Re: TRAMA N° 6.0 - RECONSTRUYENDO CHOCOBO - [03/09/15 - 17/08/15]

por **Kanu Doragon** Dom Sep 06, 2015 7:53 pm

Con serenidad la almirante observaba como el vicealmirante Ripping era premiado por sus buenas acciones. Aquel trabajo era perfecto para el y para que se sintiera plenamente útil, a parte de que aprendiera muchas mas cosas. Así ella misma se lo había comentado a la ministra y tras revisar la idea de Kanu de poner al joven en tal tarea, la ministra accedió de una forma que consiguió sorprender a Kanu, no se esperaba tanto.

-Enseguida ministra. -Dijo la dragona en respuesta a las palabras de la rubia y desvió sus ojos verdes al joven tritón sonriendo un poco antes de voltearse ondeando el cabello violeta con gracia. - Iré también a revisar algunas áreas en la que las cosas no van como deben. -Finalizó la dragona mirando seriamente a la ministra antes de salir del despacho en dirección a revisar las tres carpas que estaban algo alejadas de aquel despacho container.

Al salir del lugar saludó cordialmente a una imponente Custos Dei que se acercaba al despacho de los ministros, parándose en el camino para que el saludo a esta fuera lo mas formal y agradable posible.
- Srta. Bathory, un placer recibirla entre nosotros, Almirante Kanu Doragon a su servicio. Ahora si me disculpa, he de hacer una tarea que me encomendó mi Sra. ministra. Con su permiso. -Indicó con un saludo militar y prosiguió el camino observando todo a su alrededor, mientras algunos tenientes de fragata se ponían en movimiento uniéndose al caminar de la almirante reportándole diferentes servicios que se estaban llevando a cabo. La almirante paró un momento sus pasos cuando uno de los tenientes le reportó la situación que estaba ocurriendo con algunos de los aldeanos del Valle lo cual hizo que la dragona frunciera el ceño con total seriedad. Aún así debía mantenerse lo mas discreta posible ya que la gente realmente había venido a ayudar aunque no entendía muy bien que un Custos Dei actuara incluso peor que un dictador revolucionario. -Entendido, sígueme informando, dejen todo en manos de los Custos, ellos son la autoridad directa del Lord, en eso no podemos entrar a menos que tengamos ordenes directas. Vayan directamente por la gente que ya haya recibido asistencia en las carpas y escoltenlos al hotel que la ministra ha creado para que descansen y que ninguno trabaje, ya bastante han sufrido para eso estamos nosotros.

por **Karurauatsuurei** Dom Sep 06, 2015 9:11 pm

Cuando llegaron al campamento se sentaron en una de las cajas que rodeaban una enorme hoguera. Todo cuando necesitaba ahora es tenerle a su lado y en realidad no se había planteado la posibilidad de que tuviera una herida grave que necesitara atención médica. Vio que su mano trepidaba por el dorso de la suya como para cogérsela cuando, repentinamente, una bola de nieve le impactó en medio de la cara. Karura se sorprendió mucho, pero cerca de allí vio a aquella Rubinus y a un chaval a su lado que reían traviesamente, escaparon en una especie de vehículo aerodeslizante.

Karura se permitió sonreír tímidamente, pero no hizo ningún comentario cuando el Rubinus le comentó brevemente la extraña relación que tenía con Atenea. Pensó que había pasado mucho desde que eran brigadas y que ahora la situación era tan diferente como los conocidos con los que ahora contaba. Sin embargo, ella disfrutaba mucho de su compañía y en ese momento, le era incapaz atender a otra cosa que no fuera su voz. Por un momento parecía que una esfera transparente los aislaba de los gritos apremiantes de sus hombres, los aullidos de dolor de los más necesitados, los resonantes pasos en la nieve de una muchedumbre de aldeanos.

Sin embargo, una mujer se acercó; al parecer una Caduceus, cortando la conversación como una tijera se desenvuelve con el hilo fino. Akki se levantó con premura para saludarla y le dijo que atendiera primero. Karura levantó la cabeza para mirarla con desconfianza. Se trataba de una mujer con rasgos asiáticos, de piel pálida y traslúcida, ojos achinados, cabello negro y largo. No era precisamente una novata en su campo, y tampoco daba pie a creerlo, pues cuando se acercaba a hablar con los aldeanos estos la miraban con esperanzas renovadas, como si un brillo nuevo humedeciera sus ojos, hasta ahora acostumbrados a las desgracias.

Akki se retiró con sus hombres, momento que aprovechó Kaileena para llevarse a la drow a una de las carpas que recién habían levantado. Encontraron una vacía con camillas en su interior, dispuestas en dos filas, una en frente de la otra. La hizo sentar sobre una de ellas.

—Me duele la espalda. Eso es lo único que me molesta ahora —comentó la elfa secamente.

Se retiró el abrigo y la camisa, rota por la espalda desde el cuello hasta el medio de la espalda. Cuando se la levantó para que la caduceus pudiera verle la columna descubrió que tenía la piel morena cruzada por una laceración que le llegaba hasta la porción lumbar izquierda. Era un corte profundo sobretodo en el centro, en forma de huso, algo sangrante, con trazas de sangre seca y coagulada entre los dos bordes.

—¿Es grave?

por **Huo-Lin** Lun Sep 07, 2015 1:51 am

Su hermoso trabajo se había desmoronado al ver como aquella casa que tan arduamente pintó ahora era de un color distinto. Casi parecía que su alma escapaba de su cuerpo ante tal visión, pero se compuso, los niños se divertían con esa labor, olvidando por momentos el agravado estado en que su pueblo se encontraba, sonriendo muy levemente. Soltó al varón, acercándose de nueva cuenta donde su casita, ahora azul, estaba, comenzando a pintar el marco de las ventanas, prefiriendo ignorar el grito de su mentor Kvothe que decía dejara de ligar.

—¿Broma? ¿El que no sepa quien eres?— tontamente respondió con una pregunta, observándolo sin emitir sonido alguno, hasta que se dedicó a mirar el cielo un tanto pensativa —No, definitivamente no te conozco— y le lanzó una brocha, esperando comenzara a pintar.

Hécate podía parecer un tanto estúpida, quizás demasiado puesto que desconocía muchos de los problemas por los que Spirit Soul pasaba, así como los rostros de aquellos revolucionarios y aliados de la misma, sin embargo, su forma de ser perezosa cambiaba drásticamente cuando la gente se encontraba en problemas, aunque se la pasase diciendo lo contrario.

Detuvo sus labores al ver como un menor se disponía a armar la estructura de una nueva casa, corriendo para detenerle y evitar que se lastimara con el martillo. Un pesado suspiró escapó de sus labios, mandando al pequeño a que siguiera pintando lo que hiciese falta, mientras que ella iniciaría con esa construcción.

—Sí, creo que al final ayudarás, después de todo no estarías aquí, ¿cierto?— convocó un par de fantasmitas para que le ayudaran con la casa, moviendo tablas de madera y clavando otras, Hécate se dedicaba a crear casas bastante grandes para que los aldeanos pudiesen vivir en mejores condiciones, sobre todo con mayor espacio para que estuviesen cómodos, puesto que sería una grosería entregarles hogares de una sola habitación.

—A una mala persona nunca se le hubiese ocurrido venir a un lugar sumido en el desastre, y si fuese el caso, solamente te daría la espalda e ignoraría tu nombre o posición si ayudas un poco— se puso de pie un tanto molesta, los mini hollows se clavaban a la madera ellos mismos, no sabiendo el como era posible, pero golpeandose la frente con fuerza, terminando por desaparecerlos antes de hacerles estallar —ahora mismo todos somos aliados por un bien común.

Prosiguió con la construcción, patosa la lastimarse con el martillo, incluso maldiciéndolo por causarle tanto dolor en sus delicados deditos, pensando un par de veces las ganas que tenía de dormir —Por cierto, mi nombre es Hécate, tercera guerrera gladius de la armada de Chaos— intentó levantarse sin mucho exito, notando que su vestido había quedado clavado en la madera —Ah, sabía que hoy no debí levantarme— susurró.

por **Bartolomeo** Lun Sep 07, 2015 4:45 am

Al parecer no, no era una broma ni algo parecido, la joven sinceramente no sabía de mi persona y eso hizo que mis humores volvieran a cambiar. –Oh, ya veo entonces era eso…- dije con un leve suspiro atrapando la brocha que esta me lanzaba.
-Déjame decirte algo, no vengo a pasar un mal rato pero tampoco pienso ayudar- acentué en tono desafiante pero tranquilo al mismo tiempo. La idea de ayudar a estas personas me causaba repugnancia, era la bola de hipócritas más grande que había visto en mi vida, todos siguiendo las órdenes y reglas que el supuesto lord ponía a dedo… perdiendo la pizca de libertad que toda persona debía tener en el fondo de su ser.

-Hécate?... Bien, suponía que estabas del otro lado!- Dije riendo un poco y tomándome la nuca para luego presentarme. –Yo soy Bartolomeo el amo de los mares! Capitán del Dead King y mano derecha de mis ideales!- Dije cambiando ahora si la mirada.

-Repito que no vengo a ayudar Hécate, todos ustedes son muy diferentes a mí y están en la senda contraria- Largue para luego soltar la brocha y sentarme cruzado de pies en el suelo como solía hacer siempre. Intentaba comprender porque el valle estaba siendo reconstruido, algo debía haber detrás de esto pero que sería… Era imposible que el Lord hiciera algo solo por ayudar a la gente, de eso estaba más que seguro, pero entonces que se escondía detrás de este buen acto del viejo… en verdad la intriga me agobiaba.
A todo esto siquiera sabía que había nuevos Gladius y esta Hécate parecía tenia habilidades extrañas, a decir verdad nunca había visto algo parecido como invocar fantasmas, el haber estado en altamar tanto tiempo se ve que me a dejado descolocado en tierra firme, por eso y nada mas que por eso me estaba presentando a rostro descubierto en valle chocobo, entonces mientras pensaba todo esto vi algo que si llamo mi atención. –Kvothe!...- Dije en tono de sorpresa, al parecer si había personas interesantes después de todo.

por Invitado Lun Sep 07, 2015 10:04 am

Era el momento de ponerse manos a la obra y comenzar a realizar las tareas que debía de hacer en aquel lugar, no había ido hasta allí para hacer de turista, sino para ayudar en las tareas de reconstrucción de aquel valle que se había visto implicado en una guerra y muchos de sus habitantes se había visto involucrados en aquellos horribles sucesos. Volví a examinar los alrededores aunque la mayoría de las cosas que se veían era nada más que nieve y escombros a mi alrededor, bueno estaba acostumbrada a aquella nieve, era de Tempus después de todo había pasado toda mi vida allí.

Comencé a caminar mirando hacía a todos lados hasta que algo llegar a captar mi atención, era como una manta tapando algo, pero se encontraba inmóvil en aquel lugar, acelere el paso y en poco tiempo estuve frente a aquella manta de color verde oscuros, con cuidado tome uno de los lados y la abrí con cuidado, para mi sorpresa lo que encontré dentro de aquella pequeña manta no era más que una mirada inocente pero al mismo tiempo aterrada, su mirada estaba fijamente viéndome. Mientras aquel chico de cabellos oscuros apretaba un pequeño bulto contra su pecho, un pequeño bulto que se notaba que estaba respirando ¿un bebe?.

- Tranquilo no voy a hacerte ningún daño - comente sonriendo mientras miraba al pequeño niño, necesitaba que se tranquilizara y confiara en mi para poder ayudarle mejor- ¿Dónde están tus padres? ¿te has separado de ellos? - mencionaba mientras acercaba una de mis manos hacia el chico, este intentaba echarse un poco hacía atrás para que no lo tocara, pero al final mi mano hizo contacto con su piel y el chico parecía tranquilizarse un poco ante aquella caricias lo cual era bueno para poder ayudarle mejor.

Esperaba que en verdad solo se hubiera separado de sus padres y estos se encontraran cerca de donde estaba la carpa para ayudar a las personas que vivían en aquel valle. El niño aún se encontraba muy asustado y no me había respondido a las preguntas que le había hecho, acerque mis manos hasta el bulto que apretaba contra su pecho y separándole un poco pude ver como una pequeña bebita dormía plácidamente entre los brazos del que debía de ser su hermano mayor. Tendría pocos meses cuatro o cinco como mucho, la tome con cuidado entre mis brazos acariciando un poco su mejilla con suavidad. El chico seguía sin decir palabra pero tampoco dejaba de mirarme mientras tenía a su hermanita en mis brazos, hasta que al final se acercó un poco para acurrucarse contra mi cuerpo, lo volvía tapar con la manta para que no pasara ningún frio.

- Michel….no sé dónde están mis papas…- finalmente pude escuchar la vocecita inocente de aquel chico que se acurrucaba contra mi cuerpo, en busca de algo de protección debía de estar muy asustado ante aquella situación, ahora tenía que llevar a aquellos dos pequeños a donde se encontraba la carpa médica, allí podrían ver su estado físico y yo podía encargarme de buscar a sus padres, tenía la esperanza de que sus padres estuvieran vivos.

Hice que el pequeño Michel tomara de nuevo a su hermanita en brazos, para yo tomar a ambos, le debía de ser difícil caminar por la nieve, así que iríamos más rápido si los llevaba yo a ambos. Iba lo más rápido que podía para que pudieran atender lo más rápido posible a los niños. No estaba segura de cuánto tiempo tarde en llegar pero finalmente llegue a la carpa donde se suponía que debían de estar los médicos que se encargarían del cuidado de los heridos y demás, busque a alguien con quien hablar y encontré a un chico de cabellos castaños y gafas, así que me aproxime a él, aunque todo el mundo parecía estar allí ocupado.

-Estos dos niños necesitan ayuda médica, los dejo a su cuidado yo buscare a sus padres mientras tanto – mencione dejando ambos niños al cargo de aquel médico, y luego salí corriendo de la carpa para encaminarme a buscar por los alrededores a los padres de los dos niños que acababa de dejar al cuidado de aquel médico, en verdad esperaba que los tratase bien.

Me recordaban un poco a mí, estaba segura de que yo me encontraba igual de desorientada que ellos cuando había sido pequeña y mis padres adoptivos me habían encontrado vagando sin saber quién era siquiera, tal vez por eso tenía tanto empeño en encontrar a los padres de aquel niño, que recuperaran a su familia que debían de ser tan importante para el pequeño no quería que aquellos dos niños se quedaran solos en un mundo que muchas veces solía ser cruel. Fue en ese momento cuando mis pasos se detuvieron al escuchar un gran estruendo en aquel, y a lo lejos una gran nube de polvo se levantaba un edificio acababa de derrumbarse dejando más ruinas en aquel lugar.

-Esto era lo último que nos faltaba…-mencione para mí misma y comencé a correr hacía aquella zona, en la que no tarde mucho tiempo en ver como ante mi aproximación aparecía más gente que parecía estar asustado, me acerque a los primeros que encontré e intentaba tranquilizarlos para que aquello no fuera una catástrofe total.

por Invitado Lun Sep 07, 2015 3:14 pm

Me quedé expectante durante varios minutos hasta que la chica decidió acceder a mi petición. No pude evitar sonreír por mi triunfo y asentí en cuanto abrió la puerta para que saliésemos. Tenía la sensación de que aquella parte del valle estaba más ajetreada que la nuestra, aunque también es cierto que nosotros éramos menos. No lo pensaba en el sentido de competir, si no en el de preguntarme si realmente todo el mundo estaría bien atendido. Algo me escamaba, pero prefería no indagar demasiado en el tema y continuar a paso rápido, o al menos cuando aquella mujer me lo permitía porque iba parándose cada dos por tres. Cierto que no se quedaba mucho rato, pero eran paradas incómodas.

Cuando llegamos de nuevo al campamento de los Rubinus pude ver que estaba mucho más organizado. Por lo que distinguía habían optado por imitar en cierta forma la distribución de los guardias del Lord, aunque teniendo en cuenta que pocos habíamos estado en el otro lado del valle puede que ni se hubiesen percatado de ello. Al llegar a la altura de Akatsuki y la chica peliblanca vi el saludo que se hicieron y me extrañó un poco. No conocía demasiado a Akki, pero no parecía simpatizar mucho con los que eran simpatizantes del gobierno, o puede que solo fuese sensación mía, quién sabe. De todas maneras no pude pararme demasiado a pensar eso, pues mi pequeño Ori comenzó a revolotear alrededor mío, pidiendo atención.

Tras un rato de darle mimos al pequeño mientras miraba y seguía atentamente a la mujer, la tal Kai, hasta el interior de una de las carpas. Cuando la chica morena se destapó y vi su herida no pude evitar poner mala cara, suerte que estaba de espaldas a mí y probablemente no me viese, así que me adelanté un poco para quedar a su vista y tranquilizarla —Tranquila, nada que no tenga solución seguro, ¿verdad doctora? —. Dije en un intento de que, de ser grave, no lo dijese demasiado alto, aunque lo cierto es que no estaba tan mal. Probablemente porque era reciente. Aprovechando el momento de tranquilidad extendí la mano en dirección a la que parecía ser la pareja de Akatsuki —. Por cierto, soy Atenea, encantada —. El susodicho no tardó en hacer su aparición y poniéndose junto a la chica. No entendía por qué tanta preocupación, ni que se estuviese muriendo. De todas formas nunca había entendido las posturas del pelinegro, así que no me paré demasiado y volví a mi posición, junto a la doctora.

Tenía cierta curiosidad en cómo se podrían curar ese tipo de heridas teniendo el instrumental necesario. Lo cierto es que siempre me había sentido atraída por ese campo, pero no era precisamente de las que se sentaban en una mesa a estudiar. Los pocos libros que había leído eran sobre supervivencia, animales, plantas y demás, por eso sabía hacer algunos potingues con los que salir del paso mientras las heridas no fuesen graves. Puede que de haber tenido otra vida al final sí que hubiese optado por estudiar y terminar como Kai, pero la vida da muchas vueltas y aquello era lo que yo había elegido. Junté las manos por detrás de la espalda mientras iba estirando de vez en cuando el cuello para ver todo lo que hacía mientras les escuchaba sin poner demasiada atención en la conversación.

Alguien llamó mi atención entrando en la carpa. Era uno de los voluntarios, llevaba a un hombre de unos treinta años con la mano en la cabeza. La sangre le chorreaba por entre los dedos y pequeñas gotas iban cayendo al suelo. No tardé en acercarme para ayudarles a llegar hasta una de esas camillas —¿Qué narices le ha pasado? —. Pregunté al chico que le acompañaba mientras examinaba la herida —Estaba cerca del edificio cuando cayó. Una de las piedras salió disparada y le acertó en la cabeza —. Fruncí el ceño y me giré para mirar al chico —¿Y lo traéis ahora? Ya hace un rato que el edificio se derrumbó —. El chico me miró sorprendido y también frunció el ceño en respuesta —No lo habíamos visto. Estaba en la parte trasera sentado en el suelo y no avisó a nadie —. Negué con la cabeza y respiré hondo intentando tranquilizarme para no soltar una burrada mientras iba hacia las cajas en las que habían traído las pocas cosas que pudieron conseguir en las farmacias de los reinos mientras venían hacia aquí. Algodón y agua oxigenada en mano me dediqué a limpiarle la herida al hombre, que se quejaba de vez en cuando con pequeños espasmos —Señorita Kai, me parece que este debería ser su próximo paciente. Creo que necesita puntos.

por **Kaileena** Lun Sep 07, 2015 6:28 pm

Fue con la chica hacia la carpa que le indicaron que era la enfermería de ese pequeño campamento. No se podía comparar con la que había montado el gobierno pero estaba muy bien equipada. Dejo su maletín en la camilla de al lado de donde se sentó la chica. Se acercó una mesa movible para empezar a dejar lo que necesitaría, mientras la paciente se quitaba la ropa.

Cuando se giró para observarle vio que la herida cruzaba la espalda femenina y que ya se había empezado a secar. Observó que por suerte no estaba muy sucia, pues las capas de ropa habían impedido que gran parte de la runa llegase a la herida. También el frío había ayudado a que la sangre no fluyese tanto, haciendo que ya no sangrase. Con eso ya se había puesto los guantes.

- Es más fea que grave, tranquila. – dijo acercándose para examinar de más de acerca la herida para comprobar lo profunda que era. Le posaba los dedos suavemente sobre la piel, intentando no hacerle daño. Efectivamente, en las puntas era prácticamente superficial, mientras que en el centro se hundía más. – Pero habrá que suturarla, así que estírese por favor, con los brazos al lado del cuerpo.

Con eso había querido calmar a las dos chicas y a Akatsuki, que había entrado para ponerse al otro lado de la camilla. Estaba muy atento con ella, así que debía ser importante para él, y por eso Kaileena dejó que se quedase. No le importaba que hubiese gente a su alrededor mientras no la molestasen. Acabó de poner en la mesita lo que necesitaba mientras la paciente la obedecía. Cuando ya estuvo estirada procedió a limpiarle los bordes de la herida un poco sucios y con sangre secar y coagulada con povidona en una gasa. Lo hacía lo más cuidadosamente posible que podía, y en eso la Caduceus era buena, pues la delicadeza era su fuerte. Pero seguramente algo le dolería, no se podía evitar.
Tiró las gasas que había utilizado y cogió la jeringa con la anestesia que previamente había calculado. Se lo inyectó en la periferia de la herida, en diferentes puntos estratégicos. Eso seguro que le dolía.

- Siento si le duele, lo hago lo más suavemente posible, intente aguantar, pronto terminaré.- dijo con tono neutro. No es que necesitara disculparse, ni mucho menos. Era más bien para animarla.

Mientras introducía la solución salina en otra jeringa más grande la chica que se había presentado a su paciente como Atenea, le avisó que había entrado su siguiente paciente. Solo necesitó un instante para percatarse de la situación del hombre y para ver qué es lo que había cogido Atenea.

- Mejor usa lo que he utilizado yo para limpiar la herida a esta mujer. Pero lo importante es que atures la hemorragia, así que límpiale lo más grande sin que te entre el líquido en la herida y después coges otra gasa y ejerces presión hasta que llegué yo. –le comentó a Atenea mientras limpiaba el interior de la herida de la espalda tirándole la solución salina a presión con la jeringa. Seguidamente cogió la aguja y el hilo y empezó la sutura cuidadosamente pero con agilidad. Cuando terminó le pidió que se incorporase lentamente, para volver a la posición anterior, sentada, para así ponerle un ungüento antibiótico en diferentes gasas, cubriéndole toda la herida. A continuación le pidió que levantara un poco los brazos para poder vendarle, haciendo que la venda le rodeara el torso.

- Hay mucho riesgo de que se le infecte. Dentro de 24 horas deberé volverla a ver para determinar como proceder. Mientras, debe reposar sin moverse mucho y sin ejercer presión a la herida. Así que deberá dormir o estirarse boca abajo. – en todo eso había preparado la vacuna antitetánica- Ahora le vacunaré contra el tetanus, para evitar que lo coja con esa herida.- y le insertó la aguja en el brazo. Era un pinchazo muy rápido, así que enseguida retiró la aguja.

por **Akatsuki Ousawa** Lun Sep 07, 2015 8:50 pm

Akatsuki se dispuso a seguir a Kaileena, pero antes de llegar a la carpa, le pidieron ayuda para transportar unos sacos de ladrillos y piedras. Titubeó mirando primero a la elfa meterse ahí dentro y luego al compañero que le señalaba la mercancía: No podía negarse sabiendo que en muchas ocasiones dependía de su fuerza descomunal. Fue hacia ellos y los levantó con gran facilidad, cargándolos hasta donde le pidieron dejarlos. Le notaron con prisa, porque en cuanto los dejó en el suelo, salió corriendo como una exhalación: Ni las gracias pudieron darle. Por suerte, cuando entró en la carpa, todavía no habían empezado a hacer nada, solo estaban comentando la mala pinta de la herida. Lo cierto es que le causó impresión para lo despreocupada que se había visto ella.

Avanzó sin decir nada, aunque le lanzó una mirada inquisitiva a Atenea, como si quisiera saber qué estaba haciendo ella ahí, si no conocía a Karura: No sabía ni su nombre. Se sentó lo más cerca que pudo de la drow, en un pequeño taburete. Akki le acarició las mejillas a su preciosa elfa y luego le depositó un beso suave. Trataba de darle todos los ánimos posibles, al menos estando con él suponía que se iba a sentir algo más segura. Imaginaba que Karura estaría más nerviosa que él por lo que decía Kaileena que tenía que hacer, pero si no había otra opción, no podía hacer nada por evitarlo. El íncubo estuvo observando por encima de la cabeza de la elfa, mientras le acariciaba el pelo dulcemente, aún si no servía de mucho consuelo, significaba preocupación.

-Ya queda poco, ánimo.

Kaileena actuaba con efectividad, haciendo del proceso uno bastante ameno y rápido, por lo que Karura sufría un poco menos. Le daba por pensar qué haría él en esa situación y solo llegaba a la conclusión de que no tendría más remedio que dejarse, al menos si realmente le impidiera sus actividades normales. Apartó las manos para dejar que se levantara, ofreciéndose en todo momento por si le necesitaba para apoyarse o algo. No había quedado tan mal y seguro que se recuperaba pronto con la fantástica tecnología del mundo. Definitivamente Karura no estaba preparada para viajar según él, así que cuanto mucho se quedarían unos días en Tempus, por si acaso, donde allí ninguna enfermedad se resistía.

-Está bien Kai, te avisaré mañana entonces. Muchas gracias.- Le dijo, ladeando la cabeza. -¿Vas a descansar ahora, Karura?

Estaba tan centrado en la drow que había ignorado por completo a la otra persona que solicitaba ayuda, pero aún cuando la Caduceus se fuera a atender a los demás, él se quedaría durante un rato con la elfa antes de tener que marcharse a hacer otras tareas. Le encantaría quedarse todo el día con ella, pero le necesitaban por todo el valle y tenía que cumplir. Si todos se quedaran con quien quisieran o hicieran lo que les apetecía, nadie reconstruiría el valle, como lleva pasando un año. Lo que si se prometía era pasar a menudo a saludar, aunque solo pasaran un par de horas.

-Yo voy a cuidarte hasta que te pongas bien.

por **Morte N. Bloodlust** Lun Sep 07, 2015 8:59 pm

Dejó al menor con el médico, esperando pudiese atenderlo como era necesario, sintiéndose inútil al no poseer habilidades curativas y poder brindarle apoyo al caduceus, pero el castaño le pidió que buscara alimento y abrigo para los aldeanos, en ese momento sintió que solo ella podría hacer tal cosa. Corrió hasta la carpa donde se encontraba el comedor, ordenando se preparase sopa inmediatamente, para después ir a la carpa de suministros donde se encontraban los cobertores, sin embargo, faltaban muchas manos para llevar tantas mantas a los necesitados.

Sin pensárselo dos veces, Morte convocó a sus espadas celestiales, moviéndolas gracilmente hasta la carpa, y de esa forma llevar cobertores con facilidad. El costo de tal acto sería el tremendo gasto de energía ante la gran cantidad de espadas invocadas, pero valía la pena si era con el fin de mantener calientes a los pueblerinos, porque de entregarlos uno a uno seguramente hubiese costado la vida de alguno.

Las cobijas cayeron con maestría sobre cada aldeano, sorprendiéndose por el calor que empezaban a recibir. Una más se dejó caer sobre el caduceus, solo para evitar que éste pasara frío; Morte se dio la vuelta, exhausta, pero decidida, esperando encontrar la sopa lista y entregársela a los necesitados.

—Tardan demasiado— dijo severa, cruzándose de brazos con cierta molestia, ella esperaba ver la cena lista para ser entregada, pero al parecer había confiado demasiado pronto en ellos. Al notar su desesperación, los cocineros intentaron aumentar la velocidad de su preparación, sorprendiendo a la custos dei, quien sonrió complacida —Ah, así me gusta— susurró, pero seguía siendo demasiado lento para estar conforme.

Cuando hubo terminado la preparación de la sopa, las espadas de Morte estaban listas para llevar los alimentos y así no tardar una eternidad sirviendo a cada uno. Las movió con bastante rapidez, abarcando a gran parte de los aldeanos, principalmente menores y ancianos, así como al pequeño Mikaela que era atendido por Derek, pero la energía de la secondo dei empezaba a gastarse, cayendo de rodillas al suelo mientras entregaba los últimos cuencos de sopa, los cuales habían sido enviados no solo a la carpa médica, sino también a cada rincón de Chocobo, dotando de energía y calor a los trabajadores que intentaban restaurar su derruido pueblo sin descanso.

Jadeó un par de veces, desapareciendo las espadas de luz que habían cumplido con su trabajo de forma eficaz, cayendo finalmente desmayada por el agotamiento.

por **Jack T Ripping** Mar Sep 08, 2015 12:22 am

El joven vicelamirante avanzaba con aquel grupo de marines, todos a la par del vehículo, descargando aquellos recursos cada vez que encontraban a alguno de esos lugareños marcados en la lista de aquella carpeta. Cada uno recibía lo necesario, y con una sonrisa se marchaban agradecidos, a la espera de que sus casas fueran reconstruidas pronto. No había mayor satisfacción para el tritón que ver los rostros agradecidos de los aldeanos, viendo como los mismos se marchaban con cajas de abrigos, comidas, y demases, todas cosas necesarias para sacarles de la pobreza que les abarcaba. Incluso a algunos, cuyas profesiones estaban marcados en el archivo, se les entregaba los materiales necesarios para volver a ejercer su profesión tan pronto como pudiera, así evitar que los mismos quedaran sin trabajo. Poco a poco esa gente podría levantar el valle sin problemas, pues cuando ese día termine, el mismo debía estar reconstruido, pero dependería de su gente el mantener las cosas en orden.

Todo iba bien, ya una parte de esa gente había recibido lo que necesitaba, pero la carga en el vehículo se agotaba, y justo cuando el joven vicealmirante dio la orden a dos de sus cruiser que vayan por mas recursos, alguna clase de habilidad comenzó a repartir abrigos a los presentes, recibiendo todos un poco de calor, que ayudaba debido a la gran cantidad de nieve que rodeaba el lugar. Los marinos bajo las ordenes del vicealmirante se detuvieron unos momentos observando aquello que acababa de suceder, pero Jack sabía que no había tiempo a perder. -¡Vamos! ¡Les di un orden!- Alzó su vos el joven, haciendo que las marineros afirmaran y apuraran el paso directo hacia donde los otros vehículos esperaban.

Jack puso su vista en el lugar, y ordeno a los cruisers que aún estaban con él, que saquen todo lo que quedaba en el vehículo y comenzaran a repartirlo a las personas cercanas. El también tomó un caja, no muy grande, que cargó con sus brazos, cosa que le interfería un poco en su visión, evitando que pudiera ver el suelo por donde caminaba. Con cuidado, aunque con un poco de prisa, el joven tritón caminaba por la nieve llegando a una de las casas que le faltaba entregar suministros. Bajó la caja al suelo junto a la puerta, y dio tres golpes suaves a la misma, aquella casa no parecía tan destruida, lo construcción había aguantado bien y justo al momento de que le abrieran las puertas algo extraño pasó.

Casi de la nada, aquellas espadas volvieron, esta vez acercando un plato sopa, Jack observó como varias de las mismas entregaban aquella caliente comida a toda persona en los alrededores. Frente a él, ahora una pequeña familia de dos matenia la puerta abierta con sus platos de sopa en las manos. Un padre y una niña, aparentemente no de muy buen humor, aunque sus rostros se iluminaban con solo sentir el aroma de las sopas. - Soy el Vicealmirante Tercero Ripping, por orden de la ministra de Tempus estamos repartiendo suministros a cada habitante del valle, las personas encargadas de reparar las casas no tardar en llegar - Comentó Jack con una sonrisa hacia los contrarios, mientras le mostraba la caja. Una vez más, ese par mostró agradecimiento al noble, cosa que lleno su corazón de alegría, haciendo que la sonrisa no se le pudiera borrar del rostro. - Seguro ustedes tiene mucha más hambre que yo, tomen - Comentó el tritón, entregando también su plato de sopa a los presentes. De igual forma, se quitó el abrigo y lo entregó a la pequeña, que a pesar de estar abrigada, seguro aun tenia algo de frío. - No dejen que nada los venza, este valle por fin volverá a ser lo que alguna vez fue - Comentó el joven tritón, para dar la vuelta y volver a donde sus marinos.

Una vez allí, el otro par que había mandado ya regresaban con otro vehículo lleno de cargamento, Jack les dio una felicitación por su trabajo bien echo, y ordenó que llevaran el vació devuelta a donde estaba. Los hombres no reprocharon y se marcharon alegras y animados, sabiendo que estaban ayudando a la población. El vicelmirante dio la orden de que pongan aquel vehículo cargado en marcha, pues aún les faltaba entregar bastantes suministros, y brindar ayuda a muchos ciudadanos del valle.

por **Kougyoku Ren** Mar Sep 08, 2015 3:11 am

Hace rato que el chico se había quedado con la mirada perdida en mi cabello. ¿Qué le habría pasado? Me estaba comenzando a asustar. ¿Se habría quedado congelado? Pensaba el intentar mover al chico o el llamar su atención, pero antes de que pudiese hacer algo, apareció otro hombre hablándole. Aun así seguía petrificado, pero al menos ahora sabía su nombre y que era el Vicealmirante.

Cuando pensé que ya había reaccionado, este tomo mi cabello, lo cual me sorprendió. Obviamente primero di un paso hacia atrás y luego me preguntaría mentalmente porque había nombrado a sus padres. El hombre que había venido, lo llamo y pareció reaccionar esta vez, luego me pidió disculpas y se fue. Después de eso me sentí algo más tranquila, pero por otro lado un poco confusa.

Quería ayudar, pero. ¿Quien iba a necesitar agua con este frío? Si hasta podía ver el vaho que salía de mi boca. Me estaba volviendo loca de tanto pensar que es lo que podría hacer, así que pensaba si acercarme o no a una de las carpas, pero de la nada sentí como de repente algo me cubría. Como loca, mire hacia todos lados confundida. ¿De donde había salido el abrigo? Me fije mejor y vi como unas espadas transportaban abrigos que cayeron tanto en aldeanos como a otros ayudantes. Un poco más tarde paso lo mismo, pero ahora dejaban sopa.

Pensé que no me lo merecía, solo estaba ahí, sin hacer nada. Igual agradecí mentalmente a la persona que había ayudado así. No creía que fuese tan fácil hacer eso o al menos no para mi.

Resople incómoda. No tenía ganas de comer, pero tampoco quería hacer el feo después de que se tomaran la molestia. Al final, pensaba tomarme la sopa, pero sentí como algo tiraba de mi vestido y cuando voltee mi rostro hacia ese lado, vi a unos niños. —¿Q-qué qu-queréis?— Estos seguían mirándome fijamente o más bien, a mi sopa. —¿Va a comérselo todo?.— Les escuche decir a uno de ellos. Cuando supe esto, desvié la mirada y les entregue rápidamente la sopa. —N-no lo hago por vosotros, sim-simplemente ya estaba llena.— Dije nerviosa y me aleje de ellos antes de escuchar algo más.

Realmente lo había echo por ellos, pero ni yo misma sabía porque dije otra cosa. Luego de dar un par de pasos, vi a una señora que a pesar de tener otro abrigo, me acerque a esta para dejarle encima, el mio. Cuando vi su rostro de sorpresa, alegue rápidamente. —N-no lo necesito.— Volví a huir como si mi vida dependiera de ello, teniendo las mejillas rojas de los nervios. Quedándome de nuevo inmóvil cerca de las carpas.

por **Kanu Doragon** Mar Sep 08, 2015 4:34 pm

La carpa de asistencia médica se veía un poco saturada y sin organización alguna. La dragona buscó con la mirada a Kaileena, la Caduceus de Tempus, pero no la halló dentro de la carpa. LLamó entonces con un gesto de su rostro a uno de los Cruisers que estaban atendiendo en la carpa sanitaria el cual se acercó a la almirante con la toda la rapidez que podía. Una vez cerca el Cruiser y tras preguntar Kanu el paradero de la doctora, el joven marino especializado en enfermería le informó de que había tenido que salir a prestar ayuda a un grupo de jóvenes que habían venido para ayudar y extendió su brazo, señalando con el dedo indice a un joven con gafas, algo alto y con una bata blanca. No hacía falta mucho para entender que era otro Caduceus, justamente el de Chaos, según indicaba el logo de su ropa.

Se acercó directamente hacia aquel joven que aunque parecía agobiado con todo lo que le rodeaba, se veía serio y perfectamente capacitado para el trabajo que estaba realizando.
-Buenos días doctor. Mi nombre es Kanu Doragon, almirante de Tempus. Vengo a revisar que vaya todo bien en esta zona. He traído conmigo a 10 de los mejores marinos con conocimientos de medicina para que le ayude, ya que he visto que nuestra Caduceus ha tenido que salir y le ha dejado a cargo de la Carpa sanitaria.
Kanu asintió a uno de los tenientes de fragata que estaba encabezando a esos diez Cruiser y sin mas dilación, estos comenzaron a ayudar y movilizarse por toda la carpa.

La joven dragona se quitó la chaqueta y se acercó a un sillón en donde un enfermero estaba preparando todo para sacarle sangre. Mientras que se realizaba la extracción de la misma, tomó de la chaqueta, que estaba sobre sus piernas, el i phone y se dispuso para anotar y hacer el pedido de lo que hiciera falta traer.
-Doctor, mi sangre la pueden usar para quien necesite, es universal, pero además la puede utilizar para sanar heridas. -Indicó sonriendo de forma suave, preparada con el móvil en la mano. -Cuando guste puede indicarme que necesita para dar orden de que se lo traigan de inmediato.

por **Adlet Muzule** Mar Sep 08, 2015 8:48 pm

Todo sucedía como debía suceder en el Valle Chocobo, Adlet Muzule Maier el hombre mas fuerte del mundo seguía haciendo su trabajo y hasta el momento iba cumpliendo su labor, si bien es cierto nuestro Vicealmirante no quería parecer un obrero o albañil construyendo/reparando edificaciones había estado colaborando todo lo necesario y lo que su deber le exigía como vicealmirante, si bien no reparaba nada al menos el hombre mas fuerte del mundo no estorbaba y ya había salvado la vida de cuatro aldeanos, una niña entre ellas a quien había buscado un doctor, la voz del doctor llego a hacerse presente entre los constantes gritos de adlet y la búsqueda desesperada del mismo por buscar un medico que le ayudase, Adlet sonrió al saber que el medico contesto a su llamado, cosa que le alegro, Adlet no tardo en llegar a donde el medico y poner a la niña junto a el. –Muchas Gracias, perdón por las molestias- noto a los alrededores y le sorprendió ver que no habían muchos médicos en el lugar. –eres el único en servicio no?- dijo al doctor frente a el. –Si ocupas ayuda házmelo saber tratare de hacer lo que pueda- dijo adlet suspirando y dejo una pequeña flauta en las manos del doctor. –sílbala y vendre a tratar de ayudar, seguiré con mi labor- .
Dijo el hombre mas fuerte del mundo quien se retiro del lado del Medico mientras miro como se repartían sopas, adlet decidió rechazar todo lo que se le ofreció de forma que simplemente volvió al área donde ocurrían todos los derrumbes, había una casa que comenzaba a derrumbarse adlet comenzó a correr hacia donde estaban una aldeana cerca de la misma, adlet era un joven común y corriente quien se llamaba a si mismo el mas fuerte del mundo, como salvaría a alguien que sin dudas sería aplastado por un edificio, Adlet ya no tenía forma de recurrir a uno de sus trucos, podía intentar algo arriesgado pero no estaba seguro de que eso llegase a funcionar, adlet no pudo esperar mas y se aventuro a barrerse y cubrir con su cuerpo a la aldeana que sería aplastada por el derrumbe, Adlet y la aldeana fueron aterrados por los escombros del edificio que no era muy grande, adlet había sido herido por los escombros pero una parte fue absorbida por el estuche de adlet y el resto por el cuerpo del hombre mas fuerte del mundo, la chica estaba a salvo. –Tranquila…. Todo esta bien- dijo Adlet abrazando a la chica por el simple hecho de que en esa posición quedo durante el derrumbe y la movilidad de los escombros que les tenían aterrados no les dejaban moverse. –diablos- exclamo adlet sin poder moverse, los escombros lo tenían victima de la misma trampa de los mismos.

por **Karurauatsuurei** Mar Sep 08, 2015 8:54 pm

La chica de Rubinus entró después de ella y la doctora a la carpa. Se colocó delante; parecía preocupada, cosa que le atrajo la atención. Karura todavía ni le había preguntado el nombre, pero sabía que se trataba de Atenea porque Akki le había hablado anteriormente de ella. Se presentó formalmente segundos después. Llevaba debajo del abrigo un kimono que le recordaba a los que había vestido cuando vivía en Wutai. Eso le traía muchos recuerdos, algunos no muy halagüeños, de su anterior vida en el pueblo como aprendiz de un viejo shinobi.

—Puedes llamarme Karura —se permitió sonreírle a Atenea, apenas un gesto tímido.

Se escuchó el ruido de la lona al ser retirada. De reojo, vio que Akki se acercaba y arrastraba un taburete para sentarse al lado de la camilla. La doctora solo le dedicó unos segundos, pero luego se concentró en la herida. Le dijo que debía suturarla. Le pidió que se tumbase boca abajo. Karura obedeció seguidamente, apoyándose en una fina colcha sostenida por un armazón de madera carcomido. Colocó los brazos a los lados y apoyó la mejilla a un lado, mirando hacia la derecha.

Sintió el delicado tacto de la doctora por su espalda. Karura advirtió que tenía los dedos suaves, y por lo visto bastante atentos, apenas le hacía daño manipulando las dos hojas de piel que separaban la herida. Escoció un poco cuando lo lavó con una solución yodada, un poco de suero, y se dispuso a administrarle la anestesia. El primer pinchazo hizo que apretara los dientes y abriera sus ojos. Un dolor punzante le recorrió la espina dorsal hasta el cuello, y por unos momentos la dejó paralizada. El resto de administraciones fueron más amenas, hasta que llegó un momento en que no sentía nada.

La solución que le había inyectado era cuanto menos de un efecto curioso: sentía como la aguja se hundía en la carne y la doctora manipulaba sus tejidos, pero no notaba dolor. Era una sensación extraña, pero lejos de ser agradable. Akki extendió un brazo hacia ella, frotando su mejilla, y seguidamente, besarla con dulzura. Karura le devolvió una sonrisa, un tanto azorada.

—No te preocupes. Estoy acostumbrada.

Se sentía más dolida de que Akatsuki fuera testigo de su debilidad; la herida en sí no le importaba en absoluto. Después de perder la cuenta de las veces que Kaileena hundía la aguja curvada, terminó frotándose las manos con una gasa húmeda. Le puso un par de apósitos sobre la fisura cerrada y la vendó del vientre hasta justo por debajo del pliegue de sus pechos. Karura esperó no tenerla mucho tiempo puesta pues la fibra era un poco áspera e incómoda.

Al final, como si no quisiera dejarla ir, la pinchó en el brazo. Karura se giró hacia la doctora con el ceño fruncido, frotándose la zona dolorida. Luego, se volteó para ver a Akki.

—No puedo descansar ahora, todo el mundo está trabajando duro para reconstruir Chocobo y no quisiera ser menos —le confesó—. Creo que aún estoy capacitada para hacer algo.
Se levantó de la camilla, al poner los pies en el suelo un agudo latigazo azotó su espalda. Apretó los dientes y se volvió a sentar. Desvió la cabeza hacia un lado y se mordió el labio inferior, resignada. Los puntos la habían dejado peor que antes, pero supuso que mejor eso que una herida mal curada de la que podría arrepentirse toda su vida.
—Quizá después...

por **Derek Stiles** Mar Sep 08, 2015 9:44 pm

No tardó en llegar alguien más con otro niño, la sorpresa en este caso fue ese niño escondía un bebé de cinco meses entre sus brazos, envuelto en una manta. La mujer con la que había hablado antes, que había traído a Mikaela, se había marchado rápidamente cumpliendo su petición. Mágicamente llegaron boles de comida y abrigos de una manera poco convencional, pero Derek no hizo más sino coger alguno para tendérselo a los dos pequeños ayudantes que se habían cansado hace un ratito. Estuvieron callados comiendo y luego se acostaron juntos apoyados en el interior de la carpa. Derek les permitió utilizar una de las camillas porque le daba pena que durmieran en el suelo.

Una tercera sopa fue para el hermano de la bebé, pero él aún no podía comer, aunque agradecía estar más abrigado gracias a aquella mujer. La vio desfallecer se desesperaba un poco por el infante. Se levantó bruscamente para correr hacia la custos dei y llevársela al interior de la carpa. Ya que estaba falta de energía, solo necesitaba descansar tranquilamente: Le dejó uno de sus propios boles de comida para cuando abriera los ojos, además de ponerle un trapo húmedo caliente en la frente. Decir que no tenía hambre es mentir como un bellaco, pero él no está desnutrido, por lo que prefería aguantar. Como si no se hubiera presentado ya la suficiente gente (cosa que no le molestaba porque eran bastante amables, dentro de lo que cabía por las prisas), ahora aparecía la Almirante.

-Vaya, muchas gracias Lady Doragon.- Le dijo, haciendo una pausa. -La verdad es que le agradezco en el alma que traiga a sus soldados. Estoy desbordado.

Se sorprendió ante la increíble disponibilidad de la Almirante para prestar su sangre. Él le dedicó una sonrisa y asintió, estaba seguro de que le vendría bien para varias cosas. Derek le pidió un momento para pensar con claridad lo que necesitaba, ya que si pedía y se le olvidaba algo, pues no era plan. Pasaron unos minutos de recuento mental, antes de coger en brazos al bebé y enseñárselo a Kanu, casi dejándole claro que necesitaba cosas para cuidarlo. También el joven que antes le había traído a otro niño, le entregó una flauta ¡Es que no tenía alma para hablar con tanta gente a la vez! Al final iba a acabar él enfermo por saturación extrema.

-Un biberón con leche... Y bueno, luego necesito agua y algunas mantas más. No puedo utilizar las que ya tienen sangre con otras personas, por lo que necesito nuevas. Esas sí que se gastan rápido.

Si recordaba bien, del resto tenía suficiente, porque lo había traído él y vendas tenía más que suficientes para momificar a todos los presentes. Medicamentos también, así que solo requería de aquello, además de pedirle que se llevara a algunas personas que ya estaban apañadas e incluso habían comido, para liberar más camillas y seguir atendiendo junto a los Cruisers a los que seguían haciendo cola. Ellos ya de por sí iban acogiendo a los que podían mientras Derek hablaba con la Almirante y aquel enfermero le daba la sangre. Varios soldados le dijeron que hiciera una pausa para comer al menos, que ellos podían con todo y que podía relajarse para eso. Además iban a estar bajo su supervisión en todo momento, así que si algo hacían mal, solo tenía que indicarlo sin soltar su comida. A Derek le costó ceder, pero no iba a tener pausa en todo el día, así que tenía que comer en algún momento, teniendo en cuenta que gente iba a haber siempre.

por Contenido patrocinado

Christa Hellemond AdministradoraMensaje privado	Astrid Dagmar AdministradoraMensaje privado
Adam Benjamin AdministradorMensaje privado	Kougyoku Ren AdministradorMensaje privado

Aldara Sashenka NarradoraMensaje privado	Katja Duhn NarradoraMensaje Privado
Atreyu NarradorMensaje Privado	Fingon Sindar NarradorMensaje Privado
Ithel Ibner NarradorMensaje Privado	Kvothe Arliden NarradorMensaje Privado
No disponible NarradorMensaje Privado	Hikari Hiroshi NarradorMensaje Privado

Fingon Sindar
Kuro Usagi	Orion Ärud	Aldara Sashenka	Quintus Dei (Libre)

Ichinose Takumi
Isela Adramelech	Baphomet (Libre)	Libre	Adam Benjamín

SISTEMA MUNDIAL DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Territorio	225	240	110	80
Infraestructura	170	320	330	60
Vehiculos	150	150	195	250
Armamento	90	21	21	45
Soldados	80	70	70	110
Prestigio	80	50	120	120
Total:	1435	3747	1531	2085

MEJORAS MUNDIALES DE SPIRIT SOUL
Categorías	Chaos	Spatium	Tempus	Revolucionarios & Anti gobierno
Vehiculos	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0	Lvl 0
Infraestructura	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Armamento	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1	Lvl 1
Links Necesarios:	Info del sistema	Ramas de mejoras	Tierras dominadas	Contador de puntos

MEJORAS DE CHAOS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armadura reforzada. Los soldados cubren su espalda, hombros, y brazos con armaduras mágicas. (+17 puntos al dado de defensa de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Geisers de lava.Tus murallas son cubiertas por geisers de magma que queman todo lo que se acerca. (+100 hp a cada muralla al defender de una invasión)	21/8/2016

MEJORAS DE SPATIUM
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Pólvora Delux. Las armas del reino sufren una mejora total. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Se refuerzan las murallas del reino en edificios gubernamentales. (+100hp a todas las murallas al defender de una invasión )	24/8/2016

MEJORAS DE TEMPUS
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Infraestructura	1	Campo tecnológicamente alterado. Un campo electro-magnético rodea tus murallas protegiéndolas del daño enemigo. (+150 hp a todas las murallas al defender una invasión)	26/5/2016
Mejora de Armamento	1	Cañón electromagnético. Los soldados son armados con tecnología de punta. (+15 al ataque de cada soldado)	21/8/2016

MEJORAS DE REVOS & ANTI-GOBIERNO
Tipo	Nivel	Mejora	Adquirida el día
Mejora de Armamento	1	Armas cortantes (Espadas): los forjadores y herreros abdicados a la revolución son considerados los mejores entre las regiones. (+20 al dado de ataque de cada soldado)	26/5/2016
Mejora de Infraestructura	1	Diavolik Force. La manipulación con éxito de materiales para crear tus murallas, hace que la protección que esta otorga aumente considerablemente. (+120 hp a todas las murallas al defender de una invasión)	21/8/2016


Disponible	Hikari Hiroshi	Jellal Slater