o mas bien como reconocer el sitio una vez que se encontrara en las montañas. Por regla debia de haber partido con el ministro, siendo gladius y todo pero realmente carecia de interes en ir junto al nuevo ministro, preferia hacer las cosas por su cuenta, algo que jamas pensaba cambiar. Fiel a eso, salio durante la noche convertido en un gran fenix de plumaje negro, perdiendose en la oscuridad rumbo al reino congelado.
Segun lo que tenia estimado, llegaria durante la tarde de ese mismo dia o quizas antes ya que volaba bastante rapido, aun para su propia raza. Siempre le gustaba aprovechar cualquier oportunidad que tuviera presente para estirar sus alas ya que en el reino, rara vez dejaba salir su forma real mas que todo por que nunca le habia interesado usarla como un medio de combate, solo para poder moverse mas rapido entre diferentes lugares.

Podia sentir el sol en su espalda y el frio aire en su rostro cuando divisio a lo lejos las grandes montañas cubiertas de nieve. Nunca habia pasado demasiado tiempo en ese reino pero sinceramente le agradaba mucho su aspecto, aun cuando el frio extremo nunca habia sido algo de su mayor agrado. Segun el soldado que le dio la informacion, debia buscar un valle lleno de gente y de ruinas. Le dijo que seria el unico lugar asi que era imposible que se perdiera. Ese hombre no conocia la orientacion del fenix pero con algo de trabajo y muchisima suerte, el azabache diviso un pueblo arruinado junto con mucha gente aglomerda, algunos de aspecto militar.

Viendo que habia arribado, se dirigio en picada al valle, cambiando de forma en medio del aire y aterrizando cubierto por un fino tornado de fuego negro que se disipo cuando sus pies tocaron al nieve.- He llegado...ahora supongo que debere buscar al ministro o algo en que ocuparme...-murmuro comenzando a caminar por la blanca planicie mientras colocaba un cigarrillo en sus labios y lo encendia con un chasquido de sus dedos.- Disculpen ¿Saben donde se han reunido los ministros? -pregunto a unas personas que caminaban hacia una de las tiendas.- En esa gran carpa -dijo una niña que iba en el grupo, señalando una de las tantas ubicada en el centro de todo.- Gracias pequeña -dijo el fenix, girando sobre sus pasos, caminando con algo de flojera hacia el lugar. No le gustaba pero al menos debia avisarle al ministro que habia llegado, no queria recibir un regaño de nuevo.

por **Azazel Berith** Mar Sep 15, 2015 8:38 pm

Se me hacia gracioso algo en todo este asunto que era el presentarme ante mis buenos hombres de Chaos, esos que se dejaban la vida y la sangre día a día en un -posiblemente equivocado- orgullo de servir a su Ministro, Azazel Gremory. Mas gracioso era ver como se tomaban todo el asunto de haberme traído a Valle Chocobo como un trabajo digno de ser contado en leyendas y que los recordaría como lo mejor de lo mejor en todo el reino. Bueno, para ser un tanto honestos, de eso iba a asegurarme que sucediera porque eran ellos los que movían los engranajes que conformaban a la estructura militar-política de ese reino al cual "lidero". La cabeza es, ciertamente, fácil de reemplazar, pero un país no lo es nada sin sus habitantes y sin héroes que se sacrifiquen de esa manera tan fiel.

-Alisa querida, no voy a recriminarte por tu elección de titulo, pero me hace sentir mas viejo cuando agregas un "Señor" a mi apellido.-Dije con tono suave y una sonrisa campechana, buscando que la ahora sonriente joven dragona se relajara aun mas-"Señor Gremory" es mi padre. ¿Acaso me ves a mi como si fuera mi padre? Y, por favor, no te molestes en responder. Se que dirás.

Claro que es obvia la respuesta que va a dar la dragona, que es un "no" rotundo. El asunto radica mucho mas en saber si era porque así lo creía o porque su puesto le imponía la tarea de mostrar deferencia ante las palabras que de mi boca salían. Hmmmm... No, no no... Eso no puede servir, no en el ejercito de Chaos, que tan orgulloso debe mostrarse en todo momento. Está bien la obediencia y el cumplimiento de las ordenes, pero creo que ya he dejado bastante claro que no hay problemas si adoptan un aire mas informal en mis cercanías. Todos somos una familia, después de todo...

Ah, ¿pero como puedo aun así hacer caso omiso a los grandes esfuerzos que mi aide-de-camp estaba realizando? Ella quería que todo fuera perfecto, que mi imagen respetable sea respetada y que sin duda imponga respeto ni bien ponga un pie en el container donde se debían reunir los ministros. ¿Yo? Yo tengo otros planes, sinceramente hablando. Me reuniré con los otros dos ministros, no hay dudas de ello, pero solo buscaré que sea corto y que pueda dejarme el tiempo para pasearme por el área afectada y ayudar a los que trabajan de forma activa.

-No hace falta que se ponga de pie para recibirme, Ministra Hellemonde. Es justo que sea yo, el recién llegado, quien se acerque a presentar mis mas formales saludos. A su vez, hago acercar mis deseos de que la reconstrucción de Valle Chocobo se realice sin problema alguno.-Dije una vez fui presentado y puse un pie en el cubículo, donde la susodicha ángel de cabellos rubios estaba observando todo-Pongo a su disposición la mano y ayuda de todo el reino de Chaos para lo que necesite. Ahora, si me disculpa por un momento, debo enviar a mi ayudante a reunir a mis leales soldados.

Ya, hecho todo el trabajo fino de diplomacia y política de lengua plateada que tan bien se me daba -Es lo que hay cuando uno tiene un don con las palabras-, me giré para ver a quien me habia precedido en el viaje, suponiendo que mis palabras habían sido oídas claramente por Alisa como para saber que mi deseo actual era el anteriormente explicitado: El reunir a todo aquel que estuviera bajo el estandarte de Chaos y bajo mis ordenes.

-Alisa querida, has oído lo ultimo que dije, ¿verdad?-Fueron mis palabras iniciales, sin cambiar en modo alguno mi sonrisa relajada ni mi tono de voz. No era absolutamente necesario pues tenia conocimiento de que nada sucedía que requería que me esforzase mas que para hablar con completa calma-Ve afuera y llama a todos los caballeros, a todos los guerreros de Chaos y, en especial, a mis queridos Guerreros Gladius. Diles que se reúnan en las afueras de este lugar para recibir sus ordenes. Necesito, a su vez, que mantengas el oído en el suelo y juntes toda la información posible sobre lo que ha sucedido antes de nuestra llegada y que involucre a los habitantes de Chaos en modo alguno.

Mis deseos, para ella, sabia que eran algo así como una orden que de ninguna manera podía ser desobedecida por mas imposible que sea. No me gustaba esa clase de trato, pero supongo que siempre puedo asegurar que ella y todos los demás tengan su justa paga por escuchar los pequeños caprichos de un pequeño hombre como yo. ¿Tal vez una cesta de regalos? ¿O una botella de vino? ¿... Y si mejor les doy una cesta de regalos CON vino?

Ah, si. Alisa... ¡Chop, chop~!

por **Akatsuki Ousawa** Mar Sep 15, 2015 10:32 pm

La verdad es que se sorprendió bastante de la fortaleza que mostraba Karura. Para ser sinceros, se había imaginado que se quejaría al menos una vez, pero lo había soportado todo en silencio, aunque se le hubiera notado la expresión de dolor. Akki se levantó del taburete y se puso delante de la elfa, quien no podía levantarse por el momento, pero no hacía falta. Vio que el abrigo que ella había llevado estaba rajado, así que se quitó el suyo y se lo puso con mucho cuidado, para que no tuviera que mover demasiado los brazos y así cubrirle el cuerpo y que dejara de estar con los pechos al descubierto pasando frío. Luego le dijo que iría a por la comida, le hizo unas cuantas caricias y salió de la carpa.

Nada más verle, uno de los Rubinus le dijo que habían pasado cosas raras, porque había aparecido comida voladora y había sido repartida entre muchas de las personas que estaban allí, pero él no le creyó. Le estuvo insistiendo todo el rato mientras le daban cuatro cuencos de la comida que habían estado preparando durante horas. Al final desistió de ser ignorado y pudo volver tranquilamente. Realmente notaba el frío calarle ahora que no tenía abrigo encima: No notaba que las camisetas que tenía encima hicieran algo.

-Han hecho estofado de carne, tiene muy buena pinta.- Le entregó uno de los cuencos a la elfa y los otros los dejó sobre la mesita más cercana. -Kaileena, Atenea, a vosotras también os he traído.

Todos los tazones tenían una pequeña cuchara, así que no necesitaban ningún otro cubierto. Akatsuki pensaba que esa comida tan fuerte no era la más apropiada para la gente desolada del Valle que a lo mejor había estado tiempo sin comer, pero lo cierto es que cualquiera ansiaría algo tan rico como lo era esto. Esta vez, se sentó al lado de Karura, sobre la camilla: Quería aprovechar a comer con ella antes de irse. Esperaba que no se aburriera demasiado cuando él no estuviera, sobretodo teniendo en cuenta que no se podía mover y que todo el mundo estaba ocupado. Habló con ella durante el rato que les duró la comida, de cualquier tema que surgiera, de como les iba su nueva vida juntos.

-Tengo que irme ya. Será mejor que duermas un rato y luego si te ves bien, pruebes a hacer algo.- Le dijo, como medida contra el aburrimiento y forma de descansar. -Volveré por la noche, espero. Nos vemos luego.

Se despidió con un beso algo más profundo que las veces anteriores y luego se marchó. Sabía que estaba en buenas manos, con gente atenta y que no permitirían que empeorase de ninguna manera, podía irse tranquilo, aunque no lo estaba. Lo primero que hizo fue buscar otro abrigo para resguardarse del frío y buscar a un grupo para irse. Lo conformaban siete en total y llevaron bolsas para ponerse a recoger escombros, cuando alguien llegó corriendo pidiendo ayuda. Se trataba de otro derrumbe en el que alguien había quedado sepultado pero que aún daba señales de vida. Se dirigieron al lugar del accidente: Sobresalía una mano que se movía pidiendo ayuda por un pequeño agujero. El resto de la extensión eran todo rocas y barras.

-Yo le saco.

Evaluó cómo hacerlo, ya que desconocía cómo se encontraban en el interior. Se decantó por retirar los escombros más cercanos al suelo, como si cavara una cueva, para hacer hueco por el que permitir la salida a aquellas dos personas. Eran un hombre y una mujer. Sorprendentemente, las rocas no resultaron ser un problema para Akki, quien las movió a manotazos, aunque alguna fuese incluso más grande que él mismo. Extendió una mano, a la espera de poder sujetar primero a uno y luego a otro: Pidió expresamente que saliera primero el que tuviera peor estado, es decir, el que estuviera más herido o débil, por cualquier circunstancia. No le resultó complicado sacar a ambos, parecía que era justo lo que se le daba bien.

-¿Estáis bien?- Le preguntó a Adlet y a la mujer que acababan de salir. -Vayan a descansar y a tomar algo.
-¡Akki! Tienes que volver al campamento.- Le dijo uno de los Rubinus. -¡Es muy urgente!
-Pero si acabo de irme, no puedo hacer nada si estoy de un lado a otro.

Le explicó que se había sucedido una especie de estallido en un complejo alejado y que habían encontrado a varias personas en un estado crítico. No entendió qué pintaba él allí hasta que le dijeron que necesitaban hombres fuertes y llenos de energía para salvarlos. Uno de los grupos había mandado a dos de los miembros a informar al Caduceus para preparar las cosas.

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Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater