Re: TRAMA N° 6.0 - RECONSTRUYENDO CHOCOBO - [03/09/15 - 17/08/15]

por **Ayato Sakama** Jue Sep 03, 2015 8:11 pm

El joven vampiro de cabellos rojizos, se había levantado en el reino de Spatium sin demasiadas ganas de dirigirse a aquel gélido Reino al norte de Spirit Soul. El general de Justicia, no tenía ninguna razón en su interior por la que disfrutara de ayudar a los necesitados, pero siendo una orden del magnánimo Lord y su Ministro, no había posibilidades para negarse. Se animaba al pensar que tendría algo de suerte, y podría ver allí al Rayo, Jhonatan Alexander, Capitan General, y tendría la oportunidad de divertirse con el mismo, soltando algunas bromas. De igual forma, esperaba poder ver al resto de sus compañeros por allí, pues aunque a veces la soledad le agradaba, siempre era mejor divertirse, y claramente molestar a sus cercanos.

Colocándose su uniforme, el pelirrojo de ojos verdes se preparaba para dirigirse hacia el reino del hielo, con sus pantalones negros y su camisa blanca desabotonada en la parte de pecho, el vampiro decidió tomar una blazer negro para prevenir las bajas temperaturas del reino que visitaría, luego tomó su corbata, y como el joven de sangre pura no tenía idea de como anudar la misma, la dejo suelta enredándola sobre el cuello de su camisa. Con el pendiente rojo sobre su oreja diestra, el joven rebelde estaba listo para acatar las ordenes su superior y viajar a Tempus para ayudar a esos ciudadanos atacados por los revolucionarios.

El general de justicia se dirigió fuera, y desde allí comenzó a flotar cómodamente hacía donde el resto de Brüder of fire debería embarcarse a su navío. Ayato, se encontró allí con el líder del Gremio Jhonatan Alexander, y otros de los miembros de aquel grupo. Al vampiro no le molestaba para nada viajar en aquel gigante de metal, normalmente, acostumbraba temer a los océanos, mares, lagos, ríos, todo por un trauma de su infancia, pero sentía orgullo y confianza por sus compañeros de gremio, además de estar consciente de que la forma de Rayo le permitía volver a ese navío completamente seguro. Tras unos momentos de estar viajando el Capitán General echó unas palabras al General de Justicia, por lo que el vampiro no le ignoró y con una sonrisa orgullosa en su rostro respondió. - Nunca eh estado en Tempus Rayo, sería mas divertido si nos permitieran golpear a alguien, pero bueno, con suerte podremos conocer a los mas fuertes militares de otros reinos - Ayato hablaba al noble con suma confianza, utilizando un apodo para el mismo, pues a pesar de tratarse de su superior en rangos Ayato le consideraba uno de sus mas allegado en el ejercito, razón suficiente para colocar un apodo al mismo y algunas veces gastarle bromas.

El pelirrojo vampiro oyó la afirmación de su superior, y con orgullo tomó la bandera de spatium, cargándola sobre su hombro de forma imponente, pues así era como debía ser representado el dorado reino de los guerreros. Las costa de Tempus eran gélidas, cosa de las que el joven de mirada verde estaba enterado, pero no se esperaba que llegara a ese extremo, pues con sus abrigo a penas podía resistir el frío, que en cada brisa le producía un escalofrío o temblor inesperado. Esperaba desembarcar y dirigirse hacia el últimamente tan nombrado valle, pudiendo encontrarse allí al Ministro de Spatium, pues Arno Mireault, o Jefe-sama, como solía llamarle Ayato, debería ser quien le diera las ordenes y obligaciones respectivas al formar parte del ejercito de justicia.

Fue solo cuestión de tiempo y una caminata el poder atravesar toda esa nieve, para finalmente llegar al tan poco animado valle. El pelirrojo vampiro mantuvo la bandera de su reíno tan alto como podía, demostrando el orgullo que se portaba en aquel ejercito, sabía que a partir de allí los miembros del gremio que llegaron con ellos tomarían su camino, pues algunos no pertenecían al mismo ejercito. Tras un poco más de avanzar junto a su superior, habían llegado a una posición dentro de aquel destruido Valle en ruinas - ¡Oye! ¡Rayo! Echaré un vistazo por arriba, a ver con quien me puedo encontrar - Comentó Ayato hacía el noble rubio que avanzaba delante de él. Tras eso, sin mucho esfuerzo clavó la bandera de su Reino sobre la nieve y el frío y helado suelo de Tempus. Aquella magnifica bandera se mantuvo firme, ondeándose con las brisas de manera calmada, por lo que el vampiro le observó con orgullo y admiración por unos momentos. Finalmente, comenzó a flotar para ascender sobre las estructuras ya derrumbadas en su mayoría, desde aquella altura se dedicó a observar con tranquilidad y un rostro curioso a todo lo que podría divisar. Nada interesante para el joven vampiro, así que con paciencia comenzó a desplazarse, flotando relajado, divisando varias cabezas desconocidas, personas que parecían portar un uniforme militar, algunos con simples harapos que seguro serían los ciudadanos afectados.

por **Arthas** Jue Sep 03, 2015 8:43 pm

Totalmente indiferente, pero guiado por una orden directa el caballero de la muerte emprendió el viaje hasta Chocobo. Un Valle azotado por la incursión revolucionaria hace un tiempo atrás, la incompetencia de los funcionarios del gobierno en los últimos años era inconcebible, comenzó en Chocobo y fue avanzando, pequeños lugares, uno por uno hasta tomar la famosa Ciudad Capital, es totalmente inconcebible de que el factor sorpresa este del lado de la fuerza insurrecta, las estupideces y la poca preparación del gobierno seria el detonante de una futura guerra civil, en donde las fuerzas contra el gobierno saldrían victoriosas... solo es cuestión de tiempo.

PoV Arthas

Hoy era un día diferente, al parecer el Lord quiere recoger las pocas migajas del gobierno que quedaban en Chocobo luego del atentado, inmundicia, pobreza y desolación era la realidad del Valle, que con sus tierras agrestes y áridas mataban de hambre y desesperación a sus habitantes. El aviso fue sencillo, ni una carta, solo un mensajero portador de la noticia. ¿Reconstruir una ciudad?... estupideses, como yo un legionario... voy a brindar un servicio de caridad a los pequeños vestigios inmundos de Chocobo... yo conquisto, yo destruyo... no soy un jodido filantropo. Completamente inútil... ¿Que acaso no se dan cuenta?... ¿Reconstruir unos despojos?

Ya habían pasado unas horas desde que emprendi el viaje con el demonio Tichondrius, quien se mantenía en su forma humana. Los caballos relinchaban y avanzaban como el viento, desde la Ciudadela Corona de Hielo en Tempus Urbanis, hasta el Valle de Chocobo, kilometros agotadores para cualquier caballo ordinario pero no para las endemoniadas bestias que montaban los miembros del Azote. Partimos temprano cuando la espesa niebla cubría los primeros rayos de sol. Tres días enteros sin descanso, al fin pudimos ver el asqueroso y marginal Valle...en la ruina total.

- Valla... ¿Esto es Chocobo?- dije para mi adentros

Aun en los caballos permanecimos observando toda la ruina y la miseria desde lo alto en una colina que conectaba un bosque petrificado con el valle, el caballo comenzaba a volverse un poco inquieto pues no se quería mantener quieto, jale las riendas para tranquilizarlo, bajamos lentamente por la pendiente hasta llegar a las afueras del pueblo

- Tichondrius... ¿Ves la miseria y la desesperación de esta gente?... Creo que es hora de persuadiros hacia una nueva vida

Como si nuestras mentes estuvieran conectadas, el demonio se alejo inmediatamente... era hora de empezar a seducir con poder a todas esas mentes agobiadas con la guerra, el objetivo era reconstruir el valle, el Azote les dara un ''nueva'' vida a las almas que acudan al llamado del Rey Exánime

Arthas:

por Invitado Jue Sep 03, 2015 8:46 pm

Cuando pude ver aquellas enormes carpas me detuve tras un edificio a observar por un rato. No hacían más que llegar soldados y gente del gobierno. Aquello parecía más un desfile de guerreros, capitanes y demás que una reconstrucción. No pude evitar sonreír al imaginarme a todos esos en fila y posando para las cámaras. Respiré hondo, intentando pensar qué hacer. Quería encontrar víveres cuanto antes para poder ayudar a la familia que acababa de encontrarme, pero tampoco quería terminar metida en un lío... Aunque eso no sería tan raro después de todo. De pronto se me encendió una bombilla y abrí mucho los ojos. Recordaba que Akatsuki nos había hablado del este evento no hacía mucho y que quería organizar algo como aquello para ayudar. Eso en el idioma de aquel chulo era lo mismo que decir que allí estaría, así que supuse que lo mejor era buscar por ahí antes de nada.

Con cada paso que daba sentía cada vez menos mis pies. Estaba del todo claro que no había pensado en la posibilidad de que en aquel lugar hiciese tantísimo frío, pero tampoco podía remediarlo por el momento. Me froté los brazos unas cuantas veces mientras esquivaba o saltaba escombros. Por allí aun había bastante gente que necesitaba ayuda así que tendríamos suficiente trabajo. Me crucé con varios grupos que se dirigían hacia las carpas del gobierno, por suerte habían pensado bien en hacerlas grandes y llenas de comida y medicamentos. Me sentía un poco impotente al no poder ofrecerles ayuda en el momento, pero estaba segura de que encontrando a los demás Rubinus podríamos ayudar en mayor número, así que no me paré demasiado.

No tardé en encontrar el barullo que estaban montando por allí mis, podríamos llamarles compañeros. Busqué con la mirada intentando encontrar algún conocido, pero al no dar con nadie de primeras me puse a dar vueltas por el lugar. Mi mirada se posó en una caja abierta de la que rebosaban abrigos variados. No me lo pensé y fui directa hacia ella, cogiendo el primer abrigo que encontré y vi que podía ser de mi talla. En cuanto pasé las manos por sus mangas de pelo una enorme sensación de calidez me recorrió por todo el cuerpo, reconfortándome. No pude evitarlo y cerré los ojos por unos segundos a la vez que suspiraba. Cuando me abroché el trozo de tela marrón volví a pasar la vista en todas direcciones hasta dar con aquel pelinegro, el cual iba en dirección a un edificio seguido por varias personas. Pude ver un gesto que me hizo pensar que una de las chicas que le acompañaban era más cercana a él, cosa que tampoco me extrañaba.

Me adelanté un poco hasta llegar a esa altura y, antes de saludar, escuché lo que la chica morena decía y miré el edificio —Muy valiente por tu parte arriesgarte así —. Le sonreí a la chica y le di una palmada en el hombro a Akki a modo de saludo —. Gracias al cielo, ya pensaba que me tocaría recolocar todo este barullo yo sola. No os imagináis la cantidad de trabajo que hay que hacer aquí… —. Me vi en la obligación de informar de lo que había visto y por eso lancé aquel comentario. De poder hacerlo me llevaría a una parte de los chicos para que me ayudase a repartir abrigo y comida a los que no quisiesen apartarse de sus pocas y escasas pertenencias, pero teniendo en cuenta que era Ousawa el que había llegado con ellos supuse que sería el líder y no quería inmiscuirme en eso. Esperaría a que él tomase las decisiones de qué hacer con su equipo antes de actuar.

por **Kaileena** Jue Sep 03, 2015 9:15 pm

¿Así que ahora el Lord había decidido reconstruir el Valle de Chocobo? Bueno, pues allí estaban yendo todos a acatar sus órdenes. ¿Habría algún motivo en concreto para hacerlo ahora? Era una buena pregunta para hacerse, la verdad. Aunque Kaileena no se cuestionaba esas cosas, si le ordenaban que tenía que ir allí a atender los heridos iba. Y aunque no se lo hubiesen dicho, habría ido. No necesitaba orden para aquello. Y respecto a lo de reconstruir ese lugar ahora… Todo tiene un momento en esta vida, y no siempre tenemos que preguntarnos el por qué.

Iba andando por la nieve, con sus pies descalzos. No le molestaba el frío, y eso que tampoco iba abrigada. Simplemente tenía que adaptarse a la temperatura exterior. Además, con solo pensar en ponerse más ropa encima ya le molestaba. Sentía que la ataba y le impedía hacer los movimientos libremente. Prefería ir con su kimono simplemente, que ya había aprendido a tolerar.
Detrás de ella venían carruajes con todos los medicamentos, instrumentos, y aparatos necesarios para el campamento. La verdad, es que para no estar en una guerra, sino en una misión pacífica iban muy bien provisionados. Estaba segura que no gastarían todo lo que llevaban, pero mejor que sobraba que no que faltara.

Paró un momento en la parte alta del valle para observar cómo estaban las cosas, dejando que el viento acariciase su larga melena negra. Había tres carpas montadas, una de ellas le habían dicho que sería para la enfermería. Ya reconoció varios que estaban en el valle, y parecía que estaban poniéndose en marcha. La cosa iba en serio, y se notaba. Era admirable como con una orden que parecía simple tanta gente se pudiese organizar y coordinar para trabajar conjuntamente.
Los carruajes también habían parado, pues ella encabezaba el grupo, y estaban esperando cuál era el siguiente movimiento.

- Vamos. –dijo con la voz tan fría como su expresión.
Bajaron hasta donde se encontraban las carpas. Allí miró a su alrededor. Había mucha tarea que hacer en ese lugar si se quería reconstruir correctamente. Así que el día sería muy largo.
Aminoró el paso para ver si alguien podía indicarle cuál era la carpa que tenía para dedicarle a los heridos. Pasó un militar delante de ella y lo paró poniéndose en medio de su paso.

- Perdóneme, ¿podría indicarme cuál de esas carpas debe ser la enfermería?

El militar la observó de pies a cabeza para después dirigir la mirada a todo el séquito que le seguía. La volvió a mirar y le señaló la carpa que estaba más a la izquierda de ella. Ella se lo agradeció, haciéndole una leve venia. Él se despidió con un saludo militar y siguió su camino con paso firme y con prisa.

La ninfa se acercó a la carpa y la abrió. Se sorprendió de ver lo grande y bien preparada que estaba. Aunque no debía esperar menos del gobierno y del ejército. Se giró para hablarles a los equipos de médico y enfermeros que le habían acompañado con los carruajes.

- Venga señores, tenemos que instalarnos y prepararnos para cuando empiecen a llegar pacientes. Ya saben que tiene que hacer todos, así que pongámonos manos a la obra.

Recogió la tela que hacía de puerta para mantenerla abierta mientras entraban todo, y se acercó al primer carruaje para ayudar a descargar las camillas.

por **Adlet Muzule** Jue Sep 03, 2015 10:00 pm

El hombre mas fuerte del mundo o ese rango se da así mismo Adlet Muzule Maier, un vicealmirante que actualmente se encontraba caminando rumbo al valle chocobo donde se supone deberían haber campamentos instalados, el camino que adlet y sus hombres habían tomado significaba una larga travesía de eso no había duda, debía recorrer demasiado para poder llegar al valle chocobo, sus camaradas seguían con esmero los pasos del vicealmirante todos confiaban en el vicealmirante, a pesar de su par latería y su fanfarronería había sido un buen vicealmirante para sus hombres lo que le había conseguido la confianza y fe de los mismos hacia el.
Una de las virtudes que mas problemas traía a Adlet era el esperar o desesperarse por llegar tarde a algo, en esta ocasión sentía que era muy tarde para llegar al valle chocobo y su mente solo podía pensar. “que vergüenza el hombre mas fuerte del mundo no puede llegar nisiquiera temprano a un asunto oficial”. Suspiro apretando sus puños y seguía el camino junto a sus camaradas fieles que le seguían como si este en verdad fuese el hombre mas fuerte del mundo, ser vicealmirante era genial, lo único malo sería perder ese puesto por la simple par latería de Adlet.
No podía emocionarse mas cuando uno de sus Camaradas le dijo al oído que en unos cuantos pasos estarían en el campamento, Adlet siguió el camino y finalmente llego al campamento mirando a todos y claro… sin mas prosiguió a ser un fanfarrón. –Hola camaradas, el Hombre mas fuerte del mundo ha llegado a ayudarles- dijo entre risas, por suerte su risa en muchas ocasiones hacia parecer como si no hablase enserio , sin mas adlet pregunto. –bueno… decidme en que puedo ayudar?- dijo sonriendo y dispuesto a cumplir lo que se le había asignado.

por **Kougyoku Ren** Jue Sep 03, 2015 10:03 pm

Definitivamente me había perdido en mitad del camino. No sabía porque no había preguntado antes de tiempo, antes de haber llegado si quiera a Tempus. Lo echo, echo estaba, no podía deshacer ahora eso. ¿Que pasaría si nadie me encontraba? No sabía como había llegado hasta el límite de pensar eso. Aunque cabe la posibilidad de que eso era por el echo de que siempre me veía sola.

Cuando me detuve para retomar otro lado, me tomo por sorpresa escuchar la voz de alguien. Mire rápidamente de donde provino esa voz y pude ver a una chica de tez blanca y con capucha azul. ¿Estaba preguntando que si me había perdido? Había dado en el clavo, aunque me daba mucha vergüenza admitirlo. Pensaba responder pero de la nada apareció alguien. Parecía que desconfiaba de mi, cosa de la cual no me queje porque seria normal o eso creía.

¿Estaba escuchando bien? ¿Querían subirme al caballo a mi? Espera. ¿Me iban a llevar? No iba a rechazar tal ofrecimiento, más bien lo agradecía. Estaba claro que no me veía a mi misma caminando de un lado y hacia otro perdida y que algún día encontraran mi cuerpo echo de hielo. La sola idea de imaginar eso, me metió algo de miedo.

No sabía si se notaba en mi rostro lo nerviosa que me sentía cuando me ayudaron a subirme al corcel. —Gra-gracias y..— Hice una pequeña pausa al desviar la mirada avergonzada. —Lo siento por las molestias..— Dije en un susurro audible, ya que me resultaba extraño el echo de que me ayudaran.

Cuando me pregunto si estaba cómoda, en vez de responder con palabras, preferí asentir con la cabeza lentamente. Seguía repitiendo una y otra vez en mi mente que todo esto era nuevo para mi, a pesar de que era de la nobleza. Había bajado la mirada, haciendo que tan solo un poco el fleco de mi cabello tapara mis ojos, avergonzada por el echo de que pidiera una manta, a pesar de que no tenía tanto frío. Aunque de algo me había dado cuenta. Parecía que ella también era de la nobleza o al menos tenía un cargo importante como para que le hagan caso de esa manera.

Al pasar un rato, comencé a mirar a cada lado disimuladamente, ya que me sentía algo tímida en presencia de gente que no conocía. Me di cuenta de que nos seguían unos soldados, dando a entender esto que casi había acertado de que ella podría tener un cargo importante. También mientras lo meditaba, yo nunca había subido a un caballo, así que por dentro estaba feliz.

De la nada vi que paso una sombra por encima nuestra, por lo cual me alerto y parpadee un par de veces. Al elevar un poco mi rostro, vi a alguien. ¿Volando? Pensé que estaba loca, pero al restregar lentamente mis ojos con la manga de mi vestido, vi que hasta nos saludo de forma militar. ¿Quien era? Por lo que pude ver desde donde estaba, tenía el cabello rubio y volaba gracias a unas alas de ángel. Trataría de no darle vueltas, quizás era alguien más que paso por ahí y solo fue educado en saludar, pero era la primera vez que veía a alguien de esa raza.

Si era sincera, no me esperaba que me preguntase algo, por lo cual me hizo dar un pequeño bote del sitio en el que estaba. Rece mentalmente y inútilmente esperando que no lo hubiese notado. —A-así es. Soy de Spatium.— Le dije dubitativa. ¿Como habría sabido de que no era de aquí?

De repente escuche que decían ''cuidado'' y el desenvainar de unas espada. Eso me alerto y me quede estática en mi sitio con miedo, cuando hizo que el caballo volteara. ¿Qué estaba pasando? Lo único que pasaba por mi mente es que había algún enemigo o algo y yo no estaba aun preparada si quiera para enfrentarme a alguien. A pesar de que era una capitana, pero nunca me había enfrentado a nadie en una batalla.

No muy lejos del camino, mientras la mujer pasaba un par de árboles y al descender por una pequeña depresión natural, nos encontramos con una mujer que nunca había visto de cabello rojo. Yo seguía estática en el sitio y más al ver una especie de criatura al lado de esa mujer. Evidentemente baje mi mirada, mirando nerviosa las mangas de mi vestido, tratando de evitar cualquier contacto. Por suerte, logré calmarme al menos un poco, pero los nervios seguían ahí.

por **Kanu Doragon** Jue Sep 03, 2015 11:02 pm

Cierto era que la Almirante apenas había descansado esa noche. Ya no por el hecho de que tan temprano no podía dormir, había demasiadas cosas que la perturbaban como para conciliar un plácido sueño antes de levantarse a las 4:30 de la madrugada para hacer el encargo primero de la ministra.
Desde que la señora Hellemond, ministra de Tempus le encargara que revisara el Valle Chocobo e hiciera un informe exhaustivo de los daños que había en todos los aspectos de la palabra, la dragona no había podido dormir bien, le atormentaba aquellas almas que lloraban la desolación, esa gente con mirada perdida y aquellos niños faltos de lo que todo ser debe tener por propio derecho. Sin duda alguna el informe hizo que los bellos de punta de la ministra se erizaran con total seguridad, pero así era Kanu, sincera aunque doliese.

Estaba apunto de llegar en aquel navío principal que precedía a tres mas. A diferencia de sus habituales cometidos, estos iban cargados tanto con materiales, como con gente que necesitaba transporte para llegar al Valle. Mientras que contemplaba el alba en la proa del barco, el serio rostro de la almirante solo reflejaba una profesionalidad casi impasible ante cualquier cosa, pero su interior ocultaba un corazón palpitante por todos y cada uno de los habitantes del valle vivos o muertos.

Uno de los teniente de fragata se acercó a la almirante para indicarles que estaba todo listo para desembarcar. Todo esta dispuesto de manera que acudieran mas cruisers para descargar de los navíos mercancías de construcción. Tras ocuparse de que todo estuviese en orden y que la gente que viaja en uno de los navíos tuvieran sus guías de apoyo y vehículos para transportarlos a donde estaba el digamos campamento, la dragona extendió sus alas de dragón y ascendió agitando estas tomando altura para comenzar el vuelo hacia las enormes carpas blancas. Sus ojos pasaban de un lado a otro, observando con detenimiento que ya había movimiento por todos lados aunque apenas eran las 7:30 de la mañana. Divisó directamente aquella especie de contenedor enorme y dedujo directamente que era el despacho y mando de control de los ministros así que directamente se dirigió a tal lugar para presentarse ante su superior directa e informarle de que el cargamento solicitado había llegado sin mayor contratiempo.

Descendió con lentitud caminando de forma directa cuando sus pies tocaron el suelo nevado y un aroma conocido le hizo virar sus ojos verdes. -Buenos días vicealmirante Ripping . -Indicó al ver al joven tritón sonriéndole de forma suave marcando un saludo militar algo informal pero tenía algo de prisa. -Tengo que entrar donde la ministra, deberías venir y así tu también presentas tus respetos ante la misma. -Continuaba caminando hacia el lugar en cuestión, si el joven vicealmirante deseaba ir de sobra le cogería el paso. En aquel trayecto la dragona respiró hondo, intentando percibir en el juego del aire el aroma de alguien que conocía muy bien, pero de momento el aire olía a todo menos a él. No era necesario que Kanu se presentara ante los guardias que custodiaban la entrada del despacho, pero aun así lo hizo antes de entrar dentro de aquel recinto perfectamente cuidado. Al llegar dentro del lugar se extrañó un poco de no encontrar en sí a ninguno de los otros ministros, pero igualmente era temprano. Se cuadró debidamente y puso su mano recta y firme rozando su frente en aquel saludo militar.
-Almirante Kanu Doragon señora ministra. Buenos días. Lo solicitado ha llegado a buen puerto si contratiempo alguno.

por **Derek Stiles** Vie Sep 04, 2015 12:18 am

Aún a pesar de recibir órdenes de su ministro, Derek decidió viajar con el gremio al que se había unido. La verdad es que así se sentía incluso más útil, porque la verdad es que en su reino no solían tomarle en consideración, es decir, le veían como alguien poco importante, aunque valorasen sus curas. Como persona no era nadie para la mayoría del ejército de Chaos, no tenía casi ningún amigo. Teniendo en cuenta que habían muchos soldados y demás, llevarse bien con 1 o 2, era insignificante. Ahora al fin había encontrado gente con la que relacionarse más a menudo, se sentía aceptado en el gremio. Al llegar al sitio de encuentro, con su fiel león volador, que aún no tenía nombre, se alegró de ver a los demás. Subió al barco con orgullo y felicidad, aunque tuvo que ocultar a la bestia alada. Parecía un idiota alegrándose, pero al fin se sentía bien después de tanto tiempo. Saludó con un apretón de manos a todos, para sentarse al lado de Ayato.

-El nuevo Señor Ministro no está mal.- Dijo, tratando al ministro con respeto, a pesar de que no estaba allí. -Pero no llega al nivel del anterior.- Dudaba de que decir eso fuera correcto, pero solo era sincero. -Por el momento Chaos va bien, habrá que ver cuánto le dura la paz al Señor Ministro.

Se echó a reír imaginándose al ministro agarrándose de los pelos porque no le salían bien las cosas y las personas a su cargo se sintieran incómodas. Le faltaba avisparse un poco más, dejarse de "tonterías", por así decirlo, pero seguía siendo su superior y Derek le hacía caso. Por suerte su trabajo no era inmiscuirse en asuntos ajenos a la medicina. Llevaba en la espalda su gran mochila llena de instrumentos médicos, aunque se fuera a llevar más equipo aparte de ese. Disfrutaba curando a la gente, aunque claro estaba, prefería que no se hicieran daño. Se interesó por las palabras de todos y trató de conversar algo más durante el viaje, hasta que atracaron finalmente en Tempus: Su lugar de nacimiento.

-Chicos.- Se tomó la libertad de llamarles así. -¿Me traeréis los enfermos? No creo poder ir a buscarlos con todo el equipo médico.

Extendió los brazos al bajar del barco, respirando el aire frío: Le sentaba de maravilla, por mucho que se hubiera acostumbrado a Chaos, seguía siendo el mejor ambiente para él. Mientras sus compañeros llevaban un par de estandartes, él se dedicó a cargar con la gran mochila y un par de maletas gruesas con más medicinas y demás utensilios. Disfrutaba de dejar pisadas en la nieve, pero se centró en las montañas que le impedían el paso y entonces se quedó mirando a los demás, para saber qué plan tenían. Lo cuestionó con su cara de confusión.

por **Jack T Ripping** Vie Sep 04, 2015 12:56 am

Mientras el joven tritón se dirigía a aquellas carpas, pudo ver como desde los aires, la Almirante Kanu descendía de su vuelo con total gracia a cada movimiento. La vista del joven vicealmirante admiró con ilusión a su superior, siguiendo en todo momento los movimiento de la fémina mientras suavemente ponía sus pies sobre el suelo. A pesar de siempre intentar verse serio y decidido cuando estaba frente a un superior, Jack no puedo ocultar una sonrisa, que se le escapó al recibir el saludo de tan amigable compañía. En señal de respeto, el joven de cabellos azules se encuadró y saludo de forma militar a la contraría, sin borrar la sonrisa y la admiración en sus orbes heterocromos. - Muy buenos días Almirante Doragon - Respondió rápidamente, de manera decidida, aun que con bastante alegría y ánimos en su hablar. El joven noble sentía una gran admiración por su superiora, esa muchacha había sido bastante buena con el mismo a pesar de la obligatoria disciplina que se impartía en la Marina de Tempus. De algún modo era extraño, el tritón solía sentirse amenazado o incomodo frente a los semidragones, por cuestiones naturales y rivalidad entre aquellas razas, pero con la Almirante Doragon era todo lo contrario, quizás porque nunca había logrado ver a aquella como una amenaza o un enemigo.

Jack no dudó en seguir a la semidragona, pues el también tenía las intenciones de ir a ver a la Ministra, en espera de ordenes, o alguna indicación importante. Nada le costó al joven del rostro quemado apretar el paso para quedar justo detrás de su superior, un tanto curioso por ver a la tercer ministra, la segunda autoridad más alta en en el Reino de Tempus, posicionándose solo después del Lord. Se sabía mucho de aquella mujer, como directora de la Academia se sabía que era una persona con mucha sabiduría, y como líder del ejercito en tiempos de guerra, también debía de ser una formidable guerrera, de una de las razas mas poderosas de aquel reino. No estaba nervioso, sabía ser alguien serio cuando era necesario, pues de mucho había servido el prepararlo tantos años como heredero de su familia, Jack se preparaba mentalmente mientras se acercaban a aquel despacho donde los ministros de los tres reinos aparentemente se reunirían.

Justo antes de dar el saludo militar a los guardias, el Vicealmirante Jack alzó el mentón, dejándose ver orgulloso, serio, y casi frío, sin ni una pizca de dudas su mirar, remarcando su autoridad como alto miembro de aquel ejercito, pues así era como esperaba ser visto por los ministros. Sin embargo, una vez dentro de aquel lugar no notó la presencia de ningún otro ministro más que la de Tempus, eso no permitió al noble perder su rectitud y mirada decidida, pues aún así, no había otra forma de mostrarse ante alguien tan digna de respeto como lo era aquella mujer que siempre velaba por el reino helado. Jack se paró a un lado de la Almirante, pero uno paso más atrás, correspondiente a su lugar en el escalafón de la marina, encuadrándose completamente, realizando un saludo militar cuando su superior terminó con el suyo, para dar comienzo a su informe. -Vicealmirante Tercero Jackson Tomas Ripping, Buenos días, eh enviado a un grupo de Crusiers a recorrer la zona, para saber donde podríamos empezar con la ayuda- Informó, si dudar ni por un momento de su propia palabra, sin desviar su mirada, sin bajar su mentón, sin sudar una sola gota, y sin demostrar un solo signo de debilidad, pues para un noble, eso no estaba permitido.

Justo antes de recibir una respuesta de la Ministra, el Vicealmirante recordó una idea que había tenido de camino al valle chocobo, eso le desestabilizó un poco, pero rápidamente volvió a encuadrarse y realizar el saludo militar anunciando que debía decir algo. - ¡Ministra! Eh tenido una idea, quería su permiso para hacer unas llamas, y gastar algo del dinero de mi familia en ropas o alimento para la pobre gente del valle, la familia Ripping tiene mucho dinero, y como único heredero tengo la oportunidad para gastar aquellos fondos en lo que desee. Si usted está de acuerdo, y me lo permite, podría ayudar de aquella manera, sería un gran alivio para mi persona saber que estoy ayudando a estas personas del reino de todas las maneras que más pueda - Comentó el joven noble, no sabiendo si la ministra aceptaría aquello, pues el sabía que estaba haciendo lo correcto al ofrecer parte de su dinero, y que la ayuda nunca sobraba, pero a lo mejor, la ministra prefería que aquel dinero fuese gastado en algo de una utilidad diferente. De todas formas, el tritón no estaba dispuesto a discutir, o rechistar las ordenes de su superiora, lo que ella ordenara sería lo que se haría, pues así debía ser.

por **Huo-Lin** Vie Sep 04, 2015 2:39 am

Hécate había llegado quizás un poco más temprano que otros, montada en un carruaje jalado por caballos fantasma, quienes parecían combinar perfectamente con la zona casi desierta y destruida de aquel valle, que en sus tiempos había sido un lugar sumamente hermoso. La diosa oscura descendió con lentitud de su carruaje, el cual desapareció al poco tiempo, paseandose con bastante lentitud, esperando encontrar a alguno de sus conocidos, quizás a otro guerrero gladius. Invocó un par de mini fantasmitas quienes empezaron a cargarla, había ganado su pereza de seguir caminando cuando ni siquiera hubo avanzado 3 metros.

Inspeccionó la zona, notando como los pocos aldeanos del lugar empezaban a levantar sus hogares con los materiales que otra gente del gobierno había llevado. Sin embargo, no tenían la fuerza suficiente para llevar las maderas y armar las estructuras de sus casas, incluso cayendo unos ante el peso insoportable, porque sus cuerpos estaban demasiado débiles para continuar ante la falta de alimento. Había escuchado que alguien abriría un comedor para la gente necesitada, y sin pensárselo dos veces se dejó caer al suelo, invocando más hollows capaces de sostener las tablas y llevarlas a su lugar correspondiente. Para movilizar un poco más las cosas, Hécate se duplicó, creando una mayor cantidad de mini hollows, llegando haber 10 de ellos en cada construcción, pero la energía de la diosa no duraría para siempre.

Lentamente, el tiempo transcurrió, respirando un tanto agitada, pero no podía detenerse hasta por lo menos ver tres casas construidas en su totalidad, y aún siendo una perezosa, ella estaba ahí, ayudando, esperando alguna orden de su señor ministro, porque a pesar del reciente cansancio al que era expuesta, seguiría al pie de la letra cada una de las indicaciones del ministro Azazel, incluso de la ministra Christa.

—Aaah~ quiero un pastel— susurró un tanto agotada, observando el cielo y una mata rojiza surcándolo. Sorprendida, ladeó la cabeza, parpadeando un par de veces —¿Aya-pyon?— susurró, sonriendo finalmente, encontrándose por fin con uno de sus conocidos, pero a pesar de todo, ella no podía moverse del lugar hasta que sus mini hollows desaparecieran, y eso solo sucedería si ella se desmayara.

Infló las mejillas al notar como sus fantasmitas no podían realizar un buen trabajo pintando las paredes de una casi terminada casa, acercándose entre quejas, refunfuñando mientras ella misma pintaba el material. Solo esperaba que los aldeanos recobraran fuerzas al alimentarse y fuesen ayudarla con las construcción de sus hogares... por lo menos una estaba lista.

—Waaaa, tengo sueño— se quejó la pelirosa, dando a denotar ese lado perezoso que tanto la caracterizaba.

por Invitado Vie Sep 04, 2015 6:32 am

La joven ya se estaba arrepintiendo de haber querido realizar esa misión. No comprendía el porqué una asesina como ella iba a servir de mucho en la reconstrucción de un valle que le importaba más bien poco. Al menos le dijeron que si iba allí, aunque sea solo para hacer bulto le cobrarían bien y con eso al menos podría llegar bien a final de mes.

Llevando un atuendo bastante simple, camiseta de tirantes blanca y unos vaqueros, cogió sus armas, solo por si alguien pretendía querer pelear contra ella y salió de su piso rumbo al puerto. Un barco la llevaría desde la ciudad de Chaos hasta Tempus y de allí le tocó coger un ferrocarril hasta el Valle Chocobo.

Al llegar vio el lugar desolado, tal como le habían dicho. Solo quedaban ruinas y escombros. La gente comenzaba a llegar al igual que Akane. Reconoció algún guerrero gladius que había visto por la ciudad de Chaos alguna vez, aunque solo los reconocía de vista y varias personas que no tenía ninguna idea de quienes eran, vendrían de varios lugares del mundo. Ella estaba expectante, vigilando cualquier mal movimiento hacia su persona.

Se sentó bajo un árbol, observando entonces que la gente parecía ir más a su aire que pretender atacar a la joven, pero aún así, agarraba fuerte su rifle por si acaso.

Apartada de la gente, Akane sacó una cantimplora con agua fresca y esperó a que alguien, algún ministro o el que se encargaba de llevar la reconstrucción, le diera alguna orden sobre como ayudar con la reconstrucción, tal como le dijeron sus superiores que hiciera. Empezaba a sentirse algo aburrida de tanto esperar hasta quedar medio dormida.

por **Master Angelus** Vie Sep 04, 2015 11:59 am

El sufrimiento de la guerra no era particularmente uno que me fuera ajeno, mas cuando he vivido cantidades de años que muchos ni siquiera serian capaces de imaginar. Los horrores que esta ocultaba podían ser fácilmente considerados como algo inenarrable y salido de los abismos del mas oscuro infierno, vis a vis con el factor natural de que el mayor enemigo de la civilización ha sido siempre el pueblo que la compone, pues los monstruos que hay en el alma de sus habitantes puede dejar sin habla a cualquiera de las criaturas que habitan en este mundo por mas temibles y terroríficas que puedan llegar a ser en su salvajismo y barbarie.

El Valle Chocobo no era precisamente ajeno a tal problema. ¿Por que? Porque ha sido el punto donde un atentado por parte de los detestables revolucionarios ha golpeado con toda su fuerza, cobrándose la vida de mucha gente inocente que vivía el día a día bajo la beneplácita mirada del Lord. Él, en su eterna sabiduría, movilizó al fin a los tres ejércitos con la idea de que estos inicien las obras de reconstrucción de lo que una vez fue un hermoso lugar de Tempus, mi antiguo hogar y en el que a veces vuelvo a caminar cuando siento deseos de recordar viejos tiempos, tiempos mejores...

Creo recordar que, con el paso del tiempo, una persona muy importante en mi vida ha llegado a ser muy importante en el reino. Si, creo recordar que aquella a quien veo como una molesta hermana menor, pero a la que igual quiero mucho, alcanzó a ser la ministra de nuestro reino natal. Supongo que, de seguir ella en el puesto, podré verla hoy mismo si cruzamos caminos. Ah, Christa querida, creciste demasiado pronto... Me pregunto que dirás si te digo que mi hija se parece mucho a su madre...

-Alégrense, habitantes de Chocobo. El Lord ha visto su sufrimiento y ha querido que recuperen su felicidad en el lugar donde una vez vivieron.-Fueron mis palabras un susurro bajo, pues realmente no habia nadie con quien hablar ahora mismo. Bueno, si lo habia, pero no era gente que realmente me resultara de interés.

Y, en mi espalda, colgadas se encontraban mi confiable espada y mi siempre presente guitarra electroacústica.

por **Alessa Scherzer** Vie Sep 04, 2015 3:27 pm

La semidragona se mantuvo la mayor parte del viaje centrada en su lectura, ignorando completamente lo que ocurría a su alrededor como también a los soldados de rango inferior y solo cuando era interrumpida se dedicaba a observarles siempre de manera orgullosa para responderles con propiedad pero a fin de cuentas de manera bastante fría. Ella personalmente no era la clase de mujer que se mezclaba con los demás, tenía si más trato con los generales pero en cuanto a capitanes o soldados respectaba…solía pasar de ellos olímpicamente al menos hasta que debía darles alguna orden o incluso compartir algún entrenamiento.

Observaba de tanto en tanto a su esposo, a quien le dedicaba una sonrisa apacible y tranquila, para luego volver la atención a los renglones de aquellas páginas que la mantenían tan absorta. Lo cierto era que estaba más que nada para cumplir un deber militar, algo tan simple como eso…Reila no era tan fácil de conmover ni tampoco sensible ante otras circunstancias. La orgullosa semi-dragona se preocupaba y ocupaba si de los suyos porque a fin de cuentas era su deber, el que le habían impuesto. Solía ser bastante recta incluso hasta con sus propios hijos, Reila era una mujer que no perdonaba fácilmente los errores ni tampoco le gustaban las mentiras o las faltas de respeto…a fin de cuentas ella había recibido un tipo de crianza y en esa misma se basaba para con los menores actualmente.

Cuando llegó el momento de descender dirigió una mirada seria al lugar, se encontraba notoriamente perdida entre sus pensamientos y en como cumplir con la orden impuesta por el Lord…de momento no divisaba tampoco al ministro, por lo que simplemente suspiró y se dedicó a callar cuando los dos hombres dictaminaban sobre las capacidades del nuevo ministro de Chaos. Ni bien lo creyó oportuno, le tocó suavemente el hombro a su esposo, como normalmente le llamaría la atención incluso en una reunión típica aristocrática… Su tono de voz continuaba siendo bajo pero su mirada más suavizada que de costumbre… -Jhonatan, no creo que sea conveniente tomar forma de dragón, más de un extraño podría impresionarse de mala manera. Lo cual no me sorprende- Murmuró relajada, sonriéndole delicadamente antes de observar a Derek, otra persona a quien también consideraba de confianza. -¿En todo caso no sería mejor esperar la próxima orden del ministro?- Finalizó con ese cuestionamiento respetuoso, por mera costumbre de respeto ante los demás e incluso más aun ante su esposo como tanto le habían inculcado desde niña.

por **Gissel Gremory** Vie Sep 04, 2015 4:10 pm

Era de esperarse al menos cuando bajaba la guardia, había alguien cerca de Gissel que parecía custodiarla con cierto recelo magnánimo…Unas fuertes pisadas empezaron a oírse cada vez más fuertes y el sonido inmediato auguraba la pronta llegada de una criatura bastante temible para más de uno. Aquel can de tres cabezas apareció a un costado de la valkiria tras una presurosa corrida, mostrándose imponente e incluso algo amenazante contra los extraños que de momento permanecían tras la pelirroja…Los gruñidos de una bestia feroz que sobrepasaba los cinco metros ocasionaron que ella fuera volteándose y tras no notar amenaza alguna, optó por apoyar la diestra sobre la pata delantera derecha del feroz animal. –Kaiser, tranquilo- Murmuró con firmeza pero suavidad, en un tono suficientemente decidido como para que su preciado acompañante dejara de gruñir, comportándose como un perrito realmente domesticado.

Observó la caravana y finalmente a la joven, a quien simplemente le sonrió con delicadeza antes de avanzar unos pasos, negando con suavidad. –No se preocupe, el sonido de las espadas es música para mis oídos, no me ha incomodado- Afianzó sus palabras siempre manteniendo el contacto visual, puesto que a fin de cuentas así se comportaba aquella ex guerrera al servicio de las fuerzas armadas del reino de Chaos…sitio al que obviamente aun amaba con todas sus fuerzas aunque no le fuera fácil admitirlo. –Parece usted que viene bastante acompañada, ¿Por qué tantos guerreros?, ¿cree acaso que hay peligros en estas Tierras devastadas?- Volvió a cuestionar, ladeando apenas el rostro en lo que reiteraba en humedecer sus labios en un gesto propiamente natural y mañoso que poseía desde que era una niña pequeña. –Siento contrariarla pero…con la visita de tantos miembros del ejército…dudo que criminales y revolucionarios se dignen a aproximarse a este lugar. No al menos los más inteligentes- Definió, encogiéndose sutilmente de hombros, observando a sus alrededores sin poder reconocer tan fácilmente el sitio después de la destrucción.

-Este lugar vaya que era hermoso, lleno de vida y alegría en la inauguración…- Murmuró con cierta pena, chasqueando apenas la lengua. –Pero la tragedia llegó y no pudimos hacer en su momento por las personas de Chocobo, mejor tarde que nunca…supongo. Pero no culparía a los lugareños por vernos con mala cara, la ayuda tardó demasiado- Protestó sin alterar el tono de voz ni tampoco la expresión relajada de su rostro antes de que volviera a observar a la fémina que poseía en frente, sin saber realmente quien era ella. –Gissel Gremory, es un placer conocerla, lástima las circunstancias-

por **Arno Mireault** Vie Sep 04, 2015 4:29 pm

Nada especial habia sucedido en su reino o en los aledaños, nada realmente ameritara su atencion y por tanto, convirtiendolo todo en algo sinceramente aburrido. Todos los dias eran iguales, con la unica diferencia en las personas que traian los papeles que necesitaba firmar a diario. No era realmente algo que le molestara pero si necesitaba salir de su oficina y lamentablemente no habia tenido una excusa valida para hacerlo. Podria haberse escapado como la ultima vez que estuvo en Chaos pero no queria tener a su asistente molesta todo el dia, reprendiendolo por no hacer su labor como ministro del reino. Era sorprendente el numero de veces que eso sucedia y mas sorprendente era que a Arno no le molestara tenerla todo el tiempo vigilando que trabajara como era debido. Contratarla habia sido la mejor decision que Arno habia echo en todo su tiempo como minisitro.

Una mañana nueva habia llegado y como era rutinario ya, el ministro se encontraba firmando un juego de documentos que le habian entregado esa mañana. La cantidad entra en los estadares diarios y los contenidos eran los mismos de siempre, por lo que Arno los firmaba casi de manera mecanica, realizando apenas una lectura superficial antes de pasarlos a la pila por archivar. Tenia pensando salir a caminar cuando terminara de firmarlos pero al fondo de todos, encontro un sobre con letras doradas que iba dirigido a su persona. No era normal que algo asi se encontrara junto a esa clase de papeles y mucho menos lo era que el sobre viniera de Dominus Castle, el hogar del Lord.
Dentro encontro una carta con informacion sobre un lugar de Tempus y una orden que lo comandaba a viajar a ese lugar y dar encuentro con los otros ministros para colaborar en la reconstruccion del valle. Aquello no era precisamente lo que habia esperado pero era la excusa perfecta de salir de su oficina ademas de llevar a Alba en un viaje a ese bello reino.

Preparen unas maletas y den aviso a los soldados que siguen en la base. Partimos a Tempus esta misma tarde -ordeno a dos soldados mientras el mismo salia de su oficina y se dirigia a la habitacion que tenia en la base. No estaba seguro si algo pasaria pero iria preparado por si llegaba a suceder algo como paso en la isla flotante.- Una restauracion...sera interesante hacer algo distinto a la guerra -murmuro mientras se colocaba su traje militar y tomaba su fiel katana de su armario, colocando esta en su cinturon. Solo necesitaba ir por su asistente y estarian listos para partir.- Me pregunto como sera ese valle...-murmuro saliendo nuevamente al pasillo y en direccion al cuarto de Alba.

Todos sus hombres salieron en distintos transportes pero el preferia utilizar sus propias alas para viajar por lo que abandono la base convertido en un gigantezco dragon negro. Eran pocs las veces que utilizaba su verdader forma y muchos desconocian que de echo podia convertirse en un dragon completo pero tampoco era algo que le importara ocultar.
Volando con Alba en su lomo, viajo por encima del oceano, a su parecer la manera mas rapida de arriba a ese pais congelado, el cual avisto a las pocas horas de haber abandonado la base. El sitio portaba su nombre con orgullo, sintiendo en su cuerpo la baja repentina en la temperatura mientras mas se internaba en el reino. Sabia que debia viajar a un valle cerca de las montañas de Tempus y aunque no sabia precisamente el lugar donde era, Arno buscaria a una agrupacion grande de gente ya que asumia que al menos las tropas de Tempus ya se encontrarian en el lugar, siendo que era su reino. Sobre volando por inmensas extenciones de nieve, no habia nada que resaltara de la fria y pulcra blancura del paisaje mas casi cuando estaba por bajar a descansar, avisto grandes grupos de personas reunidas cerca de lo que parecian ruinas.

Bajando a unos cuantos metros de esas personas, cambio de forma en medio del aire y continuo su descenso con unicamente sus alas en su espalda, aterrizando en la nieve junto con Alba.- Bueno tal parece que muchos ya han comenzado los preparativos y creo que deberiamos reunirnos con ellos -comento empezando a caminar hacia el grupo de gente, viendo de reojo a Alba, indicandole que lo siguiera.- ¡Quiero que todos los soldados de Spatium vengan conmigo, debemos organizarnos! -exclamo con fuerza ni bien puso un pie en ese campamento improvisado mientras que al mismo tiempo barria la zona con sus ojos dorados.- Soy Arno Mireault. Ministro de Spatium -se presento ante todos previo a caminar hacia un costado de ese lugar mientras esperaba que sus soldados se hicieran presentes.

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SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater